Las ciencias sociales se ocupan de una gran variedad de temas y problemas:
acciones, conflictos, costumbres y necesidades. Se puede decir que toda actividad humana, con sus causas y consecuencias, es de su interés. En el caso particular de la historia, el interés se concentra en la reconstrucción de los hechos y procesos de las sociedades del pasado. Pero los historiadores no pueden conocer el pasado tal cual fue. Sólo es posible aproximarse al pasado mediante interpretaciones y reconstrucciones, teniendo en cuenta que son siempre parciales. Podemos afirmar que la verdad histórica no existe como algo único y definitivo. Lo que hay son aproximaciones, diferentes enfoques y puntos de vista. No obstante, toda interpretación histórica debe estar respaldada por alguna fuente, una serie de datos que permitan el análisis del pasado. Esto es lo que distingue a la historia de la memoria, o la ficción histórica, como la que se desarrolla en las llamadas “novelas históricas”. Ahora pues, el método de la investigación histórica se llama hermenéutica, que es el conjunto de procedimientos a través de los cuales es posible interpretar y explicar los procesos históricos. El historiador inicia su investigación con una pregunta o un problema, algo que le interesa y desea explicar. Muchas veces son temas que le preocupan en el presente y lo llevan a plantear preguntas sobre el pasado. El trabajo del historiador consiste en realizar una investigación que le permita dar respuestas a un problema histórico, a través de un conjunto de pasos ordenados y sistematizados que se denomina método de investigación. Una vez definido el problema, el historiador elabora una posible solución basada en información disponible y conocimientos previos. Esta explicación provisoria de la realidad que investiga es la hipótesis de su trabajo. En una segunda etapa, el historiador realiza la búsqueda de información: primero debe saber qué han dicho anteriormente otros historiadores, qué otras preguntas se han realizado y desde qué enfoque han estudiado el tema en cuestión; toda esta información constituye las fuentes secundarias de su investigación. El historiador también tiene que buscar fuentes primarias, que son los testimonios directos de la actividad humana, por ejemplo, un relato escrito, un monumento, una pintura, etc. Dentro de las fuentes primarias se encuentran: los documentos escritos; los restos materiales; las fuentes orales y las imágenes. Una vez reunida toda esa información, debe verificar la autenticidad de las fuentes, interpretarlas y compararlas. Luego el historiador elabora sus propias conclusiones y comprueba si su hipótesis debe ser confirmada, refutada o modificada. Finalmente debe dar a conocer los resultados obtenidos. Esto puede realizarlo mediante la publicación de un libro o en artículos de revistas especializadas, la organización de conferencias o la participación en congresos.