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La sentencia No.

T-561/93 lleva a cabo una recopilación de hechos sobre l0os cuales,


según su accionante, se están vulnerando algunos derechos fundamentales. En ese sentido, el
accionante destaca que dicha violación se puede colegir en diferentes apartados de la norma
constitucional. Es así que desde este análisis se pretende llevar a cabo una revisión de las formas
sobre las cuales el accionante atiende a las violaciones. Es decir, los eventos que, según lo
expuesto en la sentencia, atiende a violaciones a derechos fundamentales como el accionante
manifiesta. De igual manera, se prevé dentro de este análisis, una vez analizadas las posibles
violaciones a derechos fundamentales, realizar una revisión sobre la base expuesta en la corte con
respeto a ese tipo de alteraciones a la norma constitucional. Igualmente se manifiesta una
posición con respecto a la sentencia esbozada para llegar, desde los argumentos analizados, a
conjeturas y proposiciones propias en la medida en que se avanza en su estudio, y finalmente
manifestar así el acuerdo o desacuerdo con la postura de la Corte Constitucional.

Siendo así, el señor Humberto Javier Callejas Rúa por medio de su apoderado el Doctor
Reinaldo Villalba Vargas, expone los siguientes hechos.

1. El Ministerio de Defensa expide una directiva especial en la cual ordena al


Ejercito Nacional la adopción de una circular en la cual, de manera publicitaria o abierta,
se maniste a la población general la necesidad de que esta ayude al ejercito en la captura o
información de criminales o sospechosos. De esta manera, se incita de forma abierta
desde una campaña general, por medio de carteles, y vídeos, a que la ciudadanía denuncie
y aporte cualquier información sobre el paradero de algunos de los criminales y presuntos
delincuentes.
2. En uno de estos carteles, se puede evidencia la utilización del nombre del
señor Humberto Callejas Rúa junto a una foto suya en la cual se hace saber a la
ciudadanía la calidad de delincuente de manera abierta y pública.

Ahora bien, sobre estos hechos, a priori, se puede entender que se podría violentar
algunos derechos para con las personas que aparecen dentro del cartel sea por la utilización de su
imagen, nombre y los eventos sobre los cuales de está formulando este pasquín. En tal sentido, el
Doctor Reinaldo Villalba expone una serie de violaciones a derecho fundamentales, de tal forma
que manifiesta, en ese orden, que:
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En primer lugar, hay una vulneración a el preámbulo de la carta política cuando se hace
uso de este tipo de imágenes en razón que, en lugar de facilitar una convivencia pacífica, como
bien dispone el entramado constitucional, se está llevando a una generación y odio y disgregación
social, al poner de manera directa estos nombres bajo la mirada de la sociedad en general
manifestado su peligrosidad. Es así que, a lo que el Dr. Villalba quiere llegar, es a la conclusión
de que este tipo de formas de promover la captura desde la ciudadanía, más que ayudar en el
proceso y búsqueda de la justicia, genera odio y señalamientos que, posiblemente puedan tornarse
infundados.

Arguye el demandante que también hay una vulneración al derecho a la vida por cuanto se
está vulnerando una protección a la integridad del afectado y accionante. Esta vulneración se
despliega en función de que, aunque el accionante se encuentre bajo detención preventiva y con
medidas de aseguramiento, esto no disminuye el hecho de que, una vez el mismo pueda retornar a
la libertad y aclararse su situación, el mismo ya habría sido referido públicamente ante toda la
comunidad y personas que hayan visto el cartel. Por tanto, ante el odio que esto puede generar, se
podría generar una afectación a la vida por cuanto el grado de peligrosidad en la que se pone al
individuo.

El derecho al buen trato, consignado en el art. 13 de CP, se ve vulnerando, según la


exposición del Dr. Villalba, en cuanto existe desde esta una cosificación del ser. El apoderado
sostiene este argumento en que se está poniendo al sujeto un precio sobre el cual las personas
pueden verse incoadas a llevar información del mismo sobre un valor designado, dejando de lado
la posibilidad de entenderse al mismo como un sujeto y un ser con derechos, y no como una cosa
de determinado valor. El Dr. Villalba argumenta así que “Los anuncios de recompensa muestran
la mercancía que se quiere comprar. Los volantes del ejército muestran la mercancía comprada”
designando de esta manera el proceder mercantil que sobre el individuo se gesta y despliega.

Sobre la igualdad ante la ley, el Dr. Villalba enuncia que

Los avisos o anuncios publicitarios de las recompensas y la elaboración y distribución de los "
volantes" por parte del ejército desvaloran la persona, colocándola en posición desventajosa frente
a la ley, porque la discrimina, la priva de la protección que las autoridades deben brindarle y le
restan posibilidades de una adecuada defensa en los procesos penales que enfrenta (Sentencia No.
T-561/93).

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Bajo este entendido, se puede preceptuar que existe una desvaloración del sujeto
por cuanto ante la ley, se ha levado a cabo un prejuicio ante la ciudadanía y la misma
administración de justicia. Esto podría., desde ese entendido, generar un desconocimiento y
alteridad en la decisión del caso por cuanto se pone de precedente un aviso de criminalidad. No
obstante, e preciso señalar en este sentido, por parte del apoderado se argumenta que existe una
posición desventajosa y después agrega que esta situación genera una privación de la protección
que las autoridades deben brindarle, pese a que el argumento no está suficientemente soportado.

EN general, por todos los demás derechos que el apoderado menciona dentro de su
exposición y argumentos, se puede prever que el principal leit motiv sobre el cual versan los
derechos que presuntamente se están violando, recaen sobre una posible malversación de la
imagen del sujeto accionante y una, al parecer, puesta en desventaja y situación gravosa sobre los
hechos que se relatan o conmina dentro del cartel. Siendo así, lo que se pretende desde la acción
de tutela es:

1. Ordenar al Ejército Nacional suspender de manera definitiva e inmediata la elaboración y


circulación de los volantes a los que se refiere la acción de tutela. 2. Conminar a Inravisión para
que hacia el futuro se abstenga de publicar los anuncios donde se ofrezca el pago de recompensas.
3. Conminar a los diarios El Tiempo y El Espectador para que en el futuro se abstengan de
publicar o reproducir anuncios que vulneren los derechos fundamentales señalados (Sentencia No.
T-561/93).

Es posible prever desde esta formulación por parte del accionante, que se pretende
generar un estado de igualdad en derechos frente a el caso concreto que está adelantando en
fusión del accionante, por cuanto se vulneran los derechos manifestados y otros que suponen, de
igual manera, una relevancia para el análisis, pero que, como se planteo con anterioridad, los
mismos puede recogerse dentro de una estructura general que pretende garantías procesales y de
justicia frente al sujeto en cuestión. De igual manera, se colige la necesidad del respeto por la
imagen del accionante, su nombre y honra.

Ahora, con respecto a los hechos y los motivos expuestos por el accionante en cabeza de
su apoderado, la Corte observa lo que se estimo en segunda instancia con respecto a las
declaraciones y motivaciones que llevaron al tribunal a dar el amparo al accionante. Sin embargo,
frente a eso, la Corte se manifiesta y expresa de tal manera que:

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En primer lugar, en lo correspondiente a la afectación sobre el preámbulo de Carta


Política, se observa que “la protección de las personas residentes en Colombia, y el asegurar el
cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares” es prevalente en este. Por
tanto, el artículo 22 de CP también afirma que “La paz es un derecho y un deber de obligatorio
cumplimiento” y supedita así al Estado a proteger estos derechos y mantener la paz y la seguridad
dentro del Estado. Por ello, se entiende sobre estos argumentos que no existe la afectación al
preámbulo y que, por consiguiente, lo que se pretende es mantener el orden y la seguridad dentro
de una convivencia en paz, con armonía social. Arguye así la Corte que:

Si, como se ha dicho, uno de los fines esenciales del Estado es "asegurar la convivencia pacífica y
la vigencia de un orden justo", y si el derecho objetivo exige que el mismo Estado sea el único
depositario de la fuerza, es necesario analizar lo relativo a las organizaciones criminales que
permanentemente desafían la acción del Estado, fenómeno que se ha generalizado en los últimos
años.

Sobre este manifiesto de la Corte, se entiende que, siendo el Estado el depositario del uso
de la fuerza, se prevé que el mismo utilice mecanismo que puedan facultar y garantizar esa
protección dentro del proceder de convivencia pacífica. Sobre ese entendido, debe el Estado
garantizar la protección de las personas y el Estado mismo de derecho, y para ello, usar
mecanismos y herramientas que le permitan llegar a garantizar ese tipo de bienestar general.
Sobre ese factor, la Corte argumenta que: “Por esto, la Constitución prevé el empleo de diversos
medios para alcanzar la paz, en beneficio de la comunidad, y, en ultimas, de la persona. Pues no
es lógico que se prive al Estado de la posibilidad de cumplir este fin esencial” por lo que se está
haciendo uso de elementos que puedan dar esa posibilidad de armonía social y paz. Ahora bien,
como también menciona la Corte, es bastante regular que grupos al margen de la ley y bandas
criminales hagan acciones delictivas por las cuales el Estado debe intentar mantener el orden y
utilizar su herramienta punitiva.

Así pues, el art. 95 CP manifiesta entre otras, que es deber del ciudadano "Respetar y
apoyar las autoridades democráticas legítimamente constituidas", "propender al logro y
mantenimiento de la paz", y "colaborar al buen funcionamiento de la administración de justicia" y
que, por ello, no necesariamente se deba creer que existe una intención desinteresada. De hecho,
se puede comprender desde este entendido que el pago por este tipo de información puede
tomarse como una retribución al riesgo que los ciudadanos están enfrentando por denunciar a

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estos presuntos delincuentes. Es así que, bajo es lógica, no se puede comprender que el Estado
cosifique al ser por poner un valor en función de la información y gravedad del delito que el
ciudadano denuncia. Con ello, en cambio, se invita de manera más directa a que la ciudadanía
apoye el proceso en manos del Estado de generar un espacio de convivencia pacífica y en
armonía con la captura de estos agentes delictivos.

Un factor álgido en medio de la discusión y el debate que despliega la Corte, se enlaza


con el hecho de valorar la presunción de inocencia y el derecho a un trato justo. Sobre este
aspecto, se predispone que si bien no hay vulneración efectiva sobre este derecho, al ser el mismo
un proceso sobre el cual se pretende capturar o judicializar al sujeto o agente tipificado, el mismo
debe tener en cuenta la diferencia entre presunto y delincuente, haciendo así una aclaración sobre
las precisiones que se deben acatar en cuanto a la manifestación de este tipo de publicidad, sin
privar al Estado de proteger y garantizar una convivencia pacífica y orden bajo su mano punitiva
y coercitiva. Sobre esta consideración, la Corte acota que:

En el futuro, cuando se hagan publicaciones semejantes a éstas, habrá que advertir si se trata de
delincuentes PRESUNTOS O CONVICTOS. Esto, en guarda de la presunción de inocencia. De
otra parte, si una persona en relación con cuya captura se ofreció recompensa pública, o de cuya
aprehensión se informó en forma semejante a la descrita en este proceso, es declarada inocente en
providencia firme, dictada por juez competente, y no tiene más cuentas pendientes con la justicia,
su nombre y su imagen no podrán ser utilizados en publicaciones como la que dio origen a esta
tutela.

Deja claro de esta manera que no se violenta el derecho la presunción de inocencia y que
se debe, en todo caso, realizar la aclaración sobre su situación jurídica. Bajo este análisis se puede
entender que el accionante desarrolla una serie de argumentos que se fundamentan en relación a
ajustes de los mismos sobre la Carta Política. Es así que se presentan como sofismas que, en
relación y atención directa a la normativa y el debido análisis, pueden verse amañadas. Por tanto,
si bien la argumentación del accionante puede resultar coherente en cuanto a las afectaciones que
manifiesta, estas no se coligen en sí dentro de vulneraciones reales y las mismas se ajustan a
derecho con las garantías que ofrece el Estado y su fin esencial dentro de la Carta Política. Bajo
esa consideración, se puede establecer un argumento solido que permite, desde este análisis
individual, estar a favor de la providencia de la Corte. Por tanto, es factible dentro de este análisis

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resaltar la importancia de la interpretación y atención dentro de la norma con los hechos que se
manifiesten, alejándose de la alteridad de los mismos sobre ajustes y sofismas.

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