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Evaluación e Intervención en Crisis Retos para Los
Evaluación e Intervención en Crisis Retos para Los
ISSN: 1794-3841
revistahallazgos@usantotomas.edu.co
Universidad Santo Tomás
Colombia
R
Recibido: 2 de junio de 2011 Una crisis se caracteriza por una falla temporal en los recursos
Evaluado: 10 de julio de 2011
Aceptado: 29 de julio de 2011 habituales de afrontamiento de una situación especí ca. El ries-
go de efectos adversos se incrementa en caso de no recibir una
atención de primeros auxilios psicológicos que minimice la pro-
babilidad de daño y maximice las oportunidades de cambio. Por
ello, es necesario disponer de un esquema de nido de atención
en crisis, de manera que quienes asumen su manejo cuenten con
una orientación e caz basada en un soporte teórico y empírico.
P
Crisis, primeros auxilios psicológicos, intervención en crisis, Te-
rapia de Aceptación y Compromiso, contexto universitario
* Investigadoras de la Facultad de Psicología de la Universidad Santo Tomás. Grupo de Investigación “Psicología, Salud y Calidad de Vida”, Línea de
Investigación: Bienestar, Cultura y Desarrollo.
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Crisis assessment and intervention: challenges for
higher education contexts
María Isabel Rendón, Jessica Agudelo
A
A crisis is characterized by a temporary failure in the usual Recibido: 2 de junio de 2011
Evaluado: 10 de julio de 2011
coping resources to deal with a di cult situation. The risk of Aceptado: 29 de julio de 2011
adverse e ects increase if the individual does not receive psy-
chological rst aid to minimize the likelihood of damage and
maximize the opportunities for change. For these reasons, it is
necessary to provide a well-de ned guideline based on theo-
retical and empirical evidence for the sta in charge of crisis
situations.
Kw
Crisis, psychological rst aid, crisis intervention, Acceptance
and Commitment Therapy, higher education context
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María Isabel Rendón, Jessica Agudelo
Por otra parte, Slaikeu (1996), retomando el Premisa 2: la comprensión del impacto debe
trabajo inicial de Erikson (1973), propone tener en cuenta el efecto recíproco que ocu-
dividir las crisis en dos tipos. Por un lado, rre entre individuos y sistemas afectados
crisis circunstanciales, que se caracterizan por el evento. Este efecto implica, a su vez,
por surgir de eventos inesperados; por el la interacción entre las relaciones prima-
otro, crisis del desarrollo, relacionadas con rias (directas) y secundarias (mediadas por
el cambio de una etapa de vida a otra. En algún componente) y el grado de cambio
el primer caso, la crisis es repentina y tiene disparado por el evento. Independiente-
una cualidad de urgencia. Una respuesta de mente de su naturaleza, si las relaciones son
crisis en estas circunstancias puede incluir de soporte, el impacto puede reducirse; si
manifestaciones de estrés postraumático, son obstructivas, éste aumenta. El grado de
tales como re-experimentación, hiperactiva- cambio tiene que ver con la interrupción
ción, evitación, ansiedad, ira y aturdimien- causada en el funcionamiento a corto y a
to (Brown y Rainer, 2006; Stapleton, Lating, largo plazo.
Kirkhart y Everly, 2006). En el segundo caso,
el individuo se estanca o progresa como Premisa 3: el tiempo in uye directamente en
persona, desde los estadios tempranos de el impacto. Los dos elementos a considerar
con anza-descon anza hasta el último es- son: la cantidad de tiempo que ha pasado
tadio en el que re exiona sobre sus contri- desde el evento y las ocasiones especiales,
buciones propias al mundo (Erikson, 1973). tales como aniversarios, cumpleaños, etc.
En este sentido, se considera que el tiempo
Para comprender la naturaleza, impacto y es una variable moderadora del impacto
desarrollo de la crisis se han propuesto al- (Myer y Moore, 2006).
gunos modelos teóricos. Uno de ellos es el
de Myer y Moore (2006), quienes sostienen ¿Q ú
que es necesario incorporar una visión con- ?
textual en la comprensión de la crisis. For-
mulan así la Teoría de la Crisis en Contexto En consonancia con estas de niciones de
(TCC), que provee una perspectiva ecológi- crisis se han planteado unas tareas a cum-
ca para comprender la situación global, sin plir en las fases de evaluación e interven-
ignorar la importancia del individuo. ción. Si bien es cierto que en la práctica am-
bas fases no están claramente separadas, es
La perspectiva de la TCC plantea que el necesario presentarlas de esta manera, a n
efecto de la crisis supone una interacción de exponer organizadamente sus caracte-
entre individuo, sistema, comunidad y par- rísticas. Así, en este apartado se hará énfa-
ticipantes, lo que se puede comprender me- sis en la evaluación, incluyendo el suicidio;
diante tres premisas básicas: y en el siguiente se pondrá el acento en la
intervención.
Premisa 1: el impacto de la crisis en los in-
dividuos y en los sistemas relacionados de- Como se evidenció en el apartado anterior,
pende de la proximidad física y de la per- durante la crisis fallan las estrategias de
cepción de signi cado atribuido al evento. afrontamiento del individuo, motivo por
el cual la ayuda externa puede ser crucial,
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pues éste se halla en un estado de vulnera- Prioridad 4: no hay ningún pensamiento por
bilidad y sugestionabilidad (Slaikeu, 1996). dañar a otros o a sí mismo, como tampoco
hay síntomas psiquiátricos y crisis situacio-
Desde esta lógica, resulta esencial determi- nales (véase Dykeman, 2005).
nar con precisión y agilidad el tipo de ayu-
da que se requiere. Se debe llevar a cabo una En esta misma línea, el modelo ACT de
evaluación concienzuda que minimice la Dykeman (2005) se compone de tres grupos
adivinación, reduzca la confusión, permita de tareas para el abordaje de situaciones de
organizar la información, provea una base crisis: a) evaluación de necesidades inme-
para diseñar planes de acción, disminuya diatas y amenazas a la seguridad pública, al
la ansiedad del clínico y permita obtener igual que identi cación y contacto con indi-
un panorama de factores protectores y del viduos ambivalentes respecto a la necesidad
nivel de funcionamiento global (Dykeman, de buscar ayuda; b) contacto con grupos de
2005; Paladino y Barrio-Minton, 2008). soporte y servicios de asistencia, además
de acompañamiento para el despliegue de
Comúnmente, la evaluación en casos de cri- estrategias adaptativas de afrontamiento; c)
sis implica un proceso de toma de decisio- indagación sobre reacciones traumáticas al
nes inmediatas, con el n de determinar la evento, con el n de minimizar secuelas a
letalidad y remitir al individuo –o no hacer- mediano y largo plazo.
lo en absoluto– a hospitalización de emer-
gencia, consulta externa, grupo de soporte La evaluación debe proveer información a
o agencia de servicio social (Liese, 1995). los clínicos para contactar al individuo en
En cualquier caso, el objetivo es establecer el lugar donde se encuentra, identi car los
prioridades con base en un criterio sólido. factores precipitantes de la crisis que man-
Se puede establecer, entonces, uno de los si- tienen la desorganización y el sufrimiento,
guientes cuatro niveles de prioridad: evaluar el riesgo para el individuo mismo
o para otros (ideación y/o gestos suicidas
Prioridad 1: peticiones de asistencia inme- y homicidas, por ejemplo), determinar la
diata por parte de la policía y de los servi- aproximación más efectiva en el momen-
cios de emergencia, intentos de suicidio en to (hospitalización, medicación, primeros
progreso, homicidas o suicidas con los me- auxilios psicológicos, etc.), identi car los
dios disponibles, individuos guiados por recursos necesarios para resolver la situa-
alucinaciones o violentos. ción, estabilizar el funcionamiento, facili-
tar un cambio constructivo y evaluar el rol,
Prioridad 2: individuos capaces de procurar- disponibilidad y funcionalidad de las redes
se seguridad y con un soporte con able y de soporte (Myer y Conte, 2006; Roberts y
disponible, aunque pueden estar alucinan- Oens, 2005; Slaikeu, 1996).
do, delirando o ser incapaces de satisfacer
sus necesidades básicas. Ho (2001), por su parte, divide estas tareas
en dos niveles de evaluación. El primero de
Prioridad 3: individuos con ideación suicida ellos puede ser llevado a cabo por cualquier
fugaz (pero sin un plan viable), depresión persona que se encuentre en la situación y
mayor o desórdenes del estado de ánimo. está orientado hacia la identi cación de la
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El segundo nivel implica un abordaje por En el mismo orden de ideas, Myer y Conte
parte de personal cali cado y está orientado (2006) proponen su Triage Assessment System
hacia la identi cación de los orígenes de la (TAS), en el cual se asume que las reaccio-
crisis (eventos amenazantes que se presen- nes a los eventos provocadores de crisis se
taron y su naturaleza situacional o transicio- pueden apreciar en los dominios afectivo,
nal), su desarrollo (fase inicial, aguda o de conductual y cognitivo. De esta manera, el
resolución), manifestaciones (interpretación TAS funciona como una guía para la iden-
de los eventos amenazantes, estrategias de ti cación de interacciones complejas entre
afrontamiento desplegadas, expresión en los tres dominios. Se considera que las re-
los dominios emocional, afectivo, cognitivo, acciones afectivas pueden ser ira-hostilidad,
comportamental y biofísico) y característi- ansiedad-miedo, tristeza-melancolía, y que
cas del medio (condiciones ambientales y la expresión de estos sentimientos puede
socioculturales). En la misma línea, Roberts variar, partiendo de ser prácticamente im-
(2000, 2005) propone evaluar la letalidad, es- perceptibles, hasta llegar a ser extremada-
tablecer rapport, identi car los precipitantes mente severos.
de la crisis, manejar emociones y sentimien-
tos, generar y explorar alternativas e imple- Las reacciones conductuales, por su par-
mentar y monitorear un plan de acción. te, suelen ser de inmovilidad, evitación o
aproximación. La inmovilidad se de ne
Una estrategia de valoración ampliamen- como “estar paralizado o incapaz de sos-
te reportada en la literatura es el enfoque tener cualquier intento consistente para re-
multimodal BASIC ID de Lazarus (1976, solver la crisis”. La evitación es “un intento
1992), en el cual se evalúan sistemática- activo por escapar o eludir los problemas
mente comportamientos (funcionamiento asociados con la crisis”. La aproximación
general, excesos, carencias, fortalezas, debi- se de ne como “intentos activos por resol-
lidades), respuestas afectivas (sentimientos ver los problemas resultantes de la crisis”
y emociones sobre la situación y la vida en (Myer y Conte, 2006: 960).
general), sensaciones, imágenes y cognicio-
nes (sobre el pasado, el presente y el futu- Por último, las reacciones en el dominio
ro), relaciones interpersonales (cantidad y cognitivo pueden clasi carse en transgre-
calidad de relaciones sociales) e in uencias sión, amenaza o pérdida. La transgresión
biológicas, además de los factores especí - se de ne como “ofensa degradante contra
cos de riesgo suicida. mí o contra los míos” (Lazarus, 1992: 26). La
amenaza es “potencial, algo que ocurrirá en
Según este esquema, la evaluación implica el futuro […] una catástrofe” (Myer y Conte,
también la valoración de los soportes y es- 2006: 960). La percepción de pérdida “im-
tresores ambientales, las necesidades médi- plica que ocurrió en el pasado y es irrevoca-
cas y fármacos que esté tomando el indivi- ble” (Myer y Conte, 2006: 960).
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Bonynge y Thurber (2010), por su parte cionado, autoin igido y deliberado, cuyo
recomiendan considerar si la crisis es agu- resultado es la muerte (OMS, 2010).
da, para lo cual proponen la indagación
en aspectos como la existencia de un plan A través de dicho acto el individuo espera
para lesionarse, la letalidad del mismo, la lograr cambios, aunque la intención puede
historia de intentos previos, la presencia de ser vaga o ambigua, es decir, no siempre la
impulsividad y/o alucinaciones, la histo- persona quiere morir, sino que puede que-
ria de agresión, los planes para agredir, el rer, más bien, dejar de ser consciente (OMS,
temperamento, la desesperanza, los signos 2006).
vegetativos, la motivación, la capacidad de
razonamiento, la orientación, el contenido La Organización Mundial de la Salud (2010)
del pensamiento, la anhedonia, la toma de considera que el comportamiento suicida
decisiones, la historia de intervenciones incluye tanto la ideación como las tentati-
terapéuticas previas, el funcionamiento vas. Agrega que usualmente se da un desa-
en distintos dominios, el funcionamiento rrollo desde los pensamientos de realizarlo,
de la red de soporte y la disposición para hasta la tentativa de consumar el suicidio.
responder preguntas y participar en el Esta última implica acciones para amena-
tratamiento. zar la propia vida o dar esa apariencia y,
en este sentido, constituye una petición de
ayuda, ya que el individuo quiere provocar
El caso del suicidio
cambios que hagan su vida más soportable
Uno de los desafíos más comunes durante (OMS, 2006).
la evaluación e intervención en crisis es el
En general, se considera intento de suicidio
suicidio. Este fenómeno se considera como
el acto que el individuo realiza en forma
el producto de una desesperanza profunda
voluntaria para hacerse daño y buscar la
en una situación existencial percibida como
muerte (Gómez et ál., 2002). A medida que
irremediable y acompañada por una altera-
la ideación progresa, el individuo puede
ción en los mecanismos usuales de afronta-
pasar de hablar o actuar en forma simbóli-
miento y en los patrones de pensamiento,
ca, a crear y ejecutar un plan. El grado en el
razón por la cual el individuo se muestra
que una persona experimenta ideación sui-
incapaz de solucionar problemas (Barón,
cida se categoriza en niveles de letalidad.
2000; Paladino y Barrio-Minton, 2008).
En teoría, el nivel de letalidad se incrementa
Se trata de un acto intencional en el cual signi cativamente a medida que los planes
la persona planea y ejecuta una autolesión suicidas se tornan más especí cos, los me-
fatal (Dubugras, 2007), al ser incapaz de dios se vuelven más accesibles, se deteriora
dominar una situación percibida como in- el soporte social y el individuo muestra una
soportable y al estar convencida de que no historia de intentos; aunque no necesaria-
existe salida. La conducta suicida se de ne mente existe una relación lineal y causal en-
entonces como “todo comportamiento de tre la ideación suicida y el intento (Paladino
autoagresión con intencionalidad y conoci- y Barrio-Minton, 2008).
miento de lo que se realiza” (García et ál.,
En cuanto a la ideación y el comportamiento
2007: 611), es decir, implica un acto inten-
suicida, sus causas se han reportado desde
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considerar, y caracteriza el estado de ánimo para llevar a cabo el plan; acción que debe
de los suicidas en términos de ambivalen- realizar hasta que la persona haya recibido
cia, impulsividad (tendencia de acción tem- evaluación y tratamiento completos.
poral y como reacción a eventos negativos
puntuales) y rigidez (falta de exibilidad En conjunto, la información anterior ayuda
que di culta identi car alternativas). a determinar si se debe actuar inmediata-
mente o no para garantizar la seguridad.
La evaluación del riesgo suicida implica De manera simultánea, es importante eva-
una constante disposición del clínico para luar las fortalezas y las razones para vivir
indagar persistentemente sobre la ideación o no hacer daño (Paladino y Barrio-Minton,
y sentimientos asociados, con el n de no 2008). Además de evaluar el riesgo de suici-
pasar por alto comunicaciones indirectas dio se debe evaluar el riesgo de homicidio
del individuo (Joiner et ál., 2007). Evaluar la o de comportamiento violento en general,
letalidad implica, antes que todo, determi- dirigido a sí mismo o a otros (Kulic, 2005).
nar si el individuo ha puesto en marcha un
plan suicida. Si no es así, se debe evaluar el ¿C
potencial para causarse daño o si ha mostra- ?
do signos de alarma (OMS, 2010; Paladino y
Barrio-Minton, 2008). Una crisis puede representar al mismo tiem-
po un peligro y una oportunidad (Slaikeu,
En esta fase es pertinente preguntar direc- 1996). De ahí que la intervención pueda o fa-
tamente por pensamientos y sentimientos vorecer el funcionamiento o poner al indivi-
suicidas, con el n de instigar la charla so- duo en riesgo de resultados adversos. Dada
bre la ideación, recoger información acerca esta doble posibilidad, diferentes autores se
de la naturaleza y grado de desarrollo de la han preocupado por desarrollar estrategias
misma, estimar la fortaleza de la idea de in- estructuradas para la toma de decisiones en
igirse un daño mortal, valorar la letalidad situaciones de crisis, con el n de eliminar
del plan, preguntar por el historial suicida o controlar los riesgos inherentes a la des-
y tomar en consideración factores de riesgo estabilización temporal del individuo, por
y protección (OMS, 2010; Paladino y Barrio- ejemplo Kulic (2005) y Leenaars (1994).
Minton, 2008).
La intervención en crisis, además, debe te-
El componente nal de la evaluación inclu- ner en cuenta las diferencias individuales en
ye la valoración de la intención de llevar los estilos de afrontamiento, de manera que
a cabo el plan. Esto se puede evaluar con las estrategias de intervención se adapten a
preguntas sobre el resultado percibido (del las particularidades de cada caso (Slaikeu,
tipo “¿qué esperarías que pasara si…?”) 1996). En términos generales, las metas de
y sobre el grado declarado o percibido de la intervención son ayudar al individuo a
compromiso con el plan suicida (ejemplo: transformar su nivel de afrontamiento, inte-
“¿piensas hacerlo hoy?”). Según Paladino y grar la crisis de manera funcional en su vida
Barrio-Minton (2008), el entrevistador debe (Slaikeu, 1996) y promover un cambio que
trabajar en la construcción de una alianza disminuya la posibilidad de comportamien-
fuerte que vele por la seguridad del indivi- to suicida en el futuro (Sawicki, 1988). Todo
duo, pidiéndole que le entregue los medios esto puede implicar que el clínico tome
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atraviesa el individuo, a quien ha de acom- no obtenerse, mientras que los segundos, si-
pañársele en el proceso de vivir acorde con guiendo a Wilson y Luciano, son
sus valores.
direcciones vitales globales, elegidas,
deseadas y construidas verbalmente
Esta forma de entender el papel que des-
[…] los valores no pueden ser conse-
empeña el clínico impone la necesidad de guidos como un objeto. La calidad de
examinar en detalle las contingencias socia- vida, la realización personal o el desa-
les en las cuales han surgido y se mantienen rrollo de una relación de compromiso e
las propias experiencias. De igual manera intimidad nunca se completan del todo
y perfectamente, no son tareas que se
implica aceptar que tanto los eventos pri- acaben en algún momento, que termi-
vados como las reacciones ante ellos son nen, sino que siempre se podrá tener
construcciones sociales que tienen sentido una mejor calidad de vida, crecer profe-
únicamente en el sistema verbal en el que sionalmente o enriquecer una relación.
Los valores no tienen n, están siempre
un individuo ha sido socializado.
presentes como horizonte y por eso son
útiles: están siempre disponibles para
Como se ha venido mostrando, la tarea dar un sentido al comportamiento,
del clínico es acompañar al individuo en impregnar las acciones de dirección y
el proceso de vivir acorde con sus valores. propósito, aportar vitalidad a la con-
ducta momento a momento (2002).
Cualquier abordaje de estos implica una
comprensión de los procesos psicológicos
Así, los valores implican exibilidad psico-
involucrados en su construcción y en la
lógica, son elecciones que se instauran pro-
historia a partir de la cual se han creado,
gresivamente en el comportamiento, se ma-
es decir, un análisis funcional que permita
terializan en metas concretas que se pueden
comprenderlos como un fenómeno conduc-
o no alcanzar y que requieren acciones es-
tual que se da en el plano del lenguaje en un
pecí cas para avanzar en dirección a ellas.
contexto actual e histórico particular (Lei-
Dicho de otro modo, valorar es actuar, es
gland, 2005; Páez et ál., 2006).
un modo de comportamiento que hace más
probable otro tipo de conductas, tales como
Los humanos guiamos nuestra conducta no
la acción comprometida cuando hay di -
sólo por las consecuencias naturales direc-
cultades y las consecuencias deseadas son
tamente experimentadas, sino también por
remotas o sutiles (Páez et ál., 2006).
las consecuencias verbalmente construidas
como valores (Páez et ál. 2006). En la pers-
Desde esta perspectiva, la clari cación de
pectiva de ACT se considera que los valo-
valores en cualquier proceso terapéutico
res están circunscritos a la vida y situación
resulta fundamental en tanto se relaciona
particular de cada individuo, por lo cual no
directamente con el cambio comportamen-
necesariamente tienen un carácter univer-
tal. La anterior clari cación supone un aná-
sal, aunque sí lo sea el proceso que los cons-
lisis del lenguaje en el sentido de examinar
truye: el lenguaje.
la forma en que el individuo construye los
valores en su historia de socialización, así
En este proceso es importante diferenciar
como la creación de un contexto socio-ver-
las metas de los valores. Las primeras son
bal en el que se estructuren unos nuevos o
eventos especí cos deseados que pueden o
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se compartan los existentes. También impli- veen el criterio para que consultante y tera-
ca, en último término, una historia conduc- peuta juzguen si la forma en que el primero
tual compartida que sólo es posible en el se comporta verbalmente es “verdadera”.
contexto de una alianza en la cual terapeuta De este modo, lo que diga será verdadero
e individuo se posicionen como pares, pero en la medida en que pueda vivir de forma
también reconozcan que las construcciones acorde con sus valores y no en función de
de dicha matriz no son prescripciones y que la evitación del malestar (Páez et ál., 2006).
en aras de una vida valiosa es posible elegir
unas metas diferentes a la eliminación del Por consiguiente, las tareas del terapeuta
malestar a toda costa (cfr. Leigland, 2005) ACT son mostrar a la persona los bene cios
de abrirse al malestar inherente, de actuar
Es así como la intervención constituye un en dirección hacia lo que importa (Páez et
contexto que construye una nueva historia ál., 2006); de igual manera, acompañar en el
de aprendizaje mediado socialmente por el proceso de descubrir que es una ganancia
terapeuta, quien a través de diferentes téc- la habilidad de entrar en contacto con pen-
nicas crea las condiciones para la derivación samientos y sentimientos indeseables y, al
de nuevas relaciones en función de las cua- mismo tiempo, de actuar en función de lo
les se gane exibilidad en el comportamien- que valora, en tanto posibilita un comporta-
to, en lugar de restringirlo a los intentos de miento exible (Biglan et ál., 2008).
control del malestar.
Para lograr estos objetivos, en ACT se em-
Ahora bien, en ACT todo el proceso terapéu- plea un conjunto de metáforas y ejercicios
tico parte del supuesto de que el problema experienciales orientados a promover la
del individuo no es que tenga ciertos pensa- “liberación” del control rígido de las reglas
mientos o sentimientos que se valoran nega- verbales que causan di cultades (Biglan et
tivamente, sino justamente el modo en que la ál., 2008). Los procesos psicológicos aborda-
persona reacciona ante esos eventos privados. dos en ACT, además de la construcción de
Además, se asume que estos no causan otros valores, son:
comportamientos, sino que constituyen, jun-
to con la acción pública, el comportamiento Aceptación: conciencia activa de los eventos
del organismo como un todo en un contexto privados, sin intentar cambiar su frecuencia
especí co (Páez et ál., 2006). No se trata de o forma (Hayes y Biglan, 2008). No es un n
“reestructurar” al individuo para que vea en sí misma; se trata de soltar el control para
las cosas de otra manera (probablemente la que sea posible responder de manera más
manera en que el terapeuta cree que debería exible a la experiencia en curso (Biglan et
ser o que considera más racional); tampoco se ál., 2008).
trata de contradecir o demostrar al individuo
cuál es “la verdad” sobre los problemas. Defusión cognitiva: alteración de las funciones
indeseables de los eventos privados, como
En este orden de ideas, el terapeuta ACT no también alteración de su forma, frecuencia o
considera que la verdad sea una correspon- sensibilidad situacional (Biglan et ál., 2008).
dencia entre la forma de hablar y los even- Implica cambiar el modo en que la persona
tos. Se trata, más bien, del cumplimiento de interactúa o se relaciona con tales eventos,
nes deseados, y son los valores los que pro- mediante la creación de contextos en los
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cuales estas funciones inútiles se disminu- comparte los desafíos que pueda tener cual-
yen. Esto deriva en un apego debilitado a los quier servicio de este tipo en otros ámbitos.
eventos privados (Hayes y Biglan, 2008). No obstante, las características de los jóve-
nes universitarios y la forma y circunstan-
Estar presente: contacto continuo y no evalua- cias en que usualmente se prestan estos ser-
tivo con los eventos tal como van ocurrien- vicios en la universidad ameritan realizar
do, con la meta de experimentar el mundo una serie de consideraciones que si bien son
directamente. Para ello se emplea el lenguaje aplicables a la crisis en general, adquieren
únicamente para notar y describir los even- matices particulares cuando se trata del di-
tos, no para predecirlos y juzgarlos (Hayes y seño e implementación de servicios de bien-
Biglan, 2008). Así, se fomenta activamente el estar universitario.
sentido del Yo como proceso, esto es, la des-
cripción desapegada y no evaluativa de los En primer lugar, es importante plantearse
eventos privados (Biglan et ál., 2008). la responsabilidad ética de quienes entran
en contacto con estudiantes en crisis. La
Yo como contexto: perspectiva del hablante literatura ha mostrado que los individuos
que se convierte en un contexto para cono- en crisis son susceptibles a la sugestión, lo
cer verbalmente, haciendo posible la con- cual justi ca la necesidad de implementar
ciencia o discriminación del ujo de la pro- una intervención fundamentada conceptual
pia experiencia, sin apegarse a ella (Biglan y empíricamente, que sea e caz y prevenga
et ál., 2008; Hayes y Biglan, 2008). resultados iatrogénicos potenciales, los que
podrían ocurrir si se procede únicamente a
Acción comprometida: desarrollo de acciones partir de la intuición (Kulic, 2005). En este
ligadas a los valores elegidos. Se emplean mé- sentido es muy importante que personal
todos tradicionales de cambio que eventual- profesional y para-profesional reciba un
mente enfrentan al individuo con una serie de entrenamiento especí co y cuente con una
barreras psicológicas (Hayes y Biglan, 2008). guía con able y válida para evaluar la cri-
sis, predecir el riesgo de un resultado ad-
Existe un creciente cuerpo de evidencia
verso e intervenir oportuna y e cazmente.
sobre la e cacia de ACT en múltiples pro-
blemáticas, así como sobre la e cacia de sus Lo anterior implica que las instituciones
componentes aplicados individualmente universitarias deben invertir en la forma-
(Biglan et ál., 2008). En virtud de dicha evi- ción del personal encargado de los servicios
dencia resulta viable plantear la posibilidad de bienestar en materia de crisis, como tam-
de aplicar algunos de sus componentes en bién en la investigación y fundamentación
determinadas problemáticas, incluidas las de las estrategias implementadas. Contar
situaciones de crisis. con una guía teórica y empíricamente so-
portada permite, además, adelantar pro-
R cesos sistemáticos de investigación que
alimenten las estrategias de prevención de
la deserción universitaria, una de las tareas
A simple vista podría parecer que el diseño
fundamentales de las instituciones de edu-
e implementación de servicios de interven-
cación superior.
ción en crisis en contextos universitarios
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Evaluación e intervención en crisis: retos para los contextos universitarios
Una guía para la intervención en crisis cons- Una característica que deben tener los pro-
tituye un mapa para el clínico, que le permi- gramas escolares en general es su sensibili-
te responder de manera ética a la situación, dad frente a las diferencias culturales, sean
visualizar las implicaciones de cada paso, éstas de índole étnico, lingüístico o de otro
hacer ajustes y disponer de estrategias. Con tipo (por ejemplo, tribus urbanas, comu-
ello, es más factible enfocarse en el deterioro nidades religiosas). Los programas deben
e inestabilidad del individuo de una manera ajustarse a las experiencias únicas, creen-
lógica, ordenada y efectiva, evitando el asis- cias, normas, valores, tradiciones y lenguaje
tencialismo y la implementación de tecno- de cada individuo. Se debe tener en cuenta
logías derivadas del sentido común (Hayes, que quienes más necesitan atención son los
1997; Kulic, 2005; Roberts y Oens, 2005). que probablemente menos la buscarán (Ca-
nada et ál., 2007).
De igual manera, la investigación en este
campo permitiría comprender mejor las ha- Además, las estrategias de intervención en
bilidades necesarias para la intervención en crisis en contextos universitarios deben ir
crisis, lo cual redundaría en propuestas con- más allá de la prevención del suicidio: de-
cretas de entrenamiento (véase Bryan, 2007; ben abarcar todas las dimensiones de una
Mishara et ál., 2007; Neimeyer, Fortner y crisis, ya que las situaciones que suelen
Melby, 2001; Roberts, 2005; Scheye, 2002). desencadenarlas pueden ser particulares
de un momento especí co de la vida de los
En segundo lugar, la investigación, en el jóvenes y tratarse de eventos que no necesa-
caso particular del abordaje terapéutico aquí riamente originarían una desorganización
propuesto (ACT), permitiría una mejor com- funcional de la misma magnitud en otras
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