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Memorias Deportivas – Crónica No.

55

Fecha: 13 de octubre de 1984


Lugar: Cúcuta
Deporte: Baloncesto
Evento: XXIV Campeonato Suramericano Femenino
Logro: Campeonas
Protagonista: Selección Colombia (Mayores)

EN BALONCESTO, PRIMER TÍTULO SURAMERICANO

En 1950, Colombia participó por primera vez en un Campeonato Suramericano de


Baloncesto Femenino categoría de mayores, en esa ocasión con sede en Chile.
Se ocupó el último puesto, ubicación que se repitió seis años más tarde, cuando la
segunda presentación internacional se cumplió en el Ecuador.

Para el certamen de 1981, en la octava intervención del quinteto nacional, las


cosas comenzaron a mejorar para Colombia. En el Suramericano, con sede en
Lima, se alcanzó la tercera casilla, superando a quintetos tan calificados como los
de Argentina y Chile.

Cuando se designó a Cúcuta sede del XXIV Campeonato Suramericano y


Colombia integró un equipo de enorme respeto bajo la batuta de un sabio
conocedor de esta disciplina como Luis Guillermo Moreno, se dijo que por fin
nuestro país había consolidado el mejor equipo de todos los tiempos, sustentando
tal concepto en el hecho de tener un plantel muy homogéneo, donde las 12
jugadoras tenían idéntica capacidad y disponibilidad para ser las titulares en un
momento determinado, la veteranía y la juventud estaban equiparadas, además de
tener un roce internacional suficiente. Independientemente de lo anterior, el equipo
contó con una adecuada preparación de dos meses, tiempo en el cual se
consolidó la capacitación técnica de todas las convocadas.

No obstante la buena preparación y los buenos augurios, los rivales a vencer eran
equipos de mucho respeto: Brasil, Perú, Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay y
Venezuela.

El estreno del quinteto nacional no pudo ser más auspicioso. Gracias al buen
trabajo estratégico, una mejor disposición en la cancha, efectivos lanzamientos y
estupendo estado físico, se superó al equipo de Venezuela por 97 - 54. Un
marcador amplio, generoso. Brasil, también en su primer juego, apabulló a Chile.
Conocidos los resultados iniciales, colombianas y brasileñas comenzaron a
vislumbrarse como las factibles protagonistas de una insospechada y dramática
final, al menos desde el punto de vista colombiano, pues el equipo criollo siempre
había estado ajeno a grandes definiciones en esta disciplina deportiva.

Los sucesivos partidos del quinteto criollo frente a Paraguay, Uruguay y Chile,
dada la neta superioridad de las pupilas de Moreno Rumié, se liquidaron con
marcadores muy holgados, podría decirse que aplastantes: Colombia 88 -
Uruguay 20 y Colombia 82 - Chile 32.

En el cuarto partido frente al equipo del Perú, en esa época subcampeón


suramericano de la categoría y magistralmente orientado por Virgilio ‘Pichirro’
Drago, las cosas fueron a otro precio. El cuadro inca exigió al máximo a Colombia,
que ante un rival de jerarquía también pudo exhibir su gran momento deportivo. El
estrecho marcador de 77 - 62 habla bien a las claras del duelo basquetero
colombo-peruano.

Por marcador amplio de 74 - 46, Colombia superó su penúltimo escollo, el equipo


de Argentina y en calidad de invicto se preparó para la gran final frente al
poderoso Brasil, poseedor del título en los dos últimos certámenes celebrados con
sede en Bolivia 1978 y Perú 1981.

Brasil, pese a los pronósticos de su técnico Edson Ferrero, antes de iniciarse el


campeonato, también llegó en su condición de invicto al partido cumbre, dispuesto
a coronarse triple campeón consecutivo.

El sábado 13 de octubre el coliseo José María ‘Totó’ Hernández, denominado así


en homenaje a quien fuera figura estelar del baloncesto de Norte de Santander,
registró un lleno absoluto para el ‘clásico’ basquetero suramericano entre
colombianas y brasileñas. El reconstruido escenario ‘motilón’ (un incendio lo
destruyó el 24 de diciembre de 1983) que además había sido sede del
Suramericano Masculino de Mayores en 1955, vistió sus mejores galas para ser el
recinto adecuado del primer triunfo de talla internacional de nuestro país.

Con capacidad para cerca de 7.000 personas, el coliseo quedó pequeño en esta
ocasión. Desde el pitazo inicial Colombia buscó asegurar el partido lo más pronto
posible. Gracias a una mezcla de marca a presión y en zona, paulatinamente
menguó el poder ofensivo del Brasil. Con evidentes muestras de superioridad en
los rebotes defensivos, mayor claridad en sus ataques y más contundencia para
romper en zona adversaria, en cuestión de minutos la ventaja fue notable:
Colombia 17, Brasil 2.

El accionar categórico de Colombia y el marcador siguieron en alza. En el minuto


13 el quinteto nacional contabilizó 27 puntos contra solamente 8 del gran favorito
Brasil.
Colombia en el tiempo inicial mostró todo su potencial. Velocidad, buena defensa,
efectividad en la media distancia y en los tiros libres, además de mayor control
colectivo del balón. Ese período concluyó con triunfo parcial criollo de 38 puntos
contra 19. En ese tiempo no se reconocían tres puntos por lanzamiento desde
fuera de la bomba, regla que tomó vigencia a partir de 1985.

A la fase final Colombia entró con inexplicable desajuste en todas sus líneas.
Brasil olvidó la hostilidad del público y el amplio marcador en contra, para
proyectarse ofensivamente rebajar la ventaja en forma alarmante. Ilsa Silveiro y
Tania Soares recuperaron la lucidez mental de otros partidos y pusieron en serios
aprietos al quinteto nacional. Errores infantiles hicieron el partido especialmente
angustioso a partir de los 12 minutos. La ansiedad llegó al máximo hacia el final
del juego, pues pese a ganar el elenco nacional, el margen era muy estrecho, 55
puntos contra 47.

Ya en las postrimerías, el quinteto patrio con Gloría Ortiz a la cabeza recuperó su


fisonomía de cuadro dominador y con un trabajo ofensivo bien coordinado logró
mantener la diferencia hasta terminar el partido, con pizarra definitiva de Colombia
62 puntos, Brasil 51.

El título para el cuadro dirigido por Moreno Rumié se logró gracias a las cestas de
Gloria Ortiz, 24 puntos; Gloría Gómez, 7; Patricia Ordóñez, 10; María de Jesús
Arizala, 11; Elizabeth Hinestroza, 8 y Myrian León 2. En el juego final también
actuaron Norma Lozano, Margarita Martí y Janeth Torijano. El equipo campeón
contó igualmente con el aporte de las jugadoras Irene Lamprea, Consuelo
Aristizábal y Mónica Villamil, para completar la docena de jugadoras galardonadas.

Al concluir el partido, las gentes se volcaron a las calles con banderas


colombianas y en medio de los aplausos y gritos de un pueblo enfervorizado por el
triunfo, la buseta que condujo a las jugadoras desde el coliseo hasta el hotel, sede
de la concentración, se abrió paso difícilmente. Fue una fiesta sin antecedentes.
Motos, carros, bicicletas y miles de personas acompañaron a las 12 campeonas
criollas por las calles cucuteñas en su nocturno desfile de la victoria. Dentro del
vehículo decidieron arrodillarse sobre los asientos para poder responder desde las
ventanillas a la ovación de los aficionados. Fue entonces cuando los autógrafos se
firmaron sobre pañuelos, cojines, papeles, banderas, cachuchas y hasta camisas.

El técnico Moreno Rumié, basquetbolista desde la edad de 12 años, con una


experiencia de 20 años como jugador activo y de 15 como técnico, recibió el
triunfo como el mayor logró en su carrera deportiva. Este estratega, quien desde
los 14 años hizo parte de los seleccionados oficiales del Valle del Cauca y siendo
juvenil se anticipó dos años a la categoría de mayores, con su habitual sencillez
solamente declaró: “Es una victoria del trabajo”.
Sobre el mismo punto y a una pregunta de Gloria López, en el sentido de qué era
lo previsto para este Suramericano, el técnico campeón respondió: “Sinceramente
vine por el segundo lugar. De acuerdo al análisis que se hizo de los anteriores
torneos y de la tradición basquetera de Brasil, el título era casi un sueño. En el
curso de la competencia fuimos mejorando, hasta ser capaces de conquistar lo
que parecía un imposible”.

Los tres primeros puestos del Suramericano fueron los siguientes: Campeón el
equipo de Colombia; subtítulo para Brasil y tercera casilla para el representativo
del Perú.

Como la segunda mejor encestadora de todo el certamen se consagró la


antioqueña Gloria Ortiz (nació en Medellín el 11 de abril de 1957), con un total de
125 puntos, uno sólo por debajo de la líder de esta estadística, la peruana
Guadalupe Garcés Loyola.

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