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Las continuas injerencias británicas mantenían una inestabilidad política hasta que en

1952 un golpe de estado forzó al rey Faruk I a abdicar y llevó al gobierno al coronel Gamal
Abdel Nasser, como presidente del nuevo gobierno. Nasser declaró la titularidad pública
del canal de Suez, lo que supuso una importante mejora para la tesorería egipcia, aunque
para ello tuvo que enfrentarse militarmente en 1956 a las tropas conjuntas francesas,
inglesas e israelíes, que intentaron derrocar al gobierno sin conseguirlo (crisis de Suez).
Esta victoria militar colocó a Nasser a la cabeza de los líderes de Oriente Medio y como
ejemplo a seguir por el mundo árabe para desembarazarse de las injerencias extranjeras.
Entre 1958 y 1961, Egipto, durante la presidencia de Nasser, formó parte, junto con Siria,
de la República Árabe Unida. La derrota de las fuerzas árabes por Israel en 1967 durante
la guerra de los Seis Días privó a Egipto de la península del Sinaí y de la franja de Gaza.
Tras la guerra con Israel, guerra del Yom Kippur de 1973, a lo que siguió la firma en 1978
del acuerdo de Camp David (por el sucesor de Nasser, Anwar el-Sadat), Egipto recuperó
el Sinaí. Este tratado fue repudiado por el mundo árabe, y sus consecuencias fueron la
expulsión de Egipto de la Liga árabe y el ascenso del fundamentalismo islámico en el país
después de la revolución iraní.
Sadat lanza la política de Infitah (apertura), que tiene como objetivo, al reducir el papel del
Estado, atraer la inversión extranjera y promover las relaciones con los Estados Unidos.
Una clase de nuevos ricos se está desarrollando rápidamente. En 1975 había más de 500
millonarios en Egipto, pero más del 40% de la población vivía por debajo del umbral de la
pobreza y alrededor de la capital se estaban desarrollando barrios marginales. Además, el
país acumuló una deuda monumental durante los años de Infitah. Para reestructurarlo, el
FMI pidió la abolición de todas las subvenciones a los productos básicos, lo que condujo a
disturbios en enero de 1977. El gobierno involucra al ejército, generando un número
desconocido de víctimas.8
La reorientación de la economía llevó a Sadat a buscar el apoyo de las élites rurales
tradicionales, cuya influencia había disminuido bajo el nasserismo. Los agricultores son
expulsados de las tierras en disputa. En las ciudades, para frustrar a las organizaciones
nasserianas y marxistas, Sadat ha liberado a miles de prisioneros islamistas y les ha
concedido libertades políticas. En 1972, las autoridades hicieron trasladar a militantes
islamistas en vehículos estatales para recuperar violentamente el control de las
universidades y arrestaron a líderes estudiantiles de izquierda. 8
Fortalecida por esta alianza con el gobierno, la Al-Gama'a al-Islamiyya ganó influencia y la
sociedad egipcia se islamizó, también por el fortalecimiento de las relaciones con Arabia
Saudita. Por último, Gamaa al-Islamiy se divide en dos facciones: una a favor del gobierno
de Sadat, que desea proseguir esta islamización mediante reformas, y otra orientada al
terrorismo. En los años ochenta, el gobierno favoreció la salida de los militantes de esta
segunda facción hacia Afganistán, con el apoyo financiero de Arabia Saudíta.8
En 1981 Sadat fue asesinado y le sucedió Hosni Mubarak, quien mantuvo las políticas de
su predecesor. Una política interior adecuada ha conseguido vencer al fundamentalismo,
pese a algunos atentados contra turistas extranjeros para dañar la fuente principal de
ingresos del país: el turismo. Tras la Cumbre de Amán en 1987, Egipto inicia la
recuperación de sus anteriores relaciones con los países árabes, especialmente
con Arabia Saudí, lo que trae consigo la rehabilitación de Mubarak y su gobierno ante los
ojos del resto de dirigentes políticos árabes. Desde entonces, Egipto aprovechó su
prestigio para mediar entre Israel y Palestina, desde la fundación de la Organización para
la Liberación de Palestina en 1964, y en 1993 apoyó la firma de los acuerdos que llevaron
al inicio de la autonomía palestina, defendiendo la formación de un futuro Estado
Palestino.
Hosni Mubarak prosigue la política de liberalización económica, en particular mediante la
reducción de las subvenciones agrícolas y de consumo y la liberalización de los precios.
En 1992, se le cancelaron las disposiciones que rigen el arrendamiento de tierras.
Conocida como la "ley para expulsar a los campesinos de sus tierras", esta ley, combinada
con otras medidas para separar al Estado de la economía, aumenta el descontento de las
poblaciones rurales pobres, especialmente en el Alto Egipto.
En 2003 se lanzó el movimiento egipcio para el cambio, conocido popularmente como
Kifaya, para buscar una vuelta a la democracia y a mayores libertades civiles. Sin
embargo, no fue hasta febrero de 2011 cuando se consiguió derrocar a Hosni Mubarak
(que llevaba treinta años en el poder) mediante dos semanas de manifestaciones. El foco
principal y permanente de la rebelión fue la famosa y representativa Midan Tahrir (plaza de
la Liberación), en el centro de El Cairo, donde se congregaban a diario varios cientos de
miles de manifestantes. El 3 de julio de 2013, el ejército dio un nuevo golpe de Estado,
alegando corrupción del presidente Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes.

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