Está en la página 1de 4

EL AGUA: UN RECURSO PARA POCOS, PERO NECESARIA PARA TODOS

Juan David Acelas Moya, Juan Felipe Sanabria Ortega, Avdoni Sánchez Reinoso, Valentina Valle
Velasco, Paula Juliana Virgüez Gómez.

La tierra, hace unos 10.000 años tuvo una respuesta climática después de la era de hielo, la
cual consistió en un clima árido y seco sobre la superficie terrestre. En esta época, los
primeros humanos que aparecieron, en medio de su búsqueda y curiosidad de conseguir
alimentos, desarrollaron la "Revolución Neolítica", la cual consistió en el cambio de la vida
nómada a la vida sedentaria en zonas con recursos hídricos disponibles, reemplazando la
caza de animales por la agricultura, desde ese momento la evolución de la agricultura y la
disponibilidad de agua siempre están fuertemente relacionadas (Tauger, 2020). Sin
embargo, a través del tiempo la agricultura ha pasado por cambios en sus técnicas
provocando aumentos en la producción, y a su vez, una demanda creciente del recurso
hídrico el cual es finito. Por ende, se deben plantear alternativas para que la disponibilidad
y acceso de agua para los cultivos en el mundo sea estable, continua y mayor (Perez, et al,.
2018). 

Seguido a esto, es imprescindible destacar que el planeta está presentando cambios


abruptos constantes, especialmente por factores como el cambio climático que influye de
manera negativa en el marco del desarrollo humano, principalmente en lo agrícola,
aumentando el número de sequías, ocasionando no sólo una disminución considerable de
este recurso sino también una disminución en la calidad de su uso (Pakmehr et al., 2020).
Teniendo en cuenta lo anterior, uno de los problemas más desafiantes de la sociedad actual
es la asignación racional del uso ecológico y económico del agua; sin embargo, esta
problemática también abarca aspectos sociales y culturales en las sociedades (Cheng et al.,
2019). En este contexto, ¿Por qué es tan importante el agua para las plantas?

Si las plantas carecen de agua entran en un estado de estrés hídrico, ante estas condiciones
las plantas tienen respuestas fisiológicas específicas, las cuales  pueden llegar a variar
incluso a nivel de especie, por ejemplo, dos especies diferentes de Pistacia bajo condiciones
de estrés presentan diferentes respuestas fisiológicas, donde una puede tener mejor
adaptación frente a la otra (Hamed, et al., 2016). Pero por lo general las plantas pueden
presentar características como es el control de la apertura estomática gracias a el ácido
abscísico inducido por promotores específicos, afectando la fotosíntesis, pero evitando la
pérdida de agua. Otra respuesta es la acumulación de metabolitos osmoprotectores como la
prolina y la trehalosa que ayudan al ajuste osmótico y protege tanto las membranas como
las proteínas de la deshidratación (Gupta, et al., 2020). No obstante, a pesar de que las
plantas tengan estas respuestas a la sequía, la producción siempre se verá afectada, por la
deficiencia en la fotosíntesis, por ello se debe buscar soluciones para la falta del recurso
hídrico.

Si no se suministra el agua necesaria a un cultivo podría verse afectado fuertemente su


rendimiento, como en el caso de India, país donde 5 de las 12 grandes hambrunas que ha
vivido han sido directamente por causa de la falta del recurso agua, pues las sequías
condujeron al fracaso total de los cultivos causando la muerte de millones de personas
(Mishra, et al., 2019). Otro caso es el de Etiopía África, donde cada vez sus sequías
aumentan, la vegetación es menor y los cuerpos de agua se ven más reducidos (Mera, 2018)
Y muchos casos así se podrían mencionar, pues según la FAO (FAO, 2020) hay alrededor
de 3200 millones de personas que viven en el sector agrícola en condiciones de escasez de
agua elevados.

La distribución de recursos hídricos y políticas agrarias puede ser diversa en cada país. Por
ejemplo, en Chile existe el Código de Aguas, el cual gestiona la distribución de los recursos
hídricos; fue impulsada y ordenada por la dictadura de Augusto Pinochet en 1981. Esta ley
se desarrolló originalmente en el desierto de Atacama en donde se despojó parcialmente a
los agricultores a acceder a las aguas superficiales aledañas; cabe mencionar que las fuentes
de agua habían sido elaboradas por los pueblos para regar sus fincas. Prieto (2017)
menciona que un agricultor Calameño le cuenta cómo las personas de la Dirección General
de Aguas (DGA) le hicieron preguntas solo para conocer qué tanta agua necesitaban y
cuánto podían quitarles, para destinarla al sector minero de la zona; añadiendo que
desconocieron el esfuerzo que hicieron para formar sus propias estructuras de donde
obtenían el agua. Luego los delegados fueron reduciendo el recurso e incluso los estaban
haciendo pagar por este. De esta forma las zonas de pastoreo, canales y lagunas mermaron
poco a poco, así como aumentó el número de casas en la región.

En este orden de ideas, es imperativo destacar la relevancia que tiene el recurso hídrico en
el sector agrario con el fin de satisfacer la seguridad alimentaria que el mundo demanda
hoy día. Esto es reflejado claramente en la República Popular China ante su funcionalidad
estatal y las leyes que se rigen allí; en este país se mantiene una reforma agraria popular
donde sus políticas están especializadas en el uso adecuado del recurso hídrico mediante la
inversión de grandes sumas de dinero en infraestructura de riego para los cultivos que
predominan en ese país, promoviendo una seguridad alimentaria a corto y largo plazo a
pesar de su creciente sobrepoblación (Wang et al., 2017). Sin embargo, esta no es la única
razón por la que se debería considerar a China como un ejemplo a seguir ante los países
latinoamericanos. 

La República Popular China antes de su primera reforma en 1978 mantenían vigentes


políticas agrarias que promulgaban la “privatización de predios”; pero estas políticas
mostraron defectos al presentar un incremento de productividad casi nulo en 27 años de
periodo socialista. Por esto, el país optó por reformar sus políticas para generar una
verdadera productividad a corto y largo plazo en 1978 (U. Stanford,2009). Reforma que
prioriza darle potestad a las familias campesinas tradicionales para que ellas mismas
regularan su producción y mantuvieran su manejo óptimo de recursos, siempre y cuando el
estado interviniera dando incentivos para el desarrollo constante en la “responsabilidad
familiar”. Así, China ha logrado mantener una seguridad alimentaria en casi 42 años desde
la última reforma agraria, demostrando un gran potencial en el uso adecuado de recursos
como el agua y su firme apoyo en el sector agrario, dejando a un lado el sector privado para
darle paso a políticas que promueven el mejoramiento continuo del país.

China ha logrado ser la mayor potencia en producción agrícola a pesar de tener menores
recursos hídricos en comparación con otros países que tienen menor producción como
Brasil, (Gude, VG,2017), demostrando que el uso adecuado de los recursos y el apoyo
agrario generan una alternativa viable para lograr una seguridad alimentaria sólida y
eficiente. Convirtiéndolo en un modelo a seguir por los países latinoamericanos donde el
desarrollo agrario no es tan avanzado. Adaptar el modelo chino trae consigo beneficios en
el correcto uso y distribución de los recursos hídricos, dejando a un lado las políticas de
privatización en el uso del agua. En resumen, es evidente la necesidad de enfocarse en las
limitaciones del recurso agua, planeando un uso que sea eficiente, junto con la planeación y
ejecución de mejores sistemas de riegos para zonas que presentan mayores sequías en el
mundo, con el fin de mitigar las hambrunas y garantizar una seguridad alimentaria en el
mundo.

REFERENCIAS

Bykova, O., Chuine, I., Morin, X. (2019). Highlighting the importance of water availability
in reproductive processes to understand climate change impacts on plant biodiversity.
Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics, 37, 20-25.

Cheng,B., Li, H.,Yue,S.,Huang K. (2019). A conceptual decision-making for the ecological


base flow of rivers considering the economic value of ecosystem services of rivers in water
shortage area of Northwest China. Journal of Hydrology, 578, 124126.

FAO. 2020. The State of Food and Agriculture 2020. Overcoming water challenges in
agriculture. Rome.

Gude, V. (2017). Desalinización y reutilización del agua para abordar la escasez mundial
de agua. Reseñas en Ciencias Ambientales y Biotecnología.

Gupta, A., Rico-Medina, A., & Caño-Delgado, A. I. (2020). The physiology of plant
responses to drought. Science, 368(6488), 266-269.

Hamed, S., Lefi, E., & Chaieb, M. (2016). Physiological responses of Pistacia vera L.
versus Pistacia atlantica Desf. to water stress conditions under arid bioclimate in Tunisia.
Scientia Horticulturae, 203, 224-230.

Huang, J. (2009). Desarrollo agrícola y nutrición: las políticas que han favorecido el éxito
de China. Programa mundial de alimentos.

Pakmehr, S., Yazdanpanah, M., Baradaran, M. (2020). How collective efficacy makes a
difference in responses to water shortage due to climate change in southwest Iran. Land
Use Policy, 99, 104798.

Pérez, A., Leyva Trinidad, D. A., & Gómez Merino, F. C. (2018). Desafíos y propuestas
para lograr la seguridad alimentaria hacia el año 2050. Revista Mexicana de Ciencias
Agrícolas

Prieto, M. (2017). El Riego que el Mercado no Quiere Ver: Historia del Despojo Hídrico en
las Comunidades de Lasana y Chiu-Chiu (Desierto de Atacama, Chile). Journal of  Latin
American Geography, 16 (2).
Tauger, M. 2020. The origins of agriculture and the dual dependency. Agriculture in World
History.

Wang, J., Li,Y., Huang, J., Yan,T., Sun,T. (2017). Growing water scarcity, food security
and government responses in China. Global Food Security, 14, 9-17.

También podría gustarte