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Capítulo II

Los cuatro aspectos de la ciencia del derecho:


ciencia, filosofía, arte y técnica

19. ¿Es el derecho una ciencia?


Los cuatro aspectos de la ciencia del derecho son ciencia, filosofía, arte y técnica.

a. La ciencia
Se ha definido en términos generales a la ciencia como “un conjunto sistemático
y metódico de conocimientos fundados de las cosas por sus causas próximas”.
Así lo expresa Villoro Toranzo en su obra Introducción al estudio del derecho,70
capítulo VII, que seguimos como conductor temático en este capítulo del curso.
Es esta una definición afortunada y para su mejor comprensión vamos a deshil-
vanarla de la siguiente manera: se ha dicho que es conjunto de conocimientos,
pues los aspectos aislados por profundos que sean no llegan a la construcción
de una teoría. El conocimiento debe hacer parte de un todo orgánico, de un
cuerpo a la manera de doctrina, y por ello se dice que debe estar sistematiza-
do. Para que pueda producir certeza respecto de sus predicados esenciales, un
método debe ser el factor regulador de los conocimientos en análisis, en la
indagación de las causas inmediatas objeto de las pesquisas.
Es criterio universal el de que las formulaciones científicas se expresan
por medio de “leyes” y estas evalúan las relaciones entre el objeto y sus “causas
más próximas.” Por ello se ha dicho que es esencial a la ciencia la conexión
sistemática, la cual debe tener un fundamento lógico. De allí resultan inexora-
blemente sus causas o razones ontológicas.

b. La filosofía
Es una buena definición la de Villoro Toranzo71 cuando afirma que “filosofía
es aquel conocimiento de la razón humana que, penetrando hasta las últimas

70
M. Villoro Toranzo, op. cit., p. 133 y ss.
71
Idem.

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causas, investiga la realidad total, especialmente el ser y el deber ser propios


del hombre.”
Ciertamente, la filosofía, como la ciencia, indaga sobre las causas de las
cosas, de los fenómenos, de todo lo que se expone en el mundo de la existencia
y del pensamiento, pero desde diferentes puntos de vista. La ciencia investiga
las causas inmediatas de las cosas, desde un ángulo eminentemente parcial,
mediato, bajo un aspecto determinado o concreto. La filosofía se ocupa de la
totalidad del fenómeno, del mundo de la realidad, no inquiere por lo próximo,
lo más cercano, sino por las razones profundas, últimas o absolutas.
La filosofía tiene como punto de partida todo lo que constituye el que-
hacer humano. Lo toma como la medida de las cosas. Como dijera el autor
en comento,72 “en la que se le revela su yo y todo lo demás”. Por lo tanto, la
filosofía se presenta como la interpretación de lo humano desde sus más ínti-
mas o profundas raíces. Ella considera teóricamente no solamente por qué es
el hombre así, sino también por qué debe ser y cómo debe ser el hombre para
que se realice a plenitud.
Tanto las ciencias como la filosofía inician su tarea de exploración sobre
las cosas, sobre el conocimiento vulgar. Las ciencias particulares llegan a una
explicación de la realidad fundada en las causas próximas, repetimos, en tanto
que la filosofía, por sus últimas causas. Todas las ciencias particulares parten,
siguiendo el pensamiento de Villoro Toranzo, en un proceso racional que le da
fundamento a sus explicaciones, de postulados cuya validez discute y establece
la filosofía; esta, a su vez, debe iniciar sus pesquisas y reflexiones tomando en
cuenta las conclusiones a las que llegan las ciencias.

c. Teoría y práctica
Considerando que el fin de la ciencia es buscar la verdad, indagando en
aspectos o porciones de la realidad, el conocimiento científico es esencial-
mente “teórico,” en cuanto se encamina a una consideración contemplativa
de la realidad. No obstante, es frecuente que se hable de “ciencias prácticas”
no porque ellas dejen de ser teóricas, sino porque en ellas los conocimientos

72
Idem.

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teóricos se adquieren con una visión clara de una actividad práctica posterior.
Por ello, se ha sostenido por el profesor a quien nos venimos refiriendo en este
capítulo, que no hay práctica alguna, ni en sentido ético ni técnico, sin teoría;
indudablemente, toda práctica está ligada a condiciones previamente dadas,
las cuales hacen parte de un orden dado de ante mano, que por lo mismo hay
que conocer y tener en cuenta en busca de una buena conclusión.
Este criterio práctico no es científico, como que no tiene como fun-
damento o perspectiva la “adquisición” y contemplación de la verdad, sino la
realización de determinados fines “más o menos utilitarios”. En rigor, puede
hablarse de una práctica científica, en oposición a una práctica empírica, que
es aquella que resulta de los conocimientos teóricos adquiridos en una ciencia;
“esta práctica científica recibe el nombre de arte o el de técnica, según los
casos que se presenten en el proceso de la investigación.”

d. El arte
Comenta Villoro Toranzo que, en sentido propio, se entiende por arte la actividad
práctica del hombre que tiende a la producción de lo bello. En el punto de vista
que nos ocupa, tomamos la palabra arte en un sentido más amplio: “Arte es
toda actividad práctica humana que implica elecciones valoradas en función
del perfeccionamiento del hombre integral”.
Evidentemente la filosofía nos indica cómo debe ser el hombre: “Debe
perfeccionarse hasta alcanzar su pleno desarrollo intelectual, físico y moral”.
En efecto, si bien dentro de esta perspectiva es claro el obrar o la conducta
humana, no lo son los medios que se utilizan para alcanzar esa finalidad. Por
ello es necesario, entre los diferentes medios que se consideren apropiados,
aquel que se estime más apropiado u oportuno para el logro del fin propuesto.
El autor arriba citado nos da el siguiente ejemplo para ilustrar este juicio:

Un arquitecto recibe el encargo de embellecer una plaza. Podrá hacerlo de


diversas maneras: (selección de estatuas, fuentes u otros monumentos,
empleo y distribución de arbolado o de lechos de flores, proyecto de pers-
pectivas o de espacios cubiertos, etc.), pero todas ellas deben sujetarse a
los principios de la estética (según la cual hay colores complementarios y

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reglas sobre la elegancia y proporción de los volúmenes). El acierto de la


elección dependerá en gran parte de la atención que se le dedique a las
circunstancias del caso (estilo y calidad de las construcciones que rodean
la plaza, ambiente de la zona, tradiciones artísticas de la ciudad, etc.).
Todo esto hay que valorarlo en función de un aspecto que contribuye al
perfeccionamiento del hombre integral, como es la belleza.

El anterior ejemplo nos permite llegar a las siguientes conclusiones: son


requisitos del arte: a) el conocimiento teórico de los principios y posibilidades
científicas aplicables al caso; b) el talento (o intuición artística) que permite
valorar cada medio posible en función del fin propuesto; y c) la prudencia al
seleccionar los medios de acuerdo con el fin y las circunstancias. El arte es una
búsqueda valorada de la mejor solución posible, como lo afirma este autor.

e. La técnica
Se ha definido la técnica como aquella actividad humana que con destreza aplica
los conocimientos científicos en la realización práctica de un fin específico. En
el análisis del ejemplo anterior comenta el mismo autor:

… nuestro arquitecto se decidió por la construcción de una estatua en


mármol, de determinada forma y proporciones de un héroe nacional.
La elección fue una actividad artística. Ahora se trata de realizar prácti-
camente el proyecto concebido. En este momento aparece la técnica: sólo
un técnico conocedor de los métodos de trabajar el mármol será capaz de
realizar la idea artística.
Entonces hacemos también la siguiente conclusión: en la técnica: 1) hay
elección de métodos de trabajo, pero no de fines; 2) debe haber un co-
nocimiento científico mínimo de la realidad, pues sin él se fracasa. Ese
conocimiento no necesariamente debe ser profundo; 3) tienen una enorme
importancia las condiciones de la realidad concreta (p. ej.: la conformación
de las vetas de este bloque de mármol), ya que es en la realidad concreta

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donde se realiza la ejecución técnica, y 4) la calidad de la realización está en


función directa de la habilidad o destreza práctica del técnico.

f. Resumen
Elaboremos una síntesis de lo dicho anteriormente y después pongamos las
mismas ideas en un cuadro, de la siguiente manera, siguiendo el pensamiento
de Villoro Toranzo73: hay actividades humanas en las que se entrecruzan, como
formando un entramado la ciencia, la filosofía, el arte, y la técnica. No obstante,
no es indispensable distinguir cada uno de estos aspectos de la actividad
humana en la teoría y la práctica, pues a cada aspecto corresponde una propia
metodología. Ilustremos esta idea tomando en cuenta la medicina: partimos de
la base de que la medicina es ciencia por cuanto que cumple con el rigor expre-
sado de ser un conocimiento teórico en el que se analizan las causas próximas
del funcionamiento del cuerpo humano, de los hechos externos o internos que
perturban su salud y de los medios que deben utilizarse para restablecerla y
lograr por lo tanto la recuperación del paciente.
La filosofía interviene en la medicina, así: a) para darle fundamento
a los postulados sobre los cuales se levanta la ciencia médica; y b) para fijar
los principios éticos y morales que deben orientar la conducta del profesional
de la medicina en el ejercicio práctico de su misión profesional.
En este orden de ideas, el conocimiento de las causas de la enfermedad
de un paciente es un conocimiento científico y como tal, teórico. Para llegar a él,
agrega el autor, el médico se servirá de algunas técnicas (radiografías, análisis
de laboratorio, ecografías, tac, electrocardiogramas, ultra sonido, etc.). Una
vez en posesión de ese conocimiento la actividad médica se convierte en arte:
hay que seleccionar, entre los medios más indicados, o mejor considerados por
el galeno, para hacerle frente a la enfermedad y recuperar la salud con el más
adecuado tratamiento posible (selección de medicinas, decisión si debe o no
operar, etc.). El éxito de la elección dependerá también del conocimiento cientí-

73
M. Villoro Toranzo, op. cit., p. 136 y ss.

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fico que tenga el médico sobre la realidad objetiva y del talento en la aplicación
de sus decisiones (lo denominado usualmente como “ojo clínico”).
Finalmente, el tratamiento seleccionado debe ser realizado en las
circunstancias concretas del paciente. El éxito de su ejecución dependerá de
la habilidad y la fidelidad con que el técnico siga en la práctica los métodos
particulares de la técnica de que se debe hacer uso, o de las diferentes técnicas
que surgen dentro del tratamiento que debe aplicar el médico: hay una técnica
quirúrgica, cuando se habla de una operación. En esta concurre otra, la de quien
aplica la anestesia; otra más debe usarse, como lo es la de la esterilización del
instrumental quirúrgico; hay una técnica para la aplicación de inyecciones, otra
a cargo de las prácticas de fisioterapia, para citar unos ejemplos. Si las técnicas
no se ejecutan con destreza, así el tratamiento previsto sea el más adecuado,
puede no lograrse el fin propuesto de restablecer la salud humana cuando ella
está comprometida.
Surge de lo anterior, cómo ciencia, filosofía, arte y técnica se reúnen en
un propósito común, sin confundirse pero para lograr de consuno el éxito de que
la actividad teórica y práctica del médico logren la finalidad a que se aspira.
En estas condiciones resumimos en el siguiente cuadro las características
puestas en evidencia en el caso del ejemplo en referencia:

Ciencia Filosofía Arte Técnica


La verdad Perfeccionamiento
Fin Realización concreta
del hombre
Parcial Total
Conocimiento teórico por
Actividad práctica
las causas
Esencia
Seleccionadora de
Próximas Últimas Sujeta a condiciones
medios
Valoración fundada
Fundamentación racional
racionalmente de Ejecución planeada
Método de por qué es así y por
cómo lograr lo que de un fin concreto
qué debe ser así
debe ser
Fuente: elaboración propia.

20. Ciencia y arte del derecho


Tal y como iniciamos el presente capítulo, podemos advertir que “la ciencia del
derecho es el conjunto sistemático de conocimientos fundados del derecho por

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sus causas”. El derecho positivo, desde su nacimiento hasta ahora, es, ha sido
y lo será objeto de reflexión científica, sistemática, metódica, en busca de la
certeza que deben producir los juicios que de él se desprendan.

Esa reflexión puede ser de carácter genético: puede contestar por qué, en
determinado momento de la historia de un pueblo, las autoridades del mismo
declararon obligatorias tales o cuales normas. El estudio pertenecerá en-
tonces a la ciencia de la historia del derecho. También puede darse a la
reflexión sobre un derecho positivo pasado o sobre uno vigente, un carácter
sistemático. Se trata entonces de explicar el sentido de una o varias normas
jurídicas en concordancia con el sentido de las demás normas jurídicas del
sistema a que pertenecen. Estas últimas explicaciones, si se hacen en
forma sistemática y metódica y si llegan a conclusiones fundadas, perte-
necen a la ciencia de la sistemática del derecho o sistemática jurídica.

Surge de lo anterior que el objeto de la ciencia de la historia del de-


recho y de la ciencia sistemática del derecho es el ius conditum, es decir,
el derecho ya elaborado o constituido. Bien podríamos plantearnos el dilema
científico de por qué esta ley, aquella costumbre jurídica o esta sentencia son
así; nuestra respuesta, cualquiera que sea, pertenecerá a la ciencia de la histo-
ria del derecho (si se explica fundadamente la génesis histórica de la norma)
o a la ciencia sistemática del derecho (si razona sobre el porqué de la norma
en concordancia con los ideales de justicia y la lógica del sistema de que hace
parte). En cualquiera de estas circunstancias, el estudio tendrá carácter teórico y
habrá una explicación también teórica de por qué una norma ha sido o es así
y por sabia y erudita que sea esa explicación especulativa, no puede contener
el fin último de la actividad del jurista, por tanto que sus intereses se dirigen
a la aplicación y al desarrollo práctico del derecho; en este orden de ideas se
orientan hacia el ius condendum, vale decir, al derecho que debe regular, como
norma viviente, la conducta social de los hombres. Agrega Villoro Toranzo
que entonces aparece el derecho como arte o para decirlo con la definición de

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Manual de introducción al Derecho

Ulpiano, como el “arte de lo bueno y de lo equitativo, es decir, el arte de la


justicia” (bonum et aequum).
Así, resulta que el arte del derecho es la actividad práctica del jurista,
quien elige de acuerdo con los datos de la ciencia sistemática del derecho y
de la historia del derecho, las normas que considera como las más justas para
utilizar en una circunstancia determinada. Siguiendo el hilo del discurso del
autor, el arte del derecho implica, por consiguiente: 1) el conocimiento científico
de las experiencias jurídico-históricas que se han dado en casos semejantes;
2) el conocimiento científico del sistema del derecho positivo vigente; 3) el
talento o sentido jurídico (criterio jurídico) para valorar en función de la justicia
las diversas normas que podrían formularse; y 4) la prudencia en la selección
de la norma o normas más oportunas y más operables en las circunstancias
concretas del caso.

Arte y ciencia del derecho —dice Villoro Toranzo— no son compartimentos


estancos, el primero está empapado de la segunda; sin la ciencia el arte del
derecho se transformaría en decisiones más o menos arbitrarias, o, en
el mejor de los casos, en decisiones miopes incapaces de ver el alcance de lo
decidido. La ciencia del derecho a su vez, no puede explicarse correctamente
si no se entiende cómo funciona el arte del derecho, ya que todo ius
conditum tuvo que ser antes ius condendum. Si la ciencia del derecho no
tuviera en cuenta el aspecto artístico de la actividad del jurista, se transfor-
maría en un mero malabarismo especulativo sin sentido humano.

Esa concreción entre la ciencia y el arte del derecho se repite con la


filosofía y la técnica del derecho, que se enlazan entre si y con la ciencia y el
arte del derecho.

21. La filosofía del derecho


Es claro que la filosofía del derecho es el conocimiento de la razón humana que
“penetrando hasta las últimas causas del derecho, investiga su esencia y los
valores propios de lo jurídico”, como lo afirma el profesor cuyo pensamiento
desarrollamos en el tema del presente capítulo.

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García Máynez,74 por su parte, nos dice al respecto:

Son dos los temas capitales de esta disciplina: el primero es el de la de-


terminación del concepto del derecho; el otro se refiere a los valores que el
orden jurídico positivo debe realizar. El estudio de la noción de lo jurídico
constituye el objeto de la teoría fundamental del derecho. La segunda
parte de la disciplina de que hablamos, cuya tarea consiste en descubrir
los valores propios del derecho, se denomina axiología jurídica. Esta
última ha recibido también las denominaciones de teoría del derecho justo,
doctrina de los valores jurídicos y estimativa jurídica.
La determinación de la esencia del derecho es el problema primordial
de la materia, sin ella no se puede hablar ni de la ciencia del derecho,
ni de su interpretación, ni del ordenamiento jurídico, ni de los conceptos
jurídicos fundamentales.

En lo que se refiere a la axiología jurídica es necesario tener en cuenta


que, aunque algunos de los problemas que aborda son de la exclusiva compe-
tencia del filósofo del derecho (p. ej.: relaciones entre el valor y el ser, fines del
derecho y jerarquía de la norma jurídica), el jurista, como dice Villoro Toranzo,
tanto en su estudio del ius conditum como en la construcción del ius condendum,
continuamente tiene que manejar valoraciones en función de la justicia.

22. La técnica del derecho


Señala Villoro Toranzo que algunos autores confunden la técnica del derecho
con el arte del derecho. La técnica del derecho es la disciplina que proporciona
las reglas necesarias para la realización práctica del derecho; no examina la
justificación de las disposiciones jurídicas pues ello le corresponde a la filo-
sofía y al arte del derecho (la filosofía examina la rectitud de las valoraciones;
el arte, el buen funcionamiento de estas en la solución escogida). La técnica
verifica y realiza el funcionamiento práctico de la solución escogida por el

74
E. García Máynez, citado por M. Villoro Toranzo, op. cit., p. 143.

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arte; a diferencia del arte, no se interesa en la esencia del derecho, sino de su


adecuada exposición y su realización.
La elaboración del lenguaje jurídico es también una actividad de la
técnica del derecho ya que responde a fines utilitarios prácticos: evitar confu-
siones, precisar ideas, distinguir situaciones. Valga un ejemplo: pertenece a la
actividad artística la selección de las causas del divorcio, pero su formulación
en una terminología precisa es obra del técnico del derecho. La selección de un
procedimiento más lento y estricto o, al contrario, más rápido y benévolo, para
la realización de una causal determinada, es obra del arte del derecho, pero la
construcción práctica de ese procedimiento es una actividad técnica.
En cuanto a la actividad artística jurídica, tenemos que en primer
término consiste en la aceptación del divorcio (para ilustrar el ejemplo). Dicha
aceptación implica una filosofía sobre la familia, la cual no es común en todos
los países (Italia, España y Argentina no aceptan el divorcio, Colombia sí). En
segundo lugar, implica la selección valoradora de las circunstancias que pueden
dar origen al divorcio (algunos países como Inglaterra, Holanda y Honduras,
sólo admiten el divorcio por causas graves).
Una vez seleccionadas las causas por las cuales se hace posible el divorcio,
de conformidad con las valoraciones jurídicas, el técnico las ordena y las plantea
en una terminología apropiada y procede a planear su realización práctica.
Para terminar, podemos afirmar que la actividad técnica jurídica
está íntimamente ligada al conocimiento de las valoraciones que determinaron
las decisiones artísticas jurídicas. Concluye el autor que técnica, arte y filosofía del
derecho se entremezclan en la práctica. La razón humana es capaz de distinguir
sus diferencias metodológicas, pero en la tarea de comprender y aplicar el derecho,
el jurista no puede desdoblarse en técnico, artista o filósofo del derecho.
No se pudo realizar técnicamente el ius conditum si no se poseyó un
conocimiento científico del mismo; y, en cuanto a las decisiones de carácter
técnico que el jurista introduce en el ius condendum, perderían su sentido práctico
de eficacia si no estuvieran de acuerdo con los conocimientos científicos de las
circunstancias y dejarían de ser buena técnica de aplicación del derecho en
la medida que desconocieran el sistema jurídico del que deben formar parte.

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Siguiendo el pensamiento del citado autor,75 expresamos las siguientes:


A) el derecho es a la vez ciencia, filosofía, arte y técnica; B) se pueden y se
deben distinguir los diferentes aspectos de la actividad jurídica, puesto que a
cada uno de ellos les corresponde un método propio; C) hay dos actividades
teóricas y dos prácticas en el derecho. Son actividades teóricas: 1) el cono-
cimiento científico de los datos jurídicos y 2) la valoración filosófica de esos
mismos datos jurídicos. Son actividades prácticas: a) la construcción o elabo-
ración artística de las formas, figuras o esquemas, del ius condendum y b) la
aplicación técnica de esas figuras o esquemas; D) en rigor, sólo corresponde

75
M. Villoro Toranzo, op. cit., p. 17 y ss.

•฀ Sociología
•฀ Economía •฀ De฀normales
•฀ Psicología
•฀ Ciencias฀auxiliares •฀ Política
•฀ Balística •฀ De฀anormales
•฀ Historia,฀etc. (criminología)

a. Aspecto científico
•฀ Ciencias฀de฀la
sistemática jurídica Por
•฀ derechos฀nacionales
•฀ derecho฀comparado
•฀ Ciencias฀de฀la฀his-
toria del derecho

Valoración de los datos jurídicos y fundamentación filosófica


de las valoraciones de justicia.
•฀ Filosofía฀del฀Derecho฀(que฀se฀puede฀subdividir฀según฀las฀
b. Aspecto filosófico
ramas del derecho o según las instituciones jurídicas).
•฀ Epistemología฀jurídica
•฀ Deontología฀jurídica.

Aplicación de los esquemas jurídicos

Construcción de los esquemas jurídicos.


Arte del derecho o ciencia jurídica (por oposición a la ciencia
del derecho; así como los moralistas llaman “actos huma-
c. Aspecto artístico nos” a aquellos actos que, por hacerse con conocimiento y
libertad, reflejan la actividad propiamente humana, y “actos
del hombre” a los hechos que tienen por sujeto al hombre,
aunque se hagan sin conocimiento o libertad).

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•฀ Técnicas฀de฀ •฀ Lenguaje฀técnico฀jurídico
formulación •฀ Técnica฀legislativa
•฀ Técnicas฀de฀redacción฀de฀
documentos
d. Aspecto técnico
•฀ Técnicas฀de฀
interpretación (Hermenéutica jurídica)

•฀ Técnicas฀de฀ejecución

el nombre de “ciencia del derecho” a la actividad teórica que conoce por sus
causas al ius conditum. No obstante, en consideración al hecho de que en la
práctica la actividad del jurista no puede prescindir de los aspectos científicos,
filosóficos, artísticos y técnicos del derecho, se puede llamar “ciencia del
derecho” al conocimiento sistemático de toda la actividad metódica del jurista,
tanto teórica como práctica, respecto del ius conditum, como respecto del ius
condendum; E) distinguimos en la “ciencia del derecho”, siguiendo a Villoro
Toranzo y tomada ya en un sentido amplio, cuatro aspectos diferentes:
Cada aspecto de la ciencia del derecho tiene su razón de ser. Su com-
prensión es mayor si recordamos lo explicado en capítulos anteriores sobre
cómo nace el derecho, cuáles son sus relaciones con la realidad y la doctrina
de las fuentes del derecho, ya expuestas.

Conclusiones
Desde la definición académica recogida y compartida por la doctrina de Villoro
Toranzo, cuando afirmó que la ciencia es “un conjunto sistemático y metódico de
conocimientos fundados de las cosas por sus causas próximas”, se equiparó el
derecho a las ciencias experimentales, de manera concluyente.
Concuerdan los tratadistas citados en nuestra bibliografía que son cua-
tro los aspectos en que se fundamenta el derecho cuando se hace un análisis
sobre la razón de su universalidad y su contexto material: ciencia, filosofía,
arte y técnica.
En este capítulo puntualizamos estos predicados y concluimos que
el derecho es ciencia por la sistematización de la norma jurídica y la necesaria
concatenación de toda su integridad conceptual, en las diferentes áreas

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del conocimiento, al cual se llega por el examen minucioso de cada uno de


sus componentes y a través de un escrutinio metódico, en busca de sus íntimas
razones y realidades. El derecho es la ciencia del deber ser, de la impredecible
y variable conducta humana.
El derecho es también filosofía, por cuanto que si bien ésta analiza al
hombre como la medida de todas las cosas y en razón de sus últimas causas, el
derecho lo estudia como persona, como sujeto de obligaciones y facultades.
El hombre como ser es estudiado por las ciencias; al derecho le importa su
conducta, su actitud como individuo y como integrante de la sociedad. La
filosofía lo indaga en la totalidad del juicio racional, no a partir de las causas
inmediatas como lo desmenuza, si así podemos decirlo, las ciencias, sino por
sus últimas causas, en la profundidad recóndita de juicios y valores.
Que el derecho es arte está demostrado por la destreza de la actitud
del jurista, en su desempeño cotidiano, en el escenario de sus diferentes
oficios y especializaciones, en la amplitud de sus clasificaciones, en el per-
feccionamiento de sus conocimientos y aplicaciones objetivas. Esta es la
razón para que el derecho no se pueda conocer y comprender en la simple
o profunda y dedicada lectura de textos y enciclopedias; es en la vivencia
universitaria y académica, en medio del ajetreo dialéctico, en la confrontación
de tesis y antítesis.
Que el derecho es técnica lo vemos en la aplicación de los conocimientos
científicos en el mundo fenomenológico y en los aspectos puntuales, típicos,
concretos, particulares de la vida social; en la sentencia del juez, la palabra del
jurista, el concepto doctrinario, la elaboración de la ley.
Como conclusión de lo expuesto podemos decir que la ciencia del de-
recho es el conjunto sistemático de conocimientos por sus causas. Que el ius
conditum es el derecho elaborado o constituido (el porqué de la norma). Su
estudio tiene carácter teórico, en busca del ius condendum, es decir, el derecho
que debe regular, como norma vigente, la conducta social de los hombres.
El derecho aparece entonces como arte de lo bueno, de lo equitativo, o como
lo dijera Ulpiano: como arte de la justicia (bonum et aequm). Entonces el
arte es la actividad práctica del jurista.

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