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LA PACIENCIA, COMO TENER MÁS PACIENCIA O SER MÁS PACIENTE

En un mundo cada vez más acelerado y cargado de estrés, la paciencia se coloca


como una de las cualidades más necesarias y valoradas en una persona. Saber
gestionar bien las emociones y hacer un buen uso de la paciencia puede marcar una
diferencia significativa con aquellas personas que no sepan ser pacientes.

Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística, el 69% de los españoles sufren
estrés laboral. Ante estos datos, es evidente que la paciencia es un requisito
indispensable con el que poder afrontar cada día sin que nuestra salud se vea
afectada.

PACIENCIA: TODO LO QUE TIENES QUE SABER

En este artículo encontrarás todo lo que necesitas saber sobre la paciencia y cómo
aplicarla en tu rutina diaria para comenzar a notar una mejora en tu calidad de vida.
Pero para ello, lo primero es por ahondar un poco más en este concepto de paciencia.

SIGNIFICADO Y DEFINICIÓN DE PACIENCIA

Según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, la paciencia es “la


capacidad de soportar algo sin alterarse”. Si tenemos en cuenta esta definición, la
paciencia es una cualidad que nos permite encajar las adversidades que puedan ir
surgiendo sin que estas afecten a nuestros objetivos ni a nuestro estado de ánimo.

Si nos fijamos en el origen etimológico de la palabra, nos remontamos hasta la


palabra pati, proveniente del latín, que significaba sufrir. De hecho, la palabra
‘paciencia’ comparte la misma ascendencia que ‘padecer’, y con aquellos ‘pacientes’
que sufrían una enfermedad.

Por tanto, el significado del término paciencia históricamente siempre ha estado


relacionado con resistir el sufrimiento y mantenerse inalterable ante las adversidades,
pero en la actualidad también hace referencia a otros significados menos dramáticos.

De nuevo el Diccionario de la RAE, en otra de sus acepciones, se refiere al término


paciencia como la “facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho”. Esta
nueva concepción añade un elemento positivo a la palabra paciencia, y no solo lo
relaciona con el sufrimiento.

Ahora que ya sabemos algo más sobre qué significa y de dónde proviene la palabra
paciencia, es momento de conocer aquellas situaciones que van a poner a prueba
esta capacidad de sobreponerse a los contratiempos sin alterarnos.

COSAS QUE TE HACEN PERDER LA PACIENCIA

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Cada día nos encontramos ante cientos de situaciones a las que debemos hacer
frente. La forma en la que encaramos todas ellas y las superamos dictaminan los
rasgos de nuestra personalidad. Por supuesto, uno de estos rasgos más importantes
es la paciencia, que puede suponer una gran diferencia en el resultado final.

Pero no es fácil mantener la paciencia en algunos momentos en los que esta cualidad
es llevada al límite. Padecer estrés, ansiedad o dejarse llevar por la negatividad son
algunos de los detonantes más comunes que nos pueden llevar a actuar con
impaciencia.

Estrés: es uno de los grandes problemas de una sociedad que en los últimos
tiempos se ha instalado en un ritmo frenético y de constante cambio. Dentro de él, el
trabajo se sitúa como el principal generador de estrés en la población. Según un
informe de la OMS, uno de cada tres trabajadores en toda Europa sufre estrés en su
puesto de trabajo, lo que les hace más propensos a caer en la falta de paciencia en
todos los aspectos de su vida.
Ansiedad: considerada una de las grandes epidemias silenciosas del siglo XXI. Se
estima que en España el 40% de la población ha sufrido o sufrirá ansiedad a lo largo
de su vida. Una patología que afecta a millones de personas y que cambia por
completo la forma de encarar el día a día cotidiano. Una persona con ansiedad tiene
más dificultades para enfrentarse a determinadas situaciones, puede precipitarse a la
hora de tomar una decisión y perder la paciencia.
Negatividad: ser positivo es uno de los grandes requisitos a la hora de actuar con
paciencia. La forma en la que planteamos las situaciones y nuestra actitud ante ellas
es fundamental para lograr los objetivos. Una persona negativa tenderá siempre a
buscar los inconvenientes y problemas en todo, y por tanto será más fácil que pierda
la paciencia.

Ser paciente no es algo innato, no es una cualidad con las que algunas personas
nacen. La paciencia es una virtud que puede mejorarse a lo largo de toda la vida, y
existen diferentes formas de entrenamiento en nuestro día a día para trabajar esta
característica.

CÓMO CULTIVAR LA PACIENCIA

Todos podemos aprender a actuar con calma y dejarnos guiar por la paciencia. Hay
personas a las que les resulta más fácil y otras a las que les cuesta un poco más no
perder los nervios ante una situación. Pero todas ellas pueden mejorar su paciencia
con algunos métodos sencillos.

Ser positivo: si antes explicábamos que una actitud negativa es un detonante


para perder la paciencia, el positivismo es una de las claves para lograr ser paciente.
Todas las situaciones a las que nos enfrentaremos en la vida pueden verse desde
muchas perspectivas. Elegir aquella más positiva en lugar de centrarnos en lo malo
nos ayudará a mejorar la paciencia y a actuar con más calma.

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Conocer nuestros límites: cada persona, incluso los más pacientes, tenemos un
punto en el que la situación nos supera y nos lleva a perder los nervios. Es importante
conocerse a uno mismo y las particularidades de su forma de ser, de tal manera que
sepamos dónde está ese límite. Una vez sepamos hasta dónde podemos llegar sin
perder la paciencia, podremos actuar en consecuencia y poco a poco desplazar ese
límite cada vez más.
Ganar confianza: la confianza en uno mismo es importante para muchos aspectos
de nuestra vida. Sentirse capaz de hacer algo es indispensable para llegar a
conseguirlo. Con la paciencia ocurre algo similar, afrontar cualquier situación con
seguridad de poder superarla nos ayuda a actuar con calma y no perder los nervios.
Por ejemplo, en una entrevista de trabajo que se está retrasando, tener confianza en
ti mismo te ayudará a no perder los nervios y esperar con paciencia tu momento de
actuar.

Cada situación y momento en la vida necesita una forma de actuar distinta, y aunque
estas pautas básicas te ayudarán a entrenar tu paciencia y lograr mejorarla, hay otras
más específicas para cada situación. Las personas adultas, por ejemplo, se enfrentan
a situaciones diferentes al resto de grupos de edad que requieren medidas más
concretas.

CÓMO TRABAJAR LA PACIENCIA EN ADULTOS

Los adultos son uno de los grupos de edad que más necesitan hacer uso de una
paciencia fuerte y madura. Las personas adultas son uno de los colectivos con más
responsabilidades, y por tanto uno de los más expuestos a los problemas del estrés y
la ansiedad.

El trabajo y la familia son dos grandes responsabilidades para estas personas, que
deben trabajar la paciencia para poder sobrellevar todo.

En ocasiones, y más aún en la edad adulta, se confunde la paciencia con la falta de


carácter y una personalidad sumisa.

Sin embargo, aquellas personas que logran controlar sus nervios ante situaciones
de estrés son mucho más fuertes que las que actúan con vehemencia ante los
problemas.

Trabajar la paciencia en la edad adulta es costoso, ya que los patrones de conducta y


los rasgos de la personalidad ya están asentados en cada persona. Sin embargo, con
fuerza de voluntad pueden lograrse buenos resultados y llegar a ser más paciente.

NUNCA ES TARDE PARA CULTIVAR LA PACIENCIA.

Aunque siempre se está a tiempo de incrementar la paciencia, el momento más


apropiado para empezar a trabajarla es en la infancia. Es en esta etapa donde es más

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fácil inculcar unos valores y unas habilidades psicológicas que ayuden a los niños a lo
largo de toda su vida.

CÓMO TRABAJAR LA PACIENCIA EN LOS NIÑOS

La paciencia debe empezar a trabajarse desde la más tierna infancia. Los niños deben
aprender desde una edad temprana a tolerar la frustración, y saber sobreponerse a
ella mediante la paciencia. Si no lo hacen, en el futuro podrían tener graves
problemas para enfrentarse a los conflictos y contratiempos que puedan surgirles.

No es fácil trabajar la paciencia en la infancia, ya que suele ser una época marcada
por la impulsividad y la falta de reflexión en las acciones.

Los niños buscan en todo momento cumplir sus deseos y satisfacer sus
expectativas, por lo que les cuesta comprender el concepto de paciencia y su utilidad.

Sin embargo, mediante ciertos hábitos diarios, sí es posible inculcar poco a poco estos
valores en los niños.

Lo más importante a tener en cuenta en este punto es que los niños, como se suele
decir coloquialmente, son “esponjas” que absorben todo lo que ven. Por tanto,
predicar con el ejemplo y actuar con paciencia y sin perder los nervios es fundamental
a la hora de trabajar la paciencia con los niños. Por ejemplo, en una situación
frustrante para ambos, como puede ser perder un autobús, es importante no perder la
paciencia delante del niño y buscar con calma una solución.

El otro aspecto fundamental a tener en cuenta es que los niños no tienen la misma
concepción del tiempo que una persona adulta. Por tanto, la impaciencia suele llegar
antes en los niños que en los adultos. Una buena forma de combatirla es marcar unos
pasos muy definidos de tal forma que el niño pueda entender los procesos y aprender
a esperar con paciencia sus objetivos. Por ejemplo, en lugar de decirle a un niño que
puede salir a jugar “en un rato”, es más eficaz estructurar la acción y decirle: “cuando
acabemos esto podemos salir a jugar”.

Pero no sólo hay que establecer una distinción entre la edad adulta y la infancia, a
veces nos encontramos en determinadas situaciones que hacen que la paciencia sea
necesaria en muchos otros aspectos. La vida en pareja, por ejemplo, plantea una serie
de retos en los que la paciencia es una buena forma de enfrentarse a ellos.

CÓMO TRABAJAR LA PACIENCIA EN PAREJA

Alcanzar una relación estable con una persona puede suponer un gran apoyo para
afrontar el día a día. Sin embargo, la vida en pareja también implica una serie de
conflictos y situaciones en los que la paciencia es necesaria.

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Para mejorar la paciencia en la pareja lo más importante es conocer a la otra persona
y sus sentimientos, ponerse en su lugar y tratar de comprender su visión. Si logramos
hacerlo, conseguiremos una relación mucho más paciente y respetuosa, además de
fortalecer los vínculos con nuestra pareja.

Para trabajar la paciencia en el amor y las relaciones, el positivismo juega de nuevo


un papel fundamental. Todas las personas tienen defectos, pero tener una actitud
negativa y centrarse sólo en los fallos de nuestra pareja nos llevará a perder la
paciencia.

Mantener una visión positiva y valorar las cosas buenas de nuestra pareja por encima
de sus defectos nos ayudará a mejorar la paciencia en nuestra relación.

Se proactivo y propón que la otra persona haga lo mismo. Focalizarse en salvar


obstáculos es una pauta que reforzará vuestra relación.

En las relaciones y el amor no es el único elemento a tener en cuenta a la hora de


entrenar nuestra paciencia. El trabajo es otro de los factores de riesgo que ponen en
serio peligro esta capacidad.

CÓMO TRABAJAR LA PACIENCIA EN EL TRABAJO

El trabajo es una de las grandes obligaciones a las que se enfrenta una persona
adulta a lo largo de toda su vida. Ya hemos explicado que el estrés laboral afecta a
millones de personas y se ha convertido en un gran problema a nivel mundial. Por
ello, es importante trabajar la paciencia en el entorno laboral para evitar que el estrés
llegue a afectar a nuestro rendimiento.

Una buena forma de hacer esto es mediante la planificación de las tareas y la


focalización de nuestra atención en cada una de ellas.

Mediante la técnica del Mindfulnes, o atención plena, conseguimos centrar toda


nuestra atención en una sola tarea y evadirnos del resto.

Si estructuramos el trabajo en un orden y logramos centrarnos en una sola tarea en


lugar de atender a varias a la vez, conseguiremos un resultado mucho más positivo.
El desorden en el trabajo puede acercarnos al límite de nuestra paciencia, y por tanto
debemos tratar de alejarnos de él. Puede suceder que siendo ordenados, un posible
desorden externo que pese a alguna advertencia sigue igual, también puede hacernos
perder los papeles.

Algo similar ocurre con los estudiantes, quienes se enfrentan también a un gran
estrés a lo largo de su vida académica y necesitan la paciencia para poder afrontar
sus rutinas.

CÓMO TRABAJAR LA PACIENCIA AL ESTUDIAR


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La etapa de formación es una de las partes fundamentales en la vida de las personas,
desde su inicio en la infancia hasta la finalización de estudios superiores previos a
acceder al mercado laboral. En una fase tan importante y tan larga de nuestra vida,
es importante mantener la paciencia y aprender a trabajar nuestras capacidades para
conseguir el éxito en nuestros objetivos.

Una de las cosas más importantes a la hora de mejorar nuestra paciencia en los
estudios es aprender a tolerar la frustración y el fracaso. Es frecuente que en muchas
fases del aprendizaje nuestro cerebro no sea capaz de asimilar todos los conceptos
nuevos que van surgiendo. Ante esta situación, es normal que aparezca la frustración
ante la incapacidad de comprender algo.

Por tanto, una buena forma de cultivar la paciencia es aprender a tolerar esta
frustración sin que sea ella la que tome el control de nuestras emociones.

El otro gran reto para la paciencia de los estudiantes está muy relacionado con el
estrés laboral del que ya hemos hablado. En muchas ocasiones, la carga de trabajo a
la que se enfrentan los estudiantes es similar a la de los trabajadores, lo que les causa
el mismo problema de estrés y ansiedad. De nuevo, la organización y estructuración
de las tareas puede ser la forma más eficaz de trabajar la paciencia y enfrentarse a
este problema.

La ausencia de distracciones hace que nuestro rendimiento aumente y podamos


focalizarnos en nuestra tarea. Es preciso hacer hincapié en este punto, porque si
continuamente nos distraen, nos sentiremos agobiados por no haber podido
aprovechar el tiempo.

Para conseguir alcanzar un estado de paciencia en el que los contratiempos y


situaciones cotidianas no consigan alterar el estado de ánimo, hace falta una
preparación a conciencia y el uso de unas herramientas que nos ayuden en esta
tarea.

HERRAMIENTAS PARA MEJORAR LA PACIENCIA

No existe ningún botón en nuestro cuerpo a través del cual podamos convertirnos en
personas pacientes que no se alteran ante los problemas a los que se enfrentan.

La paciencia es una virtud que debe entrenarse durante toda la vida, y pese a la
dificultad que supone trabajar esta habilidad, siempre podemos encontrar una forma
de hacerlo.

Relajación: ya sea a través de terapia, en solitario o incluso realizando cualquier


tipo de deporte, la relajación es una herramienta fundamental para nuestra salud
emocional y nuestra capacidad de mantener la paciencia. Por ejemplo, unos simples

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ejercicios de respiración pueden ser muy útiles cuando sentimos que nos estamos
acercando al límite.
Curiosidad: la inquietud por conocer nuestro entorno nos ayudará a tener un
mayor control sobre los problemas que podamos encontrarnos. Tener las situaciones
más controladas nos ayudará a mantener la calma y aumentar nuestra paciencia a la
hora de actuar.

A través de estas herramientas, trabajar nuestra paciencia será mucho más sencillo.
Cuando nos encontremos ante una situación que amenace con hacernos perder la
paciencia, seguir unos simples pasos nos ayudarán a mejorar la paciencia y mantener
el control.

MEJORA TU PACIENCIA EN 4 PASOS

Todos sufrimos momentos en los que se pone a prueba nuestra paciencia. Saber
gestionar nuestras emociones y actuar de forma calmada nos permitirá sobrellevar
los problemas con una mejor actitud. A continuación explicamos algunos pasos que
puedes seguir para mejorar la paciencia cuando sientas que estás cerca del límite.

Trata de relajar tu cuerpo: la impaciencia provoca que inconscientemente


nuestro cuerpo se tense. Si focalizamos nuestra mente en mantener nuestros
músculos relajados, será más fácil controlar las emociones y no perder el control.
Controla la respiración: si sentimos que una situación amenaza con desbordar
nuestra paciencia, nuestra respiración y ritmo cardíaco se aceleran y comenzaremos
a hiperventilar. Si conseguimos mantener un ritmo de respiración bajo, evitaremos
saturar nuestro organismo de oxígeno y controlaremos más fácilmente nuestro
cuerpo.
Cambia tu perspectiva: cuando consigamos relajar nuestro cuerpo, el siguiente
paso es valorar la situación en la que nos encontramos con calma. Mirar a través de
otro prisma puede aportarnos más puntos de vista y hacernos encontrar una solución.
Concéntrate en encontrar una solución: una vez hayamos conseguido
mantener la calma y hayamos valorado la situación en profundidad, el último paso es
buscar una solución al problema que sea útil.

Si seguimos estos pasos en cada situación a la que nos enfrentemos, nuestra


paciencia se incrementará día a día hasta finalmente completar todo el proceso de
forma mecánica.

Ya sabemos todo lo que necesitamos sobre la paciencia y cómo actuar para mejorarla,
pero aquí te ofrecemos unos CONSEJOS GENERALES A MODO DE SÍNTESIS.

 La paciencia es una de las habilidades más importantes que puede tener una
persona en la actualidad. En una sociedad cargada de estrés y ansiedad, es
imprescindible saber controlar nuestras emociones y dejarnos guiar por la
paciencia a la hora de actuar.

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 Para comenzar a trabajar la paciencia es imprescindible mantener una actitud
positiva y conocerse a uno mismo. Si queremos superar los problemas diarios a
través de la paciencia, debemos evitar la negatividad y la impulsividad en
nuestras acciones.
 Los adultos, como personas maduras y con unos patrones de conducta ya
consolidados, pueden encontrar más dificultades a la hora de trabajar la
paciencia y modificar sus hábitos. Sin embargo, la paciencia es una virtud que
debe trabajarse a lo largo de toda la vida.
 En la infancia, la paciencia es una habilidad difícil de trabajar. Los niños son
personas impulsivas que no comprenden el significado de la paciencia. Con
todo, aprender desde pequeños esta habilidad y la capacidad de tolerar la
frustración son requisitos imprescindibles para un adecuado desarrollo
emocional de las personas.
 El estrés laboral es uno de los grandes problemas de la sociedad actual, y un
serio factor de riesgo para la paciencia.
 Mejorar la paciencia es imprescindible para poder afrontar con éxito la vida
laboral y que esta no afecte a nuestra vida personal.
 En los estudios ocurre algo similar al trabajo debido al estrés y al alto nivel de
exigencia al que se enfrentan los estudiantes. En este aspecto, mejorar la
paciencia pasa por aprender a gestionar y ordenar las tareas pendientes para
realizarlas con éxito.
 La relajación y la curiosidad por conocer nuestro entorno son dos herramientas
a través de las cuales mejorar la paciencia. Si conseguimos dominar y aplicar
ambas, será más difícil que una situación pueda hacernos perder los nervios.
 Cuando nos enfrentamos a una determinada situación que puede hacernos
perder la paciencia, es posible aplicar una serie de pasos o rutinas para tratar
de dar la vuelta a la situación y mantener la calma. Relajar el cuerpo, controlar
la respiración o plantear la situación desde otra perspectiva son algunos pasos
útiles a la hora de enfrentarnos al problema.

Ya sabes todo lo necesario para mejorar la paciencia. Es el momento de pasar a la


acción y comenzar a practicar los consejos que te hemos explicado más arriba.

¡Nunca es tarde para empezar un cambio!

Si este artículo te ha parecido interesante o te gustaría contarnos tus experiencias, no


dudes en dejar un comentario más abajo. Que la paciencia te acompañe!

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