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Contemp Laci Ó N
Contemp Laci Ó N
LA CONTEMPLACION
Aquino.
intensivo. Templo, del griego témenos, indica una porción de campo reservada al jefe del
observar algo atentamente con los ojos del cuerpo y del alma. Y se amplía el sentido en un
orden sagrado. Así se dice que “El universo mundo se llama templo de Dios”(1) . Y se
Se contrapone la contemplación a la acción. La acción del latín actio, agendo, del griego
ágo (llevar ante sí), con el sentido de dirigir, conducir. Referida la acción al intelecto
importa en el mismo “la operación de dirigir las potencias o hábitos o los movimientos
La vida humana y la vida cristiana algo requieren de las dos vidas. Y la distinción se
que está siempre presente en la Revelación divina. Por ej. cuando se enseña que Dios, creó
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al mundo en seis días y al séptimo descansó y que esa creación realizada por el Dios eterno
fue en el tiempo (3). Que nuestros primeros padres Adán y Eva fueron creados por Dios y
colocados en el paraíso que tenían que cultivar y en donde estaban en amistad con Dios.(4).
Se considera que Raquel es ejemplo de vida contemplativa y Lía ejemplo de vida activa (5).
Cristo es el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación que conoce y
ama a Dios perfectamente y actúa, padece y muere por los hombres, reconciliándolos con
Dios. Se destacan los ejemplos de las hermanas amigas de Cristo Marta y María, la primera
Están por ej. los anacoretas retirados al desierto para ocuparse mejor de Dios o los monjes
encerrados en sus monasterios insistiendo en sus oraciones y liturgia, por un lado; y los
hombres comunes que viven su cristianismo en un trabajo legítimo y fecundo, por el otro.
Las dos formas de vida quedan registradas en la enseñanza de la Iglesia. Así dice por ej el
Conc. Vaticano II: “ Es característico de la Iglesia ser, a la vez, humana y divina, visible y
en el mundo y, sin embargo, peregrina, y todo esto de suerte que en ella lo humano está
Santo Tomás de Aquino, en la Summa Theol. II-II, 179, 1 se pregunta: “Si la vida de un
modo conveniente se divide en contemplativa y activa” (8). Y responde “Sed contra es que
Gregorio, “sobre Ezequiel” dice: “dos son las vidas en las cuales a nosotros el omnipotente
Respondo diciendo que aquellos propiamente se dicen vivientes que a partir de sí mismos
se mueven u operan. Pero aquello máximamente conviene a alguno según sí mismo que es
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propio del mismo, y hacia lo cual máximamente se inclina. Y por consiguiente cada
cual máximamente se inclina: como se dice que la vida de las plantas en esto consiste que
se nutren y generan; pero la de los animales en esto que sienten y se mueven; pero la de los
hombres en esto que entienden y según la razón actúan. De donde también en los hombres
la vida de cada hombre parece ser aquello en lo cual máximamente se deleita, y a lo cual
máximamente intenta: y en esto cada cual principalmente quiere convivir al amigo, como se
acciones, de allí es que la vida del hombre convenientemente se divida por activa y
contemplativa.”
como se ha dicho, esta división se da sobre la vida humana, la cual ciertamente se atiende
según el intelecto. Pero el intelecto se divide por activo y contemplativo: porque el fin del
contemplativa” (9)
Respondiendo a una objección establecida según S. Agustín, que divide a la vida humana
en tres géneros que son el ocioso, que pertenece a la vida contemplativa, el actuoso que
Aquinate: “Al segundo hay que decir que los medios se confeccionan a partir de los
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manera semejante como en cada mixto predomina algo de los simples, así también en el
De manera que para el Aquinate la llamada vida mixta que se compone de activa y
menos complejo que la vida activa. Solamente en Dios la vida es absolutamente simple.
contemplativa, en su esencia, es algo del intelecto, una operación del intelecto hacia Dios.
Pero se da también alguna intervención de la voluntad. Así en la Summa Theol. II-II, 180,
el afecto” Y dice: “Por el contrario es que Gregorio allí mismo dice, que “la vida
contemplativa es retener a la caridad de Dios y del prójimo con toda la mente, e inherir con
el solo deseo al Creador”. Pero el deseo y el amor pertenecen a la vida afectiva o apetitiva ,
como arriba se ha dicho. Por consiguiente también la vida contemplativa tiene algo en la
Respondo diciendo que, como se ha dicho, la vida contemplativa se dice ser de aquellos
voluntad, como arriba se ha dicho: porque la intención es del fin, que es objeto de la
acción, pertenece al intelecto: pero en cuanto a aquello que mueve a ejercer tal operación,
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pertenece a la voluntad, que mueve a todas las otras potencias, y también al intelecto a su
veces por el amor de la cosa vista, porque como se dice en Mateo 6,/21/, “allí en donde está
tu tesoro, allí está tu corazón”: pero a veces por el amor del mismo conocimiento al cual
Dios enardece en orden a inspeccionar su belleza. Y como cada uno se deleita cuando hubo
La vida activa se ejercita esencial y principalmente por las virtudes morales. Y estas
Se puede hablar del hombre en el estado hipotético de naturaleza pura; esto es , con todo
lo natural y con sólo lo natural.En este caso se concibe que el hombre por sus fuerzas
El hombre en estado de naturaleza caída, después del pecado, por sus fuerzas naturales y
el auxilio natural de Dios, sin la gracia, puede conocer a Dios naturalmente y amarlo con
amor afectiva y efectivamente ineficaz. Es decir, puede llegar a una cierta contemplación
de Dios, bastante imperfecta. Porque puede llegar a Dios con el conocimiento metafísico,
pero con un débil amor por encima de las creaturas, que no alcanza para sacarlo del abismo
del pecado.
con un amor afectiva y efectivamente eficaz. Esto es, por la gracia, el hombre recibe el
perdón de los pecados, queda transfigurado sobrenaturalmente queda curado más que nada
en su espíritu de las lacras del pecado, y puede elevarse para conocer a Dios y amarlo
El hombre por su alma en el cielo, perfeccionado con la luz de gloria contempla a Dios
señala: “Por el contrario es que Gregorio dice, en el VI Moral. Que “en la contemplación el
verdad: porque la contemplación de este modo es el fin de toda la vida humana. De donde
Agustín dice, en el I de Trin. Que “la contemplación de Dios se nos promete como el fin de
todas las acciones, y la eterna perfección de los gozos”. La cual ciertamente en la futura
vida será perfecta, cuando lo veamos a él “cara a cara”: y por consiguiente nos haga
ella se hace en nosotros cierta incoación de la bienaventuranza, que aquí empieza para que
Pero porque por los divinos efectos somos conducidos a la contemplación de Dios, según
aquello de los Rom. 1,/20/ “Las invisibles de Dios por aquellas cosas que han sido hechas,
libro de Vera Relig., que en la consideración de las creaturas no se ha de ejercer una vana y
peligrosa curiosidad, sino que se han de hacer grados en orden a las inmortales y eternas”
Así por consiguiente a partir de las premisas consta que en cierto orden cuatro pertenecen
a la vida contemplativa: primero ciertamente, las virtudes morales: segundo, otros actos
que se realiza por las fuerzas naturales de la creatura racional, con el auxilio natural de
Dios.
Importa en la tierra un conocimiento metafísico de Dios que se realiza en base a las cosas
creadas que dicen semejanzas e imágenes con respecto a Dios. Hay que tener en cuenta
también las semejanzas e imágenes que utilizamos en nuestras potencias cognosctivas para
para el principio del acto intelectual; y a la llamada especie expresa o verbo mental para el
inteligibles transportadas de este mundo y otras infundidas por Dios. Conoce a Dios
naturalmente por estas imágenes. Pero además conoce a Dios por sí misma; esto es, por su
propia esencia de alma separada que conforta a su intelecto en lugar de una especie
impresa.
El hombre en el cielo contempla a Dios también por modo natural, en cuanto la visión
celeste no anula a la naturaleza sino que la superperfecciona. Hay lugar para el ejercicio de
la inteligencia natural hacia Dios, en el orden de la llamada ciencia vespertina, que importa
referencia a su objeto.
Dios Padre, Hijo y E. Santo es el creador del universo y especialmente de las creaturas
racionales, que son naturalmente superiores a las creaturas irracionales. Esta condición
pueden conocer y amar a Dios. Así naturalmente pueden tener acceso a la contemplación y
felicidad natural. En este orden natural, el hombre, con la ayuda natural de Dios, tiene
acceso a la unidad de Dios pero no a la trinidad de personas y a otros misterios. Pero Dios
habla y enseña de un modo directo a sus creaturas racionales, en orden al mismo Dios en su
misterio.
Así las convoca hacia la vida eterna. La Revelación divina se realiza con hechos y
palabras.
Dios Padre Hijo y Espíritu Santo existe en sí mismo, desde toda la eternidad. Y,en cierta
manera, empieza a existir para nosotros. Esto último acontece básicamente por la creación,
la conservación y la providencia y gobierno del mundo. Pero además Dios existe para
nosotros de un modo original y sobrenatural que se resume en lo que se llaman las misiones
divinas. Las misiones divinas importan un nuevo modo de existir en el mundo de una
persona divina originada a partir de otra. Así se dan las misiones divinas del Hijo y del E.
Santo. También viene el Padre pero no en cuanto enviado por otro, sino por sí mismo. Y
esto en cuanto el Padre es principio no de principio y son inseparables las tres divinas
personas.
Se destacan especialmente la misión visible del Hijo, por la encarnación redentora del
mismo; la venida del Espíritu Santo en Pentecostés y la misión invisible de las divinas
personas que importa en nosotros la inhabitación de las tres divinas personas en el alma de
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los justos por la gracia “Respondió Jesús y les dijo: Si alguno me ama guardará mi palabra,
mundo hacia Dios (Cf. Vat. II, Const. Lumen Gentium, espec. Nn. 48-50). Hay que tener en
cuenta que las misiones de las divinas personas, no se realizan por un cambio (paso de la
potencia al acto) en Dios que es inmutable, sino por un cambio en las creaturas. Algo
la montaña, pero no por un cambio en la montaña sino por un cambio en nosotros que
viajamos
También las creaturas son constituidas o descubiertas en su aptitud analógica hacia Dios
en su misterio. De manera que por las creaturas de este mundo se pueda acceder a Dios no
sólo en un orden natural sino también sobrenatural. Está el caso de los sacramentos y de la
la contemplación sobrenatural que acontece fuera del cielo. Dentro de esta última
cristiana, y con la ayuda de los dones del Espíritu Santo, especialmente de los dones de
santificante y es una virtud sobrenatural y teologal, infundida por Dios en el alma, por el
evidencia del objeto, sino por la autoridad de Dios que revela. La fe sobrenatural es el más
alto principio de conocimiento sobrenatural que Dios nos concede en este mundo.
Con todo, hay que tener en cuenta algunas limitaciones de la fe. En primer lugar que aún
cuando sea una virtud teologal orientada directamente hacia Dios, sin embargo, requiere el
uso de imágenes creadas para su conocimiento de Dios. También tiene intrínsecamente una
Esta fe, debe estar “imperada por la caridad”. Consta, en cuanto la caridad sobrenatural es
la más perfecta de las virtudes y es vínculo de perfección; es decir, nos une especialmente
con Dios elevando operativamente al hombre hacia Dios en los otros ámbitos de su
diera la caridad en el alma se daría el pecado, que ofende a Dios, aleja del mismo e impide
de Dios.
cristiana”. La esperanza cristiana es una virtud sobrenatural teologal infundida por Dios en
el alma por la cual esperamos alcanzar la vida eterna por el auxilio divino”. Se trata de una
virtud de “viadores” o viajeros hacia Dios. Esto importa como una cierta distancia con
respecto a Dios Y ésta es una condición que tenemos en este mundo, mientras no entramos
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en la visión de la vida eterna. De aquí resulta otro límite para nuestra contemplación
dones del Espíritu Santo, especialmente de sabiduría, intelecto y ciencia”. Los dones del
Espíritu Santo son hábitos operativos buenos, sobrenaturales, infundidos por Dios en el
alma, para que la misma resulte bien dispuesta en orden a una inspiración divina y que
tienen una operación por modo divino hacia toda la materia moral y religiosa. La tradición
cristiana reconoce la existencia de siete dones: sabiduría, intelecto, ciencia, consejo, piedad,
La inspiración divina de que se trata es una gracia actual más elevada que la que
corresponde a las virtudes morales infusas. En esta inspiración divina y en los dones
Los actos de los dones del Espíritu Santo son particularmente elevados, “por modo
divino”, por encima de las limitaciones de la condición humana y de los pecados. Disponen
a las virtudes teologales para un mejor ejercicio de las mismas y perfeccionan a las virtudes
morales.
Los dones que se consideran más especialmente en relación a la contemplación son los de
Los dones del Espíritu Santo son infundidos por Dios en el alma juntamente con la gracia
del Espíritu Santo funcionan bajo ese ámbito y concurren en orden al perfecto
un conocimiento de las cosas creadas en orden a Dios –algo semejante a una metafísica
Los dones del Espíritu Santo, particularmente los señalados, de momento que superan el
modo humano operativo, con sus limitaciones derivadas de la condición humana y del
pecado, y proceden según un modo divino y por inspiración divina, favorecen grandemente
caridad nos vincula con Dios, incluso de un modo inmediato, por encima del conocimiento.
Santo Tomás se pregunta “si /Dios/ en esta vida puede ser inmediatamente amado” y
es mediato, se dice enigmático, y se evacua en la patria: como consta I Cor 13, /9/. Pero “la
caridad no se evacua”, como se dice I Cor 13,/8/. Por tanto la caridad del camino
virtud se perfecciona por esto que el apetito se inclina en la cosa misma. Y por consiguiente
las mismas cosas: pero el acto de la virtud cognoscitiva es según el modo del cognoscente.
Pero es el orden mismo de las cosas tal según sí mismo que Dios es por sí mismo
por la cual las otras cosas son conocidas y amadas. Pero en cuanto a nosotros, porque
nuestro conocimiento tiene su origen a partir del sentido, son primeramente cognoscibles
las que son más cercanas al sentido; y el último término del conocimiento es en aquel que
es máximamente remoto del sentido. Según esto por tanto hay que decir que la dilección,
que es acto de la virtud apetitiva, también en el estado de vía tiende hacia Dios
primeramente, y a partir del mismo se deriva hacia los otros: y según esto la caridad ama a
Dios inmediatamente, pero a las otras mediante Dios. Pero en el conocimiento es por el
contrario: porque a saber por los otros a Dios conocemos, como a la causa por el efecto, o
por modo de eminencia o negación, como consta por Dionisio en el libro “sobre los Div.
La unión por amor de caridad con Dios importa la inhabitación de las divinas personas en
el alma. El movimiento del alma llega a una culminación perfectiva que arrastra tras sí al
resto de la persona y particularmente a las otras virtudes teologales y morales. Los dones
del Espíritu Santo se alimentan de Dios, beben de una experiencia de Dios, mediante las
de Dios en la tierra.
Contemplación que es de Dios; y de las creaturas en orden a Dios. En este sentido tiene
En lo que diríamos un diálogo amistoso con Ricardo de S. Victor que habla de seis
Tomás dice: “Al tercero hay que decir que por aquellos seis se designan grados por los
cuales por las creaturas se asciende a la contemplación de Dios. Pues en el primer grado se
partir de los sensibles hacia los inteligibles; en el tercer grado se pone el juicio de los
inteligibles a los cuales por los sensibles se llega; en el quinto grado se pone la
contemplación de los inteligibles que por los sensibles no pueden ser encontrados, pero por
perfecciona.” (ib, ad 3)
que remarcar la condición del alma separada en un modo semejante a los ángeles. Esto
interesa en cuanto debe darse una mutua conformación entre la naturaleza y la gracia y
requiere la gracia santificante en el alma, el lumen gloriae que desplaza a la fe y que tiene
elevada de los bienaventurados. Las creaturas naturalmente conocen a Dios por imágenes.
En los planos inferiores de la gracia y santidad esta condición permanece. Pero en el cielo
esta condición se supera y se conoce a Dios de un modo directo e inmediato. Dios se hace
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especies o imágenes creadas del conocimiento. Esto es, estando el alma del bienaventurado
con la gracia santificante, con la inteligencia natural superelevada por el lumen gloriae,
presente en lugar de la especie expresa del conocimiento, y como término real, definitivo,
esa visión de Dios que lo configura, se considera el amor celeste que queda como
importa también el sacrificio de la imagen creada del conocimiento, en cuanto Dios ocupa
conocimiento de las cosas creadas fuera del Verbo hacia el Verbo de Dios. Esta ciencia
vespertina ya es con imágenes creadas. Junto a la misma y en cierto modo bajo la misma se
sobrenatural perfecto.
El hombre del cielo no sólo ve y ama a Dios sino que también opera. Así es
a la práctica, que no la perturba. Se cumplen las palabras de Cristo: “María eligió la mejor
Cristo es nuestro Salvador. Estando en la tierra debemos avanzar hacia el cielo con su
auxilio y poniendo en El nuestra mirada y amor. “Jesús le dijo. Yo soy el camino, la verdad
y la vida; nadie va al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, conoceréis también a mi
Pero hay que notar que la vida eterna del cielo en lo que tiene de más formal importa una
cierta superación de la imagen creada de Cristo, en cuanto esta visión no es por algo creado,
sino por Dios mismo que es increado. Pero a la naturaleza humana de Cristo se la ve
directo, por otros medios menores de conocimiento; por ej. por la inteligencia natural y por
la vista.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el misterio de la encarnación redentora de
Cristo es algo más perfecto que la visión del cielo. En la unión de la encarnación se trata de
una unión de la naturaleza divina con la naturaleza humana en la persona divina del Hijo,
para que el Hijo subsista en la naturaleza humana asumida. En cambio la unión de la visión
no es lo mismo salvación por la gracia, que salvación por Cristo y por la gracia. Salvación
por Cristo y por la gracia es algo más que salvación por la gracia. Lo que se da en la visión
beatífica es un influjo por modo eficiente de Cristo no sólo en cuanto Dios, sino por su
también una cierta finalidad de la misma y aún cierto influjo formal no en la divinidad
misma presente en el alma –que es causa incausada-, sino en el acto de visión que
hijo adoptivo de Dios, hermano de Cristo que es el primogénito entre muchos hermanos.
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cielo.
NOTAS
(1) Macrobius, in Somnium Scipionis, lib. I, cap. 14, p. 58, Patavii 1735. Cf. Ramírez
Jacobus M. Opera Omnia, T. VII, CSIC, De Donis Spiritus Sancti deque Vita Mystica,
(3) Cf. Sagrada Biblia, Ed. Nacar-Colunga, BAC, Madrid ,1955, Gen 1,1-2,4.
(7) Cf. Documentos del Vaticano II, Ed. BAC, Madrid, 1972, Const. “Sacrosanctum
Concilium, 2.
(8) S. Tomás de Aquino, Summa Theol. Ed. Marietti, Taurini-Romae 1948, II-II,179,1.
(9) Ib.2
(10) Ib. Ad 2
(12) Is. 11,1-5, Biblia Sacra juxta Vulgatam Clementinam, ed. Colunta-Turrado, BAC,
Matriti, 1951. Cf. Septuaginta, id est Vetus Testamentum graece juxta LXX interpretes, ed.