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Lección 3

ESPERANZA
Principio 2: en una forma sincera creo que Dios existe, que le intereso y que Él
tiene el poder para ayudarme en mi recuperación.
“Dichosos los que lloran, porque serán consolados.” (Mateo 5:4)

Paso 2: llegamos a creer que un poder más grande que nosotros puede
restaurarnos a la cordura.
“Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el
hacer para que se cumpla su buena voluntad.”
(Filipenses 2:13)

Introducción

En el principio 2 creemos sinceramente que Dios existe, que le importamos y


que Él tiene el poder para ayudarnos en nuestra recuperación. Hebreos 11:6 ( BLA)
nos dice: “Es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa
a los que lo buscan.” En Salmos 62:5 dice: “Sólo en Dios halla descanso mi alma;
de Él viene mi esperanza.”

En el primer principio admitimos que éramos incapaces. Es a través de esta forma de


reconocer que no tenemos el poder, que llegamos a creer y recibir el poder de Dios para
ayudarnos en nuestra recuperación. Verdaderamente necesitamos ser cuidadosos, no tratar
de cubrir el hueco sin fondo de nuestros corazones, complejos y hábitos con paredes de
negación, o simplemente tratar de poner algún parche rápido. Por el contrario,
necesitamos mantener esas heridas expuestas a la luz para que a través del poder de Dios
puedan ser verdaderamente sanadas.
Es en el segundo principio que llegamos a creer que Dios existe, que somos
importantes para Él y que podemos encontrar el único y verdadero Poder Superior,
¡Jesucristo! Llegamos a entender que Dios quiere llenar nuestras vidas con Su amor,
Su gozo y Su presencia.
Una de mis parábolas favoritas está en Lucas 15, la historia del Hijo Pródigo.
Aunque la historia es acerca del amor de un padre por su hijo perdido, es realmente
una muestra del amor del Padre por usted. El amor de Dios está buscándolo, no
importa cuán perdido se sienta. El amor de Dios lo puede encontrar, no importa
cuántas veces haya caído en pecado, las manos misericordiosas de Dios se están
extendiendo para recogerlo, amarlo y perdonarlo.
Damas y caballeros, es allí donde encontrarán esperanza y es por eso que a este
Principio 2 lo llamo el principio de la “Esperanza.”

Esperanza
Veamos lo que la palabra Esperanza (Hope, en inglés) significa en el
Principio 2:

Honra al Poder Superior


Oportunidad para cambiar
Poder para cambiar
Esperar el cambio

La H significa HONRA al PODER SUPERIOR. Nuestro único y verdadero


Poder Superior tiene un nombre: ¡Jesucristo!

En el pasado pudo haber creído en la existencia de Jesús y quizás hasta haya asistido a
una iglesia. Pero lo que encontrará en el principio 2 es una relación personal con
Cristo. Verá que Jesús desea tener una relación práctica, día a día, momento a momento,
con nosotros. Porque Él puede hacer por nosotros lo que nunca hemos podido hacer
por nosotros mismos. Romanos 11:36 (DHH) dice: “Porque todas las cosas provienen de
Dios, y existen por Él y para Él.”

¡Mucha gente hoy cree sus dudas y duda de sus creencias! ¿Ha visto alguna vez una
idea? ¿Ha visto alguna vez amor? ¿Ha visto alguna vez la fe? Por supuesto que
no. Usted podrá haber visto actos de fe y de amor, pero las cosas reales, esas cosas
eternas, en el mundo son las realidades espirituales invisibles.
Esto nos lleva a las primeras tres palabras del segundo paso: “Llegamos a creer...”
Decir que nosotros “llegamos a creer” de alguna manera describe un proceso. Una
creencia es el resultado de una consideración, duda, razonamiento y conclusión.

En 2 Corintios 12:9 (NBLH), Jesús nos dice: “Te basta mi gracia, pues mi poder se
perfecciona en la debilidad.”

La siguiente letra es la O, de OPORTUNIDAD al cambio.

¿Cuál es el proceso que lleva a tener una creencia sólida, que lleva a cambiar su
vida? Veamos las primeras tres palabras en el Paso 2 otra vez: “Llegamos a creer...”

• “Llegamos...” ¡Nosotros dimos el primer paso cuando asistimos a nuestra primera


reunión de recuperación!

• “Llegamos a...” ¡Dejamos de negar nuestras heridas, complejos y hábitos!

• “Llegamos a creer...” Comenzamos a creer y recibir el poder de Dios para


ayudarnos en nuestra recuperación.

La esperanza es una oportunidad para cambiar. Algunas veces tememos al cambio,


aunque nuestro pasado haya sido doloroso. Nos resistimos a cambiar porque le
tememos a lo desconocido o, en nuestra desesperación, creemos que no merecemos
nada mejor.

Aquí están las buenas noticias: ¡la Esperanza abre puertas donde la desesperación las
cierra! La Esperanza descubre lo que se puede hacer en lugar de quejarse de lo que no
puede hacerse.

Durante toda su vida seguirá encontrando dificultades y heridas que no podrá


cambiar, pero con la ayuda de Dios puede estar dispuesto a que esas circunstancias y
situaciones lo cambien a usted, le hagan una mejor persona y no un ser amargado.

Efesios 4:23 (LBAD) nos da un desafío para ese final: “Renueven sus actitudes y
pensamientos.”
¿Cómo hará usted eso? La letra P nos habla acerca de ese PODER para cambiar.

En el pasado debimos haber deseado cambiar y no fuimos capaces de hacer tal


cosa; no podíamos liberarnos a nosotros mismos de nuestras heridas, complejos o
hábitos. En el principio 2 entendemos que el poder de Dios puede cambiar nuestras
vidas y nuestras situaciones. Filipenses 4:13 (LBAD) confirma eso: “Con la ayuda de
Cristo, que me da fortaleza y poder, puedo realizar cualquier cosa que Dios me pida
realizar.”

El poder para cambiar viene de la gracia de Dios. Como ve, la esperanza obtiene su
poder de una profunda confianza en Dios, como la del salmista: “¡Guíame, enséñame!
Porque tú eres el Dios que me da salvación; en nadie sino en ti tengo esperanza.” (Salmos
25:5 LBAD)

En el principio 2, comenzamos a entender que el poder de Dios puede


cambiar nuestra vida y situación. Y una vez que utilizamos ese poder, las acciones
correctas, acciones como las de Cristo, nos seguirán naturalmente, como resultado de
trabajar los principios y seguir al único y verdadero Poder Superior, ¡Jesucristo!

La última letra a estudiar en la palabra esperanza (Hope) es la E: ESPERAR el


cambio.

Recuerde que está en el segundo principio. ¡No se vayas antes que el milagro
ocurra! Con la ayuda de Dios, los cambios que ha estado esperando durante mucho
tiempo están a unos cuantos pasos. Filipenses 1:6 (LBAD) expresa mi sentir: “Y estoy
seguro que Dios, que comenzó en ustedes la buena obra, les seguirá ayudando a crecer en
su gracia hasta que la obra que realiza en ustedes quede completa en el día en que
Jesucristo regrese.”

Como usted sabe, no puede construir nada a menos que lo empiece; así que:
¿Cuánta fe necesita para empezar?

Mateo 17:20 (LBAD) nos dice: “Porque tienen muy poca fe,” les respondió Jesús. “Si
tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza podrían decirle a aquella
montaña que se quitara y se quitaría. Nada les sería imposible.”

Es reconfortante saber que no necesita cantidades enormes de fe para iniciar el


proceso de recuperación. Usted solamente necesita una pequeña porción, “tan diminuta
como una pequeñísima semilla de mostaza,” para efectuar el cambio, para comenzar a
mover sus montañas de heridas, complejos y hábitos.

Resumen
La vida eterna no comienza con la muerte; ¡comienza con la fe! Hebreos 11:1
(DHH) nos dice lo que es la fe: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se
espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.”
La fe aunque sea del tamaño de una semilla de mostaza, tan pequeña que casi es
imposible verla, es la avenida a la salvación. No puede encontrar salvación a través
del conocimiento intelectual, de los regalos, el dinero, las buenas obras, o por
asistir a la iglesia. ¡NO! La forma para encontrar salvación está descrita en
Romanos 10:9: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón
que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”

Sí, todo lo que necesita es un poco de fe. Si pone la fe que tiene en Jesús, ¡su vida
será cambiada! Encontrará esperanza en el único Poder Superior. Su espíritu
vendrá con poder sobrenatural a su corazón. ¡Le puede suceder a usted! ¡A mí me
sucedió!

Esta noche lo animo a dar este paso de esperanza. Le dará valor para alcanzar y
sostener la mano de Cristo y enfrentar el presente con confianza y el futuro con una
expectativa realista.

Dicho simplemente así: “Mi vida sin Cristo es un final sin esperanza; con Él es una
esperanza sin final.”

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