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¿POR QUÉ NEGOCIAR ACUERDOS COMERCIALES?

Hern‡n Avenda–o Cruz*

Resumen

El objetivo del art’culo es presen- ments go from the macroeconomic impact


XEV PSW EVKYQIRXSW FjWMGSW UYI NYWXM½GER PE of international trade and the elimination of
decisi—n de adelantar negociaciones comer- MRIJ½GMIRGMIWGEYWIHF]TVSXIGXMSRMWQ XSXLI
ciales. Estos incluyen desde el impacto mac- VIGSKRMXMSR XLEX MW VI¾IGXIH MR XLI %RHIER
roecon—mico del comercio internacional y la regulations, as well as in the Constitution of
IPMQMREGMzR HI PEW MRI½GMIRGMEW SGEWMSREHEW Colombia, on the importance of reshape rela-
por el proteccionismo, hasta el recono- tions with the globalized economy.
cimiento que hay en la normatividad andina,
y en la propia Constituci—n de Colombia, so-
bre la importancia de cambiar la forma de Palabras clave
relacionamiento con la econom’a globalizada.
Pol’tica comercial, tratados de libre
Palabras clave: pol’tica comercial, tratados de comercio, Colombia, proteccionismo.
libre comercio, Colombia, proteccionismo
Keywords
Abstract Commercial Policy, Free Trade
%KVIIQIRXW'SPSQFME4VSXIGXMSRMWQ

This paper aims to present the main


arguments that justify the decision to get JEL: F13, F14.
involved in trade negotiations. These argu-

*Economista y Magister en Teor’a y Pol’tica Econ—mica de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Banca de la Universidad de los
%RHIW%GXYEPQIRXIIW%WIWSV)GSRzQMGSHIP(IWTEGLSHIP1MRMWXVSHI'SQIVGMS -RHYWXVME]8YVMWQS]TVSJIWSVHIPQzHYPSHI±8VEXEHSWHI
'SQIVGMS4PYVMPEXIVEPIW]&MPEXIVEPIW²IRPE1EIWXVuEIR'SQIVGMS-RXIVREGMSREPHIPE9RMZIVWMHEH7IVKMS%VFSPIHE

)WXIHSGYQIRXSIWTVSHYGXSHIMRZIWXMKEGMzRVIEPM^EHEIWTIGu½GEQIRXITEVEPE6IZMWXE'MZMPM^EV)()*IGLEHIVIGITGMzRHIWITXMIQFVI
HIJIGLEHIETVSFEGMzRHIHMGMIQFVIHI

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Introducci—n entre el comercio internacional y el creci-
miento econ—mico; y luego se mencionan los
principales obst‡culos que las naciones han
El desarrollo de una agenda de ne- puesto al comercio y que impiden el aprove-
gociaciones comerciales por parte del go- chamiento de las ventajas que de Žl se derivan.
bierno colombiano ha sido bien recibido por
amplios sectores de la actividad econ—mica, Con esos elementos se entra a eva-
pero tambiŽn ha suscitado debates y preo- luar la situaci—n de Colombia en el contexto
cupaciones a lo largo y ancho del pa’s. Es una de la econom’a globalizada; se muestra que
reacci—n entendible cuando se mira hacia estamos rezagados y eso puede traer con-
atr‡s y se observa que en 2002 Colombia secuencias de no adoptarse pol’ticas alter-
apenas ten’a dos acuerdos profundos Ðla nativas, como las negociaciones de acuerdos
'SQYRMHEH%RHMREHI2EGMSRIW '%2]IP comerciales para obtener acceso preferencial
Grupo de los Tres, G3Ð y que el tema recib’a permanente a los mercados de los principales
poca atenci—n en los medios, por lo que su socios comerciales.
tratamiento se circunscrib’a a un reducido
grupo de iniciados; incluso la academia ten’a  )R PEW HSW WIGGMSRIW ½REPIW WI HIW
una participaci—n marginal en las discusiones criben la relaci—n entre las negociaciones y el
y muy pocos docentes acreditaban cono- QEVGSRSVQEXMZSHIPE'%2]PSWJYRHEQIR-
cimientos sobre este aspecto de la pol’tica tos constitucionales y legales de la pol’tica de
comercial. inserci—n activa en la econom’a globalizada.
Por œltimo, se presentan algunas conclusiones.
El panorama cambi— con la agenda
de negociaciones bilaterales o regionales que
inici— el gobierno del presidente Uribe, a lo Mercado interno versus mercado
cual contribuy— la decisi—n de abrir amplios internacional
espacios de discusi—n con los diferentes ac-
tores relacionados directa o indirectamente Una cr’tica frecuente a las negocia-
con la pol’tica comercial y especialmente con ciones comerciales es el Žnfasis del gobierno
PSW EGYIVHSW GSQIVGMEPIW (IWHI IRXSRGIW en el comercio internacional y en su poten-
los tratados de libre comercio (TLC) han cial para impulsar el crecimiento econ—mico.
sido motivo de foros, seminarios y publica- 7IE½VQEUYIRSIWQY]GPEVSTSVUYqIWE
ciones en el Congreso de la Repœblica, las variable puede ser importante para un pa’s
universidades, los congresos gremiales nacio- como Colombia que apenas exporta cerca
nales y regionales, los medios de circulaci—n HIP HIP4-&IMQTSVXEEPVIHIHSVHIP 
masiva y las revistas acadŽmicas. 4SVGSRXVEWXIIPGSRWYQS½REP HIPSWLSKE
res m‡s el sector pœblico) representa el 82%
Pero aœn as’ para muchos ciudada- HIP4-& PSUYIMRHMGEVuEUYIIWQINSVTIRWEV
nos subsisten interrogantes importantes que primero en pol’ticas de desarrollo del merca-
HIFIR WIV VIWYIPXSW GSR IP ½R HI QINSVEV do interno y posteriormente s’ volcarse a los
la comprensi—n de la pol’tica y la adecua- mercados internacionales, como supuesta-
da valoraci—n de sus implicaciones para la mente han hecho China y otros pa’ses. Cr’ti-
econom’a, los consumidores, las empresas y cos como Recalca (2004, p. 14) se–alan que
las regiones: ÀPor quŽ se negocia? ÀCu‡les son ±XSHSWPSWTEuWIWUYILERPSKVEHSYRKVEHS
las razones que aduce el gobierno para esa apreciable de desarrollo lo han hecho bas‡n-
decisi—n? ÀCu‡les son los fundamentos cons- dose en su mercado interno y protegiendo su
titucionales y legales que permiten al gobier- IWXVYGXYVEMRHYWXVMEP]EKVEVME7YGVIGMQMIRXS
no adelantar esas negociaciones? Este art’culo exportador posterior fue efecto y no causa
se propone responder a esos interrogantes. de su progresoÓ.

Para lograr el objetivo propuesto, Esos argumentos evidencian un


la primera secci—n muestra los v’nculos que desconocimiento de los efectos macro-
hay entre el mercado interno y el interna- econ—micos del comercio internacional y
cional; la siguiente aborda la relaci—n que hay suponen que Žste y el mercado interno son

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Hern‡n Avenda–o Cruz

excluyentes, lo cual no tiene asidero en la RIW  ETIREW IVE IP   HIP 4-& ] IR 
realidad. 2007 represent— el 69% en promedio (con
la crisis mundial se redujo a un promedio del
Ningœn gobierno cometer’a el error  IRIPTIVMSHS )RIPQMWQS
de menospreciar el mercado interno. Pero PETWS IP GSRWYQS ½REP HI PSW LSKEVIW HMW-
la experiencia indica que no hay pa’s con QMRY]z HIP   HIP 4-& EP   UYI IR
la capacidad de producir todos los bienes parte fue compensado con el crecimiento del
y servicios necesarios para la satisfacci—n GSRWYQSTFPMGSHI E HIP4-&
de las necesidades de sus habitantes y, por
lo tanto, deben acudir al comercio interna-  0E MRGMHIRGME HIP EPXS GSI½GMIRXI
cional; como Žste tiene ventajas importantes de apertura al mercado internacional como
para el crecimiento, que hay que aprovechar, factor de dinamizaci—n de la econom’a chi-
los gobiernos suelen adoptar pol’ticas que na, tambiŽn se hace evidente por los plan-
combinan entre el mercado internacional y teamientos sobre la necesidad de moderar
el mercado interno. Econom’as como China, esa relaci—n. En el periodo reciente ha surgi-
que optaron por la autarqu’a por cerca de do la preocupaci—n por fortalecer el merca-
40 a–os, desde la revoluci—n mao’sta hasta do interno para que la econom’a sea menos
1978, no s—lo demuestran que es pr‡ctica- vulnerable a las crisis econ—micas, como la
mente imposible el autoabastecimiento en el que el mundo vivi— en el periodo 2008-2009.
mundo moderno, sino que sus pretensiones =YILE½VQE
de crecer con base en el mercado interno
tuvieron consecuencias funestas: por dŽcadas, Como consecuencia de la crisis y la
esta naci—n se ubic— como una de las m‡s consiguiente ca’da del comercio, Chi-
pobres del mundo, adem‡s de registrar un na est‡ reconsiderando la importan-
enorme atraso tecnol—gico. En 1977, un a–o cia de la demanda interna como mo-
antes que el gobierno chino abandonara su tor de crecimiento de su econom’a,
aislamiento del mundo, el ingreso per c‡pita en lugar de basarse en las exporta-
ETIREWPPIKEFEE97]WzPSWYTIVEFEIP ciones que son m‡s vol‡tiles (É) El
de Nepal y Burundi (World Bank, 2011). consumo representa solamente el
  HIP 4-& HI 'LMRE IR GSQTEVE-
Contrario a lo que ciertos analistas GMzRGSRIP SQjWIRPEQE]SVuE
piensan, China no bas— su fulgurante creci- de las econom’as de mercado. Y gran
miento de las œltimas dŽcadas en el mercado parte de la poblaci—n rural sigue sien-
interno, pues con un ingreso per c‡pita tan do pobre. Por lo tanto, a pesar del
bajo dif’cilmente hubiera logrado ese desem- aumento del 16% de las ventas al por
TIyS (EHS UYI RS JYI IP GSQYRMWQS EY- menor, el consumo solo contribuy—
t‡rquico, surge el interrogante de quŽ fac- alrededor de 4 puntos porcentuales
tor hizo que esta econom’a lograra crecer al crecimiento de China en 2009
consistentemente a tasas altas, mientras que (Yueh, 2010, p. 9).
econom’as como Colombia que ten’an en
1977 un ingreso per c‡pita casi 12 veces su- El caso de China podr’a considerar-
perior al chino no lo han logrado. se extremo, pues son pocas las econom’as
IRPEWUYIIPGSRWYQS½REPHIPSWLSKEVIW]
La evidencia muestra que China es del gobierno tiene una participaci—n tan baja.
una de las naciones que m‡s ha dependido Y aœn para este pa’s, no se puede concluir
del comercio internacional para crecer 1. En que el mercado interno no es indispensable
1977, cuando comenzaron las reformas a su en el crecimiento econ—mico, ni que s—lo
modelo de desarrollo, el comercio de bienes el comercio internacional pueda explicarlo
y servicios (exportaciones m‡s importacio- totalmente. La realidad es que ambos com-

1 8MRKZEPP]0NYRK[EPP T GSRGPY]IRUYI±9RQSHIPSQYPXMRMZIPWSFVIYREQYIWXVEHIIWXYHMSWGSRYRQj\MQSHISFWIVZEGMSRIW

que han reportado resultados sobre el v’nculo entre exportaciones y crecimiento econ—mico sugiere que, en promedio, las exportaciones han
WMHSQjWWMKRM½GEXMZEWTEVE'LMREUYITEVESXVSWTEuWIW )WTVSFEFPIUYIPEIWXVEXIKMEGLMREHIGVIGMQMIRXSFEWEHEIRPEWI\TSVXEGMSRIWLE]E
operado exitosamente como un veh’culo que contribuye al desarrollo de ChinaÓ.

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ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

ponentes de la demanda agregada son im- la demanda internacional inducen incremen-


prescindibles y m‡s aœn en una econom’a tos en la producci—n local, y abren la posi-
globalizada. bilidad de especializaci—n e incrementos en
la productividad, reasignaci—n de los recursos
Con relaci—n a este punto, Wong HIWHI PEW EGXMZMHEHIW QIRSW I½GMIRXIW LEGME
(2010) encuentra que hay una relaci—n de las de exportaci—n y el aprovechamiento de
causalidad en ambas direcciones entre las las econom’as de escala (Wong 2010, p.629).
din‡micas del consumo interno, las exporta-
GMSRIW]IP4-& La teor’a del comercio internacional
establece que el intercambio entre naciones
Las exportaciones y la demanda in- KIRIVE FIRI½GMSW TEVE PEW IGSRSQuEW UYI
XIVRE ¯IWTIGu½GEQIRXI IP GSRWYQS participan en Žl sobre la base de las ganan-
de los hogares y el del gobiernoÐ son cias del comercio que sustentan el principio
ambas importantes en el crecimiento de la ventaja comparativa. Krugman y Wells
econ—mico de China (É) No hay (2007) explican de una manera muy sencilla
evidencia de que las exportaciones c—mo se generan las ganancias del comercio.
tengan un impacto mayor que la de- Parten de un hipotŽtico n‡ufrago que desa-
manda interna o viceversa y, por lo rrolla dos actividades para alimentarse (co-
tanto, ambas tienen un rol importante ger cocos y pescar); posteriormente aparece
en el crecimiento exitoso y sostenido2 otro n‡ufrago, que tiene menos pericia que
Wong (2010, p. 637). el primero en la realizaci—n de ambas activi-
dades. No obstante, la especializaci—n de cada
Por lo tanto, si un gobierno con- uno en una actividad Ðen la que tienen ven-
sidera que el pa’s no se puede aislar del taja comparativaÐ y el posterior intercambio
QYRHS KPSFEPM^EHS IWXS WMKRM½GE UYI WI HIWY±TVSHYGGMzR²PIWTIVQMXIMRGVIQIRXEVPE
debe buscar la mejor forma de relaciona- producci—n y el consumo conjunto.
miento con Žl mediante el comercio y los
¾YNSWHIMRZIVWMzRI\XVERNIVE GSRPETSPuXMGE  %TPMGEHE EP GSQIVGMS MRXIVREGMSREP
comercial que adelanta el gobierno colom- se postula que dos econom’as pueden obte-
biano se pretende incrementar el peso de RIVFIRI½GMSWQYXYSWHIPGSQIVGMSETIWEV
las exportaciones y de las importaciones en de que una de ellas sea menos competitiva
IP 4-& TEVE ETVSZIGLEV WY TSXIRGMEP GSQS que la otra, pues cada una se especializa en
TEPERGEHIPGVIGMQMIRXS)WXSRSWMKRM½GEUYI el producto cuyo costo de oportunidad de
WIHIFEWEGVM½GEVIPQIVGEHSMRXIVRSTSVIP producci—n en tŽrminos de otros productos
contrario, se espera fortalecerlo con los im- sea inferior a la de otros pa’ses (principio de
pactos macroecon—micos del comercio. PEZIRXENEGSQTEVEXMZE  7IKRIPQSHIPSHI
Heckscher-Ohlin

Comercio internacional y creci- IP GSQIVGMS ETSVXE FIRI½GMSW EP TIV-


miento econ—mico mitir a los pa’ses exportar bienes cuya
producci—n se realiza con una relativa
El estudio de Wong (2010) indica intensidad de recursos que son abun-
que la relaci—n causal es mœltiple entre las dantes en el pa’s, mientras que im-
exportaciones, la demanda interna y el creci- porta aquellos bienes cuya producci—n
miento econ—mico. Por lo tanto, por cualquie- requiere de una intensidad en la uti-
ra de las hip—tesis que incorporan las expor- lizaci—n de los recursos que son relati-
taciones se puede comprobar su relaci—n vamente escasos en el pa’s (Krugman
con el crecimiento econ—mico. y Obstfeld , 2001, p. 4).

En la hip—tesis de crecimiento ba- Hay otra forma de mostrar los efec-


sado en las exportaciones, los aumentos de tos del comercio en el crecimiento, partiendo

2 Esteautor busca comprobar emp’ricamente diversas hip—tesis para el caso de China: la de crecimiento basado en las exportaciones, la de export-
aciones basadas en el crecimiento, la de crecimiento basado en la demanda interna y la de la demanda interna basada en el crecimiento econ—mico.

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Hern‡n Avenda–o Cruz

HIYRINIQTPSLMTSXqXMGS 7YTSRKEQSWUYI En cambio s’ discuten que las importaciones


Colombia solo produce bienes agr’colas y puedan crecer m‡s r‡pido que las exporta-
que cierra sus fronteras y se a’sla comple- ciones lo que, segœn ellos traer’a como con-
tamente del mundo; ÀquŽ necesita producir secuencias una balanza comercial negativa y
en el sector agropecuario para lograr el au- la pŽrdida de empleos en la econom’a (supo-
toabastecimiento? B‡sicamente ma’z, trigo y nen por lo tanto que la econom’a no puede
soya, que actualmente representan alrededor competir y la producci—n domŽstica corre el
del 78% del volumen de importaciones de riesgo de desaparecer).
productos agropecuarios; en el escenario de
autarqu’a estos productos se podr’an volver  7M ZSPZIQSW EP GEJq ZIVIQSW UYI
a cultivar en ‡reas que actualmente ocupan los impactos positivos son aœn mayores. Para
PEW¾SVIW]SXVSWGYPXMZSWHII\TSVXEGMzR)R exportar el grano se requiere equipo de
los dem‡s productos hay un relativo abasteci- transporte, puertos, funcionarios de aduanas,
miento por la producci—n local, que permite empresas de seguros, personas especializadas
atender las necesidades alimentarias de la en la carga de los barcos, etc. Por lo tanto, no
poblaci—n. son s—lo los empleos y el valor agregado en
la cosecha del grano; toda la cadena de ex-
Cabe observar que una decisi—n de portaci—n tambiŽn genera riqueza y empleos.
este tenor conllevar’a un retroceso para el
pa’s. En Colombia no se producen tractores Pero el impacto m‡s importante
ni una amplia variedad de insumos, lo que aparece cuando los exportadores de cafŽ
implicar’a el retorno a formas arcaicas de reciben el pago en d—lares o en cualquier
producci—n en el sector agropecuario, menor SXVE HMZMWE %Lu WI LEGI IZMHIRXI PE YXMPMHEH
I½GMIRGMEEYQIRXSHIPEZYPRIVEFMPMHEHEIR- fundamental de las exportaciones: la conse-
fermedades y plagas y precios m‡s altos para cuci—n de medio de pago internacional, para
los consumidores. poder comprar bienes y servicios que el pa’s
no produce3. Puesto que la moneda colom-
Haciendo caso omiso a esa obser- biana no es un medio de pago aceptado en
vaci—n, si analizamos el cultivo de un produc- los mercados internacionales, si el pa’s no ex-
to como el cafŽ, el pa’s s—lo necesitar’a una porta, no puede comprar bienes y servicios a
producci—n del orden de los dos millones de otros pa’ses y quedar’a condenado al atraso.
sacos por a–o, para atender las necesidades Con los d—lares que recibe puede comprar
de los consumidores locales. Para producir maquinaria, computadores, aviones, materias
esa cantidad se requiere el trabajo de alrede- primas, tecnolog’a, conocimientos y hasta bie-
dor de 80 mil familias. Un c‡lculo similar se nes de consumo.
podr’a hacer para otros cultivos.
Con estas compras no s—lo puede
 7M ZSPZIQSW E PE IGSRSQuE EFMIVXE mantener su aparato productivo funcionando
] GSR TVSHYGGMzR HMZIVWM½GEHE PE VIEPMHEH con las tecnolog’as m‡s recientes, sino que se
es que Colombia produce en promedio 11 activa una cadena de generaci—n de produc-
millones de sacos de cafŽ anualmente. Por lo ci—n y empleos similar, o incluso mayor, que la
tanto, puede enviar a los mercados interna- MQTYPWEHE TSV PEW I\TSVXEGMSRIW 7SR RIGI
cionales nueve millones cada a–o, para cuya sarias empresas especializadas en comercio
producci—n se demanda el trabajo de unas exterior para asesorar a los empresarios en
JEQMPMEWEHMGMSREPIW)WXSWMKRM½GEUYI la compra de bienes a otros pa’ses; bancos
el s—lo hecho de exportar explica un gran para realizar los pagos; bodegas para alma-
nœmero de empleos. cenar la carga; empresas de log’stica; cons-
tructores para las f‡bricas que albergar‡n
La conclusi—n no es novedosa hasta los bienes de capital importados; obreros
aqu’. Los cr’ticos la conocen y no la discuten. que operen esas m‡quinas y les den man-

3(IWHIPYIKS PEWMQTSVXEGMSRIWXEQFMqRMRGPY]IRFMIRIW]WIVZMGMSWUYIWITVSHYGIRIRIPTEuW PSGYEPMQTPMGEYREGSQTIXIRGMEHMVIGXE )PPS


SFPMKEEPEWIQTVIWEWPSGEPIWEQINSVEVWYTVSHYGXMZMHEH]GSQTIXMXMZMHEHPSUYIVIHYRHEIRFIRI½GMSWTEVEPSWGSRWYQMHSVIW]TEVEPEIGSRSQuE
en general.

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ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

tenimiento; cadenas de distribuci—n de los œnicamente el peso relativo de las exporta-


productos que ahora pueden producir los GMSRIW]HIPEWMQTSVXEGMSRIWIRIP4-&IWZIV
productores locales; empresas que produz- s—lo una cara de la moneda. Para ver la otra
can bienes complementarios para alimentar cara es necesario acudir a esquemas de an‡li-
los procesos productivos de esas empresas; sis m‡s amplios, como los contenidos en las
ingenieros que aprendan de las nuevas tec- MHIEWHI%PFIVX,MVWGLQER  WSFVIPSW
nolog’as importadas y desarrollen innovacio- eslabonamientos hacia adelante y hacia atr‡s;
nes u otros inventos, etc. IWXS WMKRM½GE UYI IP GSQIVGMS MRXIVREGMSREP
genera una serie de encadenamientos pro-
Queda claro de esta forma que el ductivos que es necesario ver en su conjunto,
comercio internacional tiene un gran po- para comprender su verdadera importancia
tencial de crecimiento econ—mico y que macroecon—mica4.
es necesario contar con herramientas que
permitan al pa’s fortalecer tanto las exporta-
ciones como las importaciones. Esta relaci—n Los obst‡culos al comercio
entre comercio internacional y crecimiento
interno, es ampliamente reconocida por casi  7M WSR IZMHIRXIW PSW FIRI½GMSW HIP
todas las vertientes de la econom’a, inclu- comercio, Àpor quŽ los pa’ses no aprovechan
yendo autores que se declaran cr’ticos de la ese potencial para incrementar el crecimiento
KPSFEPM^EGMzRGSQS7XMKPMX^ HIP4-&#9REI\TPMGEGMzRTYIHIIRGSRXVEVWI
en el campo de la econom’a pol’tica.
Hubo muchos factores sociales, pol’ti-
GSW]KISKVj½GSWUYIHMIVSRPYKEVEPE Las decisiones de pol’tica econ—mica
6IZSPYGMzR-RHYWXVMEP TIVSIPGSQIV- no tienen un impacto neutro sobre todos los
cio de Gran Breta–a con sus vecinos actores econ—micos; frente a cualquier medi-
y colonias desempe–— un papel de- HEIRIWXIGEQTSYRSWEKIRXIWWIFIRI½GMER
cisivo en alimentar la nueva actividad ]SXVSWRSSPSLEGIRIRQIRSVQIHMHE%YR
industrial y extender la prosperidad a cuando la evidencia muestra que las pol’ticas
otros pa’ses (É) HI PMFVI GSQIVGMS EGEVVIER QjW FIRI½GMSW
que efectos negativos, los afectados siempre
La r‡pida industrializaci—n del Jap—n opondr‡n ante el Estado todos los argumen-
de la era Meiji a comienzos del siglo XX fue tos que puedan para frenar la decisi—n o al
tambiŽn el resultado de una combinaci—n de menos matizarla; es el papel que cumplen
factores internos e internacionales (É) Es PSW ±GEFMPHIERXIW² ] PSW TSPuXMGSW ZMRGYPEHSW
dif’cil imaginar que la industrializaci—n de la a esos intereses, aprovechando la confusi—n
era Meiji se hubiera producido si Jap—n no que a veces generan los tŽrminos que usan
hubiese podido importar grandes cantidades PSWIGSRSQMWXEW'SQSWIyEPE7XIMRFIVK
de maquinaria, equipaci—n (sic) de transporte
y otros bienes de producci—n provenientes 9R JEGXSV UYI KIRIVE HIWGSR½ER^E
de Occidente a cambio de exportaciones de ante la liberalizaci—n comercial es
tejidos y juguetes baratos y otros productos que la ventaja comparativa es una de
que requer’an uso intensivo de mano de las ideas menos intuitivas de la teor’a
SFVE 7XMKPMX^]'LEVPXSRT  econ—mica, lo que hace que muchos
pol’ticos no aprecien las ventajas de la
 (IIWXEJSVQE IWJjGMPGSRGPYMVUYI liberalizaci—n unilateral o sientan que
entre m‡s exporte un pa’s, m‡s puede im- est‡n haciendo concesiones a otros
portar y m‡s puede incrementar su pro- estados si no exigen reciprocidad. Los
ducci—n, mejorar su tecnolog’a y crecer el QSHIPSWXIzVMGSWWSFVIPSWFIRI½GMSW
empleo. TambiŽn se concluye que examinar del comercio son f‡ciles de explicar en

4 En ese contexto, con el comercio internacional ocurre algo similar a lo observado en la construcci—n y en el turismo; tienen un impacto macro-

IGSRzQMGSQjWEQTPMSUYIIPUYIWITIVGMFIGSRPSWMRHMGEHSVIWWMQTPIW9VVYXMEI\TPMGEIPGSRGITXSHI,MVWGLQERIRPSWWMKYMIRXIWXqVQMRSW±)P
desarrollo se acelera por la inversi—n en proyectos e industrias con fuertes efectos de enlace hacia adelante y hacia atr‡s. Los enlaces hacia atr‡s
conducen a una nueva inversi—n en instalaciones proveedoras de insumos, y los enlaces hacia adelante a la inversi—n en instalaciones empleadoras
de productosÓ (2008; p. 69).

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Hern‡n Avenda–o Cruz

un libro de texto, pero llevarlos a la tividad relativa por la evoluci—n del tipo de
pr‡ctica en la esfera pol’tica es una la- cambio; problemas de balanza de pagos; y re-
bor mucho m‡s compleja y son raros HYGGMzRHIPSWMRKVIWSW½WGEPIWIRXVISXVSW6.
los economistas que se involucran en
el debate pol’tico para explicar las Las restricciones son de diversa
ventajas de la liberalizaci—n comer- ’ndole, pero en general se agrupan entre
cial. Esto provoca que ideas err—neas arancelarias y no arancelarias. Los aranceles
o no contrastadas, como que el libre son la barrera m‡s antigua que se ha impues-
comercio disminuye los salarios en XS EP GSQIVGMS GSR IPPE WI IPIZER EVXM½GMEP-
los pa’ses industrializados, fomenta la mente los precios de los productos importa-
explotaci—n del tercer mundo o pro- HSWGSRIP½RHIUYIPSWIQTVIWEVMSWPSGEPIW
mueve la destrucci—n del medio am- se mantengan en el mercado, a pesar de no
biente, se incorporen como verdades WIVI½GMIRXIW]TVSHYGMVEYRTVIGMSWYTIVMSV
EFWSPYXEWIRPESTMRMzRTFPMGE 7XIMR- al internacional.
berg, 2006, p. 68).
 )RIPTERIPEHIPE½KYVEWISFWIV-
 )RIWIGSRXI\XS¾SVIGIRWIRXMQMIR- ZEUYI HEHEWPEWGYVZEWHIHIQERHE (( 
tos nacionalistas, resurgen las ideas mercanti- ] HI SJIVXE 77  IP TVIGMS MRXIVREGMSREP HI
listas del super‡vit comercial y proliferan los un bien es Pw; a ese precio, los productores
argumentos de defensa frente a la compe- de una econom’a producen la cantidad 0Qs
tencia externa. Puesto que los pol’ticos y los del bien. Pero como la demanda es 0Qd, la
funcionarios tienen el interŽs de mantener diferencia (QsQd) es atendida por impor-
sus votos y conservar sus cargos, terminan XEGMSRIW HI IWI FMIR 7M IP KSFMIVRS HI IWE
apoyando las pol’ticas proteccionistas de res- econom’a impone un arancel (T), el precio
tricci—n al comercio internacional5. Entre los interno sube a Pw8 TERIPF %IWIRYIZS
argumentos m‡s frecuentes suelen aparecer precio, los empresarios locales aumentan su
la protecci—n de sectores que ven amena- oferta a la cantidad QsÕ, y la demanda se re-
zada su ventaja competitiva frente a nuevos duce a QdÕ; como ahora la demanda insatis-
competidores o a aquellos que innovan m‡s fecha es menor (QsÕQdÕ), las importaciones
r‡pido; mejorar los tŽrminos de intercambio; son menores.
la seguridad nacional; pŽrdidas de competi-

FIGURA 1

)JIGXSHIYREVERGIP

Fuente: Peter Smith (2000). ÒChapter 33: International Trade and Commercial PolicyÓ. Presentaci—n en Power Point.

5 ±0ETSPuXMGEGSQIVGMEPIRIPRMZIPHSQqWXMGSXMIRIHSWGEVEW HIQERHE]SJIVXE 0EHIQERHEZMIRIHIPEWTVIJIVIRGMEWMRHMZMHYEPIW]WIGEREPM^E


EXVEZqWHIPSWKVYTSWHIMRXIVqW UYIINIVGIRTVIWMzRWSFVIIPKSFMIVRS 0SWPSFFMIWHSRERJSRHSWTEVE½RERGMEVPEWGEQTEyEWHIPSWTEVXMHSW
pol’ticos, mantienen entrevistas con los pol’ticos para facilitarles informaci—n acerca de c—mo creen que determinada pol’tica afectar‡ a su sector
]ZSXERIRPEWIPIGGMSRIW RSGSQSKVYTSWWMRSEXVEZqWHIWYWQMIQFVSW ² 7XIMRFIVKT 
6 Una visi—n cr’tica de estos argumentos la plantean Ellsworth y Clark Leith (1981).

96
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

El resultado es evidente: los aranceles Los aranceles producen otras distor-


aumentan el precio interno, induciendo una siones en la econom’a, relacionadas
pŽrdida de bienestar en la econom’a, pues el GSRPEEWMKREGMzRHIVIGYVWSW]PEI½-
consumo de la poblaci—n se reduce; aun cuan- ciencia general de la econom’a, adem‡s
do la producci—n local aumenta, es evidente de reducir el bienestar del consumidor
que los empresarios no podr‡n competir en al constre–irlo a pagar un precio su-
el mercado internacional, dado que su precio perior, comprar productos de menor
es muy superior a Pw. calidad y disminuir la cantidad de pro-
ductos sobre los que puede orientar
Muchas veces se argumenta la tem- su elecci—n. Como se–alan Jemmaa y
poralidad del arancel Ðmientras los empresa- otros (2009, p.3):
rios mejoran su competitividadÐ, pero la rea-
lidad muestra que ellos se acostumbran a la  %PSPEVKSHIPSWEySWPEWIGSRSQuEW
protecci—n y pierden los incentivos a mejo- no s—lo han usado los aranceles ad valorem
rar la tecnolog’a y la calidad de los productos; como instrumento de protecci—n; tambiŽn han
TSVIPPSWY±PSFF]²WISVMIRXEEQERXIRIVHI EGYHMHSEPSWEVERGIPIWIWTIGu½GSW]EGSQFM-
forma permanente las barreras al comercio. naciones entre ellos dos, o al establecimiento de
picos y escalonamientos arancela-rios. Estas dos
Esas decisiones dejan de lado las de- PXMQEWQSHEPMHEHIWHI½NEGMzRHIEVERGIPIWWI
mostraciones de la teor’a econ—mica sobre orientan a restringir el ingreso de determinados
PE MRI½GMIRGME UYI KIRIVER PSW QIGERMWQSW productos y a castigar la agregaci—n de valor en
HI TVSXIGGMzR %YR GYERHS LE] EPKYRSW EV- las econom’as que exportan.
gumentos que la teor’a debate como v‡lidos
para imponer aranceles, como el de la indus-  %YRGYERHSPEI\MWXIRGMEHIP+%88
tria naciente, en general su uso tiene efectos y la OMC ha repercutido en compromisos
negativos, especialmente en las econom’as de reducci—n de los aranceles en los pa’ses
peque–as7. miembros, se ha tendido a compensar las
menores tarifas con el fortalecimiento de
Krugman y Obstfeld (2001) mecanismos no arancelarios de protecci—n.
muestran que un arancel impuesto en una 7I XVEXE HI YR GSRNYRXS HI RSVQEW ] TVS-
econom’a grande ocasiona dos efectos: un cedimientos que tienen apariencia legal, pero
aumento del precio interno y una ca’da que se utilizan para encarecer la importaci—n
del precio externo, por la disminuci—n de o para impedirla.
PE HIQERHE MRXIVREGMSREP IWXS WMKRM½GE UYI
los consumidores del pa’s grande s—lo pa- Un ejemplo son las medidas sanita-
gan parte del arancel y el resto se trans- VMEW ] ½XSWERMXEVMEW )WXEW RSVQEW WYVKIR HIP
½IVIEPEWIGSRSQuEWUYII\TSVXERIPFMIR derecho que tienen los pa’ses de proteger la
gravado. En cambio, si el arancel lo impone salud de las personas, los animales y las plantas;
una econom’a peque–a, todo el impacto se su objetivo es evitar el contagio de enferme-
XVERW½IVIEPTVIGMSMRXIVRS(IIWXEJSVQEIP dades que puedan ocasionar da–os sociales y
arancel hace perder ingresos al pa’s peque- IGSRzQMGSW 7MRIQFEVKS PSWKSFMIVRSWTYI
–o por las exportaciones gravadas que hace den excederse en su uso para restringir el co-
al pa’s grande y aumenta los precios de las mercio. El siguiente texto ilustra una diferencia
importaciones del bien al que se impuso el t’pica originada en una norma de ese tipo:
gravamen, deteriorando el bienestar de los
consumidores.

7 /VYKQER]3FWXJIPHE½VQERUYIYWEVIPEVKYQIRXSHIMRHYWXVMEREGMIRXI±TEVETVSXIKIVPETVSHYGGMzRHIQERYJEGXYVEWRSIWFYIRSEQIRSW

UYIPETVSTMETVSHYGGMzRE]YHIELEGIVPEMRHYWXVMEGSQTIXMXMZE 4EOMWXjR]PE-RHMELERTVSXIKMHSWYWWIGXSVIWQERYJEGXYVIVSWHYVERXIHqGEHEW
]VIGMIRXIQIRXILERIQTI^EHSEHIWEVVSPPEVI\TSVXEGMSRIWWMKRM½GEXMZEWHIFMIRIWQERYJEGXYVEHSW 0SWFMIRIWUYII\TSVXER WMRIQFEVKS WSR
manufacturas ligeras, como textiles, no las manufacturas pesadas que protegen; as’, pues, podr’a considerarse que habr’an desarrollado sus expor-
taciones manufactureras, aunque no hubieran protegido nunca su industriaÓ (2001, p. 263).

97
Hern‡n Avenda–o Cruz

)P  HI QEV^S HI  IP (MVIG- de los a–os y han entrabado el comercio. Por
XSV HIP 7IVZMGMS HI GYEVIRXIRE ERMQEP esa raz—n, los pa’ses que quieren aprovechar
] ZIKIXEP HI %YWXVEPME HIXIVQMRz YRE el potencial del comercio trabajan en el mar-
pol’tica para la importaci—n de man- co de la OMC y mediante acuerdos regio-
zanas procedentes de Nueva Zelandia nales en la eliminaci—n de estos obst‡culos.
(É) Nueva Zelandia considera que las
QIHMHEW IWTIGM½GEHEW IR IP MRJSVQI
HI½RMXMZSWSFVIIPERjPMWMWHIPVMIWKSHI El rezago relativo de Colombia
la importaci—n de manzanas proceden-
tes de Nueva Zelandia y prescritas por La globalizaci—n est‡ afectando de
%YWXVEPMEHIGSRJSVQMHEHGSRHMGLSMR- forma profunda la organizaci—n de la pro-
forme son incompatibles con las obliga- ducci—n mundial. Ocasion— la fragmentaci—n
GMSRIWUYIGSVVIWTSRHIRE%YWXVEPMEIR KISKVj½GE HI PSW TVSGIWSW TVSHYGXMZSW
ZMVXYHHIP%GYIVHSWSFVIPE%TPMGEGMzR lo que hace que un creciente conjunto de
HI 1IHMHEW 7ERMXEVMEW ] *MXSWERMXEVMEW QIVGERGuEW]ERSWIJEFVMUYI±XSHSFENSYR
±%GYIVHS17*² 3VKERM^EGMzR1YRHMEP mismo techoÓ, como se hizo desde la revo-
de Comercio, 2007). luci—n industrial, sino que ellas se fabrican en
HMWTIVWSWPYKEVIWHIPQYRHS%WuPSI\TVIWE
 7SR QY] ZEVMEHEW PEW JSVQEW UYI un trabajo reciente de la OMC y Jetro:
adoptan las medidas no arancelarias y han
HEHS PYKEV E HMZIVWS XMTS HI GPEWM½GEGMSRIW 0EJVEKQIRXEGMzRKISKVj½GEHIPETVS-
%Wu TSV INIQTPS;MPPMEQW WJ  WIyEPE GMRGS ducci—n ha creado una nueva realidad
categor’as: 1. Restricciones cuantitativas y del comercio. Con frecuencia mencio-
PMQMXEGMSRIW IWTIGu½GEW GYSXEW PMGIRGMEW   nada como cadenas globales de valor
Cobros no arancelarios y las pol’ticas relacio- o especializaci—n vertical, esta frag-
nadas que pueden afectar las importaciones mentaci—n profundiza la interdepen-
(dep—sitos, derechos compensatorios). 3. Par- dencia de las relaciones comerciales
ticipaci—n del gobierno en el comercio y nor- y tiene diversas implicaciones sobre
mas restrictivas y pol’ticas gubernamentales c—mo entendemos la pol’tica comer-
m‡s generales (subsidios, compras pœblicas). GMEP ;83-().)863T 
4.Tr‡mites de la aduana y normas administra-
tivas (valoraci—n aduanera, documentaci—n La principal consecuencia de la frag-
I MRWTIGGMzR   0EW FEVVIVEW XqGRMGEW IR IP QIRXEGMzR KISKVj½GE IW PE ETEVMGMzR HI PSW
GSQIVGMS QIHMHEWWERMXEVMEW]½XSWERMXEVMEW ±TVSHYGXSWKPSFEPM^EHSW² UYIIWXjMRHYGMIR-
regulaciones de embalaje y etiquetado). do cambios en la forma en que se organiza
la producci—n a nivel mundial. Bienes como
Mingorance (2000) rese–a otra cla- los computadores, los celulares, los autom—-
WM½GEGMzR FEWEHE IR IP XMTS HI IJIGXSW UYI viles, e incluso las confecciones y el calzado,
generan las medidas: Tipo 1, distorsionan el son el resultado del trabajo de un nœmero
comercio actuando sobre las importaciones creciente de pa’ses que se especializa en la
(cuotas, subsidios). Tipo 2, restringen el co- producci—n de una o m‡s partes, que luego
mercio como efecto secundario (restriccio- son ensambladas en otro pa’s y distribuidas a
nes a la publicidad, empaques y etiquetas). los consumidores de todas las econom’as.
8MTS IJIGXSW±WTMPPSZIV²WSFVIIPGSQIVGMS
(monopolios gubernamentales en la produc- Como lo enuncian la OMC y Jetro,
ci—n y distribuci—n). esta tendencia repercute en una mayor in-
terdependencia entre los pa’ses. No s—lo hay
Lo cierto es que las barreras no UYIWIVQY]I½GMIRXIWIRPETVSHYGGMzRWMRS
arancelarias se han multiplicado con el correr que la eliminaci—n de las barreras comercia-

8 %QERIVEHIINIQTPSWYTSRKEQSWUYIIPTEuW%XMIRIPEQjWEPXEGSQTIXMXMZMHEHIRPETVSHYGGMzRHITEWXMPPEWTEVEJVIRSWHIEYXSQzZMPIWTIVS

XMIRIUYIMQTSVXEVYRMRWYQSUYIXMIRIEVERGIP]EHIQjWIPTEuW&UYILEGIIPIRWEQFPIXMIRIRYREVERGIPEPEWTEWXMPPEWSVMKMREVMEWHIPTEuW%
7MLE]SXVSTEuW'UYIRSIWXERI½GMIRXIGSQSIPTVMQIVSTIVSXMIRIYREGYIVHSGSQIVGMEPGSRIPTEuWUYITVSHYGIPSWMRWYQSW]SXVSGSRIP
TEuWUYILEGIIPIRWEQFPITSHVjHIWTPE^EVEPTEuWQjWI½GMIRXI)WXSRSIWQjWUYIIPGSRSGMHSJIRzQIRSHIHIWZMEGMzRHIGSQIVGMSTIVSUYI
ELSVEEHUYMIVIYRERYIZEHMQIRWMzRGSRPEJVEKQIRXEGMzRKISKVj½GEHIPETVSHYGGMzR

98
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

les se convierte en un elemento clave para  (I IWXE JSVQE PE I\TSVXEGMzR HI
lograr la integraci—n en las cadenas globales servicios est‡ creando oportunidades de
de valor8. generaci—n de empleos en las econom’as en
desarrollo, atrayendo actividades que hasta
Otro aspecto a tener en cuenta en ahora se realizan en las econom’as desarrolla-
el mundo globalizado, es la din‡mica del co- HEW%YRGYERHSPEQEKRMXYHHIPJIRzQIRSIW
mercio internacional de servicios, con creci- tema de discusi—n, hay autores como Blinder
mientos sin precedentes de la modalidad de (2006) que calculan en cerca de 30 millones
suministro transfronterizo9. los empleos que se desplazar‡n desde Esta-
dos Unidos hacia las econom’as en desarrollo.
Los avances en comunicaciones, la
revoluci—n de la computaci—n y el desarrollo Es evidente que fen—menos como
de internet han vuelto transables muchos PE JVEKQIRXEGMzR KISKVj½GE ] IP SJJWLSVMRK
servicios que antes no lo eran. Las conse- tienen repercusiones en la forma en que las
cuencias son comparables a las de la frag- naciones se relacionan con el mundo global.
QIRXEGMzR KISKVj½GE ] JIRzQIRSW GSQS El viejo proteccionismo y la autarqu’a se van
el offshoring est‡n ganando protagonismo. volviendo obsoletos, pues siguen fundamen-
7EGLWPSMPYWXVEGSRIPWMKYMIRXIINIQTPS tados en la realizaci—n de procesos comple-
tos en un solo pa’s.
La empresa tiene un acuerdo singu-
lar con un hospital de Chicago, en el Por esas razones, a medida que la
cual, al concluir cada d’a de trabajo, los globalizaci—n se aceler—, las econom’as que
mŽdicos dictan los informes cl’nicos y LERUYIVMHSSFXIRIVFIRI½GMSWHIPGSQIVGMS
los env’an v’a satŽlite, en forma de ar- internacional tambiŽn aceleraron su ritmo de
GLMZSWHIZS^ EPE-RHME © 'YERHS integraci—n. Para buscar una mayor velocidad
se reciben los archivos de voz, dece- que la de la OMC, han optado por las aper-
nas de mujeres j—venes que han segui- turas unilaterales y los acuerdos regionales.
do un curso especial de transcripci—n En el marco de la OMC estas opciones son
de datos mŽdicos se sientan con los aceptadas, siempre que el resultado no sea
auriculares puestos ante pantallas de inferior a lo establecido en los acuerdos mul-
ordenador y teclean a toda velocidad tilaterales10.
introduciendo los informes cl’nicos de
pacientes que se encuentran a unos  )R PE ½KYVE  WI SFWIVZE UYI IP
quince mil kil—metros de distancia nœmero de acuerdos regionales vigentes per-
©  7IKR WY RMZIP HI I\TIVMIRGME maneci— relativamente estable durante varias
KERERETVS\MQEHEQIRXIIRXVI] dŽcadas, pero, coincidiendo con la creciente
HzPEVIWQIRWYEPIWIWHIGMVIRXVI din‡mica de la globalizaci—n, aumentaron
una dŽcima y una tercera parte de lo aceleradamente desde comienzos de la dŽca-
que podr’a ganar un transcriptor de da de los noventa.
HEXSWQqHMGSWIR)WXEHSW9RMHSW7YW
ingresos constituyen m‡s del doble Una tendencia similar se observa
que los de un obrero industrial poco IR%QqVMGE 0EXMRE 7IKR IP &-(   PSW
GYEPM½GEHSHIPE-RHME ]XEPZI^QYPXM- pa’ses de la regi—n realizaron casi 30 acuer-
plican por ocho los de un trabajador dos de integraci—n desde 1990 y en la fecha
EKVuGSPE 7EGLWT  de publicaci—n de ese trabajo varios m‡s se
encontraban en negociaci—n.

9El comercio internacional de servicios diferencia cuatro modos de comercializaci—n. En el modo 1 o suministro transfronterizo el servicio va
HIWHIIPTVSZIIHSVLEWXEIPGSRWYQMHSVIRGYEPUYMIVPYKEVHIPQYRHS WMRUYIRMRKYRSHIIPPSWWIHIWTPEGIHIWYTEuW WIVZMGMSWTSV-RXIVRIX
por ejemplo). En el modo 2 o consumo en el extranjero, el consumidor se desplaza al pa’s del proveedor (los turistas). En el modo 3 o presencia
comercial, el proveedor se desplaza y se establece en el territorio de los consumidores (inversi—n extranjera directa).Y en el modo 4 o movimiento
de personas, los prestadores de un servicio se desplazan temporalmente al pa’s del consumidor (un conferencista).

99
Hern‡n Avenda–o Cruz

FIGURA 2

%GYIVHSWVIKMSREPIWZMKIRXIWRSXM½GEHSWEPE31'

Fuente: OMC

 )PTERIP%HIPKVj½GSVITVIWIRXE EZERGIRSXEFPIWSRPSWGIRXVSEQIVMGERSW (I


el porcentaje de las exportaciones totales PE ½KYVE WI GSRGPY]I UYI PE QE]SV TEVXI HI
de cada pa’s que era realizado bajo acuerdos las econom’as latinoamericanas est‡ avanzan-
TVIJIVIRGMEPIW IR  7EPXE E PE ZMWXE UYI do en la realizaci—n de acuerdos regionales,
RMRKR TEuW HI PE VIKMzR PPIKEFE EP   )WE como opci—n de integraci—n a la econom’a
situaci—n cambi— radicalmente durante el globalizada.
transcurso de la dŽcada de los noventa y co-
mienzos de la actual, como se observa en el Entretanto, Colombia pas— del 8.2%
panel B. al 23.2% de sus exportaciones bajo acuerdos
preferenciales. El avance entre los dos a–os
Pa’ses como Chile y MŽxico, que en WII\TPMGETSVIPJSVXEPIGMQMIRXSHIPE'%2
1991 pr‡cticamente no exportaban con acuer- ERXMKYS+VYTS%RHMRS ]PERIKSGMEGMzRHIP
dos preferenciales ahora exportan un alto por- +GSR1q\MGS]:IRI^YIPEIR 4SVPS
centaje a pa’ses con los que tienen acuerdos tanto, es claro que se avanz—, pero a un paso
comerciales. Otros pa’ses que registran un m‡s lento que el resto de la regi—n.

10 'SRIPjRMQSHIGVMXMGEVPSW80' EPKYRSWEREPMWXEWE½VQERUYIWSREGYIVHSW±31'TPYW² PSUYIIRVIEPMHEHRSGSRWXMXY]IYREGVuXMGE TYIW


TSVHI½RMGMzREWuHIFIRWIV)WTIGu½GEQIRXIIPEVXuGYPS<<-:HIP+%88HIIPEVXuGYPS:HIP%GYIVHSHI7IVZMGMSW +%87 ]PE'PjYWYPEHI
,EFMPMXEGMzR VIJIVMHEETEuWIWIRHIWEVVSPPS EFVIRPESTGMzRTEVEPSWEGYIVHSWVIKMSREPIWIRXVIQMIQFVSWHIPE31'GSRIP½RHI±PSKVEVYRE
integraci—n mayorÓ, siempre que lo negociado no deteriore la situaci—n de los dem‡s miembros (OMC, 2003).

100
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

FIGURA 3

%QqVMGE0EXMREI\TSVXEGMSRIWIRIPQEVGSHIEGYIVHSWTVIJIVIRGMEPIW
(% del total de exportaciones)

 

Fuente: Elaboraci—n propia con base en Kuwayama, Dur‡n y Silva (2007)

ÀCu‡l es el problema que se deriva ]1q\MGS  £¯ ZIV'ITEP T  


de ese resultado? B‡sicamente que la mayor 7MR YR XVEXEHS ZMKIRXI GSR PSW )WXEHSW 9RM-
parte de los pa’ses latinoamericanos pro- dos, es innegable la desventaja en que queda
ducen productos similares y exportan a los Colombia con relaci—n a otros competidores
mismos mercados. Una mirada a los princi- de la regi—n que ya tienen vigente un TLC con
pales productos de exportaci—n de Colom- ese pa’s.
bia muestra que los competidores est‡n en
la regi—n. La situaci—n vivida entre febrero y
octubre de 2011, cuando las exportaciones
Para ilustrar el punto, tomemos el colombianas se quedaron sin las preferencias
QIVGEHSHI)WXEHSW9RMHSW7IKRPE'ITEP HI%84()%TSVPEHIQSVEHIP'SRKVIWSHI
(2008), a ese destino se orientaron en 2007 Estados Unidos en su renovaci—n, puso en
IP HIPEWI\TSVXEGMSRIWHI%QqVMGEHIP evidencia la desventaja de no contar con un
7YVIP HIPEWHI'IRXVSEQqVMGE]IP  acceso preferencial permanente11.
HIPEWHIP'EVMFI(IXVjWHIIWSWTVSQIHMSW
hay econom’as que exportan a ese mercado  9R TEuW GSQS )P 7EPZEHSV UYI IW
un bajo porcentaje del total ÐUruguay (3.2%), HIP XEQEyS HIP HITEVXEQIRXS HI %VEYGE
%VKIRXMRE   &SPMZME   ]'LMPI£ export— a Estados Unidos en 2010 m‡s de
 ¯ ] SXVEW GSR YRE EPXuWMQE GSRGIR- 97QMPPSRIWIRGSRJIGGMSRIW 'SPSQ-
XVEGMzR¯)GYEHSV  ,SRHYVEW   FMEETIREWI\TSVXz97QMPPSRIW12. Por lo

11 )WXEWTVIJIVIRGMEWYRMPEXIVEPIWXMIRIRYRETIVMSHMGMHEHHI½RMHETSVIP'SRKVIWSHIPSW)WXEHSW9RMHSW0EWI\XEI\XIRWMzRJYIETVSFEHEIRXVI

IPHIHMGMIQFVIHI]IPHIJIFVIVSHIQIHMERXIPE,63QRMFYW8VEHI%GXSJ 97,SYWISJ6ITVIWIRXEXMZIW 
4IVSEPZIRGMQMIRXSHIIWIXqVQMRSIP'SRKVIWSRSTVSVVSKzPEZMKIRGMEGSRPSGYEPPSWTVSHYGXSWGSPSQFMERSWFIRI½GMEVMSWHIIWETVIJIVIRGME
XYZMIVSRUYIMRKVIWEVEPQIVGEHSIWXEHSYRMHIRWITEKERHSIPEVERGIP21* 0EVIRSZEGMzRJYI ½REPQIRXIETVSFEHEIRSGXYFVIHI GSR
VIXVSEGXMZMHEHEJIFVIVS]ZMKIRGMELEWXEIPHINYPMSHI 97SJ'YWXSQWERH&SVHIV4VSXIGXMSR 
120SWHEXSWWSRXSQEHSWHIPE3J½GISJ8I\XMPIWERH%TTEVIP 38)<% HIPSW)WXEHSW9RMHSWHEXSWVIGYTIVEHSWIPHIHMGMIQFVIHILXXT

SXI\EMXEHSGKSZWGVMTXWXUEHWI\IGEXHEXE

101
Hern‡n Avenda–o Cruz

tanto, la presencia colombiana en el mercado para los dem‡s pa’ses del mundo; el objetivo de
estadounidense de confecciones estaba en la protecci—n era fundamentalmente fortalecer
riesgo de seguirse deteriorando, sin la apro- el crecimiento mediante la industrializaci—n por
baci—n del TLC y sin la renovaci—n de las pre- sustituci—n de importaciones.
ferencias unilaterales por parte del Congreso.
Con la aceleraci—n de la globali-
Es evidente el rezago relativo de Co- zaci—n desde la dŽcada del ochenta, el mundo
lombia en su relacionamiento con la econom’a evolucion— hacia esquemas de regionalismo
globalizada y la necesidad de ace-lerar el paso. abierto, esto es, esquemas de integraci—n re-
(IELuPETVMSVMHEHUYIWILEHEHSEPEEKIRHE gional que pueden hacer acuerdos con otros
de negociaciones, con el objetivo de tener bloques, y cualquiera de sus miembros tiene
m‡s de 10 tratados de libre comercio vigen- la opci—n de negociar acuerdos bilaterales.
XIWTEVEIP 4PEXE]%ZIRHEySGET El marco conceptual es la creciente aper-
  (IIWXEJSVQE 'SPSQFMETSHVuEI\TSVXEV tura de los mercados, la reducci—n del papel
EPVIHIHSVHIP HIWYWI\TSVXEGMSRIWFENS del Estado en la econom’a y la realizaci—n
GSRHMGMSRIWTVIJIVIRGMEPIW IWXSWMKRM½GEUYI de acuerdos con econom’as desarrolladas
con 10 a–os de retraso se habr‡ alcanzado lo (norteÐsur) y no s—lo con las subdesarrolla-
que un nœmero importante de pa’ses latino- das (surÐsur), como se hab’a hecho hasta en-
americanos ten’a en 2004. XSRGIW ZIV&-( 

 0E'SQYRMHEH%RHMREUYIWILEFuE
CAN del regionalismo cerrado al relanzado a comienzos de los noventa con el
regionalismo abierto objetivo de conformar una uni—n aduanera,
EHSTXz IR  PE (IGMWMzR  UYI TIV-
 :IRI^YIPE JSVQEPM^z WY VIXMVS HI PE miti— el paso al regionalismo abierto, pero
'%2 IR EFVMP HIP  EVKYQIRXERHS UYI limitando la negociaci—n s—lo con pa’ses de
el TLC que Colombia y Perœ negociaron con PE%PEHM )RETPMGEGMzRHIIWXERSVQEERHMRE
Estados Unidos afectaba negativamente a los varios pa’ses miembro realizaron diversas ne-
dem‡s miembros de este acuerdo. Tal de- gociaciones bilaterales13.
cisi—n encontr— eco en la cr’tica en el pa’s
e impuls— la tesis segœn la cual esta decisi—n La norma restring’a claramente la
±QEXz²PE'%2 posibilidad de acuerdos norte-sur, que es uno
de los elementos distintivos del nuevo regio-
En realidad estas cr’ticas carecen de nalismo. Por esa raz—n, y ante la perspectiva
fundamento, como veremos a continuaci—n. de una negociaci—n de cuatro de los pa’ses de
)PERXMKYS+VYTS%RHMRSJYIGSRGIFMHSIRIP PE '%2 GSR )WXEHSW 9RMHSW WI EGSVHz YRE
marco de los modelos de regionalismo cerra- EHIGYEGMzR HI PE (IGMWMzR  UYI UYIHz
do, que estuvieron en boga durante las dŽca- TPEWQEHEIRPE(IGMWMzRHI)PPEJYI
das del sesenta al ochenta del siglo pasado. En aprobada de forma un‡nime por los cinco
IWEGSRGITGMzR HSWSQjWTEuWIW½VQEFER pa’ses miembro el 11 de julio de 2004, esto es,
un acuerdo de integraci—n con el objetivo de casi tres meses despuŽs de iniciada la negocia-
ampliar el mercado y permitir a las industrias ci—n con los estadounidenses.
el aprovechamiento de econom’as de escala
en la producci—n. Los aranceles y otros obs- Como es conocido, la negociaci—n
t‡culos al comercio se deb’an suprimir entre JYIMRMGMEHETSVXVIWHIPSWTEuWIWHIPE'%2
los miembros del acuerdo, pero se manten’an ÐColombia, Perœ y EcuadorÐ, con la asisten-
GMEHI&SPMZMEGSQSSFWIVZEHSV(YVERXIGEWM

13 7IKRPE'%2 F IRXVI]WIRIKSGMEVSRRYIZIEGYIVHSW

14 )WTIGu½GEQIRXIPE(IGMWMzRWIyEPEUYIPSWTEuWIWUYIWuRIKSGMEREWYQIRPSWWMKYMIRXIWGSQTVSQMWSW±E 4VIWIVZEVIPSVHIREQMIRXSNYVuHMGS
ERHMRSIRPEWVIPEGMSRIWIRXVIPSW4EuWIW1MIQFVSWHIPE'SQYRMHEH%RHMREF 8SQEVIRGYIRXEPEWWIRWMFMPMHEHIWGSQIVGMEPIWTVIWIRXEHEWTSVPSW
otros socios andinos, en las ofertas de liberaci—n comercial. c) Mantener un apropiado intercambio de informaci—n y consultas en el desarrollo de
PEWRIKSGMEGMSRIWIRYRQEVGSHIXVERWTEVIRGME]WSPMHEVMHEH²%HMGMSREPQIRXIXIVQMREHEPERIKSGMEGMzRWIHIFIETPMGEVIPTVMRGMTMSHI2EGMzR
1jW*EZSVIGMHE HIJSVQEUYIWII\XMIRHEREPSWTEuWIWUYIRSRIKSGMEVSRPSWFIRI½GMSWEHMGMSREPIWUYIWILYFMIVERGSRGIHMHSEXIVGIVSWIR
IPEGYIVHS½REP

102
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

dos a–os se realizaron reuniones de coor- graci—n se explica por una decisi—n pol’tica de
dinaci—n andina, previas a la negociaci—n y diversos gobiernos, pues en la propia Cons-
WIGYQTPMzGSRPSWQERHEXSWHIPE(IGMWMzR tituci—n de 1991 qued— incorporada una
GSRVIPEGMzREPSWTEuWIWQMIQFVSUYI visi—n sobre la forma de relacionamiento con
no hacen parte de las negociaciones con ter- la econom’a globalizada. En efecto, el art’culo
ceros pa’ses14. 227 se–ala expresamente:

Con relaci—n a los potenciales efec- El Estado promover‡ la integraci—n


tos del TLC en la econom’a venezolana, la econ—mica, social y pol’tica con las
'%2EHIPERXzYRIWXYHMSHYVERXIIPTIVMS- dem‡s naciones y especialmente, con
do de desarrollo de la negociaci—n. La con- PSWTEuWIWHI%QqVMGE0EXMRE]HIP'E-
GPYWMzR ½REP WIyEPE UYI ±(I EGYIVHS E PSW ribe mediante la cele-braci—n de trata-
resultados aqu’ mostrados, no se observa dos que sobre bases de equidad, igual-
(É) un impacto sustancial en los indicadores dad y reciprocidad, creen organismos
EKVIKEHSWHIFMIRIWXEV² '%2T  supranacionales, inclusive para confor-
mar una comunidad latinoamericana
 %HMGMSREPQIRXI PE ½VQE %VEYNS de naciones.
-FEVVE
%WSGMEHSWVIEPM^zYRERjPMWMWHIPEW
STSVXYRMHEHIWUYIIP80'EFVuETEVE:IRI  4IVSPE'SRWXMXYGMzRRSWzPSHI½RMz
zuela, por la integraci—n con la industria co- esta visi—n, sino que estableci— una clara asig-
PSQFMERE]IRGSRXVzQPXMTPIWSTGMSRIW7I- naci—n de funciones con relaci—n a las nego-
–ala el estudio que: GMEGMSRIW%WuIPEVXuGYPSRYQIVEPWIyEPE
que es funci—n del Presidente celebrar los
El TLC de Colombia con EEUU pue- tratados.
HI WIVZMVPI E:IRI^YIPE GSQS TPEXE-
JSVQE TEVE EYQIRXEV ] HMZIVWM½GEV El desconocimiento de este aspecto
sus exportaciones al mercado m‡s ha llevado a algunos analistas a cuestionar por
grande del mundo. Las reglas de ori- quŽ en Estados Unidos el Congreso tiene alta
gen en el TLC Colombia EE.UU. que- injerencia en las negociaciones y en Colombia
daron esplŽndidamente negociadas, no. La explicaci—n radica en que la Consti-
de tal manera que, con un m’nimo tuci—n de ese pa’s asigna al Congreso y no
valor agregado en Colombia (salto al ejecutivo la funci—n de negociar los trata-
HITEVXMHES HIZEPSVEKVIKEHS HSWMRXIVREGMSREPIW 4IVS GSRIP½RHILEGIV
sobre el precio FOB) la gran mayo- operativo el mandato, el Congreso estadou-
r’a de los productos (con excepci—n nidense faculta al ejecutivo (Fast Track o Trade
casi exclusivamente del sector textil Promotion Authority) para adelantar las nego-
confecci—n) pueden estar constitui- ciaciones que Žl apruebe, bajo unos par‡met-
dos por materias primas venezolanas VSWGPEVEQIRXIHI½RMHSW
XVERWJSVQEHEWIR'SPSQFME² %VEYNS
-FEVVET  La Constituci—n de 1991 establece
IRIPEVXuGYPSRYQIVEPUYIPSWXVEXE-
Por œltimo, una vez concluida la dos deben ser sometidos por el Presidente
negociaci—n del TLC con Estados Unidos, la a la consideraci—n del Congreso y este los
'%2VIEPM^zYRIWXYHMSHIXEPPEHSHIPXI\XS HIFI±ETVSFEVSMQTVSFEV²)WXSWMKRM½GEUYI
de Perœ y de Colombia y lo encontr— ple- se trata de una ley muy especial, toda vez que
namente ce–ido a la normatividad andina PSWPIKMWPEHSVIWRSPETYIHIRQSHM½GEV
'%2E 
 2S SFWXERXI IWXS RS WMKRM½GE UYI
el Congreso s—lo se entera de los tratados
Fundamentos constitucionales y internacionales en el momento de recibir los
legales de las negociaciones proyectos de ley que le presenta el Presi-
dente. En su funci—n de control pol’tico el
El rezago de Colombia frente a las ejecutivo es convocado de forma continua
econom’as de la regi—n en materia de inte- a rendir informes sobre el estado de avance

103
Hern‡n Avenda–o Cruz

HIGEHERIKSGMEGMzR%HMGMSREPQIRXI IRXS- pluralista y participativo que integre


das las negociaciones que se han adelantado las necesidades regionales con los
HIWHIWIGVIzIPHIRSQMREHS±'YEVXS intereses nacionales; la negociaci—n
del CongresoÓ, al cual son invitados los legis- bilateral de libre comercio; y el im-
ladores con el objetivo de que tengan una pulso al Estatus de Protecci—n Tempo-
informaci—n oportuna sobre la evoluci—n de VEP 847 EPEGSQYRMHEHGSPSQFMERE
cada ronda. ©  7I LEVjR IWJYIV^SW HMVMKMHSW E
consolidar un acuerdo de libre comer-
Por œltimo, los tratados internacio- cio con Estados Unidos y otras nacio-
nales tienen revisi—n de constitucionalidad nes. En este sentido, se adelantar‡ la
autom‡tica. Una vez sancionada la ley apro- negociaci—n para la conformaci—n de
bada por el Congreso, el Presidente la debe una zona de libre comercio entre la
remitir a la Corte Constitucional para que 'SQYRMHEH %RHMRE ] PSW TEuWIW HIP
ella sentencie si un tratado es exequible. 1IVGEHS'SQRHIP7YV 1IVGSWYV 
o una negociaci—n con algunos pa’ses
Con este marco constitucional de estos dos bloques donde exista
como referente, la realizaci—n de tratados consenso. Colombia profundizar‡ los
internacionales debe incluirse en el Plan de acuerdos con CentroamŽrica y el Ca-
(IWEVVSPPS UYI E TEVXMV HI PE 'SRWXMXYGMzR VMFI%WME4EGu½GS1IHMS3VMIRXI]PE
de 1991 debe ser aprobado por el Congreso 9RMzR)YVSTIEE½RHIEWIKYVEVYRE
como ley de la Repœblica. mayor presencia en esas regiones.

Curiosamente, algunos analistas han  )WXS WMKRM½GE UYI PE EKIRHE HI RI-
planteado un debate porque presuntamente gociaciones, que se inici— en 2004, debi— ser
PEPI]HIP4PERHI(IWEVVSPPSHIPETVMQIVEEH- ampliamente debatida durante el tr‡mite
ministraci—n del Presidente Uribe no incluy— PIKMWPEXMZS HIP 4PER HI (IWEVVSPPS HI JSVQE
el tema de las negociaciones comerciales y que las cr’ticas sobre este aspecto no tienen
especialmente no hac’a referencia al TLC QjWNYWXM½GEGMzRUYIIPHIWGSRSGMQMIRXSHIP
con Estados Unidos. Por ejemplo, Gonz‡lez texto de la ley.
 E½VQEUYI

Los acuerdos internacionales de co- Conclusiones


QIVGMSRS½KYVERIRIP4PERHI(I-
sarrollo (ley ociosa, de la que nadie se En el art’culo hemos presentado los
acuerda al d’a siguiente de su expe- HMZIVWSWEVKYQIRXSWUYINYWXM½GERPEEKIRHE
HMGMzR (IWTYqWGE]zIRTEVEGEuHEWIP de negociaciones comerciales que viene ade-
%PGE GSQSTVIXIRHMHSVIIQTPE^SHI lantando el gobierno de Colombia:
PSWFIRI½GMSWHIP%XTHIE 7IIWXVIPPz
IP %PGE ] ETEVIGMz IRXSRGIW IP80' - El comercio internacional tiene efectos ma-
con Estados Unidos. croecon—micos que el pa’s debe aprovechar
como palanca de crecimiento econ—mico.
Este argumento carece de funda- Ello no implica que el mercado interno no
mento, pues en la Ley 812 del 26 de junio sea importante.
de 2003 Ðsancionada cinco meses antes del - El proteccionismo impide el aprovecha-
anuncio de la intenci—n de negociar el TLC miento de las potencialidades del comercio.
con Estados Unidos y casi un a–o antes de Las negociaciones son una herramienta para
iniciar la negociaci—nÐ qued— expl’cita la refe- lograr acceso preferencial permanente a los
rencia a este tratado, al de la Uni—n Europea mercados de nuestros principales socios co-
]EPHI'%21IVGSWYV merciales.
- Es necesario cerrar la brecha entre Colom-
Con Estados Unidos se avanzar‡ en bia y los pa’ses de la regi—n; muchos de e-
IP ETVSZIGLEQMIRXS HIP %84()% IP llos nos llevan la delantera en materia de ac-
proceso de negociaci—n de Colombia ceso preferencial a mercados en los que nos
TEVE IP %0'% HIRXVS HI YR QEVGS GSQTMXIR0EJVEKQIRXEGMzRKISKVj½GEHIPSW

104
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

procesos productivos hace m‡s urgente esa ciones no pueden ser argumento para el re-
tarea, a la vez que hace obsoletas las pol’ticas tiro de algunos miembros o para amenazar
aut‡rquicas. la existencia de la integraci—n andina.
0E'%2IZSPYGMSRzHIWHIYRQSHIPSHI - El rezago de Colombia en materia de inser-
regionalismo cerrado hacia uno de regionalis- ci—n en la econom’a globalizada obedece a
mo abierto. La modernizaci—n de las normas una decisi—n pol’tica, pues desde la reforma
permite hoy a cualquiera de sus miembros la de 1991 la Constituci—n contiene un manda-
realizaci—n de negociaciones bilaterales con to hacia la integraci—n con otras econom’as
terceros pa’ses. Por lo tanto, esas negocia- del mundo.

6IJIVIRGMEW&MFPMSKVj½GEW

%VEYNS-FEVVE
%WSGMEHSW  ±6I¾I\MSRIWWSFVIPEWSTSVXYRMHEHIW]EQIRE^EWHIP80'
entre Colombia y los Estados Unidos, para el comercio bilateral colombo venezolanoÓ. Bogot‡,
6 de diciembre.

&-(  M‡s all‡ de las fronteras: El nuevo regionalismo en AmŽrica Latina.-RJSVQI4VS-
KVIWS)GSRzQMGS]7SGMEPIR%QqVMGE0EXMRE;EWLMRKXSR&ERGS-RXIVEQIVMGERSHI(IWEVVSPPS

&PMRHIV%  ±3JJWLSVMRK8LI 2I\X -RHYWXVMEP 6IZSPYXMSR#² Foreign Affairs, :SP  2S 
1EVGL%TVMP

'%2  ±)JIGXSWHIP80''SPSQFME))99WSFVIIPGSQIVGMSGSPSQFSZIRI^SPERS²Docu-


mentos de Trabajo SG/dt 338/Rev.1, 24 de abril.

'%2 E ±)PIQIRXSWTEVEYREIZEPYEGMzRHIP8VEXEHSHI0MFVI'SQIVGMSHI'SPSQFME]


4IVGSRPSW)WXEHSW9RMHSWHI%QIVMGEJVIRXIEPSVHIREQMIRXSNYVuHMGSHIPE'SQYRMHEH%R-
dinaÓ. Documentos de Trabajo SG/dt 337, 22 de abril.

'%2 F ±'SRWMHIVEGMSRIWWSFVIPSWIJIGXSWIRIPGSQIVGMSMRXVEGSQYRMXEVMSHIPSWEGYIV


dos comerciales suscritos por los pa’ses andinos con tercerosÓ. Documentos de Trabajo SG/dt 282,
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HM½GYPXERIPGSQIVGMSMRXIVREGMSREP²9RMZIVWMHEHHI0IzR6IGYTIVEHSIPHINYPMSHI
HI LXXTVSRHEYVYKYE][MOMWTEGIWGSQ½PIZMI[-RXVYQIRXSWUYIHM½GYPXERIPGSQIVGMSMRX
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QEG] SJ 1YPXMPEXIVEPMWQ E 0EXMR %QIVMGER ERH 'EVMFFIER 4IVWTIGXMZI² 'ITEP 7erie Comercio
Internacional2S(MGMIQFVI

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XSVEHS9RMZIVWMHEH7ER4EFPS')96IGYTIVEHSIPHIRSZMIQFVIHIHILXXT[[[
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HIQER^EREWTVSGIHIRXIWHI2YIZE>IPERHME7SPMGMXYHHIIWXEFPIGMQMIRXSHIYRKVYTSIWTIGMEP
TVIWIRXEHETSV2YIZE>IPERHME²(MJIVIRGME(7(SGYQIRXS;8(76IGYTIVEHSIP
HINYPMSHIHILXXT[[[[XSSVKWTERMWLXVEXSTCWHMWTYCWGEWIWCWHWCWLXQ

4PEXE0+]%ZIRHEyS'VY^,  Alcanzando el futuro deseado. Transformaci—n productiva e


internacionalizaci—n de Colombia.&SKSXj(´ZMRRM-QTVIWSVIW

6IGEPGE  ±2YIZIQIRXMVEWHIP+SFMIVRSEGIVGEHIP80'GSR)WXEHSW9RMHSW²(MGMIQ-


FVI6IGYTIVEHSIPHIWITXMIQFVIHIIRLXXT[[[VIGEPGESVKGS29):)1)28-6%7
()0+3&-)623%')6'%LXQP

7EGLW.  )P½RHIPETSFVI^E'zQSGSRWIKYMVPSIRRYIWXVSXMIQTS&SKSXj)HMXSVMEP(IFEXI

7XIMRFIVK*  ±0EIGSRSQuETSPuXMGEHIPTVSXIGGMSRMWQS²'YEHIVRSWHI)GSRSQuE:SP


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7XMKPMX^.]'LEVPXSR%  'SQIVGMSNYWXSTEVEXSHSW'zQSIPGSQIVGMSTYIHITVSQSZIV


el desarrollo. Bogot‡: Taurus.

8MRKZEPP4+]0NYRK[EPP'  ±-W'LMRE(MJJIVIRX#%1IXE%REP]WMWSJ)\TSVX0IH+VS[XL²


7XSGOLSPQ7GLSSPSJ)GSRSQMGWCERC Working Paper2S.YRI6IGYTIVEHSIPHIEKSWXS
HIIRLXXTW[STIGLLWWILEGIVGTETIVWLEGIVGTHJ

9VVYXME1  ±0SWIRGEHIREQMIRXSW]PELMWXSVMEHI'SPSQFME²Desarrollo y Sociedad, No.


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IHYGSMRZIWXMKEGMSRIWC]CTYFPMGEGMSRIW')()4YFPMGEGMSRIW6IZMWXEC(IWEVVSPPSC]C7SGMIHEH
)HMGMSRIWVIZMWXECHIWEVVSPPSC]CWSGMIHEHCRSCPSWCIWPEFSREQMIRXSWC]CPECLMWXSVMECIGSRSQM-
GECHICGSPSQFME

97,SYWISJ6ITVIWIRXEXMZIW  ±,63QRMFYW8VEHI%GXSJ²HIGIQFIV6IGY-


TIVEHSIPHIHMGMIQFVIHIIRLXXT[[[KSZXVEGOYWGSRKVIWWFMPP\TH#FMPP!L

106
ÀPor quŽ negociar acuerdos comerciales?

97SJ'YWXSQWERH&SVHIV4VSXIGXMSR  ±1IQSVERHYQJSVHMVIGXSVW*MIH3TIVEXMSRW


6IRI[EPSJXLI%RHIER8VEHI4VIJIVIRGI%GX %84% ERH%RHIER8VEHI4VSQSXMSRERH(VYK
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;MPPMEQW+ WJ ±0EWFEVVIVEWRSEVERGIPEVMEWEPGSQIVGMS²

;SRK,8  ±)\TSVXWHSQIWXMGHIQERHERHIGSRSQMGKVS[XLMR'LMRE+VERKIV'EYWE


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goods to trade in tasks.;SVPH8VEHI3VKERM^EXMSR+IRIZE7[MX^IVPERH

=YI0  ±9RE'LMREQjWJYIVXI²Finanzas y Desarrollo:SP2SNYRMS

107

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