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Brandt, Reinhard - Inmanuel Kant. Politica, Derecho y Antropologia
Brandt, Reinhard - Inmanuel Kant. Politica, Derecho y Antropologia
Immanuel Kant
Política, Derecho
y Antropología
biblioteca de
signos
deparlamento de filosofía H j ™ pLA ZAYVALDÉS
csh/uam/iztapalapa »
einhard Brandt es hoy uno de los estudiosos más destacados de la obra
R de Im m anuel Kant en el m undo. Brandt estudió Lenguas Clásicas
(Griego y Latín) y Filosofía en M arburgo, M unich y París. En el año de 1965
realizó su Disertación Doctoral con un trabajo sobre la Doctrina Aristotélica
del Juicio y desde el año de 1972 se desem peña como Profesor de Filosofía en
la Universidad de M arburgo. Brandt ha tenido una intensa actividad acadé
mica en Caracas, Bloomington, Bielefeld, Padua, Venecia, Halle, Canberra,
M unich, Roma (Roma III) y en la Ciudad de México. En el año de 1982 funda
en la ciudad de M arburgo el Kant-Archiv al lado de W erner Stark, con quien
ha desarrollado desde 1987 un intenso y brillante trabajo de edición de las
Kant-Forschungen. En los diez volúm enes editados hasta ahora se han tratado
en ellas diversos aspectos de la vida y obra de Kant con rigor y profundidad,
constituyéndose así en un punto de referencia obligado en la investigación en
torno al filósofo de Kónigsberg. La actividad editorial de Reinhard Brandt
incluye, además, la reciente edición del volum en XXV de la edición de la
Academia de las obras de Kant. Por lo demás, Reinhard Brandt ha editado y
dedicado varias publicaciones propias a la Filosofía de la Ilustración, a la
Filosofía del Derecho al igual que a la Historia del Arte y a la Estética.
A lgunos de los artículos reunidos en este libro fueron presentados en el
marco del Seminario La Filosofía Política de K ant que R einhard Brandt
im partiera en la Línea de Filosofía Política del Posgrado de H um anidades
de la U niversidad Autónom a M etropolitana-lztapalapa en el mes de julio
de 1999. Este Sem inario form a parte del Programa Académico Filosofía
Práctica: Tradición y Crítica que el Posgrado en Humanidades (Línea de
Filosofía Política) de la U niversidad Autónom a M etropolitana-lztapalapa
en colaboración con el Deutscher Akadem ischer A ustauschdienst (DAAD,
Servicio Alem án de Intercam bio Académico) y el Instituto G oethe de Méxi
co llevan a cabo desde el año de 1999. En el marco de este Programa se cuen
ta con la participación de docentes de U niversidades alem anas de diversas
orientaciones filosóficas interesados en los problem as relativos a la praxis
hum ana en diversos niveles, a sus condiciones de articulación, a sus pará
m etros norm ativos, a su marco institucional y a su crítica.
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GOETHE
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S e rv ic io A lem án de In tercam bio A cad é m ic o
ISBN 9 6 8 -8 5 6 -8 5 1 -
9789688 568514
IMMANUEL KANT:
Política, Derecho y Antropología
Reinhard Brandt
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ta r r id o Atamán 0* lntarc«mbio Académico
Diseño de portada: Plaza y Valdés, S. A. de C.V.
© Reinhard Brandt
© Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa
© daao. Servicio Alemán de Intercambio Académico
© Instituto Goethe
© Plaza y Valdés, S.A. de C.V.
ISBN: 968-856-851-1
Impreso en México
Printed in México
ÍNDICE
Prólogo
Gustavo L e y v a ............................................................................. 9
K ant en K ó n ig sb e rg ................................................................... 43
I. Las sedes de la Ilustración E u ro p e a ............................... 46
II. K ónigsberg: La ciudad. La escuela, La U niversidad . . . 51
1. La C iu d a d ........................................................................... 51
2. La E s c u e la ......................................................................... 63
3. La U n iv e rsid a d ............................................................ 68
4. ¿La I g le s ia ? ....................................................................... 75
1. La cultura de la le ja n ía ................................................... 75
a) “El cielo estrellado sobre nosotros” ...................... 75
b) Hom bres en la le ja n ía ............................................... 87
2. C ultura de la c e rc a n ía ..................................................... 90
3. Técnica y p ro d u c c ió n .................................................... 92
4. L ibertadores personales en la c o rp o ra c ió n ................. 100
3 Brandt recuerda que Kant se referirá, por ejemplo, a los chinos y a los indios,
a los indígenas y a los negros no solamente en forma distanciada, sino incluso con
abierto desdén. En este punto remite a los textos que llelmuth von Clascnapp ha
reunido en Kant und die Religionen des Ostens (1954).
12 Gustavo Leyva
demás oscuros cuyo núcleo básico puede ser ubicado en aquella tesis según la cual la
naturaleza, el mundo objetivo, no son sino fenóm enos que en tanto que tales
existen solamente en relación con el sujeto y las facultades de conocimiento de
éste (cfr.. por ejemplo. K r \\AI25 y ss.). l-n esta metafísica idealista, la posibilidad
de la experiencia objetiva habrá de estar dada por la necesaria referencia de ésta al
sujeto, donde éste, a su vez. habrá de ser concebido al mudo de una suerte de fuente
de ciertas formas a priori articuladas en diversas facultades cognitivas de cuya
actividad y relación mutua habrá de resultar el mundo de los objetos de nuestra
experiencia, mismos que. finalmente, se encontrarán por ello necesariamente
referidos a ese sujeto capaz de conocerlos solamente en tanto que fenóm enos,
pero que también, no obstante, podrán ser pensados sin relación con él como
cosas en si, tesis todas éstas articuladas y relacionadas entre si en forma estrecha
y expresadas en un lenguaje de matices psicologistas que dificulta la cabal com
prensión de la argumentación kantiana y se convierte en un fardo por eliminar a
fin de que la metafísica descriptiva pueda sostenerse y rcformularsc por si misma.
* C fr., Gerhardt, Volker, tmm anuel Kants E ntw urf "Zum ewigen Frieden".
Eine Theorie der Polilik. Darmsladl. 1995.
Prólogo 15
'' Véase a este respecto. Metaphysik der Sitien, en VI 296-305. Las obras de
Kant se citan de acuerdo con la edición de la Academia (Akademie-Ausgahe) de los
Gesammelten Schriften. Berlín, 1900 y ss.. indicando a continuación solamente el
número del volumen y de !a(s) página(s).
16 Gustavo Leyva
bien es que “ lo ju sto en sí” no puede ser com pletam ente realiza
do bajo condiciones em píricas y se transform a por ello en “ lo
ju sto ” bajo condiciones estatutarias-positivas. Así, en los aparta
dos concernientes a “ Del Contrato de Donación”, “ Del Contrato
de Préstam o". “ De la readquisición de una cosa perdida” y “De
la adquisición de la seguridad m ediante prestación de ju ram en
to ”, se analiza el modo en que dos ju icio s se oponen entre sí
-a lg o que se conoce ya desde la Tragedia griega: por un lado, el
ju ic io de la ley de la n aturaleza no escrita (lo ju sto en si) y,
por el otro, el ju icio del Estado que convierte al seguim iento de
una ley u orden promulgados en obligación positiva (lo justo).
Kant traza dos líneas: por un lado, la del ju icio de la razón del
Derecho N atural y, por el otro, la de las coerciones de la regula
ción estatal, positiva, subrayando una contradicción que no podrá
ser jam ás superada. El ciudadano debe ajustarse al orden positi
vo del Derecho aunque sin dejar de lado jam ás la referencia a lo
que es ju sto en sí mismo.
Finalm ente, Brandt aborda en este mismo escrito el problem a
central del aseguram iento de que estas reflexiones sobre el De
recho no constituyen una mera fantasmagoría ideada por la mente
del filósofo. Para responder a este problem a, anota Brandt, Kant
debe m ostrar que la razón pura no es ajena al mundo, que la
naturaleza se orienta en el mismo sentido delineado por el filóso
fo desde la perspectiva de la razón pura. Así, aunque la razón
práctica pura perm anezca en su deber categórico, realiza, sin
em bargo, una concesión fundada en la propia razón pura bajo la
forma de una ley perm isiva (Erlaubnisgeselz). La Razón Prác
tica pura perm ite de este modo un aplazam iento del deber
categórico si la realización inmediata de aquello que es necesario
jurídicam ente no es posible. Así, la política adquiere un margen
para actu a re n forma correspondiente a las circunstancias histó
ricas. Es posible entonces para el político renunciar en ám bitos y
en ciertos m omentos a la imposición inmediata del Derecho y a
la supresión de la injusticia existente -sin caer ni en la paraliza
ción práctica ni tam poco en el oportunism o o en la com placencia
con lo fácticam ente existente. Esta perm isión, no obstante, es
Prólogo 17
válida sólo bajo la idea de que los esfuerzos se dirijan realm ente
a largo plazo hacia la realización del Derecho. Este problem a
habrá de responderse tam bién por la via de una reflexión sobre la
naturaleza -p re se n ta d a paradigm áticam ente en la Kritik der
Urteilskraft—que asume una herencia estoica y perm ite consi
derar a la naturaleza de un modo que garantice el buen térm ino
de la política determ inada por la razón. La naturaleza se convier
te asi en una suerte de garante de la realización del Derecho y la
praxis puede contar de entrada con ese punto de encuentro -p ro
yectado en una aproxim ación infinita, acaso nunca realm ente
a lcan zad a- de la naturaleza y la m oral.
En el ensayo Persona y Cosa. El 'jus omnium /'// omnia et
oinnes ” de Hobbes y la Teoría kantiana de la posesión deI
arbitrio de otra persona en el contrato , Brandt realiza un aná
lisis del modo en que Kant - e n el Segundo C apítulo del Derecho
Privado de los “ Principios M etafísicos de la Doctrina del Dere
cho’ - sum inistra una fundam enlación especial de la adquisición
de lo Mío y Tuyo exterior tanto en el Derecho de cosas o Dere
cho real, com o en el D erecho con tractu al y en el D erecho
dom éstico. Sin em bargo, y es esto lo que trata de m ostrar este
trabajo, en el parágrafo §2 se enlazan estas tres clases en el
único “ Postulado Legal de la Razón Práctica con respecto no a
la Adquisición sino al Tener de lo Mío y Tuyo e x te rio r’. La ley
perm isiva ( Erlaubnisgesetz) que ahí se formula autoriza a “ im
poner a todos los otros una obligatoriedad, que ellos de otro modo
no tendrían, de abstenerse del uso de ciertos objetos de nuestro
arbitrio porque nosotros los hemos tom ado antes en posesión” .
El problem a es cómo puede tener validez este Postulado, ya no
solamente para las cosas en el marco del Derecho de cosas o Dere
cho real, sino también para los participantes en el contrato -e n el
Derecho con tractu al- y para los convecinos -e n el Derecho do
m éstico. En este an álisis Kant se verá conducido a aporías
cuyo origen Brandt se propone elucidar. Para ello se ocupa en
primer lugar del jus omnium in omnia et omnes y de la teoría de la
posesión del arbitrio tal y como aparecen en las reflexiones de
Thom as Hobbes e Inimanuel Kant, respectivam ente. En ambos
18 Gustavo Leyva
P u b licacio n es de R c in lia rd B ra n d t
Nota editorial
Gustavo Leyva
KANT EN KÓNIGSBERG*
2 De lodos modos, hay documentos que atestiguan que en 1762 tiene lugar en
la Universidad de Glasgow una exposición de arte (c/r. S. Strcmingcr 1986, p. 53).
Resulta difícil imaginar que una iniciativa similar hubiera podido darse en la Albertina
durante el siglo .xvm. Como sea. la Universidad contaba con una orquesta estudian
til, según informa l.udwig \o n Baczko en su l'ersitch etn er G eschichte und
Bescbreibung Kónigsbergs (1787/1790. 2a. ed. 1804); véase la reimpresión par
cial de esta obra en Kohnen (ed.) 1993. pp. 5-14. en especial, la pig. 14 acerca de
la oferta cultural de la ciudad.
48 Reinhctrd Brandt
* Cfr. Mosner, 1947; Brandt. 1977, en especial, pp. 122-123 y la nota 26.
4 Cfr. el juicio de Werncr Sombart en Millar. 1967, p. 7, en la edición de
William C. Lehmann.
* Publicado como “Discours sur l'cconomie politique” en Rousseau, 1959, ss.,
III. pp. 239-278.
Unmanueí Kant: Política. Derecho y... 49
para prom over una doctrina obsoleta; sus educandos eran cada
vez m enos capaces de entender el mundo moderno o de insertar
se e influir en él. O dicho de m anera sociológica: la inegalité
parmi les hommes no era ya respaldada por un orden estam entario
cuasi natural y planteaba uno de los problem as más im portantes
del siglo. Las tensiones políticas y sociales que de ello se derivan
desem bocan, ya entrado el siglo xvm, en sublevaciones en mu
chas ciudades, entre ellas, en m uchas ciudades de A lem ania.
Surge entonces un interés histórico en las libertades sancionadas
propias de cada com unidad.9 La m anifestación m ás im portante
de ese descontento es la Revolución Francesa.
Ahora bien, todo ello tiene lugar no dentro, sino fuera de los
lím ites de Kdnigsberg, la capital, prim ero, de toda Prusia y, más
tarde, tan sólo de Prusia oriental. La ciudad perm anece, hasta
donde los docum entos históricos dan cuenta de la situación inte
rior, como un rem anso de tranquilidad absoluta, com o un lugar
apto para las reflexiones, sin perturbaciones de ninguna índole
acerca de lo que fuera de ella agitaba al mundo.
II. K Ó N IG S B E R G : LA C IU D A D , LA E SC U E L A ,
LA U N IV E R S ID A D
1. L a C iu d ad
Todas las demás cualidades positivas y útiles [de los hombres] tie
nen un precio, a saber: el de poder cambiarse por otras equiparables
en cuanto a su utilidad. También el talento posee un precio en el
mercado, porque el señor o el propietario puede tener necesidad de
personas con esas dotes para muchas cosas [...] (Vil, 292).
14 Sobre este tema, véase Victor t.ink: “A monopoly contrary to the nature
and reason of Ihings": Frilhe llieransche Opposilion ge gen Masclitncn in England,
en Fabián led.). 1980, pp. 277-282.
15 C/r. Laslett, 1965.
Véase Richard llicrnacki. The Fabricaron o f Labor, 1995. Según hace ver
Bicrnacki en sus investigaciones, en Inglaterra, el fabricante compra el producto
del trabajador que ha empicado, mientras que en Alemania lo que compra es la
fuerza de trabajo: "Germán employcrs and workers indeed acted as if the
cmploymcnt rclation compriscd the purchase o f labor cffort and o f the disposition
over workcr's labor activity or, as thcy lermcd ii, over Arbeilskraft. Through
quotidian practiee British employcrs and workers defrned the factory cmploymcnt
relalion as the appropriation o f workers* labor concrctized in produets" (p. 43).
Inimanuel Kant: Política. Derecho y... 55
17 Smith, 1976, ll/l, p. 454 (Cap. IV, ii: "Of Rcstraims upon the linportations
from Forcign Counlrics of such Goods as can he Produccd at Home”).
'* El poeta local Johann Fricdrích Lauson. al igual que llcrder. quien se habla
trasladado a Riga, escriben poemas al respecto. C/r. Knoll. 1994, pp. 181-183.
56 Reinhard Brandt
12 Kowalcwski. 1924. p. 69
** Cfr. Kurt Stavenhagen. Kant muí Kónlgsberg, GOttingen, 1949.
58 Reinhard Brandt
que, de por s(, ya se ven amenazados por doquier por grandes des
gracias, constituye una herramienta bienhechora en las benévolas
manos divinas y un regalo de Dios a los pueblos de la tierra y cuyo
valor no podrán nunca apreciar en todas sus dimensiones (1,461).
J6 Víase también Funk. 1873, p. 5, sin embargo, cfr. igualmente Cause. 1968,
II, p. 300.
11 l.a cita se encuentra en Gross, 1997, 128.
M Ver la nota anterior.
60 Reinhard Brandt
39 Cause, 1968, ii. pp. 198-199, sin embargo, es de la opinión de que una
sociedad de este tipo se Tunda tardíamente en 1798. En relación con las ciudades
en el resto de Europa, c/r. Mi HoT, 1993, pp. 95-138 ("Dic TrSgcr der Aufklarung").
J? Valjavcc, 1978. 238.
11 De acuerdo con el “Index dcutschsprachiger Zcitscliriften von 1750-1815”
(Biblioteca de la Universidad de Góltigcn).
31 El primer número apareció el 3 de febrero de 1764 y contenía un articulo
introductorio de J.G. Hamann, quien se había hecho cargo también de la dirección
del consejo de redacción. Acerca de la fundación de la revista véase Wctinning,
1995, pp. 81-83.
33 Gause, 1968, II, p. 234. Su juicio se hace evidentemente de manera retrospec
tiva, desde la cual pueden extraerse los nombres ilustres: llamann, Kant, liippcl y el
menos conocido SchcITner. Esto mismo ocurre ya en el trabajo -apoyado también por
Gause, aunque en el se nota una tendencia antisemita- de Rehbcrg, 1942.
Immanuel Kant: Política. Derecho y... 61
2. L a E scuela
3. La U n iv ersid ad
hacia otras partes del país o hacia otros países, en busca de los
criterios y las prácticas que rigen a la ciencia en ese momento. Si
bien esta carencia local no suscita ningún problem a en el caso de
las discusiones filosóficas in te rn a s-si es que puede hablarse, en
absoluto, de que las haya hab id o -, en las m atem áticas y en la
ciencia natural, es decir, en aquellos ám bitos del conocim iento
que Kant, por razones m etódicas, se ve obligado a abordar una y
otra vez, la esterilidad de su entorno inmediato tendrá graves
consecuencias. Ninguna de estas disciplinas alcanza un nivel muy
alto dentro de la Universidad de Kónigsberg, por lo que tam poco
hay nada en ella que pudiera servir ni com o punto de referencia,
ni, sim plem ente, como instancia de control de las afirm aciones
kantianas al respecto. N o hay, en efecto, en Kónigsberg ningún
científico de renom bre que gozara tam bién de la confianza de los
jóvenes académ icos del lugar, esto es, no hay nadie que hubiera
podido señalar a Kant que, por ejem plo, los problem as que trata
en su prim er escrito (von der wahren Schatzung der lebendigen
Kriifie de 1748) ya habían sido resueltos hacía m ucho - d e he
cho, en dos ocasiones de m anera independiente. No existe
tam poco en Kónigsberg ningún tipo de publicación universitaria
que le hubiera podido hacer ver que su idea de las m atem áticas
correspondía al nivel que éstas tienen en la escuela elem ental,
pero que no tenía nada que ver con las m atem áticas de Leibniz y
Nevvton. Todo esto ha sido dem ostrado ya varias veces, por ejem
plo, entre otros, por Hans-Joachini W aschkies en su Physik und
Physikotheologie des jungen Kant (1987).
El intento kantiano, presentado en la “ Estética T rascenden
ta l” de la Crítica de la Razón Pura , de derivar “ la certeza
apodíctica de todos los principios de la geom etría” de la necesi
dad (¿psicológica?) de nuestra intuición del espacio (A 24) tal
vez nunca habría sido llevado a cabo si Kant hubiera vivido en
contacto inm ediato con m atem áticos com petentes. ¿Q ué función
com o criterio puede tener la intuición en el caso del axiom a de
las paralelas? ¿Cóm o m aneja el m atem ático aquellos objetos
geom étricos que no pueden, ni siquiera en principio, sernos dados
por medio de una intuición; cómo analiza, por ejem plo, un trián-
¡mmanuel Kant: Política, Derecho y... 73
S'J Al respecto, véase Adickes. XIV 30, pp. 9-37. y Wascltkies. 1987. pp. 238 y 270.
74 Reinhard Brandt
60 F.n general, a las mujeres no les estaba permitido, en los siglos XVII y XVIII,
estudiar en la Universidad. Las excepciones a esta regulación en el Reich fueron,
por ejemplo, Dorotbca Erxlebcn en Halle y Dorothca SchlOzer en GOttingen; su
ingreso a la educación superior tuvo lugar, sin embargo, únicamente contra la
oposición masiva de muchos profesores. Al respecto, véase Shicbinger, 1989, en
especial, pp. 360-365.
M Isaak Abraham Euchel (1758-1804), quien en alguna ocasión fuera alumno de
Kant, solicita en 1786 el puesto como suplente de la cútcdra de lenguas orientales que
habla quedado vacante recientemente. Kant apoya en un principio la solicitud de
Euchel ante la facultad, pero se somete, en su calidad de Rector de la Universidad, a la
resolución del senado de la misma, que insiste en la estricta observación de los estatu
tos de la institución, basados en la confesión augsburguense (APO: XXB ll/l, N° 150,
N° 323/38; Diclzsch, 199$, pp. 123-125. Cfr. también la edición de la Academia XII
426-427.) Acerca de L.udwig von Baczko, véase Studcr, 1995, pp. 399-423.
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 75
4. ¿ L a Ig lesia?
III. K A N T EN K Ó N IG S B E R G
1. La c u ltu ra de la lejan ía
** Krdmann: “e l” .
78 Reinhard Brandt
estrellas tratando de determ inar sus m ovim ientos y las leyes a las
que éstos se sujetan, sino que, paradójicam ente, se supone que el
m ovim iento m ism o del observador es lo que conduce al m ovi
m iento de las estrellas. “ Toda la bóveda celeste” significa que
aquí no se distingue entre estrellas fijas y planetas. Por su parte,
“el prim er pensam iento de C opérnico” no expresa sino que éste
sim plem ente deja “en reposo” las estrellas observadas en cuanto
tales, al tiem po que hace “girar al observador” .
Pero, ¿“girar” en torno a qué? Usté m ovim iento rotatorio no
se describe con m ayor precisión. En el caso del sol durante el día
y de las estrellas en la noche se trata, por supuesto, de la rotación
diaria de la tierra; en el caso del m ovim iento de traslación anual,
con el que la tierra gira alrededor del sol, entran e n ju e g o m ovi
m ientos m ás com plejos de toda la constelación. Lo decisivo aquí
es que todos estos m ovim ientos resultan necesarios a p artir del
m ovim iento del observador. Que otros m ovim ientos tengan o no
lugar no es materia de los “prim eros pensam ientos de Copérnico” .
La exigencia que se plantea al lector es bastante grande, porque
justam ente con ello se excluye el m ovim iento especial del resto
de los planetas, por una parte, pero tam bién, por la otra, la posibi
lidad m ism a de su conocim iento, que era una de las pretensiones
del sistem a heliocéntrico. De acuerdo con los “prim eros pensa
m ientos de C opérnico", el m ovim iento del resto de los planetas
no tendría cabida en la astronom ía (!)
En oposición a ello, Kant afirm a en El conflicto de las facul
tades que “ los planetas, vistos desde la tierra, a veces siguen un
curso regresivo, a veces se detienen, a veces continúan m ovién
dose hacia adelante. Pero si el punto de vista es tom ado desde el
sol. algo que sólo la razón puede hacer, ellos siguen continuam en
te, de acuerdo con la hipótesis de Copérnico, sus cursos regulares”
(V il, 83). Esta (¿segunda?) idea de C opérnico debe ser dejada
de lado en el prim er pensamiento copcm icano del prólogo de 1787.
N o se trata, en realidad, de una exposición más detallada de la
prim era idea, sino que se dice algo enteram ente diferente. De
hecho, afecta negativam ente la analogía que debería existir con
la m etafísica con su giro subjetivista , porque, según la analogía.
Immanuel Kanl: Politica. Derecho y.- 79
El interés de Kant por las plantas y los anim ales (a los que,
por lo dem ás, no se distingue en la teleología, pues am bos cum
plen un fin sin proponérselo) no se diferencia en nada del que
puede observarse en él por los m inerales.
70 Kant señala que tales señalamientos viales eran ya de uso común en París.
C/r. Anthropologie-MS 339. p. 148 (por aparecer en el vol. XXV de la edición de
la Academia).
71 La distinción política entre izquierda y derecha solamente aparece después
de la Revolución Francesa: c/r. Brandt. 1987. pp. 36-37.
71 Véase B XI en la Kritik der reiner Vernun/t de 1787.
¡mmanuel Kant: Política. Derecho y... 85
b) Hombres en la lejanía
2. C u ltu ra de la c e rc a n ía
n En Londres y en París, el filósofo habría sido obligado, a su paso por las calles
de esas ciudades, a reflexionar acerca de la causa histórica y social de la inegalité parmi
les hommes. En el üpectalor del 14 de julio de 1712 (núm. 430) habla una indicación
acerca de que la visión de los pobres y de los limosneros en la ciudad iba de la mano con
un remorse. que ambos fenómenos constituyen un "reproche a la sociedad" y que uno
debía pensar en una “historia de la abundancia y la necesidad y en las gradaciones
naturales que conducen a ellas, calculadas para las ciudades de Londres y Wcstminstcr”
(Addison and Steele, 1907, III pp. 333-334).
,B Al respecto, Mainka. 1995, pp. 141-156 (“Das Armenwesen”).
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 91
1(1 Véanse los textos y los juicios que llclm uth von G lasenapp ha reunido en su
escrito Kant umt die Relígtonen des Ostens (1954).
*2 C/r. Moscr, 1955, p. 373; Augstein. 1968. p. 101.
92 ReinharJ Brandt
casi totalidad de los cuales provenía del entorno inmediato, esto es,
de Kurland y, en algunos casos aislados, de Pomerania y de Schlesia,
podían interesarse por el derecho de minas? En el invierno de 1770-
1771, K ant asum e la c áted ra sobre el tem a “ M in eralo g ía",
conduciendo el curso de acuerdo con el texto de Johann Gottschalk
Waller (Berlín, 1763). Sin embargo, como era de esperarse, se trata
ba de una empresa destinada a fracasar en Konigsberg.86
Kant no se interesa nunca en los problem as relacionados con
la producción económ ica, sino, a lo más, aunque de m anera m ar
ginal, por los asuntos del dinero y del com ercio. En su clase de
G eografía Física se habla acerca de las diferentes formas de vida
de los pueblos y tam bién, de paso, sobre los modos de trabajo de
acuerdo con las características geográficas, pero, en general, no
se dice nada más que lo que se encuentra ya en los docum entos
que se toman com o base. En el curso de antropología, las nuevas
formas de producción -q u e eran objeto de una transform ación
radical gracias a las m áquinas y las fáb ricas- son solam ente con
signadas bajo el título de “ Lo pesado y lo ligero", sin entrarse a
más detalles. El trabajo fabril en Lyon aparece bajo el rubro de
dicado al carácter sanguíneo de la nación francesa.
Los tejedores [o, tal vez, las mujeres]87 de Lyon que deben sentarse
y trabajar diariamente de la mañana a la tarde en sus telares ven con
alegría la llegada del domingo, pues es el día en que pueden pasearse
con sus vestidos de seda. En general, la mayoría de los fabricantes lo
hacen de esta manera, esto es, trabajan toda la semana, alimentándo
se mal sólo para poder ahorrar algo que les permita arreglarse y
divertirse los domingos”.88
100 Para una dem ostración de ello, véase la “ introducción" al vol. XXV de la
edición de la A cadem ia de los Gesammelten Schriften de Kant (“ Elem ente einer
U ntersuchung (Ibcr dic E nlstchung der N achschriftcn").
101 Al respecto, véase el gran estudio de Michacl A lbrccht, 1994.
101 Im scher, 1964, p. 45; cfr. a este propósito tam bién W eisskopf, 1970, pp
103-115 (“ 4. Die pédagogische Intention d e r V orlesungstiU igkeit” ).
103 Al respecto, véase K lippel, 1976, pp. 103-104.
102 Reinhard Brandt
Sus autores favoritos eran siempre los que intentaban ser origi
nales, independientemente de las paradojas en las que incurrieran.
Es ésta la razón por la que Kant defiende (en una reseña) inclusi
ve a alguien como Moscati, que pensaba que el paso erecto del
hombre es la fuente de muchas enfermedades y resulta, además,
innatural. Pensar, de ser posible, de manera novedosa, esto es, el
pensamiento que iba más allá de los conceptos comunes, resul
taba una necesidad para su avispado espfritu. De allí su amor por
todos los escritos paradójicos, sin importar cuánto lo fueran”.104
5 De los tt'hlgs de lla n n o v c r hab la G ooch. 1920. 73 y s$. V éase tam bién
Valjavcc, 1978. 99, nota 43, Vogcl. 1972, 95.
* Un eco de esta visión se encuentra en W ilhclm Dilthcy en el prefacio a su
Einleitung in die Geisteswissenschaften: “En la m ism a época en que Francia ex
trajo sus conclusiones prácticas del sistem a desarrollado en los siglos xvn y xvm
de las ideas sociales de Derecho N atural, Religión natural. Doctrina abstracta del
E stado y E conom ía p o lític a a b stra c ta , cuan d o los e jé rcito s de esta revolución
ocuparon y destruyeron el viejo edificio mal construido y barruntado por el halo
de la historia m ilenaria del Im perio alem án, se había form ado en nuestra patria
una visión del crecim iento histórico |. . . j que m ostraba la no-verdad ( Unwahrheit)
de aquel sistem a total de ideas sociales” (Dilthcy, 1966, I, XV-XVI).
’Platón. Sofista, 246 b-c.
Immanuel Kant: Política, Derechoy... 111
z* lis asi que se expresa Kam en las ttemerktmgen zu den Beobachtungen über
das Geftihl des Schtinen und Erhahenen “ H ubo un tiem po en el que creía que
solam ente esto [c! conocim iento, k b ] podía constituir el honor de la hum anidad y
despreciaba al vulgo que no sabe nada. Rousseau me ha corregido | |" (XX. 143).
La Razón P ráctica, sep arad a ahora de la teórica, tiene un acceso inm ed iato al
principio moral, de m odo que el sabio no es m ás privilegiado y el hom bre com o tal
debe ser honrado com o ser m oral En form a d istin ta de K ant y a p a rtir de los
acontecim ientos históricos - la G uerra de los Siete Años acababa de c o n clu ir- y de
relaciones sociales, reflexiona Tilomas Abbt poco antes sobre papel de los intelectua
les en la sociedad en una carta a Moscs Mendclssohn: "Tantos millones sacrificados,
tantos millones extremamente tontos c ignorantes, tantos millones que viven su vida
en m edio de sudor y en ocupaciones anim ales a las que se añaden sola y únicam ente
los rezos en ciertos tiem pos; un cierto núm ero se ha elevado hasta el pensam ien
to, algunos de los cuales afirm an y hacen de ello partidos; otros dudan y callan. I I
núm ero total de aquellos que piensan. Icen, escriben, disienten son. en relación
con el gran montón, como I 10 000. y esto es aún demasiado. Y para estos pocos
está h ech a so la m e n te la te o ría de una re lig ió n ” (20 de fe b re ro de 1764. en
M endclssohn. 1971 y ss.. XII 1, 38). El historiador de Góltingcn Joltann Christoph
G attcrcr se expresa tam bién; “ La escru p u lo sid ad del que esc rib e la h isto ria se
extiende hasta el hom bre común. El vulgo intem pestivam ente tan despreciado, la
infeliz m ultitud que constituye por todas partes la mayor parte del género humano
y que se encuentra frecuentem ente desam p arad a en cosas que co n ciern en a su
verdadero b ienestar, estos innum erables m illones de hom bres que el bondadoso
creador de la naturaleza ha creado con los grandes y nobles para igual felicidad,
estos hom bres, digo yo. ¿no deben participar en la enseñanza de la historia que es
incluso interesante y com prensible para los niños? (tbm hislorischen Gewissen en
G atterer. 1767. 95). Ju lm s l-'reidrich K nñppcln señala en 1784 en su e sc rito de
oposición Die Reclne der Katar und Menschheil enlzweihet durch Menschen.
118 Reinhard Brandl
L a s c la s e s d e h o m b r e s q u e se a lim e n ta n c o n tr a b a jo s m a n u a le s ,
a s a b e r : e l c a m p e s i n o y e l a r t e s a n o , e l s o l d a d o y lo s s i r v i e n t e s
[ ...] S e h a r e c o n o c i d o u n i v e r s a l m e n t e q u e e s t o s h o m b r e s c o n s t i
tu y e n la p a rte m ás im p o rta n te del c u e rp o del E s ta d o
(Staatskorper); q u e la f u e r z a y la d u r a b i l i d a d d e la m á q u i n a p o l í
t i c a d e p e n d e d e la s i t u a c i ó n e n q u e e l l o s s e e n c u e n t r e n ; y q u e
j u s t a m e n t e la c a d e n a d e c a u s a s y e f e c t o s m e d i a n t e lo s c u a le s
e llo s se e m p o b r e c e n y se c o n v ie r te n en m is e ra b le s tie n e q u e
p r o d u c i r s i m u l t á n e a m e n t e la c a l d a d e l E s t a d o . 2!)
Bt'irger um¡ liichter “ Ven conmigo a aquellas cavernas subterráneas en las que los
hom bres, expulsados del circulo de la sociedad, lamentan su vida som bria” (citado
de acuerdo con T ortarolo. 1987, 281). L cssing escribe en 1769 a N icolai de la
esclavitud en Prusia y del vulgo de la Corte (Tortarolo. 1987, 238). O Jean Baptiste
R obinet en su obra en cuatro volúm enes De la Natura (A m sterdam , 1763-1766)
que explica la “ ¡negalité des rangs” (I, 79) con una clara acentuación de la con
ciencia y de la pregunta por la culpa (i, 78 y ss ).
29 GoBler, 1786, 1. En el ám bito de la historia de las ideas este pensam iento se
rem onta a John l.ocke.
Immanuel Kanl: Política, Derecho y... 119
En los años sesenta, en la fase del gran acercam iento a los pen
sadores ingleses del siglo xviu, se advierte en los apuntes privados
un m atiz ligeram ente crítico-social, incluso de rebelión.30 Estas
observaciones no fueron publicadas por Kant. Sin em bargo, la
antorcha de la libertad se conserva en todos los escritos y opinio
nes: “ La libertad, esto es la verdadera m ajestad del hom bre”,
form ula un apunte de la Antropología. Y: “Ningún hom bre de la
situación más m iserable querría que otro debiera hacerlo feliz de
acuerdo con su propia opinión” .31*1
D e r e c h o s a g r a d o d e la l i b e r t a d d e p u b l i c a c i ó n e n la s o c i e d a d
e s t a m e n t a l e x i s t e n t e . C u a n d o s e d ic e : “ A h o r a o ig o y o e x c l a m a r
p o r t o d o s la d o s : ¡N o ra z o n e s ! E l o f ic ia l d ic e : ¡N o r a z o n e s , h a z lo s
e j e r c i c i o s ! E l c o n s e j e r o f i n a n c i e r o : ¡N o r a z o n e s , s i n o p a g a ! E l
s a c e r d o t e : ¡N o r a z o n e s , c r e e ! ( S ó l o u n ú n i c o s e ñ o r e n e l m u n d o
d ic e : ¡ r a z o n e n t a n t o c o m o u s t e d e s q u i e r a n y s o b r e lo q u e u s t e
d e s q u ie r a n ; p e r o o b e d e z c a n ! ) ( V I I I , 3 7 ).
[ ...] e l v e r d a d e r o e n t u s i a s m o s i e m p r e s e d i r i g e s ó l o a lo ideal
(Idealische) y e s p e c íf ic a m e n te a lo p u ra m e n te m o r a l, e llo e s e l
c o n c e p t o d e l D e r e c h o y n o p u e d e s e r r e l l e n a d o a p a r t i r d e la
u t i l i d a d p r o p i a . L o s e n e m i g o s d e lo s r e v o l u c i o n a r i o s n o p u d i e
r o n s e r l l e v a d o s m e d i a n t e r e c o m p e n s a s m o n e t a r i a s a l c e l o y a la
g r a n d e z a d e l a lm a q u e e l m e r o c o n c e p t o d e l D e r e c h o c r e ó e n
e l l o s l e s d e c ir , e n lo s r e v o l u c i o n a r i o s , R B ] ( V i l , 8 6 ) .44
44 l.os enem igos de los revolucionarios eran los m ercenarios de las tropas de
invasión austríacas y prusianas.
4i 1.a idea de la moral puede tener un efecto tam bién en el entusiasm o singular.
Cfr.. el señalam iento en la Antropología. V il, 254. ¿H abría designado Kant los
130 Reinhard Brandt
ÍII. E L P R IM A D O D E L D E R E C H O
6U A ello rem ite tam bién G crhardt, 1995, 72 y s$.; Klemm c, 1997, 61, llam a la
atención sobre ello en una nota sin incorporar no obstante esta tesis en su discu
sión critica con G crhardt.
140 Reinhard Brandt
&l Burke. 1964. 32. F.s asi que parece consecuente considerar que con la Revo
lución Francesa parece “ haberse sa lid o todo del curso de la n atu raleza” , com o
Fricdrich Gentz traduce a Edmund Burke (I. 12. Vogcl. 1972. 68) o: los revolucio
nario s se encuentran ~cn guerra con la n aturaleza m ism a" (I. 69; Vogel. 1972.
160). C on su m étodo o rie n ta d o a la n a tu ra le z a y o p u e sto a la te o ría y a la s
hipótesis, Burke puede rem itirse a una tradición inglesa m ás antigua; véase, entre
otros; John Locke en Essay Concerning Human Undersiaiuting, II. I I . 14; ” | . . . |
siguiendo a la naturaleza en su m étodo ordinario |. . . ] ” (Locke. 1975. 161).
Im m anuel Kant: Política, Derecho y... 141
62 Véase tam bién Brandt. 1997 Volkcr Gcrhardl considera fundada la garantía
de la naturaleza en un "concepto de la naturaleza fundado en la praxis" (Gerhardt.
199$. 107). “Podem os hablar de fines de la naturaleza tom ado en forma estricta
solam ente en un se n tid o que re fle x io n a sobre n u estras pro p ias c o n d ic io n es de
vida" (109) y. correspondientem ente la iden de la finalidad de la naturaleza esta
rla a se g u ra d a só lo en la m ed id a “ en que fu n d a m e n ta m o s so b re e lla n u e stra
com prensión de lo que tenem os que hacer" (108-109) Pienso que la interpreta
ción kantiana de la teleología de la naturaleza debe posibilitar una biología libre de
la teología (de acuerdo con la forma en que se trata el asunto a pesar de no haber
una palabra para ello). Véase especialm ente el parágrafo 68 de la Crilica de /.o
Facultad de Juzgar. En e llo el planteam iento de fines p ráctico s no desem peña
ningún papel. La historia y la cultura hum anas están, como parte de la naturaleza.
dirigidas al fin natural de un orden jurídico de paz. es con ello que puede contar el
político m oral quien, sin em bargo, se encuentra independientem ente de e sta g a
rantía de la naturaleza bajo el imperativo categórico de la realización del Derecho.
I.a garantía de la naturaleza garantiza, valga el pleonasm o, que un m undo visible
m ente infernal no haga perder la razón al político: que la Razón Práctica pura
ordene de él algo com pletam ente irracional por no ser realizable.
142 Reinhard Brandt
67 Aquí debe tenerse en cuenta que tam bién la m oralidad en Locke se funda
m enta en form a e m p irista en el tem or an te el castig o divino. Sin un O ios que
detenta el poder no es posible, en forma correspondiente, la m oral.
146 Reinhard Brandt
69 No solam ente durante las guerras reales, sino tam bién durante la paz. Véase
la critica realizada ya en 1783 por N encke (Tortarolo, 1989, 278).
148 Reinhard Brandt
B ib lio g rafía
I. H O B B E S “ IU S O M N IU M IN O M N IA E T O M N E S ” 1
1 En relación con esta fórmula, que el propio Hobbes no utiliza, véase Brandt,
1982, 157; K crstin g , 1994, 74-76.
2 H obbes, 1969, 72-73.
» H obbes. 1983, 95.
fmmanuel Kant: Política, Derecho y... 155
4 A si com prende S éneca el e stad o orig in al del hom bre, com o se ded u ce la
fo rm u la c ió n D esierunt enim omnia possidere, dum volunt p ro p ria (S é n e c a ,
Epistulae morales 90, 3).
5 C /r. B randt. 1974, 37-38.
* C / r . K a n t, 1 9 0 0 s s ., V I, 2 6 2 ( M c ia p h y sisc h e A n fa n g sg rü n d e d e r
Rechlslehre § 13).
7 Cfr. Locke, 1970, 303-320 (The Second Trealise o f Covernmeni Chap. V).
156 R einhard Brandl
* Cfr. en contra de ello, para muchos intérpretes, Asbach, 1998, 204 Anm. 3: “ Kn
erecto, allí donde todos tienen un derecho a todo, toda acción es ya una violación del
mismo derecho de lodos los demás; este Derecho no es ningún Derecho ya que no puede
decir nada sobre las condiciones del acuerdo del uso exterior de la libertad y se suprime
a si mismo: toda acción es a la vez justa e injusta” Pero si este Derecho no es ningún
Derecho, entonces uno puede preguntarse por qué Hobbes lo aduce como tal, y si este
Derecho es a la vez injusto, uno puede preguntarse a su vez por qué Hobbes exduyc
prccisamcntc esto; el que en el listado de Naturaleza no haya ninguna injusticia. En
Asbach no queda claro si él quiere criticar a Hobbes o explicarlo.
9 Hobbes, 1839, 92-94 (/Je homine X 4-5: "(taque carum lantum rcrum scicnlia
per dcmonstrationcm illarn a priorc hominibus conccssa cst. quarum generado depende!
a ipsorum hom inum arbitrio. -D cm o n strab ilia crgo sunt thcorcm ata plurim a circa
quantitatem , quorum scicntia appcllatur geom etría. (...] Practerea política el ethica,
id cst scientia jusii el injusti, aequi ct iniqiti proptcrca quod principia, quibus jnstum
ct aequnm ct contra, injustum ct iniquum, quid sin t, cognoscilur, id cst, ju slitiac
causas, nim irum Icges ct pacta, ipsi fccimus". Cfr. también Ludwig, 1998, 114-115
("'M a k e r's K n o w le d g e G e o m e lr ie und Slantsphilosophie ais dem onstralive
lUssenschaflen"). El m érito decisivo del trabajo de Bcmd Ludwig es concebir a los
escritos de Hobbes como obras de Teoría del Estado y del Derecho y no de la Politica
(como un segundo M aquiavclo) o de la Retórica (Skinncr, 1997).
158 Reinltard Brandt
El com plejo argum ento contiene dos niveles que son intere
santes para nosotros. En prim er lugar, se dice que la aspiración
al bien (es decir, a aquello que en cada caso le parece bien a
cada cual) y la huida del mal (esto es, de aquello que a cada cual
le parece mal) tiene lugar en form a necesaria; esta necesidad
debe ser susceptible de ser aum entada respecto al mal suprem o,
la p ro p ia m u erte (en form a v io le n ta ). La a c c ió n p a ra la
autoconservación es entonces absolutam ente necesaria y no se
som ete por ello a ningún reproche, no contradice a la recta razón
y tiene lugar por ello legítim am ente. Ahora bien, e s to - y este es
nuestro com entario- es válido tam bién para todo animal que si
gue su esquem a de estím ulos y que hace todo para m antener su
vida. No obstante, sigue entonces un argum ento com pletam ente
distinto que Hobbes quiere identificar con el primero: ahora se
transform a subrepticiam ente el Derecho en la libertad que al
guien tiene de utilizar sus facultades naturales de acuerdo con la
recta razón. Se trata ahora de la acción según el hilo conductor
interno de la recta ratio, es decir, de su tem atización a través de
quien actúa. Sin em bargo, con ello se excluyen a la tierra y el
12 Hobbes. 1983. 94
lmmanuel Kant: Política, Derecho y... 161
11 Hobbes. 1983. 96 Se puede decir razonablem ente contra ello y con Kant:
'‘T eniendo la intención de e x istir y de perm anecer en este estado ( Zustand ) de
libertad privado de leyes exteriores, ellos no com eten ninguna injusticia los unos
con respecto a los otros al hacer la guerra entre si | ...]** (V I. 3 0 7 .2 7 -2 9 ). En
e fec to , con la negación del D erecho no se in tro d u c e un D e recho/N o-D crccho
(Recht/Unrecht), sino que solam ente se subraya que en el caso de los hom bres se
tr a ta de s e re s q u e p u e d e n y d e b en v iv ir b a jo c o n d ic io n e s j u r íd i c a s
(Rechtsbedingtmgen), es decir, bajo condiciones en las que el Derecho puede ser
violado.
162 Reirthard Brandt
II. EL D E R E C H O C O N T R A C T U A L ( VERTRAGSRECHT)
DE K A N T: ¿UNA PO S E S IÓ N DE C O SA S (SACHBESITZ)
D E L A R B IT R IO DE O T R A P E R S O N A ?
1. El p ro b le m a siste m á tic o
comprende en forma dora se complica algo porque los demonios kantianos del escrito
sobre la paz disponen ciertamente de libertad de arbitrio y son racionales; sin embar
go. a pesar de ello, no son ciudadanos posibles del Estado kantiano. No conocen
ninguna “obligación legal (RechtspJHcht)" fundada en la razón práctica pura (véase,
entre otros. 252.13) que convierte al hombre en persona legal {Rechuperson). Y esta
obligación legal a su vez, y ello sorprende, no pertenece tampoco a la Doctrina de la
Virtud. Ebbinghaus, 1968, 20-22, aboga por una interpretación de la “ Doctrina del
Derecho" sobre el fundamento de la pura libertad empírica del arbitrio (rein empirische
Willkürfrelheit). Esta “ lim itación de la Doctrina del Derecho kantiana al concepto
negativo de la libertad del arbitrio humano" significaría “a la vez la independencia de
esta Doctrina del Derecho de la filosofía critica en general y de su idealismo trascen
dental" (22). Una mirada al Derecho Privado, que Ebbinghaus no considera, muestra
lo insostenible de esta concepción. Poggc, 1998. parece ser de la misma opinión que
Ebbinghaus; en la tabla que aparece en Pogge, 1998. 86 falta, al lado de la Consistencia
y la Universalidad, la Necesidad. Y es precisam ente para ella que Kant necesita de
todo el esfuerzo de una Metafísica de las Costumbres.
Immanuel Kant: Política. Derecho y... 173
29 Podem os m antener esto también para el pasaje tomado en serio de 258, 24-
25, pues ahi se trata, bajo el titulo general “ Principio Universal de la Adquisición
e xterior", a partir de 258, 9, solam ente del Derecho de Cosas o Derecho Real
174 Reinhard Brandt
bién aquí la idea de que imponemos “a todos los otros” una obligato
riedad a través de la adquisición recíproca de personas conduce
necesariamente de vuelta a la presuposición falsa (de acuerdo con
Kant mismo) de que la persona no tiene ninguna relación privilegia
da con su propio estado (Zustand), de que ella no está en posesión
jurídica de sí misma (nicht im rechtlichen Selbsthesitz), de que es
una cosa. La explicación del Derecho Doméstico en el “Segundo
Capítulo” se encuentra por el contrario libre de esta embarazosa
concepción como lo era la del Derecho Contractual.35
En realidad Kant m ism o separa el D erecho Contractual en el
“ Segundo C apítulo” del D erecho de Cosas o Derecho Real ju s
tam ente en el punto neurálgico. Es así que dice:
11 E sto es v álid o tam bién para §10, pu es se dice ya en el T itu lo "P rin c ip io
Universal de la A dquisición exterior” . Sin em bargo, en realidad se trata solam ente
de la adquisición originaria.
34 Un concepto que Kant aquí no utiliza.
180 Reinhard Brandt
cepto de Posesión o del Tener una cosa (260, 13-261,25), del arbi
trio de otro en el Derecho Contractual (271,4-10) y de la posesión o
del T ener del estado (Zustand) de otras personas en el Derecho
D om éstico (276,19-26), es decir, com o si una pieza fundamental
colocada previam ente que trata solam ente del T ener o del Po
seer en lugar de la A dquisición no fuera en absoluto necesaria.
Pero, podría objetarse de esta m anera: ¿no es válido tam bién
en G oltfried Achenwall que el Derecho puram ente personal del
contrato me autoriza ante la tarea de im poner a todo otro una
obligación de abstenerse de lo M ío que he adquirido en el contra
to? Se dice expresam ente:
4* La relación de esta ley perm isiva (Erlaubnisgesetz) con la ley perm isiva de
$2 y §6 (2471) no es aclarada por Kant.
,v ¿Quien más aún‘>
¡mmanuel Kant: Política, Derecho y... 185
P rivado, sino perm aneciendo com pletam ente en el m ism o D erecho E statal. A él
siguen los cbbinghausianos actuales (entre otros G cism ann, H üning, O bercr) que
fortalecen el eje Hobbes-K ant y consideran a Locke com o una recaída por detrás
de Hobbes. Fue a partir de la observación de que a la base de esta concepción se
e n c u e n tra u n a in te r p r e ta c ió n e rró n e a d e K a n t, q u e se re d a c tó e l lib ro
Eigentumstheorien von Crotius bis Kant.
54 M aus, 1992. Sorprendentem ente W olfgang K crsting se une tam bién a esta
v e rtien te in te rp reta tiv a ; cfr. K ersting, 1994, 202-207.
192 Reinhard Brandt
55 Véase a este respecto ttuchda, 1929, Tenbruck. 1949 y Ludwig, 1988. 60-65.
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 193
Bibliografía
Editorial M cincr (liam burg) El texto es una versión ligeram ente elaborada de una
c o n fere n cia im p artid a el 23 de septiem bre de 1997. El texto se refiere v arias
veces, aunque no en forma expresa, al Volumen XXV de la Edición de la Acadacmiu
y a mi Kritischer Kommentar :u Konts Anthropologte in pragmalischer flinsichl
U 7 9 8 ). El Comentario se encuentra disponible en Internet en. htip.//w \vw .uni-
m arburg.de/kant/w ebscitn/ka_anthr.him . Apareció en el otoño de 1998 en la Serie
Kant-Forscfmngen en la E ditorial Félix M cincr.
Immanual Kant: Política, Derecho y... 199
disposiciones del hom bre eran vistas bajo un punto de vista fina
lista. En relación con ello, podem os decir en térm inos generales
que la Antropología está concebida desde el inicio en form a es-
toico-teleológica y que la solución estoico-rom ana: “ El hombre
ha nacido para la acción”, es válida por principio com o prem isa.
Con el acento de lo pragm ático, ella se coloca ahora en forma
más decidida en el centro de la atención. Adem ás, sirve para
delim itarse de toda tentativa por conducir, en determinados ámbitos
de fenómenos, a la Psicología en dirección de la Fisiología. Es preci
samente esto lo que hicieron Ernst Platner y Charles Bonnet en sus
Antropologías, en parte psicológicas, en parte fisiológico-médicas.
El señalamiento de la orientación pragmática de la Antropología se
halla en Kant enlazado en forma fundamental con la convicción de
que la investigación teórica del enlace del cuerpo y el alma, investi
gación que en ningún caso conduce a resultado alguno, no es más un
lema posible de la Antropología. La filosofía trascendental también
evita este tema, aunque lo haga de otra manera.
El giro pragm ático tiene como consecuencia en la organiza
ción técn ica de la Lección el que a p artir de una d isciplina
introductoria se haga una Lección conclusiva que conduce de la
escuela, es decir de la U niversidad, hacia el mundo. Es así que se
encuentra en forma pronunciada en el program a de la Lección
del Verano de 1775: “ El ejercicio preparatorio [académ ico] para
el conocimiento del mundo ( Vorübung in der KenntnilJ der
W elU” sirve para
II. LA D E T E R M IN A C IÓ N D E L H O M B R E
3 La palabra “ razón instrum ental", utilizada especialm ente por la Teoría C ri
tica, no aparece en los textos de Kant. Sin em bargo, el asunto se encuentra expuesto
en form a clara si se com para la estru ctu ra triádica del hom bre en la Religión
dentro de los limites de la mera Razón de 1703 (VI. 26) y el pasaje paralelo en la
“D octrina de la V irtud" de la Metafísica de las Costumbres de 1707 (VI 418). El
ejem plo del que Kant (y la Teoría C ritica) se sirve es más antiguo; la estructura de
/. Lo anim al, 2. Lo cstralégico-útil y i. t.o ético, la utiliza por ejem plo A ristóteles
en su doctrina de la am istad ( Ética a Nicómaco, VIII, 3).
210 Reinhard Brandt
4 M endelssohn, en, A bbl, 1978 (II), 14: “ La palabra determ inación significa
tam o el establecim iento de un predicado, algunos de los cuales pueden advenir al
sujeto, Determination-, como el establecimiento del fin final (Emhwecks) para el cual
algo puede ser utilizado como medio, Destination. [...] La determinación del hombre
puede significar tanto Determination com o Destination del hom bre".
212 Reinhard Brandt
mi entendim iento, allí no había nada que hacer más que caer de
rodillas al suelo con veneración” .7 Lo que las golondrinas hacen
“ para proteger a sus polluelos [contra] el im pulso [innato] de en
vejecimiento [...]“ es, en la terminología kantiana correspondiente,
sublim e. Es así que se explica la escena del arrodillam iento y la
veneración vista tal vez solam ente por el ojo espiritual del Diáco
no W asianski y posteriorm ente referida com o algo histórico. La
golondrina actúa contra la inclinación y del instinto del am or de
los padres; se estaría inclinado a decir que actúa así por respeto
a la ley. La ley universal aquí es la ley de la conservación, en este
caso de la species golondrina y, en aquel caso, la del mundus
inte/ligibilis de los seres racionales.
Johann Gottfried Hcrder retomó en forma polémica la idea de
Kant de 1784 en una carta del 14 de febrero de 1785 a Johann Georg
Hamann: “ Es bueno que ahora sepa que tengo un amigo en el Señor
Magistro Vil. Artium; y felizmente no necesito su plan infantil según
el cual el hombre estaría creado para la especie y para la maquinaria
estatal más perfecta al fin de los tiempos”.8
Kant era naturalm ente consciente del problem a que repre
sentaba el sacrificio del individuo singular por la totalidad. Como
hom bre, el individuo sacrificado puede ser ofrendado en aquella
hoguera con la que se alum bra el cam ino de la razón en su m ar
cha total. Com o persona, com o ser autónom o específico, está
sustraído a la vez a la m archa de la historia. Es la “disposición de
su naturaleza que cada hom bre nota y que consiste en que jam ás
habrá de ser satisfecho por lo tem poral (en tanto que insuficiente
respecto a las disposiciones de su determ inación, de su destino
total -seiner gomen Bestimtmmg-), es en ello que reside la es
peranza de una vida fu tir á ” (KrV , B. XXXII). Es esto lo que
resuelve la determinación del hombre singular independientemente
de su integración en la determ inación de la especie. En \a Antro
pología no hay algo análogo a ello. En ella la hum anidad en su
totalidad constituye un sistem a tem poralizado que está determ i- *
B ibliografía
1 IClaus GQnthcr ha in ten tad o d e sa rro llar una fundam enlación del D erecho
Penal dentro de la ética discursiva haberm asiana (G ünthcr, 1991). No entraré aquí
en los porm enores de su argum entación; sólo me interesa retener la cuestión de si
con este concepto no retom am os a los antiguos. El lema seria el de “salvaguardar
el papel del p a rticip a n te ” : “ El D erecho Penal p reserva aspectos b á sico s de mi
papel com o participante en las interacciones, a saber, aquellos Derechos sin cuyo
reconocim iento m utuo por parte de quienes intervienen en la interacción quedaría
ro ta la m alla intersu b jetiv a de un acuerdo reciproco” (p. 209). El discu rso y la
interacción se inm unizan, por tan to , contra un v iolento desajuste p roducido por
la am enaza o el em pleo de la fuerza. Se deja al buen criterio del participante en la
interacción el cómo de esa protección física, pero el filósofo ju zg a a priori sobre
el qué. A si la s c o sa s, re su lta rla im p ro ced en te no fo rza r p o r e llo e l re cip ro co
reconocim iento de los Derechos elem entales, de suerte que las leyes destinadas a
regular las acciones externas y a garantizar la com patibilidad de la libertad de cada
cual con la de todos los otros fuesen cum plidas con sanciones -c o n sanciones que
enunciarían lo siguiente: a quien no siga las reglas del reconocim iento, se le im
pondrá un castigo, esto es. se le obligará a su seguim iento m ediante la fuerza física.
C uesta com prender por que la ética discursiva no cesa en su com petencia allí
donde acaba su dom inio de la convicción libre de coacciones y deja al criterio del
participante equiparse para hacer frente a las enferm edades, a una hostil naturale
za exterior c incluso a la interacción física de otros hom bres m ediante los recursos
que le parezcan m ás adecuados de la m edicina, de la arquitectura y de las vallas
electrificadas, por poner tan sólo algunos ejem plos.
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 223
cada persona coloca como poderes coactivos frente a las violaciones de sus accio
nes libres subjetivas ju ridicam ente aseguradas” (H abcrm as. 1992. p. 45). Cfr. p.
136: “Según Kant el concepto de Derecho se ve dotado de cualquier poder co acti
vo que el uno esté autorizado a ejercer frente al otro en caso de abuso” . O tam bién
la p. 158: ” ... que los su je to s de D erecho traspasarán su po d er c o ac tiv o a una
instancia” . Asim ism o Klaus GQnthcr: “ El perm iso de originar una universal obser
vancia fáctica de la norm a no puede ser com prendido com o si con ello se pusiera
en manos de cada cual un poder coactivo. Sem ejante topos individualista estaba en
la base de los argum entos esgrim idos por el Derecho Natural ilustrado desde Hobbcs
hasta Kant” (GQnthcr, 1991, p. 207). Esto es algo que no hace ju stic ia ni a Hobbcs
(que no reconocía norm a jurídica alguna en el Estado de N aturaleza) ni tam poco a
Kant, siendo asi que únicam ente John Locke sostiene esa opinión, a la que califica
e x p re s a m e n te co m o " c u rio s a o e x tra ñ a d o c tr in a " (stran go doclrin ). T a n to
Habcrmas com o GQnthcr Icen a Hobbcs y a Kant con el partí pris de que el Derecho
Natural fue antaño individualista y que a la ética discursiva le ha correspondido
deshacer este presunto entuerto.
6 Como suele ser habitual, las citas de Kant rem iten a la edición de la A cade
m ia, consignándose el volumen en núm eros rom anos y las páginas en arábigos tras
las siglas Ak. (= Kants Gesammelle Schrifien, Berlín el alia , 1900 y ss.)
7 Ak. VI, 231. Este es un principio jurídico universal que requiere de las leyes
estatales para verse realizado; sin una disposición legal nadie sabe dónde com ienza
y acaba propiam ente su libertad y, st cree saberlo, nadie necesita creerle.
¡mmanuel Kant: Política, Derecho y... 225
II
m ercancías que han sido confiadas para el com ercio, así com o el
engaño en la com praventa a la vista de terceros constituyen de
litos privados” (Ak. VI, 331). En cam bio, la falsificación de papel
m oneda, el hurto o el robo suponen delitos públicos, “porque con
ello se pone en peligro a toda la com unidad y no a una sola perso
na” (Ak. VI, 331).
En el delito privado es la víctim a del delincuente quien queda
com prom etida con éste, m ientras que los delitos públicos se diri
gen contra cualquier ciudadano y en el fondo contra cada uno de
ellos incluyendo tam bién al propio criminal (Ak. VI, 332 y 333).*12
E stafar unos cuantos m illones es algo que corresponde por con
sig u ie n te a la S ala de lo C ivil (a la que no se le ad judica
com petencia penal, por m ucho que tam bién se le considere un
crim en); el hurto m enor al igual que el robo (y el asesinato, aun
que no se le cite) son cosas que atañen a la jurisdicción crim inal.
La censura entre am bas clases de delitos no viene dada, pues,
por la escisión de lo M ío y lo Tuyo en externo e interno, aun
cuando Kant en la continuación del texto, donde trata de los de
litos públicos, casi se ocupa exclusivam ente de la lesión de lo
M ío y lo Tuyo internos, esto es, del asesinato, y aun cuando para
el principio genérico de división valga el que el ám bito al cual se
refiere el delito privado haya de consistir en un patrim onio exter
no. Si alguien resultase asesinado por una persona con la cual se
“hubiera com prom etido” 13 y m antuviese una relación de contrato
14 El fundam ento de la diferencia entre delito civil y delito crim inal se enraiza
en una tradición que se encuentra ya en la ótica nristotólica. A ristóteles distingue
dos formas de justicia. La universal, que se remite gcnóricam cntc a las leyes de la
polis, y la especial, la cual se verifica en esas relaciones de trueque o intercam bio
que los ciudadanos mantienen eada cual por su lado.
15 Esta duda encuentra asim ism o su expresión en el AUgemeinen Preufilschen
Landrecht de 1704 De un lado, el hom icidio perpetrado en un duelo es tenido por
a s e s in a to y co m o tal se rá s a n c io n a d o con la p ena de m u erte (A llgerneines
Landrecht ffür die Preuftischen Slaaten. hrsg. von II. Ilattcnhaucr (1970), pp. 693
y ss.); de otro, el duelo es presentado com o una m ateria penal m uy p articu lar,
cuyo tratam iento com parece bajo el rótulo de “ Sobre las ofensas al honor” .
16 No he podido averiguar si la vinculación del duelo y el infanticidio proviene de
k a n t o de alguno de sus predecesores. O lto U lbricht, en su extensa investigación
acerca del infanticidio, no presta ninguna atención a las discusiones sobre el duelo y.
por el contrario. Ute Frcvcrt no dice absolutamente nada en tomo al infanticidio en
su indagación sobre la problemática del duelo. En ambos estudios predominan de todas
formas las consideraciones sociohistóricas sobre las fitosófíco-juridicas acerca de di
chos problemas. La situación jurídica del infanticidio en Prusia se veia determinada
por el “Edicto contra el asesinato de niños ilegítimos recién nacidos" del 8 de Febrero
de 1765. Cfr. a este respecto K leinheyer (1980), p. 233-
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 231
17 En todo caso se trata de una doctrina especial; razón por la cual Kant no
vincula esta problem ática con el honor genérico “de un hom bre integro (iusti)"
(Ak. VI, 238), el cual pertenece, al igual que el propio cuerpo, a lo Mío interno de
cada cual y queda resguardado por el Estado de cualquier vulneración.
18 Tal es la opinión de Losurdo (1989), p. 228; y tam bién F.bbinghaus ve en el
h o m ic id io p e rp etrad o en un lance de honor, asi com o en el in fa n tic id io en
presu n ta coin cid en cia con K a n t- razones para una restricción del D erecho a la
pena de m uerte (c/r. Ebbinghaus (1968), pp. 70-77). Cfr. asim ism o W illiam s (1983),
pp. 103-105. En am bos casos Kant pone entre paréntesis a la pena capital. En su
tratam iento del duelo. Ebbinghaus distingue entre oficiales y soldados, haciendo
v aler el código del h o nor únicam ente para los prim eros. Por co n tra , para Kant
232 Reinhard Brandt
únicam ente el m ilitar que cum ple unas órdenes se h alla obligado por el honor,
excluyéndose por lo tanto al rey, en cuanto com andante suprem o, y al soldado que
no lucha por honor sin o a cam bio de un salario. C on lo cu al esos o ficiale s en
quienes piensa Ebbinghaus. en tanto que reciban un sueldo, no se diferencian para
nada de los soldados rasos. l£l honor de un estam ento en particular se vuelve asi
una cuestión Táctica y necesariam ente caduca.
Cfr. Reft. 1084, Ak. XV. 480-481.
20 En la Introducción a la Doctrina d el Derecho. Ak. VI, 233-236.
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 233
21 Tal com o se propone en lia d a la paz perpetua. Ak. VIH, 345. Cfr. M urphy
(1 9 8 7 ), p. 529. H asta d o n d e a mi se me a lc a n z a , el ú n ico in té rp re te q u e ha
subrayado este carácter apariencia! del argum ento es Johann H einrich T ieftrunk
{cfr. T ieftru n k (1798), pp. 466-475), cuyas c oincidencias con mi p ropuesta me
fueron advertidas por G corgios K aragcorgoudis (M anchen).
234 Reinhard Brandt
Existe una notable diferencia entre las leyes civiles y el asi llama
do honor. El propósito del primero es proteger la vida y los bienes
de cada ciudadano garantizando su seguridad. Pero los duelistas
deben hacer frente a los arrebatos de la ilusión, pues el honor es
ante todo una ilusión [Kant: ... “que aquí no es ninguna ilu
sión”]. la sensación que nos suscita el desposeimiento del honor
supone un transitorio retroceso hacia el Estado de Naturaleza y
una momentánea representación de nuestra pasada independen
cia respecto al poder de las leyes, que no bastan en ciertos casos25
25 Cfr Murphy (1987). p. 529 Hasta donde alcanzo a ver, el único intérprete
que ha subrayado este c ará cte r a p arien c ial del argum ento es Joltann H einrich
T icftrunk (cfr. T ieftrunk (1798) pp. 466-475), cuyas coincidencias con mi pro
puesta me fueron advertidas por Gcorgios karagcorgoudis (M ünchen)
:J Com párese la “ deducción, tal como la concebiría un sim ple ju rista , en el
Derecho de guerra de la Doctrina del Derecho (Ak. VI, 345,). A esa circunspecta
exposición le sigue el rotundo -¡N o !- de los filósofos del Derecho .
M John Locke dejó dicho en su “ Second T reatise o f G overnm ent’': “No body
can give more power than he has him sclf, and he that cannot takc away his own
Life, cannot give another power over ¡t“ (Locke (1970). p. 302; $ 23).
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 235
25 Cfr B cccana (1966), pp. 60-63. C hrislian Woll'f entendía que los duelos
están prohibidos por el Derecho N atural. Hn una referencia contenida dentro del
Derecho político se dice: Ostendinius jam alibi omne duellum naturaliter 111icitiim
csse (§ 1091, parí. 3 jus nal ); hic vero evincitur duellum quoque repugnare statui
civili [...] (Jus naturalc. $ 1091). WollT no considera el duelo que se salda con una
m uerte, sino tan sólo el duelo en cuanto tai.
2h Según Murphy [1987) p. 529[, Kant no explica el m ecanism o merced al cual
el m otivo del honor (en cuanto m eram ente interno) tiene algo que ver con la
236 Reinhard Brandt
acción cxicma. la única que puede ser relevante en la esfera jurídica; c incluso sugiero
leer el texto kantiano como una propuesta de que siempre se tome el respetable motivo
del honor como un aspecto totalmente irrelevante para el Derecho.
i? Cfr. K leinhcycr (1 980), p. 2 33. donde se localizará la indicación de las
fuentes.
Immanuel Kant: Política, Derecho y... 237
28 Kant reconstruye asi ei callejón sin salida de sus contem poráneos; cfr. G uttadin
(1 9 9 3 ), pp. 350-374 ("E l duelo com o tram pa” ).
238 Reinhard Brandl
29 La hum anitaria propuesta de que el padre pueda verse obligado por el Estado
a casarse (E bbinghaus, 1968) sólo podría verificarse, conform e al supuesto kantiano
de la m onogam ia, si dicho padre no vive ya en m atrim onio con otra mujer.
30 Cfr. T ieftrunk (1978), p. 474.
¡mmanuel Kcint: Política, Derecho y... 239
Bibliografía