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Domingo Aymara 01
Domingo Aymara 01
Telecomunicaciones
Por:SERVICIOS BÁSICOS
Sus palabras tienen sustento. En marzo de 1921, Jesús de Machaca fue el escenario de
una revuelta indígena contra la esclavitud liderada por los hacendados de la zona.
“Nuestros abuelos se rebelaron y a los capataces los amarraron y los metieron al horno.
Nos contaron que se los comieron vivos. Hasta tenemos héroes de esa época: Faustino
Llanque, Marcelo Llanque… Nosotros hemos iniciado la liberación en el país del siglo
anterior para que no haya patrones”.
“Es que no aguantaron nuestros abuelos que sus mujeres sean aprovechadas por los
hacendados. Aparte, si uno se rebelaba, les quemaban sus casas. En 1921, los
machaqueños nos hemos hecho sentir en la historia, y seguimos haciéndonos sentir
porque somos aymaras como nuestros antepasados”. Actualmente, Jesús de Machaca es
considerado un municipio indígena originario, tras el empoderamiento que adoptaron
sus autoridades locales en la Alcaldía desde hace un decenio.
La conquista incaica
En la actualidad, la mayor parte de los integrantes de esta etnia se sitúan en la región del
lago Titicaca. No obstante, sus asentamientos locales ocupan los tres departamentos del
occidente altiplánico: La Paz, Oruro y Potosí. Además hay que tomar en cuenta, según
Wikipedia, que hay aymaras en tres países: en Bolivia existen más de 1,2 millones; en
Perú, 300.000, y en Chile, 50.000.
El economista aymara Gonzalo Colque Fernández sostiene que no hay acuerdo entre los
historiadores sobre la época exacta de la génesis histórica de los aymaras. “Lo que valoro
es su mito, que se han asentado sobre todo en la región andina, y que eran grupos que
vivían en ayllus y markas. Hoy se han expandido por el fenómeno de la migración hacia
otros departamentos, lo que no ha acontecido con los pueblos indígenas de tierras
bajas”.
El sociólogo alteño Carlos Hugo Laruta establece que la comunidad aymara boliviana
tiene un trío de rasgos centrales: “el comunitarismo sociocultural y psicológico, que hace
que esta comunidad sea una eficaz unidad de familias en gran medida consanguíneas;
una unidad festiva y ritual, católica y sincrética, y una unidad socioorganizativa porque
tiene una autoridad común legítima. Sin embargo, ese comunitarismo todavía presenta
limitaciones para promover el desarrollo”.
Jesús de Machaca es uno de los pueblos aymaras más representativos de esta etnia en
Bolivia. Su territorio se ubica a 110 kilómetros de la ciudad de La Paz y a más de 4.000
metros sobre el nivel del mar. Se asienta en la provincia paceña Ingavi y es su Sexta
Sección Municipal, con diez cantones: Qurpa, Villa Asunción de Machaca, Aguallamaya,
Calla, Mejillones de Machaca, Qhunqhu, Santo Domingo de Machaca, Cuipa España,
Santa Ana de Machaca y Chama.
Según el Censo de 2001, Machaca tiene 13.247 habitantes (6.387 hombres y 6.860
mujeres): el poblado central contiene a más de 600 y Corpa (una de las aldeas
principales), más de 1.000. Lo llamativo es que este municipio se maneja según sus usos
y costumbres e incluso elige autoridades locales estatales bajo ese método, con apoyo del
cabildo originario. Jesús de Machaca tiene dos markas, 26 ayllus y más de 70
comunidades.
Una cultura con un calendario que marcó 5.516 años de vida este 2008
Cada 21 de junio, el calendario aymara cumple un “año solar”, el cual coincide con el
solsticio invernal y es recibido por los miembros de esta etnia con júbilo y rituales de por
medio. Según los investigadores, dicho calendario marcó 5.516 años en 2008. La fecha
también involucra el fin y el inicio del año agrícola en la región andina altiplánica y abre
un compás de tres meses para garantizar el descanso de la Pachamama y luego pedirle
permiso para la siembra, en agosto.
El primer rayo solar del nuevo año aymara es recibido por miles de comunarios y
turistas en la Puerta del Sol, en el sitio arqueológico del mítico pueblo de Tiwanaku,
considerado por los expertos como la cultura de la génesis de la Nación Aymara o Kolla,
dos siglos antes de Cristo, pasando de la fase aldeana a la urbana en unos 700 años y
desapareciendo de forma enigmática por el año 950. Dicho recibimiento, no obstante, se
multiplica en las aldeas aymaras de La Paz, Oruro y Potosí.
Aunque todavía el debate domina el asunto del calendario aymara. Por un lado están los
que consideran que esta etnia se rige bajo un calendario solar de 12 meses. Uno de los
defensores de esta tesis, entrevistado por La Prensa, es el arqueólogo Osvaldo Rivera,
quien sostiene que ésta se demuestra en la construcción del templete tiwanacota de
Kalasasaya, que consta de 11 pilares que representan a los meses (11 soles) y un pilar
central que sería el sol grande.
Otros estudiosos manifiestan que el calendario agrícola aymara más bien debe tener
sustento en el ciclo de la luna, de 13 meses. El antropólogo Juan Machicado y el
sociólogo David Mendoza respaldan este planteamiento; este último comenta que las
interpretaciones quieren hacer coincidir el calendario gregoriano, de 12 meses, con el
aymara y que los mayas también empleaban el calendario lunar por ser preciso,
marcado según la luna nueva o la llena.
En Jesús de Machaca, el nuevo año aymara igual es motivo de celebraciones. Ese día, en
el municipio de la provincia Ingavi, el ritual y las ofrendas tienen lugar en las ruinas
arqueológicas de Khonkho Wankane, lugar que, según, los antropólogos, puede tener
una data que se remite a los 100 ó 500 años después de Cristo. En el lugar, los
habitantes machaqueños, bajo el mando de las autoridades religiosas aymaras, amautas,
organizan la fiesta Willkatata (Padre Sol).
Sin embargo, los jefes indígenas machaqueños recién son posesionados el 1 de enero
siguiente, o sea, seis meses después de su nombramiento, lapso en el cual son
adoctrinados y capacitados por las autoridades salientes, que les enseñan el trajín diario
de un mallku, sea éste jach’a (máximo cargo en las markas), jiliri (el mandamás en los
ayllus) u originario (en las comunidades). La primera jornada de cada año, los nuevos
jefes reciben los bastones de mando.
Este 2008, el Año Nuevo aymara tuvo 16 festividades en diversos lugares arqueológicos
y ceremoniales del departamento de La Paz. La más grande, la del Willkakuti (retorno
del Sol) se situó en la aldea de Tiwanaku. Una decena de localidades aymaras
sobresalieron en la jornada: Jesús de Machaca, Copacabana, el Valle de las Ánimas de
Sud Yungas, Tiquina, Taraco, Marka Mocomoco, Pucarani, Charazani, Calvario de
Letanías de Viacha y los chullpares de Culli Culli.
El viento y el clima seco y frío marcan presencia en Jesús de Machaca. Ciento diez
kilómetros de carretera separan este municipio de la urbe paceña, los cuales pueden ser
recorridos en dos horas y media por los vehículos. Hay dos vías para llegar al poblado
aymara: una lo conecta con Viacha y la otra, con Guaqui, por el camino asfaltado hacia
Desaguadero. Las vértebras viales son de tierra y hay aldeas que no cuentan con ellas,
por lo cual están incomunicadas.
Lo anterior implica un freno para las perspectivas turísticas de la comuna. Así lo afirma
el alcalde machaqueño, Adrián Aspi Cosme. “No tengo un metro de asfalto en mi
municipio. Para nivelar los caminos vecinales compramos una motoniveladora, y espero
que al año les vaciemos ripio para que en época de lluvias haya tránsito de coches por
aquí”. Para hacer notar esta carencia a la Prefectura de La Paz, Aspi incluso organizó
este año el Rally Turístico Jesús de Machaca.
Su cercanía con el río Desaguadero también permite que los machaqueños utilicen botes
de madera y totora para contactarse con los municipios de San Andrés de Machaca y
Desaguadero. El espejo de agua desemboca específicamente en el territorio
perteneciente a la etnia de los urus iruitos, que forma parte de Jesús de Machaca, y
donde se erige un puerto antiguo en el que abunda la flora y la fauna lacustres; toda una
veta turística (leer notas de las páginas 20 y 21).
“No hay agua, a veces, porque una comunidad que tiene una vertiente cristalina no deja
que ésta sea aprovechada por otro poblado. Además, en los lugares en que hay agua, ésta
se encuentra hasta en 45 metros de profundidad, por lo que hay que perforar pozos. Hay
un proyecto de 297.000 dólares con el que buscamos cosechar agua de lluvia en cuatro
represas, sobre todo para el riego. Por este problema hay gente que toma agua sucia y se
enferma. Eso tenemos que solucionar”.
La radio es el medio más eficiente para los líderes ediles y originarios para dar a conocer
a la población las decisiones asumidas por los cabildos o asambleas. En Jesús de
Machaca hay cinco estaciones radiales y un canal televisivo que baja la señal del canal
estatal 7
Quino Vargas se levanta cada día a las siete de la mañana para cumplir con su pasión
radialista en la localidad de Corpa. Es el director encargado de la radio Nueva
Generación, una de las cinco estaciones del municipio aymara de Jesús de Machaca. La
voz de Quino marca presencia tanto en amplitud modulada (1.240 kilohercios) como
frecuencia modulada (107.5). “Lo importante es que la radio trabaja de cerca con los
ayllus, markas y las autoridades originarias, y es apoyo del pueblo”.