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odiaron sin causa; más aún, el mismo Señor le castigó duramente, le lastimó, y lo puso a la
pena, que por su llaga fuimos nosotros pudiéramos ser sanados. Dios es a veces la fuerza de su
pueblo, cuando no es su canción; tienen apoyos espirituales, a pesar de que quieren placeres
espirituales. Si el creyente se remonta a su comodidad a la bondad eterna y la misericordia de
Dios, o si se espera que la bendición asegurada a él, se encontrará abundante motivo de
alegría y de alabanza. Cada respuesta a nuestras oraciones es una evidencia de que el Señor
está de nuestro lado; y entonces nosotros no necesitamos temer lo que el hombre puede
hacer a nosotros; debemos cumplir con nuestro deber en conciencia a todos, y la confianza en
él solo a aceptar y bendecir a nosotros. Tratemos de vivir para declarar las obras de Dios, y
para animar a otros para que le sirvan, y confiar en él. Tales fueron los triunfos del Hijo de
David, en la seguridad de que la buena voluntad de Jehová debe prosperar en su mano.
(Salmos 118:5-6)
Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas, y todas las cosas y todos los eventos
están en Sus manos. Así que no importa en qué angustia nos encontremos, no hay nada
de qué temer mientras oramos y dependemos de Dios. Especialmente cuando
enfrentamos a los que nos persiguen como cristianos, no importa cuán alto sea su poder
e influencia, y su estatus, son solo pequeñas criaturas en las manos de Dios. No pueden
decidir nuestro destino. Y solo Dios es el Maestro de nuestro destino. Sin el permiso de
Dios, ni una sola cuerda de nuestro cabello se perderá. Recordando que Daniel fue
arrojado al foso de los leones y que sus tres amigos fueron arrojados al horno de fuego
ardiendo, todos salieron sanos y salvos porque Dios estaba con ellos. Mientras
confiemos en Dios en apuros, Él nos mostrará Su autoridad y poder, y nos permitirá ver
Sus obras. Amén.