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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para La Educación Superior

Universidad Nacional Experimental Rafael maría Baralt

Programa de Ingeniería y Tecnología

Proyecto Ingeniería de gas

Seminario de negociación y comercialización

UNIDAD II. Matriz de energía primaria en Venezuela.

Realizado por:

Orianny Araujo

CI: 28.146.898

San Francisco, Noviembre del 2020


Análisis.

Reservas probadas de gas en América ( billones pie^3).

Las reservas probadas son aquellas cantidades de gas natural que, mediante el
análisis de los datos geológicos y de ingeniería, pueden estimarse con un alto
grado de confianza para ser recuperables comercialmente a partir de una fecha
dada, de reservorios conocidos y bajo condiciones económicas actuales.

Esta estadística muestra un ranking de los países con mayores reservas probadas
de gas natural de 2008 a 2018. En 2018, Venezuela tenía reservas probadas de
6,3 billones de metros cúbicos. Por su parte, Rusia se coronó como el país líderes
en reservas probadas de gas natural, con más de 38,9 billones de metros cúbicos.
Venezuela primero en reservas de gas asociado en Latinoamérica.

El ministerio de Petróleo y Minería de Venezuela anunció que las reservas


probadas remanentes de gas del país aumentaron en 2 millones 294.989 pies
cúbicos.

Con la incorporación de esa cifra, las reservas certificadas suman 197 billones
89.211 millones de pies cúbicos, ubicando a Caracas en el octavo país del mundo
con mayores reservas probadas de gas natural y el primero en América Latina, de
acuerdo con una resolución publicada en Gaceta Oficial y difundida hoy por
medios locales.

Proveniente de áreas tradicionales, la nueva cifra se añade a los 196 billones


408.947 millones de pies cúbicos, oficializadas al cierre de 2012.

En esta oportunidad los volúmenes de gas probados proceden específicamente de


las ciudades de Maracaibo (noroccidente), Maturín (región nororiental), Barcelona
(nororiente) y Barinas (centro occidente), las cuales registran un total de un millón
811.276 pies cúbicos, mientras que la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez
Frías, ubicada en el centro- oriente del país contempla 483.713 pies cúbicos.

Las mayores reservas de gas de la nación suramericana están ubicadas al norte y


noroeste del territorio, en las costas de la plataforma continental caribeña y
atlántica, con una extensión de más de 500.000 kilómetros cuadrados.

En estas zonas es donde se desarrollan diversos proyectos de producción para


que los volúmenes de petróleo crudo, bitumen, gas natural o condensado natural
recuperables, que aún no han sido extraídos de los yacimientos, tengan una mejor
explotación.

Por su parte, Venezuela cuenta con un volumen de 40 billones de reservas


posibles, con lo cual dentro de poco tiempo Caracas pasará del octavo al tercer
lugar como país con mayores reservas de gas en el mundo.
De acuerdo con la compañía, el 90,8 por ciento de estas reservas probadas
corresponden al gas asociado al petróleo y sólo el 9,2 por ciento al gas no
asociado.

Asimismo se detalla que el 71% de las mismas se encuentran en la zona oriental


del país; el 24% en la zona occidental; el 2,5% en el norte de la península de Paria
(ubicada en el extremo norte de la serranía del Litoral Oriental); el 2,4% en la
Plataforma Deltana (al nororiente) y el 0,14% en la zona sur.

Reservas de gas asociado y gas libre.

Dada la importancia a nivel mundial que tiene el gas natural como recurso y fuente
energética de bajo costo, menos contaminante que otros combustibles fósiles, y
contando Venezuela con reservas probadas de gas natural libre y asociado a
crudo contabilizadas en 222,4 billones de pies cúbicos de Gas natural (222,4 TCF)
(7mo puesto mundial de reservas probadas de Gas y primero en América Latina
para el cierre del 2019)1, es poco lo que se ha hecho para el desarrollo del
potencial gasífero que tiene Venezuela en los últimos 10 años, y casi nada para
darle continuidad y mantenimiento a los proyectos e infraestructura que ya
estaban en operación o desarrollo.

La continuidad y eficiencia de las operaciones de la industria del gas en sus


diferentes procesos (producción, procesamiento, transporte y distribución, y GLP),
son el insumo y base de los servicios básicos gas doméstico y electricidad en
Venezuela. Cambios o interrupciones en estos procesos se reflejan directamente
sobre dichos servicios, e indirectamente sobre agua, telecomunicaciones,
transporte, seguridad, y en la cadena de almacenamiento y suministro de
alimentos.

Las actividades del sector gasífero en Venezuela son transversales al crecimiento


económico y productivo de la nación e impactan derechos humanos. Al caer o
interrumpirse la cadena de valor de gas natural, esto se refleja en productos y
servicios que el venezolano no recibe, lo que ha generado buena parte de la crisis
humanitaria que sin precedentes se vive en el país.
Producir gas natural en toda su cadena de valor y llevarlo al mercado nacional e
internacional requiere ingenio, tecnología e inversión, sobre la base de esfuerzos
innovadores, y recursos humanos con capacidades técnicas que garanticen su
producción y con ello el éxito de la gestión.

En Venezuela, es el estado el principal productor y oferente de los productos de la


cadena de valor de gas a través de PDVSA y sus empresas operadoras PDVSA
Petróleo, PDVSA Gas, y PDVSA Gas Comunal. Estas empresas son los
principales productores, comercializadores y distribuidores de gas natural y
productos de la cadena de valor; sus actividades son altamente reguladas por el
estado, lo que incluye el tarifario de precios y el subsidio que la misma PDVSA
asume en la comercialización del GLP, Metano, LGN y GN. Igualmente, la
actividad de importación de líquidos del gas natural (fraccionados) es
responsabilidad exclusiva de PDVSA.

En la actualidad, mucho se dice y escribe sobre las fallas en el suministro de GLP,


o sobre la quema de gas en el país, y poco se habla del LGN y Metano, sus usos
o potencialidades; en general, poco se conoce de la base de la problemática en sí
del sector o del impacto que esto tiene sobre la sociedad en sí misma.
El gas en bombonas o GLP es el producto de la cadena de valor de Gas natural
más conocido y que se asocia con mayor alcance e impacto social por el número
de hogares / población que lo consume como parte del servicio público de Gas
Doméstico y Comercial, y estar ligado al proceso de cocción de alimentos y
potabilización del agua; bajo esta consideración es natural asociar el GLP con la
punta del iceberg. Para llegar a producir GLP, hay que recorrer el camino
completo de la cadena de valor de gas natural, lo que es esencial pero poco
visible. El Metano, es también parte del servicio de Gas Doméstico y Comercial
pero con menor número de hogares asociados; sectores como el siderúrgico,
aluminio y cemento lo requieren para sus procesos, pero su principal impacto
social está en que el mismo se requiere como combustible y en volúmenes
importantes para la operación de plantas de generación termoeléctrica. El LGN y
el mismo GN en sí son los productos menos visibles y conocidos de la cadena,
pero esenciales como insumos y base de la cadena de valor. La producción de
LGN es fundamental para la continuidad operativa y desarrollo de proyectos del
sector petroquímico y petrolero que afectan, incluso la producción de gasolina,
escasa y necesaria como combustible para el transporte de bienes, servicios y
alimentos en el país.

El deterioro de los servicios y procesos de la cadena de valor de Gas en


Venezuela se han hecho evidente en los últimos años y ha sido más notorio en lo
que va del 2020. Un evento sobre los procesos de la cadena de GN (producción,
procesamiento, transporte y distribución, y GLP) es capaz no solo de interrumpir la
misma, sino de afectar toda la cadena de valor a largo plazo, y con ello los
productos y servicios que de ella dependen, por lo que se hace necesario ampliar
el conocimiento sobre la problemática que se presenta en el sector, a fin de
plantear soluciones integradas que permitan avanzar hacia el desarrollo del sector.

Si hablamos en retrospectiva, y considerando cada uno de los productos y


procesos, podemos indicar que hay mucho tema para tratar y considerar, o como
indica el dicho popular, hay mucha tela que cortar y este es apenas el comienzo.
Reservas probadas, probables y posibles de gas en Venezuela.

Cuando se hace una estimación de reservas de gas natural, siempre es necesario


aclarar cuál es el grado de certeza con que se hacen esas estimaciones. El
método que adopta la industria en todo el mundo es clasificar las reservas como
“Probadas”, “Probables” y “Posibles”.

La reservas probadas tienen una certeza prácticamente absoluta, casi no hay


dudas de que existen. Los expertos dicen que hay un 90% de probabilidad de que
realmente están bajo tierra. Las reservas probables, en cambio, son algo más
inciertas, generalmente se asocian a zonas de los campos productores que están
alejadas de los pozos que ya existen y de las que se conoce poco, la probabilidad
de que la suma de reservas probadas más probables sea del tamaño que se las
plantea es del 50% en este caso.

Finalmente, las reservas posibles son aún más dudosas y fruto de cálculos
extremadamente optimistas, a tal punto que su existencia es más cuestionable, la
probabilidad de que la suma de reservas probadas más probables más posibles
sea del tamaño que se plantea es de sólo el 10%.

Cuando se hacen grandes inversiones en gasoductos, LNG, GTL, termoeléctricas,


etc., con el propósito de capitalizar las reservas y también para que los proyectos
sean sostenibles en el tiempo, generalmente se hacen verificando que la suma de
reservas probadas más probables sea suficiente para una vida de los proyectos de
20 a 30 años.

Reservas probadas de gas natural en el mundo.

El gas natural es un producto básico muy comercializado que se ha convertido en


un combustible clave en la combinación energética mundial, lo que significa que
los países que poseen grandes reservas tienen la oportunidad de generar ingresos
nacionales a partir de las exportaciones, al tiempo que impulsan su propia
seguridad energética.
Se utiliza sobre todo en la calefacción y la generación de electricidad, y en los
últimos años ha adquirido una mayor popularidad como combustible fósil de
combustión más limpia que el carbón, y como alternativa más barata al petróleo.

Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), el gas
natural ha representado casi un tercio del crecimiento general de la demanda de
energía en el último decenio, más que cualquier otro combustible, y representa
alrededor del 23% de la demanda de energía primaria del mundo.

La producción mundial ha venido creciendo constantemente desde la crisis


financiera de 2008 - impulsada por el progreso de la fractura del shale en los
Estados Unidos - y alcanzó un total de alrededor de cuatro billones de metros
cúbicos (tcm) en 2019.

En el contexto de la transición hacia una energía con bajas emisiones de carbono,


el gas natural se suele considerar un "combustible de transición" que puede salvar
la brecha entre los combustibles fósiles más intensivos en carbono -carbón y
petróleo- y las tecnologías renovables que están cobrando impulso pero que aún
no se han desplegado a una escala que pueda satisfacer la demanda general de
energía.

Los productores de energía están buscando formas de acoplar las instalaciones


de generación de gas con las tecnologías de captura y almacenamiento de
carbono (carbón capture and storage, CCS, por sus siglas en inglés), como una
forma de mitigar las emisiones que libera cuando se quema.

Un puñado de países dominan las mayores reservas de gas natural del mundo, y
en este análisis se muestran los cincos primeros:

1. Rusia - 38 billones de metros cúbicos

Rusia alberga las mayores reservas de gas natural del mundo, con un total de
recursos probados de 38 tcm (1.341 trillones de pies cúbicos) según BP Statistical
Review of World Energy 2020.
Eso equivale a alrededor del 19% de las reservas totales del mundo.

La mayoría de las reservas de gas natural de Rusia se encuentran en Siberia, con


los campos de Yamburg, Urengoy y Medvezh'ye particularmente productivos.

La empresa estatal Gazprom posee alrededor del 71% de las reservas de gas del
país, y aproximadamente el 16% del total mundial.

2. Irán - 32 billones de metros cúbicos

Irán representa alrededor del 16% de la cuota mundial de recursos de gas natural,
con una reserva total de 32 tcm (1.131 trillones de pies cúbicos).

El desarrollo de estas vastas reservas - la mayoría de las cuales están situadas en


alta mar - se ha visto obstaculizado por las sanciones económicas internacionales
impuestas al país, en particular por los Estados Unidos en respuesta a las
tensiones geopolíticas y el programa de desarrollo nuclear de Irán.

El Irán comparte la propiedad del mayor yacimiento de gas del mundo -South
Pars/North Dome- con su vecino Qatar. El yacimiento está situado en la costa del
Golfo Pérsico.

En 2019, el país produjo 244.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas natural,
alrededor del 6% del total mundial.

3. Qatar - 24,7 billones de metros cúbicos

Qatar tiene reservas probadas de gas natural de 24,7 tcm (872 billones de pies
cúbicos), que es un poco más del 12% del total mundial.

La mayoría de estas reservas se encuentran en el North Field, que abarca un área


aproximadamente del mismo tamaño que el país y es el mayor yacimiento de gas
natural del mundo.

Qatar es el principal productor mundial de gas natural licuado (GNL) y fue el mayor
exportador de GNL en 2019, seguido de cerca por Australia.
Las operaciones de gas natural en el país están controladas en gran medida por la
empresa estatal Qatar Petroleum.

4. Turkmenistán - 19,5 billones de metros cúbicos

El país de Asia central, Turkmenistán, tiene las cuartas reservas de gas natural
más grandes del mundo, que ascienden a un total de 19,5 tcm (688 billones de
pies cúbicos).

Esto equivale a una participación del 9,8% en el total de los recursos mundiales.

La mayoría de las reservas de gas natural de Turkmenistán están situadas en


grandes yacimientos en la cuenca del Amu Darya, en el sudeste, la cuenca del
Murgab, en el sur, y la cuenca del Caspio meridional, en la parte occidental del
país.

El desarrollo de estos abundantes recursos se ha visto obstaculizado por la falta


de inversiones en infraestructura y capacidad de exportación. La producción del
país ascendió a 63,2 bcm en 2019, lo que representaba apenas el 1,6% del total
mundial.

5. Estados Unidos - 12,9 billones de metros cúbicos

Los EE.UU. tienen una cuota del 6,5% de las reservas mundiales de gas natural,
con recursos probados de 12,9 tcm (455 trillones de pies cúbicos).

La producción del combustible se ha disparado en la última década, impulsada por


la revolución del desmenuzamiento del shale que también le ha ayudado a
convertirse en la mayor nación productora de petróleo del mundo.

En 2019, los Estados Unidos produjeron casi un cuarto del suministro mundial de
gas natural - alrededor de 921 bcm - que fue más que cualquier otro país.

La mayoría del gas natural de los EE.UU. se produce en tierra a través de técnicas
de perforación horizontal y fractura hidráulica. Texas y Pensilvania son las dos
regiones de mayor producción del país.
Posición geográfica de Venezuela, favorable a la integración regional.

El diagnóstico de la Geopolítica Mundial y análisis de la economía energética


mundial que incluye, reservas, producción, demanda; el papel de la OPEP;
permite concluir que América Latina no escapa a esta realidad y en particular
Venezuela, por su condición de productor de hidrocarburos, que ya reconoce los
efectos que causa en lo económico, político, militar, social, geográfico, ambiental y
tecnológico. Examinar esta realidad tiene por objeto, impulsar una política de
integración regional, que a partir de una visión la Seguridad, Defensa y Desarrollo
Integral, se alcance el desarrollo pleno de la región y pueda desempeñar el nuevo
rol que potencialmente puede jugar América Latina y El Caribe, en ese Mapa
geopolítico mundial, con el objeto de influir en el curso de los acontecimientos, con
voz y músculo propio y transformar el injusto Modelo económico mundial
predominante.

La República Bolivariana de Venezuela ha establecido lineamientos en su política


exterior energética para la región que incluye la Alternativa Bolivariana para las
Américas (ALBA), la creación y desarrollo de Petroamerica, a través de la
implementación de Petrocaribe y Petrosur, para la integración en energía; Telesur,
para producir una mayor integración en los medios de comunicación e
información; el Banco del Sur y el Fondo Humanitario Internacional. Todo ello para
acelerar el surgimiento de ese nuevo factor geopolítico mundial, articulado por las
naciones de América Latina y El Caribe.

Estas naciones constituyen en Latino Americana importantes polos de acción para


la integración regional, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), en el caso de
Brasil y Argentina; y el Grupo Andino y el Grupo de los Tres (G-3), en el Gran
Caribe, Cuba, en el caso de Venezuela. Esta realidad responde ºa las condiciones
favorables de desarrollo que presentan estos países a nivel industrial, tecnológico
y geográfico y a un cambio significativo en la concepción del Desarrollo, la
Seguridad y la Defensa Integral de la Nación, ya expresados en la voluntad
política de los gobiernos como en el nuevo texto constitucional venezolano y el
espíritu que promueve la revolución Bolivariana.
Sin embargo, la conceptualización sobre estos procesos es aun insuficiente, de
modo que este trabajo pretende aportar elementos a la configuración de nuevos
conceptos para el análisis del papel que esta jugando Venezuela con relación a la
integración y soberanía de América latina en el siglo XXI.

Matriz energética en Venezuela.

A pesar de que Venezuela es una potencia petrolera, no todo el sistema


energético venezolano depende del petróleo. En efecto, si bien el 77,48% de la
matriz energética está constituida en conjunto por el petróleo y el gas natural, la
hidroelectricidad significa el equivalente al 22,22% de dicha matriz. (Ver Gráfico Nº
1). En esta matriz energética, el carbón representa 0,24% y, sensiblemente, las
energías renovables diferentes a la hidroenergía significan sólo el 0,06%.

No obstante, en un país con un potencial hidrocarburífero como el venezolano es


destacable que la hidroelectricidad represente casi la cuarta parte de su matriz
energética.

De hecho, las tendencias expresadas en el Gráfico Nº 1 muestran que la


incidencia de la hidroelectricidad, desde los años 70, ha tenido un ascenso mucho
mayor al del petróleo y el gas natural.
Cabe anotar aquí que todo el sistema eléctrico venezolano, actualmente, tiene una
capacidad instalada de 24.000 MW, de los cuales un 67,6% corresponde a
hidroelectricidad y el restante 32,4% a termoeléctridad.

La otra cara de
esta matriz energética es que Venezuela es uno de los países más energizados
de Sudamérica. En efecto, el 99,7% del país cuenta con energía eléctrica y el uso
de la leña como combustible para cocinar es mínimo y solamente como
complemento al Gas Licuado de Petróleo.

No obstante, al parecer un efecto negativo de esta energización, es que


Venezuela es uno de los países de mayor consumo energético por cabeza y de
menor eficiencia energética; es más, esta ineficiencia ha sido identificada como
una de las causantes de la crisis eléctrica, a parte de los problemas habidos con la
generación.

Sustitución del uso de combustible líquido como fuente energética.

El mundo depende en un 97% de los combustibles para la generación eléctrica, el


calentamiento y transporte. Los combustibles fósiles incluyendo carbón, crudo y
gas fósil suministran el 82% de la energía primaria en el 2011. El carbón
contribuye el 40% de las emisiones de CO2 y alrededor del 70% de las emisiones
de las plantas de generación de energía eléctrica. Mientras que el carbón es el
principal combustible para la generación de electricidad y calor, los combustibles
líquidos son los más utilizados para el transporte contribuyendo con el 93% de la
energía utilizada.
En la figura 1 se muestra el consumo de combustible histórico y proyectado por la
Agencia Internacional de energía (EIA – Energy International Agency) hasta el año
2040, la cual espera que el crecimiento del consumo de carbón disminuya y sea
reemplazado por otro tipo de combustibles como gas natural y fuentes de energía
renovable. Mientras que el consumo de combustibles líquidos seguirá en aumento
continuando como la principal fuente de energía para el transporte, seguido de la

industria, como se puede observar en la figura 2.


Para los usuarios residenciales y comerciales, la mayor fuente de energía es la
electricidad siendo utilizada para iluminación, aire acondicionado y calentamiento
de agua. Para el calentamiento de agua, la electricidad usualmente es
reemplazada por gas natural, el cual tiene un menor costo y mayor eficiencia.
Como se puede observar, la tendencia mundial es a la sustitución de combustibles
contaminantes como el carbón por alternativas más limpias como gas natural.
Para el caso de combustibles de origen fósil se tiene como alternativa la
sustitución por biomasa, biogás y otras alternativas renovables, siendo la industria
y el transporte los mayores beneficiarios de esta sustitución.

Posicionamiento del gas natural en la matriz de energía Primaria.

El sistema energético venezolano está ampliamente dominado por la existencia de


recursos fósiles tales como: petróleo, gas natural (seco y líquido) y carbón mineral.
Las grandes reservas de petróleo crudo y gas natural, así como también la
elevada tasa de producción de petróleo han posicionado a Venezuela dentro del
grupo de los 10 países más importantes del mundo. Los últimos hallazgos de
yacimientos de petróleo han elevado las reservas comprobadas hasta una
magnitud de poseer la quinta parte de todo el petróleo existente en el planeta. La
producción de gas natural, la capacidad de refinación y productos refinados ubican
a Venezuela en el top de los 28 países más influyentes. Estos atributos confieren
a Venezuela estatus, al menos en el aspecto energético, de gran importancia
mundial.

Finalmente, Venezuela debería enfocarse en el aprovechamiento eficiente de los


recursos financieros (divisas), invirtiendo una parte importante de sus ingresos,
obtenidos principalmente de la exportación de hidrocarburos, derivados del
petróleo y carbón mineral, en el desarrollo e implementación de nuevas fuentes de
energía (limpias), eficiencia y ahorro energético, para que la riqueza de sus
recursos fósiles aporte máximos beneficios económicos, sociales y ambientales a
la población: siembra del petróleo.
En efecto, esta visión de siembra del petróleo debe ser interpretada como un
aspecto estratégico que implique realmente un uso inteligente y sostenible de la
energía a corto, mediano y largo plazo.

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