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El comodato es una figura que tiene sus orígenes en el Derecho Romano así como la

mayoría de los contratos que hoy nos rigen. En aquella época se conocía como préstamo
de uso y se daba específicamente entre amigos y vecinos de la ciudad, donde se entregaba
una cosa no consumible para que estos usaran de ella, a título gratuito, y con la principal
obligación de restituirla. Dicha devolución se realizaba luego de un plazo convenido entre
las partes por ello revestía carácter “intuito personae”.

El Contrato de Comodato o Préstamo de Uso, es un contrato por el cual una de las partes
entrega a la otra gratuitamente una cosa, para que se sirva de ella, por tiempo o para uso
determinado, con cargo de restituir la misma cosa. Artículo 1724 CC.

El comodante conserva la propiedad de la cosa, por lo que no es traslativo del dominio.


Sólo se entrega la tenencia de la cosa, la mera tenencia. Su tenencia es, en otras palabras,
a nombre y en lugar del dueño.

Para que haya una real existencia y validez en el Contrato de Comodato es necesario que
exista la manifestación del deseo de celebrar el contrato correspondiente, ya sea de
manera expresa o tácita, en otras palabras, se requiere que el consentimiento
manifestado por las partes, sea válido y eficaz.

Puede darse en comodato cualquier cosa mueble e inmueble, el objeto de este contrato lo
constituyen los bienes no fungibles que son aquellos que no pueden ser sustituidos por
otros de la misma especie, calidad y cantidad. Por otro lado, La capacidad no es un
elemento del contrato, sino un presupuesto de validez del consentimiento. La capacidad
es la aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones. El comodato se considerará
nulo, si el comodante es incapaz y puede exigir al comodatario la restitución de la cosa
antes del tiempo convenido.

Es importante resaltar que este tipo de contrato es un contrato típico o nominado, puesto
que se halla regulado por la ley. Es unilateral, si bien puede llegar a convertirse en un
contrato sinalagmático imperfecto cuando el comodante se ve obligado a indemnizar al
comodatario por algunos gastos especiales realizados por este para la conservación de la
cosa. Es esencialmente gratuito. Es un contrato real, ya que para su perfeccionamiento se
requiere la entrega de la cosa y es de ejecución diferida.

La obligación de cuidar la cosa dada en préstamo según el artículo 1726 CC nos dice que
“el comodatario debe cuidar la cosa dada en préstamo como un buen padre de familia, y
no debe servirse de ella sino para el uso determinado por la convención, o, a falta de ésta,
por la naturaleza de la cosa y la costumbre del lugar, so pena de daños y perjuicios“.
A lo que se deduce que el cuidar la cosa viene a derivarse la obligación de restituir la cosa,
a lo que el obligado debe velar porque la cosa se mantenga en buenas condiciones tal cual
como un padre de familia cuida a sus hijos, y no debe utilizarla indebidamente solo como
quedaron pautado en el contrato o en caso que no esté convenido por su naturaleza o por
los hábitos comunes.

La obligación de restituir la cosa dada en préstamo según nos expresa el articulo 1290 CC
“no puede obligarse al acreedor a recibir una cosa distinta de la que se le debe, aunque el
valor de la cosa ofrecida sea igual o aun superior al de aquella”.

El comodante a nada se obliga por el solo hecho de la celebración del contrato, en


particular debe destacarse que a diferencia del arrendador no está obligado a hacer gozar
de la cosa al comodatario, sin embargo hechos posteriores a la celebración del comodato
pueden crear al comodante las siguientes obligaciones:

-Obligación de reembolsar ciertos gastos; el comodante debe reembolsar al comodatario


los gastos que éste hiciere durante el préstamo para la conservación de la cosa, siempre
que el gasto sea extraordinario, necesario y tan urgente que no haya podido el
comodatario prevenir de él al comodante antes de efectuarlo, así lo expresa el articulo
1733 CC.

-Responsabilidad por vicios de la cosa; el comodante que conociendo los vicios de la cosa
dada en préstamo, no previno de ellos al comodatario, responderá a éste de los daños que
por aquella causa hubiese sufrido así se encuentra tipificado en el artículo 1734 CC.

En conclusión, en la práctica suele llevarse a cabo el empleo del Contrato de Comodato


como sustituto del Contrato de Arrendamiento ya que el Comodato beneficia al
propietario, mientras que el Arrendamiento beneficia al inquilino; en estos casos, se
puede inferir que se está ante un Contrato de Arrendamiento o lo que es lo mismo, ante
una relación Arrendaticia disfrazada de Comodato.

Con el Contrato de Comodato el ocupante del inmueble (Comodatario) acepta que no


goza de los beneficios o prerrogativas que la ley otorga al Arrendatario, ya que conforme a
derecho, la voluntad contractual de las partes priva sobre lo previsto en la ley.

Y es así como el Comodatario no tiene derecho de preferencia, ni garantía a permanecer


como ocupante del inmueble.

El Comodato se perfecciona con la entrega de la cosa y no existe transferencia de la


propiedad porque el comodante solo permite el uso gratuito de la cosa entregada.
No se requiere capacidad especial para celebrar este contrato, basta la capacidad general
para contratar. No transmitiéndose por el comodato la propiedad, sino el uso de la cosa.
Toda persona que tenga un mínimo de derechos sobre ella pueda cederla en comodato.

En cuanto a la forma de celebración, la única exigencia que se impone, por su carácter


real, es la de la entrega de la cosa al comodatario.

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