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El final de la obra maestra

Arturo Pérez-Reverte
La vejez es que todo lo interesante que recuerdas haya ocurrido al menos hace veinte
años e incluso cuarenta Pero al menos lo recuerdas Pensaba en eso ayer viendo de
nuevo La dulce vita de Federico Bellini que tuvo un enorme impacto entre la gente de
mi generación; pero que cuando la mencionas fuera de círculos cinéfilos o
razonablemente cultos suscita extrañeza o estupor ¿La Dolcheque? preguntan Entonces
dices que se trata de una obra maestra y en las caras próximas comprendes que por la
expresión obra maestra se entiende ahora otra cosa efímera y con fecha de caducidad
Ocurre sobre todo con el cine y la literatura Hoy se llama obra maestra a algo que llega
deslumbra es comentadísimo en las redes sociales y al poco tiempo meses e incluso
semanas se hunde en el olvido Se diluye con rapidez y queda como referente para unos
pocos Sin ser maestro de casi nadie
Hay naturalmente novelas y películas que llegan en el momento adecuado pero
envejecen mal y es lógico que se queden a la deriva Pero con otras cuyo valor sigue
intacto ocurre lo mismo pues se les niega la oportunidad de seguir vivas Las obras
maestras del cine y la televisión actuales las exigimos de usar y tirar sin tiempo para que
sedimenten y fragüen en nuestra inteligencia Todo va tan rápido como el mundo
dislocado en que vivimos Si un espectador o un lector no están al día si se mantienen
ajenos a los cauces por donde todo circula a enorme velocidad las grandes obras pierden
el compas desaparecen de su vista Y si pasado su momento alguien llega a conocerlas y
se entusiasma con ellas puede ocurrir que ya no tenga a nadie con quien compartirlas
Es así volviendo a La dulce vita como lo que en el cine y la televisión
llamamos clásico se aleja de nuestras vidas Vivimos inmersos en una ultra modernidad
acelerada y patológica sometida al mínimo esfuerzo; y eso reduce nuestra memoria y
nos dificulta interpretar el futuro Reduce la facultad de reconocer y disfrutar muchas
obras maestras que están por llegar o las hace imposibles Si la cultura reposada y solida
sirve para interpretar y generar mas cultura es evidente que la desmemoria o la
ignorancia limitan esa facultad Achatan y empobrecen
Vemos así como las obras maestras del pasado se olvidan o desconocen y las actuales
pasan veloces sin que las estudiemos lo suficiente para que nos nutran Debido a la
actual facilidad de acceso pasamos de unas a otras a toda prisa sin espacio para
analizarlas y reflexionar; eso queda para aficionados y especialistas que poco tienen que
ver con el gran publico Consideren por ejemplo cuanto tiempo se mantuvieron El
Padrino El señor de los anillos ET o Tiburón con la consideración de obras maestras y
comparen con lo que el impacto de una buena historia audiovisual permanece ahora Y
no hablo de quien menciona o recuerda Twin Penas Los Soprano Los Master &
Comandar o Mar Menú sino de obras de casi hoy mismo A poco que se descuide un
espectador corre el riesgo de descubrir Juego de tronos Día de lluvia en Nueva York
True detective Justified o Sherlock entusiasmarse con ellos mirar alrededor y no
encontrar a nadie con quien comentarlo
Es este un siglo que en memoria audiovisual da pocas oportunidades El paso del tiempo
y la moda el bombardeo de nuevos productos incluye continuas sentencias al olvido Y
combatirlo no es fácil Sentar a un adolescente ante una pantalla para que conozca una
obra maestra clásica parece empresa de titanes; pero a veces el resultado es
sorprendente y películas como Blade Runner El gran azul o Los duelistas series
televisivas como The Wire Deadwood o Hermanos de sangre son acogidas con
entusiasmo por cualquier chico medianamente culto a los diez minutos de visionado Sin
embargo pocas veces damos a un joven esa oportunidad Sobre todo porque padres y
educadores pertenecen también ellos a esas generaciones por las que todo pasa ya sin
tiempo a asentarse camino de ser rancio pasado Del mismo modo que muchos museos
tienen ya mas carteles videos y colorines que piezas expuestas a fin de facilitar
recorridos superficiales y rápidos hasta Netflix y YouTube permiten ahora al espectador
acelerar la velocidad de visionado para que se consuma con mas prisa y pasemos a lo
siguiente No son ya las películas ni la televisión sino el mundo donde deseamos estar;
viviendo mirando consumiendo con enloquecida rapidez Nos hemos vuelto tan
superficiales y voraces que las obras maestras apenas generan discípulos porque no les
damos tiempo de tenerlos Las olvidamos apenas empiezan a vivir

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