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Desarrollo del Niño

En este capítulo del presente proyecto de tesis se pretende explicar y respaldar con

teoría el desarrollo mental y emocional del niño desde el punto de vista psicológico;

por lo que se comenzará definiendo Psicología en su raíz literaria, la cual es la

combinación de dos términos griegos: Psyche, que significa alma, espíritu y; Logos:

tratado o estudio, es decir “el estudio del alma”. Por lo que se desprende que es la

ciencia que estudia la conducta que desarrolla, o las respuestas que emite un organismo

ante los estímulos. (Galimberti, 2002, p. 582). En relación a lo anterior Morris y Maisto

(2001) exponen:

Los psicólogos pretenden explicar cómo percibimos, aprendemos, recordamos,

resolvemos los problemas, nos comunicamos, sentimos y nos relacionamos con

otras personas, desde el nacimiento hasta la muerte, en relaciones íntimas y de

grupos. Intentan entender, medir y explicar la naturaleza de la inteligencia, la

motivación y la personalidad, así como las diferencias individuales y de grupo. Los

psicólogos pueden centrarse en las perturbaciones mentales y emocionales, los

problemas personales y sociales, la psicoterapia, o en mejorar la moral y las

relaciones de grupo.” (p. 4).

Para lo cual existen muchas ramas de la Psicología que se ocupan de las diversas

áreas, sus principales subdivisiones mencionadas por Morris y Maisto (2001) en el libro

Introducción a la Psicología son: Psicología del Desarrollo, Psicología Fisiológica,

Psicología Experimental, Psicología de la Personalidad, Psicología Clínica y Consejería,

Psicología Social y Psicología Industrial u Organizacional.


Se utilizará la primera rama de la psicología mencionada para desprender las teorías

que expliquen el desarrollo mental y emocional del niño.

Según Berk (2008) La Psicología del Desarrollo es una rama dedicada a la

comprensión de todos los cambios que los seres humanos experimentan a lo largo de su

vida. Dicha comprensión conlleva desde el periodo prenatal hasta la niñez, la

adolescencia, la adultez y la vejez. Esta disciplina, no se limita a considerar únicamente

los factores psicológicos del desarrollo humano, sino que incorpora también en su

análisis elementos de otras áreas de estudio, tales como la genética, la fisiología, o

sociología. (Leon, 2002, p.19)

Los psicólogos del niño se especializan en el lactante y el niño. Se ocupan de

cuestiones como las siguientes: si el niño nace con una personalidad y un temperamento

propio, cómo adquieren los lactantes el apego a sus padres y cuidadores, la edad en que

aparecen las diferencias sexuales y que modifican la conducta, cual es la importancia y

cuales los cambios en el significado de la amistad durante la niñez. (Morris y Maisto,

2001, p. 4). Se orientará la investigación especialmente en esta área en donde en foco es

principalmente el desarrollo del niño, desde la concepción hasta la adolescencia.

Menciona Berk (2008) “antes del estudio científico del niño, las preguntas sobre los

niños se respondían mediante el sentido común, la opinión, y las creencias. La

investigación sistemática sobre los niños no empezó hasta finales del siglo XIX y

principios del XX”. También señala que gradualmente, llevó a la construcción de

teorías de desarrollo del niño, hacia los cuales los profesionales y los padres se podían

dirigir en caso de necesitar un guía y una mayor comprensión de algún tema relacionado

con sus hijos.


Hay muchas definiciones de teorías, según las definiciones de la Real Academia de

la Lengua, de las cuales se pueden mencionar: Conocimiento especulativo, puramente

racional, independiente de toda aplicación. Serie de leyes que sirven para relacionar un

orden de fenómenos. Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a

parte de ella. Pero se tomará la definición de Berk (2008) como un conjunto ordenado e

integrado de afirmaciones que describen, explican y predicen la conducta. También

menciona “Las teorías son herramientas vitales en el estudio del desarrollo del niño (y

en cualquier otra labor científica) por dos razones: Primera, proporcionan marcos

organizados para nuestras observaciones. (…) Segunda, las teorías que son verificadas

por la investigación a menudo sirven como base solida para la acción practica”. (p. 4)

Se mencionaran las cinco grandes teorías del desarrollo del niño según Berger

(2006):

Los conductistas, o teóricos del aprendizaje, consideraron que los conflictos

deben estudiar las conductas observables y comparables. El conductismo enfatiza el

papel del condicionamiento, una forma de aprendizaje. En el condicionamiento clásico,

un estímulo neutro se asocia a un estímulo significativo. En el condicionamiento

operante, el reforzamiento hace que ciertas conductas se repitan. La teoría del

aprendizaje social es una extensión del conductismo que enfatiza el poder que tienen las

demás personas sobre nuestra conducta. Reconoce que gran parte de la conducta

humana se aprende a través de la observación de la conducta de los otros. El proceso

básico es el modelado. Los niños son particularmente vulnerables al aprendizaje social.

A lo largo de la vida, la motivación y el contexto son fundamentales.

Los teóricos cognitivos creen que los procesos de pensamiento tienen una

influencia poderosas en las actitudes, la conducta y el desarrollo humano. Piaget


propuso que el pensamiento de los niños se desarrolla a través de cuatro periodos

relacionados con la edad, impulsados por una búsqueda activa del equilibrio cognitivo.

La teoría sociocultural explica el desarrollo humano en términos de guía, el

apoyo y las estructuras que proporcionan las culturas y las sociedades. Para Vygotsky,

el aprendizaje se produce a través de las interacciones sociales, cuando los miembros

instruidos de una sociedad guían a los aprendices a través de la zona de desarrollo

proximal.

La teoría epigenética comienza con los genes, poderosos y omnipresentes, que

afectan todos los aspectos del desarrollo. Sin embargo, los genes son inertes sin las

influencias ambientales, desde las toxinas y nutrientes que afectan la vida prenatal hasta

el estrés a largo plazo. Esta interacción puede detener, modificar o fortaleces el efecto

de los genes en una persona y, a través de la adaptación selectiva y con el transcurso del

tiempo, en las especies.

La Teoría Psicoanalítica destaca que las acciones y los pensamientos humanos se

originan en los impulsos y conflictos de la infancia. Freud explicó que los impulsos

sexuales surgen durante tres etapas del desarrollo infantil: oral, anal y fálica. Las

reacciones de los padres a los conflictos relacionados con los impulsos eróticos de

los niños tienen un impacto duradero sobre la personalidad. La versión de Erickson

de la teoría psicoanalítica enfatiza el papel del desarrollo psicosocial, especialmente

el modo en que las sociedades, las culturas y los padres responden a los niños.

Erickson descubrió ocho etapas sucesivas en el desarrollo psicosocial, cada una de

las cuales da origen a una crisis que se produce a medida que las personas maduran

dentro de sus contextos.


“La teoría psicoanalítica, el conductismo, la teoría cognitiva, la teoría sociocultural

y la teoría epigenética han colaborado, cada una de ellas, con nuestra comprensión

del desarrollo humano, aunque ni una teoría en sí misma es lo suficientemente

abarcativa como para describir completamente la complejidad y la diversidad de la

experiencia humana. La mayoría de los psicólogas del desarrollo son eclécticos, es

decir que utilizan varias teorías”. (Berger, 2006. p. 63)

Desde el enfoque sistémico existe una teoría, a la cual se le denomina teoría de

sistemas, formulada principalmente por Ludwig von Bertalanffy. “La teoría de los

sistemas se inspira directamente en la biología y tiene sus lejanos antecesores en los

investigadores del siglo XIX que formularon los principios de anatomía comparada. La

teoría de sistemas propugna que lo importante en eso que denominamos un sistemas no

son las unidades que en el describimos sino las relaciones que las ligan. El paso

trascendental ha consistido en introducir el concepto de organización para caracterizar

estas relaciones mutuas” (Perinat, 2007. p. 48), también define el desarrollo de un

sistema como la sucesión de sus cambios de estado en el transcurrir del tiempo;

asimismo los cambios en un sistema se producen por la interacción entre su estado y

una perturbación que le llega de afuera. Perinat (2007) señala:

El niño, sistema abierto, recibe estímulos o sufre perturbaciones que le inducen

cambios de estado. De aquí se sigue que la ontogenia o desarrollo del niño puede

concebirse como la historia de sus cambios de estado (incluso de estructura) sin que

su organización se disuelva; mejor dicho, podría sostenerse que el desarrollo es la

sucesión de cambios hacia estados de mayor organización. No sólo el desarrollo

globalmente sino cualquiera de sus facetas puede verse desde este ángulo. El

desarrollo psicomotor es claramente una sucesión de cambios de estado que se


traducen en una mejor coordinación de esquemas de movimiento con la percepción,

una acción mejor organizada sobre el entorno material. El desarrollo del lenguaje,

igualmente, implica una organización progresiva de la estructura gramatical, base

de la expresión lingüística.

La mayoría de los desarrollistas prefieren utilizar una perspectiva ecléctica; es

decir, en lugar de adoptar alguna de estas teorías exclusivamente, hacen uso selectivo de

todas ellas. El estado actual de la investigación del desarrollo humano ha sido calificado

correctamente como “pluralismo teórico”, dado que no existe una única teoría que

pueda explicar en su totalidad el comportamiento de los seres humanos a lo largo de la

vida (Dixon y Lerner citado en Berger, 2006)

De las teorías anteriormente señaladas se profundizará más en la teoría

psicoanalítica, ya que se podría mencionar ser la pionera en la terapia en niños con el

caso de Juanito, el cual tenía fobia a los caballos.

“Por primera vez, la psicología se interesó por el tratamiento de problemas emocionales de

niños; de esta manera, Sigmund Freud dio el primer paso de un largo camino que muchos

seguidores habrían de continuar.” (Amescua, 1995)

La perspectiva psicoanalítica se refiere a las fuerzas inconscientes que motivan el

comportamiento humano. Surgió en el siglo XIX, cuando el médico vienés Sigmund

Freud desarrolló el psicoanálisis, es decir, un enfoque terapéutico que rastrea los

conflictos incoscientes de las personas, los cuales provienen de la niñez y afectan sus

comportamientos y emociones.

Sus principales representantes según Papalia (1997) son: Sigmund Freud, Erik Erikson

y Jean Baker Miller.


Teoría Psicosexual Freud

Se distinguen cinco etapas del desarrollo humano:

Etapa oral (del nacimiento a los 12 ó 18 meses) la principal fuente de placer del

lactante se orienta hacia las actividades de la boca, como succionar y comer.

Etapa anal (de los 12 ó 18 meses a los 3 años) la retención y expulsión de sus heces

produce placer en el niño. La zona de gratificación es la región anal.

Etapa fálica (de los 3 a los 6 años) época del "romance familiar", el complejo de

Edipo en los niños y el de Electra en las niñas. La zona de gratificación se desplaza

hacia la región genital.

Etapa de latencia (de los 6 años a la pubertad) etapa de transición hacia otras más

difíciles. Los jóvenes comienzan a adoptar los roles de género y desarrollan el superego.

Pueden socializarse, desarrollan habilidades y aprenden acerca de ellos mismos y de la

sociedad.

Etapa genital (adolescencia y edad adulta) los cambios fisiológicos de la pubertad

realimentan la líbido, energía que estimula la sexualidad. Relaciones heterosexuales y

exogámicas. Es la última etapa, antes de entrar a la edad adulta.

Teoría Psicosocial de Erikson

Modifica y amplía la teoría freudiana. Erikson sostiene que la búsqueda de la

identidad es el tema más importante a través de la vida. Pensaba que la teoría freudiana

subestimaba la influencia de la sociedad en el desarrollo de la personalidad.


Erikson conceptuaba a la sociedad como una fuerza positiva que ayudaba a moldear

el desarrollo del ego o el yo. La teoría del desarrollo psicosocial divide en ocho períodos

de edad la vida humana. Cada etapa representa una crisis en la personalidad que implica

un conflicto diferente y cada vez mayor. Cada crisis es un momento crucial para la

resolución de aspectos importantes; éstas se manifiestan en momentos determinados

según el nivel de madurez de la persona.

Si el individuo se adapta a las exigencias de cada crisis el ego continuará su

desarrollo hasta la siguiente etapa; si la crisis no se resuelve de manera satisfactoria, su

presencia continua interferirá el desarrollo sano del ego. La solución satisfactoria de

cada una de las ocho crisis requiere que un rasgo positivo se equilibre con uno negativo.

Las etapas psicosociales son las siguientes:

Confianza básica vs Desconfianza (del nacimiento hasta los 12 ó 18 meses) el

recién nacido desarrolla el sentido de confianza ante el mundo. Virtud: la esperanza.

Autonomía vs Vergüenza y duda (de los 12 ó 18 meses a los 3 años) el niño

desarrolla un equilibrio frente a la vergüenza y la duda. Virtud: la voluntad.

Iniciativa vs Culpabilidad (de los 3 a los 6 años) el niño desarrolla la iniciativa

cuando ensaya nuevas cosas y no se intimida ante el fracaso. Virtud: el propósito.

Industriosidad vs Inferioridad (de los 6 años a la pubertad): el niño debe

aprender destrezas de la cultura a la cual pertenece o enfrentarse a sentimientos de

inferioridad. Virtud: la destreza.

Identidad vs Confusión de identidad (de la pubertad a la edad adulta temprana)

el adolescente debe determinar su propio sentido de sí mismo. Virtud: la fidelidad.

Intimidad vs Aislamiento (edad adulta temprana) la persona busca

comprometerse con otros; si no tiene éxito, puede sufrir sentimientos de aislamiento y

de introspección. Virtud: el amor.


Creatividad vs Ensimismamiemto (edad adulta intermedia) los adultos maduros

están preocupados por establecer y guiar a la nueva generación; en caso contrario se

sienten empobrecidos personalmente. Virtud: preocupación por otros.

Integridad vs Desesperación (vejez) las personas mayores alcanzan el sentido de

aceptación de la propia vida, lo cual permite la aceptación de la muerte; en caso

contrario caen en la desesperación. Virtud: la sabiduría.

Teoría relacional de Baker Miller

Según esta teoría la personalidad se desarrolla a la par con los vínculos emocionales, no

separada de ellos, desde la misma infancia.

Los inicios del concepto del YO no son los de una persona solitaria y estática

que es ayudada por otra, sino los de una persona que interactúa con otras.

Las etapas relacionales consisten en:

Infancia: el lactante se identifica con actividades de vigilancia, responde a las

emociones de los que le brindan cariño; desarrolla el sentido de la comodidad y actúa

para que la relación progrese hacia un mayor bienestar mutuo.

Etapa de los primeros pasos: el niño desarrolla otras habilidades, otros recursos

físicos y mentales, nueva comprensión de las relaciones, un sentido más complejo del

yo y relaciones más complejas. El principal aspecto es mantener relaciones con las

personas importantes en la vida del niño.

Primera infancia: desaparece el conflicto de Edipo y Electra; continúan las

relaciones con las personas más cercanas. Si se resalta que el padre es más valioso e

importante que la madre el niño lo asimilará como verdadero.

Edad escolar: las niñas muestran interés en las amistades, la familia y el aspecto

emocional. Los niños en cambio, desarrollan juegos y destrezas competitivas.


Adolescencia: las niñas se retraen como respuesta a las directrices de la

sociedad, según las cuales deben servir a los niños y a los hombres y prepararse para

servir a los hijos. Ellas sienten que los cambios físicos y sexuales son malos y reciben el

mensaje social de que deben ser menos activas, tanto en sus relaciones como en lo

referente a ellas mismas. Los niños colocan la autonomía muy por encima de los

vínculos emocionales.

Edad adulta temprana: por lo que respecta a las mujeres continúan la búsqueda

de relaciones mutuas en su vida personal y laboral; escogen entre estudiar una carrera o

trabajar. Por su parte, los hombres jóvenes sienten que lo básico es establecerse por sí

mismos en un trabajo o en una carrera; buscan relaciones íntimas pero la gran mayoría

de las veces no les dan importancia.

Edad adulta intermedia: las mujeres continúan la búsqueda de la reciprocidad en

las relaciones. Muchos hombres consolidan actividades productivas; otros continúan en

la búsqueda del autocrecimiento.

Edad adulta tardía: en ambos casos, el restablecimiento de relaciones con la

familia y la ampliación del mundo de los parientes es esencial para conservar la

integridad durante la vejez.

“Siguiendo el camino del Psicoanálisis, Melanie Klein se dedica a trabajar con niños,

logrando desarrollar ampliamente la clínica infantil, de tal manera que puede considerarse a

Klein como fundadora del Psicoanálisis de Niños. Especialmente por haber inaugurado el

Psicoanálisis a través del juego.” (Amescua, 1995)


Teoría de Melanie Klein

Desde la perspectiva psicoanalítica de Melanie Klein, el desarrollo personal se

concibe como enriquecimiento de la personalidad que se refiere a la superación de

etapas tempranas de la niñez (que pueden volver a surgir en la vida adulta), la

superación de los conflictos que estas etapas conllevan, como la ansiedad, culpa,

envidia y logro de la gratitud, alcanzar el equilibrio con el mundo psíquico interno y el

mundo externo, y desarrollar la capacidad de disfrutar de las cosas y llevar relaciones

gratificantes de amor con los otros.

De estos estadios tempranos, dos son los que mayor importancia tienen en la vida según

Klein. El primero es la posición esquizo-paranoide que se desarrolla durante los

primeros 3 a 4 meses de vida. Según Klein los seres humanos poseemos dos instintos

básicos, el de vida o amor y el de muerte u odio, debido a la lucha que se produce entre

estos dos instintos y el sentimiento de ansiedad persecutoria que se produce en el niño,

producto del miedo de que este impulso agresivo le cause daño, el niño lleva a cabo

procesos de escisión, en que el odio y la ansiedad se proyectan hacia el primer objeto de

relación que posee, que es el pecho de la madre, que pasaría a ser el pecho malo, y los

sentimientos de amor se proyectan en el pecho gratificador bueno (Klein, M. 1988).

Luego de esta proyección, el pecho bueno y el malo son introyectados en la psiquis del

niño, por lo que el yo está muy poco integrado, pues posee contenidos separados. Esta

proyección y posterior introyección colaboran a que la ansiedad persecutoria vaya

disminuyendo, pues el niño se siente más seguro con un pecho bueno que lo ampare,

pero a la vez tiene un pecho malo, que lo persigue y persiste el miedo a la aniquilación

del yo. De esta intereacción entre los 4 - 6 meses se van integrando los impulsos, y la

madre ya no es vista en forma escindida, sino que se incorpora como un objeto total,

pasándose a la posición que Klein denomina depresiva, en la que debido a esta


integración del objeto y el yo se experimenta culpa, pues el niño siente que el objeto

amado ha sido dañado por sus propios impulsos agresivos; y por lo cual trata de reparar

el objeto dañado. "El sentimiento de que el daño hecho al objeto amado tiene por causa

los impulsos agresivos del sujeto, es para mí la esencia de la culpa. El impulso a anular

o reparar este daño proviene de sentir que el sujeto mismo lo ha causado, o sea, de la

culpa. Por consiguiente, la tendencia reparatoria puede ser considerada como

consecuencia del sentimiento de culpa". (Klein, 1988. 45pp).

En relación con la posición depresiva, según Klein, se establece el complejo de Edipo

alrededor de los 2 años. La angustia y la culpa incrementarían la necesidad de la

externalizar (proyectar) figuras malas y de internalizar (introyectar) figuras buenas; de

lograr los deseos, el amor, los sentimientos de culpa y tendencias reparatorias a ciertos

objetos y el odio y la angustia a otros, de encontrar en el mundo exterior representantes

de las figuras internas, hechos que ocurren en el complejo edípico. (Klein).

Luego del complejo de Edipo y la etapa de latencia, este interjuego de progresión, que

está influido por la ansiedad, llega a dominar las tendencias genitales (Klein, 1988). A

consecuencia de ello la capacidad para reparar aumenta y se alcanzan las sublimaciones

genitales que en el caso de la mujer son la fertilidad, el poder de dar vida y por lo tanto

recrear objeto perdidos y en el hombre el elemento de dar vida se haya vinculado con la

fantasía de fertilizar a la madre dañada o destruida y así restaurarla.

Con esta tendencia aumentada en la reparación, la ansiedad y culpa disminuyen

considerablemente, con lo que el niño puede desarrollar relaciones estables con sus

padres y posteriormente con los otros, predominando el amor ante el odio.


A parte de la superación y desarrollo de estas etapas y de la superación de la ansiedad y

la culpa por miedo de la reparación, de acuerdo con Klein es fundamental para lograr el

desarrollo personal la superación de la envidia y el logro de la gratitud.

Según Klein el niño siente envidia del pecho, pues, aunque éste lo satisfaga, contiene

todo lo que él desea y que le es negado, dejándose todo lo bueno para sí. Debido a esto

el niño desea dañar el pecho materno y recobrar lo que es suyo. Si la envidia del pecho

es muy fuerte el niño no podrá obtener gratificación, en cambio, si ésta es superada (lo

que está dado en gran parte por factores constitucionales) el niño podrá obtener

gratificación y experimentará gratitud, lo que es esencial para apreciar bondad en otros

y en uno mismo y hace posible el sentimiento de unidad con otra persona, hecho

esencial en toda amistad o relación amorosa feliz.

El desarrollo personal estaría estrechamente vinculado con la gratitud, pues ésta permite

desarrollar la generosidad que según Klein es la base para el enriquecimiento personal

"la riqueza interna deriva de hacer asimilado el objeto bueno, de modo que el individuo

se hace capaz de compartir sus dones con otros. Así es posible introyectar un mundo

externo más propicio y como consecuencia se crea una sensación de enriquecimiento".

(Klein, 1988. 194 pp). Sin esta gratitud el sentimiento de envidia, o sea haber dañado el

objeto amado, destruye la confianza del individuo y la sinceridad de las relaciones y su

propia capacidad de amor y ser bondadoso.

La gratitud es fundamental para gozar no sólo de las relaciones con otros, sino que

también de distintos intereses, disfrutar del trabajo, abriendo camino a múltiples fuentes

de satisfacciones.
Fantasía

Según Cram, 2003 para Freud, la fantasía estuvo relacionada con procesos

consientes, y mostrándose en un estatus similar a la “ensoñación diurna”, aunque, igual

que el síntoma y el sueño, servía para develar contenidos inconscientes, lo que le daba

una importancia clínica fundamental, haciéndola objeto, de las interpretaciones del

analista. Por otra parte, la fantasía era un fenómeno tardío en el desarrollo, en parte

debido a que Freud no estudio con rigurosidad el desarrollo temprano. Las limitaciones

del concepto de fantasía en Freud son liberadas por Melanie Klein, en parte porque

establece la hipótesis de que desde el inicio de la vida hay un yo, el cual es “…

suficiente para experimentar angustia, para construir algunas relaciones de objeto en la

realidad y el fantasma y para utilizar defensas primitivas”.

Para Klein la fantasía inconsciente es una actividad mental primaria que existe

desde el origen de la vida, ya que es una expresión del psiquismo del individuo.

También la fantasía inconsciente será el “lente” a través del cual se perciba la realidad

exterior, siendo esta modificada por la fantasía y a la vez la fantasía modificada por la

realidad exterior.(Cram, 2003)

Perls habla de tres zonas en que nos movemos: la interna, que corresponde a las

sensaciones corporales propioceptivas y a la percepción de los sentimientos. La zona externa,

es la que nos pone en contacto con el mundo mediante los cinco sentidos. La tercera zona es la

intermedia o de la Fantasía. En esta se ubica el pensamiento intelectual, la capacidad de

razonar y de racionalizar, asi como la capacidad de fantasear. (Amescua, 1995)

En los primeros meses de vida del niño, la fantasía juega un papel muy

importante según Klein, pues "tiene un aspecto defensivo de satisfacer sus impulsos

instintivos prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la gratificación


proveniente de Ja fantasía es una defensa contra la realidad externa de privación. Es sin

embargo más que eso, es también una defensa contra la realidad interna."

Nuevamente, Klein coincide con Freud al considerar que la fantasía puede

sustituir o "arreglar" la realidad. Si partimos de aceptar como cierto lo anterior,

entonces podemos fundamentar él uso guestáltico de la fantasía, en el sentido de llevar

a una persona a que reviva por medio de la fantasía un hecho anterior que realice un

cambio de historia personal de manera que la fantasía tenga como objeto sustituir una

realidad anterior no deseable por otra que el sujeto elige imprimiendo nuevas huellas

mnémicas.

Amescua (1995) señala: “La fantasía en la terapia infantil tiene un doble uso: por

un lado es un indicador de lo que pasa en el niño, de la forma como él vive su

ambiente, su familia, sus conflictos; y por otro lado, es un instrumento que todos

usamos para que el niño pueda expresarse.”

Con éste último propósito se puede recurrir a fantasías guiadas, en las que le

pedimos al niño que vaya imaginando algo que \amos narrando, y que podemos dejar

inconcluso para que él lo termine; o bien podemos pedirle que haga un dibujo o lo

exprese corporalmente.
REFERENCIAS

Amescua G. (1995). La magia de los niños. Cuba: Editorial Academia. Industria

Berger K. (2006). Psicología del Desarrollo. España: Editorial Médica Panamericana

Berk L. (2008). Desarrollo del Niño y del Adolecente. España: Editorial Pearson

Educación.

Cram A. (2003). Fantasia, Inconciente, Grupo y Psicodrama. Extraido desde:

http://es.scribd.com/doc/27125167/Fantasia-Inconsciente-Grupo-y-a

Galimberti U. (2002). Diccionario de Psicología. México: Editorial Siglo XXI.

Morris C., Maisto A. (2001). Introducción a la Psicología. México: Editorial Prentice

Hall.

León A. (2002). Desarrollo y atención del niño. México: Editorial UNED.

Papalia, D.; Wendkos, S. (1997) Desarrollo Humano. Colombia: McGraw-Hill

Interamericana.

Perinat A (2007) Psicología del desarrollo: un enfoque sistémico. Barcelona: Editorial

UOC.

Klein, M (1988) Envidia y Gratitud. España: Editorial Paidos

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