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Capfruto 6 La Biblia: la humanidad en relacién con Dios La Biblia Hebrea, que los judfos conocen como Tanakh y los cris- tianos como el Antiguo Testamento, est4 formada por una amplia va- tiedad de escritos —historias sobre la creacién, historias del pueblo ju- dio, sus antepasados y sus leyes, los salmos y la literatura erudita, los escritos proféticos— recopilados a partir del siglo x1 a.C. hasta el siglo 1d.C. El Nuevo Testamento, fechado en el siglo 1 d.C. y mucho més breve, es distintivo del cristianismo, y no est4 aceptado por los judios. El uno y el otro serdn, por tanto, tratados por separado. En los dos Testamentos hay inserto un proceso histérico complejo por el cual cier- tos textos fueron reconocidos como religiosamente autorizados'y dig- nos de ser incluidos en «el canon» de la /iteratura sagrada. Hubo un cierto desacuerdo respecto a los textos concretos que deberian figurar como canénicos. El judaismo, tal y como hoy existe, es un desarrollo de la tradici6n rabinica que compilé el Talmud a partir del siglo m (después del surgi- miento del cristianismo) tras la destruccién del Templo de Jerusalén por parte de los romanos en el afio 70, cuando los judios fueron expul- sados de su tierra ancestral y tuvieron que mantener su religién en el exilio. Aqui dedicaremos nuestra atencién solo al judaismo antiguo. El cristianismo ha pasado por una continua y compleja historiaalo largo de dos milenios, comenzando con los primeros grupos informales de seguidores y continuando luego con la persecucién del Imperio Ro- 165 jmiento oficial del em hase lt 2 formar pera ot Ca eae ee ea cas f, bos © Hegaron las vicisitudes de | Y fog 4 Pe cD P catlicismo romano y la oma Nt vas cis protestant ene gO X07, a Cons age xy lesarrollos y divergencias desde errant i lca y muchos 004 stianismo sobreviven en lag foxmas pits cero no podemos ga 8% cy Oriente Medio, Aca © Ine evo Testamengat ed cent 1 religion monoteista de origen sem, eae Bt i asante repentina en la Peningie aa eo stpuadotsAbrakin yas ge Ap “Antiguo Tetamento que conducen hasta Jess, pero sostene oma ese dlimo y el mayor de los profetas y que el Corin gt jor iad meng de Dies Esoloabordamos cna cy Jarea de interpreta Y establecer ideas procedentes de la Biblig ON wi erie de problemas obvios. Por una pate, os creyene fe ino de ota) contemplan la Biblia como un texto wget eves la naturalezay la voluntad del mismo Dios; para algun ® ‘ertenca biblca es infalible, y son muchos los que i como guia ética. El judaismo y el cristianismo (l igual qued hase tho yd confucianismo) no son mera teria, sino teligiones yin interpretan y regulan las vidas de sus adepros. No son attibuiy” ningin fundador singular. Abrahdn es una figura muy distane yop, ‘2 dela prehistora, los especalstas ya no consideran a Moist el Penatcuco (ls primeros cinco libros dela Biblia Hebrea). Jasna fin dada, una figura central en la cristiandad, pero aunque sele svorhas delat sentencas expresadas en los Evangeline, en Sécrates, no dejé nada escrito; los evangelios se compilaron ty muere. Por otra part, ¢ ha desarrllado, sobre todo durante los do i ‘mos siglos, un gran cuerpo de conocimientos sobre las lenguas angus como dl hebreo, el arameo y el griego, al igual que el de los rlativss la arqueologia la historia y la sociologia de las comunidades que pode jeton los texts bfblicos, de suerte que ahora se cuenta con un fice potencial de estudio académico y de interpretacién. Los textos prt den de diferentes fechas, han sido escritos y editados por diferas ‘manos, producidos y aplicados a diferentes fines. Y, por supuest, it 166 sjiados a lo largo de los sigos por log si eoldpcas mds bien diferentes, La ee apoyo de po- sido! pocat dudas respecto de que hubo una enone haere: bere eulta imposible saber si dijo todo lo que se le atbuye en on especialmente los discursos extensos en dl oes ‘a busqueda de la persona histérica teal tas estas san de rmisteriosamente Como agua entre las manos. Los estudion, ue los evangelios se compilaron después de las, se rn oe jue consttuyen la base de a mayoria de la doctrna cts oy gi que cise una creenciaj fianaenX, ume, made ¥ouna vision del Nuevo Texamento de Z come lege de ebro precio, la controversia ola sobre-simpificaci. Seri, Jsfacer a todo el mundo: alos creyentes con sus diversas ven pos dela fe, ya los académicos con sus controversias eruditas, : pproponer un enfoque neutral de la Biblia que est ibe de todo tipo de preconcepciones. En este capiulo, no nos com- bt etemos con ninguna versién particular del judalsmo o del crisia- eo, pero no podemnos pretender esta exents de toda influenca, gepecamente Or parte del segundo. Proponemos el siguiente enfo- primero, examina la meafisia qu el judafsmo ye erisianismo 5 lam) tenen en comin —la concepciin monoteia de Das— ( clmence podemos evitar este tema debatido hasa la sciedad, pero [aque aqui se ofrecee# solo un breve resumen del mismo El focoprin- pal tei sobre la concepcin hebrea y crisana de la naualea hu- que examinaremos bajo nuestros epigrafeshabituales de teoria, mana ie diagndstico»y «prescripcién». oath LA cONCEPCIGN JUDEO-CRISTIANA DE Dios Los tres capitulos que abren el Génesis —el libro primero de la Biblia Hebrea— nos hablan de la ceacién divina del mundo, incluyen doa los seres humanos. La historia continia con los descendientes de ‘Adin (caps 45), el diluvio y el rca de Noé (caps. 6-9), los descendien- tes de Noé y la Torre de Babel (caps. 10-11). Todo esto se presenta end capitulo 12 como la historia universal dl género humano: Dios dlgié a Abram para convertitlo en el antecesor (bajo el nombre de ‘Abrahdn) de Su pueblo elegido, el judio; el resto de la Biblia Hebrea ‘eata la historia subsiguiente de elos hijos de Israels 167 ‘Veamos de qué manera se representa a Dios en los capi les. En el Génesis 1-2: 3, la palabra hebrea para Dios & espe forma plural, mientras que en la segunda versién del relato de cién, en 2: 4 y ss., Dios aparece también como «JHWHe, ung singular (escrita solo con consonantes que usualmente wg °% sJahweb»). Los escolarcas han concluido que el libro del Genes resultado de la reunién de al menos dos fuentes. En el breve fag. to 6: 1-4 hay una misteriosa referencia aun tiempo en el que film (una raza de gigantes) poblaban la tierra y «los hljosdeloe a tenfan trato camal con las mujeres humanas. Sea lo que se lngey gante pueda creer finalmente sobre su inspiracién divin, el teres tenemos es fruto sin duda del resultado de un proceso humana Ey Génesis 1, Dios no necesita hacer nada para crear. Simplemente dg denesy los resultados se producen, En la interpretacién tadcion crea ex nibilo,no parte de un material preexistente como al « de Platén, sino que en primer lugar hace que todas las cosas cobrenee tencia. Este Dios hebraico es un usuario del lenguaje: tiene nciona las cosas antes de que existan y las nombra (llamando wtierraala tem firme, etc.). En cada estadio de la creaci6n, Dios se deruvo a mitatl yep gy cera bueno» (1: 10, etc.). El Creador esté formulando aqui un juicad, valor, no eligiendo arbitrariamente lo que haya de ser lamado chun, sino reconociendo en lo que El ha creado la aplicacién de una maki del valor preexistence y objetiva. Este punto fue reforzado al fil 4 sexto «dla» de la creacién, cuando Dios se detuvo a «mirar todo o ge El habia hecho y vio que era muy bueno» (1: 31). Se esconde aqui ws ccuestién fundamental relativa al valor intrinseco de todo lo que ei, incluidos os seres humanos (al menos antes de la Cada). ‘Sin embargo, las cosas no tardaron en desviarse. En el capitulo3 1nos informa sobre la primera desobediencia de Adén y Eva; en d apt tulo 4, Cain mata a su hermano; y en 6: 5-7, Dios se lamenta amare ‘mente de Su creacién de los seres humanos por causa de su gran mb dad, y airado (;o vengativamente?) decide aniquilar no solo a los ss humanos, sino cambién a todos los seres vivientes —hasta que Na encuentra favor a Sus ojos y obtiene el permiso para salvar a su fami y alos otros animales (6: 8-9: 19)—. Dios esta representado aqui coms lun ser que paulatinamente va cambiando de parecer, en primer gs sobre el valor de la totalidad de su creacién, y luego sobre su deci | de extinguir a la totalidad del género humano (6: 7). Esta caraaeiar 168 ja dificilmente con las posteriores teolégicas de Senco tun Ser omnipotente, omnisciente y absoluramente bueno; En los siguientes libros, el propio Dios aparece con frecuencia ha- ‘con personas individuales: con Adén y Eva (Génesis 2-3), con Noé (6: 13), con Abrahdn (12: 1 y 884 22: 1 y 6), con Jacob (31: 3); repetidamente con Moisés (Exodo 3: 4 y'ss.,) y cuando entrega la Tabla de los Diez Mandamientos en el Monte Sinai (Exxodo 31-34) con Josué (osué 1: 1 y ss), con Samuel (1 Samuel 3:4 y 6), con Ellas (1 Reyes 17. 2y 55. 19: 13) y con Job (lob 38: 1). Moisés, por ejemplo, aparece con frecuencia representado en estrecha relacién con Dios, hablando ‘con él cara a cara como un hombre habla con otro (Exodo 33: 1-11); Gn embargo, Moisés sentia temor de mirar directamente a Dios (3: 6); yy mis adelante no se permitié contemplar su cara (33: 20); obsérvese la Implicacién aqui escondida de que ;Dios es (en principio) visible y tie- nen rostro! Lo més usual es representar a Dios como poseedor de una tex, pero carente de cuerpo 0 de una presencia espacial localizable (aun- que también se dice que Job vio a Dios con sus propios ojos, Job 42: 5). Los Salmos son una colecci6n de plegarias hondamente sentidas resuenan a través de los siglos. Escritos en forma poética, lo-que sobre Dios algunos de ellos ha de ser tomado de manera metafé- rica, por ejemplo: Dios como «un escudo» (Salmo 3: 3), los cielos como «la obra de Sus dedos» (8: 3), «el trono del Sefior en el cielo» (11: 4), «el Sefior es mi roca, mi baluarte y mi libertador» (18: 2), «El humo subié desde su nariz[..] Cabalg6 sobre un querubin (...] Disparé sus fechas» (18: 8-14), «El Sefior es mi pastor» (23: 1 y ss.). Pero en otros pasajes; no sti tan claro si lo que se dice respecto de Dios ha de tomarse de forma ‘metaféria o literal: por ejemplo, «Su ira se enciende en un instantes (Sal- mo 2: 12), «£1 responde desde su montafia sagrada» (3:'4), «el Sefior ha ‘ecuchado mi llantow (6: 8), «el Sefior juga las nacioness (7: 8), «es Dios quien me reviste de valor» (18: 32), «fl me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombres (23: 3). En la época de los proferas (los libros de Isafas, Jeremias y los que les siguieron), Dios habla usualmente a través de un intermediatio: el profeta que tiene una visi6n (Isafas 1: 1), 0 el que recibe la palabra del Sefor (Jeremfas 1: 4 y ss.) que luego transmice el mensaje al pueblo uilizando frases como «Asi dice el Sefior[...]». Tipicamente, los profe~ ‘as predicen lo que va suceder ¢ interpretan los sucesos de la historia humana —pasado, presente y fururo— en términos de la voluntad di- vina. Las predicciones de invasién y destrucci6n; de esclavicud y exilio; 169 de retorno, reconstruccién y restitucién se expresan en 14 propésitos de Dios, tanto si se trata de castigos por dented lealtad, 0 pecado, como de perdén generoso, % En la llamada literatura eruita, como los Provetios dg | cl Libro de la Sabiduria (el dltimo estd entre los Apécrf, aye | cabida en Ia Biblia ha sido discutida), es evidente que aliens habla menos de Dios. Los eruditos detectaninfluenciaseggciay fen estos escritos, aunque los dos primeros estin generalmene como partes del canon del Antiguo Testamento, «El Temorde pe fundamento del conocimiento», se nos dice al inicio de los Pm” 7), aunque en el resto del libro solo raramente se viehe amg a Dios. En la Sabidurfa de Salomén, esa sabiduria es peso, deificada —en género femenino—: «El espiritu de la sbiduta ere amablemente sobre los mortales [..» (I: 6) ..Como tenue rid desprende del poder de Dios [..] es Una, pero capaz de invad na, cosas, ...afio tras afio, edad tras edad, Ella invade las amas (7: 25-27). Cabria afirmar que semejante lenguaje de a side, personificacién (al igual que lo es la consagracién de «Afni x, diosa del amor en la cultura griega, o la de la «Virrud> como peony, femenino en poesia y en pintura). Mas, qué decir de Diet sans enguaje? O, dicho en otras palabras, es quiaé la sabidura meted Dios? La sabiduria admite ser detectable por su ausencs, prong personas puede ser reconocida por su presencia. Dificilmente se puede tratar a Dios como un mero sinbibs: Biblia; hay o puede haber razones para considerarlo como poet la, simbolo, alegoria, 0 mito, pero no como Dios Mismo, que cbrize | te es concebido como la Realidad Suprema.;Por dénde haba qe az la linea que separase el hablar simbélico 0 metaférico de Dios ds literal y realista sobre El? Cuando se describe a Dios como algo daub ccara, nariz, brazos, manos y dedos, los creyentes contemporiaas ss semejante descripcién como metéfora, poesia, o imagen piaiiaF | ninguno de estos modos de hablar nos dice que Dios tenga cusp | fanes, escritor de la Grecia antigua, subray6 que cada cultura dec | divinidad a su propia imagen: los dioses de los exiopes tena b= chata y son de piel oscura, mientras que los de los tacos on azules y pelirrojos. Las vidrieras o las obras de artistas como Migs? | y William Blake pintaron a Dios como un barbudo eunpeo | ‘edad; no obstante, los tedlogos actuales afirman que ess abu ms que meras imagenes pictdricas, y que todo el que pense qe MN | sail eee ” Dios en el que la tradicién judeo-crstiana cree estéroralmente equivoca- go, Aunque esto no impide que sigamos alimentando una cierta simpatia por las imAgenes grabadas que menciona el Exodo 20: 4, 0 por la prohi- Bition del are representativo por parte de la religin istimica. Los teblogos han insistido en que Dios no es, 0 no tiene, un cuerpo smuterial. No es un objeto entre otros del universo. No ocupa un hugar en d espacio, ni dura una cierea longitud de tiempo. Tampoco puede set {dentficado con la cotalidad del universo, la suma de todo lo que existe (exo serfa el de Spinoza, no el teismo ortodoxo —véase el Intetludio histérico—). De Dios se dice que es trascendente a la vez que inmanente; y aunque en un cierto sentido esté presente en todas partes y ‘en todo momento, es también concebido como un Ser que se encuentra tmis alld del mundo de las cosas situadas en el espacio y el tiempo (Salmo 90: 2, Romanos 1: 20). Tampoco se asemeja Dios alas entidades inobser- ables (dtomos, electrones, magnetismo, quarks, supercuerdas, etc.) que las teorias cientificas invocan para explicar lo que nosotros podemos ob- servara través de nuestros sentidos: Dios no es un postulado cientifico. La caistenciay las acciones de Dios no son con seguridad hip6tesis cientificas que hayan de ser verificadas mediante la observaci6n y el experimento. Pero Dios no es una mera abstraccién como los ntimeros, las for- mas y los restantes objetos de la matemdtica. Se supone que es un Ser personal que nos ha creado, que nos ama, que nos guia, que esté en contacto con los individuos y las naciones, que nos juzga y puede redi- mirnos o salvarnos. As{ pues, aunque carece de cuerpo, se lo sigue considerando ain como una persona con una mente subrehumana dotada de inteligencia, de conocimiento, de deseos y propésitos; con capacidad de amar, odiar, y perdonar; con su poder para intervenir de alguna manera en el mundo, bien sea whablando» directamente al pue- blo a través de sus mentes, o de manera més inmediata por el ejercicio milagroso de su poder omnipotente para cambiar el curso de los suce- 405 fisicos. Pero Su significacién es al menos tan moral como cosmolé- fica: la creencia en Dios afecta tanto a la manera misma en que lo concebimos como al modo en que deberiamos vivir. ‘Una buena parte del pensamiento y del debate, tanto a nivel popu- lar como erudito, ha asumido que el tradicional discurso biblico acerca de Dios ha de interpretarse de manera realista en el sentido de que im- plica la existencia de una persona sobrehumana, Si El no es una persona ‘encarnada (lo cual seria en efecto algo demasiado duro y comportaria el riesgo de tomar la meréfora en un sentido literal), entonces solo nos 171 queda concebir a Dios como una persona desencamad propiedades sobrehumanas de la omnisciencia, la omg 4 absolutabenevolencias la concepcién de alin erquecsmge 8274 que todo lo que pudiera ser pensado (como dijo San Ansing! Pero con esta concepcién se corre el riesgo de evar is empirica a costa de la oscuridad metafsica. ;Podemos rene sentido a la nocién de persona desencarnada, y especalmene,, aie pose tales superlativas propiedades idealizadas? Sin dud pd lizar las palabras relevant y tratar de entender algo median {qué es lo que pretendemos decir cuando afizmamo qr gag persona tan supernormal? Reconocemos que no estamos iq hipétesis empltica susceptible incluso de ser confirmadao yon algin nuevo aporte esotérico de evidencia cientfica (aunque gig? davia alguien que tienda a seguir por este camino). Cll ys” entonces el objetivo de hacer esta asercién metafisica? 2 Lo que aqui tenemos entre manos no s un libro sobre flag la religidn, y el interés principal de este capitulo se encuentar jae plicacin biblica de la naturaleza humana, Pero ami olomeabesg al lector la sugerencia de que no hay un modo no-lierl yan ry ingenuamente realista, de interpretar el habla biblia de Dio nig toméndola como una pintura aproximada 0 metéfora —o tla, receta para generar muchas metéforas—. Lo cual propordoma ung, quema de interpretacién que muchas personas, desde ls tiemporbi. cos hasta nuestros dias, han encontrado oportuno, ii oilminaines ‘su esfuerzo por entender y expresar su experiencia de a vida, ude jos, sus alegrfas y desastres, sus amores y odios, su falls mone x iluminaciones y sus nuevas posibilidades. Cémo pueda ayudar ee quema es asunto de debate y de grado. La cienciay la reign notte por qué verse como competidoras, ya que sirven a diferentes propis- tos. Algunas interpretaciones radicales de las religiones sostene qe sus funciones redentoras y afirmadoras de la vida no necesita sings base metafisica. te LA VISION HEBREA DE LA NATURALEZA HUMANA La concepcién hebrea de la humanidad nos ve primerament | relacién con Dios, que nos ha creado para que ocupemos una post | ‘especial en el universo. Ast, Dios dijo: «Hagamos al hombrea maga) 172 semejanza nuestra, con dominio sobre [...] todos los animales salva- ey [._J» (Génesis 1: 26). La cuestion que inmediatamente se plantea es jee debiéramos leer lteralmente estas palabras como narraién his- forica de unos sucesos ocurridos durante un tiempo especfico en el puado lejano, 0 como una mitologia capaz de expesar poéticamente Pardades importantes sobre la condicién humana, aunque no en el ni- vo de la historia o de la ciencia. Es muy probable que los escritores, ditores y lectores originales no introdujeran tal distincién, pero esta- mos ante una cuestién que ahora no admite ser ignorada. ‘Dos grandes dificultades se plantean a todo intento de buscar la verdad en este contexto. Una de ellas es que el texto mismo exhibe una erie de inconsistencias internas, puesto que el Génesis contiene dos historias sobre la creacién del género humanoy ofreciendo cada una de las una explicacién diferente en diversos puntos. La més notable es la telativa a la creacién de la mujer. En la primera historia, Dios creé simultineamente y de manera plural a los hombres y a las raujeres (1: 27). La segunda historia nos dice que Dios creé en primer lugar un solo hombre (2: 7), y luego compuso a la mujer a partir de una costilla tomada de este (2: 22). La otra dificultad est sin duda en la inconsistencia del texto literal con los resultados de la ciencia —en especial con la cosmologia, la geo- logia, y la biologia evolutiva— que ofrecen explicaciones diferentes so- bre el origen del universo material durante el Big Bang (la Gran Explo- sién): la formacién de galaxias, de estrellas y del Sistema Solar; el origen de los mares, de los continentes y de la atmésfera; y la eventual evolu- cién de los seres humanos a partir de formas inferiores de vida. Se da incluso una contradiccién con el sentido comtin, pues zc6mo pudo Cain (el hijo mayor de Adn y Eva) encontrar una esposa (4: 17), si todos los eres humanos descienden de la primera pareja? ‘Ahora se acepta que tales historias son mitos (tal vez simbélicos de profundas verdades sobre la naturaleza humana), que no tienen por qué causar la menor incompatibilidad con la ciencia. Y todo el que afirme la existencia histérica de Addn y Eva como antecesores tinicos de toda la humanidad esté insistiendo a mi entender en una interpretacién abiertamente literal de las escrituras. {Qué significado puede tener decir que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios? El creyente diria que los seres humanos somos tini- cos en el sentido de que todos compartimos con Fl una pequefia parte desu racionalidad y de su personalidad. Pero esta afirmacién puede set 173 invertida para decir que nuestra concepcién de la raco personalidad moral perfectas no es mas que una idan? | propia racionalidad y moralidad, ambas imperfectas (vase, a Feuerbach en el capitulo 9). Podemos convenir en que nos ‘mos seres (imperfectamente) racionales, que somos también po que tenemos auto-conciencia, libertad de eleccién, y capes mantener relaciones personales de amor y de amistad, como para el odio y el vicio, nay {Qué puede querer decir que los seres humanos han sy para dominar a resto de la creacin? Para bien o para mal cpa’ con un cierto grado de poder sobre la naturales: en los emp Génesis, as gentes del Oriente Medio domesticaban ya lr ating, y se procuraban alimento mediante la agricultura:habfan sora, yal estadio de las hordas cazadoras. ‘Aunque los seres humanos se consideran ahora como ls dein, de un papel especial si se los compara con el resto de la creacién, mos formando parte de un continuo con respecto ala naturale. Hy, mer animal humano estaba hecho «con polvo procedente del suo nesis 2:7), 0 sea, dela misma materia que compone al resto dl mai, «Dios insuflé en su nariz el aliento de la vida», Peto, esto qué gy La palabra hebrea que traduce espitiru, ruach, significa también ean, respiracién y no requiere ser interpretada para referirse a un alma pi. nica separable, sino que indica mis bien la propiedad o funcién dems vivo, que es tal vez mas semejante a la concepcién no-sustancial del ds de Aristételes (véanse los capiculos 4 y 5). Estamos tan inflidos pak distincion entre cuerpo y alma heredada de Platén y Descars itt demos a buscarlaen la Biblia aunque realmente no se encuenta neh compleamene diferentes de a materia inanimada y de lor crs, males. Nuestra condicién de persona no comporta sin embue b poscsién de una entidad inmaterial separable del cuerpo. No seas cen la Biblia judia una esperanza firme de vida después de la muerte. Lt judios no desarrollaron ninguna creencia en tna vida futura haa uo antes de la época de Jests, e incluso entonces no arraig6 mucho ita (los Evangelios mencionan a los saduceos, quienes negaban lida deh resurreccién). La relaci6n de las mujeres con los hombres en el esquema els cosas es un tanto ambigua. Como ya hemos visto, una de as bis de a creacin sugiere la igualdad de sexos, mientras que la ota impli 174 c{var6n es la forma primaria de la humanidad. Por otra pare, en re ia dela desobediencia humana, la Calday, la mujer queda e- ventada como la primera en ceder ala tenacién para luego permuadir Psy marido de que haga lo mismo (Génesis 3: 6). Desde entonces ha axistido la tendencia a pensar que las mujeres se inclinan més por el gecadoy tentan alos hombres a pect. Y desde muy temprano se da ya Per asociacion de la sexualidad con el pecado, pues tan pronto como ‘Adin y Eva desobedecen la prohibicin de Dios, eos ojos de los dos se ‘brieron, y vieron que estaban desnudos; asf pues, cortando unas hojas a higuera se vistieron con ellas» (3: 7). Como castigo por su desobe- diencia, Dios decreté, inter alia, que la mujer desease a su marido, pero que este fuera el «sefior» de ella (3: 16). En las historias sobre Abrahén sus descendientes se pone un énfusis temendo en la importancia de produc herederos warones (lo que sigue siendo tipico de muchas culeu- fas humanas en los tiempos actuales). Y, por supuesto, Dios mismo es descrito casi siempre en términos masculinos. Para muchas culturas teligiosas, la igualdad entre sexos es una asignatura pendiente. ‘Probablemente, el punto mds crucial en la interpretacién biblica de Ja naturaleza humana sea la nocién de libertad, concebida esta como la dlecci6n entre la obediencia a la voluntad de Dios, la fe en El y el amor por El, o la desobediencia, la ausencia de fe y el orgullo. La necesidad de clegir entre obediencia y desobediencia, y entre el bien y el mal, aparece ya en el Génesis (2: 16-17), donde Dios prohibe a Adén que ‘coma del drbol del conocimiento del bien y el mal. Mas, se pregunta ‘uno, zpor qué tendrfa que ser una mala cosa el conocimiento del bien y-del mal? zNo es esto precisamente lo que habria que esperar de-la ‘madurez humana? Tal vez la idea aqui escondida sea que hay un estadio primaveral de inocencia, antes de que puedan entenderse las distincio- res morales, en la primera infancia (y tal vez también en la temprana evolucién humana). EJ pensamiento griego dio una gran importancia al intelecto, a suestra capacidad de alcanzar el conocimiento racional de la verdad te6ricay moral; como hemos visto en los capitulos 4 y 5, Platén y Aris- t6teles creyeron que el supremo conocimiento de la naturaleza humana solo puede ser alcanzado por aquellos que sean capaces de lograr tal conocimiento racional. La tradicién judeocristiana, por el contrario, puso el énfasis en la bondad humana, una cuestién de ebondad» més que de mente o intelecto, que es algo abierto a todos con independen- a de la capacidad intelectual. 17} Hay ast implicto en la Biblia un impetu democritic, igualdad ante Dios de todos los seres humanos finitos, thang cuestionarse, por supuesto, hasta qué punto la prictica judiay ry han sabido adapearse a este ideal). La preocupacién porlabondy® na no concieme solo a las acciones correctas, sino que al mencs también en el cardctery la personalidad del hombre acuyorm get vida. Y en un cierto sentido, va més allé de las concepciones sofa * dela vitud humana que ofrecen Plat6n y Aristtles, pues paral tores biblicos, la nica fundamentacién firme de la bonded hun encuentra en la feen el Dios trascendente y personal. La ideacs 1nos creé por compafierismo consigo mismo, de modo que sentido de nuestra vida cuando amamos y servimos a nuestro El Antiguo Testamento ofrece varias ejemplificaciones de esta exigencia tilima de sometimiento obediente a Dios quent, yeal uso griego del intelecto para razonar sobre las cosas y emi sobre la verdad y la moralidad. Uno de ellos es la historia de al que Dios ordena sacrificar a su tinico hijo, Isaac (Genesis 2. py decide ecompensar a Abrahén por haberse mostrado dispuesto dus, ficio de su propio hijo en respuesta a su requerimiento y, tras rent, de su compromiso, le promete que serd el patriarca de una nunen descendencia. Una respuesta diferente a esta situacién hubiera conig, do en rechazar por inmoral semejante matanza de un nifo amine, bueno. Incluso aunque esta accién solo hubiera sido ordenada amy | «prueba de fer, qué clase de Dios se prestaria a semejante jue? | interpretacién més antropolégica consiste en decir que esta bites | ilustra la antigua tradici6n judia de condenar la préctica del ity | den nifio que atin prevalecta en algunas culturas religiosas ving (Oro famoso caso de la fe que se antepone a a razén esa tee | cién de lucha de Jb y sus intrlocutores con el problema demo | es un hombre justo y temeroso de Dios, pero Satan persuade acted | que compruebe la fidelidad de Job exponiéndolo a toda suerte deat | midades y aflicciones (Job 1-2). Pese a todos los esfuerzos de los ine | locutores de Job, no fue posible ofrecerle ninguna explicacién mona desu sufrimiento (3-37). Finalmente el propio Dios se muestra snp mente, afitma su poder y autoridad, y Job se somete (38-42). La Puesta, tal como aqui se la presenta, parece consistir més bien enadop tarla apropiada actitud de humildad ante Dios (0 el destino, olalge | y accidentes de la naturaleza) mas que en alcanzar algiin tipo de visit | intelectual sobre las rzzones del suftimiento. i ed, i“ 176 DIAGNOSTICO: DESOBEDIENCIA HUMANA Esta imagen de la humanidad contemplada como obra de Dios inspira el diagndstico de lo que hay de bésicamenteerrbneo en el géne- te humano, Utiizamos mal el libre albedrio que Dios nos ha concedi= 4o,elegimos el mal en lugar del bien, estamos infectados por el por ello rompemos nuestra relacién con Dios (Isafas 59:2). Pero no 1 Ph esario considera la Calda como un suceso histérico particular: la fistoria de Adén y Eva comiendo el fruto prohibido puede ser interpre tada como un simbolo del hecho de que aunque somos libres, hay en nuestra naturaleza una inclinacién fatal que nos empuja a un uso peca- tninoso de nuestra libertad. Y pagamos las consecuencias de ello. Enel Génesis (3: 14-19) se presentan ciertas caracteristicas familia- res de a vida humana como resultados de la Caida: castigos impuestos por Dios por causa de nuestra desobediencia tales como la necesidad de trabajar para obtener alimento, el parto con dolor, ¢ incluso la misma muerte, Todos podemos desear una vida en la que fuera posible fanta- sear sobre un Edén primaveral o un paraiso celestial, en la que fuera desconocida la tensidn entre inclinacion y necesidad, entre deseo y de- ber. Resulta sensato pensar, por tanto, que todos estos avatares de la vida son la consecuencia de nuestras debilidades morales. Las identificaciones y condenas de los pecados humanos son re- currentes en el Antiguo Testamento. Cain y Abel, los dos hijos de Adén Eva, inican la historia fratricida de la humanidad cuando el primero asesina a su hermano. En Génesis 6: 5-7, Dios se arrepiente de Su crea cién de la raza humana —hasta que Noé se gana su favor—: En Géne- sis 11: 1-9 se describe a Dios multiplicando el lenguaje de los hombres, hasta entonces tinico, como castigo a su desmedido orgullo al intentar construir una Torre de Babel capaz de llegar hasta el mismo cielo (al vez esto manifestaba el rechazo a las pirdmides mesopotémicas). ‘Alo largo de la subsiguiente historia de los hijos de Israel, abundan las epetidas denuncias proféticas de sus deslealtades para con Dios, de suorgullo, y de sus innumerables pecados, traiciones einjusticias (véan- se Exodo 32, Nimeros 25, 1 Samuel 19, 2 Samuel 11, Isafas, Jeremias, ‘Amés, etc.). La historia en la que David seduce a Bathsheba, la mujer de uno de sus soldados (2 Samuel 11), destaca por su franca plasmacién del héroe de Israel actuando de forma errénea. mW Pactos Con Dios ¥ REGENERACION La prescripcién hebrea para la humanidad esté basada en Ja misma medida en que lo estan la teoria y el diagnéstico, pp "® ha creado para acompafiarle y servitle, y si nosotros le hemos yon espalda y roto nuestra relacién con El, serd necesatio que Dig | done y restaure esa relacién. De aqui proviene la idea de aly 2 regeneracién de la humanidad posibilitada por la gracia, el perdjy amor de Dios. En el Antiguo Testamento descubrimos dl tent currente del «pacto», un acuerdo casi legal —como el que sepodta, | entre un conquistador poderoso y un Estado sometido— | entre Dios y su pueblo elegido. Hizo un pacto con Noé (Génssy | 1-17), otro con Abrahdn (Génesis 17), y el tercero y més i con los «hijos de Israel» conducidos por Moisés, mediante el cual Dy, los redimié de su esclavitud en Egipto, prometiéndoles que ells fame. rian Su pueblo si mantenfan Sus mandamientos (Exodo 19), | Pero ninguno de estos pactos parece ser totalmente eficaz dex | do no desaparecié de la faz de la tierra (jni ha desaparecido todavia gustaria afiadir). Existe incluso el peligro de orgullo espitiual su nacién se concibe a s{ misma como «el pueblo elegido de Dios, ye siente justificada por tanto para conquistar y oprimir a los pueblos. cinos. La Biblia Hebrea registra el genocidio perpetrado por lshijde Israel cuando se apoderaron de «La Tierra Prometida» como a Dis aprobara aquel acto (véase, por ejemplo, Josué 8-11). Se da una cider te tensién entre las tendencias potencialmente universales (Dios om Padre de toda la humanidad) y un tribalismo exclusivo (el cultoa}a | ‘como Dios de Israel por oposicién’a los dioses de otros pucbla) ge | caracteriza esas primeras historias (la liberacién de Egipto y la conqu | ta de Canadn), y la tltima tendencia universal (adoracién del Dios toda la humanidad), que aparece en los escritos proféticos como Isis 49: 8: «Yo te formé y te he destinado a ser luz de los pueblos. Cuando los israelitas no respetaron los mandamientos nike divinas surgié la profética idea de que Dios se vale de los sucess ish | ricos, en especial la derrota de mano de las naciones vecinas, paras gatlos por sus pecados. Pero también se da la profética promea id | misericordioso perdén de Dios, de la redencién, no ya del puclod | Israel, sino de toda la creacién. En particular, el autor de la segus 178 seccién del libro de Isafas emplea un lenguaje extético (al que puso Sisica Handel en el inolvidable Meslas) para expresar su visién del in de Dios, de la redencién y la nueva creacién: «Después se reve~ fin la gloria del Sefior, y toda la humanidad lo verd> (40: 5); «Saldrén con alegrla, los levardn seguros: montes y colinas romperén a cantar Snee vosottos y aplaudirin los drboles silvestres» (55: 12); «Contem- plad, estoy creando nuevos cielos y una nueva tierral» (65: 17). La lle- de un salvador enviado por Dios, el Mesias, que més tarde los & ‘stianos identificaron con Jestis hizo surgir la esperanza. De hecho, la cristiandad comenzé siendo una secta dentro del judaismo en el siglo 1. Pero el judaismo dominante rechazé ese nuevo movimiento radical, y muchos judfos siguen teniendo la esperanza de que venga un Mesias. Et Nugvo TEsTAMENTO El nuevo rabino judfo, 0 maestro religioso, Jestis de Nazareth no escribié nada —o nada que nosotros sepamos, en todo caso—. No obs- tante, ejercié sobre sus discipulos e interlocutores una magnética in- fluencia personal directa, y una indirecta a lo largo de los siglos median te los escritos del Nuevo Testamento y mediante las iglesias cristianas. Pueden trazarse paralelismos parciales con Confucio, el Buda y Sécra- tes, que también fueron los iniciadores de tradiciones que perviven has- ta nuestros dias (véanse los capftulos 1, 3 y 4). La nueva religién del ristanismo se desarrollé a partir de las reacciones de sus discipulos ante su vida, sus ensefianzas, su crucifixién y su pretendida resurrec- cién, Los primeros documentos cristianos fueron las'cartas («Episto- Jas») de San Pablo (y de otros) a las primeras comunidades cristianas. La mayoria de ellas son anteriores a la compilacién, realizada entre los afios 70y 100 d.C., de las narraciones de la vida y la muerte de Jesiis en los cuatro Evangelios. La venida de Jestis cambié para los cristianos sus concepciones de Dios y de la naturaleza humana. El Dios del Antiguo Testamento se convirtié ahora para ellos en el Dios Pade, y Jestis fue identificado con una especie de encarnacién o instanciacién de Dios, 0 siendo uno con Dios (Juan 10: 38), por lo cual se lo describia como «el Hijo de Dios». Laconcepcién trinitaria cristiana se completé con el reconocimiento de Dios como el Espiritu Santo (anticipado muy tempranamente env el Génesis 1: 2, pero experimentado por los apéstoles en el dia de Pente- 179 yy costés, segin las Actas 2: 1-5). Todo lo cual quedé res en la parad6jica formulacién de la doctrina de la Trinidad 8 . US | nas en un solo Dios», Py Por causa de la enotme influenciaejrcida por cts | civilizacién occidental hasta nuestros dias, la palabra eins | ‘menudo utilizada en sentido honorifico, Hasta tiempos mya’ | era chocante 0 escandaloso que uno mismo se presentara coma gs | tiano (y en algunos circulos lo es todavia). Pero cquées lo query ‘mos con esta palabra? Qué criterios hay que satisfacet pure por un cristiano? Y gpor qué se considera tan importante saci | Seguramente su importancia est relacionada con una heen | extendida por todo el Occidente: la presuposicién de que nouny | somos cristianos y de que necesitamos definir lo que te para distinguirnos claramente de los otros (es notoria la needs, ulteriores divisiones cuando diversas ramas de la crstiandad dea, ferenciarse de otras rivales). ‘Cualesquiera que sean las connotaciones que el término stitiny | haya llegado a tener, este comporta al menos una precensién respecto a Jestis. Para ser cristiano no basta con decir que Jeisfirw | hombre supremamente bueno o una persona de una gran fnuraep tual, pues los ateos © los miembros de otras religiones pueden dct ‘cosas semejantes. La afirmacién més central del cristiano es a él, ocurrencia de una revelacién tinica de Dios en esta particu gua histérica: en una persona que vivid, predicé y fue crucificada nlite lestina ocupada por los romanos en torno al afio 30 del prime sigou nuestra era. Este acontecimiento esté tradicionalmente expresdacal doctrina de la encarnacién: que Jestis es a la vez humano y divin Palabra eterna de Dios hecho carne (Juan 1: 1-18). Las posteriorsi- mulaciones de este credo en términos filoséficos griegos («dos nuit zas en una sola sustancia») son tal vez opcionales. Pero la idea bisa | la encarnacién, que Dios estaba presente de manera tinica en esis | rece ser fundamental para la cristiandad. | Pero incluso aqui pueden proyectarse algunas sombras. Si shone ‘mos en la pregunta de en qué sentido se considera que Jesis eau tativamente distinto a otras grandes figuras espirituales como! Bus Sécrates 0 Mahoma (u otras més recientes también ab respuesta ortodoxa consistirfa en decir que era el Hijo de Dios el Vet divino hecho carne en forma humana. Sin embargo, en el fama Jogo del evangelio de San Juan se dice que Jestis les dio, a aquellos 180 Ip ecibieron, el poder de convertise ellos mismos en hijos de Dios {juan I 12). Podemos, encones, convertirnos todas en hijos (bij) fe Dias? Y ademas, qué quiere decir ese misterioso término, «Hijo de Dios? No que Dios Padre literalmente dejara encinta a una mujer y preiujera un hijo, como sf hicieron algunes dioses de a Grecia politls- P(e Corin rechaza esto al considerarlo como algo indigno de Dios). Incerpretarel concepto de Hijo de Dios nos conduce a una cuestién reolgica controvertida que se ha debatido hasta la saciedad. Pero uno puede quedar impresionado y verse inspirado por la vida y las ensefan- is de Jess tal y como lo representan los evangelios (quizds més que {on cialquier otra figura) sin tener por ello que adoptar una teorfa rmetafsica de la encarnacién. LawistOn DEL Nugvo TsstaMENTO SOBRE LA NATURALEZA HUMANA, Jestis amplié también para los cristianos la concepcién de la natu- taleca humana mostrando que en algrin sentido la naturaleza humana dia tomarse divina (véase Juan 1: 12 de nuevo). En el cristianismo ‘orrodoxo se halla la idea de una deificacién de los creyentes. Mas zqué puede significar esto? En Romanos 8: 1-12, San Pablo establece un ‘ontraste crucial entre el espfritu y la carne, siendo este iltimo térmi- no la traduccién tradicional de la versi6n autorizada («nuestra vieja ‘naturaleza» segin la Biblia de Jerusalén). Una distincién similar es atri- buida a Jestis en Juan 3: 5-7 (y también en 6: 63). En verdad os digo, nadie podré entrar en el reino del Sefior sin haber nacido del agua y del espirtu. La carne solo puede dar naci- ‘miento ala came, y es el espiritu el que da nacimiento al espicitu. No debéis asombraros cuando yo diga: «Todos debéis nacer de nuevor. «Nacer de nuevo» es obviamente una metéfora del cambio espiti- tual: ni siquiera los lectores més fundamentalists de la Biblia creen que podamos nacer dos veces literalmente. Todos tenemos una tendencia a interpretar esto en términos metafisicamente dualistas, como ocurre ‘on la distincidn entre alma incorpérea y cuerpo fsico. Pero la distin- «én paulina no se refiere a la existente entre alma y cuerpo (mente y materia), ni ala que se da entre nuestra naturaleza spiritual y la huma- 181 ‘na (Jo cual sugeriria que nuestra naturaleza humana es ‘mala, Setar tlc ten Suna inane Tech temnjanca de Dot), ino mis bien ala que existe encre una 428) regenerada y otra no-regenerada, entre una naturaleza Pees diy ox iredena. EI contrat fundamental se da aqu needa? dos de vida: «Aquellos que viven en el nivel de la vieja naturales g. su aspect formado por lla, y exo huele a mere; eto los que me nel dl spc enen el axpecto de lo espritual,y 30 es vdg pet (Romanos 8: 5-6). bed Sin duda es tentador identificar ela carne» con nuestra biologi —losdeseos de nuestro cuerpo, especialmente os depane sexualidad (compirese el conflicto entre Apetitoy las pares del alma en el cap. 4)—. Pero seria una interpretaci ervne deg concepcién crstiana de la naturaleza humana identifica adi entre bien y mal con la que existe entre nuestra naturale fica, mental. Los deseos de riqueza, de fama o de poder son de cee mis mental que fico; sin embargo, la ensefianza de Jess los por ser mundanos més que espirituales (véase «El Sermén dela Mens, fia», en Mateo 5-7), y para Pablo también son seguramente pane i vivir al nivel de la vieja naturalezas. I ‘Sin embargo, habré que admitir también que la poscura ati, {que afirma que nuestros deseos sexuales son intrinsecamente mala, cjercido una poderosa influencia en la historia del cristianism. ade ‘mos hallar esta tendencia en Pablo (véase 1 Corintios 7, donde lea ‘el matrimonio en segundo lugar después del celibato), y de manera, més influyente en Agustin, Pablo se muestra especialmente fusion lo que atafe a la homosexualidad (Romanos 1: 27), aunque en mais | algano es daro que esta cuestién no fuera para el crstianismo msg tuna actirud cultural en aquella época. Es también notable que iblos ‘condenara la institucién de la esclavitud (1 Corintios 7: 20-24), pen | les indica a los esclavos y a sus duefios que saquen lo mejor dela. La! ristanos (y los judios y los musulmanes) tienen que pregunane ‘pasajes de sus textos sagrados reflejan clementos de la cultura hurass ‘ancestral que no son de obligado seguimiento hoy en dia y qué pars ‘xprean una vsién eterna de lo espiritual. | En bo tocante a la igualdad entre los sexos, se ha sefialadoconit ‘cuencia que en los pasajes que figuran en los Evangelios, jesismaas gran deferencia a las mujeres. Sin embargo, no cligyé a ninguna cam | dcipala Al proceder asl xe mostré como un hombre de su empa® | 132 cecatologica, del fin del mundo «lo diltimo de las cosas). Se dice que Jesus amuncis dadvenimiento «del Reino de los Cielos» 0 res, del mismo modo, la obediencia de uno puede hacer que tae rornen virtuosos (Romanos 5: 18-19). San Pablo escribe con gran clocuencia y conviccién y su kaput goza de una gran autoridad entre muchos, pero si nos deteneaos pensar sobre lo que aqui esté diciendo, parece manifestarse encanta ‘nuestras convicciones ordinarias relativas a la responsabilidad yah | se puede culpa a toda la humanidad por el pecdo de on 5 Pesyesamente Adén) hace ancimo tempo? (Y qué i amb (SP i ha obvidado?), Como es pole wonder vir con Oe ad de una por causa de su obe- Fray 2 enbre (Jess)? Este contestoencirra la mistrios teo- Sencia 2 00D piacion que dice que los hechos histéricos paricu- 1a 6B, y la muerte de Jexis son los medios com los que Dies ie ani de la creaci6n (Romanos 5: 6-10, Corintios 5° 18-7 _iscianos, no basta al parecer con decir que Je- , Fae a ede alguien dispueto a mufirl mae antes Jeulén Poncio Pilato en toro al afo 30 pueda redimir del pecado a see la humanidad? Este es uno de los grandes misterios teologicos (0 cescollos) de la fe cristiana. : La prescripcidn cristiana no se completa con esta misteriosa «obra ‘alvadora» de Jesucristo. Es también necesario que sea aceptada por ‘ada individuo y se propague por todo el mundo a través de la Iglesia. Pero sigue existiendo aiin una cierta oscuridad respecto a lo que se re- quiere exactamente para que cl individuo sea «salvados. El bautismo se tomé en el ritual tradicional para hacerse cristiano, pero esta ceremonia erasolo el signo externo y visible de una transformacién interna espiri- tual. Hay toda una serie de expresiones familiares constantemente in- ‘vocadas para aludir a este nuevo estado: haber «nacido de nuevo», «creet en Cristo», «confiar en Cristo», «estar justificado solo por la fe», enc. Pero ;qué significan realmente todas estas Requieren aca- $0 creer la afirmacién teolégica de que Jesis es el Hijo de Dios, y que su muerte redimié los del mundo? ;O representan mds bien luna personal relacién de confianza en Jesis como autoridad religiosa, 1897 un egurds, un revelador de Dios, una guia en este mundo de vida eprtual? Mas zeémo pueden las personas que jane a Jess en came y hueso mantener una relacin personal cong otra cosa puede significar esta relacién que no sea lade tary’** —o, més precisamente, a las representaciones escritas de Je han sido legadas— como un ejemplo supremamente aleeonade vida «del espiritus? K Un problema tradicional es el relativo al papel que juegan hhumanos y Dios en el drama de la salvacidn. La concepcion fund, tal es que la redencin solo puede venir de Dios através de Si ofrecimiento en la figura de Cristo. Lo que nos «justfca ately de Dios no son nuestras buenas obras, sino la fe (Romanos 3:19) mero hecho de aceptar lo que Dios hace por nosotros. Estamos is” simplemente por esta gracia de Dios, no por nada de lo que nae, podamos hacer (Efesios 2: 8). Pero tan claramente como eso, fun, bién el supuesto de que nuestra voluntad cs libre: ha dest miss propia eleccién la que acepee la salvacién de Dios y permit lamp racin de nuestras vidas. El Nuevo Testamento est plagado deh taciones al arrepentimiento, a la fe (p. ¢., Actas 3-19), y avivirlaig del Espiritu. Se da as{ una prolongada tensién entre la idea de qu salvacién depende enteramente de la gracia de Dios, y la insistencis que algo que es crucial depende de nuestra respuesta librement (véase la mencidn de Agustin y Pelagio en el Inteludio Hist) \VERSIONES DEL CRISTIANISMO ESPIRITUALES © SOBRENATURALES Las doctrinas sobre la encarnacién, la redencién, la resurasiny /final de este mundo suponen un problema para la racionaldl hs mana, y, de hecho, sus formulaciones han provocado grandes di nes en el seno de la tradicién cristiana. ;Cémo puede un set human particular que vivié y murié en un momento de la historia ser mienbo dela Divinidad trascendente y eterna? La doctrina de la Trinidad —ge hay tres personas en un solo Dios—, multiplica los problemas canep tuales (la idea del nacimiento virginal ha sido muy venerada lo cal manifiesta de nuevo la tendencia a divorciar la divinidad y la seul- dad; pero tal vez sea menos esencial). Lo que se suele decir es qua son misterios més que contradicciones, que la razén humana no esperar comprender los misterios infinitos de Dios, que solo pos car por a fe lo que Dios nos ha revelado de Si mismo. Pero ete tipo se-Tirmaciones emitidas desde a perspectiva dela fenaresponden alas vinas dficultades que se presentan al no creyente. Fe diferencia del judaismo primitivo, el cristianismo desarrollé una can expectativa de vida después dela muerte. Lo cual no tiene nada afer con [a idea griega de la supervivencia de un alma incorpérea. El Sisero Testamento y el Credo cristiano expresan la creencia en lare- ryneceién del cuerpo. La resurreccin de Jesis siempre ha sido una creen- ‘irezistiana dentro de a ortodoxia, considerada como un hecho hists- fico que cont6 con los testigos que se indican en los Evangelios. Pero lo gue seafiema no es que Jess resucitara, esto es, que volviera a una vida fimana ordinaria para morir més adelante de un modo habitual. Las historias implican que su cuerpo resurrecto era de una naturaleza meta fisica totalmente distinta, capaz de aparecer y desaparecer y atravesar puertas ceradas (Juan 20: 26), si bien también dotado de una materia- Fidad que le permitfa hablar y repartir los panes y los peces (Juan 21: 13), (Pero en Mateo 22: 30, se cuenta que Jestis dijo que en la resurrec- én los hombres y las mujeres no se casan, que es una nueva forma de ‘xclur la sexualidad del terreno de lo divino). En 1 Corintios 15, Pablo escribié con més detalle sobre la resurreccién, y dijo que morimos en tanto que cuerpos fisicos pero nos elevamos en tanto que «cuerpos es piriruales»s no esté muy claro qué se supone que es un cuerpo espiricual, aunque Pablo utiliza la palabra griega soma, que significa «cuerpo». La resurrecci6n de Jestis se propone supuestamente mostrar la posi- bilidad de una resurreccién similar para todos nosotros. :Significa esto que habré de venir un tiempo fururo en el que tenga lugar esa anunciada resurreccién general (tal y como lo han plasmado artistas como Stanley Spencer)? Pablo dice que «todos nos veremos transformados, en la explo- sién de un relimpago, en el titilar de una estrella, en el guifio de un ojo» (1 Corintios 15: 51-52 y también 2 Pedro 3: 10). Se dice que el mismo [esis predijo el inminente fin del mundo (Mateo 24). Pablo sigue recor- dando a sus lectores que el tiempo es breve, y en 1 Tesalonicenses 4: 16- 17 esctibe su més vivida descripcién de lo que él espera que suceda: [..] cuando suene la trompeta de Dios, el Sefior mismo descenderé de los cielos; primeramente se levantardn los cristianos fallecidos; luego se reunirén con ellos los que todavia viven, transportados por las nubes hasta donde se encuentra el Sefior en el aire. ¥ asi, todos permaneceremos por siempre ante la presencia del Seftor. bro del Apocalipss ext lleno de vivides destig, jane aewsos escatoldgjens, que incluyen bestiag ene ten, a ybsesién por los nti nes suena verdadera obsesin por ls rimerg torus Ye al guion de una pelicula de cencia-egget ia” aig fe efectos expeciales de muy mal gusto; incluso la dey "Ps ‘nuevo Jerusalén en el capitulo 21 parece interesarse mis poy fi, peprefasion que pot ls cualidades espirtuales, Ay Pot bngg! 3 Be el Aveda sre exanamenteFacnaye fe ees evident que ls primers cts mang” gui os na evidenteexpectativa sobre lin dela hae san evacin de a humanidad a un tipo de exten? mente diferente. Seria bello pensar que todas las cosas Meafi, res aalvadas, pero son muchos los pasajes que onents ® jai finaly una division definiiva entre ls ctzturas ge S ia as El Apocaipsis tiene reservada para algunos ana? muerte> en 21: 8. ink, “Camo eabe entender eta prediccén ovisién exci amos’ lestnados a entendera en absoluro? Pero aun suponieda mre®émo podemos cre), Silos cuerpos han resco, exe cs de suponer que, en tanto que cuerpos de algzin tipo, han de ome, o ‘mos que podria no tener fin? Muchos cristianos con inquietudes intelectuales pueden 20s estos problemas teolégicos, pero continian siendo miembros 190 4 cristiana y en algdn sentido «aceptan», 0 «conviven cons, comunidad ciodoxas porque encuentran en la vids, en el culo de la fe dtting orura de la Biblia un certo fortalecimiento del vida pli een decir que el ristanismo noe justamente una tor Fire oe de vida. Posiblemente podemos legar a un cierto grado sro a eo que cuenta como crecimiento pital en emi- Ton ipos de efrutos del esplcitur mencionados en Gilatas 5, fs d° 15 Pet ero la idea de que solo pueda lograrse aceprando los SantiagY | Joe escatologicos, sobrenaturales y metafiscos que se pam neo go Tesamento es asunto de largo debate hi ecrunAs ADICIONALES ico es obviamente la Biblia, de la cual existen muchas traduccio- Be ona excelente versién que se adapta a nuestros propésives acuua- ye ord Study Bible: English Bible with the Aponpha, ed. M. J. ka a Oo ond Onford University Pres, 1992). Ea edicin conieneites Si ee eon his, slg, Tero own de tes cae parol, puede consulta Le Bibl dean (Mas, Aan ty para los ‘Los enangelisapéerifos (Masi Edaf, 1993). 1 Petia «ery Short Introduction» qu publica Oxford University rhe eas os ius sobre a Bibi, de J Riches sobre el judas, dN. Frey Wa sobre teologa, de D. F Fors sobre Pablo, de . . Sander sobre sore), Baggni. También hay un volumen sobre Jess, escrito por H. Ceener en Orford Universi Press Past Master seis, res ea introduccién al judafsmo, véase N. de Lange, Judai (Oxford, Onford University Press, 1986). Para informarse sobre las interpretaciones cri ce Ge la narufaleza humana, véanse el clisico de Reinhold Niebuhr, The Nanoe and Destiny of Man (Nueva York, Scribner’, 1964); E. L. Mascal, The Inportane of Being Human (Nueva York, Columbia University Press, 1958), (que presenta una concepcién neotomista; Man: Fallen and Free, ed. E. W. Kemp (Londres, Hodder & Stoughton, 1968), que contiene una interesante ratiedad de ensayos, entre los que se incluye un notable resumen del Antiguo Testamento escrito por J. A. Baker; y J. Macquartie, In Search of Humanity (Londres, SCM Press, 1982; Nueva York, Crossroad, 1983), que presenta una concepcién més existencalista. Para una critica feminista del cristianismo, aunque manteniendo el tels- ‘mo, lase Daphne Hampson, Afier Christianity (Londres, SCM Press, 1996). Son incontables los libros sobre flosofa de lareligién. Un conjunro muy amplio de lecturas es Philesophy of Religion: Selected Readings, ed. M. Peserson eral. (Oxford, Oxford University Press, 1996). 191

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