Está en la página 1de 14

Interlocutorias - Improcedencias nº 211-2014 de Sala de Lo Constitucional,

16 de Febrero de 2015

211-2014 Amparo
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las ocho horas y
seis minutos del dieciséis de febrero de dos mil quince.
Analizado el escrito presentado por el señor Luis Wilfredo Berrios Alvarenga, quien pretende
actuar en calidad de representante legal de la Confederación de Unidad de Trabajadores
"CONFUERSA", en contra de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia, y la documentación que se anexa a la misma, se hacen las siguientes
consideraciones:

I. 1. En resumen, el demandante manifiesta que el día 24-I-2014, la Sala de lo


Constitucional de la Corte Suprema de Justicia emitió una resolución en el proceso de
inconstitucionalidad 8-2014, mediante la cual dictó medida cautelar que ordenaba a todo
funcionario público abstenerse de realizar actividades político partidarias. Asimismo,
señala que esta Sala aclaró además, los alcances de la medida cautelar antes descrita en
una resolución de fecha 10-II-2014.

Al respecto, el peticionario alega que dichas resoluciones vulneran sus derechos de


igualdad, libertad de expresión y difusión del pensamiento de los empleados públicos.

2. Por otra parte, se advierte que los Magistrados Florentín Meléndez Padilla,
Edward Sidney Blanco Reyes, José Belarmino Jaime, Rodolfo Ernesto González
Bonilla y Francisco Eliseo Ortiz Ruíz, suscribieron los actos que el demandante
pretende impugnar en el presente proceso de amparo por lo que, a pesar de que el
demandante no lo ha solicitado, deberán hacerse ciertas consideraciones respecto a
su abstención de conocer del caso.

II. En atención a lo anterior, en la presente resolución se abordarán a continuación los


siguientes temas: una breve exposición de los fundamentos jurídicos de la resolución que
se proveerá, incluyendo un resumen de los aspectos más importantes de la sentencia
definitiva en el proceso de inconstitucionalidad 8-2014 (III); la evaluación sobre la
procedencia de la pretensión

(IV); y finalmente, consideraciones sobre el uso de un proceso de amparo como medio


para impugnar otra decisión de jurisdicción constitucional, y sus implicaciones (V).

III. Determinados los argumentos expresados por la parte actora, corresponde en este
apartado exponer los fundamentos jurídicos de la resolución que se proveerá.

1. A. En la Sentencia de fecha 4-III-2011, emitida en el Amp. 934-2007, se afirmó


que el Derecho Procesal Constitucional no debe ser entendido en un sentido
meramente privatista, sino como un derecho derivado y al servicio del Derecho
Constitucional material, lo que implica que su estructura debe responder como una
verdadera garantía que atienda tanto a la tutela subjetiva de los derechos
fundamentales como a la defensa objetiva de la Constitución.
Por consiguiente, la tramitación del proceso de amparo debe realizarse en función del
derecho que se pretende tutelar, evitando las interpretaciones que supediten la
eficacia del derecho a aspectos puramente formales o literales.

B. En lo que respecta a la legitimación activa, se acotó que las asociaciones o


fundaciones están habilitadas para buscar la tutela de intereses supraindividuales
-difusos o colectivos-, siempre y cuando la finalidad de su acto de constitución haya
sido atender la protección de éstos; es decir, cuando una autoridad incide en un bien
jurídico que corresponde defender a la organización por tratarse, precisamente, de
uno de sus fines sociales específicos.

2. Ahora bien, en relación al derecho a la igualdad, es preciso acotar que, a partir


de lo establecido en el art. 3 de la Constitución, se ha interpretado
jurisprudencialmente que aquella se proyecta como principio constitucional y como
derecho fundamental.

En virtud de la primera modalidad, es decir, como principio de igualdad, el Estado, en


sus actividades de creación, aplicación y ejecución de la ley, está obligado a
garantizar a todas las personas, en condiciones similares, un trato equivalente; lo cual
no significa que, de forma deliberada y en condiciones distintas, pueda dar un trato
dispar en beneficio de cualquiera de los sujetos involucrados, bajo criterios
estrictamente objetivos y justificables a la luz de la misma Constitución.

Por su parte, en la esfera jurídica de los individuos -la segunda modalidad-, la


igualdad se proyecta como el derecho fundamental a no ser arbitrariamente
diferenciado, esto es, a no ser injustificada o irrazonablemente excluido del goce y
ejercicio de los derechos que se reconocen a los demás.

3. Así, tal como se sostuvo en la resolución del 27-I-2009, pronunciada en el


Amp. 795-2006, este proceso constitucional persigue que se imparta a la persona la
protección jurisdiccional contra cualquier acto de autoridad que estime inconstitucional
y que, específicamente, vulnere u obstaculice el ejercicio de los derechos
constitucionales consagrados a su favor.

En ese sentido, para la procedencia in limine litis de la pretensión de amparo, es


necesario -entre otros requisitos- que el sujeto activo se auto-atribuya alteraciones
difusas o concretas en su esfera jurídica derivadas de los efectos de la existencia de
una presunta acción u omisión -lo que en términos generales de la jurisprudencia
constitucional se ha denominado simplemente agravio-. Dicho agravio tiene como
requisitos que se produzca con relación a normas o preceptos de rango constitucional
-elemento jurídico- y que genere una afectación difusa o concreta en la esfera jurídica
de la persona justiciable - elemento material-.

Desde esta perspectiva, se ha afirmado que hay ausencia de agravio constitucional


cuando el acto u omisión alegado es inexistente o cuando, no obstante concurra una
actuación u omisión por parte de la autoridad a quien se le, atribuye la
responsabilidad, aquella ha sido legítima, es decir, se ha realizado dentro del marco
constitucional o es incapaz de producir por sí misma una afrenta en la esfera jurídica
constitucional del sujeto que reclama.

Consecuentemente, si la pretensión del actor de amparo no incluye los elementos


antes mencionados, hay ausencia de agravio y la pretensión debe ser rechazada por
existir imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde el ámbito constitucional.

4. Finalmente, en atención al caso particular, resulta necesario hacer referencia


al proceso de inconstitucionalidad 8-2014, en el marco del cual se materializaron las
resoluciones impugnadas en el presente escrito. Y es que, el 28-II-2014 esta Sala,
tras recibir el informe del Presidente de la República y el Fiscal General de la
República, emitió sentencia definitiva declarando inconstitucional de un modo general
y obligatorio, el art. 1 inc. 2° de las Disposiciones para regular la Eficaz Gestión de la
Administración Pública en el Marco del Proselitismo Electoral y de las Actividades que
el mismo conlleva, por considerar que habilitaba diversos modos de manifestación
pública de apoyo a partidos políticos o candidatos prohibidas por la Constitución,
realizadas mientras se conserva la condición institucional de funcionario y empleado
público, lo cual generaba una contradicción con lo establecido por el art. 218 Cn.
cuando se efectuaba aprovechándose o valiéndose de los cargos públicos para
realizar política partidaria.

En dicha sentencia, la Sala aclaró que los principios que configuran el servicio civil se
fundamentan, a su vez, en otros principios y derechos constitucionales, que por tanto
justifican, como "medidas necesarias en una sociedad democrática", las restricciones
que de ellos deriven para los derechos fundamentales de los servidores públicos.

Por otra parte, estableció que las restricciones que el art. 218 Cn. prescribe para el
ejercicio de ciertos derechos fundamentales de los servidores del Estado, implican
una distinción o diferencia frente a los ciudadanos que carecen de esa condición
institucional. Sin embargo, un tratamiento diferenciado establecido directamente por la
Constitución y con base en el interés público que informa al estatuto de los servidores
estatales, no supone un tratamiento discriminatorio; sino que está justificado, además,
por la necesidad de proteger derechos políticos de terceras personas.

Lo anterior significa que no existe ninguna prelación o jerarquía entre la condición de


ciudadano y la condición de servidor público; son situaciones jurídicas diferenciadas y
el cambio de la primera a la segunda es una decisión voluntaria de quien ingresa a la
función pública. Nada obliga a alguien a ser funcionario o empleado público. Se
ingresa al servicio voluntariamente y solo deben hacerlo quienes acepten las
condiciones inherentes al cargo.

Ahora bien, respecto a la prohibición del artículo 218 Cn., la Sala dijo que "prevalerse
del cargo" implica, por un lado, abusar de los elementos tangibles de la condición de
servidor público, ya sea el elemento humano, como el tiempo de servicio,
competencias laborales, redes interpersonales creadas o destinadas al desarrollo de
la función; o del elemento material: recursos, fondos, bienes públicos y objetos
similares; todo ello para favorecer a un partido político determinado. Sin embargo,
también constituye una forma de prevalerse de la calidad de servidor público el
aprovechamiento indebido de los elementos intangibles de dicha condición,
especialmente, de la respetabilidad, autoridad social, consideración, estima o
tratamiento que el cargo implica, mientras se tenga - y se tiene siempre en tanto no se
renuncie a él-, desviándolo de su finalidad de interés público para beneficiar intereses
partidarios. Como parece claro, la dimensión institucional del contenido de la
prohibición es una consecuencia necesaria del alcance de los principios
constitucionales del servicio civil y es la que trasciende al mero ejercicio de la función,
proyectándose incluso sobre ámbitos de conducta que ordinariamente se consideran
típicos de la vida personal o privada del servidor público.

Esta connotación institucional no implica de ningún modo un prejuicio en contra de los


servidores estatales, que dé por sentado el abuso del cargo en todos los casos, sino
que únicamente resguarda su debida estimación social, mediante la prevención y
obligación de que el servidor evite situaciones (reales y aparentes) de conflicto entre
la finalidad pública de su condición y ciertos intereses particulares.

Por otro lado, en cuanto a los alcances de esta prohibición, particularmente en lo que
respecta a los derechos políticos, se dijo que, la expresión "política partidista" utilizada
en el art. 218 Cn. no excluye el ejercicio de los derechos de participación política de
los servidores públicos, ni de otros derechos coadyuvantes como la libertad de
expresión y de reunión y asociación, sino que únicamente limita las expresiones de
ese ejercicio que puedan afectar o quebrantar los principios constitucionales del
servicio civil, en especial, la neutralidad política y la imparcialidad cuando el
funcionario y el empleado público se aprovecha indebidamente de su cargo y abusa
de sus derechos políticos y de su misma condición de servidor público.

En definitiva, no se trata de imponer una anulación política de los funcionarios y


empleados públicos, ya que los servidores del Estado pueden ejercer sus derechos de
participación en la discusión de los asuntos públicos, pero con el especial cuidado de
que la exposición de sus simpatías o preferencias políticas por un partido determinado
o por un candidato a un cargo de elección popular, no implique un aprovechamiento
de su cargo o función.

IV. Expuestas las consideraciones anteriores, corresponde ahora evaluar la procedencia


de las violaciones alegadas en el presente caso.

1. El demandante pretende atacar las resoluciones de esta- Sala de fecha 24-I-


2014 y 10-II-2014 -ambas correspondientes al proceso de inconstitucionalidad 8-
2014-, por supuestas vulneraciones a los derechos de igualdad, libertad de expresión
y difusión del pensamiento de los empleados públicos.

Para ello, argumenta en primer lugar que "ser empleado público no puede ni debe ser
condición para limitar derechos civiles y políticos".
Por otro lado, sostiene que se incurrió en una vulneración al derecho a la libertad de
expresión y difusión del pensamiento, puesto que "este derecho se ve violentado al
dejar términos ambiguos, confusos y contradictorios en los que está redactada la
resolución, limitándose el derecho de los empleados público [de] ejercer
legítimamente sus derechos políticos expresados en el derecho de libertad de elegir,
opinar y trasladar cualquier posición política a la cual se es afín".

2. En primer lugar, se observa que el demandante ha planteado la presente


demanda de amparo en calidad de representante legal de la Confederación de Unidad
de Trabajadores "CONFUERSA".

No obstante, se advierte que el peticionario no acompañó su demanda con ningún tipo


de documentación en la que haga constar la calidad en que comparece, ni la
vinculación directa entre los objetivos específicos del movimiento sindical al que
manifiesta representar y los derechos los cuales pretende que sean tutelados
-derecho de igualdad y libre expresión-. En ese sentido, el demandante no ha podido
sustentar de forma suficiente su legitimación activa en el presente proceso de amparo.

3. Por otro lado, el derecho de igualdad, tal y como se señala anteriormente,


implica una garantía de trato equitativo para las personas que se encuentren en
condiciones similares. No obstante, ello no inhibe al Estado de establecer un trato
diferenciado -no arbitrario-, en base a criterios objetivos y justificables desde el punto
de vista constitucional. Por eso, para que se configure una posible inobservancia a
este derecho, la argumentación jurídica y la exposición fáctica en una pretensión
deben reflejar un trato dispar hacia la parte actora respecto de otro sujeto en
condiciones similares.

En el escrito presentado por el demandante, se observa que el supuesto trato


diferenciado del que este alega son víctima todos los empleados públicos, tiene como
punto de referencia el trato atribuido a los ciudadanos que no ostentan ningún cargo
de función pública. Por lo tanto, la pretensión del actor, lejos de reflejar un trato
diferente entre sujetos en condiciones similares, evidencia la existencia de
características y circunstancias distintivas propias de los sujetos respecto a los cuales
el demandante pretende establecer su trato diferenciado.

4. En cuanto a la supuesta vulneración al derecho a la libertad de expresión y


difusión del pensamiento, se advierte que el demandante omite detallar las razones y
formas concretas en que considera que se ha violado este derecho. Por el contrario,
su argumentación refleja una interpretación del acto impugnado que es, particular del
demandante; y es que, -a su juicio- la medida cautelar en cuestión inhibiría
absolutamente a los empleados públicos de expresar cualquier tipo de preferencia
ideológica, sin que esta conclusión se desprenda del texto de las citadas resoluciones,
ni habiendo sido esta la interpretación adoptada por una autoridad administrativa o
judicial en un acto concreto en contra del demandante o su representada. En ese
sentido, el argumento del pretensor constituye una interpretación subjetiva que
plantea un hecho eventual e incierto, sin que se haya concretado una afectación de
trascendencia constitucional.

De esta forma, ya que el asunto planteado carece de trascendencia constitucional, es


pertinente declarar la improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un
defecto en la pretensión que habilita la terminación anormal del proceso.

V. Expuestas las razones que justifican el rechazo de la demanda, y a pesar que el señor
Luis Wilfredo Berríos Alvarenga no solicitó la abstención de los magistrados que
suscribieron las resoluciones del 24-I-2014 y 10-II-2014 del proceso de
inconstitucionalidad 8-2014, resulta pertinente analizar si es necesario que los mismos se
abstengan de conocer respecto de este proceso.

Al respecto, se advierte en primer lugar que el demandante, a pesar de invocar supuestas


vulneraciones a derechos fundamentales, esencialmente busca, a través de un nuevo
proceso de amparo, atacar una decisión emitida por este Tribunal en un proceso de
inconstitucionalidad -para el cual, este Tribunal ya emitió sentencia definitiva-,
pretendiendo que este haga las veces de un medio impugnativo.

Por tanto, es preciso reseñar lo señalado por esta Sala, en cuanto a que la imposibilidad
de atacar las decisiones emanadas de este Tribunal vía recursos, medios de impugnación
ulteriores o mediante un proceso de amparo diferente, se fundamenta en que nuestro país
"...adopta un sistema en el que la labor de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia en materia de amparo es concentrada, pues dicha actividad está
encomendada de manera exclusiva a ella, convirtiéndola en el máximo tribunal de justicia
constitucional salvadoreño e intérprete último de la normativa, así también, en el guardián
de la supremacía, regularidad e integridad de la Constitución" -resolución de
improcedencia del 3-II-2005, Amp. 745-2002-.

En ese sentido, no es posible que esta Sala conozca de un amparo que pretenda actuar
como un recurso para revisar una resolución dictada en otro proceso de jurisdicción
constitucional, pues ello atentaría contra la seguridad jurídica que deviene de la naturaleza
de sus resoluciones, en el sentido que, estas constituyen la última interpretación en
materia constitucional de la norma sobre la cual versa dicha resolución. Más aún, cuando
se trata de un proceso de inconstitucionalidad, el cual, como ya se dijo, constituye un
proceso de contraste normativo abstracto que pretende dotar de certeza constitucional al
ordenamiento jurídico.

Consecuentemente, y tomando en consideración lo establecido en la resolución 6-I-2012


del proceso de inconstitucionalidad 48-2011, se debe tener en cuenta que, ante la
declaratoria de improcedencia de la presente demanda, iniciar el trámite de recusación de
los magistrados carecería de razón de ser; ya que, el efecto principal del rechazo liminar
-improcedencia-, consiste en no entrar a conocer el fondo de la pretensión.

Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Procedimientos


Constitucionales, esta Sala
RESUELVE:

1. Declárese improcedente la demanda de amparo del señor Luis Wilfredo


Berríos Alvarenga, en contra de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia, por la ausencia de agravio y por carecer de legitimación
activa para comparecer en el presente proceso de amparo.

2. Notifíquese.

F. MELENDEZ-----------J. B. JAIME -----------E. S. BLANCO R.-----------R. E.


GONZALEZ.--------PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN------------E. SOCORRO C.---------SRIA.--------RUBRICADAS.
 CONTENIDO DE LA SENTENCIA.
El actor manifiesta que el día 24-01-2014, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia emitió una resolución en el proceso de inconstitucionalidad 8-2014, mediante
la cual dictó medida cautelar que ordenaba a todo funcionario público abstenerse de
realizar actividades político partidarias. Asimismo, señala que esta Sala aclaró además, los
alcances de la medida cautelar antes descrita en una resolución de fecha 10-11-2014, lo
cual a su criterio vulneran sus derechos de igualdad, libertad de expresión y difusión del
pensamiento de los empleados públicos.
 ALCANCE O LIMITE
La presente sentencia de fecha 16 de febrero de 2015 se limita a hablar sobre la violación
del derecho de igualdad, libertad de expresión y difusión del pensamiento de estos
derechos ya que se ven violentados al dejar términos ambiguos, confusos y contradictorios
en los que está redactada la resolución, limitándose el derecho de los empleados públicos
de ejercer legítimamente sus derechos políticos expresados en el derecho de libertad de
elegir, opinar y trasladar cualquier posición política a la cual se es afín" y  la medida
cautelar en cuestión inhibiría absolutamente a los empleados públicos de expresar
cualquier tipo de preferencia ideológica
 Aspectos generales del derecho asignado (la libertad de expresión y difusión del
pensamiento)
La libertad de expresión es un derecho fundamental que se encuentra reconocido
en las normas internacionales sobre derechos humanos y en los textos
constitucionales y se trata de un derecho que tiene una especial importancia para
todo ser humano y la sociedad en su conjunto; sin embargo, sigue siendo objeto de
permanentes amenazas y violaciones.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 19º inciso 2º) señala:
"Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende
la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o
artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección." 

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 13º inciso 1º)


establece:
"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este
derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas
de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en
forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

LIMITES

“No se pueden realizar insinuaciones sobre una persona ajenas a la realidad, con el
único propósito de fomentar el escándalo público”.

“No puede entenderse que quien hace uso de dicha libertad está autorizado para
atropellar los derechos de otros miembros de la comunidad”.

“la libertad de expresión no puede convertirse en una herramienta para vulnerar


los derechos de los otros o para incentivar la violencia”.
 Manual de derecho Beltrán Galindo con respecto al derecho de libertad de
expresión y difusión del pensamiento.
La libertad de expresión es la exteriorización de la libertad del pensamiento y ésta
"significa que nadie puede ser perseguido, sancionado, dañado ni molestado por el
hecho de que piense esto o aquello, de que piense de una u otra manera, de que
tenga unas u otras creencias, de que profese determinada opinión"..."No hay
poder humano capaz de impedir el pensamiento de una persona"

El pensamiento en el mundo jurídico no aparece externamente como libertad


jurídica relevante, ni como derecho subjetivo, su esencia es incoercible. Por lo que
no puede decirse que el hombre sea titular de un derecho a la libertad de
pensamiento, ya que éste únicamente surge cuando el pensamiento se exterioriza
es decir se expresa. Aquí entramos ya al campo de la libertad de expresión.
Quedes el derecho a hacer público, a transmitir, a difundir, a exteriorizar, sin
autorización previa, opiniones políticas, filosóficas, científicas, religiosas, etc., ya
sea oralmente, mediante símbolos y gestos, o en forma escrita a través de
cualquier medio de comunicación.

Incluye la libertad de expresión todas las formas y modalidades de la expresión del


pensamiento, constituyendo la palabra escrita, especialmente la impresa en los
diarios, de acuerdo a Linares Quintana, "el instrumento más eficaz de la expresión
del pensamiento humano, sin que tal afirmación importe menospreciar la
importancia que como tal revisten el teatro, el cinematógrafo, la radiotelefonía y la
televisión"...Por lo que se ha dicho con acierto que "la libertad de prensa significa
el derecho del público a tener acceso a los hechos, a estar plenamente informado
de las decisiones tomadas en su nombre, a expresar su desaprobación cuando las
circunstancias lo exigen, a protestar contra la injusticia y que ninguna institución,
incluyendo el gobierno podría ser más sensible a la opinión pública que la prensa"

Antecedentes generales

La libertad de expresión, a pesar de que no tuvo consagración jurídica, hasta el


advenimiento de la Revolución Francesa, salvo algunas excepciones que
encontramos en algunos regímenes, para el caso en Inglaterra, siempre se ha
manifestado a través de las escuelas, teorías y concepciones filosóficas jurídicas
que han influido y servido de inspiración a los constituyentes. Suponer, dice
Burgoa, que la "libertad de externar las ideas haya quedado sujeta a su estimación
jurídica, sería tanto como concebir la evolución cultural de la humanidad
estancada durante largas etapas en que dicho reconocimiento todavía no se
formulaba"
Su reconocimiento por el derecho positivo no ha tenido como finalidad hacer
posible que esta libertad de expresión se desarrolle, ya que con él o sin él, siempre
ha existido, sino que evitar que el gobernador, que la concibe y exterioriza, puede
ser víctima de represalia por parte del poder público. Sus primeros planteamientos
nacieron unidos a la libertad de conciencia, especialmente en materia religiosa.
Naturalmente, de manera paralela a la reivindicación de la libertad de conciencia, y
con fundamento en ella, se plantea el derecho a la comunicación del pensamiento
o a la libertad de expresión.
En el siglo XVIII la Declaración de Virginia (1776) exaltaba en su Sección
XII la libertad de prensa manifestando "que era uno de los grandes baluartes de la
libertad y no puede ser restringida jamás, a no ser por gobiernos despóticos". La
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), por su parte
consagraba: la libertad de opinión en su Art. 10 que decía: "Nadie puede ser
molestado por sus opiniones, aunque sean religiosas, con tal de que su
manifestación no perturbe el orden público establecido en la ley" y la libertad de
expresión del pensamiento y opiniones en su Art. 11 cuyo tenor era el siguiente: "
La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los más
preciosos derechos del hombre; por lo tanto, todo ciudadano puede hablar,
escribir e imprimir libremente, salvo la responsabilidad por el abuso de esta
libertad, en los casos determinados por la ley". También la Constitución de los
Estados Unidos la incluyó en su primera Enmienda al estatuir "El Congreso no hará
ley alguna por la que...coarte la libertad de palabra o de imprenta...". Por supuesto
dice Corwin, "los Creadores de la Primera Enmienda equipararon a la prensa con la
palabra impresa. Pero a medida que la radio, el cine y la televisión se convirtieron
en parte importante de los llamados "medios", la Corte ha ampliado el significado
del término "prensa para abarcar esos instrumentos" Posteriormente estas
libertades fueron incorporándose como garantía y derechos del hombre en la
mayoría de las constituciones de los países democráticos.

ORDENAMIENTO JURÍDICO SALVADOREÑO


El Título XI, de la Constitución Federal de 1824, compuesto por una sección única
denominada "Disposiciones Generales", prohibía a todas las autoridades, Congreso
o Asamblea, coartar en ningún caso ni por pretexto alguno la libertad de
pensamiento, la de palabra, la de escritura y la de imprenta. En cuanto a las
restantes constituciones federales es decir de 1898 y
1921, la primera la reconoció en el Título referente a los derecho y garantías, pero
con la adición "sin previo examen, censura ni caución; pero será responsable ante
el Jurado por los delitos que cometiere", Art. 35 y la segunda en su Art. 33 y 34
estableciendo además, la libertad de imprenta.
Apareció por primera vez en la Constitución de El Salvador de 1841, la cual
contemplaba la libertad de expresión y de opinión en sus Arts. 73 y 75.
Las constituciones de 1864, 1871, 1872, 1880, 1883, 1886, 1939, 1944 (reformas a
la de 1939), 1945, 1950, 1962 al igual que la Federal de 1898 se limitaban
únicamente a la libertad de expresión, Art. 79, 105, 24,19,27, 29, 47, 46, 29, 158,
158. Las de 1871 y 1872 establecían que la imprenta no podía estar sujeta a ningún
tipo de impuesto ni caución; la de 1939 consignaba también pena para los autores
o reproductores de impresos calumniosos o injuriosos contra nacionales y que no
podía secuestrarse la imprenta ni sus accesorios como instrumentos de delito; y la
de 1950 y 1962 estatuían además, que la libertad de expresión se podía ejercer
"siempre que no lesione la moral ni la vida privada de las personas", que no podía
secuestrarse la imprenta, que se prohibían la difusión de doctrinas anárquicas o
contrarias a la democracia y que los espectáculos públicos podían ser sometidos a
censura conforme a la ley.
Nuestro ordenamiento constitucional vigente consagra la libertad de expresión en
su Art. 6, que dice: "Toda persona puede expresar y difundir libremente sus
pensamientos siempre que no subvierta el orden público, ni lesione la moral, el
honor, ni la vida privada de los demás. El ejercicio de este derecho no estará sujeto
a previo examen, censura ni caución; pero los que haciendo uso de él, infrinjan las
leyes, responderán por el delito que cometan".
"En ningún caso podrá secuestrarse, como instrumentos de delito, la imprenta, sus
accesorios o cualquier otro medio destinado a la difusión del pensamiento".
"No podrán ser objeto de estatización o nacionalización, ya sea por expropiación o
cualquier otro procedimiento, las empresas que se dediquen a la comunicación
escrita, radiada o televisada, y demás empresas de publicaciones. Esta prohibición
es aplicable a las acciones o cuotas sociales de sus propietarios".
"Las empresas mencionadas no podrán establecer tarifas distintas o hacer
cualquier otro tipo de discriminación por el carácter político o religioso de lo que
se publique".
"Se reconoce el derecho de respuesta como una protección a los derechos y
garantías fundamentales de la persona".

"Los espectáculos públicos podrán ser sometidos a censura conforme a la ley",


comprende esta disposición:
1. El derecho que tiene toda persona, es decir todos los habitantes de la
República, sin distinción alguna, a expresar y difundir libremente sus
pensamientos. El Constituyente de 1983 no determinó cuál es el alcance de los
términos "expresar" y "difundir", pero entendemos que comprende el de
"expresar, escribir, imprimir, publicar y difundir" tal como lo manifiesta la
Exposición de Motivos de la Constitución de 1950
2. Este derecho se limita por razones de orden público, moral, honor y vida privada
de los demás, constituyendo ejemplo de limitación el Art. 2 inciso 2do. que se
refiere al derecho al honor, intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Existen con respecto a los extranjeros, ministros de cualquier culto religioso y
miembros del servicio activo de la Fuerza Armada y los miembros de la Policía
Nacional Civil, restricciones ya que no pueden hacer propaganda política en
ninguna forma, Arts. 97 incisos 2do. Y 82 incisos 1 ro. Y 2do.
Se suprimió la prohibición de la propaganda de doctrinas anárquicas o contrarias a
la democracia por considerar la Comisión Redactora de la Constitución que "la
limitación relativa a la subversión del orden público se consideró más apropiada
que la prohibición mencionada, puesto que, se trata de un concepto de más fácil
tipificación que está directamente relacionado con la supresión violenta del
ordenamiento jurídico y político del Estado"..."Este pensamiento que privó en la
Comisión no significa que el Estado permanezca inerme frente a los ataques
ilegítimos, violentos, que pretendan suprimir el sistema consagrado en la
Constitución. Por eso es que la libertad de expresión y difusión del pensamiento se
limita por razón de la subversión del orden público. A pesar de lo expresado por la
Comisión, consideramos que las limitaciones son muy vagas e imprecisas, quedando la
estimación de tales consecuencias, al arbitrio subjetivo y discrecional de las autoridades
judiciales y administrativas.
3. Establece que no estará sujeta a previo examen, censurado caución, es decir que no
necesitan ningún estudio o consideración de un hecho o asunto anticipado, ni un dictamen
o juicio previo, ni debe rendirse garantía alguna para ejercer este derecho. Se exceptúa el
caso del inciso 6to del artículo en mención, donde se requiere censura previa para los
espectáculos públicos con el objetivo de regular el acceso para la protección moral de los
menores y adolescentes.
4. No puede secuestrase la imprenta y sus accesorios como instrumento del delito, o
cualquier otro medio destinado a la difusión del pensamiento. El hecho delictivo a que se
refiere dicha prohibición está constituido por los ataques que por medio de la imprenta se
dirijan contra el orden público, el honor, la moral y la vida privada de las personas. No se
puede secuestrar dichos bienes ya que se estaría impidiendo la utilización de un aparato
para la difusión de otro tipo de pensamientos no ilícitos. No hay que olvidar que la libertad
de difusión y de prensa supone la existencia de una empresa, en la cual se encuentra
incluida la imprenta.
5. No se pueden estatizar o nacionalizar, ni por expropiación ni otro procedimiento, las
empresas que se dediquen a la comunicación escrita, radiada o televisada, ya que al
realizarlo se volvería ilusoria la libertad de prensa.
6. Derecho de réplica o de respuesta. Contemplado por primera vez en nuestro
ordenamiento constitucional en el inciso 5to. Del Art. 6 consiste en "la facultad que tiene
toda persona de exigir que el periódico que haya publicado una referencia o información
relativa a un hecho suyo, injusta, ofensiva o errónea, susceptible de afectar su reputación
personal, publique también una repuesta en la que ella pueda rectificar la alusión" Este
derecho se limita a los casos en que una persona puede ser afectada por informes
inexactos, no se extiende a rebatir posturas ideológicas o criterios doctrinarios. Este es el
enfoque que le da la Convención de San José en el Art. 14.1. Cuyo temor es el siguiente:
"Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio
a través de los medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público, en
general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o
respuesta en las condiciones que establezca la ley".

También podría gustarte