Está en la página 1de 10

Violencia contra la niñez

La violencia contra los niños y niñas incluye el abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el
tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual. La violencia puede ocurrir en el hogar, las
escuelas, los orfelinatos, los centros residenciales de atención, en las calles, en el lugar de trabajo,
en prisiones y establecimientos penitenciarios. Puede afectar la salud física y mental de los niños,
perjudicar su habilidad para aprender y socializar, y, más adelante, socavar su desarrollo como
adultos funcionales y buenos progenitores. En los casos más graves, la violencia contra los niños
conduce a la muerte. Datos y cifras

• Las investigaciones sugieren que en todo el mundo el 20% de las mujeres y entre el 5% y el 10%
de los hombres sufrieron abusos sexuales durante la infancia

• En Asia, al menos 60 millones de niñas han “desaparecido” debido a la selección prenatal del
sexo, el infanticidio o el abandono

• En el Caribe, un 96% de las personas dedicadas a la atención a la infancia entrevistadas creían


que el castigo corporal refleja que los padres y madres están “lo bastante atentos como para
invertir tiempo en formar adecuadamente a sus hijos

. CREAR UN AMBIENTE PROTECTOR PARA LA INFANCIA Capacidad y compromiso de los gobiernos


Para prevenir la violencia contra los niños y las niñas hay que crear políticas, aplicar las leyes y
aportar recursos. La violencia por parte de maestros, guardas y otros empleados de instituciones
públicas, incluidas las escuelas y las prisiones, debe prohibirse. Los gobiernos deben también
tomar medidas para promover formas positivas de disciplina y proteger a los niños y niñas contra
los abusos y la violencia dentro de sus familias. Legislación y aplicación de la misma Es necesario
promulgar y aplicar de forma fiable leyes nacionales efectivas contra la violencia. Esta legislación
podría incluir leyes que prohíban el castigo corporal, establezcan penas estrictas para el abuso
sexual, introduzcan la exigencia de información y seguimiento para los asistentes sociales y
trabajadores sanitarios y establezcan códigos de conducta para maestros, oficiales de policía,
guardas y otras personas que trabajen en estrecha proximidad con niños y niñas. Actitudes,
costumbres y prácticas El género desempeña un importante papel en las pautas y estereotipos de
conducta violenta, y a menudo se utilizan las tradiciones para justificar la violencia. La sociedad
acepta muchas formas de violencia contra niños y niñas, entre ellas unas relaciones abusivas de
poder, la mutilación genital femenina, el castigo corporal como método de disciplina, el
matrimonio precoz y los crímenes contra la honra. Debate abierto La violencia contra los niños no
es un asunto privado, y es necesario llevarla a la atención del público. Los medios de comunicación
pueden ser muy eficaces a la hora de cuestionar actitudes que condonan la violencia, y fomentar
conductas y prácticas más protectoras. Pueden también ayudar a los niños y niñas a expresarse
sobre la violencia. Aptitudes para la vida práctica, conocimiento y participación de los niños y niñas
Es posible ayudar a los niños a identificar, evitar y, si es necesario, afrontar situaciones
potencialmente violentas. Hay que informarles sobre sus derechos y sobre cómo deben comunicar
de una forma segura información sobre abusos a quien pueda tomar medidas. Función de la
familia y la comunidad Los maestros, asistentes sociales, personal médico y otras personas que
estén en estrecha proximidad con los niños deben recibir formación sobre medidas de prevención
y protección, entre ellas aprender a detectar el abuso a tiempo y a ofrecer respuestas apropiadas.
A menudo, después de haber experimentado o haber sido testigos de actos violentos, los niños se
sienten culpables o se responsabilizan a sí mismos; una ayuda adecuada y profesional es esencial
para mitigar o evitar esta reacción. Servicios esenciales, como la prevención, recuperación y
reintegración Junto a la educación, estos servicios pueden reducir la exposición a la violencia. Las
escuelas deben ser seguras y acogedoras. Y ha de conseguirse que todos los niños y niñas, sin
discriminación, tengan acceso a servicios y centros especializados que proporcionen atención
médica apropiada y confidencial y asesoramiento psicológico y seguimiento. Seguimiento,
información y supervisión La violencia contra los niños y niñas, en especial la violencia sexual, está
a menudo envuelta en el secreto. En muchos países, la recopilación de datos es precaria o
inexistente, y los mecanismos de seguimiento son deficientes.

EJEMPLOS DE UNICEF EN ACCIÓN A escala mundial, está en marcha un estudio sobre la violencia
contra la infancia realizada por mandato del Secretario General de las Naciones Unidas. Basado en
los derechos humanos de los niños a la protección contra toda forma de violencia, el estudio
aspira a fomentar la toma de medidas para prevenir y eliminar la violencia contra niños y niñas,
incluida la violencia en el hogar, la escuela, las instituciones, el lugar de trabajo y la comunidad.
Reúne datos e investigaciones ya existentes sobre las formas, causas y repercusiones de la
violencia contra niños y niñas de hasta 18 años, y también sobre estrategias de prevención y
respuesta. UNICEF ha participado plenamente en el proceso de distintas formas, entre ellas la
organización de nueve consultas regionales y varias a nivel nacional, así como la preparación de
visitas sobre el terreno. Se puede encontrar más información. En Asia meridional, el seguimiento a
la consulta regional sobre la violencia contra la infancia llevó a la prohibición, por medio de una
directiva, de todas las formas de abuso y violencia en las escuelas y la concienciación de los
maestros en el Afganistán, la prohibición del castigo corporal mediante una ley nacional para la
protección de la infancia en el Pakistán, y la creación de una iniciativa sobre “Enseñar y aprender
con dignidad” en Nepal. En el Caribe, los crecientes niveles de violencia perpetrada por niños y
contra niños llevaron a la puesta en marcha de Xchange, un movimiento para impulsar un cambio
positivo entre jóvenes y adultos. La iniciativa intenta crear un entorno seguro y protector para la
niñez en el hogar, la escuela y la comunidad, utilizando la educación –lo que incluye música, arte,
deporte, teatro y otras expresiones culturales– para llegar a los jóvenes y transmitirles
información que fomente conductas y estilos de vida alternativos y, en último término, la
reducción de la violencia. Para unirse al movimiento, los “Xchangers” se comprometen
formalmente a seguir un estilo positivo de vida y de conducta y a convertirse en modelos a imitar
por quienes tienen su misma edad.

Violencia contra la adolescencia.

La violencia en la adolescencia está constituida por manifestaciones de


agresividad que se dirigen hacia iguales, familiares o figuras de autoridad.
En primer lugar, debemos diferenciar esta violencia de la rebeldía de
adolescentes, la cual se concibe como una etapa transitoria en la que los
niños están modificando sus roles en la sociedad, por lo que en la mayoría
de los casos no debe ser motivo de alarma.

En la sociedad actual se está observando un aumento de conductas


violentas por parte de la población adolescente, en diferentes contextos y
en todos los grupos sociales –familias de clase alta, media y baja-.

¿Dónde se da la violencia entre


adolescentes?
Con respecto a los escenarios en los que se produce violencia entre
población adolescente, encontramos que se suelen dar en:

– Violencia en casa

Es frecuente que las familias en las que hay uno o más hijos adolescentes
se produzcan situaciones conflictivas, debido a la modificación de normas, a
las exigencias de los hijos, etc.

La situación se agrava si se producen peleas físicas entre dos o más


miembros de la familia.

– Violencia entre parejas adolescentes

Los datos recogidos de investigaciones sobre violencia entre parejas de


novios adolescentes son alarmantes.

Sorprendentemente, este tipo de violencia sigue aumentando, y lo llevan a


cabo tanto los chicos como las chicas.
Muchas de las conductas que no suelen percibirse son: control sobre el
otro, gestos de humillación, obligar a tener relaciones sexuales, etc.

– Violencia en el colegio

Desgraciadamente, los datos recogidos en nuestro país ponen de manifiesto


que se producen muchos casos de bullying  entre jóvenes y adolescentes.

Estas conductas violentas han sido ampliamente estudiadas, y son muchas


las causas de que se siga produciendo, como por ejemplo:

 papel mantenedor de los compañeros que actúan como


espectadores,
 víctimas que no comunican su situación de acoso,
 las conductas violentas hacen que el agresor consiga salirse con la
suya.

Además, es necesario resaltar las manifestaciones de violencia que algunos


alumnos llevan a cabo sobre sus profesores.

En este sentido, deberían tomarse más medidas para evitar que se


produzcan estos comportamientos violentos en el ámbito escolar.

– Violencia callejera

Algunos grupos de adolescentes se unen para formar pandillas o bandas


callejeras, con el propósito de agredir a personas o para cometer actos
delictivos –como robos a personas aisladas o en establecimientos-.

También es motivo de alarma que unos adolescentes disfruten y se


diviertan haciendo daño a animales callejeros.

No son pocos los vídeos que se han recogido de palizas a animales


indefensos, llegando a producir daños irreparables e, incluso, la muerte.
Este comportamiento con animales no debe percibirse en ningún momento
como una conducta normal, ligada a la etapa adolescente.

Se trata de una razón de peso para llevar a cabo un estudio psicológico del
adolescente y, si es necesario, realizar una intervención concreta.

ciberbullying

Este es un problema al que deben enfrentarse los jóvenes actualmente,


puesto que la acción de sus agresores no termina cuando acaba el horario
escolar.

Se puede producir acoso mediante mensajes amenazantes, publicación de


fotos o vídeos denigrantes, burlas e insultos públicos en las redes sociales,
etc.

Además, en los últimos años se han producido casos en los que han salido
a la luz vídeos de chicas manteniendo relaciones sexuales.

Esta es otra forma de violencia, puesto que se atenta contra la privacidad e


integridad de la adolescente en cuestión.

Formas de manifestar la violencia en la


adolescencia
A continuación, pasamos a diferenciar las distintas manifestaciones de
violencia que se pueden encontrar entre población adolescente –algunas de
las cuales pueden pasar desapercibidas-.

Algunas de ellas son:

– Violencia verbal
La violencia verbal  se está normalizando en nuestra sociedad,
especialmente cuando se percibe entre jóvenes que tienen enfrentamientos
aparentemente sin importancia.

Algunos ejemplos de violencia verbal pueden ser insultos, gritos, etc., y


pueden llegar a causar tanto daño psicológico como la violencia física –
especialmente cuando se produce de forma frecuente-.

– Violencia física

La violencia física es más alarmante puesto que puede causar serios daños
en el organismo.

Suelen conllevar mayores castigos y, a veces, los agresores tienen que


rendir cuenta con la justicia.

Golpes, bofetadas y empujones constituyen algunos ejemplos de este tipo


de violencia entre población adolescente.

– Violencia/maltrato psicológico

Aunque se trate de un tipo de violencia más sutil, llega a provocar serios


problemas en la víctima, como baja autoestima , falta de autonomía, miedo
a su pareja, etc.

Algunos ejemplos de violencia psicológica son los siguientes:

 Humillación. Esta forma de violencia es muy común. Se refiere al


hecho de que algunas personas ofende a la otra persona,
especialmente cuando lo hace públicamente.
 Desprecios. Se refiere a la conducta de indiferencia que hace
sentir mal a la persona víctima de este maltrato.
 Amenazas. Un adolescente puede llegar a coaccionar a otra
persona, de forma que termine consiguiendo lo que quiere. Esta
actitud provocará sentimiento de triunfo en el agresor, que optará
por utilizar este método repetidamente.

Causas de la violencia adolescente


Las causas de que se produzca violencia en la población joven son
numerosas. En los estudios sobre el tema, se ha centrado la atención en el
tipo de familia de procedencia, especialmente.

Así, encontramos que los aspectos familiares que más promueven la


violencia adolescente son:

 Ausencia parental –abandono del padre o de la madre- total o


parcialmente.
 Familia desestructurada.
 Estilos educativos autoritarios –en el que el adolescente no
puede negociar las normas- o demasiado permisivo –en el que hay
ausencia total de normas-.

Otros aspectos que potencian la manifestación de conductas agresivas son


los siguientes:

 Consumo de sustancias. El alcohol y drogas ilegales suelen


provocar que se produzcan conductas violentas, como
enfrentamientos, peleas y agresiones.
 Falta de atención individualizada en los colegios. A veces
sucede que los profesores no alertan sobre comportamientos
inaceptables que se producen dentro del colegio, por lo que no
puede llevarse a cabo una intervención específica.
 Deseos de aceptación del grupo de iguales. El reconocimiento
social aporta ciertas ventajas en el adolescente, como sentimiento
de pertenencia a un grupo, aumento de su autoestima e
incremento de su satisfacción vital.
Por todo ello, muchos jóvenes no tienen reparos en llevar a cabo conductas
violentas hacia los más débiles, con el fin de buscar la aprobación de su
grupo de iguales.

Consecuencias de la violencia en la
adolescencia
Como puedes imaginar, todo lo comentado hasta ahora repercute de forma
negativa entre los adolescentes que sufren la violencia en primera persona.

En relación a las víctimas, se han observado numerosos indicadores de


desajuste psicológico, como por ejemplo:

 Aislamiento social.
 Bajo rendimiento escolar.
 Problemas de ansiedad.
 Depresión
 Ideas o tentativas de suicidio.
 Mayor insatisfacción con su vida.
 Problemas dentro de su propia familia.

Las víctimas no suelen pedir ayuda a sus familiares ni conocidos, por lo que
debes estar atento si tienes sospechas de que tu hijo se encuentre en esta
situación.

Cómo prevenir la agresividad adolescente


En los adolescentes resulta especialmente difícil que intervengas para
ayudar a corregir algún comportamiento des adaptativo, debido al
desapego parental que los jóvenes intentan llevar a cabo.
Sin embargo, hay muchas cosas que están en tu mano para evitar
consecuencias derivadas de la violencia juvenil.

Lo recomendable es que empieces a observar las conductas violentas que


manifiesta tu hijo desde que es pequeño, dándole especial importancia a
partir de los 10 años de edad.

Es importante que trabajes su desarrollo emocional, que le expliques las


situaciones en las que ha actuado mal y enseñarle a ponerse en el lugar del
otro.

Todo ello le ayudará a desarrollar su empatía, y esta habilidad le ayudará a


manifestar menos comportamientos violentos hacia otras personas.

Por otro lado, en relación a la problemática de la violencia entre parejas,


hasta hace unos años se había centrado la atención en la intervención con
el agresor, únicamente.

Sin embargo, parece que el trabajo debe realizarse de igual modo con la
persona que ha recibido maltrato –físico, psicológico, etc.-.

Esto se debe a que, como se ha venido demostrando, las mujeres que


reciben maltrato tienen que mejorar sus habilidades sociales, entre otras,
para poder tener una relación sentimental adecuada.

Por tanto, si tu hijo/a tiene problemas en relación a su pareja, deberías


procurar que, con la ayuda de un especialista, desarrolle las habilidades
necesarias para tener relaciones satisfactorias.

En cuanto al acoso escolar, tanto si lo lleva a cabo como si lo recibe,


necesitará apoyo y ayuda de su familia para que pueda poner fin a esta
situación.
Si tu hijo es víctima de bullying, pon medios para evitar que corra peligro,
avisa a los profesores, implícate en su educación y asegúrate de que esta
situación no se vuelve a repetir.

En algunos casos, el bullying va dirigido a chicos/as con algún tipo de


discapacidad física o psicológica, por lo que deberías indagar más si tu hijo
presenta estas características.

Si se trata de un acoso que lleva instaurado mucho tiempo, puedes


plantearte que el adolescente cambie de colegio, para que no esté
etiquetado como el “raro”, el “cobarde”, etc.

Otro factor importante que debes tener en cuenta es el control del consumo
de alcohol y drogas.

Además de otros efectos secundarios, podrás evitar que tu hijo se vea


involucrado en situaciones de violencia.

También podría gustarte