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_ Jerome Bruner ys on Ti LCE Tw CW) SUSU M CRE Man ie Esta idea no era nueva, pero habia ido poderosamente reconcebida en las recientemente avanzadas ciencias compu tacionales. ‘Las dos perspectivas Hevaron a con- cepciones muy diferentes sobre la propia naturaleza de la mente, y sobre cémo deberia cultivarse la mente. Cada una llevé a sus partidarios a seguir estrategias distintivamente diferentes en la indagacién Esca llamada «cor Aunque uso la expresién sla perspectiva computacionals, de hecho hay dos modelos, uno pasado en la idea de la mente como sistema de mecanismos computacionales que operat en pars. Ielo y sin beneficio para un sistema central de procesamiento, y el otro en la idea de una unidad ‘central de procesamiento que controla ef orden secuencial de las operaciones computacionales que eben ejecutarse para logra soluciones de problemas parciculares. Aunque las diferencias ente sos ddos modelos son profundas en muchos sentidos -particularmente en sus eoncepciones del papel de la stacionalidad. y de la «experienciae- esas diferencias no tienen que preacuparnos. Compircss, ppor ejemplo, a David E. Rumelhare y James [. McClelland, eds, Parallel Diribured Procesing {Explorations in the Microstructure of Cognition, vols. 1 y 2 (Cambridge, Mass MIT Press, 1986) 19 Escaneago con LamScez tenciay esa a ver su fuerza y ws sncoavemente, como veremos. Ya que a menudo €l proceso de conexct © nits desordenads ¥ est mis atrapado por la ambipoe dad de lo que sugicte semeia La ciencaa compatacional have afitmaciones generales interesantes sobre el manejo de la educacion’, sunguc tava no eata lato qué lecciones expectficas tiene que ensctar 4 os educadors Hay una crcencia razonable y amphamenre cetendica de que deterizm s+ capaces de descubrit algo sobre imo enschar & los seres humanos de una Rirma mas cfectiva a partir de lo que sabermen wabye ccémo programar ordenadores de forma ctectiva. Por eremplo. apenas we puede char gus denne spore un apes sede cuerpos de conocimento. parncularmente st el conocimiento en ciestion extd n definido, Un ordenadke tuen programado es especialmente util pars asumer tareas que, por fin. x pocdien declarar sinadecuadas 3 la produccién humanas, ya ‘que los ordenadovres son mis rapuchos. més organizados, menos inexactow al recor dar, ¥ no s¢ aburren. Y, por supuesto, es informative para nuestras mentes y ucstra stuacoe humans que nos preguntemos qué cosas hacemos mejor o ‘que nuestro surmente ordenador abled Esed consderablemente menos claro si, en cualquier sentido profundo, las ‘areas de un profesce se punden «pasar a un ordenador, incluso al ids sinterac ‘vor que a pucds sicar teoncamente. Lo cual no quiere decir que un ordenador adccuadamente programado no pueda aligerar la carga de un profesor asumiendo algunas de las cuunss que exorban el proceso de instruccién, Pero esta no es lt cuesnon. Al fin y al cabo, fos libros llegaron a cumplir esa funciéa después de ‘que ol descubrimicato de Gutenberg los hizo ampliamente disponibles La caesnon, mas teen, 65 la propia perspectiva computacional de la mente ofrece uns vases suficaentemente adecuada sobre cémo funciona la mente como ara guiar nuestros exfuerzos ¢ intentos de ecducarlar. Es una cuestién sutil. Pus, en algunos seandos «cémo funciona la mente» depende a su ver de las herramiencas 2 su disposicion. «Cémo funciona la mano, por ejemplo, no se pucde aprecar compicamente 2 no ser que se tome también en cuenta si estd as para dominar (ed en espaol. moda af prmcesmaente ducrebuide om paraile, Madrid: Alunes Edicorl, 1992), cou Paul N Jounsoe: Laud The Computer and the Mind. An Intreducion t Cape Scie (Cambridge Mas. Harvard University Pree, 1988) (eden opal: El erdemaabr y be mente iran 4: ce carson Basa: Parkin, 1990) * Judich W Segal Sesan F“Caupenan, » Robert Glaset, ed, Thinking and Letrning Skis (iiladle. Nj. Erfoaum 1985), jute T Braet, School for Thought: A Scene of Learing i the ‘Clusroom ( Maus MIT Pie 1983), Muchelene, TH. Ch, Rober Glaser, M. J Fare, ede. The Natur of Expert (Hicaie. NX } aut, 1988). * Walter | Ong. Gralay and Lutracy The Technolopaing of the Word (London: Routledge. 1991): Dan A. Olson. Tie Wordd on Paper The Conceponal and Copnitioe Implications of Wriing cand Reading (Carbide Cambridge Unovenaty Pens 1998) 20 cquipsda con un destornillade, un par de tijeras. 0 una pistola de rayo lier, Y, por la misma eepla de tres, La smenter sistemitica del historiador funciona de forma diferente de la mente del clisico «cuenta-cuentose con su paquete de méctulos de mitos combinables Asi que. en cierto tentido. la mera existencia de mecaniamox computacionales (y una tenets de computaciém sobre su modo de ‘operacién) pucde cambiar nuestras mentes en torno 3 céimo funciona la «mentes (y sin duda lo hard). justo como hugo la existencia de libro" Exte mado simbdlico 20 solo es compartide por una comunidad, sino conservado, claborade y pasado a iencraciones sucesivas que. a través de esta transmisiée, conandan manteniendo |i identidad y forma de vida de la cultura. iu expresion in ‘a useancial 1b cwacném gmificado, la aignacion de significados a cosas en distineos comeextos y en par- ticulares ocasiones, La creacion del significado wpone unsar loe encuentros con el mundo en sus contextos culturales apropiados paca saber «de qué tr tans. Aunque los significados estan sen la mente>, tenen Ms Origenes ¥ st sig. aificado en la cultura en la que se crean. Es exte caracter utuado de los signif cados lo que asegura su ncgociabilidad y, em dltimo término, su comunicabilidad. La cuestion no es si cxisten los ssignificados privados.; lo {que 3 importante es que los significados aporran una base para i intercambio cultural. En esta perspectiva, el conocer y of comunicar wom altamente interde- pendientes en su naruraleza, de hecho virrualmente inseparables. Pues por ‘mucho que el individuo pueda parecer operar por su cucaea a evar 3 cabo la bisqueda de significados. nadie puede hacerlo sin la ayuda de los wistemas sim- bélicos de la cultura. Es fa cultura la que aporea lox iaserumencos para organi- azar y entender nuestros mundos en formas comunicables. El rasgo distincivo de la evolucién humana es que la mente cvolucioad de una manera que permite a los setes humanos utilizar las herramiencas de la culrura. Sin esas herramiencas, ya sean simbolicas o materiales, el hombee 90 ex un «mono desnudo» sino una abseraccidn vacia. “Oban, The World on Paper » Alfred L. Kracker, The Superargancy, Ameri Anabropdosi 192) (1917) 163-213. a NESTS TO COM CaMSCe Entonces, aunque la propia cultura esta hecha por el hombre, a la vex conforma y hace posible el funcionamiento de una mente distintivamente humana. En esta perspectiva, el aprendizaje y el pensamiento siempre estin. sitwados en un contexto cultural y siempre dependen de la utilizacién de Fecursos culturales“. Incluso la variacién individual en la naturaleza y el uso de la mente se puede atribuir a las variadas oporcunidades que ofrecen los distin- tos contextos culturales, aunque éstos no son la tinica fuente de variacién en el funcionamiento mental. Como su primo computacional, el culturalismo busca integrar consideracio- nes de la psicologia, la antropologia, la lingiiistica y las ciencias humanas en Beneral par formula un modelo dela mene. Pero los dos lo hacen para pro- positos radicalmente distintos. El computacionalismo, para su gran honta, esti ineresado en cualquiera yen todas las formas en que la informaeion se ongusina usa; informacién en el sentido bien formado y finito mencionado antes, al ‘margen de la apariencia en la que se realice el procesamiento de la informacién, En este sentido, no reconoce fronceras disciplinarias, ni siquiera la frontera entre el funcionamiento humano y el no humano. El culturalismo, por su parte, se ‘concentra exclusivamente en cémo los seres humanos de comunidades culrurales «rean y transforman los significados. * En este primer capitulo quiero avanzar algunos de los principales objeti- vos de la aproximacién cultural y explorar cémo éstos se relacionan con la educacién. Pero antes de pasar a esa formidable tarea, necesito disipar el fan- tasma de una necesaria contradiccién entre el culturalismo y el computaciona- lismo, ya que pienso que la aparente contradiccién se basa en un malenten- dido que lleva a una sobre-dramatizaci6n vulgar e innecesaria. Obviamente, Algunoswabsoeigncaives en ea ein altuna om Jerome Brune, Aes of Meaning Carbrage Mase: Hae Univesiy Pres, 199) (een espaol Atos de igus sella E199); Mid Ce Gal Gee erg ed fing tn Expoason in Experimental Ancol (Nts York: Basic Book, m Rogoit Appencip im Thinking. Coie Deropment in Scie Cont (Nace York Oxford Umer Pens 1990) elem pal Aprende pesamint dara copii on eo tn ee Bara Pn te, 99); Rel See, Ting tra ale dion in Cale chology (Casbige, Mase: Hara Univenity re, 1991) James Se aero Mid eal ipo o Matted Noon Cui, Mi a vind Unvcy Pre, 1991) (een expat Poe dele mente am enogue rial peel “asda abn meds, Mads Vat 1993). Ene sus ances be ncuentan cto como Sooty. Dare, Schur y Max Weber LoS. Vygocy, hough and Langue (Cambie MESS htt Pre 1962) Eile Dukhein, Elementary Forms of the Religion Life A Stay n el [ou Srila (lence: Fre Pes 1968) (en pal: Las forma omnia de ada rt amie on Ara onside Arde! Aa, 1982), Ale Sch, Op Pho ie nd Sal Rlason: Sed Writing (Chicago: Unveriy of Chicago Pe, 1970); Max Taser ary of Sei ond Eemomic Organon (Cleese re 1947) 22 tas aproximaciones son muy diferentes y efectivamence su sobranteideoldg puede sobrepusarnos sino tenemos cuidado de dstnguis cramer eee no cabe duda que ideolégicamence importa el tipo de «modelor de la mente hhumana que se acoja. Efectivamente, el modelo de mente al ue uno se sus cribe da forma incluso a la spedagogia popular de la prictica excolr, comp veremos en el préximo capitulo, La mente igualada al poder de asociacion y formacién de habitos privilegia el winjerco» como la verdadera pedagogts,y mientras que Ia mente tomada como la capacidad para la reflex y el dis coro ob a maturlra de as verades neces Five el dilogo woe fico, Y cada una de ella estdvinculada a nuestra concepcién de la soi ideal yelciudadano ideal. ™ oe Sin embargo, de hecho ni el computacionalismo ni el culeuralismo estén tan vinculados a modelos concretos de la mente como para ser encadenados Pedapogias concretas, Su diferencia es de un tipo muy diferente Intenare exponerla El objetivo del computacionalismo es dsefar una redescripeién formal de cualquiera y todos os sistemas en funcionamiento que se encargan del fujo de informacion bien focmada, Intenta hacerlo de una forma que produzea result: dos prevsiblesy sistematicos. La mente humana es un sistema de es tipo. Pero el computacionalismo profundo no propone que la mente sa algin tipo especial de vordenador que necesite ser «programado» de determinada manera para ope- rar siscemécica o eficientemente», Lo que defiende, mds bien, es que cualquiera Y todos los sistemas que procesan informacién tienen que estar gobernados por stoglase 0 procedimientos especificables que gobiernan lo que se hace con los {inputs No import si se trata de un sistema nervioso 0 del aparato genético que coma instrucciones del ADN y después ceproduce generaciones postriores, 0 lo que sea. Este es el ideal de la Inteligencia Artificial (IA) seg se le lama. Las smentesrealess son descripcibles en términos de la misma generalizacin de la IA; sistemas gobernados por reglas especificables para mancjar el flijo de la informacién codifcada Pero, como ya se ha seflado, ls relas comunes a rods los sixes infor ‘macién no cubren lo proceso desordenados, ambiguosy sensibles al contexo dela creacin del significado, una forma de actividad en fa que la constrcciin de ie ras de categorias altamente «borrosos»y metaficos es exactamente tan noble como el uso de categols expefcables para dsrbuir fnputde al manera que pro- uzean outpus comprensibles. Algunos compuracionalistas, convencidos a pir de aque incluso la creacién de significado se puede reducir a expecificacione de IA, estin trabajando constantemente para intentar probar qu la desorganizacin dels 7 Crane Brinton, The Anatomy of Reason (Nueva Yor: Vinge Books, 1965) B Escaneaado con LamScez ‘ereacién de significado no esti mas alli de su alcance’. A veces se refieren medio en broma alos complejas «modelos universales» que proponen como «TDi», un acré- imo de «teorias de todos". Pero, aunque ni siquiera xe han acercado al ito y como muchas creen, probablemente por principio nunca tendrin éxito, sus esfuer- 20s son interesantes en cuanto a la luz que echan sobre el abismo existente entre la cteacin de significado y el procesamienco de la informacién, Ladificulead que encuentran estos computacionalistas es inherente a los tipos de sregla> u operaciones que son posibles en la computacién. Todas els, como sabemos, deben ser especificables por adelantado, deben estar libres de ambigiiedad y demis. Al conjuntarse también deben ser computacionalmente consistentes, lo ‘ual quiere decir que, si bien las operaciones pueden cambiar con la retroalimenta. cin de resultados anteriores, las ateraciones también deben adherirse a una siste- ‘maticdad consistente y previamente organizada. Las reglas computacionales pue- den ser contingentes, pero no pueden abarcar contingencias impredecibles, De ‘manera que Hamlet (en 1A) no puede provocar a Polonio con una brom ambigua como eaquella nube cuya forma es muy semejante aun camello, yo cre6 que parece tuna comadrejar, en a esperanza de que esta broma pueda evocat sentimicnto de culpa y algin cotilleo sobre la muerte del padre de Hamlet. ~ Es precisamente esta claridad, este cardcter prefijado de las categorias, lo que impone el limite més severo al computacionalismo como medio para erumarcat tun modelo de la mente. Pero, una vez que se reconoce esta limitacién, la supuesta lucha a. muerte.entre cl culturalismo.y.el.computacionalismo se:¢vac pora. Ya que la ereacién de significado del culturalista, a diferencia del procesa- ‘miento de la informacién del computacionalisa, es en principio interprecatva, std atrapada en la ambigtedad, es sensible ala ocasién, y a menudo sucede des. pués del hecho, Sus «procedimicntos malformadose se parecen més a «méximas» ue a replas completamente especificables". Pero no dejan de tener prineipios. “J. L. McClelland, escaparia con casi toda certeza alos pode- res del mejor scontéxtico» que se pudiera imaginar. No se conoce un procedimienco de decisién que pudiera resolver la cuestién de sila inconmensurbilidad entre la creacién de significado del culeuralismo y el procesamiento de informacién del computacionalismo podria superarse alguna vet. A pesar de todo 60, los dos comparten una familiaridad que es difcil de ignorar, ya que, una vez que se establecen los significados, es su Formalizacién en un sistema bien formado de categorias lo que puede ser tratado con reglas com~ putacionales. Obviamence, al hacer eso se pier la surileza de la dependencia det contexto y la metifora: las nubes tendrian que pasar pruebas de funcionalidad de verdad para entrar en el juego. Pero, en cualquier caso, la wformalizacién» en la 25 Escaneaago con LamScez

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