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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Cristales

Manual para mirar el mundo social

Raúl Guevara
raulguevara@gmail.com

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Raúl Alfredo Guevara

Guevara, Raúl Alfredo


Cristales: manual para mirar el mundo social. –
3ª ed. – Lomas de Zamora: el autor, 2017.
268 p. : il. ; 21x15 cm.

ISBN 978-987-33-5190-7

1. Ensayo Sociológico. Ciencias Sociales. I. Título


CDD 301

Fecha de catalogación: 28/05/2014

Notas:
1ª Edición en Ediciones al Margen, La Plata, 2012. Agotada.
(ISBN 978-987-618-155-6)
2ª Edición, Tandil, El autor, 2014, Agotada

Queda hecho el depósito que marca la Ley Nº 11.723


Impreso en Argentina.

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Raúl Alfredo Guevara

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A la nueva generación:
Sol, Benjamín, Agustina, Valentino y Jerónimo
esperando que alguna vez llegue a sus manos

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Agradecimiento primero.

Una tarde de octubre la maestra de sexto grado nos avisó que ese
era su último día de clase, tomaría licencia para tener su bebé.
El grupo estalló de alegría. No por el nacimiento del bebé, sino
porque por fin podríamos sacarnos de encima a quien había disfrutado
mortificándonos durante meses a cambio de nada. Nada nos dejó en
el recuerdo. Ni su nombre.
El lunes siguiente se presentó ―la suplente‖ una jovencita rubi-
cona, de pelo largo. A pesar de que nuestros bancos, atornillados al
piso de madera, impedían cualquier movimiento, ella se las ingeniaba
para que trabajáramos en grupo.
Un día trajo un proyector de diapositivas, un avance singular pa-
ra la época. Y presentaba láminas, y el globo terráqueo, y mapas, y
leía poemas de los que no estaban en el libro de lectura.
Cierta tarde trajo un Wincofón. Era un pequeño tocadiscos cua-
drado de unos cuarenta centímetros de lado. Una especie de símbolo
tecnológico para una época que permitiría escuchar, en casa, lo que se
oía en la radio: Julio Sosa, Los Wawuancó, Los Beatles, Sandro y los
de Fuego.
La maestrita trajo un disco simple de vinilo. Ninguno de noso-
tros había visto ese aparato, éramos todos hijos de trabajadores que
asistíamos, sin saberlo, a la expansión de la oferta de electrodomésti-
cos.
Fue creando un clima misterioso. Nos dijo que escucharíamos
una canción de amor profundo no correspondido. Un hombre podero-
so le brindaba todo a su amada, pero ella lo rechazaba mientras él le
preguntaba ―¿Qué más quieres para ti?‖
Escuchamos una canción que me inquietó desde entonces: La
Cautiva, en la versión de Jorge Cafrune. El hombre poderoso era un
Cacique que le cantaba a su amada, una cautiva cristiana, con una
ternura que conmueve.
El problema es que esa canción rompía todo nuestro imaginario,
daba por tierra nuestro sentido común construido durante horas de
cine continuado. Hollywood nos había enseñado, pacientemente, que
los indios eran salvajes, bárbaros, estúpidos que corrían en círculos,

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Raúl Alfredo Guevara

golpeándose la boca, alrededor de unas carretas mientras los blancos


los asesinaban impunemente.
Desde entonces se encendió una luz de alerta en mi conciencia,
unos pocos años después llegaron a mis manos los textos de Arturo
Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Murray, José María Rosa, Juan José
Hernández Arregui, y algunos otros, que devoré con avidez.
Durante todo el verano seguí vinculado a aquella maestra normal
que se había tomado tan a pecho su trabajo. Me llevaba a nadar al Río
de la Plata que todavía no estaba tan contaminado, a la playa que esta-
ba al lado del Puerto de Olivos. Me mostraba sus poesías y me esti-
mulaba a escribir.
Ya hombre, ya maestro, he buscado por años a esa mujer para
agradecerle. Hace más de dos décadas fui a su casa de la calle Río de
Janeiro, en Buenos Aires, pero ya no vivía ahí.
La he buscado en la guía telefónica, y en internet. Pero es difícil,
en este país, encontrar a alguien que se llama Mirta Fernández que,
además es maestra.
Ha marcado mi vida para siempre. Me ofreció los primeros cris-
tales para mirar el mundo de manera diferente. A los once años los
tomé sin saber lo que podría llegar a ver y desde entonces he incorpo-
rado otros, que aquí comparto.
Su nombre completo es Mirta Inés Fernández Raffo, si no le lle-
ga como agradecimiento, que sirvan estas líneas para homenajearla.

Otros agradecimientos.
Dado el contenido del primero los que siguen sabrán comprender
por qué han quedado relegados.
Esto que comenzó como una ponencia de quince páginas en un
Congreso de Historia de la Educación en 1996 fue creciendo como
documento de cátedra. Por eso, a mis leales y tan queridas compañe-
ras de la cátedra de Historia de la Educación, de la Universidad Na-
cional de Lomas de Zamora, Zunilda Trinidad y Liliana Cicala, que
ponían en juego estas ideas y me presentaban los problemas teóricos y
las inconsistencias que provocaban los abiertos debates con los alum-
nos, va mi reconocimiento interminable.
A una cantidad de alumnos que alguna vez hicieron una o más
preguntas sobre algún tema puntual poniéndome en aprietos porque no

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había pensado sobre ello y me obligaron a hacerlo. Puedo nombrar a


unos cuantos sin que ellos sepan que yo pueda recordarlos y mucho
menos recordar qué fue lo que preguntaron que me provocara re-
flexión: Luciana Zalazar, Valeria Mallo, Johanna Reggi, Lisandro
Abrego, Miguel Angel Amarilla, Romina Bifano, Cecilia Díaz, Paola
Avalos, Belén Steiman, Lucas Sotelo, Yanil Gutierrez, Victoria Lago,
Noelia Perez, Melisa Lopez, Analía Fernández, Florencia Gujis, Ale-
jandra Zapunar, Ana Vedovato, Graciela da Costa Torres, Andrea
Balke, Maria Paz Casazza, Sabrina D´Elía, Maria Laura Vazquez,
Julieta Arias, Celina Stinga, Alondra Cerviño, César Talavera, Gracie-
la Salvatierra, Cyntia Petrizzo Ruiz, Fernando Demir, Erika Maris-
cal Riveros, Gastón Lecke Luraghi, Lourdes Viamonte Leme, Nata-
cha Gutiérrez Alarcón, Pablo Verdún, Mariela Rojas, Paula Peralta,
Sergio Perez, Silvia Alejandra Bartel, Victoria Berte, Virginia Paula
Rodriguez, Graciela Russo, Micaela Tuñez Baqué, Viviana Giaccone,
Romina Irala, Noe Calveyra, Martín Gonzalez Leal. Y tantos otros
que mi precaria memoria no ha podido registrar.
A los colegas que generosamente leyeron los borradores y me
hicieron llegar aportes, dudas, cuestionamientos, datos, respuestas,
inquietudes: Marta Piñeiro, Raquel Gail, Valeria di Loreto, Liliana
Ghisolfo, Carlos Chino Fernandez, María Rosa Pividori, Juan Ignacio
Pividori, Sonia Bauer. Todos ellos me ayudaron a ampliar sustancial-
mente el texto. Internet tiene el prodigio de poder contactar colegas
de latitudes lejanas y obtener sus respuestas tempranamente. Además
nos deja en la Bandeja de Correos Recibidos, la memoria clara de
quienes contestaron, de quienes no pudieron hacerlo por estar metidos
hasta el cuello en las aulas, como Diana Hamra, Federico Martín Ma-
glio, Alejandra Díaz Biglia, Rafael Mazzini. De los que respondieron
cuando sólo faltaba escribir estas líneas para comenzar la impresión
del libro, y a tantos otros, que acercaron sus palabras de aliento.
A mis alumnos del Instituto Superior de Formación Docente Nº
10, que trabajaron con tantas versiones ―beta‖ de ―Cristales para mi-
rar‖ tal el nombre original.
A Rosana Polifroni y Cristian Lucero del Bondi Nacional y
Popular que ponen en juego, cada sábado con alegría, y sin sa-
berlo, las categorías que aquí se analizan.
Tandil, Julio 2012

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Raúl Alfredo Guevara

¿Para qué sirve Cristales?


Notas marginales para la edición 2017.
La primera edición de 2012 se agotó en menos de 2 meses. Al
poco tiempo se inundó la ciudad de La Plata y la editorial quedó bajo
agua. Asumí que una segunda edición obligaría a tipear todo de nue-
vo. Su costo era caro para mi gusto.
Pensé entonces que mis alumnos deberían tener la oportunidad
de adquirir el libro a un precio cercano al costo del mismo texto foto-
copiado. Es ocioso aclarar que aquí no hay fin de lucro, por eso el
copyleft y el acceso gratuito a la versión digital para quien lo desee.
La segunda edición de 2014, fue la primera ―de autor‖ como lo
estipula la normativa vigente. Tuvo algunas correcciones respecto de
errores de tipeo y muy pocas cuestiones de forma que la mejoraron.
Fue una alegría poder brindarla a un costo muy inferior al de la
primera edición, aunque habían pasado dos años y, en nuestros países
dependientes, endeudados y empobrecidos, eso supone inflación.
Esa edición se agotó en un cuatrimestre. Cuando estoy termi-
nando de arreglar cuestiones secundarias de esta tercera edición, el
libro digital ya ha sido consultado por casi 4000 personas de lugares
increíbles para mí, por internet. Además circula profusamente fotoco-
piado en instituciones secundarias y terciarias del sur del conurbano
bonaerense.
Aquí debo decir que en 2015, en conversaciones con dos colegas
que leyeron obligadas este texto, me preguntaron, por separado,
¿Cómo es posible que ―Cristales‖ que va paralelo a los pensadores de
la colonialidad, no haya tomado ese concepto esencial?
Patricia Pellegrino y Laura Goya me introdujeron en ese inquie-
tante mundo del Grupo modernidad/colonialidad. No doy abasto con
sus apasionantes lecturas, definitivamente, mi producción no será la
misma, aunque he encontrado discrepancias con algún enfoque los
acuerdos en la esencia movilizan mi pensamiento, he estado más de 30
años, sin saberlo, pensando en la misma línea. 1

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Llenan mis febriles lecturas de la perspectiva decolonial quienes desde la filosofía, la episte-
mología, la sociología, la antropología, la pedagogía y la crítica literaria han aportado miradas
profundas: Aníbal Quijano, Enrique Dussel, Edgardo Lander, Ramón Grosfoguel, Walter Migno-
lo, Agustín Lao-Montes, Zulma Palermo, Catherine Walsh, Arturo Escobar, Fernando Coronil,
Javier Sanjinés, Santiago Castro-Gómez, María Lugones, Nelson Maldonado-Torres.

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Para prologar esta edición o a modo introductorio se me ocurrió


preguntar a muchos de los lectores ―¿Para qué sirve Cristales?‖ y en
48 horas recibí una verdadera catarata de repuestas. Desde una sola
palabra, una frase, una oración, un párrafo y hasta verdaderos desarro-
llos de la cuestión planteada. Quiero agradecer a quienes participando
diciendo sus pareceres sobre Cristales, lograron que mi hermanita
Patricia Pereira, que tiene el ejemplar desde la primera edición, final-
mente lo leyera. Las enumero con sus nombres feizbukeros que en
algunos casos coinciden con personas reales y en otros son ―nicks‖
pseudónimos que, desde la asunción del gobierno de derecha, muchas
han tenido que adoptar para evitar represalias laborales, uso ―muchas‖
deliberadamente, porque los pocos varones que han escrito se mueven
en ambientes predominantemente femeninos y ya están ―acostumbra-
das‖, ellas son, por orden de aparición y sin haberles respetado lite-
ralmente lo que han dicho ya que esto hubiera llevado 19 páginas:
Cecilia A Diaz, Karina Mauro, Carolina Berrutti, Maria Lopez, Leo-
nardo Ariel Viñoles, Patricia Pellegrino, Maria Lopez, Sonia Alejan-
dra Casariego, Mariela Morales, Corrado Sandro Trigilia, Carla Diz,
CCamilam Quevedo, Cesia Vera Costa, Flavia Gòmez, Lujan Gonza-
lez, Débora Verona, Graciela Grace, Alondra Cerviño, Anahí Ponce
Carpinelli, Janita Trovalesi, Ana Villalba, Marcela Adriana Insua,
Liliana Ghisolfo, Martin Gonzalez Leal, Yanil Gutierrez, Noelia Ro-
mero, Karina S Mendonca, Andrea Cecilia Matto, Griselda Pallarols,
Nayla Gomez, Adriana Aguin, Analía Bernadó, Mariel Malizia, Ma-
riela Soledad Ruiz, Lucia Mareco, Beatriz Sassi, Laura Villalba, Cin-
tia Anabel Veiras, Laura Andrea Ghilino, Laura Zaldua, Cecilia Laura
Rivas, Maria Eugenia Bustillo, Mariela Blanco, Ana Roma, Mariana
Raetz, Selva Jaime, Celeste Montiel, María Eugenia Toledo, Johanna
Reggi, Maria Florencia Stella, Mariela Rojas, Nora Vieyra, Camila
Guardia Dhers, Veronica Iglesias, Fernando Demir, Damián Bascietto,
Alba Barreto, Lucia Puebla, Claudia Paz, Juan Ignacio Pividori, Erika
Mariscal Riveros, Florencia Gujis, Lucia Guerra, Mariela Lacaze,
Romina Graziano, Claudia Cristina Varela, Natacha Lorena Caride,
Leticia Lopez, Sandra Cueto Fontalba, Barbara Castorina, Lucila
Guasch, Maru Gutiérrez Maj, Cyntia Vizgarra, Marcela Olivares
También hay más de cien ―megustadoras‖ que no han repondido, pero
han leído con complacencia.

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Raúl Alfredo Guevara

Trato aquí de sintetizar ya que de otro modo estaría a punto de


escribir un nuevo capítulo sólo con las apreciaciones. Pasen y vean lo
que escriben los destinatarios.
Sirve para:
Deconstruir y construir, para subvertir costumbres e ideologías...
para perder la comodidad que nos brindan las naturalizaciones, para des-
confiar, mucho. Para enojarse, para desempolvar los sueños y utopías. Para
comprender el origen de las grandes injusticias sociales. Para no confundir
contrahegemonia con alternativa... siempre captada por los grupos de poder.
Para patear el tablero...mezclar las cartas y volver a dar...
Cuando uno es estudiante y lo lee por primera vez, siente que todo lo
que creía se derrumba. Da vértigo! Nos permite pensar que todo podría ser
distinto. Que nada es natural sino fruto de las construcciones sociales, y de
la fuerza de los eternos grupos de poder. Cristales es el primer cachetazo
liberador.
¿Para dejar de creer?... ¿Para ver la luz? Para... ¿Terminar con la
farsa?... Para... Abrir la mente, desanzonzar ¿Pintar la vida con otros colo-
res? Para mirar/se/nos y dejar de "creer" que vemos y para ver mucho más
allá del horizonte. Para desestructurar con mirada y pensamientos críticos y
no creer en los discursos. A leer entre líneas.
Para desandar el camino y cuestionar lo aprendido, Cristales es un
gran primer paso. Siempre que pienso en cristales, pienso en el hallazgo de
la elección del título; porque cuando cambiás el cristal, o lo quitás, y dejás
de ver las sombras que se proyectan en la pared, ya no hay vuelta atrás, el
mundo se te presenta de otra forma; sin embargo también nos permite enten-
der, que mientras el otro no cambie, o quite, el cristal no podrá ver las cosas
de la misma forma y no es malo ni tonto, simplemente mira las cosas como se
las enseñaron a mirar...
¡Para despertar! Para comprender que pensar no duele.
Para pararse en la vereda de enfrente, para zamarrear las ideas esta-
blecidas, para poner nuestra cabeza patas arriba...
Para desterrar de las estructuras de pensamiento las representaciones
propias de los opresores que nos instalan en cada práctica social y política
como oprimidos... para desnudar las relaciones de poder que obturan la
capacidad de pensar nuevas y mejores realidades... desubjetivarnos y resub-
jetivarnos al permitirnos cambiar los cristales con los que interpretamos la
realidad histórica y social...
Para abrir los ojos, desnaturalizar, criticar, cambiar, para romper y
visibilizar supuestos implícitos. Para entender la complejidad del entramado
social, sin caer en simplismos ni ingenuidades. Vale la pena leer, y releer.

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¡Para repreguntarse todo! ¡Generar preguntas! Leer entrelineas, enta-


blar relaciones y entender el origen de muchas cosas en la educación.
Para entender que el mundo podría ser distinto, un lugar mejor y más
justo. Para demostrarnos que las herramientas para poder ver la realidad
hacerlo, están a nuestro alcance... ¡y no lo sabíamos! Para ver la realidad
oculta tras el velo del poder...para ver en cada rincón el detalle de lo que nos
quieren invisibilizar... ¡y para que cada uno desde su propio lente pueda
hacer su propia interpretación! Invita a reflexionar que hay detrás, del bien
cultural para construir otras miradas sobre los acontecimientos sociales
naturalizados.
Para dejar de pensar que nos caemos del mapa y entender la profunda
ceguera a la que nos invitan a diario, para poder romper los moldes de una
mirada acabada, violentada y mutilada de las cosas.
Para ponerse en el lugar del otro. Incluso para entender cómo piensan
aquellos que nos dominan. Para desnaturalizarnos tenemos que tomar con-
ciencia desde que lugar criticamos, cuestionamos, aceptamos. Pensarnos
cómo seres partícipes en los avances y retrocesos sociales, para desenmas-
carar que detrás de todo está el Poder, la hegemonía, la que domina.
Para conocer y descubrir nuestro lugar en el mundo, descubrir que el
concepto de "verdad" es una construcción social e histórica... ¡Para ver el
mundo!
Cristales te pincha el globo de la ficción y no es joda, podemos ver con
ojos que no habíamos estrenado. Te deja más preguntas que respuestas...
Para sacar la telaraña que tiene nuestra visión tan subjetivada. Nos invita a
dejar de ser ovejas que siguen al rebaño.nos invita a pensar; a ver una reali-
dad que desde la escuela nos ocultan o la cuentan de manera mentirosa.
Para poner en duda las certezas. Para desnaturalizar la historia y tener voz
propia,para accionar mirando desde distintos ángulos
Cristales sirve para 2 cosas una para dialogar con uno mismo y reco-
nocerse en su propia ignorancia y la otra para polemizar con el autor sobre
la contrahegemonia.
Me ha servido para ver y mirar, para comprender y entender; para
descubrir y descubrirme; para acercar a mis colegas a nuevas formas de
mirar, comprende y trasmitir la historia.
Para desnaturalizar, comprender el concepto de otredad, multiplici-
dad... Y sobre todo para darte cuenta que cuando crees que más sabes más
cosas aun te faltan aprender!, para transformar las afirmaciones en pregun-
tas.
Cristales nos posibilita alejarnos sanamente de los reduccionismos…
como libro de cabecera !para reventar cosmovisiones, sirve para movili-
zar/se. Podes permitir/te amarlo, odiarlo, interpelarlo, pero bajo ningún

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Raúl Alfredo Guevara

punto de vista quedar/te quieto durante el viaje, sirve para darnos cuenta de
que podemos ser otro ladrillo en la pared o romper muros... Y después que
cada uno haga con eso lo que pueda...
Para volver a mirarnos, con otros conocimientos... Porque no todo es
como nos lo contaron... Porque el "otro", soy "yo", porque la patria es el
"otro"... Ese otro, diferente, silenciado, popular....
La realidad la construimos influenciados por mecanismos hegemónicos
que nos sumergen en una lógica eurocéntrica, que mediante un único discur-
so, escriben la historia del mundo según su conveniencia. En esa historia los
latinoamericanos somos los del borde... los sub-todo. Necesitamos sacarnos
los cristales que nos implanta el poder... conectarnos con los cinco sentidos y
la mente con nuestro entorno real, que nadie nos cuente lo que pasa. El
conocimiento desde nosotros y para frenar al capitalismo racista en que
vivimos. Hacer un mundo más justo, tomando el poder de mis pensamientos y
reflexionando sobre toda la basura que acepte por tantos años que me metie-
ran en la cabeza. Elegir y dirigir mis acciones hacia libertades contra
hegemónicas.
Para volver a empezar viendo la "obra", no del lado del show donde se
muestra la historia que se quiere contar, sino detrás de bambalinas
Cristales es tomar conciencia, es posicionarnos, es despertarnos! Mi-
ramos a través de ellos, es inevitable, pero de algo estoy segura y es que
después de leerlo vamos a ver más allá
Me sirvió para reencontrarme con mis orígenes. Para despejar... en-
contrar nuestra esencia.
Al leer cristales nuestras tormentas se van disipando y ese manto de
ruido se va diluyendo, comenzamos a entender, aprendemos a expresar en
palabras con conceptos teóricos todo aquello que no cerraba, nos propone
en cada capítulo mirarnos y al volver a leerlo algo nuevo aparece y nuestra
mirada vuelve a cambiar, esa mirada diferente y presente, ese otro invisible
aparece, nos acerca al cercano y nos aleja del formato impuesto...
Cristales, sirve para ver la realidad desde otro lugar, para abrir puer-
tas que inviten a pensar. Para tener a mano a la hora de pensar una clase
(en caso de ser docente).
Ahora eso sí, una vez que miraste con estos Cristales no podés hacerte
el boludo.

Lomas de Zamora, 7 de agosto de 2017

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Si todo es según el cristal con que se mira,


conviene saber qué anteojos y anteojeras
nos han puesto, parecidas a esas gafas
oscuras que usan muchos nativos con los
que logran ignorar los verdes de nuestros
campos y los azules de nuestros cielos,
acomodados al matiz uniforme
adquirido en una casa de óptica.

Arturo Jauretche2
Introducción
He enseñado, durante años a mis alumnos, que la introducción se
escribe al finalizar. Y así es en este caso.
Para comenzar escribí un índice que fue modificado una y otra
vez.
En este texto se vuelcan algunas de las cuestiones escritas en el
fragor de la docencia.
Comparto mis lentos descubrimientos de zonceras en el más pu-
ro estilo jauretcheano. La desnaturalización es un ejercicio intelectual
apasionante, esencialmente contrahegemónico: obliga a develar el
significado de la vida y de la historia que, desde los sectores de poder,
se nos impone y conforma nuestro sentido común.
La docencia en tres niveles de enseñanza me ha otorgado expe-
riencias y evidencias que, en general, no encontré en los libros. Y ésta
fue la idea: no escribir sobre lo que ya está, a menos que resulte nece-
sario para transformarlo. Bucear entre palabras que parecen inocentes
pero que enmascaran formas de entender el mundo, cosmovisiones,
ideologías de dominación de las conciencias. Encontrar las sombras,
tras las sombras, como ha dicho de mi Marta Piñeiro.
A fines de 2004 me invitaron a participar como columnista del
noticiero Eco TV, en el canal de cable de Tandil. La columna se
llamó "Cristales para mirar la educación" y se emitió cinco minutos
todos los viernes, alrededor de las 21 horas. La experiencia fue rica y
se extendió durante todo 2005. Traté los mismos temas teóricos que en

2
JAURETCHE, Arturo (1957), Los profetas del odio y la yapa: La colonización pedagógica.
Peña Lillo Editor, Buenos Aires

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Raúl Alfredo Guevara

clase, con un público más amplio. Sentí entonces la obligación de


allanar el vocabulario, de hablar con sencillez, pero sin resignar con-
ceptos. En 2010, con un grupo de compañeros fundamos el Bondi
Nacional y Popular, para ofrecer formación política a los jóvenes que
se apresuraban a participar en la primavera democrática que estamos
viviendo. Derivamos en un programa de radio los días sábados. En
2011 en FM Pasión desde el mediodía y en 2012 en FM Nitro por la
mañana. Allí discuto al aire estos conceptos semanalmente.
En este texto no están todos los temas que traté en televisión o en
la radio. Quedan en el tintero cuestiones sobre el sistema educativo
provincial, la universidad pública, las gestiones municipales en educa-
ción, la cotidianidad de lo educativo más allá de las instituciones esco-
lares que con certeza publicaré dentro de un tiempo.
Este libro, se propone brindar herramientas para pensar la reali-
dad social: no son nuevas, no revolucionan la teoría social. Son las
lentes ordenadas que fui reuniendo laboriosamente a lo largo de los
años con la mirada, el olfato y el oído atentos, expectantes y suspica-
ces a lo que se nos presenta como realidad unívoca, a sabiendas de que
está llena de matices que la solapan. De allí el título.
Tiene más pretensiones didácticas que teóricas. Por eso juega
permanentemente con la elaboración de teoría, con la cita erudita y
con el ejemplo cotidiano. Sin embargo mi lectura detenida de los
textos de Gramsci me ha permitido organizar varios capítulos de este
trabajo con sus instrumentos de análisis.
Me ha llevado mucho tiempo sistematizar, para mí mismo, estos
conceptos desperdigados en las Ciencias Sociales que abracé hace 40
años. Las preguntas oportunas de mis alumnos me permitieron explo-
rar cuestiones que nunca imaginé. Ciertamente deben ser muchas más
las que no entendí, o aquellas en que no supe percibir la profundidad
que encerraban. No siempre estamos alertas a las demandas de los
ocasionales interlocutores. Esta es una profesión tan solipsista que
acostumbra el oído a la propia voz. La mente solo acepta ―lo que está
escrito‖ como única fuente posible de conocimiento valedero. Cierta
vez, intercambiando sobre estos temas en la Universidad del Centro
con Claudia Van der Horst, ella afirmó con certeza:"Detrás de todo
esto está la hegemonía". Y fue revelador. Esa constatación terminó
de organizar los borradores y darle el soporte teórico que andaba bus-
cando a tientas. Hace tiempo marchó con su familia a Holanda, en
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una de esas tantas diásporas de jóvenes trabajadores que sufren nues-


tros países del tercer mundo. Vaya mi agradecimiento a la distancia.
Aquí me he preguntado reiteradamente ¿Dónde está escrito?
¿Quién lo escribió? ¿Cuándo? ¿Por qué?
La mayoría de los textos que pasan por las manos de nuestros es-
tudiantes no fueron escritos ni en su localidad ni en su provincia y, si
están escritos en su país, la imprenta suele situarse en la capital de ese
país. Los autores son mayoritariamente hombres blancos urbanos que
pertenecen a los sectores medios y altos de la sociedad.
Esta obra guarda una unidad. Su estructura está definida por el
índice, si se sigue el orden numérico de los capítulos se estará proce-
diendo de un modo deductivo. Es decir se irá de lo general a lo parti-
cular, de los conceptos primeros a sus materializaciones, de las ideas a
los hechos. Cada capítulo tiene una constante interacción entre la idea
y el ejemplo que presento en recuadros, gráficos, imágenes y notas al
pie.
Cito autores textualmente en algunas ocasiones porque explican
mejor que yo lo que quiero decir. Las citas se encuentran en recua-
dros con línea simple. Aunque hay cientos de lecturas detrás de todo
esto he tratado de no presentar un collage ecléctico como los que en
muchos casos se utilizan para protegerse recurriendo a la autoridad de
otros.
Puede leerse también desde un camino diferente, es decir del
ejemplo a la idea. En los recuadros de doble línea, con letra cursiva
hay ejemplos prácticos.
El libro admite, lecturas independientes de los capítulos.
En los Capítulo 1 a 4 propongo al lector que se mire a sí mismo
y vea a ―el Otro‖ explicando las cuestiones de poder que subyacen en
las relaciones humanas. El ―académico‖ nombre del Capítulo 4 res-
ponde a las preguntas insidiosas ―¿por qué no? ¿Quién se opone?‖, al
fin y al cabo de eso se trata la Contrahegemonía. Su título es sólo
anecdótico y por pura diversión. Este capítulo no estaba en el diseño
original del libro. En el segundo cuatrimestre de 2009 me tocó, en la
Universidad de Lomas de Zamora, un grupo de alumnos excepcional-
mente inquisitivo y el intercambio me forzó a darles respuestas.
De los 120 inscriptos, 55 asumieron el compromiso de aprender
activamente partiendo de sus demandas e intereses y con claros plan-
teos sobre lo que querían saber. Sin pudores, sin temor a exponerse,
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Raúl Alfredo Guevara

con el placer solidario de compartir preguntas, respuestas, hallazgos.


Me exigieron un trabajo intelectual que me devolvió las ganas de en-
señar y la certeza de que podría hacerlo nuevamente, después de más
de 30 años en el oficio.
Internet fue un aliado. Entre clase y clase se aclaraban dudas
como si se tratara de una cursada virtual.
Cuestiones que yo creí suficientemente claras en el Documento
de Cátedra que está en la génesis de este texto, resultaron ser herméti-
cas, de imposible o difícil comprensión, y otras eran tan ambiguas que
se prestaban a un abanico de interpretaciones propias de la cultura
massmediática de videoclip en que vivimos.
El Capítulo 5 resultó como natural desdoblamiento del anterior.
¿Qué es lo alternativo? Alternativo y revolucionario... ¿son sinóni-
mos?
En el Capítulo 6, luego de la profundización de algunas nociones
atravesadas sustancialmente por la omnipresente hegemonía, pido al
lector que tome partido.
En el Capítulo 7 me pregunto ¿qué mirar? y ofrezco mis ―crista-
les‖.
Los Capítulos 8, 9 y 10 ponen en juego aquellos conceptos que
al principio presenté con intención exclusiva, y casi esencialmente,
didáctica pero no escolar. Quieren ser disparadores que dejen expues-
tas, descarnadamente, algunas cuestiones que la ideología ha incorpo-
rado en el sentido común para que ni siquiera podamos permitirnos
dudas. La única condición para abordar estas lecturas es tener la dis-
posición necesaria para superar ciertos dogmas escolares con la mayor
apertura intelectual. Aquí se muestran con crudeza cuestiones que
―siempre han sido así‖ y que ―no podrían ser de otro modo‖. Sin em-
bargo solo se trata de la ideología que los maestros y los medios de
comunicación difunden a-críticamente generación tras generación
incluso afirmando ―yo no tengo ideología política‖ y ―lo que difundo
es objetivo‖.
Por eso, si quien lee estas líneas se dedica a la docencia, trabaja
en un medio de comunicación o es un lector que prefiere lo concreto,
lo cotidiano como camino para llegar a la abstracción compleja, le
sugeriría que comenzara por leer estos capítulos (8, 9 y 10) inmedia-
tamente después de esta apresurada introducción.

18
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Una vez interpretados estos temas se verá favorecida la com-


prensión del material teórico que aparece en el resto del libro y se
obtendrá mayor provecho. Esta prevención la tomo habida cuenta de
mi experiencia con la lectura de Paulo Freire y su Pedagogía del
Oprimido cuando estudiaba magisterio. Ese texto lleno de conceptos
que no aparecían en el diccionario de uso corriente y mucho menos en
el vocabulario que manejábamos los politizados estudiantes de enton-
ces me obligó a cerrar el libro que encontré tan ajeno a mis intereses.
Tuve que posponer su lectura por años. Allí comprendí que no estaba
escrito para ser leído por los oprimidos, al menos no en su etapa de
conciencia alienada y mucho menos por lectores que habíamos sido
formados para reproducir el orden establecido y la ideología dominan-
te.
El capítulo 10, aunque breve, merece la atención de los que cre-
en que la educación es un bien en sí, para los que no se atreven a cues-
tionar la obligatoriedad ni a imaginar una sociedad sin escuelas.
El capítulo 11 es una reflexión de final abierto.
Todo este trabajo pretende ser una provocación. Aunque tiene
algo de texto académico y algo de material de difusión, está escrito
para un público amplio y tiene una intención íntima de que pueda ser
leído y comprendido por estudiantes de carreras docentes, maestras en
ejercicio, periodistas, y militantes sociales. Por eso, a los que se fasti-
dian cuando hay cuestiones teóricas por delante y cierran el libro sin
avanzar, los invito a saltear el capítulo que los aburre en la certeza de
que en el siguiente o en el otro encontrarán algún cristal puesto ahí,
intencionadamente desperdigado, para que cada lector pueda apropiar-
se del que le guste.
Por razones de extensión debí excluir de esta edición las conside-
raciones, que trabajo en mis clases, sobre la relación Hegemonía-
Tiempo-Espacio. Seguramente terminarán en un pequeño libro que
pueda desarrollar mejor los borradores que hoy quedan fuera.
Mi muy querido amigo, el cura villero Jorge Goñi, me enseñó en
mi adolescencia -con su testimonio de vida y con su compromiso- que
para poder ver, inexorablemente, el primero de los cristales debe per-
mitirme dudar de todo lo establecido. Escuchar y mirar en silencio
con profunda atención y recién después actuar en consecuencia.

19
Raúl Alfredo Guevara

Al fin y al cabo, si todo es ―según el cristal con que se mira‖,


brindo aquí los míos, en la indisimulada intensión de que otros quieran
compartirlos.

Raúl Alfredo Guevara


Tandil, julio de 2012

20
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 1.

El Otro
1. Consideraciones preliminares
Los criterios de cientificidad de las Ciencias Sociales difieren de
los de otras áreas. Si bien, con el afán de que parezcan más serias, les
han aplicado miradas desde algún sector de las Matemáticas, o prove-
nientes de las Ciencias Biológicas y Naturales, puede afirmarse que
estas ciencias son siempre provisorias, como todas las ciencias, que en
ámbito del saber intenta aproximarse a la verdad, siempre relativa,
circunstanciada temporalmente. Hay hechos objetivos pero su inter-
pretación dependerá, como veremos, de los ―cristales con que se mi-
re‖, lo que explica el título de este trabajo.
Las Ciencias Sociales son consideradas un área de saber en el
ámbito educativo y, como tal, un espacio interdisciplinario de produc-
ción e interacción desde las múltiples perspectivas de saberes que -
explicando los hechos, sucesos y acontecimientos humanos- se com-
plementan. Como me apunta Carlos (Chino) Fernández, la especifici-
dad de lo social está en lo ―relacional‖ (cuando del Otro se trata), no
tanto en la percepción que se tiene del otro desde Uno mismo. Aun-
que los sistemas educativos han preferido circunscribir las Ciencias
Sociales a la Historia y la Geografía, debemos considerar otras disci-
plinas, que tienen como objeto de estudio la sociedad o ―lo social‖
aunque en algunos casos, su estatus de ciencia es más controvertido.
Así Antropología, Economía, Etnografía y Etnología, Sociología,
Socio - Lingüística, Psicología Social, Arqueología, Demografía, Eco-
logía humana, Geografía humana, Derecho, Pedagogía, Urbanismo,
Ciencias de la Comunicación, Ciencia Política, Didáctica, Filosofía,
Teología, Semiótica, Semiología, Sociología jurídica, Trabajo Social.
El núcleo de lo social, si bien es el ―hombre‖ genéricamente o ―la
humanidad‖, lo es siempre colectivamente. Por tal motivo se las de-
signa ciencias del hombre, ciencias humanas o simplemente ―humani-

21
Raúl Alfredo Guevara

dades‖. Al decir de Foucault 3, las ciencias humanas no han existido


siempre, tienen apenas unos doscientos años en la cultura occidental.
Se pretende explicar el fenómeno social desde diversos ámbitos disci-
plinares que en su especialización suelen perder de vista la comple-
mentariedad. Cada explicación lleva, de suyo, una ideología, una
cosmovisión, una forma de ver el mundo.
En todos los tiempos y en todas las latitudes, los grupos humanos
han necesitado identificarse e identificar a otros. Llámense aldea, aso-
ciación, banda, burgo, caserío, casta, ciudad, clan, colectividad, co-
munidad, estado, familia, gremio, grupo, horda, linaje, nación, país,
provincia, pueblo, reino, señorío, sociedad, tribu, villorrio, o como
sea, la cuestión de la ―otredad‖ ha atravesado a la humanidad.
De eso trata este texto, de los Otros y Nosotros. De la Hegemon-
ía que se impone y que convence. De la Resistencia que se le enfrenta
tibiamente o con la tenacidad propia de la intransigencia que, opo-
niéndose, construye contrahegemonía.
Se interpelará al lector reiteradamente: ¿quiénes somos? ¿Quié-
nes creemos ser? ¿Quiénes decimos que somos? ¿En qué ―nosotros‖
nos incluimos y quiénes quedan fuera de él?
2. La definición de El Otro
Ya en 1966 Foucault planteaba el tema. La historia de lo Mismo
es la historia del orden de las cosas, de aquello que, para una cultura,
es a la vez disperso y aparente y debe, por ello, distinguirse mediante
señales y recogerse en identidades. Lo Otro es lo que no se compren-
de, lo que se desconoce o se conoce de modo incompleto y, por ello,
lo que se teme. Es el motivo para estar alerta, dispuesto a defenderse,
a atacarlo o a resistirlo si es necesario.
En el recuadro reproducimos la explicación que Foucault da de
su libro. Afirma que el disparador que lo motivó en una de sus obras
precursoras fue un texto de Jorge Luis Borges4, quien cita cierta enci-
clopedia china donde está escrito que:

3
FOUCAULT, Michel.(1984) Les mots et les choses. Una archéologie des sciencies hu-
maines. Editions Gallimart. Paris, 1966. En castellano, Las palabras y las cosas. Una arqueología
de las ciencias humanas. Planeta Agostini, Barcelona.
4
BORGES, Jorge Luis. ( 1960) El idioma analítico de Jhon Wilkins en Otras Inquisiciones,
Emecé Editores, Buenos Aires p.160

22
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

(…)los animales se dividen en: a) pertenecientes al Emperador,


b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f)
fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación,
i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con
un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que aca-
ban de romper un jarrón, n) que de lejos parecen moscas.

Michel Foucault5 explica, de este modo, lo que provocó en él


ese inquietante texto:

(...) de la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al pen-


samiento -al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geo-
grafía-, trastornando todas las superficies ordenadas y todos
los planos que ajustan la abundancia de seres, provocando una
larga vacilación e inquietud en nuestra práctica milenaria de lo
Mismo y de lo Otro.
(...)En el asombro de esta taxinomia, lo que se ve de golpe,
lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto
exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposi-
bilidad de pensar esto.
(...)No son los animales «fabulosos» los que son imposibles,
ya que están designados como tales, sino la escasa distancia en
que están yuxtapuestos a los perros sueltos o a aquellos que de
lejos parecen moscas. Lo que viola cualquier imaginación,
cualquier pensamiento posible, es simplemente la serie alfabé-
tica (a, b, c, d,) que liga con todas las demás a cada una de es-
tas categorías.

La cuestión del Otro, como veremos, no es menor para una com-


prensión cabal de las Ciencias Sociales. La necesidad de autoafirma-
ción, la pretensión cultural de comprender el mundo desde nuestra
particular cosmovisión hace que veamos a lo diverso como lo Otro, el
Alter.
Los siguientes apartados tratarán de elucidar o poner de mani-
fiesto un territorio del saber de límites y horizontes difusos, escurridi-
zos, que incomoda desde hace décadas a un número creciente de inte-
5
FOUCAULT, Michel. Op. Cit

23
Raúl Alfredo Guevara

lectuales que, aunque enuncian principios democráticos, siempre tie-


nen límites ideológicos o afectivos que les trazan fronteras impermea-
bles a la comprensión de la humanidad como un todo.

Estados Unidos invade Irak para terminar con la ―tiranía‖


de Sadam Husseim previniendo el uso de un enorme arsenal de
armas químicas que poseería ese país, establecer la democra-
cia y la libertad y extender los beneficios de la civilización.
Rápidamente apresan a Husseim y no encuentran armas
químicas. No obstante siguen ocupando Irak. Instalan un go-
bierno títere y gobiernan despóticamente sin consultar al pue-
blo irakí. Administran los riquísimos recursos petroleros del
país, quebrantan los más elementales derechos humanos, bom-
bardean y balean a civiles, secuestran, encarcelan, torturan,
violan.
Si esto es la civilización, la democracia y la libertad... segu-
ramente los ―beneficiados‖ estarán dispuestos a renunciar a
tan ―sabrosos‖ beneficios al punto que cuando se cumplieron
dos años de la invasión se realizó una multitudinaria marcha
en Bagdad pidiendo el fin de la ocupación militar.

La democratización sin ―demos‖ parece ser una constante en el


pensamiento y en el hacer de lo que conocemos como ―occidente‖. Lo
Otro está fuera de ―nuestra‖ comunidad, nación, sexo, edad, clase
social, hábitat, territorio, cultura, incluso está fuera de nuestro tiempo.
Lo Otro es lo extraño, lo insólito, lo singular, lo original, lo ―desusa-
do‖, lo infrecuente, lo inconcebible, lo inexplicable, lo exótico, lo
sorprendente, lo inverosímil, lo absurdo, lo ―anormal‖, lo raro, lo ridí-
culo, lo extravagante, lo inadecuado, lo ajeno, lo distinto, lo diferente,
lo diverso, lo extranjero, lo opuesto, lo contrario, lo inadaptable, lo
impropio, lo incorrecto, lo ―inmoral‖, lo demás... Lo Otro puede estar
fuera o dentro mismo de nuestro espacio de relación social.
Aunque no hay exhaustividad en la enunciación precedente,
obsérvese de qué modo nuestra lengua ha producido infinidad de adje-
tivos para calificar y aún clasificar en una taxinomia social dicotomi-
zante a todo lo que esté fuera, en el plano colectivo, de lo Nuestro y de
lo Ajeno, y en el plano individual de lo Suyo y de lo Mío. No tene-
24
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

mos una identidad unívoca. Adquirimos identidad por medio de una


constelación de afinidades constitutivas de nuestra cultura, matizada
por variables más o menos precisas, a la vez que por adversidades
confrontativas extendidas, desplegadas en todas las direcciones de
nuestra vida de relación.
Las variables que pigmentan nuestra cultura, que intentaré des-
menuzar seguidamente, se combinan para naturalizar los arbitrarios
culturales. Todos los calificativos que pueden aplicarse a lo Otro, a
lo que intranquiliza y hasta causa temor por su proximidad y por su
incomprensible tozudez en permanecer distinto, se refieren tanto a los
extranjeros como a los que, conviviendo en una misma comunidad,
incluso en una misma familia, resultan incomprensibles para ―Uno‖.
El loco (del latín, Locus: lugar) es alguien ―fuera de lugar‖, el que no
se comporta como ―Uno‖ y tiene la preocupante alteridad de estar
comprendido en el Mismo universo. Todo lo que Uno no puede com-
prender es designado ―locura‖. La locura es ajena, es lo Otro:

(...) lo que para una cultura, es a la vez interior y extraño y


debe, por ello, excluirse (para conjurar un peligro interior), pe-
6
ro encerrándolo (para reducir su alteridad)

Se aplica del mismo modo a culturas y civilizaciones vecinas,


atribuyéndoles incluso el monopolio del mal, demonizándolas. Toda
sociedad o grupo que se maneje con lógicas diferentes de las nuestras
puede llegar a causar terror.
En occidente se ensalza la Resistencia Francesa a la ocupación
nazi alemana de la Segunda Guerra Mundial. Ésta, aún con escasos
recursos, utilizó todos los medios a su alcance mientras el territorio
estuvo ocupado: sabotaje, terrorismo, guerrilla, obstrucción, falta de
colaboración, hostilidad. No sólo en Francia un número significativo
de civiles se mostró dispuesto a dar la vida para expulsar al invasor,
los guerrilleros yugoeslavos, soviéticos e italianos comparten la gené-
rica designación de partisanos rodeada de un ennoblecedor folklore
gracias a que todos estuvieron en el bando que derrotó al nazismo.
Su comportamiento se califica como ―heroico‖, ―noble‖, ―ejem-
plar‖.

6
FOUCAULT, Michel. Op. Cit.

25
Raúl Alfredo Guevara

Los partisanos en general y la Resistencia Francesa, en particu-


lar, son el ejemplo a imitar. Pero cuando los argelinos resistieron la
ocupación colonial francesa, años después, con la misma actitud que
los patriotas franceses habían mostrado contra los expansionistas ale-
manes, ni más ni menos, se designó ―delincuencia terrorista‖ al patrio-
tismo argelino.
Hay una moral que no es genérica, no se aplica a todas las situa-
ciones. Sólo designa el bien cuando éste nos favorece, nos protege,
nos beneficia. Esa misma actitud es ―inmoral‖ cuando la practica el
Otro con / contra Nosotros.
Dice AUGE que no existen

(...) sociedades que, de un modo más o menos estricto, no


hayan definido una serie de relaciones ―normales‖ (instituidas
y simbolizadas) entre generaciones, entre primogénitos y cade-
tes, entre hombres y mujeres, entre aliados, entre linajes, entre
grupos de edades, entre hombres libres y cautivos, indígenas y
7
extranjeros, etc.

El Otro es ―objeto‖ de sentido. Se hace palpable cuando noso-


tros le atribuimos entidad, lo identificamos, lo hacemos visible. A la
vez es ―sujeto‖, lo que el Otro elabora como propio, lo que confronta
individual o colectivamente con Uno.
Esta certeza que tenemos de la existencia de Otra identidad y
Otra subjetividad -que se proyecta interdictando nuestras verdades,
certidumbres y creencias-, es lo que nos inquieta, nos da curiosidad y
nos atemoriza sucesiva o simultáneamente.
Para comprender como operan estas configuraciones de imagina-
rios múltiples debemos bucear en el concepto de hegemonía que es,
en este texto, la gran categoría de análisis que atraviesa todos los con-
ceptos ordenadores que aquí se desarrollarán.

7
AUGÉ, Marc. (1996) El sentido de los otros. Paidós, Barcelona

26
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 2.

Hegemonía
1. Una definición
La Hegemonía es una construcción dinámica y activa que cuenta
con la complicidad o la anuencia de quienes no se resisten y aceptan
pasivamente, ―naturalmente‖ la vida que ―el destino‖ les tiene asigna-
da.
Es un término griego que proviene de hegemon: guía. En senti-
do extenso significa guiar, conducir, encauzar, encaminar, gobernar.
En la Antigua Grecia servía para designar la supremacía política y la
dirección militar que la ciudad-estado más importante (hegemónica)
ejercía en una confederación permanente o temporaria de ciudades.
La terminología política actual utiliza el concepto para designar
el grado avanzado de influencia que permite a un Estado convertirse
en el conductor ejerciendo la dirección de las relaciones internaciona-
les, de la política interna, de las relaciones sociales de clase, de géne-
ro, de etnias, de colectividades, de nacionalidades, de ciudadanos y
habitantes. Esa conducción hegemónica se concreta a través del con-
senso y, si resulta necesario, la coerción.
Desde aquí se definirá la preponderancia de la acción hegemóni-
ca de los grupos de poder.
Antonio Gramsci ha definido de modo sagaz la Hegemonía.
Él explicó que un Bloque histórico es una situación histórica
global en la que podemos distinguir por una parte una estructura social
de clases, que depende directamente de las fuerzas productivas y, por
la otra, una superestructura ideológica y política.
El Bloque Histórico forma una totalidad compleja en cuyo seno
Gramsci distingue dos esferas esenciales: la Sociedad Política en la
superestructura, que agrupa al aparato del estado; y la Sociedad Civil,
es decir, la mayor parte de la estructura.
La sociedad civil provee de contenido ético y moral al estado
desde el ejercicio de su hegemonía cultural y política.

27
Raúl Alfredo Guevara

El Bloque Histórico es la articulación orgánica entre Superes-


tructura Ideológica y la Estructura Económica o Material de una So-
ciedad.
La hegemonía puede tener crisis en su interior. Luchas internas.
Si las clases subalternas toman partido contra los sectores más
retrógrados, pueden tomarse ventajas y mejorar sus condiciones mate-
riales de vida. Tal el caso de la Ley de Medios de Comunicación que
se debatió en Argentina durante 2009. No apoyarla era estar del lado
de la derecha que pretendía conservar la Ley de la dictadura genocida
y garantizar la concentración de la Opinión Publicada de poderosos
grupos concentrados, que insiste en presentarse como Opinión Públi-
ca. Sin embargo, la lucha fue al interior de la hegemonía.
Una crisis de hegemonía debería poner a los/las marginados/as
en una posición de debate y confrontación que ponga en peligro, al
menos, los privilegios de género y de clase que se tienen en este Blo-
que Histórico.
La hegemonía será entonces la ideología de los grupos dirigentes
y de la ―clase fundamental‖ al decir de Gramsci quien sostiene que
para ser sólidamente establecida, necesita que la Sociedad Civil y la
Sociedad Política estén igualmente desarrolladas y orgánicamente
ligadas: de esta manera la clase dominante podrá utilizarlas alternativa
y armoniosamente para perpetuar su dominación.
2. Ideología predominante
Como el objeto central de este libro es la Hegemonía se impone
una definición de Ideología.
Destutt de Tracy8 propuso el término como la ciencia que estu-
dia las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, así como
las relaciones con los ―signos‖ que las expresan.
Un término recuperado por Marx9, para quien:
No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino,
por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia

8
DESTUTT DE TRACY, Antoine-Louis-Claude. (1796) Mémoire sur la faculté de penser,
París.
9
MARX, Karl. (1859) Contribución a la crítica de la economía política. Londres

28
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Su tesis está centrada en la función que cumplen los modos de


producción que rigen el complejo sistema de relaciones sociales.
Puesto en valor por múltiples investigadores de las Ciencias Sociales
se han incorporado otras miradas.
La Ideología es la amalgama de explicaciones que dan cuenta del
mundo social. Es una determinada conciencia social que expresa los
intereses enfrentados o complementarios de géneros (sexos), naciones,
etnias, clases sociales. Allí se encierran los valores colectivos, sus
creencias y sus representaciones que definen el lugar que ocupan en la
sociedad como sus deseos de permanecer en él o modificarlo.
Es tan consustancial con el ser social que los individuos excep-
cionalmente asumen que su comportamiento es siempre ideológico.
La ideología trasciende cualquier organización política partidaria por-
que es el modo, no necesariamente consciente y explícito, de percibir
el mundo y de actuar en consecuencia.
2.1. Dirección ideológica de la sociedad.
Siguiendo a Gramsci reconocemos los niveles de articulación de
la ideología dominante.
2.1.1. Ideología propiamente dicha.
Es la concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en
el arte, en el derecho, en la actividad económica, en los valores socia-
les asumidos colectivamente, en todas las manifestaciones de la vida
intelectual y colectiva. Sólo las ideologías ―orgánicas‖, vale decir
ligadas a una clase fundamental, son esenciales.
2.1.2. Estructura ideológica.
Está formada por organizaciones que crean y difunden la ideo-
logía. Con el desarrollo de la hegemonía la ideología se extiende a
todas las actividades del grupo dirigente. Esta crea una o más capas de
intelectuales que se especializan en cada uno de los aspectos de la
ideología de ese grupo.
2.1.3. Material ideológico.
Son, por un lado, los instrumentos técnicos de difusión de ideo-
logía Sistema Escolar, Medios de Comunicación Masiva, Bibliotecas,
Redes Sociales. Por otro lado, las Organizaciones políticas, sociales y
culturales de acción directa para incidir en el gobierno: ONG, Centros

29
Raúl Alfredo Guevara

culturales, Centros de Estudio, Centros de Jubilados, Comedores, Me-


renderos, Asociaciones Civiles, Agrupaciones políticas, Peñas folkló-
ricas, Iglesias.
3. Intelectuales.
Por su parte, para mantener el ejercicio de la dirección ideológi-
ca, política y cultural del bloque histórico, se recurre a intelectuales
que, cuando no pertenecen a la clase dominante, son sus empleados.
Desde este punto de vista son el vínculo orgánico entre la estructura
material y la superestructura ideológica.
Forman una capa social diferenciada -no una clase-, ligada a la
estructura, a las clases fundamentales en el campo económico, encar-
gada de elaborar y administrar la superestructura que le dará a esta
clase homogeneidad y la dirección del bloque histórico. Aquí se reco-
noce el carácter dialéctico del vínculo orgánico. Las clases subalternas
se ven obligadas a ―importar‖ sus intelectuales. La ―conciencia de
clase‖ de sus intelectuales corre peligro y los dirigentes de las clases
dominantes intentarán permanentemente integrar estos intelectuales a
la clase política, recurriendo al ―transformismo‖. Si no lo logran no
tendrán miramientos respecto de su aniquilación con diferentes niveles
de profundidad: asesinato, cárcel, exilio, ostracismo, censura, desem-
pleo, difamación, hasta llegar a la estigmatización, instalando en el
Sentido Común alguna calumnia que desprestigia, deshonra y denigra
al oponente y quitando entidad a cualquier confrontación o enuncia-
ción discordante.
Una clase adquiere homogeneidad solamente después de la crea-
ción de una capa de intelectuales que ejerce la hegemonía. Son los
Intelectuales Orgánicos. Su trabajo permite reemplazar la coerción
por el consenso.
Y algo más, antes de que ―se me pase‖, un agregado ― demanda‖.
Por distintos caminos, y en distintos momentos, me consultaron so-
bre la organicidad de los intelectuales Karina Mauro y Analía Ber-
nadó. Alguien está enseñando mal el concepto de intelectual orgáni-
co a mis alumnos porque, justamente, esos intelectuales son los que
sirven al statu quo, los que jamás lo desafiarían, los que están siem-
pre enfrentados a los pueblos, al servicio de los explotadores, de los
imperialismos, del capital sin patria y sin bandera. Del otro lado hay
una intelectualidad alternativa y otra contrahegemónica que constru-
30
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ye laboriosamente la resistencia deconstruyendo el relato opresor,


que discrimina y somete.
Cierto es que Gramsci, 10 sostiene que cada clase crea su intelec-
tual orgánico, que sólo es orgánico si tiene conciencia de clase
PARA SÍ y se encuadra en una organización para confrontar la con
lo hegemónico. Yo agregaría que también es necesaria la conciencia
de género, de raza o de etnia, dependiendo siempre donde se encua-
dre. Es decir, si él mismo crea y dinamiza la organización de su cla-
se social, de su género o de sus sexualidades, de su etnia o de su na-
cionalidad. Es, necesariamente, contrahegemónico hasta la toma del
poder. Desde entonces, construirá una nueva hegemonía. Nuevos
valores, nuevas leyes, nueva estética, nueva ética, otra moral consti-
tuirán una nueva hegemonía.
Es muy difícil identificar al intelectual orgánico contrahegemóni-
co. Sólo puede producir desde alguna organización política o social
respondiendo a los intereses de la organización y puede, incluso, li-
derarla.
Hay intelectuales que pretenden ser ―la voz del pueblo‖, ―la voz
de los que no tienen voz‖, pero si no pertenecen a un movimiento so-
cial, político o gremial, son francotiradores. Tiran bien, le pegan al
mismo enemigo, nunca tiran contra su gente, contra su Clase de Re-
ferencia y / o de pertenecía objetiva, nunca ataca a los Movimientos
Sociales con los que simpatiza. Sin embargo, no son orgánicos por-
que no forman parte de una organización de la clase trabajadora. No
crean ni dinamizan la organización de su clase, de su género, de su
nacionalidad o de su etnicidad sojuzgada. Son contrahegemónicos
pero no son orgánicos. Esa independencia los torna peligrosos luego
de la toma del poder. Porque pueden analizar "desde afuera" y su
compromiso intelectual ya no es con la clasemueva hegemonía de
cuya organización no participaron. Su compromiso es consigo mis-
mos y su honestidad intelectual. Su afán de coherencia no les permi-
tirá ver la diferencia entre lo mejor y lo posible. "Lo mejor es enemi-
go de lo bueno", pero ellos seguirán buscando lo mejor.
Me atrevería a decir que en realidad, en nuestro país, la clase tra-
bajadora no tiene intelectuales orgánicos en la actualidad... y si los
tiene están en pañales.11
En los gráficos que se presentan más abajo se trata de representar
lo que Gramsci explicaba desde las cárceles de Mussolini. La categor-

10
GRAMSCI, Antonio. (1967) La formación de los Intelectuales, Grijalbo, México.
11
Esta nota es propia de la Edición de 2017

31
Raúl Alfredo Guevara

ía de los intelectuales tradicionales está formada por capas sociales


homogéneas, organizadas en castas, que dirigían la sociedad civil del
antiguo bloque histórico y cuya absorción es más difícil.
Cuando se consolida un nuevo bloque histórico los intelectuales
orgánicos se ocuparán de la absorción -mediante la búsqueda de con-
sensos- y la cooptación corporativa de los intelectuales tradicionales,
que provienen del bloque histórico superado. Bajo la condición de que
no estén organizados. Si estuvieran organizados serían peligrosos, y si
no se los absorbe podrían organizar una resistencia, una restauración
conservadora o una contrahegemonía restitutiva.
Simultáneamente proceden a la liquidación, el exterminio, de to-
da producción de los antiguos dirigentes y de los intelectuales tradi-
cionales no absorbidos en los ámbitos estratégicos vinculados con la
Filosofía, especialmente en los campos del Derecho y del Arte en
todas sus manifestaciones. Se les hace imprescindible el dictado de
nuevas normas encuadradas en una nueva moral, una ética diferente y
una estética distintiva que se expresa en un nuevo arte.

Figura 1. Intelectuales

32
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

En cuanto a la función de los intelectuales en la superestructura,


Gramsci12 distingue:
Gran Intelectual o Creador: de la nueva concepción
del mundo en las distintas ramas: filosofía, ciencia, derecho,
ética, moral, arte. Aquí encontramos filósofos, científicos,
legisladores, jueces, teólogos, obispos y los aquellos artistas
reconocidos y ensalzados por el establishment.
Organizador: actúa especialmente en los diferentes es-
tamentos del aparato burocrático del Estado y de las institu-
ciones de la Sociedad Civil que colaboran con el manteni-
miento de la Hegemonía, es un administrador de la ideolog-
ía dominante. Allí están los Ministros de Economía, los ge-
rentes de Bancos, los asesores que se forman en sus univer-
sidades en carreras de grado o en postgrados y especializa-
ciones. La dirigencia política y sindical, la docencia uni-
versitaria, los diseñadores del curriculum escolar, entre
otros. El ―transformismo‖ que menciona Gramsci es un
término tomado de Darwin para explicar que las especies
van cambiando y adaptándose. Sólo sobrevive el más apto.
En este caso el intelectual orgánico.
Educador o Difusor: actúa básicamente en la sociedad
civil, en la escala inferior de la jerarquía de esta capa social.
Si bien su rol es irrelevante en la sociedad política, resulta
indispensable su tarea para consolidar el consenso. Su tra-
bajo está centrado en la instalación del Sentido Común. Sin
análisis, sin debate, sin crítica a las condiciones materiales
en que se da la vida social. Se le va rodeando de una aureo-
la de seriedad, de compromiso social e intelectual que se in-
tenta naturalizar para protegerlos de cualquier divergencia
fundamentada o intuitiva. Aquí encontramos docentes, pe-

12
Para abordar el pensamiento Gramsciano se ha consultado:
GRAMSCI, Antonio. (1967) La formación de los Intelectuales, Grijalbo, México.
GRAMSCI, Antonio.(1976) Cartas de la Cárcel. Cuadernos para el diálogo, Madrid.
GARCÍA HUIDOBRO, Juan Eduardo. (1984) Gramsci: Educación y Cultura. En Cuadernos
de Educación, Cooperativa Laboratorio Educativo, Caracas
PORTELLI, Hughes. (1985) Gramsci y el Bloque Histórico. Siglo XXI Editores, México, 12ª
edición.

33
Raúl Alfredo Guevara

riodistas, comunicadores, los artistas reconocidos de la


farándula (Cine, televisión), folkloristas, artesanos, sacerdo-
tes, predicadores, catequistas, delegados de fábrica.
Gramsci concede un rol fundamental al sistema educativo en el
seno del bloque histórico y le asigna a la escuela la función de hege-
monía desde el momento en que busca el principio educativo de la
unidad: entre instrucción y trabajo, entre educación e instrucción, en-
tre capacitación técnica y preparación del dirigente. Esto ha sido así
en todas las sociedades del Siglo XX, sin importar su orientación polí-
tica ni sus inclinaciones religiosas.
Puede afirmarse que la centralidad ocupada por la escuela desde
fines del Siglo XIX ha sido desplazada, a principios del Siglo XXI a
un ámbito de mera contención y reproducción de relaciones sociales
en una sociedad donde el sistema de producción no tiene lugar para
incorporar a los, cada vez más, numerosos egresados. En su lugar la
televisión y las llamadas industrias culturales ocupan el más insistente
y pertinaz medio de educación masiva. Capaces de atravesar regiones,
países, clases sociales, etnias, establecen pautas de comportamiento,
cosmovisiones, y particularmente sentido común, que connota valores,
concepciones de justicia y parámetros de belleza.
El consenso es, en gran medida, su obra. Y es esencial, para ac-
ceder a la Hegemonía tener control sobre los medios de la información
y la comunicación. Por eso un Estado que se proponga respaldar su
hegemonía sobre la soberanía popular deberá garantizar la democrati-
zación y la universalización de las nuevas tecnologías de la informa-
ción y la comunicación.
Algunos elementos que nos permiten rescatar las elaboraciones
gramscianas están vinculados a la superación de su mirada estricta-
mente clasista signada por su pensamiento económico y político.
A la luz de recientes producciones en el ámbito de las Ciencias
Sociales, hoy se afirma que la hegemonía no es sólo de clases en el
Bloque Histórico.
Existe en primer lugar, una hegemonía de género en las socieda-
des patriarcales que cuentan con el consenso de la mayoría de las mu-
jeres. También hay una hegemonía de los sectores urbanos en las
sociedades con escasa población rural que fue expulsada durante el
siglo XX hacia los suburbios de las ciudades industriales. La incorpo-

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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ración de maquinarias y tecnologías que supusieron nuevas lógicas de


producción y los procesos de concentración de la tierra en manos de
corporaciones capitalistas dejan despoblado el hábitat rural.
En Latinoamérica se observa una hegemonía de los grupos étni-
cos emparentados con ancestros europeos y especialmente asociados a
las clases hegemónicas, aspectos que serán retomados en detalle en los
Capítulos 7 y 8.
La hegemonía se manifiesta como una concepción del mundo.
Es producida desde el poder y difundida en diferentes grados cualita-
tivos entre todas las capas sociales que quedarán ligadas por:
Filosofía
Sentido Común
Religión
Folklore
Son tomadas en este texto, una y otra vez, como potentes instru-
mentos de análisis para comprender el mundo social.

Figura 2. Sociedad Política – Sociedad Civil

35
Raúl Alfredo Guevara

4. Filosofía
Desde los sectores de poder se define lo justo, lo bello, lo bueno,
lo que está bien, lo deseable, en una palabra: el Deber Ser. De allí
deviene el derecho, se hacen leyes en consecuencia. Del mismo modo
se definirá el arte, lo artístico, ―las artes‖. Se establece también qué es
ético. Desde ese lugar se establece una moral social e individual pres-
criptiva.
La filosofía occidental13 se presenta triunfante al mundo globali-
zado. Reconoce su origen en una sociedad patriarcal, urbana, de pro-
pietarios aristocráticos que enunciaban una democracia en la que el
―demos‖ solo estaba formado por ellos mismos. No eran ―pueblo‖ las
mujeres, ni los extranjeros, tampoco los pobres, ni los esclavos.
El saber más excelso, la mayor producción intelectual, científica
y tecnológica está sometida a la elaboración cuidadosa del grupo de
Grandes Intelectuales que articulan todos los conocimientos de la so-
ciedad y definen qué saberes pueden difundirse y cuáles tienen uso
restringido en los sectores hegemónicos.
Con tal motivo la escritura fue patrimonio exclusivamente mas-
culino en las sociedades que la desarrollaron, las mujeres que ingresa-
ron a ese mundo fueron excepcionales. Incluso, el latín, como lengua
culta masculina, es un caso interesante, se mantuvo en el ámbito de lo
religioso y de la filosofía clásica durante toda la Edad Media europea
y la iglesia católica lo mantuvo hasta el Concilio Vaticano II (1962-
65) siendo la lengua oficial del mismo.
Con propósitos estratégicos vinculados a lo religioso, lo militar,
lo financiero, lo político y hasta de reserva de los recursos naturales se
ha creado la criptografía.14 El nombre proviene del griego kryptos
= escondido, y graphein = escribir.

13
Para este apartado se han consultado:
A.A.V.V. (1984) Historia del Pensamiento, Ediciones Orbis - Hyspamérica, Buenos Aires
FERRATER MORA, J. (1994) Diccionario de Filosofía – Editorial Ariel SA, Madrid
ABBAGNANO, Nicola (1963) . Diccionario de Filosofía – Fondo de Cultura Económica,
México.
14
Estados Unidos fundó en 1977, el National Bureau of Security (NBS), cuando se creó el
protocolo DES por la International Business Machines (IBM). Después de 21 años, se sustituyó
por TRIPLEDES, y en 2002 se puso en circulación el Advanced Encription Standard (AES).
Estos mecanismos para encriptar conocimientos estratégicos son utilizados por bancos y gobier-
nos, se consideran vital es para la de seguridad y los negocios. Los mayores desarrollos en este

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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Las élites han hecho uso de la Criptografía desde el inicio de la


historia humana, en todas las latitudes.
Se construye un saber edificado en autores identificables que se
volverán cita obligada, fuente indiscutible, el lugar erudito adonde
recurrir una y otra vez, para profundizar o para disentir.
Toda la dialecticidad del pensamiento occidental se manifiesta
en un lenguaje presidido por la presentación lógica de las ideas, por la
problematización de la vida cotidiana y de lo trascendente, del univer-
so, la naturaleza, la esencia, el origen; el caos, el orden, la virtud, la
sustancia, el destino, el fin último de la existencia.
La filosofía se presentará como una elaboración erudita de algu-
nos autores excepcionales, pero también como una producción colec-
tiva, como un corpus de ideas de cuidada coherencia y articulación en
el tiempo. Se presentará con una pretenciosa objetividad perenne que
la mantenga ajena de sospechosas parcialidades. Ha sido una discipli-
na masculina, urbana, aristocrática, oligárquica y progresivamente
heredada por las burguesías blancas dominantes.
4.1. Lo Justo.
Desde corrientes filosóficas del Derecho se muestra la evolución
histórica de las preocupaciones de los grupos hegemónicos por definir
lo que llaman Derecho Natural y Derecho Positivo. Buscan aunar
Verdad y Justicia.
En la actualidad se reabre una y otra vez el debate entre la vali-
dez ética y la validez jurídica desde diferentes modelos que son toma-
dos con liviandad por los medios de comunicación, sin embargo dan
cuenta de confrontaciones al interior de la hegemonía, están en debate:
iusnaturalismo, formalismo ético, realismo, galantismo, positivismo
legalista.
Este pequeño apartado sólo se propone llamar la atención sobre
una disputa al interior del bloque hegemónico y mostrar que los inte-
lectuales involucrados no se proponen fundar un nuevo derecho, de-
ntro de lógicas diferentes. Se proponen ajustar el derecho a perspecti-
vas más acordes con la evolución de la sociedad asociados a una con-
cepción más general, inexistente en otras épocas, de Derechos Huma-

tipo de investigación los realiza el sector militar y luego se transfieren a usos civiles para absor-
ber parte de los gastos.

37
Raúl Alfredo Guevara

nos. Este Derecho ―alternativo‖ no supone reinventar las bases en que


se sustenta todo el Derecho.
4.2. Lo Bello.
La Estética es el dominio de la Filosofía que estudia el arte y sus
cualidades, tales como la belleza y lo eminente. Define, por oposi-
ción, lo feo y la disonancia.
El occidente ha definido arte como actividad o producto en los
que el ser humano manifiesta ideas y emociones: su visión del mundo.
Desde la hegemonía se han caracterizado diferentes manifesta-
ciones, hoy consideradas clásicas, según la clasificación de Bellas
Artes usada en la antigua Grecia:

Primera la arquitectura Cuarta la música


Segunda la danza Quinta la pintura
Tercera la escultura Sexta la poesía (y la literatura)
A esta primera clasificación se le han incorporado otros elementos:
El séptimo es la cinematografía.
El octavo es la fotografía, aunque algunos autores plantean que
es otra manifestación de la pintura.
El noveno es la historieta, resistida por quienes argumentan que
es una ―pasarela‖ entre la pintura y el cine.
Reclaman su incorporación:
la televisión, la publicidad,
el teatro, la animación,
la moda, los videojuegos.
Quienes se desempeñan en esos ámbitos se autodenominan artis-
tas y son reconocidos como tales. Eso les permite afirmar que sus
actividades son nuevas expresiones de arte.
Hay una consideración también de las Artes Menores que están
vinculadas con los sentidos menores: gusto, olfato y tacto: gastronom-
ía, perfumería.
4.3. Lo Bueno.

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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

La hegemonía define el bien y los valores que éste resume. Se


considera a la Ética como la rama del conocimiento que estudia tanto
las causas que producen el Bien como aquellas que producen el Mal,
sugiriendo conductas que favorezcan el logro del primero y rechacen
el segundo.
Al respecto hay divergentes posturas filosóficas:
La teoría metafísica: el Bien es la realidad perfecta o
suprema y es deseable como tal.
La teoría subjetiva: el Bien es lo deseado o lo que gusta.
El pensamiento de occidente ha seguido estas miradas discordan-
tes: lo absoluto y lo relativo. Aunque predomina en la actualidad la
segunda, no se han saldado estas cuestiones. Para el hombre moderno,
que mira a la ciencia y a la razón con gran respeto, es difícil encontrar
argumentos adecuados que justifiquen la teoría absoluta del bien y del
mal.
La postura relativista supone, incluso, que las actitudes básicas
del hombre, tales como el amor y el odio, que se asocian casi siempre
al bien y al mal, respectivamente, producirán efectos distintos según
las épocas y las sociedades en las cuales se produzcan, algo que no
resulta fácil aceptar. Si no existe actitud mejor que otra, tampoco de-
bemos esforzarnos por adoptarla.
Un debate similar puede encontrarse respecto de las miradas
acerca del destino. Las posturas deterministas, fatalistas, plantean la
existencia de un Destino prefijado, aunque desconocido. Sostienen
que nada puede hacerse para cambiar un futuro impuesto por alguna
entidad superior. Esta perspectiva es esencialmente conservadora ya
que sirve a los grupos de poder para dar una explicación de sus privi-
legios. ―Soy rico, blanco, varón, porque era mi destino, y si tu destino
hubiera sido ser como yo, se hubiera cumplido, pero te tocó ser pobre,
mestiza, mujer, porque era tu destino y contra eso no se puede luchar‖.
Se cargan todos los elementos de clase, de etnia, y de género como
condicionantes de una desigualdad que los beneficiarios de esta socie-
dad de clases, de blancos y patriarcal no buscaron. La misma que no
tienen motivos para cambiar, ―porque siempre ha sido así‖.
Por otro lado hay quienes sostenemos que el futuro debe cons-
truirse, que el individuo o las comunidades inciden directamente en
sus vidas si toman las riendas de las mismas.

39
Raúl Alfredo Guevara

El destino es un invento de los poderosos, justamente, para que


los sometidos no se esfuercen, no perseveren, no decidan libremente
sobre sus vidas.
Para que aprendan de entrada que nada vale la pena. Que les
tocó esta vida y que nada pueden, ni deben, hacer para cambiarla.
Y lo que viene fruto del propio esfuerzo se explica mágicamente
por el ―destino‖.
Ciertamente hay cosas que nos condicionan desde que nacemos,
pero el pequeño margen de elección que nos queda es lo que hace la
diferencia.
Es un pensamiento mágico que debemos abandonar para hacer-
nos cargo de nuestras vidas y nuestras acciones solidariamente con
quienes compartimos este penoso tránsito. Para ganarnos la dignidad
de vivir en plenitud.
Cantares
Antonio Machado
Caminante, son tus huellas y al volver la vista atrás
el camino y nada más; se ve la senda que nunca
caminante, no hay camino, se ha de volver a pisar.
se hace camino al andar. Caminante no hay camino
Al andar se hace camino sino estelas en la mar…

Es esencialmente una postura libertaria que permite imaginar un


futuro mejor a construirse. Propone levantar la mirada, desafiar las
profecías de los poderosos, para concebir un futuro con una humani-
dad que nos equipare.
La filosofía proveerá verdades: racionalidad, fundamento, legi-
timidad, procedencia, justicia, justificación, equidad, evidencia, natu-
ralidad, normalidad, certeza, incuestionabilidad.
Resulta interesante la explicación que otorga Nietzche 15 sobre la
construcción de la moral.

15
NIETZCHE; Friedrich.(1885) Más allá del bien y del mal. Trad. Andrés Sánchez Pascal
(1983) Ediciones Orbis, Buenos Aires

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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

260 - En mi peregrinación a través de las numerosas morales,


más delicadas y más groseras, que hasta ahora han dominado o con-
tinúan dominando en la tierra, he encontrado ciertos rasgos que se
repiten juntos y que van asociados con regularidad: hasta que por fin
se me han revelado dos tipos básicos y se ha puesto de relieve una di-
ferencia fundamental. Hay una moral de señores y hay una moral de
esclavos; - me apresuro a añadir que en todas las culturas más altas y
más mezcladas aparecen también intentos de mediación entre ambas
morales, y que con más frecuencia todavía aparecen la confusión de
esas morales y su recíproco malentendido, y hasta a veces una ruda
yuxtaposición entre ellas - incluso en el mismo hombre, dentro de una
sola alma. Las diferenciaciones morales de los valores han surgido, o
bien entre una especie dominante, la cual adquirió consciencia, con
un sentimiento de bienestar, de su diferencia frente a la especie domi-
nada - o bien entre los dominados, los esclavos y los subordinados de
todo grado. En el primer caso, cuando los dominadores son quienes
definen el concepto de ―bueno‖, son los estados psíquicos elevados y
orgullosos los que son sentidos como aquello que distingue y que de-
termina la jerarquía. El hombre aristocrático separa de sí a aquellos
seres en los que se expresa lo contrario de tales estados elevados y
orgullosos: desprecia a esos seres. Obsérvese enseguida que en esta
primera especie de moral la antítesis ―buena‖ y ―mala‖ es sinónima
de ―aristocrático‖ y ―despreciable‖: -la antítesis ―buena‖ y ―malva-
da‖ es de otra procedencia. Es despreciado el cobarde, el miedoso, el
mezquino, el que piensa en la estrecha utilidad; también el desconfia-
do de mirada servil, el que se rebaja a sí mismo, la especie canina de
hombre que se deja maltratar, el adulador que pordiosea, ante todo el
mentiroso: - creencia fundamental de todos los aristócratas es que el
pueblo vulgar es mentiroso. ―Nosotros los veraces‖- éste es el nombre
que se daban a sí mismos los nobles en la antigua Grecia. Es evidente
que las calificaciones morales de los valores se aplicaron en todas
partes primero a seres humanos y sólo de manera derivada y tardía a
acciones: por lo cual constituye un craso desacierto el que los histo-
riadores de la moral partan de preguntas como: ―¿por qué ha sido
alabada la acción compasiva?‖ La especie aristocrática de hombre se
siente a sí misma como determinadora de los valores, no tiene necesi-
dad de dejarse autorizar, su juicio es: ―lo que me es perjudicial a mí,
es perjudicial en sí‖, sabe que ella es la que otorga dignidad en abso-
luto a las cosas, ella es creadora de valores. Todo lo que conoce que
hay en ella misma lo honra: semejante moral es autoglorificación. En

41
Raúl Alfredo Guevara

primer plano se encuentran el sentimiento de la plenitud, del poder


que quiere desbordarse, la felicidad de la tensión elevada, la cons-
ciencia de una riqueza que quisiera regalar y repartir: - también el
hombre aristocrático socorre al desgraciado, pero no, o casi no, por
compasión, sino más bien por un impulso engendrado por el exceso
de poder. El hombre aristocrático honra en sí mismo al poderoso,
también al poderoso que tiene poder sobre él, que es diestro en hablar
y en callar, que se complace en ser riguroso y duro consigo mismo y
siente veneración por todo lo riguroso y duro. ―Wotan me ha puesto
un corazón duro en el pecho‖, se dice en una antigua saga escandina-
va: ésta es la poesía que brotaba, con todo derecho, del alma de un
vikingo orgulloso. Esa especie de hombre se siente orgullosa cabal-
mente de no estar hecha para la compasión: por ello el héroe de la
saga añade, con tono de admonición, ―el que ya de joven no tiene un
corazón duro, no lo tendrá nunca‖. Los aristócratas y valientes que
así piensan están lo más lejos que quepa imaginar de aquella moral
que ve el indicio de lo moral cabalmente en la compasión, o en el
obrar por los demás, o en el désintéressement [desinterés]; la fe en sí
mismo, el orgullo de sí mismo, una radical hostilidad y una ironía
frente al ―desinterés‖ forman parte de la moral aristocrática, exacta-
mente del mismo modo que un ligero menosprecio y cautela frente a
los sentimientos de simpatía y el ―corazón cálido‖. - Los poderosos
son los que entienden de honrar, esto constituye su arte peculiar, su
reino de la invención. El profundo respeto por la vejez y por la tradi-
ción - el derecho entero se apoya en ese doble respeto -la fe y el pre-
juicio favorables para con los antepasados y desfavorables para con
los venideros son típicos en la moral de los poderosos; y cuando, a la
inversa, los hombres de las ―ideas modernas‖ creen de modo casi
instintivo en el ―progreso» y en ―el futuro‖ y tienen cada vez menos
respeto a la vejez, esto delata ya suficientemente la procedencia no
aristocrática de esas ―ideas‖. Pero lo que más hace que al gusto ac-
tual le resulte extraña y penosa una moral de dominadores es la tesis
básica de ésta de que sólo frente a los iguales se tienen deberes; de
que, frente a los seres de rango inferior, frente a todo lo extraño, es
lícito actuar como mejor parezca, o ―como quiera el corazón‖, y, en
todo caso, ―más allá del bien y del mal‖ -: acaso aquí tengan su sitio
la compasión y otras cosas del mismo género. La capacidad y el de-
ber de sentir un agradecimiento prolongado y una venganza prolon-
gada - ambas cosas, sólo entre iguales -, la sutileza en la represalia,
el refinamiento conceptual en la amistad, una cierta necesidad de te-
ner enemigos (como canales de desagüe, por así decirlo, para los

42
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

afectos denominados envidia, belicosidad, altivez - en el fondo, para


poder ser buen amigo): todos ésos son caracteres típicos de la moral
aristocrática, la cual, como ya hemos insinuado, no es la moral de las
―ideas modernas‖, por lo cual hoy resulta difícil sentirla y también es
difícil desenterrarla y descubrirla.

5. Sentido Común
Simultáneamente, la Ideología dominante construye e instala el
Sentido Común.
En las mismas áreas que se definen desde el campo de la filosof-
ía, pero ahora con lenguaje más simple, más directo, y apelando a la
gestualidad social. Es el ―deber ser‖, lo Justo, lo Bello y lo Bueno,
puesto en acto.
En este ámbito aparecen las mismas disputas que se hallan en
ciernes en el apartado anterior y además se configuran puntos de vista
que no han sido contemplados desde los ámbitos de definición ideoló-
gica.
La Ideología Dominante naturaliza, aquí, todas las prácticas pa-
triarcales, clasistas, racistas y urbanizadoras.
Determina lo que los Intelectuales Difusores deben propagar, en
forma de noticias ―relevantes‖ que preocuparán a la población. Instala
temáticas sociales siguiendo una lógica política y económica con de-
signios que minimizan el conflicto social.
Establece preguntas y respuestas admitidas y aceptables.
Califica y clasifica, de un modo persistente y continuo, configu-
rando el consenso sobre los lugares comunes que constituyen el Senti-
do Común, lo que ―la gente piensa‖, lo que ―la ciudadanía manifiesta‖.
Así mismo define los contenidos mínimos que deberán enseñarse
en cada nivel del sistema educativo y configura una verdadera agenda
mediática sobre los temas de actualidad que deberán aparecer en cada
coyuntura y el modo ―políticamente correcto‖ de encararlos.
En esta maraña de dominación ideológica, se configura la falsa
conciencia de quienes hacen gala de la información de que disponen y
difunden como meros intermediarios acríticos. Docentes, periodistas,
locutores, analistas (políticos, económicos, sociales, educativos, cultu-
rales, etc...) operan como divulgadores incapacitados ideológicamente
para ofrecer resistencia a un sistema que también los explota y los

43
Raúl Alfredo Guevara

instrumentaliza desde el convencimiento que les provee el consenso


enunciado. La dirección Ideológica se consolida como Sentido
Común cuando se hace saber social (―todo el mundo sabe que es así‖).
5.1. Algunos ejemplos de Sentido Común.
Patriarcal: cuando aparece un bebé abandonado la ―sociedad‖
acusa despiadadamente a la madre, no se escuchan voces que acusen
al padre que ya había abandonado el bebé en el vientre de su madre.
(Género).
Clasista: cuando a la salida de un baile se pelean adolescentes de los
sectores populares la prensa informa que ―los vándalos dieron rienda
suelta a una barbarie incontrolable‖, mientras que si la disputa es en-
tre adolescentes jugadores de Rugby la prensa dice que los ―jóvenes
se excedieron un poco en los festejos‖.
Racista: en Argentina el componente poblacional de origen afro es
escaso o está muy oculto y escondido. El calificativo despectivo ―ne-
gro‖ no refiere a algún componente étnico del destinatario sino a su
pertenencia a las clases pobres. El componente indígena es mayor.
Tres millones de argentinos urbanos dicen de sí mismos que tienen
sangre guaraní y hablan dicha lengua. Pero ninguno se reivindica
indígena y reniegan de su pertenencia si les es dado mimetizarse.
Urbana: tanto la escuela como los Medios de Comunicación tienen el
claro propósito de ―civilizar‖ transmitiendo normas de urbanidad. Se
dice del campesino que es ―atrasado‖.
Se impondrá una política de la historia desde la denominación
misma de las ciudades y pueblos, calles y lugares geográficos vincu-
lados más a la religión y los personajes de las castas dominantes que a
la geografía, la toponimia o la historia del lugar. Esto era advertido
por Arturo Jauretche en sus incontables charlas a militantes políticos y
sociales.

Para sostener este aserto recurrí a la Guía de Códigos Postales


que asignó el Correo Argentino a cada localidad de la Provincia de
Buenos Aires.
Los resultados, aunque previsibles para mí, resultaron asombro-
sos. En una variedad de nombres obvios que llamaré ―criollos‖ y
de terratenientes propietarios de las tierras en que se erigen los po-
blados se nota la fuerte presencia de la Iglesia Católica, no sólo des-
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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de la Conquista y en el período administrado por España, sino tam-


bién durante la consolidación del país a partir de las sucesivas cam-
pañas militares para despojar a los nativos de la mano de las Fuer-
zas Armadas.
Así encontramos nombres de:
* 16 Gobernantes (especialmente gobernadores y algún presidente
de la nación),
* 24 Profesionales (abogados e ingenieros);
* 74 Originarios, (Tapalqué, Tandil,...)
* 110 Militares especialmente de alto rango (generales, almiran-
tes, coroneles, etc)
* 241 Católicos (santos, santas y vírgenes).
Estos datos tienen propósitos ilustrativos. Una búsqueda más de-
tallada daría cuenta de las nominaciones vinculadas a la oligarquía
terrateniente.

La ―verdadera‖ música será ―clásica‖, y se enseñará en ―conser-


vatorios‖ con fines reproductivos de virtuosismo. Nótese que las ins-
tituciones no se llaman ―creatorios‖, aunque se espera que la función
propia del artista sea la creación. Las artes plásticas se expondrán en
museos y plazas, o en galerías de arte, ése es su lugar ―natural‖.
La literatura, en prosa o como poesía tendrá su ámbito destacado.
Se entronizan autores y ―queda bien‖ conocerlos, al menos de nombre.
Borges, era una leyenda viviente en Buenos Aires hacia el final de sus
días, decía - con ironía y lucidez- que él era el escritor más vendido y
también el menos leído.
La historieta, que reúne al dibujo y al guión, es una ―manifesta-
ción‖ que tiene dificultades aún para ser considerada arte menor. Sin
embargo ha servido durante gran parte del siglo pasado como difusora
del sentido común junto a la fotonovela y al radioteatro.
Durante el siglo XX se incorporó la fotografía y el ―séptimo ar-
te‖, el cine. Aquí también ya hay ―clásicos‖ y esta calificación com-
porta una aceptación y exaltación desde la cultura hegemónica. Hoy,
abiertamente insertos en industrias culturales, son instrumentos esen-
ciales para la propagación de ideología. Se utiliza desde la imagen
hasta la iconografía que, reformulada, viene asociada a los medios
informáticos.
Algunos artistas que confrontaron fuertemente con lo establecido
en cada época fueron vistos como ―snobs‖, irreverentes, díscolos, sin
45
Raúl Alfredo Guevara

embargo siempre estaban vinculados de una u otra forma con los sec-
tores de poder político, religioso, económico o militar.
Desde hace algunas décadas se rescatan, en el arte, las manifes-
taciones precolombinas -otrora marginadas y destruidas sistemática-
mente- que son reproducidas con un estatus de artesanía reproductiva
y conservacionista, en manos de ―artesanos‖ y ―manualistas‖ de los
sectores populares que se muestran incapaces de crear nuevas formas,
originales, para confrontar con ―lo deseable‖ que les ha sido asignado.
Sus lugares serán ferias y plazas públicas a la intemperie, se los
exime de impuestos y se les permite desempeñarse como trabajadores
cuentapropistas que no tendrán ningún tipo de cobertura social ni
aportarán a los institutos de previsión social para proveerse una jubila-
ción. Este estado de marginalidad evita que pueda surgir algún artista
popular destacado y que el talento se desperdicie en pequeñas produc-
ciones en serie de llaveros, cacharros, cinturones, bijouterie de alam-
bre, fuentes de madera, carteras y sandalias; que les permiten subsistir
malamente en un entorno cultural que los hace sentir libres de las ata-
duras del sistema burgués con la ingenua ilusión de que ―no les han
podido imponer sus pautas‖.
En la quimérica ilusión de mantenerse fuera del régimen burgués
opresivo no perciben que justamente ese sistema les ha asignado el rol
social que desempeñan. En fronteras difusas se moverán los artesa-
nos y los manualistas que se dedican a Alfarería, Arcilla sintética,
Artesanía del hierro, Bisutería, Cantero o "picapedrero", Carretería,
Cerámica y porcelana, Cestería, Damasquinado, Ebanistería, Esparto,
Glíptica, Marquetería o Taracea, Marroquinería, Metalería, Realiza-
ción de vidrieras, Talabartería, Tapicería, Tejido, Orfebrería, Vidrio
soplado, pintura, escultura, tallado, carpintería artística, dibujo, gra-
bado. A su vez, el ―verdadero‖ arte creativo será producido por las
clases dominantes que conducen Salones de Arte, Museos, Galerías y
Muestras de lo más variadas y entronizan a sus propios artistas.

Marihuana libre, sandalias, camisolas, cabello largo, rastas, aros


y piercing en cualquier lugar del cuerpo, pulseras, tatuajes, polleras
largas y camisolas ―hindúes‖ en las mujeres, forman parte del ―fas-
hion‖ que los artesanos consumen y que con ingenuidad oponen al
oficinista o a quien sigue la moda impuesta desde los medios, como

46
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

prototipo del sometido por el orden burgués que cumple horarios y


compra artículos en cuotas en un consumismo que lo tiene atrapado.

En octubre de 2008 el diario cubano Granma informaba sobre la


falta de maestros en la isla. En las ferias de artesano podían encon-
trarse muchos ex-maestros. Manifestaban que allí ganaban lo mismo,
con dos ventajas: no tenían que hacerse cargo de los niños y tenían
contacto con el turista extranjero que les proveía divisas para vivir
mejor en un país de economía esquizofrénica, dual, ilusoria, que está
promoviendo la salida individual bajo la retórica hegemónica y con-
servadora de La Revolución. En este caso sí, el ambiente de los arte-
sanos es un ámbito para servirse del sistema y burlarlo.
5.2. Elementos que construyen el Sentido Común “Popular”
Una fuente interesante de expansión del Sentido Común la cons-
tituyen los refranes populares, en sus múltiples manifestaciones: sen-
tencia, máxima, proverbio, dicho, aforismo, fábula, moraleja, frase,
precepto, apotegma. Como podrá verse, la frontera entre unos y otros
es muy lábil, sin embargo así se transmiten y tienen el mismo propósi-
to: la construcción y la consolidación el Sentido Común.
Todos se proponen dejar alguna enseñanza o afirmar una verdad
que apunta al consenso, sobre virtudes deseables, el destino, la salida
individual, el pragmatismo, la viveza ―criolla‖, una forma de picardía
ventajera, de malicia asociada más a la travesura que a la maldad.
Siempre hay lugar tanto para la esperanza como para la fatalidad.
Con el propósito de servir como disparador para analizar la con-
formación de nuestro Sentido Común presenté cuatro ejemplos por
rubro. Es un conglomerado de ―saberes populares‖. El lector se en-
cuentra en un lugar cultural privilegiado. Puede aportar en cada uno de
los apartados aquí enunciados.
Refranero Popular:
Haz bien sin mirar a quien.
Hombre prevenido vale por dos.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
No hay mal que por bien no venga.
Aforismos (en general tienen autor célebre):

47
Raúl Alfredo Guevara

Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus


bienes, sino en disminuir tu codicia. Epicuro
El que ha dejado de ser amigo es porque no lo ha sido
nunca. Seneca
Hay derrotas que tienen más dignidad que la misma vic-
toria. Jorge Luis Borges
El rico no es siempre sabio, pero el sabio siempre es ri-
co. Tales de Mileto
Proverbios:
Disfruta hoy, es más tarde de lo que crees. Proverbio
chino.
Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá
una larga explicación. Proverbio árabe.
Vale más una pizca de discreción que un manojo de co-
nocimiento. Proverbio italiano.
La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos
muy dulces. Proverbio persa.
Fábula / Moraleja:
Cada Fábula conlleva una moraleja, las más célebres son las de
Esopo
La hormiga y la cigarra (o el escarabajo)
La liebre y la tortuga
La zorra y las uvas
El joven pastor anunciando al lobo
Preceptos:
Están enmarcados dentro de mandamientos religiosos, los que
presento a continuación son aceptados por el judaísmo, el cristia-
nismo, el islamismo, y el budismo.
No matar.
No robar.
No tener malas conductas sexuales.
No mentir.
Dichos populares:
Contento como perro con dos colas.
48
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Cortito como patada de chancho.


Desorientado como Adán en el día de la madre.
Más aburrido que bailar con la hermana.
Apotegmas:
Respeta a tus mayores.
No te burles de las desgracias ajenas.
El saber no ocupa lugar.
Es preferible la peor Democracia a la mejor Dictadura
Frases célebres:
Yo sólo sé que no sé nada. Sócrates
El hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor. Juan
Perón
El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre
piensa todo lo que dice. Aristóteles
Es Preferible morir de pie, a vivir de rodillas. Ernesto
―Che‖ Guevara
Sentencias:
Aquí se presentan las del Viejo Vizcacha y de Martín Fierro pero
pueden encontrarse sentencias desde la Edad Media europea.
Cada Lechón en su teta es el modo de mamar. Vizcacha.
Los que no saben guardar son pobres aunque trabajen.
Vizcacha.
Si la vergüenza se pierde, nunca se vuelve a encontrar.
M. Fierro.
La ocasión es como el fierro: se ha de machacar calien-
te. M. Fierro.
Máximas:
A buen entendedor, pocas palabras, de Plauto.
A grandes males, grandes remedios, de Hipócrates.
De dos males, el menor, de Platón en el Fedro.
El amor es ciego, de Platón.
5.3. La disputa al interior del Sentido Común

49
Raúl Alfredo Guevara

Quiero llamar la atención sobre algunas disputas, referidas al


destino y al comportamiento social. Se dan en el pensamiento
hegemónico de manera dialéctica y es así como sostienen su poder.
Postulados opuestos, irreconciliables, que dejan la amarga percepción
de la ambigüedad de un doble standard, una moral bipolar, para con-
sumo de las masas. Podríamos llamarlos optimismo-pesimismo.
El pensamiento optimista presenta una mirada esperanzada: to-
do es susceptible de cambio si me lo propongo.
Al que madruga, Dios lo ayuda
Siempre que llovió paró
No hay mal que dure cien años (en una versión política
se agrega: ni pueblo que lo resista)
La perspectiva pesimista confronta esa mirada con acidez, sar-
casmo, ironía: no importa lo que haga, todo está prefijado fatalmente:
No por mucho madrugar se amanece más temprano
Sobre llovido, mojado
Al perro flaco no le faltan pulgas.
El llamado a la solidaridad:
Haz bien sin mirar a quién
La convocatoria al individualismo egoísta:
La caridad bien entendida empieza por casa
Debería destacarse que también han cumplido un rol fundamen-
tal en la construcción del imaginario infantil una cantidad de cuentos
de hadas buenas, brujas malas, madrastras muy malvadas, niños des-
obedientes, hijos abandonados por padres muy pobres, niñas pobres
buenas y bellas que se casan con príncipes ricos y hermosos, etc...
En la actualidad, desde Disney con sus dibujos animados hasta
las animaciones computarizadas, se transmiten valores masivamente
para receptores de muy temprana edad. La mayoría de los padres no
están en condiciones de incidir demasiado en su análisis.
El cuento de la Cenicienta es el preferido de las telenovelas. La
jovencita marginal de origen suburbano o rural que trabaja como sir-
vienta, sufre los malos tratos de las mujeres jóvenes de la casa pero
alguien perteneciente a la clase social que la explota se fijará en ella y

50
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

luchando contra ―viento y marea‖ contra la ―incomprensión social‖ se


casará con ella y la convertirá en una ―verdadera señora‖.
Del mismo modo, dependiendo del origen de la familia, han cir-
culado todo tipo de leyendas que conforman un acervo cultural y un
imaginario colectivo que no analizaremos aquí.
El sentido común se encargará de hacer apropiar a la sociedad
civil los conceptos derivados de la Filosofía, como incuestionables,
para que resulte impensable dudar de ellos y mucho menos pretender
dar vuelta el sistema de pensamiento imperante (subvertirlo). Su
principal función es mantener cohesionado el consenso cultural.
6. Religión
Se le hace necesario a cualquier Estado hegemónico contar con
el respaldo de alguna religión oficial u oficiosa. Que provea de un
andamiaje imprescindible de complementación a lo intelectual y, en su
defecto, alguna estructura ideológica que se sustente en dogmas -
ocupando el lugar de la religión- para sostener un imaginario colectivo
de pertenencia que ayude a la amalgama social, como ha sido el caso
del stalinismo y su politburó.
Las religiones parten de dogmas de fe que no pueden ser puestos
en duda. Desde allí construyen un sistema de creencias lógicamente
articulado con auxilio de la filosofía y para su difusión se valen del
sentido común.
Cada religión monoteísta se funda en su intolerancia hacia otras
religiones. Todas sostienen que hay una única verdad: la suya. Un
único Dios: el suyo. En nuestra cultura, usualmente Dios se escribe
con mayúscula para resaltar su relevancia. A todos los que adopten ese
sistema de creencias se les convencerá de que, en realidad, ya habían
sido elegidos por dios. No es el hombre quien elige a su dios.
Toda religión se asienta sobre un primer dogma de fe que no
puede ser cuestionado: la existencia de un Dios creador de la Tierra,
por tanto ajeno a ella, extra - terrestre, previo, precursor de toda forma
de vida. Si este primer dogma no se acepta se derrumba por completo
el sistema de creencias articulado por la teología. Tienen una explica-
ción del origen y del devenir.
A su vez, la ciencia no puede demostrar la no-existencia de un
ser superior creador, aunque plantee sus dudas.

51
Raúl Alfredo Guevara

Tanto la teoría del Big - Bang como la teoría de la Evolución se


encuentran en la imposibilidad de demostrar sus hipótesis del comien-
zo de la historia del universo o de las especies en nuestro planeta. La
primera sostiene que el universo procede de un primer gran estallido
hace millones de años y que somos espectadores de una lenta expan-
sión continua; la segunda propone mirar la naturaleza como una evo-
lución permanente con la adaptación de las especies al mundo que las
rodea y la sobrevivencia de los más aptos, el hombre sería la cúspide
en esta evolución biológica.
No hay como demostrar esas teorías, por lo tanto comparten el
mismo estatus dogmático que cualquier otro dogma religioso, aunque
admiten su vulnerabilidad. La explicación del primer principio es pura
especulación.

Figura 3. Big Bang - Creacionismo - Evolucionismo


La Figura 3 es un Gráfico comparativo que, aún forzado, repre-
senta el Creacionismo religioso, la Teoría Física del Big Bang y la
Teoría Biológica del Evolucionismo.
Algunos teólogos han intentado acercar los avances de las espe-
culaciones científicas a las explicaciones religiosas.
52
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

¿Se contraponen tanto estas disquisiciones sobre el origen?


Se ha dicho también que la teoría del Big Bang tiene connota-
ciones teológicas al igual que las teorías de la Evolución.
Es cierto que hay quienes tienen una visión religiosa de la cien-
cia: existen personas que ‗‗creen‘‘ y personas que ‗‗no creen‘‘ en el
Big Bang y en la evolución natural.
La Iglesia Católica proclamó oficialmente en 1951 que la teoría
del Big Bang estaba de acuerdo con la Biblia.
Ante la afirmación de los científicos de que la expansión del
universo duraba millones de años y lo mismo ocurría con las especies
se hace insostenible la versión bíblica del génesis en que se relata que
todo fue creado en seis días. A todas luces imposible de sostener
empíricamente dejando como única salida el dogma.
Quizá la gran pregunta que emparentó la visión de la Biblia y la
de los teóricos del Big Bang es: ¿Cuánto dura un día de Dios?
Y se sigue una explicación comparativa que busca más los
puntos de contacto que los de fricción.
Cada día del Creacionismo se remite a millones de años del Big
Bang y a miles de años en el Evolucionismo. Incluso en la explica-
ción que como introducción otorga la Biblia traducida, presentada y
comentada para las comunidades cristianas de Latinoamérica, de Edi-
ciones Paulinas16, se da una explicación religiosa de ambas teorías
científicas y luego dicen:

Durante siglos la mayoría de los hombres pensaron que Dios ha-


bía creado todo al comienzo y después el mundo se había guardado
más o menos igual. Había puesto al Sol, la Tierra, las estrellas cada
uno en su lugar, y seguían dando vueltas siempre iguales. Acabamos
de ver que esta idea ya no vale.
También pensaron que Dios había hecho ―el‖ hombre, ―el‖ caba-
llo, ―la‖ oveja, ―el‖ león, y cada uno había tenido descendientes igua-
les a él. Ahora sabemos que no es así, sino que la creación de Dios se
hace de a poco y se van formando especies nuevas.

16
LA BIBLIA LATINOAMERICANA. (1974) Ediciones Paulinas, Barcelona
Texto avalado por obispos católicos de Latinoamérica que da respuestas a las insidiosas pregun-
tas: ―Si Dios es todopoderoso: ¿por qué necesitó seis días? ¿por qué necesitó descansar el sépti-
mo día?‖

53
Raúl Alfredo Guevara

(...)Hace mil millones de años, el mundo de los seres vivientes era


un mundo ―niño‖ con plantas y animales primitivos que hoy no exis-
ten. No existían animales con cuatro patas, ni aves, y por supuesto no
había hombres. Pero de ellos nacieron por una serie de transforma-
ciones y crecimientos otros seres vivientes, los que hoy conocemos y
componen un mundo de los seres vivos mejor organizados, más des-
arrollado que el del comienzo. Así pues, no hubo ―una‖ creación, si-
no que la creación empezada iba a proseguir su camino con las fuer-
zas que Dios había puesto en ella.

7. Folklore.
Este es el nivel más bajo en el que opera la ideología dominante.
Aquí se han naturalizado elementos que se entrelazan con lo nacional,
la patria. Un especie de patrimonio intangible a conservar contra
todo lo que viene de afuera. Lo externo, con sus costumbres ajenas,
atentaría contra el ―verdadero‖ ser nacional.
Sin embargo nada se deja al azar. Toda referencia al folklore
remite a su etimología FOLK = Pueblo y LORE = Saber. La palabra
Folklore aparece publicada por primera vez el 22 de agosto de 1846 en
la revista ―The Atheneum‖, de Londres, en una carta firmada con
seudónimo. Su autor, William John Thoms, sostiene que los usos,
costumbres, ceremonias, supersticiones, baladas, proverbios, etc. del
―tiempo viejo‖, hacen parte del Folklore.
La Ideología dominante ha instalado, para complementar sus
dispositivos de dominación, una percepción del folklore o de lo
folklórico convenientemente articulada con el sentido común y hasta
con lo religioso. Esto se halla vinculado a diferentes manifestaciones
del ―arte autóctono‖, del ―arte popular‖, se les reconocerá alguna sabi-
duría empírica, no sistemática, propia de un arte menor. Se le asigna
una función reproductiva de saberes ya establecidos, de tradiciones
inamovibles para luego dejar entrever que, en el fondo, es decadente.
En los ámbitos de circulación de la Alta Cultura lo folklórico será
sinónimo de ordinario, común, vulgar, deslucido.
Tomando diferentes definiciones, todas concuerdan en su base
empírica y en que se trata de un conjunto de tradiciones populares,
canciones, leyendas, usos, costumbres, ceremonias, creencias, etc...
típicas de una comunidad, de un país, de una región.

54
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Algunos estudiosos del Folklore - sin negar que sea el saber del
pueblo - lo definen desde posturas ciertamente conservadoras y lo ven
como un fenómeno estático, observable y reproducible. Es decir que
no sería un saber en acto, en dinámica construcción, y el pueblo sería
ajeno a su propia construcción cultural
No se percibe como una manifestación dinámica de cultura que
el propio pueblo elabora, reelabora, crea y recrea. Además se remite a
un imaginario contexto rural, hoy despoblado.
Un ejemplo:

El folklore se dedica al estudio de la cultura tradicional rural y


aldeana. Se representa con mayor pureza en el campo, pero la mayor
intensidad de su vida cultural se da en la aldea o en la villa, alimen-
tados desde este punto de vista por la ciudad provinciana. Sus últimas
manifestaciones aparecen en la ciudad antigua y en la urbe cosmopo-
lita se va agotando.
Al "FOLK" le son extraños los conceptos y experiencias del pro-
greso, la patria, el estado, etc. Este proceso de nacionalización es
eminentemente urbanizador y destructor de la autonomía, autosufi-
ciencia regional que desemboca en la formación social dominada por
17
la uniformidad internacional que se llama "masa".

Es sorprendente el planteo que transcribimos porque no presenta


rubor al escindir el saber -por un lado- del pueblo -por otro-. El Fol-
klore es tal, para esa visión, en tanto sea rural. De lo que se infiere
que en nuestras sociedades cada vez más urbanas y suburbanas el
pueblo pierde su saber tradicional y es incapaz de producir nuevas
formas culturales, nuevas costumbres que se constituyen en nuevas
tradiciones, aunque más dinámicas. Si el Folklore solo es posible en
el campo, y la emigración, seguida de urbanización, deja al ámbito
rural sin pueblo, los depositarios de ese saber tradicional son los terra-
tenientes, la oligarquía rural, es decir: ellos como custodios del saber
del pueblo, son el pueblo. Claro que ya habrá que pensar en cambiarle
el nombre y llamarlo ―Oligofolk‖ o para no salirnos del inglés ―folk-
few‖ o, para no resignar el sentido, ―folkbest‖ o ―aristofolk‖.

17
AMORETTI, María J. Introducción al Folklore. en Biblioteca Electrónica Calle52.com.ar,
La Plata.http://www.calle52.com.ar/be/mlc/000000320010524.html

55
Raúl Alfredo Guevara

La filosofía hace su desembarco en formas sutiles pero explíci-


tas. En el caso argentino el gaucho se ha extinguido hacia 1880. Sin
embargo se sostiene un imaginario rural vinculado a su pretendida
nobleza, a la suma de valores desinteresados y a los ideales de libertad
y justicia que el mismo encarnaría. Una especie de prototipo del ser
argentino. Al punto que cualquier acción solidaria desinteresada es
descripta como hacer una gauchada. En ese imaginario se reúne Lo
Justo y Lo Bueno. Pero es detrás de Lo Bello donde se solapará la
hegemonía.
7.1. El arte menor.
Para cada arte con reconocimiento presentará un arte menor telúrico:
Para la arquitectura: presentará el rancho de adobe y
paja como prototípico de la sencillez, la frugalidad, el
apego a la tierra, el desinterés por los bienes ajenos (la
propiedad del patrón) y la poca exigencia del gaucho.
Lo que lo hace un hombre confiable y ejemplar.
Para la danza se presentará una variedad, según las re-
giones, en las que predomina la energía del varón y la
gracilidad de la mujer. El mandato de género se verá
aquí. Al punto que el malambo, danza enérgica, que re-
meda un galope, es considerado una danza masculina.
Para la escultura no existe un equivalente folklórico a
menos que se consideren algunos altares populares.
La música va de la mano con la danza. Porque lo que
no ha podido desprender la hegemonía es que el pueblo
sencillo no concibe la música si no pasa por su cuerpo.
Ambas manifestaciones suelen presentarse como ―lo
folklórico‖ ya que los festivales folklóricos (nacionales,
provinciales, regionales, locales) que se realizan, reúnen
especialmente a músicos, bailarines y público. En aso-
ciación, también se realizan grandes eventos con exhibi-
ción de destrezas rurales para el manejo de ganado va-
cuno y caballar: doma, carreras de caballos, competen-
cias para enlazar vacunos o equinos, etc.

56
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Para la pintura probablemente Molina Campos sea el


abanderado de lo que podría llamarse pintura gauchesca
y por extensión folklórica.
Para la poesía (y la literatura). Éste es un ámbito muy
extenso y excede en todo las modestas pretensiones de
este Manual. Es muy prolífica la producción. Sin em-
bargo debe destacarse que se presenta como prototipo de
la cultura folklórica al Martín Fierro. El mejor ejemplo
de una literatura que reúne las enseñanzas que se preten-
den transmitir dentro de una trama de racismo indiscri-
minado (contra el indio, contra el negro, contra el inmi-
grante). La oralidad está en manos de payadores e im-
provisadores varios.
Un lugar interesante es el que tiene la moda. Se han entronizado
ciertos estereotipos regionales que se asocian a diferentes atuendos y
colores. En Argentina la mayor difusión esta en la ropa de los hom-
bres: sombrero, camisa, pañuelo, chaleco o corralera, poncho, calzon-
cillo cribado y chiripá o bombacha de campo (pantalón holgado), cin-
to o rastra, botas (de potro o de zapatería) o alpargatas sin medias.
Para la mujer la vestimenta es más sencilla.
El cine, la historieta y la fotonovela tuvieron su momento de
auge hasta principios de la década de los ´70.
Los grupos hegemónicos estipulan ciertas danzas y composicio-
nes musicales. Mediante los medios de difusión encumbran autores,
compositores e intérpretes, aunque se cuidan muy bien de denominar-
los artistas, en todo caso le agregará el calificativo popular para dife-
renciar cualquier manifestación del pueblo del verdadero arte.
7.2. Reproducción y estereotipos.
Para garantizar su difusión recurren a la creación de instituciones
como Asociaciones de Fomentos y Peñas Tradicionalistas que inten-
tarán conservar a fuerza de copiar. Están en un nivel de educación
informal y como la asistencia y el aprendizaje son voluntarios se insta-
la la idea de que lo que allí se transmite es tan valioso que la juventud
no debería perderlo. En este ámbito para poder justificar alguna inno-
vación en la danza se habla de danza estilizada, y el nuevo folklore
será interpretado por jóvenes con aspecto de rockeros, que utilizan

57
Raúl Alfredo Guevara

instrumentos eléctricos originalmente construidos para ser utilizados


en otros géneros musicales. Se justifican afirmando que intentan res-
petar ―la esencia‖ del folklore, y que nada tienen que ver con otra
música.18
No se aprenden esas danzas en los hogares. Incluso ya se han
institucionalizado Profesorados de Folklore y de Danzas Nativas otor-
gando certificaciones institucionales que operan como habilitaciones
profesionales para ejercer como expertos.

Al leer los borradores de ―Cristales‖, mi amiga Marta Piñeiro, que


―es del palo‖ del folklore me dice ―si esto fuera verdad, la gente joven
no saldría a bailar hasta en los pasillos cuando viene un folklorista de
fuste. A Peteco Carabajal lo siguen los jóvenes, A Rally Barrionuevo
también.‖

Mientras escribía estas polémicas afirmaciones sabía que este es


uno de los aspectos más controversiales del libro, porque al desentra-
ñar la escala menos racional de la Hegemonía se movilizan sentimien-
tos encontrados. Causa dolor cultural el sólo hecho de pensarlo. Y
esa es la intención, precisamente, compartir mi dolor al descubrirlo y
darle su dosis al lector.
Respecto de los bailarines, en 2011 asistí a una presentación del
Raly en la Fiesta del Ternero de Ayacucho, daba gusto ver bailar, con
enorme regocijo a cientos de parejas de jóvenes de pelo largo, aritos,
en zapatillas y ropa tipo ―hip-hop‖,…en 2012 asistí a un recital del
Peteco en la Villa Gesell con idéntica intervención juvenil. En ambos
casos se reprodujo lo mismo que veo en los bailarines de Salsa y de
Tango. Aunque puedan prescindir de la ropa ―adecuada‖ no prescin-
den de la formación ―académica‖ en las peñas. Todos respetan la
estructura, aunque la ―estilicen‖ (palmas, primera, giro, segunda, zapa-
teo, zarandeo, etc.). Peteco les hizo escuchar su Chacarera ―El coyuyo
de Shanghai‖, compuesta en China, con un intérprete chino que tocaba

18
En el caso argentino el gato, el escondido o el triunfo -por citar algunas- son danzas que se
generalizan al país y tienen origen en alguna región particular. En la práctica se han olvidado y
no representan el sentir ni el interés popular. Esto es fácil de verificar. Salga a la calle y encueste
el lector a las primeras diez personas que encuentre. Pregunte de dónde son esas danzas, si puede
identificar una, su nombre o su melodía, o su coreografía. Saque después sus conclusiones.

58
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

un violín originario de dos cuerdas. Los desafió a bailarla. Los baila-


rines aceptaron el reto.
Pero su ―sentido común‖ no les permitió dar el salto. Una a una
las parejas se retiraron sin siquiera animarse a intentar un solo paso.
Desconcertados.
A Peteco le ocurrió lo mismo que le ocurría a Piazzola con los
bailarines de tango ―verdadero‖.
Construyen un imaginario que contraría el presente de urbaniza-
ción constante habida cuenta que menos del 10 % de la población
argentina, por ejemplo, vive en zonas rurales. Se admite un contexto
ficticio en que lo propio de nuestros países sería lo rural del siglo XIX,
desde la vestimenta, hasta los caballos empilchados, la doma, la yerra,
la siembra, la cosecha, el transporte en carro o de a caballo, la comida
típica, el lenguaje campesino o rural.
Vení a tomarte unos mates significa mucho más que compartir
una infusión de yerba y agua caliente, supone códigos y complicida-
des comunes, supone ponerse al día con los últimos acontecimientos
personales, familiares o barriales. Pero de ninguna manera remite a
un escenario rural. Los urbanos universitarios argentinos y uruguayos
andamos por latinoamérica cargando, sin pudor, nuestros equipos de
mate, sin preocuparnos demasiado en qué ámbito lo utilizaremos.
El asadito remite a grupo. Nadie prepara un asado para una sola
persona. Es una práctica básicamente masculina. Las mujeres no se
reúnen a comer un asado solas. Lo hacen en grupos mixtos de ami-
gos, familiares, compañeros de trabajo o de estudio. Y las prácticas
sociales por género se reproducen de generación en generación. Esta
es una muestra de consenso. A su vez se asume que preparar empana-
das, ensaladas o postres es un rol femenino. Ciertamente esta es una
descripción somera y casi maniquea que admite contraejemplos que la
nieguen y sólo se propone incomodar al lector crítico.
En América Latina la Iglesia Católica es un actor principal en la
conformación de consensos folklóricos participando ritualmente con
sus imágenes de vírgenes y santos en celebraciones litúrgicas vincula-
das a lo folklórico. En cuanto a la definición del Sentido Común lo
hace desde lo macro ―Latinoamérica es la reserva de la Fe Católica,
este es un continente católico‖ hasta lo micro aprovechando para en-
tronizar sus imágenes en instituciones públicas, cruces de caminos,

59
Raúl Alfredo Guevara

lugares elevados en torno a las ciudades, y dando por sentado que eso
es lo natural, lo propio de nuestra cultura.
Llegado a este punto se hace interesante la lectura de Williams
cuando puntualiza aspectos centrales de la hegemonía y abre las puer-
tas a dos nuevo conceptos que se venían abriendo paso en el texto, y al
que le dedico sendos capítulos detallados: la contrahegemonía y lo
alternativo.
Debe reconocerse que la hegemonía, como proceso en perma-
nente reconstrucción y reformulación está siempre atenta a cualquier
manifestación que pueda ponerla en peligro. Se protege, en primer
lugar, cooptando las manifestaciones discordantes que no atentan con-
tra la esencia del poder y, en caso de fracasar los intentos de asimila-
ción, recurren sin miramientos, a la represión o a la aniquilación por
cualquier medio a su alcance.

Una hegemonía dada es siempre un proceso. Y excepto desde una


perspectiva analítica, no es un sistema o una estructura. Es un com-
plejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades que tiene lími-
tes y presiones específicas y cambiantes. En la práctica, la hegemonía
jamás puede ser individual. Sus estructuras internas son sumamente
complejas, como puede observarse fácilmente en cualquier análisis
concreto. Por otra parte (y esto es fundamental, ya que nos recuerda
la necesaria confiabilidad del concepto) no se da de modo pasivo co-
mo una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, re-
creada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente resisti-
da, limitada, alterada, desafiada por presiones que de ningún modo le
son propias. Por tanto debemos agregar al concepto de hegemonía
los conceptos de contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que
son elementos reales y persistentes de la práctica.19

La confrontación se da como un camino inverso, inorgánico, es-


pontáneo, y consistentemente contrahegemónico. Sólo abarca el
ámbito del Folklore, de la Religión y del Sentido Común. La Filosofía,
por constituir una esfera más elaborada solo puede construirse desde
el control de la sociedad civil, en un nuevo Bloque Histórico, desde
una hegemonía de nuevo cuño, que permita cambiar las leyes, la esté-
tica, y definir lo deseable. Es decir: lo justo, lo bello y lo bueno.

19
WILLIAMS, Raymond, (1980) . Marxismo y literatura, Península, Barcelona.

60
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Veamos este texto que lleva un sarcástico título:

Nuestro idioma es mejor porque se entiende20


Jorge Majfud
En Francia continúa y se profundiza la discusión y el re-
chazo al uso de la nicáb en las mujeres musulmanas. Quienes
proponen legislar para prohibir el uso de este atuendo exótico
y de poco valor estético para nosotros, van desde los tradicio-
nales políticos de la extrema derecha europea hasta la nueva
izquierda, como es el caso del alcalde comunista de Vénissieux.
Los argumentos no son tan diversos. Casi siempre insisten so-
bre los derechos de las mujeres y, sobre todo, la ―defensa de
nuestros valores‖ occidentales. El mismo presidente francés,
Nicolás Sarkozy, dijo que ―la burka no es bienvenida al territo-
rio de la República Francesa‖. Consecuente, el estado francés
le negó la ciudadanía a una mujer marrueca por usar velo.
Faiza Silmi es una inmigrante casada con un ciudadano francés
y madre de dos niños franceses.
Para el ombligo del mundo, las mujeres medio vestidas
de Occidente son más libres que las mujeres demasiado vesti-
das de Medio Oriente y más libres que las mujeres demasiado
desnudas de África. No se aplica el axioma matemático de tran-
sitividad. Si la mujer es blanca y toma sol desnuda en el Sena
es una mujer liberada. Si es negra y hace lo mismo en un arro-
yo sin nombre, es una mujer oprimida. Es el anacrónico axioma
de que ―nuestra lengua es mejor porque se entiende‖. Lo que
en materia de vestidos equivale a decir que las robóticas mode-
los que desfilan en las pasarelas son el súmmum de la libera-
ción y el buen gusto.

20
MAJFUD, Jorge. (1/9/2009) Nuestro idioma es mejor porque se entiende. En Rev. Digital
América Latina en Movimiento, Agencia Latinoamericana de Información.
http://alainet.org/active/32747&lang=es

61
Raúl Alfredo Guevara

62
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 3.

Conservar:
Función de la Hegemonía
Los sectores hegemónicos necesitan establecer ideas sobre la So-
ciedad que incluyan el mito de que ―siempre ha sido así‖, y por lo
tanto ―eso es bueno y deseable‖. Mediante relaciones sociales que se
construyen por la coerción o por el consenso, disimulan los diferentes
grados de violencia física y simbólica que encierran.
Con la coerción la violencia es abierta pero es difícil de sostener
indefinidamente. Necesita un marco normativo o legal instituido (lo
justo) que justifique el poder: imposición, coacción, apremio, intimi-
dación.
Con el consenso la violencia es simbólica, en el sentido de Bour-
21
dieu y Passeron . Opera de diferentes maneras buscando la asimila-
ción de las clases subalternas y los grupos subsumidos. Se busca que
éstos lleguen a la apropiación y legitimación de la perspectiva
hegemónica. Ésta se constituye en un bien en sí dada su permanencia
en el imaginario colectivo, su inmanencia, su perennidad. Cuentan
para ello, como hemos explicado, con intelectuales en todos los nive-
les en que se manifiesta la hegemonía. En los diferentes ámbitos: el
racional de lo filosófico vinculado al derecho, el ―natural‖ del sentido
común que fija las normas consensuadas de convivencia social, el
mágico o dogmático de lo religioso que se sostiene con la fe, y el afec-
tivo de lo folklórico que deberá sostenerse con la emotividad y el sen-
timiento.
La subsistencia del statu quo, de lo establecido, garantiza el
mantenimiento de los privilegios y las sumisiones. La ideología que se
difunde desde el poder es siempre conservadora. Las instituciones

21
BOURDIEU, Pierre y PASSERÓN, Jean-Claude. (1979) La Reproducción. Elementos para
una teoría del sistema de enseñanza. Editorial Laia, 3ª edición en castellano, 1998

63
Raúl Alfredo Guevara

creadas y sostenidas por los sectores hegemónicos tienen como fun-


ción esencial la reproducción, la custodia, el resguardo y la defensa de
modos de gobierno, escuelas, iglesias, sistemas económicos, fuerzas
armadas y de seguridad, organizaciones sociales, instituciones inter-
medias, medios de comunicación. Se asocia esto con el pensamiento
denominado genéricamente ―de derecha‖.
La construcción de aparatos burocráticos favorece la inmovilidad
y, por tanto, la conservación. La burocracia permite al poder descan-
sar y hasta descuidar el funcionamiento naturalizado de las institucio-
nes. Estos descuidos indolentes posibilitan el surgimiento y desarrollo
de posturas, tendencias, grupos y hasta verdaderos movimientos con-
trahegemónicos -incluso dentro del aparato estatal- que los grupos de
poder no estarán dispuestos a permitir.
Es aquí cuando se habla de crisis de hegemonía. Ésta se mani-
fiesta por cambios sustanciales en la dirección que toman las institu-
ciones y sus políticas. Hay un cambio significativo en los destinata-
rios, en los beneficiarios.
Una redistribución de poder, de participación, de recursos
económicos, de bienes culturales, de servicios sociales, de reconoci-
miento de la alteridad postergada que descubre, hace visibles, a secto-
res sociales hasta allí excluidos.
Cuando la crisis se profundiza puede llegarse a un indudable
cambio hegemónico mientras que si los grupos y clases hegemónicas
logran sostenerse comenzarán una Restauración Conservadora que
intentará justificarse con ―sagrados valores del pasado‖.
1. Derecha
En mis clases daba por sentado que mis alumnos de nivel superior
o universitario saben con certeza de qué estamos hablando cuando se
habla de ―derecha‖ o ―izquierda‖.
Hace unos años en un curso de tercer año del profesorado de
Ciencias Políticas los alumnos se vieron imposibilitados para definir-
las al modo ―clásico‖. Supuse que se trataba de un exceso de informa-
ción o una formación académica tan especializada que no encontra-
ban alguna forma para decirlo de manera ―sencilla‖, ―con sus pala-
bras‖, como solemos demandar los docentes. La desilusión fue
mayúscula cuando reconocieron que, en realidad, todos sus docentes

64
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

habíamos presupuesto el conocimiento claro de la terminología. Al fin


de cuentas no se trataba de alumnos de Matemática que, justo es re-
conocer, sí podían definir con mayor precisión esos conceptos.

De algún modo hemos definido superficialmente el concepto de


derecha más arriba, al referirnos a los defensores del statuo-quo, de-
fendiendo derechos y privilegios de minorías hegemónicas basándose
en tradiciones de dudosos pasados, construidas por su propio grupo,
clase o sector social. Con un recurso simplista podemos identificar a
la gente ―de derecha‖ (también llamada ―de derechas‖) con monárqui-
cos, nacionalistas, clericales, conservadores, liberales económicos...
En general su concepción y sus valores están anclados en el pasado,
para ellos ―todo tiempo pasado fue mejor‖, sostienen y difunden para
consumo de las clases y grupos subalternos la persistente idea de al-
guna ―Edad de Oro‖ de la que no debimos salir.
Según una explicación muy difundida tanto en textos de Ciencias
Sociales y Políticas como en diccionarios políticos de diversos autores
se atribuye la definición de ambos términos al Parlamento Inglés.
En la Cámara de los Comunes el partido de gobierno -cuyo
propósito es, necesariamente, conservar el poder político- se sienta a
la Derecha de quien la preside (speaker) desde 1730 y a la izquierda la
oposición -cuyo propósito debería ser lograr cambios y disputar el
poder-.
Probablemente la versión más difundida es la que asocia los
términos con la Asamblea Nacional Francesa de 1789 en que los con-
servadores y ―moderados‖ se sentaban a la derecha y los radicales
liberales a la izquierda del presidente.
Ciertamente el origen puede establecerse en la Revolución Fran-
cesa ya que los conservadores, de todos modos, hubieran elegido lla-
marse a sí mismos ―derecha‖.
Asociados como están a los sectores clericales encuentran en los
textos bíblicos sus mejores justificativos apoyados en la Religión que
los provee de autoridad divina. Sólo les quedaba trabajar para profun-
dizar el sentido común y naturalizar sus posiciones.
Para buscar mayor precisión busqué su significado en castellano
para la época de la Revolución Francesa, de temible vecindad.
¿Qué significaba ―derecha‖ en España hacia 1791? A dos años
de la Revolución Francesa, el diccionario de la Real Academia Espa-

65
Raúl Alfredo Guevara

ñola (R.A.E.) da explicaciones que mucho tienen que ver con mis
presunciones y que además muestran cómo se va instalando en el sen-
tido común la asociación por un lado con el saber hacer (diestro,
hábil) de la derecha y por otro con el hacer bien, ajustado a Derecho.
Así en 1791 significa: Recto, justo, fundado, razonable, legítimo,
cierto. ―Lo que dicta la naturaleza o ha ordenado Dios, o definido la
Iglesia, o han constituido las gentes, o han establecido los Soberanos
en sus dominios...‖
En otras palabras: lo tradicional, sin que nadie pueda dar cuenta
de su origen ni mecanismos de transmisión.
Cien años después, en la edición de 1889 solo se ha agregado la
idea ―sin torcerse a un lado ni a otro‖, el mejor camino será el camino
recto (derecho), sinónimo de ―andar bien‖, en derechura; levantarse
―con el pie derecho‖. La naturalización se va haciendo intensa desde
las propias definiciones.
En 1899 la R.A.E. dice que procede derechamente o en derechu-
ra aquel que actúa con prudencia, discreción, destreza y justicia. Y ya
hace mención a refranes populares que motejan a los que proceden
mal.
Recién en 1925 encontramos en el diccionario de la Real Aca-
demia el siguiente texto:

―Hablando de colectividades políticas, la parte más moderada o que


en su doctrina guarda más respeto a las tradiciones‖.

En otra definición del mismo año, asociada al Derecho, se instala


la idea de ―privilegio‖ y también con civilización ―el que siguen los
pueblos civilizados‖, queda implícita la definición de barbarie que tan
recíprocamente se ha utilizado en occidente.
En 1936 España comienza su Guerra Civil, el enfrentamiento en-
tre la izquierda y la derecha política se lleva a las armas. En las nuevas
definiciones que aparecen se destacan ―Derechamente‖ que significa
―directamente, a las claras‖.
Se incorpora una nueva palabra:
Derechista: persona amiga de la tradición y de las costumbres
establecidas, sobre todo en política y otras instituciones sociales. El
individuo de ideas opuestas se suele llamar izquierdista.

66
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Introduce, al definir Derecho consecuencias naturales del esta-


do de una persona, o sus relaciones con respecto a otras.
Aparece también aquí el Derecho de pernada: ceremonia de al-
gunos feudos que consistía en poner el señor o su delegado una pier-
na sobre el lecho de los vasallos el día que se casaban.
Esta perversa definición oculta que, en realidad, el señor tenía la
primera noche de sexo con esa doncella virgen. En la película Corazón
Valiente22 puede observarse la situación con claridad. Lo traigo a
colación porque se asocia a los privilegios de los sectores acomoda-
dos. En muchas áreas rurales de Latinoamérica es un derecho que el
terrateniente mantiene.23 La tradición folklórica ha atemperado la
situación con el cuento de Cenicienta que, siendo una andrajosa, tam-
bién tiene su primera noche de sexo con el príncipe heredero pero para
ello éste se casó con ella y la convirtió en princesa. Claro que este
relato admite la lectura de clase. La nobleza no desciende hacia la
servidumbre, no se degrada. El acceso carnal será legítimo únicamen-
te si la sirvienta asciende de clase, se ―ennoblece‖. Esto se ha repro-
ducido al infinito en novelas, radioteatros y telenovelas, como hemos
enunciado más arriba. Las estadísticas aportadas por estudios de-
mográficos demuestran que las relaciones conyugales se dan con per-
sonas que se hallan a un ―step‖, a un paso, en la misma clase social, el
habitat, la etnia, la edad. Algo diferente a lo esperable es la excep-
ción, una suerte de ―error estadístico‖.
También insertan acepciones como A derechas: adv. Conque se
explica que una persona procede bien o rectamente. En nuestra jerga
actual decimos, en tal sentido, que procede ―por derecha‖, aunque
recién será reconocida esta acepción en 1992.
Es en el diccionario de la R.A.E de 1992 donde se dice, además
de las definiciones anteriores:

22
Drama Histórico basado en la vida de William Wallace. Dir.Mel Gibson. U.S.A., Irlanda,
1995
23
No piense el lector argentino que al decir Latinoamérica me refiero a otros países. En Tu-
cumán y en Salta continúa ocurriendo. Las crónicas de los diarios dan cuenta más reiteradamente
de esta situación, sin entrar en detalles sobre la trata de blancas o de las ―chinitas‖ que se entre-
gan para ―todo servicio‖ en las casas de los hacendados.

67
Raúl Alfredo Guevara

Derecha. (Calco del fr. Droite, por la posición que ocupa-


ban sus componentes en las asambleas de la Revolución Fran-
cesa) En las asambleas parlamentarias, los representantes de
los partidos conservadores. Conjunto de personas que profesan
ideas conservadoras (de derechas).

Cuando digo más arriba que los asambleístas conservadores no


eran inocentes al sentarse a la derecha, o al elegir ser denominados ―de
derecha‖ puedo constatar que los integrantes anticlericales y revolu-
cionarios de la ―izquierda‖ no iban a estar de acuerdo con el statu quo
de los conservadores y no se mezclarían. ¿Cuál es el fundamento
bíblico para elegir la derecha?
Revisé sumariamente los escritos sagrados de occidente, sin pre-
tender presentarme como exégeta de los textos considerados sagrados
por diversas religiones. Tanto en la tradición judía (Torah), como en
los textos cristianos del Nuevo Testamento y en la tradición islámica
(Corán) se hace mención explícita de la mano derecha, el brazo dere-
cho, el lugar a la derecha del rey, de los ejércitos, de Dios. La derecha
está llena de simbología judía, cristiana e islámica. Al mencionar los
textos cristianos incluyo los Evangelios Apócrifos descartados por la
iglesia una vez que estuvo bajo la protección del Imperio Romano.
Vaya como advertencia al lector iniciado en textos bíblicos que para
ser consecuentes con el eje de este libro se han consultado los textos
hegemónicos, es decir, el Antiguo Testamento derivado del texto ma-
sorético, y los cuatro Evangelios Canónicos. Pero también se han
examinado los Evangelios ocultos o extra-canónicos. Originalmente
llamados apócrifos, es el nombre dado a escritos surgidos en los pri-
meros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret
y que no fueron aceptados por la ortodoxia católica ni protestante.
Del Corán24 se han consultado traducciones al castellano a sabiendas
que para los musulmanes sólo se considera sagrado el texto en idioma
original, es decir en árabe clásico. Asimismo, la intención de los
gnósticos, que vivían en comunidad desde los principios del cristia-
nismo, era mantener oculta (en griego, apokryphos = ocultos) la
―Buena Noticia‖ (Evangelio). Estos treinta "Evangelios Apócrifos"

24
EL SAGRADO CORÁN - Traducción de su contenido al Idioma Español de
NURELISLAM a http://www.galeon.com/elcoran/qindex.htm - http://www.arabespanol.org

68
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

fueron relegados tempranamente. Además de los conocidos como


Evangelios Gnósticos que eran siete, aparecieron seis Evangelios de
Natividad e Infancia, tres Evangelios de Pasión y Resurrección, trece
sin clasificar, y el Apocalipsis de Pablo, más conocido como Manus-
critos de Nag Hammadi.
A finales del s. II (AdvHae. 3.11.8-9) San Ireneo de Lyon propu-
so reunir y reconocer sólo cuatro evangelios: Marcos, Mateo, Lucas y
Juan. En el año 367, el obispo de Alejandría, Anastasio, los incorporó
a las Escrituras Sagradas, dando origen a lo que se llamaría el Nuevo
Testamento. Casi mil doscientos años después la Iglesia los institu-
cionaliza como dogma de fe, junto a otros textos que definieron el
canon de las Sagradas Escrituras, en el Concilio de Trento (1545-
1563).
La persistente insistencia de la Iglesia sobre los evangelios por
ella elegidos como verdaderos hizo que el significado de ―apócrifo‖
fuera mutando con el tiempo. Desde hace siglos la acepción asignada
al término apócrifo es falsedad, por ello se los llama, también, evange-
lios extracanónicos.25
1.1. Derecha en los textos judeo-cristianos
1.1.1. La tradición judía y el uso de la mano derecha.
Bendecir. (Génesis 48, 8-20)
Consagrar sacerdotes. (Éxodo 29)
Todas las ritualizaciones sagradas. (Levítico), (2 Macabeos 15, 15)
Indicar el camino recto. (Deteuronomio 28, 14)
Despertar confianza. (1 Samuel 20, 8-9 ; 2 Macabeos 4, 34)
Indicar poderío, fuerza, determinación. (Salmos) Cortar la mano o
el brazo derecho del enemigo era quitarle todo lo que representa-
ba. (1 Macabeos 7, 47)
Pronunciar juramentos. (2 Macabeos 14, 33)
Vencer a los enemigos. Salmo 21 (20), 9

25
Sobre el tema pueden consultarse:
GARCÍA BAZÁN, Francisco (2003-). La Gnosis eterna. Antología de textos gnósticos grie-
gos, latinos y coptos. Madrid, Editorial Trotta.
PIÑERO, Antonio (Editor) (1997/2008). Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi.
Madrid, Editorial Trotta.
SANTOS OTERO, Aurelio de (2009). Los evangelios apócrifos. 12ª Reimpresión. Edición
bilingüe. Colección BAC Selecciones, Madrid, B. A. C.

69
Raúl Alfredo Guevara

Obtener la salvación. Salmo 110 (109) El Evangelio (Apócrifo)


De Nicodemo Hechos de Pilatos (Acta Pilati) XXV, 6
Curar. El Evangelio (Apócrifo) De Valentino (Pistis Sophia) 22, 26
1.1.2. La derecha es un lugar destacado.
―Sentarse a la derecha del rey‖. (1 Reyes 2, 19)
Colocar las ofrendas a la derecha del altar. (2 Reyes12, 10)
Estar al amparo de Dios, en su gracia, bajo su protección. Salmo
17 (16), 7 ; Salmo 110 (109)
Sentarse a la derecha del Señor Dios. Salmo 110 (109); Mt. 22.
44; Juan 21, 4-6; Hech. 2. 34-35; 1Cor. 15. 25, 27; Heb. 1. 13; 10.
12-13
Estar en la verdad, la justicia, el amor, la bondad. (Salmos)
El Evangelio (Apócrifo) De Valentino (Pistis Sophia) 2, 3
El camino de la vida en la felicidad eterna. (Salmo 16 (15), 11)
El lugar de los elegidos por Dios (Mateo 25, 34 Entonces el Rey
dirá a los que tenga a su derecha: ―Vengan, benditos de mi Pa-
dre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el
comienzo del mundo...‖) (Marcos 16, 19 Después de decirles esto,
el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de
Dios.)
Aunque estas ideas básicas se mantienen en el Nuevo Testamen-
to hay algunos ajustes al concepto. El hombre debe buscar la justicia y
la santidad pero debe ser drástico para alejarse del mal. Extirpando la
derecha si es necesario:

Mateo 5, 29 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pe-


cado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pier-
da uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arro-
jado al infierno. 30 Y si tu mano derecha es para ti una ocasión
de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se
pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea
arrojado al infierno.

Así mismo se llama al recato. La justicia se practica porque es un


bien en sí, no para buscar recompensas terrenales:

70
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Mateo 6, 1 Tengan cuidado de no practicar su justicia de-


lante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario,
no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cie-
lo. 2 Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando
delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en
las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que
ellos ya tienen su recompensa. 3 Cuando tú des limosna, que tu
mano izquierda ignore lo que hace la derecha, 4 para que tu
limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.

También citado en el Evangelio (Gnóstico) Según Tomás (texto


copto de Nag Hammadi) 62. Otro de los Evangelios denominados
Apócrifos.
1.2. Derecha en el Corán
En este texto sagrado se trata a la derecha en el mismo sentido
que en los tratados anteriormente. Los que estén a la derecha serán
premiados, la mano derecha es la buena, la ladera derecha de un mon-
te es el lugar elegido:

El Suceso.
8. Los compañeros de la derecha [serán quienes reciban el regis-
tro de sus obras con la mano derecha]. ¡Qué afortunados son los
compañeros de la derecha!
10. Y los aventajados [serán aquellos que en la vida mundanal se
apresuraron en realizar obras de bien]. ¡Éstos serán los primeros [en
entrar al Paraíso]! 11. Y serán los [que morarán] más próximos [a
Allah],
27. ¡Y qué afortunados son los compañeros de la derecha! 28. Es-
tarán entre lotos sin espinas, 29. Y plátanos alineados, 30. Bajo una
extensa sombra. 31. [En jardines] Donde habrá agua de permanente
fluir, 32. Y abundantes frutos 33. Que nunca se agotarán y siempre
estarán al alcance de sus manos. 34. [Y reposarán] En lechos eleva-
dos. 35. Ciertamente hemos creado a las huríes asombrosamente. 36.
Las hemos hecho vírgenes, 37. Afectuosas [con sus maridos] y siem-
pre con la misma edad. 38. Esto es para los compañeros de la dere-
cha.

71
Raúl Alfredo Guevara

La Prohibición
8. ¡Oh, creyentes! Arrepentíos ante Allah en forma sincera, y vues-
tro Señor borrará vuestras faltas y os introducirá en los jardines del
Paraíso por donde corren los ríos el día que Allah no avergüence al
Profeta y a los que creyeron en él [el Día del Juicio]. La luz [de la fe]
marchará ante ellos y a su derecha, y dirán: ¡Oh, Señor nuestro!
Auméntanos nuestra luz y perdónanos. Por cierto que Tú tienes poder
sobre todas las cosas.
El Viaje Nocturno.
71. El día que convoquemos a todos los hombres y a sus respecti-
vos Profetas, a quienes hayan creído en ellos se les entregará el libro
de sus obras en la mano derecha, entonces leerán el registro de sus
propias obras y no serán oprimidos en lo más mínimo.
María.
52. Le llamamos desde la ladera derecha del monte e hicimos que
se aproximara para hablarle en forma confidencial.
Tâ' Hâ'
80. ¡Oh, Hijos de Israel! [Recordad Nuestras gracias, cuando] Os
salvamos de vuestros enemigos, os citamos en la ladera derecha del
monte [para que podáis presenciar Nuestros milagros], y os enviamos
el maná y las codornices.

Buscando infructuosamente entre los textos más antiguos así


como en los clásicos griegos y romanos se encuentra un escaso susten-
to similar al de las religiones monoteístas que explique la asunción del
término derecha, no obstante la percepción es similar.
1.3. Derecha en los clásicos
En los textos más antiguos26 la mención es escasa, así, en el
Código De Hammurapi, al final de su reinado (-1752?), Hammurapi
de Bábil (Hammurabi de Babilonia) no hace mención alguna.
Lo más antiguo que encontré es el único texto que contrariaría la
tradición:

26
Se han consultado desde el Código de Hammurabi y el Poema de Gilgamesh hasta Aristófa-
nes, Aristóteles, Platón, Sófocles, Cicerón, y Virgilio. Se detallan exhaustivamente en la Biblio-
grafía.

72
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

El poema de Gilgamesh Tablilla VII (40) ¿Y Gilgamesh, tu amigo


cordial, No te ofreció un lecho preclaro? Te hizo ocupar un lecho de
honor, Te colocó en el asiento de la holgura, en el asiento de la iz-
quierda, ¡Para que los príncipes de la tierra besaran tus plantas!

Pero cabe aclarar que en la tradición oriental se escribe de dere-


cha a izquierda, quizá el lugar de ―destino‖ sea el más importante en
esas culturas.
En el resto de los escasos textos que hacen mención de la dere-
cha, ésta es sobre todo un lugar destacado, un lugar por donde comen-
zar, donde sentarse, donde ubicar a los ejércitos.
En los textos más antiguos, de Homero, la Ilíada y La Odisea,
es el lugar por el que aparecerán las aves de buen augurio.
Revisando lo que ha escrito Heródoto de Halicarnaso en Los
nueve libros de Historia, pueden observarse sólo dos menciones:
En el Libro 1. La derecha es un lugar de privilegio. En el templo
se colocan dos tazas. Una de oro y otra de plata. La de oro a la derecha
y la otra a la izquierda.
Libro 4. La derecha como símbolo de poder. Se saca la piel de la
mano derecha del enemigo muerto.
Sólo encontré una cita que se asemeja a la concepción judeocris-
tiana y está en La República de Platón Libro X. XIII 614 c.

-Pues he de hacerte -dije yo- no un relato de Alcínoo, sino el de un


bravo sujeto, Er, hijo de Armenio, panfilio de nación, que murió en
una guerra y, habiendo sido levantados, diez días después, los cadá-
veres ya putrefactos, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para
ser enterrado y, yacente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días
y contó, así resucitado, lo que había visto allá. Dijo que, después de
salir del cuerpo, su alma se había puesto en camino con otras muchas
y habían llegado a un lugar maravilloso donde aparecían en la tierra
dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba en el cielo,
frente a ellas. En mitad había unos jueces que, una vez pronunciados
sus juicios, mandaban a los justos que fueran subiendo a través del
cielo, por el camino de la derecha, tras haberles colgado por delante
un rótulo con lo juzgado; y a los injustos les ordenaban ir hacia abajo
por el camino de la izquierda, llevando también, éstos detrás, la señal
de todo lo que habían hecho.

73
Raúl Alfredo Guevara

En los autores romanos sólo hallé la siguiente cita que otorga el


mismo sentido:

Virgilio, Eneida.
Éste es el lugar donde el camino se parte en dos direcciones: 540
la derecha lleva al pie de las murallas del gran Dite,
ésta será nuestra ruta al Elisio; la izquierda, sin embargo,
castigo procura a las culpas y manda al Tártaro impío.

Si bien no se refiere a la sociedad pero hay una filosa observa-


ción del discípulo de Platón, Aristóteles Física, Libro IV:

Los objetos matemáticos pueden aclarar esto, pues aunque no


existen en un lugar, tienen sin embargo una derecha y una izquierda
por su posición con respecto a nosotros, de tal manera que sólo con-
ceptualmente tienen tales distinciones posicionales, pero no por natu-
raleza.

2. Izquierda

Intencionada o ingenuamente se asocia a los sectores más


creativos, artistas en general, con la irreverencia a lo esta-
blecido y, por tanto, con posturas ―de izquierda‖. Gustan lla-
marse ―alternativos‖, y lo son, pero en el mismo campo de lo
hegemónico. En la mayoría de los casos no se trata de auténti-
cos revolucionarios ni buscan ningún cambio significativo. Son
utilizados por los medios para imponer modas ―desfachatadas‖,
―atrevidas‖, ―audaces‖ que más que poner en jaque al statu-
quo le dan nuevas excusas para imponer sus productos de con-
sumo masivo (jeans, aros, tinturas, cortes de cabello, etcétera).

La izquierda se ha identificado con sectores sociales que buscan


el cambio social, renovando, remozando o revolucionando la estructu-
ra económica, política y cultural. Ese cambio va en sentido de la dis-
tribución de la riqueza, de la renta, del poder político y la igualación
de derechos para amplios sectores de la sociedad, en particular para
los que han sido postergados históricamente de las decisiones y de la
distribución equitativa de bienes materiales y culturales. Se la deno-
74
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

mina ―progresista‖, bajo el supuesto que todo progreso va en sentido


de una, cada vez mayor, democratización que redistribuya la riqueza y
se constituya en garantía de inclusión social.
La búsqueda de la igualdad y de la libertad, dos principios origi-
nales de la Revolución Francesa, se asocian a la izquierda. La izquier-
da, en este sentido, ―nace‖ liberal y luego, particularmente desde la
aparición de los partidos y agrupaciones que se definen abiertamente
como ―de izquierda‖ su sentido se hará más específico. Socialistas,
anarquistas y comunistas (marxistas, leninistas, trotskistas, maoístas)
son las manifestaciones políticas más identificables con la izquierda,
al menos en sus planteos y en su prolífica producción intelectual.
El feminismo ha dado pasos agigantados respecto a la remoción
del statu-quo y, en tal sentido, es el movimiento político - cultural más
activo y creativo de las últimas décadas.
También ciertos sectores ambientalistas son considerados de iz-
quierda, particularmente aquellos que en su defensa del medio am-
biente se ven enfrentados a la voracidad capitalista que destruye el
hábitat de innumerables maneras. Algunos movimientos ―verdes‖ son
estimulados desde la hegemonía ya que si se preocupan de un ambien-
te abstracto ―sin humanos‖, no se corre riesgo de que estos ―verdes‖ se
conviertan en ―rojos‖.27
Cuando los movimientos pacifistas y por la no-violencia, enfren-
tan los métodos coercitivos de los poderosos, son ubicados inmedia-
tamente a la izquierda. Pero esto es de dudosa verosimilitud ya que
hay grupos no-violentos que se manifiestan en contra de la prolifera-
ción de armas nucleares, pero no están preocupados por garantizar la
equidad entre pueblos y personas. Su mayor preocupación es evitar
accidentes nucleares o conflagraciones de este tipo, que pongan en
riesgo su bienestar, su patrimonio, su capital, sus privilegios. En este
sentido son esencialmente conservadores.
El significado que la tradición de occidente y los lingüistas han
impreso a la izquierda es múltiple pero siempre se le asignará una
connotación negativa. Incluso en los signos y las representaciones

27
Cabe una pequeña digresión. El rojo es un color que han tomado las izquierdas desde la
revolución francesa. Corre, entonces, el mismo destino semántico que la ―izquierda‖. La hege-
monía lo utilizará para significar peligro (en semáforos, carteles, etc...) o directamente ―el mal‖
(demonios). Sin embargo ha sido un color festivo utilizado por reyes, senadores, obispos, gene-
rales. Señala la buena fortuna desde la antigüedad. Sigue siéndolo en oriente.

75
Raúl Alfredo Guevara

matemáticas supuestamente tan ajenas a las influencias de las ciencias


sociales, tan abstractas, tan ―apolíticas‖ y tan ―a-ideológicas‖. Los
signos y números negativos se escriben a la izquierda (-x), abajo (-y),
atrás (-z), mientras que los positivos se escribirán a la derecha(x),
arriba (y), adelante (z). Incluso las manecillas del reloj giran hacia la
derecha, hacia allí ―avanza‖ el tiempo.
En nuestra cultura las cronologías indican que a la izquierda,
abajo o atrás, está el pasado, también el infierno. Ir hacia la izquierda
es retroceder, es perderse, condenarse al atraso.28
Hacia la derecha o hacia
arriba está el futuro, la salva-
ción, el destino, el progreso
que, sin embargo se sustenta
en las tradiciones del pasado.
También los lingüistas
tienen algo que decir sobre
estos términos. Hacer algo a
derecha e izquierda es hacerlo
a diestra y siniestra.
¿Y qué significado se le
asigna al sinónimo y por ende
a la izquierda?
La palabra aparece por
Figura 4. Izquierda – Derecha primera vez en el diccionario de
en Ejes cartesianos la RAE en 1822.
Siniestra. Desde entonces se le han atribuido sentidos no muy
diversos siempre asociados a la izquierda: Aciaga, Funesta, Adversa,
Fatal, Amarga, Deplorable, Infausta, Aviesa, Maligna, Perversa, In-
digna, Fatídica, Nefasta, Lúgubre, Sombría, Calamitosa, Trágica,
Destrucción, Desgracia, Malintencionada, Inmoral, Dañina, Vil, In-
noble, Despreciable, Pérfida.
Cuando se la usa en masculino ―Ocurrió un siniestro‖ es para
indicar accidente, catástrofe, ruina, calamidad, daño, caos, desastre,

28
En algunas culturas precolombinas el pasado está delante. Todo lo que se tiene en frente es
fruto del pasado, puede verse. El futuro está detrás, a las espaldas. No puede verse, no se ha
develado aún.

76
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

devastación, naufragio, cataclismo, hecatombe. De hecho, las com-


pañías aseguradoras así los catalogan. En síntesis: ¡Algo que no debió
suceder! Y si aconteció es un hecho fortuito y desgraciado. ¡Hasta
luctuoso!
El diccionario de la RAE 29 va modificando su definición de iz-
quierda paulatinamente:
En 1914:
Torcido, no recto
En 1927:
Hablando de colectividades políticas, la que guarda menos res-
peto a las tradiciones del país.
En 1936:
Hablando de colectividades políticas, la más exaltada y radical
de ellas, la que guarda menos respeto a las tradiciones del país.
En 2001:
izquierda: Del euskera: ezkerra.
Por la posición que ocupaban los componentes en las asamble-
as de la Revolución francesa. f. En las asambleas parlamenta-
rias, conjunto de los representantes de los partidos no conser-
vadores ni centristas.
f. Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en
general, no conservadoras.
―batear por la izquierda‖ es un mexicanismo que se usa para
describir a un homosexual.
―de izquierda, o de izquierdas‖: para atribuir ideas izquierdis-
tas a personas, grupos, partidos, actos, etc.
―por izquierda:‖ Argentinismo, Ilegalmente, sin rectitud, con
dobleces. Proceder, actuar por izquierda.

Puede considerarse un avance que le reconozcan origen vasco a


la palabra. El ezquerra es el idioma oficial del país Vasco (Euzkadi).

29
Diccionarios de la Real Academia Española (R.A.E.) consultadas todas las ediciones desde
1780 hasta la 22º Edición de 2001

77
Raúl Alfredo Guevara

El mismo Diccionario comienza a ocuparse de siniestro, un tan-


to antes, veamos:
Siniestro, tra.
En 1780?: (Del lat. sinister, -tri).
1. adj. Dicho de una parte o de un sitio: Que está a la mano iz-
quierda.
2. adj. Avieso y malintencionado.
3. adj. Infeliz, funesto o aciago.
4. m. Daño de cualquier importancia que puede ser indemnizado
por una compañía aseguradora.
5. m. Propensión o inclinación a lo malo; resabio, vicio o daña-
da costumbre que tiene el hombre o la bestia. U. m. en pl.
6. m. Der. En el contrato de seguro, concreción del riesgo cu-
bierto en dicho contrato y que determina el nacimiento de la presta-
ción del asegurador.
7. f. mano izquierda ( la opuesta a la derecha).
Una nueva palabra se incorpora en 1936 (año de la Guerra Civil
Española):
Izquierdear: Apartarse de lo que dictan la razón y el juicio.
Se ha naturalizado que la izquierda es el ―Otro‖. Claramente se
ha instalado, en el Sentido Común occidental, al modo en que Grams-
ci lo define. No ha sido inocente, como he demostrado, la elección de
la derecha por los conservadores. A su vez, los que esperan cambios
desde la izquierda han mostrado su ingenuidad y hasta candidez por
no haber sabido dar una respuesta cultural a esa cuestión que excede
largamente a la semántica. Cabe sospechar que pueden no haber que-
rido aceptar esas reglas de juego y prefirieran dar otras respuestas que
permitan omitir la carga de contenido negativo y convertirlo en una
fuerza de sentido contrario cuyo fundamento sea, precisamente, el no
haber entrado en la disputa por el nombre aunque nunca se renuncie a
la confrontación por el poder.
Cabe señalar que la existencia de los ―buenos que ya están a la
derecha de Dios‖ hace innecesario cualquier trabajo pastoral, porque
por definición hay que predicar a la oveja descarriada, al ―hijo pródi-
go‖ que precisamente no es el que se mantuvo al lado del padre. Hay
sectores minoritarios en las iglesias que así piensan y dedican su vida
a acompañar a aquellos que parecen estar olvidados de la mano de
78
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Dios, justamente por los atropellos, la explotación y todo tipo de in-


justicias que contra ellos cometen los que de viva voz se manifiestan
como defensores de la ―legítima fe‖.
2.1. Izquierda en los textos judeo-cristianos
Debe destacarse que en los primeros libros del Antiguo Testa-
mento, la Torah, el camino recto es un camino centrado entre la iz-
quierda y la derecha, es inclinarse es desviarse, estos son sólo algunos
ejemplos de ello:
Números 20,17; 22, 26
Deuteronomio 2,27; 5,32; 17,11-20; 28,14
Josué 1,7; 23,6
1 Samuel 6,12
2 Crónicas 18,18 ―Yo vi al Señor sentado en su trono, y todo el
Ejército de los cielos estaba de pie a su derecha y a su izquierda.‖
2.1.1. La izquierda traiciona.
El primer episodio donde la izquierda se asocia con traición
cuenta que un israelita, Ehud ―que era zurdo‖, se gana la confianza del
rey que los sometía y lo asesina impunemente con un puñal que sos-
tenía en la mano izquierda, aunque permite la liberación del pueblo:
Jueces 3,21
Una situación similar se describe en 2 Samuel 20,10 ―tomó la
barba con la mano derecha para besarlo‖ y lo asesinó con la espada
oculta que tenía en la mano izquierda.
2.1.2. La izquierda castigada.
Recién en el Nuevo Testamento, es decir, en la tradición cristia-
na, aparece marcadamente la diferencia:

Mateo 25,41 Luego dirá a los de la izquierda: "Aléjense de mí,


malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y
sus ángeles, 42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer;
tuve sed, y no me dieron de beber; 43 estaba de paso, y no me aloja-
ron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron".
44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos ham-
briento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos
socorrido?". 45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que

79
Raúl Alfredo Guevara

no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo


hicieron conmigo". 46 Estos irán al castigo eterno, (...)

Esta misma tradición cristiana es compartida por los Evangelios


Apócrifos por lo que resulta irrelevante agregar alguna cita específica.
La tradición islámica tomará la misma orientación que tomaron
los cristianos y asignarán la misma valoración.
2.2. Izquierda en el Corán
El Suceso
9. Los compañeros de la izquierda [serán quienes reciban el regis-
tro de sus obras con la mano izquierda]. ¡Qué desafortunados son los
compañeros de la izquierda!
41. ¡Y qué desafortunados son los compañeros de la izquierda! 42.
Serán atormentados con un viento abrasador y un líquido hirviendo,
43. Bajo la sombra de un humo negro 44. Que no será nada fresca ni
confortable. 45. Esto es porque antes [en la vida mundanal] estuvie-
ron inmersos en el placer, 46. Persistieron en el gran pecado [la in-
credulidad y la idolatría], 47. Y dijeron: ¿Acaso cuando muramos, y
ya seamos tierra y huesos, seremos resucitados? 48. ¿Acaso nuestros
antepasados también [serán resucitados]? 49. Diles [¡Oh, Muham-
mad!]: Ciertamente los primeros y los últimos 50. Serán congregados
en un día emplazado [el Día del Juicio]. 51. Luego ¡Oh, extraviados y
desmentidores! 52. Comeréis de un árbol llamado Zaqqûm [que hay
en el Infierno] 53. Con el que llenaréis vuestros vientres, 54. Y luego
beberéis un líquido hirviendo 55. Como beben los sedientos que nun-
ca se sacian. 56. Así será su morada el Día del Juicio. 57. Ciertamen-
te Nosotros os creamos, ¿por qué no creéis? 58. ¿Acaso no reparáis
en lo que eyaculáis? 59. ¿Lo habéis creado vosotros o somos Noso-
tros los creadores? 60. Nosotros hemos decretado cuando morirá ca-
da uno de vosotros y nadie podrá impedirlo. 61. Cambiaremos vues-
tras fisonomías y os haremos resucitar en otro estado diferente [el
Día del Juicio]. 62. Por cierto que reconocéis que fuisteis creados
cuando antes no existíais, ¿por qué entonces no reflexionáis? 63.
¿Habéis reparado en vuestros cultivos? 64. ¿Sois vosotros quienes los
hacéis brotar o somos Nosotros los germinadores? 65. Si quisiéramos
los convertiríamos en heno, y entonces os sorprenderíais, 66. [Y dir-
íais:] Hemos sido castigados, 67. Y por ello hemos quedado en la rui-
na. 68. ¿Habéis reparado en el agua que bebéis? 69. ¿Acaso vosotros
la hacéis descender de las nubes o somos Nosotros Quienes la envia-

80
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

mos? 70. Si quisiéramos la habríamos hecho salobre, ¿por qué no lo


agradecéis? 71. ¿Habéis reparado en el fuego que encendéis? 72.
¿Acaso vosotros habéis creado el árbol con el que lo encendéis o so-
mos Nosotros los creadores? 73. Nosotros hemos creado el fuego pa-
ra que reflexionéis [acerca del Infierno, cuán terrible será], y él es
además un elemento de utilidad para los viajeros.
92. Pero si es de los extraviados desmentidores [los compañeros
de la izquierda] 93. Será atormentado con un líquido hirviendo, 94. Y
luego arrojado al fuego del Infierno.
La Verdad Inevitable
25. En cambio, quien reciba el registro de sus obras con la mano
izquierda, dirá: Ojalá no se me hubiera entregado mi libro. 26. Ni
tampoco se me hubiese juzgado. 27. Ojalá hubiera sido definitiva [mi
muerte]. 28. De nada sirven ahora mis bienes. 29. Mi poder se ha
desvanecido. 30. [Entonces Allah les dirá a los Ángeles:] Tomadlo y
ponedle argollas en el cuello. 31. Introducidle en el fuego del Infier-
no,

3. Un texto sagrado contrahegemónico


Dado que el siguiente texto retoma las primeras tra-
diciones bíblicas y se aparta de la cosmovisión de los evan-
gelios canónicos, llama la atención:
Evangelio (oculto) según Felipe.
10. La luz y las tinieblas, la vida y la muerte, los de la derecha y
los de la izquierda son hermanos entre sí, siendo imposible separar
a unos de otros. Por ello ni los buenos son buenos, ni los malos ma-
los, ni la vida es vida, ni la muerte muerte. Así que cada uno vendrá a
disolverse en su propio origen desde el principio; pero los que están
por encima del mundo son indisolubles y eternos.
40. Hay animales que viven sometidos al hombre, tales como las
vacas, el asno y otros parecidos. Hay otros, sin embargo, que no se
someten y viven solos en parajes desiertos. El hombre ara el campo
con animales domesticados y así se alimenta a sí mismo y a los ani-
males, tanto a los que se someten como a los que no se someten. Lo
mismo pasa con el hombre perfecto: con (la ayuda de las) Potencias
que le son dóciles ara (y) cuida de que todos subsistan. Por esto se
mantiene en pie todo el lugar, ya se trate de los buenos, de los malos,
de los que están a la derecha o de los que están a la izquierda. El

81
Raúl Alfredo Guevara

Espíritu Santo apacienta a todos y ejerce su dominio sobre [todas] las


Potencias, lo mismo sobre las dóciles que sobre las [indóciles] y soli-
tarias, [...]

Justamente propone una mirada integradora que hubiera plantea-


do una fuerte disputa a esta dicotomía. Es, sin dudas, un texto contra-
hegemónico que fue sometido al olvido, a la negación del estatus sa-
grado que otros textos tienen.
El paso de los años ha modificado a la derecha ―clásica‖ y los li-
berales otrora a la izquierda han mutado y diversificado su liberalis-
mo. El liberalismo político seguirá sosteniendo la necesidad de exten-
der las libertades del individuo, mientras que el liberalismo económi-
co, sin renegar de aquel principio, sostendrá como primer principio la
defensa irrestricta de la propiedad (de bienes materiales, culturales,
tecnológicos e intelectuales).
Puede hablarse de una Nueva Derecha vinculada al neoconser-
vadurismo y al neoliberalismo. ¿Cómo se llegó a ello?
4. Estado de Bienestar (Welfare State)
El laissez faire (dejar hacer) fue una bandera liberal: el mercado,
sujeto a las leyes de la oferta y la demanda se equilibraría naturalmen-
te. Desde el Siglo XVIII el capitalismo sin intervención del Estado,
mostró que el mercado autorregulado es incapaz de satisfacer las ne-
cesidades materiales de las mayorías. Su moral individualista atenta
contra la consolidación de vínculos sociales en la comunidad. El libe-
ralismo económico dejó al trabajador ―libre‖ indefenso frente a los
vaivenes de la economía. Las sucesivas crisis capitalistas cortan siem-
pre ―el hilo por lo más delgado‖, los desamparados son los trabajado-
res.
Se impuso la necesidad de moderar la lógica de la oferta y la
demanda. El estado asistencial surgió del compromiso político entre
los principios del mercado (eficiencia, cálculo riguroso de los costos y
de los importes, libre circulación de las mercancías, etcétera) y las
insistentes reivindicaciones de justicia social del movimiento obrero.
El sistema capitalista individualista entra en aprietos sucesivos
desde el siglo XIX. Se muestra incapaz de evitar las cíclicas crisis
económicas. Es insensible a las exigencias de las clases sometidas
que comienzan a organizarse en partidos políticos, sindicatos, asocia-

82
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ciones civiles y hasta en sociedades secretas, en defensa de sus inter-


eses postergados.
Desde Keynes, en el primer cuarto del siglo XX, se promueve la
intervención del estado. Esto permitiría eliminar los efectos colatera-
les del capitalismo y sus ―leyes‖ de la libre competencia, de la oferta y
la demanda. La intervención del Estado pone fin al mercado que debía
auto equilibrarse.
Sin embargo el Estado de Bienestar fue atacado por la izquierda
y por la derecha.
Para la izquierda revolucionaria la política del Welfare State y de
la programación económica es una maniobra del sistema capitalista
para continuar con el dominio de clase de la burguesía.
Para la derecha defensora del liberalismo económico (Friedman,
Hayek, Mises, Ropke, entre otros) el Estado de Bienestar socava en
sus raíces las estructuras y los ―valores‖ de la libre competencia. Exte-
riorizan el peligro inevitable de la burocratización de la sociedad por
la intervención impersonal del Estado. Según tales críticos, toda in-
tromisión del Estado en el mercado es una amenaza a la libertad indi-
vidual y una concesión al colectivismo.
Además, para ellos, el Estado Asistencial reduce sensiblemente
la eficiencia del sistema y frena la expansión económica. Claro está
que estos reclamos políticos referidos a la libertad individual nada
tienen que ver con la práctica colectiva de las Sociedades Anónimas y
las grandes Corporaciones que diluyen las responsabilidades del indi-
viduo en Sujetos sin rostro humano, en Personas Jurídicas impersona-
les. En Entidades Colectivas, nunca individuales, nunca libres, sujetas
a los códigos de reciprocidad entre corporaciones y al interior de las
mismas entre corporativistas. Todas las políticas sociales serán vistas
como ―gasto‖ improductivo.
4.1. El Estado Interventor.
El desarrollo económico comenzó a regulase desde el Estado In-
terventor30, particularmente desde la postguerra, y sus manifestaciones
más visibles fueron:

30
Este apartado aparece como indispensable toda vez que luego de la enorme concentración del
capital financiero y del saqueo de los bienes del estado en América Latina en la década de los 90,
aparecieron gobiernos que intentaron recuperar algunas de las funciones que aquí se enumeran.

83
Raúl Alfredo Guevara

Expansión progresiva de servicios públicos como educación,


vivienda, salud, y -vinculados a ellos- las redes de agua po-
table, electricidad, pavimento, gas natural, cloacas, telefonía.
Sistema fiscal progresivo, donde pagan más los que más tie-
nen o más ganan.
Legislación laboral para proteger los derechos de los traba-
jadores y establecer las condiciones de su representación
frente a los empleadores, con intervención del Estado a
través de oficinas, direcciones, secretarías y hasta ministerios
destinados al área de Trabajo y Previsión.
Establecimiento de un salario mínimo vital y móvil que per-
mita una controlada redistribución de la riqueza; - Estable-
cimiento de un régimen de pensiones y jubilaciones para
terminar con el sistema de indefensión en que el capitalismo
voraz había sumido a grandes masas de la población de an-
cianos, de viudas, de trabajadores accidentados e imposibili-
tados de reinsertarse en el mercado laboral.
Búsqueda del pleno empleo con el fin de garantizar a todos
una fuente digna de ingresos que se volverán al mercado in-
terno dando movilidad a la economía. Para ello el Estado in-
vierte en obras públicas de grandes dimensiones: represas,
viviendas populares, rutas, caminos, ferrocarriles, puentes,
tendido eléctrico, generalización de los servicios públicos.
5. Nueva Derecha.
Después de la Revolución Cubana comenzó la configuración de
una Nueva Derecha, como mandato imperial de la hegemonía nortea-
mericana. Ésta, sin abandonar sus viejos postulados conservadores,
remozados con propuestas liberales, pondrá a trabajar a sus mejores
intelectuales y cooptará antiguos militantes de la izquierda marxista
para reformular algunos principios e instalarlos en un Nuevo Sentido
Común, bajo la engañosa consigna: ―somos el cambio‖.31
31
Un caso testigo lo muestra el pedagogo Mariano Narodowsky cuyos textos primeros no
coinciden con su función de Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires en el espectro
de la Nueva Derecha argentina. Muchos otros fueron los mentores de las Reformas Educativas
en Latinoamérica en la década de los ´90 monitoreadas por el FMI y el Banco Mundial. Sería
injusto enumerarlos ya que corro el riesgo de olvidarme de algún ilustre reformador, de todos
modos las fuentes son contemporáneas.

84
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Estos nuevos liberales constituyen un Neoliberalismo. ―Demos-


trarán‖ que cuando los liberales se oponían a la instalación del Estado
Benefactor ―tenían razón‖. El Estado burocratizado es atacado por
ineficiente y se promoverá la desestatización de la economía. La pri-
vatización de todas las áreas rentables administradas por el Estado,
como la extracción de Recursos Naturales no renovables (petróleo,
gas, carbón, metales...), las empresas telefónicas, de transporte (ferro-
viario, automotor, fluvial, aéreo), las proveedoras de energía eléctrica,
de agua potable, la jubilación, los bancos, los correos, y en casos ex-
tremos las rutas y autopistas se otorgan en concesión a empresas que
cuentan con altísimas tasas de retorno aún violando el derecho consti-
tucional de libre tránsito. 32 Lo público ya no es ―de todos‖, ahora lo
público es ajeno.
La solución que proponen no es hacer eficiente al Estado, sino
pasar a manos corporativas privadas todo aquello que pueda ser renta-
ble.
El modelo promueve la competencia en todos los ámbitos de la
sociedad y sostiene, como en el Siglo XVIII, que el mercado ―natu-
ralmente‖ se autorregulará. En tres décadas se destruyeron conquistas
sociales y laborales. Ya no hay días ni horarios ―no laborables‖. El
mercado no debe detenerse, la salida ―de buena calidad‖ debe ser pri-
vada. Se desfinancian o privatizan esferas que siguen considerándose
irrenunciables para el Estado: Salud, Educación, Justicia, Seguridad,
Defensa, Vialidad, Vivienda, Previsión Social.
Por su lado, los conservadores arremeten con sus valores remo-
zados. Acusan a la sociedad por la pérdida de valores y por no cum-
plir con las funciones que se les asignan a determinados burócratas y
empleados públicos. Bajo un ancho manto de sospecha se responsabi-
liza a:
la esfera política de corrupción, inmoralidad, falta de ética.
la escuela (y a la maestra) que ―ya no enseña‖.
la policía que no brinda seguridad y se maneja con ―gatillo
fácil‖.

32
En menos de una década se mostró que las empresas que no eran rentables bajo administra-
ción estatal (ferrocarriles, aerolíneas, obras sanitarias), tampoco lo son bajo administración
privada y, como agravante insoslayable han aumentado sus costos y su ineficiencia, no cumplen
la función social que el Estado administrador cumplía, no invierten y para colmo de males reci-
ben sustanciosos subsidios y aportes estatales para sostener la fachada privada.

85
Raúl Alfredo Guevara

los hospitales ineficientes para atender las demandas de la


sociedad.
los sindicalistas por entorpecer la competitividad libre del
mercado.
Y finalmente al conjunto de la sociedad: ―este país no tiene
solución‖, ―en este país todo está podrido‖ .
Se instala en el Sentido Común la idea de que todas las institu-
ciones están corrompidas y en avanzado estado de descomposición en
una Sociedad inmoral, que ha perdido los valores tradicionales.
A su vez toman alguna bandera liberal, y levantan derechos que
consideran inalienables. Los Derechos Sociales estarán subordinados
al Derecho de Propiedad. Luego se podrán plantear otros como la
libertad -de la que sólo gozarán plenamente los que sean propietarios
de más bienes materiales- y la igualdad, ahora reformulada con un
término y hasta un concepto ―políticamente correcto‖: equidad.
Puede considerarse a la Nueva Derecha como una nueva concep-
ción materialista del mundo. Marx y Engels hicieron un inapelable
diagnóstico de la sociedad capitalista a mediados del siglo XIX. De él
deviene una prospectiva profética.
La Derecha tomó sus notas y actuó en consecuencia. Reformuló
la teoría marxista pero en sentido inverso.
El llamado del Manifiesto Comunista ―Proletarier aller Länder,
vereinigt euch!‖ (Proletarios de todos los países, únanse) se revierte
dramáticamente.
Las Guerras Mundiales lanzan a morir a los proletarios del mun-
do. Pero no como tales, sino como defensores de los intereses impe-
rialistas de burguesías locales. Las burguesías establecían alianzas
estratégicas industriales o financieras que sostendrían con las armas -
por ellas provistas- y por la sangre de quienes ya no tenían nada que
perder: el proletariado y el campesinado. Los trabajadores del mundo
mueren por banderas burguesas, por patrias que no son patrimonio
material de los pueblos. Cada proletariado local muere y se hace ma-
tar por intereses que no lo incluirán, cada campesino muere por una
tierra ajena. Las burguesías unen al proletariado en sus cementerios.
A su vez se entroniza la quimera de los bienes materiales del
Mercado accesible de manera ilimitada para quien quiera tomarlos.

86
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

La cultura como consumo, lo popular como masivo. Estas tres citas


muestran la consolidación hegemónica y algunos de sus instrumentos:

"Los estudios de consumo cultural en diversos países muestran


que, en las nuevas generaciones, las identidades son menos organiza-
das por los símbolos de la historia patria que por los de Hollywood o
Benetton" 33
"La nueva democracia del consumidor, estimulada por la produc-
ción en masa y el comercio de bienes estilizados, estuvo fundamenta-
da en la idea de que los símbolos y prerrogativas de la élite podrían
estar ahora disponibles en escala masiva"34
―Aunque la persona no pueda comprar los bienes, la sola ilusión
de que puede llegar a hacerlo, el simple consumo estético de las luces
o de un televisor en una vidriera, de las últimas novedades de la ropa
o los discos, proporcionan placer y hacen que la persona se sienta
partícipe de este mundo‖. 35

6. Internacionalismo Proletario y F.M.I.


En las prédicas de cualquier agrupación de izquierda ha estado
siempre presente el internacionalismo como idea de solidaridad entre
los trabajadores, en razón de su clase social, sin importar su nacionali-
dad. Los capitalistas han tomado debidas notas de aquellas propues-
tas.
6.1. Del Internacionalismo Proletario al Internacionalismo Bur-
gués
En este apartado tengo la intención de indicar que la actividad
hegemónica es dinámica. Siempre atenta a las confrontaciones, a las
interdicciones, a todo aquello que la ponga en riesgo o la cuestione.
Por ese motivo, y atendiendo a su función de conservar y profundizar
33
BARRETO, Margarita,(1994) ―Ciudadanía y Globalización‖ en GARCÍA CANCLINI,
Néstor. ―Consumidores y ciudadanos: Conflictos multiculturales de la globalización‖, Mimeo,
Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología es un emprendimiento del Equipo NAyA.
34
OP. CIT.BARRETO, Margarita,–en WEN. S.- ―All consuming images: the politics of style in
contemporery culture, US, Basic Books‖, 1988, Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología
es un emprendimiento del Equipo NAyA. Ultima modificación de esta página 18/5/04
35
OP. CIT.BARRETO, Margarita,–en WEN. S.- ―All consuming images: the politics of style in
contemporery culture, US, Basic Books‖, 1988., Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología
es un emprendimiento del Equipo NAyA. Ultima modificación de esta página 18/5/04

87
Raúl Alfredo Guevara

las relaciones de poder ya establecidas, es que sus intelectuales traba-


jan tenazmente para desentrañar los elementos que desnuden su fun-
cionamiento aceitando los engranajes de la dominación.
Cuando Marx y Engels36 propusieron su fórmula simple ―Prole-
tarios del mundo únanse‖. Imaginaron que la conciencia de clase
podría superar el ―llamado de la patria‖, por considerar que las nacio-
nes burguesas se construían sobre una base material de explotación.
Aunque esto era fácilmente verificable, subestimaron a la burguesía
que supo reorientar el pensamiento dialéctico y se sirvió de él para
establecer confrontaciones de naciones imperiales, más que de clases.
Los proletarios de todo el mundo se armaron para defender, durante el
siglo XX, las naciones que mantenían privilegios de clase amalgama-
dos por elementos culturales que el marxismo no tuvo en cuenta en su
momento. La mayoría de los críticos del marxismo coinciden en seña-
lar una posición insuficientemente crítica hacia la civilización indus-
trial burguesa moderna, que se manifiesta, por ejemplo, en su insensi-
bilidad a las consecuencias ecológicas del desarrollo de las fuerzas
productivas, un fuerte eurocentrismo, y una subestimación de los con-
flictos nacionales, y hasta étnicos, generados por el mercado mundial.
Los Acuerdos de Bretton Woods son las resoluciones de la Con-
ferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, realizada en
el complejo hotelero de Bretton Woods, (Nueva Hampshire-U.S.A.),
entre el 1 y el 22 de julio de 1944, en vistas de la proximidad del fin
de la Segunda Guerra Mundial. Allí se establecieron reglas para las
relaciones comerciales y financieras entre los países industrializados
del mundo. Se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo
Monetario Internacional y el uso del dólar como moneda internacio-
nal. Alemania, Japón e Italia estaban a punto de ser derrotados y no
participaron.
Los países del bloque comunista, conducidos por la Unión So-
viética, participaron de la Conferencia, pero no ratificaron los acuer-
dos. China se retiró en 1949.

36
El Manifiesto del Partido Comunista - su nombre verdadero- se publicó por primera vez en
febrero de 1848, en Londres, en idioma alemán. Son incontables las traducciones y reediciones
hasta hoy.

88
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Este comportamiento había sido advertido por Gramsci 37:

El Capital de Marx era, en Rusia, el libro de los burgueses más


que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la necesidad
ineluctable de que en Rusia se formase una burguesía, se iniciase una
era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes
de que el proletariado pudiera siquiera pensar en su insurrección, en
sus reivindicaciones de clase, en su revolución.

Desde 1946, no son los proletarios quienes se unen, sino los ca-
pitalistas y comenzó a funcionar lo que podríamos llamar el ―interna-
cionalismo burgués‖ (Financiero / Industrial / Militar). De la Confe-
rencia participaron 44 naciones. La mayoría de las naciones del Tercer
Mundo aún eran colonias y no participaron. América Latina respon-
día a la influencia de Washington.
6.2. Aplicación de una “teoría marxista” de signo inverso
La expansión victoriosa del capitalismo lo ha hecho sostener,
hacia fines del Siglo XX, que había llegado el Fin de las Ideologías.38
Michael Löwy, en la introducción que hace a una reciente reedi-
ción del Manifiesto sostiene que el capitalismo, a través del mercado
mundial, generó un proceso de unificación económica y cultural del
planeta, bajo su dominación. Es la ―globalización‖.

Nunca el capital había logrado ejercer un poder tan completo, ab-


soluto, integral, universal e ilimitado sobre el mundo entero impo-
niendo sus reglas, sus políticas, sus dogmas y sus intereses a todas las
naciones. El capital financiero internacional y las empresas multina-
cionales nunca habían escapado en tal grado a cualquier control de
los estados. Jamás como ahora existió una red tan densa de institu-
ciones internacionales -como el FMI, la Banca Mundial, la Organiza-
ción Mundial del Comercio- destinada a controlar, gobernar y admi-
nistrar la vida de la humanidad, según las reglas estrictas del libre
mercado y de la ganancia capitalista. En fin, en ninguna época como
hoy, han estado las esferas de la vida humana -relaciones sociales,

37
GRAMSCI, Antonio. La Revolución contra el capital. Escrito: 1917- Primera Edición:
Aparecido en Avanti, edición milanesa, el 24 de noviembre de 1917. Reproducido en el Il Grido
del Popolo el 5 de enero de 1918 Esta Edición: Marxists Internet Archive, año 2001
38
BELL, Daniel. (1964) El fin de las ideologías. Editorial Tecnos.

89
Raúl Alfredo Guevara

cultura, arte, política, sexualidad, salud, educación, deporte, ocio- tan


completamente sometidas al capital, y tan profundamente inmersas en
lo que Marx llamaba, en el Manifiesto, ―las aguas heladas del cálculo
egoísta‖.39

El golpe maestro de aspecto liberal pero de esencia conservadora


es el reconocimiento y el estímulo para que cada minoría histórica o
circunstancialmente configurada reclame sus derechos sectoriales,
sean éstos étnicos, feministas, gays, ecologistas, ambientalistas, reli-
giosos, niños, adolescentes, ancianos, vecinalistas, consumidores,
desocupados, familiares de desaparecidos, víctimas de la violencia
policial, jóvenes discriminados o golpeados en los locales bailables,
víctimas de la delincuencia, y cualquier otra queja que garantice la
dispersión y la disgregación de toda demanda de conjunto. No hay
lugar para quien defienda derechos sociales y comunitarios. Si cada
uno lucha por una reivindicación sectorial no se verán los intereses de
la sociedad o de amplios sectores sociales inclusivos. De este modo se
ataca por la retaguardia a los sectores postergados que verán adversa-
rios o enemigos donde no los hay. Es lo que se ha dado en llamar ―la
lucha de pobres contra pobres‖. A la consigna Ningún Pibe Nace
Ladrón se puede agregar Represor tampoco.
Si bien Marx había explicado en el Siglo XIX que es necesaria,
para la propia subsistencia del sistema capitalista; que exista un ejérci-
to de mano de obra desocupada para garantizar que los costos labora-
les se mantengan bajos; no había previsto que se organizaran para
mantener esa condición conformándose con subsidios en lugar de
empleos genuinos. Un ejército industrial de reserva, - un ejército
permanente de desempleados -, es necesario para el buen funciona-
miento del sistema de producción capitalista y la necesaria acumula-
ción de capital40. Puede ser interesante observar con detenimiento las
agrupaciones y los llamados ―movimientos de trabajadores desocupa-
dos‖.41

39
MARX, Carlos y ENGELS, Federico. (1848) Manifiesto Comunista, Ediciones Nuestra
Propuesta. Partido Comunista de Argentina, Buenos Aires, 2003. Introducción Michael Löwy
40
MARX, Carlos. El capital: crítica de la economía política Libro I, Tomo III, cap. 3, (1867)
Fondo de Cultura Económica, México, 1974.
41
En Argentina hay varias organizaciones de trabajadores desocupados. Si su primer demanda
fuera la obtención de puestos de trabajo tendrían firmada, desde el primer día, su propia senten-
cia de disolución. A menos que tengan otros propósitos. Si se incrementa el empleo las organi-

90
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

A su vez los economistas liberales sostienen que el pleno empleo


incrementa el consumo y esto acarrea escasez, desequilibrando la ley
de la oferta y la demanda y provocando inflación. No es bueno para el
capitalista que su capital se degrade o devalúe por inflación, por ello
se hace ―necesario‖ un desempleo ―razonable‖, que no es otra cosa
que exclusión del sistema de amplios sectores de la sociedad, para
garantizar el lucro de una minoría.

La izquierda es la universidad de la derecha.


En 1931 nació, en Australia, un bebé que se llamaba Rupert.
En pocos años, Rupert Murdoch se hizo amo y señor de los medios
de comunicación del mundo entero.
El asombroso vuelo hacia el éxito no sólo se explica por su astucia
y su maestría en el juego sucio. Rupert también fue ayudado por su
conocimiento de los secretos del funcionamiento del sistema capitalis-
ta.
Y eso lo había aprendido cuando era un estudiante veinteañero
que admiraba a Lenin y leía a Marx.
Eduardo Galeano.42

No todo es lineal para el pensamiento hegemónico de derecha, la


confrontación es directa contra ella con distintas herramientas, la iron-
ía es un instrumento cultural potente, si se trabaja a favor de una cultu-
ra liberadora del pueblo. Veamos este ejemplo:
La derecha
Me enseñaron que la forma más correcta
de vivir es cultivando la virtud
de pensar y proceder con rectitud
y derecha significa línea recta.

zaciones deberían tender a desaparecer. Un diputado ha llegado desde este sector al Congreso
Nacional. Aunque obtuvo ese empleo siguió liderando su agrupación de desocupados.
Es el mismo sinsentido que se da con los dirigentes sindicales que, al convertirse en burócratas,
nunca vuelven a su lugar de trabajo original. Llegando a la paradoja hilarante de haberse cerrado
las fábricas en que se desempeñaban y que habían justificado tanto su militancia sindical como
su pertenencia al gremio que lideran, no obstante continúan como dirigentes de los trabajadores.
En la docencia algunas dirigentes hace décadas que no tocan una tiza y ya están en edad de
volver a la escuela, pero para acompañar a sus nietos hasta la puerta, porque son jubiladas.
42
GALEANO, Eduardo. Los hijos de los días, Siglo XXI, Argentina, 2012

91
Raúl Alfredo Guevara

Me enseñaron que no andar por la derecha


es sinónimo de estar equivocado;
si no sigo el rumbo que me han señalado
para siempre viviré bajo sospecha.
Me enseñaron que yo debo circular
por el lado que me indican con la flecha;
si el cartel dice: ―Conserve su derecha ‖
Debo ser conservador y no chocar.

Me enseñaron que la historia nos demuestra


que la izquierda significa contramano
y esa historia ha sido escrita con la mano
que aún derecha siempre fue la más siniestra.

La derecha se apodera de repente


del discurso que agitaban los de abajo
y reclama la justicia y el trabajo
que ella misma le ha quitado a tanta gente.

La derecha de falange ensangrentada


no te cura, no saluda y no acaricia
toma todo y es capaz, en su avaricia,
de seguir robando a quien no tiene nada.

Es el gesto miserable que te estrecha


cuando sella un falso pacto en su apretón
es la garra que te abraza y a traición
de tu buena fe se burla y se aprovecha.

Es la mano artera que prendió la mecha


para hacer que estalle el sueño y la razón
no es casual que donde habita el corazón
siempre fue el lado contrario a la derecha.

Me enseñaron varias cosas al revés


sin derecho a patalear y ser sincero
a marchar bien derechito y esa es
la lección donde me saco siempre un cero.

Ignacio Copani – Album ―Hablemos en Serio‖

92
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 4

¿Qué carajo es la
Contrahegemonía?
Un capítulo a demanda, como este, es un ejercicio militante. Es
la puesta en acto de un esfuerzo intelectual y un intercambio apasio-
nado con mis alumnos de la Universidad Nacional de Lomas de Za-
mora durante el segundo cuatrimestre de 2009. Claro que no pienso
cambiar el título que salió de una consulta en los pasillos:
- Profe, al final: ¿qué carajo es la contrahegemonía?
Le dimos vueltas al concepto para darnos cuenta que no estaba lo
suficientemente ejemplificado o que las naturalizaciones de la hege-
monía no nos permitían ver más allá. Exploramos la tarea dinámica
de los intelectuales orgánicos y particularmente de aquellos difusores
que operan en los niveles más bajos de la elaboración intelectual. Los
que se remiten a difundir máximas y sentencias desde un Sentido
Común. Los que se ven acorralados cada vez que se los confronta o
interroga. Toda vez que le preguntamos razones quedan perplejos o
terminan aceptando que no las tienen para afirmar luego, categórica-
mente: - pero es así, porque siempre ha sido así.
De eso trata este ejercicio, seguramente incompleto, de desen-
mascarar la dominación cultural descubriendo lo que el pueblo hace
para enfrentarla.
Hace dos décadas García Canclini43 se preguntaba:

¿Cómo analizar las manifestaciones que no caben en lo culto o lo


popular, que brotan de sus cruces o en sus márgenes?

43
GARCÍA CANCLINI, Nestor. (1989) Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir
de la Modernidad. México D.F., Grijalbo

93
Raúl Alfredo Guevara

Si esta parte insiste en presentarse como un capítulo, con citas y


notas al pie, ¿no será por falta de preparación profesional del autor
para producir una serie de videoclips en que un gaucho y un poblador
de una favela conversaran sobre la modernización de las tradiciones
con los migrantes mexicanos que pasan ilegalmente a los Estados
Unidos, o mientras visitan el Museo de Antropología, o hacen cola en
un cajero automático y comentan cómo cambiaron los carnavales de
Río o Veracruz?

Buscando articulaciones entre cultura y poder propone observar


tres procesos clave para explicar lo que él llama Hibridación de la
Cultura:

la quiebra y mezcla de las colecciones que organizaban los siste-


mas culturales, la desterritorialización de los procesos simbólicos y la
expansión de los géneros impuros.

1. ¿Existen cosmovisiones confrontativas, culturas


de oposición o contraculturas?
He planteado, desde los capítulos anteriores, el concepto de re-
sistencia, la idea de la existencia de otras visiones del mundo, de otras
perspectivas sojuzgadas, marginadas, acalladas, relegadas, desterra-
das, confinadas, aisladas, proscritas, deportadas, condenadas, limita-
das, rechazadas, postergadas, adormecidas, silenciadas, ocultadas,
censuradas, perseguidas, criticadas, reprobadas, fustigadas, prohibi-
das, castigadas.
Todas las iniciativas y contribuciones, aún cuando sean mani-
fiestamente de oposición, están enlazadas con lo hegemónico. Esta es
la dimensión y la potencia de la hegemonía cultural. Las expresiones
alternativas, pretenden una renovación, una reforma, algún cambio en
las formas y no la ruptura de lo hegemónico y su contenido esencial.
Lo alternativo, reconoce a la hegemonía, no necesariamente quiere
confrontar, sino modificar su posición relativa dentro del mismo Blo-
que Histórico en la sociedad civil o en la sociedad política que, alter-
nando en el gobierno, representa al poder de una misma clase o grupo.
¡Quiere encontrar un lugar dentro de ella!

94
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Por su lado, la contracultura, por definición y por su dialectici-


dad intrínseca, se produce para confrontar, para oponerse y, en los
grados menos confrontativos, para lograr un reconocimiento en los
ámbitos de definición de ―lo cultural‖. Se engendra en un territorio
cultural compartido, hegemónico, dominante, que estimula o limita su
progreso según sus intereses coyunturales. No obstante, hay manifes-
taciones contrahegemónicas que constituyen efectivas rupturas revela-
doras de una ebullición social que no ha podido ser cooptada ni aca-
llada. Suelen desarrollarse en períodos de crisis del bloque hegemóni-
co que redobla esfuerzos para confinarlas, marginarlas, neutralizarlas
o reformularlas, haciendo difícil la supervivencia de las manifestacio-
nes más originales e independientes. La cosmovisión dominante pue-
de ignorar o aislar las propuestas alternativas y las manifestaciones de
oposición pero, al decir de Williams,

(…) en la medida en que estas son significativas, la función


hegemónica decisiva es controlarlas, transformarlas o incluso incor-
porarlas.

En los casos que el sector hegemónico -la nación, la etnia, la cla-


se, el género, el grupo etario, la urbe- no logra obtener el consenso
recurre sistemáticamente a la coerción. Allí la contrahegemonía se
fortalece. En la imposición coercitiva encuentra su mayor fundamento
la contracultura. Podrá adoptar formas disímiles, desde la lucha ar-
mada hasta la callada resistencia. Numerosísimos grupos de nativos
originarios, migrantes suburbanos, árabes en sus países ocupados,
entre otros, resisten a las imposiciones del pensamiento europeo / es-
tadounidense. Lo hacen empecinadamente conservando su lengua, su
religiosidad, sus relaciones de parentesco y de reproducción social.
Para trabajar este apartado me he planteado algunas preguntas
que dirijan mi discurrir, habida cuenta que asumo la contracultura, la
contrahegemonía, las cosmovisiones sojuzgadas:
¿Cuál es el lugar que ocupan entonces?
¿Qué es la contrahegemonía?
¿Cómo se manifiestan los movimientos contrahegemónicos?

Un modo de expresar la distinción necesaria entre las acepciones


prácticas y abstractas dentro del concepto consiste en hablar de ―lo

95
Raúl Alfredo Guevara

hegemónico‖ antes que de la ―hegemonía‖, y de ―lo dominante‖ antes


que de la simple ―dominación‖. La realidad de toda hegemonía, en su
difundido sentido político y cultural, es que mientras que por defini-
ción siempre es dominante, jamás lo es de un modo total o exclusivo.
En todas las épocas las formas alternativas o directamente opuestas
de la política y la cultura existen en la sociedad como elementos sig-
nificativos. Habremos de explorar sus condiciones y sus límites, pero
su presencia activa es decisiva; no sólo porque deben ser incluidos en
todo análisis histórico (a diferencia del análisis trascendental), sino
como formas que han tenido un efecto significativo en el propio pro-
ceso hegemónico. Esto significa que las alternativas acentuaciones
políticas y culturales y las numerosas formas de oposición y lucha son
importantes no sólo en sí mismas, sino como rasgos indicativos de lo
que en la práctica ha tenido que actuar el proceso hegemónico con la
finalidad de ejercer su control. Una hegemonía estática, del tipo in-
dicado por las abstractas definiciones totalizadoras de una ―ideolog-
ía‖ o de una ―concepción del mundo‖ dominante, puede ignorar o ais-
lar tales alternativas y tal oposición; pero en la medida en que éstas
son significativas, la función hegemónica decisiva es controlarlas,
transformarlas o incluso incorporarlas. Dentro de este proceso acti-
vo lo hegemónico debe ser visto como algo más que una simple
transmisión de una dominación (inmodificable). Por el contrario, to-
do proceso hegemónico debe estar en un estado especialmente alerta
y receptivo hacia las alternativas y la oposición que cuestiona o ame-
naza su dominación. La realidad del proceso cultural debe incluir
siempre los esfuerzos y contribuciones de los que de un modo u otro
se hallan fuera o al margen de los términos que plantea la hegemonía
especifica.44

La contrahegemonía es necesariamente un ejercicio de construc-


ción comprometida, con todos los elementos que la derrota previa
aporta, pero es un desafío y una posibilidad que merece vivirse.
Toda elaboración intelectual que intente distanciarse de lo esta-
blecido, todo otro pensamiento que se precie, no tendrá más remedio
que remitirse a aquello cuando quiera hacerlo en los términos de la
elite. Como todo reinado de lo hegemónico se hace imposible pensar
el mundo sin los parámetros que fijó su Filosofía en el poder, aún para
quienes pretendan confrontarla, desdecirla, negarla.

44
WILLIAMS, Raymond. Op. Cit.

96
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Pero el espíritu de rebelión que sostiene a las posiciones contra-


hegemónicas permite un salto cualitativo. No se ve entrampado en las
categorías analíticas de las clases y grupos dominantes. Hace surgir,
desordenadamente, todas las áreas de manifestación humana, donde la
razón ya no es el cenit de la expresión colectiva. La ciencia es un
saber ajeno que no genera interés más allá de una perspectiva utilita-
ria. De allí que sea temible para los poderosos. La emotividad se
manifestará entrelazada desde el saber del pueblo. Hay una estética
popular que atraviesa e impregna los comportamientos éticos, el senti-
do de justicia, de equidad, de solidaridad. La persistente acción de la
hegemonía ha quebrado grandes núcleos de población que han acepta-
do la derrota y sus expresiones confrontativas pendulan entre la men-
dicidad y el delito. Han quedado imposibilitados de recuperar su con-
ciencia de clase y la han reemplazado por códigos cerrados de convi-
vencia al interior de pequeños grupos e incluso de tribus urbanas.
Los principios de igualdad, fraternidad y libertad en los sectores
populares, ya no se toman de la Revolución Francesa. Se toman de las
primeras manifestación de la doctrina judeo cristiana. El pueblo sabe,
nosotros sabemos, que si hay un Dios Creador, este nos ha hecho a su
imagen y semejanza. Y ahí está el fundamento de la libertad. Si-
guiendo esa línea de pensamiento religioso, cuasi mágico, también ese
Dios es Padre. Allí está la explicación de la necesaria fraternidad
entre iguales.
Una condición esencialmente humana y centralmente liberadora
es el desarrollo del pensamiento. Pero éste nunca será puramente
autónomo. Se verá obligado a usar el lenguaje y las ideas dominantes
en cada época para pensar desde allí un mundo diferente que hoy se
presenta como un desafío democratizador para propugnar una ciuda-
danía nueva, participativa, pacífica, comprometida con la sociedad
global, con la protección del planeta, con la supervivencia de la espe-
cie y con cada comunidad particular. Con la mujer, el hombre, la
niñez, la juventud y la ancianidad, todos ellos alienados por una con-
ciencia mediática de sentido común que nada tiene que ver con un
pensamiento trascendente. La hegemonía se empeña en sustituir lo
popular, como expresión genuina aunque imperfecta; con lo masivo,
como consumo.
Sólo considerando lo hegemónico, que es político, militar,
económico, tecnológico y cultural puede pensarse una transformación
97
Raúl Alfredo Guevara

filosófica de las sociedades. Una modificación sustancial en el modo


de ver el mundo. Una transformación de las cosmovisiones dominan-
tes no puede hacerse desde el llano, desde el sometimiento que provo-
can la coerción, la imposición por la fuerza o la aceptación consen-
suada y acrítica que propone la ideología.
La contrahegemonía se estructura de modo rizomático, en el sen-
tido que le atribuyen Deleuze y Guattari 45. Ellos sostienen que la es-
tructura del conocimiento no se deriva por medios lógicos de un con-
junto de principios apriorísticos. Hablan de una simultaneidad en la
elaboración con la influencia recíproca de conceptualizaciones dife-
rentes que convergen.
Un rizoma es un modelo descriptivo o epistemológico en el que
la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación
jerárquica.
Esta noción del conocimiento confronta con la estructura con-
vencional de las disciplinas cognoscitivas. Para desnaturalizar de-
muestran que lo naturalizado no está en la estructura de la naturaleza,
sino que es un resultado de la distribución de poder y autoridad en el
cuerpo social.
Afirman que una organización rizomática del conocimiento es un
método para ejercer la resistencia contra un modelo jerárquico, que
traduce en términos epistemológicos una estructura social opresiva.
Para cambiar una sociedad es necesario tomar distancia de la
ideología dominante sea racista, clasista, sexista, urbana o una combi-
nación de todo ello. Luego, disputar en cada uno de los ámbitos y los
niveles en que aquella se manifiesta: Filosofía; Sentido Común; Reli-
gión; Folklore.
En cada ámbito se reproduce la estructura formal de la esfera fi-
losófica. Cada uno tendrá explicitadas las consideraciones necesarias
para describir lo justo, lo bello y lo bueno (nuevas leyes, nueva estéti-
ca, nueva moral).
En los últimos años, la exacerbación de las luchas parciales, lo-
cales, restringidas, de las diferencias, va en torno a la difuminación.
Esto acrecienta la segmentación y la imposibilidad de los excluidos,
45
DELEUZE, Gilles & GUATTARI, Félix (1972). Capitalisme et Schizophrénie 1. L'Anti-
Edipe. París: Minuit.
DELEUZE, Gilles & GUATTARI, Félix (1980). Capitalisme et Schizophrénie 2. Mille Pla-
teaux. París: Minuit.

98
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

los marginados y los explotados de verse como conjunto y, por tanto,


de organizarse para encontrar soluciones comunes a los problemas de
todos.
La tarea de la hegemonía es imponerse por coerción o por con-
senso. ―Por la razón o por la fuerza‖, como reza el escudo de Chile,
remitiendo al lema en latín ―aut consiliis aut ense‖ (―por consejos o
por espada‖).
Consenso: (―a las buenas‖)
- Reconocer
- Cooptar
- Reformular
- Tolerar
Coerción: (―a las malas‖)
- Confrontar
- Desautorizar
- Reprimir
- Perseguir
- Censurar
- Capturar
La tolerancia es un término de relativa actualidad. Magnánima-
mente se ejerce desde el poder.
Trataré de hacer un ejercicio meramente descriptivo que no in-
tenta abrir juicios de valor. Será polémico porque avanzará sobre al-
gunas naturalizaciones de los lectores. Gramsci nos proponía una es-
cala de complejidad creciente. Tomaré el sentido inverso al de la im-
posición hegemónica utilizando el método inductivo. Iré ascendiendo
en mi análisis de lo más simple a lo más complejo: Folklore, Religión,
Sentido Común.
Lo primero que hay que identificar es Lo Hegemónico. Su justi-
cia, su arte, sus valores. Ardua tarea es delimitar el campo enemigo.
Y aún peor. ¿Cómo reconocerse dentro del campo de la Hegemonía?
¿Puede uno asumirse como reproductor del consenso, como producto
de la naturalización?
En todos los casos intentaré ver específicamente la resistencia, la
manifestación que, siendo autónoma y hasta original se para enfrente
o de espaldas a lo hegemónico, mostrándose independiente. En tanto,
el poder hegemónico buscará dar cuenta de ella por la absorción y la

99
Raúl Alfredo Guevara

reformulación; corrigiendo, depurando, prescribiendo. Entonces la


asume como aceptable y la reenvía a la esfera cultural, incluso, como
―cultura popular‖, donde ―lo popular‖ es una manifestación menor,
subcultura asimilada. Si los procedimientos de cooptación fracasan se
recurrirá, sin miramientos, a la coerción.
1.1. Folklore.
En este apartado, y en los que presentaré a continuación, como
―Religión‖ y ―Lo bello‖ buscaré observar la manera en que García
Canclini nos remitía a ―la quiebra y mezcla de las colecciones que
organizaban los sistemas culturales (...) la expansión de los géneros
impuros.‖. La mayor parte de las colecciones se sistematizan en estos
espacios culturales.
Es asumida en Latinoamérica, como he dicho, la idea de que lo
folklórico se vincula a lo agrario y para hacerlo más propio hasta se ha
―castellanizado‖ el término, ahora, para muchos es ―folclore‖ dando
vuelo al desarrollo de un ―spanglish‖ cada vez más pertinaz.
Pretendiendo que el folklore debe ser rural no se sabía qué hacer,
o como clasificar y categorizar ese ―saber popular‖ que nació en las
orillas de las grandes urbes rioplatenses: el tango. Manifestación de
una poesía lunfarda, con un argot ―canero‖ 46 musicalizado con una o
dos guitarras, bailado inicialmente por hombres, como inequívoca
manifestación de lo masculino marginal. Fue retomado varias décadas
después por poetas y músicos académicos que lo reformularon. Reco-
nocidos compositores de formación clásica le imprimieron un sello
distintivo con orquestas complejas que hicieron difícil la primigenia
interpretación de instrumentos solistas.
Definieron a este ―folklore‖ como ―música ciudadana‖ e introdu-
jeron la mujer en el baile. Lo significativo es que luego de su incorpo-
ración a la cultura oficial ha perdido la sustantividad popular de sus
orígenes. La danza ha sido encorsetada en instituciones que la enseñan
y la normatizan. Ya casi no hay compositores, las orquestas son una
rara avis, un nostalgioso artículo para consumo cultural de restringi-
dos ámbitos para turistas. Ahora sí, depurado, el tango es la música
―ciudadana‖ argentina y uruguaya. Los sectores populares ya no en-

46
Canero: de ―cana‖, policía. Lenguaje desarrollado en las cárceles o en ámbitos considerados
―peligrosos‖, vinculados al delito. Hoy el lenguaje se denomina ―tumbero‖ (Cárcel= Tumba)

100
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

cuentran en el tango un lugar de expresión genuino y han mudado sus


inclinaciones musicales. Cuesta encontrar jóvenes bailarines de tango
que hubieran aprendido a bailarlo en el ámbito familiar o en su círculo
de amistades. Ya no es popular, aunque conserva un imaginario de
masividad ―for- export‖. Busque el lector a un porteño que tenga, al
menos, tres generaciones de porteños en su genealogía para garantizar
que -al menos- sus abuelos fueron tangueros. Pídale que le recite o
tararee alguna letra de tango y tendrá mucha más suerte que si le pide
que baile un tango.
Más o menos lo mismo ocurre con el folklore ―oficial‖. Con una
salvedad. Desde la década de los `80 se produjo una fusión de música
folklórica tradicional y rockera, habida cuenta que la mayoría de los
músicos cultores de esos géneros musicales son de origen urbano o
suburbano y compartían espacios culturales semejantes. Nuevas iden-
tidades musicales florecieron y la hegemonía fue tras ellas, para coop-
tarlas y garantizarles masividad. Consumo de masas negocio compar-
tido.
En cuanto al folklore (literalmente saber del pueblo), atraviesa
varias generaciones. Todos lo bailan, todos lo cantan. El corte esen-
cial es de clase social.
La manifestación musical popular más importante de Argentina
se da en los sectores urbano marginales o suburbanos. En términos
cuantitativos y culturales podemos afirmar que la cumbia de origen
colombiano, hoy transformada, es la música popular argentina y lati-
noamericana. La cumbia recorre Latinoamérica con variantes en la
danza, los instrumentos, la vestimenta de los intérpretes y bailarines.
Se canta en castellano, en quechua, en aymara, en guaraní, en portu-
gués y hasta se encuentran versiones en inglés producidas para los
migrantes latinos en Estados Unidos. En cada país se remiten a su
propia cultura superando la idea de hibridación. Antes bien, puede
decirse que su potencia cultural entre los sectores populares es sor-
prendentemente contrahegemónica ya que no cuenta con el aval insti-
tucional de los núcleos de definición cultural hegemónica que la des-
precia.
Surgida en la década de los `60, proveniente de Colombia, se fue
modificando, incorporando a un saber popular que no requiere certifi-
caciones de pureza. Tiene una positividad única. Se baila en los hoga-
res, allí se aprenden las melodías y las letras, se conoce a los intérpre-
101
Raúl Alfredo Guevara

tes y su difusión es horizontal con emisoras de radio en FM o con CD


reproducidos prolíficamente. Los medios concentrados de comunica-
ción y las empresas discográficas lo saben y lo explotan a su servicio,
ya hay varios programas de TV abierta y por cable ocupados en redi-
reccionar y encauzar esta expresión contracultural que no tardará en
estar al servicio de la hegemonía.
Sus estudiosos de marketing buscaron un camino corto. Asu-
miendo que la cumbia es una manifestación cultural de ―la negrada‖ 47
y, en la necesidad de convertirla en un negocio rentable, han avanza-
do sobre su estética copiando a los cultores norteamericanos de hip-
hop cuyo origen es africano y latinoamericano: peinados, gafas oscu-
ras, piercings, tatuajes, tinturas, gorras, capuchas, zapatillas, remeras y
pantalones grandes, gestos, modos de caminar, etcétera. Esto les
permite asimilarla al mercado y los medios de comunicación han
cumplido un rol relevante al respecto.
Por su parte, Córdoba se manifiesta con un tipo de música de ai-
re tropical venezolano pero que le es propia. Denominada genérica-
mente ―el cuarteto‖ ha podido, por décadas, mantenerse al margen del
gran circuito de la cultura hegemónica.
A su vez el chamamé -originario de la provincia de Corrientes-
se ha extendido por todo el litoral argentino y el sur de Brasil. Recha-
zado y negado durante décadas se ha ganado un lugar por sí mismo.
Muchas de sus letras continúan estando en guaraní, razón original de
su marginación desde los sectores de cultura europea. Algunos músi-
cos se han aggiornado e incorporaron instrumentos utilizados en las
bandas de rock & rol para su interpretación. Es probablemente la úni-
ca manifestación folklórica musical que ha permanecido siendo popu-
lar y ha trascendido las fronteras del litoral argentino debido, espe-
cialmente, a la migración forzada de los litoraleños.
―Ponerle el cuerpo‖ es una característica saliente de todas estas
expresiones. Es siempre música para bailar masivamente, lo que hace
la diferencia con la mayoría de las expresiones de la cultura oficial

47
Como expliqué en el Capítulo 1 la población de origen africano en Argentina es muy escasa, y
se aplica la denominación ―negro‖ a los pobres, para discriminar por clase social, más que por el
color de la piel. La primera vez que escuché la palabra ―negritud‖ fue muchos años después de
cursar múltiples seminarios de postgrado en Ciencias Sociales. La dijo, al pasar, mi amigo
Milton Trasante Crocco, de origen afro-uruguayo y me sorprendió. Me obligó a tratar de enten-
der que hay de oculto en lo afro-argentino, siempre negado.

102
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

que no admite la danza de todos. No es necesario concurrir a una peña


o una academia para aprender a bailar. Por otro lado se torna indispen-
sable concurrir a lugares especiales para aprender a bailar el tango o el
mencionado ―folklore oficial‖ porque, ajenos a la práctica cultural de
las mayorías, resultan tan exóticos en Argentina, como la salsa, el son
caribeño o cualquier otra danza de colectividad de inmigrantes (vas-
cos, daneses, gallegos, italianos, irlandeses...) que, en sus países de
origen, han corrido la misma suerte que el tango.
1.2. Religión
El ámbito religioso es prolífico en manifestaciones populares
ajenas a lo instituido. Con sólo recorrer las rutas argentinas el viajero
puede encontrar altares dedicados a cantantes populares fallecidos en
plena juventud y apogeo artístico (Rodrigo, Gilda); a la Difunta Co-
rrea, a un araucano cristianizado como Ceferino Namuncurá, a un
gaucho matrero como el Gauchito Gil, a San La Muerte, a la Pacha-
mama, y un sinfín de expresiones por el estilo.
En todos estos lugares de culto popular pueden encontrarse velas
encendidas y una cantidad de artículos insospechados en retribución y
gratitud al santo ―milagrero‖, desde vestidos de novia, muletas, sillas
de ruedas, placas de agradecimiento, automóviles, uniformes, anillos,
cadenas, fotografías, pañuelos, trenzas, placas de bronce, altares, y
todo aquello que la imaginación de los más humildes interprete como
manifestación de sacrificio material para agradar al ―santo‖ con es-
fuerzo (las peregrinaciones a pie son moneda frecuente, incluso con
largos tramos finales de rodillas).
Cierto es que todos los altares tienen en común una base cristia-
na macerada con antiguos politeísmos nunca extirpados. En esta reli-
giosidad sincrética todas las divinidades pueden convivir, no es nece-
sario negar a ninguna, se incorpora o se adoptan nuevas deidades cada
vez que una necesidad se avecina. La vela es un símbolo inequívoca-
mente religioso en todo el mundo que remite a la asociación Luz /
Dios.
Los altares hogareños de las clases subalternas cuentan con imá-
genes, estampitas, fotos de políticos, de Evita, de Maradona, de algún
equipo de fútbol, velas encendidas, promesas escritas, pañuelos atados
en las puntas (―Santo Pilatos, hasta que no se cumpla mi deseo no te
desato‖). El vínculo religioso suele ser siempre condicionado: un
103
Raúl Alfredo Guevara

pedido implica una promesa. Se le pide al santo algo que el ―promese-


ro‖ desea y éste, a su vez, ofrece alguna ―prenda‖ o sacrificio para
―pagar‖ el milagro. Existe una marcada vinculación entre la percep-
ción que se tiene del destino como algo azaroso, producto de la suerte
o de designios prefijados que encauzan la vida y que sólo pueden
cambiarse con la intervención benigna de alguna divinidad. El ―pro-
mesero‖ promete, establece un pacto, una transacción con estos me-
diadores de lo divino, de lo sobrenatural, y ofrece, a cambio de su
intercesión o realización de algún milagro alguna de las prendas arriba
indicadas.
Por mucho esfuerzo que hacen los sectores hegemónicos para
modificar o sancionar estas prácticas las mismas han sobrevivido des-
de la conquista en el caso de los nativos originarios y se han conden-
sado sustancialmente con el pensamiento y la religiosidad afín de los
esclavos africanos, los campesinos europeos y del Asia menor que han
poblado este suelo.
No se puede afirmar, con certeza, que se trate de expresiones
contrahegemónicas -en el sentido de subvertir el orden establecido- o
si son meras adaptaciones simplificadas de la compleja cultura domi-
nante. En tal caso serían doblemente alienantes ya que lo hegemónico,
de suyo, pretende el control ideológico. Trata de influir directamente
por consenso explícito. Al no lograrlo plenamente con sus aparatos
ideológicos termina haciéndolo por una especie de consenso implícito,
tácito. Éste aceptaría la existencia de un destino del que no podemos
escapar y por ello se verían legítimas todas las expresiones de espiri-
tualidad y religiosidad que ayudan a transitar con esperanza este ―valle
de lágrimas‖. Si bien no responden al modelo primigenio que propo-
nen las religiones oficiales, o reconocidas oficialmente por el Estado,
sus resultados son los mismos ya que lo religioso se remite a salidas
individuales y excepcionalmente se refieren a reclamos colectivos.
Éste sería el caso de sequías prolongadas en que todos piden por llu-
via. Si no hay cosecha no sólo se perjudica el terrateniente. Para los
grupos dominantes se tratará de desviaciones doctrinarias y distorsivas
de la dogmática oficial.
También cabrá alguna explicación sociológica que admita como
plenamente lícita cualquier manifestación del sentido trascendente en
los grupos humanos, particularmente de los que habiendo conocido el
infierno en este mundo se consuelan con la esperanza única, de una
104
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

vida venturosa, de un paraíso, al finalizar su precaria existencia de


explotación, resignación, sumisión, y carencias de todas las caracterís-
ticas imaginables que suelen definirse como ―pobreza estructural‖.
Aunque podría serlo, no es necesariamente contrahegemónico el
ateísmo ―tolerante‖. Si no propone el cambio de manos de la hege-
monía en su conjunto su lucha es localísima y hasta funcional a la
conservación de lo establecido.
La religiosidad es un espectro difuso ya que hay múltiples for-
mas de buscar respuestas en lo sobrenatural. Se estructuran como
religiones, cultos, sectas, asociaciones civiles, iglesias…
La mayoría de las alternativas religiosas no superan ese nivel.
En el fondo no discrepan con las autoridades eclesiales de la Iglesia
Oficial.
El catolicismo politeísta popular se corporizó en altares. En ru-
tas y casas de familia. Los santos populares canonizados por el pue-
blo, Gauchito Gil, Gilda, Difunta Correa, San La Muerte, no son reco-
nocidos por la Iglesia, Católica que sigue de cerca la evolución y está
siempre atenta a las ―misteriosas‖ apariciones de imágenes de vírgenes
en lugares que después convierten en santuarios. (Itatí, Guadalupe,
Caacupé, San Nicolás, Luján…)
Las religiones Cristianas Evangélicas, rechazan de plano, toda
adoración de imágenes, incluso las católicas. Siguiendo a Lutero
aceptan como textos sagrados los mismos cuatro evangelios que en el
año 367, el obispo de Alejandría, Anastasio, incorporó a las Escrituras
Sagradas. Desestiman los otros veintiún evangelios que circulaban
por entonces.
Cada vez más se difunde por la prensa la condición humana de
miles de sacerdotes católicos que, conminados por su elección de vida
se constituyen en ejemplo a seguir, deben ser un ejemplo ético y mo-
ral. Esta condición humana nos remite a ladrones, violadores, pede-
rastas, torturadores, homosexuales, heterosexuales no célibes. ¿Son
ellos contrahegemónicos? ¡Claro que no!
No confrontan con la hegemonía. Por un lado asumen que son
pecadores a los ojos de la Iglesia y su comunidad. Por otro lado son
juzgados como delincuentes por la justicia común.
De ningún modo pueden ser considerados ―contrahegemónicos‖
o ―alternativos‖ ya que no proponen nuevas formas religiosas, o de
vivir la religión. Mucho menos cuestionan los artículos de fe esencia-
105
Raúl Alfredo Guevara

les, ni los dogmas. Asumen que han violentado las reglas, incumplido
las normas éticas y morales, roto sus votos, pero no proponen que su
comportamiento sea tomado como ejemplo. Sin meternos con los
curas casados que suelen estar más enojados con la institución Iglesia,
como construcción humana, que con la propia fe cristiana.
Un espacio relevante en la religiosidad contrahegemónica lo
ocupan las religiones afroamericanas: Vudú, Santería, Candomblé,
Quimbanda, Aruanda, Umbanda, Palo, Rastafari, Hoodoo. Sin em-
bargo se hallan en un nivel de difusión exclusivo de los sectores me-
nos escolarizados y más marginales de la sociedad.
1.3. Sentido Común.
La hegemonía cultural, más sutil, más vivida prácticamente, más
metida en nuestros cuerpos, mentes y corazones, deja poco lugar para
la pervivencia de otros ―sentidos comunes‖. Desde los sectores de
poder se ha definido el bien y el mal. Esa es función de los Grandes
Intelectuales.
La sociedad toda, en América Latina, va corrompiéndose desde
la cúspide. Y aparecen justificaciones para aceptar que las verdades
ya no son absolutas, hay verdades o mentiras a medias, se está ―más
allá del bien y del mal‖ en un sentido nietzchiano o de Felipe el Evan-
gelista. Nada ni nadie es absolutamente bueno, ni justo, ni bello, ni
moral, ni ético. Se convive con la corrupción, el robo, la deshonesti-
dad. Aunque se insista en que esos son males del presente, se intente
instalar la idea de que ―todo tiempo pasado fue mejor‖, ―que antes
valía la palabra‖, que la ética y la moral presidían el sentido de la vida,
el análisis de fuentes escritas da cuenta de las quejas manifestadas por
escritores, políticos, clérigos, militares, y una variedad de hombres
públicos respecto de comportamientos no-éticos e inmoralidades recu-
rrentes.
El tango Cambalache pintaba en 1934, la desilusión en los valo-
res vividos por la sociedad. Cabe preguntarse si todos estos disvalores
son patrimonio del género humano o son etapas sociales transitorias.
Una sucesión de dichos y sentencias populares se van ajustando
a una realidad de corrupción y junto a las certezas de este tango em-
blemático aparece un rico refranero: Al dicho ―Vergüenza es robar‖
se opondrá ―Vergüenza es que te vean robando‖ o ―Vergüenza es ro-
bar y no traer nada pa´ las casas‖. Y podemos enumerar una cantidad
106
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

difícil de precisar: ―no me voy a ensuciar por unas monedas, para ro-
bar hay que robar en grande, como los políticos‖, ―Este es un país
católico‖, ―Otra muestra de viveza criolla‖, ―Aunque sabemos que se
malversaron los fondos, esperamos que al menos aparezcan los reci-
bos de compra‖, ―Haz lo que digo, no lo que hago‖, ―Hecha la ley
hecha la trampa‖, ―si dejamos de robar durante dos años el país se
arregla‖.
El refranero no admite la utopía, asume con fatalismo que no
puede cambiarse esta sociedad que vive estos valores. Se demanda
que el buen ejemplo, la justicia, la ética, la moral, venga de las clases
dirigentes. Pero se percibe drásticamente que será una espera infruc-
tuosa.
CAMBALACHE (1934)
Letra y Música de Enrique Santos Discépolo
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé;
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dublés,
pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente
ya no hay quien lo niegue; vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
Todo es igual; nada es mejor;
lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón; los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición,
da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.
Que falta de respeto, que atropello a la razón;
cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón.
Mezclaos con Stavisky, van Don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches
se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y febril;
el que no llora, no mama, y el que no afana es un gil.
Dale nomás, dale que va,

107
Raúl Alfredo Guevara

que allá en el horno nos vamo a encontrar.


No pienses mas, echate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao.
Que es lo mismo el que labura noche y día como un buey
que el que vive de las minas,
que el que mata o el que cura, o está fuera de la ley.

No se cree en las instituciones ni en los funcionarios que las en-


carnan. Obispos, sacerdotes, policías, militares, jueces, empresarios,
ministros, políticos, médicos, abogados, economistas, maestras, corren
la misma suerte que cientos de profesiones desacreditadas. Ya en
1879, el hijo de Martín Fierro describe al tutor (el viejo Vizcacha) que
un juez le asignó con el propósito de prepararlo para la vida. La per-
cepción de esta situación terminal es un buen caldo de cultivo para la
construcción de nuevos sentidos comunes, que confronten.

Cuando el juez me lo nombró


al darmeló de tutor,
me dijo que era un señor
el que me debía cuidar,
enseñarme a trabajar
y darme la educación.
Pero qué había de aprender
al lado de ese viejo paco
que vivía como el chuncaco
en los bañaos, como el tero;
un haragán, un ratero,
y más chillón que un barraco.48

Las militantes feministas son activas promotoras de nuevas mi-


radas que las integran, algunas minorías étnicas están haciendo oír su
voz, los habitantes de los suburbios buscan expresarse y hacerse notar,
pero parece lejano el tiempo de la organización que ponga del mismo
lado a todos los que luchan. Desde el poder se alientan todas las de-
mandas locales, parciales, pequeñas, con la condición de que no se
unan o desconfíen de quienes se solidaricen, en especial cuando se
presume que el solidario es un enemigo potencial, ―un lobo con piel

48
HERNÁNDEZ, José. (1879) La Vuelta De Martín Fierro, Ed. Capalbo Lucas Bs. As

108
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de cordero‖ como en el caso de varones no machistas que pretenden


acompañar a las feministas en sus luchas.
En el Capítulo 3 expliqué las estrategias que la derecha ha des-
plegado en las últimas tres décadas del siglo XX. Es notable la falta
de respuestas orgánicas de la izquierda derrotada o asimilada.
La lucha por la instalación de nuevos sentidos es localizada, in-
tuitiva, vacilante, confrontativa, dispersa, desperdigada, desarticulada,
infructuosa. Cuando no alcanza el rango de contrahegemonía es una
mera alternativa.
Los valores que devienen de la filosofía hegemónica son los va-
lores que enunciamos como sociedad, como clases subalternas. Los
que decimos sostener. Veamos un ejemplo:

En un partido de fútbol holandés, Ajax tenía un jugador lesionado,


en el piso. Los rivales tiraron la pelota afuera para que sea atendido
el lastimado.
Cuando restituyeron la pelota un jugador de Ajax quiso dársela al
arquero adversario con tan mala fortuna que terminó metiéndola en
el arco. Todos quedaron perplejos, el que convirtió el gol no sabía
qué hacer. El árbitro validó el gol. Y los rivales sacaron del medio
reiniciando el juego.
Ajax, sin proponérselo iba ganando el partido. Querían ganar.
Pero no de ese modo.
Espontáneamente se quedaron parados en sus lugares, hasta que
los rivales enmendaron la ventaja obtenida ilegítimamente y convir-
tieron el gol del empate sin oposición.
Puede verse en:
http://www.youtube.com/watch?v=Pro7ZY-Xab8

El relato viene a cuento porque en nuestro Sentido Común está


instalado ese valor de la lealtad deportiva. Ver ese ejemplo conforta e
invita a exaltarlo.
Pero existe un sentido común alternativo, expresado en múltiples
acciones de la vida cotidiana.
Para no salir del fútbol...
Aunque lo anterior parece bueno y ejemplificador, en Argentina
seguimos festejando el gol de Maradona en el Mundial 86, con la ma-
no, a los Ingleses. Ese gol eliminó a Inglaterra del mundial.

109
Raúl Alfredo Guevara

Esto en modo alguno es contrahegemónico. Forma parte del do-


ble mensaje que dan los que imparten justicia, con fallos que contra-
rían los sentimientos de la población: culpables de todo tipo de críme-
nes declarados inocentes por algún artilugio legal o por algún tecni-
cismo, sacerdotes que incumplen sus votos de castidad llegando, in-
cluso, a abusos sexuales contra niños en sus escuelas, con políticos
corruptos, economistas que estafan al país, militares que usan las ar-
mas pagadas por el pueblo en contra de su mismo pueblo e instalan
dictaduras en nombre de la libertad y la democracia, legisladores que
en lugar de servir a la política se sirven de ella.
El Sentido Común se ve atacado por el doble mensaje y la doble
moral que emana de los grupos hegemónicos en pugna.
Son hombres ricos urbanos quienes escribieron la Biblia y dije-
ron que Dios era Padre (hombre), además dijeron que él (Dios) les
dictaba o inspiraba para escribir los textos sagrados (el deber ser).
Hubo allí pactos de caballeros: ―No desearás la mujer de tu prójimo,
no codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su
asno: nada que sea de tu prójimo‖. Pero sobre todo ―no robarás‖. En
la misma línea, varios milenios después, escribieron constituciones
que garantizan lo inalienable de la Propiedad Privada. Y nunca esta-
ban hablando de cuestiones menores. Se referían a los modos de ga-
rantizar las condiciones en que los medios de producción y los recur-
sos naturales estén en manos de algunos varones de cada sociedad.
Desde la administración del poder político cristalizan el despojo de las
clases subalternas. Lo hacen con medidas económicas confiscatorias,
la entrega del patrimonio colectivo y de recursos naturales a intereses
particulares, el endeudamiento financiero de las próximas generacio-
nes y la permanente exclusión de las mayorías con el soporte ideoló-
gico que brindan los constructores de sentido común. Los poseedores
de la Opinión Publicada, generan un sentido común individualista que
se resume en: ―Sálvese quien pueda‖; ―No digo que los políticos dejen
de robar, sólo pido que dejen algo para el pueblo‖.
Un ejército de pequeños propietarios / consumidores / pagadores
de impuestos/ asumen el fantasma del comunismo en defensa de sus
insignificantes propiedades, sus consumos en cuotas, con usurarias
tarjeta de crédito, su ―nivel de vida‖. Levantan las banderas de la
inseguridad para justificar mayor represión a los sectores populares y

110
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

no advierten que quienes endeudan a sus descendientes no purgarán


condena.
Pobres contra pobres, el otro es la amenaza, con el agravante
que, en este caso, el otro es mi igual, mi idéntico.
Los sectores dominantes recurren a la escuela para ―contener‖
(dique – corral) y confinar a los hijos de los pobres sacándolos de las
calles. El grado de alienación llega a niveles tales que los mismos
marginados solicitan escuelas. En casos más extremos hay salidas
alternativas, nunca contrahegemónicas, en que organizaciones popula-
res crean sus propias escuelas, cargando con la responsabilidad que
debiera ser del Estado, aceptando los contenidos y las pautas impues-
tas a cambio de subsidios y reconocimiento oficial.
En culturas patriarcales diferentes de las nuestras, donde el lugar,
la actividad, la vestimenta, y todo lo que rodea a la mujer está fuerte-
mente reglamentado y legislado, el consenso cultural de las mujeres es
un logro hegemónico. La periodista sudanesa Lubna Husein, por ves-
tir pantalones vaqueros, prenda que la ley de este país considera ―in-
adecuada‖ e ―inmoral‖, por lo que se enfrenta a una condena de cua-
renta latigazos. Ella se negó a pagar la multa porque no quería legiti-
mar la decisión judicial, ya que quería ser juzgada y mostrar al mundo
el disparate y lo retrógrado de la norma. Después la asociación de
periodistas pagó la multa y la mujer fue liberada. La mujer buscó la
confrontación abierta con el sistema, pero sus colegas varones lo evi-
taron poner en duda el patriarcado respondiendo al Sentido Común de
Sudán.
1.4. El núcleo filosófico.
1.4.1. Lo Justo
Como se ha visto, las leyes pueden ser progresivas, alternativas,
ir en el sentido de favorecer a los olvidados de las sociedades, pero no
serán contrahegemónicas hasta que se tome el poder.
Lo del Movimiento Cannabis por la Legalización y la Normali-
zación del consumo de marihuana me parece de estrechos horizontes,
pero ciertamente confronta con la legislación. En el ámbito del Senti-
do Común tienen ganada la batalla, al igual que la igualdad de dere-
chos para lesbianas, gays, bisexuales, transexuales (LGBT). "Que
cada uno se meta en el cuerpo lo que quiera, mientras no perjudiquen

111
Raúl Alfredo Guevara

a terceros". En este sentido común se asentarán nuevas legislaciones,


pero ninguno de los movimientos modificará las bases del poder
hegemónico, ya que el primer postulado es un principio del liberalis-
mo político clásico: la libertad individual. Ambas son medidas
cosméticas, que retocan lo que permanece intacto.
Hay un fenómeno urbano denominado Okupas. Son contra-
hegemónicos porque confrontan directamente con el principio burgués
de defensa de la propiedad privada. ¿Pero buscan un cambio en la
sociedad? ¿Alguna revolución que los haga avanzar y crecer como
movimiento social? ¿O sólo se conforman con apropiarse, sin papeles,
de las propiedades? La hegemonía tomará cartas en el asunto. Como
no forman parte de un movimiento social que los sostenga, no se ajus-
tan a derecho, y el valor supremo de la burguesía en el poder es la
Propiedad Privada, están condenados al fracaso. Su acción no pasa de
ser alternativa. Su mayor desarrollo político podrá lograr títulos de
propiedad -en caso de que los inmuebles fueran estatales- o contratos
de comodato para legitimar las ocupaciones. No alcanzarán a modifi-
car el statu quo. De lograrlo todos podríamos ser Okupas y no habría
necesidad de procurarse la vivienda, con tomarla sería suficiente.
Estaríamos ante la ausencia de Estado de Derecho: en un colectivismo
primitivo o en una sociedad anarquista superior, que procure el dere-
cho universal de la humanidad al disfrute de los bienes materiales, o
bien una de esas sociedades post-nucleares que muestra el cine de
ciencia ficción.
En 2009 treinta líderes de las comunidades afrodescendientes,
gitanas, palenqueros e indígenas de todo el país, se dieron cita en la
capital colombiana para analizar de manera conjunta con funcionarios
del gobierno los 33 artículos que componían un Proyecto de Ley de
Lenguas Nativas. Éste proponía, entre otras cuestiones, la creación
del Consejo Nacional de Lenguas Nativas como organismo técnico
encargado de asesorar al Gobierno Nacional en definición, adopción y
orientación de los planes de protección y fortalecimiento de las len-
guas de grupos étnicos presentes en el territorio colombiano. Es una
manifestación con clara presencia de las etnias olvidadas o negadas
que han resistido a la imposición hegemónica. De dictarse la ley es-
tarán en mejores condiciones materiales para preservar su identidad.
Debe destacarse que estos avances se dan en un marco de distensión,
propuesta por el mismo neoliberalismo, que propone y estimula la
112
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

demanda local, fragmentaria, parcial de los derechos de minorías invi-


sibilizadas. El propósito es que las mismas no alcancen a verse como
miembros de un conjunto amplio de sojuzgados, explotados y margi-
nados. Sin embargo, la respuesta de los líderes es congruentemente
contrahegemónica porque acuden a la apertura, pero bajo los términos
de unidad que nunca hubieran propuesto desde el poder.
Un hecho similar ocurrió el Día Internacional de los Gitanos,
también en 2009. Se celebró un acto en la sede del Parlamento Re-
gional de Andalucía. Allí el Movimiento Asociativo Cántabro de esta
etnia expresó su aspiración de seguir avanzando para alcanzar "la ple-
na ciudadanía" e izó su propia bandera.
Estos dos últimos ejemplos llevan en sí mismos la voluntad de
mostrar las diferencias, asumiéndose minorías que reclaman los dere-
chos de las mayorías. Simultáneamente se ponen una cápsula de cia-
nuro entre los dientes. La plena integración podría operar en una co-
optación no esperada. ¿Quieren seguir siendo contrahegemónicos o
diluirse en la ciudadanía global?
1.4.2. Lo Bello
Es en este ámbito donde la disputa es encarnizada y la contra-
hegemonía muestra incontables aristas, siempre censuradas o acosadas
desde el poder.
Cada una de las consideradas Bellas Artes será interpelada y los
sectores subalternos darán respuesta a todas en mayor o menor grado.
No debe olvidarse que aquí también se juegan cuestiones de acceso a
los recursos.
Hay una arquitectura popular en cada región que responde a las
necesidades y a las posibilidades de los más humildes con materiales
del lugar.
Las danzas que la hegemonía entroniza son reemplazadas por to-
do tipo de manifestación corporal vinculada con el baile. La transmi-
sión es espontánea, entre generaciones, o al interior de una misma
generación.
La escultura es reemplazada por tallas menores en madera, arci-
lla, parsec, cerámicas.
La música, de la mano de la danza tiene la potencia cultural irre-
frenable que en los grupos hegemónicos ha alcanzado un techo y por

113
Raúl Alfredo Guevara

eso se dedican a reproducirse y conservarse. Tal el caso del ballet


clásico.
La pintura tendrá correlatos con los grafittis y sténciles que se fi-
jan en las paredes de los centros urbanos, aunque llama la atención el
beneplácito que está causando la emulación de grafittis del movimien-
to hip-hop, especialmente porque no expresan posiciones políticas
contraculturales.
La asociación entre música y poesía es permanente. Predomina
en todo este movimiento la oralidad y la gestualidad. Los payadores
fueron una forma de juglar itinerante en el ámbito rural. Hoy los can-
tantes populares logran difundir sus letras cuando el pueblo se identi-
fica con sus temáticas. Las melodías verdaderamente populares son
replicadas en los estadios de fútbol y en las movilizaciones populares.
A su vez, la literatura, encuentra un correlato en la conservación de
antiguas leyendas rurales y en la proliferación de Leyendas Urbanas
que llevan un hilo conductor y que se cuentan como acontecimientos
que realmente han ocurrido. Logran verosimilitud, cuando los perso-
najes de cada historia llevan nombres y apellidos conocidos o remiten
a el amigo de un amigo, el primo de, el cuñado de, el vecino de...
Estas manifestaciones, ¿pueden ser consideradas acciones de
sentido contrario a la hegemonía? Sí. La contrahegemonía se mani-
fiesta en acciones minúsculas, inconexas, reactivas, que no siempre
tienen conciencia de serlo, pero lo son en la medida en que no intentan
agradar ni pertenecer a lo hegemónico. Lo confrontan, lo discuten, lo
tratan con desprecio e indiferencia. Las acciones confrontativas más
orgánicas pueden llevarnos a clasismos, racismos, sexismos, territoria-
lismos, etnicismos, de sentido contrario y de dispar potencia y exten-
sión en la población.
En poblaciones fronterizas se observa la fusión de lenguas:
―spanglish‖, ―portuñol‖, ―guaruñol‖. Responderían a lo que García
Canclini llamó Culturas Híbridas o procesos de hibridación de la
cultura.
No me atrevería a afirmar que alguna forma cultural pueda deve-
nir híbrida, ya que supondría que allí encontraría su fin y negaría la
posibilidad de desarrollo de esas nuevas formas culturales del pueblo
que resiste y se adapta sin renunciar del todo a sus raíces y tomando
elementos de la otra cultura que le permiten sobrevivir. Todas estas
formas son contraculturales o contrahegemónicas en sentido extenso
114
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ya que ninguno de los grupos hegemónicos que controlan las socieda-


des de origen o de residencia las acepta o las reconoce. No habrá ins-
tituciones formales para contenerlas. Las escuelas se aferrarán a la
cultura y la lengua de la sociedad que las financian.
A la cinematografía, la pintura y la historieta se las confronta con
el video casero pero, sobre todo, con el videoclip. Una lógica y una
construcción vertiginosa que reúne la síntesis argumental, con música,
danza, vestimenta.
En Chiapas se leen discursos del EZLN en castellano pero a la
vez en tzotzil. Es una manifestación contrahegemónica que pretende
la incorporación y la aceptación de lo sojuzgado. Mucho más contra-
hegemónica sería si el discurso sólo se diera en tzotzil.
1.4.3. Lo bueno
Bajo un rótulo tenebroso se encuentran las denominadas ―Malas
Artes‖.
Brujería, Curanderismo, Adivinación, Quiromancia, Tarot, Espi-
ritismo, Satanismo, Videncia, Clarividencia, Magia Rúnica, Magia
Negra, Magia Blanca, Nigromancia o Necromancia, Bibliomancia,
Selenomancia, Horóscopo, Carta Natal, Astrología, Catoptromancia o
Catoptromancía o Captromancia o Enoptromancia, Bactromancia,
Taseografía, Taseomancia o Tasomancia.
Cuando me adentré en la investigación de estas manifestaciones
me encontré con un universo desconocido que superaría largamente
todo el contenido de este libro. Baste decir que son manifestaciones
contrahegemónicas que se ocupan de disputar el terreno a la ciencia
médica oficial y especialmente a lo religioso. Se parte del concepto de
la inevitabilidad de un destino prefijado, pero la acción contra-
hegemónica es el esfuerzo por desentrañarlo, por conocer el futuro
para torcerlo, engañar al destino, prevenir enfermedades y accidentes,
conseguir salud, dinero, amor, trabajo, bienestar, triunfar en el estudio
o aprobar exámenes sin estudiar.
En una palabra, lograr una vida más llevadera. Sin dudas, a los
que mejor les va es a quienes logran convencer a otros para que les
paguen por estos servicios tan beneficiosos. En el fondo no hay dife-
rencia material con los sacerdotes de las religiones reconocidas ofi-
cialmente, que son mantenidos por sus feligreses directamente, o me-

115
Raúl Alfredo Guevara

diante los impuestos que el Estado se encarga de recaudar para luego


derivarlos al sostenimiento del culto.
2. La acción.
Es una cuestión central determinar si una técnica, una acción,
puede ser algo más que eso. La misma técnica puede utilizarse para
diferentes fines, propósitos, metas, objetivos.
Pongamos un ejemplo: El método de lectoescritura propuesto por
Freire no es más que eso. Se utilizó en las favelas, pero también en
Nicaragua Sandinista de los 80, en la Argentina alfonsinista, y ya lo
había usado Pinochet en Chile.
Las armas, las herramientas, las computadoras, las maquinarias o
los medios de comunicación, en tanto son elementos técnicos, son sólo
eso.
Su potencialidad no reside en ellos mismos, sino en el uso que
seamos capaces de darles y de lo que pretendamos hacer con ellos.
Es la intencionalidad lo que da sentido a la técnica. Y eso la
convierte alternativamente en hegemónica o contrahegemónica. Los
pastores norteamericanos y algunos militantes populares caminan las
mismas calles del barrio. Ambos hablan con los más pobres, reparten
sus folletos, a veces hasta los escuchan y quizá hasta compartan sus
condiciones de vida. Sus propósitos son, en principio, diferentes.
Unos proponen que acepten su destino, la mejor vida es la que se ad-
quiere después de la muerte ya que no hay nada que puedan hacerse
aquí. Los otros los incitan a ser artífices de su propio destino, nada se
puede esperar de los poderosos, la mejor vida puede ser vivida aquí,
pero hay que luchar y comprometerse para ello.
Si no hay propósitos, sino hay fines, el sujeto queda sujetado y
deviene objeto de una acción que persigue fines que él desconoce. Es
un idiota útil, aunque los fines puedan ser altruistas. Un ejemplo inte-
resante es el que nos brinda el grupo "Ukamau y ké" que significa
"Así es y qué". Jóvenes bolivianos, de El Alto, ciudad contigua a La
Paz, de extracción humilde, vieron en el hip-hop una válvula de esca-
pe para su descontento social. Rapean en aymara, la lengua predomi-
nante. Sus letras tienen contenido social y político. Son ciertamente
contrahegemónicos.

116
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Pero ya la hegemonía se ha percatado y promueve nuevos grupos


funcionales al sistema de dominación, que ahora se visten usan panta-
lones anchos, camisas con logos en inglés y gorras de beisbolista: la
típica vestimenta de los raperos estadounidenses, algo con lo que no
están de acuerdo los pioneros del rap en aymara.
Los Medios no garantizan un Fin. Y, aunque es tema de otro de-
sarrollo: El Fin no justifica los Medios.

Contrahegemónico
Me gustaría comentar algo que tal vez aporte a este debate sobre
lo hegemónico / contrahegemónico / alternativo...
En 1930 Mahatma Gandhi realizó una "desobediencia civil" con-
tra los colonialistas británicos cuando movilizó a miles de indios
hacia las costas en busca de sal, rehusándose a comprar la sal que no
solo monopolizaban los británicos, sino que también habían aplicado
unos impuestos abusivos e injustos para los indios. Anteriormente en
1906 hizo un llamado a no sacar la cédula de identidad que se les
exigía, todos lo siguieron. Me parece que es interesante analizar es-
tos hechos como una resistencia, como la no aceptación de algo sim-
plemente "porque si". Sería como pararse en la vereda de enfrente y
decir, a nosotros no nos parece, creemos en otra forma de hacer, pen-
sar o ver las cosas.
Claro que hay que tener en cuenta que fue en un colonialismo y
aún las instituciones gubernamentales no habían calado en las mentes
de esa sociedad, es decir, Gandhi y sus seguidores pudieron ver otra
posibilidad porque no tenían naturalizado comprar sal o necesitar
una tarjeta para saber quiénes eran. En cambio, hoy en día para no-
sotros si no tenemos el "DNI" , no tenemos identidad... o creemos que
la sal brota en paquetitos ― Dos Anclas...‖
También creo que, justamente por esa razón, de no haber natura-
lizado ciertas cosas, los colonialistas británicos se veían obligados a
usar métodos coercitivos (Ghandi como cientos de indios fueron
arrestados y reprimidos violentamente por sus "violaciones a la ley".)
Miguel Ángel Amarilla (Estudiante de la UNLZ)

Es difícil pensar la contrahegemonía porque estamos metidos


dentro de los valores hegemónicos.
3. Algunos ejemplos para pensar
3.1. Religión
117
Raúl Alfredo Guevara

En 2009 hubo un grupo de personas que entregó en el Arzobis-


pado de Buenos Aires una nómina con 1.085 firmas que quieren des-
vincularse para siempre de los registros de bautismo y que rechazan la
política "social y sexual de la Iglesia Católica"
Es una postura contrahegemónica, de ruptura, que confronta con
el sacramento y su simbolismo. Ya no quieren tener nada que ver con
lo anterior. Han formado parte de la estructura hegemónica. Pero ya
no más.
3.2. Valores
a) En Salta, un policía, a quien no le sobra nada, encontró un
bolso con miles de dólares y lo devolvió al dueño. Recibió una re-
compensa miserable y la donó a un hogar de ancianos desvalidos.
b) En San Juan un colectivero encontró en su ómnibus un ma-
letín con dinero y lo devolvió.
La pregunta que hay que hacerse es ¿Qué prescribían los valores
hegemónicos? ¿Qué debía hacerse con el dinero encontrado? Y vere-
mos que ambos sirvieron a la hegemonía ya que ésta espera que:
se devuelvan los dineros ajenos. (no robar, ganar el pan con
el sudor de la frente)
quien devuelve sea recompensado. (con la idea de que el
gesto sea público y por ello imitado)
se hagan obras benéficas. (caridad)
―al César lo que es del César‖ (el dinero a su dueño original)
¿Y por qué estas noticias resultan inquietantes?
Porque en nuestro Sentido Común también hemos aprendido la
cultura del ―doble standard‖ que maneja la propia Hegemonía para la
clase dirigente ―el que devuelve es un gil (imbécil)‖.
Desde esta mirada, contrahegemónico es un señor cajero banca-
rio de Santa Fe que se robó tres millones de dólares en pequeñas can-
tidades, durante años, del Banco.
Cuando descubrieron el faltante lo metieron preso por tres años.
Ahora está libre. El dinero nunca se recuperó (el banco nunca lo en-
contró). La justicia hegemónica ya no puede juzgarlo nuevamente por
la misma causa. Para nuestro Sentido Común Contrahegemónico ―ese
la hizo bien‖.

118
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

La delincuencia, en general, es contrahegemónica. Nuestro Sen-


tido Común Contrahegemónico de clase subalterna no está en contra
de los delincuentes en general, pero haciendo una salvedad: ―Que le
roben a los que tienen‖ y censuramos al ratero que roba las zapatillas
o la garrafa de gas al vecino. Es decir que se pone en cuestión lo que
es Justo para la hegemonía.
Como se ha visto, la contrahegemonía se construye de pequeñas
manifestaciones, no siempre conexas, no siempre homogéneas. Cada
una confronta en el nivel que le toca y, de ese modo, cuestiona al con-
junto.
Digamos que una fábrica cerrada por sus dueños, en quiebra, en
concurso de acreedores, si es recuperada por una Cooperativa de tra-
bajadores es una manifestación contrahegemónica al capitalismo sal-
vaje. Esa cooperativa no cuestiona el folklore ni la religión. Sin em-
bargo pone en tela de juicio Lo Justo (los criterios de justicia social) y
Lo Bueno (la propiedad privada), pero no se mete con lo bello.
También intenta modificar el Sentido Común (―siempre ha habi-
do y siempre habrá pobres‖) mostrando que no hay un destino marca-
do y que no tiene por qué seguir habiendo pobres.
3.3. Folklore
El reggae y el reggaetón confrontan porque son expresiones po-
pulares no oficiales. Además no es sólo la música y la danza, hay un
look propio, una estética que rechaza la establecida. Aunque siempre
queda la duda, porque el capitalismo está siempre atento para absorber
todo lo que se presenta. Por ejemplo ha convertido al Che Guevara,
para enormes masa de población en sólo un souvenir, aún en Cuba.
Las Murgas de Buenos Aires fueron una expresión popular tan
contrahegemónica que las dictaduras prohibían la realización de Cor-
sos en Carnaval, particularmente por la gran participación popular y el
contenido social de la protesta murguera. En tiempos de censura polí-
tica y cultural el Carnaval obligaba a distender las proscripciones por
su ambiente festivo de ocho noches. Las murgas presentaban su reina-
vedette: un travesti.
En Argentina se cancelaron los feriados de Carnaval en 1977,
durante la dictadura. Desde 1983 hubo gobiernos democráticos, los
legisladores no han podido (no han querido) reinstalarlos hasta 2011.
El Poder Ejecutivo, escuchando el clamor de los carnavaleros, los ha
119
Raúl Alfredo Guevara

restablecido por Decreto además de enviar un proyecto de Ley al


Congreso Nacional.
La censura modificó el fenómeno carnavalero. Lo multiplicó.
Históricamente el Carnaval fue una fiesta pagana (fiesta de la carne y
la lujuria). Cooptado y reformulado por la hegemonía eclesial en la
antigüedad se le ajustó el calendario. Desde entonces la fecha es
móvil y se ajusta a 40 días antes de Pascua (la cuaresma cristiana). En
Cuba los carnavales se festejan en junio, también con fechas móviles.
En 1988, con el propósito de promover el turismo interno de las
clases medias, las fechas patrias y los feriados nacionales se corrieron
caprichosamente hacia los fines de semana.
Los carnavaleros, que carecían de calendario oficial, también
acomodaron las fechas a su conveniencia. Y con la antigua consigna
―todo el año es carnaval‖ recuperaron las calles para encontrarse a
repicar tambores y bailar.
Las murgas y comparsas presentaron resistencia cultural desde
sus orígenes. Lo hacen con danza y percusión en el Río de la Plata,
con trajes de raso y lentejuelas, las caras maquilladas. Del mismo
modo, aunque con otros ritmos en el litoral. Con diabladas, caporales
y mucho desfile con baile e instrumentos de viento y percusión en el
noroeste. Puede verse como una resistencia de clase, es el momento
en que el pobrerío se enmascara, se disfraza, y desfila ante sus propios
parientes, amigos y vecinos, frente a miles de otros pobres.
El carnaval argentino permanece con la lengua arrancada. Sólo
en la Ciudad de Buenos Aires hay más de 400 asociaciones carnavale-
ras que se movilizan todo el año. El fenómeno se multiplica en el
país. En algunas localidades se fueron permitiendo y estimulando
estas fiestas antes de la restitución del feriado.
Hay un peligro latente que se cierne sobre esta expresión genui-
na: por un lado las autoridades municipales ponen cada vez más requi-
sitos para permitir los desfiles. Imponen reglamentos y sobornan a las
agrupaciones con subsidios (que se pierden si no se acata el reglamen-
to). Por otro lado las escuelas van incorporando la actividad murguera
como forma recreativa que permite hacer intervenir a los docentes de
música, de plástica, labores, literatura, historia, educación física. La
murga encerrada en la escuela correrá la misma suerte que ha corrido
la educación artística: perderá su dinámica y su potencia cultural. Se
convertirá en un contenido rutinario, en una actividad extraprogramá-
120
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

tica pautada, reglamentada y previsible que, finalmente se tornará


aburrida. La murga solo puede ser creada y recreada por auténticos
carnavaleros fuera de la institución que la hegemonía ha creado para
perpetuarse.
La Murga Uruguaya no se parece a la Argentina. Ellos pudieron
conservar la voz y nunca perdieron el carnaval.
Ha sido una clara manifestación contrahegemónica y desde hace
una década (Jaime Roos mediante) se ha difundido hacia Argentina y
se ha convertido en un espectáculo for export. Se fue estandarizando,
adaptando, naturalizando y hoy es, en gran medida, una manifestación
cooptada por la hegemonía. Con reglamentos rígidos, con jurados
implacables que juzgan poesía, melodía, arreglo coral, percusión, tra-
jes, maquillajes... La espontaneidad del pueblo se ha profesionalizado
y terminaron siendo restrictivas. Límite en la percusión (tres), número
máximo de integrantes (diecisiete). Tal limitación es imposible de
imaginar en ninguna agrupación carnavalera del continente. Todas
ellas son inclusivas. Todos tienen algún lugar o función: bailarines,
percusionistas y hasta trompetistas, abanderados, maquilladores, cos-
tureras.
3.4. Peronismo.
Respecto del peronismo hegemónico, en 1955, la Iglesia y el
Partido Comunista eran ―contrahegemónicos‖. Cabe aquí la pregunta
central... ¿respecto de qué el primer peronismo (1945-1955) era
hegemónico y respecto de qué era contrahegemónico? Cierto es que
significó un cambio en el Bloque Histórico. Fue un conglomerado de
fuerzas que estaban dispuestas a terminar con el Antiguo Bloque
Histórico y en él confluyeron elementos - personas y agrupaciones-
contrahegemónicas y también alternativas. Es un movimiento policla-
sista. Es el hecho maldito del país burgués49. Llevó a cabo una ver-
dadera revolución cultural que modificó para siempre la organización
social y política del país. Saldó, en 1951, toda la Deuda Externa del
país, declarando la Independencia Económica. Hizo saber al mundo,
abiertamente, su clara posición antiimperialista. Se negó a integrarse
a los organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial. Reestructuró la distribución de la

49
Frase que se atribuye a Jhon William Cooke

121
Raúl Alfredo Guevara

renta y, aunque significó el mayor de sus avances, no alcanzó a modi-


ficar las bases capitalistas en que se asentaba la sociedad. Su límite
fue la distribución de la renta entre los capitalistas (49 %) y los traba-
jadores (51 %). Es un límite que conlleva contradicciones en el marco
de una sociedad policlasista que no tiene la latente confrontación entre
el Capital y el Trabajo, sino una más difícil de resolver. Que está
vinculada a la conciencia de clase y a la solidaridad de clase o entre
clases subalternas que están sometidas a diferentes grados de explota-
ción. La discusión esencial se da respecto de la distribución de ese 51
por ciento. La desproporción en las escalas salariales es tan grande
que cualquier objetivo de equidad social se desbarata.
En 1973, al arribo del peronismo al gobierno, con Hector J.
Cámpora, se tomaron medidas relevantes que buscaban recuperar
aquel 51 % perdido en años de desgobierno y además equilibrar la
distribución de la renta. Para ello los aumentos de sueldo se hacían
con montos fijos y no estableciendo porcentajes sobre los salarios que
venían cobrando los trabajadores. Esto permitió mejorar sustantiva-
mente los ingresos de los sectores de menores recursos aunque se pos-
tergó la de sectores con salarios medios y altos. El otro camino para
la redistribución de esos recursos es aplicar gravámenes a los ingresos
más altos.
En 2012 asistimos a una disputa férrea por parte de algunos Sin-
dicatos de trabajadores bien remunerados que no aceptan impuestos
sobre sus ingresos. Sin la indispensable solidaridad de clases el pero-
nismo muestra uno de sus costados ideológicos más débiles. Si no se
ha podido construir una conciencia de clase basada en la equidad, la
solidaridad y la organización, los sindicatos confundirán el adversario
principal. En lugar de continuar su disputa palmo a palmo con el Ca-
pital para incrementar el porcentaje en la distribución, se enfrascan en
luchas intestinas entre sindicatos o contra el Gobierno que necesita de
esos recursos genuinos para una redistribución que sería estratégica en
términos de una lucha prolongada por la distribución de la renta.
3.4.1. Filosofía.
La Doctrina Social de la Iglesia y la Doctrina Justicialista tienen
innumerables puntos en común que enfocan su lucha contra el impe-
rialismo individualista del capitalismo y el imperialismo colectivista

122
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de Stalin que diluye la persona humana. En este aspecto, los princi-


pios cristianos idealistas transformaron la concepción filosófica.50
3.4.1.1. Lo Justo
El Derecho se modificó sustancialmente.
Una Nueva Carta Magna que enunciaba Derechos de la
Mujer, de la Niñez, de los Trabajadores y de la Anciani-
dad.
Se explicitó una clara definición antiimperialista.
Se asumió la Justicia Social y se garantizaron derechos
sociales nunca antes vistos en América.
Los derechos civiles de las mujeres a elegir y ser elegi-
das. Las únicas mujeres diputadas pertenecieron al Jus-
ticialismo hasta 1955.
3.4.1.2. Lo Bello
Se trabajó bajo el antiguo lema ―mens sana in corpore
sano‖: se estimuló la actividad física y los deportes tu-
vieron una gran difusión y estímulo estatal desde la ni-
ñez.
La música nacional se estimuló desde los medios de co-
municación y la escuela, con la imposición de un Can-
cionero Escolar de música nacional y marchas patrióti-
cas.
El cine vivió su mayor desarrollo.
3.4.1.3. Lo Bueno
Estaba vinculado a la ideas del trabajo como vía para la
dignificación plena de la persona y la política como me-
dio de servir a la Patria.
Se confronta con el individualismo del capitalismo libe-
ral y no se pretende una sociedad de proletarios.
El Justicialismo propone una sociedad de pequeños pro-
pietarios lo que se entronca con la cultura popular, donde
cada uno tenga acceso, al menos, a su vivienda propia.
Esto que hoy es una quimera cada vez más lejana para
nuevas generaciones: ―el sueño de la casita propia‖.

50
PERÓN, Juan Domingo. (1952) La Comunidad Organizada, Buenos Aires.

123
Raúl Alfredo Guevara

3.4.2. Sentido Común.


La construcción del nuevo Sentido Común podría concentrarse
en dos elementos que lo condensan y que prácticamente hoy se acep-
tan por consenso en la sociedad, aunque la población se encuadre en
diferentes organizaciones políticas:
a) Las Tres Banderas:
Justicia Social,
Independencia Económica
Soberanía Política,
b) Las 20 verdades peronistas:
1. La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo
que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del Pueblo.
2. El Peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político
es antipopular, y por lo tanto, no es Peronista.
3. El Peronista trabaja para el Movimiento. El que en su nombre
sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es solo de nombre.
4. No existe para el Peronismo más que una sola clase de hom-
bres: los que trabajan.
5. En la Nueva Argentina el trabajo es un derecho, y es un deber,
porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que
consuma.
6. Para un Peronista no puede haber nada mejor que otro Pero-
nista. (en 1973, luego de un exilio de 18 años, Perón lo re-
formó y dijo ―Para un Argentino no puede haber nada mejor
que otro Argentino‖
7. Ningún Peronista debe sentirse más de lo que es y menos de lo
que debe ser. Cuando un Peronista comienza a sentirse más
de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.
8. En la acción política la escala de valores de todo Peronista es
la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego
los hombres.
9. La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para
el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la gran-
deza Nacional.
10. Los dos brazos del Peronismo son la Justicia Social y la ayuda
Social. Con ellos damos al Pueblo un abrazo de justicia y
amor.

124
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

11. El Peronismo anhela la Unidad Nacional y no la lucha. Desea


héroes pero no mártires.
12. En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños.
13. Un Gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el
Peronismo tiene una doctrina política, económica y social: El
Justicialismo.
14. El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple,
práctica, popular, profundamente Cristiana y profundamente
Humanista.
15. Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio
del derecho del individuo con el de la comunidad.
16. Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la Econo-
mía Social, poniendo el capital al servicio de la Economía y
ésta al servicio del bienestar social.
17. Como doctrina social, el Justicialismo realiza la Justicia So-
cial, que da a cada persona su derecho en función social.
18. Queremos una Argentina socialmente justa, económicamente
libre y políticamente soberana.
19. Constituimos un Gobierno centralizado, un Estado organizado
y un Pueblo libre.
20. En esta tierra lo mejor que tenemos es el Pueblo.

3.4.3. Religión: Iglesia Católica.


La jerarquía de la Iglesia Católica hizo un pacto doctrinal y de
gobernabilidad con el peronismo. La educación pública, en todas las
jurisdicciones, fue católica desde 1947 y se permitió a las escuelas
religiosas emitir certificaciones y títulos que hasta entonces estaban
monopolizados bajo la supervisión del Estado Laico. Sin embargo el
bajo clero, los curas de parroquia, formados en una cultura masculina
que relega a la mujer, veían con malos ojos el avance femenino en
todas las áreas de la vida pública y aquí estaría el germen de la ruptura
que se da a fines de 1954.
3.4.4. Folklore.
Hubo un estímulo especial de lo folkórico rural, con un Cancio-
nero Escolar que entronca canciones populares con marchas militares.
125
Raúl Alfredo Guevara

La época de oro del Tango se extiende desde los años `40 hasta
mediados de la década del `50 con la caída del peronismo.
4. Contrahegemonía Restauradora
Es la primera vez que se me presenta la oportunidad de pensar
una contrahegemonía de derecha. Y lo peor es que la mayoría de estas
manifestaciones están a la vista: frente a la Revolución Cubana están
los "Marielitos", frente a los gobiernos árabes progresistas están los
talibanes (que son contrahegemónicos pero son de derecha).
No busca más igualdad, busca más discriminación con la restau-
ración y perpetuación de modelos sociales superados. Estos antiguos
intelectuales que no han sido cooptados por las transformaciones de la
hegemonía pertenecen al Antiguo Bloque Histórico.
En las últimas décadas hubo un avance de las mujeres primero, y
luego de las minorías sexuales, en la obtención de derechos. Ante
esto, el núcleo que resiste y propone volver a los valores del pasado
reside en los ámbitos de menor compromiso intelectual de la hege-
monía: la Religión y el Folklore.
4.1. Religión.
Las organizaciones religiosas se oponen a la homosexualidad en
cualquiera de sus formas y simultáneamente obispos y sacerdotes son
demandados penalmente por sus hijos naturales, sus amantes, sus feli-
greses víctimas de abuso sexual. Es el doble standard que ya men-
cionáramos.
Los casos más resonantes son el Obispo Lugo de Paraguay, ac-
tual Presidente de esa Nación que reconoció paternidad de un niño y
es demandado por varias mujeres al respecto; el Obispo Maccarone de
Santiago del Estero, denunciado por un taxista con quien mantenía
relaciones, los cientos de denuncias en la Iglesia de Irlanda por abusos
sexuales en las escuelas católicas, y más recientemente en Alemania o
el escándalo del Obispo Bargalló veraneando con una mujer. Es urti-
cante la situación por los votos de castidad permanente que estos sa-
cerdotes asumen. Es dañino para la institución porque ellos, que debi-
eran tener una vida ejemplar, también viven de acuerdo a la doble
moral: ―haz lo que digo, no lo que hago‖.

126
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Sin embargo, esta institución lleva adelante demandas de restau-


ración conservadora, una verdadera contrahegemonía de derecha.
4.2. Folklore.
Desde la hegemonía se dice que cualquier otra lengua que difiera
de la oficial es "folklórica", como podría ser el guaraní entre nosotros.
En Cataluña hay un movimiento que propone restaurar el caste-
llano. El problema es que en Cataluña, el catalán es la lengua
hegemónica. Los que se oponen, que serían "contrahegemónicos",
son los que proponen el castellano, es decir, los de la lengua hegemó-
nica del imperialismo interno castellano en el anterior Bloque Históri-
co. En tal situación, parece una lucha al interior de la hegemonía, que
no terminó de saldar sus cuentas. No parece una minoría castiza que
pide que se les reconozca, todo lo contrario.
De todos modos el castellano en Cataluña, no es "el saber del
pueblo", como no lo es el inglés en Puerto Rico.
5. Una perspectiva.
Tanto en lo individual como en lo colectivo debe identificarse
cual es el enemigo, en primer lugar. Acto seguido, cuando y donde se
debe o se puede dar batalla. En lo ideológico se puede luchar toda la
vida. Mientras se es minoría o no se tiene acceso a los ámbitos de
poder o de definición de la cultura, la lucha será como una empecina-
da evangelización.
Estas prédicas contraculturales son una táctica contrahegemónica
de conflictos desnaturalizadores de arbitrarios culturales. Consistente
en hostigar al enemigo en su propio terreno con propuestas alternati-
vas o innovadoras y mediante embates rápidos y sorpresivos, desmo-
ronando las premisas de las proposiciones lógicas que se presentan
para el sometimiento de las mayorías, utilizando sus instalaciones,
instituciones, medios y recursos. Se sabe que la confrontación es
asimétrica. La hegemonía suele descansar en la comodidad de su
enorme poder cultural. Para confrontarla se requiere agilidad intelec-
tual y movilización. Irrumpir en los núcleos del Sentido Común per-
mite preparar el terreno para cambios de paradigmas. Las actividades
creativas y espontáneas resultan muy difíciles de neutralizar.

127
Raúl Alfredo Guevara

Se debe alentar la confianza de que no es una guerra, es una mo-


numental obra de construcción, desde los cimientos, despertando con-
ciencias. Es el trabajo tesonero el que supera la contradicción con su
lucha sólida, obstinada, consistente. No es dando la vida en un instan-
te, como un mártir, que se producen los cambios duraderos. Es
dándola cotidianamente, como un obrero constructor del Machu Pi-
chu, del Chichén Itzá, de la Gran Muralla, todo crece desde el pie.
Crece desde el pie
Alfredo Zitarrosa

Crece desde el pie, musiquita,


crece desde el pie
uno dos y tres, derechita,
crece desde el pie.

Crece la pared por hiladas


crece la pared
crece desde el pie amurallada
crece desde el pie.
Dentro de su lata la mata
crece desde el pie,
crece desde el pie la fogata
crece desde el pie.

Crecen los mejores amores


crecen desde el pie,
para sus colores, las flores
crecen desde el pie.
Crece desde el pueblo el futuro
crece desde el pie,
ánima del rumbo seguro
crece desde el pie.
Cantan para usted los cantores
crecen desde el pie
un poco de fe y los tambores

128
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

pueden florecer.
Crece desde el pie la mañana
crece desde el pie
el sonido de la campana
crece desde el pie.
Crece desde el pie la semana
crece desde el pie
no hay revoluciones tempranas
crecen desde el pie.
No olvides que el día y la hora
crecen desde el pie
después de la noche la aurora
crece desde el pie.

129
Raúl Alfredo Guevara

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C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 5

Lo Alternativo
Aurelia Pereyra estaba terminando su bachillerato hacia 1990.
Una noche, en clase, me preguntó: ―Alternativo.. ¿Es lo mismo que
revolucionario?‖
Le dije que no, entonces. Pero aunque la intuición no estaba
errada, me llevó muchos años desmenuzar esta pregunta que me ha
inquietado repetidamente. Al fin he podido encontrar una respuesta.
Una dificultad similar se me presentaba una vez que definía
hegemonía. Parecía fácil entender lo que el concepto encerraba. Pero
resultaba complejo definir contrahegemonía. Y la tendencia escolari-
zada me llevaba a darla por sobrentendida.
El poder hegemónico es sutil con sus naturalizaciones bien hil-
vanadas, con los consensos culturales entramados cuidadosamente,
con los habitus que se manifiestan en representaciones sociales, mane-
ras esquemáticas de obrar, de pensar y percibir la realidad vinculadas
a la posición social de cada uno.

(...)los habitus, (son) como un sistema de categorías de percep-


ción, pensamiento y acción. Se trata de la concordancia entre las es-
tructuras objetivas y las estructuras cognitivas que posibilita esa re-
lación con el mundo que Husserl describía con el nombre de ―actitud
natural‖ o experiencia dóxica. Ajena a cualquier postura y cuestión
herética, esta experiencia es la forma más absoluta de reconocimiento
de la legitimidad; aprehende al mundo social y a sus divisiones arbi-
trarias como naturales, evidentes, ineluctables, comenzando por la
división socialmente construida entre los sexos.51

1. La alternativa ¿es revolucionaria?


Como ya se ha explicado, lo ―alternativo‖, que en muchos senti-
dos se ha tratado de emparentar con lo ―revolucionario‖, no necesa-

51
BOURDIEU, Pierre (2000) La dominación masculina, traducido por Joaquín Jordá, España,
editorial Anagrama, segunda edición

131
Raúl Alfredo Guevara

riamente busca cambios de fondo. "Alter" quiere decir otro, pero


puede ser otro parecido, no necesariamente diferente o que se oponga.
Es lo que nos pasa cuando vamos a votar... ¿Cuál de los candidatos
hace la diferencia?
Lo alternativo puede conducir a lo contrahegemónico pero no
necesariamente es revolucionario aunque proponga cambios y logre
instalarlos.
La mayoría de las propuestas alternativas se dan dentro de un
mismo Bloque Histórico, en un mismo campo de poder. Al interior de
la Hegemonía, entre fuerzas conservadoras que pretenden preservar
sus privilegios de clase (económicos, políticos, culturales) y fuerzas
progresistas que pretenden modificarlos redistribuyendo esos recursos
económicos, políticos o culturales con otras clases o sectores sociales.
La Hegemonía Alternativa o "Lo Alternativo" no pretende susti-
tuir la cosmovisión del mundo, ni el derecho, ni el sentido estético, ni
los enunciados éticos. Puede tener alguna fricción con enunciados
morales sostenidos por grupos conservadores de derecha, pero en ge-
neral busca integrarse, ser reconocido y aceptado, modificar las for-
mas sin tocar el fondo.
Lo alternativo es todo aquello que, en relación a lo habitual, re-
sulte menos común o tradicional. Se presenta como posibilidad o
solución nueva a cuestiones preexistentes.
En nuestra cultura puede observarse que lo alternativo va en
búsqueda de mayor inclusión social. Se propone más libertad y mayo-
res estándares de igualdad. Se trata siempre de algún dilema, disyunti-
va, elección, opción de tipo ―cosmética‖, que disfrazará su función
semejante o igual, con la idea de ―alternancia‖.
Puede resultar muy diferente al modelo más aceptado por la so-
ciedad, sin embargo no se opondrá en esencia a la estructura de la
misma (supremacías de género, de clases, de etnias, etc…)
En tal sentido, los partidos políticos norteamericanos, por ejem-
plo, encubren su solidaridad y su sociedad permanente. Cada uno se
presenta como alternativa del otro. Demócratas y Republicanos son
imperialistas, belicistas, individualistas, conservadores. Sin embargo
se alternan en la administración del imperio, la prosecución de sus
guerras y la continuidad en sus políticas internas de segmentación y
exclusión étnico-social.

132
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Lo alternativo puede observarse en los cuatro campos de defini-


ción hegemónica:
1.1. Lo filosófico.
Se aplica al pensamiento, a la legislación, el modo de vida, a las
manifestaciones culturales o artísticas.
• En lo Justo (derecho): nuevas leyes de inclusión a la sociedad
hegemónica. Por ejemplo se legislará sobre matrimonios, como con-
trato civil entre iguales, sin importar su sexo. Lo que no se cuestiona
es la institución del matrimonio que conlleva la idea de familia, como
núcleo social.
• En lo Bello (arte): El arte alternativo propondrá otras estéticas
diferentes de las aceptadas, se opone a lo convencional o establecido y
se presenta como una opción distinta y nueva (rock alternativo; teatro
alternativo; turismo alternativo) pero con el propósito último de lograr
su aceptación en el ámbito de la hegemonía dominante, nunca de re-
emplazarla. Es siempre una ―evolución‖, aunque pueda presentarse
como ―revolucionario‖.
• En lo Bueno (ética, moral): Lo censurado o prohibido inten-
tará legitimarse. Se presenta como nuevo o diferente algo que cumple
una función parecida, se incorpora sin atacar lo establecido (medicina
alternativa, energías alternativas). Se discutirá otra moral o se inten-
tará legalizar el ―doble estándar‖ en el que se mueve la moral
hegemónica ―haz lo que digo pero no lo que hago‖.
Una hegemonía entra en franca decadencia cuando sus valores
colectivos van reemplazándose por valores individuales, hedonistas,
solipsistas, que no contemplan el bienestar general de la comunidad.
Si bien eso prepara las condiciones materiales para un cambio de
hegemonía no constituye condición suficiente para ello.
1.2. El sentido común.
Se van naturalizando prácticas que permiten mayor inclusión o
menor discriminación. Por ejemplo:
• la integración de niños discapacitados a escuelas comunes;
• la aceptación de una sexualidad diversa,
• la institucionalización del soborno o coima como un diezmo al
poder político por parte de empresas o particulares beneficiados por
acciones de los gobiernos
133
Raúl Alfredo Guevara

• la distribución de roles hasta hace poco asignados a uno solo


de los sexos (cocinar, cambiar pañales, remplazar una lámpara, cortar
el césped)
Se hace pertinente ejemplificar algunas cuestiones vinculadas a
este apartado, lo alternativo en el Sentido Común suele presentarse
como contrahegemónico. Existen múltiples ejemplos que contradicen
esa pretensión ―revolucionaria‖.
1.2.1. Matri – Patri - Monio.
En Argentina se legisló para que cada persona pueda adoptar la
identidad de género que desee, para que las parejas homosexuales
puedan casarse y adoptar hijos. Estas normas que van contra el Senti-
do Común conservador. Pero no son contrahegemónicas, ya que lo
que se pretende es incluir a todo el mundo en la misma hegemonía.
No reniegan de las instituciones hegemónicas y hasta lograron que un
casamiento entre varones se denomine ―matrimonio‖.
Etimológicamente "matri-monium" es el derecho que adquiere la
mujer que lo contrae para poder ser madre dentro de la legalidad. Esta
unión estaría mejor denominada patrimonio es lo que un varón ad-
quiere de su padre o abuelo (otro varón), en este caso se ampliaría al
cónyuge y, al fin de cuentas se trata de una cuestión patrimonial, si es
cierto que ―la libreta no garantiza el amor eterno ‖.
1.2.2. El Partido Comunista Argentino
Hasta la caída del Bloque Socialista en 1989, estuvo alineado
con la Unión Soviética, por tanto enfrentado al imperialismo nortea-
mericano. Además, como todo partido que se reivindica marxista, es
ateo.
Sin embargo fue aliado de la Iglesia para derrocar al gobierno
democrático en la década de los 50 y garantizar el advenimiento de
una dictadura que, precisamente, no era la dictadura del proletariado
propugnada en el Manifiesto Comunista, sino más bien una dictadura
de patrones aliados con el Fondo Monetario Internacional e iniciado-
res de una Deuda Externa que continúa empobreciendo a los trabaja-
dores argentinos, generación tras generación.
Un dirigente del Socialismo Democrático de entonces cuyo
nombre era Américo, estaba absolutamente alineado con los Estados

134
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Unidos y sus socios locales, eso le valió el mote popular de Norteamé-


rico. Era tan democrático que siempre estaba aliado a las dictaduras.
Una forma usual, en las clases hegemónicas latinoamericana, de de-
fender las democracias sin demos.
1.2.3. Argentina
En 2008, el gobierno de Cristina Fernández debió confrontar con
tres sectores concentrados de la economía argentina: los grandes agro-
exportadores que se benefician con coyunturas internacionales, las
instituciones financieras que gerenciaban los aportes jubilatorios de
todo el pueblo argentino y los monopolios de las empresas multime-
diáticas.
Los primeros lograron construir un colectivo ―campo‖ que re-
unió a buena parte del 7 % de la población que allí vive, pero, sobre
todo consiguió hacer una amalgama mediática con fuertes recursos
financieros y detrás de ese constructo se encolumnaron una cantidad
de pequeños grupos e individuos que se sentían amenazados en sus
privilegios: políticos de la oposición en un espectro que va desde el
trotskismo hasta la derecha más conservadora, con agentes de la deva-
luada iglesia católica, los que en gobiernos anteriores aplicaron las
políticas de endeudamiento sistemático, de default, de empobreci-
miento y marginación de los trabajadores, de privatizaciones de bienes
públicos del Estado, de economías de concentración de la riqueza, de
bancos que se quedaron con los ahorros de los pequeños ahorristas.
Incluso se sumaron políticos y economistas de las propias filas que
abandonaban el barco.
Este sí fue un movimiento alternativo. Eran una Alternativa a lo
que estaba en el gobierno. Sin embargo no era una lucha contra-
hegemónica ya que no se pretendía modificar la cosmovisión del
mundo, ni los cimientos del derecho, ni el sentido estético, ni los
enunciados éticos. De un lado y otro recurrían a esos conceptos com-
partidos para justificar sus posiciones coyunturales. No se ponían en
duda las relaciones de clase, el sistema capitalista, la ilegítima Deuda
Externa, la desigual distribución de la renta, el patriarcado persistente
que conserva privilegios masculinos, ni el sistema legal. Tampoco
entró en discusión lo religioso ni lo folklórico. Todo eso formaba
parte de la cultura hegemónica compartida.

135
Raúl Alfredo Guevara

Fue una disputa en el ámbito del Sentido Común. Se vio arreciar


el desprecio de clase hacia los beneficiarios de las tibias pero decidi-
das acciones de gobierno para reencauzar la pobreza y la discrimina-
ción descarada de la condición femenina de la Presidente de la Na-
ción, con motes denigratorios y la presunción de ser manejada por su
esposo.
La discriminación de género dejó lugar a un sinnúmero de im-
properios contra la figura presidencial femenina. Se discutía el precio
de sus zapatos o carteras, la estética de su ropa, la ―intolerancia‖ de
sus fervorosas reacciones o intervenciones públicas y por su condición
de mujer recibió, sotto voce, una cantidad de epítetos irreproducibles.
Sus colaboradores fueron descalificados y no se les reconocía
como cuerpo de intelectuales convencidos ideológicamente de sus
posiciones políticas. Se los minimizó afirmando, sin pruebas, que
todos eran comprables, tendiendo un manto de sospecha sobre la lici-
tud de actos de gobierno. Presumían corrupción en declaraciones
periodísticas que los medios de comunicación reproducían prolífica-
mente; pero no los denunciaron ante la justicia y jamás se probaron
ante la ciudadanía.
Esta disputa está vinculada a la eticidad de los actos de unos y
otros, a su transparencia. Los intereses económicos y políticos que se
dirimen se hallan dentro de un mismo marco cultural y referencial. Es
una disputa, sin dudas, al interior de la hegemonía.
Lo que hoy se designa Kirchnerismo es un modo de hacer políti-
ca que se enmarca en las grandes líneas directrices fijadas por el pero-
nismo de mediados del siglo XX. Es una construcción que recrea
aquellas políticas redistributivas exitosas aunque en el marco de un
país endeudado, dependiente, condicionado por una guerra perdida y
la tremenda carga de la ausencia de suficientes cuadros políticos capa-
ces de llevar a la práctica esas ideas. Fue el peronismo en el gobierno,
desde 1989 hasta 1999, el responsable directo de la liberalización de la
economía, de la dependencia económica y cultural más sólida desde
1810 a la fecha. La ideología neoliberal no ha sido derrotada, pervive
en cientos de funcionarios nacionales, provinciales y municipales que
quedaron como remanente de aquellas épocas en las estructuras más
recónditas de las burocracias estatales de cada jurisdicción.
Por otra parte el movimiento policlasista reproduce en su interior
las mismas contradicciones existentes en la sociedad global. Convi-
136
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ven en su interior conservadores, reformistas y revolucionarios. La


cooperación de clases, el pacto social, es una metodología de gobierno
para el peronismo. Para ello es necesario que cada sector de la eco-
nomía tenga sus representantes y que funciones corporativamente en
defensa de sus intereses de sector, con la condición de resguardar el
bien común y la paz social. El peronismo y su continuador, el kirch-
nerismo, no tienen como propósito la abolición de las clases sociales
ni la eliminación del sistema capitalista. Su aspiración de máxima es
la convivencia pacífica y la distribución del ingreso nacional de modo
que el componente salarial para los trabajadores supere (51 %) a la
retribución obtenida en concepto de ganancias para los empresarios,
intereses para los capitalistas y renta de la tierra para los rentistas
(49%). Cada modificación en tal sentido es una lucha que se libra
palmo a palmo. Los privilegiados no resignan sus ventajas alegre-
mente. Se disputa centavo a centavo. Aunque la distribución no sería
equitativa ya que un 80 % de la población está constituida por trabaja-
dores, de todos modos sería un avance significativo.
Este es el techo deseable de la Revolución Justicialista, a menos
que una vez logrados esos objetivos (fifty-fifty), los sectores revolu-
cionarios y las clases subalternas decidan ir por más. En tal caso se
estaría hablando de una revolución que prioriza el tiempo a la sangre.
Es decir, la configuración de nuevos consensos al interior de una
hegemonía que va mutando lentamente, antes que la coerción que
implicaría una revolución violenta.
El sociólogo Carlos Chino Fernández me hacía ver que mucho
antes de plantear esta cuestión deberían resolverse algunas cuestiones
entre los trabajadores, especialmente respecto de la distribución del
hipotético 51 %. ¿Es equitativa la distribución de ese porcentaje al
interior del sector trabajador?
El INDEC52 informó que en el primer trimestre de 2011 la dife-
rencia entre el ingreso menor y el más alto era de 15 veces, esto cons-
tituye una mejora respecto de 2001 en que la diferencia era de 32 ve-
ces. ¿Están dispuestos los trabajadores que mejores retribuciones
obtienen a aceptar una redistribución equitativa? Es probable que deba

52
I.N.D.E.C. Instituto Nacional de Estadística y Censo,

137
Raúl Alfredo Guevara

asistirse a disputas internas aún no avizoradas. Un interesante artícu-


lo53 de Granata muestra la distribución histórica.

Figura 5. Participación de los trabajadores en la renta 1950 - 2008


Están todavía por verse las previsibles muestras de solidaridad
de clase y las esperables intra-clase en el ámbito de los trabajadores.
En las sociedades capitalistas existen dos divisiones en la distribución
de los salarios que no deben tomarse a la ligera: la división por género
(varón - mujer) en que los primeros ganan más; y la división entre
trabajo intelectual y trabajo manual en que se recompensa más al pri-
mero.
Las soluciones del socialismo real no han convencido al electo-
rado argentino habida cuenta que la supresión del capital privado con-
vierte a todos en trabajadores del Estado. La condición humana hace
que los más emprendedores no se conformen con una vida de proleta-
rios estatales y busquen salidas individuales, familiares o grupales que
mejoren su existencia cotidiana, sin necesidad de convertirse en explo-
tadores ni en pequeño-burgueses en sentido clásico.
2. Intelectuales alternativos y Sentido Común.
Si se recurre a Gramsci, nuevamente, podrá observarse que no
hay diferencias esenciales entre los que trabajan abiertamente para la

53
GRANATA, Gabriela. Argentina, cada vez más cerca del empate social. en Suplemento
Argentina Económica, Miradas al Sur, http://sur.infonews.com/notas/argentina-cada-vez-mas-
cerca-del-empate-social - 01/08/2010- El gráfico se encuentra en la misma fuente.
Según INFOBAE, en 2012, se llegó al 52,5 % http://www.infobae.com/2013/06/13/715430-
pasaron-60-anos-que-los-trabajadores-perciban-mas-del-50-del-pbi/

138
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

hegemonía y los que proponen alternativas, sin importar el ámbito en


el que se desempeñen, como Gran Intelectual / Creador, como Organi-
zador, o como Difusor.
Gramsci54 hace una distinción sobre aquellos que se encolumnan
en un partido que los organice como clase, en torno a sus intereses,
desde lo político y lo filosófico:

(...) el partido cumple esta función subordinada a la esencial de


preparar a sus componentes, elementos de un grupo social que nace y
se desarrolla en lo económico, hasta convertirlos en intelectuales
políticamente calificados, en dirigentes y organizadores de toda clase
de actividades y funciones inherentes a la evolución orgánica de la
sociedad, en lo civil y en lo político.

3. Interpretación de la realidad y Sentido Común


Un método simple para acercarse a un diagnóstico de situación
es plantearse una serie de preguntas simples:
¿De qué lado están los actores?
¿Quién pierde, quién se perjudica?
¿Quién gana, quién se beneficia?
¿Qué intereses económicos están en juego?
¿Las diferencias de los actores confrontados radica en los métodos
o es también una disputa de intereses e ideología?
¿Hay coherencia o discrepancia entre lo que dicen y lo que hacen?
¿A quién sirven objetivamente las acciones de los involucrados?
Un intelectual comprometido con ideas de cambio social, con la
búsqueda de mejores condiciones de vida para su pueblo, con la de-
mocratización de relaciones con las minorías étnicas, sexuales y polí-
ticas, está en la obligación ética de analizar las medidas abstrayéndose
del comportamiento más o menos mediático de los actores sociales
involucrados y del prejuicio que podría significar considerar previa-
mente su filiación partidaria.
3.1. Mirar el presente.
En el caso de la reciente política argentina, baste preguntarse:

54
GRAMSCI, Antonio. La Formación de los intelectuales, op.cit

139
Raúl Alfredo Guevara

¿Quiénes son los que...


No quieren juicios a genocidas?
No quieren recuperar los hijos apropiados?
No quieren salir del default?
No quieren al pueblo en las calles?
No quieren que deje de haber pibes sin comer en el país
―productor de alimentos‖?
No quieren que haya escuela para todos?
No quieren que se entreguen computadoras a los hijos
de los trabajadores, alumnos de las escuelas públicas?
No quieren que el pueblo elija a sus dirigentes aunque
se equivoque?
No quieren que los que no podían pagar televisión codi-
ficada accedan a Televisión Digital Abierta y Gratuita?
No quieren que los aportes de los jubilados vuelvan a
los jubilados en lugar de engordar los bolsillos de los
banqueros y la ―patria financiera" mediante el manejo
bancario que hicieron de los aportes de cada uno?
No quieren que siga habiendo superávit fiscal?
No quieren que haya energía subsidiada...?
Podría parecer una alocución oficialista, pero el tema central es
que todos los que ―no quieren‖ se han radicalizado y obligan a tomar
partido. Para saber dónde pararse baste aplicar la batería de preguntas.
Ya habrá tiempo para debates internos y profundizar las medidas
de cambio, falta mucho por hacer. 55
4. Algunos ejemplos.
4.1. Fútbol
El fútbol, en Argentina, es el deporte popular por excelencia. La
mayoría de los espectadores no asiste a los estadios, recurren a trans-
misiones televisivas.

55
En este sentido, como hemos dicho al principio en la ―Notas marginales para la edición
2017‖: cada clase crea su intelectual orgánico, que sólo es orgánico si tiene conciencia de clase
PARA SÍ y yo agregaría la conciencia de género, la conciencia de raza o de etnia, dependiendo
siempre donde se encuadre.

140
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

¿A quién sirve que el pueblo en vez de fútbol por T.V., vea tri-
bunas colmadas?
¿A quién sirve que para ver fútbol televisado haya que pagar un
abono?
¿De qué lado están los actores? y así, aplíquense las preguntas
arriba enunciadas.
4.2. Asignación Universal por Hijo (AUH)
Cuando la tasa de indigencia de familias que estaban por debajo
de la línea de pobreza era cercana al 30 % de la población el gobierno
decidió que el Estado las asistiera con la AUH que beneficia a trabaja-
dores informales, desocupados y servicio doméstico que tienen hijos
menores de 18 años, y embarazadas que carecen de cobertura de Obra
Social, desde la semana 12 de gestación hasta el nacimiento o inte-
rrupción del embarazo.
Esta medida es resistida por sectores medios de la sociedad con
el argumento de que no deben utilizarse recursos del Estado para be-
neficiar a un sector empobrecido de la población, que ―vive del subsi-
dio‖ en lugar de trabajar. Cabe aplicar aquí, nuevamente, la batería
de preguntas.
4.3. Subsidios a la energía eléctrica, gas y combustibles.
Todos los hogares se benefician con estos subsidios, además, en
el caso de los subsidios al gasoil permite abaratar los costos de la pro-
ducción agrícola y del transporte público de pasajeros junto al de mer-
caderías.
Los mismos sectores medios que se oponen a la AUH, no aplican
el mismo criterio que utilizan para criticar aquella medida. Aquí tam-
bién se utilizan los recursos del Estado, pero para beneficiar a todos.
Y una vez más aparece el doble standard. No se trata de tener unos
principios que se aplican en toda circunstancia. Los principistas se
acomodan a la circunstancia según los beneficie directamente o no.
4.4. Latinoamérica
Cada vez que el Imperio, o los imperios, han estado en con-
flictos bélicos, sea en las Guerras Mundiales, en Vietnam, en Medio

141
Raúl Alfredo Guevara

Oriente, en Latinoamérica se han dado una sucesión de gobiernos


populares, populistas y progresistas.
Desde los ´90 el Imperio ha estado ocupado invadiendo países
productores de petróleo en medio oriente. Es de esperar que, como en
el pasado, una vez que se aquieten esos escenarios, se vuelva a ocupar
de su ―patio trasero‖. Mientras tanto ha estado subsidiando movi-
mientos de Nueva Derecha en Venezuela, Chile, Perú, Colombia,
México, Ecuador, Honduras y Argentina, simultáneamente está agi-
tando a sus aliados internos en el resto de los países de la región y en
poco tiempo han logrado consolidar dos golpes de estado en pequeños
países: Honduras y El Salvador.
Merecería una especial atención el análisis de los Maras de El
Salvador y los Zetas de México, que habiendo comenzado como gru-
pos marginales dedicados a algunos delitos menores llegaron a un
nivel de organización que tiene en jaque a los poderes establecidos.
Una clara manifestación de hegemonía alternativa sustentada en todo
aquello que la hegemonía condena: asalto, blanqueo de dinero, crimen
organizado, delitos informáticos, extorsión, homicidio, inmigración
ilegal, lavado de dinero, narcotráfico, proxenetismo, robo de auto-
móviles, secuestro, terrorismo, tráfico de armas, trata de personas.
Disputan el territorio, palmo a palmo, a sangre y fuego. Pero su
subsistencia se garantiza y fortalece mientras la contraparte se el Esta-
do que, aunque aparece como enemigo visible es su socio. Ambas
partes se benefician de la existencia del otro. La población es espec-
tadora o rehén entre las organizaciones militarizadas y la corrupción
de los aparatos estatales. Tributan doblemente.
5. La religión.
Toda práctica religiosa que no ponga en duda los principios
dogmáticos de la Religión Hegemónica se presentará siempre como
alternativa. Incluso, en algunos casos, ni siquiera son una alternativa
religiosa, sino una manifestación alternativa del sentido común. Un
ejemplo de esto son los sacerdotes católicos que respaldan el matri-
monio homosexual que no cuestionan ningún dogma de su credo.
Nada de esto podría considerarse contrahegemónico.
5.1. Martín Lutero

142
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Un ejemplo sustancioso para analizar lo alternativo lo brinda


Martín Lutero y lo que su acción produce.
¿Es contrahegemónica su actuación pública?
Se convirtió en fundador de una nueva confesión cristiana pero
sin proponérselo. Con sus 95 tesis quiso impulsar una reforma de la
Iglesia Católica Romana.
Cuestionó los sacramentos que sostenía la Iglesia, especialmente
después de los Concilios de Letrán en el siglo XII. Demostró que en
las escrituras sólo se habla de Bautismo, ya que el mismo Jesús es
bautizado; y de la Eucaristía que el mismo Jesús enseña a sus apósto-
les. Se opuso al celibato, a los negocios terrenales, ventas de indul-
gencias y privilegios de los sacerdotes.
Tradujo La Biblia al alemán y confrontó con el idioma ―culto‖
(latín) sostenido por la Iglesia desde su alianza con el Imperio Roma-
no. Propuso enseñar a leer La Biblia a todos los hombres. Esa pro-
puesta es tomada literalmente y tanto mujeres como niños quedarán
relegados del acceso a este saber masculino. No propuso que se ense-
ñe a escribir, y sólo se leería La Biblia. Era peligroso que cualquiera
pudiera escribir. Mucho menos ideas propias, no controladas por el
clero y no producidas en su seno. Eso constituía herejía entonces y se
pagaba con la vida.
Lutero nos brinda un ejemplo interesante para analizar lo alterna-
tivo. Ciertamente es confrontativo, pero veamos en qué ámbito se
expresa.
En lo Filosófico no, porque no cuestiona las bases
económicas sostenidas en una división de castas y patriarcales
del poder hegemónico, que consolidan la sumisión de los pobres
y las mujeres. Cuestiona algunas derivaciones vinculadas al de-
recho, pero no otorga instrumentos para que pueda reescribirse
otro derecho que reemplace al existente. No modifica la estéti-
ca, aunque hace observaciones filosas sobre la moral eclesial y
propone una nueva ética protestante.
En el Sentido Común sí, pero respecto fundamentalmen-
te de la liturgia y la administración religiosa.
En lo Religioso sí, pero más bien respecto de las formas.
No discute la existencia de un solo Dios. No discute las fuen-
tes: los textos sagrados. Él es teólogo, sabe que hay 25 evange-

143
Raúl Alfredo Guevara

lios, sin embargo acepta los 4 que sus congéneres habían deci-
dido aceptar y avala que haya 21 que continúen ocultos. No
debe olvidarse que Lutero es un monje agustiniano. Su lucha es
al interior de la Orden y, por lo tanto, de la Iglesia. Pero no
propone un cambio en las relaciones de clase, ni de género, que
son las predominantes en ese entonces. La Orden de San
Agustín gozaba de privilegios desde su fundación: estaba libe-
rada de la jurisdicción de los obispos, comercializaba indulgen-
cias en todos sus templos, controla la parroquia del Vaticano y
el cementerio oficial, entre otras.
En el Folklore también, respecto, exclusivamente, de las
devociones populares. Confronta abiertamente contra el sincre-
tismo que hacía a la iglesia sostener ambiguamente las divini-
dades de los santos y la influencia benéfica de la Virgen como
intercesora ante dios. Recupera los diez mandamientos y re-
cuerda lo que en ellos se plantea: (Éxodo 20:1-17)
1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2 Yo soy Yahveh tu Dios, que te saqué de la tierra
de Egipto, de casa de servidumbre.
3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni
en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás;

Lutero representa una lucha interna en el campo del poder


hegemónico. Él propone un cambio de orientación, más que un revo-
lución en el Bloque Histórico. Sin embargo debe reconocerse que su
posición es posible en un contexto de grandes cambios políticos,
económicos, científicos, tecnológicos, comerciales, descubrimientos
geográficos, encuentros y confrontaciones entre culturas, de transfor-
mación y ebullición social. Pero su máxima aspiración era reformar
las desviaciones que había sufrido la iglesia, reorientándola al modo
que las tradiciones indicaban. Pretendía conservar los orígenes de la
fe cristiana.
El impacto de su decidido accionar desde 1517 llevó a la Iglesia
de Roma a convocar al Concilio de Trento donde definió el Credo

144
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Católico y estableció los siete sacramentos que esa iglesia ha conser-


vado hasta hoy para incidir en cada momento de la vida de sus fieles:
nacimiento, niñez, adolescencia, adultez hasta su muerte.
6. El folklore.
Aquellos que incorporan nuevas estéticas a un mismo saber
folklórico lo ―estilizan‖, lo actualizan, lo ―contemporizan‖ pero no
proponen descartarlo. Sólo lo cambian, lo ―remozan‖, lo modifican en
apariencia.
También debe considerarse que a la estructura formal del folklo-
re oficial se le presentan alternativas y fusiones. Desde la incorpora-
ción de nuevos instrumentos, temáticas suburbanas o urbanas, vesti-
mentas, corte de cabello, danzas, compositores, intérpretes.
A pesar de los folkloristas pro-rurales, hoy el denominado rock
argentino es una manifestación de folklore urbano, patrimonio de tres
o cuatro generaciones.
El Rock, siendo música de origen anglosajón caló en los sectores
medios de la sociedad urbana desde la década de 1960, particularmen-
te desde la revolución musical que significaron Los Beatles. Se afincó
en sectores que veían con agrado la conmoción cultural que producía
el movimiento hippie, incorporaron instrumentos y ritmos que refor-
mularon con letras en castellano y aires musicales de estas tierras. Se
llamó a sí misma ―Música Alternativa‖, ―Progresiva‖, se difundía con
grabaciones en vinilo de pequeñas productoras independientes y con
recitales en vivo en los cine-teatros y clubes barriales que abundaban
en aquella época.
Los que conocían a aquellos grupos musicales, y los seguían de
recital en recital, formaban un pequeño núcleo que ocupaba gustoso
una posición crítica y al margen de la denominada ―Música Comer-
cial‖.
Ante la evidente calidad de algunas producciones, su impacto
social, su creciente popularidad, el poder hegemónico se fue apro-
piando de este movimiento y terminó denominándolo: Rock ―Nacio-
nal‖. Una maniobra brillante que atacó por la retaguardia la resistencia
de los ―alternativos‖ ya que ahora pasaron a ser ―el rock argentino‖.
Este ejemplo sirve para mostrar que lo alternativo es otra manifesta-
ción de Lo Mismo.

145
Raúl Alfredo Guevara

Un aporte:
Alternativo
Referido a este tema, cuando en la clase se expuso esto re-
cordé la película Flash Dance (bastante tiempo atrás) en la
cual la protagonista se presenta a una audición de danza clási-
ca (toda mal vestida, desalineada, o mejor dicho, teniendo ―su"
línea o estilo). Pero... las demás bailarinas o las que se habían
presentado también a la audición la miraban de arriba abajo
porque no ―encajaba" ni en el ambiente, ni en los patrones de
lo ―bello" o ―bueno"...
Ni mencionar a los profesores que estaban tomando las au-
diciones ¿no? Desde su lugar, utilizando los márgenes o algu-
nos de los estilos de la danza clásica, la protagonista se anima
a ir más allá... y presenta (utilizando las mismas técnicas de
baile) un modo distinto de bailar, de sentir la música. Dígame
profe o algún compañero si está bien lo que veo en esto. No es
un movimiento contrahegemónico... sino que desde dentro mis-
mo de lo hegemónico da un vuelco... una mirada distinta o un
modo diferente de vivir las cosas...
Paola Ávalos (Estudiante U.N.L.Z.)

Se imponen dos preguntas: ¿Se opone la protagonista a la pro-


puesta de la hegemonía? ¿No será que ella también quiere participar
de la misma estética que le proponen desde el poder?
El personaje plantea un cambio de formas como todo en el cine
americano, como todo pensamiento de derecha. Pero nunca discute el
fondo. Es más de lo mismo pero de otra manera. En tal sentido quizá
sí sean contrahegemónicos, en sus orígenes, los grupos de reaggeton,
hip hop, y todo tipo de danza callejera o popular que no admite un
aprendizaje institucionalizado en escuelas, academias o peñas. Cuan-
do no es la hegemonía quien decide lo que está bien y lo que no, lo
bello y lo feo, aparece la contrahegemonía. Si esas definiciones vuel-
ven a encolumnarse con los saberes previos la hegemonía las ha trans-
formado en manifestaciones alternativas y les ha quitado toda poten-
cialidad revolucionaria que pudiera atentar contra el statu quo estable-
cido.

146
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 6

Tomar Posición
Después de definir hegemonía atravesé todo el texto con ese
concepto. Quien lea estas líneas no debe quedar ajeno. Proponemos
que tome posición por la contrahegemonía. Especialmente luego de
que pueda identificarse. Se requiere, para ello, el pase de la concien-
cia alienada a una conciencia crítica.
Resulta necesario decirse, a sí mismo quiénes somos ―nosotros‖.
Un ejercicio no menor. Cuando escribía este capítulo andaba dando
vueltas en mi memoria un texto que había leído hace años y que defi-
nía de tal modo ese nosotros que me daba la certeza de mi imposibili-
dad para mejorar esa definición. Sabía que el autor era Gustavo F.J.C.
Cirigliano y que estaba en un prólogo de otro autor. Después de mu-
cho buscar lo encontré:56

Asumirse latinoamericano es sentir, es asumir que:


- somos los millones de indígenas muertos por los conquistadores,
en un genocidio del que nadie se acuerda, por el que nadie se santi-
gua, en una matanza sin prestigio, un sub-genocidio porque también
existen genocidios con status y con reconocimiento;
- somos los millones de nativos que son hechos morir lenta-
mente día a día por falta de trabajo, de tierra, de alimentos, de agua,
de vivienda, mientras los centros del saber mundial escudan todo eso
en la incapacidad, en la indolencia, en la ineficacia, en el inescruta-
ble destino de estos pueblos incomprensibles, nacidos para la muerte;
- somos todos los que viven en el atraso, sentenciados a no poder
ser, abandonados a su soledad, condenados al olvido, mientras los
demás les dibujan un contorno de olvido y los encierran en él, o en un
contorno de cómoda fatalidad, y así son los ignorantes crédulos y ser-
viciales (que con el sombrero en la mano sólo dicen "sí señor") de las
novelas, los indolentes adormilados en cuclillas bajo un enorme som-

56
CIRIGLIANO, Gustavo F. J. (1982), A propósito de una Pedagogía del Lenguaje Total,
prólogo de GUTIERREZ, Francisco. El Lenguaje Total, Ed. Humanitas, Buenos Aires, 5ª
edición

147
Raúl Alfredo Guevara

brero de las películas, los calcinados, atontados por un sol sin piedad
que sólo toleran quienes son hombre-límite, los semisalvajes de las
selvas y los impasibles de las montañas, a quien nadie asigna condi-
ción humana;
- somos los que son explotados por costumbre natural, los que na-
cieron para tener siempre hambre, aplacable apenas, en un rostro
pétreo e incomunicado, con un puñadito de coca para seguir duran-
do;
- somos los que nunca se animaron a imaginar que tenían derecho
a un horizonte diferente y mejor; somos los que nadie sabe si alguna
vez tuvieron sueños;
- somos el atraso, la muerte gratuita, lenta o violenta, pero sin
razón, el olvido, la soledad impenetrable, el hambre que nunca se pa-
sa y que se exhibe impúdicamente en una infantil barriga redonda pa-
ra escándalo de los que culpan a Dios por permitir esas cosas;
- somos los que nacieron sólo para tener hijos (según dicen), los
que no saben trabajar (según dicen), los que son explotados por su
propia culpa (según dicen), aquellos a quienes no se les puede dar co-
sas porque no tienen cultura para usarla (según dicen).
Sentirse latinoamericano es ser aquél que no tiene ya palabras pa-
ra designar su realidad; aquel a quien no le dejan nombrar el mundo
porque se lo enseñan nombrado, pero nombrado de un modo que le
impide conocerlo (cuando las montañas son monstruosas y los ríos
desproporcionados y las pampas infinitas, los nombres europeos de
realidades diminutas y manuables no sirven, como la Patagonia y sus
suicidios no se pueden designar con palabras de los diccionarios)
aquél a quien vaciaron de sí para darle una interpretación del mundo
que justifique su atraso y le enseñaron que pertenece a una raza de-
generada.
Sentirse latinoamericano es ser aquél a quien le matan hermanos
día a día y no se entera; aquél a quien le destruyeron la cultura, le
robaron sus monumentos, le suprimieron su modo de resolver sus ne-
cesidades, le suplantaron sus tecnologías, le negaron sus problemas,
su modo de sentir la vida, su forma de sentir a Dios; aquél al que lo
dejaron vacío de sí para luego acusarlo de no tener nada para apor-
tar al mundo, nada más que su miseria; aquél a quien se le aplica la
mitología de vago, incapaz e inútil que justifica la eficiencia y la ca-
pacidad del expoliador.
Sí, todo eso es ser latinoamericano. Ni siquiera se ha podido de-
signar a sí mismo, hasta su nombre "latin american" le es dado por

148
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

los otros. Para ese latinoamericano liberarse es recuperar su dere-


cho a tener un modo de ver el mundo y ocuparlo; derecho a ser hom-
bre, a tener la misma dignidad que los demás hombres; derecho a no
sentirse inferior; derecho a crear su propio lenguaje, porque con el
lenguaje uno se crea a sí mismo y se hace ser, crea el mundo y se
constituye en él; dialoga con los otros y comparte su ser.
La América Latina necesita decir su palabra, construir su propio
lenguaje, pronunciar la palabra que la exprese, que no la oculte, que
no la desfigure. Construir su palabra es liberarse. La palabra es
praxis.

1. Civilización y Barbarie.
Este es un tema recurrente. Desde la antigüedad clásica se ha
planteado en Europa la cuestión de lo Propio y de lo Ajeno. Se llamó
Civilización a lo Propio, lo que pertenece a quien define, lo que encie-
rra su cultura, lo de la Cives (ciudad - civilidad), el Bien. Lo Justo, lo
Bello y lo Bueno.
Los pueblos extranjeros que atacaban a los griegos al grito de
"bara-bar" fueron designados bárbaros y, por extensión, desde enton-
ces se aplica a lo extranjero, a lo ajeno, a lo Otro, a lo que no nos per-
tenece, a lo que no queremos parecernos, a la Barbarie: el Mal. Por
oposición se asimila bárbaro a lo Injusto, lo Feo y lo Malo. Lo moral,
lo ético y lo estético entrelazan, dicotómicamente, explicaciones de lo
Propio y de lo Ajeno. Otra vez, el lenguaje provee una variedad de
ideas que califican a lo Otro para diferenciarlo y para afirmar lo que
Nosotros no debemos ser. En un abanico que niega entidad humana y
racionalidad a ese Otro se le atribuye una desviación que resume la
encarnación de todos los males, de todos los temores, de todos los
rechazos. Impugna su racionalidad con designaciones que van desde la
positividad: vandálico, grosero, malhechor, egoísta, complementán-
dose con lo opuesto a lo que es valioso para Nosotros, su negatividad:
despiadado, incivilizado; intratable, irracional, inclemente, insensato,
insensible.
De allí deriva la negación de su Humanidad: el Otro será enton-
ces "inhumano".
Esto da paso a la atribución de animalidad: bestial, salvaje,
monstruoso, sanguinario, encarnizado, cruel, brutal, indomesticable,
violento, feroz.
149
Raúl Alfredo Guevara

Y se llega a la conclusión de que el Otro es la personificación del


Mal: diabólico, maligno, perverso, execrable, infame, malvado, de-
salmado.
El Otro simboliza el horror ancestral a lo desconocido, a lo in-
comprensible.
Es, a todas luces, una limitación cultural que impide comprender
lo diferente, como impidió a los conquistadores españoles interpretar
las enormes civilizaciones encontradas que, al no ajustarse a sus
parámetros culturales, a sus prejuicios (juicios previos), fueron desig-
nadas como incivilizadas, negándoles entidad.
Todos los pueblos colonizadores han actuado de ese modo, tanto
para justificar genocidios como para explicar su hegemonía política o
militar.
Durante la conquista de México, Hernán Cortés atacó a los Dio-
ses Aztecas con una barra de hierro:

Moctezuma vino horrorizado a presenciar el sacrilegio y propuso


a Cortés un acuerdo: colocar las imágenes en el templete a un lado de
los dioses. El conquistador no quiso y tampoco le fue posible aceptar
la oferta. En efecto, en el mundo politeísta se puede negar un dios,
combatir otro, e incluso, como señal de victoria, tomar preso al dios
de los enemigos costumbre que practicaban los aztecas-mexitim y
también otros pueblos- y, además, siempre es lícito adoptar una nueva
identidad. En cambio, las religiones monoteístas son en este aspecto
totalmente intolerantes porque la esencia de su credo está basada so-
lamente en una verdad: la Propia.57

Ciertamente el concepto que llegó a América con los conquista-


dores tuvo a sus seguidores en las clases dirigentes de las nuevas re-
públicas del siglo XIX. Sarmiento y Alberdi fueron intelectuales
orgánicos de estas ideas.
El primero dirá en 184558:

57
UCHMANY, Eva Alexandra. (1982) Cambios religiosos en la conquista de México. En
LORENZEN, David (compilador) .Cambio religioso y dominación cultural. El impacto del islam
y del cristianismo sobre otras sociedades. El Colegio de México, México.
58
SARMIENTO, Domingo Faustino. ( 1845).Facundo. Santiago de Chile, Edición consultada
©1999 , Copyrightwww.elaleph.com

150
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Nosotros, empero, queríamos la unidad en la civilización y en la


libertad, y se nos ha dado la unidad en la barbarie y en la esclavitud.

Retenga el lector esta cita, y compárela con la que trascribo más


abajo, de Mister George W. Bush jr.
Alberdi, en 1852, en su alocución racista decimonónica dirá:

¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser


indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón
de la Araucania, y no mil veces con un zapatero inglés? 59

Si el Otro es un ―mal‖, cada civilización es portadora sin reme-


dio del mismo mal.
Algo similar ocurre en la actualidad respecto de la cultura mu-
sulmana y el mundo árabe en general con el discurso estadounidense.
Éste define Civilización como lo Propio, como la única posible y ad-
misible, como sinónimo de democracia, de libertad y de justicia. Ex-
plicita quienes están de ―este lado‖, arenga a todos a posicionarse, a
encolumnarse del lado del Bien y amenaza a quienes no lo hagan.
Alega que Dios ―no es neutro‖, que Dios elige el Bien, ergo, los elige
a ellos. La crueldad se atribuye al Otro, al oponente. No se plantea una
lucha de civilizaciones sino una lucha de ―la civilización occidental‖
contra el terror que lo Otro provoca ganándose ―merecidamente‖,
entonces, el ―patronímico‖ de terrorista.
Dijo el presidente de los Estados Unidos en el discurso posterior
al derribo de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001:

(...)El 11 de septiembre, los enemigos de la libertad cometieron un


acto de guerra contra nuestro país.60 (...)
(...)Estos terroristas no matan para acabar las vidas meramente,
sino para romper y acabar un estilo de vida. Con cada atrocidad,
ellos esperan que en América crezca el temor y nos retiremos del
mundo desamparando a nuestros amigos. Ellos están de pie contra
nosotros porque nosotros estamos de pie contra su estilo.
No nos engañamos con su pretendida piedad.

59
ALBERDI, Juan Bautista. ( 1984) Bases y puntos de partida para la organización política
de la República Argentina. Centro Editor de América Latina, Bs. As. (1ª edición 1852)
60
On September the 11th, enemies of freedom committed an act of war against our country

151
Raúl Alfredo Guevara

Hemos visto su tipo antes. Ellos son los herederos de todas las
ideologías asesinas del siglo 20. Sacrificando lavida humana para
servir sus visiones radicales, abandonando cada valor excepto el tes-
tamento del poder, ellos siguen en el camino del fascismo, nazismo y
totalitarismo. Y seguirán ese camino de todas maneras donde está el
fin de su historia enmarcando la tumba de sus mentiras desechadas.
61
(...)
(...)Y perseguiremos a las naciones que proporcionan ayuda o asi-
lo seguro al terrorismo. Cada nación en cada región tiene que tomar
una decisión ahora: O están con nosotros o están con los terroristas.
62
(...)
(...)Ésta es la lucha del mundo. Ésta es la lucha de la civilización.
Ésta es la lucha de todos los que creen en el progreso y el pluralismo,
63
la tolerancia y la libertad. (...)
64
(...)La libertad y miedo están en guerra (...)
(...)El curso de este conflicto no es conocido, todavía su resultado
es incierto. Libertad y miedo, justicia y crueldad, siempre han estado
65
en guerra, y sabemos que Dios no es neutro entre ellos. (...)

Como se ve, define a Estados Unidos como sinónimo de ―la li-


bertad‖, y es ésta la atacada. Luego define la Civilización, su estilo de
vida, ―way of life‖, y explica la barbarie para definir al enemigo. Los
llama terroristas, asesinos. Presiona y amenaza a quienes no tomen
partido por la ―Civilización‖. Define el propio campo atribuyéndose el
progreso, el pluralismo, la tolerancia y la libertad. Plantea la confron-

61
These terrorists kill not merely to end lives, but to disrupt and end a way of life. With every
atrocity, they hope that America grows fearful, retreating from the world and forsaking our
friends. They stand against us because we stand in their way.
We‘re not deceived by their pretenses to piety.
We have seen their kind before. They‘re the heirs of all the murderous ideologies of the 20th
century. By sacrificing human life to serve their radical visions, by abandoning every value
except the will to power, they follow in the path of fascism, Nazism and totalitarianism. And
they will follow that path all the way to where it ends in history‘s unmarked grave of discarded
lies
62
And we will pursue nations that provide aid or safe haven to terrorism. Every nation in every
region now has a decision to make: Either you are with us or you are with the terrorists
63
This is the world‘s fight. This is civilization‘s fight. This is the fight of all who believe in
progress and pluralism, tolerance and freedom.
64
Freedom and fear are at war.
65
The course of this conflict is not known, yet its outcome is certain. Freedom and fear, justice
and cruelty, have always been at war, and we know that God is not neutral between them.

152
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

tación: Libertad versus Miedo; Justicia versus Crueldad. Para concluir


dice ―sabemos que Dios no es neutro entre ellos‖ dando a entender
que su Dios es belicoso, que no busca la paz, que no tiene como prio-
ridad la vida del enemigo, sino el triunfo militar de ―sus‖ creyentes.
En ese discurso George W. Bush Jr. indicó que su primer enemi-
go era el gobierno de Afganistán e inmediatamente comenzó una
campaña militar para ―liberar,‖ ―democratizar‖, favorecer el ―plura-
lismo y la tolerancia‖, establecer la justicia y garantizar un gobierno
democrático. Pocos meses después, con los mismos argumentos y
manifestando los mismos propósitos ―humanitarios y civilizadores‖
invadió Irak a quien acusó de poseer armas de destrucción masiva que
jamás fueron encontradas. La propia prensa estadounidense y la de
sus aliados europeos informan diariamente, desde entonces, de las más
variadas torturas, violaciones, bombardeos a poblaciones civiles des-
armadas, asesinatos de niños en escuelas y templos. Intentan, sin éxi-
to, establecer gobiernos locales democráticos pero sin ―demos", es
decir sin pueblo, sin elecciones, sin contienda electoral. Se han apro-
piado de los riquísimos recursos naturales de ambos países sumiendo
en la mayor pobreza a su población. Tampoco funcionan los servicios
de salud ni educación. No parece diferenciarse mucho esta ocupación
de la que hizo Alemania en los países del Este Europeo entre 1939 y
1945.
Cuesta, al estudioso de la Ciencias Sociales, imaginar que los
pueblos sometidos hayan podido descubrir las incomparables ventajas
de la Civilización Occidental, las prerrogativas de su libertad y las
virtudes de su democracia que les permitiría a los pueblos islámicos
vivir en un mundo ajeno a su cultura o, en términos de los asesores
norteamericanos: ajeno al terror. Las madres no saben si sus hijos
volverán cada tarde y tampoco saben cuando vendrán a buscarlos para
trasladarlos a la base caribeña de Guantánamo o arrancarles allí mis-
mo confesiones con cualquier método.
Quizá estos pueblos violentados hayan descubierto que efecti-
vamente el Dios Occidental no es neutral y se aferren a la esperanza
que les da su propia confianza en un Dios que promete vida eterna a
quienes estén dispuestos a morir por su fe enfrentando a los enemigos
del pueblo de Alá, que encarnan, según sus libros sagrados, al mismí-
simo Demonio.

153
Raúl Alfredo Guevara

El concepto de otredad tiene múltiples variantes y siempre está


presente en este libro. Engels en un ya clásico ensayo (1884) sostenía:

(...)la civilización es, pues, el estadio de desarrollo de la sociedad


en que la división del trabajo, el cambio entre individuos que de ella
deriva, y la producción mercantil que abarca a una y otro, alcanzan
su pleno desarrollo y ocasionan una revolución en toda la sociedad
anterior.(...)
(...) La forma de familia que corresponde a la civilización y vence
definitivamente con ella es la monogamia, la supremacía del hombre
sobre la mujer, y la familia individual como unidad económica de la
sociedad. La fuerza cohesiva de la sociedad la constituye el Estado,
que, en todos los períodos típicos, es exclusivamente el Estado de la
clase dominante y, en todos los casos, una máquina esencialmente
destinada a reprimir a la clase oprimida y explotada.
También es característico de la civilización, por una parte, fijar la
oposición entre la ciudad y el campo como base de toda la división
del trabajo social, y por otra parte, introducir los testamentos, por
medio de los cuales el propietario puede disponer de sus bienes aun
66
después de su muerte.

Aquí el Otro es la mujer, el obrero, el campesino en una sociedad


patriarcal que tiende a la urbanización industrial /comercial. El Otro es
el desposeído empujado a vivir en infames suburbios, que no obtiene
renta sobre propiedades, que no accederá a las mismas, y que no podrá
testar porque no tiene nada material para heredar a sus hijos.
2. ¿Quiénes somos "Nosotros"?
67
Alcira Argumedo plantea pistas interesantes, particularmente
porque ofrece una mirada desde Latinoamérica y afirma la existencia
de una matriz autónoma de pensamiento popular latinoamericano.

(...) reconocer la legitimidad de las concepciones y los valores


contenidos en las memorias sociales que, en el transcurso de cientos

66
ENGELS, Friedrich. (1986) El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Zu-
rich, 1884. Esta edición Planeta- Agostini, Barcelona.
67
ARGUMEDO, Alcira. (1996) Los silencios y las voces de América Latina. Notas sobre el
pensamiento nacional y popular. Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires.

154
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de años, fueron procesando la ―visión de los vencidos‖ (...) Conlleva


la reivindicación de esas otras ideas (...)

¿Cómo sería la constitución del pueblo latinoamericano? Imagi-


ne el lector a ese pueblo latinoamericano como un gran vaso de leche
originario al que le fueron agregando, en chorros o en cuentagotas,
diferentes colores, sabores, condimentos, nutrientes, edulcorantes,
lípidos, conservantes, complejos vitamínicos, todos de distinto origen.
Éstos fueron mezclándose sin perder sus propiedades primeras en la
mezcla y adquiriendo otras desde la amalgama impredecible. Se enri-
queció con lo mejor de cada complemento y le habrán quedado los
residuos que sedimentaron o permanecerán en suspensión. Este proce-
so permite observar una cierta continuidad. Si bien la leche no es la
misma del principio, sigue siendo idéntica a sí misma.
Es, de algún modo, la vieja tensión entre el planteo de Heráclito:
―todo fluye‖, ―nadie se baña dos veces en el mismo río‖ (porque ni el
río es el mismo, ni nadie es el mismo luego de un tiempo) y el planteo
de Demócrito que detrás de todo lo que fluye se encuentran algunas
cosas eternas e inalterables que no fluyen. Lo que él llamó átomos
(indivisibles) podría aplicarse aquí con toda entidad.
Volviendo a nuestro ejemplo. Latinoamérica se formó con nati-
vos originarios sometidos -a los que denominaremos ―A‖- y por los
que ―descubrieron‖ y colonizaron el continente: europeos imperialis-
tas y guerreros, por marginales, ex presidiarios, aventureros y nobles,
que llamaremos ―B‖. Éstos obligaron a ―descubrir América‖ a africa-
nos esclavizados que denominaremos ―C‖. En menor medida llegaron
también, tempranamente, esclavos asiáticos ―D‖. Se produce así una
mixtura genética y cultural nunca vista en la historia de la humanidad.
La conquista y la colonización son la explicación política y
económica de esta identidad pero no su justificación cultural.
Quienes mayoritariamente participaron de este verdadero evento
impetuoso venían con algún signo en común que los desvinculaba de
su lugar de origen: expulsados los europeos de un continente ya ―vie-
jo‖ que no quería seguir albergándolos, multitudes de africanos y unos
pocos asiáticos todos ellos arrancados a la fuerza de sus territorios
originarios. Todos ellos derrotados pero, a su vez, participes directos
de la humillación de los escarnecidos pueblos originarios del ―nuevo‖
continente.

155
Raúl Alfredo Guevara

De hecho la confrontación vencedores / vencidos se mantiene.


No hay descendientes de Aztecas, Incas o de cualquier tribu en ningún
gobierno de la actualidad, ni siquiera municipal. Evo Morales, el pre-
sidente boliviano, aunque se reivindica indígena, es mestizo. Su ape-
llido es del conquistador español. Hasta 2009 no hubo descendientes
de africanos gobernando en América continental.
De hecho las fusiones fueron A+B; A+C, A+D, B+C, B+D,
C+D, que dieron lugar a mestizos, mulatos, zambos, que al sumar
―chinos‖, ―turcos‖, constituyeron una condimentada ―sopa de letras‖
con una diversidad polícroma que maceraba culturas, sincretizaba
creencias religiosas, fusionaba cosmovisiones, combinaba lenguas con
tal potencia que los idiomas imperiales debieron incorporar cientos de
palabras con sus significantes para poder nombrar este nuevo universo
que los superaba. La propia Iglesia Católica debió configurar sus san-
tos y vírgenes con la fisonomía del lugar. No pudo evitar que la reli-
giosidad popular los convierta en propias deidades con un difuso poli-
teísmo de raíz americana y de ropaje católico. Santos de rasgos ame-
ricanos, vírgenes morenas, indias o negras están entronizadas en las
devociones populares.

Figura 6. Organización social durante la Colonia.


Los que se independizaron en el siglo XIX de Europa no eran
otros que hijos y nietos de europeos. No se han independizado, ni
reclaman aún su independencia, los nativos originarios, los mestizos,
los afroamericanos.

156
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

También Alberdi68

Hoy mismo, bajo la independencia, el indígena no figura ni com-


pone mundo en nuestra sociedad política y civil.
Nosotros, los que nos llamamos americanos, no somos otra cosa
que europeos nacidos en América. Cráneo, sangre, color, todo es de
fuera.

América Latina sigue siendo un territorio de migrantes. Entre


ciudades, provincias, países, continentes. No obstante, por mucho
inmigrante que haya recibido no es un poco indígena, un poco euro-
pea, un poco africana, un poco asiática. Es mestiza, es idéntica a sí
misma. Pero los sectores de poder político, económico y cultural
están claramente emparentados con los varones blancos de origen
europeo. Se los ve en los altos cargos de la burocracia estatal, en los
directorios de las sociedades anónimas y de los bancos, en los más
altos rangos del escalafón militar, en las jerarquías eclesiásticas, en los
claustros universitarios, en los ministerios de economía y en los can-
didatos de los partidos políticos.
Las relaciones existenciales se vinculan, de un modo o de otro,
con la dialéctica del amo y del esclavo que planteara Hegel. Según
ésta, la ―conciencias de sí‖ de los explotados que asumen su identidad
original, deben oponerse en una lucha a muerte, que sólo se interrum-
pe cuando uno de los adversarios consiente en reconocer al otro sin ser
reconocido por él. Es decir que en la elección dicotómica entre la vida
y la libertad prefiere la vida aunque deba vivir como esclavo, ignora-
do, negado. Hegel no da salidas y Marx lo toma a pie juntillas para
plantear la lucha de clases. Quienes no están dispuestos a ceder su
libertad lograrán el triunfo o pagarán su osadía con la vida.

Una consigna de Artigas, a principio del siglo XIX era ―Libertad o


Muerte‖ y define una posición ante esta dialéctica. Otra más cercana
era la de una agrupación guerrillera de la década de los ´70 ―Libres
o muertos, jamás esclavos‖ o ―Morir de pie antes que vivir de rodi-
llas‖. Sin embargo en el refranero popular se amasa también, propo-
niendo otra mirada: ―mientras hay vida hay esperanza‖.

68
ALBERDI, op.cit

157
Raúl Alfredo Guevara

La esperanza es un invento de los poderosos para que nos que-


demos esperando. Es un ícono del pensamiento conservador. Si tu vida
es un suplicio no pierdas la esperanza. No des-esperes. Es un cara-
melito que engaña el estómago pero no quita el hambre.
La esperanza es la pasta base para adormecer las conciencias. La
dan gratis en dosis concentradas, a cambio de nada. Así se debilita la
conciencia hasta el punto de quitar cualquier deseo de rebelarse, de
tomar las riendas de la propia vida, de organizarse con los que trajinan
con las mismas tribulaciones.
La esperanza de los oprimidos es la certeza de los opresores de
que todo seguirá igual.
Hardt y Negri69 fortalecen el punto de vista que se viene plante-
ando en estas páginas cuando sostienen:

(...) dividido en una serie de controversias bipolares que definen al


Nosotros y al Otro, blanco y negro, adentro y afuera, gobernante y
gobernado, masculino y femenino, nativo y extranjero, colonizador y
colonizado, rico y pobre, ―pueblero‖ y campesino, vencedores y ven-
cidos. Que en algunos casos se ve potenciado por definiciones desde
la negación: blanco - no blanco, masculino - no masculino, libre - no
libre, civilizado - incivilizado, humano - inhumano. (...)
(...) discutir la lógica dual de occidente exacerbada por la moder-
nidad para oponerse no sólo en el ámbito de lo teórico sino también
en el campo de la construcción de una nueva humanidad, que termine
con los discursos y las prácticas de patriarcado, colonialismo y ra-
cismo. (...)
(...)La historia de los desafíos a la hegemonía político - económica
europea y su mando colonial, los éxitos de los movimientos de libera-
ción nacional, los movimientos feministas y las luchas antirracistas
son todas ellas interpretadas como la herencia de las políticas pos-
modernas, porque intentan también romper el orden y los dualismos
de la soberanía moderna. Si la modernidad es el campo de poder del
blanco, del varón y del europeo, entonces, de un modo perfectamente
simétrico, la posmodernidad será el campo de liberación de los no-
blancos, los no-varones y los no-europeos. Como dice bell hooks, en
la mejor práctica radical posmodernista, una política de las diferen-
cias incorporará los valores y las voces de los desplazados, los mar-
ginales, los explotados y los oprimidos. Las binariedades y dualismos

69
HARDT, Michael y NEGRI, Antonio.(2003) Imperio. Paidós, Buenos Aires, 2ª reimpresión.

158
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de la soberanía moderna no son rotas para establecer otras nuevas;


por el contrario, el verdadero poder de las binariedades se disuelve
cuando ―ponemos a jugar a las diferencias atravesando los límites‖.
(...)
(...)Nuestras diferencias están determinadas social y culturalmen-
te, entonces todos los humanos son, en principio, iguales, de un solo
orden ontológico, de una sola naturaleza.

―Nosotros‖ representamos ese juego de doble standard, entre lo


mágico y lo racional, la religión monoteísta y la divinización de san-
tos, proliferación de vírgenes y el más puro agnosticismo y descrei-
miento, somos los que por momentos estamos dispuestos a morir para
sostener alguna idea y los que, también, podemos esperar otra ocasión
para defenderla mejor, vamos hasta las últimas consecuencias o acep-
tamos calladamente la injusticia. Tomamos la esperanza como bande-
ra para sobrellevar la desesperanza cotidiana. Y equivocamos el ca-
mino.
Esperanza y desesperanza son dos aspectos de la misma cara de
una moneda. En la otra cara está la utopía. La utopía nos sostiene en
la lucha, la esperanza o la desesperanza son espera y resignación. La
esperanza es un placebo, el remedio es la Utopía.
La utopía es la meta difusa que da sentido a los que luchan con-
cretamente.

Ventana sobre la utopía


Ella está en el horizonte —dice Fernando Birri—. Me acerco dos
pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se co-
rre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcan-
zaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar. 70

Sobre esa plataforma pueden construirse bases contrahegemóni-


cas que permitan roer los regímenes de explotación y opresión
económica, política y cultural.
3. Colonialismo.

70
GALEANO, Eduardo.(1993) Las palabras andantes. Catálogos S.R.L. Buenos Aires.

159
Raúl Alfredo Guevara

La mayoría de los libros de texto que circulan por nuestras es-


cuelas refieren diferentes períodos por los que habrían pasado los paí-
ses de Latinoamérica: precolonial, colonial, independientes. Esto
abarca desde el siglo XV al XIX con la expansión europea y su colo-
nización de América, África, Asia y Oceanía. Se indica que las poten-
cias coloniales fueron España, Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda,
Bélgica, Italia, Alemania, Rusia, Turquía y Japón.
No se menciona el período imperial en que nos convertimos en
periferia del Imperio Británico. Mucho menos se explica el modo en
que fuimos absorbidos hacia el área de influencia del Imperialismo
norteamericano luego de ese período de disputas imperiales que va
desde 1880 hasta 1945.
El término colonia deviene etimológicamente según el dicciona-
rio de la Real Academia Española:

(Del lat. colonia, de colonus, labrador).


1. f. Conjunto de personas procedentes de un territorio que
van a otro para establecerse en él.
2. f. Territorio o lugar donde se establecen estas personas.
3. f. Territorio fuera de la nación que lo hizo suyo, y ordina-
riamente regido por leyes especiales. 4. f. Territorio dominado
y administrado por una potencia extranjera. 5. f. Conjunto de
los naturales de un país, región o provincia que habitan en otro
territorio.

Es una especie de ―leyenda rosa‖ en que se oculta la dominación


por coerción. De ella derivan colonialismo, colonizar, colonizador. Se
refiere a la actividad que ejerce una metrópoli para extender sus domi-
nios imponiéndose, en primer lugar, militarmente a los nativos. Luego
profundizará su dominación destruyendo las instituciones políticas,
económicas y religiosas preexistentes, con el consiguiente exterminio
de la clase política o de la nobleza originaria y las castas sacerdotales.
Inmediatamente después se reemplazan las actividades económi-
cas ancestrales por una práctica de trabajo forzado y esclavizante que
se centra en la voracidad extractiva y depredadora del colonizador.
Controladas las esferas militar, política y económica, mediante el ejer-
cicio coercitivo de la fuerza se buscará conseguir el consenso como

160
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

tarea de imposición cultural de largo plazo, con la necesaria colabora-


ción de algunos de los dominados.
El nuevo poder hegemónico modifica las prácticas religiosas
mediante la destrucción de templos nativos y la construcción de capi-
llas, santuarios, o catedrales propias de la religión del invasor sobre
las mismas ruinas de las construcciones sagradas precedentes. De este
modo se logra aprovechar la sacralidad original asignada al lugar des-
de tiempos remotos.
Para afianzar la dominación cultural se prohíbe el uso de la len-
gua materna y se impone la de la metrópolis.
Han predominado dos estrategias de colonización en América.
Ingleses, franceses y holandeses optaron por políticas segregacionistas
que prohibieron mestizarse y llegaron hasta la sustitución poblacional
por genocidios planificados. Por eso su migración fue de familias
completas. El protestantismo, especialmente el calvinismo, proveía
una visión de que lo bueno era ―naturalmente‖ lo blanco y todo lo
―no-blanco‖ no podía ser hijo de Dios. Con preguntas punzantes del
estilo ―¿cómo puede caber un alma buena en un cuerpo tan oscuro?‖
Y afirmaciones que de suyo se complementan: ―Si Dios lo
hubiera querido bueno lo hubiera hecho blanco‖. Los filósofos euro-
peos de los siglos XVIII y XIX de Montesquieu a Kant se esmeraron
en profundizar esos conceptos.
71
Capítulo V. De la esclavitud de los negros.
Si tuviera que defender el derecho que hemos tenido de esclavizar
a los negros, diría lo siguiente: (...)
(...)Estos seres de quienes hablamos son negros de los pies a la
cabeza y tienen una nariz tan aplastada que es casi imposible compa-
decerse de ellos.
No puede cabernos en la cabeza que siendo Dios un ser infinita-
mente sabio, haya dado un alma, y sobre todo un alma buena, a un
cuerpo totalmente negro.
Es tan natural pensar que la esencia de la Humanidad la constitu-
ye el color (...)
(...) Se puede juzgar a los seres según el color de la piel como se
juzga según el color de los cabellos (...)

71
MONTESQUIEU, (1748) Del origen de las Leyes (I ), Genève, Edición consultada Orbis,
Buenos Aires., 1984

161
Raúl Alfredo Guevara

(...)Es imposible pensar que estas gentes sean hombres, porque si


los creyéramos hombres se empezaría a creer que nosotros no somos
cristianos.

La otra estrategia fue la de portugueses y españoles cuya masiva


migración era masculina. Sin mujeres europeas, habiendo exterminado
a la mayoría de los hombres nativos, la mestización se dio más como
una necesidad que como una política del estado colonial.
Esto atentó contra la institución de la esclavitud porque los que
no eran totalmente nativos originarios ni africanos puros reclamaban
su condición de libres, como hijos del conquistador.
El Consejo de Indias fundado en 1524, debió expedirse hacia
1537 afirmando que los nativos tienen alma y, por lo tanto, son efecti-
vamente humanos. Desde entonces comenzaron a bautizarlos.72 El
Papa Pablo III, en su bula Sublimis Deus –1537–declaró:

Nos, que aunque indignos, ejercemos en la tierra el poder de Nuestro


Señor… consideramos sin embargo que los indios son verdaderos hom-
bres y que no solo son capaces de entender la fe católica, sino que, de
acuerdo con nuestras informaciones, se hallan deseosos de recibirla.

Este nuevo status de ―hijos de Dios‖ permitió profundizar la co-


lonización cultural a la vez que se abrió a una religiosidad sincrética
que reemplazaría el politeísmo originario por la veneración de infini-
dad de santos y vírgenes, con o sin permiso de la Santa Sede, esté o no
escrito en las Sagradas Escrituras.
Este sistema de dominación se creyó superado por el adveni-
miento de los Imperialismos, hacia el Siglo XIX, pero a comienzos del
Siglo XXI Estados Unidos lo reactualiza en Afganistán e Irak. Supri-
miendo instituciones políticas, económicas y militares de los nativos.
Puede observarse que no se ha tratado de un sencillo desfile militar y
que la mayor resistencia se le plantea en el ámbito cultural ya que el
oponente se presenta irreductible. Estos pueblos no son aquellos poli-
teístas del Siglo XV que colocaban el Dios del Conquistador en el

72
MEJÍA BOTERO, William (comp.), Antología Histórica, Editorial Norma, Bogotá, s. f., pp.
25-26.

162
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

mismo altar, al lado de los propios Dioses. Estos pueblos son mono-
teístas y como tales creen en un solo Dios Verdadero: el suyo.
Merecería un apartado específico el análisis de toda lengua colo-
nialista.
En primer lugar debe indicarse que España se constituye como
tal desde el triunfo de los castellanos, a fines del siglo XVI, que inicia-
ron una colonización interna intentando imponer su lengua a vascos,
gallegos, catalanes, y toda otra lengua étnica que se sindicó como
enemiga del reino y luego de la patria. Esto ocurrió con los ingleses
respecto de galeses, irlandeses, escoceses. Y lo mismo acontece con el
resto de los países colonialistas e imperialistas.
En la semántica de las lenguas hay sustratos que conllevan pre-
juicios sexistas, clasistas, racistas, etarios, de residencia, de origen, de
pertenencia. Tanto los valores sociales vinculados a lo justo y lo bue-
no, como los parámetros estéticos y de belleza están así definidos por
el grupo dominante.
Lo que está bien y lo que está mal quedará implícitamente indi-
cado, como lo bueno, lo deseable, lo esperable. El Ser y el Deber Ser.
Veamos algunos enunciados que la ideología de la lengua provee
sin ambigüedades, denunciando su racismo y su sexismo.

Las malas intenciones son negras, oscuras, tenebrosas. La pureza


es blanca.
No es lo mismo un varón atorrante que una mujer atorranta. No es
lo mismo una mujer delicada que un varón delicado.
Además, a cada palabra debe agregársele la significación que
otorga la entonación y el contexto en que se enuncia. Del mismo mo-
do en la cultura argentina actual, acentuar las consonantes, en vez de
las vocales produce un efecto de indisimulada discriminación y hasta
agresión (gorda / gorrrrrda), en una lista interminable de palabras
que se utilizan incluso en el ámbito educativo y en todas las relacio-
nes humanas.

4. Imperialismo.
El Imperialismo se diferencia sustancialmente del colonialismo
porque no necesita la ocupación militar para el dominio de un pueblo.
Basta con el control de los resortes de la economía y de los recursos
naturales, manejo de la corporación política y de los intelectuales que
163
Raúl Alfredo Guevara

serán los interlocutores válidos con el Imperio, endeudamiento finan-


ciero de largo plazo que -con intereses leoninos- se profundiza indefi-
nidamente, dependencia tecnológica y control del aparato ideológico
de difusión para imponer desde su lengua hasta sus pautas culturales
con naturalidad.
Desde mediados del Siglo XX el cine y la TV han sido un medio
de penetración adecuado para el Imperialismo Norteamericano que
logra su hegemonía mundial desde entonces. Exporta su cosmovisión,
sus hábitos de consumo, sus productos y sus valores: su ideología.
4.1. ¿Desarrollo / Subdesarrollo o Dependencia / Liberación?
El Imperialismo necesita de las clases hegemónicas de un país
para profundizar su dominación. Se encarga de difundir la clasifica-
ción entre países Desarrollados y Subdesarrollados, inculcando la idea
de que existe un único desarrollo posible, el del país desarrollado (Es-
tados Unidos) cuyo modelo debe seguirse a pie juntilla.

Una nota de color brinda el Estado Argentino a través de sus le-


gisladores que, al promulgar la Ley Federal de Educación, hicieron
obligatoria la lengua del Imperio para todos los niños de 9 a 18 años,
desde 4º año de la Educación Primaria hasta el último año de la Edu-
cación Secundaria.
Al mismo tiempo, lenguas originarias como el guaraní y el que-
chua, que en conjunto suman un 15 % de la población parlante son
decididamente ignoradas. Escasas excepciones se hacen con peque-
ños grupos que se asumen como indígenas. Nótese que de los tres mi-
llones guaraní parlantes de la Argentina todos dicen, con cierto orgu-
llo, ser la ―raza guaraní‖, pero ni siquiera los paraguayos en cuyo
país es una de las lenguas oficiales, se asumen como indígenas y los
asunceños de sectores medios se esfuerzan por no hablarlo, al punto
que la nueva generación lo está perdiendo.

En los últimos tiempos inventaron una categoría intermedia para


países que se diferencian de unos y otros: ―en vías de desarrollo‖. La
proyección geométrica de la Deuda Externa de estos países con las
entidades financieras internacionales (Banco Internacional de Recons-
trucción y Fomento, Fondo Monetario Internacional, Banco Interame-
ricano de Desarrollo, Banco Mundial) demuestra que el desarrollo en
estos términos es inviable.
164
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

En los informes de esos organismos, que se nutren con la intelec-


tualidad de los propios países deudores para operar como asesores en
las economías y en las políticas de la región, se utiliza el calificativo
―inviable‖ para provincias, países o amplias regiones.
El denominado Washington Consensus (W.C) es algo así como
un manual de recetas de políticas a ser aplicadas por los países de
América Latina. Se vienen aplicando en nuestros países, con impor-
tantes reformulaciones, desde la década de 1980, de manera desarticu-
lada, experimental, con una fuerte tendencia al método de ensayo y
error. Argentina ha sido un alumno dilecto, un verdadero laboratorio
de experimentación que tuvo implicancias no sólo políticas y econó-
micas, sino también culturales ya que modificaron el comportamiento
social de amplios sectores marginados, provocaron movimientos mi-
gratorios expulsivos, desempleo, endeudamiento individual y estatal.
73
Recién en 1989 John Williamson sistematiza con particular re-
ferencia a América Latina, ―la sabiduría convencional en boga entre
las instancias económicamente más influyentes de Washington, es
decir, el gobierno estadounidense y las instituciones financieras inter-
nacionales‖.

Las diez reformas básicas:


1) disciplina fiscal,
2) prioridad para el gasto social,
3) reforma tributaria,
4) liberalización financiera,
5) tipos de cambio unificados y competitivos,
6) liberalización del comercio exterior,
7) apertura a la inversión extranjera directa, (IED),
8) privatización de las empresas estatales,
9) desregulación, y
10) respeto a los derechos de propiedad

Williamson revisó en 1997 su trabajo original para modificar los


puntos 1,2 y 4, agregando el 11para incluir en la reforma:

73
WILLIAMSON, John, (1993) Democracy and the Washington Consensus, World Devel-
opment, 21(8). Washington,

165
Raúl Alfredo Guevara

1) el incremento del ahorro,


2) énfasis en la educación primaria y secundaria,
4) supervisión de banca,
y una reforma 11) relativa a la creación y transformación de insti-
tuciones estratégicas como bancos centrales independientes y poderes
judiciales transparentes.74
Esta somera enunciación de los lineamientos de una política im-
perial muestra la manera en que las alianzas de los organismos inter-
nacionales que concentran el poder financiero con las clases dirigentes
de los países, incluidas las elites gobernantes, convierten los países en
botines de guerra.
Si se observa con aguda atención, aunque disimuladas, la mayor-
ía de estos lineamientos se siguen cumpliendo en América Latina: en
el caso de Argentina se publicita el punto 2). Se cambia una Ley Fe-
deral de Educación por una Ley Nacional que solo es orientativa. No
tiene efectos vinculantes para las provincias que las han acatado de
maneras dispares e incongruentes. Mientras tanto, nada se dice de la
plena vigencia de todas los demás indicaciones y mucho menos que
enmascaran el pertinaz endeudamiento externo por este rumbo. El
gobierno nacional saldó sus cuentas con el FMI, sin embargo continuó
endeudándose, con anuencia de gobiernos provinciales.
Para consultar con provecho respecto del incremento de la deuda
argentina en el rubro educación pueden consultarse los sitios web de
BM, BID, BIRF. Esta información figura en las páginas oficiales de
los ministerios de educación y de economía (Nacional y Provinciales).
Por lo general se hace mención del origen de la deuda pero no del
importe. En los pocos casos que se especifican importes no se indica
cual ha sido su impacto directo en el aula. Todo hace suponer que
esto permite a los gobiernos tomar deuda a baja tasa para hacer frente
a endeudamientos anteriores insolubles con recursos propios.

Una vieja frase de militantes de barricada decía:

74
WILLIAMSON, John, (1998) Revisión del Consenso de Washington en: EMMERIJ, Louis
y NÚÑEZ DEL ARCO José, comps., El desarrollo económico y social en los umbrales del
siglo XXI, BID, Washington D.C,

166
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

75
No son tantos los gringos que nos compran
como los paisanos que nos venden

La teoría del Imperialismo fue abordada por distintos pensadores


del Siglo XX.
Puede consultarse alguna visión del Imperialismo visto desde el
Imperio en Shumpeter76 que, desde luego, no suscribimos ya que atri-
buía una cierta predisposición psicológica de unos pueblos a ser do-
minados y de otros a dominar y someter. Es decir que si está en sus
naturalezas intrínsecas ni unos ni otros pueblos podrán hacer nada
para modificar la situación. En el colmo de su alocución este autor
sostenía que el capitalismo es esencialmente antiimperialista, y si se
ha convertido en imperialista se debe a las causas psicológicas irrefre-
nables que mencionáramos.
Por otro lado, en la antítesis de este pensamiento, que no des-
arrollaremos en estas páginas, se hallaba Lenin:77

El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo. Su


carácter específico tiene tres peculiaridades: 1) capitalismo monopo-
lista; 2) capitalismo parasitario o en descomposición; 3) capitalismo
agonizante. La sustitución de la libre competencia por el monopolio
es el rasgo económico fundamental, la esencia del imperialismo. El
monopolismo se manifiesta en cinco formas principales: 1) cártels,
sindicatos y trusts; la concentración de la producción ha alcanzado el
grado que da origen a estas asociaciones monopolistas de los capita-
listas; 2) situación monopolista de los grandes Bancos: de tres a cin-
co Bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los
EE.UU., de Francia y de Alemania; 3) apropiación de las fuentes de
materias primas por los trusts y la oligarquía financiera (el capital fi-
nanciero es el capital industrial monopolista fundido con el capital
bancario); 4) se ha iniciado el reparto (económico) del mundo entre

75
Se dice que gringos es el mote que le pusieron los mexicanos al ejército de uniforme verde que
se apropió del 55 % de su territorio en el Siglo XIX. ¡Fuera Verdes! ¡Green Go! = Gringo.
NOTA: estas tediosas digresiones están pensadas para mis alumnos universitarios que han
transitado toda su escolaridad sin una biblioteca. Sepa disculpar el lector ―avisado‖.
76
SHUMPETER, Joseph A. (1965) Imperialismo y clases sociales, Editorial Tecnos, Madrid,
77
LENIN, Vladimir Illich (1ª edición 1980 ) El Imperialismo y La Escisión Del Socialismo en
Obras Completas, t. XXIII, EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS, PEKÍN, págs. 387-
388. (Texto original octubre de 1916)

167
Raúl Alfredo Guevara

los cártels internacionales. ¡Son ya más de cien los cártels interna-


cionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten ―ami-
gablemente‖, hasta que la guerra lo redistribuya! La exportación del
capital, como fenómeno particularmente característico a diferencia de
la exportación de mercancías bajo el capitalismo no-monopolista,
guarda estrecha relación con el reparto económico y político-
territorial del mundo. 5) Ha terminado el reparto territorial del mun-
do (de las colonias).
El imperialismo, como fase superior del capitalismo en Norteamé-
rica y en Europa, y después en Asia, se formó plenamente en el perío-
do 1898-1914. Las guerras hispano-norteamericana (1898), anglo-
bóer (1899-1902) y ruso-japonesa (1904-1905), y la crisis económica
de Europa en 1900, son los principales jalones históricos de esta nue-
va época de la historia mundial.

El modelo Imperialista de la posguerra, desde 1946, se esmeró


en propiciar movimientos políticos desarrollistas que pudieran seguir
las recetas que se indicaran desde los organismos internacionales
creados y controlados por los más poderosos países capitalistas indus-
trializados.
El desarrollo es desigual cuando los puntos de partida son tan
dispares. Cada país debería desarrollarse sin perder su identidad,
haciendo evolucionar su propia cultura, siendo dueño de sus propios
recursos.
No abundaré sobre esta discusión que podría parecer ―setentina‖,
el hecho incontrastable es que los países pobres son cada vez más
pobres, y los ricos son cada vez más ricos, que la brecha es cada vez
más profunda e insalvable, que no hay ―vías de desarrollo‖ posible
frente a la voracidad del capital financiero, en suma no somos subdes-
arrollados, somos países dependientes, empobrecidos hasta el agota-
miento mismo de todas las reservas naturales y hasta culturales.
Pisoteadas por sangrientas dictaduras parece difícil poder pensar
en una liberación, una nueva independencia de los pueblos, quizá se
esté acercando el tiempo de los que nunca reclamaron su independen-
cia. Algo que en nuestra cultura escolarizada ni siquiera puede ser
imaginable. No son congruentes con ―nuestro‖ sentido común las ide-
as de independencia o de liberación de los originarios o de los afroa-
mericanos traídos a la fuerza, mucho menos en la pampa húmeda, tan

168
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

―europea‖ que ha hecho invisible a su población mestiza condenada a


sobrevivir malamente en sus suburbios.
Para poder acceder a otras miradas sugerimos que se vea com-
pleta esta carta del Sub Comandante Marcos. 78
Sí los pueblos indios siguen hoy en el sótano de esta Nación
y siguen padeciendo el mismo racismo de hace 500 años es por
ellos. No importa qué digan ahora que se están preparando
para las elecciones (o sea para conseguir puestos que les den
ganancias): no van a hacer nada en bien de la mayoría ni van a
escuchar nada que no sea dinero.
Si de algo nos preciamos los zapatistas es de hacer honor a la pa-
labra, a la palabra honesta y consecuente. Todo este tiempo le hemos
dicho a usted que luchamos por los pueblos indios de México. Y eso
hemos hecho. Le dijimos a usted que intentaríamos la vía del diálogo
y la negociación para conseguir nuestras demandas. Le dijimos que
nos esforzaríamos en la lucha pacífica. Le dijimos que nos concen-
traríamos en la lucha indígena. Y así ha sido. No le hemos engañado.

4.2. Imperio, globalización, y resurgimiento colonial.


Puede asegurarse que la primera globalización comenzó con la
expansión europea por todos los continentes a partir del Siglo XV,
pero durante siglos hubo pueblos que no tomaron contacto con lo eu-
ropeo, y mucho menos con otros continentes. El siglo XXI muestra un
entorno diferente.
HARDT y NEGRI79 sostienen que hay un tránsito del Imperia-
lismo al Imperio a partir del desarrollo del modo capitalista de pro-
ducción. Su hipótesis básica es que:

(...)la soberanía ha tomado una nueva forma, compuesta por una


serie de organismos nacionales y supranacionales unidos bajo una
única lógica de mando. Esta nueva forma global de soberanía es lo
que llamamos Imperio. (...)

También afirman

78
SUBCOMANDANTE MARCOS, Carta abierta. (21/06/2005) Ejército Zapatista de Libera-
ción Nacional (EZLN), México.
79
HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. (2003) Imperio. Paidós, Buenos Aires, 2ª reimpresión

169
Raúl Alfredo Guevara

(...)En contraste con el imperialismo, el Imperio no establece cen-


tro territorial de poder, y no se basa en fronteras fijas o barreras. Es
un aparato de mando descentrado y desterritorializado que incorpora
progresivamente a todo el reino global dentro de sus fronteras abier-
tas y expansivas. El Imperio maneja identidades híbridas, jerarquías
flexibles e intercambios plurales por medio de redes moduladoras de
comando. Los diferentes colores del mapa imperialista del mundo se
han unido y fundido en el arco iris imperial global.

Resulta provechoso observar el presente investigando el pasado,


allí se encuentran las claves para entenderlo.

170
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 7

¿Qué mirar?
Aquí presento una serie de conceptos que se vinculan hoy con
las Ciencias Sociales. La mayoría de ellos está ausente en los libros de
estudio, en los textos escolares y en la formación docente.
En ocasiones se tratan tangencialmente, sin darles la trascenden-
cia que debieran tener. Su profunda comprensión se hace necesaria si
se espera una sociedad cada vez más democrática.
Detrás de lo que analizaremos aquí está siempre presente la
hegemonía. Con todas sus variantes enunciativas y subyacentes. La
naturalización esconde la conflictividad social y la coerción a que
debió echarse mano para instalarse. Es desde el poder que se define lo
que a continuación presento.
1. El corte espacio - temporal.
El símbolo característico de cualquier sociedad era y es su diver-
sidad. Por ejemplo Francia que suele presentarse como modelo de
unidad es, después de la Revolución, un ensamble administrativo uni-
tario, maravillosamente centralizado, acompañado de racionalidad 80,
aunque LE BRAS y TODD81(1981) afirmaban hace un cuarto de si-
glo:

La República Una e Indivisible contiene, hoy mismo, cien


tipos distintos de estructuras familiares, cien modelos de com-
portamiento absolutamente independientes los unos de los
otros.

80
Este tema es tratado con detalle en un trabajo que ejemplifica las categorías y enfoques que
aquí desarrollamos: GUEVARA, Raúl Alfredo. Aportes para un rastreo en la historia de la
educación de las mayorías. Francia, un ejemplo sugerente (1830-1880). Ponencia presentada en
las X Jornadas Argentinas de Historia de la Educación, Rosario, 13 al 15 de agosto de 1997.
81
LE BRAS, Hervé / TODD, Emmanuel. (1981) L`invention de la France. Collection Pluriel,
Hachette / Puriel, París

171
Raúl Alfredo Guevara

Los textos escolares de Historia que circulan en nuestro medio


inducen la certeza de que, sin importar el período o el lugar, aborda-
mos siempre un todo culturalmente homogéneo.
La geografía excepcionalmente hace referencia a la evolución
del territorio de un país, y si lo hace lo presenta con mapas que respe-
tan la división política actual o lo que quisieran poseer con criterio
geopolítico. Así se entorpece la comprensión del pasado y, por lo
tanto, del presente. Los geógrafos declamarán su inocencia antes que
su ignorancia. La naturalización de estas cuestiones ideológicas no les
deja develar su propia disciplina.

Figura 7. Argentina 1853 – 2012


Debe observarse que textos de este tenor llevan implícita la pre-
sunción de sociedades unívocas, pero el símbolo característico de
cualquier colectivo social ha sido siempre su diversidad.
Intencionadamente se ocultan los matices en los que se manifies-
tan relaciones dicotómicas, conflictivas, enfrentadas, o sólo toman
algunos de ellos. Por lo tanto la mirada será siempre sesgada, parcial,
condicionada. Dificultan la comprensión de las continuidades y las
rupturas. No pueden o no quieren explicar la "reaparición" de postu-
lados de antigua data sin aparente secuencia histórica.
Todo aquello que no ha formado parte de algún relato hegemóni-
co y por lo tanto no ha sido recogido en textos se asume como ―inexis-
tente‖. En el mejor de los casos, se le otorga una ―existencia menor‖,

172
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

así sucede con las leyendas, los mitos, los rituales, los relatos que se
transmiten de generación en generación como tradición oral que gozan
de una valoración sustantiva en la cultura popular y de una apreciación
secundaria en el ámbito académico de lo escriturado.
Lo que se presenta como ―La Historia‖ es la historia de los varo-
nes. En sus relatos se utiliza lo masculino como genérico cuando en
realidad es específico. Del mismo modo proceden las otras Ciencias
Sociales. La historia de lo que se conoce como Occidente está atrave-
sada, desde la modernidad, por migraciones, amalgamas y segregacio-
nes poblacionales en un marco de coexistencia confrontativa entre
diferentes enfoques del cristianismo, el islamismo, el judaísmo, diver-
sos politeísmos y también del espíritu laico.
En general no se hace referencia al predominio de comunidades
urbanas y se le da la espalda tanto al ámbito rural que provee recursos
naturales y materias primas, y como al contorno suburbano que pro-
porciona recursos humanos y materias elaboradas.
Por otro lado, los textos de Geografía que en la actualidad se
ocupan de cuestiones socio-ambientales, del paisaje humano y de los
efectos de la acción ―del hombre‖, utilizan genéricos que nada tienen
de abstractos: ―el Hombre‖, ―la Humanidad‖. No explicitan quiénes
(grupos, clases o individuos) son los responsables de la depredación
del hábitat. No es posible ser ―objetivo‖ en la defensa del medio am-
biente y de las especies en peligro de extinción. No es posible ser
―apolítico‖. ¿Qué compromiso político supone ser ambientalista o
ecologista? ¿Qué intereses económicos se afectan? ¿Qué sectores
económicos o políticos se benefician con nuestras acciones o con
nuestro quietismo? La política debe ser la búsqueda del bien común.
En la defensa del planeta se afectan, necesariamente, bienes particula-
res.
Por eso sugerimos sumo sigilo y atención. Antes de levantar
banderas que se van naturalizando hay que averiguar a quién sirve y a
quién perjudica nuestro accionar.
2. La población: ciudadanos y habitantes
El concepto de ciudadanía encubre una manera de hacer invisi-
bles a los que por diversos mecanismos de interdicción no son ciuda-
danos.

173
Raúl Alfredo Guevara

En los textos de diversas Ciencias Sociales que circulan en nues-


tro medio, la referencia a la población es generalmente nula o, en el
mejor de los casos, ambigua e imprecisa. Los hombres, mujeres, vie-
jos, adultos, jóvenes, niños y niñas involucrados son entelequias que
se describen a través de colectivos convencionales masculinos: maes-
tros, alumnos, padres, artesanos, trabajadores, campesinos... u otros
más inclusivos pero también más imprecisos: Ciudadanía, Población,
Comunidad, la Gente,82 con fronteras poco visibles, especialmente en
las metrópolis y en los ámbitos urbanos y suburbanos. Allí se pasa,
muy ágilmente, del desinterés al involucramiento en temas particula-
res que son promovidos, por los medios de comunicación, como uni-
versales.
Se establece una suerte de complicidad entre autor y lector, en la
que el primero no enuncia o no contextúa con precisión, bajo la pre-
sunción implícita de que el segundo puede hacerlo, éste a su vez no lo
demanda ya que presupone que el autor sabe de qué habla y que no se
trata de una omisión. Es frecuente la ausencia del dato estadístico. Se
describen experiencias, generalizándolas que, en el mejor de los casos,
establecen datos de cantidad de personas involucradas pero sin hacer
mención de la población total, un detalle indispensable para determi-
nar los verdaderos alcances e implicancias sociales de la experiencia
que se pretende dar a conocer.
Desde el Siglo XVI existen migraciones masivas en Occidente,
tanto desde la expansión colonial europea con la difusión de la escla-
vitud a expensas de África, cuanto desde la configuración entrelazada
de los procesos de urbanización e industrialización.
En Europa, las migraciones se dirigían particularmente hacia las
ciudades, ya que las parcelas rurales son pequeñas y la población ori-
ginaria se ve también forzada a migrar, aunque el fenómeno de la ur-
banización es disímil de un país a otro. América, África, Oceanía y
Asia fueron receptoras de población europea. Las causas son diversas;
una de ellas es la exclusión que el capitalismo creciente desde el Siglo
XVIII provocaba entre las clases trabajadoras, que debían optar entre

82
Se puede consultar con provecho: DALLERA, OSVALDO ALFREDO, (1994) ¿Quién es la
gente? Sujeto y objeto del saber cotidiano. C.E.A.L., Buenos Aires.

174
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

el hambre y la marginación social o lanzarse a viajes ultramarinos para


intentar un presente y un futuro mejores.
Desde las últimas décadas del siglo XX la migración se hace en
sentido inverso. Los países imperiales de Europa y otros imperialistas
como Estados Unidos y Japón reciben inmigrantes latinoamericanos,
asiáticos y africanos, en especial de sus antiguas colonias.
Obviamente, la educación y la escolarización se ven condiciona-
das por el lugar de residencia de la población. En el ámbito rural las
escuelas, si las había en tiempos de la Colonia, fueron muy escasas y
mayoritariamente confesionales católicas o protestantes, subvenciona-
das por los blancos descendientes de europeos para enviar a sus hijos.

Durante siglos se les impuso a catalanes, vascos y gallegos


la lengua castellana, a la que se le asignó el pretencioso nom-
bre de ―español‖. Lo mismo ocurrió en Italia con el ―italiano‖
aplicado a sicilianos, friulanos, calabreses, etc. En Francia con
el ―francés‖, que fagocitó formalmente al vasco, bretón, al pro-
venzal y a otras veintisiete lenguas. En Gran Bretaña el
―inglés‖, con irlandeses, galeses, escoceses y en la Rusia Zaris-
ta, como en la U.R.S.S., se impuso el ruso como lengua oficial.
En América el idioma oficial de origen europeo desconoce los
cientos de lenguas originarias.

Debe el investigador, necesariamente preguntarse por la lengua


oficial y por las lenguas que simultáneamente se hablan y/o escriben
en un mismo territorio. Quiénes las hablan y cuál es su proporción en
la población total no son meros datos estadísticos innecesarios. Deben
ser eje de futuras profundizaciones. ¿Cuántas lenguas coexistían y
coexisten? La simultaneidad de polos antropológicos ilustra mejor la
importancia de observar el lugar de residencia vinculado al de origen.
Por ejemplo, ya en 1998 existían al menos diez emisoras de radio
de F.M. que transmitían en guaraní en el sur del conurbano bonaeren-
se y eran desconocidas por la ―sociedad‖. Pero no debe pensarse que
la lengua es, de suyo, el vehículo natural para transmitir la propia cul-
tura.
En 2011, al circular por una autopista de Buenos Aires en cer-
canía a las Villas Miseria 1- 11- 14 de Bajo Flores, sintonicé una emi-
175
Raúl Alfredo Guevara

sora de la numerosa colectividad boliviana que allí vive. Estaba


hablando el líder de una banda de música recién llegada de El Alto -
Bolivia. En una conversación que pasaba indistintamente del aymara
al castellano el músico explicaba que había venido a Buenos Aires
para mostrar a sus hermanos la nueva vertiente musical que estaban
desarrollando. Las letras eran de protesta social, en aymara, para que
los blancos sintieran esa afirmación cultural de la que se enorgullec-
ían. Con mucho interés y dificultad lingüística seguí el programa. La
sorpresa vino de la mano del género musical: hip - hop. Intrigado lo
busqué en internet y verifiqué que las vestimentas, los movimientos
danzantes y toda la presentación se asemejaba a cualquiera del Bronx,
de Queens o de Brooklyn. Lo que en apariencia no es más que una
alienación cultural sorprende por el contenido. Se utilizan formas
ajenas que son apropiadas y resignificadas. Las letras y su mensaje
contrahegemónico, anti-imperialista, clasista, de unidad latinoameri-
cana muestran que el género musical se ha convertido en un instru-
mento y que además es permeabilizado por las raíces musicales autóc-
tonas. Uno de esos grupos se llama Ukamau Y Ke. Explican que
Ukamau significa ―Es así‖ en aymara, luego Y Ke está expresado en el
castellano de los mensajes de texto ―Y qué‖. El Consejo Municipal de
La Paz ha editado un spot publicitario en que Ukamau Y Ke rapea
contra la contaminación, cantado en aymara con subtítulos en caste-
llano.
Las elites gobernantes hicieron esfuerzos ingentes para lograr la
unificación mental y lingüística ante las ciertas amenazas de invasio-
nes, no solo culturales, de los países vecinos y de las potencias domi-
nantes, pero la resistencia cultural opera educando desde otras prácti-
cas y lugares impensados.
Es atrayente hacer algún tipo de digresión sobre ¿qué es el Pue-
blo?

Dos tipos fundamentales de operaciones contribuyeron a la cons-


trucción del concepto moderno de pueblo en relación con el de la na-
ción en Europa, durante los siglos dieciocho y diecinueve. La más
importante de estas fue el conjunto de mecanismos de racismo colo-
nial que construyó la identidad de los pueblos europeos en un juego
dialéctico de oposiciones con sus Otros nativos. Los conceptos de na-
ción, pueblo y raza nunca están muy separados. La construcción de

176
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

una diferencia racial absoluta es el terreno esencial para la concep-


ción de una identidad nacional homogénea. Con las presiones de la
inmigración y el multiculturalismo creando conflictos en Europa,
están apareciendo hoy numerosos y excelentes trabajos para demos-
trar que, pese a la persistente nostalgia de algunos, las sociedades y
pueblos europeos nunca fueron realmente puras y uniformes. La
identidad del pueblo fue construida sobre un plano imaginario que
ocultó y/o eliminó las diferencias y esto corresponde en el plano
práctico a subordinación racial y purificación social.
La segunda operación fundamental en la construcción del pueblo,
facilitada por la primera, es el eclipse de las diferencias internas me-
diante la representación de toda la población por un grupo, raza o
clase hegemónica. El grupo representativo es el agente activo que se
83
alza detrás de la efectividad del concepto de nación.

Este texto de Hardt y Negri describe las características de los


procesos europeos. Puede afirmarse que aquellos no difieren en Lati-
noamérica en lo esencial pero la diferencia central está dada por la
concepción de Civilización que ya enunciamos y que al tomar lo pro-
pio como ―Barbarie‖ se parte, en primer lugar, de la negación del nati-
vo y el mestizo que porta rasgos culturales propios; en segundo lugar
se niega, se omite, se esconde, desde los sectores hegemónicos, la
persistente y obstinada resistencia cultural.
En la década de 1970 se extendió por América Latina un Movi-
miento de Sacerdotes Para el Tercer Mundo 84. Entre sus preocupacio-
nes estaba la de llevar a los más pobres una pastoral popular y com-
prometida con su liberación. En un texto breve pero rico en líneas de
búsqueda se preguntaban: El Pueblo ¿dónde está?, ¿cómo definir pue-
blo? En principio lo asociaron con el concepto de Nación, asumiendo
que esto es una construcción de las sociedades que comparten al me-
nos una cultura, una lengua, un territorio.
Se encargaron de aclarar los sentidos parciales del concepto: ―los
pobres‖, ―los oprimidos‖, ―los obreros, ―la clase proletaria., ―el cam-
pesinado, ―el hombre de la calle‖, ―los del llano‖, ―la población‖, ―la

83
HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. (2003) Imperio. Paidós, Buenos Aires, 2ª reimp.
84
Para estos sacerdotes el Tercer Mundo está formado por todos los pueblos pobres y por todos
los pobres de los pueblos. Potente definición.

177
Raúl Alfredo Guevara

ciudadanía‖, ―las grandes mayorías nacionales‖, ―el común‖, ―el ciu-


dadano de a pie‖...

(...)Los pobres, precisamente por ser tales, por estar diariamente


enfrentados a las necesidades primarias y a las situaciones límites de
todo hombre - la vida, la muerte, la dependencia y la libertad- están
mejor ubicados para percibir y conservar los valores humanos fun-
damentales que constituyen una cultura que busca rescatar a todo el
hombre y a todos los hombres; pues fluye de las necesidades y valores
más hondos, que tocan a todos sin excepción. (...)
(...) Los pobres, a causa de su misma indigencia, no pueden (no
tienen ―poder‖ para) ser y desarrollarse individualmente a título sin-
gular, sino unidos a otros, a título colectivo, como ―pueblo pobre‖;
en ellos la solidaridad es una necesidad.
Además, al ser quienes experimentan más al desnudo la opresión a
la que puede estar sometida una nación o un sector, son quienes van a
la delantera en las aspiraciones comunes. En este sentido los pobres
representan privilegiadamente a todo el pueblo y señalan las grandes
pautas conforme a las cuales se podrá conformar la libertad de todos.
Por todo ello es que nos gusta decir que los pobres son el corazón
del Pueblo. (...)85

3. ¿De qué se ocupan las Ciencias Sociales?


Una mirada amplia puede llevarnos a observar cuestiones que no
aparecen en las historias y en las percepciones urbanas y masculinas
Tomaremos un ejemplo concreto en el que se cruzan las Ciencias So-
ciales con lo Pedagógico.
A pesar de su naturalización, la escuela no ha existido siempre:
es un fenómeno urbano y urbanizador por excelencia que nació mas-
culino para la infancia noble y que luego se extendió paulatinamente,
durante trescientos años, hasta configurar los sistemas educativos.
3.1. Población urbana: El frágil equilibrio de la inclusión.
Cuando hablamos de ―naturalización de la escuela‖ nos referi-
mos al mecanismo intelectual que nuestra comunidad tiene incorpora-
do y le permite suponer que son naturales instituciones creadas por las

85
MOVIMIENTO DE SACERDOTES PARA EL TERCER MUNDO, Capital Federal.
(1975) El Pueblo ¿Dónde Está?, Buenos Aires.

178
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

sociedad como la escuela, la familia, el matrimonio, el amor maternal,


el amor filial, los derechos de los niños. Todas estas instituciones son
construcciones social e históricamente determinadas. No conforman
la naturaleza biológica de la especie humana. Fíjese el lector lo difícil
que es responder la siguiente pregunta:
¿Es tan buena la escuela pública que debe seguir siendo obligatoria?
Resulta tan filosa que tratamos de evitar que penetre en nuestras
conciencias la idea de una sociedad sin escuelas. Una alumna, Nélida
de Muguruza, luego de pensar largamente la cuestión durante meses,
me buscó en los pasillos del Instituto Superior de Formación Docente
Nº 10 de Tandil y me dio su respuesta:

―La escuela pública debe ser obligatoria, sin lugar a dudas.


¡Porque es mala! ‖

Y es cierto, no prepara para la vida ni para proseguir estudios


superiores.

Las Historias de la Educación enfocadas hacia la escolarización


se ocupan de la historia de lo escolar, de la alfabetización, el analfa-
betismo funcional, de los pensadores, de las ideas y de los pedagogos,
de los sistemas educativos. Sin negar su importancia, no nos ocupa-
remos en este trabajo, por su extensión, de esta temática vinculada a
la Historia de la Pedagogía. Desde hace dos décadas se considera
que esa es la mirada más restringida del campo, aunque la mayoría
de los investigadores se ocupan de ello por razones diversas: una de
ellas, la de mayor peso, es la cuestión del financiamiento. No es de
interés para quienes financian (Ministerios, secretarías de gobierno,
Universidades, organismos internacionales) que se tenga una mirada
amplia del fenómeno educativo.

Los sistemas educativos, ―la escuela‖ como hoy la conocemos,


tiene algo más de un siglo. Los 35.000 años precedentes, en que el
Homo Sapiens se enseñoreó por la Tierra, no hicieron necesaria tal
institución improductiva. Estudiar su historia es, sin lugar a dudas,
estudiar un aspecto marginal en la historia de los pueblos, es tomar

179
Raúl Alfredo Guevara

opción por las minorías que accedieron a la escolarización, al menos


hasta mediados del siglo XX los países industrializados, en Argentina
y hasta la actualidad en gran parte de América Latina, África, Asia.
Significaría estudiar la historia del Tercer Mundo. Ese Tercer Mundo
formado por todos los pueblos pobres y por todos los pobres de los
pueblos.
Así, los chicanos y los negros en U.S.A., los marroquíes y argen-
tinos en España, los turcos en Alemania, los argelinos en Francia, son
tan tercer mundo como los pobres y los marginados de todos los con-
tinentes.
Por su lado, los propietarios de los medios de producción, de la
tierra y del capital, de cualquier país dependiente constituyen, como
clase, el primer mundo. Las burguesías del mundo se han unido, para
consolidarse y para prevenir la arenga de barricada de Marx y Engels.
4. Las mayorías: ¿dónde están?
La vida misma está atravesada por el género, la etnia, la naciona-
lidad, la clase, el hábitat de origen y de residencia, la edad, en un con-
texto oral/gestual.
La lengua, construida desde algún sector hegemónico masculino
de las clases privilegiadas urbanas, otorga sentidos específicos. Pene-
tra e impregna los conceptos que definiremos a continuación, hacien-
do aparecer las diferencias sociales, históricamente construidas, como
si se tratara de un producto de la naturaleza humana irreversible, como
una información genética, una herencia atávica que justifica privile-
gios, dominaciones, sumisiones, exclusiones. La lengua es uno de los
grandes dispositivos de la hegemonía en el ámbito cultural. No sólo
cuando se trata de idiomas "oficiales", también en las lenguas fácticas
ancestrales del pueblo (designadas "dialectos" desde los sectores de
poder), o de nuevos argot y lunfardos, todas ellas posibilitan la natura-
lización de situaciones instituidas arbitrariamente.
¿Cómo se configuran los núcleos humanos?
El género, la etnia, la clase social, el hábitat, la edad, son cate-
gorías que manifiestan relaciones hegemónicas y que se entrelazan
permanentemente en este trabajo.
* Aunque las mujeres han sido siempre mayoría numérica, reci-
bieron menos instrucción escolar que los hombres.

180
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

* Los nativos imponen sus pautas culturales a los extranjeros


que, en ámbitos suburbanos o rurales, intentan mantener su cultura
originaria con dispar éxito.
* El comportamiento social esperable se define desde las clases
hegemónicas.
* Sabemos que la población rural ha sido significativa en el de-
venir de los tiempos, sin embargo se espera de los campesinos ―nor-
mas de urbanidad‖.
Comparto con Scott (1993)86 su afirmación:

Un interés en la clase, la raza y el género expresa, en pri-


mer lugar, un compromiso intelectual de construir una historia
que incluya las historias de los oprimidos y, en segundo lugar,
la comprensión intelectual de que las desigualdades del poder
se organizan al menos sobre la base de estos tres ejes.

5. ¿Quién es usted? ¿Dónde está?


Sepa el lector disimular la extensión de la siguiente cita, pero su
claridad y actualidad eximen de mayores disculpas. Hardt y Negri,87
en la obra citada, hacen mención de los mecanismos de dominación
que operan desde fenómenos sociológicos y culturales:

(...) como la representación clave del odio y miedo racial.


De este modo la teoría racista imperial ataca al antirracismo
moderno desde la retaguardia, y en realidad coopta e incorpo-
ra sus argumentos. La teoría racista imperial sostiene que las
razas no constituyen unidades biológicas aislables y que la na-
turaleza no puede ser dividida en razas humanas diferentes.
También sostiene que el comportamiento de los individuos y sus
habilidades y aptitudes no son resultado de su sangre o sus ge-
nes, sino que se deben a su pertenencia a culturas diferentes,
históricamente determinadas. Así, las diferencias no son fijas e

86
SCOTT, Joan. (1993) El género: una categoría para el análisis histórico. en Cangiano, M.
C. y DuBois, L.(comp.) De mujer a género: teoría, interpretación y práctica feminista en las
ciencias sociales. C.E.A.L., Bs. As.
87
HARDT, Michael y NEGRI, Antonio. (2003) Imperio. Paidós, Buenos Aires, 2ª reimpre-
sión

181
Raúl Alfredo Guevara

inmutables sino efectos contingentes de la historia social. La


teoría racista imperial y la teoría antirracista moderna está di-
ciendo en realidad lo mismo, y es difícil en este sentido sepa-
rarlas. De hecho, es precisamente porque se asume este argu-
mento relativista y culturalista como necesariamente antirra-
cista, que la ideología dominante en toda nuestra sociedad
puede aparecer como contra el racismo, y la teoría racista im-
perial puede aparecer como no siendo racista.

Al sostener que existe una teoría racista imperial, estos autores


nos orientan para observar el modo en que el racismo se va haciendo
justificado a la vez que irracional, es decir, un ―sentimiento‖. Vea-
mos:

Sin embargo, debemos mirar con mayor detenimiento cómo


opera la teoría racista imperial.
Étienne Balibar denomina al nuevo racismo un racismo di-
ferencializador, un racismo sin raza, o, más precisamente, un
racismo que no parte de un concepto biológico de raza. Aunque
la biología es abandonada como fundación y sostén, dice, la
cultura viene a cumplir el papel jugado por la biología. Esta-
mos acostumbrados a pensar que la biología y la naturaleza
son fijas e inmutables, pero la cultura es plástica y fluida: las
culturas pueden cambiar históricamente y mezclarse para for-
mar infinitos híbridos.
Desde esta perspectiva de la teoría racista imperial, sin em-
bargo, hay límites rígidos para la flexibilidad y compatibilidad
de las culturas. Las diferencias entre las culturas y las tradi-
ciones son, en última instancia, insuperables. Es inútil e incluso
peligroso, de acuerdo con la teoría imperial, permitir a las cul-
turas mezclarse o insistir en que lo hagan: Serbios y Croatas,
Hutus y Tutsis, Afroamericanos y Coreanoamericanos deben
ser mantenidos separados.
Como teoría de diferencia social, la posición cultural no es
menos ―esencialista‖ que la biológica, o al menos instala un
terreno igualmente fuerte para la separación y segregación so-
cial. Pero es una postura teórica pluralista: todas las identida-

182
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

des culturales son iguales en principio. Este pluralismo acepta


todas las diferencias de quienes somos, en tanto aceptemos ac-
tuar sobre la base de dichas diferencias de identidad, en tanto
actuemos nuestra raza. Por ello, las diferencias raciales son
contingentes en principio, pero muy necesarias en la práctica
como marcadores de separación social. La sustitución teórica
de la biología o la raza por la cultura es paradójicamente
transformada en una teoría de preservación de la raza. Este
cambio de la teoría racista nos muestra cómo la teoría imperial
puede adoptar lo que es visto tradicionalmente como una pos-
tura antirracista y, aún así, mantener un fuerte principio de se-
paración social.

Con claridad nos advierten que el racismo imperial mantiene vie-


jas consignas disfrazadas: ―dividir para reinar‖ se afianzará en explici-
tar ―contrastes culturales‖ circunstanciales.

Debemos ser cuidadosos en observar, llegados a este punto,


que la teoría racista imperial en sí misma es una teoría de se-
gregación, no de jerarquía. Mientras la teoría racista moderna
instala una jerarquía entre las razas como condición funda-
mental para hacer necesario el racismo, la teoría imperial no
dice nada, en principio, acerca de la superioridad o inferiori-
dad de las diferentes razas o grupos étnicos. Ve eso como un
asunto práctico, meramente contingente. En otros términos: la
jerarquía racial es vista no como causa sino como efecto de las
circunstancias sociales. Por ejemplo, en los registros de cierta
región los estudiantes Afroamericanos obtienen notas sensi-
blemente inferiores en las pruebas de aptitud que los estudian-
tes Asiáticoamericanos.
La teoría imperial entiende esto como atribuible no a alguna
inferioridad racial sino a diferencias culturales: la cultura
Asiáticoamericana le otorga una mayor importancia a la edu-
cación, estimula a los estudiantes a estudiar grupalmente, etc.
La jerarquía de las diferentes razas sólo se determina como un
efecto de sus culturas -es decir, sobre las bases de su desempe-
ño-. De acuerdo con la teoría imperial, entonces, la supremacía
y subordinación racial no son una cuestión teórica, sino que
183
Raúl Alfredo Guevara

emergen de la libre competencia, una especie de meritocracia


de mercado de la cultura. Por supuesto, la práctica racista no
se corresponde necesariamente con la auto-comprensión de la
teoría racista, que es todo lo que hemos considerado hasta aho-
ra. Queda claro por lo que hemos visto, sin embargo, que la
práctica racista imperial ha sido privada de un sostén central:
ya no posee una teoría de superioridad racial como la que sos-
tenía las prácticas modernas de exclusión racial. No obstante,
según Gilles Deleuze y Félix Guattari, ―El racismo europeo...
no ha operado nunca por exclusión, o por la designación de al-
guien como Otro... El racismo opera mediante la determinación
de los grados de desviación en relación al rostro del Hombre
Blanco, esforzándose en asimilar rasgos no aceptables a signos
crecientemente excéntricos y atrasados... Desde el punto de vis-
ta del racismo, no hay exterior, no hay gente en el exterior‖. De-
leuze y Guattari nos desafían a concebir la práctica racista no
en términos de divisiones binarias y exclusiones sino como una
estrategia de inclusión diferencial. Ninguna identidad es desig-
nada como Otro, nadie es excluido del dominio, no hay afuera.
De igual modo que la teoría racista imperial no puede situar
como punto de partida a ninguna diferencia esencial entre las
razas humanas, la práctica racista imperial no puede iniciarse
con la exclusión del Otro racial.
La supremacía blanca funciona en realidad apoderándose
primero de la alteridad, y subordinando luego las diferencias
según los grados de desviación de la blancura. Esto no tiene
nada en común con el odio y miedo al extraño, desconocido
Otro. Es un odio nacido en la proximidad y elaborado mediante
los grados de diferencia del vecino.
Esto no implica que nuestras sociedades estén libres de ex-
clusiones raciales; ciertamente están cruzadas por numerosas
líneas de barreras raciales, en cada paisaje urbano y en todo el
planeta.
El argumento es que la exclusión racial surge generalmente
como resultado de la inclusión diferencial. En otras palabras,
hoy sería un error, y tal vez también nos confunda considerar
así al pasado, colocar al apartheid o a Jim Crow como para-

184
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

digmas de la jerarquía racial. La diferencia no está escrita en


la ley, y la imposición de la alteridad no alcanza al extremo del
Otrismo. El Imperio no ve las diferencias en términos absolu-
tos; nunca coloca las diferencias raciales como diferencias de
naturaleza sino, siempre, como diferencias de grado, nunca
como necesarias sino, siempre, como accidentales. La subordi-
nación se establece en regímenes de prácticas cotidianas más
móviles y flexibles, pero que crean jerarquías raciales estables
y brutales. (...)

En los capítulos que siguen observaremos otras nociones vincu-


ladas a la otredad, que constituyen verdaderos conceptos ordenadores
para comprender la hegemonía.

185
Raúl Alfredo Guevara

186
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 8

Género
1. Desmenuzando el concepto.
Probablemente es el concepto de mayor envergadura que se haya
trabajado y desarrollado en las últimas décadas del siglo XX.
Siempre oculto, subsumido, consensuado, incorporado en el co-
lectivo ―humanidad‖, ha estado el género en la cultura occidental, al
menos desde la legitimación cultural que otorgó la escritura durante
cinco milenios.

Así como un marino atesoraba sus conocimientos técnicos,


del mismo modo procedía la partera. Tanto uno como otro eran
saberes específicos y no en razón de diferencias sociales, polí-
ticas, raciales o económicas sino, esencialmente, de diferencia-
ción genérica. No sólo el marino sentía rechazo hacia este ofi-
cio femenino sino que además, en modo alguno, transmitiría
sus conocimientos a ninguna mujer, ni aún a su propia hija -
que por otro lado encontraría bochornoso desempeñar un ofi-
cio masculino-. Este sentimiento era plenamente correspondi-
do por la partera que no mostraría sus conocimientos a hombre
alguno, recíprocamente los hombres carecían de interés en ad-
quirir estos saberes femeninos.

En cada sociedad los lugares y los momentos del día son deter-
minados y determinantes para cada género que es educado. Por género
entendemos la dualidad que ubica a hombres y mujeres en circunstan-
cias o condiciones que les impiden decir, hacer, desear o percibir la
misma cosa.88 Sólo un extranjero - por desconocimiento-; un preso -
por estar desprovisto de toda dignidad- ; o un loco (una acepción posi-

88
ILLICH, Iván. (1982), Le genre vernaculaire , Seuil, Paris.

187
Raúl Alfredo Guevara

ble vendría del latín locus: lugar) -por sus propias condición- podrían
aquí hacer una actividad o frecuentar un lugar considerados como
propios del otro género.
El análisis desde esta perspectiva resulta útil porque favorece la
superación de visiones restringidas respecto de la categoría género que
en ciertos estudios se ha tomado como sinónimo de mujer, de lo fe-
menino. Es necesario destacar que para poder comprender la temática
habrá que ir imaginando un pensamiento no escolarizado89, aunque
condicionado por la escritura y las formas que ésta le otorga al lengua-
je oral del hombre, de la mujer, de la niña y del niño, cualesquiera
sean sus status sociales; ya que el mundo ha sido eminentemente oral
a lo largo de la historia.
Cuando hablamos de Género hacemos referencia a todas las dife-
rencias entre hombres y mujeres que han sido construidas social e
históricamente. Por ello la discrepancia con respecto al sexo es clara:
en tanto ésta es una divergencia de base biológica, aquella será cultu-
ral.
Mirado así podría pensarse que la homosexualidad, la ―opción‖
gay, es también cultural. Pero es quizá un tema para desarrollar en
otro espacio ya que no se opta por el género, porque los comporta-
mientos, actitudes, roles y toda otra función social son asignados por
la cultura en que se vive. Aunque se opta por una sexualidad gay de
manera individual, debe asumirse que son formas de vivir lo masculi-
no y lo femenino de maneras no convencionales, alternativas, nunca
contrahegemónicas porque si lo fueran se trataría de una contrahege-
monía radical que tiene en su seno la desaparición reproductiva de la
humanidad. Quizá por ello esta opción no está, hasta el momento,
socialmente constituida como género o como sexo, y no lo ha estado
en ninguna sociedad conocida, en ningún período histórico. Hay una
alternativa gay que va cobrando cuerpo, está vinculada a la constitu-
ción de nuevas familias. Renuncian a su reproducción biológica, pero
no a su reproducción cultural. Por ello se ofrecen como custodia y
criadores de los hijos que, siendo procreados por heterosexuales, care-

89
Ha sido útil consultar al respecto la obra de GARDNER, Howard. (1993).La mente no esco-
larizada: Cómo piensan los niños y cómo deberían enseñar las escuelas. Ed. Paidós, Barcelo-
na.

188
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

cen de padres legales por múltiples razones. Su lucha por adoptar


niños ya ha tenido algunos triunfos relevantes.
Resulta interesante considerar las puntualizaciones efectuadas
por Ana Sabaté Rodríguez, Juana Rodriguez Moya y M. Angeles Díaz
Muñoz.90 Las tres autoras, han podido describir descarnadamente la
situación en que se hallan las relaciones de género. Su aporte es escla-
recedor, porque se hace desde la constatación empírica de las conse-
cuencias que tiene en las mujeres, sin importar su clase social, una
sociedad androcéntrica.
Los Roles o funciones del género: describen quién hace
qué, dónde y cuándo, permitiendo contestar a la pregunta:
¿cómo se reparten el trabajo, la autoridad y el ocio entre hom-
bres y mujeres?; la atribución de los distintos roles a hombres y
mujeres tiene también amplias variaciones territoriales.
División del trabajo según género: constituye la parte más
importante de la división de funciones según el género; en
esencia se trata de la atribución de determinados trabajos a los
hombres de otros a las mujeres. (...) conviene tener presentes
dos ideas al respecto: a) la división del trabajo según género es
universal, pues existe en todas las culturas y regiones; b) sin
embargo la forma concreta en que se realiza esa división ofrece
graves variaciones territoriales y sociales.
La aportación feminista distingue entre trabajo productivo
(el que se vende o puede venderse en el mercado) y el reproduc-
tivo (destinado al mantenimiento biológico y social de la fami-
lia): cuidar de los propios hijos se considera trabajo reproduc-
tivo, pero cuidar niños ajenos a cambio de una retribución se
considera trabajo productivo. Es una práctica casi universal
que el trabajo reproductivo sea asignado a las mujeres, con in-
dependencia de su edad (las niñas del Tercer Mundo cuidan a
sus hermanos y hermanas más pequeñas), y por tanto la rela-
ción entre trabajo reproductivo y reproducción biológica es so-
lo indirecta y, con frecuencia, inexistente.

90
SABATÉ RODRÍGUEZ, Ana; RODRIGUEZ MOYA, Juana y DÍAZ MUÑOZ, M.
Angeles. (1995) Mujeres Espacio y Sociedad. Hacia una Geografía del Género ., Síntesis,
Madrid.

189
Raúl Alfredo Guevara

En cambio el trabajo productivo se reparte entre hombres y


mujeres con gran variedad de situaciones en las distintas so-
ciedades y regiones.
Por tanto, todo lo que se refiere a la división del trabajo
según género puede y debe ser analizado desde una perspectiva
territorial.
Relaciones de género: las relaciones de género en sentido
estricto hacen referencia a las relaciones de poder existentes
entre hombres y mujeres, en la mayor parte de ámbitos espacia-
les, culturales y temporales existe una relación de subordina-
ción de las mujeres respecto a los hombres. Sin embargo las
condiciones precisas, las contrapartidas y la intensidad de esta
subordinación experimentan grandes diferencias regionales.
El concepto de patriarcado es una de las aportaciones más
importantes del feminismo a las ciencias sociales y se define
como un sistema económico social en el que los hombres se
apropian del trabajo de las mujeres en beneficio propio; las re-
laciones de patriarcado entre hombres y mujeres implican que
éstas son explotadas económicamente por los hombres, quienes
se apropian de su trabajo (productivo y reproductivo) y de su
ideología.

2. La dualidad en la vida social.


Predomina en el pensamiento occidental una estructura concep-
tual dualista que tiene ciertas implicancias de género.
Intento aislarlas en los cuadros que aparecen a continuación con
fines puramente analíticos y, en modo alguno, exhaustivos:

En las casas coloniales de los criollos y españoles existían


ámbitos bien diferenciados en los que se movían los hombres:
por ejemplo las caballerizas, los corrales, la sala. También
había ámbitos femeninos: la cocina, el sala de costura, el ora-
torio del santo patrono.
El cuarto del santo contaba con un altar que era frecuenta-
do por la familia. Ésta se había encomendado a él por diversas
causas: fecha de nacimiento del dueño de casa, fecha de inau-
guración de la casa o alguna tradición familiar. Había también

190
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

un pequeño ropero en el que se colgaba la ropa del santo, con-


feccionada para responder a las festividades y las fechas reli-
giosas. Las hijas solteras, entre otras actividades reproductivas
y hogareñas, cosían esa ropa finamente bordada y cambiaban
las vestiduras al santo según el momento del año litúrgico. De
ahí la frase popular destinada a las ―solteronas‖ que se ―que-
daban para vestir santos‖. En los museos coloniales siempre
hay imágenes de ―Santos de Vestir,‖ con su roperito pertinente.

En lo que respecta a los lugares frecuentados por unas y otros,


algunos se presentan como obvios: básicamente la casa, lo privado,
para las mujeres que no han parti-
cipado directamente de las activi-
dades productivas ni frecuentado
los lugares ―reservados‖ a los
hombres excepto a costa de su
buen nombre y honor. Por otro
lado, mares navegables, suelos
fértiles, puerto, plaza, política,
campos de batalla, escuelas, gim-
nasios, y demás lugares públicos
para los hombres que, sólo a costa
de su honor permanecían en la Figura 8. Ámbitos por género
casa. Claro está que esta caracte- En la sociedad patriarcal.
rización supone una mirada clasis-
ta.
Las mujeres pobres siempre han estado en el ámbito público pro-
curándose el sustento o el de su familia. Tanto en tareas agrícolas co-
mo en la comercialización de sus productos. No tienen un ―buen
nombre‖ que resguardar quienes apenas pueden procurase, malamente,
el sustento diario. Ciertos autores sostienen que desde la Edad Media
el destino de las mujeres estaba signado por una misión que se repar-
tiría entre el velo religioso y el matrimonio. Aunque corrientemente
no lo aclaran, se refieren a las mujeres de las clases dominantes. Por-
que la mujer podía, y de hecho lo hacía, elegir otros destinos que los
hombres no deseaban para sus hermanas o hijas:
1) en lo privado la soltería, que cargaba con un peso cultural
vinculado al ―fracaso‖ y la ―imposibilidad de realizarse como mujer
191
Raúl Alfredo Guevara

plena‖ a través de la maternidad. En realidad encubría lo oneroso que


significaba mantener hijas mujeres aisladas culturalmente de los ámbi-
tos productivos;
2) en el ámbito público la mujer que era ―engañada‖ por un
hombre y quedaba embarazada, era repudiada por su familia y expul-
sada hacia una azarosa vida pública que se mimetizaba con la prostitu-
ción y lo delictivo.
El cuadro que presento a continuación tiene la pretensión didác-
tica de exponer ciertas ocupaciones de mujeres en el ámbito de lo
público y de lo privado en torno a la mayor o menor aceptación o re-
chazo social. En él la viuda dependía de la solvencia económica o el
respaldo con que podía afrontar su estado civil, y naturalmente su
edad.

Figura 9. Mujer Pública – Mujer Privada


El pensamiento feminista critica estos dualismos afirmando que
son específicos de una determinada cultura y de un determinado per-
íodo histórico. También se critican las asociaciones verticales que se
producen (mujer, privado, hogar...) ya que encubren una construcción
ideológica y no forman parte de una naturaleza inmodificable.
3. División del trabajo por género.

192
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Ciertamente, las mujeres de clases trabajadoras compartían los


espacios públicos, y para algunas el espacio privado de los sectores de
poder era su ámbito de exposición pública; tal el caso de las sirvientas
que trabajando dentro de una casa debían soportar abordajes, acosos y
caprichos sexuales de los hombres, con anuencia o silencio cómplice
de las mujeres ―dueñas de casa‖.
Debe destacarse que ―mujer pública‖ es la designación que se da
a la prostituta. Así mismo, las actividades que se enuncian en los ex-
tremos del cuadro -monja, esposa, prostituta, solterona- se han mante-
nido prácticamente desde la antigüedad clásica. Ser monja era una
salida, propia del catolicismo, digna para muchas mujeres que antes de
ser entregadas en matrimonio preferían vestir hábitos. Obtenían una
vida pública a costa de su castidad y la imposibilidad socialmente
determinada de procrear. También las viudas que las sociedades
históricas no protegían, encontraban, en el clero, una salida a sus pa-
decimientos una vez que sus jóvenes hijos las abandonaban.
En 1535 Ángela Merici fundó la congregación religiosa de las
Ursulinas que se abocaron a la enseñanza de las niñas y al cuidado de
las mujeres en los hospitales. Muchas otras congregaciones se crearon
y siguieron su ejemplo desde entonces. Como toda congregación, pro-
fesan una regla de votos ―simples‖ que pueden ser revocados con un
proceso legal del Derecho Canónico. Los votos se renuevan periódi-
camente y son los de obediencia, castidad y pobreza. A éstos se le
agregaba deliberadamente el voto benedictino de ―estabilidad‖ para
poder permanecer constantemente dedicadas a un fin específico. Se
diferencian de las órdenes religiosas, constituidas por varones sacer-
dotes cuyos votos son ―solemnes‖ e irrevocables.91
Probablemente es una de las salidas que da origen a las profesio-
nes que las mujeres de Occidente asumen desde el siglo XIX: magiste-
rio, trabajo social, enfermería. Todas ellas vinculadas a roles históri-
camente asignados: enseñanza, asistencia al desvalido, atención de los
enfermos. Es el género lo que da cuenta de las diferencias entre hom-
bres y mujeres en lo que se refiere a funciones, división del trabajo y
relaciones de poder. Existe una división social del trabajo: Manual e
Intelectual. Como se muestra en la Figura 8. Las feministas explican

91
BOWEN, James. (1985) Historia de la Educación Occidental. Tomo III. Herder, Barcelona,

193
Raúl Alfredo Guevara

que también hay una división sexual del trabajo que atraviesa trans-
versalmente la primera. Sostienen que la remuneración de los empleos
debería ser equitativa. Igual salario por igual trabajo, sin importar el
género de quien desempeñe una misma actividad.

Figura 10. División del trabajo: Manual - Intelectual


En otra representación un poco más elaborada podríamos encon-
trar más detalles.
En la práctica, las asociaciones feministas denuncian que en la
estructura salarial del mercado laboral en el sector privado se dan si-
tuaciones de inequidad. La Figura 9 debería tener un giro de 90º hacia
la izquierda, ya que aquí quedan los salarios de los varones con traba-
jo intelectual o de dirección, mejor remunerados que los de las muje-
res en igual posición.
Por otro lado, se plantea que el trabajo manual de un varón es
mejor o igualmente remunerado que el trabajo intelectual de las muje-
res, y por debajo en la escala salarial se encuentra el trabajo manual
femenino.

194
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Figura 11. Desfasaje. División de trabajo y renta por género.

Figura 12. Género – Trabajo - Ingreso

195
Raúl Alfredo Guevara

Las cuestiones de género estarán presentes en todas las demás re-


laciones sociales. Es quizá la primera relación hegemónica, la más
evidente, la más naturalizada y, por eso, la más invisible.
Las Naciones Unidas han tomado el tema como prioritario y el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (P.N.U.D.) se ha
ocupado del tema durante los últimos años y ha elaborado el Índice de
Desigualdad de Género (IDG). Entre sus fundamentos sostienen.

―Las desventajas que enfrentan mujeres y niñas son una


gran fuente de desigualdad. Con frecuencia, son discriminadas
en salud, educación y el mercado laboral, con las consiguientes
repercusiones negativas en el ejercicio de sus libertades‖.

El Índice de Desigualdad de Género mide la pérdida de logros en


tres dimensiones del desarrollo humano: salud reproductiva, empode-
ramiento y mercado laboral, debido a la desigualdad entre hombres y
mujeres.

Figura 13. Desigualdad de género.


-Tasa de mortalidad materna: proporción entre la cantidad de
muertes maternas y la cantidad de nacidos vivos en un año determina-
do, expresada por cada 100.000 nacidos vivos.

196
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

-Tasa de fecundidad adolescente: cantidad de nacimientos de


mujeres entre 15 y 19 años, expresados cada 1.000 mujeres de esa
misma edad.
-Escaños en el parlamento: porcentaje de escaños en poder de
las mujeres en una cámara baja o única o en una cámara alta o senado,
expresado como porcentaje del total de escaños.
-Población con al menos un nivel de educación secundaria: por-
centaje de la población de 25 años y mayor que ha cursado por lo me-
nos un nivel de educación secundaria.
-Tasa de participación en la fuerza de trabajo: porcentaje de la
población económicamente activa del país que participa en el mercado
laboral, ya sea trabajando o buscando trabajo, expresado como porcen-
taje de la población económicamente activa.
Este informe llama la atención sobre cuestiones que son especí-
ficamente femeninas, como la maternidad y su impacto en el desarro-
llo humano de las mujeres.

Los indicadores de salud reproductiva utilizados en el Índi-


ce de Desigualdad de Género no tienen indicadores equivalen-
tes para los varones, por lo que, en esta dimensión, la salud re-
productiva de las niñas y las mujeres se compara a lo que de-
berían ser objetivos sociales, es decir, que no haya muertes ma-
ternales ni embarazos de adolescentes. La razón es que al ma-
ternidad refleja la importancia que la sociedad le confiere a la
función reproductiva de las mujeres. La maternidad temprana,
medida por la tasa de fecundidad adolescente, está asociada
con mayores riesgos para la salud de las madres y de los bebés.
Asimismo, las madres adolescentes suelen quedar excluidas de
la educación y se ven obligadas a desempeñar labores de perfil
bajo.

4. Lo masculino en una sociedad patriarcal.


El tema de los menores ingresos a las mujeres por igual trabajo
que los varones ha sido largamente estudiado y documentado en estu-
dios universitarios de todo el mundo. Incluso los organismos interna-
cionales ofrecen información detallada al respecto.

197
Raúl Alfredo Guevara

Como he afirmado más arriba los estudios de género se han con-


vertido en un espacio de estudio dominado especialmente por las mu-
jeres. En la última década se han producido desarrollos sobre la mas-
culinidad, una cuestión que genera tensiones al interior del colectivo
masculino. Debe el estudioso preguntarse sobre la configuración del
mandato cultural que una sociedad patriarcal hace a sus varones. Ser
macho presupone, también, una imposición cultural. No es solamente
portar los atributos sexuales masculinos. Hay que vivir con códigos
varoniles, demostrar masculinidad. Quedaré en deuda con este tema,
sugiero lecturas vinculadas a Masculinidades, como La Cecla. 92
¿Cuál es el papel de la mujer en la configuración de una sociedad
patriarcal cuando educa a sus hijos varones? ¿Qué naturalizaciones ha
incorporado cada mujer en sus relaciones con sus hermanos y con sus
propios parientes varones?
5. Género y educación.
La escuela, históricamente, no ha preparado para la vida. La so-
ciedad irremediablemente debía continuar funcionando. Los trabajos
debían ser realizados por alguien. Quienes sabían hacerlos eran los
instructores naturales de sus futuros sucesores. Esa producción,
transmisión, apropiación y reproducción de saberes técnicos particula-
res entraban en el ámbito específico de alguno de los géneros.
Las acciones educativas derivadas están vinculadas primero con
lo gestual, en el comportamiento asumido ante el trabajo cotidiano, en
la técnica laboral y en el uso de útiles de trabajo; y segundo con lo
oral, en los giros lingüísticos y en la terminología apropiada en las que
están implicadas la masculinidad, lo propio del hombre en tanto géne-
ro, lo masculino; o la feminidad, lo propio de la mujer, lo femenino,
según el universo del género lo dispusiera. Es en esencia una educa-
ción por la acción, una educación para la vida desde la vida misma,
aunque condicionada por los contextos culturales, religiosos o políti-
cos según la época. Así se han transmitido, por generaciones, los
elementos del género que apunta Scott93:

92
LA CECLA, Franco. (2005) Machos. Sin ánimo de ofender. Siglo XXI, Buenos Aires.
93
SCOTT, Joan. (1993) El género: una categoría para el análisis histórico. en Cangiano, M.
C. y DuBois, L.(comp.) De mujer a género: teoría, interpretación y práctica feminista en las
ciencias sociales. C.E.A.L., Bs. As. pp.35

198
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Primero, están los símbolos disponibles culturalmente, que evocan


representaciones múltiples ... (..)
Segundo, están los conceptos normativos que definen las interpre-
taciones de los significados de los símbolos, que intentan limitar y
contener sus posibilidades metafóricas. (...) La posición que se hace
hegemónica es definida como la única posible. La historia posterior
se escribe como si estas posiciones normativas fueran el producto del
consenso social y no del conflicto.(...)
( ...) ...la naturaleza del debate o del proceso represivo que condu-
jo a la idea de una permanencia atemporal de las representaciones
genéricas binarias. (...) la noción de la política y (...) las instituciones
sociales y organizaciones son el tercer aspecto de las relaciones
genéricas.
El cuarto aspecto del género es su identidad subjetiva.

6. Género y orientaciones sexuales.


Desde principios de siglo ha habido un avance sostenido 94 res-
pecto del reconocimiento a maneras no hegemónicas de vivir la sexua-
lidad, son varones y mujeres que reclaman ser reconocidos por su
orientación sexual:
Heterosexual: hacia el sexo opuesto.
Homosexual: hacia el mismo sexo. Lesbianas - Gay.
Lesbiana: mujer con orientación sexual homosexual hacia muje-
res.
Gay: hombres con una orientación homosexual hacia hombres.
Pansexual: hacia todo o todos, incluyendo inclinación a las per-
sonas con ambigüedad sexual, travestis, transexuales/transgéneros y
hermafroditas.
Bisexual: personas que se sienten atraídas hacia ambos sexos.
Asexual: falta de orientación sexual.
Demisexual: orienta su sexualidad dependiendo de quien se
enamore.
Transgénero: Transexuales y Travestis. Persona que aunque su
Cuerpo sea del Sexo femenino o del masculino, las ideas, sentimientos
y deseos no se corresponden con su sexo.
94
Movimiento Queer, Movimiento LGBTI(Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Inter-
sexuales), ATTTA: Asociación de Travestis, transexuales y transgéneros de Argentina, Agru-
pación Nacional Putos Peronistas, CHA: Comunidad Homosexual Argenytina.

199
Raúl Alfredo Guevara

Transexual: quien adopta los caracteres sexuales del otro sexo


mediante procesos hormonales y quirúrgicos.
Travestis: personas que visten ropas y se adornan como si fueran
del otro sexo. En las sociedades patriarcales son más visibles los hom-
bres que se visten, peinan, maquillan y comportan como mujeres, pero
también hay mujeres que adaptan su apariencia y su comportamiento
al de los hombres.
Intersexual: también denominados hermafroditas. Personas que
poseen genitales masculinos (XY) y femeninos (XX) con mayor o
menor desarrollo. Algunos estudiosos de esta particularidad poco fre-
cuente abogan por la denominación ―tercer sexo‖ (XXY).
La moralidad colectiva se ha ampliado y, de una tolerancia in-
quietante, se ha pasado a una aceptación generalizada en la que los
medios de comunicación han tenido un papel preponderante.

―Que cada uno haga de su culo un pito‖ reza el dicho popu-


lar. Y quien lo enuncia agrega o piensa ―menos mi hijo o mi
padre, mi hija o mi madre‖.

La legislación de muchos países occidentales ha avanzado en el


sentido de la mayor igualación de derechos.
El casamiento entre personas del mismo sexo y, eventualmente,
su divorcio eran cuestiones impensables en el siglo XX.
Del mismo modo las legislaciones van en el sentido de reconocer
igualdad de derechos para las personas transgénero.
En el caso argentino la Ley de Identidad de Género del año 2012
establece que ante la solicitud de cambio de identidad, el Registro
Civil debe proceder a emitir una nueva partida de nacimiento ajustán-
dola a los cambios.
La norma es considerada vanguardista, entre otras razones por-
que obliga al sistema de salud público y privado a brindar a toda per-
sona el acceso a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o
tratamientos integrales hormonales para adecuar el cuerpo, incluido su
genitalidad, a su identidad de género auto percibida sin necesidad de
exigir previa autorización judicial o administrativa.

200
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Estas prestaciones, además, serán incluidas en el Plan Médico


Obligatorio, por lo que los prestadores de salud de sindicatos y de
empresas privadas no podrán exigir a sus beneficiarios un pago extra
por las mismas.
No está en discusión si cada uno debe o no luchar por sus dere-
chos individuales, pero no debe perderse de vista que esas luchas par-
ciales, locales, particularísimas no son contrahegemónicas, son en el
mejor de los casos luchas alternativas dentro de la misma hegemonía a
quien siguen sirviendo.
Que haya grupos minoritarios convencidos de que la principal
lucha es por el reconocimiento público de su sexualidad reprimida o
censurada distrae sobre la relación de explotados que los oprimidos
comparten por igual sin importar su orientación sexual y los explota-
dores utilizan en beneficio propio nuestra ceguera y despreocupacio-
nes respecto del bien común y las necesidades del conjunto.
Esta afirmación aplica a todos los conceptos del Capítulo 9.

Figura 14. Puntos de vista.

201
Raúl Alfredo Guevara

202
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Capítulo 9

Conceptos Complementarios
Este capítulo de Conceptos Complementarios tiene un lugar cu-
rioso ya que es lo primero que empecé a desentrañar en este largo
peregrinar que ha sido la escritura de Cristales. No abundan en mi
entorno posibilidades de debatir con pares, por tal razón la mayor
parte del libro fue escrita como respuesta a interpelaciones que me han
hecho diferentes estudiantes, de distintas edades y diferente condición
social.
En una charla con Claudia Van der Horst, compañera de cátedra
en la Universidad de Tandil, expuse mis puntos de vista sobre todas
estas cuestiones, ella dijo con naturalidad: ―detrás de todo eso está la
hegemonía‖. Fue una verdadera revelación. Algo tan obvio, que hab-
ía estado siempre presente, se me había negado al entendimiento, se
había naturalizado.
La hegemonía se expresa en cada concepto ordenador que aquí
se describe. Su función ideológica de naturalización en busca del con-
senso está presente permanentemente. Detrás de enunciados sobre
inclusividad se encuentran prácticas de exclusión real o de imposición
cultural.
1. Raza, Etnia, Colectividades, Nacionalidades.
La literatura angloamericana que refiere a estos problemas en
general hace mención del concepto etnia, aunque la mayoría de las
traducciones lo nombran ―raza‖ que, en nuestra lengua, describe a
algún tipo de variedad biológica constante en algún agrupamiento de
seres vivientes. Por ello aquí lo aplico sólo a animales y en este texto
declino la utilización del vocablo y del concepto que encierra.
Los grupos étnicos, por el contrario, son tipos organizacionales
con proyección histórica que pueden, o no, ocupar un determinado
territorio. La etnicidad de una persona no deviene jamás de habitar
ese territorio, los límites de lo étnico se configuran culturalmente.

203
Raúl Alfredo Guevara

Aunque lo espacial y lo biológico son condimentos que consolidan el


sentido de pertenencia a una etnia, incluso para aquellos que no habi-
tan sus territorios originarios consolidan mitos de alguna antigua
―edad de oro‖, de ―paraíso perdido‖ o ―tierra prometida‖.
Veamos algunas características específicas de los grupos étnicos
que les dan identidad en tanto se mantengan en ámbitos que no se
articulan con otras culturas:

Se autoperpetúan en gran medida biológicamente y son


fuertemente endogámicos; esto le brindaría un componen-
te ―racial‖ difícilmente sostenible por sí solo.
Comparten valores culturales fundamentales que engloban
aspectos religiosos, lingüísticos, gestuales, estructuras de
parentesco, celebraciones y ritos de iniciación o perpetua-
ción, jerarquías sociales y de género, labores y ocupacio-
nes, comidas, vestimentas.
Integran un campo de interacción y comunicación que ge-
neralmente contiene dos lenguas: una dominante y otra
dominada. La lengua dominante frecuentemente suele ser
ajena, aferrada a una gramática escrita que prescribe su
uso e impone la cosmovisión del colonizador (ejemplo:
castellano). La lengua propia dominada, subsumida, ne-
gada, ignorada y hasta prohibida desde el exterior del
grupo se muestra llena de vitalidad y dinámica oral-
gestual manteniendo una cosmovisión que resiste la impo-
sición. Pero no es impermeable a la dominación y se ve
impelida a tomar conceptos ―prestados‖ que no existen en
la lengua propia (ejemplo: guaraní).
Cuentan con una comunidad cuyos miembros se identifi-
can a sí mismos, reconociéndose parte y por tal razón, son
también claramente identificados por otros. (Un ejemplo
visible en nuestra sociedad urbana lo brindan los gitanos)

Afirmo con Colombres95

95
COLOMBRES, Adolfo. ( 1982). La hora del .bárbaro. Bases para una antropología
social de apoyo. Ediciones del Sol . Premia Editora, Buenos Aires, 4° edición 1991.

204
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Al admitir que grupo étnico es toda forma específica, diferenciada,


de organización social, debemos hacer la salvedad de que en América
ya casi no hay grupos que vivan del todo aislados, que no hayan su-
frido de algún modo el impacto de la civilización occidental, por lo
que su actual tipo organizacional no se presenta con pureza extrema.
Prácticamente la generalidad está inmersa en una situación, para al-
gunos autores, de mero contacto cultural, y para otros, con los que
concordamos, colonial de dominio.

Respecto de las Colectividades la cuestión es relevante en países


que, como Argentina, han recibido y generan movimientos migrato-
rios.
Desde finales del Siglo XIX Argentina, y muchos otros países
del denominado ―nuevo mundo‖, recibieron los excedentes poblacio-
nales que el capitalismo europeo en crisis no podía sostener. Cien
millones de hambreados analfabetos buscaron nuevos rumbos en
América, África, Asia y Oceanía. En Argentina conformaron Socie-
dades de Fomento, Asociaciones, y Centros que aglutinaban inmigran-
tes por nacionalidad - españoles, italianos, franceses, británicos, ale-
manes, yugoslavos, sirios, libaneses, entre otros - y hasta por provin-
cia o por comarca - vascos, catalanes, gallegos, andaluces, friulanos,
sicilianos, calabreses, ingleses, galeses, escoceses, irlandeses y mu-
chos otros. En estos agrupamientos, en general, no eran relevantes ni
la religión, ni las ideas políticas. Los aglutinaba la nación o la provin-
cia de origen y entre sus fines estaba atemperar la nostalgia recreando
la lengua, las danzas, las comidas y las vestimentas típicas. Con un
fuerte espíritu conservador y una mitológica ―edad de oro‖ que los
inmigrantes se esmeraban en relatar a sus hijos. Éstos estaban más
preocupados por integrarse a la sociedad y por negar u olvidar el pa-
sado extranjero de su origen a la vista de la miseria y la escasísima
instrucción sumada a la nula inserción social reservada para sus pa-
dres. Pero la tercera generación querrá recordar lo que la segunda
quiso olvidar.
Es aquí donde se plantean las fronteras difusas entre lo étnico y
la nacionalidad. Ya que conviven la ―nación política‖, que en el ámbi-
to jurídico-político, se asimila al concepto de Estado (Ejemplo: Espa-
205
Raúl Alfredo Guevara

ña); y la ―nación cultural‖, que es una comunidad que comparte una


misma cultura aún dentro del espacio administrado por un Estado del
que pueden sentirse ajenos o asociados, sin perder su identidad
(Ejemplo: vascos, catalanes). Independientemente del territorio que
compartan Ernest Gellner96 da dos definiciones de este concepto, que
califica de provisionales e insuficientes:

A. Dos hombres son de la misma nación si y solo si compar-


ten la misma cultura, entendiendo por cultura un sistema de
ideas y signos, de asociaciones y de pautas de conducta y co-
municación.
B. Dos hombres son de la misma nación si y solo si se reco-
nocen como pertenecientes a la misma nación.

La primera generación de inmigrantes en Argentina fue de algo


más de seis millones. Se conformaron algunas parejas por origen ge-
ográfico, pero se mestizó rápidamente con los nativos y con otros
inmigrantes.
Sin derechos políticos y con escasos derechos gremiales los más
pertinaces, alrededor de la mitad, pudieron sobreponerse a la nostalgia
y a las duras condiciones de desconocer la lengua y las costumbres de
la nueva sociedad que los acogía y les daba empleo, la otra mitad no
soportó el desarraigo y retornó a su lugar de origen. Los que queda-
ron, a fuerza de trabajo, mejoraron su condición material de vida y sus
hijos se integraron mejor a la sociedad civil. En el caso de Argentina
la instrucción pública abrió puertas de ascenso social en la burocracia
estatal mediante empleos públicos y profesiones liberales universita-
rias. Del mismo modo, la tercera generación que creció en contacto
con esos abuelos ―gringos‖, ―turcos‖, ―tanos‖, ―rusos‖ descubrieron
que después de la guerra el Pasaporte de la ―patria de origen‖ y poste-
riormente de la Comunidad Europea se convertía en un apetecible
bocado para emprender el ―retorno‖ o la fuga de la miseria y la margi-
nación a la que el capitalismo dependiente los somete, sin importar si

96
GELLNER, Ernest, (2003) Naciones y nacionalismo, Alianza, Madrid., p. 20.

206
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

el trabajo que vayan a hacer en la ―sociedad de origen‖, pueda ser


considerado denigrante en el propio país.
La enorme movilidad social y la dinámica vincular entre hom-
bres y mujeres en el Río de la Plata dejó una enorme cantidad de hijos
no reconocidos por sus padres a los que se denominaba ―hijos natura-
les‖ que llevaban el apellido de su madre. Tempranamente se utilizó
entonces un solo apellido para todos los habitantes en Argentina, ex-
cepto de la oligarquía que sellaba sus lazos económicos asociando
apellidos y fortunas. En España y en los países de Latinoamérica se
utiliza el apellido del padre y de la madre dejando expuesto al ―hijo
natural‖. Mientras en las regiones de mayor raigambre colonial puede
apreciarse en las mujeres que toman de buen grado el apellido del
marido incluso para su desempeño laboral y social.
Desde mediados de siglo XX la mayor migración ocurrida en
una Argentina que se industrializaba provenía de países limítrofes,
excepto Brasil, y dentro del propio país la migración fue del campo a
la ciudad y de las provincias del norte hacia Rosario y Buenos Aires
particularmente. Esto generó otras manifestaciones como Centros,
Asociaciones, Peñas, Comparsas, que reúnen a bolivianos, chilenos,
paraguayos, uruguayos, tucumanos, correntinos, santiagueños...
Aunque hay asociaciones reconocidas al respecto, hay ciertos ámbitos
de reunión por comunidad o colectividad vinculados al baile recreati-
vo, y a peñas tradicionalistas esencialmente conservadoras, como ya
hemos dicho, por mantener estática la cultura de origen y carecer de la
potencia cultural para transformarla sin perder identidad.

2. Cuestiones de Clase Social.


Desde esta categoría esencial definida por Marx las Ciencias So-
ciales se han servido prolíficamente. Se considera clase social a cada
uno de los grandes grupos humanos que en el seno de una sociedad
global se caracterizan por: 1) una específica situación dentro del pro-
ceso de producción; 2) sus posibilidades respecto al consumo de bie-
nes y servicios, lo que determina su nivel de vida; 3) el grado real en
que sus miembros participan en la organización y gestión de la vida
social colectiva; 4) la manifestación de una mentalidad y una cultura
propias, fruto de su experiencia histórica particular.

207
Raúl Alfredo Guevara

Una clase social es, fundamentalmente, una unidad colectiva


parcial, con intereses propios, en relación de antagonismo o comple-
mentariedad con otras clases sociales y solo relativamente integrada
en la formación social de clases.
La base objetiva de la clase es la condición de vida que caracte-
rizando a sus miembros los incluye en un colectivo cultural, económi-
co y político; pero solo se constituye realmente cuando sobre esa base
se produce la toma de conciencia de clase, la cual da fuerza y conti-
nuidad a la solidaridad primaria de clase y hace posible que se traduz-
ca en obras propias y se estructure orgánicamente (Sociedad Rural,
Unión Industrial, sindicatos, partidos).
Aunque ya en tiempos del Imperio Romano se utilizaba el con-
cepto clase para establecer diferencias entre los grupos en relación con
los bienes que poseían, es a partir de la aparición de la gran industria,
en el siglo XVII cuando la noción de clase toma fuerza.
Fue Marx el máximo analista de la nueva realidad de esta jerar-
quización de clases no apoyada ya en prerrogativas irracionales de
tipo hereditario, sino entre la oposición entre capitalistas y obreros,
entre burgueses en posesión de los medios de producción social y los
proletarios, forzados a vender por un salario su fuerza de trabajo.
Sobre esta base objetiva elaboró su interpretación del fenómeno de las
clases sociales y su teoría de la lucha de clases, considerándola motor
dialéctico de la historia social de la humanidad.
Desde entonces muchos autores marxistas y no marxistas han
utilizado el concepto. La literatura anglosajona y norteamericana ha
intentado dar un vuelco al concepto de lucha de clases y conflicto
social inmanente en toda sociedad con injusta distribución de la renta.
Han desarrollado la teoría del consenso social que intenta demostrar la
existencia de un ―cuerpo social‖ como un organismo vivo. Ante cual-
quier ―irregularidad‖ o disfunción (así llaman al conflicto social), el
―cuerpo‖ activará sus mecanismos de defensa para lograr equilibrio y
paz social. Una suerte de homeostasis a la que tiende toda sociedad
según esta perspectiva denominada funcionalista. Sus teóricos más
destacados son Émile Durkheim, Herbert Spencer, Robert Merton,
Talcott Parsons.
Aunque hoy es difícil tomar el concepto de Clase Social tal co-
mo lo definiera Marx en el siglo XIX, es evidente que el capitalismo

208
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

ha profundizado las diferencias esenciales de clase. No sólo como


función económica, sino territorial, política y cultural.
Esta categoría debe considerarse cualquiera sea la forma que las
clases fueran adquiriendo en la sociedad clasista y es útil para el análi-
sis de sociedades que se autodenominan como proletarias, o sin clases.
La división esencial sigue siendo de explotadores y explotados.
Por un lado los opresores una minoría propietaria de la tierra, de los
medios de producción y del capital financiero especulativo. Por otro,
los oprimidos una mayoría que sólo cuenta con su fuerza de trabajo,
trabajadores, desempleados. Al sector de los oprimidos pertenecen los
que pretenden estar en el medio y toman partido, los que son útiles a
uno u otro sector de manera consciente o con lo que Marx denomina
falsa conciencia o conciencia alienada. Paulo Freire97 hablaba tam-
bién de conciencia intransitiva, semi- intransitiva y transitiva, como
diversos estadios en que aún con buena voluntad la alienación cultural
y la naturalización de las situaciones de opresión no permiten al per-
judicado tomar conciencia plena de su explotación como producto
sociohistóricamente construido y lo atribuyen a explicaciones extra-
naturales y deterministas como el destino.
En este sentido unos y otros forman el primero y el tercer mundo
al interior de cada sociedad y las alianzas de clase se dan, hoy, supra-
nacionalmente en torno a lo que denominamos Primer Mundo.
Subvirtiendo la proclama de Karl Marx ―Proletarios del mundo
únanse‖, ellos han logrado unir a los explotadores y los opresores del
mundo en instituciones homogéneas como el Fondo Monetario Inter-
nacional y el Banco Mundial, como se ha explicado en el Capítulo 3.

3. Hábitat: Procedencia y Domicilio.


Cualquier estudio que se pretenda hacer sobre una sociedad o al-
guna agrupación humana debe ocuparse de desentrañar sus formas de
percibir el espacio y el tiempo.
El espacio donde transcurre la vida social, el lugar, o hábitat,
puede abordarse desde dos perspectivas: a) como sitio de residencia y

97
FREIRE, Paulo (1985). La naturaleza política de la educación. Cultura, poder y liberación.
Paidós, Barcelona.

209
Raúl Alfredo Guevara

b) como emplazamiento de origen en función de las migraciones, in-


ternas y externas, que acompañan el proceso de industrialización, ur-
banización y concentración del sector servicios de la economía.
La percepción social del espacio vivido está vinculada a la repre-
sentación del territorio que condicionan las formas de pensar.
Despréndese de este apartado la necesidad de entender cómo se
construyen las nociones individuales y sociales del espacio.
En las sociedades actuales hay lugares globalizados ―a-
espaciales‖ postmodernos, como los aeropuertos internacionales, los
shopping o los supermercados, locales comerciales de todos los rubros
vinculados a empresas multinacionales que presentan un entorno simi-
lar impersonal y ―clonado‖ favoreciendo un comportamiento acorde y
familiarizado en quienes por diversas circunstancias los transitan.
Augé98 los ha denominado ―no lugares‖.
Son siempre lugares anónimos de tránsito, de paso, no vincula-
dos a la historia, ni a la geografía, ni a la cultura del territorio en que
se instalan.

3.1. Localización

Por otro lado tanto el lugar de residencia como el lugar de origen


proveen una perspectiva particular para localizar nuevos estudios. Los
sujetos de cualquier aproximación desde las Ciencias Sociales habitan
diferentes configuraciones territoriales. Desde lo macro se distinguen
al menos cinco ámbitos bien diferenciados que son configuraciones
sociohistóricamente construidas:
Metrópolis, mega-urbanizaciones
Ciudades medianas y pequeñas, conglomerados urbanos
Suburbios, de las periferias urbanas.
Pequeños pueblos de transición rural / urbana
Rural, población desperdigada.

98
AUGÉ , Marc. (2000) Los “no lugares”, espacios del anonimato. Una antropología de la
sobremodernidad. Ed. Gedisa. Barcelona.

210
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

La mayor parte de la historia de la humanidad ha transcurrido en


el ámbito rural, y sólo desde la Revolución Industrial europea comien-
zan a manifestarse migraciones hacia las ciudades creando una perife-
ria anárquica. En las Ciencias Sociales se hacen generalizaciones res-
pecto a lo urbano como si se tratara del todo social. Eventos que ocu-
rren en una ciudad se enmarcan como sucesos ―nacionales‖ y su natu-
ralización obstaculiza la comprensión de de las sincronías.
El espacio social o hábitat presenta, en cada ámbito, característi-
cas diferenciales, sintéticamente.

3.1.1. Metrópolis, mega-urbanizaciones.


Son un fenómeno del siglo XX. Enormes poblaciones que se es-
tablecen en torno a un núcleo urbano. Éste reúne funciones políticas,
financieras, comerciales, industriales, burocráticas, militares, religio-
sas, administrativas, instruccionales y culturales. En ellas conviven
todas las clases sociales, gran cantidad de colectividades y grupos
étnicos con orígenes diversos. Las Metrópolis tienen en su seno lo
más excelso de la urbanización y lo más denigrante de la pobreza y los
suburbios olvidados.

3.1.2. Ciudades medianas y pequeñas, conglomerados urbanos.


Lo propio de lo urbano está vinculado a su identidad cultural y a
su organización social. Una manifestación de lo urbano es el acceso
de sus habitantes a la mayor parte de servicios públicos: redes de elec-
tricidad, cloacas, agua potable, gas natural; transporte, teléfonos, ser-
vidores de internet, correos, policía, hospitales, bomberos, televisión
por aire, por cable y satelital; comercios de todos los rubros, ámbitos
para la recreación, desde plazas, parques y paseos públicos hasta ba-
res, cines, teatros y estadios, instrucción pública desde el nivel inicial
hasta el superior. El tamaño y el desarrollo de una urbe puede medirse
por estas prestaciones, por su extensión y por su calidad.

211
Raúl Alfredo Guevara

3.1.3. Suburbios, de las periferias urbanas.


Están en los límites imprecisos de lo urbano, en la periferia. El
prefijo ―sub‖ define ―debajo‖ y esto es así en los lugares que carecen
de todos o de algunos de los servicios enunciados en el apartado ante-
rior. En general este Lugar de Residencia o de Origen está signado por
las Clases Sociales dominadas o dependientes.
3.1.4. Pequeños pueblos de transición rural / urbana.
En toda América Latina existen poblados muy pequeños, que
rondan los mil habitantes. En general, al estar enclavados en un ámbi-
to eminentemente rural su población se dedica a tareas rurales y labo-
res vinculadas a la producción agropecuaria, forestal, minera o pes-
quera, es decir a la producción primaria. También puede existir un
pequeño componente poblacional que se dedica al sector servicios:
maestras, policías, sacerdotes, mecánicos especializados en maquina-
ria agrícola, ordeñadoras, esquiladoras, herreros, tamberos, alambra-
dores, poceros, electricistas, pescadores, cazadores, hacheros... El
comercio suele reducirse a algún Almacén de Ramos Generales que
provee los productos elaborados indispensables para la subsistencia,
recibe el correo, cuenta con cabina telefónica y a veces hasta telégrafo,
se provee también combustible y lubricantes.
En Argentina era frecuente encontrar estos pueblos vinculados a
la red ferroviaria, con una pequeña estación, único vínculo, en muchí-
simos casos con el resto de la región. Desde que en la década de los
´90 se levantaron los ramales ferroviarios públicos administrados por
el Estado. Esto favoreció a los concesionarios de la red vial así como
a las empresas de transporte tanto de cargas como de pasajeros. Estos
pueblos languidecen. Su población es de viejos y de niños. Los pri-
meros ya no emigrarán, y los últimos son ―depositados‖ por sus jóve-
nes madres que debieron emigrar hacia las ciudades para buscar mejo-
res condiciones de vida, oportunidades laborales o instruccionales.
Son poblados que no llegan a considerarse urbanos, pero tampoco son
rurales. Una descripción generalizable sería la estación de tren, el
almacén, una capilla -sin sacerdote-, la escuela, el club social con
cancha de fútbol y de bochas, rodeadas por muy pocas casas en cada
manzana.

212
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Todos se conocen, la mayoría está emparentada de una u otra


forma. Los jóvenes que emigran hacia las ciudades o las metrópolis
―para ser alguien‖ descubren tempranamente que al formar parte de
una multitud anónima lo único que lograron es dejar de ―ser alguien‖
que tenía un nombre, un apodo, una historia.
3.1.5. Rural.
Aunque quizá esta es la clasificación más sencilla de explicar, ya
no puede caracterizarse lo rural como se hacía en los años sesenta.
Como reserva de lo tradicional. El ámbito rural está partido al medio
por las condiciones de clase que se manifiestan en los bienes y servi-
cios que materialmente unos y otros habitantes pueden disfrutar.
Mientras todavía se halla el puestero, sin luz eléctrica, cocinando a
leña, viviendo de la caza y de la pesca, con la cría de algún pequeño
animal, alejado de todo adelanto tecnológico. También podemos en-
contrar al dueño de estancia con pista de aterrizaje, avión o helicópte-
ro particular, gas envasado en enormes ―zeppeling‖, luz eléctrica,
telefonía celular, televisión satelital, conexión a internet, y la mayor
parte de lo que el confort urbano brinda, con el agregado de la seguri-
dad que ofrece la lejanía de los suburbios. En un estadio intermedio
estarían los administradores de esos campos cuando son ellos los que
allí viven y sus patrones son visitantes ocasionales.
Algo parecido ocurre con los countrys o barrios cerrados que, si-
tuados en las periferias de las metrópolis o de los conglomerados ur-
banos cuentan con todos los servicios (incluidos el de salud, recrea-
ción y seguridad) y se diferencian de los suburbios que suelen rodear-
los.
Cabe considerar una mirada micro al interior de cada configura-
ción para observar sus fronteras internas constituidas por ríos, arroyos,
vías férreas, avenidas, autopistas, carreteras. Se encuentran caracterís-
ticas diferentes tanto en la apariencia como en quienes viven a uno u
otro lado de los mismos.
3.2. Procedencia, Origen.
En culturas urbanas o rurales de Argentina, los nativos hacen ga-
la de tal ―atributo‖. Muestran su orgullo o vergüenza de su lugar de
origen. Como si haber nacido en determinado lugar les proveyera de
algún patrimonio ancestral que los colocaría en posición ventajosa o
213
Raúl Alfredo Guevara

perjudicial respecto del no-nativo, sea este inmigrante o viajero oca-


sional.
Dicen ―soy N.I.C.‖ de este lugar., es decir Nacido y Criado. En
la Patagonia es frecuente escuchar la aseveración ya que con escasa
población después del genocidio sistemático iniciado en 1878 los po-
cos nativos son fruto de los colonizadores implantados por la cultura
predadora de finales del siglo XIX y hasta mediados del Siglo XX. En
parajes tan inhóspitos si alguien pudiera hacer gala de alguna virtud es
el que no habiendo nacido allí elige ese territorio para vivir, tener
hijos, trabajar.
Es el lugar de origen un elemento de discriminación tanto positi-
vo como negativo. La Constitución Nacional Argentina promueve la
inmigración europea específicamente. Hoy hay designaciones discri-
minatorias por diversas razones, algunas están en la superficie. Los
migrantes de países vecinos recibirán una especie de ―gentilicios para-
lelos‖ entronizados por el lunfardo: yoruguas por uruguayos, brasucas
por brasileños, paraguas por paraguayos, bolitas por bolivianos y chi-
lotes por chilenos, perucas por peruanos. Dependerá de la entonación
para que sean considerados denigratorios que en general lo son cuando
el aspecto físico - étnico no responde al tipo europeo. Si a esto se le
agregan cuestiones de pobreza estructural de los países procedencia y
escasa instrucción se obtiene una conjunción de elementos discrimina-
torios. Tanto el quechua como el aymara son signos observables de
su ―indianidad‖. Es curioso que el guaraní, que es quizá la caracterís-
tica sobresaliente de los paraguayos, sea su elemento de afirmación de
la nacionalidad sin que eso suponga indianidad. En el noreste argenti-
no se integran con absoluta naturalidad gracias a esa lengua.
Chilotes, una historia de desencuentro entre las elites gobernan-
tes de ambos países genera, sobre todo en el centro sur de Argentina
un recelo, ciertamente retribuido, hacia los chilenos.
Yoruguas, los uruguayos son considerados ―uno más‖, la cultura
rioplatense engloba a las provincias del litoral sur.
Brasucas, aquí hay una larga historia de amor / odio, confianza /
desconfianza y competencia por la hegemonía política, económica,
militar y hasta deportiva de la región. No hay discriminación explícita.
Perucas, en la última década del siglo XX hubo una gran migra-
ción de peruanos que recibieron su ―bautizo‖ y no son necesariamente

214
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

discriminados en razón de su origen, en todo caso reciben la discrimi-


nación en razón de su clase social o su aspecto étnico.
Los europeos recibieron sobrenombres denigratorios que tres ge-
neraciones después modificaron la percepción social luego del resurgir
de la Europa de postguerra y son apreciados por los nietos que ansían
―recuperar‖ la nacionalidad ―genética‖.
Los provenientes de países árabes recibían el mote de ―turco‖,
propio de las épocas de gran inmigración en que la mayoría de los
países árabes estaban sometidos al Imperio Otomano de Turquía.
La colectividad judía se ha reunido, obviando hacia afuera la di-
ferencia de origen, pero manteniéndola en su interior. Sin importar su
procedencia árabe, sea asiático o africano, o su origen europeo, tanto
occidental como oriental, la creación del Estado de Israel les ha otor-
gado una nueva nacionalidad en razón de su adscripción religiosa.
Los orientales son el Otro irreductible, con el genérico de chinos
o coreanos se englobará, en occidente, a todo nativo de países de Asia
Oriental. Son destinatarios de un rechazo xenófobo en amplios secto-
res de la población media.
Hilando más fino se pueden encontrar, dentro de cada país, dis-
criminaciones derivadas de antiguas disputas territoriales entre pro-
vincias o regiones.
Las rivalidades y discriminaciones se dan incluso entre poblados
vecinos y entre barrios que está de este o del otro lado de la vía, el
arroyo o la avenida.
En estas cuestiones que parecen triviales pueden encontrarse ex-
plicaciones para comportamientos sociales incomprensibles para el
forastero.
3.3. Residencia.
Argentina es hoy el país más urbano de Latinoamérica, el 95 %
de sus habitantes viven en áreas metropolitanas, en ciudades y pue-
blos. La población asentada en el ámbito rural no es medida para man-
tener la idea de la existencia de una cultura rural conservadora. En el
Capítulo 2 se explica la función conservadora del Folklore. En Argen-
tina la identidad remite alternativamente a lo rural o a la ciudad de
Buenos Aires. En el primer caso, considerando que las provincias del
noroeste son las más antiguas y de origen colonial se asume que allí
reside cierto condimento de nacionalidad ―ancestral‖ asociada a una
215
Raúl Alfredo Guevara

ruralidad que cada década es desmentida por los censos de población.


Sin embargo se acepta la idea que el folklore se produce allí. El resto
copia y reproduce. No es fácil de aceptar una chacarera compuesta en
una villa miseria del conurbano bonaerense.
La identidad del habitante urbano y del rural es fácil de sostener.
Dicen los versos cantados de Julián Zini que me remitiera María
Rosa Pividori junto a sus apreciaciones.

―No es lo mismo nacer en cualquier parte,


no es lo mismo saber que no saber,
para ser lo que soy
estoy viniendo de muy lejos,
de un tiempo imaguaré‖99
Pensar que no da lo mismo cualquier lugar de nacimiento como
tampoco saber que no saber, creo que es como entender el habitar el
mundo de otro modo; habitar no como tener el domicilio donde se na-
ce o se hace, sino habitar como domiciliarse por el nacimiento y las
razones y sentidos que lo posibilitaron. Domiciliarse como morar,
ocupar, estar implicado en un modo de vivir que me pertenece a mí y
a todos los que comparten ese modo de estar domiciliado.100

Domiciliarse es entonces más que un avatar del destino, es una


elección. No hay mérito alguno en haber nacido. El acto consciente
de elegir el lugar donde vivir, aunque se trate del mismo donde ha
nacido, es la expresión primera de libertad. Las organizaciones de
vecinos que viven en Villas Miserias y Asentamientos Precarios piden
mejorar su hábitat, radicación definitiva en el mismo ámbito. Y lo
hacen pensando y expresándose colectivamente.
Los que tienen más dificultades en definirse asumiéndose son los
que viven en el suburbio. Tironeados por la fascinación de las luces
del centro o por la necesidad de reconocer algún origen telúrico, aún
indígena, se debaten los suburbanos. El suburbio tiene identidades
99
Voz guaranítica que indica ―tiempo lejano. antiguo‖
100
Este libro es, en muchos sentidos una obra colectiva. Unas horas antes de mandar a la im-
prenta el texto concluido María Rosa Pividori me cuenta de lo mal que está Mercedes Alemany,
su madre de 88 años. Mientras la cuidaba leyó los primeros 5 capítulos en borrador. Acto
seguido me mandó sus consideraciones, con citas bibliográficas y recomendaciones. Lo curioso
es que iban en el sentido de escribir algunas de las cosas que ya estaban desarrolladas en los
capítulos que seguían. Transcribí textualmente sus observaciones sobre el ―domiciliarse‖.

216
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

culturales propias, que pueden observarse en sus manifestaciones mu-


sicales (la cumbia o el cuarteto), su lunfardo, sus formas de bailar, de
vivir la religiosidad y de manifestar sus estrategias de supervivencia.
Vivir en el suburbio y pretender comportarse como urbano lle-
vando una vida desarraigada de su comunidad es costoso económica-
mente y, a la vez, tiene sus costos culturales que se pagan con la des-
vinculación de los viejos amigos y hasta de la familia.
Una gran cantidad de padres envían a sus hijos a las escuelas de
fuera de su comunidad con el fin explícito de que tengan ―otro roce
social‖, que no se mezclen ―con esta gente que siempre va a permane-
cer igual‖, ―que no aprendan los vicios de los vagos del barrio‖ y una
variedad de argumentaciones que encubren una falsa conciencia. La
conciencia alienada que no les permite constituirse como clase en sí, y
organizarse con los vecinos que pasan por las mismas necesidades,
con los que comparten el mismo ―destino‖ para sentirse clase ―para
sí‖, mejorando los servicios del barrio, demandando a las autoridades,
resolviendo sus problemas como parte de su comunidad.
El rur-urbano se asume rural. Es una elección o la asunción de
su ―destino‖ el quedarse en pequeños poblados donde las relaciones
son necesariamente personales, vinculares, familiares. Lo que le pasa
a un habitante afecta a todos: un matrimonio, un nacimiento, un bau-
tismo, una muerte, un accidente, una graduación, un noviazgo, un
divorcio, una infidelidad, ganar la quiniela o perder el sueldo en una
mesa de juego. Estos acontecimientos intrascendentes, anónimos para
las ciudades, son los que otorgan sabor al refranero popular que afir-
ma: ―Pueblo chico... Infierno grande‖.
3.4. Ser y Estar o “Estar siendo”.
Rodolfo Kush instaló una tortuosa idea respecto del imperialis-
mo vinculado a la lengua.
En un texto de los años ‗70 titulado América Profunda, de Edito-
rial Hachette, hace una digresión sobre los verbos ser y estar. Sostiene
que en nuestra lengua necesitamos Estar, para luego Ser. Lo ha pre-
ocupado que las naciones imperialistas no tengan esa contradicción.
Están siendo. Ser y estar son una misma cosa, lo permanente y la cir-
cunstancia en una simbiosis que los define. En inglés to be, en francés
être, en italiano essere, en alemán das sein, en turco olmak, en ruso y
en japonés también hay un verbo similar.
217
Raúl Alfredo Guevara

En nuestra cultura, cuando una pareja anuncia que se va a


casar la pregunta obligada, y hasta con cierta alarma es ¿Y
dónde vas a vivir? Nadie pregunta sobre si hay amor, even-
tualmente se especula sobre un posible embarazo y los ―ami-
gos‖ comienzan su cuenta regresiva de nueve meses. Irónica-
mente se constata en las estadísticas que los niños nacen roza-
gantes, sanos, fuertes, con buen peso, aún cuando la documen-
tación sugiere que son prematuros.

En apariencia nosotros primero estamos, para luego ser. Necesi-


tamos un tiempo y un lugar para estar. Y allí diremos estoy trabajan-
do de camionero, estoy estudiando, estoy viajando, en lugar de soy
camionero, estudiante, o viajero.
En otro texto101 Kush afirma:
(...) Indudablemente entre los hablantes que crearon el idioma de-
bió haber una concepción implícita que apuntaba a escindir entre un
sector de la existencia, regido por el verbo estar, y otro por el verbo
ser, de tal modo que repartían el mundo entre lo definible y lo indefi-
nible. Estar significa falta de esencias y entonces hace caer al sujeto,
transitoria pero efectivamente, al nivel de la circunstancia. (...)
(...) Ya señalé en otro trabajo el hecho curioso de que el estar
aparezca en el idioma castellano y no en otros. Y es extraño también
que según lo destaca la gramática, el estar sea utilizado cuando se
trate de circunstancias, y que el verbo ser por su parte se lo utilice
para designar estados permanentes (...)
(...) Sabemos que estar proviene del stare, latino, estar en pie, lo
cual implica una inquietud. El ser en cambio, en cuanto proviene de
sedere, estar sentado, connota un punto de apoyo que conduce a la
posibilidad de definir. Un mundo definible a su vez, es un mundo sin
miedo, y en cambio un mundo sometido al vaivén de las circunstan-
cias, es un mundo temible.(...)

Y remata sus ideas diciendo

101
KUSH, Rodolfo. (1985) El pensamiento indígena y popular en América Latina . Hachete,
Buenos Aires.

218
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

(...) un estar así concebido, constituye un verdadero punto de par-


tida para cualquier análisis del existir. Es al fin de cuentas un estar
reducido al habitar, aquí y ahora, que se concreta nebulosamente co-
mo algo en torno al cual gira todo.

De un modo más poético pero no menos militante, Mario Bene-


detti lo expresa así:
SER Y ESTAR
Mario Benedetti
Oh marine
oh boy
una de tus dificultades consiste en que no sabes
distinguir el ser del estar
para ti todo es to be
así que probemos a aclarar las cosas
por ejemplo
una mujer es buena
cuando entona desafinadamente los salmos
y cada dos años cambia el refrigerador
y envía mensualmente su perro al analista
y sólo enfrenta el sexo los sábados de noche
en cambio una mujer está buena
cuando la miras y pones los perplejos ojos en blanco
y la imaginas y la imaginas y la imaginas
y hasta crees que tomando un martini te vendrá el coraje
pero ni así
por ejemplo un hombre es listo
cuando obtiene millones por teléfono
y evade la conciencia y los impuestos
y abre una buena póliza de seguros
a cobrar cuando llegue a sus setenta
y sea el momento de viajar en excursión a capri y a parís
y consiga violar a la gioconda en pleno louvre
con la vertiginosa polaroid
en cambio
un hombre está listo
cuando ustedes
oh marine
oh boy
aparecen en el horizonte
para inyectarle democracia.

219
Raúl Alfredo Guevara

4. Cuestiones en torno a la Edad.


El concepto de Infancia, que hoy se tiene como natural, es una
construcción sociohistórica que ha evolucionado desde la modernidad
europea. Hay nuevos conceptos; el de adolescencia o juventud indefi-
nida, el de ―tercera edad‖, y el de descartabilidad y obsolescencia de
los viejos.
En este apartado solo queremos llamar la atención sobre algunos
cambios históricos que las sociedades occidentales han experimentado
en los últimos siglos respecto de la edad.
Desde la antigüedad más remota los ancianos, como grupo so-
cial, sin importar la clase eran respetados en su entorno familiar y
social en razón de tales. El respeto ―a los mayores‖ era una consigna
cultural de transmisión generacional. Desde los ―Consejos de Ancia-
nos‖ a la Cámara de Senadores (del latín senatus, de senex, anciano).
Hay una construcción social de instituciones jerárquicas 102 (del griego
hieros, sagrado y arkeim, gobierno) que son, a la vez, gerónticas.
Tomemos por caso las religiones, las fuerzas armadas, y hasta los
sistemas educativos. No hay Obispo, ni Imán, ni Gran Rabino meno-
res de 30 años. Ni los hay generales, brigadieres, o almirantes. Ni
Inspectores o Ministros de Educación. Se supone que quienes han
transitado las instituciones jerárquicas durante un tiempo prolongado
han adquirido ciertas pautas de comportamiento burocrático propio,
que operan como reaseguro ante la posibilidad de cambios inespera-
dos, bruscos o revolucionarios que atenten contra las ―tradiciones‖ o
la propia corporación.
Por otro lado, en las últimas décadas las sociedades capitalistas
han puesto el acento en el consumo masivo y estandarizado, para ello
han instalado un nuevo concepto, el de adolescente y el de la juventud
prolongada. Una misma estética, un mismo modelo de vestuario, de
jeans, zapatillas, remeras, artículos de tocador o alimentos de bajas
calorías, sumados al culto de la juventud. Los artículos que se lanzan

102
Una intuición de que jerarca y geronte tenían la misma raíz me hizo derivar en la búsqueda
por todas las lenguas latinas y, curiosamente para mí, es en italiano donde la palabra gerárquico
se escribe con ―g‖ y no con ―j‖ o con ―h‖ como en el resto de las lenguas latinas y sajonas.
Aventuro la hipótesis de que la ancianidad y lo sacro visible en esa devoción originaria por el
Consejo de Ancianos haya derivado en la idea de lo sacro vinculado a la edad avanzada, a la
sabiduría y la prudencia que se atribuyen a la ancianidad.

220
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

al mercado para disimular el paso del tiempo: masajes capilares, tintu-


ras, adelgazantes, tonificantes musculares, dietas, hormonas, cirugías,
cremas, maquillajes, implantes, prótesis, lentes de contacto de color,
aparatos para hacer gimnasia.
Durante 2009, una mujer poco agraciada, soltera, de 47 años,
nunca besada por nadie, con una apariencia que "no da" para la TV se
presentó a un concurso y la discriminaron duro. Susan Boyle se im-
puso, por su talento, en varias etapas de un concurso de talentos en
Gran Bretaña. No pudo ganar la prueba final. Las necesidades del
mercado televisivo no podrían satisfacerse con ella. Ella había elegi-
do una canción que hablaba de ella. ¿Les habrá importado al jurado y
al público?
El culto hedonista de la apariencia se entroniza y sin pudor
muestran lo indeseable, al Otro que no ―debemos‖ ni queremos ser
(calvos, gordos, canosos, con arrugas de vejez, cabellos desprolijos)
para confrontarlos con modelos ―deseables‖ que afirman al público
haber sido, ellos mismos, ―indeseables‖, corroborado por el prestigio
(real o virtual de alguien que se presenta como médico, dietólogo,
nutricionista, deportista, especialista en...). Cuesta también identificar
un vestuario para niños, a no ser bebés. Los jeans y las remeras abar-
can un abanico de edades que van desde los dos años hasta los octo-
genarios. Quizá esta globalización de la indumentaria y de la aparien-
cia sea un ―volver‖ a las etapas previas de la modernidad europea, con
una salvedad: en esas épocas no había ropa para niños, se trataba de
ropa de adultos en tamaño pequeño. Los juguetes eran reproducciones,
a escala, de lo que en la vida social cada uno debería hacer como exis-
tencia productiva y reproductiva (herramientas, utensilios, muñecas,
juegos de cocina, escobas pequeñas...).
La ―tercera edad‖ es un invento de gente mayor, ―madura‖ que
tiene plena vida social e intelectual, aunque su vida productiva en
términos de la economía de mercado es ―pasiva‖ ya que se trata de
mayores de sesenta años jubilados o retirados del circuito productivo.
La mejora general en las condiciones de vida, comparada con los si-
glos precedentes (calefacción, medicina, prevención de accidentes), ha
permitido una prolongación de la expectativa de sobrevivencia. La
vejez no solo tendrá achaques físicos, el gran temor de la senilidad,
ahora llamada mal de Alzheimer se vincula con la posibilidad, justa-
mente de convertirse en ese Otro tan temido. Alguien que no seré yo
221
Raúl Alfredo Guevara

tal como soy, alguien que no quiero ser. Alguien fuera de lugar, un
loco o una carga.

-Mamá: ¿Te acordás que cuando yo era chico vivías ame-


nazándome con encerrarme en un colegio pupilo de curas?
—Sí, Raúl, pero no te olvides que eras incorregible.
-Bueno, si seguís molestándome te voy a internar en un ge-
riátrico.
Este diálogo, en tono jocoso lo sostuve con mi madre unos
años antes de su muerte. Dejó pasar unos días y mirándome a
los ojos me exigió que le jurara que jamás la depositaría en un
lugar tan aterrador. Y cerró la conversación con una sentencia:
-Si estoy presa me muero, si estoy enferma o loca prefiero
morirme.

La generación que nació a mediados del siglo XX vivió amena-


zada por sus padres con el encierro en escuelas e instituciones correc-
tivas. La amenaza de cumplimiento verosímil cumplía con el efecto
disciplinador disuasorio y en caso contrario se efectivizaba. Esa gene-
ración tomó venganza y creó instituciones de encierro para sus proge-
nitores: los geriátricos y hogares de ancianos. Está tan convencida de
las ventajas que otorgan estos establecimientos que, incluso, están
generando las providencias económicas para aceptar de buen grado
internarse en ellas para no llegar a constituirse en carga para sus hijos,
resolviendo las fricciones que la convivencia obligada con yernos o
nueras pudiera acarrear.
5. Cuando el otro es uno de los nuestros.
No es propósito de este trabajo ocuparse de los discapacitados.
No porque no sean visibles u objeto de discriminación por su condi-
ción. Los límites que encuentro están vinculados a la escasa inciden-
cia social que pueden tener como colectivo, como grupo de presión.
Cada caso, cada patología es individual como los tratamientos que
requieren, no me resulta posible, en este momento profundizar una
222
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

temática que es marginal desde el punto de vista sociológico, pero


central desde la mirada de la medicina y de la psicología. 103
Sin embargo debo llamar la atención sobre el gran temor cultural
que existe en nuestras sociedades de tener un familiar con alguna dis-
capacidad física o mental. Hasta podría hacerse un catálogo desde el
mal mayor a los males menores. Ante la pregunta ―¿Querés que sea
varón o nena?‖ Una respuesta sintomática de cualquier embarazada es
―cualquier cosa, con tal que sea sanito‖. En algunos sectores de la
sociedad son una carga pesada de sobrellevar y, como ningún estrato
social está exento, los Estados se ocupan de generar políticas públicas
de prevención, atención primaria, contención, integración.
6. Conciencia de sí.
Una clase social es, fundamentalmente, una unidad colectiva
parcial, con intereses propios, en relación de antagonismo o comple-
mentariedad con otras clases sociales y solo relativamente integrada
en la formación social de clases.
La base objetiva de la clase es la condición de vida que caracte-
rizando a sus miembros los incluye en un colectivo cultural, económi-
co y político; pero solo se constituye realmente cuando sobre esa base
se produce la toma de conciencia de clase, la cual da fuerza y conti-
nuidad a la solidaridad primaria de clase y hace posible que se traduz-
ca en obras propias y se estructure orgánicamente
El marxismo sostiene que cuando una clase social accede a la
conciencia de sí, se constituye en ―clase para sí‖.
La potencia teórica de este concepto nos pone a las puertas de un
desarrollo aún no elaborado sobre otras conciencias y las falsas con-
ciencias, la conciencia alienada: las conciencias de género en sí, géne-
ro para sí, de etnia en sí, etnia para sí, y todo aquello que haga a cada
uno reconocerse en un colectivo en relación de antagonismo o com-
plementariedad de género, de etnia, de hábitat, de edad, en un mundo
dominado por el sexismo machista, la xenofobia, el clasismo, la urba-
no-civilidad, la adultez joven, la ―normalidad‖ física o intelectual.

103
Cuando Florencia Gujis leyó como alumna los primeros borradores de este libro me hizo
notar esta carencia. Unos años después, aún no he podido saldar esa deuda.

223
Raúl Alfredo Guevara

Capítulo 10

Educación
1. ¿Por qué hay que definir educación?
Las Ciencias Sociales han sido una disquisición acerca de lo es-
crito por varones nativos de grupos sociales urbanos dominantes y que
a menudo se presenta como la historia, la sociedad, la ciencia.
El interés por las Ciencias Sociales deviene del interés por la
cultura, por la producción y transmisión de saberes, así como su apro-
piación, su reproducción.
La mayoría de los estudiosos de las Ciencias Sociales han tenido
algo que decir sobre uno de los hechos sociales ineludibles en cual-
quier estudio del mundo social: la educación.
Las observaciones que haré desde esta perspectiva pretenden re-
lativizar nuestra cultura escolarizada en favor de la superación de mi-
radas estrechas. Este capítulo está pensado para aquellos a quienes
incumbe la enseñanza, el aprendizaje, la instrucción, la formación, los
adiestramientos y, necesariamente, la educación.
2. Una Definición
La educación es una relación dialéctica intergeneracional en la
que las generaciones adultas intentan, con dispar éxito, trasmitir a las
generaciones jóvenes sus propios saberes acumulados desde tiempos
inmemoriales en el devenir de cada sociedad.
Estos saberes abarcan desde la ideología, la cultura, la tecnolog-
ía, la religión, la lengua, hasta el lugar que una sociedad ocupa en un
conjunto de sociedades de existencia paralela -porque se lo atribuye a
sí misma o porque otras se lo asignan- y también el lugar que cada
sociedad concede a cada miembro en su seno.
El intento de transmisión supone relaciones sociales complejas y
dinámicas que amalgaman la imposición y la asimilación de esos sa-
beres con su apropiación, justificación y legitimación, dando continui-

224
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

dad a su institucionalización de modo ―natural‖. La naturalización de


los hechos sociales, es una de las funciones de la hegemonía.
Es la educación un instrumento de los grupos dominantes, en ca-
da sociedad, para ejercer su hegemonía por consenso. Por tal razón
pueden valerse de medios variados para imponer nuevos saberes y
cosmovisiones, a las clases y grupos subordinados de su misma gene-
ración, y aún de la precedente.
Del mismo modo, al interior de los grupos dominados o subal-
ternos hay quienes sustentan privilegios ejerciendo también su hege-
monía acotada. Un ejemplo típico de grupo dominado lo constituye
cualquier comunidad de nativos originarios que, a su vez, conservan
su estructura de liderazgo representada en un cacique.
2.1. Algunas Fuentes.
Asumo que en esta definición hay una cierta impronta de Dur-
kheim104, y también de Bourdieu y Passeron 105, pero sobre todo de
pedagogos críticos como Giroux 106, Mc Laren107, Freire108 y Apple109.
Estos autores y mi propia praxis reflexiva me han permitido pensar en
la diversidad de formas con que la educación ha logrado sus propósi-
tos en la historia de la humanidad. La educación es siempre un proce-

104
DURKHEIM, Émile. (1982) Historia de la educación y de las doctrinas pedagógicas. La
evolución de la pedagogía en Francia. La Piqueta, Madrid.
105
BOURDIEU, Pierre y PASSERON, Jean-Claude. (1979) La Reproducción. Elementos
para una teoría del sistema de enseñanza. Distribuciones Fontamara, México, 1998, 3° edición,
(1° ed. En español)
BOURDIEU, Pierre. (1998) La Domination Masculine. Editions du Seuil, París. Hay versión
en español Anagrama, Barcelona, (2000)
106
GIROUX, Henry. (1990) Maestros como intelectuales, M.C.E.- Paidos, Barcelona.
GIROUX, Henry.(1992) Teoría y resistencia en educación. Siglo XXI, México. (1ª edición en
inglés 1983, Theory and resistance in education, a pedagogy for the opposition.)
107
McLAREN, Peter. (1998) Pedagogía Crítica, las políticas de Resistencia y un lenguaje de
esperanza, en GIROUX, Henry y Mc LAREN, Peter . Sociedad, Cultura y educación. Miño y
Dávila Editores, , Madrid.
108
FREIRE, Paulo. (1990) La naturaleza política de la educación: Cultura, poder y libera-
ción, Ed. Paidos - Ministerio de Educación y Ciencia, Barcelona .
109
APPLE, Michael y KING, Nancy. (1992) ¿Qué enseñan las escuelas? en La enseñanza: su
teoría y su práctica. Gimeno Sacristán, j. y Perez Gomez, A. (compiladores) Ed. Morata, Madrid.
APPLE, Michael, (1994) Educación y Poder , Ed. Paidós / M.E.C., Barcelona, 2° edición. (
©1982)
APPLE, Michael, (1989) Maestros y Textos: Una economía política de las relaciones de clase
y de sexo en educación, Ed. Paidós / M.E.C., Barcelona.
APPLE, Michael, (1997) Teoría Crítica y educación, Miño y Dávila Editores. Buenos Aires.

225
Raúl Alfredo Guevara

so socio histórico condicionado por las relaciones de poder. Es siem-


pre un ejercicio de imposición de la hegemonía de sectores sociales
que dominan las esferas económicas, políticas, religiosas, militares o
culturales en un devenir dialéctico entre el consenso y la coerción.
No caben dudas sobre la historicidad del concepto educación. Su
contenido es eminentemente social y se transmite por la vida misma.
Nótese que no se hace mención de la mera instrucción y mucho menos
de instituciones educativas como la escuela u otra entidad de transmi-
sión sistemática y / o formal de conceptos y destrezas.
2.2. Objeciones “Piagetianas”.
Me veo en la necesidad de hacer algunas precisiones dada la di-
fusión de ideas que pretenden asentarse en el pensamiento de Jean
Piaget y afirman que todo saber es una construcción personal, indivi-
dual, sin importar las generaciones previas.
Se oponen desde ese lugar a la definición que propongo y sostie-
nen que un niño puede enseñar a sus padres saberes vinculados a la
computación, la informática o la utilización de nuevas tecnologías.
De este modo, argumentan, las generaciones jóvenes transmiten sus
saberes a las adultas y desmienten el aserto primero. Pero he aquí su
falacia.
Los saberes que transmiten, función que la definición no les nie-
ga, no les pertenecen, no son de su generación. Esta nueva generación,
estos niños, son meros transmisores - reproductores, vehículos de
saberes que no han producido, que evidentemente se han apropiado de
generaciones adultas, de otros grupos sociales o de otras latitudes. La
mayoría de estos saberes son meramente instrumentales.
Otra de las objeciones recurrentes es la que se presenta tomando
a Paulo Freire y pretendiendo asimilarlo a Piaget, afirman ―nadie edu-
ca a nadie, los hombres se co-educan en comunidad‖ instalando la
presunción de que cada uno comienza de algún ―estadio cero‖ de la
cultura. Y, por tanto, cada individuo construye o reconstruye su saber
autónomamente,
Más allá de la poca seriedad de esa conjetura, es lapidaria y
abrumadora la experiencia que se relata en el recuadro.

226
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

En un seminario de postgrado la docente sostuvo la definición de


Durkheim sin más aditamentos. Muchos de los cursantes pusieron ob-
jeciones dado que en su formación habían recibido el cliché de lo ma-
lo que era el funcionalismo de ese autor, y lo bueno que era el cons-
tructivismo.
La profesora respondió: -Bien ¿Así que tengo alumnos constructi-
vistas? y añadió: -Les propongo un ejercicio de imaginación: Imagi-
nemos por un momento que un feroz virus desconocido y sin antídoto
ataca a la especie humana y que los únicos sobrevivientes son meno-
res de dos años. Elijo esa edad específicamente porque es un intere-
sante punto de inflexión que les permitiría demostrar empíricamente
el modo en que esos niños construyen sus saberes. Están en una edad
en que apenas conocen los rudimentos de la lengua oral -que ellos no
inventaron- y quizá sepan manejar algún control remoto, pero ¿Qué
harán cuando dejen de funcionar las usinas eléctricas, no haya agua
potable, ni alimentos en las góndolas? ¿De qué le servirán los pro-
ductos tecnológicos de la sociedad: automóviles, satélites, teléfonos,
informática, etc.? Explíquenme ahora como es eso de la ―construc-
ción‖ individual.

2.3. Aceptación – Apropiación.


Los jóvenes reaccionan aceptando total o parcialmente la sabi-
duría, la tecnología, el conocimiento, y el comportamiento socialmen-
te estipulado. O bien aceptan esos saberes, sin cuestionarlos, con la
presunción de que ―siempre ha sido así y no hay razón para que sea
diferente‖ o todo es reformulando en sus formas por quienes le otor-
gan una significación que es propia de la nueva generación aunque no
difiera esencialmente de la anterior.
Para comprender los conceptos arriba expuestos resulta útil un
ejemplo vinculado con el nombre.

A la pregunta ¿Cuál es tu nombre? Una alumna responde: - María


Eva Fernández.
En Argentina ese nombre delata inconfundiblemente un homenaje
a Evita. Este sencillo diálogo encierra relaciones intergeneracionales
como las descriptas.
La generación adulta, en uso de su poder hegemónico ―nombra‖ a
la sociedad, a las cosas y a los miembros que se incorporan. Trans-
227
Raúl Alfredo Guevara

misión. Imposición. La alumna acepta ese nombre: Apropiación. A


su vez ella ha dado nombre a su hijo Brian Perez que lleva el apellido
del padre del niño: Justificación. Legitimación de las relaciones de
poder de una generación sobre otra y de un género sobre otro. En una
sociedad patriarcal como la nuestra se impone el apellido del varón,
del padre. Eventualmente, en segundo lugar podría adosarse el ape-
llido de la madre. La línea paterna se hace relevante en el derecho ya
que es esencial para establecer líneas sucesorias o herederos del
―patri- monio‖ conyugal.
Otra alumna dice llamarse Nancy. Su nombre es Ana Nancy. Re-
niega del primero y acepta el segundo. Resistencia.
Después de muchos años de trabajar en un mismo lugar María
Haydée Ramos Mejía se jubila y se comenta en el ámbito laboral. Pe-
ro nadie sabe de quién se trata. Muy pocos la conocen en Tandil,
aunque ha vivido allí la mayor parte de su vida.
La encargada de liquidar los sueldos aclara la cuestión. Se trata
de Chiquita Maiarú que se casó muy joven y continuó con su apodo
de niñez, pero ahora con el apellido del marido para siempre. En los
pocos meses de noviazgo había practicado hasta el cansancio la firma
con el nuevo nombre sin olvidar escribir ―de‖ Maiarú. Apropiación,
legitimación.

2.4. Resistencia.
La naturaleza humana parece estar signada por preguntas que no
todos pueden hacerse sobre sí mismos, su lugar en la sociedad y su fin
en este mundo. Allí reside el potencial educativo de la humanidad, en
la búsqueda de nuevas respuestas a situaciones que se han naturaliza-
do con el tiempo. Esto da fundamento a los movimientos contra-
hegemónicos de resistencia o revolucionarios que surgen en todo gru-
po subsumido ya sea por lo militar, la política, la economía, la cultura,
el género, el lugar de residencia, el lugar de origen y / o nacionalidad,
y hasta por la edad.
En la diferencia se hallan las claves de toda opresión, de toda
discriminación y también, potencial o activamente, de toda demanda
de equidad, de justicia, de liberación.
Curiosamente los que levantan las demandas suelen ser los que
han compartido los saberes del grupo hegemónico o dominante. Así
peticionarán educación bilingüe los nativos que accedieron a la escola-
rización y no las comunidades que continúan siendo monolingües.

228
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Por su lado las mujeres más instruidas, que accedieron a saberes


otrora considerados masculinos, son las que reclamarán igualdad entre
los géneros denunciando a la sociedad patriarcal opresora.
Son los dirigentes gremiales los que demandarán a nombre de
sus representados, aunque haya pasado mucho tiempo entre su trabajo
productivo (en una fábrica por ejemplo) y su presente de burócrata.
En la historia, ciertos líderes emblemáticos, conocieron primero
la cultura del Imperio dominante para luego encabezar la lucha de su
pueblo. Citemos por caso a Moisés y a Ghandi, que en distinto tiempo
y en diversas geografías supieron hacer la síntesis de dos culturas, que
no eran complementarias, para resistir activamente afianzando sus
fortalezas en las debilidades del opresor.
En simultáneo con toda apropiación consensual se ven movi-
mientos de resistencia que se expresan de diferentes maneras com-
plementarias: 1) activa o 2) pasiva.
En la resistencia activa pueden verificarse actitudes que van
desde la oposición militante y antagónica hasta la mera rebeldía incon-
formista. El conflicto es su exteriorización más elocuente.
La rebeldía ha sido sabiamente manejada por los grupos
hegemónicos en las sociedades capitalistas para dirigirlas hacia con-
frontaciones de formas antes que de fondo: vestimentas, peinados,
tatuajes, droga, piercing, aros, tabaco, alcohol, son sólo algunos de los
productos creados por el sistema económico para aquellos que deseen
expresar su inadaptación frente a lo tradicional y a las maneras con-
vencionales de comportamiento social. Aunque la actitud rebelde es
activa, no es una resistencia en sentido estricto, y mucho menos una
manifestación contrahegemónica.
La resistencia pasiva, por su lado, suele tener efectos más pro-
fundos y menos observables en lo inmediato. De tal suerte, hay ciertos
saberes que quedan consumidos entre dos generaciones, de modo que
parecen extraños a la tercera generación. Hay ciertos preceptos cultu-
rales que dejan de utilizarse, se los ignora, se los omite persistente-
mente, hasta que caen en el olvido. Excepcionalmente estas prácticas
que se extienden silenciosamente en el tiempo pueden identificarse
como contrahegemónicas, antes bien pueden ser simples alternativas
en el marco de una misma hegemonía dominante.

229
Raúl Alfredo Guevara

Se trata de normas de urbanidad, ciertas prácticas religiosas, de-


finición de valores, constitución familiar, relaciones de parentesco, la
música, el proceder político, la actividad económica, las estrategias de
supervivencia, la significatividad en los giros idiomáticos, el compor-
tamiento social de hombres y mujeres según su edad y su condición
social. La vida misma es afectada en sus múltiples facetas.
Los mecanismos de resistencia permitieron la producción y
transmisión de saberes específicos en los sectores oprimidos o margi-
nales y la filtración de saberes considerados exclusivos de los grupos
masculinos urbanos dominantes hacia los sectores dominados y opri-
midos de la sociedad. Es una clara actividad contrahegemónica de
preservación y perpetuación escasamente explicitada.
La filtración recorre los límites porosos de las diferencias socia-
les y pueden considerarse dinámicas, interculturales, interétnicas, en-
tre clases, entre sujetos y colectivos con identidades sexuales defini-
das. Todas esas diferenciaciones son permeables al intercambio
dialéctico, vívido, superador de conflictos en la búsqueda permanente
de la hegemonía por lograr el consenso y la obstinada resistencia con-
trahegemónica por mantener intacto el conflicto que la sojuzga.
3. Mirando la educación con diversos Cristales.
La preeminencia de sociedades patriarcales y jerárquicas en el
devenir de la humanidad ha relegado de los ámbitos de la escritura y
de la escolarización al igual que de la toma de decisiones en lo políti-
co, lo económico, lo militar y lo religioso a los sectores sociales opri-
midos. Me refiero simultáneamente a la mujer, por su condición de tal,
atravesando todas las clases sociales y la mayoría de las clases sumer-
gidas o dependientes y a las etnias subsumidas - nativas o extranjeras.
Los esfuerzos por desentrañar los procesos educativos que per-
mitían la transmisión y apropiación de saberes específicos no sólo a
cada clase social, sino también a cada género en particular, pueden
constituirse en un terreno fértil para la comprensión de procesos histó-
ricos, habida cuenta que esto supone descubrir todos los sistemas de
símbolos que, junto al lenguaje, se aprenden en el hogar durante los
primeros años de un modo natural.
América Latina es, aún después de la colonización, un mundo de
Oralidad Secundaria, donde los analfabetos invocan las Sagradas Es-

230
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

crituras y escuchan sus lecturas y aprenden, para ciertos rituales socia-


les, un garabato que llaman firma.
Algunos autores franceses, entre ellos LE BRAS 110 y TODD111
investigando en archivos del Registro Civil francés encontraron que
mucha gente firmaba las actas, de ello presumen que la tasa de alfabe-
tización era muy alta en el siglo XVII, cuando el sistema educativo no
se había extendido. Estos textos equivocan la presunción de alfabeti-
zación al pretender derivarla de esas firmas. La firma, como práctica
social, es el sello indubitable de la marea alfabetizadora. Ya desde la
modernidad avergüenza no disponer de la herramienta del alfabeto.
La lectura es un saber socialmente significativo y mucho más la escri-
tura.
En la actualidad se ha instalado un nuevo analfabetismo, el del
cyberanalfabeto, el informático. Admitirlo provoca, en algunos secto-
res medios de la población, la misma vergüenza que provoca la caren-
cia de alfabeto en los sectores postergados. Mientras el analfabeto
tradicional suele referir ―sé firmar‖ como modo de atemperar su ajeni-
dad respecto de los códigos escritos y, aunque nunca sepa bien qué
firma, desarrolla un mecanismo de defensa que lo hace siempre des-
confiar de lo que desconoce. Por su lado, el nuevo analfabeto tec-
nológico atemperará su situación afirmando ―tengo e-mail‖, aunque
nunca lo abre, olvida la clave de acceso, se llena la casilla o el servi-
dor lo da de baja. Ambos recurren a una salida ―socialmente acepta-
ble‖, si se quiere ―inclusiva‖, pero de todos modos siguen viendo co-
mo inaccesibles o innecesarios para su vida cotidiana de relación tanto
la lectoescritura como la informática. Ambos desconfían de una u otra
tecnología de la palabra.
En la educación de lo que hemos denominado las mayorías a fal-
ta de una categoría omnicomprensiva, se entrelazan la oralidad prima-
ria, la lectura, la escritura y la oralidad secundaria en un continuum de
fronteras indivisas.
La oralidad primaria tiende a lo externo, lo público. No tiene la
posibilidad de la introspección que le aportaría la lectura.

110
LE BRAS, Hervé. (1986) Les trois France. Odeil Jacob - Seuil, Paris.
111
LE BRAS, Hervé / TODD, Emmanuel. (1981) L. invention de la France. Collection Plu-
riel, Hachette/Puriel, París.

231
Raúl Alfredo Guevara

La escritura permite expresar la interioridad hacia un mundo ex-


terno acotado, no necesariamente público (MC. LUHAN) 112.
La oralidad secundaria113 llega después de los procesos de escri-
turación y se diferencia de la primaria por la reflexión analítica y la
estructuración del pensamiento. La limitación más seria que se nos
presenta cuando pretendemos abordar los discursos114 es la propia
reticencia a estudiar la oralidad a través de los textos que los mediati-
zan y los resignifican.
Vivimos en un mundo de oralidad, de imagen, de inmediatez, de
achicamiento del lenguaje escrito y oral en beneficio del lenguaje
visual y gestual. La etnolingüística puede aportarnos fértiles pistas
para investigarlas en profundidad recuperando la oralidad desde la
tradición oral de los saberes populares, genéricos, étnicos, regionales.
Para ayudarnos a desentrañar procesos de producción, transmi-
sión y apropiación de saberes podemos tomar un método simple de
observación. Hay tres aspectos centrales enunciados por Gardner115
que permiten analizar la educación:
1) La sintaxis del sistema: reglas que rigen la ordenación y la or-
ganización del sistema,
2) La semántica del sistema: significados explícitos o denotacio-
nes de los símbolos, relación entre ellos y los objetos, las ideas o los
referentes a los que se refieren, y
3) La pragmática del sistema: usos y funciones de los símbolos
según el contexto.
Nótese que se aplicaría, de algún modo, lo mismo que caracteri-
zamos en el Capítulo 8, con Scott 116 para un sistema de signos com-
plejos.

112
Mc. LUHAN, Marshal. (1982) La Galaxia Gutemberg, De. Planeta - Agostini, Barcelona.
113
ONG, Walter.(1986) Oralidad y Escritura. Fondo de Cultura Económica, México.
114
BERNSTEIN, Basil. (1994.) La estructura del discurso pedagógico. Clases códigos y
control. (Volumen V), Coedición en castellano, Fundación Paideia y Ed. Morata. La Coruña -
Madrid, 2ª edición.. El texto aporta una visión interesante respecto de los agentes de los discur-
sos dominantes: la producción y el control simbólico. pp.140 y ss.
115
GARDNER, Howard. op. cit. Cap. 3. Aprendizajes iniciales: limitaciones y posibilidades.
116
SCOTT, Joan. (1993) El género: una categoría para el análisis histórico. en Cangiano, M.
C. y DuBois, L.(comp.) De mujer a género: teoría, interpretación y práctica feminista en las
ciencias sociales. C.E.A.L., Bs. As.

232
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Toda la educación posterior, tanto formal como informal, se edi-


fica sobre la presuposición de la competencia simbólica.
¿Cuál es la huella del género, de la etnia, de la nacionalidad, de
la colectividad, de la clase social, de los campesinos, de los habitantes
de las periferias, o de las grandes urbes, o de pequeñas y medianas
ciudades?
¿Qué conocimientos son valorados?
¿Cómo y quiénes los elaboran y prescriben?
¿Quiénes los transmiten?
¿Cómo se entrecruzan estos aspectos?
Es del todo imposible seguir imaginando las sociedades como to-
talidades homogéneas o estáticas.
Veamos un ejemplo sobre algunas pautas de paren-
tesco en nuestra sociedad.

1) La Sintaxis del sistema establece leyes de matrimonio;


2) La Semántica provee símbolos como libretas de casa-
miento, vestidos de novia, arroz arrojado a los recién casados,
anillos;
3) La Pragmática permite a un hombre y a una mujer vivir
juntos, procrear ―lícitamente‖ según las pautas que la sociedad
ha fijado para sí y las ha naturalizado al punto de ser bien co-
nocidas y asumidas por el nuevo matrimonio que manifiestan
así su competencia simbólica.
Al modificarse la Sintaxis admitiendo el divorcio y el casa-
miento entre personas del mismo sexo. Una Nueva Semántica y
una Pragmática Específica están en construcción respecto de la
constitución familiar y la disolución del vínculo. Se abre una
nueva perspectiva respecto de cuestiones no previstas por la
generación anterior, sin embargo no hay nada que reformule
las prácticas de convivencia de pareja porque no se confronta
con el matrimonio como institución social, sino, por el contra-
rio, se lo amplía como derecho individual.

233
Raúl Alfredo Guevara

4. Sistema Educativo.
En el Siglo XIX se consideraba suficiente la alfabetización uni-
versal, sin embargo el Siglo XX propuso una escuela primaria para
todos y en sólo un siglo logró convencernos de que la escuela es un
Bien en Sí. Ese es el gran Dogma Pedagógico que se ha instalado en
la conciencia. Se logró equiparar el concepto de instrucción al de
educación. De tal modo que los Sistemas Educativos aparecen como
el lugar casi exclusivo de la educación.
Una mirada restringida nos ubica en la idea de escuela, y aún
pretendiendo más amplitud podríamos hablar de Sistema Educativo
sin dejar de limitar, de circunscribir el concepto a un ámbito artificial,
socio-históricamente construido en la modernidad.
El gran logro de las clases dominantes ha sido la naturalización
de la idea de que la escuela ha existido siempre, desde tiempos inme-
moriales. Es el gran instrumento favorecedor de su consolidación
hegemónica.
La escuela moderna fue concebida como un aparato del estado
eficaz para garantizar su hegemonía, imponiendo la ideología de las
clases dominantes. Su función política se destacaba en tanto construc-
tora de un sentido común. Esta tarea se asentaba más en ritualizacio-
nes y comportamientos repetitivos a nivel del currículo oculto, de los
comportamientos, de la naturalización de arbitrarios culturales que en
un ejercicio de instrucción.
Tanto fue su éxito en este sentido que, aunque nacida en socie-
dades capitalistas, se convirtió –al decir de Ivan Illich- en la nueva
religión del siglo XX que atravesó todas las culturas del mundo, todas
las religiones, todos los regímenes políticos y económicos. La escuela
como ―templo del saber‖. Sus sacerdotisas, las maestras, harían un
apostolado de su trabajo, destacándose por su vocación de servicio.
Los gobiernos latinoamericanos se interesan en ampliar sus Sis-
temas Educativos.
Desde una perspectiva territorial: se crean escuelas urbanas,
suburbanas, rurales, de islas, de frontera, ambulantes. Esta es la pri-
mera expansión lograda a mediados del Siglo XX.
La reclusión de niños y jóvenes es una meta: Las duración de las
jornadas escolares se vinculan a las necesidades que tienen los Estados

234
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

de controlar a su población. Cuatro horas diarias, durante 5 días a la


semana se considera una Jornada Simple (Normal), seis horas es Jor-
nada Extendida, ocho horas es Doble Jornada, también hay internados
parciales y totales.
Exposición temporal al Sistema Escolar: Partiendo de la escola-
ridad primaria como núcleo a mediados de Siglo XX se crearon el
nivel inicial y el secundario o medio, con la idea de articularlo. En
Argentina, para completar este propósito, se hizo obligatoria, por ley
de 2006, una escolaridad de 15 años. Es decir, para quienes no pue-
den ejercer sus derechos ciudadanos plenamente: los menores de edad,
desde los 3 hasta los 18 años y particularmente los más pobres.
La Inclusión plena se logra con escuelas Especiales para los que
tienen limitaciones físicas o intelectuales y escuelas de Adolescentes y
Adultos para quienes no completaron o retrasaron su escolaridad por
diferentes razones, en turnos vespertinos y nocturnos utilizando la
misma capacidad instalada o funcionando en fábricas, sociedades de
fomento, cárceles, hospitales. Un ejército de Trabajadoras Sociales,
Asistentes Educacionales, Psicopedagogas, Psicólogas y Fonoaudió-
logas completan el cerco.
Los Sistemas Educativos no harán otra cosa, en el mejor de los
casos, que instruir, transmitir conocimientos ―socialmente significati-
vos‖ definidos por los grupos hegemónicos y mensajes indelebles
vinculados a todo tipo de imposición y discriminación a través de lo
que se ha dado en llamar ―curriculum oculto‖.
Cabe volver a plantearse: ¿Es tan buena la escuela que debe ser
obligatoria?
Si fuera tan buena no habría necesidad de obligar a nadie, los ni-
ños y jóvenes estarían ansiosos por concurrir. La obligación será es-
pecialmente para los pobres y los marginados de la sociedad de con-
sumo, históricos rehenes del comedor escolar y del asistencialismo
paternalista del Estado.
Los sectores medios escolarizados ni se atreven a planteárselo,
han incorporado la pretendida sustantividad de la escuela al punto que
sus hijos concurrirán sin necesidad de que el Estado los obligue. Sos-
tienen la teoría del Capital Humano que se incrementaría con más
años de escolaridad, con la institucionalización hasta la adultez. La
Universidad es una meta deseable y posible que garantizaría a sus
egresados una inserción social que superaría, en ingresos y reconoci-
235
Raúl Alfredo Guevara

miento, a la clase social de origen. Ante el crecimiento de la demanda


por educación, generada desde las elites, éstas no ven más salida que
condicionar o postergar el ingreso y entorpecer la permanencia y el
egreso de los estudiantes. Asimismo se crean universidades en zonas
periféricas, sin recursos humanos y materiales, lo que en el mediano
plazo implicará una saturación de graduados sin posibilidades labora-
les.
Los sectores más acomodados van creando sus universidades
privadas que difieren en sustancia con las universidades públicas, pero
ese es tema para otro trabajo.
4.1. Traspasar las fronteras escolares: Un ejercicio contra-
hegemónico.
La escuela, aunque naturalizada en nuestra cultura escriturada,
no ha existido siempre y no es hoy el ámbito privilegiado de la trans-
misión cultural que se buscó en el Siglo XX.
Ya que la escuela moderna es un producto de consolidación de
los Estados Nacionales y de la urbanización que conlleva tanto la in-
dustrialización como el crecimiento de las burocracias estatales. Estos
textos han intentado mostrar una mayoría que no accedía a la escolari-
zación, pero es en el siglo XIX cuando la maquinaria escolar va
ciñéndose a la sociedad. La escuela se convierte entonces en ―una
institución social que emerge enfrentándose a otras formas de sociali-
zación y de transmisión de saberes que se verán relegadas y descalifi-
cadas por su puesta en marcha‖. 117
Como hemos demostrado la escolarización masiva en el mundo,
con lo que significa en el presente para la Pedagogía, desde el punto
de vista de la Historia de la Educación es verdaderamente insignifi-
cante. A pesar del impulso que tomó desde fines del Siglo XIX masi-
ficando la alfabetización, el mundo oral ha resistido el embate. De la
mano de las nuevas tecnologías y el tratamiento electrónico de la pa-
labra va desplazando el lugar de privilegio que se otorgara al Sistema
Educativo. Provocará en nosotros el mismo ―dolor cultural‖ que pro-
dujo en los que atesoraban la escritura ideográfica la incorporación del

117
VARELA, Julia y ALVAREZ URIA, Fernando. (1991) Arqueología de la escuela. Col.
Genealogía del Poder. Ed.La Piqueta. Madrid.

236
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

alfabeto, en los que custodiaban el ―saber escribir‖ de los copistas


medievales la introducción de la imprenta.
Vivimos en un mundo de oralidad.
Existen razones vinculadas al espacio. La escuela no ha tenido
significación para las mayorías ni en el tiempo ni en el espacio. Re-
cién en este siglo se expandió a todos los países, pero hace algo más
de un siglo solo tres países europeos (Prusia, Francia e Inglaterra) y
tres americanos (Estados Unidos, Argentina y Uruguay) desarrollaron
un sistema educativo.
Desde una perspectiva sincrónica, no importa qué período histó-
rico se tome, la escuela ha llegado a muy poca población, mayorita-
riamente masculina, de clases dirigentes. Hay quienes sostienen que
los Sistemas Educativos reordenan el campo pedagógico. Puede de-
cirse que además lo expande, pero el campo de la Historia de la Edu-
cación es mucho más amplio, comprende, incluye, al de la pedagogía
como una forma marginal -aunque destacada- de las manifestaciones
educativas. Obviamente esta es una afirmación de orden histórico /
espacial / poblacional en sentido estricto.
Desde el tiempo: 35.000 años de existencia del Homo Sapiens
nos dan la razón.
Desde el espacio: la difusión de la escuela alcanzó a las socieda-
des urbanizadas, jerarquizadas, estratificadas y más recientemente
industrializadas.
Desde la Población: las mujeres, constituyendo más de la mitad
de la población han sido recurrentemente olvidadas. Las etnias nati-
vas minoritarias y los extranjeros, cuando accedieron, resistieron a las
imposiciones de la escuela etnocida. Las clases, estratos o grupos
sociales que han controlado el poder también han tenido el monopolio
de la información a lo largo de la historia. El lugar de residencia, lo
urbano o lo rural, han sido condicionantes del acceso o no a la escola-
ridad.
¿Cómo, entonces, pretender homologar escuela y educación para
echar una mirada a la Historia? Hacerlo implica tomar el camino
fácil. Se acota el objeto de estudio, se restringe.
La investigación es accesible, las fuentes escritas abundan por
doquier, en todas las lenguas.
Podemos tomar cualquier unidad de análisis, recortando el objeto
o expandiéndolo. Hacer estudios diacrónicos o sincrónicos. Estable-
237
Raúl Alfredo Guevara

ciendo relaciones, que en muchos casos ya existen y están al alcance


de la mano. Podemos utilizar categorías prestadas por los autores que
en el medio académico se van poniendo de moda. Es más, podemos
hablar genéricamente del ―constructo escuela‖, del ―dispositivo esco-
lar‖, de la red o del Sistema Educativo. Podemos crear o copiar cate-
gorías para presentar homologías o diferencias pero tenemos otras
obligaciones con la disciplina. Debemos darnos respuestas a los plan-
teos que hemos venido presentando.
Para concluir, graficando lo expuesto. En 1990 había 550 millo-
nes de mujeres analfabetas puras en el mundo cuarenta veces la pobla-
ción femenina de Argentina. En Estados Unidos solo el 5 % de los
egresados de nivel secundario sabían leer y escribir inglés correcta-
mente.118 En el 30 % de los países la mitad de las mujeres adultas
continúa siendo analfabeta. Por ello la escuela es una forma exótica
para la historia de la educación.
Debemos rastreas otras perspectivas: ¿Cómo transmiten y como
reproducen las mujeres sus saberes genéricos? ¿Cuáles son las rela-
ciones sociales que posibilitan su producción, legitimación, institucio-
nalización, transmisión y los modos de apropiación? Repetimos la
pregunta para los grupos étnicos, para los extranjeros, los campesinos,
los obreros, los dirigentes de organizaciones sociales... Pero no en el
aire, como una entelequia inasible.
Pongámosle nombre, recortemos el tiempo, situémonos en una
sociedad, entonces estaremos construyendo unas Ciencias Sociales
como la concebimos.
5. La Obligatoriedad
Desde posturas muy honestas se está a favor de la Obligatorie-
dad, aunque no haya un solo pedagogo o filósofo educativo que hubie-
ra sostenido nunca esta idea.
La obligatoriedad es una decisión política de los Estados, no un
requerimiento y mucho menos un principio pedagógico. Ninguna
corriente psicológica actual podría sostener la idea de obtener aprendi-
zajes obligatorios. Ni siquiera el neo-conductismo podría asumir se-
mejante postura.

118
Dirección General de Escuelas y Cultura, Revista de Educación y Cultura , Año 9, Nº 2 y 3,
La Plata, 1988. pp. 25

238
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Como se ha dicho, la escuela se ha convertido en un lugar de


confinamiento durante gran parte de nuestras vidas. Cuando nuestros
hijos adolescentes preguntan: -¿Por qué hay que ir a la escuela? No
tenemos respuestas confiables. Y los enviamos sin convicciones res-
pecto de los aprendizajes. La titulación es la meta, con la peregrina
certeza de que es la única forma de que llegue a ―ser alguien‖.
Tendremos que seguir atendiendo alumnos que no quieren dis-
frutar de los sabrosos frutos de tan magnífica institución, y no sola-
mente en los sectores pobres de la población.

La pobreza modernizada significa que los ciudadanos deben


aprender a pensar y actuar como ricos pero aceptar vivir como po-
bres. El pobre es fanático de la escuela porque es el camino para salir
de pobre y volverse un próspero consumidor de bienes superfluos y
servicios inútiles.
Iván Illich.119.

6. La Escuela en crisis. ¿Hay salidas?


La crisis de la escuela o la crisis en la educación ha permitido
derramar mares de tinta desde el inicio mismo de los sistemas educa-
tivos. Es una institución que lleva en sí misma el germen de la crisis
ya que es un organismo esencialmente humano.
Mientras dedicaba, por años, las mayores energías a la tarea de
pensar con mis alumnos, sin importar su edad, leía febrilmente a Illich
y Reimer. Las críticas que hacían al sistema escolar eran demoledo-
ras. No había más alternativa que apoyarlas. Sin embargo siempre he
pensado la escuela como lugar privilegiado de la disputa social. Es en
ella donde se juega la hegemonía con un arsenal de recursos humanos,
materiales y, especialmente intangibles. Desde edades tempranas se
imponen contendido y pautas de comportamiento. Y la naturaleza
humana da respuestas de las más variadas. Acepta, asimila, reprodu-
ce. Rechaza, olvida, desiste: crea sentidos diferentes.
Cada cambio curricular, cada nuevo plan de estudios, cada re-
forma, no pasa de ser un ajuste alternativo de la hegemonía para per-
petuarse. Abracé cada reforma con entusiasmo. Me instruí, aprendí

119
ILLICH, Iván. (1974) La sociedad desescolarizada, Barral, Barcelona

239
Raúl Alfredo Guevara

sus fundamentos. He aprendido a desconfiar de las promesa de pro-


greso.
Me repica aquella frase de El Gatopardo: cambiar algo para que
todo siga igual.

Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El


siempre de los hombres, naturalmente, un siglo, dos siglos…
Y luego será distinto, pero peor. 120

Al final de interminables discusiones con los fanáticos defenso-


res del Sistema Educativo y de la obligatoriedad he encontrado una
salida posible, transitoria, que permita vivir la atrocidad de la imposi-
ción con la aventura de aprender por puro gusto.
Asumiendo que no parece posible eliminar el Sistema Educativo
y el entramado de leyes que lo sustentan es posible imaginar un obje-
tivo de máxima. La eliminación de la obligatoriedad escolar. En su
reemplazo se instalaría la voluntariedad. El proceso puede ser lento,
pero se necesita la decisión política para hacerlo.
7. El Desescolarismo
Esta es una corriente de pensamiento pedagógico que comenzó a
fines de la década del 50, evolucionó en los 60 y tuvo su expresión
escrita a partir de los años 80.
Everett Reimer con su obra ―La escuela ha muerto‖ e Ivan Illich
con ―Una sociedad sin escuelas‖ iniciaron un debate sobre la escuela
que mantuvieron hasta su muerte.
Sostienen que ninguna de las instituciones tradicionales de la so-
ciedad industrial puede adecuarse a los desafíos de la sociedad actual.
Al considerar la escuela como la institución que moldea y prepara para
insertarse malamente en esas instituciones caducas proponen su elimi-
nación. Ven en la instrucción escolar una mercancía sin valores éticos,
centrada en la competencia individualista y el utilitarismo.
En sus aspectos más radicales estos autores sostienen la necesi-
dad de eliminar la escuela como institución y reemplazarla por mane-
ras no formales de educación, involucrándose con la comunidad, esta-

120
TOMASI DI LAMPEDUSA, Giuseppe. (1958) El Gatopardo, Alianza Editorial, Madrid,
2009.

240
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

bleciendo redes para el intercambio de los más variados saberes. Pro-


ponen la eliminación de las titulaciones y esa nueva nobleza que se ha
creado a costa de los títulos universitarios.
Poner el acento en el aprendizaje más que en la enseñanza.
Feroces defensores de la escuela atacan a los desescolaristas con
vehemencia o negándoles autoridad intelectual para poner a las insti-
tuciones en entredicho.
Sin embargo Bill Gates encontró la utilidad comercial de estas
ideas y ha creado una formidable red de redes, la Internet, que cumple
holgadamente muchas de las previsiones de Illich, aunque aún están
excluidas grandes masas de población.
Veamos algunas citas:

Cuando entran a la escuela, los niños han aprendido ya cómo usar


sus cuerpos, cómo emplear el lenguaje, y cómo controlar sus emocio-
nes. Han aprendido a depender de sí mismos y han sido recompensa-
dos por la iniciación en el aprendizaje. Esos valores se invierten en la
escuela. El qué, el cuándo, el dónde, lo deciden otros, y los niños
aprenden que es bueno que el aprendizaje dependa de los demás.
Aprenden que lo que se enseña es lo que vale la pena y, recíproca-
mente, que si hay algo importante debe haber alguien quien lo enseñe.
Everett REIMER121

(…)El que todos tengan iguales oportunidades de educarse es una


meta deseable y factible, pero identificar con ello la escolaridad obli-
gatoria es confundir la salvación con la iglesia. La escuela ha llegado
a ser la religión del proletariado modernizado, y hace promesas hue-
cas a los pobres de la era tecnológica. La nación-estado la ha adop-
tado, reclutando a todos los ciudadanos dentro de un currículum gra-
duado que conduce a diplomas consecutivos no desemejantes a los ri-
tuales de iniciación y promociones hieráticas de antaño.(…)
Hace dos siglos los Estados Unidos dieron al mundo la pauta en
un movimiento para privar de apoyo oficial el monopolio de una sola
iglesia. Ahora necesitamos la separación constitucional respecto del
monopolio de la escuela quitando de esa manera el apoyo oficial a un

121
REIMER, Everett. (1974) La escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación.
Barral Editores. Barcelona, School is dead. An Essay on Alternatives in Education. Penguin
Educations Specials, s/d, 1971

241
Raúl Alfredo Guevara

sistema que conjuga legalmente el prejuicio con la discriminación. El


primer artículo de una Declaración de los Derechos del Hombre
apropiada para una sociedad moderna, humanista, concordaría con
la Enmienda Primera de la Constitución de los EU: "El Estado no
dictará ley alguna respecto del establecimiento de la educación." No
habrá ningún ritual obligatorio para todos. (…)
Para poner en vigencia esta separación entre Estado y escuela,
necesitamos una ley que prohíba la discriminación en la contratación
de personal, en las votaciones, o en la admisión a los centros de ense-
ñanza fundada en la previa asistencia a algún plan de estudios. Esta
garantía no excluiría pruebas de competencia para una función o
cargo, pero eliminaría la absurda discriminación actual en favor de
una persona que aprende una destreza determinada con el mayor de
los gastos del erario público o -lo que es igualmente probable- ha po-
dido obtener un diploma que no tiene relación con ninguna habilidad
o trabajo útiles. Una separación constitucional del Estado y la escue-
la puede llegar a ser psicológicamente eficaz sólo si protege al ciuda-
dano de la posibilidad de ser descalificado por cualquier aspecto de
su carrera escolar.
Iván Illich.122

Sus argumentos, nunca rebatidos, continúan causando horror en


los defensores de la institución escolar. Dicen que son los represen-
tantes del ―pesimismo pedagógico‖.
Es que se tocan demasiados intereses corporativos. Si el sistema
educativo se paralizara una enorme masa de población que hace ape-
nas un siglo hubiera tenido rápida inserción social hoy no sabría que
hacer de su vida.
Por un lado la corporación educativa: maestras y profesores con
todas las jerarquías ministeriales, hasta los auxiliares: porteros, coci-
neros, bibliotecarias escolares, asistentes sociales, psicopedagogos y
hasta maestras particulares.
Los que ofrecen el soporte material de infraestructura: el gremio
de la construcción que no sólo levanta edificios, sino que los repara:
arquitectos, albañiles, electricistas, plomeros, gasistas, vidrieros, te-
chistas, y todos sus proveedores.
Los que ofrecen el soporte material educativo: editoriales, librer-
ías, imprentas, papeleras, fabricantes de lápices, biromes, mapas, ban-

122
ILLICH, Iván. (1974) La sociedad desescolarizada, Barral, Barcelona.

242
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

deras, globos terráqueos, útiles escolares en general y quienes los ven-


den.
Los que fabrican y los que venden indumentaria escolar.
Los que ofrecen servicios de transporte para escolares.
Esta última constatación me ha hecho pensar seriamente la cues-
tión.
8. La voluntariedad
Hay que atreverse a pensar más allá de lo naturalizado.
¿Qué hacer con estudiantes poderosamente motivados que se en-
frentan con la tarea de adquirir una habilidad o un conocimiento nue-
vo?
¿Qué hacer con los que no quieren ser consumidores pasivos de
un producto de mala calidad?
¿Qué hacer con los que demandan excelencia a sus docentes?
¿Qué hacer con los que se apasionan con el desafío de aprender?
¿Es posible salvar la escuela y armonizar estas posturas?
En la voluntariedad están las respuestas. Escuelas para volunta-
rios.
9. Un doble sistema de transición
Se hace necesario pensar un sistema dual paralelo y simultáneo,
gratuito, estatal, que se adapte a las legislaciones vigentes formado
por:
Un Subsistema Obligatorio
Un Subsistema Voluntario
Ambos tendrían un objetivo común de Integración Social.
Pero cada uno tendría sus Objetivos Específicos.
El sistema debe ser tan dinámico que permita el libre tránsito en-
tre Subsistemas y toda la Sociedad podrá conocer sin encubrimientos
los Circuitos Diferenciados de Circulación de Conocimiento.
Cada escuela tenderá a la excelencia en su especialidad y en la
especificidad de su subsistema.
9.1. Subsistema Obligatorio
En número abrumadoramente mayoritario los docentes en activi-
dad defienden la obligatoriedad, aún a sabiendas de que se hace abso-

243
Raúl Alfredo Guevara

lutamente imposible enseñar a quienes no quieren aprender, y también


es muy difícil enseñar a quienes sí quieren aprender en ese contexto
hostil.
Este subsistema tiene resuelta la primera cuestión: el Cuerpo de
Docentes convencidos de la tarea. Aquí trabajarían los docentes que
por razones ideológicas o pedagógicas optan por la obligatoriedad.
La segunda cuestión, la de los destinatarios, también está resuel-
ta. A estas escuelas concurrirían los alumnos que van obligados por el
Estado o por sus padres.
Esto permitiría sincerar los Diseños Curriculares y en lugar de
extensos listados de contenidos, que nadie recuerda al final de la se-
mana, se proponen una serie de Contenidos Doctrinales, Básicos,
Mínimos, Esenciales, Comunes a toda la población. Eso sí. Evalua-
bles. Verificables. Para que la enseñanza sea confiable y quienes
aprueben se graduarán. Y quien no los sepa no será promovido y por
lo tanto no se graduaría, aunque hubiera permanecido en el sistema
hasta su mayoría de edad, cuando egresaría del sistema con un cerifi-
cado de asistencia, para demostrar que cumplió con la obligatoriedad.
Un factor a tener en cuenta son los padres. Es posible que, como
hijos del mismo sistema, no pongan reparos en que sus hijos asistan.
Pero también es posible que aquellos padres que hubieran fracasado
(repitencia, expulsión, abandono) no vean en la escuela un lugar de-
seable. También están los padres que obtuvieron las máximas certifi-
caciones y se han sentido estafados en una sociedad que no los reco-
noce o les hace difícil la inserción laboral y social.
En este contexto debe pensarse en una Principalidad Asistencial
(social y psicopedagógica) ya que no serán fáciles de controlar los
grupos homogéneos que tienen en común la exigencia inconsulta de la
generación adulta.
9.1.1. Ventajas del Subsistema Obligatorio
Profesionales Docentes especializados en atender la problemáti-
ca elegida con formación psicopedagógica y social.
Alumnos, con contención institucional, que no fracasarán porque
nada demandan al inicio y luego de su escolaridad obtendrán algún
tipo de certificación:

244
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

a. de aprobación, que garantiza el aprendizaje de los Conteni-


dos Doctrinales, Básicos, Mínimos, Esenciales, Comunes o, al
menos,
b. de asistencia, que garantizaría que el alumno estuvo ex-
puesto a un sistema escolar obligatorio con reglas y pautas de
comportamiento para la adaptación social, en un sistema
jerárquico.
Padres respaldados por el Estado.
Preparación para el mercado laboral.
9.1.2. Riesgos del Subsistema Obligatorio
Embrutecimiento colectivo de docentes y alumnos.
Desánimo y descreimiento en el sistema, por parte de alumnos,
docentes y padres.
Ser el ámbito privilegiado de las políticas asistenciales de com-
pensación: comedor escolar, servicio social, atención psicopedagógi-
ca, documentación, vacunación, atención sanitaria, control de asisten-
cia y contención para que no abandonen la institución.
Conformismo.
Repitencia, Desgranamiento, Abandono.
Violencia como canalización del ocio y el desinterés por lo esco-
lar.
9.2. Subsistema Voluntario
El primer salto cualitativo de la escuela estaría dado por los do-
centes que optaran por la voluntariedad. Es decir, que sólo se presen-
tan a trabajar con aquellos que se inscriben para aprender.
Los alumnos intensamente motivados que asumen el compromi-
so con la tarea de adquirir habilidades prefijadas o conocimiento ex-
plicitados de antemano en diálogo productivo con sus docentes. Estos
estudiantes que irían voluntariamente a la escuela podrán exigir res-
puestas claras de sus maestras y, a la vez deberán exigirse y dedicarse
a estudiar.
Respecto de los contenidos este subsistema permitirá superar los
Contenidos Doctrinales, Básicos, Mínimos, Esenciales, Comunes a
toda la población en poco tiempo. Serán evaluados y verificados del
mismo modo que el subsistema obligatorio cuando los docentes los

245
Raúl Alfredo Guevara

juzguen preparados o el alumno lo solicite. Una vez establecido esta


plataforma se continuará con un Curriculum Abierto que responda a
las inquietudes de alumnos y de los docentes que también serán inves-
tigadores en permanente actualización.
Aquí sólo se puede esperar colaboración de los padres, pero aún
si no existiera, no interrumpirían la Principalidad Pedagógica.
Como es posible que la población estudiantil requiera algún tipo
de asistencia material por parte del Estado, la estructura asistencial
estaría fuera de la escuela, compartida con el otro subsistema.
9.2.1. Ventajas del Subsistema Voluntario
Profesionales Docentes especializados con alta formación pe-
dagógica y disciplinar. No hay lugar para la abulia o la apatía. No
podrá ser este el empleo público de medio tiempo con enormes bene-
ficios comparativos respecto de otras ocupaciones.
Alumnos con respuestas intelectuales y contención académica.
Preparación para afrontar estudios superiores, producción inte-
lectual, artística y deportiva.
Promovería la inserción laboral en ámbitos esenciales de la pro-
ducción o la burocracia estatal y privada.
No se hace necesaria la tarea de Trabajadores Sociales, Maestras
Recuperadoras o Psicopedagogas ya que cuando el alumno decline en
su interés por aprender podrá solicitar, voluntariamente, incorporarse
al otro subsistema.
Padres respaldados por el Estado que, cuando vean los resultados
de las primeras promociones comprenderán que les conviene conven-
cer a sus hijos para que elijan este subsistema sin dudarlo.
El propósito de máxima es que toda la población vaya optando,
lentamente, por este subsistema. El objetivo es que toda la educación
sea Voluntaria.
9.2.2. Riesgos del Subsistema Voluntario
Convertirse en un sistema de exclusión y de reproducción de una
aristocracia intelectual.
Los alumnos y los docentes podrían convertirse en meros inte-
lectuales orgánicos reproductores, ajenos a todo pensamiento crítico
en constante evolución. Eruditos en saberes producidos por otros,

246
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

pero incapacitados de comprender su propia realidad social y trans-


formarla.
10. La precariedad de la propuesta.
No podemos iniciar una reforma de la educación a menos que
entendamos primero que ni el aprendizaje individual ni la igualdad
social pueden acrecentarse con una escolarización que homogeniza
resignando la calidad desde el inicio.
Esta propuesta permitiría la posibilidad de tener otro tipo de Es-
cuelas Especiales dentro del sistema estatal. Recién la estoy elabo-
rando. Tengo que poder ponerla en práctica en algún ámbito comuni-
tario, sin financiamiento estatal. Para garantizar que no habrá rehenes.
Ni en las filas de los alumnos y, mucho menos, de los docentes.
De hecho lo que propongo aquí es poner en limpio lo que hacen
actualmente el Subsistema Público y una pequeña porción del Subsis-
tema Privado.
El primero no puede elegir ni a sus docentes ni a sus alumnos,
mientras el segundo puede permitirse el ―lujo‖ de descartar a los que
no ―se adaptan‖, sean docentes, sean padres o sean alumnos.

247
Raúl Alfredo Guevara

Capítulo 11.

El aire comprimido
1. Comprimir
Este trabajo ha sido escrito con muchas discontinuidades. Hasta
no verse impreso no delatará sus contradicciones internas. No obstante
ha permitido a sucesivos grupos de estudiantes reflexionar sobre los
conceptos que he propuesto como instrumentos para interpretar el
mundo social.
Si bien a lo largo de la historia los conceptos pueden verse des-
plegados en detalle, desde la década de los ‗80 en adelante todos ellos
han sufrido un proceso continuo de ―compresión‖. Como si existieran
fuerzas exógenas que los forzaran a una implosión.
Miremos por ejemplo la cuestión sexual. Mientras hasta hace
unas décadas nuestra cultura sólo aceptaba dos sexos. Masculino /
Femenino. Hoy aparecen reivindicadas opciones sexuales que hacen
que uno u otro género se asuman como diferentes de si mismos y re-
clamen identidad diferenciada. Por otro lado el mercado, a la vez que
propone la diversidad, impone vestimentas, peinados y modas ―uni-
sex‖ ciñendo las demandas a sus intereses.
Respecto de la edad prácticamente no se confecciona ropa para
niños después de cumplir un año y tampoco se observa vestimenta
―para viejos‖. El jean, las zapatillas, la ropa deportiva o ―sport‖ se
instala en la conciencia y hay poca diferencia genérica entre un jean
de un bebé y el de un anciano. Se modifica el diseño pero no la mate-
ria prima. Se estrechan los gastos de producción ampliando los
márgenes de ganancia y comprimiendo la estética del vestido que sólo
se amplía para quienes puedan seguir los cambios de la moda.
Hasta las vestimentas ―típicas‖ o artículos ―regionales‖ son, hoy
en día, confeccionadas a escala, de manera industrial. El viajero puede
recorrer miles de kilómetros para encontrar siempre el mismo produc-
to. ¿Qué artesanías se venden hoy en las plazas de las ciudades? No
hay producción autóctona, se han globalizado los diseños indígenas de

248
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

la cultura incaica, azteca, maya, chibcha, diaguita, mapuche, o gua-


raní, que también se producen en serie.
Cuando queremos comprar algo ―argentino‖, ―mexicano‖, ―pe-
ruano‖ ¿qué se nos ofrece? Sin duda la mayoría de los productos son
reproducciones de elementos del pasado.
Pareciéramos los representantes de culturas estáticas, que asu-
mimos arte, utensilios, música, vestimenta que no nos pertenecen, que
no representamos y que somos incapaces de hacer evolucionar. Es una
perversa tentación conservadora como si lo único bueno y posible
fuera volver a un pasado lejano estancado, a alguna incierta edad de
oro.
Entiendo que puede ser útil la aplicación del concepto marxista
de falsa conciencia para explicar la categoría ―en sí‖ y la categoría
―para sí‖, la categoría ―de pertenencia‖ (qué o quién soy, y quizá
dónde estoy) y la categoría ―de referencia‖ (qué o quién creo que
soy y dónde creo que estoy) pero generalizándola a todas los concep-
tos ordenadores que proponemos tanto desde el ser como desde el
estar ¿Dónde vivo y dónde digo que vivo? ¿De dónde vengo y de
dónde digo que vengo? ¿Qué edad tengo y qué edad asumo?
¿Estoy viejo o soy viejo? ¿Qué sexo biológico tengo y que géne-
ro culturalmente construido asumo? ¿Qué soy y dónde me posiciono?
¿Con quienes comparto un nosotros?
Comprimir- prensar- estrujar- aplastar, ese ha sido el esfuerzo
del mercado y va triunfando sobre todo porque ha podido naturalizar
cuestiones culturales vinculadas a la igualdad. Exprimir- apisonar-
apretar- reducir. Si todos somos iguales: ¿Por qué no consumir los
mismos productos? Estrechar- constreñir- ahogar- condensar- concen-
trar- oprimir.
Un juego pendular entre comprimir y expandir se da perversa-
mente como efecto de la disputa entre los derechos individuales y los
derechos corporativos. Se expande la demanda de libertades indivi-
duales, de minorías étnicas, de grupos sexuales (LGBT), de desem-
pleados, de víctimas de la delincuencia, de pequeños ahorristas, de
vendedores ambulantes, de prostitutas, de sectores medios sin organi-
zación, de ambientalistas, de ecologistas, de feministas, de consumi-
dores, de víctimas de la violencia policial. Todo es permitido y esti-
mulado. Con transmisión en directo por televisión.

249
Raúl Alfredo Guevara

Simultáneamente se comprime la distribución de los recursos


económicos y naturales.
Se condensa la riqueza en cada vez menos propietarios, se con-
centra el poder en grupos financieros, se contiene cualquier avance o
mera amenaza sobre el Derecho de Propiedad instalado férreamente
por la Revolución Francesa ni bien la Burguesía se hizo del poder,
para sustituir el Principio de Fraternidad, muy romántico pero poco
práctico para sus intereses.
¿Por qué se permiten y alientan las demandas de libertades indi-
viduales? Es sencillo y contundente. Cada pequeña fracción de la so-
ciedad que crea tener derechos particularísimos buscará privilegiar su
reclamo y se enfrascará en ellos perdiendo la mirada de conjunto de la
sociedad. No verá necesario aliarse a otros grupos o sectores con in-
tereses incluyentes. De tal suerte no serán una amenaza para el Dere-
cho de Propiedad, tan sacralizado como las presuntas Leyes de Auto-
rregulación del Mercado.
También el espacio y el tiempo se han comprimido. Un viaje que
llevaba meses realizar hace unas cuantas décadas hoy se hace en unas
horas. Prácticamente no hay lugares inaccesibles con el uso de la tec-
nología que tienen los amos del mundo. Se puede, gracias a esa tecno-
logía, ver en directo los avatares de un evento deportivo, político,
religioso o militar desde la propia casa. Y uno puede comunicarse con
alguien que esté en las antípodas escribiéndose o hablándose, mirando
a los ojos del interlocutor.
Pero mientras los grupos hegemónicos han logrado comprimir
hasta el aire que se respira, hay efectos colaterales... el ―ejército de
reserva‖ de trabajadores desempleados del que hablaba Marx se mul-
tiplica. Los desocupados son cada vez más. Se los mantiene con una
dádiva, un plan social de subsistencia. La mayoría acepta una vida
miserable como un destino del que no pueden escapar. Se les ha con-
vencido que deben pedir subsidios en lugar de empleos. Ya hay una
generación de menesterosos ineptos para actividades productivas,
demandantes de ayuda social que se convencen de que su destino pue-
de cambiar mágicamente, por lo que es lícito que guarden esperanzas.
El Mercado les sigue mostrando bienes de consumo al alcance de la
mano de los que tienen recursos, o de quienes tiene la valentía para
tomarlos por la fuerza. La delincuencia es funcional al sistema porque
justifica enormes gastos para montar y mantener un aparato represivo
250
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

que proteja la Propiedad Privada. La droga al alcance de la mano


diluye las fronteras entre la vida y la muerte, propia o ajena.
Pero hay pequeños grupos que van creciendo, se van organizan-
do, y van construyendo una contrahegemonía que, para ser victoriosa,
deberá basarse en la unidad, la organización y la solidaridad. El hori-
zonte se muestra lejano, pero ya se atisba.

2. Actualizar las Ciencias Sociales.


Prospectivas y limitaciones.
Es apropiado encarar estudios utilizando las categorías que he
presentado aquí, ampliando horizontes, considerando a la población
toda, a los que por distintas circunstancias compartieron un bloque
temporo-espacial. Todo estudio sociológico, histórico, geográfico,
económico, antropológico, etnográfico, educativo debe intentar abor-
dar la complejidad social y tener en cuenta, por un lado las diversas
producciones culturales al interior de la misma sociedad además de la
cultura dominante; y por otro, las acciones e instituciones educativas
que sirven a la transmisión de saberes de distinta índole, desde la filo-
sofía hasta la construcción de utensilios, la producción y elaboración
de alimentos, las formas de producción de bienes y servicios, la músi-
ca, la danza, la alimentación, la vestimenta, el comercio, la religiosi-
dad.
Bertold Brech ha sido un escritor que eligió un punto de vista no
convencional, ajeno al poder, contrahegemónico, para mirar el mundo
social.
El poema que sigue sintetiza las inquietantes preguntas que este
libro ha intentado plantear.

PREGUNTAS DE UN OBRERO QUE LEE


Bertold Brech
¿Quién construyó Tebas, la de las Siete Puertas?
En los libros figuran sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
251
Raúl Alfredo Guevara

¿Adónde fueron la noche


en que se terminó La Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlántida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban pedían, bramando,
ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias, tantas preguntas.

Estas facetas nos obligan a pensar lo social como un ámbito de


las Ciencias Sociales pero no sólo como construcción teórica de las
sociedades escrituradas o de los escriturados de las sociedades, sino
también como devenir, como transformación de la vida misma, lo que
nos lleva a asumir que todos tenemos historia y tenemos derecho a
mirar, comprender, interpretar y designar el mundo desde nuestra
perspectiva, nuestros valores, nuestro lugar en el mundo.
Necesariamente tenemos un objeto de estudio multifacético que
solo puede ser abordado desde la multiperspectividad que nos aportan
diversas ciencias y desde la controversialidad en la que desemboca-
mos cuando consultamos fuentes usando diversos enfoques y distintas
corrientes historiográficas.
Esto amplía nuestras fuentes supera lo escrito y escudriña los tes-
timonios orales, los filmes, los objetos, los edificios, los paisajes mo-

252
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

dificados, las costumbres, las pautas culturales y los valores que per-
viven aún.
Otras Ciencias se verían en conflicto si se aplicaran categorías
aquí expuestas. Estas decisiones suponen, por un lado, toma de posi-
ción, opción ideológica, elección del punto de vista y, por el otro, un
necesario recorte metodológico.
La propuesta es mirar el mundo social descentrándose, desde
otros espacios, con otros parámetros.
Es una tarea ardua hacer la historia o relatar el presente de, y
desde, los que no tienen ni han tenido voz, justamente porque acos-
tumbrados como estamos a las fuentes escritas resulta difícil imaginar
una historia sin esas fuentes o con escasas muestras marginales de las
mismas. Es también compleja la idea de traducir un mundo básica-
mente oral a códigos escritos como los nuestros. Puede objetarse a
esta insinuación el riesgo de relevar información que finalmente no se
tornará en beneficio de los que se pretende interpretar, sino por el
contrario, en su contra. Anima esta propuesta la intención de atrever-
nos a pensar desde nosotros, aunque en principio tengamos que utili-
zar códigos prestados mientras emprendemos la lenta tarea de produ-
cir los propios o traducir los que ya existen pero nuestra cultura esco-
larizada nos inhibe de entender, esto supone un compromiso militante.
Para dejar terminado este tan arduo trabajo se me ocurrió presen-
tar una alegoría de la sociedad, escrita, también por Bertold Brech en
―Historias del Señor Keuner‖.
De esta interesante recopilación de obras inéditas encontradas
luego de su muerte elegí este escrito cuyo título podríamos aventurar:

SI LOS TIBURONES FUERAN HOMBRES


Fragmento de: ―Historias del Señor Keuner‖
Bertolt Brecht

— Si los tiburones fueran hombres -preguntó al señor K. la hija


pequeña de su patrona- ¿se portarían mejor con los pececitos?
— Claro que sí -respondió el señor K.-. Si los tiburones fueran
hombres, harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos,
253
Raúl Alfredo Guevara

con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como mate-


rias animales. Se preocuparían de que las cajas tuvieran siempre
agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias. Si, por
ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendar-
ían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los
tiburones. Para que los pececitos no se pusieran tristes habría, de
cuando en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos ale-
gres tienen mejor sabor que los tristes. También habría escuelas en el
interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a
entrar en las fauces de los tiburones. Estos necesitarían tener nocio-
nes de geografías para mejor localizar a los grandes tiburones, que
andan por ahí holgazaneando.
Lo principal sería, naturalmente, la formación moral de los pece-
citos. Se les enseñaría que no hay nada más grande ni más hermoso
para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñar-
ía a tener fe en los tiburones, y a creerles cuando les dijesen que ellos
ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. Se les daría a enten-
der que ese porvenir que se les auguraba sólo estaría asegurado si
aprendían a obedecer. Los pececillos deberían guardarse bien de las
bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoís-
ta o marxista. Si algún pececillo mostrase semejantes tendencias, sus
compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente la guerra
entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además, cada ti-
burón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras.
Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececi-
llos de otros tiburones existe una enorme diferencia. Si bien todos los
pececillos son mudos, proclamarían, lo cierto es que callan en idio-
mas muy distintos y por eso jamás logran entenderse. A cada pececi-
llo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de esos
que callan en otro idioma, se les concedería una medalla de varec y
se le otorgaría además el título de héroe.
Si los tiburones fueran hombres, tendrían también su arte. Habría
hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tibu-
rones en colores maravillosos, y sus fauces como puros jardines de
recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mos-
trarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de
los tiburones, y la música sería tan bella que, a sus sones, arrullados
por los pensamientos más deliciosos, como en un ensueño, los pececi-
llos se precipitarían en tropel, precedidos por la banda, dentro de
esas fauces.

254
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

Habría asimismo una religión, si los tiburones fueran hombres.


Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pece-
cillos en el estómago de los tiburones.
Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarían
de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos
cargos, lo que los colocaría por encima de los demás. A aquellos pe-
cecillos que fueran un poco más grandes se les permitiría incluso tra-
garse a los más pequeños. Los tiburones verían esta práctica con
agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más
gordos, que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían
de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros
u oficiales, ingenieros especializados en la construcción de cajas, etc.
En una palabra: habría por fin en el mar una cultura si los tiburones
fueran hombres.

3. El libro sin fin


Desde 2008 el libro estaba casi listo. Ahora, cuando estaba a
punto de salir para la imprenta lo comenté con algunos amigos en
Internet y Lucia Mareco expresó ―El libro sin fin‖ y a continuación -
Raúl creo que "Cristales"¡siempre estuvo listo! Ha cumplido con sus
intenciones en cada cursada: dejarnos con una mirada distinta...con
una interpretación desde otro lugar. ¡Las etapas de los hijos y las
nuestras qué terminan! Al parecer Cristales también tiene sus etapas
y está pasando a la próxima. ¡Qué bueno! ¡Ya era hora!
Es la sensación que tengo. Ya es hora de que salga a las ca-
lles. Siempre parece que ya está listo, pero uno quiere que salga me-
jor... La misma sensación que tenía cuando cada una de mis hijas es-
taba a punto de irse de casa...

255
Raúl Alfredo Guevara

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ARISTÓTELES. Física
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ARISTÓTELES. La gran moral
ARISTÓTELES. Metafísica
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Índice
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 15
CAPÍTULO 1. ............................................................................................. 21
EL OTRO....................................................................................................21
1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES ....................................................... 21
2. LA DEFINICIÓN DE E L OTRO ................................................................. 22
CAPÍTULO 2. ............................................................................................. 27
HEGEMONÍA ............................................................................................ 27
1. UNA DEFINICIÓN ..................................................................................27
2. IDEOLOGÍA PREDOMINANTE ................................................................. 28
2.1. Dirección ideológica de la sociedad. ...........................................29
2.1.1. Ideología propiamente dicha. .............................................................. 29
2.1.2. Estructura ideológica. .......................................................................... 29
2.1.3. Material ideológico. ............................................................................. 29
3. INTELECTUALES. ..................................................................................30
4. FILOSOFÍA ........................................................................................... 36
4.1. Lo Justo....................................................................................... 37
4.2. Lo Bello....................................................................................... 38
4.3. Lo Bueno. .................................................................................... 38
5. SENTIDO COMÚN .................................................................................43
5.1. Algunos ejemplos de Sentido Común. ..........................................44
5.2. Elementos que construyen el Sentido Común ―Popular‖ .............47
5.3. La disputa al interior del Sentido Común ....................................49
6. RELIGIÓN ............................................................................................ 51
7. FOLKLORE. .......................................................................................... 54
7.1. El arte menor. .............................................................................56
7.2. Reproducción y estereotipos. ....................................................... 57
CAPÍTULO 3. ............................................................................................. 63
CONSERVAR:FUNCIÓN DE LA HEGEMONÍA ......................................63
1. DERECHA ............................................................................................ 64
1.1. Derecha en los textos judeo-cristianos.........................................69
1.1.1. La tradición judía y el uso de la mano derecha. .................................. 69
1.1.2. La derecha es un lugar destacado. ....................................................... 70
1.2. Derecha en el Corán ...................................................................71
1.3. Derecha en los clásicos ............................................................... 72

262
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

2. IZQUIERDA .......................................................................................... 74
2.1. Izquierda en los textos judeo-cristianos .......................................79
2.1.1. La izquierda traiciona. ......................................................................... 79
2.1.2. La izquierda castigada. ........................................................................ 79
2.2. Izquierda en el Corán .................................................................. 80
3. UN TEXTO SAGRADO CONTRAHEGEMÓNICO ..........................................81
4. ESTADO DE BIENESTAR (WELFARE STATE) ..........................................82
4.1. El Estado Interventor. ................................................................. 83
5. NUEVA DERECHA. ...............................................................................84
6. INTERNACIONALISMO PROLETARIO Y F.M.I..........................................87
6.1. Del Internacionalismo Proletario al Internacionalismo Burgués . 87
6.2. Aplicación de una ―teoría marxista‖ de signo inverso ................89
CAPÍTULO 4 .............................................................................................. 93
¿QUÉ CARAJO ES LA CONTRAHEGEMONÍA? .....................................93
1. ¿EXISTEN COSMOVISIONES CONFRONTATIVAS, CULTURAS DE OPOSICIÓN
O CONTRACULTURAS ?............................................................................................ 94
1.1. Folklore..................................................................................... 100
1.3. Sentido Común. ......................................................................... 106
1.4. El núcleo filosófico. ................................................................... 111
1.4.1. Lo Justo ..............................................................................................111
1.4.2. Lo Bello ..............................................................................................113
1.4.3. Lo bueno .............................................................................................115
2. LA ACCIÓN. ....................................................................................... 116
3. ALGUNOS EJEMPLOS PARA PENSAR ..................................................... 117
3.1. Religión..................................................................................... 117
3.2. Valores ...................................................................................... 118
3.3. Folklore .................................................................................... 119
3.4. Peronismo. ................................................................................ 121
3.4.1. Filosofía. .............................................................................................122
3.4.1.1. Lo Justo ......................................................................................123
3.4.1.2. Lo Bello .....................................................................................123
3.4.1.3. Lo Bueno ...................................................................................123
3.4.2. Sentido Común. ..................................................................................124
a) Las Tres Banderas: .............................................................................124
b) Las 20 verdades peronistas: ...............................................................124
3.4.3. Religión: Iglesia Católica. .................................................................125
3.4.4. Folklore. .............................................................................................125
4. CONTRAHEGEMONÍA RESTAURADORA ............................................... 126
4.1. Religión. .................................................................................... 126
5. UNA PERSPECTIVA. ............................................................................ 127
CAPÍTULO 5 ............................................................................................ 131
263
Raúl Alfredo Guevara

LO ALTERNATIVO................................................................................. 131
1. LA ALTERNATIVA ¿ES REVOLUCIONARIA ? .......................................... 131
1.1. Lo filosófico. ............................................................................. 133
1.2.1. Matri – Patri - Monio. ........................................................................134
1.2.2. El Partido Comunista Argentino .......................................................134
1.2.3. Argentina ............................................................................................135
2. INTELECTUALES ALTERNATIVOS Y SENTIDO COMÚN. ......................... 138
3. INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD Y SENTIDO COMÚN....................... 139
4. ALGUNOS EJEMPLOS. ......................................................................... 140
4.1. Fútbol ....................................................................................... 140
4.2. Asignación Universal por Hijo (AUH) ....................................... 141
4.3. Subsidios a la energía eléctrica, gas y combustibles. ................. 141
4.4. Latinoamérica ........................................................................... 141
5. LA RELIGIÓN. ..................................................................................... 142
5.1. Martín Lutero ............................................................................ 142
6. EL FOLKLORE. ................................................................................... 145
CAPÍTULO 6 ............................................................................................ 147
TOMAR POSICIÓN ................................................................................. 147
1. CIVILIZACIÓN Y BARBARIE. ............................................................... 149
2. ¿QUIÉNES SOMOS "NOSOTROS"? ........................................................ 154
3. COLONIALISMO. ................................................................................. 159
4. IMPERIALISMO. .................................................................................. 163
4.1. ¿Desarrollo / Subdesarrollo o Dependencia / Liberación? ........ 164
4.2. Imperio, globalización, y resurgimiento colonial. ...................... 169
CAPÍTULO 7 ............................................................................................ 171
¿QUÉ MIRAR? ......................................................................................... 171
1. EL CORTE ESPACIO - TEMPORAL. ........................................................ 171
2. LA POBLACIÓN: CIUDADANOS Y HABITANTES ..................................... 173
3. ¿DE QUÉ SE OCUPAN LAS CIENCIAS SOCIALES?................................... 178
3.1. Población urbana: El frágil equilibrio de la inclusión. .............. 178
4. LAS MAYORÍAS: ¿DÓNDE ESTÁN ? ....................................................... 180
5. ¿QUIÉN ES USTED? ¿DÓNDE ESTÁ? ..................................................... 181
CAPÍTULO 8 ............................................................................................ 187
GÉNERO .................................................................................................. 187
1. DESMENUZANDO EL CONCEPTO. ......................................................... 187
2. LA DUALIDAD EN LA VIDA SOCIAL. ..................................................... 190

264
C r i s t a l e s . M a n u a l p a r a m i r a r e l m u n d o s o c i al .

3. DIVISIÓN DEL TRABAJO POR GÉNERO. ................................................. 192


4. LO MASCULINO EN UNA SOCIEDAD PATRIARCAL. ................................ 197
5. GÉNERO Y EDUCACIÓN....................................................................... 198
6. GÉNERO Y ORIENTACIONES SEXUALES. ............................................... 199
CAPÍTULO 9 ............................................................................................ 203
CONCEPTOS COMPLEMENTARIOS .................................................... 203
1. RAZA, ETNIA, COLECTIVIDADES, NACIONALIDADES. .......................... 203
2. CUESTIONES DE CLASE SOCIAL. ......................................................... 207
3. HÁBITAT: PROCEDENCIA Y DOMICILIO. .............................................. 209
3.1. Localización .............................................................................. 210
3.1.1. Metrópolis, mega-urbanizaciones. ....................................................211
3.1.2. Ciudades medianas y pequeñas, conglomerados urbanos. ...............211
3.1.3. Suburbios, de las periferias urbanas. .................................................212
3.1.4. Pequeños pueblos de transición rural / urbana. .................................212
3.1.5. Rural. ..................................................................................................213
3.2. Procedencia, Origen.................................................................. 213
3.3. Residencia. ............................................................................................215
3.4. Ser y Estar o ―Estar siendo‖. ................................................................217
4. CUESTIONES EN TORNO A LA EDAD. ................................................... 220
5. CUANDO EL OTRO ES UNO DE LOS NUESTROS. ..................................... 222
6. CONCIENCIA DE SÍ. ............................................................................. 223
CAPÍTULO 10 .......................................................................................... 224
EDUCACIÓN ........................................................................................... 224
1. ¿POR QUÉ HAY QUE DEFINIR EDUCACIÓN? .......................................... 224
2. UNA DEFINICIÓN ............................................................................... 224
2.1. Algunas Fuentes. ....................................................................... 225
2.2. Objeciones ―Piagetianas‖. ........................................................ 226
2.3. Aceptación – Apropiación. ........................................................ 227
2.4. Resistencia. ............................................................................... 228
3. MIRANDO LA EDUCACIÓN CON DIVERSOS CRISTALES. ......................... 230
4. SISTEMA EDUCATIVO. ........................................................................ 234
4.1. Traspasar las fronteras escolares: Un ejercicio contra-
hegemónico. ..................................................................................... 236
5. LA OBLIGATORIEDAD ........................................................................ 238
6. LA ESCUELA EN CRISIS. ¿HAY SALIDAS? ............................................ 239
7. EL DESESCOLARISMO ........................................................................ 240
8. LA VOLUNTARIEDAD .......................................................................... 243
9. UN DOBLE SISTEMA DE TRANSICIÓN ................................................... 243
9.1. Subsistema Obligatorio ............................................................. 243

265
Raúl Alfredo Guevara

9.1.1. Ventajas del Subsistema Obligatorio ................................................244


9.1.2. Riesgos del Subsistema Obligatorio ..................................................245
9.2. Subsistema Voluntario ............................................................... 245
9.2.1. Ventajas del Subsistema Voluntario .................................................246
9.2.2. Riesgos del Subsistema Voluntario ...................................................246
10. LA PRECARIEDAD DE LA PROPUESTA. ................................................ 247
CAPÍTULO 11. ........................................................................................ 248
EL AIRE COMPRIMIDO ...................................................................... 248
1. COMPRIMIR ....................................................................................... 248
2. ACTUALIZAR LAS CIENCIAS SOCIALES. .............................................. 251
PROSPECTIVAS Y LIMITACIONES. ............................................................ 251
3. EL LIBRO SIN FIN ................................................................................ 255
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................... 256
ÍNDICE .................................................................................................... 262

Índice de Figuras
Figura 1. Intelectuales ................................................................................ 32
Figura 2. Sociedad Política – Sociedad Civil............................................... 35
Figura 3. Big Bang - Creacionismo - Evolucionismo .................................. 52
Figura 4. Izquierda – Derecha ..................................................................... 76
Figura 5. Participación de los trabajadores en la renta 1950 - 2008 ........... 138
Figura 6. Organización social durante la Colonia. ..................................... 156
Figura 7. Argentina 1853 – 2012 .............................................................. 172
Figura 8. Ámbitos por género ................................................................... 191
Figura 9. Mujer Pública – Mujer Privada .................................................. 192
Figura 10. División del trabajo: Manual - Intelectual ................................ 194
Figura 11. Desfasaje. División de trabajo y renta por género. .................... 195
Figura 12. Género – Trabajo - Ingreso ...................................................... 195
Figura 13. Desigualdad de género. ............................................................ 196
Figura 14. Puntos de vista. ........................................................................ 201

266

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