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INTRODUCCióN A LA

FILOSOFíA DE
LA HISTORIA

p01'
W. H. WALSH

traducción de
FLORENTINO M. TORNER

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Gli\ECClON DE BIBLIOTECAS

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MEXICO •
ESPAÑA
ARGENTINA
COLOMBIA
íNDICE

sialo veintiuno editores, sa


CERR't, DEL AGUA 248, MEXICO 20, O.F.

sialo veintiunQ de españa editores, sa


C/P~ S, MADRID 33, ESPANA
PREFACIO A LA TERCERA EDICIÓN 1
siglo veintiuno argentina editores, sa PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN 2
UNO ¿Qti.É ES LA FILOSOFÍA DE LA lfiSTORrAt 4
sialo veintiuno de colombia, ltda l. General recelo hacia la materia, 4; 2. Filo-
AV.~- 17-73 PRIMER PISO. BOGOTA. O.E. COLOMBIA
sofía crítica y especulativa de la historia, 9; 3. Fi-
losofía·· crítica ·de la historia,. 12; 4. Filosofía es-
peculativa de la historia, 23; 5. Plan del libro,
27

DOS lfiSTORIA Y CIENCIAS 29


l. Caracterización preliminar de la historia. La
historia y la percepción sensorial, 29; 2. Caracte-
rísticas del conocimiento científico, 35; 3. His-
toria y conocimiento científico, 38; 4. Dos teorías
acerca del pensamiento histórico, 44

TRES LA EXPLICACIÓN IDSTÓRICA 52


l. Teoría de la historia de Collingwood, 52;
2. Críticas a la teoría de GJllingwood, 58; 3. La
"coligación"' en historia, 66; 4. La historia y el
conocimiento de la naturaleza humana, 72; Nota
adicional, 82
portada de anhelo hernández
CUATRO VERDAD Y HECHO EN mSTORIA 84
primera edición en español, 1968 l. Introducción, 84; 2. La verdad como corres-
decimoprimera edición· en español, 1983 pondencia y la verdad como congruencia, 86;
@ siglo xxi editores, s. ·a. de c. v. 3. La historia y la teoría de la correspondencia,
ISBN 968-23-0278-1 93; 4. La historia y la teoría de la congruencia,
101; 5. Críticas a la posición intermedia, 107
primera edición en inglés, 1961
tercera edición en inglés (revisada), 1967 CINOO ¿PUEDE SER OBJETIVA LA IllSTORIAt 111
© w. h. walsh, publicada por hutchinson & co., Itd. l. Importancia de la idea de objetividad en his-
título original: an introduction to philosophy of history toria, 111; 2. Enunciado preliminar del proble-
ma, 115; 3. Factores que contribuyen al des-
derechos reservados conforme a la ley acuerdo entre historiadores, 118; 4. Recapitula-
impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico ción, 128; 5. Escepticismo histórico, 129; 6. Teo-
[v]
VI íNDICE PREFACIO A LA TERCERA EDICióN
ría de la perspectiva, ·134; 7. La teoría de la
conciencia histórica objetiva, 138

SEIS FILOSOFÍA ESPECULATIVA DE LA IDSTORIA:


K.A:l\"1' Y HERDER 142
L Características generales, 142; 2. Filosofía de En esta edición ampliada el texto principal aparece tal
la historia de Kant, 145; 3. Crítica de la teoría
de Kant, 152; 4. Filosofía de la historia de Her-
como fue corregido para la edición de 1958, salvo algu-
der, 157 nos pequeños cambios verbales. Se. han añadido algunas
notas, que aparecen entre ' corchetes. Fue completa~
SIETE FILOSOFÍA ESPECULATIVA DE LA ffiSTORL\: mente revisada .la nota sobre .libros para ·ampliar·las lec-
HEGEL 163 turas. Pero el principal cambio consiste ;en que, gracias·
l. Transición a Hegel, 163; 2. La dialéctica y a la generosidad de los editores, pude añadir dos ensa.:.,
la filosofía del espíritu, 164; 3. Filosofía de la yos más recientes dentro del•mismo campo. genetal. "Los
historia de Hegel, 165; 4. Crítica de las teorías
de Hegel, 174 límites de la hist<?riá científica"; que originariamente
fue publicado en Historieal Stu.dies, m, en 1961 y se
OCHO ALGUNOS AUTORES POSTERIORES . 183 reimprime aquí por autorización de los señores Bowes y
l. Comte y el movimiento positivista, 183; 2. Bowes,.desarrolla puntos .tratados .brevemente en·mi an-·
Marx y el materialismo histórico, 187; 3. Estu- terior apéndice n, ahora suprimido. 11Causalidad hist&
dio de la historia de T oynbee, 194
rica", que ,es.trabajo presentado a la Aristotelian Society'
ENSAYOS ADICIONALES l en 1963 y reimpreso aquí por autorización de dicha
A. Los límites de la historia científica, 205; · B. sociedad, intenta Henar una laguna bastante grave del
Causalidad histórica, 230 tratamiento precedente. Ambos ensayos,. como resultaní.
evidente, están escritos con la mirada puesta .sobre Ja·
NO"I'AS SOBRE LmROS PARA AMPLIAR LAS LEcm.m.AS 254 práctica histórica. más de lo que lo fue el libro mismo.:.
Si me pusiera a escribir el libro .de nuevo, esperaría
hacer más completo .dicho cambio.
Me complace dedicar este libro en su nueva forma
a mi amigo y antiguo preceptor en 'historia Robín Harri-
son, rector del Merton College, de Oxford.

1967 w. H •. w.

[1]
PREFACIO A lA PRIMERA EDICióN PREFACIO A LA PRIMERA EDICióN 3
sideraré un· gran reproche. Los fil6sofos son hombres
notoriamente arrojados, pero sustento la esperanza de
que no se piense de mí que tengo la presunci6n de decir
a los historiadores c6mo han de conducirse en sus pro-
pios asuntos.
El campo de temas que este libro se propone abarcar
Se advertirá con evidencia cuánto debo a Colling-
es materia de su primer capítulo. Para resumir la ma-
wood, aunque procuré no seguirlo sin ningún sentido
teria ·en términos c6modos aunque pretenciosos, añadiré
crítico. También aprendí mucho en las discusiones con
que los capítulos 2 a 5 tratan cuestiones de l6gica del
el Sr. P. G. Lucas, de la University de Manchester, que
pensamiento hist6rico, mi:~tras que. los caJ?ítulos 6 a 8 ley6 las primen1s r,edacciones de .cuatro de mis primeros
constituyen un estudio cntico de diversos Intentos para cinco capítulos, y cuyos comentarios llamaron mi aten-
llegar a una metafísica, o a una interpretaci6n meta- ci6:n hacia algunas inadmisibles simplicidades ·de pen-
física, de la historia. Si algún lector se muestra sor- samiento. No hay que oulparle a él de las que aún
prendido de que materias ;tan diferentes sean tr~tadas subsistan. Me complazco en darles las gracias a .él y
en un solo libro, puedo salir a encontrarlo a medio ca- también al profesor Paton, ·que ley6 todo el libro. escrito
mino admitiendo que me doy cuenta de la íncongruen· a máquina y me salvó, entre otras cosas, de un fuerte
da, aunque no vea tan claro como en otro tiempo que desatino en el capítulo 6.
los problemas que ~oco en mis últimos capítulos sean W.H.W.
totalmente impertinentes respecto d~ los tratados en la Diciembre de 1950
primera parte del libro. - . .
Para evitar confusiones, diré claramente que nu
objetivo primordial es escribir para fil6sóf?s, no para
historiadores. Me parece cosa un tanto smgular que
los maestros de filosofía esperen de manera tan uná-
nime· que sus discípulos discurran sobre la l6gica de las
ciencias naturales y de la matemática, materias de las cua-
les pocos de ellos tienen un conocimiento muy pro-
fundo, y apenas alguna vez les preguntan acere~ de
cuestiones sobre los procedimientos y los enunciados
de los historiadores, aunque en muchos casos son tanto es-
tudiantes de historia como de filosofía. Si puedo demos-
trar que hay problemas relativos a la historia a los que
muy bien podrían prestar su atend6n los fil6sofos, ha-
bría conseguido mi principal prop6sito. Naturalmente,
me placería que los historiadores mostrasen. interés ~r
lo que tengo que decir, aunque si se me dice q_ue nus
asuntos son en gran parte, o hasta totalmente, aJenos a
los estudios hist6ricos propiamente dichos, no lo con-
[2]
GENERAL RECELO HACIA LA .MATERIA 5
1
¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? la física matemática a fines del siglo XVI y principios
del xvn; y su conexión con la ciencia natural no se·
interr~~pió nunca desde entonces. La igualdad entre
conocniuento adecuado y conocimiento adquirido por
los métodos de la ciencia la han afirmado casi todos los
l. GENERAL RECELO HACIA LA MATBRIA
grandes .filósofos ·desde la época de Descartes y Bacon
hasta ~a ~e ~t. ~ cierto que entre esos f:tlósofos pue-
Quien escriba sobre filosofía de la historia tiene que em'- den distmguuse senaladamente dos escuelas: la de los
pezar, al menos en Gran Bretaña,. por justificar la exis- que destacan el aspecto matemático de la física mate-
tencia misma de dicha materia. Puede producir alguna mática, y la de ··los que consideran base de ella la o&
sorpresa que ello sea así, pero los hechos son daros~. servación · y el experimento. Pero aunque divididós de
Ningún filósofo discutiría el aserto de que hay un grupo esta suerte, los· autores en cuestión se mantenían uni~
bastante bien definido de problemas que pertenecen a la dos en sostener que, dejando a un lado la metafísica
filosofía de las ciencias físicas, y que se plantean cuando y la teología, la física y la matemática eran las únicas
reflexionamos sobre los métodos y los supuestos funda- depositarias·· dcl verdadero conocimiento; Y no es sor-
mentales de esas ciencias, o también sobre la natura- prendente . que los f:tlósofos clásicos por lo menos sus-
leza y las condiciones del conocimiento científico mismo. tenten esa opinión, al ver que esas dos ciencias eran
Se está de acuerdo en que la filosofía de la ciencia, en realmente (salvo, una vez más, la metafísica y la teolo-
almín sentido, 'f!S una empresa legítima. Pero no existe gía) las· únicas ramas desarrolladas del saber en el tiempo
en que ellos escribían. ·:
u:: acuerdo semejante en lo que afecta a la filosofía de
Que los filósofos ingleses hayan tenido hasta ahora
la historia. 1 poco que decir acerca de la historia puede, en con~
Quizá vale la pena preguntarse cómo llegó a pro-
ducirse esta situación, ya que puede esperarse que la cuenda, explicarse en parte por el carácter general ·de
pesquisa arroje alguna luz sobre la materia de la rama la tradición filosófica .europea moderna. Esa tradición
de estudios de que nos proponemos tratar aquí. Los buscó siempre materia para su estudio en las ciencias
estudios históricos han florecido en Gran Bretaña du- naturales, y form? ~us criterios de lo .que puede acep-
rante dos siglos y aun más, pero hasta años recientes la tarse como conoc1m1ento por referencia a los modelos
científ~cos. La historia, excluida del. corpus del verdadero
filosofía de la historia fue virtualmente inexistente. ¿Por
co~ocimient? por J:?eseartes en la parte primera de su
qué?
Una razón de esto se encuentra, indudablemente, en Dtscttrso, aun es nurada hoy con recelo por rus su~~
la orientación general del pensamiento filosófico en Eu- res. Y en todo caso, la historia tal como hoy la cono-
ropa. La filosofía occidental moderna nació de la refle- cemos, como una rama desarrollada del saber con sus
xión sobre los extraordinarios progresos realizados por métodos y sus normas propios, es ~osa relativamente
nueva;, en realidad, apenas si existió antes del siglo :nx.
1 [Se escribió esto en 1949, y las "Notas sobre libros" que
Pero. estas consid~raci?nes, aunque válidas, no pueden
van al ñnal de este volumen demostrarán que desde entonces
¡e han hecho obras muy importantes sobre este asunto. Aun
explicar toda la SituaciÓn. Porque en otros países euro-
así, ·la filosofía de la historia sigue siendo sólo marginalmente ~os la filosofía de la historia ha llegado a ser una acr~
respetable en las universidades inglesas.] ditada rama de estudios. En Alemania y en Italia, al
[4]
¿QU:t'!. ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? GENERAL· RECELO HACIA LA MATERIA 7
6
menos, los problemas del conocinúento histórico desper- cosa muy discutida. Podría defenderse su atribución al
taron, y siguen despertando, un vivo interés; pero en filóso~o itali~o Vico ~1668-1744), aunque su obra pasó
Gran Bretaña hay un conocimiento de ellos extraña- ampliamente madvertida en sus propios días; o podría-
mente .escaso. ¿Cómo puede explicarse esta diferencia mos remontamos mucho más atrás, hasta San Agustín, 0
de actitudes? aun h~sta alguna~ partes del Antiguo Testamento. Mas,
La respuesta hay que buscarla, según creo, por re- para fmes prácticos, estaremos justificados si decimos
ferencia a algunas características predominantes de la que la filosofía ·de la historia fue reconocida por pri-
mentalidad y el temperamento ingleses. Hay alemanes mera v7z. ~?mo materia . in~ependiente en el período
que declaran creer que la actitud filosófica no figura que se IniCIO con la publicacrón en 1774 de la primera
entre los dones que poseen los habitantes ·de estas islas, parte de las Ideas para la filosofía de la historia de la
porque han mostrado poca afición a la especulación me- ~u?nanidad, de Herder, y terminó pocó después de la apa-
tafísica aun del género más remoto. Pero decir esto ncrón en 1837 de la obra póstuma de Hegel Lecciones
es olvidar las contribuciones muy distinguidas que hi- sobre filosofía de la historia. Pero ese estudio, tal como
cieron escritores como Locke y Hume a la filosofía crí- se le concebía en aquel período, era mucho materia de
tica, contribuciones que son cuando menos. ta11 notables especulación metafísica. Tenía por finalidad llegar a
como las de los pensadores de cualquier otro país. Los comprender el curso de ·la historia en su conjunto; de-
pensadpres ingleses han sobresalido en el planteamiento mostrar que, no obstante las ·muchas anomalías e incon-
y la solución de problemas de análisis filosófico, pro- secuencias ,manifiestas que presentaba, podía verse la
blemas que aparecen cuando reflexionamos sobre la na- historia como una unidad que encamaba un plan gene-
turaleza y condiciones de actividades como la consecu- :ai, ~n plan que, si alguna vez llegábamos a captarlo,
ción de conocimientos en las ciencias, o sobre la ejecución 1lumman~ .~ curso. detallad~ de ·I~s acontecinúentos y
de actos morales. Esos problemas han sido muy ade- nos perm1tma considerar sattsfactono para la razón en
cuados para el genio nativo, con su combinación de un sentido especial todo· el proceso histórico. .Y sus
cautela y agudeza crítica. Por el contrario, Ja metafí- expositores; al tratar de realizar ese propósito, ·desple-
sica, entendida como un intento' de concebir una inter- garon.las cualidades habituales de los .metafísicos especu-
~ativos: imaginación audaz, fertilidad de hipótesis, un
pretación general de la experiencia o de explicar todas
las cosas de acuerdo con un sistema universal y único, mterés por la unidad que no temía ejercer violencia sobre
encontró aquí poco favor, relativamente. Han sido pocos los hechos considerados. "meramente" e111píricos. Pre-
sus cultivadores distinguidos, y en general se la ha mi- tendían ofrecer una visión de la ·historia más penetrante
rado con· escepticismo y desconfianza. que la que podían presentar los historiadores más labo-
Teniendo en cuenta esos hechos, se hace más inte- riosos, visión que, en el caso de Hegel, el más grande
ligible el desdén de los pensadores ingleses hacia la con mucho de aquellos escritores, no se basaba en el
filosofía de la historia en el pasado. Porque la· filosofía estudio directo de los testimonios históricos (aunque
de la historia, tal como tradicionalmente se la conce- Hegel no desdeñó los hechos tanto como se pretende al-
bía, era sin duda una materia metafísica, según po- gunas veces), sino en consideraciones puramente filo-
demos ver echando una breve ojeada a su desenvol- sóficas. La filosofía de la historia, tal como la practica-
ban aquellos autores, vino a significar un tratanúento
vimiento. especulativo del curso total de la historia, tratamiento
Quién fue el creador de la filosofía de la historia es
8 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRíTICA Y ESPECULATIVA 9

en que se esperaba poner al desnudo, de una vez para nacimiento que podía considerarse concreta e individual
siempre, el secreto de la historia. en comparación con el conocimiento abstracto, general,
Todo esto lo abominaba la cautelosa mentalidad bri- que ofrecían las ciencias naturales, y construyeron sus
tánica. 2 Sabía demasiado a la filosofía de la natur~leza sistemas en torno de ese hecho o supuesto hecho. Pero
en que ya se habían hecho notorios los metafísicos ale- no hubo un movimientó correspondiente en el idea-
manes de la época. Los filósofos de la naturaleza pare- lismo británico. Es cierto que Bradley empezó su carrera
dan, al menos según los críticos adversos, prometer un escribiendo un penetrante ensayo titulado "The Presup-
atajo para la comprensión de la naturaleza, un modo positions of Critica! History"; pero no hay nada que revele
de descubrir los hechos sin pasar por la tediosa ocupación que daba especial importancia a la historia en el desarro-
de la investigación empírica. Según su propia confesión, llo de su opinión metafísica general. Su colega Bosanquet
su finalidad era conseguir un tratamiento· "especulativo" no tuvo, ciertamente, ninguna duda acerca de la materia.
de los procesos naturales; y en este caso la especulación "La historia -dijo-,- es una forma híbrida de experiencia,
no se distinguía fácilmente de la conjetura. En los peores incapaz de cualquier grado considerable de 'ser y de ver-
ejemplos, su trabajo se señalaba por un apriorismo fan- dad'.''3 Un verdadero idealismo podía ·fundarse en los
tástico que lo desacreditaba por completo a los ojos de hechos de la experiencia estética o religiosa, o también
la gente sensata. En consecuencia, la filosofía de la en los de la vida social; era en esas esferas, y no en la
naturaleza fue mirada con honda desconfianza por los historia; donde debíamos buscar el conocimiento concreto
pensadores ingleses, que trasladaron el disgusto que esa de que hablaban los escritores continentales. Y la opi·
filosofía les produda a la filosofía de la historia, que nión de Bosanquet fué compartida en general por todos
para ellos no era otra cosa que ~ intento de hacer en los idealistas ingleses antes de Collingwood. Aún hoy la
la esfera de la historia lo que intentaban hacer en su historia sigue siendo objeto de recelo para algunos indi·
propio campo los filósofos de la naturaleza. En , uno y viduos de esta escuela, aunque no sea por otra cosa que
otro caso se consideraban absurdos tanto el propósito por la tendencia que manifiestan· los quese interesan·por
como los resultados. ella a decir que, como única forma válida de conocimien-
La predisposición así engendrada contra la filosofía to, debiera absorber a la filosofía misma.4
de la historia siguió siendo un rasgo permanente de la
filosofía inglesa. Es sumamente instructivo a este res-
2. FILOSOFÍA CRÍTICA Y ESPECULATIVA DE I.A HISTORIA
pecto señalar que la antipatía no se limita de ningún
modo a una sola escuela. No son sólo los empiristas Siendo ésa la reacci6n general de los filósofos británicos
quienes desdeñaron esta .rama de estudio. Hacia fines a la materia que nos proponemos tratar, muy bien podría
del siglo XIX y en los primeros años del xx los filósofos
continentales de mentalidad idealista (pueden citarse s The Principle of Individ-uality and Va1ue, pp. 78-9.
como ejemplos Dilthey y Rickert en Alemania; Croce. en 4 Esta tendencia a lo que se llama historicismo (que no

Italia) pensaban que la historia ofreda una forma de co- tiene relación esenciál con la filosofía de la historia) está bien
representada en la última obra de Collingwood, quien fue
2 Hubo, desde luego, algunos en quienes. eran congénitas influido para adquirirla por Croce y Gentile. Para la actitud
esas maneras de pensar, como en los casos de Coleridge y de hacia ella de un idealista contemporáneo el lector debiera con-
Carlyle. Pero en general· el romanticismo tuvo una pobre actua- sultar la introducci6n del profesor T. M. Knox a· Idea de la
ción en la filosofía inglesa. historia, obra póstuma de Collingwood. · .
10 ¿QUE: ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRí'tiCA Y ESPECULATIVA ll

preguntarse por qué supondríamos que diferimos de ellos. denominaciones para las investigaciones correspondientes
Si la filosofía de la historia es, pues, generalmente menos- a las que estamos distinguiendo, aunque no siempre se
preciada, ¿por qué arriesgarse a resucitarla? Ahora bien, a usan con estricta exactitud•. Son ellas filosofía de la natu-
esto podría contestarse que la filosofía de la historia .en raleza y filosofía de la ciencia. La primera se interesa por
su forma .tradicional no llegó a su fin con la muerte de el curso real de los acontecimientos naturales, con vistas
Hegel. Fue continuada, aunque de manera muy diferen- a la formulación de una cosmología o explicación de la
te, por Marx, y fue practicada de nuevo en nuestros días naturaleza en su totalidad. La segunda tiene por asunto
por escritores como Spengler y Toynbee. La filosofía de la reflexión sobre los procesos delpensamiento científi-
la historia, en realidad, como otras partes de la metafísi- co, el examen de los conceptos básicos usados por los
ca, parece ejercer una constante fascinación sobre los se- ~ientíficos, y cuestiones de ese género .. Según la termino-
res humanos a pesar del repetido clamor de sus a~V""'rsa­ logía del profesor Broad, la primera es .una disciplina
rios según el cual consiste en .una serie de asertos :.2n especulativa, la segunda una disciplina crítica. Y es muy
sentido. Y muy bien podría hacerse según estos linea- poca la reflexión que se necesita para advertir que un
mientos la justificación de nuevas investigaciones sobre filósofo que rechaza la posibilidad. del primero de estos
los problemas tradicionales de la materia. Pero en la oca- estudios no por ello está obligado a rechazar el segundo.
sión presente no deseo basarme sobre argumentos que, Puede ser, como . sostienen algunos filósofos, que la
por lo menos algunos lectores, no dejarían de hallar poco filosofía de la naturaleza (en cuanto estudio del curso
convincentes. Qui~ro, por el contrario, demostrar que hay de los acaecimientos naturales, suplementario en cierto
un sentido en el que los filósofos de todas las escuelas modo del realizado por los científicos naturales) sea una
concederían que la filosofía de la historia es el nombre de empresa falsa, que las cosmologías son, en realidad, o
una investigación auténtica. bien resúmenes de resultados científicos (caso en el cual
Como preliminar a esto debo señalar el simple y fa- lo mejor sería dejar a los científicos que las formulasen),
miliar hecho de que la misma palabra historia es ambi- o bien ociosas fantasías de la imaginación. Pero aun cuan-
gua. Comprende: 1) la totalidad de los pasados hechos do sea así, no se sigue de ahí que no haya una materia
humanos, y 2) la narración o explicación que ahora da- como la filosofía de la ciencia. Aun cuando el filósofo no
mos de ellos. Esta ambigüedad es importante porque abre puede aumentar de ninguna manera la suma de nuestros
al mismo tiempo dos campos posibles para la filosofía conocimientos sobre la naturaleza o nuestra comprensión
de la historia. Ese estudio puede versar, como lo hizo en de los procesos naturales, puede, con todo, tener algo útil
su forma tradicional brevemente descrita arriba, sobre el que decir sobre el carácter y los supuestos previos del
curso real de los acontecimientos históricos. O, por otra pensamiento científico, sobre el análisis correcto de las
parte, podría ocuparse de los procesos del pensamiento his- ideas científicas y las relaciones de una rama de la ciencia
tórico, y los medios por los cuales la historia en este .se- con otra, y su dominio de las técnicas lógicas puede con-
gundo sentido llegó a él. Y evidentemente su co~!emdo cebirse que ayude a resolver dificultades prácticas del tra-
será muy distinto según cuál de esos dos campos eliJamos. bajo científico. Apenas si es posible que diga algo valioso
Para advertir la importancia de esta distinción respec- sobre estas materias si no tiene suficiente conocimiento
to de nuestros actuales propósitos, no tenemos más que del género de cosas que hacen los científicos; pero, con
enfocar nuestra atención por un momento en el caso pa todo, las. cuestiones que plantee no serán cuestiones cien-
ralelo de las ciencias naturales. Aquí hay, en realidad, dos tíficas. Pertenecerán no a la investigación directa de la
12 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTOIUA? FILOSOFíA CRlTICA DE LA HISTORIA 13

verdad de hecho o de la comprensión que es objeto ,de nacimiento: el conocimiento que se busca en las Ciencias
la investigación científica, sino más bien a la etapa de re· natu:rales, por ejemplo, o también el conocimiento per·
flexión que se sigue cuando hemos empezado a conside- cepnvo. ,
rar el carácter e imnlicaciones de las actividades científi- El concepto de, la historia. más comúnmente admitido
cas mismas. " la cOQrdina con el conocimiento perceptivo. Sostiene que
Ahora, corno dijimos al comienzo, habría un acuerdo la tarea esencial del historiador es descubrir .hechos indi-
general en que la filosofía de la ciencia es una rama de viduales acerca del pasado, así como la tarea esencial de
estudios perfectamente auténtica. Hasta el filósofo de men- la percepción es descubrir hechos individuales acerca del
talidad más antimetafísica lo admitiría. Pero en ese caso presente. Y así como los datos de la percepción constitu-
también habría de admitir la posibilidad de la filosofía yen el material sobre el cual trabaja. el científico de la
de la historia por lo menos en una de sus formas. Pues naturaleza, se arguye que, de manera análoga, los datos
así como el pensamiento científico da lugar a dos estudios del. historiador proporcionan material al científico social,
posibles, uno consagrado a la actividad misma, y otr<> de- cuya misión es contribuir a la importantísima ciencia del
dicado a sus objetosí así también el pensamiento histórico hombre. Pero esta clara división del trabajo, que asigna
da lugar a dos conocimientos. "Filosofía de la historia" al historiador la tarea de averiguar lo .que sucedió y al
es, en realidad, el nombre de un doble grupo de proble- científico social la de explicarlo, se viene abajo cuando
mas filosóficos: tiene una parte especulativa y una parte ~xami~amos ejempl~ real~ de trabajo histórico. Lo que
analítica. Y aun quienes rechazan la primera de ellas mmed1atamente nos 1mpres10na aquí es que los historia-
muy bien pueden (y en realidad deben) aceptar la se- dores no se contentan con el simple descubrimiento de
hech<>s pasados: aspiran, por lo menos, no s6lo a decir lo
gunda.
q?e ~cedió, sino t_ambién a mos.trar por qué sucedió.t!-a,
h:st?na no . es. preasamentecun_ SIIPPl~.registro,<le aconte-
3. FILOSOFÍA CRÍTICA DB I.A HISTORIA .cum~tos, pasad()S,,..sino Jo que .más. adelante.Jlamaremos
~Qué cuestiones estudian, o deben estudiar, quienes se u-n_ registro "significativ~f, "~na ~s!~!~:rt~ el! Ja que los
interesan por las dos partes de nuestro asunto aquí distin- hechos están conectados enfre s1. E inmeaiatariiente se
guidas? Me parece que los problemas de filosofía crítica de
p}§~·cra~éuesti6n . lo que)mpli~.esa conexiÓn para
de la historia, si puedo empezar por esto, pertenecen a la ~nª!!!!ll!~ª-9e! _pe,nsanñ~nto~m;;tó.ricQ."
cuatro grupos principales. Puede ser una ayuda para el Ahora bien, una solución posible de ese problema (que
lector que yo intente en este momento indicar brevemente a.vecc:s se consi?era la única solución posible) es que el
cuáles son esos grupos. h1stonador relaaona sus hechos precisamente de la misma
,
manera que el científico natural relaciona los suyos: con-
a] La historia y otras formas de conocimiento. Constitu- siderándolos como ejemplos de.l~yes genent1es. Segúq este
yen el primer grupo cuestiones relativas a la naturaleza I?~o de argumen~, los historiadores tienen a su dispo-
misma del pensamiento histórico. ¿Qué es la historia y SICIÓn todo un conJunto de generaliZ(!ciones de la forma
cómo se relaciona con otros estudios? El problema aquí "situa~o~es de}tipo A originan situaci~nes del tipo B", ·
planteado es el problema decisivo de saber si el conoci- por medio de las cuales esperan dilucidar sus hechos. Esta
miento histórico es sui generis, o si puede demostrarse que creencia es la que está· detrás de la teoría de los positivis-
su naturaleza es idéntica a la de alguna otra forma de co- tas del siglo XIX, según la cual el pensamiento hist6rico
I4 ¿QU.e ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRITICA DE LA HISTORIA 15
es, en realidad, una forma de pensamiento científico. Sos• terse a prueba por su conformi<;lad con aquéllos. Pero
tenían esos autores que hay leyes de la historia ]o mismo cualesquiera qúe sean las otras virtudes de esta teoría, no
que hay leyes de la naturaleza, y decían que los historia- puede aplicarse de manera admisih}e,al campo de la his-
dores debían dedicarse a hacer explícitas dichas leyes. Pero toria.
en realidad de verdad los historiadores han mostrado poco !-<> más sorprendent~ de ·la. historia ,e5: que l()s hechos
o ningún interés por ese programa, prefiriendo en su lu- q~e- intenta describir son hechos pasados, y los hechos
gar prestar atención, como anteriormente, al curso deta- pasados yi:f no ·so:n .ace.~il:>lesa la inspección <lirt:cta. En
llado de los acontecimientos individuales, aunque preten- uiiá palabra, no podemos someter a prueba la exactitud
diendo, no obstante, dar alguna explicación de aquéllos. Y de las exposiciones_históricas viendo ._.simplemente si co·
el que lo hagan así. sugiere la posibilidad de que el pen- rresponden. ,a,una realidad -mdependienteinente conocida.
, samiento histórico es por lo menos, después de todo, una ¿Cómo podemos, pues, someterlos a prueba? La respuesta
forma de pensamiento peculiar, coordinada con el pensa- que un historiador en ejercicio daría a esta pregunta se·
miento científico, pero no _reductible a él. No podemos ría que lo hacemq~ 5 p9r_I~f~renci~ ªlos _te_s.rtmcmios .histó-
admitir que sea así sólo po~que las otras teorías mencio- .IÍ<:Q~, JA.unque el pasado no es accesible a la inspección
nadas ofrezcan una o dos dificultades manifiestas: la. au- directª, dejó amplias huellas de sí. en el presente, en for-
tonomía de la historia, si es autónoma, tiene que ser de- ma de documentos, construcciones, monedas, institucio-
mostrada claramente sobre bases independientes. Pero hay nes, procedimientos, etc. Y sobre esto reconstruye todo
algunas razones para que esta opinión sea difícil de negar. historiador que se estime aquellos hechos: todo aserto
que haga el historiador,. nos diría, debe estar apoyado en
b] Verdad y hecho en historia. Las cuestiones relativas a alguna suerte de testimonio, directo o indirecto. N o se
la posición del pensamiento histórico y su relación con dará crédito a supuestos asertos históricos que descansen
otros estudios debieran, creo yo, considerarlas legítimas sobre cualquier otra base (por ejemplo,. sobre la .sola ima-
los filósofos de todas las escuelas. Y lo mismo puede ginación del historiador). En el mejor caso, son con je-
decirse del segundo grupo de problemas concernientes a turas inspiradas, en el peor son mera ficción.
la filosofía crítica de la historia, que giran en tomo de Esto nos da ciertamente una comprens~hle .teoría útil
los conceptos de verdad y de hecho en historia. Aquí, de la verdad histórica, 1¡rero n(), una teor!ª'. gue satisfaga
como en el problema de la objetividad histórica que es- t()dos !os. escrúpu}Q~,Jil~Q.ficp;>1 Podemos advertir esto si
tudiaré a continuación, nos hallamos ante cuestiones que refleXionamos sobre el carácter del testimonio histórico
se presentan en la teoría del conocimiento en general, mismo. Las huellas del pasado de· que se dispone en el
pero presentan ciertos rasgos especiales cuando las exa- presente incluyen, comq ya dije; ,docum~ntos, monedas,
minamos en relación con ]a esfera de la historia. procedimientos, etc. Pero cuando nos ponemos a pensar
Esos rasgos son bastante obvios cuando nos pregunta- acerca de ellas, esas cosas no llevan en la cara ni ~u sig·
mos qué es un hecho histórico, o también en virtud de nificado ni su autenticidad. Así, pues, cuando un histo-
qué podemos sentenciar que los enunciados de los histo- riador lee un aserto en una u otra de las "fuentes origi·
riadores son verdaderos o falsos. Podemos suponer que los narias" concerniente al período que está estudiando, no
hechos de cualquier rama del saber deben estar abiertos lo admite automáticamente. Su actitud hacia él, si sabe
de. algún modo a la inspección directa, y que las mani- su oficio, es siempre crítica: '~~ene q~Ie_dec,idi~ si .ha de
festaciones de los expertos en cada rama pueden sorne- creerlo o no, o también qué parte d¡;: él ~re~f.•. La verda-
16 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRíTICA DE LA HISTORIA 17

dera historia, como Collingwood no se cansó nunca de concepto5 quizá se pongan mejor de manifiesto con el
repetir, \no puede considerarse asunto de tijeras y de en- examen de las dos posiciones siguientes, no evidentemen~
grudo:\ los historiadores no la. hacen tomando trozos de te compati?I~s.
información digna de toda confianza. de una "autoridad" ~, 1} Por una parte, todo historiador honorable recono-
o de todo un conjunto de "autoridades". Los hechos his- ce .la necesidad de algún tipo de objetividad y de impar-
tóricos tienen que ser comprobados en cada caso;· no son cialidad en su trabajo: distingue la historia de la propa-
nunca simplemente dados.,J~ esto se aplica no meramente ganda y condena a los escritores que permiten que sus
. a los productos acabados del pensamiento del historiador, sentimientos y sus prejuicios personales afecten a la re-
sino también a los asertos de los cuales parte; aiinqiie; construcción del pasado como malos trabajadores que no
como veremos más adelante, esto no es incompatible. con conocen su oficio. Si se les plantease a ellos la cuestión,
reconocer que considera algunos de tales asertos mucho la mayor parte 4e 'los historiadores estarían de aC11erdo
más dignos de créditp--que btros. . · én que,·Ia:·SÜya'es una actividad primordialmente cognos.,
Podemos resumir esto diciendo que es deber del his- citiva,_ consagrada a una materia independiente,. el .. pasa-
toriador no sólo basar todos sus asertos sobre los testimo- do, cuya naturaleza tuvieron que investigar por su propio
nios disponibl~s, .sino. además decidir cúáles de ellos me- interés, aunque indudablemente añadirían que nuestro
recen confianza; En otras palabras, el testimonio hist6rico conociniiento de dicha materia siempre es fragmentario
noes·"uii"'dafoJ decisivo al que podemos referimos para e. incompleto: Pero 2) siempre subsiste el hecho· de que
probar la verdad de los juicios históricos. Pero esto, como las'de§tcuerdos entre historiadores no sólo son frecuen-
es obvio, vuelve a plantear toda la cuestión relativa al tes, sino desconcertantemente pertinaces,: y que, una vez
hecho y la verdad en historia. No podemos .examinar consideradas resueltas cuestiones técnicas relativas. preci-
aquí otros intentos de resolverla, entre los cuales podemos samente a la conclusión que puede sacarse de este o aquel
mencionar la teoría de que algunos testimonios históricos testimonio, en vez de una. interpretación acorde del
e especialmente los suministrados por ciertos juicios de me- período en cuestión, se produce una multitud de ellas
moría) son, después de todo, irrebatibles, y la tesis idea- diferentes y palmariamente incompatibles: marxista y li-
lista contraria según la cual toda historia es historia con- beral, católica, protestante, racionalista, monárquica y re-
temporánea (es decir, que el pensamiento hist6rico no publicana, etc. Esas teoríflS son sustentadas de tal modo,
se interesa en realidad por el pasado, sino por el presen- que sus partidarios piensan que cada una de ellas es, si
te). Dichos intentos serán materia de estudio en un ca- no la verdad definitiva acerca del período estudiado, es,
pítulo posterior. Pero- quizá se ha dicho ya bastante para de todos modos, exacta en los ·puntos esenciales, convic-
indicar que surgen problemas serios cuando empezamos ción que les hace rechazar todas las opiniones rivales
a reflexionar sobre esas cuestiones, y para .hacer ver cla, como positivamente erróneas. Y tooo lo que estO puede
ramente que éstas son materia adecuada para la investi- sugerir a un ·observador externo imparcial es que la pre-
gación filosófica. tensión del carácter científico de la historia que con· fre-
cuencia manifiestan los historiadores modernos es por lo
e] \Objetividad histórica., La tercera de nuestra serie de menos insostenible, ya que los historiadores no han crea·
cuestioneS condeme a la noción de objetividad en la his-
toria) noción de la cual no es mucho· decir que 'pide ( 5 La referencia a las pp. 37-8 infra puede resultar útil
gritos un examen crítico. Las dificultades que ci:ea este para la comprensión de .lo que sigue.
18 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRITICA DE LA HISTORIA 19

do, notoriamente, lo que puede llamarse "conciencia ge- to positivista del mismo es por lo menos demasiado sim-
neral" histórica, es decir, un col}junto de cánones conve- ple; pero no se le rechazaría sólo por esa razón. Un punto
nidos de interpretación que todos los que trabajan en la ~~~ente a su favor es que, como veremos después, los
materia estén dispuestos a admitir. JWCIOS generales sobre la naturaleza humana tienen un
¿Qué diremos de esta situación? Parece que hay tres papel i~p~~t~ ~~e desempeñar en la· interpretación y
modos según los cuales podríamos tratarla. la exphcacron histoncas. -
En primer lugar, podríamos intentar sostener no sólo Finalmente, podríamos sostener que el concepto de
que los historiadores están influidos por factores subjeti- objetividad histórica es radicalmente diferente del de ob-
vos, sino que tienen que estarlo. ¡La historia imparcial, jetividad científica, manifestándose. la diferencia en el
lejos de ser ~ ideal, ~-- una impqsibilidad absoluta.Jpn hecho de que mientras todos los historiadores estimables
apoyo de esto podríamos advertir que cada historiador condenan el trabajo influido por prejuicios y tendencio-
mira el pasado desde un punto de vista determinado, cosa so, no respaldan .con la misma claridad ~l ideal científico
que no puede evitar, lo mismo que no puede salirse de del ~ens~ento absolutamente impersonal. El trabajo
su propia piel¡ También podríamos sostener que los des- del histonador, como el del artista, puede considerarse en
acuerdos de los historiadores, cuando se analizan cuida- ciert?.modo como una expresión de su personalidad; y es
dosamente, parecen versar sobre puntos que no son ma- admisible que se arguya que esto es de vital importancia
teria de argumentación, sino que más bien dependen de par; la materia q'?e estamos examinando. Pues aunque
los intereses y los des~::os de las partes contendientes, ya esta de moda considerar el arte como una actividad total-
personales o bien de grupo. En consecuencia, las disputas mente práctica, siempre queda el .hecho de que muchas
históricas, según esta manera de pensar, en el fondo no veces .hablamos de él como si en cierto modo fuera tam-
versan sobre lo que es verdadero o falso, sino sobre lo bién cognoscitivo. El- artista, decimos, no se contenta sólo
que es o no es deseable, y, en consecuencia, los juicios con tener y expresar sus emociones; necesita también co-
históricos fundamentales no son estrictamente cognosci- munic~ la que él considera una visión exacta o una pe-
tivos, sino "emotivos". Esto llegaría hasta abolir la dis- netraciOn en la naturaleza de las. cosas, y por esa misma
tinción entre historia y propaganda y, por lo tanto, a so- razón proclamaría la verdad y la objetividad de su traba-
e
cavar el alegato de que la historia es o puede llegar a jo. Y podría sostenerse que el mejor modo de tratar el
pr?blema. d~ ~a objetividad histórica es asimilar el pensa-
ser) un estudio verdaderamente científico.
En segundo lugar, podríamos tratar de argüir que el rmento histonco en este respecto al pensamiento del ar-
hecho de que en el pasado los historiadores no hayan al- tista. Podría decirse, entonces, que Ja historia nos da una
canzado la verdad objetiva no es prueba de que ésta los serie de imágenes del pasado diferentes pero no incompa-
eludirá siempre, e intentar demostrar que el desarrollo de tibles, cada una de las cuales lo refleja desde un punto
una conciencia histórica común no es ajeno a la cuestión. de vista distinto. . ·
Al hacerlo, adoptaríamos la posición de los positivistas Hay dificultades evidentes en esta como en las. dos
del siglo XIX, de la cual partió el filósofo alemán Dilthey teorías precedentes, pero no podemos estudiarlas aquí.
(aunque Dilthey cambió después de actitud acerca de Todo lo que puedo esperar haber conseguido en este
ella): que la historia objetiva debería descansar sobre el b.reve examen es haber demostrado que :¡;ni tesis origina-
estudio objetivo de la naturaleza humana. Las dificulta- na de que el concepto. de objetividad en historia pide a
des de ese plan son evidentemente enormes, y el concep- gritos un escrutinio crítico no es sino manifiestamente
20 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA CRíTI CA DE LA HISTORIA 21

verdadera, y haber dirigido la atención del lector hacia tores ..de.. filosof!a ~e la histo~ia han p;etendido que el
algunas orientaciones del pensamiento acerca de ella. Con conocimiento h1stónco no es abstracto, sino que en cierto
esto, tengo que abandonar la materia por el momento y mod? es concreto. Es cosa bastante clara que la cuestión
pasar al cuarto y último de mis grupos de problemas de de SI hay algo de verdad en esa pretensión depende de
filosofía crítica de la historia. que los historiadores expliquen sus hechos del mismo
modo que el científico de la naturaleza explica los suyos
d] La explicación en historia./ El problema central en este o de 9ue puede demostrarse que poseen una penetració~
grupo es el de la naturalezá-ae la explicación histórica. pecuhar en su materia que les permite captar su natura-
leza individual.
La cuestión aquí es averiguar si ofrece algunas peculiari-
dades el modo como el historiador explica (o.int enta ex- · ~~y algunos filósofos que en ·cuanto se plantean esta
plicar) los acaecimientos que estudia. Ya vimos que hay cuesnon la, resuelven negativamente~ La explicación, di-
motivo para decir que la historia es, típicamente, la na- cen, ~sy ~lo pu~de, ~r de un tipo, el tipo empleado en
rración de acciones pasadas dispuestas de tal.manera que elpe~sarmento científico. El proceso de la explicación es
vemos no sólo lo que sucedió, sino por qué sucedió. Aho- esencialmente un proceso de deducción, v en su centro
ra hemos de preguntarnos qué suerte o suertes de "por- siempre hay, 'en. éonsecuenda, algo expr~abl~ en .térmi~
qués" están implícitas en la historia. nos ge11erales: Pero cond~ir a base ?e ~toque no puede
La mejor forma de abordar esta cuestión consiste en haber .un concepto especial de exphcac1ón en historia es
examinar el modo ,en que se usa en las ciencias na~urales todol o contrario de convincente, El modo correcto ·d~
. el concepto de explicación~- Es un lugar comúri filosófico abor~r 1~ cuestión podría suponerse que sería empezar
que los científicos no intentan ya explicar los fenómenos por exarm narlo s pasos que realmente dan los historiad()-
de que tratan en ningú n sentido definitivo: no se propo- res cuando se p<irien a diluéidar un acontecimientO 0 una
nen decimos por qué las cosas son lo que son hasta el • ~:ríe de acontecimientos históricos. Y cuando hacemos
punto de revelar el propósito que está detrás de la na- eso, nos sorprende inmediatamente el hecho de que no
turaleza. Se contentan con la tarea mucho más modesta parec enem plear generalizaciones como lo .hace el cientí-
de formular un sistema de uniformidades observadas de fiC.():r Aparentemente al menos, los historiadores ~~··in­
acuerdo con el cual esperan dilucidar cualquier situación tentan . acla~ar situacio~es particulares por referencia a
que haya de ser examinada. Dada tal si~ación, su actua- otras SituaCiones del rmsmo tipo; su conducta inicial en
ción consiste en demostrar que es un eJemplo de una o todo caso. es totalmente diferente. Así, cuando se les pide
más leyes generales, las cuales puede verse que siguen que expliquen un ·aco~tecimiento particular -por ejem-
a otras ley~s de carácter más general o que están conec- plo,,}a__huelg~ general _mglesa de 192~-; empezarán por
tadas con ellas. Los principales rasgos de este proceso huscar c~nex10nes entre_.,ese_· ácontedriliento .y ~otros con
son, primero, que consiste. en la reducción de aconteci- 1~. que tiene una Telac10n. mtema, .Cen· el caso en cues-
mientos particulares a casos de leyes generales, y segun~ tión, ciertos acontecimieritos piéVíó~·eri la historia ·de las
do, que eso sólo requiere la visión externa de los fenfr. re}a_ciones obrero::Pet:e>nal~~-<1~<:.9ral1 )J,ret.lña)Lgl -~upues­
menos estudiados (pues el científico no pretende revelar to. ~~by~<:e.I?:te _aqm e:>... que acontecimientos histÓricos di.::·
el propósito que está detrás de ellos). Puede decirse que f~re~tes pueden considerarse' conjuntarnen.te• como con~­
esto da por resultado un conocimiento que se define ade- titutivos de un solo proceso, de un todo del cual sólo son
cuadamente como ''abstracto", Ahora bien, muchos escri- partes y al que pertenecen conjuntamente de un modo
22 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA ESPECULATIVA DE .LA HISTORIA 23

especialmente íntimo. Y lo primero que busca el historia- crítica de la historia. Nuestro examen habrá hecho ver
dor, cuando se le pide que explique un suceso u otro, es claramente que hay muchas dificultades verdaderas en la
verlo como parte de un proceso, localizarlo en su conteXto mat~~a y que pertenecen a la clase de dificultades que
mencionando otros sucesos con los que está ligado. tradiciOnalmente tratan los. filósofos analíticos (aunque
Ahora bi~1 este· proceso de .{:~qljg?ci~!i;~ como pode- no han sido estudiadas en absoluto de un modo cuida-
mos llamarlo (siguiendo el uso del lógico del siglo XIX doso por. los f.il?sofos ingleses hasta tiempos recientes).
Whewell) es ciertamente una peculiaridad del pensa- La pnncxp:U dificultad qu; ofrecen es quizá que parecen
miento histórico, y, en consecuencia, es de gran impor- estar relaoonadas entre SI de un modo particularmente
tancia cuando estudiamos la naturaleza de la explicación estrecho, de suerte que al tratar de un grupo -por ejem-
histórica. Pero no nos detendremos demasiado en él. Al- plo, las concernientes a la objetividad histórica- nos ve-
gunos autores sobre esta materia parecen saltar desde la mos obligados a plant:ar cuestiones que estrictamente per-
proposición de que podemos establecer conexiones inter- tenecen a otro: cuestiones acerca de las relaciones entre
nas entre ciertos acontecimientos históricos hasta el aser- la ~istoria y las ciencias, por ejemplo, o también acerca
to mucho más general de que la historia es totalmente de la explicación histórica. Pero esta dificultad, aunque
inteligible, y, en consecuencia, afirman que, por ello, aguda en filosofía de la historia, de ningún modo se li-
es superior a las ciencias naturales. Esto es un error, mita a esa materia, y tenemos que hacer cuanto podamos
evidentemente. La verdad parece ser que aunque el para resolverla, .recordando que no hay que pensar que
pensamiento histórico posee, pues, ciertas peculiaridades nuestra agrupación de problemas posea en sí misma un
propias, no es toto crelo diferente del pensamiento cien- valor intrínseco, sino que es simplemente un recurso me-
tífico. En particular, es difícil negar que el historiador, todológico destinado a evitar que planteemos demasiadas
como el científico, recurre a proposiciones generales en cuestiones a un mismo tiempo.
el curso de su estudio, aunque no las hace explícitas de la .
misma manera que el científico. La historia difiere de 4. FILOSOFÍA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA
las ciencias naturales en que el propósito del historiador
no es formular un sistema de leyes generales; pero esto no Para atender ahora a los problemas que pertenecen a la
quiere decir que tales leyes no son supuestos previos del f~losofía de la historia en su parte especulativa o metafí-
pensamiento histórico. De hecho, como espero demostrar Sica, tenemos que admitir desde el principio que hay mu-
detalladamente más adelante, el historiador hace uso cons- cho más desacuerdo sobre si ésos son o no verdaderos
tante de generalizaciones, en particular de generalizacio- problemas. Algunos filósofos dirán que los únicos asuntos
nes sobre los diferentes modos en que los seres humanos que interesan a la- filosofía de la historia son problemas
reaccionan a diferentes tipos de situaciones. La historia, ~alí~cos .de la clase ya descrita, y que todas las demás
pues, presupone proposiciones generales sobre la natura- mvestigaoones (como las realizadas por escritores como
leza humana, y no sería completa ninguna explicación H~gel) son en realidad vanas. Pero hay que confesar que
del pensamiento histórico sin la adecuada apreciación de ~XIste, en todo caso, una fuerte tendencia a plantear cues-
este hecho. tiones sobre el curso de la historia así como sobre la na-
turaleza del pensamiento filosófico.
Y ya basta en cuanto a la descripción preliminar de los Podemos distinguir dos grupos de tales cuestiones. El
que parecen ser los principales problemas de la filosofía primero comprende todos los problemas metafísicos que,
24 ¿QUf: ES .LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? FILOSOFíA ESPECULATIVA DE LA HISTORIA 25
como ya hemos aclarado, fueron tratados en lo que de la interpretación y la causalidad históricas. Si Marx
llamo filosofía tradicional de 1a historia. El punto funda- está en lo cierto, las principales fuerzas motrices de la
mental en que se interesaron esos filósofos puede formu- historia son todas económicas, y ninguna interpretación
larse si decimos que trataban de descubrir el sentido y del curso detallado de los acontecimientos que deje de
finalidad ~e todo el proceso hist6rico. La historia tal como reconocer esto tiene algún valor. Ahora bien, hay que
la presentan los historiadores coiTientes les parecía consis- decir desde el principio que el problema de cuáles son las
tir en poco más que en una sucesión de acontecimientos principales fuerzas motrices de la historia no parece ser
desconectados, carentes por completo de consonancia o un problema filos6fico. Es un asunto que sólo puede
de razón. No había el intento en la historia. "empírica.., resolverse mediante el estudio de las conexiones causales
como se la llamaba, de ir más allá de los acontecimientos reales en la historia, y no está claro por qué ha de consi·
reales hasta el pla."":. que está detrás de ellos, el intento derarse a un fil6sofo especialmente equipado para ese es-
de. revelar la trama subyacente de la historia. Considera- tudio. Sin duda podría llevarlo a cabo con mucho más
ban evidente que existía tal urdimbre, si no había de provecho un historiador inteligente en activo. Además,
considerarse a la historia totalmente irracional, y, en con- darla por resultado no la formulaci6n de una verdad evi-
secuencia, se pusieron a buscarla. Pensaban que la tarea dente por sí misma, sino de una hipóteSis empírica, que
de la filosofía de la historia consistía en escribir una ex- se probaría por su eficacia para proyectar luz sobre situa-
posición del curso detallado de los acaecimientos históri- ciones históricas individuales. Hasta donde esto es cier-
cos de tal suerte que quedaran de manifiesto su 11Verdade- to, la formulación de una teoría de la interpretación his-
ro" sentido y su "esencial" racionalidad. Como ya hemos 1 tórica parece corresponder a la historia misma más que
visto, es bastante fácil criticar semejante proyecto; y en a la filosofía de la historia, así como la determinación de
realidad el programa era condenado tanto por los histo- cuáles son los factores causales más importantes en el
riadores en activo (que veían en él un intento de supri- mundo material corresponde a las ciencias y no a la filo-
mir su ocupaci6n) como por los filósofos antimetafísicos sofía de la ciencia.
(que lo juzgaban totalmente incapaz de realización). Tiene, sin embargo, alguna excusa considerar las opi-
Pero el problema fundamental que plantea -el proble- niones de Marx sobre estas materias como poseedoras de
ma, para decirlo de un modo crudo, del sentido de la algo más que un toque filosófico acerca de ellas. Pode-
historia- tiene con toda evidencia un interés recurrente, mos decir que la teoría marxista de la interpretación his·
y ningún examen de nuestra actual materia puede olvi- . tórica es filosófica por cuanto presenta su principal tesis
darlo por completo. no como una mera hipótesis empírica, sino como algo
El segundo grupo de cuestiones quizá no es en abso- mucho más parecido a una verdad a priori. Marx, como
luto estrictamente filosófico, aunque, gracias a la boga veremos si examinamos cuidadosamente sus opiniones, no
del marxismo, el público en general cree más comúnmen- parece sostener sólo que los factores económicos 59n en
te que es el que interesa a la filosofía de la historia. La realidad las fuerzas más poderosas que determinan el cur-
supuesta filosofía marxista de la historia tiene más de un so de la historia; parece sostener, además, que siendo
aspecto: en cuanto intenta demostrar que el curso de la las cosas lo que son, esos factores son y tienen que ser los
historia tiende a crear una sociedad comunista sin clases, elementos básicos de toda situación histórica. No tene-
está cerca de ser una filosofía de la historia del tipo tra- mos más que reflexionar sobre el modo en que los mar·
dicional. Pero su principal objeto es presentar una teoría xistas usan su tesis para ver que le atribuyen una validez
26 ¿QU:t ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? PLAN DEL LIBRO 27
mayor de lo que estaría justificado si la considerasen una gunos lectores un prejuicio contra ello. Pero. no está claro
hipótesis empírica. Lo que en realidad parecen hacer es í'
1 que ese prejuicio esté justificado ni en general ni en el
defender el principio del materialismo histórico como una caso específico que tenemos delante. Suponer que lo es
verdad necesaria, de tal suerte que ninguna experiencia sin discusión difícilmente podría justificarse. ·
futura podrá perturbarla. Y si esto es realmente correcto,
el proceder de los marxistas merece indudablemente la
atenció~ de los filósofos. 5. PLAN DEL LIBRO

No hay que interpretar erróneamente las implicacio- En el presente volumen el tratamiento de la filosofía de
nes de las observaciones anteriores. No estoy insinuando la historia se dividirá en dos partes correspondientes a las
que el intento de los marxistas y de otr9s para formular que acabamos de distinguir. En la primera y más larga
teorías generales de la interpretación histórica· sea impro- de ellas nos OCUJ?.3.remos primordialmente de la naturale-
pio. Yo pensaría, por el contrario, que es algo en lo que za del pensamiento histórico. Expondremos, o intentare·
deben interesarse todos los que se dedican al estudio de mos exponer, los rasgos más prominentes de ese tipo de
la historia. Lo que sostengo es que la tarea de formular pensamiento, procurando descubrir entre ellos los que lo
dicha teoría no corresponde al filósofo, sino al historia- diferencian de otros tipos de pensamiento. Estudiaremos
dor. La aportación de Marx a la comprensión de la his- sus supuestos previos y examinaremos el carácter episte-
toria no fue en realidad una aportación a la filosofía de mológico de sus productos. Nuestro proceder será aquí
la historia propiamente dicha. Pero la teoría marxista in- puramente reflexivo: partiendo del hecho de que las gen-
teresa a los filósofos a causa del género de importancia tes piensan sobre cuestiones históricas, nuestro objetivo
que Marx parece dar a su fundamental principio. La ili- será descubrir lo que hacen exactamente. Por estos me-
mitada validez atribuida por los marxistas a ese principio dios podremos tocar todas las cuestiones que se dijo
es incompatible con que se le considere una mera hipó- arriba que pertenecen a la filosofía crítica de la historia.
tesis empírica (aunque no con que se le considere suge- No es necesario subrayar que, en un libro elemental como
rido por la experiencia); y el problema de qué justifica- éste, no será posible hacer más que indicar cuáles son los
ción tenga el considerarlo así ciertamente merece detenida principales problemas que se plantean y estudiar, más o
atención. menos dogmáticamente, una o dos de sus soluciones más
Todos estos puntos serán estudiados detalladamente obvias. Pero aun esto puede tener su utilidad en una ma-
más adelante. El objeto de la presente exposición no es
teria tan descuidada como ésta.
otro que ilustrar el tipo de cuestión que trata la filosofía La segunda parte de nuestra pesquisa, dedicada a los
de la historia, o que podría creerse que trata. Podemos problemas tradicionales de la filosofía de la historia, será
resumir diciendo que si puede afirmarse que el filósofo inevitablemente más resumida aún. Todo lo más que po-
tiene un interés específico por el curso de la historia, ha dremos hacer aquí, en realidad, es examinar en esbozo
de ser por la totalidad de ese curso, es decir, por el sen- uno o dos intentos famosos de formular filosofías de la
tido de todo el proceso histórico. Esta segunda parte de
nuestTo estudio, en realidad, o tiene que ser metafísica o
los de "progreso", "acontecimiento ~ist6rico".' "período hist6~­
no existe. 6 Y afirmar esto indudablemente creará en al- co'\ No estoy seguro de que sea as1, pero SI lo es, la matena
e Podría negarse esto basándose en que forma parte de la se relaciona evidentemente de manera estrecha con los temas
función de la filosofía de la historia dilucidar conceptos como mencionados en el párrafo 3 supra.
28 ¿QUÉ ES LA FILOSOFíA DE LA HISTORIA? 2

historia del tipo metafísico, y sacar !Qediante 1~ .r~flexión HISTORIA Y CIENCIAS


sobre ellos algunas conclusiones sobre la pos1b1hdad de
toda la empresa. A manera de apéndice de esta pa:~te. I
me propongo emprender un breve examen del matenahs-
mo histórico desarrollando los puntos enumerados en el
presente capítulo. Si algún lector queda insa~sfecpo de
la brevedad de este tratamiento, sólo puedo decule que lo J. CARACI'ERIZACIÓN PRELIMINAR DE LA IDSTORIA.
lamento; pero tengo que aclarar que, en m} opinión, LA IDSTORIA Y LA PERCEPCIÓN SENSORIAL
la decisión final acerca de la validez de la teona en cues-
tión no corresponde al filósofo, sino al historiador mismo. En el capítulo anterior supusimos que hay una clase es-
pecial de pensamiento llamada pensamiento histórico, y
señalamos algunos de los problemas que a .primera vista
parece plantear. Ahora tenemos que someter. a examen
nuestro supuesto e intentar decir con más exactitud qué
es el pensamiento histórico y en qué se diferencia de otras
clases de pensamiento, del pensamiento en las ciencias
naturales, por ejemplo. Plantearemos, pues, todo el p;ro.
blema .de la naturaleza del conocimiento histórico, y ter
caremos las difíciles cuestiones que plantea el averiguar
si la historia puede .pretender ser un estudio científico
y en qué sentido.
Probablemente la mejor manera de abordar la cues-
tión sea preguntamos qué es lo que el historiador trata
de investigar y qué es lo que espera descubrir. La primera
solución que se ofrece es obvia: aspira a una reconstruc-
ción inteligente del pasado. Y podría pensarse que eso
por sí solo serviría para distinguir la historia como rama
independiente de conocimiento. Es fácil suponer que las
ciencias naturales se interesan por el mundo que nos
rodea; dependen, para sus datos, de la percepción senso-
rial. La historia, a modo de contraste, se interesa por el
pasado, y las impresiones recordadas tienen, por lo tanto,
q·ue formar una parte indispensable de su materia prima.
Pero, en realidad, el contraste entre la historia y las cien·
cias naturales no es tan agudo. En primer lugar, no es
verdad que el científico se interese por el presente con
exclusión del pasado. Completamente aparte de que el
conocimiento memorístico entra en todos los juicios per·
[29]
HISTORIA Y CIENCIAS CARACTERIZACióN PRELIMINAR 31
30
1
br~ las actividades del hombre conocidas en un lapso re·
ceptivos presentes acerca de objetos, sólo se necesita re-
cordar la existencia de estudios como la geología y la lativamente breve. Y en el caso de que alguien piense
que esto es .simple miopfa por parte de los historiado-
palt ::1tología para ver que hay ramas de la investigación
res, que refleJa la tendencia anticientffica de su educación
científica que estudian el pasado y no el presente. Y
además no puede sostenerse que la historia es, sin limi- y señala que H. G., Wells .ofrece en su Outline of His:
taciones, el estudio del pasado. Hay grandes porciones del torY. algo mucho mas amplio, puede ser pertinente aquí
decn que aun Wells se interesó primordialmente en su
pasado de las que la histmia, tal como normalmente ·se
la entiende, no toma. ningún conocimiento, por ejemplo, obra. por l?s actividades de .seres huma~os, y que sus pri·
todas las edades que precedieron a la evolución del hom- mer?s cap1tul?s, sea, cualqmera su proposito ostensible, en
bre hacia algo parecido al tipo de criatura que es ahora. reahdad los mcluyo porque pensaba que arrojaban luz
s~bre la naturaleza human:¡. Qué importancia dar al am-
. Definir la historia como el estudio del pasado y tratar
de fundar su autonomía como forma de conocimiento so- biente natural en relación con las acciones de los hom-
bre ese punto es algo que no puede defenderse. Pero, des- bres, ·y ,hasta q\lé punto conectar esas acciones con la
de luego la historia es, en cierto sentido, un estudio del na~raleza animal del hombre, son puntos que cada his-
pasado. ¿De qué pasado? La respuesta es: el pasado de los tonador ha de .decidir por sí mismo. Wells decidió re-
seres humanos. La historia empieza ·a interesarse por el montarse mucho en .el pasado, pero no cambió, al hacerlo,
la naturaleza de la historia.
pasado cuando por primera vez •aparecen en él seres hu-
manos~ Su esencial incumbencia son las experiencias y
Por lo ~to, d.emos yor sabido que es el pasado hu-
las acciones humanas. Es cit;!rto, de5de luego, que la. his- mano el objeto pnmordial del estudio de la historia. El
toria registra no simplemente lo que hicieron y sufrieron siguiente punto a examinar es el tipo de conocimiento
a que aspira. ·
seres humanos, sino también un número considerable de
acontecimientos naturales del pasado: terremotos, inun- . Aquí tenemos que examinar dos posibilidades. La
daciones, sequías y cosas análogas. Pero su interés en
e
pnmera es que el historiador se limita o debiera limi-
esos acontecimientos es estrictamente circunstancial. El tarse) a la descripción exacta de lo que sucedió, cons-
historiador no se interesa en ningún momento de su tra- truyendo lo que puede llamarse .un sencillo relato de los
bajo por la naturaleza en sí misma, y sí sólo como me- acontecimientos pasados~ La otra es que el historiador va
dio ambiente de las actividades humanas. Si menciona má~ allá de ese sencillo relato y se propone no meramente
hechos naturales, es porque esos hechos tuvieron algunos decir lo que sucedió sino también (en algún sentido)
efectos sobre las vidas de los hombres y las mujeres cu- explicarlo. En el segundo caso la clase de relato que cons-
truye debe describirse como '<significativo" y no como
yas experiencias describe. Si no hubieran tenido esos efec- "sencillo". · ·
tos, ·no los habría mencionado.
Que esto no es puro dogmatismo puede verlo el lector
La relevancia de la distinción que aquí se sugiere
puede ser advertida mediante el examen de un problema
por sí mismo si reflexiona sobre escritos históricos reales.
paralelo. El estudio del tiempo para una zona dada y un
Una historia del mundo no suele empezar con especula-
ciones sobre los· orígenes del universo, ni contiene una período dado podría hacerse, indudablemente en dos
exposición de las mutaciones de las especies vegetales y niveles, que podemos distinguir, un tanto des~gradable­
animales una vez aparecida la vida en este planeta. Su mente, como amateur y profesional. En el primero el
observador se limita al registro completo y €Xacto' de
campo efectivo es mucho más reducido: se concentra so-
32 HISTORIA Y CIENCIAS CARACTERIZACióN PRELIMINAR 33

detalles de presiones barométricas, temperaturas, direc- un cuadro coherente. Pero el que procedan así no hace
ción y fuerza del viento, lluvia, etc., produciendo así una sino atestiguar las dificultades generales bajo las cuales
simple crónica del tiempo en la zona. En el segundo, no trabajan los historiadores, y no una debilidad inherente
se contentaría con esa crónica, sino que se esforzaría no al ideal histórico. La verdad es que la historia es materia
sólo por registrar sino también, hasta donde se lo· permi- . mucho más difícil de lo que con frecuencia se cree, y
tieran los datos, por comprender los acontecimientos de , que su afortunado cultivo requiere que se den muchas
que trata, rastreando en ellos la acción de las leyes natura- condiciones, no todas las cuales dependen de los historia-
les que formula la ~eteorología. dores. Pero que sea difícil alcanzar la verdad histórica
La cuestión relitiva a si el historiador construye un no es razón para negar su especial naturaleza. ,
relato sencillo o un relato que yo he llamado "significa- Hace Croce una distinción en su Teoría e historia
tivo", de los acontecimientos pasados, es la cuestión acerca de la historiografía que puede ser esclarecedora en este
de si su proceder se acerca al del meteorólogo amateur respecto. Croce contrapone la historia propiamente dicha
o al del. profesional de mi ,ejemplo. Pero no hay 'que .y la crónica, y describe la primera como el pensamiento
confundu el problema. El punto a discusión no es la vivo del pasado, mientras que la segunda está, por de-
identidad definitiva del pensamiento histórico con el cirlo así, muerta y es ininteligible. El uso que el propio
científico: es ésta una cuestión que no aparece hasta una Croce hace. de esta distinción en interés de su teoría de
etap~ po~terior. Es, más bien, si el nivel en que se mueve que toda historia es hist01ia contemporánea, no tiene por
la htstona es comparable al de la simple percepción o al qué interesarnos aquí. Pero pienso que hay que recono-
de la cien~ia. Si lo primero e~ la ~olución verdadera, po- cer que dicha distinción responde a una diferencia real
demos decu que la tarea del h1stonador es decimos, según de niveles del conocimiento históricn. La clase de cono-
la fa~osa frase de Ranke, "exactamente lo que ocurrió", cimiento que tenemos de la historia de la pintura griega,
y deJar la materia en eso; si lo es lo segundo, tenemos para poner un ejemplo del mismo Croce, es muy diferente
que convenir en que el tipo de relato que tiene. que cons- del que tenemos, por ejemplo, de la historia política de ·
truir el historiador es un relato «significativo", dejando la Europa del siglo :xn, y en realidad la diferencia es tan
e
~~ cuestió.n ~~ có~o puede serl~ esto es, en qué con- profunda que casi puede decirse que pertenecen a géneros
diferentes. No es sólo que en el caso de la historia
SISte su stgmftcacwn) para ultenores investigaciones.
~hor~ bien, _yo creo q~e no es difícil demostrar que política del siglo XIX tengamos mucho más material
la ?Istona propia~ente d1cha implica un relato signifi- sobre el cual trabajar que cuando tratamos de la his-
cativo y no sencillo de la pasada experiencia de seres toria de la pintura griega, de la cua~ quedan muy pocos
humanos. El historiador no se contenta con decirnos testimonios directos. Hay también el hecho de que,
meramente lo que ocurrió, quiere también hacernos ver por estar más cerca del siglo XIX, podemos penetrar mu-
por qué ocurrió. En otras palabras, aspira, como se in- cho más fácilmente las ideas y los sentimientos de la
sinuó al prin;ipio, a una reconstrucción del pasado que época y, en consecuencia, ·usar nuestros testimonios de
sea a la .vez mt~lig~nte e inteligible. Es verdad que con manera mucho más efectiva. El relato que podemos cons-
frecuencia los lustonadores no llegan a este elevado nivel: truir de la historia política del siglo XIX es a la vez com-
carecen de r,ruebas o de la penetración necesaria para una pleto y coherente: en él pueden presentarse los aconte-
reconstruccwn adecuada, y en consecuencia se ven iin- cimientos de tal modo que su desarrollo parezca orde-
pulsados a recitar hechos aislados sin poder ajustarlos en nado e inteligible. Una historia de este tipo está estre-
34 HISTORIA Y CIENCIAS CONOCIMIENTO .CIENTíFICO: CARACTERlSiiCAS 3;
chamente entrelazada y es consecuente. Pero una historia exhaustiva esta. alternativa, no podemos dar más que una
de la pintura griega, o lo que pasa por tal historia, es, en respuesta. Pero dar esa respuesta no es resolver el pro-
comparación, una cosa lamentable, consistente en poco blema de la categoría del pensamiento histórico. Porque
más que los nombres y las fechas aproximadas de ·algu- plantea al mismo tiempo la cuestión del sentido, si lo
nas celebridades, con los títulos de sus obras tal como los hay, en que es apropiado identificar el pensamiento his·
registraron autores antiguos. No nos da ninguna idea del tórico y el científico, por ejemplo, en las conocidas pala-
desenvolvimientG real de la pintura en el mundo antiguo, bras de J. B. Bury, según las cuales ·"la historia es una
sino que en realidad es sólo una crónica insatisfactoria, ciencia, ni más ni menos". A este asunto debemos prestar
el mero esqueleto de una historia. · ahora nuestra atención. "
El punto sobre el cual deseo insistir es que, aunque es
posible encontrar esos dos niveles de crónica y de historia
propiamente dicha ~ toda la historia escrita -si bien es 2. CARACTERÍSTICAS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

posible hallar eleme'ittos de crónica en la historia más ela- ¿Qué queremos decir cuando llamamos ciencia a un
borada, y de historia propiamente dicha en la crónica corpus de conocimientos? Queremos decir, en primer
más primitiva-, el ideal histórico siempre es rebasar la lugar, que lo distinguimos de un conjunto de trozos for·
fase de la crónica y llegar a la de la historia. Lo que todo tui tos de información. Todos los hechos que conocí ayer
historiador busca no e.s un relato escueto de hechos in· pueden necesitar, para ciertos propósitos imaginables, que
conexos, sino una fluida narración en la que cada acon- se les considere en conjunto, pero nadie creería que cons-
tecimiento esté, por así decirlo, en su lugar natural y tituyen una ciencia. Las diferentes proposiciones de una
forme parte de un todo inteligible. En este respecto el ciencia, al contrario de los ingredientes de aquel agre-
ideal del historiador es en principio idéntico al del nove- gado, están sistemáticamente relacionadas. Una ciencia,
lista o el dramaturgo. Así como una buena novela o una sea lo que fuere, es un cuerpo de conocimientos adqui-
buena comedia parece consistir no en una serie de epi- ridos como resultado de un intento de estudiar cierta
sodios aislados, sino en el desarrollo ordenado de la si- materia de un modo metódico, según un conjunto deter-
tuación compleja de la cual parte, así una buena historia minado de principios guías. Y el hecho de que abordemos
posee cierta unidad de argumento o tema. Y cuando no nuestro material teniendo presente dicho ·conjunto de
encontramos esa unidad experimentamos un sentimiento principios es lo que da unidad· y sistema a nuestros re-
de insatisfacción: creemos no haber entendido los hechos sultados. El punto fundamental aquí es que nos plantea-
que nos pusimos a investigar lo mejor que pudimos. mos cuestiones desde un conjunto definido de supuestos
Ahora bien, si esto es totalmente exacto (y debe ad- previos, y nuestras respuestas están <:onectadas precisa-
vertirse al lector que se formula no como un análisis defi· mente a causa de esto. Habría que añadir que la verdad
nitivo, sino simplemente como una descripción a primera de esta tesis no es afectada por el hecho de que los inves-
vista del proceder y las aspiraciones reales de los historia- tigadores científicos ignoren con frecuencia sus propios
dores), creo que podemos concluir con seguridad que supuestos previos: no necesitamos tener explícitamente
todo intento de considerar la historia simplemente coordi- presente un principio para poder usarlo en nuestros pen-
nada con la percepción sensorial tiene que ser erróneo. Si samientos.
se nos pregunta si el pensamiento del historiador se mueve Una ciencia ha de ser considerada por lo menos
en el nivel perceptivo o en el nivel científico, considerando como un corpus de conocimientos sistemáticamente
36 HISTORIA Y CIENCIAS CONOCIMIENTO CIENTíFICO: CARACTERíSTICAS 37
relacionados y dispuestos de un modo ordenado. ~Pero del mismo modo que los resultados abstractos de la geolo·
basta eso para formar una definición? Se ha indica~ gía, por ·ejemplo, se aplican prácticamente en las opera-
do1 que no basta, pues si bastase tendríamos que ciones mineras o en las mecánicas de la construcción de
· convenir en que un horario de trenes o un direc., puentes. Y la característica de las verdades científicas que
torio telefónico son ejemplos de libros de texto cien• hace posible ese resultado es precisamente su carácter
tíficos. La información de esos libros fue adquirida por general, que hace que puedan usarse para predecir el
averiguaciones metódicas y dispuesta de. un modo. orde· futuro. A causa de que el científico se interesa en los acon-
nado, pero no se diría normalmente que es información tecimientos que estudia no como acontecimientos indivi-
científica. ¿Qué nos mueve a negarle ese título? La res- duales sino como casos de un tipo determinado, su cono-
puesta es que tendemos a emplear la palabra "científico" cimiento lo lleva más allá de los límites de su experiencia
sólo cuando se trata de un conjunto de proposiciones ge· inmediata y le permite prever, y en consecuencia quizá
nerales., Una ciencia, diríamos, es una serie no de verda~ qominar, los acontecimientos futuros. Porque la ciencia
des particulares sino de ver~des unive~~ales, ..eJC]?r(!SabJ~ generaliza y así da lugar a predicciones, puede hacemos,
~!!_p!QEQSi~iQ!les qu~. ~ropi~~an conpalabra~~fQ!!}O~~:~iel!J· según la sorprendente frase de Descartes, "amos y posee-
pre", "si", "todo", uningú1l",# Es un lugar comu? decu dores de la naturaleza".
que los científicos no se interesan en las cosas particulares Hay un último rasgo del pensamiento científico tal
por sí mismas, sino sólo en cuanto pertenecientes a deter· como comúnmente se le entiende que merece ser mencio-
minada clase, como ejemplos de principios "gener.~~~r &~~ nado antes de que pasemos a preguntamos cómo afecta
\expli~ación delcoiiodiriiéritó-científicoJ~(ruo:,l\"ñ:?tótefes, · todo esto a la situación de la historia. Me refiero al hecho
""yJi~sta .h<iY_s(.Yiene . . :repitiendo. en l~.)!.I?!Qs..sl~LJemo de que generalmente se piense que la verdad o la falsedad
sobre el método científico.,t de las hipótesis científicas es independiente de las cir-
. ·Esta cuesiion acerca d~l carácter general dejas P:r?· cunstancias personales o de las opiniones privadas de las
posiciones que llamamos científicas es~ . . estrechament~ ·personas que las formularon. Los enunciados científicos,
relacionada cóii otra.¡ Tendemos a considerar el pensa- según esta interpretación, aspiran a ser universalmente
miento científico como un conocimiento que es siempre admitidos; no son campo apropiado para el despliegue de
útil en algún grado, útil porque nos permite dominar .el partidarismos de ninguna especie. Decir esto no e._, na·
presente o predecir el futuro.c No hay que interpretar turalmente, adherimos a la absurda teoría de que no pue-
mal esta aseveración. La cuestión no consiste en que ne· de haber discusión sobre los resultados científicos; puede
guemos el nombre de ciencia a un estudio cuya utilidad y debe haber controversias dentro de toda ciencia, y hasta
no pueda verse inmediatamente; hay multitud de ramas los resultados admitidos deben .estar abiertos a la rectifi 4

de la ciencia que, vistas las cosas superficialmente, pare· cación al conocerse pruebas nuevas o modos nuevos de in·
cen ser cultivadas por sí mismas, sin pensar en los resul- terpretar las pruebas antiguas. Pero todo esto es posible sin
tados prácticos que podamos esperar de ellas. Es más bien que el científico renuncie a su principio fundamental se-
que, cuando tenemos un conocimiento científico, siempre gún el cual las conclusiones a que llega las alcanza sobre
suponemos que podría ser aplicado para fines prácticos, bases que otros observadores pueden escudriñar y compar-
tir. Las teorías y las argumentaciones científicas pueden
1 Cf. Introtluction ro Logic antl Scientific Methotl, de Cohen ser difíciles de comprender para el profano, pero si han de
y Nagel, p. 81 de la edición abreviada. merecer su nombre, nunca deben ser esotéricas en el mal
38 HISTORIA Y CIENCIAS HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTíFICO 39

sentido de sustentarse sólo sobre la autoridad de algún tinta de la del l10mbre corriente. La enseñanza superior
supuesto atisbo personal o de ser cognoscibles sólo para de la historia, como sabe todo el que tiene alguna expe-
un grupo de personas especialmente privilegiadas. Me- riencia del asunto, no es tanto cuestión de comunicar
diante esta prueba rechazamos .las pretensiones científicas hechos como de enseñar cierta técnica para estableceril.os e
de la astrología y tenemos dudas acerca del carácter to- interpretarlos .. Y esta técnica, como ya hemos observado,
talmente científico de por lo menos algunos de los estu- fue sustancialmente perfeccionada en el curso del tiempo,
dios agrupados bajo el títuw de investigación psíquica. por lo menos particularmente durante los dos últimos
Podemos resumir los resultados de este breve intento siglos, de suerte que errores en que incurrían frecuente-
de exponer las principales características del concepto mente en el pasado escritores altamente preparados pue--
común de la ciencia y del conocimiento científico en los den evitarlos ahora eruditos de sólo mediana campe·
términos siguientes. ;~plicamos .la palabr:t. "ciencil' al e~ tencia.
nocimiento que a] se adquirió metódicame11t~y t;:~tá *~ Se objetará aquí que esto es exagerar las dificultades
temáticamente relacionado; b] consist~ en .Ul1 cuerpo de_,_. del conocimiento histórico. Seguramente ,-se dirá- lo
verd.ad~~ g~~eraleso porJo fl1enos lo C()nJ:!e!l~;,p] nos per- que más sorprende al comparar las producciones de los
.mi te hacer. predicciones ::tcer!:ll.clas . y .f!I1 cons~<;ue11~i_a CC>Il: historiadores con las de los científicos naturales es que
\trolar el curso futuro de los acontecimiep!os, .el1.l:llgqna. las primeras. son inteligibles para personas sin prepa-
medida al ·menos; d] es objetivo, en el sentido de. que ración profesional, mientras que las últimas están llenas
todo obser-v:ado,J:. ~in prejuicios debería admitirlo sL.~e le, . de tecnicismos que .sólo un experto puede comprender.
presentasen las prue~as, cualesquiera que fu~sen sti~.. P!"~­ Pero del hecho de que la historia se escrib~ en el
dilecciones pe~~onales o sus circunstancias privada~:/ lenguaje corriente, y de que no haya creado un vo~a?u­
lario especial. propio, no se sigue que pueda escnb:rla
3. IDSTORIA Y CONOCIMIENTO CIE:!Ii""TÍFICO cualquier mentecato. Lo cierto es que hay la mayor dife--
rencia del mundo, en esta como en otras ramas. del saber,
Teniendo presente estas consideraciones, tratemos ahora entre el enfoque de un aficionado y el de .un profesional,
de determinar la cuestión relativa a si la historia es una
ciencia.
es
aunque la distinción menos palmaria en historia que en
otras materias. Esto lo explica el hecho de que todos esta-
Que la historia es un estudio científico en el sentido mos obligados por las exigencias de la vida cotidiana a
de que se realiza de acuerdo con un método y una técnica hacer alQÚn uso de las técnicas del historiador. No pode-
propios probablemente no lo negará nadie. A las conclu- mos lee; inteligiblemente nuestros periódicos diarios sin
siones que_ los historiadores tratan de formular se llega plantearnos cuestiones acerca del cré~to que m~rece .la
mediante el examen de una materia claramente definida información que contiene: la valoraciÓn del testunoruo,
-las acciones y los sufrimientos de seres humanos· en el que es una de las tareas más importantes del historiador,
pasado-, realizado d~ acuerdo con reglas que generaciones es algo que todos tenemos que hacer. Esto es bastante
sucesivas de investigadores han hecho cada vez más pre- claro, pero es igualmente claro que no todos podemos ha-
cisas. Sobre esta materia difícilmente hay lugar para con- cerlo con la misma pericia, y que una persona con pre-
troversias serias. No tenemos más que pensar en que hay paración en el método histórico tiene, en este respe:to
una clase de historiadores profesionales cuya capacidad una ventaja enorme sobre otra que solo puede confiar
para tratar el material que estudian es totalmente dis- en su impreparada inteligencia. A cualquiera que dude
40 HISTORIA Y CIENCIAS HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTíFICO 41

de esto y piense que la historia es materia de sentido les de los que aquéllos son ejemplos. Se interesa, por
común, y nada más, se le puede invitar a someter su ejemplo, en la Revolución francesa de 1789, o en la Re~
opinión a una prueba práctica: tomar, pongamos por caso, volución \~ngl~sá· a~, ~6,"?~·.P e.n.Ja Revolri<;}?n rusa de
una colección de documentos relativos a los orígenes de 1917, y_J:lO (salvo acddentalmen te)__en el caracter general
la primera guerra mundial y construir sobre esa base una de las revoluciones como tales. Por eso los libros corrientes
historia de los acontecimientos que condujeron a ella. Se de historia terminan cuandÓ el autor termina su exposi-
sorprenderá de las dificultades que hallará y lo disgustará ción del período qué tevisá; si el interés del historiador
la simplicidad de su pensamiento que señalará cualquier fuera el mismo que el del científico, incluiría otro capí-
historiador profesional. tulo, el más importante de la obra, en el que expondría
Me propongo, por lo tanto, suponer que la historia en términos generales las pdncipales enseñanzas de los
puede describirse, en todo caso, como científica, es decir, acontecimientos en cuestión.
que es un estudio con sus propios y reconocidos métodos Un lector escéptico podría no quedar convencido con
que debe dominar todo el que espere ser experto en este argumento por dos razones. Una es la existencia en
ella. Ahora se plantea la cuestión relativa a su situación las obras históricas de generalizaciones explícitas del tipo
respecto de las otras tres características señaladas arriba. a que sirve de ejemplo\I~Jrase de ~ord_ActondVolveré a
Por lo que concierne al segundo de nuestros puntos, tratar de éstas. Laotra,· que puedese:é_tratada más fácil-
parece haber una clara diferencia entre la histmia y las meñte~ es la consideración de que el pensamiento his-
ciencias; porque basta el conocimiento más ocasional del fótico . implica cierto. elementq de. generalidc:¡~L que la
trabajo histórico para asentar que no termina en una e~sicióri anterior. parece excluir .."
serie de generalizaciones explícitas. Es cierto que se dice Me refiero· aquí al hecho de que los historiadores no
a veces que la historia apunta a ciertas uenseñanzas", las se contentan con narrar los sucesos de un período dado
cuales ciertamente toman la forma de verdades generales. ordenadamente; c~~~_.ade~ás misi()Il:.~l1Y.a -~~!l::l~~~r, por
Un ejemplo es la famosa frase de Lord Acton según la ejemplo, el te111ple y_ las característi_cas~e toda una_Apoca
cual "todo' poder corrompe, y el poder absoluto corrompe o de todo un pue~lo. Así, escriben sobre asuntos como
absolutamente". Pero aunque juicios de este tipo se en- la Inglaterra ·medieval .oJa Ilt!stras~?!l.. ~n p~~sia o el
cuenh·an de vez en cuando en obras históricas, no cpuede . ?empo de los victo~anos, y se ingenian, p~~a A~ir~os•.en .
decirse que constituyen la principal incumbencia del his- et·-curso de sus obras mucho. acerca . d~ las caractenshcas
toriador. ,generales de los homb!es qge_vi,viemri é}i.aq~ell()~.tielllpos
La preocupación central del historiador, y en esto pa- y,lugare~ Pero aunque esta actividad es muy importante~
rece no .haber duda, ,no son las generalidades, \sino el e indudablemente pertenece a su campo, no ofrece en SI
curso exacto de los acaecimientos: ~s esto lo que-esper~r~ misma fundamento para confundir el pensamiento his·
\referir y hacer inteligible. 1Desea, como díjiñi~s-añres; . tórico ·con el científico. Porque los juicios que origina,
decir exactamente lo que sucedió y, ar hacerlo: explieár aunque generales en comparación _con los enunciados de
por qüé ocurrió como ocurrió. Y esto significa que sü hechos individuales, no son juicios UJliversales en el
atenci6n debe ·cóncentra.rsé en los acontecimientos que verdadero sentido; son simplemente resúmenes muy con~
son el objeto inmediato de su escrutinio; a diferencia del densados de sucesos particulares.
científico, no es llevado constantemente más allá de los Una breve comparación del proceder histórico con el
acontecimientos a la consideración de principios genera· científico ·propiamente dicho aclarará esto. Cuando ún
HISTORIA Y CONOCIMIENTO CIENTíFICO 43
42 HISTORIA Y CIENCIAS
·a primera vista. Seguramente no es absurdo sost~net
fí.sic:' formula leyes sobre la conducta de cuerpos en mo~
que estudiamos el pasado porque pensamos que dicho
vmnento, esas leyes están destinadas por él a aplicarse
estudio iluminará el presente, y que no lo haríamos si no
a todo lo que satisface, satisfizo o satisfará la definición
creyéramos esto. Si el pasado no significara nada para
de aquella ~xpresión; en fL1enguftje de la lógica, esas
el presente, ¿nos interesaríamos por él? Y si se advierte
leyes se refieren a clases ,•:\'!~iertas"~ 1clases cuyos indivi- 1
. que esto puede admitirse sin convertir a los historiadores
duos no pue?en en;u~e~arse nurica porque son potencial~
en profetas (porque, después de todo, el presente no es
:rnent~ un numero ·mfmito.' Pero cuando los historiadores
estudian, pongamos por caso, las opiniones de los hombres el futuro), podemos reflica: preguntan?o si no es ciert?
que el estu<fio . de la h1stona de un pa1s o de un movi-
~ultos d~ la,fran~ia .d~l sigl() xvm, se refieren a una clase
miento nos pone en mejor situación para prever su fu-
\cerrada , cuyos mdnz1duos podrían, en principio, enume-
turo. Una persona que sabe mucho acerca de, por ejem-
~ar~~·~ No ~ablan, como lo haría un científico (por ejem~
plo, la historia de Alemania está, por lo menos en al-
pio, un sociolog~), de todos los hombres pasados, presentes
gunos respectos, mejor equipada para decir cóm? se desen-
Y futuros, que tienen determinadas características, sino de
volverá. Alemania en lo ·futuro que otra que 1gnora por
los ~ombres, que ~e hecho vivieron en cierto tiempo .y
completo . dicha historia. Los ~istori,adores }:med~n no
en cierto pms. Y estas son dos cosas muy diferentes.
ser profetas, pero con frecuencia estan en SituaciÓn de
No .qui~;o ocultar el hecho de que este asunto de la
ge~erahz~cwn en historia es intrincado, y que será nece~ profetizar.
.Hay otro punto que de?e examinarse a ~ste respect?.
~an~ decir mucho acerca de él; pero el lector puede
Se ha dicho que aunque ciertamente no es mcumbencta
mch?arse a .conceder en este punto que hay por lo menos
de los historiadores predecir el futuro, sí lo es en alto
a pr~me~a VIsta una razón para diferenciar la historia de
grado "r~,~odec!r" 2 el p~sado: ~~blecer, sobre la base
la ~1;nc1a na~ural ,en. relación con él. Y esa impresión de pruebas presentes, como deb10 ser el pasado. Y se
qmza se confumara SI pasamo!> a examinar el tema de la
afirma que la conducta del hist?ria?.~r al "retrodecir". es
P!edicción e~ h~s:oria. Como vimos más arriba, la capa- exactamente paralela a la del c1ent1hco cuando pred1ce,
cidad ~el científico para hacer predicciones acertadas ya que en cada caso el razonamiento avanza desde la con-
b:ota duec~ame?te de su preocupación de lo que es tí~
p1co: o de mteres general, en los acontecimientos que in-
e
junción de premisas particulares que el caso ahora es
esto y lo otro) con verdades generales, e~ el. cas? de la
v_e~uga. Por el contrario, el hecho de que, visto super- .
ciencia leyes de la naturaleza, en el de .1a h,~stona leyes
ficialmen~e cuando menos, los historiadores de ningún
que gobiernan la conducta humana en situaciOnes de tal
modo se mteresan en predecir significaría que su actitud
fundamental hacía los hechos es completamente distinta o cual tipo.
Estas consideraciones plantean de nuevo toda la cues-
de la de los científicos.
tión del lugar de las generalizaciones en el pensamie~to
Que los historiadores estudien el pasado por él mismo,
histórico, pero en la presente· ocasión no llevaré más leJOS
no porque se espere que tal estudio arroje alguna luz
el examen de las cuestiones que suscitan. Debemos con-
so~re el curs? fut~ro de los acontecimientos, por lo ge-
~~ral se_ c?ns1derara como mera vulgaridad. Pero la cues- z Esta útil palabra fue ideada, ·creo yo, por el profesor
twn qmza no es tan sencilla como esto sugiere. En pri- G. Ryle. [En una reseña de la primera ~ci6n ~e. es~~ libro el
~er l~gar, tenemos que preguntarnos si el interés del profesor H. B. Acton dijo que la palabra retrochcc16n la había
h1stonador por el pasado es tan desinteresado como parece usado ya en 1895 J. M. Robertson.] ·
44 HISTORIA Y CIENCIAS
DOS TEORíAS 45
tentarnos con afirmar de nuevo la diferencia manifiesta
entre la h~~.:~ria y la ciencia respecto del segundo y ter· varias carac;erís~cas del pensamiento científico, y nos pre·
cero de nuestros puntos. Los científicos, como vimos, se guntamos s1 podía encontrarse en la historia algo que les
interesan primordialmente por verdades generales y con· correspondiese. Y nuestro resultado fue un tanto inde-
síderan incumbencia suya predecir; los historiadores, a ciso, pues· aunque vimos que la historia posée una de las
carac~erísticas mencionadas, fue menos fácil tener alguna
manera de contraste1 se ocupan primordialmente de su·
cesos individuales, y rara vez expresan conc~usiories ver· segundad respecto de las otras. Era evidente, sin embar-
daderamente universales en el curso de su trabajo. Esta go, que toda la orientación del pensamiento del historia-
concentración suya en lo que sucedió individualmente do~ es difer~te d~ la del científico, y que el historiador
se mteresa pnmordialmente por lo que ocurrió individual-
quizá explique el hecho de que no predigan, no obstant~
~ente en el pasado, mie~tras que el propósito del cientí-
la ventaja que su trabajo les da en esta materia sobre
fico es formular leyes umversales. Y esta diferencia sub-
quienes no tienen conocimientos históricos. Pero tenemos
sistirá aun cuando resulte que en el pensamiento histórico
que abandonar este tema, y el de la "retrodicción", para
· · Se presuponen también verdades generales, sin que allí se
estudiarlos más adelante.
hagan explícitas. Por lo menos ningún historiador tiene
Los problemas que plantea para la historia la cuarta
característica del pensamiento científico -su objetividad- ·como su frincipal objet? llegar a ve~dad:S de.ese tipo.a
son tan complicados que reclaman un capítulo para ellos c!,Cuá es la moraleJa de esta Situaéión? ·En realidad
solos. Por el momento debo contentarme con remitir al los filósofos han sacado de ella dos conclusiones totalmente
lector al breve estudio del capítulo 1' del cual concluirá di~tintas .Y /?rmulado dos teorías diferentes del pensa-
que hay un sentido en el que la historia pretende ser un miento h1stonco para resolver los diversos puntos tratados
estudio objetivo, aunque no sea más que porque los enun- arriba. Terminaré este capítulo esbozando esas teorías
ciados y las interpretaciones históricos son considerados rivales y estudiando brevemente algunos puntos fuertes
verdaderos o falsos por sus autores. Pero el asunto es y débiles de cada una de ellas.
crasamente tergiversado si intentamos formular una con· La primera teoría, que nació en Alemania a fines del
clusión acerca de él en una fórmula simple, y haremos ~igl? pasado, fue adoptada poco después por el filósofo
bien en reservar el juicio hasta que sea posible su estudio Itahano Croce y pasó a la filosofía inglesa a través de su
completo. Afortunadamente1 podemos hacerlo sin perjui- partidario R. G. Collingwood; es la explicación idealista
cio de la determinación de nuestro punto principal en el típica del conocimiento hist6rico. 4 Aproximadamente es
presente capítulo. como sigue. La historia es una ciencia porque ofrece un
c?erpo conexo de conocimientos a los que se llegó metó-
dicamen~, ~ro es una ci~ncia de. un tipo peculiar. No
4. DOS TEORÍAS ACERCA DEL PENSAMIENTO HISTÓRICO es un~ ~1enc1a abstracta, ~no concreta, y termina no en
Intentemos ahora resumir la situación tal como se pre- conocimientos generales smo en el conocimiento de ver·
senta en la presente etapa del razonamiento. Después dades individuales. El que esto sea así (si la pretension
de rechazar la sugestión de que la historia está coordinada es correcta) no debe contarse como un punto débil de la
e
con la percepción sensorial esto es simplemente una ex· 8
El profesor.Toynbee quizá parezca una excepción. Para un
tensión hacia atrás de la experiencia presente) 1 pasamos breve estudio de sus opiniones véase infra capítulo 8.
a examinar sus relaciones con las ciencias. Enumeramos 4
Aunque no la aceptaron todos los idealistas ingleses: v.
supra pp. 8-9.
46 HISTORIA Y CIENCIAS 47
DOS TEORíAS
historia, sino más bien como un punto fuerte. Podemos se encontrará, si ha de creerse a los partidarios de la teo-
ver esto si reflexionamos sobre las consideraciones a] de ría, examinando la naturaleza especial de la materia de
que el propósito definitivo de todo juicio es caracterizar la
que trata la historia. · .· . .
realidad en su detalle individua], y b] que las ciencias Hemos sostenido arriba que el objeto propio del hts·
abstractas (por las cuales podemos entender las que uor- toriador son los hechos y las experiencias de seres huma-
malmente se llaman en inglés las ciencias, o sea ~as nos del pasado. Se formuló esta tesis por ~onsiderarla
ciencias naturales) no realizan, notoriamente, ese pro- \ aceptable para los ·filósofos de todas las escuelas; pero
pósito.. Pues, como vio Descartes al estudiar el método sería inocente observar que es particularmente grata para
científico hace mucho tiempo,5 esas ciencias no des- los idealistas. Porque -dicen esos escritores- los hechos
criben hechos concretos :.ino que tratan de meras posi- y Jas experiencias de seres humanos· son hechos y expe-
bilidades. "Si p, entonces q", es la forma que toman sus riencias de mentes,· y podemos captarlas en sus .deta-
conclusiones, . y esas proposicione<> hipotéticas pueden
ser formuladas, y lo que es más, pu~den set verdaderas,
lles concretos precisamente porque nosotros tenemos o e
somos) mente. A la naturaleza hay que verla desde afue-
aunque no haya casos reales de las conexiones en cues• ra pero pensamientos y experiencias nos son accesibles
tión. Esto no es negar la verdad manifiesta de que las '
desde adentro. Podemos captartos 1 d.e un modo umco' .
ciencias inductivas tienen, en todo caso, un punto de porque podemos re-pensarlos o re-vivirlos, poniéndonos
contacto con la realidad por el hecho de que nacen de la imaginariamente en el lugar de las perso~as, pasadas ?
reflexión sobre los datos de la percepción y constante- presentes, que los pensaron o las expenmentaron pn-
mente vuelven a ella. Es, más bien, subrayar que ninguno mero. Este proceso de re-vivir i~aginar~a~~nte es, seg~n
de los resultados a que .llegan dichas ciencias, precisa- se afirma, central en el pensamiento h1stonco, y exphca
mente porque se proponen expresar conexiones universa- por qué ese estudio puede da~os .el conocimiento indi-
les, es categóricamente verdadero de hecho. En lenguaje vidual que no nos dan otras cwncms.
lógico, se formulan en proposiciones que carecen de La fuerza de la teoría que acabamos de esbozar es-
sentido existencial. No dicen lo que realmente es el triba evidentemente en su aparente correspondencia con
caso, sino lo que podría ser si se realizan ciertas con- el hecho psíquico. En nuestras vida~ cotidianas todos
diciones. encontramos posible ponernos, hasta Cierto punto por lo
Esta explicación de las proposiciones científicas muy menos, en el lugar de otras personas y penetrar en sus
bien podrían aceptarla filósofos que por lo general no pensamientos y sentimientos al hacerlo. Por este proceso
sienten simpatía por el punto de vista idealista.·· Según la de comprensión simpática podemos penetrar en su mente
otra parte de la teoría, ¿qué conocimientos de lo indivi- y apreciar por qué obran como obran. Y, por lo menos
dual nos ofrece la historia? Tenemos que aclarar que aquí aparentemente, el proceso no es de razonamiento. Cuando
se hace un alegato muy importante a favor del historiador. vemos a un hombre que notoriamente sufre, no ':~s de-
Se afirma, en efecto, que el pensamiento histórico no es cimos: "He aquí un hombre con la cara contorsiOnada,
discursivo, es decir, que no llega a sus conclusiones apli- que lanza gritos y gemidos, etc.; las personas que hacen
cando conceptos generales a casos particulares, sino que, estas cosas están sufriendo; por lo tanto, este hombre está
en cierto sentido, es intuitivo. Y la base de este alegato sufriendo". Vemos de un golpe que está sufriendo, sen-
timos por él inmediatamente. Y si esto es cierto de
5 Discurso del 1nétodo, parte vr. nuestra comprensión de las gentes contemporáneas nues-
48 HISTORIA Y CIENCIAS DOS TEORíAS 49
tras, parece natural extenderlo, mutatis mutandis, a los que subraya la autonomía del pensamiento histórico en
pensamientos y las experiencias de personas del pasado, una forma particularmente extremosa. Ahora tenemos
porque no hay ninguna diferencia de principio entre las que examinar una opinión muy diferente.
dos series de casos. Aquí también nuestra comprensión El origen de esta segunda teoría hay que buscarlo
parece ser, en cierto sentido, inmediata e intuitiva: punto en el positivismo del siglo XIX, y convendrá referirse
que se hace manifiest:o si ponemos intensamente nuestra a ella como la tesis positivista. Uno de los propósitos
imaginación en la lista de cualidades que debe poseer primordiales del positivismo en la mayor parte de sus
un historiador competente. formas fue vindicar la unidad de la ciencia para demos-
Pero si esta teoría tiene, pues, un atractivo inme- trar que, aparte de las disciplinas puramente analíticas,
diato, hay que admitir también que hay obvias objecio- como la matemática y la lógica formal, todas las ramas
nes que hacerle. Sin hablar de las críticas a la tesis del conocimiento que merecen su nombre dependen de
inicial, que nosotros mismos hemos aceptado, según la los · mismos procedimientos básicos de observación, re-
cual la historia se interesa propiamente por las expe- flexión conceptual y verificación. Este programa excluye
riencias humanas, muy bien podemos preguntamos si claramente todo lo que se parece a la explicación idea-
la correspondencia aparente con los hechos es garantía lista de la histona, y en realidad implica una negación
suficiente del principal tablado de la plataforma. idealis., de la opinión según la cual la historia es, en todo sen·
ta. Concediendo que parecernos sentir por otros inme- tido .importante, una rama autónoma del saber. Se sos·
diatamente, que penetramos en sus pensamientos sin ra- . tiene contra esto que el proceder en historia no se dife-
zonamiento explícito, ¿es igualmente cierto que no haya / rencia en principio del de la ciencia natural. En ambos
una inferencia oculta? Si el proceso es tan inmediato casos se llega a conclusiones recurriendo a verdades ge-
como han afirmado algunos idealistas, (por qué lleva a nerales, y la única diferencia consiste en que el histo-
veces a conclusiones falsas? ¿Y cómo vamos a explicar riador no hace, v el científico sí hace, generalizaciones
el hecho de que en psicología, que pretende ser la cien- a las cuales rect.irre explícitamente. ·
cia de la mente, el éxito se consiguió sólo cuando los in- En este momento tenemos que señalar una diver·
vestigadores abandonaron los métodos intuitivos y abor- gencia dentro de la escuela positivista. Los. positivistas
daron su materia con los supuestos previos de la ciencia anticuados, secuaces de Auguste Comte, mientras con-
natural? ¿Cómo explicamos también la aparición oca- venían en que la historia no era en la forma en que
sional de proposiciones generales en las .argumentaciones ellos la conocían una ciencia, esperaban sin embargo
históricas? ¿Están allí simplemente porque los historia~ . elevarla al rango científico. Ese progreso era posible
dores que las enuncian están corrompidos por una teo- · -pensaban ellos- si l~s ?i~toriadores trasl~d~b~n su
. ría filosófica falsa, o hay otra razón para su presencia? atención de los hechos mdiVIduales a los pnnc1p1os de
¿Puede ser totalmente desestimado lo que se ha dicho que eran ejemplos: si abandonaban la mera recolección
sobre "retrodicción", y que el proceso es absorbido sin de hechos y pasaban a formular las enseñanzas o leyes de
dejar restos en la comprensión simpática de que hemos la historia. Cuando hicieran esto -pensaba Comte- la
hablado? historia ascendería al nivel científico y sería idéntica a
La escuela idealista tiene sus respuestas a estas pre- la ciencia de la sociología. ·Pero, como dijimos más arri-
guntas, pero no las estudiaremos aquí. Nuestro propósito ba, esa sugestión no se recomendaba a los historiadores
fue simplemente dar un esbozo preliminar de una teoría en activo, y simpatizadores más recientes del programa
50 HISTORIA Y CIENCIAS DOS TEORíAS 51
positivista adoptaron una actitud diferente hacia la his- igualmente, una fuente extracientífica de conocimientos.
toria. Ahora se admite (por el Dr. Karl Popper, por :f:sta es sin duda una conclusión confortadora a
ejemplo6 ) que el historiador siga preocupándose por que puede llegarse, en especial si tenemos mentalidad
acontecimientos particulares y no se le apremia para científica. Pero puede preguntarse si el razonamiento
que los abandone por cosas más elevadas, como hada que la establece es totalmente sólido. A ese respecto es
Comte, pero se le hace esta concesi6n s6lo a expensas pertinente. observar que toda la filosofía del positivis-
de reconocer que la historia es algo menos que una mo tiene, bastante parad6jicamente en una escuela tan
ciencia. La historia · es comparable no a las ciencias opuesta a la metafísica, un fuerte sabor a priori acerca
propiamente dichas sino a actividades prácticas como 1
de ella. Habiendo decidido de antemano que todo co-
la ingeniería. En ambos casos están implícitos y son nocimiento debe ser uno, los positivistas sientan una
aplicados conocimientos generales, pero en uno y otro f6rmula para lo que constituye el conocimiento cientí·
caso el centro de interés está en el espécimen particular fico y el razonamiento científico, y después someten a
que se está estudiando. Y si se preguntase qué es el prueba ·todas las disciplinas existentes por su capacidad
conocimiento general en cuesti6n, la contestación es que para ajustarse a ese lecho de Procusto. De algunas,
eso depende de la clase de historia. Los historiadores como la metafísica y la teología, se dice que consisten
usan conocimientos generales de todas clases, triviales en proposiciones sin sentido; a la historia la tratan más
y técnicos, según la materia. Pero no hay caso en que cortésmente, pero de un modo todavía un tanto des-
lleruen
o
a conclusiones sin recurrir en absoluto a propo- pótico. Y muy bien podemos preguntarnos si un enfoque
siciones generales. diferente del· asunto, en el que partamos no de una
El atractivo de esta teoría es el atractivo de todo po- teoría general sino de un detenido examen de los proce~
sitivismo: la eliminaci6n de todo tráfico con misterios. dimientos reales de los historiadores, confirmará todo lo
La historia, a juzgar por el modo como hablan de ella · dicho por los positivistas. No es probable, a pesar de
algunos filósofos, es algo que todos debemos tratar con todo, que los idealistas, muchos de los cuales han teni-
solemnidad particular, porque ofrece el conocimiento in- do experiencia personal del trabajo hist6rico .avanzado,
dividual que otras ciencias buscan en vano. Pero la estén totalmente equivocados en su opini6n sobre este
teoría positivista, especialmente en su última forma, asunto. Mas para llegar a decidir entre ellos y los posi-
suprime todo fundamento para semejante solemnidad. 1 tivistas tenemos que pone:¡; en el asador toda.Ia materia
No ve nada peculiar en el hecho de que al historiador de la explicaci6n hist6rica, y esto exigirá por sí solo
le interesen acontecimientos particulares; lo mismo nos un capítulo.
interesan a todos en nuestra· vida diaria. Y sostiene
que la comprensión hist6rica implica exactamente la
misma referencia a verdades generales que se hace en
todo razonamiento deductivo. Puede verse, pues, que
el pensamiento hist6rico no posee peculiaridades pro-
pias, sino que en principio es como el pensamiento cien-
tífico. La historia no es una ciencia, pero tampoco es,

6 Véase The Open Society, tomo n, pp. 248-52, 342-4.


TEORíA DE LA HISTOR!A DE COLLINGWOOD 53
3
disfrutar nunca el científico de la naturaleza, que no
LA EXPLICACióN HISTóRICA puede saber punca lo que probablemente es un objeto
físico del modo como un historiador puede saber_ cómo
fue probablemente Julio César. Como dice Colling-
wood:
"Para el hombre de ciencia, la naturaleza es
siempre y puramente un 'fenómeno', no en el sen-
l. TEORÍA DE LA HISTOR IA DE COLLIN GWOOD tido ae c¡ue sea imperfecto en su realidad, sino en
el sentido de ser un espectáculo que se presenta a
Me propongo comenzar mi estudio .del ~sunto con un su observación inteligente; mientras que los acon-
examen más detenido de la teoría Idealista del pensa- tecimientos de la historia nunca· son meros fenóme-
miento histórico brevemente esbozado hacia el final nos, nunca meros espectáculos para la contempla-
del capítulo anterior. Lo hago así porque los .idealistas ción, sin cosas que el historiador mira, pero no los
ofrecen una audaz y bien definida interpretaCIÓn de la mira, ·sino que mira a través de ellos, para discernir
explicación en historia, con la cual debe llegar a en:en- el pensamiento que contienen". (Idéa de la his-
toria, p. 248.)
derse todo el que trate este asunto. Y para un escntor
inglés es sumamente necesario prestar atención a esta teo-
ría porque una de sus formas fue propugnada por uno de La historia es inteligible de este modo porque es una
los' más lúcidos y penetrantes escritores so~re filos?f~~ . manifestación anímica. Si la naturaleza manifiesta alma
de la historia: R. C. Collingwood. CollingwOod. no VIVIO es cosa que, realmente, no podemos decir: es ésa una
bastante para terminar Ja obra en gran escala sobre cuestión metafísica sobre la cual no ha sido posible el
este tema que había planeado muchos años antes de su acuerdo. Pero, por lo menos, sabemos que el científico
prematura muerte en 1943; pero su lib:o póstum?, Idea de la naturale~ tiene que tratarla como si. no la mani-
de la historia,* editado según conferencias y tra?aJos. que festara. La esterilidad de la física antigua y medieval
dejó, da, junto con sus publicaciones anteriores, tdea JUSta demostró la imposibilidad práctica de suponer que la
de la opinión que estaba tratari~o ~e asentar. manifestaba.
La teoría idealista de la htstona, podemos empezar Ahora bien, debe advertirse que, de esas dos propo-
por observar consiste en lo esencial en dos proposicio- siciones, mientras que la segunda no. es probable que sea
nes. Primer~, que la historia,est41 ~~~ .•Jm.,m.sen*l9 . k.q'!~ · verdadera a menos que lo sea la primera, la primera
l"tabrá · que especificar, ~ropi~mente ,. !n,~~r~a4~-rwpor,~~l. ·~í&. puede set verdadera aunque sea falsa la segunda. Es
pensamiento y las. expenenc1as .hu~a;tasl .Y :egu? a,'.~} posible que la historia sea, en algún sentido, la historia
que, precisamente por eso, la. <;:oJllprep~(>nJmtónc;a,. ~({ve del pensamiento, sin . que de ahí se siga que el conoci-
un carácter único e in~~qi~t2. Se aftrma. que. el htsto- miento histórico -sea único e inmediato. Pero antes de
riador puede penettar has~ la naturaleza mtenor de los que digamos algo acerca de esto dirigiremos nuestra aten-
acontecimientos que estudia, puede cap~rlos desde aden- ción a la proposición primera, y en particular a su pa·
tro, por así decirlo. Es ésta una ventaJa que no puede labra clave "pensamiento".
Cuando se dice que la historia está esencialmente
* Edici6n española del Fondo de Cultura Econ6mica, Mé- interesada por el "pensamiento", ¿a qué se ref\ere esto?
- ..
·-.,. ~~-·-. '" -,-~·--'"'-'-'~"""''

xico, 1952.
[52]
TEORíA DE LA HISTORIA DE COLLINGWOOD 55
54 LA EXPLICACióN HISTóRICA
El lector muy bien puede sentirse intrigado por saber
La palabra es capaz de. un sentido a~plio y de :U~ qué es lo que llevó a Collingwood a sostener una teoría
sentido estricto, y la ambigüedad se refleJa en una diVI- tan manifiestamente extrema y paradójica como ésta, y
sión importante entre los partidarios de la teoría idea- quizá valga la pena. que empleemos nuestro tiempo en
lista. Para el filósofo alemán Wilhelm Dilthey (1833- examinar más detenidamente las opiniones contradic-
1911), la historia, así como, por ejemplo, el derecho, torias.
la economía, la crítica literaria y Ja sociología, pertenecía Dilthey apoyn su teoría de la autonomía de las
al grupo de estudios llamados ciencias del espíritu ( G~ist- . Geisteswissenschaften en una explicación de la manera
1
eswissenschaften). La característica de estos estudios, como se conocen las operaciones mentales. En el centro
cuando se comparan con las cienc~as naturales ~~~atur- 1 de esa explicación estaban sus conceptos de "expresión"
wissenschaften), era que su matena podía ser directa-. y de "comprensión". Según él, todas. nuestras experien-
e
mente vivida" erlebt) o conocida desde adentro. Ahora : cias mentales -sentimie_¡;J.tos, emociones, pensamiento-
bien, lo que puede ser "vivido directamente" en el s~­ tienden a asumir alguna suerte· de expresión externa. El
tido de Dilthey son ·experienci~s. humanas e~ el sentido pensamiento, por ejemplQ, va acompañado normalmente
más amplio de la palabr~: sentimientos, em~10nes y sen- de palabras habladas o escritas o de otros símbolos, el
saciones de hombres, as1 como sus pensamientos y razo- dolor por· una especie de expresión facial y de conducta
namientos. En consecuencia, para Dhlthey, decir que la corporal, la alegría por otra, y así. sucesivamente. El pro-
historia está propiamente interesa~a en los ~nsamientos ceso de comprender la mente de otras personas, y tam·
humanos sería lo mismo que dear que se mteresa por bién parte· del. proceso para. comprender nuestra propia
to~" es-
las experiencias humanas: 1a p alb

a ra 11pensa1n1en mente, es un proceso de interpretación de esas expresiones.
taría usada genéricamente, de un modo muy pareCldo a Pero Dilthey insistió en que no era un proceso de infe-
como está usada la palabra cogitatio en la fil?sofí~a de re11cia. Pasamos directamente -parece pensar- del cono-
Descartes. Dilthey habría negado que toda histon~ ~s cimiento de la expresión al conocimiento de lo que
historia del pensamiento si se ente~diese que. eso·· s1gm· expresa; o más bien, aunque no llegamos a la experiencia
fica historia del pensamiento propiamente dich~, con- original misma, tenemos en nosotros una experiencia exac-
siderando esa concepción demasiado estrecha e mtelec- tamente igual a ella. Así, cuando veo que alguien mues·
túalista para ajustarse a los ~echos. · ·. . . tra todos los signos de dolor inmediatamente me apeno
Pero Collingwood, que mdudablemente .estaba faim- yo mismo.. Sé cómo está· probablemente el hombre en
liarizado con las teorías de Dilthey, optó deliberadamente cuestión porque mi estado mental corresponde éxactamen-
por este sentido ·estrecho. Cuan~o él dijo ~ue to~a · his- te al suyo.
toria era la historia del pensa1n1ento, quena decir que A esta explicación·· pueden hacérsele dos observacio·
se interesaba propiamente por operaciones intelectuales. nes críticas. En primer lugar, podemos preguntarnos por
Todo pensamiento -explicaba- tiene lugar sobre un qué, si Dilthey está en lo cierto al. pensar que el proceso
fondo de sentimiento y emoción, pero no es por ~stas es inmediato y no inferencia!, incurrimos en error con
cosas por Jas que se interesa el historiador. El histo- tanta frecuencia. No. podría negarse que muchas veces
riador no podría ocuparse de ese fo~do porque no. puede interpretamos mal los pensamientos y los sentimientos
esEerar re-vivirlo. Sólo los pen~~m1entos en sentido es- · de las personas; y parece lo más natural decir que cuando
tricto son capaces de resurreccwn, y P?r lo tant~ s~lo lo hacemos sacamos las conclusiones equivocadas de las
pensamientos pueden constituir la matena de la h1stona.
56 LA EXPLICACióN HISTóRICA TEOR1A DE LA HISTORIA DE COLLINGWOOD 57

pruebas de que disponemos, de las expresiones de que ~~pida.que" el.mismo acto de pensamjento pertenezca a
habla Dilthey. En ese caso el proceso es, después de dos senes me!ltales cfiferentes.¡ De ahí que una historia
todo, un proceso de inferencia. Y en segundo lugar pue- estrictamente limitada a la historia del pensamiento sea
de decirse que la teoría de Dilthey lleva a una posición una empresa perfectamente realizable, aunque no lo
fundamentalmente escéptica. Si no podemos captar nun- sea otra entendida en un sentido amplio. 1
ca la experiencia real que dio lugar a cierta expresión, En consecuencia, para Collin~ood el concepto cen-
¿cómo sabemos que nuestra propia experiencia es, como tral· de~ la ·historia es el concepto de acción, es .d~r. de
él asegura, exactamente como ella? Parece como si Dil- pensamiento que se . expresa en conducta extema. Los
they se viera envuelto aquí en las dificultades comunes hfstoriadores tie11en -~g\\n,.él .creía-: ··[cue. partir de .lo
de la teoría representativa del ·conocimiento y no hubiera ~~!~~t:~!~~:f~~Í€:2. oA~.A~z:iPt::!()~~..9~tw .Q.l!lé!~~~e.Jí~
pensado suficientemente en el modo de evitarlas. sico¡ pero su designio es p~netrar más all~ . . de esto basta
Collingwood advierte la fuerza de estos dos puntos, en:.
erpensamiento ..que: está... su .base.:::Así,.".püooen· 'partir
aunque tenía una simpatía general por el punto de vista e
del hecho escueto de que una persona o, más estricta-
de Dilthey y era muy sensible a la gran importancia para mente, un cuerpo) llamada Julio César cierto día del
la historia de la teoría de la expresión. Pero quería evi- año 49 A. c. cruzó el Rubicón con tales y cuales fuer-
tar el escepticismo hacia el conocimiento histótico y, zas. Pero no se contentan con detenerse ahí: quieren
como parte de él, evitar tener que decir que podemos seguir adelante y descubrir lo que estaba en la mente de
hacer sólo conjeturas mejor o peor fundadas acerca de la César, qué pensamiento era la base de aquellos movi-
mente de otras personas, incluida la de •personas del pa- mientos corporales. En la terminología propia de Colling-
sado. Y la única manera que vio de conseguir ese resul- wood, quieren pasar del "exterior•• del acontecimiento a
tado fue sostener que todo lo que podíamos conocer de su "interior". Y una vez que han hecho esta transición,
ellas eran sus pensamientos y sus razonamientos en sen· dice, la acción se hace para ellos completamente inteli·
tido estricto. ' gible.
Sostuvo que pudiéramos conocer eso basándonos en
que los actos de pensamiento, en cuanto opuestos al "Para la historia, el objeto por descubrir no es
fondo de sentimientos sobre el cual tienen lugar, eran el mero acontecimiento sino el pensamiento que
expresa. Descubrir ese pensamiento es ya compren-
intrínsecamente susceptibles de reavivamiento después de derlo. Después que el historiador ha comprobado
un intervalo. Si, por ejemplo, empiezo a pensar sobre un los hechos, no hay un proceso ulterior de inq_uisi·
asunto que tuve olvidado durante años,. podría yo (aun- ción en sus causas. Cuando sabe lo que ha sucedido,
que. no siempre) reavivar mis pensamientos anteriores sabe ya por qué ha sucedido". (Idea de la historia,
acerca de él, aunque mi pensamiento tenga ahora un p. 248.) .
fondo de emoción y sentimiento diferente del que había
tenido entonces; y si pensase en la historia de Julio Cé- Si sé lo que hizo Nelson en la batalla de Trafalgar,
sar, también podría lograr revivir sus pensamientos. El para usar un ejemplo favorito de Collingwood, también
hecho de que los pensamientos de César no hubieran . sé por qué lo hizo, porque hago míos sus pensamientos
formado anteriormente parte ·de mi historia mental no
sería un obstáculo para esto: "no hay -dice Colling- 1 Para esta difícil argumentaci6n, cf. Idea ele .la historia,
wood- teoría sostenible de la identidad personal" que pp. 322 ss, e infra, pp. 107-10,
58 LA EXPLICACióN HISTóRICA
CRíTICAS A LA TEORíA DE COLLINGWOOD 59
y raso de uno a otro como lo haría en mi propio pensa· fuesen deliberadas,. cuando tantas no lo son evidentemen-
miento. No necesito ningún conocimiento general de la te. Lo que el historiador .tiene que hacer -nos .dice- es
conducta de los almirantes en las batallas navales para ~etrar. desde el aco?tecfmiento externo hasta el pensa-
llegar a esa comprensión. No es, en realidad, materia de rmento que lo c~nstituyo y re-pensar ese pensamiento.
conocimiento discursivo, sino de conocimiento inmediato. Pero mn<fas . . ac~cmes. qu~,.l.~ . higori,~";inv;estiga.Jueron
Pero ·sólo es así porque se trata de pensamiento, y sólo ?e~as ~~o. el ac1c~te ~e! mo:p;1en~o, e:n. J:eypgeyta a un
de pensamiento. 1mp~lso sub1to; y como b.a de realizarse el programa de
Collingwood respecto de ellas no es cosa inmediatament€
2. CRÍnCAS A LA TEORÍA DE COLLINGWOOD clara. ·· "· · ······· ·· · ········ ·"·'· ·•
Podemos convenir en tomar la versión de Collingwood de - c)~Ó,n e:ta cr-ítica po9S!,f!IO~ . . ,~~lasi<?Hg~,oJ;r<! . ~egún, la
la teoría idealista como su forma modelo para nuestros cual la teo~a es admisible sólo ~i ~e tienen en cuenta
presentes propósitos, y ahora debemos pasar a comentar~ ciertos .!ipo.~·.a~,hl~t()na,:fM1enttas · ~;~~~~tr~~os ~u<'!Stra
la. Me dedicaré primero a lo que dice acerca de la im~ atención en la bi()8!~fí? y eJ!Ja h~~tor!ª- políti~a.Y ~nilitar,
portancia fundamental. para la historia del concepto de parece bastante r~on~ble, pero .si pasamos, por ejemplo,
acción, y a su descripCión del proceder del historiador a pensar en la h1stona económica, se hace :rímcho más
~ícil de ~plicar. ¿Es esclarecedor en alguna medida de-
como re-pensamiento de pensamientos pasados.
crr que ,qmen ~rata de la historia de los precios, por ejem·
Puede haber excepciones a estas opiniones sobre dife-
plo, está esenCialme~te interesado en acciones humanas, y
rentes fundamentos. Así, a] los partidarios de las teorías
que .su .~rea apropiada es re-pensar los pensamientos de
materialistas de la interpretación histórica sin duda las
los m?iv1duos .que los señalaron? ¿De qué acciones y
ridiculizarían porque suponen un olvido absurdo del 1
de que pensarmentos se trata aquí?
fondo natural de los acontecimientos históricos. Decir
De estas dos objeciones, la primera quizá pue~e con-
que toda historia es la historia del pensamiento es insi-
nuar por lo menos que los hombres hacen su propia his- t~tarse pt!ll~and?t.que !DUfll~acciones!Inpuls~vasy, en la
1 rmsma medida, . rrrefle:xivas , pueden, no obstante, reve-
toria, libres de toda determinación por fuerzas naturales;
¿y qué podría ser más absurdo? Pero esta crítica parece larse com~ la e~resión del pensamiento en investigacio-
más demoledora de lo que en realidad es. No tenemos más nes postenores. SI golpeo a un individuo en un arrebato
que recordar que el pensamiento de que habla Colling- de rasi~n, mi acción evidentemente no es deliberada; pero
wood es pensamiento en acción, no es el pensamiento de
se?a OCioso negar que hay, como decimos, una idea de-
~s de ella. Quise gol~ar al individuo y expresar mi
la especulación abstracta, para embotar su filo. ¿Por qué
di~~sto, aunque no tuviese en las mientes un plan ex-
habríamos de suponer que ignoraba que dicho pensamien-
plicito. !. puede sostenerse de un mod() bastante admisi-
to nace de un· fondo de fuerzas naturales tanto como de
fuerzas humanas y como reacción a ellas? Su teoría sería '~li· d:€!d~~h~~f~~r,~!~!:~~i~~ª~t~:j~:l~id~~J~
una-tare~-,a~áloga eil''~¡~;t~~ ·~~ ··;~t~s
7td~
indudablemente estúpida si desconociera ese hecho; ¿pero
éllos, :eáliía ~~1~
tenemos alguna razón para suponer que lo desconoce?
b) Dejando este punto, podemos examinar en seguida
~~LP.~Eoanálist!l;~cuyo éxitü.'<fil-ievelá(planes~eticulosa-
mente fraguados detrás de acciones aparentemente irra-
la crítica de la opinión de Collingwood según la cual ésta
cionales es pertinente, sin duda alguna, para la materia
sólo tendría fundamento si todas las acciones humanas
que estamos examinando.
60 LA EXPLICACióN HISTóRICA CRITICAS A LA TEORíA DE COLLINGWOOD 61
La fuerza de la otra objeción también depende del samiento que está detrás de un acto físico aun en casos
supuesto de que la teoría sólo funcionará si los pensa- en que el pensamiento no precedió a la acción; y real-
mientos de que se habla están encamados en actos deli· mente intentamos con frecuencia hacer esto en la vida
berados de pensamiento que tengan lugar en la mente de diaria, por ejemplo en los tribunales de ·justicia.
los agentes individuales. Las acciones de que trata la d] Ésta puede ser también nuestra respuesta al ata-
historia económica son acciones de innumerables agen· que frontal _contra la dicotomía Í1l~IJ1ofe~~mo; aplicada
tes, en realidad, de todos cuantos tornan parte en los ª la ac~iQil~ r~liza~o~por el,profe5o! Ryle en The Con::
procesos económicos investigados. Y los pensamientos que
el historiador de la economía trata de captar están expre- j
cept of_Mind: 2 ·ª· Jirof~orR.yle ob]~ta esa terminología
oosánd~ :~Ifgue"Si hablamos tanto de }as acciones mani-
sados, con bastante frecuencia, en compli<=~das _seP,es.de fiestas de un tridividüo. como de los pensanlÍentos . que
acciones realizadas por diferentes personas. . en largos lap- expresan, y decimos que el asunto .del .historiador es pa-
sos, de las cuales pocas, si es que alguna, conocen la~di- sar dé las primeras aJos segundos; }e señalarnOs UÍla tarea '
rección de todo el movimiento. Muy bien puede ser 1m- imposible, ya que los pensamientos de que se habla aquí
posible descubrir aquí un plan deliberado, ¿pero es ésta son, por definición, pensamientos privados de la persona
una objeción insuperable a la teoría idealista? Es seguro que los tiene e inaccesibles a todas las demás. Al hacerlo,
que no hay nada \m~:Y-.•!~_vpl\l(:Í()Ilar!o en _la· sugerencia nos meternos en el proble!rn¡,Lfilos6fico tradicional del
de que una idea puede ejercer una influencia persist~nte conociihiento que tenernos de otras mentes, problema que
sin que esté constantemente ante la mente de alguien: no puede resolverse satisfactoriamente por la sencilla ra-
puede tener un efecto de fondo o ambiente, por decirlo zón de. que descansa sobre un craso error. Sólo con que
así, si la suponen inconscientemente personas que nunca . retonozcamos que, como dice el profesor Ryle, "las reali-
pensaron explícitamente en ella. Y no veo por. qué esto no zaciones inteligentes manifiestas no son pistas hacia el
se aplique a la esfera de ·la economía lo rmsmo que se funcionamiento de las mentes; son ese funcionamiento.., 8
aplica, por ejemplo, a la historia política o cultural. . · desaparecen a la vez el error y el problema.
La· fuerza de ambas críticas se deriva de la errónea Pero la terminología interno/externo puede defender-
identificación de lo que una persona tiene en las mientes se sin aceptar las implicaciones que el profesor Ryle. atri-
con lo que tiene ante la mente. Se cree equivocadamente buye a sus partidarios. Puede aceptarse sobre el respetable
que cuando decimos que los historiador~s tienen qu~ pe- fundamento de que es empíricamente esclarecedora: que
netrar los pensamientos que están detras de las acciOnes representa algo que los historiadores, los ah()gados, los
manifiestas de los hombres querernos decir que toda ac· políticos y la gente ordinaria hacen en el curso de su
ción tiene dos partes: primero pensamiento y después pensamiento normal. {1\..v~es (con. mucha frecuencia,_por
ejecución física. Entonces se plantean las dificultades que lo que respecta a la historia) ,se encuentran _ante un es·
hemos venido estudiando, pues evidentemente hay mu- cueto' registro 'aed los hechos físicos dé ciertos agentes, y
chos casos a los que no se ajustará la forma indicada. ·-- ···"···-"·"·-···
en .........~·--~-----·-·... "'·se·· ···-·-····--·
esascucunstanCias ponen escub.nr
.. ·····a· ·a······.···· ·' ·1··as· 1"deas,
· ,o
_ero aunque el lenguaje de Collingwood e1.1 ~!~ co~::_~~~o los'''''ñSaiiileiitos o las''lñtenCioñes,····ue'los á entes en
e "·· · •· · éue;:6ñ-~teñiaD:; ~xplícitamente O. no;-1en"13 m!nteiJ~,De-
\ P_

1·•r• -- •·· • • 1 esidád de re-'Yl'ensar


;!s~=~~~r;~d:S~~~~~;~-·lib~:<:d~·-Caii1l>i~~ o-·
es· esenciíll interpretarlo como si hubiera hecho este obje· 2 Pp. 56-58.
table supuesto, Tiene sentido hablar de descubrir el pen- S 0p. cit.1 p. 58.
CRíTICAS A LA TEORíA DE COLLINGWOOD 63
LA EXPLICACióN HISTóRICA
62
. como esencialmente correcta. Observamos más arriba que
cias tratan de pasar del aspecto
cir que en esas cncu~:tan , de una acción o conjunto era muy poco probable que ·los idealistas, que tienen en
" " al aspecto mterno su haber mucho trabajo histórico auténtico (Dilthey,
exte~o r una metáfora que puede ser pe-
de acciOnes es emplea d 1 s filósofos pero no lo qr~ y <;&...~~~!,!d, para no citar más que tres, fueron
lígrosamente desorienta .ora d
para o
. h ' tóéfos. histonaaores experimentados), hubieran desconoci-
· ' histona or m ombre de negocios que do por completo la naturaleza del pensamiento histórico;
sería para nmgun ecto de ella. Porque, después d ~
sabe a qué atenerse resp h y esta tesis tiene el apoyo del caso· presente~ Cualquiera
todos acemos a1 seouir los aconteci-
que sea nuestra opinión sobre el resto de su teoría, no
todo, es .a1go que b
t ndo olítico, cuando pregun-
mientos actu~es en el m l ué ;? nsaba" Stalin cuando podemos negar q11el()s~ide~istas suhrayar()n .con razón la
taniOS, por eJemplo, en h~ tonpeo especulamos. sobre lo diferencia entre Ja actitud que adopta un científico. natu-
., v· hi ki a Was mo , . d ral hacia ]os he.ch9s qtle i11v~#ga y la que adoptan los
envi~~tá ~:~~' del hecho ffuico mejor o peor atdtl: :e ~ historiadores ..ha~ sus .testimonios.
J~eque grandes cuerpos. de tropas rusas avanzan e Collingwood expone bien la diferencia en. un pasaje
oeste a través de Polo~~a •.... \ hizo es revelar de un ~odo ya citado, en que habla de que los historiadores no mi-
Lo que el profesor\Ry}~ . ran los fenómenos históricos, sino a través de ellos, para
··ter·· desonentador de1 lenguaJe de descubrir el pensamiento que contienen. ~_<?.~ il_t;~:~-
sorprendente e1 cara... d " n"ar" que es inade-
d 1trarla, siguiendo también a Collingwood, com,parando el_
Collingwood cu~n o h abla eedestina re-pe - •
kEI historiador cier- proceaer·~afit 11~c\I'!!~~~-tt)Iogo~·c~~-·er.~dé ... tl~.,~~q eólogo
ara los fmes a que s . ·· ·
c:;ua o P : ·~ . - .. hacer más que re-pensar 1os P.ensa-
d · · · 11
tamente nene q11~ lícitamente ante las mentes de
.
b~ªª~·~!l~ ,!~sp~t!yos '!t~a~g{)sj El pnmero toma. sus
restos como una prueba: que le permite re~onstruir la
mientos que estuvieron exp d'. . u..n ~n casos en que los
apariencia física y las c~act~rísticas de. los animales a
aqu~lo 1 s ·· cuyasl}~clones
~··
estu ta, a
. Los ersonajes históricos, corno
actos fueron deliberados.\.. ... P ·'(o intenta n) m~s d,e lo que .P~!~ell~c~ l~s_}1~es~~~ . .X descubrí~. Ja . ev()lución ·de
·.·. H.egel .mucha§_Yeces.hacen ········ ··od···· especies ahora extiJ?:gl!Idas. Pero el s~g11ndo, cuando des-
dIJO .... . J .. ·t--ha ue conced~rselo a t a expl'cación 1 cubre restos' deuh poblado o de un campamento, no se·
q ue_sab en,y CS.O., .Y~··· ····h··. .t ., ·.co !Pero creo personal- contenta con ··recoristruii.la apa~~n<:~a__ física que tenía
'bl.e .de1 .P~ sarniento ¡sor . ' 1
sosteru ; , · · · · de hacers e dentro del con- cuando realmente esfuoa.ocupado; quiere además usarlos
mente· que esta conces}!on J?Ued trul'r }as principales tesis
' 1'dea 1sta. sm es como pruebas que arrojen luz sobre los pensamientos y
texto de l a teona .
4 las experiencias de la gente que vivió o luchó allí. Para
de dicha teoría. d hemos a pesar del decirlo de otro modo, mientras la. naturaleza. está toda en
·
Todo esto v1ene a parar en, que e •
.dealista de la expres1.,on ~superficie Ccom{) observ6 Goetb:~..sríp,rl.~?.m,~!lty~}lO tie-
profesor Ryle • aceptar la teoiia I ne-...,rii"conéli'awnialilieiidrá")7' l~Ji~~toria tiene iilteri{)r .y
fund d lo que aquí se reconoce, ~terior. y eS su-~1iiter!or'lo que próp1amenté"'inleresa a
4 [La dificultad es más pr~ C aDa:to en el capítulo vm ~e l~s hist~tia~<?i~~!;4 " r ! ' ,, ,.,.
como lo hizo. ver. claramentfe Hist; ..
Danto señala la nec:n~oa
su Anal:ytical Ph~losophy o . ·~ . y mo "Aristarco se anticipó a Pero aunque, en consecuencia, estamos dispuestos a
. .

. . de "frases narrativas co defender la primera parte de la teoría idealista, no se si-


en h Istona . cimiento a l a 1uz de su resul-
Co..4rnico", que descnben aco~te 1 . es tenian en las mientes gue de ahí que aceptemos toda la interpretación idealista
tado· como él dice, 1a referencia a o qu
1:'_...
base adecuad 1
' a para ta es de la explicación histórica. Decir que los historiadores
los agentes no podr'Iaal ser nunca una
. untos complementarios en e1 ar-
descripciones. Trato gunos p deben penetrar detrás de los fenómenos que estudian es
tículo que cito infra, P· 72.]
DE· CO LL ING WO OD 65
,ICA CRITICAS . A LA TEORíA·
64 LA EX PL ICA Ció N HISTóR
etración se realiza por un
un a cosa; sostener qu e esa pen ..
nte.
acto intuitivo es algo muy difere
raz<s,n. p~ra, ,,~~~~~ ..tan
~podemos encontrar alg un a ~t?,
extravagante opini6n?. \9? 1,lingvvo?~'.. ~~~.o. ~:~~~.y~.~ h~b ~a
ns10n que Dil tlie
limitó por simpatía la compre nci as men-
todas· las experie
estado dispuesto a extender a o; p:r o
to en sentido estrict
tales, a los actos de pensamien
en eso. Cua~do nos dice
dudo qu e podamos seguirle aun permitirá captar en un
nos
qu e el estudio de las pruebas
lso n pensó en Trafalgar y po r qu é lo
solo acto lo que Ne
o se logra sin referencia a
pensó, y qu e este conocimient
re la conduc~ de los ~l;
ninguna proposición general sob
preguntarnos Sl no se deJo
mirantes, muy bien podemos
lo. Sentimos qu e no hay
engañar por su propio ejemp
de esta teoría cuando se
ninguna gran dificultad acerca
n y Julio César, po:que su-
aplica a personas coro~ .Nelso
qu e Nelson y Julio César
ponemos demasiado facilmente
o si tratamos de aplicarla
eran hombres como nosotros. Per
rujo africano o a un jefe
a las acciones de un médico-b ar a tener serias dudas
pez
vikingo, muy bien podemos em de la conducta de tales
uci r alg o
acerca de ella. Para ded
t;tos a d:cir. q? e nec~t~
personas, tod~ estaremos dispu.0n por S!IDpatia; necCSJ.ta-
ríamos algo mas qu e comprens1
de segunda mano, del modo
mos experiencia, de primera o
situaciones en qu e se en-
en qu e suelen reaccionar a las
cuentran.
esto es renunciar ·~
Mas para un idealista, a~mi~r
nc1a se reduce al conOCI-
toda su teoría, pues esa expene
de ciertas verdades genera-
miento, explícito o implícito,
les. Lo qu e en realidad se est
á diciendo es qu e el proceso
cuestión es un proceso de
de interpretar la conducta en
rio. Y si esto conviene a
inferencia en el sentido ordina médico-brujo, ¿no con-
del
casos no familiares, como el
res? ¿N o es verdad qu e
vendrá también a casos familia
n depende de manera im-
nuestra comprensión de Nelso
de la dirección de . b~tallas
portante de qu e sepamo~ algo mos de ese conocliDlento,
navales en general? Y si carece ·
ión?
¿podríamos comprender su acc
66 LA EXPLICACióN HISTóB.ICA LA "COLIGACióN" EN HISTORIA 67
tual lo que espera penetrar: quiere captar también su pod~r. La me~ción de esa política y la especificaci6n de
vida e~ocional. Indudablemente, co¡n~,~~ Co~!l~?od, medidas .antenores y posteriores para realizarlá, tales como
hay d;,.ficultades para la ~t;ali.zaci6n de S1:l tarea, pero se el repudio del desa1me unilateral, la retirada de Alemania
aplican a las d()s. partes de ~~a. Si está justifíéádo el escep- de la Li?: de Naciones, la absorción de Austria y la in·
ticismo. histórico, se aplica al pensamiento lo mismo que co~~raci~n. de los Su~~stes, en· realidad sirven para hacer
al sentimiento. 6) mas mtebgible la acc10rt aislada de la cual hemos parti-
do, y lo hacen permitiéndonos situar la acci6n en su con-
texto y verla como un paso en ···la realización de una
3. LA "COLIGACIÓN" EN HISTORIA
política más o menos consecuente. Comprender lo que
La posición a que llegamos ahora es que hemos rechazado fue aquella política y apreciar el·· :modo en que los acon·
las principales tesis de los idealistas acerca de la explica- tecimientos particulares contribuyeron a su realización
ción histórica y sostenido que implica cierta clase de re- lo
e:, por lo meno~ en .~uc~os ~asos, parte de <JU~ se con-
ferencia a verdades generales. Esto parece obligamos sin sidera una exphcacwn htstónca. · ·
más a alguna formade la tesis positivista (su·pra, pp. 49- A?ora bien,. es .•importante .darse cuenta de que ]a
51). Pero antes de aceptar esa conclusión quizá debamos capaCidad del h1stonador para usar esta· forma de explica•
echar una mirada más atenta a la verdadera práctica de ción depende de la naturaleza especial de la materia de
los histoliadores. Si hacemos esto no podremos. menos que trata. Sólo a causa de. su interés por las acciones,'que
de sorprendemos ante el uso que hacen de un procedi- acertadamente destacan. Jos . idealistas,·. puede pensar de
miento que encaja mejor en la teoría idealista que en la esta manera. El hecho de que toda acción t~ga un lado
positivista: el procedimiento de explicar un acontecimien- de pensamiento hace posible todo esto. Porque las aedo·
to rastreando sus relaciones intrínsecas con otros aconte- nes son, hablando en sentido amplio, realizaciones de pro-
cimientos y de localizarlo en su contexto histórico. f:.ste pósitos, y porque un solo propósito o una sola politica pue·
es el procedimiento que en nuestro capítulo introductorio den hallar expresión en toda una serie de acciones, ya rea-
llamamos "coligación", y sin duda merecerá que dedique- lizadas por una persona o por varias, podemos decir en un
mos nuestro tiempo a examinar su naturaleza e impor- sentido inteligible que algunos acaecimientos históricos
tancia. están intrínsecamente relacionados. Están relacionados así
Si se le pide a un historiador que explique un acae- porque la serie de acciones en cuestión forma un todo
cimiento histórico particular, creo que se inclinará con del que puede decirse con verdad no sólo que los térmi·
frecuencia a empezar la explicación diciendo que hay que nos posteriores están determinados por los anteriores, sino
considerar el hecho en cuestión como parte de un movi- también que la determinación es recíproca, que los miem·
miento general que se estaba desarrollando en aquel tiem- bros anteriores son afectados por el hecho de que ya se
po. Así, la reocupación por Hitler de las provincias re- planeaban los posteriores. Ésta es una situación que no
nanas en 1936 podría ser dilucidada por referencia a la encontramos en la naturaleza,6 pues los acontecimientos
política general de reafirmación y expansión alemanas naturales no tienen, para propósitos científicos, en todo
que Hitler practicó desde el momento de su llegada al
6 La existencia de cuerpos orgánicos parece dar un mentís

5 [Para las críticas de esta interpretación de Collingwood, a esta afirmación. Pero aun cuando (como negarían los biólogos
véase la nota adicional a la terminación de este capítulo.] mecanicístas) no podamos explicarlos sin recurrir al concepto de
68 LA EXPLICACióN HISTóRICA LA "COLIGACióN" EN HISTORIA 69
caso, "interioridades", y por lo tanto sólo admiten cone~ Porque .en primer lugar, si es absurdo considerar,r.la
xiones extrínsecas. , historia como una sede de movimientos .deliberados, ··es
El punto que estamos tratando es que el pensamiento igualmente absurdo ignorar la verdad de que los hombres
histórico, a causa de la naturaleza de lamateria que trata desarrollan en ocasiones políticas coherente$. Después. de· ~ . ·~· ~~
el historiador, muchas veces procede de un modo teleoló~ todo, los nazis planearon la conquista de Europá, y4 .nin· J; r ·~
gico. Pero a esto se objetará que tiende a hacer la historia guna historia de los años 1933 a ;}945 pcxkt\ . de~~''~;•.11,•••.• ~~
mucho más deliberada y ordenada de lo que en realidad mencionar su plan. Así, pues, estáenteramente:;iustifiaí~.·.> ~~¡1 J;~
es. Es cierto que los historiadores hablan de movimientos da una explicación totalmente teleoló~ca·para.algulloS{.· ;.~~~~
generales que caracterizan a épocas particulares: la. Ilus· acontecimientos históricos. Y, en segundo;}UW\l't.aunqu~, ,.J
tración, el movimiento romántico, la época de la reforma muchas .veces es imposible recurrir a dicha explicación en
en la Inglaterra del siglo XIX, la aparición del capitalismo su forma simple, el hecho mismo de que los hi~odadores
monopolista. ¿Pero puede sostenerse de manera admisible traten de agrupar los acontecimientos históricos en moví..
en algún grado que esos movimientos son en todos los mientos y tend~ncias g~erales revela que anhelan,enc,:on..
casos intentos deliberados de dar expresión a una política trarle un sustituto. Sx no pueden · pensar en. tenninos
coherente? De muchos de ellos por lo menos semejante . teleológicos manifiestos, usan, con todo, un procedimiento
pretensión sería palpablemente falsa. Hay en la historia, que es semiteleológico. En realidad explican los acontecí..
indudablemente, algunos movimientos -el de la reforma mientos señalando las ideas que encarnan y citando otros
legislativa en Gran Bretaña en los primeros años del siglo acontecimientos con los que están íntimamente conecta·
pasado sería un ejemplo- que son, en lo esencial, inten- dos, aunque saben que muchos deJos agentes implicados
tos deliberados para realizar un programa previamente tienen poco conocimiento consciente de las ideas en cues-
formulado, pero parecen ser la ex<;:epción y no la regla tión, si es que tienen alguno. Y su justificación de hacer-
general en la historia. Como prueba, por el otro lado, lo así es el hecho, ya señalado, de que las ideas pueden
no tenemos más que preguntarnos quién planeó el naci- ejercer influencia sobre la conducta de la gente aunque
miento del capitalismo monopolista o el movimiento ro- no estén constantemente ante las mentes de las personas
mántico. ' que obran de acuerdo con ellas. Así, la idea de que
Hay que admitir inmediatamente la fuerza de esta Gran Bretaña .tiene una misión imperial,. aunque explí-
objeción. Sería absurdo explicar la historia sobre el su- citamente sustentada sólo por una reducida minoría de
puesto de que consiste en una serie de acaecimientos personas en el país por aquel tiempo, llegó hacia fines
deliberadamente planeados. Los hombres no son tan calcu- de la era victoriana a ejercer una influencia sumamente
ladores, y aun cuando tratasen de actuar en todos los importante sobre la dirección de la po:Htica exterior bri·
casos de acuerdo con una política cuidadosamente formu- tánica, y ninguna exposición de dicha política se per·
lada, se encontrarían con que las circunstancias, humanas m.itirá no mencionarla. Hubo, en realidad, una fase
y naturales, son a veces más fuertes que ellos. Pero pien- imperialista. reconocible en la. historia política· británica,
so que todo esto puede admitirse sin sacrificar el punto aun cuando la política del imperialismo no ~fue cons~
principal de nuestra teoría. cientemente aceptada ni oeliberadamente aplicada por
la mayoría de los que estuvieron en el poder en aquel
propósito, es manifiestamente imposible considerar intencional
su conducta en el mismo sentido en que lo es la conducta hu-
tiempo.
mana. Me parece que este procedimiento de •«coligar•' acon·
70 LA EXPLICACióN HISTóRICA LA "COLIGACióN" EN HISTORIA 71
tecimientos según "concepciones·· apropiadas", para usar y pexsonas suspicaces indudablemente verán en la de-
las palabras de Whewell, forma una parte importante fensa que hago de ella el intento de reimplantar el idea·
·del pensamiento histórico, y yo lo conectaría con lo que lísmo. ¿Cuáles son vuestros conceptos dominantes, se
se dijo al comienzo del capítulo anterior sobre el propó- me preguntará, sino los universales concretos de Hegel
sito del historiador de formar un todo coherente con los disfrazados, y qué es el intento de demostrar que la his-
acontecimientos que estudia. Sugiero que su modo de toria es un todo inteligible sino la resurrección de un
hacerlo es buscar ciertos conceptos dominantes o ideas racionalismo ahora desacreditado? Me gustaría aclarar
directivas con las que esclarecer los hechos, rastrear cone- que no hay nada de eso. Al decir que el historiador in·
xiones entre aquellas ideas y después mostrar cómo los he- tenta encontrar inteligibilidad en la historia coligando
chos detallados se hacen inteligibles a la luz de ellas acontecimientos de acuerdo con ideas apropiadas no estoy
construyendo un relato "significativo" de los aconteci- sugiriendo ninguna .teoría de las fuerzas motrices deci-
mientos del período en cuestión. Sin duda es éste un sivas de la historia. No digo nada sobre el origen de
programa que, en cualquier caso concreto, puede rea- las ideas ·a que se ase el historiador; a mí me basta con
lizarse sólo con éxito parcial: tanto las ideas claves ver- que esas ideas hayan tenido influencia en el tiempo
daderas como el sentido de su aplicación a los hechos sobre el cual escribe. Así, la única racionalidad del
detallados pueden ·eludimos, mientras que la buscada proceso histórico que mi teoría supone es una especie
inteligibilidad sólo puede ser inteligibilidad dentro de de racionalidad superficial: el hecho de que este, aquel
un período arbitrariamente delimitado (a no ser que el y el otro acontecimiento puedan ser agrupados como
historiador elija para su estudio una serie de aconteci- partes de una sola política o de un movimiento gene-
mientos que no puede ni aun empezar coligando). Pero ral. No tengo nada que decir aquí sobre la cuestión
admitir esto no altera la tesis principal según la cual más amplia de si la política o el movimiento fueron
es éste un procedimiento que usan los historiadores, y ellos mismos producto de la razón en otro sentido.
que en consecuencia toda interpretación de la explica- De ahí se sigue ·que mi teoría no es racionalista en
ción histórica debe encontrar un lugar para él. el que muy ·bien ·podría considerarse mal sentido, sino
Es fácil, sin embargo, sobrestimar la importancia que por el contrario es una teoría que pueden aceptar
del procedimiento que he descrito, y puede calmar los los escritores de todas las escuelas· (no veo por qué ni
recelos de algunos lectores el que termine mi estudio aun los marxistas deban negarla). Pero esto por sí solo
con algunas observaciones sobre ese punto. Debo acla- indica que la coligación necesita ser suplementada con
rar, ante todo, que decir que explicamos los aconte- otros procedimientos si ha de "ser completa la explicación
cimientos históricos por referencia a las ideas que en- histórica.
carnan no es sostener que la historia sea un proceso b] Una explicación de acontecimientos históricos me-
racional en algún sentido discutible; y, en segundo lugar, diante ideas no puede menos de· ser parcial, aunque sólo
que no sostengo que esa idea sea el único procedimiento sea porque no ·dice nada de cuestiones tan importantes
explicativo adoptado por los historiadores. como el saber por qué fueron adoptadas aquellas ideas
a] Expliqué antes que la coligación se ajustaba a la (qué es lo que les dio su peculiar atractivo) y hasta
concepción idealista de la historia mejor que a la con- dónde lograron sus defensores ponerlas en efecto, ante
cepción positivista (está evidentemente conectada con la los obstáculos naturales y humanos. Una exposición
tesis de que toda historia es historia del pensamiento), completa debe tratar evidentemente esas materias, pero
72 LA EXPLICACióN HISTóRICA DE LA NATURALEZA HUMANA

la teoría de la coligación las soslaya y se concentra úni- tos de población en gran escala recurrirá, entre otras
camente en el contenido del acto que estudia. No hay verdades, a los descubrimientos del geógrafo y del eco-
nada malo en hacerlo así, mientras sea advertida la abs- nomista. Un estudioso de la historia de la erudición clá~
tracción; la dificultad empieza sólo cuando se ignora sica tiene que saber algo de química de las tintas y del
esta limitación y la teoría, o algo que se le parezca, es papel. Un biógrafo debe conocer las leyes psicológicas,
presentada como toda la verdad. Es entonces cuando y así sucesivamente. Cada tipo de historiador tiene su
caemos en las extravagancias de los idealistas que exa- clase particular de intereses, y cada uno de ellos debe
minamos más arriba. Pero no tenemos por qué caer recurrir al conocimiento general apropiado.
en tales absurdos si tenemos presente todos los hechos~ Esta teoría está conectada con la opinión, expuesta
¿A qué otro procedimiento de explicación recurren con frecuencia por los partidarios de la escuela positivis-
los historiadores, además de ·la coligación? Parece evi-. ta, según .la cual es erróneo hablar de historia como nom-
dente que tiene que ser a la explicación de un tipo bre de. un estudio específico. No hay nada parecido a
casi científico, que implica la aplicación de principios la historia en abstracto; no hay más que clases diferentes
generales a casos particulares. Así volvemos, como hici- de historia. La palabra historia es genérica, y el género
mos al terminar nuestro estudio del idealismo, a algo es real en sus especies: historia política, historia militar,
como la teoría positivista del pensamiento histórico. En historia económica, historia del lenguaje, del arte, de la
lo que queda de este capítulo t~'memos que emprender el ciencia, etc. Preguntar qué proposiciones generales pre-
examen de la referencia a proposiciones generales en la supone la historia como tal es, pues, hacer una pregunta
historia, que dicha teoría considera fundamental, y que que es inútil investigar porque. no tiene contestación.
parece que debe recoger toda exposición.7 Que esta interpretación difusionista de la historia,
como podría llamársele, es admisible y atractiva, especial-
4. LA IDSTORIA Y EL CONOCIMIENTO DB LA NATURALEZA mente · en una época que gusta poco de las ·visiones
HUMANA sinópticas de ·cualquier clase, difícilmente podría negar-
. se. Sus tesis positivas por lo menos parecen estar por en-
Hemos convenido en que para comprender una situación cima de todo reproche. Es el caso, ciertamente, que hay
histórica tenemos que acudir a un conocimiento general muchas clases diferentes de historia, y el expositor de
relativo a ella, y la primera pregunta que tenemos que· cada rama necesita, ciertamente, conocimientos de eSpe-
hacernos aquí es, evidentemente, en qué consiste ese cialista para realizar su tarea. También es indudable que
conocimiento general. Los positivistas modernos, como alguna clase de abstracción es parte necesaria del proceso
vimos arriba, tienen una simple contestación que dar. de adquirir conocimientos históricos: todas las historias
Y es que no hay. un conjunto especial de generaliza· realeS son departamentales en el importante sentido de
dones al que recurran los historiadores, ya que el. co- que miran el pasado desde cierto punto de vista y se
nocimiento general ne~..:esario varía de una, sitUación his- concentran sobre aspectos limitados de él. Pero aunque
tórica a otra. Así, un historiador que trate de movimien- haya que admitir todo esto, dudo que se siga de ello la
7 [Tengo ahora un nuevo estudio sobre. el tema. de esta sec-
conclusión positivista. Pues me parece que en el trabajo
ción en "Colligatory Concepts in History", incluido en Studies
histórico de todas clases hay un solo propósito predomi-
in the Nature and Teaching of History, Ed. W. H. Burston nante: construir un cuadro inteligible del pasado hu-
y D. Thompson, 1967.) mano como un todo concreto, de suerte que se haga
'74 LA EXPLICACióN HISTóRICA DIFICULTADES DE ESTA CONCEPCióN 75
vivo para nosotros del mismo modo que nuestras vidas
y las de nuestros contempor~ne?s. Diferentes tipos . de 5. DIFICULTADES DE ESTA CONCEPCIÓN
historia contribuyen a ese des1gmo fundamen~ d~ dife-
Pero sí se concede tanto, también debe convenirse en
rentes maneras, pero pienso que todos los lnstonadores
que todo el asunto del conocimiento y uso por el histo-
lo tienen presente. Todos esperan proyectar luz sobre el
riador de los juicios sobre la naturaleza humana ofrecen
pasado del hombre, y no habrían emprendido su estudio
muchas dificultades. Y como esas dificultades son mani-
particular si no creyesen que lo harán por lo menos en
fiestamente importantes no sólo para la cuestión de la
algún grado. . . explicación histórica, sino también para la de la objetivi-
Si l1ay algo de verdad en esta t,e~1s, se Sigue. qu~, a~e­ dad de los enunciados históricos, será necesario estudiar-
más de las generalizaciones especificas 9-ue los histon~~ las con algún detenimiento.
dores suponen, cada uno para sus p~rt1culares propÓsi-
Tenemos en primer lugar el problema de cómo ad-
tos, hay también para cada uno un conJunto f~ndamental
quiere el historiador esas creencias básicas. La respuesta
de juicios sobre los que descansa su pensarmento: ~~os obvia sería aquí: ('de las autoridades reconocidas sobre la
juicios se refieren a la natura!eza humana: son JUICIOS
materia'', por ejemplo, de quienes hicieron misión suya
sobre las respuestas caractedsticas que dan seres huma-
estudiar la naturaleza humana en las ciencias modernas
nos a los diferentes retos que les dirigen en. el trans~urso
de la psicología y la sociología. Pero el enredo es que
de sus vidas ya las condiciones naturales en que VIven,
hay multitud de historiadores competentes, hombres en
ya sus compañeros los seres. humanos. Indud~blemente,
cuyos juicios sobre situaciones históricas particulares pue-
algunos de ellos son tan triVIales que ap~nas SI merec?n
de tenerse confianza, que son muy ignorantes de esas
ser formulados: ninguno de ellos, por eJemplo, necesita
ciencias, de sus métodos y de sus resultados. Saben mu-
que se exponga formalmente la verdad de que los hom-
cho, aparentemente, de la naturaleza humana y. pue;I~n
bres que sufren grandes privaciones físicas carecen en
hacer gran uso de sus conocimientos, aunque no h;cie-
su mayor parte de energ~a mental. Pero que el cor]!US de
ron nunca un estudio metódico del alma humana m de
proposiciones en su conJUnto es extremadamente Impor-
las características generales de la sociedad humana.
tante lo revela el pensar que es a la luz de su concepto
¿De qué otra fuente podrían haber sacado sus cono-
de la naturaleza humana como debe decidir finalmente
cimientos? La única respuesta posible parecería ser: "de
el historiador qué debe aceptar como dato y c6nto com-
la experiencia". Y ésta es una respuesta que algunos. fi-
prender lo que acepta. Lo que toma por .creíble depende
lósofos sin duda encontrarían adecúada. La comprensiÓn
de lo que concibe ser humanamente posible, y es a esto
de la naturaleza humana que revelan los historiadores
a lo que se refieren los juicios de que hablamos ~q~í. _La -dirían- ho es diferente de la que todos manifestamos
ciencia de la naturaleza humana es, pues, la disc1plma
en nuestras vidas diarias, y procede de la misma fuente.
básica para todas las ramas de la historia. Los resultados
Es parte de esa vaga ~algama dé geneta~ida?es ad~i­
de otras ramas del saber son necesarias para este o aquel
tidas corrientemente, denvadas de la expenencia comun
tipo de historia, pero ninguno es de importan~ia tan ge-
y más o menos confirmadas por 'la nuestra, que todos
neral como el estudio que acabamos de mencmnar.
aceptamos para nuestros propósitos cotidianos y conocida
con el nombre de "sentido común". Ahora bien, no pue-
den ponerse en duda los méritos de esta segunda contes-
tación. Si puede s~r aceptada, se desvanecen todos los

76 LA EXPLICACióN HISTóRICA DIFICULTADES DE ESTA CONCEPCióN 77
misterios que pueda haber en el asunto que estamos estu- experiencia y otros tan poco.. ¿Basta la experiencia para ex-
diando. Ya no necesitamos preocuparnos por la importan- plicar la multiforme apreciación de la naturaleza humana
cia de la comprensión que el historiador tiene de la que muestran un Shakespeare y un T olstoi? ¿Puede ella
naturaleza humana, ya que las categorías de la historia explicar la maravillosa verdad que Emily Bronte insufló
vienen a ser idénticas a las del sentido común. No hay en el carácter de Heathcliff, criatura cuyo igual ni ella
pretensión, en tales circunstancias, de que el conocimien- ni sus lectores pueden haber conocido en la vida real,
to histórico merezca especial consideración ni alegue nin- pero que sin embargo nos impresiona como absolutamen·
gún derecho al escrutinio filosófico. te creíble? Decir que todo lo que se necesita para explicar
Que la comprensión que el historiador tiene de la la comprensión literaria es sentido común y experiencia
naturaleza humana se deriva en cierto modo de la expe- común es, evidentemente, quedarse muy lejos de la ver~
riencia, y aunque prolonga lo que llamamos conocimien- dad: también se necesita genio. Y aunque el historiador
to de sentido común, no querría yo negarlo. Pero dudo corriente puede desempeñar su función bastante adecua~
que podamos dejar la materia en este punto sin hacer damente con facultades que no van mucho más aUá que
justicia a la sutileza y profundidad de penetración en las del sentido común aguzado, sin duda puede argüirse
las posibilidades de la naturaleza ...humana que mues- que se necesita algo como el genio para un trabajo verda~
tran los grandes historiadores. Una de las características deramente eficaz en este campo.
de esas personas es que logran ir mucho más allá que. el- i Concluyo que hay,un auténtico problema relativo al
sentido común en la apreciación y comprensión de situa-
ciones humanas. Sus poderes de imaginación o de in- ¡ conocimiento que el historiador tiene de la naturaleza hu-
mana, y sugiero que está estrechamente emparentado con
tuición, como también podría llamárseles, abren inespe- el que plantean el trabajo literario y la apreciación de la
radas posibilidades a sus lectores, permitiéndoles penetrar literatura. Pero tengo que dejar el problema sin estudiarlo
en las almas de épocas muy distintas de la suya. En este 1i y pasar a otro punto difícil sobre la ciencia de la natura·
respecto, como en algunos otros, su trabajo guarda estre-
cha semejanza con el de otros escritores en otros campos.
También la literatura creadora, en particular el teatro y
¡ leza humana.
Concierne dicho punto a la variabilidad de las pro-
posiciones fundamentales de la ciencia. Ya dijimos que el
la novela, exige en sus cultivadores una penetración en l. historiador decide en definitiva a la luz de su concepto
las posibilidades de la naturaleza humana ·peculiarmente 1f de la naturaleza humana lo que ha de aceptar como dato.
intensa; y aquí también la penetración rara vez es resul- Pero cuando reflexionamos sobre la materia advertimos
tado de un estudio metódico. Y aunque sin duda es ver- que las concepciones de la naturaleza humana varían del
dadero decir que descansa en cada caso en la experiencia modo más sorprendente de una época a otra. Lo que pa-
del escritor y en la experiencia común. de su tiempo, esa rece normal en un tiempo (por ejemplo, la Edad Media)
afirmación realmente no es muy esclarecedora.8 Porque 1 parece completamente anormal en otro (por ejemplo, el
cuando pensamos en. ella, quedamos ante la embarazosa
cuestión de saber por qué unos pueden sacar tanto de su '


1
siglo xvm), y la diferencia es con frecuencia tan profun·
da que la época anterior se hace positivamente incompren-
sible para la posterior. De ahí los errores que vician las
s Diría lo mismo de la sugerencia de que este conocimiento páginas de un escritor como Gibbon cuando trata de
debe clasificarse todo él, en la antítesis del profesor Ryle (The
Concept of Mind, cap. n), como "conocimiento de cómo" en cuestiones religiosas. Y no debe pensarse que esos errores
cuanto opuesto a "conocimiento de qué" pertenezcan sólo al pasado y que nosotros somos más sa·
78 LA EXPLICACióN HISTóRICA DIFICULTADES DE ESTA CONCEPCióN 79

bios que nuestros predecesores. Indudablemente somos comprender épocas pasadas, lo mismo que pensamos que
más conscientes que Gihbon y Voltaire de las diferencias podemos comprender a nuestros contemporáneos. Pero, en
que hay entre nuestros propios tiempos y los tiempos todo caso, esa convicción encuentra apoyo cuando re-
pasados; pero de ahí no se sigue que logremos plenamen· flexionamos en que el escepticismo general sobre la com-
te superar las diferencias. Y ciertamente parece irracional prensión histórica implicaría el escepticismo general sobre
esperar que ·lo haríamos, pues sólo podría ser así si pu· la comprensión literaria también. Si no podemos compren·
diéramos salirnos de nuestro propio tiempo y contemplar der las· acciones de las gentes del pasado, tampoco pode-
el pasado sub specie retemitatis. mos sacar nada de su literatura. Pero pensamos, induda-
Ahora bien, una ciencia cuyas proposiciones funda· blemente, que sí. podemos, en alguna medida por lo me-
mentales varían de ese modo muy bien puede no ser nos, aunque convengamos en que unos escritores son más
considerada ciencia, y se ha llegado de hecho a esta fácilmente comprensibles para nosotros que otros, y que
conclusión. Collingwood, por ejemplo, dijo con frecuen· algunas producciones literarias siguen frustrando todos
cia que no hay verdades "eternas" acerca de la naturaleza nuestros esfuerzos para interpretarlas.
humana, sino sólo verdades acerca del modo en que los Podría sostenerse, pues, que una ciencia de la natu-
seres humanos se condujeron en tal o cual época. No raleza humana es posible en principio, no obstante las
hay verdades eternas sobre la naturaleza humana -afir· manifiestas variaciones de conducta y creencias de una
mó- porque la naturaleza humana está cambiando cons· época a otra. Pero aunque sea así, eso no originaría
tantemente. Pero necesitamos examinar con algún cui· ningún falso optimismo acerca de la comprensión histó-
dado esta afirmación aparentemente admisible. Cuando rica. Sigue siendo cierto que historiadores diferentes lle-
se dice que la naturaleza humana varía de una época a van a su trabajo concepciones diferentes de la conducta
otra, ¿queremos decir que deducimos que no hay identi· de los hombres y (quizá debiéramos añadir) de cómo
dad entre el pasado y el presente, que no. hay un desarr_o. debieran conducirse, y que este hecho tiene un efecto
llo continuado de uno a otro, sino que ambos difieren por de la mayor importancia sobre los resultados a que llecan.
e
completo? y si queremos decir eso como el mismo No nos interesa aquí explorar las ulteriores implicaci~nes
Collingwood sugiere en sus momentos más escépticos), del hecho: 9 nuestro propósito era sólo señalar su impor-
¿esa regla no niega la posibilidad de toda comprensión tancia para el problema de la ·explicación histórica. Yo
inteligente del pasado? Si los hombres de la antigua diría que su pertinencia e importancia estaban fuera de
Grecia o de la Edad Media, por ejemplo, no tienen nada toda duda.
en común con los hombres del mundo de hoy, ¿cómo Hay otra dificultad acerca de la ciencia de la natu-
podríamos esperar sacar algo de sus experiencias? El in- raleza humana a la cual me referiré brevemente en con-
tento de hacerlo sería como tratar de leer un texto cifrado clusión (su conexión con los dos puntos anteriores es
cuyo desciframiento sabernos de antemano que nos elu· bastante clara). Dije que las verdades acerca de la natu-
dirá. raleza humana están presu,puestas en la comprensión
·Esto por sí solo no es más que un argumento ad histórica y hablé de que el historiador enfocaba su tra-
· hominem: no demuestra que haya algo constante en la bajo con determinada concepción de la naturaleza del
naturaleza humana, y que, por lo tanto, sea posible una
ciencia de la naturaleza humana. Se limita a llamar la 0
Para algunas implicaciones ulteriores, véase infra el ca-
vítulo 5.
atención hacia el hecho de que pensamos que podemos
80 LA EXPLICACióN HISTóRICA DIFICULTADES DE ESTA CONCEPCióN 81

hombre; Pero no podemos dejar la materia en este punto. mente dicha comprensión a una subforma del pensamien·
Porque, cuando nos ponemos a pensar sobre ella, no es to de las ciencias empíricas y que igualaba su proceder
verdad sólo que llevamos a la comprensión de la historia con el del sentido común. Encontramos razones para
ciertas nociones acerca de las posibilidades de la conducta rechazar decididamente la primera de estas opiniones;
humana: también revisamos nuestras nociones de esa pero eso no nos obligaba a aceptar sin titubeos la segunda.
materia en el curso de nuestro trabajo histórico. Así, al Pues aunque la escuela idea1ista llevaba demasiado lejos
leer una exposición de los hechos de personas muy lejanas sus pretensiones, vimos que no estaba equivocada al hacer
de nosotros, como, por ejemplo, los bárbaros que derri- fundamental para el historiador el concepto de acción,
baron el Imperio romano, partimos de ciertos criterios con y nos propusimos conectar con él los procedimientos te-
los que juzgar e interpretar su conducta; pero nuestra leológicos o semiteleológicos que, según se decía, seguían
interpretación puede inducimos muy pronto a modificar los historiadores cualesquiera que fuesen sus opiniones
esos criterios en aspectos importantes, abriendo nuestros sobre las fuerzas motrices decisivas de la historia. Pero
ojos a posibilidades que no habíamos sospechado. El caso reconocimos que el procedimiento de coligar aconteci-
de la historia es aquí también paralelo al de la literatura. mientos históricos, aunque muy importante, no podía
Se dice con frecuencia que una gran novela o una gran constituir toda la naturaleza de la explicación histórica.10
comedia nos enseñan algo acerca .de nosotros mismos; Se necesitaba también, como en las explicaciones de tipo
pero, como hemos visto, necesitamos llevar a ellas ciertas científico, la referencia a verdades generales, y aquí nos
creencias preexistentes sobre la naturaleza del hombre. encontramos de acuerdo general con el punto de vista
Sospecho que no basta liquidar este punto diciendo positivista.. Pero diferimos de ]os positivistas en sostener
que no hay nada sorprendente en él, por la sencilla raz6n que en todo trabajo histórico está presupuesta una serie
de que nuestro conocimiento de la naturaleza humana des- fundamental de generalizaciones pertenecientes a la cien-
cansa sobre la experiencia y está sujeto a constante revi- cia de la conducta humana; y tratamos, en conclusión,
sión a medida que nuestra experiencia se amplía. Sin de señalar ciertas dificultades que aparecen acerca de
duda es así, pero subsiste el hecho de que nuestras ideas esas generalizaciones y del conocimiento que el historiador
sobre el asunto aun parece que contienen un. elemento tiene de ellas. Puede resumirse nuestro resultado general
que no se debe a la experiencia, sino que puede llamarse diciendo que la historia es, en nuestra opinión, una
a priori o subjetivo, según los gustos. La existencia de forma de conocimiento con rasgos peculiares, aunque no
este elemento subjetivo constituye un gran enigma p¡:tra es tan diferente de la ciencia natural ni aun del sentido
la filosofía de la historia, y ciertamente es la causa prin· común como se ha pensado a veces que lo es.
cipal de los titubeos que sentiría mucha gente ordinaria
si se la invitara a convenir en que la historia puede llegar
a ser un estudio plenamente científico. 10 Otro modo de expresar esto sería decir que los historia•
Tenemos que dejar estas cuestiones, a las que volve- dores que se concentran en rastrear movimientos generales en
remos, y tratar de agrupar los resultados de un largo historia se ocupan primordialmente de intenciones o propósitos,
y difícil estudio. Empezamos nuestro examen de la natu- mientras que una explicación completa de toda acción dada tam·
raleza de la explicación histórica teniendo presente dos bién requiere evidentemente la referencia a causas y motivos.
Estoy de acuerdo con el profesor Ryle (The Concept of Mind,
opiniones: una que insistía en que la comprensión his· cap. IV) en que encontrar el motivo de una acción es cbsifi·
tórica es inmediata e intuitiva1 y otra que reducía real· carla como perteneciente a cierto tipo.
82 LA EXPLICACióN ·HISTóRICA NOTA ADICIONAL 83

NOTA ADICIONAL

El profesor A. Donagan, en un artículo titulado 'The


Verifi:ation of· Historical .Theses" (Philosophical Quar-
terly, JUlio de 1956), discute la interpretación de las opi-
niones de Collingwoo&'·sobre la historia dada aquí y por
otros críticos y d~ce que ni su teoría ni su práctica his-
tórica lo obligan a creer que en la historia son infalible-
mente· intuidos los pensamientos del pasado) La frase de
Collingwood de que toda hist(}ria es historia del pensa-
miento .debe tomarse. c:omQ un .intento de revelar la .es-
truct,l,u:a.~on~e.e!Uai del ~onQdmie~w; histórico y no como
una exposición de lo que hacen los historiadores. Perso-
nalmente, deseo subrayar que el propósito de Colling-
wood . f~~ p~n~~ al, descubierto el carácter peculiar del
~~Ilo~nn!~nto. hl,st?r~co, y ª-~!iría. que s11 te9ría podía_
set teconstrmda sm hacer mnguna referencia a la intuí·

a~I?Ls;~<::l~s¿;~!~:fo~0~ns~~t~~··t~e~!t~!;;1~
pray, .quien muestra .allí queJos his~q:tiad.c>.re_s se inte¡:esa!l
frecuentemente por lo que él llama <lr~cioJ:lalizacÍÓ11 de
l~J_assi?nes'J y que al hacerlo no ponen ~-c~~trib~dó!l
generalizaciones sobre la conducta del pasado sino "prin-
cipios de acción", reglas que (según suponen) fueron
adoptadas como expresivas de "lo que hay que hacer"
por los individuos en que se ocupan. Pero si se dijera
que esto aclara la cuestión, querría yo hacer tres comen·
tarios: 1) Aunquesegún Dray un historiador no. necesita
exam~nar ca~os análogos ¡ara deducir_p~incipio_s, de acción,
n_ecesita algun <;:ónocirmento general que vaya más allá
del c:aso. particular.¡ Para descubrir los principios según
lo~ .cuales Nelson actu§ en Traf~ga.r tengo que saber
por . 1(.} .IJ..l(!nos que estuvo presente allí en calidad de al-
miraQte y q11é es un almirante. 2) 1Col!ing'Yood sostiene
.el p~nto negativo de que(esta especie ele) comprensión
historica no· depende del conocimiento de leyes generales,
pero dice poco o nada acerca de en qué consista,.! La
inferencia de. q11e pensaba que tenía que ser inmediata

L
4 INTRODUCCióN 85

VERDAD Y HECHO EN HISTORIA escepticismo relativo a si los seres humanos pueden al-
guna vez alcanzar la verdad o enunciar con exactitud un
hecho. Y. de esa forma de escepticismo, en la medida en
que concierne al caso espe.cial de los juicios históricos,
nos ocuparemos en el presente estudio. Tenemos que in-
quirir. cie~tas dificultades generales acerca de la capacidad
}. INTRODUCCIÓN
del histo~ador para hacer lo que dice que hace, a saber,
reconstruir el pasado, y esa pesquisa nos llevará a un exa-
Describimos la historia, al comienzo del capítulo 2, como men crítico tanto de lo que es un hecho histórico como
un relato significativo de acciones y experiencias hu 4
de la naturaleza del testimonio histórico.
manas del pasado. Algo hicimos para dilucidar y defen 4
No sería sino ingenuo señalar aquí que hay filósofos
der las dos primeras partes de esa definición, y ahora actualmente que niegan que haya un verdadero proble-
debemos atender a la tercera preguntándonos en qué sen- ma de la verdad del tipo que acabamos de exponer. Las
tido está justificada la pretensión del historiador de únicas cuestiones auténticas acerca de la verdad, dicen,
reconstruir el pasado. Esto nos llevará inmediatamente son las que proceden de investigaciones sobre los funda-
al problema de la verdad histórica, y finalmente al de la mentos de enunciados particulares, y deben ser resueltas
objetividad histórica; y en consecuencia estos problemas cada _un~ ~n su ~ampo. Para esos escritores el escepticis- .
constituirán la materia de nuestros dos capítulos siguien- mo filo~ftco, leJOS de ser el preludio indispensable del ,
pensamiento claro y crítico que en otro tiempo se creyó-
tes. Como veremos, los dos asuntos están estrechamente
que era, es una inútil persecución de una quimera de-
relacionados, y en realidad podrían considerarse diferen- la que querría verse libre toda persona inteligente. . ·~.
tes aspectos de un solo asunto.
Los que están convencidos de la corrección de esté ..
El problema de la verdad no es privativo de la his- punto de vista muy bien pueden hallar que los estudi~ .
toria, ni de ninguna rama del saber. Es una cuestión contenidos en el presente capítulo tienen un aire un tanto ·
filosófica general saber en qué medida un ju-icio, una anticuado, aunque no carezcan necesariamente de toda
proposición o un enunciado (elija el lector la palabra simpatía para sus conclusiones. Si en realidad no dan nin-
que quiera), expresa la naturaleza de la realidad o enun· gu?a. l~z y además son acaso de mal tono, debo dejarlo
cía un hecho. ·Pero debemos aclarar desde el principio al JUICIO del lector. Sólo observaré de antemano que aun-
qué es lo que se pregunta aquí. No nos interesa la justi- que el punto de vista en cuestión ciertamente resultó
ficación de enunciados particulares de ninguna clase, por útil para aclarar problemas obstinados en más de un
ejemplo, cómo sabemos que es verdad que Julio César ~po filosófico, de ningún modo es evidente por sí
fue asesinado o que las quimeras son seres imaginarios. miSmo que todas las. cuestiones tradicionales de la filoso-
Preguntas de esta especie tienen que ser contestadas por fía puedan tratarse satisfactoriamente con sus métodos·
expertos reconocidos en las diferentes .materias a que y que el problema de la verdad es un problema cuy~
pertenecen, o por referencia a experiencias particulares. solución aún está en duda, a lo que me parece.
El problema filosófico de la verdad se plantea en un nivel
diferente. No hay dudas acerca de la verdad de juicios
particulares, pero el filósofo tiene que hacer frente al
[84]
86 VERDAD Y HECHO .EN HISTORIA LA VERDAD: CORRESPONDENCIA Y CONGRUENCIA 87

2. LA VBliDAD COMO OORRESPONI>BNOIA Y LA VERDAD COMO El lector no encontrará dificultad en pensar ejem-
OONGRUBNOIA
plos adecuados de situaciones a las que se aplica clara-
mente es.te ·análisis. Asi, que yo tenga tales y cuales ex·
Convendrá que empecemos por un esbozo de dos de las periencias visuales es un hecho. Un oculista puede formu-
teqrías filosóficas de la verdad más frecuentemente sus- lar una teoría sobre mis capacidades visuales, y esa teoría
tentadas, y con algunas observaciones sobre sus respec- puede ser verdadera o falsa. El que lo sea depende de que
tivos méritos y deméritos. Examinaremos esas teorías pri- "abarque" o "haga justicia a" mis experiencias, que en sí
mero sin especial referencia a la esfera de la historia, mismas no son verdaderas ni falsas, sino que ocurren,
dejando la cuestión de su aplicabilidad a esa esfera para simplemente. Si se dice que. la teoría puede ser verdadera
estudiarla separadamente. aunque no responda a mis experiencias, no titubearé en
La primera teoría la suscribimos todos por lo menos de denunciar esa sugerencia como palabrería vacía. El diag-
palabra. Un enunciado es cierto, decimos, si corresponde nóstico del oculista, diré, tiene que explicar los hechos
a los hechos, y, a la inversa, no es verdadero si no corres- de los cuales parte; y no es bueno si los ignora.
ponde a los hechos. Verdad y correspondencia con los La teoría de .la verdad basada en la correspondencia
hechos parecen términos intercambiables, y la teoría con- puede decirse, pues, que tiene el mérito de corresponder
siste simplemente· en subrayar su equivalencia. Verdad al hecho, por lo menos en cierto nivel de complicación.
-dicen .los partidarios de esta teoría- significa correspon- Pero sus dificultades de ningún modo quedan aclaradas.
dencia con el hecho, de suerte que no puede ser verda- Sin duda es posible -y, en realidad, indispensable- hacer
dero ningún enunciado que no se corresponda así. para fines prácticos una distinción entre lo que conside-
Formulada así la teoría de la correspondencia, como se . ramos un hecho nguroso y 1o que cons1"deramos ((mera,
(f • "

la llama, a una mentalidad sencilla le parecerá poco más teorfa, pero la base teórica de la distinción no es tan
que una perogrullada. Pero empiezan las dificultades clara. Todos podemos suponer que las teorías son cosas
cuando intentamos demostrar su fórmula aparentemente que existen en las cabezas de las personas, mientras que
inocente. Se nos dice que un enunciado es verdadero si los hechos ·están ahi pensemos o no en ellos. Las teorías
corresponde al hecho. Pero, ¿qué es un hecho? Para esto toman la forma de juicios, o proposiciones afirmadas o
el lenguaje común ya tiene lista una respuesta. Los negadas, o, menos técnicamente, de enunciados hablados,
hechos de cualquier esfera, diremos por lo común, son escritos o tácitos; los hechos son el material sobre el que
lo que son independientemente de quien los investiga; se hacen enunciados o se formulan juicios. Pero la cues-
en cierto modo existen piense o no alguien en ellos. Son tión que tenemos que arrostrar es cómo descubriremos
lo que describimos como "riguroso", "tenaz" o también los hechos independientes a que tienen que ajustarse
"dado''. Los hechos así entendidos suelen ser contrasta- 'nuestras teorías; y es una cuestión a la que de ninguna
dos con teorías, que no pueden, como tales, alegar de- manera es fácil encontrar respuesta. Porque, cuando nos
recho a ninguno de esos adjetivos dignificados, sino que ponemos a pensar en ella, nuestras teorías que existen
deben contentarse con ser en el mejor caso "bien fun· en la forma de enunciados reales o posibles son compro-
dadas" o "sólidamente basadas". La función propia de badas a su vez por referencia a otros enunciados. La
una teorta' es u·exp1'1car" , ('hacer JUStiCia
. . . a" o "abarcar, 1os explicación que da el oculista de los defectos de nú
hechos, los cuales, pues, forman para ella una estructura visión, por ejemplo, tiene que ajustarse a los enunciados
de referencia. que yo hago contestando a sus preguntas. No puede darse
Y CO NG RU ENC IA 89
IA LA VERDAD: CORRESPONDENCIA
88 VERDAD Y HEC HO EN HIS TOR
o un elemento dado,
ctamente y formule oún la cual hay en el conocimient
el caso de que conozca los hechos dire ~. como prefieren llamarlo algunos filósofos
, "inmediato".
e que decidir cuáles
su teoría de acuerdo con ellos; tien Yo diría que es evidente que lo hay
, y tien en razón los
uestas que yo le doy.
son los hechos pensando en las resp escritores que subrayan este elemento
dado como la fue nte
esta aroumen-
Ahora bien, pue de decirse que el que de toda verdad factual o de hecho.
Pero de ahí no pode-
ente de la peculia-
tación sea admisible dep end e únicam mos pasar a equiparar la esfera de
lo dado con la esfera
dud a es cierto que resuelto el problema
ridad del ejemplo elegido. Sin de los hechos y suponer que está
hechos relativos a
un oculista no pue de conocer los filosófico de la verdad. Por que pers
iste la dificultad de
pue de ver con mis
mi visión directamente porque no captar lo dado como es dado, y esto
parece ser precisa-
siempre son directa- sentimientos exac-
ojos; pero de que los hechos no mente lo que no podemos hacer. Los
lo son nun ca. ¿No
men te accesibles no se sigue que no tos que experimentamos, las perc
epciones individuales
los verdaderos hechos
tengo yo por lo menos que conocer que tenemos, se transforman cua ndo
los interpretamos.
no veo? Las expe-
del caso y saber lo que veo y lo que Pero si no los interpretamos no pod
emos usarlos para,
equiparadas con los
riencias visuales f]_Ue antes fueron elaborar la estructura del conocimient
o.
pués de todo, mis
hechos en nuestro ejemplo son, des De ahí se sigu e que la dist inci ón ent re hec ho y
todo el mu ndo conoce
ex-periencias, y es de presumir. que teoría en que se apoyan los partidar
ios de la teoría de
s.
directamente sus propias experiencia la correspondencia no pue de tom
arse como absoluta.
lmente clara. Por- stras teorías deben
Pero aun así la situación no es tota Los hechos a que han de referirse nue
s que comprobamos lector lo prefiere,
que, después de todo, cua ndo decimo recibir forma de proposición (o, si
el
eriencias la frase se o posibles) si han de
una teoría por la referencia a exp tomar forma de enunciados reales
ncias en sí mismas
usa un tanto vagamente. Las experie desempeñar esa función. Pero esto
significa <}Ue la inter-
teorías; tien en que espondencia con el
no pue den usarse par a comprobar pretación de la verdad como corr
tual ser elevadas al
ser expresad:1s, recibir forma concen hecho no pue de ser sino parcial en
el mejor caso. Hay
servir ese propósito.
J. '
a ho y dar de ella otro
nivel de juicios, par a que pue dan que explorar más la noción de hec
experiencia real de
Pero en ese proceso de expresión la análisis posible.
lemente. Se modifica amente a nues-
que partimos se modifica inevitab En este pun to podemos pasar oportun
relación con e.Kpe- dad basada en la eón·
al ser interpretada, al ser puesta en tra. segunda teoría, la teoría de Ia ver
y ser clasificada bajo
riencias anteriores de la misma das e gruencia. En ella se inte nta definir
la verdad como una
eriencia es interpre- sino ent re un enun-
conceptos generales. Sólo si una exp relación no ent re enu ncia do y hecho,
y sólo si es descrita;
tada de ese modo pue de ser descrita, ciado y otro. Se afirma que un enu
ncia do es verdadero
ehendida por la per· ente o que conviene
o por lo menos conscientemente apr si pue de demostrarse que es con gru
a pon er a pru eba una
sona que Ja tiene, pue de usarse par con todos los demás enunciados que
estamos dispuestos a
teoría. do real que hacemos
a, sino simple- aceptar. Se dice que nin gún enu ncia
Un a experiencia que no fue descrit se hace ente ram ente aislado: todo
s ellos dependen de
en el sentido en que
men te tenida, no podría ser conocida ciertos supuestos previos o condicione
s y se hac en sobre
que han de corres-
necesitamos conocer los hechos a los un fondo de tales supuestos. Además
, cada una de nuestras
ponder nuestros enunciados. creencias está ligada con otras cree
ncias, en el sentido
licaciones de estas
No deben interpretarse ma llas imp de que forma par te o el todo de nue
stro fundamento para
la proposición se- .
observaciones. No pre tend en refu tar
90 VERDAD Y HECHO EN HISTO~IA LA VERDAD: CORRESPONDENCIA Y CONGRUENCIA 91

admitirlas, o que forman parte o el todo de nues- pond~cia: tienen que ser probados. Y esto significa que
tro fundamento para admitirla. Los fragmentos separa- en realidad no hay diferencia de principio entre un hecho
dos de nuestros conocimientos en realidad forman parte y ~ te?ría. Un hecho es una teoría que se estableció
de un sistema y, aunque no nos demos cuenta de elloJ por .. SI nnsma, teoría acerca de cuya .credibilidad no exis-
todo el sistema está implícito en el enunciado de cual- ten ya dudas graves; Puede recurrirse para este uso al
quiera de sus partes. Y la tesis central de la teoría que apoyo. del lenguaje corriente, según puede observarse:
estamos examinando es que debemos enfocar nuestra por ejemplo, a veces se dice de la evolución que ya no
atención sobre el carácter sistemático de nuestro cono- es una teoría, sino un hecho.
cimiento si hemos de dar una interpretación satisfactoria Es cierto que el hecho de aceptar esta interpretación
de la· verdad. nos lleva al aserto, a primera vista paradójico, de que
Antes de hacer algún comentario sobre la teoría, con- en todas las materias los hechos están sólo provisional-
vendrá intentar· aclararla con un ejemplo. Tomemos el mente establecidos y en todas partes están sujetos a ser
aserto de que mañana será un día húmedo y tormentoso, revisados; pero, siempre que nos cuidemos de no con-
y pensemos cómo lo tratarían los partidarios de. la teoría fundir esto con la opinión, muy diferente, de que todas
de la congruencia. En· primer lugar, dirían que el aserto las creencias son igualmente dudosas, no hay raz6n para
implica la aceptación de toda una serie de conceptos y que no estemos de acuerdo con ello. Después de todo,
principios que no son peculiares de él, pero que gobiernan toda la historia de. la ciencia demuestra que lo que se
todos los enunciados y creencias de la misma clase: los considera un hecho en una época es rechazado en otra,
conceptos y principios que están expuestos en forma siste- y realmente es difícil ver cómo las diferentes ramas del
mática en la ciencia de la meteorología. Y en segundo s?ber podrían haber hecho ·los progresos que hicieron
SI las cosas fueran de otro modo. Ahora está desacredi-
lugar, argüirían que no concebimos aisladamente esa
~da en todas partes la otra noción del progreso cientí-
creencia: llegamos a la conclusión de que mañana será
un día húmedo y tormentoso porque ya hemos aceptado fic~,. ~ormulada ~or. Aristóteles, quien pensaba que el
otros asertos, tales como que hay cirros altos •en el ·cielo, edificio del conoc1rmento tomaría forma definitiva desde
que la puesta del sol ofrece hoy dete~nado aspecto, el principio y que .sólo crecería en volumen, sin cambio
etc. Se dice, en consecuencia, que no podemos discu- en la estructura. . .
tir la verdad del juicio del cual partimos como si estuviera Ya hemos dicho bastante a manera de exposición
completo en sí mismo, sino que debemos considerarlo sumaria de la teoría. De las muchas objeciones que se
parte de todo un sistema de juicios. Como un iceberg, le han hecho, puede decirse de una vez que algunas pro-
el sistema es sólo parcialmente visible, pero sin embargo ceden de las que muy bien podrían considerarse extra-
está allí indubitablemente. vagancias de sus partidarios. ·Así, trataron de demostrar
Debe observarse que la teoría de la congruencia no que la· teoría· se aplicaba a todos los juicios o enunciados
hace caso omiso de la noción de hecho, sino que ofrece posibles, y esto los llevó a dificultades acerca de las ver-
una nueva interpretación de ella. Para ella un hecho no dades matemáticas y lógicas (que no parecen sujetas a
es algo que existe tenga o no tenga alguien conocimiento r~visión del _mismo modo que las verdades de hecho), y,
de él; es, por el contrario, la conclusión de un proceso de aun más eVIdentemente, acerca de su propia exposición
pensamiento. Los hechos no pueden ser simplemente de la teoría. Si no puede considerarse definitivamente
aprehendidos, como se imagina en la teoría de la corres- verdadero ningún enunciado, ¿qué diremos de la afir-
92 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA HISTORIA Y TEORíA DE LA CORRESPONDENCIA 93

macwn de que la verdad es congruencia? Además, en tiria. El. pensamiento que lleva al establecimiento del
interés de la metafísica monista que profesaban, afir- hecho, dicen/ no debe suponerse que es arbitrario: la
maron que todas las verdades formaban parte de un solo verd~d sólo se alcanza mientras suprimo mi yo privado
sistema, el cual, por lo tanto, está presupuesto en todos y dejo que mi pensamiento sea guiado pGr principios
los asertos correctos. Esto tenía la apariencia por lo objetivos, universalmente válidos. Mas perdura la im-
menos de indicar que todo hecho debe tener conexión presión de que el elemento dado en la experiencia no
directa con todos los demás hechos -que, por ejemplo, es satisfactoriamente implicado por la teoría, y que el
el tiempo que hace hoy en Australia ha de influir en lo "rigor" del hecho, rasgo que todos reconocemos en nues-
que yo coma con mi té en Oxford-, cuando la expe- tros. momentos antifilosóficos, desaparece si la aceptamos.
riencia corriente indicaría que no había entre ellos la Podemos resumir diciendo que, aunque las dos teorías
menor relación. Mas parece posible aceptar la teoría tipo de la verdad tienen sus rasgos atractivos, ninguna
de hechos sin obligamos a ninguno de dichos absurdos. de ellas está totalmente libre de dificultades. Una ex~
Sea cualquiera la opinión que tengamos de la verdad posición plenamente (o más) satisfactoria parece que
de las proposiciones matemáticas y filosóficas, las ver- tendría que contener puntos de ambas. Pero en vez de
dades de hecho pueden ser explicadas correctamente por preguntamos aquí si es posible una verdadera síntesis
la teoría de la congruencia. Y la tesis no es que ningún de las dos teorías, tenemos que volver atrás, al problema
juicio puede ser verdadero aisladamente, sino que hay que especial que nos interesa en este capítulo, y examinar
considerarlos todos pertenecientes a un sistema, abruma- la naturaleza de la verdad y del hecho en historia.
dos por las dudas acerca de si podemos encontrar un
solo sistema al que pertenezcan todos. La teoría de la
congruencia puede ser esencialmente correcta, aun cuando 3. LA IDSTÓRIA Y LA TEORÍA DE LA OORBESPONDENC'IA

no pueda usarse para apoyar una metafísica monista. Se ha alegado el apoyo de la. historia para las dos teorías
Puede admitirse, sin embargc;>, que la teoría tiene que hemos analizado, de manera plausible hasta cierto
cierto aire de paradoja. Si se limitara a sostener que punto en cada caso.
debe considerarse la congruencia como la prueba de la Así, partidarios de la teoría de la correspondencia 2
verdad, podría ser bastante aceptable, porque es el caso, . dicen que en historia, si en alguna parte, nos interesan
realmente, que nuestras diferentes creencias pertenecen hechos fijos y determinados precisamente porque son pa-
a sistemas reconocibles; pero identificar la verdad con la sados, hechos que con ningún esfuerzo de imaginación
congruencia parece implicar una omisión fatal. Lo que puede pensarse que dependan de lo que nosotros pen-
omite es toda referencia al elemento de independencia samos ahora. ·
que asociamos con la verdad. Todos creemos que hay
una diferencia entre verdad, que se sostiene queramos 1 Véase, por ejemplo, la parte m de Logical Studi~, de
o no, y ficción, que hacemos que se acomode a nosotros. H. H. Joachim. El anterior libro de Joachim, The Nat:ure of
Pero si los hechos van a ser declarados productos de Truth, es quizá la exposici6n más clara de la teoría de la
nuestro pensamiento, parece como si también pudiéra- congruencia escrita en inglés. La teoría se .remonta a Hegel, de
quien es la famosa frase "la verdad es el todo".
mos formarlos, y así desaparece la diferencia. Natural- 2 Cf. "Historical Explanation",
de A. M. Maclver, reim•
mente, los partidarios de la teoría de la congruencia co- preso en Logic and Language, segunda señe. ed. A. Flew, para
nocen muy bien esta objeción y están ansiosos de reba- algunos de los argumentos mencionados.
HISTORIA Y TEORíA DE LA CORRESPONDENCIA 95
94 VERDAD Y HECHO EN HISTORlA
el historiador o para cualquier otro es cosa que no se
La historia, en el sentido de registro de acontecimien- advierte. 3
tos pasados, debe corresponder a la historia en el sen- Está bastante claro que el punto que realmente está
tido de res gestae; si no lo hace, no titubearemos en a discusión entre las teorías gira en tomo de la accesi-
denunciarla como un fraude. Las verdades científicas bilidad del pasado para el conocimiento ulterior. La
quizá pueden acomodarse a las exigencias de la teoría teoría de la correspondencia lo apuesta todo a la noción
de la congruencia, a causa del elemento convencional de un pasado que al mismo tiempo está totalmente aca-
que el pensamiento cientffico indudablemente contie- bado e ido y es capaz de ser reconstruido en cierto grado
ne, pero las verdades históricas no pueden acomodarse por lo menos. A manera de contraste, los partidari~s. de
de ese modo, porque los hechos de que trata la historia la teoría de la congruencia dicen que esos dos reqms1tos
ocurrieron realmente, y nada que digamos o pensemos no pueden llenarse simultáneamente, y ar~uyen qu~ te-
de ellos ahora los modificará. nemos que elegir entre un pasado que ~ mdepend1ente
Todo esto es bastante convincente, pero también en y un pasado que puede ser. conocido. . , .
el otro lado hay argumentos fuertes. El punto en que Procuremos avanzar. hacm una soluc10n mediante el
principalmente insiste la teoría de la congruencia, según examen de la teoría de la .correspondencia con algún
el cual todas las verdades son relativas, está ilustrado con detalle. Se la puede exponer con djferentes grados de
particular claridad en el campo de la historia. Puede complicación. Puede decirse que. en todas sus formas
decirse con alguna razón que aunque el historiador piensa compara la tarea del histori~dor con ~a . ~onstrucción ~e
que habla de un pasado que es ido y acabado, todo lo un mosaico. El pasado -dice- cons1st:Io en una sene
que realmente cree acerca ·de dicho pasado es una fun- de acaecimientos separados, y la misión del historiador
ción de los testimonios de que dispone en el presente y es reconstruir toda la serie, o uno parte de ella, del
de Sl! propia capacidad para interpretarlos. Los hechos modo más completo que le sea posible. Si .nos pre-
que admite cque, después de todo, son los únicos h~ ountamos ahora cómo se hace esa tarea, respuesta más
chos que conoce- están establecidos de la manera des- ~encilla es que algunos acontecimientos fueron regis-
crita en la teoría de la congruencia; representan conclu- trados cuando ocurrieron, y .que todo lo que tenemos
siones a las que se llega después de procesos de pen- que hacer es leer los registros. Los h~st~riadores an-
samiento, conclusiones, que, dicho sea de paso, están tiguos que escribieron sobre los acontecumentos de s~
sistemáticamente relacionadas hasta tal punto, que una tiempo, como T ucídides y César, los gobernantes nn-
alteración en . una puede tener un efecto profundo sobre litares y civiles que hicieron grabar l~pidas para comz~e­
· todas las demás. Y si se dice que esto no es todo. -lo morar sus hechos, los cronistas medievales y los peno-
que el historiador quiere significar cuando habla de distas modernos pueden mencionarse como ejemplos de
hechos, que piensa en el pasado real y no meramente en personas que registraron acontecimientos cuando real-
nuestra presente reconstrucción de él, de lo que de mente ocurrieron (o quizá un poco después), y de
hecho sucedió y no de lo que ahora creemos acerca cuyos registros puede creerse que, en consecuencia, pro-
de ello, la réplica será que también puede demostrarse porcionan una base de puros hechos sobre la cual puede
que ese algo es quimérico en último análisis. Porque los
hechos que .no guardan relación con los testimonios pre- 3 U na buena exposición de la t~ría de la congruencia apli-
cada a la historia puede verse en Experience and its Modes, de
sentes tienen que ser incognoscibles, y cómo podrían
M. J. Oakeshott, cap. III.
tener en esas circunstancias alguna significación para .
96 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA HISTORIA Y TEORíA DE LA CORRESPONDENCIA 97

el historiador construir el resto de su relato. Según esta siones a las cuales llega, el cuadro del pasado que final-
interpretación, la verdad histórica depende de que acep~ mente traza, y el_material del cual partió, que existe en
ternos ciertas autoridades primordiales, algunas por lo la forma de testimonios históricos: documentos, monedas,
menos de cuyas exposiciones se consideran completa- restos de edificios, etc. Sus conclusiones sólo puede con-
mente auténticas. siderarlas provisionales, pero no puede tomar la misma
No quiero negar que esta idea de las autoridades actitud hacia los testimonios. Si no se toman éstos como
tenga un papel importante que representar en el pensa- cosa firme y fuera de duda, como algo definitivo que no
miento histórico. Pero sin duda es absurdo afirmar que puede discutirse, no· puede haber progreso en el camino
todo historiador que sabe su oficio estará dispuesto a hacia la verdad histórica.
aceptar como cierto un enunciado precisamente porque También aquí se trata de una teoría que corresponde
está registrado por tal autoridad. Sin duda hay ocasiones estrechamente a las ideas de sentido común, y por esa
en que nuestro único testimonio de un acontecimiento misma razón contiene muchas cosas atractivas. Pero debe
pasado es un registro o información de ese tipo; pero eso algo de su atractivo a una ambigüedad importante.
no aclara el grado en que el historiador confía en las Cuando decimos que todo historiador cree que hay tes'-
fuentes primordiales, sino más bien la pobreza del mate- timonios del pasado, y que esos testimonios son algo que
rial con que trabaja. La simple consideración de que no se atreverá a poner en duda, ¿qué queremos decir?
nuestra confianza aun en las mejores autoridades au- Si es únicamente que existen ahora ciertos documentos,
ment~ con el descubrimiento de testimonios independien- construcciones, monedas, etc., que se cree que datan de
tes sobre lo que ellas dicen basta para revelar la falsedad este o de aquel período, el enunciado probablemente no
de la teoría de la autoridad. Y la verdad es que pertenece será discutido. No forma parte de la tarea del.historiador
a una etapa del pensamiento histórico que ahora es poner en duda el testimonio de sus sentidos: da eso por
anticuada. El depender del ipse dixit de una autoridad cosa sabida, lo mismo que el científico natural. Pero el
parecía bastante natural en los primeros tiempos de la caso cambia si entendemos el enunciado en un sentido
historiografía, o aun en las épocas en que la apelación a diferente (y perfectamente natural). Si se le interpreta
la autoridad era normal en todas las esferas. Pero cual- como significado que hay un cuerpo fijo de testimonios
quiera que sea el papel que la fe tenga que desempeñar históricos, <:uyas implicaciones pueden ver. todos clara·
en otras partes, está completamente fuera de lugar en mente, surgen acerca de él dudas graves. ·Y surgen en
el pensamiento histórico. La actitud de un historiador primer lugar por la consideración, bastante manifiesta
moderno hacia sus autoridades debe ser constantemente para todo el que tenga e.a:periencia de primera mano del
crítica: debe someter todos los testimonios, cualquiera trabajo histórico, de que los historiadores tienen no sólo
que sea la autoridad de donde procedan, al mismo examen . que decidir a qué conclusiones apuntan los testimonios,
escéptico, estableciendo los hechos sin ellos, y no tomarlos sino además cuáles hay que admitir como testimonios.
por hechos, sin más. · En cierto sentido, desde luego, todo lo que hay ahora en
La apelación a la autoridad no servirá, pues, de el mundo físico es testimonio del pasado, y gran parte
base para una teoría de la correspondencia sobre la ver- de ello del pasado humano. Pero no todo es igualmente
dad histórica. Pero la última frase del párrafo anterior testimonio de una serie dada de acontecimientos pasados,
puede sugerir otra interpretación. Todo historiador en ac- y plantea un problema al historiador precisamente a causa
tivo hace, puede decirse, una distinción entre las condu· de eso. El problema es el de excluir testimonios falsos y
98 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA HISTORIA Y TEORíA DE LA CORRESPONDENCIA 99
admitir sólo testimonios verdaderos de los acontecimientos pondencia, en la esfera de la historia como en la de la
en estudio, y esto .es una parte sumamente importante percepción, es buscar enunciados básicos de hechos que
del trabajo histórico que habría que resolver adecuada· no puedan discutirse, proposiciones fundamentales que
mente. podemos decir que sabemos que están fuera de toda po-
Y hay otro punto que debe destacarse. La su~e~encia sibilidad de corrección. Pero la investigación no tiene
de que hay testimonios del pasado se confund e fac!lme~­ más éxito en historia que en otros campos.. Las propo-
te con otra sugerencia diferente, la de qu~ hay propos1· siciones básicas a que me refiero -"he aquí una moneda
clones acerca del pasado que podemos af~ar con cer~ acuñada por Vespasiano", "éste es el libro de cuentas de
teza, y la confusión es particularmente, rmportante s1 un colegio fechado en 1752", podrían servir de ejem~
estamos estudiando los méritos de la teona de la corres- plos- contienen todas un elemento de interpretación así
pondencia. Porque los parti~ari~s. de esa teoría, c~::no como algo dado. Supuestas proposiciones "atómicas", que
hemos visto tienen, si han de JUStlficar su argumentaciOn, "pmtan
. " el hecho exactamente, no se encontraran, , sim-
que. señala; hacia algún corpus de conocimientos (en e~ plemente, en la esfera de la historia por lo menos.
sentido estricto de esa palabra en que sabemos que esta Puede objetarse a esto que ignora el caso especial,
fuera de duda) con qué someter a prueba nuestras creen- de la mayor importancia para el .historiador, del conoci-
cias, y recunen al testimonio históri7o en el caso 9ue miento de memoria. Se ha· dicho, ciertamente,• que el
estamos examinando precisamente ten~e??o en las ~en­ pasado histórico uo puede identificarse con el pasado re·
tes ese prop65ito. Pero no sería muy ~f1ol ver que 1X:ter· cordado, y esto parecerá bastante claro si pensamos que
pretarlos de ese modo y hacerles decir que los testlmo- esperamos como historiadores ir mucho más allá del cam-
nios históricos nos dan muchos conocimientos acerca del po del recuerdo vivo en nuestra reconstrucción de acon·
pasado en realidad es resucitar la teoría de la autoridad. tecimientos pasados. El conocimiento de memoria de
La única diferencia es que en vez de pone~ uu~tra ~e ningún modo está nunca, o quizá ui aun frecuentemente
en textos escritos ahora nos basamos en tesnmo~u~s his- entre los datos explícitos sobre lós que· argumenta el his~
tóricos en general, incluidos los ~atos. arqueol?g¡~~s Y to?ador. ~ero. esto no altera el hecho de que el pensa-
numismáticos lo mismo que los ·hterano s y ep1graftcos. miento lustónco depende de la memoria de un modo
Pero el proceder no es más admisible en un caso _que ~n muy ~pedal. Si no h~biera n;emoria, es dudoso que
el otro, porque sigue siendo verdad -~ue los testlmomos la nocwn del pasado tuVIese algun sentido para nosotros.
de todas clases uecesitan interpretacwn, y el hecho de Y el argumento que tenemos que afrontar aquí es preci-
que sea así shmifica que ningún enunciado sobre el pa- samente que 1~ memoria, por lo menos a veces, nos pone
sado puede se~ verdadero aisladamente. en contacto directo con el pasado, permitiéndonos hacer
La verdad es, pienso yo, que podemos creer que hay enunciados acerca de él que en principio están fuera de
buenos testimonios del pasado sin creer que todas las pro- toda duda. La memoria -se dice- tiene que set una
posiciones acerca de él están fuera de discusión. Si _la forma de conocimiento en el sentido estricto como el
teoría de la conespondencia afirmara eso y nada mas, hecho mismo de que condenemos algunos recu;rdos como
no tendríamos motivo para romper con ella .. Pero _es no merecedores de ser creídos lo revela claramente. Parte
formulada rara vez, y quizá no pueda ser satlsfactona- de las pruebas acerca del juicio de que la memoria está
mente formulada, en esa forma muy modesta. El proceder
normal de los que identifican la verdad con la corres· 4 Cf. Oakeshott, op. cit., p. 102.
100 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA HISTORIA Y TEOIUA DE LA CONGRUENCIA 101

expuesta a errores consiste en recuerdos de ocasiones en sorial propiamente dicha. La sensación sin duda nos da Ull
que nosotros mismos fuimos engañados por ella, y a menos contacto inmediato con lo real, pero tenemos que llegar
que esos recuerdos sean tratados como auténticos no se a la percepción sensorial si hemos de decir algo sobre la
haría nunca el juicio más general. , experiencia, y los juicios de la percepción sensorial ~n
No es posible en la presente ocasión estudiar el pr<r sentido estricto ciertamente no són incorregibles. Lo mis-
blema de la memoria con el detalle que merece, o ni mo que el conocimiento de memoria. La memoria pura.
siquiera indicar las reservas con que debe formularse la como la hemos llamado, nos da un acceso·. inmediato al
teoría expuesta arriba. Todo lo que podemos hacer es pasado, pero no se sigue de ahí que captemos en el re~
tratar un solo punto general acerca de él, punto que, sin cuerdo el pasado exactamente como fue, conociéndolo,
embargo, parece fatal para la objeción que venimos exa~ por decirlo así, mediante una especie de intuición pura.
minando. La verdad más bien parecería ser que tenemos .una base
El punto es que resulta imposilJle separar el puro sobre la cual reconstmirlo, pero no para mirarlo cara a
registro de recuerdós de las construcciones que levan~ cara.
tamos sobre ellos. Cuando decimos que recordamos algo
ahora, ¿nos da nuestra memoria una imagen exacta 4. LA. mSTOBIA Y LA TEORÍA DB LA CONGRUENCIA
e inalterada de un acontecimiento que ocurrió en el pa~
sado? Sin duda que con frecuencia pensamos que lo El lector observará que en todo este estudio de la teoría
hace, y sin duda nuestro supuesto es válido para fines de la correspondencia aplicada a la historia hicimos. uso
prácticos. Pero cuando pensamos que estamos obligados de críticas sacadas de las "mercancías en almacén" de su
a mirar el pasado a través de los ojos del presente y rival. Y muy bien puede sentir curiosidad por saber si
adaptar lo que vemos al esquema conceptual que usamos eso significa que aceptamos la teoría de la congruencia
ahora, nuestra confianza se resiente y empezamos a dar~ como correcta en esta esfera y, si la aceptamos, cómo nos
nos cuenta de que lo que puede llamarse memoria pura, proponemos tratar las paradojas que parece implicar.
en la que tratamos sólo con Jo que es dado en la expe~ No anhelo emprender un examen más extenso y crí,
riencia, y el juicio de memoria, en el que tratamos de tico, más especialmente porque ya se expuso en las pá~
interpretar lo dado, son etapas diferenciables en prin~ ginas anteriores un esbozo de la teoría de la congruencia
cipio pero no en la práctica. Y una vez que hemos .reco~ de la verdad histórica, y pediremos licencia . para exa-
nocido eso encontramos muy difícil de sostener que minar sólo una o dos de las dificultades más apremiantes
algunos enunciados de recuerdos son puras transcripciones de dicha teoría.
de hechos. Podemos exponer la argumentación contra una teoría
El caso de la memoria parece, una vez más, ser exac- sobre la verdad en historia basada en la congruencia
tamente paralelo al de la percepción sensorial. Los par- sobre los lineamientos siguientes. Según la teoría .de la
tidarios de la teoría de la verdad como correspondencia congruencia, corno vimos, toda verdad es esencialmente
han tratado muchas veces de sostener que la percepción l relativa: depende, en primer lugar, de los supuestos pre-
sensorial nos da un conocimiento directo del mundo real,
y como tal es fuente de verdades de hecho incorregibles.
¡ vios y del sistema conceptual de que partimos, y en se-
gundo lugar del resto de nuestras creencias en el campo
Pero el argumento se viene al suelo así que hacemos la en cuestión. Pero, se nos dirá, esta teoría, si se aplica
importante distinción entre sensación y percepción sen~ honradamente, nos impediría de hecho y siempre .que
UNI\:éR·S¡~;,;\.D _ b "' .\~~~ES
1D2 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA
s históricas. A menos
construyésemos un cuerpo de verdade
hechos que cono-
que podamos afirmar que hay algunos
ce~os com? ci~rtos, no hay nad
a sobre lo cual pueda cons-
iento debe empezar
trUir el h1stonador. Todo conocim pienso
indiscutible, y todo
desde,. una base que se considera parando ..... :,.,..,.....,
base de hechos. La
conocimiento de hechos desde una analogía
:J de la congruencia,
on;a actitud, relativismo de la teoría aqui. Un
con el resultado de
deJa· .en el aue toda la estructura, decidir' lo
que no tenemos un criterio efectivo
para distinguir ent re a fin de
5 en torno de él como sobre
ia, en resumen, no tienen éxito, se dirá
lo real y lo imaginario. La congruenc un bastidor o artnaz6ti. Si las teorías
ad histórica: nece- que la armazón estaba bien fundada
y no se harán más
basta como interpretación de la verd resultados, puede
tacto con la· reali- preguntas acerca de ella. Pero si no hay
sitamos estar seguros también del con necesario volver al
da al proceder histó- llegarse a una etapa en la que sea
~ad. Y puede añadirse que una ojea
s los historiadores los "hechos" inicia..
nco real apoya esos argumentos. Pue principio y poner en dud a algunos de
como establecidos su devoción a la
reconocen ciertamente algunos hechos les del caso. Un detective que, por
toria subió al trono espondencia, se neo
fuera de discusión -qu e la reina Vic teoría de la verdad basada en la corr
lo-, y sobre la base útil en su profesión,
en 183~ y murió en 1901, por eje mp gara a dar ese paso, sería muy poco
osición. estimulado a darlo
de esos hechos construyen toda su exp aun que naturalmente no se sentiría
les, uno de los ás expedientes. El
Hay en esta crítica dos puntos principa hasta que no fracasasen todos los dem
mucho más efectivo paralelo. También
cuales le. parece al presente escritor casq del historiador es exactamente
aserto de que el his- duda, si fuera nece-
que el otro. El primero es el simple tiene que estar dispuesto a poner en
de los hechos y que -au n, por ejemplo,
toriador considera ciertos algunos sario, aun sus creencias más firmes
de la congruencia. la .cual ordena sus
esto no puede conciliarse con la teoría la armazón cronológica dentro . de
iene la teoría de ahí que se meta a
¿Pero por qué no puede? Lo que sost resultados5- , aun que no se sigu e de
s los juicios histó- realidad, hará todo
la congruencia, en efecto, es que todo la ligera en· semejante trastorno. En
probables, todos renderá s6lo como
ricos son, estrictamente hablando, sólo lo que pueda por evitarlo, y lo emp
a medida que au- no debe d(';'!secharlo
están en principi? ~ujetos a revisión último recurso; pero, de todos modos,
fectamente posible
mentan los conocumentos. Pero es per en principio.
ado.p~r esa- posición sin atribuir
el mismo grado de pro- za en la certeza
La cuestión relativa a nuestra confian
Los partidarios de a la teoría de
babilidad a todo enunciado histórico. de un hecho histórico no es, pues, fata
l par
en la comrruencia í es de cer-
la teoría de la verdad histórica basada la congruencia, ya que de lo que se
trata aqu
?o están excluidos de aceptar algulemnos juicios cgmo me- . Como vio Hum e,
ente mejor funda- teza práctica, no de certeza matemática
JOr fundados, y hasta incomparab imos entre lo que
otros, pueden tener en la. esfera de la realidad distingu
dos, que otros: como el resto de nos consideramos "me-
o convencidos de consideramos "demostrado" y Jo que
mucha confianza en uno, estar un tant respecto de un como pudo haber
as ramente" probable. Pero esta distinción,
otro segundo juicio, y sentir grandes dud
ir es que todo juicio vez para la historia
tercero. Lo único que no pueden dec 5 Como en realidad se hizo más de una
o ni aun en prin-
es tan seguro que no puede ser removid del antiguo Egipto.
104 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA HISTORIA Y TEORíA DE LA CONGRUENCIA 105

añadido, es al cabo una distinción relativa, ya que siem- que realmente sucedió" . . . si ha de rescatarse la historia
pre es lógicamente posible lo contrario a todo enunciado de la nada, tiene que ser sustituido por '1o que las prue-
referente a la realidad, aun a un enunciado en que te- bas nos .obligan a creer" ... No hay dos mundos -el
nemos absoluta confianza. Ningún enunciado de ésos, mundo de los sucesos pasados y el mundo de nuestro
lo mismo en historia que en otra parte, puede ser elevado conocimiento actual de dichos sucesos-, no hay más
a la categoría de verdad lógicamente necesaria. que un mundo, y es un mundo de experiencia presente. 7
El otro cargo importante en la crítica de la teoría de En realidad, .porque el historiador se niega en defini-
la congruencia de la verdad histórica esbozada arriba es, tiva a admitir todo lo que implican estas palabras -por-
sin embargo, otro caso. Consiste en que la exposición que se aferra obstinadamente a la idea de un pasado in-
de una verdad histórica sólo desde el punto de vista de dependiente y conserva algo de la teoría de la corres-
la congruencia deja en el aire toda la estructura de creen- pondencia en la teoría de la verdad que practica- es por
cias históricas, sin ninguna conexión necesaria con la rea- lo que el profesor Oakeshott condena finalmente el pen·
lidad. No es antinatural que esta posición sea fácilmente samiento histórico como no plenamente racional, sino
identificada con un escepticismo completo acerca del co- sólo como un "modo" o una "detención" de la expe-
nocimiento histórico, y es evidente que debemos exami- riencia.
narla con algún cuidado. Aquí tenemos expuesta en toda su desnudez la prin-
Investiguemos dicho cargo examinando la exposición cipal paradoja de .la teoría· de la verdad histórica basada
sobre verdad y hecho en historia dada por un famoso par- en la congruencia. Es la paradoja expresada en la famosa
tidario de la teoría de la congruencia que fue también frase de Croce según la cual toda historia es historia
historiador profesional, el profesor Michael Oakeshott. contemporánea, y yo digo que es .una paradoja, que no
En su libro Experience and its Modes6 conviene el pro- puede aceptar ningún historiador en activo. El profesor
(

fesor Oakeshott en que el historiador "está acostumbrado ! .


l
Oakeshott, hay que recordarlo, conoce esto: distingue,
a considerar el pasado como un mundo completo y virgen en el pasaje de donde tomé la cita anterior, entre el
que se extiende hacia atrás del presente, fijo, terminado e pasado como es para . la historia y el pasado como es en
independiente, que sólo espera ser descubierto [p. 106]. la historia; el primero es el pasado tal como lo ve el
Es difícil ver -añade (p. 107)- cómo podría valérselas historiador, el segundo, el pasado interpretado filosófica-
si no creyese que su tarea es la resurrección de lo que mente. Como tiene el valor de sus convicciones, pone a
estuvo vivo en otro tiempo". Pero, pese a todo, tal creen- un lado el pasado para la historia diciendo que la noción
cia es un absurdo. común del mismo es una mala interpretación del carácter
Un pasado fijo y acabado, un pasado divorciado del del pasado de o eñ la historia. ..
presente y no influido por éste es un pasado divorciado Pero puede preguntarse, en primer lugar, si ese arbi-
de las pruebas (porque las pruebas siempre están pre- tiario proceder, que dice al historiador que sus creencias
sentes) y en consecuencia no es nada y es incognoscible. son insensateces porque no se ajustan a los resultados de
Lo cierto es . . . que el pasado en historia varía con el un~ posición filosófica previamente formulada, es un
presente, descansa sobre el presente, es el presente. ''Lo procedimiento bien fundado. Y aun cuando pueda ser
sostenible (y algunos filósofos sin duda lo considera-
6 Publicado por primera vez en 1933 y vuelto a editar en
1967. Cf. también la p. 235, infra. T Op. cit., PP· 107-8.
106 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA CRíTICAS A LA POSICióN INTERMEDIA 107

rán defendible), parece ser una ambigüedad fatal en la los enunciados históricos son relativos, estamos, sin em-
argumentación de Oakeshott.8 bargo, de acuerdo con ·los partidarios de la teoría de la
Cuando se dice que nuestro conocimiento del pasa- correspondencia en afirmar que en la historia, como en
do debe descansar sobre pruebas ·presentes, es una cosa; la percepción, hay el intento de caracterizar una realidad
pero es otra completamente distinta cuando se saca la independiente. Y sostenemos que el aserto no es gratuito
conclusión de que el pasado es el presente. Sin duda porque el juicio histórico, cualquiera que sea su super·
debe ser presente Ja prueba del pasado en el sentido de estructura, se base en un tipo peculiar de experiencia, un
que ·esté ante nosotros ahora, pero de ahí no se sigue tipo de experiencia por la que tenemos acceso al pasado,
que tenga que refer:irse al tiempo_ presente, como ocurrí· aunque no a una visión directa de él. Hay de hecho
ría si estuviera justificada la conclusión de Oakeshott. un elemento dado en el pensamiento histórico, aun
Y realmente es una característica de las pruebas que trata cuando dicho elemento no pueda ser aislado. No podemos
el historiador que no se refieren al presente sino al pa- realizar plenamente el programa de la teoría de la co-
sado. Y están enraizadas en el pasado a causa de la es~ rrespomiencia porque no podemos examinar el pasado
trecha conexión entre historia y memoria que señalamos para saber cómo fue, pero no por eso es arbitraria nues·
arriba. Como vimos, no puede decirse que la memoria tra reconstrucción de él. El pensamiento histórico está
nos haga conocer directamente el pasado, pero nos da, controlado por .la necesidad de hacer justicia a las prue-
por todo lo dicho, acceso al pasado. La referencia al pa- bas, y aunque eso no está fijado en la forma que algu-
sado, que implica el aserto de la proposición "ocurrió nos parecerían hacemos creer, no es, sin embargo, cosa
algo", es una parte esencial del recuerdo, asi como la que inventa el historiador. Hay algo "difícil" en esto,
referencia a un exterior, que implica .el aserto de la pro- algo que no puede discutirse, sino gue hay que aceptar,
posición f'hay objetos o acontecimientos externos'', es simplemente. E indudablemente es ese elemento el que
esencial para la percepción. Filósofos diferentes ofrecen mueve a los partidarios de la teoría de la correspondencia
análisis diferentes de esas proposiciones, pero la única a tratar de encontrar el criterio de la verdad histórica en
cosa que no parece estar abierta a ellos es explicarlas la conformidad de los enunciados con los hechos indepen-
por completo. dientes conocidos. El proyecto está condenado a fracasar,
Podemos concluir que la teoría de la· congruencia, pero hay una tentación persistente a realizarlo.
por lo menos en su forma normal, no se aplicará a la
historia. Pero como anteriormente hemos criticado varios 5. CIÚTICAS A LA POSICIÓN INTERMEDIA
intentos de formular una teoría de la verdad histórica
basada en la correspondencia, tenemos que preguntamos Nuestro intento de síntesis indudablemente recibirá ata-
claramente cuál es nuestra posición. Sugiero que la res- ques de ambos lados: podemos esperar que por una parte
puesta es que hemos estado intentando una síntesis de se nos diga que depende sólo de asertos no probados, y
las dos opiniones. Aunque negamos que los historiadores por la otra que presenta una barrera demasiado endeble
sepan algunos hechos absolutamente ciertos del pasado a las incursiones del escepticismo histórico. A la primera
y sostenemos con el partido de la congruencia que todos crítica podríamos replicar que si formulamos un supuesto,
es un supuesto que todos los historiadores, así como todas
8 Compárese G. C. Field: Some Problems of the Philosophy las personas inteligentes, comparten. Y en todo caso, ¿qué
of History (conferencia en la British Academy, 1938), pp. 15-16. más puede ofrecerse? ¿Estamos obligados a demostrar que
108 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA CRíTICAS A LA POSICióN INTEHMEDIA 109

hubo acontecimientos en el pasado? Algunos críticos En una sección muy difícil de su Idea de la historia
pueden decir que sí lo estamos, si nuestra interpretación (parte v, sección 4, pp. 322 ss.) decía Collingwood que
ha de ser plenamente defendible, pero nosotros muy bien había un sentido en el que un acto pasado de pensa-
podemos preguntarnos si no han adoptado una posición miento, ya mío propio o de cualquiera otro, podía rea-
en la que no puede dárseles satisfacción. Nuestra. e)!..-pe- Yivarlo yo ahora, aunque no exactamente con el mismo
riencia es tal que clasificamos los acontecimientos como fondo que tuvo originariamente. Basaba su idea en la con-
pasados, presentes o futuros, así como es tal que los cla- .sideración de que los actos de pensamiento no son meros
sificamos como ocurridos en el mundo exterior o dentro componentes del fluir temporal .de la conciencia, sino
de nosotros mismos, y no puede esperarse que demostre- cosas que pueden sostenerse durante algún tiempo y ser
mos que hubo acontecimientos pasados más que el que resucitadas después de un intervalo. Una proposición de
experimentamos un mundo exterior. La memoria es nues- Euclides, por ejemplo, puede ser examinada por mí du-
tra única garantía de la una así como nuestra posesión rante varios segundos seguidos, o puede también ofrecerse
de sentidos externos es la única garantía de la otra. Esto a mi mente después de que mi atención se apartó de
no significa que, como sostienen algunos filósofos mo- ella, y si pregunto cuántos actos de pensamiento están
dernos, sean inútiles los intentos filosóficos de analizar implícitos .en un caso o en el otro, la respuesta correcta,
ideas como las de pasado y de mundo exterior; por el con~ según Collingwood, es la misma para ambos. ·Pero, si
trarío, tales análisis pueden ser verdaderamente escla- esto vale para mis propios actos de pensamiento, valdría
recedores. Pero significa que todo intento de deducirlas, también en los casos en que trato de pensamientos de
encontrando para ellas un fundamento lógicamente nece- otras personas: los de Julio César, por ejemplo. Tam~
sario, tiene que terminar en fracaso. bién aquí el mismo acto de pensamiento es un principio
A la segunda crítica, según la cual ofrecemos una capaz de ser resucitado, aunque el fondo de sentimiento
defensa demasiado débil contra el escepticismo histórico, y emoción sobre el cual fue originariamente pensado no
sólo podemos replicar repitiendo nuestros argumentos exista ya. Y por ser así, el conocimiento del· pasado es una
anteriores contra las teorías que tratan de proponer. algo posibilidad real: hay algo acerca del pasado, esto es, cier-
más sustancial. En el presente capítulo hemos examinado tos actos pasados de pensamiento, que podemos captar
varios intentos de los historiadores para encontrar un realmente, aunque el procedimento para hacerlo ofrece
conjunto de hechos inconmovibles que sirvieran de base dificultades que Collingwood no quiso consignar.
a sus conocimientos, pero en todos los casos encontramos ·. El argumento, como todos los de Collingwood, se dis-
la interpretación sujeta a críticas. De otras teorías que tingue por su ingenio, pero en seguida se ocurre una
siguen las mismas líneas generales, podemos mencionar las objeción a él: que la identidad necesaria ha de encon·
opiniones de Dilthey y Collingwood, estudiadas en el trarse en el contenido de lo que es pensado y no en el
capítulo 3. Pero vimos (p. 56) que la exposición de acto mismo de pensamiento. Si esto es correcto, puedo
Dilthey no evitaba las dificultades generales de una teo- ~·pensar el mismo pensamiento, en el sentido del mismo
ría representativa del conocimiento, mientras que la de contenido pensado, que Julio César, pero no resucitar su
Collingwood, aunque expresamente destinada a hacer acto exacto de pensamiento. La objeción fue prevista por
precisamente eso, sólo pudo lograr su objeto haciendo uso Collingwood (op. cit.• p. 326) y la rechazó basándose en
de un expediente más discutible. Quizá sea útil mostrar que si yo podía sólo pensar el mismo contenido de pensa-
cuál era éste. miento que Julio César y no resucitar su acto de pens~-
110 VERDAD Y HECHO EN HISTORIA 5

miento, no podría nunca saber que mis pensamientos eran ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA?
idénticos a los suyos. Mas parece haber importantes ambi-
güedades en esta posición. En un sentido de la palabra
(<pensamiento", aquel en que se la torna en el sentido de
acto o proceso de pensar, mis pensamientos nunca pueden
ser idénticos a los de cualquiera otro: decir que son míos
quiere decir eso. Pero en otro sentido, en el que se equi- }. IMPORTANCIA DE LA IDEA DE OBJETIVIDAD EN ffiSTORIA
para "pensamiento" con lo que piensa un individuo, dos
personas pueden indudablemente pensar los mismos pen- No obstante la extensión de los estudios que prece~en, no
samientos, y, más aún, pueden saber que lo hacen. podemos pretender haber hecho más que rascar la super-
Pero no lo saben porque sus actos de pensamiento sean ficie del problema de la verdad histórica. Pues aunque
idénticos (¿cómo podrían serlo?), sino porque advierten hemos argumentado (o quizá sólo enunciado) que la
que pueden entenderse el uno al otro. Desorientado corno verdad acerca del pasado puede ser en principio alcan-
tantos otros por la palabra "conocer", Collingwood pro- zada por el historiador, hasta ahora no hemos dicho nada
puso una solución imposible para una dificultad que de las numerosas dificultades que podría esperarse que
quizá no existe en absoluto. impidieran esa consecución en la práctica. Para estudiar
Parece, a juzgar por esto, corno sí debiéramos tratar de esas .dificultades tenemos que examinar un asunto que
encontrar una base para el conocimiento histórico no al autor le parece a la vez el más importante y el más
corno si estuviéramos en posesión de numerosos hechos desconcertante de la filosofía crítica de la historia: el
pasados sólidamente conocidos, sino, más vagamente, problema ·de la objetividad histórica.
del elemento dado en el testimonio histórico. Como pro· Acaso pueda ser útil que. trate de mostrar por qué
curé demostrar, el ·recuerdo nos da un acceso al pasado, pienso que este problema es de importancia central para
pero no una visión. directa de él. Así, todo lo que pode- la .filosofía de la historia. El hacerlo implicará un en~
mos pretender es tener un punto de contacto con los acon- foqu~ un tanto tortuoso. y, según temo, m~cha repetí~
tecimientos pasados, que quizá nos permite adivinar su ción de lo que ya se ha dicho. Pero quizá se perdone
verdadera forma en cierta medida, pero no tanto que si sirve para aclarar un punto decisivo.
podamos comprobar nuestras reconstrucciones comparán- · Nuestro. interés principal en los capítulos anteriores
dolas con él para ver hasta dónde· son correctas. Por lo . de este libro fue Cf{amjnar la naturaleza del pensamiento
demás, el único criterio de verdad de que disponernos, histórico y determinar Ja .situación 9e Ja historia frente
en historia como en otras ramas del conocimiento de a otras ramas del saber y otros tipos de actividad hu~
hechos, es la congruencia interna de las cre~ncias que mana; en partisular nos ocupamos de la .cuestión de
erigimos sobre esa base. sus relaciones con las ciencias naturales. El problema
nos es impuesto por dos _lados a la vez. Por una parte,
tenemos los alegatos de los filósofos positivistas según
los cuales dichas ciencias son las únicas depositarias del
saber humano, alegato que, si es aceptado, haría de la
historia algo diferente de una actividad cognoscitiva;
[lll]
112 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? IMPORTANCIA DE LA IDEA DE OBJETIVIDAD 113

por otra pt.rte, tenemos la sugerencia, expuesta por del saber y por lo tanto una especie de ciencia por de-
ciertos filósofos idealistas que tienen (así como no la tie- recho propio.
nen la mayor parte de los positivistas) una experiencia Pero antes de que podamos definitivamente adherir-
de primera mano del trabajo histórico, de que la histo- nos a la afirmaci6n de que la historia es una verdadera
ria tiene derecho a figurar al lado, si no por encima, ciencia, en el sentido más amplio de la palabra, tenemos
de las ciencias naturales, de que es una rama autónoma que afrontar una dificultad a la que nos referimos an-
del saber, con contenido y métodos propios, de donde teriormente -pero que dejamos a un lado: saber si, y en
resulta un tipo de conocimiento qqe no es reductible a qué sentido, pueden los historiadores alcanzar un cono-
ningún otro. Las dos posiciones se oponen agudamente cimiento objetivo.
la una a la otra, y la necesidad de examinarlas es de la En un capítulo anterior (pp. 37-8) se indicó que la
mayor urgencia cuando tomamos nota de la afirma- objetividad es una de las características que, de acuerdo
ción hecha algunas veces (por ejemplo, por Collingwood) con la creencia común, tiene que estar presente en todo
de que la aparición de la historia COil)O disciplina au- conocimiento ~ue pretenda jerarquía científica. Y al
tónoma es el rasgo distintivo de la vida intelectual de la definir como 1objetivas" un corpus de proposiciones
época píesente. Si esa pretensión tiene algún contenido en este contexto, queremos decir que son tales que jus-
es evidente que los filósofos que siguen ignorando la .tifican su admisión por todos cuantos las investiguen
historia están faltando notoriamente a su cometido. seriamente. Así, decimos de los resultados de un trozo
Ahora bien, en conjunto los resultados de nuestros particular de trabajo en física que constituyen una apor-
estudios previos nos obligan a simpatizar con la opinión tación al conocimiento científico cuando pensamos que
idealista y no con la positivista sobre la sitqación de la todo físico competente que repita el trabajo llegará a
historia. Dijimos en el capítulo 2 que la historia más aquellos resultados. El quid de nuestro dicho es sub-
bien está coordinada con la ciencia natural quc;! .con la, rayar el carácter universal del pensamiento científico:
simple percepción, y en el capítulo 3 vimos las razones el hecho de que es imparcial e impersonal, y en con-
para rechazar la equiparación del pensamiento histórico secuencia comunicable a otros y capaz de repetición.
con el pensamiento de sentido común. . En el mismo Que el pensamiento de las ciencias naturales alcanzó
capítulo sostuvimos que la ~xplicación histórica implica esta especie de objetividad en grado elevado, de suerte
ciertas características que parecen peculiares de ella. Es que normalmente podemos esperar que dos o más cientí-
cierto que rechazamos la pretensión de que los historia- ficos competentes que partieron del mismo hecho IJe-
dores pueden alcanzar el conocimiento concreto de un gar·án a los mismos resultados, es un hecho sorprenden-
hecho particular mediante el ejercicio de alguna forma temente evidente. Qué es lo que lo hizo posible es otro
. única de aprehensión intuitiva: definir la historia, como asunto.
se hizo en ocasiones, como la "ciencia de ··lo htdividual" No puedo emprender. aquí un detallado estudio de]
parecía carecer de interés y ser insostenible. Pero aun- concepto de objetividad en las ciencias naturales, y
que destacamos el. funcionamiento en el pensamiento en consecuencia debo limitarme sólo a indicar dogmá-
histórico de generalizaciones tomadas de otras. disciplinas ticamente que hay que bu~car su fundamento no tanto
y la mayor parte de las veces no hechas explícitas por en el hecho de que esas ciencias estudian un objeto
el historiador, sin embargo continuamos dispuestos a ad- independiente, el mundo físico, sino más bien en que '
mitir la opinión de que la historia es una rama autónoma cada una de ellas creó un modo uniforme de pensar
114 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA'? ENUNCIADO PRELIMINAR 115

acerca de su materia. En toda etapa del desarrollo de una Lo que quiero decir (aunque pueda pensarse que
ciencia, sus representantes están más o menos de. acuerdo es una petición 'de principio) es que si la historia
sobre los supuestos básicos que tienen que hacer sobre ha de ser considerada una ciencia en cualquier sentido
su material y los principios directivos que tienen que de la palabra, hay que encontrar en ella alguna carac·
adoptar al tratarlo. Los principales supuestos previos terística que responda a la objetividad de las ciencias
del pensamiento de la física, por ejemplo, los comparten naturales. La objetividad hist6rica no puede ser exac·
todos los físicos, y pensar científicamente sobre cues- tamente · de la misma especie que la científica, pero sin
tiones físicas es pensar de acuerdo con ellos. Y ésta duda seria extremadamente parad6jico que no tuvieran
es, en todo caso, una de las cosas que dan validez ge- las dos nada en común. En particular, podemos esperar
neral a las conclusiones de los físicos: no dependen en que el ideal científico natural de imparcialidad se refleje
ningún sentido importante de las idiosincrasias persona- en el pensamiento hist6rico si ha de probarse que este
les ni de los sentimientos privados de quienes llegan pensamiento es filos6ficm.nente respetable. Si no lo es,
a ellas~ sino que· se alcanzan mediante un proceso en si puede decirse que las interpretaciones hist6ricas valen
el que se hace completa abstracción de esas cosas. sólo para este o aquel individuo, y aun para esta o
No hay que interpretar mal estas observaciones. Al aquella clase de individuos, entonces es probable por
hablar de que las ciencias naturales crearon cada una lo menos que el pensamiento popular retroceda ante la
de ellas un modo uniforme de pensar sobre su materia, definición de la historia como una verdadera ciencia.
no debe creerse que insinúo que cada una de ellas tiene Y los filósofos ciertamente tendrán causa para simpatizar
un conjunto de supuestos previos fundamentales e inva- en esto con el pensamiento popular, aunque la idea misma
riables que puede ver claramente todo el que trabaja de verdad parezca. implicar indiferencia para personas o
en la materia. Semejante sugerencia chocaría con los lugares, aunque no, en el caso de las verdades factuales,
hechos manifiestos de que los principios de una ciencia indiferencia para el t~timonio a base del cual éstas son
sólo son imperfectamente captados por quienes la culti- logradas.
van, y que dichos principios pueden ser abandonados
o, por el contrario, desarrollados en el transcurso del 2. ENUNCIADO PRELIMINAR DEL PROBLEMA
tiempo. La interpretación apropiada de esos cambios
es una cuestión de sumo interés, pero no podemos en- Teniendo presente estas consideraciones, volvámonos
trar en ella ahora. Y no es necesario hacerlo. Para el ahora hacia la historia misma y preguntémonos cuál es ·
propósito de estimar la situación de las proposiciones de aquí la situación. ¿Tienden los historiadores a la obje-
la historia basta observar que los modos uniformes de pen- tividad en algún sentido que se parezca.al científico? ¿Es·
sar en las ciencias naturales, de que hemos hablado, peran. producir resultados que puede esperarse que acepte
son admitidos en general en cualquier tiempo particu- cualquier otro investigador que haya partido del mismo
lar, de donde resulta que los argumentos y las conclu- testimonio?
siones de esas ciencias pueden reclamar la aceptación No es fácil dar una contestación inmediata a estas
general en el mundo científico. La ciencia natural pro- cuestiones, porque los hechos no son simples. Es cierto,
porciona conocimiento objetivo en este sentido impor- sin duda, que historiadores de autoridad están unidos
tante. La cuestión que· ahora . tenemos que afrontar es para exigir una especie de imparcialidad e impersonalidad
si puede decirse Io mismo de la historia. en el trabajo histórico: el escrito histórico en que argu-
116 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? ENUNCIADO PRELIMINAR 117
mentos y conclusiones son tergiversados para acomodar~ cierto punto de vista y sólo desde ese punto de vista
los a los prejuicios personales o a fines de propaganda del tiene sentido. Elimínense todos los puntos de vista, y
autor son universalmente condenados como malos. Como no quedará nada inteligible, del mismo modo que no
quiera que sea, los historiadores consideran la verdadera tendrá usted nada visible si se le pide que mire un ob-.
historia distinguible de la propaganda, y se diría que jeto físico, pero no desde un particular punto de vista.
tiene validez objetiva precisamente por eso. Pero el Este argumento que, según creo, es importante, puede
asunto ofrece otra faceta. Una de las cosas que más sor- reforzarse con nuevas consideraciones. Un concepto
prenden al profano cuando piensa en la historia es la extremadamente prominente en el pensamiento histó-
pluralidad de explicaciones divergentes que encuentra rico es el de selecci6n. La historia es selectiva por lo
del mismo asunto. No sólo es cierto que cada generación menos en dos sentidos. a] Todo trozo real de escrito
encuentra necesario reescribir las historias escritas por histórico es departamental, ya que un historiador particu-
sus predecesores; en cualquier punto dado de tiempo y lar sólo puede concentrar su atención sobre un aspecto
de lugar se dispone de diferentes y manifiestamente o un conjunto limitado de aspectos del pasado, y esto
incongruentes versiones de la misma serie de acaeci- es cierto por amplio que sea el campo de sus intereses.
mientos, cada una de las cuales pretende dar, si no Trazar un cuadro concreto de vida tal como fue vivida
toda la verdad, todo lo que, en todo caso, puede alcan'- en el pasado puede ser, como dijimos antes, el ideal de
zarse ahora de ella. Las interpretaciones de un historia- la historia, pero si lo es, ·es un ideal al que ningún· his~
dor son rechazadas con indignación por otro, y no se toriador puede hacer más que una contribución limitada.
ve cómo conciliarlos, ya que las disputas no son mera- Y b] ningún historiador puede narrar todo lo que ocurrió
mente técnicas (sobre la interpretación correcta del tes- en el pasado aun dentro del campo que elija para su
timonio), sino que más bien dependen de concepcio- estudio; todos tienen que seleccionar algunos hechos
nes previas decisivas que en este caso no son de ningún para destacarlos de un modo especial e ignorar otros
modo universalmente compartidas. por completo. Para decirlo con la mayor llaneza, los
Parece de esto que actúa en el pensamiento histó- únicos hechos que encuentran camino hacia los libros
rico un elemento subjetivo diferente del que puede de historia son los que tienen cierto grado de importan-
encontrarse en el pensamiento científico, y que ese factor cia. ·Pero la idea de lo que es importante en historia es
limita o altera el carácter de la objetividad que pueden doblemente relativa. Se refiere a] a lo que sucedió in·
esperar alcanzar los historiadores. Y es importante se- dependientemente de lo que piense alguien ahora, pero
ñalar que la sugerencia no la rechazan necesariamente también b] a la persona que juzga su importancia. Y al
los historiadores mismos. Cualquier cosa que puedan tratar de ella no podemos eliminar por completo el se-
haber pensado sus predecesores hace cincuenta años, pa- gundo factor, como puede advertirse si se piensa que
rece indudable que hoy muchos historiadores se senti- cada historiador evidentemente lleva a sus estudios un
rían incómodos si se les pidiese que se libraran de toda conjunto de intereses, creencias y valores que induda-
concepción previa particular y enfocasen los hechos de blemente va a ejercer alguna influencia sobre lo· que
un modo completamente impersonal. Tender a la im- él considera importante.
personalidad de la física en historia, dirían, es producir Sería bastante fácil en esta etapa imponer la conclu-
algo que no es historia en absoluto. Y respaldarían su sión de que la historia es radical y viciosamente subj~
afi!Illación arguyendo que toda historia está escrita desde tiva, y a la luz de esto anular sus pretensiones de ser
118 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA?· DESACUERDO ENTRE HISTORIADORES 119

científica en cualquier sentido de la palabra. Pero seme- ría un ejemplo) admira a los grandes hombres; el histo-
jante proceJer seda, me atrevo a decir, demasiado excesi- riador B (por ejemplo, Wells), siente hacia ellos fu:rte
vamente simplista. La idea de un "punto de vista" en :mtipatfa. En consecuencia, el historiador A hace guar
historia, de la que hemos venido tratando, necesita evi- todo su relato en tomo a las ideas y acciones de su hé-
dentemente de escrutinio crítico, y es difícil· sin analizar- roe, que presenta como decisivo para la historia de .s~
la formular una opini6n sobre nuestro tema satisfactoria- época; el'historiadorB hace todo cuanto .ruede para ~Ih­
mente. Por lo tanto, me propongo en este momento dar pendiar las mismas acciones como (por eJemplo) turbias,
al estudio un giro más concreto y preguntarme qué es en insinceras, viciosas o ineficaces. En segundo lugar, los pre·
particular lo que lleva a los ·historiadores a estar en des- juicios, o, para usar una palabra menos viva, los sup~estos
acuerdo. Este procedimiento tendrá la ventaja de permi- asociados a la pertenencia del historiador a detenrunado
timos plantear la pregunta "¿puede ser objetiva la histo- grupo; por ejemplo, los sup~estos que hace co~o pertene-
ria?" en su verdadera perspectiva, distinguiendo varios ciente a esta o aquella nac16n, raza o clase social, y tam-
niveles en. que se plantea. Pues si algo está claro en las bién como creyente de esta o aquella religi6n. En tercer
interminables discusiones populares sobre el prejuicio en lugar, teorías antag6nicas de interpr7tac~~n his~6:i~a. El
historia, es que pueden entrar en el pensamiento histÓ' historiador A es marxista y ve la exphcac10n defmitíva de
rico diferentes tipos de factores subjetivos, y que algunos todos los acontecimientos hist6ricos en la acci6n de facto-
de ellos constituyeil para la filosofía un problema mucho res económicos;· el historiador B ·(Bertrand Russell es un
más grave que otros. El estudio que sigue nos preservará ejemplo) es pluralista y se niega a aceptar un solo tipo de
por lo menos de hacer una pregunta ambigua para la que factor causal como decisivo en la historia. Aunque de
se espera una sola respuesta cuando no puede dársele nin- acuerdo con ahrnnas conclusiones marxistas, hay otras .que
guna. no puede decidirse a aceptar. En cuarto 1ugar, creen~Ias .
b

morales, concepciones de la naturaleza del hombre o, SI se


3. FACTORES QUE OONTIUBUYBN AL DESACUERDO ENTRE prefiere la palabra, W eltanschauunge~, fundamenta~men­
LOS IDSTORIADORES te distintas. La influencia de este úlnmo gtupo qmzá se
advierta de la manera más fácil en los diferentes. resulta-
Creo que los principales factores que realmente contribu- dos producidos por quienes enfocan la historia con un
yen al desacuerdo entre los historiadores1 pueden agru- fondo de ideas cristianas y quienes la enfocan de un
parse bajo los cuatro encabezados siguientes. En primer modo "racionalistá' en el sentido del siglo xvm.
lugar, gustos y aversiones personales, ya hacia individuos, Sin entrar a investigar la adecuaci6n ni la cabalidad
;ya hacia clases de personas. El historiador A (Carlyle se- de esta clasificación, pasaré inmediatamente a hacer al
t Debo aclarar que el tipo de desacuerdo que me interesa
~nas observaciones sobre cada uno de los cuatro grupos
· en lo que sigue no es el desacuerdo acerca de las conclusiones de factores, con vistas a determinar, si es posible, el que
que hay que sacar de un corpus dado de testimonios (con fre- reclamaría nuestra especial atenci6n .en el presente es·
cuencia insuficiente), sino más bien el desacuerdo sobre la inter- tu dio.
pretación apropiada de las conclusiones sacadas. El desacuerdo
de la primera clase me parece en gran parte una cuestión téc- a] Tendencia personal. La' posición respecto de este
nica, aunque añadiría que, por razones que aparecerán si se caso es, según pienso, relativamente simple. Hay, desde
recuerda el capítulo 4, no admitiría la distinción entre hecho luego, muchas pruebas de la influenc:ia. ?e los gu~os.!
e interpretación como definitivamente sostenible. las· aversiones personales tanto en los JUICIOS que lo" lus·
120 ¿_PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? DESACUERDO ENTRE :HISTORIADORES 121

toriadores hacen como (cosa aún más importante) en su mera. Nuestros gustos y aversiones personales descansan
presentación general de los hechos, pero, de todos mo- primordialmente en nuestros sentimientos, pero se pre-
dos, es dudoso que podamos considerar tendencias de tenderá que algunos de los supuestos de nuestro grupo
este tipo como un serio obstáculo para la consecución son por completo de otro carácter; tienen una justificación
de la verdad objetiva en historia. Y es dudoso por la racional y, por lo tanto, no son estrictamente cuestión de
sencilla razón de que todos sabemos por experiencia pro- prejuicio, sino de principio. Todos diríamos, por ejemplo,
pia que este tipo de tendencia puede corregirse, o en que las opiniones religiosas de un individuo no deben
todo caso descartarse. Una vez que hayamos reconocido influir· en su historia hasta el punto de incapacitarlo para
nuestra propia parcialidad, como indudablemente pode- hacer justicia a las acciones de hombres que no las com·
mos hacerlo, nos ponemos en guardia contra ella, y siem- partieron¡ pero muchos añadirían que sería absurdo re-
pre que seamos suficientemente escépticos no tiene por querirlo a prescindir de ellas por completo en lo que
qué provocar más temores. Y sostenemos que los historia- escribe. La defensa de esta opinión descansaría sobre la
dores debieran librarse de prejuicios personales y conde- tesis de que, a pesar de muchos supuestos fáciles sobre
nar a los historiadores que no lo estén .. Un reproche co- este punto, las creencias religiosas no son sólo evidente-
mún a T ucídides es, por ejemplo, que su antipatía a mente producto de un prejuicio irracional, sino que pue·
Cleón lo llevó a dar una exposición inexacta de la histo- den sostenerse como asunto de convicción personal. Y si
ria política de su tiempo. No podía impedir sus senti- es así, no sólo es inevitable sino perfectamente correcto
mientos hacia el hombre, pero no debió llevarlos .a su que ejerzan influencia en el pensamiento del historiador.
historia. Lo mismo podría decirse, mutatis mutandis, de No deseo discutir este caso particular por él mismo,
casos en que el objeto del entusiasmo o la aversión de un sino sólo tratar el tema general. Pero su existencia no
historiador es toda una clase de individuos: clérigos, cien- debiera comprometer nuestra tesis principal sobre esta
tíficos, alemanes, por ejemplo. La antipatía de Wells por clase de factor subjetivo, que podemos enunciar del modo
todas las figuras militares notables en su Outline of His- siguiente. Los supuestos que hacen los historiadores como
tory es universalmente condenada como mala historia pre- (por ejemplo) patriotas ingleses, proletarios con concien-
cisamente por eso. cia de clase o firmes protestantes, deben ser tales que
b J Prejuicio de grupo. En principio puede darse la puedan justificarse sobre bases racionales, o deben ser
misma explicación de los factores que caen dentro de excluidos de sus historias. Y todos creemos posible la
este encabezado que de los de la primera clase, aunque exclusión, por lo menos en principio. Defender esto no
con ciertas reservas importantes. Las reservas nacen en es otra cosa que defender como posible el pensamiento
primer lugar del hecho manifiesto de que los supuestos racional, que nuestras opiniones pueden ser tan funda-
que hacemos como individuos de un grupo son menos mentadas como causadas. Es cierto que tal pretensión
fáciles de descubrir y, por lo tanto, de corregir, que nues- podría ser rechazada hoy en muchos círculos: los mar-
tros gustos y aversiones personales. Son más sutiles y di- xistas y los freudianos nos han enseñado todos, en sus
fusos en su actuación, y precisamente a causa de su oe- diferentes maneras, a buscar causas no racionales para
neral aceptación en el grupo sentimos menos el aprer:rlo ideas y creencias que a primera vista parecen perfecta-
de hacemos conscientes de ellos y de vencerlos. Hay, ade- mente racionales, y han convencido a algunos de nosotros
más, una dificultad acerca de algunos de los factores de de que el pensamiento racional en cuanto tal es una impo-
esta clase que .no _se encuentran en absoluto en la pri· sibilidad. Pero aunque no podemos (ni debemos) retor-
122 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? DESACUERDO ENTRE HISTORIADORES 123

nar a la ingenua confianza de nuestros abuelos en estas no ha ganado todavía universal aceptación, sólo es cues·
materias, no por eso debe dejar de señalarse que no ti6n de tiempo que alguna lo logre, y cuando lo haga
puede defenderse aquí la actitud antirracionalista sin in- ·desaparecerá esta fuente particular de desacuerdo. Pero
currir en contradicción. No sólo socava las teorías que no es seguro de ningún modo que pueda sostenerse esta
desaprueban sus defensores, sino también a sí misma. actitud optimista. Realmente, la paradoja de la situación
Porque. nos exige que creamos, como materia de convic- está precisamente en esto: que mientras los que formu-
ción racional, que la convicción racional es imposible. lan teorías amplias de esta suerte creen derivarlas de los
Y eso no podemos hacerlo. 11 hechos, las sustentan con más confianza que si fueran
e] Teorías antagónicas de interpretación histórica. meras hip6tesis empíricas. Están dispuestos a defenderlas
Por teoría de la interpretación histórica entiendo una aun ante pmebas desfavorables, para concederles la je·
teoría de la importancia relativa de diferentes clases de rarquía no tanto de hipótesis como de verdades revela·
factor causal en historia. Es bastante claro que los historia- das. La conducta de los marxistas en relación con el mate-
dores emplean esas teorías aunque no las formulen ex- rialismo histórico es el mejor ejemplo de este caso, pero
plícitamente, así como que no hay acuerdo entre ellos podrían encontrarse conductas paralelas a ella en otras
acerca de cuál de las teorías posibles de esta clase es la escuelas. ·
correcta. Las teorías antagónicas de interpretación histó- ¿Cuál es la fuente de la obstinada convicción con
rica son, pues, una fuente importante de desacuerdo que son sustentadas o rechazadas las teorías que hemos
histórico. Y a primera vista por lo menos presentan un mencionado? En muchos casos es poco más, sin duda
problema más serio que las dos clases de factor subjetivo alguna, que un prejuicio vulgar. Una teoría particular
que hemos examinado hasta ahora. Hemos sostenido que nos parece atractiva o repulsiva tanto emocional como
los historiadores pueden, si se esfuerzan en ello, vencer intelectualmente, y nuestra actitud hacia ella es, por lo
los efectos de la tendencia: personal y del prejuicio de tanto, menos la de un observador imparcial que la de
gmpo. Pero no podemos proponer la misma solución de un banderizo. Nuestra razón definitiva para aceptar o
las dificultades que ahora encontramos diciendo que el rechazar una teoría es que queremos que sea verdadera
historiador prescinda de toda teoría de interpretación o falsa. Pero no está claro que este tipo de explicación
histórica, pues ha de ·tener alguna de esas teorías si ha abarque todos los casos, y seguramente no la admitirán
de dar algún sentido a los hechos. los marxistas sofisticados, por ejemplo. El materialismo
Muy bien ·se nos puede decir en este momento que histórico -dirían- aunque no simplemente fundado en
nuestras dificultades son más imaginarias que reales, por- los hechos, no por eso es menos capaz de defensa racio-
que una teoría de la interpretación histórica, si ha de nal, porque podemos demostrar que está enlazado a cierta
pretender alguna justificación, debe.· ser una hipótesis concepción de la naturaleza humana y de su relación con .
empírica bien fundada, basada en un atento estudio de el ambiente, filosofía general cuya verdad está confír-
los hechos reales de cambio histórico. Si una teoría así mada en muchos campos. A esa filosofía apelan implí-
citamente los marxistas en el curso de su trabajo histórico,
2 Entre otros que nos piden que incurramos en la misma
y es sobre su validez sobre la que en definitiva tiene que
falacia figuran los psic6logos behavioristas y ciertos soci6logos
modernos (por ejemplo Mannheim). Para una tajante crítica
descansar el valor de sus interpretaciones.
de este último véase Open Society, dd Dr. Popper, cap. :xxm, Si esto es correcto, parece que el antagonismo entre
.,.,l. rr, pp. 200 ss. diferentes téorías de interpretación histórica no plantea
124 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? DESACUERDO ENTRE HISTORIADORES 125

problemas especiales para nuestros propósitos. Sin duda metafísicos vician las obras históricas populares de todas
es una poderosa fuente de desacuerdo entre los historia- clases; pero, ¿puede decirse lo mismo de los escritos de
dores, pero el centro del desacuerdo, cuando no puede historiadores intachables? ¿No es manifiesto que el pen-
encontrarse en el simple prejuicio, hay que buscarlo en samiento histórico sólo puede ser efectivo en la medida en
concepciones filosóficas diferentes. El examen de esta que el historiador olvida los puntos de vista éticos, reli-
tercera clase de factor subjetivo nos llevará, en conse- giosos y metafísicos de su tiempo y procura ver los hechos
cuencia, directamente al estudio del cuarto grupo, al cual como los vieron aquellos individuos sobre los cuales es-
me dedicaré sin dilación. cribe? ¿No debe interpretar el pasado, no según su propia
d] Conflictos filosóficos subyacentes. Como el título concepci6n de lo que es o debiera ser la naturaleza .hu-
mismo de esta sección será visto con suspicacia por mana, sino según las ideas sustentadas por quienes vi-
personas recelosas, debo empezar por tratar de especi- vieron en la ·época que está estudiando? ¿Y no diferen-
ficar más plenamente qué factores caen dentro de este ciamos la buena y la mala obra histórica examinando
grupo. Pienso, para decirlo sin rodeos, en las creencias hasta dónde .hicieron precisamente esto los historiadores
morales y metafísicas. Con la primera palabra es mi in- particulares, viendo hasta dónde se libraron de sus precon·
tención referirme a los juicios decisivos de valor que los cepciones .y se esforzaron por ponerse en el lugar de .las
historiadores llevan a su comprensión del pasado, y coo la personas cuyas acciones refieren?"
segunda a la concepción teórica de la naturaleza hu- Esta crítica tiene mucho sentido, evidentemente, pero
mana y su lugar en el universo con la que están asocia- aún dudo que sea totalmente efectiva. Hay, ciertamente,
dos aquellos juicios. Estas dos series de creencias están, una diferencia de la clase indicada entre el buen y el
diría yo, estrechamente enlazadas entre sí, aunque no mal trabajo en historia, diferencia que expresamos di-
todos los que las sustentan son explícitamente conscientes ciendo que el primero es "auténtico" y el segundo "ca-
de este hecho. rente de imaginación". El ejercicio de la imaginación es
Lo que estoy sugiriendo es que los historiadores en- una parte importante del pensamiento histórico, y con-
focan el pasado cada uno con sus propias ideas filosóficas siste en procurar, hasta donde podamos, ponemos en el
y que esto tiene un efecto decisivo sobre su manera de lugar de aquellos cuyas acciones .estudiamos. Pero, como
interpretarlo. Si estoy en lo cierto, las diferencias entre vimos antes, hay dificultades muy reales en sostener que
historiadores son en definitiva diferencias de filosofía, el ponerse uno en lugar de otro sea un simple proceso
y el que podamos resolverlas depende de que podamos intuitivo: más bien parece depender de la experiencia
·resolver los conflictos filosóficos. Pero muy bien puedo acumulada de la persona que lo realiza._ Y cuando habla-
imaginarme que estas afirmaciones implican cierta vio- mos aquí de "experiencia'' tenemos que reconocer que
lencia sobre la credulidad del lector: "¿Dice usted en serio tampoco es ésta una palabra sencilla. Mi comprensión
-se me preguntará- que todos los historiadores llevan del mundo antiguo depende de lo que yo haya experi·
prejuicios morales y metafísicos a su obra, como si vieran mentado o asimilado de la experiencia de otros; pero,
el pasado a través de anteojos que no pueden quitarse? como se dijo en el capítulo. 3, parece haber en toda esa
Y si es así, ¿no está usted confundiendo lo que es cierto experiencia un elemento subjetivo o a priori que yo mis-
de la historia sólo en un nivel tosco y anticientífico con mo aporto. Cuando trato de ponerme en el lugar de un
lo que es cierto de toda historia? Sin duda puede demos~ griego antiguo, o de un clérigo medieval, o de un padre
trarse que prejuicios éticos, religiosos o, si usted quiere, victoriano, para describir la historia del mundo antiguo,
126 ~!PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? DESACUERDO ENTilE HISTORIADORES 127

o de la Iglesia medieval, o de la familia victoriana, sin


J, "experiencia" no simplemente la experiencia de la natu·
duda tengo que dejar a un lado, hasta donde pueda, los
'
1 raleza física, sino· también la experiencia de la natura-
prejuicios morales y metafísicos de mi propio tiempo. 4 leza humana. Y en segundo lugar, al sostener que dicha
Pero no puedo escapar, si he de dar algún sentido a mi experiencia no es dada toda, sino que comprende además
material, de hacer algunos juicios generales" sobre la na- un elemento a priori. ·
turaleza humana, y en ellos encontraré mis propias opi- i) El primero de estos puntos resultará bastante claro
niones manifestándose constantemente. Me sentiré invo- después de los estudios del capítulo 3, donde procuramos
luntariamente disgustado por este acontecimiento y com- demostrar que hay generalizaciones acerca de la natura-
placido por aquél, viendo inconscientemente esta acción leza humana que en definitiva están detrás de las expli·
como razonable y aquélla como lo contrario. Y por mucho caciones. históricas. Depende de la afirmación hecha
que me diga a mí mismo que evite mis prejuicios y me allí de que el objeto propio de la historia son las· acciones
concentre en la comprensión de lo que realmente sucedió, humanas del pasado. Si es así, es evidente que debemos
no lograré cumplir esos requerimientos al pie de la letra, tener algún conocimiento de la naturaleza humana para
ya que la comprensión misma no es un proceso pasivo, dar algún sentido a la historia.
sino que implica juzgar las pruebas por principios cuya ii) Pero la cuestión decisiva es qué clase .de conocí·
verdad se supone independientemente. miento necesitamos tener. Lo que sugiero aquí es que,
El punto de que estoy tratando aquí quizá sea más aunque una gran parte del contenido de nuestra con·
claro para algunos lectores si procuro conectarlo con los cepción de la naturaleza humana procede de la expe·
estudios clásicos sobre el testimonio histórico que se en-
o
rienda, y cambia al ampliarse nuestra experiencia, sigue
cuentran en el ensayo sobre los milagros de Hume (en siendo cierto que hay en ella un. núcleo persistente al
su Inquiry Concerning Human Understanding) y en que no se llega de· la misma manera. Ese núcleo per-
las Presuppositions of Critical History de Bradley. 8 Ni sistente lo conecto yo con .nuestras creencias morales y
a Hume ni a Bradley les interesaba toda la cuestión de metafísicas. Cuando miramos al pasado, la comprensión
la objetividad< histórica: cada uno de ellos tenía en cuenta que adquirimos de él depende primordialmente de la
sólo el problema más limitado de si podemos creer his- medida en que logremos identificamos con los individuos
torias de sucesos milagrosos. Aun asf, sus conclusiones se de nuestro estudio, pensando y sintiendo como ellos pen-
relacionan estrechamente con el presente estudio. Hume saron y sintieron. Pero ni siquiera empezaremos a com-
dice, en efecto, que no podemos dar crédito a relatos de prenderlo si no adoptamos algunas proposiciones previas
acontecimientos del pasado cuyo acaecer viole las leyes sobre la naturaleza humana, si no aplicamos alguna no-
del mundo físico; Bradley, que presenta una conclusión ción de lo. que es razonable o normal en la conducta hu-
muy parecida,· dice que sólo podemos creer del pasado mana. Es aquí donde nuestro propio punto de vista
lo que tiene alguna analogía con lo que sabemos por ejerce su efecto y colorea la interpretación que damos.
. nuestra propia experiencia. La presente exposición in- Es indudablemente un buen consejo práctico a los
tenta ir más allá que· Hume y que Bradley en dos pun- historiadores decirles que adquieran conciencia de sus
tos. En primer lugar, al decir que si aceptamos la fórmu- propios prejuicios morales y metafísicos, y se pongan en
la de Bradley para la historia debemos entender por guardia contra la introducción de los mismos en su histo-
ria. Pero sacar de ahí la conclusión de que los historia-
1
~""ollected Essays, vol. I. dores sólo tiene que hacer el esfuerzo de poder mirar e1
s¡j

·~
128 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? ESCEPTICISMO HISTóRICO 129

pasado sin prejuicios, permitiendo que sus mentes se Dado que en un punto de vista hay elementos de
tiñan sólo de lo que encuentren en él, sin duda es los que no puede prescindirse, nos encontramos ante varias
esperar demasiado. Sería ciertamente erróneo en esta teorías diversas de la historia. La primera y quizá la
fase inferir que es imposible el conocimiento objetivo del más fácil de sustentar afirmaría que los puntos de vista
pasado, fundándose en que todos lo vemos a través de en el sentido que hemos. analizado expresan actitudes
nuestros anteojos morales y metafísicos: queda por discu- subjetivas acerca de las cuales es inútil argumentar, y
tir la posibilidad de una síntesis de diferentes puntos de por lo tanto constituyen un obstáculo insuperable para
vista y de la inclusión de uno en otro. No obstante, hay el verdadero conocimiento del pasado. Ésta es la solución
a
sin duda alguna razón, primera vista, para un escep,- del .escepticismo histórico. La segunda, .que propongo se
ticismo histórico definitivo, razón que refuerza grande- la llame teoría de la perspectiva, admítiría la existencia
mente el espectáculo de las diferencias reales entre los de puntos de vista irreductiblemente distintos entre los
historiadores. Ignorar por completo esa razón es enterrar historiadores, pero discute la conclusión de que esto
la cabeza en la arena. excluya todo conocimiento objetivo del pasado. Su tesis
sería que en historia hay que tomar la palabra objetivi-
dad en un sentido vago: podría decirse que una historia
4. RECAPITULACIÓN
es objetiva si describe los hechos de una manera exacta
Quizá sea útil en este momento hacer una pausa en nues- desde su punto de vista, pero no de ningún otro modo.
tra argumentación y ver dónde estamos. En la primera E historias diferentes no se contradecirían, .sino que se
parte de este capítulo vimos que había alguna razón para complementarían entre sí. Finalmente, hay la teoría de
decir que todo historiador mira el pasado desde su propio que la objetividad en sentido riguroso pueden, después
punto de vista, aserto cuya aceptación parecería adherir- d~ todo, alcanzarla los historiadores, ya que en princi-
nos a una teoría subjetiva de la historia. Pero reconoci- piO de todos modos la posibilidad de encontrar un punto
mos que la expresión "punto de vista" debe ser sometida de vista que ganase aceptación general no puede recha-
a análisis, y el examen que precede de los principales zarse.
factores que inducen a los historiadores al desacuerdo se En lo que resta de este capítulo debo intentar un breve
emprendió con ese propósito. Y como resultado de eso y temo que totalmente insuficiente estudio de las tres
estamos ahora en situación de ver que "punto de vista" teorías. Empezaré con algunas observaciones sobre el ·
es el nombre de algo cuyos elementos constituyentes no escepticismo histórico.
son de ningún modo homogéneos. Hay algunas cosas en
nuestros puntos de vista (por ejemplo, nuestros gustos 5. ESCEPTICISMO IDSTÓRICO
y aversiones personales) de las que pensamos no sólo que
podemos, sino que debemos, prescindir cuando nos po· No sé que ningún filósofo estimable defienda un escep-
nemos a escribir historia. Pero hay también otras de las ticismo completo acerca del conocimiento histórico. Pero,
cuales es sumamente difícil prescindir -la total prescin- por incongruente que pueda ser con el resto de su
dencia de las cuales en realidad parecería imposible-, y teoría, Collingwood anda cerca de hacerlo," y la posición
ahí se plantea de la manera más aguda la cuesti6n rela-
tiva a si la historia puede proporcionar conocimientos Compárese especialmente un pasaje citado por d profe-
4

objetivos. sor T. M. Knox en su introducción a Idea de la historia.


130 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? ESCEPTICI SMO HISTóRICO 131
es tal que se le ocurriría muy naturalmen te a todo el reconocer (así dicen) que las actitudes morales no son
que acepte el análisis de los diferentes componentes del en absoluto materias de razonamiento.
punto de vista de un historiador expuesto arriba. Es indu- No deseo discutir estas difíciles cuestiones en esta
dable que negar que es posible el conocimiento obje- ocasión. Mi objeto al incluir el párrafo que precede es
tivo de la historia humana tiene mucho de paradop; sólo mostrar al lector no filosófico el fondo de la opinión
pero, como veremos, otra explicación de la función de de que las creencias morales y metafísicas, supuestas
la historia contribuye a eliminarlo. tales, son, hablando estrictamente, totalmente no racio-
Describo el escepticismo histórico como una posición nales: que las sustentamos no a causa .de alguna pene-
muy natural para .todo el que acepte sustentar el análisis tración en la estructura de hecho, sino simplemente por-
anterior sobre estas bases. En primer lugar, a causa de que .somos determinados a hacerlo por factores, ya en
la opinión, tan común ahora que casi se ha convertido nosotros mismos, ya en nuestro ambiente, sobre los cuales
en un artículo de ortodoxia filosófica, según la cual los no tenemos control. Muchos filósofos actuales por Jo me-
enunciados metafísicos no son, como los científicos, des- nos simpatizarían con esa opinión. Pero si simpatizan (y
cripciones de características reales de hecho, sino, en el ésta es mi tesis), creo que están en serio peligro de
mejor caso, expresiones de actitudes sobre las cuales es caer en un escepticismo definitivo acerca del conocimien-
imposible una argumentación racional. Y en segundo to histórico. Si mis anteriores afirmaciones son ciertas,
lugar, a causa de la aplicación de un análisis análogo dichos filósofos deben reconocer que detrás de diferentes
a enunciados morales. Aquí el caso ha sido muy aclarado interpretaciones históricas hay diferentes creencias mo-
por la distinción que hace C. L. Stevenson5 entre ·des- rales y metafísicas, y sostener que dichas creencias son
acuerdo en las creencias y desacuerdo en las actihldes. creencias en el sentido científico, pero nada más que
Se señala q:1e individuos que discuten sobre cuestiones expresiones de actitudes no racionales. De ahí se sigue
morales pueden discrepar ya en su descripción de los que el pensamiento histórico tendrá para ellos algo
hechos (es decir, en creencias) ya en su actitud hacia irreductiblemente subjetivo, que inevitablemente teñirá
ellos (o en ambas cosas), y se sostiene que la impresión todo intento de comprensión del pasado.
que todos tenemos de que hay algo real que argüir Algunos lectores considerarán estas opiniones tan ex-.
acerca de esas materias debe conectarse únicamente con travagantes que no merecen ser tomadas en serio. Y cier-
la resolubilidad del primer tipo de disputa. Dos perso- tamente hay que admitir que aceptarlas implica aceptar
nas qüe inicialmente discrepan acerca de los hechos de la paradoja de que la historia no es en última instancia
una situación moral pueden, dadas la paciencia y la una rama del saber. Pero puede disminuir la paradoja
aoudeza mental suficientes, llegar a ponerse de acuerdo si presentamos una interpretación diferente de la fun·
a~erca de ellos. Pero esto no pone fin necesariamente a ción de la historia. En vez de decir, como dijimos ante-
toda la discusión. Pues aunque el cambio de nuestra riormente en este libro, que el propósito primordial del
estimación de los hechos de la situación puede modificar historiador es descubrir la verdad acerca del pasado por
la actitud que adoptamos ante ella, no hay ninguna ga- ella misma, ahora debemos insistir en que la historia
rantía de que será así. Y si no cambia, tenemos que sirve a un propósito práctico. La historia, diremos, no es
tanto una rama de la ciencia como una actividad práctica.
5 En su libro Ethics and Language, cap. I. La distinción
Y bas:::remos nuestro aserto en la observación psicolóélica
<::>
fue prevista en parte en la teoría moral de Hume. de que los seres humanos, en el estado de civilización,
ESCEPTICISMO HISTóFJCO
¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA'? 1 133
132 a crítica aquí formulada. Pero sin
sienten la necesidad de trazar un cuadro del pasado en t:atar de evitar sus dificultades 'a· :. en:bargo, pueden
interés de sus propias actividades presentes: que sienten nas clases o niveles d IShngmendo entre va-
curiosidad por el pasado y desean reconstruirlo porque
ciertas cla~es son l ~ propaganda, sosteniendo que
.
riador. m s VICIOsas que otras para el histo-
esperan encontrar reflejadas en él sus propias aspirado·
nes y sus intereses. Como su interpretación de la historia Lo que resulta de esa su .
está determinada por su punto de vista, este requisito se remos la historia como . geren:Ia es que considera-
cumple siempre en alguna medida. Pero la conclusión que podemos juoar se , w¡a especie peculiar . de juego
que debemos sacar es que la historia proyecta luz no correctamente. La. dirC:lt~ reglas si hemos de jugarlo
que todo el mundo rec , respecto de las historias
este respecto, es que lo~n~=~~ com~ prop~gandísti~s, a
sobre los acontecimientos "objetivos", sino sobre las per-
sonas que la escriben; no ilumina el pasado, sino el
presente. Y sin duda por esto cada generación encuentra las reglas para ajustarse ; su r esc~ben ~g~~n o VIolan
ducir cierta clase d f p apósito defimnvo. de pro-
necesario escribir de nuevo sus historias.
Puede observarse que la adopción de esta opinión estimables piensane ~u~t~, mienfasd que los historiadores
sobre la función de la historia no es incompatible con dar manera taimada carece ~ resu ta os obtenidos de esa
gran importancia a los estudios históricos, como el caso . situación por referendan al e valor. ~uede iluminarse la
de Collingwood, que por lo menos jugó con la idea, lo des artísticas. Un artista q casoófara ~Jo de las activida-
demuestra. A este respecto, en todo caso, la teoría escép- minado efecto y no se r ue s, o qmso producir deter-
lo hizo sería conde d p eocupo de Jos medios con que
tica puede ser defendida contra la critica. Pero hay otra . na o como un cha 1 t,
objeción posible a la que no es fácil encontrar solución, cwnista por sus colegac: U d r a an o un exhibí-
y es que la teoría borra la distinción que todos los histo- tentaría con resolver s~s ;o~~r ader?. artista no se con-
riadores de autoridad trazan entre historia y propaganda, con las reglas de su arte A ,emas SI no es de acuerdo
"verdadero" historiador .ditá1og:unente en historia: el
adm~tiría ciertas regla; ~bje:~::ct ldel falso histo~ado:,
que confunde (en el lenguaje del profesor Oakeshott)
el pasado "prácticd' con el pasado "históricd'. Vimos
antes que los historiadores piden una especie de obje- momos sería un ejemplo) d : respeto a lo:. testl·
tividad y de imparcialidad en toda obra histórica que
razonar y podn'a
'
a· n· . e acuer o con las cuales debe
IS ngmrse por dh . ,
merezca este nombre, y rechazan constrUcciones del pa- reglas. Pero todo esto podría sos . su a . esiOn a dichas
sado que simplemente reflejan nuestras emociones o in- historia sea primordial tenerse sm negar que la
tereses como productos de un pensamiento-deseo. Tales defender la objetividadmd:tf ~~a a.cthidad práctica ni
sentido. a tstona en cualquier otro
constrUcciones muy bien pueden tener una función en e
realidad todos nosotros las mantenemos en alguna me- Si se admite esta distinció 1 ,, .
nido examinando ciertame t n, a lteona que hemos ve-
sible y atractiva. Pero u:J r~su. ta mucho más plau·
dida), pero sin duda no son historia. Mas podría decirse
que un partidario de la teoría escéptica no sacaría tales
conclusiones: para él todos los intentos de reconstrnit el distinción es en realidadpha~ eci~e que admitir esa
pasado tienen que ser propagandísticos, ya que todos concepción de la histo . . l r :rasa o totalmente a otra
donada arriba y que :h~ aoteona de la perspectiva roen-
tenderán a promover nuestras actividades presentes. . ra voy a tratar.
Sin duda hay que conceder a la teoría escéptica que .
no hay nada parecido a una historia libre de prejuicioS ·.
subjetivos, y en esa medida sus partidarios deben a.ce~ntatt.
¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? TEOR1A DE LA .PERSPECTIVA 135
134
ma. El católico mira la Refonna desde un punto de
6. TEOlÚA DE LA P:SRSPECTIVA vista y ofrece su interpretación de ella; el protestante la
Los defensores de la teoría de la perspectiva convienen en mira desde otro punto de vista y da una interpretación
diferente. Como al fin y al cabo los puntos de vista
que todo historiador mira el pasado desde su propio. pu~to
de vista, pero se apresuran a añadir que esto no Impide no son materia de razonamiento (aqui los perspectivistas
que alcance algún conocimiento de lo que real~ente su- se dan la mano con los ·escépticos), no podemos decir
cedió. Su argumento sobre este punto es el sencillo razo-
1 que uno es "objetivamente" mejor que el otro, y tene-
namiento de que toda historia acabada es producto. de l mos que reconocer que las versiones católica y protes-
tante realmente no se contradicen entre si, lo mismo

l
dos factores: elementos subjetivos aportados por el histo-
que no se contradicen dos retratos del mismo individuo
riador (su punto de vista) y los testimonios de los que
pintados por artistas diferentes. Y lo mismo podría de-
parte, que debe (o más bien debi~ra) ace~tar gústenl~ o cirse de las historias escritas en diferentes siglos con
no. Es indudable que la existencra del pnmer factor Im- f puntos de vista fundamentalmente distintos. Así, si nos
pide aun al mejor historiador resucitar el pasado como
atenemos a esta teoría no podemos preguntarnos si Momm-
realménte fue, mas parece absurdo sostener a base de esto
sen captó mejor que Gibbon la historia de Roma· te-
que toda su reconstrucción es radicalmente falsa. Una
nemos que decir que cada uno de ellos escribió co~ sus
descripción más verdadera de la situación seria decir que
todo historiador penetra de algún modo en lo que real- propios prejuicios ·y· debe juzgársele en relaci6n con ellos.
mente. sucedió, ya que a cada uno se le revela el pa- No obstante, los conceptos de verdad y objetividad
sado de acuerdo con su punto de vista. Vuelve a ser conservan en esta teoría un sentido para el historiador.
útil aqui la analogía con la actividad artística. Asi ~omo Y es asi porque, dentro de todo conjunto dado de pre-
juicio~, la. obra histórica puede estar mejor o peor hecha.
un pintor retratista. ve su model? desde su propio Y
1

peculiar punto de VISta, pero se dina, no obstante, que La. histo~a hecha por p~opagandistas de partido para
penetra en cierto modo en la naturaleza "real" d~ aquél, estimular la fe y convertir a los vacilantes es historia
asi el historiador tiene que mirar el pasado con sus pre- e
I?ala no porque sea. tendenciosa toda historia lo es)'
juicios, pero no por eso queda imposibilitado de todo smo porque es tendenciosa de mala manera. Funda sus
conclusiones a costa de olvidar ·ciertas reglas fundamen·
conocimiento del mismo. 1
tales que todos los historiadores ·respetables acatan: exa·
Es importante que v,eam~s completamente claro que
es lo que pretende esta teona, y a este respecto puede men minucioso ·de los testimonios, aceptar las conclusio-
ser útil que nos preguntemos en qué sentido es .pos~ble nes s6lo cuando hay buenas pruebas ·de ellas, conservar
para un partidario de ella hablar de verda~ h1stónca. la integridad intelectual en los razonamientos, etc. Los
. El principal punto que hay que ~ñalar aqm es que la historiador:s ~ue olvidan estas reglas producen una obra
teoría nos prohibe plantear cuestl?D~ sob:e la verdad que es subJetiva en mal sentido; los que las acatan están
de diferentes puntos de vista en histona. S1 se nos pre- en situ~ción de alcanzar la verdad y la objetividad en
gunta: "¿Cuál es más verdadera, la versión católic~, o la la medida en que ambas cosas pueden alcanzarse en his-
protestante de los acontecimientos de la Reforma? , te- toria.
nemos que contestar que no podemos decirlo. ~o hay' . De aquí resulta que la objetividad en historia, seoún
simplemente, un medio para comparar las dos mt~rp~e­ l~ teoria de la perspectiva, sólo es posible en un ~n­
taciones, cada una de las cuales es completa en SI m1s- tido moderado o secundario. La situación puede acla·
136 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? TEORíA DE LA PERSPECTIVA 137

rarse una vez más por comparación con la idea de obje- c~pto, en vez de fijar su significado únicamente por re-
tividad científica. Como vimos, los resultados científicos ferencia a otros estudios. Y en general puede decirse
se consideran objetivos en el sentido de que pretenden que es mucho más . simpática que la teoría escéptica,
ser válidos para todo observador que parte del mismo cuyas paradojas ejercen indudablemente una presión
conjunto de pruebas. Detrás de esa pretensión está la considerable sobte la credulidad humana.
idea de que los principios fundamentales del pensamiento Aun así, muy bien podemos dudar que la teoría dé
científico son los mismos para todos los observadores, a los historiadores todo lo que necesitan en el camino
por lo menos en una etapa dada del desarrollo cien- hacia una interpretación de la verdad histórica. Pues,
tífico. 6 Pero no puede decirse que los resultados histó- cuando ya se ha dicho todo, sigue siendo imposible para
ricos tengan la misma validez, si es correcta la teoría sus partidarios admitir cualquier comparación, como no
de la perspectiva. La interpretación marxista de la his- sea una comparación puramente técnica, entre diferen-
toria política del siglo xtx será válida, según dicha teo- tes versiones del mismo conjunto de acontecimientos.
ría, sólo para los marxistas, la interpretación liberal sólo Toda historia dada puede ser criticada internamente por
para los liberales, etc. Pero esto no impedirá que tanto no tomar apropiadamente en cuenta esta o aquella prueba
los marxistas como los liberales escriban historia de una o testimonio; pero la teoría no nos dejará ir más lejos.
manera que pueda llamarse objetiva, .es decir, que in- Sin embargo, los historiadores constantemente van más
tenten, dentro de sus prejuicios dados, construir una allá, y consideran parte de su tarea hacerlo así: se cri-
interpretación que realmente haga justicia a todas las tican unos a otros sus prejuicios e intentan valorar pun-
pruebas que admitan. Serán relativamente objetivas y tos de vista diferentes. No se contentan con detenerse
relativamente subjetivas las interpretaciones marxistas, y en la admisión de una pluralidad de historias diferentes
relativamente objetivas y relativamente subjetivas las escritas desde diferentes puntos de vista; siguen obsti-
historias escritas desde un punto de vista liberal. Pero nadamente convencidos de que unos puntos de vista son
no habrá historias que sean absolutamente objetivas, del más sólidos, más cercanos a la verdad, más esclarecedo-
modo que pretenden serlo las teorías científicas. res, que otros. Y creen que pueden aprender de las
¿Qué diremos de esta teoría en su conjunto? No .interpretaciones de sus colegas, aprovechándose de sus
puede negarse que tiene algunos méritos evidentes. Así, errores e incorporando a sus propias obras todo lo que
puede admitir ciertos puntos de continuidad entre his- allí encuentran de valor.
toria y ciencia (por ejemplo, que ambas son primordial- Es perfectamente posible, desde luego, que si los
mente actividades cognoscitivas) sin perder de vista las historiadores hacen esos supuestos, se engañen, simple·
importantes diferencias entre ellas; en particular, hace , mente; qúe confundan la crítica legítima y la ilegítima,
justicia a la convicción generalizada de que existen as- . cuestiones que pueden discutirse con provecho y cues-
pectos en los que hay que considerar a la historia tanto tiones que no. Pero la existencia de esta posibilidad no
un arte como una ciencia. Ofrece una interpretación nos dispensa de ver si puede encontrarse una e:xp1i-
de la objetividad histórica que tiene el mérito impor· cación de la objetividad histórica que tenga en cuenta
tante de atribuir un sentido especial a ese evasivo con· los alegatos que acaban de hacerse en beneficio de la
l1istoria. Y realmente no podremos aceptar 1a teoría de
6
Estoy suponiendo que no existen una biología "soviética" la perspectiva con alguna confianza a menos que se haya
y una física "burguesa". explorado y rechazado esta otra posibilidad.
138 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA? CONCIENCIA HISTóRICA OBJETIVA 139

ha. Podemos decir, ciertamente, que ningún historiador


7. LA TEORÍA DE LA CONCIENCIA :WSTÓRIOA OBJETIVA
puede negarse al deber de ofrecer una interpretación
Podemos empezar señalando un argumento que brota de de todas ·Ias pruebas que admite, y el que los historia-
un simple desarrollo de la teorfa de la perspectiva y dores lo hagan es por lo menos una de las cosas que
que muy bien podría ser respaldado por muchos histo- tenemos en cuenta al juzgar la obra histórica. Pero si
riadores en activo. Dice ese argumento que a un his- un escritor particular decide que algo no es prueba para
toriador debe serie posible criticar prejuicios, ya propios él (que, por ejemplo, un documento dado es una falsi-
o de otro, porque su conveniencia se deja ver claramente ficación), no hay en última instancia nada que pueda
en los detalles de la obra histórica. Conjuntos de su- hacer nadie -acerca de eso. Y es precisamente aquí donde
puestos previos pueden juzgarse adecuados o inadecua,- se presenta la dificultad de decidir entre interpretacio-
dos, verdaderos o falsos, en la medida en que nos per- nes históricas antagónicas. No ·podemos, como en efecto
miten tratar las pruebas sobre las que están llamados a se nos incita a hacerlo,· resolver la disputa por referencia
operar. Si trabajamos con un mal conjunto de princi- a un cuerpo inatacable de datos, porque lo que es dato
pios guías nos vemos obligados a falsear o suprimir las en una interpretación no lo es necesariamente en otra.
pruebas en interés de una teoría preconcebida,· y esto . Todo el que reflexione sobre las interpretaciones mar·
viola una de las reglas fundamentales del método his- xista y antimarxista de la historia política reciente no
tórico. A la inversa, un buen conjunto de supuestos pre- hallará difícil echarlo de ver.
vios nos permitirá ·abarcar todos los testimonios dispo- Así, pues, no es posible avanzar más allá de la ver-
nibles y conectar diferentes partes de ellos. sión anterior de la teoría de la perspe(;tiva apelando a
Enunciado así abstractamente, el argumento parece datos independientes, ¿Qué posibilidad queda? La úni·
bastante convincente, pero debemos preguntamos si no ca que se le· ocurre al· autor es que esperemos que se
debe su fuerza a un supuesto inconsciente que ya hemos llegue definitivamente a un solo punto de vista histó-
visto como motivo de duda. Cuando decimos que los su-- rico, a un conjunto de supu~tos previos que todos los
puestos previos históricos pueden ser sometidos a prueba . historiadores estén dispuestos. á aceptar. Si ~to fuera po-
por su capacidad para hacer justicia a "la" prueba, ¿de sible, el problema. de la .objetividad en·· historia se re-
qué prueba hablamos? Es demasiado fácil pensar que solvería en sentido kantiano, por el desarrollo de una
hay un cuerpo fijo de pruebas para todo conjunto de "conciencia .general" histórica, por un modo uniforme
acontecimientos históricos que todos los historiadores ad- de pensar sobre la materia de la historia.
mitirían, un_ solo dato del cual parten todos ellos cuales- No es ésta una soluci6n. nueva. La propusieron, en
quiera que sean sus puntos de vista. Pero si hacemos efecto, los positivistas del siglo XIX cuando decidieron
ese supuesto, no es fácil justificarlo. Vimos en el capí- hacer científica la historia apoyándola en el estudio cien·
tulo 4 que la idea de testimonio histórico es dificil: que tífico de la psicología y la· sociología. La formuló. de
aunque los datos históricos son en un sentido indepen- un· modo diferente Dilthey en sus períodos primero y
dientes de los historiadores particulares, también es cierto medio, en que sostuvo que detrás de la historh y de
que los historiadores tienen que decidir lo que van a las disciplinas humanas en general hay una ciencía fun-
tratar como prueba así como las inferencias que van a damental de la naturaleza humana, y el.hacerla explícita
sacar de ella. Pero si esto es correcto, la teoría de la era una tarea importante para todo el que se interesara
perspectiva no alcanza la extensión que se prometió arri- por esas disciplinas. Y sería un desarrollo natural de la
140 ¿PUEDE SER OBJETIVA LA HISTORIA?

interpretación de la explicación histórica que ofrecimos


¡ CONCIENCIA HISTóRICA OBJETIVA

práctica, y no estaría yo dispuesto a prescindir de la po·


sibilidad de un acuerdo general también sobre principios
141

en el capítulo 3 de este libro.


Sin embargo, si hemos de aceptar esta solución te· morales, asunto sobre el cual dudo que se haya dicho
nemos que hacerlo con los ojos muy abiertos: tenemos la última palabra. Pero aun cuando pueda declararse
que ser conscientes de sus dificultades así como de sus que no es completamente imposible una solución de
atractivos. En particular, tenemos que reconocer que la estos difíciles problemas, es evidente que no se llegará
realización del programa positivista, formulado por es· a ella en un futuro inmediato. Pero hasta que se cree
critores como Comte, hizo poco o nada por acercamos una conciencia histórica objetiva, cuyos principios pro-
a un acuerdo sobre cuestiones históricas. Si es dema- porcionen un armaz6n para el pensamiento racional en
siado pronto para hablar .de un conocimiento científico historia, no puede ser más que una piadosa aspiración.
de la naturaleza humana, por lo menos podríamos pre- Y si no puede realizarse ,no tenemos otra alternativa
tender que tenemos los comienzos de ese conocimiento. que replegamos hacia la teoría de la perspectiva estu·
Pero el desarrollo de una "conciencia general" histórica diada arriba. 8
basada en una verdadera estimación de las posibilidades
de la naturaleza humana es algo que aún hay que buscar.
¿Por qué es esto? La respuesta estaría manifiesta en
Ja argumentación de . . este capítulo. Hablando en tér-
minos generales, consiste en que, para la comprensión
objetiva de la clase en que pensamos, el historiador ne·
cesita no meramente un conocimiento uniforme de· cómo
se porta 1a gente en diversidad de situaciones, sino ade-
más una concepción uniforme de cómo debiera portarse.
Necesita captar directamente no sólo su conocimiento
factual, sino también sus i'deas morales y metafísicas. La
escuela positivista no apreció esta importante adición.
Hay actualmente muchos filósofos que dirían que
un programa para proporcionar un conjunto uniforme
de ideas morales y metafísicas no es simplemente de
extrema dificultad, es francamente imposible de akan~
zar. Sostienen <lue nuestras ideas morales ·y políticas
nacen de actitudes no racionales, y preguntar qué con- s Temo que el argumento de esta parte sea muy confuso.
junto de ellas es "racional" sustentar es hacer una pre· Los historiadores necesitan ciertamente . referirse en su obra·
a aquello que se considera nonnal o apropiado, así como a a¡¡uello
gunta que no puede contestarse. No querría yo caer que ocurre regularmente. Pero lo considerado en cuestión es
en ese escepticismo acerca de la verdad moral y meta- por aquellas ~nas de las que esc:ñbe, y no lo que él Fo-
física. He sostenido en otra parte 7 que las disputas me- nalmente considera. De ahí que el problema de una conciencia
tafísicas pueden ser resolubles en principio si no en la histórica unifonne, como se plantea aquí, no s1Uja. Para otra
manera en que la validez de los juicios de los historiadores se
relaciona con el problema de la objetividad hist6:rica, véase
• Reason mul Experie¡zce, cap. x. "Ensayo Adicional' · A, infra, pp. 205 ss.

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