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5.

TÉCNICAS AVERSIVAS

5.1. En qué consiste

Las terapias aversivas intentan asociar un patrón de reacción comportamental no


deseado y socialmente sancionado, con una estimulación desagradable, interna o
externa, o reorganizar la situación de tal manera que las consecuencias de este
comportamiento no deseado sean lo suficientemente desagradables para el emisor
de tal comportamiento, que deje de ejecutarlo. En ambos casos se espera que se
establezca una conexión entre el comportamiento a eliminar y la reacción aversiva.
Se espera que el desarrollo de tal conexión y el progreso de la misma genere una
situación tal en el individuo, fisiológica o cognitiva, que provoque un cese total en la
emisión del comportamiento a eliminar.

Los modelos propuestos para explicar el desarrollo de las reacciones aversivas


podrían resumirse en:

- Condicionamiento clásico: Esta teoría asume que la asociación de algunos


elementos constitutivo de la constelación estimular componente del
comportamiento a eliminar con el estímulo nocivo preseleccionado hará que el EC
provoque una respuesta condicionada de aversión.

Los proponentes de este modelo insisten en que en el procedimiento terapéutico se


satisfagan requerimientos derivados de nuestro estudio de este tipo de fenómenos
en el laboratorio.

- Condicionamiento operante: Se presenta el estímulo aversivo ante respuestas


emitidas por el sujeto hacia dicha constelación. Algunos autores han tenido especial
cuidado en diseñar sus procedimientos terapéuticos adoptando paradigmas de
aprendizaje de evitación o castigo.

- Teorías centrales: La aseveración de Rachman y Teasdale, en el sentido de que


una explicación puramente cognitiva de las terapias aversivas es tan insatisfactoria
como una explicación basada exclusivamente en las teorías básicas de aprendizaje,
sigue siendo válida.

- Teoría del estado: Hallam y Rachman proponen su “Teoría del Estado” como
base del funcionamiento de las terapias aversivas. Ésta se basa, en el cambio
producido en el grado general de responsividad de un individuo y no tanto en los
cambios en cuanto a las conexiones específicas entre estímulos y respuestas.

5.2. Aplicación

Pocos han sido los comportamientos problema, por exceso, que no hayan sido
sometidos en alguna ocasión a procedimientos aversivos. Mucho más delicado nos
parece la utilización de tales estrategias con individuos motivados a solucionar
algunos problemas cuya conceptualización como tales esté determinada por
influencias sociales, por ejemplo el caso del homosexual que acude a nuestra
consulta “voluntariamente” deseando una reorientación de su impulso sexual,
reorientación forzada, en parte, por los valores generales adoptados por la sociedad
y por las actitudes de quienes le rodean. En tales casos, pensamos que nuestra
intervención ha de orientarse prioritariamente a ayudar al individuo a autoafirmarse
frente a tales presiones... el que apliquemos el término “tratamiento”,
especialmente en el caso de la homosexualidad, no implica que consideremos a
tales situaciones como enfermedad, ni siquiera como un comportamiento sexual
desviado. En éstos casos, la verdadera libertad implica ofrecerle al individuo
cualquier recurso que esté en nuestra mano, y que sea eficaz.

5.3. Evaluación

Existen pruebas de que el mecanismo aversivo se produce en situaciones naturales


y de que tal mecanismo puede ser eficaz en el tratamiento de casos problemas
concretos, pero siguen pendientes muchas preguntas, tanto a nivel clínico como de
experimentación básica.

Consideramos que este tipo de técnica pueden ser eficaces en aquellos casos en los
que el comportamiento problema es elicitado por el grado de apetitividad que el
estímulo desencadenante tiene para el paciente( por ejemplo, parafilias, obesos en
los que las características externas de los alimentos juegan un papel especial,
etc...), y mucho menos efectivos en los que el comportamiento problema se ve
mantenido por otro tipo de procesos (por ejemplo, el bebedor excesivo que utiliza
el alcohol como ansiolítico, donde lo que importa son las reacciones internas
subsiguientes).

6. TÉCNICAS DE AUTOCONTROL

6.1. En qué consiste

Los programas de autocontrol van a desarrollarse, teniendo como objetivo final que
el individuo aprenda a ser su propio terapeuta. Se trata de hacer que el sujeto
asuma progresiva y gradualmente su responsabilidad en el proceso de cambio,
incorporando a su repertorio conductual todo lo aprendido, de tal manera que sea
capaz ce ponerlo en marcha de manera casi automática ante las situaciones que
sea necesario, o de generalizar el uso de las técnicas en el afrontamiento de
problemas distintos de los que le hicieron comenzar con un programa de
autocontrol.

Para Kanfer la importancia de los programas de autocontrol viene fundamentada


por las siguientes razones:

- Existencia de muchas conductas que sólo resultan accesibles al propio sujeto.

- Las conductas problemas suelen estar relacionados con autorreacciones y


actividad cognitiva no susceptibles de observación directa.

- Puesto que los sujetos, aún buscando ayuda, resulta difícil que alteren sus estilos
de vida, es necesario plantear una intervención que presente el cambio como
positivo y factible para el sujeto, de tal manera que se maximice su motivación
para el cambio.

- Por último, la intervención no debe tan sólo acabar con los conflictos presentes,
sin enseñar al sujeto cómo manejar posibles recaídas o nuevos problemas..

6.2. Aplicación

El programa de entrenamiento de autocontrol se lleva a cabo en las siguientes


fases:
1. Autoobservación: en un primer momento habrá que enseñar al paciente o
operativizar sus problemas, para posteriormente obtener datos acerca de las
características topográficas y las relaciones funcionales de los mismos.

2. Establecimiento de objetivos: el paciente habrá de decidir que nivel de control


quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva.

3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecmiento de criterios de ejecución:


en esta fase se deciden las técnicas concretas de autocontrol en las que se
entrenará al cliente. A su vez se establecen las reglas de conducta que guiarán todo
el entrenamiento, es decir, qué se compromete a hacer el cliente y en qué
momentos concretos.

4. Aplicación de las técnicas en contexto real: una vez que el entrenamiento se ha


llevado a cabo en la consulta, el siguiente paso es la puesta en práctica de lo
aprendido en su vida diaria.

5. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta: una vez que el sujeto empieza a
afrontar situaciones reales, la tarea en las sesiones con el terapeuta consistirá en
revisar las aplicaciones concretas realizadas, analizando las dificultades y
problemas surgidos para su solución.

6.3. Evaluación

Llegar a obtener un nivel adecuado de autocontrol permite al sujeto una mejor


adaptación al medio y una mayor autoestima. El individuo se percibe como una
persona más libre que posee un amplio repertorio de estrategias de afrontamiento,
así como una metodología de usos que le permiten decidir qué actuación es la más
adecuada a la situación que se le presenta. El terapeuta en este proceso tiene un
papel temporal, de apoyo y guía del cambio conductual del cliente, debiendo ser
muy cuidadoso para no detentar ciertas responsabilidades del proceso terapéutico
que el cliente ya esté en condiciones de asumir.

Estos programas ofrecen, por una parte, la posibilidad de que el individuo aprenda
a cambiar su comportamiento sin necesidad de la ayuda de un terapeuta,
motivándole mediante la presentación de casos similares que consiguieron resolver
el problema; por otra parte, aportan al sujeto ideas que le pueden permitir el
aplicar y ajustar las técnicas a sus propios problemas aun cuando no sena los que
específicamente se abordan.

Los beneficios, tanto individuales como sociales, derivados de la puesta en práctica


de estrategias de autocontrol se harán más fácilmente accesibles y de una manera
menos costosa, que en el caso de una intervención individualizada al evitar en
parte el coste emocional y de riesgo físico que determinadas conductas conllevan,
así como el gasto económico que requiere su solución.

7. TÉCNICAS DE MODELADO

7.1. En qué consiste

Es un proceso de aprendizaje observacional en el que la conducta de un individuo o


grupo actúa como un estímulo para generar conducta, pensamiento o actitudes
semejantes en otras personas que observan la actuación del modelo. El
procedimiento básico del modelamiento es muy simple, consiste en exponer al
cliente ante uno o más individuos presentes o filmados que exhiben los
comportamiento adecuados que el debería adoptar. Las técnicas de modelado
intentan enseñar los principios o reglas que deben guiar la conducta en contexto
determinado más que respuestas imitativas simples.

El modelado puede utilizarse para aprenden nuevas conductas, inhibir o desinhibir


patrones comportamentales, facilitar respuestas, aumentar los efectos de los
estímulos o incrementar la activación emocional o afectiva. Las distintas técnicas de
moderado difieren en su utilización según se use con un objetivo u otro.

7.2. Aplicación

Las principales áreas de aplicación de las técnicas de modelado podemos dividirlas


en tres:

a) Preventiva: es decir, promoción de prácticas de mantenimiento de la salud,


mejora del cuidado personal y de las personas allegadas.

b) Tratamiento de problemas ya desarrollados: fobias y ansiedad, déficit en


habilidades sociales y aserción.

c) Educación: entrenamiento de los agentes terapéuticos, cónyuges, padres,


directivos o el propio cliente.

7.3. Evaluación

Las técnicas de modelados son útiles y eficaces en áreas educativas, clínicas y


preventivas, sus posibilidades de aplicación en niveles grupales y comunitarios las
hacen ventajosas en términos coste/beneficio. Las técnicas de modelado cada vez
se utilizan de forma más eficaz para el aprendizaje de comportamientos adecuados.
No obstante, también facilita el aprendizaje de conductas desadaptativas, y
deberían ser utilizados como razones para reducir la exposición sistemática en
televisión y medios de comunicación de modelos de violencia que han de tener
efectos negativos en el comportamiento social.

8. TÉCNICA DEL CONTROL DEL DIÁLOGO INTERNO Y AUTOINSTRUCCIONES

8.1. En qué consiste

El entrenamiento en autoinstrucciones supone instaurar verbalizaciones internas


adecuadas que permitan la realización o el afrontamiento de una determinada
tarea, situación o acontecimiento.

La modificación del diálogo interno, objetivo básico del entrenamiento


autoinstruccional, requiere del uso combinado de diversas técnicas conductuales.
Las autoverbalizaciones que el niño debe aprender e interiorizar están relacionadas
con el tipo de tarea y con las secuencias de respuestas encadenadas que ésta
requiera.

El entrenamiento autoinstruccional se utiliza con mucha frecuencia para modificar o


constrarrestar los efectos de “pensamientos automáticos” que interfieren con la
ejecución correcta de una tarea o el afrontamiento de una situación.

8.2. Aplicación
Puesto que el objetivo fundamental es enseñar a la persona a utilizar
“autoinstrucciones” que le permitan guiar con éxito su propia conducta, es
importante que sea el mismo sujeto, no el terapeuta, el que genere el mayor
número posible de autoverbalizaciones, según su tipo de vocabulario o su forma
más habitual de expresión, (por ejemplo: ¡qué guay!, ¡qué estupendo!).

El entrenamiento autoinstruccional se ha aplicado fundamentalmente a problemas


infantiles y en personas con problemas de deficiencia mental o esquizofrenia. La
aplicación de esta técnica en adultos con problemas de ansiedad, estrés, dolor o
autocontrol, llevó a la inclusión de nuevos elementos terapéuticos y fases durante
el entrenamiento.

(FALTA LA EVALUACIÓN)

9. TÉCNICAS DE SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

9.1. En qué consiste

Actualmente podemos afirmar que la terapia de solución de problemas que más


atención ha recibido, en cuanto a mayor aceptación y utilizaciones la terapia de
solución de problemas de D´Zurilla, que en los últimos años ha sido redenominada
como terapia de solución de problemas sociales, dado que los problemas con los
que se enfrenta una persona pueden ser tanto personales como interpersonales.

9.2. Aplicación

Para D`Zurilla y Goldfried (1971), la meta de la SP y de la modificación de


conducta es la misma, es decir, producir consecuencias positivas, refuerzo positivo
y evitar las consecuencias negativas. Para ellos, la SP es una técnica de
modificación de conducta que facilita una conducta eficaz. La asunción fundamental
de la que parte la terapia de SP es que los seres humanos se caracterizan por ser
solucionadores de problemas, y de que de unas a otras personas existen diferencias
en esta habilidad. Ello implica que aquellas personas que resuelven sus problemas
adecuadamente suelen tener una adecuada competencia social. Aquellos que
carecen de dicha competencia para solucionar problemas pueden también ser
entrenados para solucionar tanto problemas cotidianos como ,más importante,
problemas clínicos o comportamentales.

9.3. Evaluación

Las etapas para la aplicación de la terapia de SP son tres: evaluación, intervención,


mantenimiento y generalización. Junto o dentro del proceso de evaluación
conductual del problema o problemas por el que la persona acude a consulta es de
gran importancia en esta terapia evaluar tanto las habilidades de SP que tiene el
cliente como si tiene habilidades de ejecución efectivas para sus problemas. Para
ambos casos se ha utilizado evaluaciones de autoinforme o verbales, junto con la
observación. Entre los cuestionarios e inventarios más importantes para evaluar
estos aspectos están el Means-Ends Problem-Solving (MEPS) de Platt y Spivack
(1975), el Problem-Solving Inventory (PSI) de Heppner y Peterson (1982), el
Problem-Solving Self-Monitoring (PSSM) de D’Zurilla (1986) y el Social Problem
Solving Inventory (SPSY) de D’Zurilla y Nezu (1990). Los mismos permiten conocer
déficits en los sujetos en una o varias de las fases del proceso de SP, o bien
permiten descubrir la inexistencia de habilidades que son importantes para
solucionar efectivamente los problemas.
Tratamiento conductual para los niños y adolescentes con TDA/H
(WWK 7 versión corta)

WWK se refiere a la serie de hojas de información Lo que sabemos sobre el


TDA/H. Vea la lista completa. Vea la versión PDF de esta página.

El tratamiento conductual comprende tanto terapias sociales como psicológicas. Es una


parte crítica del tratamiento para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad
(TDA/H) en niños y adolescentes.

A la modificación de la conducta o terapia conductual también se la denomina


tratamiento psicosocial. Funciona mediante la modificación de la conducta del niño o
adolescente. Las investigaciones muestran que los tratamientos conductuales son
efectivos para los síntomas del TDA/H, sobre todo cuando se llevan a cabo junto con
medicamentos estimulantes.

El tratamiento del TDA/H en los niños a menudo implica tratamientos médicos,


educativos y conductuales simultáneamente. El tratamiento debe planificarse y ponerse
en práctica sólo después de conocer qué necesidades individuales tiene cada niño y su
familia.

¿Por qué usar tratamientos conductuales?

El tratamiento conductual para el TDA/H es importante porque ayuda con los siguientes
problemas:

• dificultades para
rendir bien en la
escuela
• problemas de conducta en la escuela
• dificultades para hacerse amigos de la misma edad
• problemas para llevarse bien con los padres y hermanos

Los tratamientos conductuales funcionan al enseñar a los padres, profesores y a los


niños nuevas habilidades para manejar los problemas.

¿Qué es la modificación de la conducta?

Con la modificación de la conducta (o terapia conductual), los padres, los profesores y


el niño con TDA/H aprenden nuevas destrezas para interactuar con los demás. Los
adultos les enseñan a los niños o a los adolescentes nuevas maneras de comportarse al
introducir cambios en la manera en como ellos mismos responden a las conductas del
niño o adolescente.

Los padres y los profesores deben usar las nuevas habilidades simultáneamente para
obtener los mejores resultados. Para ello, deben hacer lo siguiente:

• Empezar con metas que el niño pueda alcanzar, poco a poco.


• Ser consistente, incluso a diferentes horas del día, en lugares distintos y
al rededor de diferentes personas.
• Usar las habilidades nuevas a largo plazo, y no sólo por unos cuantos
meses.
• Hay que tener presente que la enseñanza y el aprendizaje de nuevas
habilidades llevan tiempo, y que el niño mejorará poco a poco.

¿Cómo empieza un programa de modificación de la conducta?

El profesional de la salud comienza con la elaboración de un historial completo de los


problemas del niño en el hogar, en la escuela y durante las actividades sociales. La
mayor parte de esta información procede de los padres y los profesores. El terapeuta
también se reúne con el niño para tener una idea de cómo es.

Esta evaluación debe dar paso a una lista de conductas objetivo para el tratamiento. Las
conductas objetivo son aquellos comportamientos que necesitan ser modificados para
que el niño mejore. Puede tratarse de conductas que deban eliminarse, o de habilidades
nuevas que deban aprenderse.

Es posible que las áreas a las que apunte el tratamiento no sean los síntomas del TDA/H
(tales como hiperactividad, falta de atención, y actuar de manera impulsiva y repentina
sin pensar). En cambio, podrían abordar los problemas que esos síntomas causan en la
vida diaria, tales como jugar sin entrar en conflicto con los hermanos y hermanas, u
obedecer los pedidos de los padres.

Se pueden llevar a cabo tratamientos conductuales similares tanto en el hogar como en


la escuela. Los padres y los profesores vigilan de manera cuidadosa la respuesta del
niño al tratamiento. El tratamiento se modifica a medida que el niño cambia.

Capacitación de los padres

Los padres necesitan instrucción cuidadosa y apoyo para aprender nuevos métodos de
crianza y cómo usarlos todo el tiempo. El temario cubierto en las sesiones de
capacitación de los padres puede comprender lo siguiente:

• Establecer reglas y una rutina en el hogar


• Aprender a elogiar las conductas deseadas y a ignorar los
comportamientos no deseados leves (eligir las batallas a librar)
• Usar formas apropiadas para hacerle saber al niño lo que se espera de
él
• Usar afirmaciones del tipo "si haces esto - entonces" (cuando se
produce una conducta indeseada, los adultos pueden quitar
recompensas o privilegios)
• Planificar por adelantado y trabajar con los niños en lugares públicos
• Usar pausas ("time outs") durante o después de conductas inapropiadas
• Usar cuadros diarios y sistemas de puntos para las recompensas y
consecuencias
• Utilizar un sistema de intercambio de notas entre la escuela y el hogar
para premiar conductas en la escuela y dar seguimiento a las tareas
escolares

La capacitación de los padres se puede realizar en grupos con o sin la presencia del
niño. También se puede llevar a cabo durante sesiones familiares individuales en las que
el niño esté presente. Cuando el niño es un adolescente, la capacitación de los padres es
un poco diferente. Los padres aprenden habilidades que son adecuadas para
adolescentes. Los padres y el adolescente podrían reunirse con el terapeuta para plantear
y acordar soluciones a los problemas de conducta. Los padres negocian mejoras en las
conductas objetivo del adolescente (tales como mejores calificaciones en la escuela) a
cambio de recompensas que pueden controlar (como permitir al adolescente salir con
sus amigos).

CHADD ofrece un exclusivo programa educativo para ayudar a los padres y a los
individuos a superar los desafíos del TDA/H durante toda la vida. Puede encontrar
información acerca del programa "De padre a padre" de CHADD en el sitio web de
CHADD.

Terapia en la escuela

Muchos niños con TDA/H tienen profesores que podrían no saber mucho sobre el
TDA/H o la modificación de la conducta. Los padres de los niños con TDA/H deben
trabajar de manera estrecha con los profesores con el fin de ayudarlos a aprender las
habilidades necesarias para manejar la conducta en el salón de clases.

El manejo en la escuela de adolescentes con TDA/H es diferente manejo de niños con


TDA/H. Los padres trabajarán a menudo con consejeros guía u otro personal escolar, en
lugar de profesores individuales, que estarán a cargo de implementar los programas de
modificación de la conducta en el salón de clases.

Terapia con el niño

Generalmente los niños con TDA/H tienen serios problemas para relacionarse con otros
niños. Los que logran superar estos problemas consiguen mejores resultados a largo
plazo que los que no lo hacen.

A continuación se mencionan cinco buenas formas de ayudar a los niños que tienen
problemas para relacionarse con otros niños:

1. Enseñarles destrezas sociales (cómo llevarse bien con otras personas)

2. Ayudarlos a resolver problemas sociales

3. Enseñarles otras habilidades que los niños consideran importantes, como habilidades
deportivas y reglas de juego de mesa
4. Disminuir las conductas indeseadas tales como el autoritarismo y el no compartir

5. Ayudar a crear fuertes lazos de amistad entre el niño con TDA/H y otro niño

Con el fin de ayudar mejor al niño, las habilidades usadas para modificar las conductas
indeseadas deben ser las mismas para los padres, la escuela y el profesional de atención
de salud. Esas mismas conductas deberán ser vigiladas, desalentadas o motivadas, y
recompensadas en los tres entornos.

Los grupos de capacitación en destrezas sociales son un tipo común de tratamiento. Los
grupos de destrezas sociales para niños con TDA/H sólo dan buenos resultados cuando
concuerdan con lo que los padres y la escuela están haciendo para reducir las conductas
perturbadoras y negativas.

¿Qué sucede si se combinan métodos conductuales con medicamentos?

Tanto el tratamiento con medicamentos como el conductual son efectivos para mejorar
los síntomas del TDA/H. Tratar los síntomas del TDA/H con solo medicamentos es más
efectivo para tratarlos solo con el tratamiento conductual. En algunos casos, con la
combinación de ambos métodos se consiguen los mejores resultados. No existe un plan
de tratamiento que sea apropiado para todo el mundo.

La información provista en esta hoja de datos recibió el respaldo del Acuerdo de


Cooperación Número R04/CCR321831-01 de los Centros para el control y la
prevención de enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). El
contenido es exclusivamente responsabilidad de los autores y no representa
necesariamente las opiniones oficiales de los CDC. La información ha sido adaptada
de Lo que sabemos Nº 7, "Tratamiento psicosocial para los niños y adolescentes con
TDA/H".

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