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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Autobiografía
Hija de Abel Cerón Albán (q.p.d), y Carmen Helena de Cerón; nací en el municipio de Timbío,
departamento del Cauca, un 18 de octubre de 1950 en una familia conformada por siete hermanos.
Soy madre de dos hijos Pedro Felipe y Andrés Sandoval Cerón, quienes son la luz de mis ojos. Mis
estudios de educación básica primaria y básica secundaria los realicé en el Colegio San Antonio de
Padua del municipio de Timbío, regentado en ese entonces por las Hermanas Franciscanas de
María Inmaculada.
Continué mis estudios en el Colegio Carlos Albán de Timbío cursando el Grado Décimo y luego
me gradué como Bachiller Académico en el Bachillerato Femenino San Agustín de la ciudad de
Popayán. Los Estudios Superiores los adelanté en la Facultad de Humanidades de la Universidad
del Cauca, donde opté el Título de Antropóloga. En la Universidad Mariana de San Juan de Pasto
cursé estudios de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Lengua Castellana, Inglés, y/o
Francés, Alemán. Los Estudios de Especialización los realicé en Gerencia Educativa, y también, en
Docencia de la Lectoescritura, en dicha Universidad; con Mención de Reconocimiento
Investigativo por el trabajo: “La evaluación de la cohesión y la coherencia en lectoescritura, a
partir de los textos escritos en el Grado Sexto del Centro Inmaculado Corazón de María de la
ciudad de Popayán”; y aprobé un semestre de Especialización en Talento Humano con
Metodología Avanzada de Autoformación – MAF- con la Universidad del Valle.
Al cumplir 447 años de fundación del municipio de Timbío, fui nombrada Alcaldesa, siendo la
primera mujer en alcanzar dicho cargo, además de ser la primera burgomaestre profesional;
mediante elección popular fui elegida por el pueblo como Honorable Concejal, desempeñándome
como Vicepresidente de dicha Corporación y Presidente de la Comisión de Educación; formé parte
de la Red de Mujeres de Pubenza – FUNCOOP; Docente y líder en procesos de desarrollo
comunitario denominado Movimiento Cívico Independiente –MCI-; Miembro del Museo de Ciencia
y Tecnología del Cauca; Formé parte del Coro de la Casa de la Cultura –voz soprano- y, del
Grupo de Teatro Experimental del municipio de Timbío.
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Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Mis primeras publicaciones aparecieron en 1977. Me he destacado como Poetisa, formada bajo el
movimiento parnasiano; sigo los lineamientos del Maestro Guillermo Valencia, primer parnasiano
de América. La Carta al Sabio Francisco José de Caldas obtuvo reconocimiento en el género
epistolar y publicación por parte de la Comisión del Bicentenario de la Independencia de
Colombia; al igual que en el género narrativo escribí cinco cuentos pueblerinos; incluí los cuentos:
Los gitanos llegan con lluvia y El fraile, ahí logré obtener el premio al Primer Lugar. Participé en
los concursos nacionales de Cuento que promueve el canal RCN y el Ministerio de Educación
Nacional.
Fui invitada con otros poetas y poetisas para dar a conocer los poemas: Elegía a Popayán, Oda
al Amor, A mí Padre, Tarde oscura, Mujer o Diosa y A Guillermo León Valencia en los cien años
de su natalicio, en el Recital del Teatro Municipal Guillermo Valencia de Popayán, con motivo del
Día Internacional de la Mujer-versión 2016.
Otros Recitales
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Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
PRIMERA EDICIÓN-2015
Diseño de Carátula
Gerardo Antonio Alvear Muñoz
Colección: Muselinas Doradas
Tema: Jardines Encantados del Sabio Francisco José de Caldas
Textos originales
Myriam Cerón de Sandoval.
Diseño y Diagramación
José Ramiro Narváez
Revisión de Literatura y
Corrección de Estilo
José Robeiro Polanco Arias
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico o de portada, -sea cual
fuere el medio-electrónico o manual sin el consentimiento del autor.
@ Derechos de Autor.
Realizados los depósitos legales
Autor -Editor
ISBN: 978-958-466770-8
Impreso: Taller Editorial Gráficas Jotaeme
Popayán, Cauca, Colombia. Octubre 18 de 2015
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Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Agradecimientos
A Dios y a la Naturaleza,
que me brindan la oportunidad de vivir;
a mis maestros, que me brindan la posibilidad de aprender;
a mis estudiantes, que me brindan la oportunidad de enseñar;
a mi profesión, que me brinda la posibilidad de subsistir;
a mi familia, que me brinda la posibilidad de amar.
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Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Dedicatoria
A mi familia
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CONTENIDO
Pág
INTRODUCCIÓN 14
CAPÍTULO I.
LA EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA 17
CAPÍTULO II.
LA CREACIÓN LITERARIA 23
CAPÍTULO III.
GÉNERO NARRATIVO 32
CAPÍTULO IV.
¿PARA QUÉ LE SIRVE LA LITERATURA AL NIÑO Y
AL ADOLESCENTE? 39
CAPÍTULO V.
CÓMO SE COMENTA UN TEXTO LITERARIO 43
CAPÍTULO VI.
PRÁXIS METODOLÓGICA PARA NARRAR 50
CAPÍTULO VII.
TALLER DE REDACCIÓN DE CUENTOS 56
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CAPÍTULO VIII.
MIS CUENTOS 62
8.1 Cuento Los Gitanos Llegan con la Lluvia
8.2 Leyenda El Fraile
8.3 Leyenda El Mitológico Árbol de Mango
8.4 Leyenda Un Amor en Viernes Santo
8.5 Crónica Guineo y Chancaca se Saludan
8.6 Cuento Abdalah El fakire Indú
8.7 Leyenda El Alcalde más Bueno del Mundo
8.8 Mito Rosita la enduendada
8.9 Carta al Sabio Francisco José de Caldas –Género Epistolar
8.10 Cuento-crónica. El elegante caballero del Teatro Guillermo Valencia
CAPÍTULO IX.
MI POESÍA 108
9.1 Elegía a Popayán
9.2 Oda al Amor
9.3 A mi Padre
9.4 Los Árboles ¡Seres vivos son!
9.5 A Timbío
9.6 Maestro
9.7 ―Procero‖ Timbío
9.8 Jesús de Nazareth
9.9 Tarde Oscura
9.10 ¿Mujer, o Diosa?
9.11 A Guillermo León Valencia
9.12 A la Concentración Guillermo Valencia
9.13 Estudiante Valencista
9.14 Mañana cuando vuelvas…
CAPÍTULO X.
MIS VERSOS PARA LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS 132
10.1 La Rueda
10.2 Mi Muñeca
10.3 El Niño y la Maestra
10.4 El Niño de la Calle
10.5 El Osito de Anteojos
10.6 Mis Amigos en la Escuela
10.7 El Recreo
Glosario 142
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Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
INTRODUCCIÓN
Ya en el salón de clase, cuando todo ese torrente de sonidos se debe atrapar con las
letras; con la escritura se inicia una batalla con las palabras, con las ocasiones, con los
párrafos, con los textos, con las ideas y los pensamientos más los sentimientos y las
emociones. Es aquí donde el maestro ha de influir para que la escritura no sea un
obstáculo a la expresión, a la comunicación, al relato o al cuento.
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Escribí tímidamente, y lo que escribí tuve la oportunidad de que lo leyeran, y los que lo
leyeron me entendieron; me dijeron que escribiera más, que siguiera escribiendo, y así lo
hice. Pero no quería escribir sola y sólo para mí. Entonces como educadora decidí que mis
educandos también escribieran; para ello debí prepararme para enseñar el oficio que yo,
hasta ese momento, empíricamente desempeñaba. Acudí a la lectura y al análisis de la
crítica literaria, de la praxis literaria, a seminarios, talleres, contactos con otros escritores,
editores, periódicos, concursos y recitales. Todo lo anterior me permitió atreverme a
enseñar a escribir, a hacer literatura con los niños y adolescentes de mi escuela, y al final a
proponer una metodología para la praxis literaria: primero leer, leer y comentar; leer y
hacer crítica literaria, leer y analizar; leer y escribir; escribir y enseñar a escribir.
Narrar es algo tan personal que escapa a toda didáctica. El buen narrador, como el
artista, nace y también se hace; sin embargo, la narración, como todo arte, depende de
ciertos principios formales y de cierta técnica, tiene su orden, su sistema de expresión.
Muchos de los principios pueden ser estudiados, y las páginas siguientes están
encaminadas a ese fin.
En los primeros dos puntos retomo una disertación sobre la expresión oral y escrita y
su relación con la creación literaria; al entender que la lengua oral y luego su
transcripción a la lengua escrita constituyen una brecha que niños y jóvenes deben
salvar, a veces transparentemente pero con la guía del maestro; con el ejemplo del
maestro que habla y describe pueden establecer el puente que permite expresarse.
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He dedicado un Capítulo sobre talleres para redactar cuentos, poesías y versos, como
una forma de expresión literaria.
Al final expongo varios de mis escritos, nacidos de la relación con los niños y los
jóvenes, con otros maestros, con la comunidad.
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CAPÍTULO I.
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CAPÍTULO I
LA EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
Resumen: la expresión puede quedar como un acto mínimo del que se expresa o
transforma en un mensaje: un emisor que trasmite a un receptor y viceversa; es
una comunicación. La expresión oral es el conjunto de técnicas que deben seguirse
para comunicarse oralmente con efectividad y con asertividad. Por su parte, la
expresión escrita, consiste en exponer por medio de signos convencionales y de
forma ordenada cualquier pensamiento o idea.
Durante todas las actividades, el maestro deberá respetar la personalidad propia de cada
niño, manifestada a través de su expresión, al estimular a los tímidos y orientar a los
locuaces para que cada uno maneje una manera de hablar que le sea propia.
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Para lograr progresos en la expresión oral y escrita, el maestro debe orientar al niño para
que exprese la esencia de lo que quiere decir acerca de la realidad, empleando para
manifestarla los términos apropiados en todas las actividades de la vida diaria, no sólo los
que son característicos del habla infantil sino también aquellos que van aprendiendo a
través de todas las asignaturas.
Es bien sabido que muchos niños que llegan por primera vez a la escuela presentan
diferentes fallas en la expresión oral: defectos en la pronunciación, lentitud y timidez para
hablar, vocabulario limitado, entre otros problemas; por lo tanto, es necesario que el
maestro identifique en cada niño el uso que hace de la lengua, tanto en sus aciertos como
en sus fallas, no sólo en el primer grado sino en cada uno de los siguientes, para que
oriente el proceso enseñanza-aprendizaje de la lengua oral y escrita, como una forma
individual más que colectiva.
La expresión oral y la escucha son dos procesos que no se pueden dar separadamente: el
uno compromete al otro; por consiguiente, es necesario que el maestro desarrolle en sus
educandos habilidades que les permitan expresar sus pensamientos en forma lógica, clara y
concisa, así como también que escuchen con atención e interés las ideas que otros expresan
para que puedan comprenderlas; es decir, se debe desarrollar buenos hábitos de escucha si
se quiere formar buenos hablantes:
En el nivel de Educación Básica Primaria es necesario sentar las bases para que los
niños sean buenos oyentes, bien sea para aprender algo nuevo, para cumplir una orden,
para distinguir lo real de lo imaginario, para encontrar lo importante y desechar lo
inútil, para aceptar o rechazar ideas; esto evita que ellos sean autómatas que ejecutan
órdenes, que aceptan como bueno y cierto todo lo que se les dice, sin discernir ni
razonar en un por qué, en un para qué.
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El maestro debe orientar a los educandos para que cuando hablen tengan en cuenta el
nivel de preparación del auditorio y sus intereses, con el fin de dar un tratamiento
adecuado al tema. Debe pensar también en el número de oyentes y en el espacio del
recinto donde habla, para adecuar la intensidad de la voz a las circunstancias.
En la exposición del tema deberá hablar con propiedad (usando términos que se ajusten
al significado de lo que se quiere decir), con corrección (pronunciando y articulando
bien las palabras, construyendo correctamente las oraciones), con claridad y coherencia
(que haya secuencia ordenada de las ideas y de las palabras que las expresan).
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Los ejercicios de composición escrita deben ser permanentes, durante todo el año y en
todas las asignaturas. Pueden hacerse al final de cada actividad, de manera que el niño
consigne por escrito la síntesis del tema que desarrolló, o en clases sistemáticas de Español
donde se orienta más a la composición literaria e individual. La duración de un ejercicio de
composición escrita debe ser gradual, aumentando progresivamente a medida que se
avanza en los grados de Educación Básica Primaria. Composiciones muy largas causan
aburrimiento y desestimulan la creación en los niños.
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En la composición escrita creativa se buscará que los niños comuniquen sus ideas y
sentimientos, primero en relación con experiencias directas con la realidad, y luego las
expresen en forma artística.
El maestro buscará que los pequeños adquieran conciencia de los valores de la lengua
escrita, de la posibilidad de empleo de diversos recursos estilísticos (comparaciones,
personificaciones, metáforas), de la necesidad y posibilidades de enriquecimiento del
vocabulario y de la importancia de la estructura interna de la composición escrita
(oraciones y párrafos). El maestro atenderá especialmente a la construcción correcta de
oraciones y párrafos, presentando modelos que sean fáciles para los niños y buscando que
ellos vean la coherencia mediante los continuos ejercicios y la visualización de los
elementos concordantes, así como a la exposición lógica y clara de las ideas.
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CAPÍTULO II.
LA CREACIÓN LITERARIA
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CAPÍTULO II
LA CREACIÓN LITERARIA
A través de los múltiples ejercicios de expresión oral y escrita, los educandos irán
desarrollando la creatividad e irán descubriendo el valor de la palabra. Con base en las
lecturas hechas, distinguirán el lenguaje científico del lenguaje literario y verán que éste
ofrece grandes posibilidades, ya que es connotativo y polisémico, es decir, tiene múltiples
significados.
Se motivará al niño desde los primeros años para que haga breves descripciones y
narraciones hasta llegar, en los últimos grados, a elaborar cuentos, narraciones y poemas
sencillos. En estas formas de expresión el maestro respetará las ideas y el lenguaje de los
niños, siendo sólo un orientador y dando las indicaciones necesarias para que
paulatinamente se vaya mejorando el estilo. En el Quinto Grado de Educación Básica
Primaria podrá, entonces, iniciarse la primera fase de lo que será el Taller Literario que se
hará en la Educación Básica Secundaria y en el nivel de Educación Media.
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Para lograr que los niños escriban sencillas producciones con algún valor literario, el
maestro tendrá presente que la práctica de escribir requiere que ellos se hayan ejercitado
bastante, tanto en leer como en analizar textos literarios, con el fin de acostumbrarse al
lenguaje literario. Además, el maestro estimulará a los niños para que escriban, y aunque
escribir no es un trabajo sencillo, tampoco es imposible. Al respecto, puede hacer notar a
los educandos que las cosas elementales que rodean al hombre son fuente, motivo y objeto
de la producción estética humana. Hará pensar, por ejemplo, que se puede observar,
detener la mirada y hablar o escribir sobre el agua que pega fuerte, implacable,
permanentemente en las piedras; sobre el hechizo que ocasiona la llama del fuego y las
diferentes formas que ésta toma. Para escribir, también pueden servir de tema, algunos
acontecimientos como el día de la madre, un eclipse o una tormenta.
Lo anterior se menciona sólo como ejemplo, con el fin de que el educador lleve a los
educandos a entender que para escribir no es necesario buscar motivos o temas extraños y
que lo mejor para hallarlos es observar la vida misma en toda su extensión y seleccionar de
ella algo que realmente llame la atención. Si el maestro lo juzga conveniente, para
incentivar a los educandos a escribir puede valerse también de otros recursos que suelen
ser muy útiles: láminas, fotografías, afiches o carteles, que después de ser activamente
comentados motivan al niño a plasmar sus sentimientos al respecto.
El educador hará notar que los motivos para escribir se encuentran al alcance del hombre y
que éste, con su inteligencia y su sentido estético del mundo, le roba pedazos y momentos
a la realidad y, dejándola intacta, la eterniza con la palabra mediante un lenguaje
inesperado, llamativo, sincero, agradable; en fin, estético.
Las siguientes orientaciones pueden ser útiles para motivar a los niños a escribir:
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a) Los niños, a petición del maestro, expresan sus experiencias, sus sueños y las
emociones que hayan sentido en relación con algo o alguien de su mundo real o
imaginario y que les haya llamado la atención.
c) Se selecciona, con la participación de los niños, una (o varias) oración (es) motivo para
el poema.
d) El maestro invita a los niños a que dejen volar libremente su imaginación, sus
emociones y vayan escribiéndolas.
e) Cada niño lee ante el maestro y los compañeros lo que escribió y escucha los
comentarios que le hagan. En relación con los comentarios, el maestro orientará a los
niños para que, expresándolos con sinceridad, no vayan a ser descomedidos ni
descorteses.
f) Si es necesario, se sugerirá que unas expresiones queden mejor que otras o que algo se
pueda decir de una u otra manera.
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En grupo se reconocerán los recursos literarios que el niño utilizó para desarrollar el tema
puesto.
b) Es necesario escoger un tema y delimitarlo. Este puede ser, inicialmente, con base en
experiencias concretas, reales, vividas por los niños y que tengan importancia en su
vida. Posteriormente, los temas pueden ser elegidos con base en fantasías,
imaginaciones o hechos ficticios. Así, en relación con este último aspecto, se podrá
motivar a los niños para que escriban, diciéndoles: ¿Qué contaría una pelota si se la
pone a rodar desde un monte alto?, o ¡Escucha las historias que cuenta esta olla que
ha recorrido el mundo! El maestro hará notar que los temas pueden ser muy variados
y que pueden plantear diversas situaciones (sociales, económicas, religiosas).
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Estos tres aspectos se conocen, generalmente, como la estructura general del relato.
El plan sale, por lo común, cuando a los principales hechos recordados, vivenciados,
experimentados, se les da un orden. Estos sucesos principales deben ser consignados
por escrito mediante oraciones-clave breves, que tienen como oficio sentar las bases
del gran contenido que, junto con otros acontecimientos relacionados, formarán el
relato total. Estos y los hechos principales se deben escribir también en forma resumida
y al frente de la oración que estipula el hecho importante.
d) Los niños aprenderán a elegir un narrador o persona que cuente al lector los hechos, los
sucesos. Así, el niño debe ser que él puede narrar en primera persona, como por
ejemplo: yo recuerdo, ahora, los felices días que pasamos…, Conocí ayer a…, o en
tercera persona, por ejemplo: David recuerda, ahora, los felices días que pasó… La
elección del narrador es muy importante, ya que de ella depende, por ejemplo, el nivel
afectivo que puede fluir del relato. En los primeros años de Educación Básica Primaria
es conveniente que el niño elija la primera persona para narrar, ya que está
descubriendo su propio mundo interior. Más adelante, y ayudado con las actividades de
carácter grupal como mesa redonda o debate, aprenderá a colocarse en el lugar de
otros, a compartir sentimientos, afectos y problemas de otras personas, y entonces
podrá elegir para las narraciones y composiciones que elabore a un narrador en tercera
persona, para que este cuente las historias como si estuviera colocado en todas las
situaciones.
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El maestro debe recordar que la determinación manifiesta, tanto del personaje como
del espacio y el tiempo narrativos, permitirá hacer una relación más concreta y
comprensible entre el mundo narrado –mundo de ficción– y la realidad, lo cual facilita
la captación del contenido total del relato. Iniciar la narración sin estos elementos y
sólo colocarlos en la medida en que avanza la narración, es posible -de hecho, se hace
en la moderna narrativa-, pero no es recomendable en los niños de Educación Básica
Primaria. Ejemplo: Hace muchos, muchos años, vivía en un grandísimo y despoblado
desierto un niño moreno y muy hermoso conocido con el nombre de… En esta primera
parte cabe hablar o presentar a algunos de los personajes secundarios. Continuando con
el ejemplo: … cuyos amigos, un lindo camellito y su mamá, siempre estaban a su lado
acompañándolo, jugando con él…. También en la introducción se plantea la iniciación
de la acción, la cual debe, además de ser motivante, despertar expectativas, interés en el
lector. … Un buen día, cuando iban caminando bajo el agobiador sol del desierto,
escucharon detrás de unas rocas un extraño ruido….
e) En el desarrollo o nudo del relato, los niños presentarán el hecho central alrededor del
cual se desarrolla la acción general del cuento. Continuando con el ejemplo del párrafo
anterior, el tema central con el cual se abrirá paso al planteamiento podría ser: … los
tres, que por haber compartido tantas aventuras se conocían todos sus movimientos y
al unísono se conmovían, se arrimaron lentamente al lugar. Aun cuando sus pasos
eran firmes, cada uno de ellos se estremecía por dentro de inquietud y, sobre todo,
ardía en ellos el deseo de calmar su curiosidad… Con base en oraciones como la
anterior se puede empezar a hacer descripciones y diálogos, a elaborar relaciones, por
ejemplo, entre el niño y su familia -que en este caso serían evocadas- o entre el camello
hijo, la madre y su medio ambiente.
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g) El maestro irá indicando que el manejo de la lengua depende del contenido que se
desea expresar y que para narrar no se necesita manejar un lenguaje incomprensible o
difícil de asimilar por parte del lector. El niño, bajo la orientación del maestro,
aprenderá a manifestar sus ideas, sus sentimientos, las relaciones de causalidad, de
tiempo, de espacio, de existencia o de pertenencia, en el mundo narrado de manera
clara y sencilla, dejando ver a través de las palabras su particular forma de ser y
expresando apropiadamente lo que se propone. En principio los párrafos serán de
construcción sencilla, no extensos.
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h) El maestro hará que los niños revisen individualmente su escrito, con lo cual ellos
mismos se darán cuenta de si está hecho en tal forma que su cuento, relato o narración
presente de manera correcta, dinámica y estética lo que ellos quieren expresar y,
además, si en la totalidad el escrito mantiene el interés. Esta labor de autocrítica ayuda
a que el niño entienda que lo que hace siempre es y debe ser posible de mejorar.
Después se hará un trabajo colectivo en que cada niño lea lo que escribió, aceptando
sugerencias que permitan mejorar el trabajo. Todos los cuentos serán colocados, por
turnos, en el periódico mural, y luego reproducidos para distribuirlos entre los padres y
alumnos de otros grados, con lo cual pueden servir de material de lectura o de
motivación para otras realizaciones estéticas (pintura, teatro de títeres).
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CAPÍTULO III.
GÉNERO NARRATIVO
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CAPÍTULO III
GÉNERO NARRATIVO
Es un relato de origen anónimo, transmitido en forma oral a nivel popular, que varía y
se enriquece a medida que se funde con los valores y la cultura de cada grupo humano.
Este tipo de narraciones es apropiado para niños que ya empiezan a manejar
autónomamente el lenguaje escrito, es decir, para aquellos que empiezan a leer.
Generalmente tienen una estructura sencilla y sus personajes son prototipos conocidos por
niños, como el rey,
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la princesa, el ogro o la bruja; con una sicología simple y totalmente definida, sin
ambigüedades. Tienen regularmente una sola trama y un final claro y definitivo.
Son cuentos que nacieron con el mundo y que, a través de todas las épocas, fueron
relatándose de boca en boca hasta llegar finalmente a su elaboración escrita y literaria, a
mediados del siglo XVII. Citemos tres tipos de cuentos tradicionales de amplio
conocimiento:
c. Los cuentos recopilados por los Hermanos Grimm: El Sastrecillo Valiente, Hansel
y Gretel.
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Son narraciones que tienen como origen remoto una creencia religiosa en torno a un
suceso o a un personaje. El origen religioso del mito hace que, a medida que se va creando
literariamente, vaya perdiendo sus primitivos contenidos y finalidades que son,
generalmente, los de hacer énfasis en unos valores y en unas conductas de carácter
ontológico o divino.
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características especiales, la mayor parte de las veces con naturaleza trágica. La leyenda
retoma la vida y las acciones de alguien y, a medida que pasa el tiempo, las va
convirtiendo en fantasía, agregándoles con imaginación y las necesidades de quien las
cuenta, elementos que jamás tuvieron ocurrencia.
Tienen, pues, las leyendas, algo de moralizante ya por la ponderación de cualidades del
héroe, que generalmente muere y se convierte en ejemplo, ya por el rechazo a sus acciones,
que son castigadas con sufrimiento o cadenas eternas. Entre el grupo de las leyendas que
pudiéramos llamar positivas figuran las que versan sobre algún personaje de la historia
que, por su valor, gallardía o sabiduría, ofrece como paradigma. Entre las negativas
podemos citar esa serie inmensa de relatos que versan sobre personajes malignos que son
condenados a pagar eternamente sus errores y que inundan la imaginación de los países
latinoamericanos.
Tanto las positivas como las negativas han sido adaptadas para niños, sin que sean
esencialmente apropiadas para ellos, tanto por su tono didáctico como por sus
características dramáticas. Si bien es cierto que su lección es ajena a la comprensión
natural del infante, no debemos olvidar que muchas de estas tradiciones son valiosísimo
legado pasado de boca en boca en nuestro país.
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La anécdota debe ser en principio una sola, para que no haya dispersión de la atención.
Sus personajes pueden ser reales o imaginarios. Son, además, parecidos a los de la vida
real, es decir, más cercanos al lector en sus actitudes, pensamientos y comportamientos.
Esto hace que el cuento literario sea apropiado para niños de mayor edad, es decir, para
aquellos que empiezan a leer autónomamente. Su valor no depende solamente del
contenido, sino de la forma y manejo literario que el autor les dé. Por tales razones, este
tipo de narraciones está destinado más a ser leído que escuchado, ya que supone en el
lector una mayor comprensión del lenguaje, y el texto mismo tiene tanto valor como la
anécdota. Debido a que no tienen límites ni en su temática ni en el tratamiento, se pueden
reconocer a manera de ejemplo múltiples variedades de cuento, entre los que vale destacar
los siguientes:
Románticos.
Folclóricos.
De animales.
Poéticos.
De aventuras.
Surrealistas.
Religiosos.
Políticos.
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Baste por ahora citar algunos de los cuentos más conocidos para tener por lo menos una
idea sobre el particular: El patito feo; El soldadito de plomo; Los tres bandidos; El
ruiseñor y la rosa.
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CAPÍTULO IV.
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CAPÍTULO IV
4.1 ES CREATIVA
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Hemos dejado suficientemente claro que la literatura como tal no debe siempre tratar de
enseñar. No es menos cierto que la literatura va introduciendo al menor en el conocimiento
del mundo, físico, geográfico y social, y en la comprensión del ser humano. El niño va
captando, lentamente pero de manera segura a través de sus lecturas, los diversos tipos
sicológicos con los cuales, más adelante, va a tener que entenderse.
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CAPÍTULO V.
CÓMO SE COMENTA UN
TEXTO LITERARIO
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CAPÍTULO V.
CÓMO SE COMENTA UN
TEXTO LITERARIO
Resumen: para comentar un texto literario hay que analizar conjuntamente lo que
el texto dice y cómo lo dice. Estos dos aspectos no pueden separarse, pues, como
opina el profesor Lázaro Carreter: "No puede negarse que en todo escrito se dice
algo (fondo) mediante palabras (forma). Pero eso no implica que forma y fondo
puedan separarse. Separarlos para su estudio sería tan absurdo como deshacer un
tapiz para comprender su trama: obtendríamos como resultado un montón informe
de hilos".
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Se va a exponer ahora, brevemente, en qué consiste y para qué sirven todas y cada una
de estas fases. Tener en cuenta que no se podrán comprender estas instrucciones prácticas
sin conocer las razones en que se apoyan, es decir, sin leer atentamente lo que se va a
explicar.
Comprensión del pasaje. Lo primero y lógico que se debe hacer, al estudiar un texto para
comentarlo, es conocerlo mediante una lectura atenta. Para ello es preciso que se lea
despacio y que se comprendan todas sus palabras. Esto quiere decir que, al preparar una
explicación, se debe tener forzosamente un Diccionario de la Lengua Española para
consultar el significado de todas y cada una de las palabras que no se entiendan o se
entiendan a medias.
Localización
Qué es localizar un texto. Localizar es, como define el Diccionario, ―fijar el lugar de una
cosa”. Por tanto, localizar un texto literario consiste en precisar qué lugar ocupa ese texto
dentro de la obra a que pertenece.
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Importancia del tema. Para este momento ya se tiene el texto entendido y se sabe qué lugar
ocupa dentro de la obra.
El fondo. La noción del tema es más concreta y más útil para el objeto.
EL asunto del texto. Se conoce la noción de argumento. Se usa a diario, cuando se habla
del argumento de una novela o una película. Pues bien, vamos a llamar asunto al
argumento de un texto.
Del asunto al tema. Al quitar los detalles y al definir sólo la intención del autor al escribir
los párrafos, se obtiene el tema.
Características del tema. Dos rasgos importantes ha de poseer la determinación del tema:
claridad y brevedad. Para fijar el tema, se intenta dar con la palabra abstracta que sintetiza
la acción primaria del autor.
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El tema no debe incluir elementos superfluos. Esto es importante: al definir el tema, hay
que cuidar de no hacer entrar en él rasgos episódicos que no pertenecen al asunto.
¿Es fácil fijar el tema? Como se puede ver, el tema se fija disminuyendo al mínimo posible
los elementos del asunto y reduciendo éste a nociones o conceptos generales. Se puede
llegar a hacer con relativa facilidad, mediante ejercicios frecuentes.
Determinación de la estructura
Los elementos de la estructura son solidarios. Todas las partes de un texto se relacionan
entre sí. Y por una razón sencilla: si en aquel texto el autor ha querido expresar un tema, es
forzoso que todas las partes que podamos hallar como integrantes de aquel fragmento
contribuyan a expresar aquel tema, y, por tanto, que se relacionen entre sí.
El apartado. Es cada una de las partes que podamos descubrir en el texto. Como los textos
que se tendrán que explicar serán breves, los apartados serán pocos numerosos: dos, tres,
cuatros… no hay que creer que por establecer muchos apartados se va a ser más preciso;
quizá con ello se atomizará el texto y se pierda su carácter unitario.
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El Tema y los apartados. El tema suele distribuirse irregularmente por los apartados. Los
apartados se caracterizan y distinguen entre sí porque el tema adquiere en cada uno de ellos
modulaciones más o menos diversas.
Textos sin estructura aparente. Hay a veces textos tan breves y simples, que resulta difícil,
si no imposible, definir su composición. Pero en otras ocasiones el pasaje no posee
estructura porque el autor no ha querido dársela, mejor dicho, porque el desorden es lo que
expresa más adecuadamente el tema.
El tema y la forma del texto. Llamamos forma a las palabras, a los giros gramaticales que
integran el texto. Ha de haber, por tanto, una estrecha relación entre el tema y la forma.
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La conclusión
La conclusión como balance. En la conclusión debemos atar, reducir a líneas comunes, los
resultados obtenidos en nuestro análisis; no se trata de sumar datos, en una farragosa
enumeración, sino de resaltar su rasgo común.
La conclusión como impresión personal. La conclusión debe acabar con una opinión
sincera sobra el fragmento. Normalmente, en los textos que sean propuestos, se tendrá que
alabar, porque su calidad así lo exija. Pero otras veces, su sentido moral, su tema o su
forma no nos agradaran, y se debe decir.
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CAPÍTULO VI.
PRAXIS METODOLÓGICA
PARA NARRAR
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CAPÍTULO VI
PRAXIS METODOLÓGICA
PARA NARRAR
Resumen: narrar un texto exige unos tiempos, unos espacios, unos personajes, una acción,
un narrador que normalmente es el escritor, un tema, un tono y un destinatario.
Agrupados en dos categorías: ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? Intentemos resumir los
elementos que hay que tener en cuenta, para iniciar o mejorar nuestra condición de
narradores.
¿QUÉ HACER?
Olvidar los límites de edad de los niños a quienes se va a narrar una historia. Nunca
se es demasiado pequeño para oír, ni demasiado mayor para dejar de hacerlo.
Narrar y leer tantas veces y tan frecuentemente como usted y los niños tengan
tiempo de hacerlo.
Tratar de establecer un momento específico del día para hacerlo. En la escuela,
antes o después de la hora del almuerzo; como intermedio de las clases fatigantes, o
cuando haga buen tiempo, al aire libre.
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Recordar que escuchar es un don que se adquiere. Sea paciente si al comienzo los
niños no pueden concentrarse en la historia (puede ser que no se haya elegido la
apropiada).
Terminar siempre la historia. Si usted ha empezado a contar algo, debe concluirlo, a
menos que no exista ningún interés por parte de los niños, caso en el que será
preferible usar toda la iniciativa posible para recapturar su atención, antes que dejar
la historia inconclusa.
En caso de libros de cierta extensión, terminar siempre el capítulo que lee.
Buscar cuidadosamente un punto de mucha intriga para detenerse; será la única
forma en que los niños cuenten los minutos para reiniciar la sesión y saber que va a
suceder.
Permitir que los niños entren en la historia; al iniciar la narración o la lectura, dejar
pasar algunos minutos para aumentar luego el ritmo.
Si se ayuda con ilustraciones o con objetos, asegurarse de que todos los niños los
vean. Puede sentarse un poco más alto que el grupo, para que así los niños que
estén más alejados puedan ver las ilustraciones por encima de la cabeza de los
otros.
Variar mucho la expresión al narrar o leer. Cambiar el tono de voz a medida que la
historia lo exija, pero evitar el sonsonete y los tonos aniñados intencionadamente.
Leer despacio; recuerde que debe permitir a los niños construir una imagen mental
de lo que acaban de escuchar.
Darle tanta importancia al autor o al origen del cuento, como al cuento mismo. Es
una forma de hacer entender a los niños que los libros son escritos por personas y
no por máquinas.
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Escoger la posición más adecuada, como usted crea que se sentirá mejor. De pies se
puede expresar más libremente y manejar con mayor libertad los materiales o los
objetos, en caso de utilizarlos. Sentado se crea un ambiente más íntimo y pone más
énfasis en su voz que en sus gestos.
En la medida de lo posible, crear un ritmo para anunciar el momento en que va a
narrar o a leer una historia. Tal vez con una vela encendida, o un afiche con el título
o el personaje central. Un animal o un juguete que sostiene el libro escogido
pueden ayudar. Algunos narradores utilizan canciones, versitos, en el momento de
empezar.
¿QUÉ NO HACER?
Nunca narrar o leer historias que usted no disfrute o no ame. Su indiferencia o
disgusto se traslucirán fácilmente.
No continuar con una narración o una lectura si se da cuenta de que ha sido una
mala elección. Admitir su error ante los niños y hacer otro tipo de actividad; no
intentar remediar el error leyendo otro cuento inmediatamente.
Nunca hacer de la narración, una actividad académica que se evalué con notas.
No olvidar el nivel intelectual y emocional de los niños. En ocasiones puede ser
positivo exigirles un poco, narrar historias que por su contenido pueden ser un
desafío, pero no hacer de esto un acostumbre.
No escoger historias que sean muy conocidas o que se pasen por televisión. Si los
niños conocen el argumento será más difícil concentrar su atención. Seleccionar
episodios nuevos, o adaptarlos.
No se deje deslumbrar por los libros recomendados o ganadores de premios. La
mayoría de los libros se premian por la forma como fueron escritos. Esto no
constituye una clave de éxito para cuando sean leídos en voz alta o narrados. Un
buen libro no siempre está hecho para ser contado o leído en voz alta.
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A continuación presento algunas reglas de oro que narradores de larga trayectoria han
considerado básicas para tener éxito. La clave está en prepararse. Los pasos por seguir son:
Ensayar la historia, imaginarse el auditorio y escoger la posición que va a adoptar
en el momento de narrarla.
Decidir si va a utilizar objetos reales, marionetas, y, en caso afirmativo,
seleccionarlos.
Leer la historia silenciosamente varias veces.
Preguntar acerca de lo que en ella hay de interesante: la importancia de los
personajes, de la intriga, del ambiente, del humor, etc.
Releer dos o tres veces para escucharse a sí mismo y dominar el ritmo.
Prever donde hay que poner énfasis o dónde están los pasajes que deben decirse en
voz calmada, las pausas largas o cortas, las palabras o frases en las que hay que
hacer sentir tal o cual emoción.
Comenzar a decir en voz alta; verificar si uno recuerda correctamente la estructura
de la historia, los nombres, las características de los personajes y de los lugares
donde se desarrolla la acción. A veces es bueno escribir el esquema en una hoja,
pero como simple ejercicio de preparación.
Ensayar repetidas veces el comienzo y el final, hasta lograr una absoluta fidelidad y
seguridad en lo que se va a decir.
Trabajar los diálogos para establecer los anexos y hacer sentir el cambio de los
personajes.
Retener las palabras que son propias del cuento; prever sinónimos, si es posible.
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Aprender las fórmulas o repeticiones que serán utilizadas para captar la atención del
auditorio.
Luego de trabajar cada uno de estos aspectos por separado, repetir la historia varias
veces.
Narrar a alguien (un familiar, un amigo) o utilizar una grabadora para así
perfeccionarse escuchándose.
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CAPÍTULO VII.
TALLER DE REDACCIÓN
DE CUENTOS
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CAPÍTULO VII
TALLER DE REDACCIÓN
DE CUENTOS
Organizar un taller de redacción creativa, a partir de una historia muy conocida por
todos los educandos. Trabajar individualmente, sugerir a los niños contar un cuento ya
conocido, con diferentes técnicas:
Contar un cuento con grandes titulares, a manera de un periódico sensacionalista.
Contar un cuento en telegrama, que sintetice y comunique lo esencial del texto.
Describir al malo de la historia a través de un reporte policial.
Contar el mismo cuento pero invirtiendo los papeles de malos y buenos (una
Cenicienta mala, con hermanastras buenísimas, entre otros roles).
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En las sesiones de lectura o de narración de cuentos, pedirles a los niños que traigan a
clase elementos de ambientación reales (juguetes, animales, materiales) que tengan que ver
con la historia que se va a narrar. Por ejemplo, soldaditos para el cuento „El soldadito de
plomo‟, sombreros o pañuelos rojos para „Caperucita roja‟. Llevar también objetos y
ponerlos a la vista de los niños durante la narración. No convierta estas ayudas en
distractores; son ambientadores que es mejor no tocar durante la narración.
En caso de contar con los equipos y materiales necesarios, se puede hacer proyecciones
de películas e invitar luego a los niños a leer el libro correspondiente. Igualmente se puede
aprovechar algunas series de televisión (Heidi, la Abejita Maya, los clásicos infantiles)
para realizar, por ejemplo, foros o debates que remitan a los televidentes a la lectura del
libro.
Si tiene los medios para hacerlo, cada vez que tenga un narrador de cuentos invitado a
la biblioteca (alguien de la localidad, un padre de familia) grabe la sesión. Guardar los
audios para futuras sesiones y tener un listado de los títulos disponibles. Así podrá
distribuir una colección de cuentos a otras bibliotecas, en calidad de préstamo. Es un
excelente estímulo para que otros lo imiten, para hacer intercambios interesantes o para
renovar sus repertorios.
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Ya sea que se presente un cuento, novela o lectura de cualquier tipo a los niños, las
siguientes indicaciones pueden ser útiles:
Como trabajar los términos desconocidos. El docente o bibliotecario debe conocer el texto
para ubicar de antemano el vocabulario que presentará dificultades a los educandos. A
pesar que no todo se debe explicar (hay palabras cuyo significado será evidente por el
contexto en que se presente), el adulto podría:
Preparar una lista de esas palabras con anticipación en el tablero, señalarlas durante
la lectura y explicarlas. La lectura no se debe interrumpir para correr a buscar el
diccionario porque se perderá la atención del grupo.
Leer el texto con las palabras difíciles y esperar las preguntas que se hagan al
respecto. Habrá muchos niños que pueden adivinar el significado de los términos,
por el sentido general de la oración.
Contestar todas las preguntas de vocabulario que hagan los niños, pero al final de la
lectura (anótelas en el tablero cuando aparezcan).
Dar sinónimos (de su propia cosecha) a los términos mientras los lee, como si se
tratara de una anotación marginal. Por ejemplo, puede leer ―y Blanca Nieves cayó
en un profundo sueño‖, es decir, se quedó dormida.
Dar siempre el nombre y autor del relato que lee. Muestre la carátula y mencione si
hay más libros de la misma colección, autor o tema en la biblioteca escolar.
Agrupar a sus agentes de manera sensata: ubíquelos para que puedan oír, ver y
ojalá tocar al lector. Así podrá mantener contacto visual con su auditorio.
Desplácese un poco durante las sesiones largas de lectura, para que sus alumnos no
tengan que estirar el cuello de la misma forma todo el tiempo.
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Leer con sentimiento. No se trata de leer con sonsonete, sino mostrar qué tanto
comprende y disfruta lo que lee y comparte con los niños. Ensaye antes de leer ‗en
forma‘ para corregir su volumen, timbre de voz y vocalización. La voz debe ser
clara y natural y poder alzarse y acelerar su ritmo donde el pasaje lo exija.
Sostener el libro adecuadamente. Si lo sostiene muy alto, ocultará el rostro; si está
muy bajo, la voz se perderá en el regazo o en las páginas y no se escuchará bien.
Idealmente debe sostener el libro justo debajo del nivel de la barbilla, a unos 30
centímetros de su cuerpo.
No se mueva demasiado; evite gesticular. Los movimientos bruscos o muy amplios
distraen al auditorio y hacen perder el hilo de la historia. Tratar de que los gestos,
movimientos de manos y tronco sean lo más ligeros posibles; son mucho más
efectivos. O, mejor, no se mueva.
Resumir, condensar los trozos de descripción largos. Esto no es censurar, es leer
selectivamente.
Sostener el contacto visual con los niños mientras lee en voz alta. Esto tiene el
efecto de reforzar la comunicación personal con el oyente y además aplaca a los
niños inquietos. Mirar a los ojos a los alumnos, así ellos sentirán que se lee con
dedicación especial para cada uno.
Detenerse en un lugar interesante. No interrumpir la lectura cuando todo lo
interesante parece ya haber pasado. En un punto de gran tensión, anuncie que la
lectura continuará en la siguiente sesión. Sabrá si acertó cuando escuche muchos
―ooos‖ y ―aaas‖ de expectativa. Esta ansiedad por seguir escuchando será también
una medida de éxito de la historia entre los niños.
Evaluar la sesión, durante y después. A veces los adultos inician su lectura y se
hacen impermeables a la reacción de los alumnos. Trate de verificar todo el tiempo,
observe a los niños: si están interesados, si siguen la trama y si la fluidez de la
lectura es apropiada. Cuando la historia no tiene ninguna acogida, es mejor
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abandonarla simplemente narrando el final y optar más tarde por otro libro. Lo
mejor no es interrumpir abruptamente, ni forzar una lectura después de otra, sin
pausas, para que la audiencia se recupere del fracaso anterior.
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CAPÍTULO VIII.
MIS CUENTOS
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CAPÍTULO VIII
MIS CUENTOS
Corrían los últimos días del mes de agosto cuando la gente del pequeño pueblo de
Timbío (etimológicamente: unión de dos ríos) se arremolinó alborozada en torno al puente
viejo, estructura colonial que años más tarde vería pasar en repetidas ocasiones al
Libertador Simón Bolívar, cubierto de gloria, tras libertar cinco repúblicas.
Pablito, Emanuel y Mercedes, vecinos del pueblo, miraban con curiosidad la llegada de
los carromatos.
--Entonces va a llover, es una clara señal; cuando ellos llegan siempre llueve, igual que
cuando llega el circo, dijo Mercedes.
El día lucía espléndido, el sol reverberaba barrido de nubes, el cielo ostentaba un azul
celeste envidiable pero el calor era sofocante; la brisa no corría suave como en los días
anteriores y muchos repetían: ―¡Parece el calor del desierto!‖.
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Ante todo, se destacaban los que durante décadas venían por la misma época a acampar a
la orilla de aquel hermoso río Timbío. Llegaron lujosamente ataviados, las mujeres con
vistoso y colorido atuendo de muselina largo y ancho, con lunares de color rojo, que
remataba en boleros, y la blusa de velo de colores también tupida de lunares, con manga
larga acampanada; las mujeres casadas con su cabeza cubierta de pañoleta dorada, y las
solteras exhibiendo hermosa y abundante cabellera, calzados sus pies con sandalias de
cuero. Los hombres con pantalón y camisa negra, botas de cuero con tacón flamenco,
chaleco y sombrero negro cordobés, a la usanza española.
El primero en saludar fue el gitano Antonio; abrazó a cada uno de sus amigos de Timbío,
luego el gitano Moisés, después el gitano Abraham y así sucesivamente los demás varones.
Dentro de su cultura, a las mujeres gitanas no les es permitido darse saludos efusivos con
los payos (en la lengua romaní significa que no pertenecen a la cultura gitana).
No habían acabado de bajar sus colchones de plumas de ganso, sus pailas, ollas y
cucharas de cobre y variados accesorios de cuero, cuando una densa nube oscureció el
firmamento y se escuchó el estruendo estrepitoso de un rayo que iluminó la carpa y
paralizó las actividades dentro de la familia gitana.
--Está bien que la Virgen Gitana sea nuestra protectora, pero primero está Dios.
¡Encomiéndate a Él!
--Yo dije que como los gitanos habían llegado, ellos traerían consigo la lluvia.
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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--No-- respondió Pablito--. No es que los gitanos hagan llover, es lo contrario. Los
gitanos llegan con la lluvia…, y les voy a explicar por qué: el almanaque dice que a partir
de hoy se inicia el tiempo frío, cargado de nubosidad, descargas eléctricas y torrenciales
aguaceros.
--¿Y por qué llueve cada vez que llegan los gitanos?-- inquirió Mercedes.
--Porque ellos vienen cada año en la misma época, en agosto, pero en sus últimos días,
cuando se termina el verano; como son nómadas, pasan en otras temporadas del año por
otras fundaciones y aquí llegan en invierno.
Veloces, los gitanos armaron sus carpas y dentro de ellas se escuchaba gran bullicio en una
jerga que ninguno de los allí presentes entendía; hablaban en su lengua nativa, el romaní.
Mientras las mujeres leían las palmas de las manos y las cartas de la baraja española,
Antonio tomó la guitarra y con su hermana Yesenia entonando estos versos:
la alegría y el pan
Esos cánticos eran la pura y viva expresión de la cultura gitana, cuyo lema es su libertad.
Detesta toda clase de ataduras y prejuicios, a pesar del amor, el respeto y la solidaridad que
le inspiran sus amigos, los payo.
Respondió:
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Rom = Hombre.
Romí = Mujer.
Chavó = Hijo.
Chaví = Hija.
Cojanó = Mentiroso.
Cojaní = Mentirosa.
Caló = Masculino.
Calí = Femenino.
Como los gitanos se caracterizaban por sus buenas relaciones humanas, ya habían hecho
entrar a sus carpas a sus amigos que los estaban visitando, entre ellos Mercedes y Pablo.
Extendieron sus colchones de plumas de ganso y encendieron sendos fogones. Sobre las
brasas colocaron carne cecina de cordero sazonada con yerbabuena, romero y laurel.
El gitano Abraham comenzó a tañer su guitarra y, una vez terminada la cena con que
agradecieron la presencia de sus amigos de Timbío, se inició una velada de danzas
orientales, eso sí, entre gitanos; los payos no pudieron participar en esas vistosas
coreografías. Enseguida, Yesenia, Abraham y Salomón entonaron estas coplas:
Contentos, los trasnochados habitantes del pueblo les agradecieron a los gitanos su
visita. Eran las siete de la mañana del nuevo día, cuando un funcionario público llegó
hasta las carpas y preguntó por el líder de los forasteros. Al notar que Alí, el más veterano
de los gitanos, fue encargado de dialogar con él, les preguntó:
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Salió de la carpa el viejo Alí y los gitanos y las gitanas lo rodearon, como expresando: Si
hay un problema, es de todos.
El funcionario comunicó:
--Por orden del Rey de España y de todas las tierras de América conquistadas por los
españoles, les comunicamos que debemos hacer cumplir la siguiente ley, firmada por el
Rey en Pamplona, España, en 1628. Dice así: ―Los gitanos no pueden pasar o estar en
este reino, so pena de doscientos azotes y cinco años de galeras; y a las gitanas, penas de
cien azotes y destierro perpetuo, y se revocan las licencias para vivir en este reino‖-.
El funcionario enfatizó:
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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descargó las dos grandes petacas de junco; luego éste se hincó de rodillas, recibió del fraile
su bendición, subió corriendo las gradas del campanario y echó a volar las campanas, de
igual manera que cuando en el pueblo ocurría un acontecimiento extraordinario.
El clérigo destapó sus grandes maletas de junco y fue sacando uno a uno los ornamentos
sagrados: la custodia, el cáliz, las vinajeras, y de una vez por todas celebró el santo
sacrificio de la misa, de espaldas al pueblo y en latín antiguo. Terminados los oficios
religiosos pasó sus yertas manos a cada uno de los feligreses y, acto seguido, impuso sus
frías manos sobre las cabecitas de los niños, que lloraban aterrorizados.
--¿Por qué no nos habla?-- replicaron los presentes--. Su piel es muy pálida y sus manos
son muy frías.
El pueblo presenció asombrado cómo el fraile se puso el capuchón café sobre su cabeza,
cruzó los brazos introduciéndolos en sus anchas mangas, inclinó su cabeza en señal de
recogimiento, comenzó a caminar lentamente sin despedirse de sus feligreses y se perdió
por un antiguo callejón del pueblo adonde en futura oportunidad habría de ingresar
cubierto de gloria el Libertador Simón Bolívar.
Cuentan los ancianos de este hermoso pueblo que en las noches oscuras y lluviosas ven
al fraile caminar lentamente por las calles del pueblo con su amplia túnica café, ceñida a la
cintura con un largo cordón blanco, con sus sandalias de cuero marrón, que dejan ver sus
blanquísimos pies, pero camina un poco agachado ocultando su rostro con su amplio
capuchón.
El sacristán vive convencido de que cada día a las cinco de la mañana, cuando prepara el
altar para que el sacerdote oficie la misa, ve pasar de refilón al fraile, que otras veces lo ve
subir lentamente por las gradas al campanario… y en ocasiones lo ve sentado al piano y se
le escucha interpretar música religiosa gregoriana. Que el día de San Isidro, al amanecer,
lo ve deambulando alrededor del parque de la iglesia o sentado en el atrio de la misma,
profundamente entristecido.
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--¡Gracias, oh, Dios, por darnos a gozar de la belleza de este árbol, y permitirnos el
aire puro!
Pero siempre les preguntaban intrigados a alguna persona del pueblo: ―Cuénteme,
por favor, ¿este árbol de qué es?‖
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--Además, dicen los lugareños que este árbol tricentenario jamás ha dado fruto.
¿Entonces, cómo hacen ustedes para saber si es de mango o no?
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Y él la describió así:
--Ella es alta, muy elegante, usa un vestido negro de seda, de su falda sobresale
un fino encaje blanco. ¡Y es muy coqueta!
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Algunos de sus habitantes estaban bajo el efecto de una pesadilla y solo hasta el
día siguiente vieron el dantesco espectáculo, que jamás olvidaría por el resto de sus
vidas: el hermoso árbol de mango yacía cadavérico, extendido, retorciéndose sobre
el polvo a la vera del camino; sus venas rotas, deshechas sus arterias, como un
héroe que había ganado mil batallas.
Recibió muchos honores y el pueblo lo lloró como a uno más de sus mejores
hijos. Los enamorados que desfilaban a su lado observaban si aún en su tronco
conservaba las iniciales, que habían grabado aun siendo niños, cuando se habían
jurado amor eterno e iniciado sus primeras relaciones amorosas. Hoy, en el lugar
donde nació, creció y murió el mitológico árbol mango, solo queda un bloque de
cemento, lúgubre y frio, que cual triste camposanto, luce yerto y abandonado; lo
que antes representaba un símbolo de vida, hoy alberga sus cenizas.
Su atroz muerte sirvió como lección para que las nuevas generaciones aprendieran a
amar y respetar la naturaleza. Y como en aquel hermoso y noble pueblo todos sus
habitantes eran poetas, le compusieron una lluvia de floridos versos.
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
A las seis de la mañana la madre sirvió el desayuno, para que tanto el joven como sus
tres hermanas salieran rumbo al colegio.
--Julio César, quédate unos minutos porque necesito hablar contigo —ordenó ella.
--Está bien, madre, habla.
--Tu padre está muy enfermo y nuestra situación económica es precaria; lo siento mucho,
pero tienes que abandonar tu colegio y contribuir con la manutención y el estudio de tus
pequeñas hermanas.
-Está bien madre, lo haré.
Salió a la calle reflexionando en su triste destino. Había caminado escasas dos cuadras
cuando unos niños que corrían detrás de él le dijeron:
--Julio César, tu padre acaba de morir
El muchacho giró, se cubrió el rostro con las manos y lloró desconsoladamente.
Tras dos semanas de luto, se comunicó con uno de sus tíos, quien le dijo:
--Julio César, me encuentro trabajando en un pueblo llamado Timbío, es muy acogedor y
sus habitantes están dotados de una gran calidez humana.
Julio César arregló las maletas y partió a ese lugar desconocido. Al despedirse de su
madre, ésta le dio muchos consejos y su bendición.
Y así fue como el adolecente Julio César, por azares del destino, llegó a Timbío la noche
de Viernes Santo. A escasos minutos de Popayán está ubicada la población, famosa
porque en ella se celebra una de las Semanas Santas más fastuosas del mundo.
Su tío lo llevó a presenciar los desfiles sacros, la solemnidad lo dejó maravillado, además
del esplendor de las procesiones.
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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--Es cierto, esta es una de las Semanas Santa más hermosas del mundo.
Estaba absorto observando el paso de María Magdalena cuando bajó la mirada hacia las
personas que desfilaban a su lado. De repente vio a una hermosa niña extasiada mirando la
misma anda que él acababa de contemplar.
Tenía ella cubierta su cabeza con un velo de blonda y su rostro era de un blanco pálido
que contrastaba con la oscuridad de la noche. Bajó la mirada y, sin premeditarlo, se
encontró con los ojos inquisidores de Julio César. Él se acercó sigilosamente para que ésta
no esquivara la mirada y le preguntó:
--¿Cuál es tu nombre?
--Magdalena--, le respondió.
--Magdalena, ¿Cómo la piadosa mujer de la procesión?
--Sí.
--No me lo digas-- contestó Julio César--. Porque además tienes un asombroso parecido
con aquella mujer que amó a Jesús durante su vida pública. Tu hermosa cabellera, tus
lindos ojos negros, tu blanca y pálida tez y tus rojos labios me transportan a otro mundo
maravilloso, ese mundo ideal ubicado en un plano metafísico en el cual los seres humanos
deseamos vivir; pero lo que más me impresiona de ti, es la espiritualidad que irradias.
Tras una breve pausa, Julio César le pidió:
--Permíteme tomar tu mano para saber si eres real o quizá sea el fruto de mi fantasía. O
tal vez suceda que estoy impresionado por esta Semana Santa ¡Tan hermosa! Jamás había
vistió algo así en mi vida.
La procesión del Viernes Santo continuaba el desfile con sus síndicos y cargueros; el
olor a parafina de los velones con sus respectivos moqueros; el aroma de las iridiscentes
flores que adornaban las andas; el incienso que formaba espesas humaredas trasladaron a
este par de adolescentes a un mundo dedicado únicamente para los enamorados. Así más
tarde tuvieran que separarse por insólitas cosas del destino. Eran las doce de la noche y,
como en un cuento de hadas, la joven cenicienta se separó de su príncipe azul diciendo:
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Estos dos personajes de la ciudad de Popayán se cruzaron sendos saludos sin prever quizá
que tanto el pueblo caucano como payanés los inmortalizaría, como los dos protagonistas
típicos más queridos de la ciudad; tanto sería así que se creó por decreto la condecoración
el mérito musical, ―Flauta de Chancaca‖. Y en cuanto a Guineo respecta, los mejores
fotógrafos lo plasmarían con su lente y sus álbumes perdurarían para la posteridad.
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Este personaje lo miró; pero no dijo nada, hasta cuando hubo terminado la composición
musical.
Entonces le gritó:
-- ¡Guineo, súbele el ruedo a la sotana porque te vas a caer!
Este no le respondió tampoco, porque lo interrumpieron unos transeúntes que le dijeron:
--Guineo, llevas la Biblia al revés
Y él muy furioso les contestó con unas palabras de grueso calibre y agregó:
--Eso le pasa a uno por prestar sus cosas, las presta buenas y se las devuelven al revés.
Guineo caminaba a paso rápido, para llegar a otro de sus sitios preferidos: el Parque
Caldas, al cual le daba vuelta una y mil veces y jamás se cansaba de admirarlo. Cada vez
que le daba la vuelta a éste, la emprendía contra los gobernantes de turno: políticos,
sacerdotes, funcionarios públicos, agentes del orden, en fin contra todo el que se cruzara en
su camino.
Dicen que era el crítico número uno, para que todo marchara bien en la ciudad de sus
sueños. Algunos los tildaban de loco; otros, de demasiado inteligente; la mayoría, el más
valiente ciudadano.
Al decir ciertas verdades, que otros no se atrevían a confesar, no faltó fotógrafo alguno
que plasmara su imagen en alguna postal o amplificación que hoy se conserva como una
reliquia.
¿Quién le proporcionaba los trajes a Guineo, y lo asesoraba sobre cuál usar o a cuál
personaje imitar?
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Nunca se supo pero ciertamente, cada día cruzaba el puente El Humilladero, muy
tempranito, caminando a paso rápido, rumbo al Parque Caldas, unas veces vestido de cura,
otras de capitán, a veces de agente de orden o de agente de tránsito; en fin de una serie de
personajes, y algunas otras veces como un simple ciudadano. Manejaba el discurso del día
que repetía con voz de parlante de acuerdo a los últimos sucesos.
Difícil que se apartase de Popayán, la Ciudad Blanca, pero esa mañana estaba dentro
sus planes viajar a un pueblo muy cercano a quien él también amaba: Timbío. Vestido de
cura, con una sotana larga, a pesar de su pequeño cuerpo, significaba pisar el borde de la
misma; entonces la levantó un poco con sus manos y trató de correr; en efecto, esperó que
una chiva que pasaba frente a la catedral; detuviese su marcha y a la velocidad de un rayo
se trepó en la parte posterior y se agarró fuertemente de la escalera. El vehículo le dio la
vuelta al Parque Caldas, y salió por la calle cuarta rumbo al barrio la Esmeralda, por la
carretera Panamericana, con destino a la población de Timbío.
Cuando Guineo llegó al pueblo, se bajó en la calle dieciséis y caminó en dirección a la
Iglesia de San Pedro, pero faltando escasas dos cuadras, vio un tumulto de gente frente a
una casa, y con voz imperativa y fuerte preguntó:
--¿Qué sucedió aquí?
Le respondieron los dolientes:
--¡Mi papá que acabó de fallecer, padre!
Con voz de mando, autorizó Guineo:
--¡Haber éntrense todos, y vamos a rezar pronto, no se queden ahí parados como una
estaca!
Como los dolientes estaban parados, más por deber que por el valor que sentían, porque
sus fuerzas estaban menguadas; por la pena moral de haber perdido a un ser querido, por el
cansancio de un viaje tan extenuante y como el sueño los vencía, no dudaron un instante
que se trataba del cura del pueblo.
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Cuando Guineo les dió la orden de arrodillarse, los dolientes fueron los primeros en
obedecer; él rezó muy bonito y con voz muy fuerte pero cuando llegó al réquiem dijo así:
--Réquiem eterna donáis domine a la luz perpetua lusha deis réquiem cantim paz Amén.
Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz así sea,
Amén.
--A las ánimas benditas del purgatorio ¿Quién las pudiera aliviar? Que Dios las saque de
penas y las lleve a descargar.
Cuatro veces consecutivas repitió el réquiem pero a la quinta vez la gente soltó fuertes
carcajadas y el velorio se convirtió en una verdadera galería, los presentes hablaban y
reían, salvo los dolientes.
Alguien gritó:
Los dolientes que se habían caracterizado por su cordura y buenas maneras, montaron en
cólera y veloces como el viento se abalanzaron contra Guineo; los timbianos,
profundamente preocupados corrieron en su ayuda y lo soltaron de las manos de los
dolientes, lo tomaron fuertemente del brazo para ayudarlo a correr y protegerlo, pero los
dolientes lo perseguían como enloquecidos y él parecía volar con su larga sotana, con tan
mala suerte que se enredó en ella y cayó de cabeza en el piso, como evidentemente se lo
había pronosticado horas antes su amigo Chancaca cerca el puente El Humilladero.
Los timbianos lo levantaron del suelo, ensangrentado, sus dos dietes rotos, su rostro muy
congestionado, y su sotana sucia y rota, el bonete negro se lo llevó el viento y quedó
perdido entre las personas que exclamaban:
--¡Corre, Guineo, corre…!
Lo sacaron hasta la carretera Panamericana; cuando de pronto apareció el cura del
pueblo, una persona muy humanitaria y condescendiente, que le preguntó:
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La chiva continuó su marcha a gran velocidad y Guineo le dio gracias a Dios, porque
por un momento creyó que el excombatiente de guerra lo iba a volver papilla
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sinceró también con él y le contó otra historia similar; que le había ocurrido a él en
Timbío; y que no tenía nada que ver con los velorios, sino con una hermosa colegiala
según él, de la cual se había enamorado, cuando era joven, perdidamente, y que los padres
de aquella niña lo habían amenazado de muerte si regresaba a llevarle serenatas y a
perseguirla como siempre lo había hecho.
Levantó el litro de tapetusa y dijo.
--―Brindo por la mujer que yo más quiero, mas no por esa‖, yo brindo, por una hermosa
colegiala de los ojos negros.
Entonces Guineo soltó una estruendosa carcajada, que retumbó bajo los arcos del puente
El Humilladero. Dieron tres pasos aproximadamente y se ubicaron bien cerca del río
Molino, a observar muy lívidos las mansas aguas, que parecían estancadas, y comenzaron
a recordar cómo en otra época las mismas, corrían tormentosas y límpidas. Chancaca
agregó:
--Eso no es nada, para lo que nos espera.
Y mostrando la majestuosidad del puente El Humilladero dijo:
--¡Mucha agua correrá bajo éste puente, hasta ver que las nuevas generaciones
encuentren el equilibrio con la naturaleza y escapen de la ira de la misma, por el daño que
le hemos causado!
Siguieron brindando a pico de botella; hasta quedar profundamente dormidos, sobre las
perfumadas flores de lirio amarillo bajo los arcos del puente El Humilladero. Guineo, con
intensas pesadillas, veía al excombatiente timbiano de la Segunda Guerra Mundial
convertido en inmensos molinos de viento que: como un quijotesco guerrero, peleaba a
muerte con ellos, y Chancaca por su lado, en alto estado de alicoramiento, soñaba con su
hermosa colegiala de los ojos negros timbiana, transformada por intervalos en su hermosa
Dulcinea.
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Ese día, fecha y hora, un viernes nueve de diciembre, llegó al mundo un niño a quien
más tarde apodarían Abdalá, El fakire indú.
Hoy, ya adulto, pensaba en el hogar de su infancia, conformado por José, maestro de
escuela, y María, ama de casa y nieta de abuelo gitano. Estos pensamientos lo hicieron
retroceder la película del tiempo, reencontrarse con sus ancestros y recordar cuando de
niño, adivinaba algunos acontecimientos, leía acertadamente la palma de la mano; y con
mucho conocimiento, revolvía las cartas de la baraja española e interpretaba los sueños a
sus vecinas, y éstas eufóricas le pagaban las consultas con caramelos, lo cargaban y lo
lanzaban al aire de la alegría que sentían. Reflexionando en ello encontró una explicación
lógica a sus actuales andanzas, después de leer la carta que acababa de recibir y que
decidiría de una vez por todo su futuro artístico.
De repente, una voz circense anunciaba el programa de la función vespertina, que lo hizo
volver a la realidad y ubicarse en el espacio y tiempo determinados. Abdalá, El fakire indú,
llamaba aquel actor nato y polifacético, muy querido por el público, que de igual manera se
desempeñaba como payaso, mago, ilusionista, trapecista, contorsionista, como actor
dramático y declamador de buena poesía. Pero le impresionaba al público ávido de
emociones fuertes, el número que incluía caminar con los pies descalzos sobre carbones
encendidos, acostarse sobre el lecho de cortantes vidrios o aguzadas puntillas o cuando su
cuerpo era bombardeado por afilados cuchillos sin lograr herirlo, o cuando escapaba de una
estrecha caja en la cual permanecía atado de manos, sin sufrir el más leve rasguño.
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Los niños lo querían más como payaso y se desternillaban de la risa con sus pilatunas.
Algunas señoras querían ver el fakire como trapecista y otros niños como ilusionista o
mago, para que hiciera aparecer palomas, conejos y una cadena interminable de anudadas y
coloridas pañoletas, dentro de su sombrero. También entre el público, se destacaban los
amantes de la bella poesía, quienes le solicitaron declamar ―A Garrick‖.
--Necesito que me responda unas preguntas para publicarlas en el periódico del pueblo.
Abdalá accedió gustoso.
--¿Cómo empezó su vida artística Abdalá, El fakire?
Respondió:
--Cuando era niño y estaba en la escuela, llegó un circo a Timbío, aquel al que amo tanto
y muy pronto regresaré. Quedé maravillado con las actuaciones de los magos y actores;
cuando se terminaba la jornada escolar, me iba con mi hermano mayor a mirar por los
rotitos de la carpa, y el mago, que había notado mi interés en aprender, me hacía pasar sin
pagar y prometió enseñarme siempre y cuando trabajara con ellos en el circo, cuando
cumpliera la mayoría de edad. le prometí que sí y lo cumplí, ya llevo muchos años
trabajando.
Alí, se llamaba el anciano de cabellos largos y plateados, que amaba a los niños y a las
niñas, porque nunca tuvo la fortuna de ser padre y él les permitia ver la función sin pagar
cuando no tenían dinero. El me enseñó a hacer aparecer y desaparecer billetes y monedas,
palomas, conejos, botellas de gaseosa, pañuelos de colores y muchos trucos más. Él ha
entregado su vida por completo al circo y esta es su familia. Recorrimos muchas ciudades
y pueblos y salimos del país en la ―época dorada‖ del circo, porque luego llegó la
televisión y la popularidad del mismo bajó. Había días en que no conseguíamos ni para
alimentarnos, entonces los actores y actrices desertaron, abandonaron el circo, y quedamos
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solos el viejo Alí y yo, con la carpa raída por el tiempo, y fue así como me correspondió
desempeñarme en diferentes roles, dada la necesidad. Esta profesión es muy grata, sobre
todo cuando llegamos a los pueblos y las primeras personas que nos reciben son los niños
con todo el cariño y la alegría; cuando me ven, exclaman: ¡Llegó el payaso Abdalá, que
alegría!
De pronto se escucharon unos gritos de niños que pedían se iniciara pronto la función. El
fakire Abdalah interrumpió el reportaje y complació al respetable público en cuanto le
solicitó: caminó sobre carbones encendidos, se acostó en un colchón de vidrios y puntillas
aguzadas, de pies delante de una tabla le lanzaron cortantes cuchillos sin lograr herirlo. El
público lo aplaudía frenéticamente. Cuando se abrió el telón, vestido con el traje de mago
hizo aparecer palomas, conejos, billetes y monedas de todas las denominaciones. Absortos,
los espectadores no lo podían creer. El resto le pidió que declamara ―A Garrik.‖ Abdalá el
Fakire lo hizo con tanta naturalidad que al finalizar cuando repitió ―Nadie en lo alegre de
la risa fie, porque en los seres que el dolor devora, el alma llora cuando el rostro ríe‖,
lloró en forma tan dramática, que el público se colocó de pies y lo aplaudió frenético,
exclamando:
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Hoy Abdalá el Fakire, que no era ningún actor hindú ni árabe, sino un pueblerino
timbiano, caucano y colombiano, camina anciano y enfermo por las calles de su pueblo,
como la mayoría de los actores, músicos, cantantes, pintores, escultores, escritores,
periodistas, poetas y amantes del arte del país, sin protección social, recordando su vida
como actor circense, en su época dorada.
Sin embargo, hace ingentes esfuerzos en algunas oportunidades, para colaborar
trabajando como payaso, recolectar fondos y ayudar de esa manera a alguna escuelita de
barrio o vereda pobres. Y afirma:
-Lo que más me satisface es que aún logro arrancar sonoras carcajadas entre mi público
más querido; ¡los niños!...
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Como dijese el gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la obra
cumbre de la literatura universal, El Quijote:
“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”, existió un alcalde
muy parecido a su escudero Sancho Panza, bonachón y folclórico, que recorría todos los
días el pequeño pueblo caminando por sus angostas y empedradas calles, con sus grandes
zapatos de cuero que chillaban o por mejor decir, rechinaban cada que marcaba un paso.
En sus constantes recorridos prefería caminar por los andenes de las casas para
encontrarse cara a cara con su pueblo.
-- ya pasa el alcalde –murmuraba la gente al oír el chirrido de sus zapatos.
. Cuando llegaba un forastero le preguntaba a los habitantes raizales:
--Por qué predicen ustedes el paso del alcalde?
Y ellos le respondían en tono jocoso:
–Porque el chillido de sus zapatos lo delatan con mucha anticipación-.
El alcalde saludaba a los niños con mucho cariño y un ¡Qué hubo chilletas! Y les daba
una palmadita en la cabeza, a sus amigos: con una palmada en la espalda y un ¡Qué hubo
bellaco! El alcalde era un personaje folclórico pero muy querido por el pueblo.
En su recorrido diario el alcalde entraba a visitar a los enfermos y les llevaba algún
presente, acompañaba a los muertos hasta su última morada, en los bautizos de los niños lo
acogían como su padrino, de manera y suerte que el alcalde era compadre de todo el
pueblo y las nuevas generaciones, sus ahijados. Los jóvenes que se unían en matrimonio
también lo nombraban su padrino.
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El salario del alcalde era exiguo y únicamente le alcanzaba a duras penas para cumplir
con sus compromisos sociales: ahijados, cumpleaños, matrimonios, primeras comuniones,
grados, regalos de navidad y año nuevo entre otros, muchos de sus gobernados lo llamaban
Papá Noel.
Cuando los niños veían al alcalde lo saludaban con mucho cariño, y él les preguntaba con
mucho interés: ―¿A qué están jugando?‖
Ellos respondían:
--A los escondidos.
Y él con mucho cariño jugaba con ellos un ratito; escondiéndose detrás de los gruesos
árboles de pino y tulipán africano que adornaban el parque principal. Por momentos el
alcalde se sentaba un poco cansado y sacaba del bolsillo de la chaqueta una bolsita de
terciopelo verde; que contenía un trozo de grasa animal, se retiraba sus zapatos y los
untaba de aquella gordana. Los niños intrigados le preguntaban:
--¿Para qué unta sus zapatos de aquello?
Y el alcalde les respondía:
--Es que a estos benditos zapatos todavía no los he podido amansar y me tallan mucho en
el talón.
En cierta ocasión; cuando el alcalde realizaba una de sus acostumbradas correrías diarias
por el pueblo; tomó la sombra de los andenes de las casas, pero sus zapatos lo delataron
como siempre; cuando chillaron, y sus gobernados dijeron: ―Es el santo y seña, ya viene el
alcalde…‖
Y él los saludó familiarmente y les dijo:
--En mi vida he tenido dos cosas difíciles de amansar; mis zapatos y el potro brioso en el
que me montó el pueblo… la alcaldía‖.
Por la noche recorría el pueblo en la penumbra, a causa de la energía deficiente
generada por una planta con motor a gasolina; en medio de la oscuridad se destacaba el
alcalde porque usaba para el frío septembrino una ruana blanquísima, saludaba a los
jóvenes, los reconvenía para que se fueran a dormir temprano a la casa, y les aconsejaba:
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Cuidaba el alcalde del medio ambiente y amaba las plantas, invitaba al pueblo a ahorrar
energía, y siendo él la última persona que se acostaba, de paso apagaba la luz.
Una noche que parecía el día, la luna llena alumbraba más que de costumbre, parecía el
sol, el pueblo sorprendido se preguntó:
--¿Por qué no habrá pasado la ronda el alcalde?
--¿Será que está cansado?-- respondieron algunos.
--¡Tantos años gobernando! ¡Es justo que descanse! --dijeron otros.
--¡Es cansancio! Son muchas las reelecciones que ha tenido que resistir. --replicaron los
más analíticos.
La hermosa mañana de octubre siguiente, los guayacanes ornamentales amarillos del
parque amanecieron desgajándose de flores y un aroma indescriptible invadió todo el
pueblo, y con ella la noticia. Un funcionario con voz entrecortada por el llanto, leyó un
bando haciendo tañer el redoblante:
--Le comunicamos al pueblo en general que: nuestro querido alcalde acaba de entregar su
alma al Señor….
El pueblo consternado lo lloró durante tres días y tres noches, las mujeres del pueblo le
guardaron un luto riguroso y durante dos meses llevaron sobre sus cabezas un velo negro
en señal de duelo, los hombres se colocaron un brazalete negro en su antebrazo, en las
ventanas de las casas se izaron a media asta, atadas con una cinta negra, sendas banderas:
de Colombia y del municipio. Su féretro permaneció en cámara ardiente en el Salón del
Consejo Municipal y los excombatientes de la guerra de Tarapacá le rindieron un sentido
homenaje póstumo y entonaron a toda voz los Himnos de Colombia y el Municipio. El
Benemèrito Cuerpo de Bomberos leyó una resolución de duelo y colocó su vida como
ejemplo para las generaciones futuras. El sacerdote del pueblo en su misa de Réquiem
destacó sus virtudes.
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Finalmente los niños del pueblo conformaron un coro y con sus angelicales voces le
cantaron: ―Tu eres mi amigo del alma realmente el amigo, que en cada jornada está
siempre conmigo, aunque eres un hombre aún tienes alma de niño…‖
La gente visiblemente conmovida lloró hasta el cansancio.
Cuando el cadáver salió de la iglesia se formó una calle de honor desde el atrio hasta el
cementerio y al paso lento de la carroza fúnebre el pueblo le lanzaba flores blancas y
despedían a su alcalde con una leve inclinación de cabeza. Sus amigos y el pueblo en
general, lo acompañaron hasta su última morada y cuando descendió su cuerpo a la
sepultura; le lanzaron una lluvia de claveles rojos a su tumba y luego le colocaron en su
lápida el siguiente epitafio: “AQUÍ YACE EL ALCALDE MÁS BUENO DEL MUNDO”.
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Retumbaron en el ambiente sonoras carcajadas, mientras en una cama yacía una niña
muy bonita, de piel trigueña y levemente sonrosada por la fiebre, ojos oscuros adornados
con largas pestañas, labios rojos y cabello castaño, largo y abundante, dientes aperlados
que hacía rechinar con fuerza; su boca expulsaba por momentos espumosa saliva, cuando
un temblor inusitado se apoderaba de su cuerpo. Entonces sus expresivos ojos se dilataron
más cuando gritaba:
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--Un día viernes en la tarde me acerqué a las macetas de geranios a contemplar sus
hermosas flores…, cuando de pronto escuché una bella melodía que provenía del aire.
Miré a mí alrededor y observé que un lindo niño estaba a mi lado y me sonreía muy feliz;
usaba un gran sombrero, pero sus pies estaban torcidos-.
--¿Cómo?--- inquirió el sacerdote- -¿Torcidos?-.
--Sí--- respondió Rosita --. -El pie derecho ocupaba la pierna izquierda y éste, a su vez,
la derecha-.
--¿Qué más?
--Todos los días me visitaba y traía fragantes ramos de flores, deliciosos dulces y toda
clase de golosinas que robaba en las tiendas vecinas-.
--¿Y tú lo quieres?
--No lo sé; me embarga un raro sentimiento que no puedo descifrar si es amor, ternura,
odio o temor-.
--Hija: si tú lo vuelves a ver, déjalo entrar y yo lo recibo con agua bendita, el Santo
Cristo y rezo muchas plegarias.
El sacerdote montó guardia a partir de aquel día en la puerta de entrada de la habitación
de la niña, esperando a aquel espíritu inquieto. En cierta ocasión eran las once y media de
la noche cuando unos gritos desgarradores despertaron al cura, que tomó el Santo Cristo y
preguntó asustado:
--¿Qué pasó?
Replicó Rosita:
--¡Mírenlo en la ventana, me está llamando!-.
--¿Dónde? ¡No lo veo!-.
El párroco ungió la frente de la niña con aceite bendito y roció tierra santa de Jerusalén a
su alrededor, y pronto se escuchó un ruido estrepitoso como si hubiese estallado un
petardo. Las veladoras se apagaron y a lo lejos se escuchó el llanto triste de un niño.
Rosita musitó:
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--Allá va por el aire y lleva en sus manos una pequeña guitarra que hace tañer,
¡escuchen!..-.
Se despidió el duende muy triste, entonando con su pequeña guitarra hermosas melodías
que se esparcían con el viento…
Con monotonía y tristeza va corriendo el tiempo y el pueblo recuerda con gran nostalgia
a Rosita en su juventud, y con el trascurso del tiempo a una señora muy bonita que en su
juventud tuvo muchos y muchos admiradores por su sin igual belleza. Tanto sería así, que
hasta el duende se enamoró de ella, la colmó de tantas y tantas flores y golosinas y además
que con su guitarra le entonó las más hermosas canciones.
Su familia vive hoy en una casa solariega rodeada por muchos niños desamparados y
olvidados por la sociedad, para que tengan una infancia feliz, similar a la que a Rosita le
correspondió vivir antes de que el duende la persiguiera con tanta insistencia y rebeldía. En
la entrada de la casa solariega, adornada con bellos jardines, se aprecia un óleo de Rosita,
en el dintel de la puerta se lee la siguiente inscripción: Aquí vivió Rosita, la enduendada.
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Querido amigo ¿Qué tal estás? Me imagino que ¡muy bien…! Con la satisfacción que
causa el deber cumplido.
¡Con tantos sucesos que se agolpan en mi mente! Recuerdo que tú naciste en la hermosa
Popayán un cuatro (4) de octubre de 1768, protegido por Venus, diosa de la belleza, del
amor y la armonía; tú símbolo es la balanza de la justicia que rigió tu corta existencia,
contradictoriamente, fue la injusticia que cegó tu vida. En fin ¿Para qué hablarte de
astrología, si tú eras el genio de la Astronomía?
Otra de las múltiples facetas de tu vida fue el amor por la poesía; estoy plenamente
convencida que quien ama la naturaleza y al hombre; como el centro de la creación del
universo, no puede menos que rendirle un tributo de agradecimiento al Creador. Mi abuelo
declamaba algunos versos, pero yo era muy pequeña aún, para gravarlos en su totalidad.
Recuerdo uno de ellos:
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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También me decía que en 1815, cuando los españoles invadieron el centro del país, tú
regresaste a tu amada Popayán, y que luego te refugiaste en tu bella Hacienda de
Paispamba (o País de los Vientos), rodeado por la naturaleza, con rica flora y fauna, objeto
de tus estudios científicos, que te merecieron el Título de Hombre de Ciencia, construiste
un molino y que alrededor del mismo había un hermoso jardín, con tus plantas predilectas,
como pensamientos de variados matices, perfumadas rosas, geranios y claveles; tímidas
violetas, estrelladas cinerarias, rosadas hortensias e inmaculadas margaritas; sin dejar de
lado los cartuchos, que cual blancas alfombras perfumaban el ambiente al pasar el viento
en tu querida Paispamba ¿Y qué decir de tus famosos jardines encantados…? Que por
cosas del destino… fue en esta especie de paraíso terrenal donde te tomaron prisionero los
gendarmes españoles, para cegar tu valiosa vida, por el único delito de haber contribuido a
la causa de LA INDEPENDENCIA DE TU ADORADA PATRIA… COLOMBIA.
Finalmente, te comento que: en la ciudad de tus sueños, Popayán, hoy existe un gran
parque; que lleva tu nombre y semeja un inmenso jardín con floridos guayacanes color lila
y amarillos, magnolias, cipreses, araucarias y perfumados lirios amarillos, símbolo de tu
sabiduría. En el centro del mismo se erige una hermosa escultura del artista francés Verlet,
fundida en bronce, y una placa que dice: ―AL SABIO FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS‖.
En el Panteón de los Próceres reposan tus restos mortales, de los cuales dijo el poeta
Guillermo Valencia; al cumplir el primer centenario de tu muerte: “Como símbolo integral
se inicia este desfile con la urna vacía de Torres…síguele de cerca nuestros Sabio
epónimo. Mezcla el martirio, sobre el ara sangrienta… de los cráneos que hoy aún duran,
sólo el de Caldas ostenta magna brecha, que hendió el esbirro para que acabaste de fluir
la vida, de aquella ánfora sagrada del civismo, de la piedad, de la sabiduría ¡Gloria a su
gloria!
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Francisco José de Caldas: ¡Si pudieras salir de tu sepulcro! Y retornar luego a tú Nueva
Granada, hoy República de Colombia; verías tú allí, el horrible cambio que hizo tu muerte
en nuestra Patria.
Termino esta carta confesándote que a pesar de haber transcurrido tantos años de tu
muerte, fue muy triste para mí, recordar episodios tan dolorosos de la historia de mi Patria
y que más de una vez lloré sobre la misma, dificultándose así, aún más; mi despedida…
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
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Un elegante caballero, ataviado con frac, sobretodo y zapatos negros, corbatín rojo y
bufanda azul turquí, a la usanza europea, llevaba en el ojal de la solapa un botón de rosa
blanca. Miró como intrigado y parecía querer hablar, pero no lo hacía. Ella lo invitó a
seguir y él asintió con una leve inclinación de cabeza y una contagiosa sonrisa; caminó a su
lado y atravesó la platea y se sentaron los dos en la primera fila.
El escenario estaba bien dispuesto, con un espléndido arreglo floral, diez sillas,
micrófonos y un vaso con agua para cada uno de los invitados de la mesa principal quienes
se disponían a dar apertura al evento.
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PARA UNA PRAXIS DE LA LITERATURA EN LA ESCUELA:
Enseñar a escribir escribiendo Myriam Cerón de Sandoval
Cuando les correspondió iniciar el recital poético a los participantes de la mesa número
1, la dama recobró el conocimiento en momentos en que era su turno. Vio entonces con
sorpresa que el ‗Caballero elegante vestido de negro‘ se había trasladado al palco de honor
asignado a visitantes ilustres en la cuarta planta del recinto; desde allí aplaudía y cuando en
las expresiones poéticas se mencionaba a Popayán, su emotividad resultaba contagiosa.
Pasaron una a una las personas de todas las etnias, clases sociales, edades e ideologías,
entre otras, en lo que un importante diario de la ciudad denominó ‗El Anarkos literario‘. Y
el caballero miraba y miraba… y escuchaba perplejo, pero se hizo aún más notorio su
interés cuando intervinieron un poeta afrodescendiente y una de la comunidad indígena,
quien con su atuendo típico hizo la lectura de su poema intercultural. Igual sucedió cuando
una ciudadana francesa leyó sus versos en español y en francés. A su turno, otro poeta de
la Asociación, leyó poemas en cinco idiomas y los tradujo al español.
En el momento en que le llegó el turno a la mesa integrada por estudiantes entre seis y
doce años de edad, el ‗Caballero‘ situado en el palco se dirigió a la segunda planta y se
ubicó al lado izquierdo para observar mejor las actuaciones, y con angustia miró cómo uno
de los fotógrafos trataba de enfocar a una niña de tan sólo siete años que leía su poesía
propia, pero el atril cubría totalmente su diminuto cuerpo y esto hizo que los encargados de
la logística subsanaran pronto el impasse y todo siguió en perfecto orden. Acto seguido,
una monja con visible desespero se afanaba para leer sus obras y los concurrentes
aplaudían, pero como en una extraña simbiosis entre el público y el caballero, los aplausos
hacían eco en el ámbito del teatro.
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La última vez que observé al ‗Caballero elegante‘ fue en el momento en que la ‗Mesa
especial‘ cerró con broche de oro y se leyó la proclama en la cual se declaraba a ‗Popayán,
capital mundial de la poesía‟, y acto seguido al fondo se escuchaba el hermoso poema
Elegía a Popayán, en la cadenciosa voz de un declamador.
En ese preciso instante tuve la sensación de que alguien se hallaba sentado a mi lado.
Miré y era ‗El caballero de frac oscuro‘, quien de nuevo me miraba a los ojos fijamente,
pero los suyos estaban anegados en lágrimas. Aunque sus labios no necesitaban hablar, yo
entendía el lenguaje de sus ojos. Se acercó un poco más hacia mí y me estrechó contra su
pecho; también comprendí su lenguaje e intuí que se estaba despidiendo. Del ojal de la
solapa de su frac sacó un botón de rosa blanca y lo depositó en mis manos. Lo acerqué con
parsimonia a mis labios, aspiré su aroma y lo lancé al aire, porque sentí en mis manos un
calor inusitado cuando, de repente, el recinto se percibió invadido por un aroma de rosas.
Todos los presentes se sintieron embriagados con tan fina esencia, e ilusionados no querían
abandonar el preclaro recinto de la música y la poesía, custodiado desde sus aleros por las
ocho Musas inspiradoras de las artes. Dicen que la novena Musa llega en determinadas
fechas al Teatro Guillermo Valencia y que el otro tiempo lo pasa en la Torre del Reloj
dialogando y escribiendo con el Hidalgo Don Quijote de La Mancha, o sentada al pie de un
ciprés en el parque Caldas, como hada tutelar de los ciudadanos payaneses inspirando a los
rapsodas para que pergeñen sus versos. Y también aseguran -pienso que no sin razón- que
sólo regresa al Teatro Guillermo Valencia en las luminiscentes noches de luna llena…
Eran las once y treinta de la noche del 26 de octubre, hora en que los gestores de tan
magno acto literario se disponían a ordenar el Teatro para retornarlo a quienes lo habían
cedido con el objetivo de desarrollar el importante recital poético, cuando vi al ‗Elegante
caballero‘ recorriendo de manera presurosa los pasillos del recinto.
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Puso un pie sobre el andén de la casa-museo Guillermo Valencia y atisbó muy bien la
fachada; pero, antes de abrir su paraguas negro, dirigió su mirada hacia el cielo estrellado y
el rocío de la noche bañó su rostro. En ese preciso instante caminó de modo apresurado
hasta perderse en la noche, bajo los destellos de la luz de la luna…
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CAPÍTULO IX.
MIS POESÍAS
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9.3 A MI PADRE
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En el fuerte de Mastales
Combatieron tus hijos cual “titanes”
Al son de chirimías y canciones
Defendieron con orgullo tus “blasones”.
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En el Centenario de su natalicio
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Junio 6 de 1996
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Estudiante valencista:
Orgulloso y optimista,
Que luces bien tu uniforme
Negándote a ser conforme.
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CAPÍTULO X.
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CAPÍTULO X.
Y LAS NIÑAS
10.1 LA RUEDA
! Adelante José,
Suba bien el pie!
! Hacia la derecha, Roxana,
Impulse bien con gana!
¡Agárrese duro,
Oiga bien, Arturo!
¡Amiga Lorena,
Agarre la cadena!
¡Compañero Lucho,
No se eleve mucho!
Giremos, giremos, giremos con gana,
Porque se acabó el recreo y tocó la campana…
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10.2 MI MUÑECA
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1.7 EL RECREO
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Glosario
ÁNFORA. Cántaro alto y estrecho de cuello largo, con dos asas; muy usado por los antiguos
griegos y romanos.
APOLO. Dios griego de la luz, hijo de Zeus y Latona; junto con Zeus y Latona formaban
parte de la Divina Triada. Protector de las artes, la música, la poesía y la
elocuencia. Se le representa con una lira en la mano o por un carruaje tirado por
cuatro caballos. Su templo más importante se encontraba en Delfos.
ESBIRRO. Alguacil, oficial inferior de justicia. El que sirve a alguien que le paga para ejecutar
violencias o desafueros.
ESCULTURA. Arte de modelar, tallar y esculpir. Los griegos y los romanos se valieron del
mármol y el bronce para inmortalizar la belleza que perduraría para la posteridad.
GENDARME. Hacer parte del cuerpo de una tropa de la gendarmería. En Francia tiene sus
orígenes en la Edad Media.
HEROÍNA. Mujer famosa por sus grandes hechos. La que es protagonista de cualquier drama o
de cualquier otro poema análogo.
HIDALGO. Persona noble que, como tal, estaba exenta de pagar los tributos que pagaban los
villanos. EL Hidalgo constituiría el escalafón más bajo de la jerarquía aristocrática
castellana.
IRISAR. Presentar un cuerpo fajas variadas o reflejos de la luz con los colores del arco iris.
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MASTALES. Fuerte conformado por tres mil guerreros ubicada en el sitio, hoy conocido como
vereda Las Cruces, municipio de Timbío, Cauca; donde el Cacique Payán, luchó a
muerte para impedir la invasión española.
MUSA. Cada una de las nueve (9) deidades, que según la fábula habitaban el Parnaso o en
el Helicón. Protegían las ciencias y las artes liberales. De todas la más importante
fue Caliope, figura con numen o inspiración de los poetas.
OLIMPO. Montaña de Grecia, ubicada entre las provincias de Lárissa y Piería cuya altura es
de 2918 metros sobre el nivel del mar. Según los antiguos griegos, era la morada de
los dioses.
PARNASO. Montaña de Grecia, al norte de Delfos. 2495 msnm. Según la mitología griega era
la residencia de Apolo y las musas. Su nombre actual es Likerí.
TITÁN. Gigante. Según la mitología griega estaba condenado por Júpiter (Padre de los
dioses) a vivir en los infiernos.
VENUS. Diosa romana que fue identificada como la griega afrodita; diosa de la belleza, el
amor y la armonía. Hija de Zeus, Dione y las espumas del mar. (Homero).
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Escribí tímidamente, y lo que escribí tuve la oportunidad de que lo leyeran, y los que
lo leyeron me entendieron; me dijeron que escribiera más, que siguiera escribiendo, y así lo
hice. Pero no quería escribir sola y sólo para mí. Entonces, como educadora decidí que
mis educandos también escribieran; para ello debí prepararme para enseñar el oficio que
yo, hasta ese momento, empíricamente desempeñaba. Acudí a la lectura y al análisis de
la crítica literaria, de la praxis literaria, a seminarios, talleres, contactos con otros
escritores, editores, periódicos, concursos y recitales. Todo lo anterior me permitió
atreverme a enseñar a escribir, a hacer literatura con los niños y adolescentes de mi
escuela, y al final a proponer una metodología para la praxis literaria: primero leer, leer y
comentar; leer y hacer crítica literaria, leer y analizar; leer y escribir; escribir y enseñar a
escribir.
RECONOCIMIENTOS
Primer Puesto Concurso de Cuento Semillas Literarias
Condecoración como Escritora para el Periódico Voces Unidas
Reconocimiento como Fundadora del Cuerpo de Bomberos de Timbío
Reconocimiento como Vicepresidente del Honorable Concejo Municipal de Timbío
Reconocimiento como Presidente de la Comisión de Educación del HCM
Reconocimiento a la Primera Mujer Alcaldesa Profesional del municipio de Timbío
Líder Comunitaria y Estudiantil
Miembro de la Asociación Caucana de Escritores
Líder del Movimiento Cívico Independiente de Timbío
Reconocimiento como Maestra Ejemplar
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