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ARISTOTELES
ARISTOTELES
La metafísica
La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la
de su maestro Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva
sistematización. Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los
principios y de las causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo
que él llama "filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser.
Por ocuparse de las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada
igualmente ciencia de lo divino, ciencia teológica (Theoldgiké épistéme).
Alma y conocimiento
Ética
Política
Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los
animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la
reproducción y la conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero
en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y finalmente en la
ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen
funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar
voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y
apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la
responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad
clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres ni
para los esclavos).
La filosofía de Platón
(- 428 a - 347)
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual
se articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus
obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como
"La República", "Fedón" y "Fedro". Por lo general se considera que la teoría de las Ideas es
propiamente una teoría platónica, pese a que varios estudiosos de Platón, como Burnet o
Taylor, hayan defendido la tesis de que Platón la había tomado directamente de Sócrates.
Los estudios de D. Ross, entre otros, han puesto de manifiesto las insuficiencias de dicha
atribución, apoyando así la interpretación más generalmente aceptada.
La formulación tradicional
La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser,
mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas",
hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente
son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme",
mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa". De
la forma en que Platón se refiere a las Ideas en varias de sus obras como en el "Fedón" (el
alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las Ideas) o en el "Timeo" (el Demiurgo
modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), así como de la afirmación
aristotélica en la "Metafísica" según la cual Platón "separó" las Ideas de las cosas, suele
formar parte de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas la afirmación de la
separación ("khorismós") entre lo sensible y lo inteligible como una característica propia
de ella.
El dualismo sensible/inteligible
Lo inteligible
Lo sensible
El problema del conocimiento había sido abordado ya por los filósofos presocráticos.
Recordemos la distinción hecha por Parménides entre la vía de la opinión y la vía de la
verdad. Existen, para Parménides, dos formas de conocimiento: una basada en los datos
de los sentidos y la otra basada en la razón. La vía de la opinión, en la medida en que
remite a los datos sensibles, procedentes de un mundo aparentemente en devenir, no
constituye un verdadero conocimiento: su falsedad le vendría de la aceptación del no ser,
fuente de todas las contradicciones; en efecto, si el no ser no es ¿cómo confiar en el
conocimiento que derive de su aceptación? El verdadero conocimiento nos lo ofrece la vía
de la razón, al estar basada en el ser y rechazar, por lo tanto, toda contradicción. Por lo
demás, el ser es inmutable, por lo que el verdadero conocimiento ha de ser también
inmutable. La verdad no puede estar sometida a la relatividad de lo sensible.
Para los sofistas, sin embargo, el conocimiento sensible es, simplemente, el conocimiento.
La verdad o falsedad no pueden existir como absolutos, estando sometidas a la relatividad
de la sensación. Si prescindimos de la sensación, prescindimos del conocimiento. Lo que
me parece frío, es frío, según Protágoras, aunque a otro le pueda parecer caliente: y para
él será caliente. La razón debe partir de los datos sensibles para realizar sus operaciones,
por lo que depende absolutamente de ellos. No tiene sentido hablar de un conocimiento
racional como si fuera algo distinto y aún opuesto al conocimiento sensible.
Representa el exponente más relevante de la raíz del pensamiento occidental, nutrido por el saber oriental
y de la antigua Grecia.
A través de los diálogos de Platón, su discípulo, accedemos al pensamiento de Sócrates, quien no nos dejó
ninguna obra escrita.
Se supone que Sócrates perteneció a una familia de buena posición económica siendo una época de
esplendor en Atenas durante sus primeros años de vida.
Sócrates era reconocido por su sobriedad, su austeridad en el vestir, su robusto cuerpo y su capacidad de
resistencia.
Solía percibir señales misteriosas y muchas veces permanecía absorto durante mucho tiempo, como en
estado de éxtasis, presumiblemente debido a su intensa concentración mental.
Siendo muy joven estudió las teorías cosmológicas orientales y occidentales con la esperanza de descubrir
cómo opera la Inteligencia en el universo para lograr el orden del cosmos; pero desilusionado de las
especulaciones de las ciencias naturales, decidió emprender su propio camino en la búsqueda de la
verdadera sabiduría.
Sócrates se convirtió así en un irónico filósofo moral capaz de reconocer su propia ignorancia.
Según algunas fuentes, a Sócrates le interesaba sobre todo la formación del hombre moral y buen
ciudadano, sin embargo, según los diálogos de Platón también fue un gran metafísico que sentó las bases de
una filosofía trascendente.
Es indudable que las primeras obras de Platón contienen el pensamiento de Sócrates, en tanto que sus
escritos posteriores durante su madurez reflejan sus propias ideas en forma independiente.
Sócrates consideró importante la definición universal relacionándola principalmente con la conducta ética,
útil para sostener al hombre en medio del torbellino del relativismo sofista.
Por ejemplo: si tenemos una definición de la justicia, válida universalmente, tendremos una base segura
para construir y se podrá juzgar no solo la acción de un individuo sino también los códigos morales de
cualquier sociedad.
En cuanto al razonamiento inductivo, Sócrates no estaba tan interesado en los problemas de la lógica sino
en el empleo de una dialéctica, que partiendo de una definición menos adecuada puede llegar a una más
precisa universal y válida; que al igual que el procedimiento inductivo procede de lo particular a lo universal.
Este método podía resultar para muchos humillante ya que ponía en evidencia su ignorancia, aunque éste
no fuera el propósito de Sócrates, cuya única finalidad era descubrir la verdad.
Sócrates denominaba a su método “mayéutica”, que significa dar a luz, o sea la intención de provocar el
nacimiento de ideas verdaderas.
La misión de Sócrates era tratar de persuadir a los hombres para que cuidaran su alma, que era lo más noble
y de estimularlos a ser virtuosos y sabios.
En política se interesaba por el aspecto ético y la importancia del conocimiento como un medio para la
acción ética.
Identificaba al saber con la virtud en el sentido de que todo aquel que conoce la rectitud actuará en forma
recta.
Para Sócrates, la rectitud es lo que contribuye a que el hombre logre la verdadera felicidad y sólo el sabio se
da cuenta que es más conveniente ser dueño de si mismo que no serlo, si desea la verdadera salud y el
equilibrio del alma.
Sócrates pensaba que el placer es un bien, pero que la verdadera felicidad duradera puede lograrla
solamente el hombre moral.
Para Sócrates, existe una naturaleza humana constante, con valores éticos universales que sirven como
guías que orientan la conducta del hombre.