Está en la página 1de 354

NHC

Nueva
Historia
de Colombia

2 Era Republicana

PLANETA
Dirección del proyecto: Gloria Zea
Gerencia general: Enrique González Villa
Coordinación editorial: Camilo Calderón Schrader

Director Científico: Jaime Jaramillo Uribe

Título original: Manual de historia de Colombia

© Instituto Colombiano de Cultura, 1978, 1980


© Procultura S.A., 1984,
© PLANETA COLOMBIANA EDITORIAL S.A., 1989
Calle 31 No. 6-41, piso 18, Bogotá, D.E.

ISBN 958-614-251-5 (obra completa)


ISBN 958-614-253-1 (este volumen)

Diseño: RBA Proyectos Editoriales, S.A., Barcelona, España


Composición: Grupo Editorial 87
Impresión: Printer Colombiana S.A.

La responsabilidad sobre las opiniones expresadas en los diferentes capítulos de esta


obra corresponde a sus respectivos autores.
Sumario

1 El proceso político, militar y social de la Independencia


Javier Ocampo López 9

2 La evolución económica de Colombia, 1830-1900


Jorge Orlando Melo González 65

3 El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia


Salomón Kalmanovitz Krauter 101

4 El Estado y la política en el siglo XIX


Alvaro Tirado Mejía 155

5 Las rentas del Estado


Margarita González 185

6 Estado, Iglesia y desamortización


Fernando Díaz Díaz 197

7 El proceso de la educación en la República (1830-1886)


Jaime Jaramillo Uribe 223

8 La arquitectura y el urbanismo en la época republicana,


1830-40/1930-35
Germán Téllez Castañeda 251
8 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

9 La actividad artística en el siglo XIX


+ Eugenio Barney-Cabrera 297

10 La literatura colombiana entre 1820 y 1900


Eduardo Camacho Guizado 321
El proceso político, militar
y social de la Independencia
Javier Ocampo López el mismo siglo XVI y se manifestó en un senti-
miento de aversión a la sociedad dominante; y
el cual creció y adquirió conciencia en la se-
gunda mitad del siglo XVIII. Cuando hablamos
Significado de la Independencia de crisis, nos referimos a la modificación de las
ideas e instituciones en una sociedad y a los

U n estudio sobre la revolución de Indepen-


dencia de Colombia y en general de Amé-
rica, nos lleva al análisis de una serie de factores
cambios en sus estructuras políticas, socioeco-
nómicas, culturales, ideológicas, etc. Cuando
los cambios son profundos y hacen impacto en
condicionantes y fuerzas históricas que centrali- la estructura total de la sociedad, ocurre la revo-
zan sus tendencias de cambio en el ciclo histó- lución total o radical; y cuando son parciales en
rico que se ha delimitado entre la segunda mitad una de las estructuras, o son graduales a través
del siglo XVIII y las tres primeras décadas del de un proceso, se presenta la revolución parcial
siglo XIX. Es un período de medio siglo de o cambio marginal (1). Este último tipo de cambio
duración, en el cual se presentó una serie de fue el que sucedió en la Revolución de Indepen-
hechos políticos, militares, socioeconómicos, dencia de Colombia, con mayor repercusión en
culturales e ideológicos interrelacionados, los la estructura política y cambios parciales y gra-
cuales manifiestan una crisis general y un cam- duales en los demás aspectos de la vida de la
bio político, del cual surgieron los nuevos Esta- sociedad.
dos nacionales en América y entre ellos Colom- Un análisis sociohistórico de la Revolución
bia. de Independencia de Colombia, nos señala que
En el ciclo histórico de la Independencia, este hecho histórico no se presenta aislado sino
hizo crisis el sistema colonial europeo y surgió como un movimiento revolucionario conectado
un movimiento anticolonialista y de liberación muy estrechamente con ese proceso más amplio
nacional, el cual se generalizó en las últimas y profundo de la Revolución de Occidente. Esto
décadas del siglo XVIII. Las colonias americanas significa que existe una relación del movimiento
se opusieron a la dependencia colonial de las revolucionario de Colombia en un conjunto his-
metrópolis europeas y planearon, realizaron y tórico tanto con la revolución de independencia
llevaron a su culminación la Independencia. de América, como dentro de aquel proceso uni-
La Revolución de Independencia se pre- versal que se proyecta en las revoluciones de
senta también como la culminación de una crisis Norteamérica y Francia, Bélgica, Suiza y Ho-
que tuvo gestación y maduración en la sociedad landa en el siglo XVIII; con la revolución latinoa-
colonial, en un proceso histórico que surgió en mericana del siglo XIX y con la asiática y afri-
10 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

cana del siglo xx, con ajustes revolucionarios y con metas definidas hacia el logro de las liber-
dentro de lo social y económico que aún se tades económicas, individuales, gobiernos de-
ciernen en diversas áreas del mundo. mocráticos y el fortalecimiento del capitalismo
La serie de fuerzas históricas que durante comercial. Es por ello que este ambiente de
varios años se fueron intensificando con miras crisis ha sido enmarcado en las llamadas Revo-
al cambio profundo, confluyeron en la coyun- luciones burguesas de Occidente, en las cuales
tura revolucionaria de la segunda mitad del siglo se atacó el antiguo régimen feudal y absolutista,
XIX para transformar radicalmente la faz de la el sistema colonial mercantilista y se difundió
sociedad occidental. al mundo la revolución de las ideas de la Ilustra-
En un período que podría localizarse entre ción.
los años 1770 y 1850, la fuerza revolucionaria El régimen feudal y absolutista de la socie-
se manifiesta en diversos lugares del mundo dad europea tradicional entró en crisis en el
occidental. El primero de ellos se presentó en siglo XVIII. El poder absolutista del monarca
las colonias inglesas de Norteamérica, cuando perdió su fuerza ante el poder del pueblo; las
un movimiento revolucionario contra la Gran nuevas ideas democráticas, liberales y republi-
Bretaña, dio surgimiento a los Estados Unidos canas se enfrentaron a las instituciones de la
de Norteamérica con un gobierno republicano, monarquía absolutista, con manifestaciones
constitucional y federal. Otra manifestación del centralizadoras y reformistas en el llamado siglo
ambiente revolucionario, con gran amplitud y del "Despotismo Ilustrado". La burguesía euro-
dimensión mundial fue la Revolución Francesa, pea luchó contra el orden monárquico y feudal
desde donde la "filosofía de las Luces" se difun- y estimuló las revoluciones liberales y demo-
dió en el mundo occidental. Era Francia uno de cráticas, que manifiestan los cambios profundos
los países más populosos de Europa y con gran que brotaron en Occidente a partir de la segunda
poder hegemónico en la política mundial; allí mitad del siglo XVIII; su influencia se proyectó
llegaban en busca de apoyo y protección los en los criollos americanos, quienes se enfrenta-
revolucionarios más representativos del mundo. ron al orden colonial y se formaron en las ideas
Entre 1805 y 1815 el espíritu revoluciona- de la Ilustración, utilizadas como ideología de
rio de Occidente se difundió en Europa Central, acción contra las metrópolis europeas.
España y Portugal. La invasión napoleónica a El ciclo revolucionario de Occidente llevó
España, trajo como consecuencia el movimiento a la crisis del sistema colonial mercantilista y
revolucionario de las colonias españoles en al surgimiento de movimientos anticolonialistas
América, en el cual se encuentra el movimiento y de liberación nacional, que por su carácter
emancipador de Colombia. Este ciclo revolucio- radical y profundo, ocupan un lugar destacado
nario se continuó en las conmociones revolucio- en las revoluciones anticoloniales del siglo XIX,
narios de 1830 que afectaron a Europa y años entre las cuales se destacan las revoluciones de
más tarde en la revolución liberal y romántica independencia americana. Estos movimientos
de 1848, de grandes proyecciones en la sociedad revolucionarios que atacaron a las metrópolis
occidental. europeas, consideraron el futuro como la demo-
La Revolución de Occidente presenta la lición del viejo sistema colonial, la cual liberaría
crisis en sus diversas manifestaciones en la so- el camino para la independencia política y la
ciedad, la economía, la política, las institucio- realización del ser nacional.
nes y las ideas en general. Es una crisis que La revolución anticolonialista y de libera-
lleva a la modificación del sistema de vigencias ción nacional atacó el expansionismo europeo,
y creencias tradicionales de la sociedad occiden- el cual durante los siglos XVI, XVII y XVIII
tal, el cual al debilitarse llevó hacia la meta del conformó el sistema colonial. La europeización
cambio radical de las estructuras tradicionales, del mundo había establecido un tipo de organi-
para seguir un derrotero hacia la sociedad mo- zación colonial de "dependencia integral", en
derna, antropocéntrica, democrática y liberal. la cual los imperios metropolitanos europeos
La crisis occidental está en relación con el mantuvieron en sujeción a la mayor parte de los
impacto de la revolución industrial y comercial, pueblos del mundo. A partir de la segunda mitad
en una época de crisis económicas, tensiones del siglo XVIII, con la independencia de los
sociales, presión demográfica y ascenso de la Estados Unidos, los pueblos coloniales buscaron
burguesía, como grupo social en busca de poder la independencia de sus metrópolis y organiza-
El proceso político, militar y social de la Independencia 11

ron los Estados Nacionales, delineados a través fiscales con la creación de nuevos impuestos y
de las nuevas ideas e instituciones políticas. el debilitamiento de la producción minera, entre
Otra de las fuerzas históricas de la Revolu- otras expresiones de la decadencia colonial, en
ción de Occidente que influyó en la independen- unos años de crisis generalizada en el mundo
cia de Colombia, fue el movimiento de las ideas occidental.
de la Ilustración, cuya influencia se percibe en En las últimas décadas del siglo XVIII se
lo cultural, político, social y económico. inició la revolución intelectual, cuyas proyec-
La Ilustración se entiende como aquel mo- ciones se reflejaron en las nuevas formas de
vimiento intelectual del siglo XVIII que preten- razonar, investigar la realidad del país, creer en
dió dominar con la razón un conjunto de proble- su futuro progreso y avivar el sentimiento de la
mas del hombre en el mundo, y en especial, su nacionalidad. Este movimiento intelectual
lucha por la libertad, el progreso y la igualdad; formó una generación granadina con una visión
y en la misma forma el cambio hacia el pensa- del mundo centrada en la ciencia y el natura-
miento racionalista, naturalista y experimental. lismo y el ambiente de libertad del Siglo de las
La Ilustración consolidó la doctrina política del Luces; una generación ávida de conocimientos
liberalismo individualista, con sus ideas de li- prácticos y de una educación orientada más por
bertad y progreso; y el utilitarismo, son sus plan- la razón, que el conocimiento metafísico abs-
teamientos sobre la filosofía del bienestar para tracto.
las mayorías; y la democracia, con sus ideas de Una institución representativa de la Ilustra-
soberanía popular y del gobierno del pueblo. ción en el Nuevo Reino, muy ligada a la Revo-
La Ilustración influyó en la independencia lución de Independencia, fue la Expedición Bo-
de las colonias, no solamente por su innovación tánica, creada en 1783 con la orientación y di-
en el campo de las ideas políticas y por su creen- rección del naturalista José Celestino Mutis.
cia en la razón como guía del espíritu humano, Esta institución se consagró a la investigación
sino también desde el punto de vista de la inde- y descripción científica de la naturaleza grana-
pendencia cultural. Una tendencia que encontra- dina, convirtiéndose en el centro de la cultura
mos en la penetración de la Ilustración en His- nacional y en el núcleo de formación de los
panoamérica, es la utilidad que prestó como hombres más representativos de la generación
ideología de combate contra el Estado metropo- criolla que forjó la Independencia, y entre ellos:
litano y colonial, a pesar de haber sido estimu- Francisco José de Caldas, José Félix de Restre-
lada por los monarcas ilustrados. La Ilustración po, Pedro Fermín de Vargas, Joaquín Camacho,
fortaleció el reformismo de los Borbones; pero Jorge Tadeo Lozano, Francisco Antonio Zea y
asimismo encontró sus puntos débiles, los cuales otros, quienes recibieron la idea que en las cien-
criticó y ayudó a reafirmar una conciencia sobre cias naturales y experimentales se encuentra el
la decadencia del Imperio español. instrumento más adecuado para conocer los va-
Un análisis sistemático de la Revolución riados recursos naturales, tranformar la realidad
de Independencia de Colombia y en general de económica y lograr el progreso de la sociedad,
las colonias españolas en América, nos lleva a afirmando un verdadero sentimiento de la nacio-
diferenciar tres etapas en el proceso: la etapa nalidad. Uno de ellos, el "Sabio Caldas" , me-
de gestación o fermentación revolucionaria, la diante sus estudios naturales y geográficos, re-
etapa de crisis o lucha revolucionaría, y la etapa futó a los naturalistas europeos que insistieron
de consolidación y cristalización revolucionaria. en la "inferioridad de América" respecto de Eu-
La etapa de gestación o fermentación revo- ropa y entre ellos a De Paw, Buffon y Raynal.
lucionaria se realizó en la segunda mitad del El célebre payanés se preocupó por refutarlos
siglo XVIII, y está en relación con las grandes y destacar los importantes recursos y valores
crisis económicas, las tensiones sociales y la fundamentales del Nuevo Reino y en general
penetración del pensamiento ilustrado. En el de América.
Nuevo Reino, esta etapa pre revolucionaria se Otras de las ideas del siglo de la Ilustración
manifiesta en las rebeliones negras en sus luchas que penetraron en el Nuevo Reino, están alrede-
contra la esclavitud, la insurrección antifiscal y dor de la libertad y los derechos del hombre.
socioeconómica de los Comuneros, las tensio- Fue en Santa Fe de Bogotá en donde el criollo
nes sociales de los criollos contra los peninsula- santafereño Antonio Nariño tradujo y publicó
res, la gran presión demográfica, las reformas en 1794 la Declaración de los derechos del hom-
12 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

bre y del ciudadano, la cual presenta la resonan- el Nuevo Reino y son importantes porque seña-
cia de una campaña de Libertad, que si en Fran- lan el ambiente de sedición y conspiración pre-
cia sirvió como bandera para hacer caducar el revolucionaria: el movimiento insurreccional de
despotismo de Luis XVI y de sus antecesores, los Comuneros, ocurrido en 1781, el cual cana-
en el Nuevo Mundo sirvió para obtener la anhe- lizó las tensiones socioeconómicas de las masas
lada libertad e independencia de las colonias populares granadinas en sus reclamaciones anti-
respecto de la metrópoli española. fiscales y en sus aspiraciones políticas, expresa-
En la década de los noventa, cuando "El das por sus jefes en las últimas fases del movi-
Precursor" publicó los Derechos del hombre el miento (2). Otro hecho histórico de repercusión
Nuevo Reino vivía un ambiente de agitación y en el Nuevo Reino, acaeció en 1794, llamado
conspiración criolla, cuyas manifestaciones fue- de la "incubación de la independencia", cuando
ron los pasquines contra el gobierno colonial, Nariño publicó los Derechos del hombre y se
que aparecieron en Santa Fe y Cartagena en manifestó el ambiente de conspiración, pasqui-
agosto de 1794; y la subversión criolla, en la nes contra el régimen colonial y ruptura entre
cual estaban implicados Pedro Fermín de Var- los criollos granadinos y los peninsulares (3).
gas, Francisco Antonio Zea, Sinforoso Mutis y La segunda etapa de la Independencia, es
otros. El precursor Vargas en esos años, reali- propiamente la crisis o lucha revolucionaria,
zaba contactos con Inglaterra para obtener la cuando estalló un movimiento político con un
independencia del Nuevo Reino y conspiraba cambio súbito, brusco y arrollador, de gran al-
en Europa, en el mismo ambiente del venezo- cance revolucionario, el cual llevó como meta
lano Francisco Miranda y demás precursores la conquista del poder. En esta segunda etapa
americanos, quienes planeaban la lucha contra se alcanzan a percibir dos momentos en la Inde-
el régimen español. pendencia: uno, que se desarrolla en forma ini-
Los procesos de 1794 en el Nuevo Reino, cial entre 1810 y 1816, y otro, que lleva al
contra Nariño, los autores de los pasquines y triunfo de la revolución hispanoamericana, el
los conspiradores, precipitaron la fase pre revo- cual culminó en el Nuevo Reino en 1819 en el
lucionaria de "la conspiración" contra el régi- puente de Boyacá, y en general en Hispanoamé-
men colonial y llevaron a la ruptura de la socie- rica en 1824 en la batalla de Ayacucho.
dad neogranadina, avivando el choque entre los El momento inicial de la lucha revoluciona-
criollos y los peninsulares. ria se presenta con la Revolución Política de
Los Derechos del hombre se convirtieron 1810, estimulada por la acción de los criollos
en la bandera de la libertad para la Independen- en los cabildos y la conformación de la primera
cia. Ellos fueron incluidos en las constituciones República Granadina, llamada comúnmente Pa-
republicanas de la primera República Granadi- tria Boba. En este primer momento los granadi-
na, en las cuales se presenta la tendencia a reco- nos se preocuparon por buscar las formas ideales
nocer, garantizar la dignidad, la libertad y la de gobierno, las formas políticoadministrativas
seguridad del hombre, como justa reacción al para el nuevo Estado; y asimismo, adoptar cons-
estado de sometimiento durante el régimen co- tituciones propias para las circunstancias. Los
lonial; por ello se desataron las libertades, con- granadinos patriotas organizaron el nuevo go-
sideradas como derechos naturales de los hom- bierno, remplazaron a la burocracia española
bres. colonial y después de una autonomía de la Re-
Alrededor de la idea de libertad se conso- gencia española, declararon la independencia
lidó una nueva ideología política que centralizó absoluta. La anarquía surgió cuando los dirigen-
sus ideas en torno a los derechos humanos, el tes políticos no pudieron armonizar la teoría
poder de la democracia frente a la monarquía con la realidad práctica, aparecieron las pugnas
y la metrópoli; y las ideas de libertad, igualdad, ideológicas que conformaron los primeros par-
fraternidad y soberanía popular, las cuales inci- tidos políticos republicanos (Federalistas y Cen-
taron el cambio en las nuevas generaciones que tralistas), y cuando el gobierno español presentó
vivieron e hicieron su vigencia en la crisis revo- su reacción a través de la Reconquista o Pacifi-
lucionaria. cación española (1816-1819).
Desde el punto de vista del acontecer his- El segundo momento en la lucha revolucio-
tórico, dos hechos acaecidos en la segunda mitad naria es el que conocemos como la Guerra de
del siglo XVIII tuvieron gran trascendencia en Independencia, que culmina en Colombia con
El proceso político, militar y social de la Independencia 13

la Campaña Libertadora en 1819 y en general impacto de la invasión napoleónica y en defensa


en Hispanoamérica en 1824 en la batalla de de la monarquía borbónica.
Ayacucho. Se presenta como una pugna civil La visión política de Napoleón Bonaparte
entre realistas y patriotas, quienes actuaban se observa claramente en sus intentos por orga-
como miembros de una misma comunidad: los nizar un bloqueo continental contra la Gran Bre-
realistas en su lucha por la unidad del Imperio taña, para arruinarla y someterla. Este hecho no
español; y los patriotas en su lucha por la inde- se presentaba posible sin tener bajo su dominio
pendencia de la metrópoli española. Esta lucha los territorios de la Península Ibérica, conside-
se convirtió en Guerra de Independencia, tanto rados como las puertas de penetración del co-
nacional como patriótica, cuando se luchó por mercio inglés al Continente europeo. Su política
la conformación de un nuevo Estado con una llevaba, además, la decisión de incorporar los
mística de "patria" y cuando se radica una con- vastos imperios coloniales de España y Portugal
tienda internacional entre americanos indepen- a su gran Imperio pues ellos representaban un
dentistas contra el régimen de la dominación factor decisivo en sus aspiraciones por la hege-
española instaurado en los tres siglos del colo- monía mundial.
niaje.
Para atraerse el interés de la Corona espa-
La tercera etapa de la revolución de Inde- ñola hacia las relaciones internacionales france-
pendencia es la de consolidación y cristalización sas, Bonaparte utilizó el arma diplomática, con
revolucionaría, en la cual surgió la nueva orga- la actual obtuvo el permiso para pasar el territo-
nización institucional con la creación de la Re- rio español con el fin de ocupar a Portugal; y
pública de Colombia o "Gran Colombia" en en la misma forma, intervenir en la difícil situa-
1819, un Estado nacional integrado con la unión ción política y familiar que vivía la Corona es-
de Venezuela, Cundinamarca y Quito. Es la pañola, para anexarse el decadente Imperio.
etapa que inicia la transformación política y los En los primeros años del siglo XIX gober-
cambios socioeconómicos en el régimen de San- naba en España el rey Carlos IV de la dinastía
tander; presenta los años históricos de la crisis borbónica, quien por su avanzada edad y caren-
política y la dictadura revolucionaria de Bolívar; cia, de aptitudes, dejó los asuntos del gobierno
y por último, precipita la disolución de la inte- español a Manuel Godoy, el favorito de la reina.
gración grancolombiana en 1830, la cual inicia Las intrigas en la Corte española, la deshones-
una nueva tendencia política, el nacionalismo tidad y los abusos, crearon un fuerte descontento
regionalista, generalizada en Hispanoamérica popular, el cual se agravó con la entrada de las
para la integración de los Estados nacionales. fuerzas francesas con permiso del rey, para inva-
dir a Portugal.
Lo anterior nos indica que en el ciclo his- La situación política de descontento popu-
tórico de la segunda mitad del siglo XVIII y las lar en España, provocó un motín popular en
tres primeras décadas del siglo XIX (cronológi- Aranjuez, el cual obligó al monarca a despojar
camente 1781-1830), ocurrió en Colombia la a Godoy de sus cargos, y ante la continuación
culminación de una serie de factores condicio- de los tumultos y saqueos, a abdicar la corona
nantes y la dinámica de diversas fuerzas políti- en su hijo Fernando VII, enemigo del favorito
cas, sociales, económicas y culturales interrela- Godoy, y en quien el pueblo español abrigaba
cionadas, las cuales precipitaron la crisis de la grandes esperanzas de renovación. Fernando VII
Independencia en la cual surgieron los Estados era el símbolo de la modernidad española y la
nacionales de América, y entre ellos Colombia, única esperanza de cambio, ante la crisis de las
objeto de nuestro estudio. instituciones.
La crisis de la familia borbónica reflejaba
la crisis de España, agravada por los intereses
del emperador francés, quien se aprovechó del
La Revolución de independencia española estado de cosas para dominar al país; por ello
convocó a la familia real a una conferencia en
C uando Colombia se emancipa, al mismo
tiempo que las demás colonias españolas
en América, la metrópoli realizaba también su
Bayona, en donde se presentó el proceso de las
abdicaciones monárquicas. Napoleón logra que
Fernando VII devuelva la Corona a su padre, y
revolución de independencia, impulsada por el que éste se entregue a él. Desde ese momento
14 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

la familia real quedó prisionera, y Napoleón tral Suprema establecida en Aranjuez el 25 de


designó a su hermano José Bonaparte (Pepe Bo- septiembre de 1808; posteriormente se con-
tellas) como "Rey de España e Indias". formó la Regencia y las Cortes de Cádiz. Este
Un fenómeno social se presentó en Espa- grupo de liberales españoles llevó la revolución
ña, cuando el levantamiento general intensifi- española hasta su culminación en la Constitu-
cado desde el 24 de mayo de 1808, arremetió ción de Cádiz en 1812.
patrióticamente con manifestaciones antifrance- El otro canal de penetración del liberalismo
sas. La pequeña aristocracia y la burguesía es- en España, fue el napoleónico o afrancesado,
pañola asumieron el poder en las provincias pe- el cual apoyó las reformas napoleónicas, pro-
riféricas, bajo el lema "Dios, Patria y Rey". Sus puestas sugestivamente para conquistar a las cla-
ideas manifestaron los deseos del pueblo español ses ilustradas; eran reformas que, por una parte,
para aprovechar esa ocasión con el fin de impri- dispensaban libertades, y por otra, un espíritu
mir en el Estado una nueva orientación, que conservador para atraer a los grupos más tradi-
evitara la humillación que estaba sufriendo Es- cionales. Las ideas napoleónicas que se expre-
paña del extraño francés, y, al mismo tiempo, saron en la Constitución de Bayona, de estilo
como repudio de la omnipotencia establecida aristocrático-liberal, reconoció las libertades in-
por Godoy. Así, el poder se disgregó en las dividuales de los españoles y la libertad de im-
Juntas regionales autónomas, conservadoras a prenta, aunque con algunas limitaciones. Sus
los derechos de Fernando VII y las juntas corri- planteamientos reformistas llevaron posterior-
gentales, conformadas por núcleos de resisten- mente a la supresión de los derechos feudales,
cia al invasor francés y con la idea de organizar la Inquisición, la reducción de los conventos a
al país mediante un nuevo espíritu de renovación una tercera parte y la supresión de aduanas in-
popular. La sacudida popular en España fue in- teriores.
tensa y el reformismo político y social se con-
virtió necesariamente en uno de los objetivos El vacío de poder y su repercusión
de la lucha, al lado del deseo primordial de en las colonias americanas
conservar la independencia de España.
Con excepción de Castilla la Nueva, domi- La revolución de independencia española
nada por los ejércitos franceses en 1808, España se expandió en las colonias americanas, formán-
se inundó de juntas populares que lanzaban pro- dose un conjunto de crisis, en el cual la metró-
clamas y expresaban su odio al invasor francés. poli, en plena decadencia monárquica, proyectó
Por su parte, Napoleón Bonaparte, para dar le- el "vacío de poder" a todo el Imperio español.
galidad al gobierno de su hermano, reunió las Las juntas españolas declaradas como guar-
Cortes de Bayona, e hizo dictar la Constitución. dianes de los derechos de Fernando VII, hicieron
Al analizar las ideas y grupos que surgieron dos invitaciones a las Américas, para colaborar
en la revolución española de 1808, encontramos con el gobierno de la metrópoli y exponer ofi-
algunas tendencias que repercutieron en la inde- cialmente el problema político de la caída de
pendencia de las colonias españolas en América: la monarquía. La primera comunicación fue di-
La tradicional, afianzada en las antiguas doctri- rigida el 22 de enero de 1809 por la Junta Central
nas e instituciones nacionales monárquicas, re- del Reino a las Américas, en las cuales se de-
formadas en algunos aspectos, pero sin destruir claró expresamente que las tierras de América
en esencia y forma; y la liberal moderna, con "ya no son colonias, sino parte integral de la
tendencias hacia el establecimiento en España Corona". Otro documento fue enviado por la
de una monarquía constitucional, y partidaria Regencia de España e Indias el 14 de febrero
de la división de poderes, la soberanía nacional, de 1810, en uno de cuyos apartes expresa:
la responsabilidad de los gobernantes y las liber- "...Desde este momento, españoles americanos,
tades generales y particulares. os veis elevados a la dignidad de hombres libres;
La tendencia liberal española penetró a tra- no sois ya los mismos de antes, encorvados bajo
vés de dos canales: el patriota español y el na- el yugo más duro mientras más distantes estabais
poleónico. La tendencia liberal patriota levantó del centro del poder, mirados con indiferencia,
al pueblo español contra la invasión napoleónica vejados por la codicia y destruidos por la igno-
e integró un gobierno nacional que pasó de las rancia. Tened presente que al pronunciar o al
juntas autónomas y corrigentales a la Junta Cen- escribir el nombre del que ha de venir a repre-
El proceso político, militar y social de la Independencia 15

sentaros en el Congreso nacional, vuestros des- ridad en España y su consecuente desorden en


tinos ya no dependen ni de los ministros, ni de América, condujo a la independencia de las co-
los virreyes, ni de los gobernadores: ESTAN EN lonias españolas, cuyas fuerzas históricas condi-
VUESTRAS MANOS" (4). cionantes, fortalecidas desde siglos anteriores,
Por su lado, Napoleón Bonaparte, con el propó- estimularon e impulsaron la independencia ab-
sito de atraerse a las colonias americanas, pensó soluta de la metrópoli.
en su independencia con el fin de desmembrar Los americanos hablaron entonces de "ine-
el Imperio español, e impedir que estas tierras xistencia de un gobierno legítimo", pues elimi-
cayeran en poder de Inglaterra; al mismo tiem- nada la monarquía española por Napoleón, el
po, establecer un comercio libre con naciones Imperio español había quedado en orfandad.
independientes al otro lado del océano, para Esto significaba para los americanos, que caída
beneficio económico y político de Francia. Se- la monarquía, les correspondía organizar un go-
gún las instrucciones dadas a los emisarios na- bierno representativo, "hasta tanto S.M. se res-
poleónicos que fueron enviados a Venezuela, tituya en sus dominios"; reasumir el poder por
Panamá, Quito, Lima, Chile y Río de la Plata, parte del pueblo para delegarlo en las Juntas; y
se expresó la idea de dar la libertad a los ame- en esencia, aplicar el Derecho español tradicio-
ricanos, sin más recompensa que la amistad y nal para definir la verdadera autoridad. La gene-
el comercio de sus puertos. En la Instrucción ración de la Independencia conocía las doctrinas
se señala la idea de que la independencia es del derecho natural de los pueblos, la esencia
conveniente para los americanos y la indicación de la soberanía popular y las tesis populistas de
de que "Napoleón es enviado de Dios para cas- que todo poder que no descansa en la justicia,
tigar el orgullo y la tiranía de los monarcas..." (5). no es un poder legítimo. Las mismas actas de
Estas instrucciones francesas no causaron sim- los cabildos expresan sus sentimientos en nom-
patía a los americanos; por el contrario, fueron bre del pueblo soberano.
refutadas y sirvieron para avivar el sentimiento
de independencia respecto del imperialismo Tradición y revolución en la crisis
francés y la conservación de las colonias para
el rey Fernando VII. de la Independencia
El impacto de la invasión napoleónica en Las posiciones de resistencia a la domina-
España y la crisis general del Imperio español, ción napoleónica y la lealtad al rey español, por
planteó problemas fundamentales de solución parte de los realistas; y en la misma forma, la
inmediata, que desencadenaron fuerzas internas resistencia a la dominación colonial de España
de emancipación, represadas desde siglos ante- en América, por parte de los patriotas anticolo-
riores. niales, se presentaron en los cabildos abiertos
Las colonias se enfrentaron a problemas celebrados en México, Caracas, Santa Fe, Bue-
fundamentales, como la ausencia del monarca nos Aires, Santiago de Chile, Quito y otras ciu-
legítimo y la presencia de un usurpador, repre- dades de las colonias españolas en América.
sentante del dominio francés. Esa confusa situa- Se presentó el movimiento de las juntas
ción de España con "una monarquía sin rey", americanas a imitación de las juntas de gobierno
condujo a la más completa desorientación sobre peninsulares. Unas de ellas realistas, partidarias
las lejanas autoridades coloniales. Por una parte, de la soberanía del rey de España en las colonias
el partido patriota español, estimulaba el res- americanas y acatadoras de las decisiones de la
paldo absoluto a Fernando VII, a quien se con- Junta Central, la Regencia del Reino y las Cor-
sideraba apoyado por el pueblo español, las co- tes; eran en general juntas estimuladas por la
lonias americanas y el ejército inglés; pero, por burocracia de la Corona española, que permane-
otra parte, el partido afrancesado que apoyaba ció fiel a los Borbones. Otras juntas eran auto-
a José Bonaparte, hacía esfuerzos por atraerse nomistas, partidarias de una autonomía de los
a las colonias con promesas de libertades y de gobiernos provisionales de España y guardado-
respaldo proteccionista del ejército francés. Am- ras de los derechos de Fernando VII. Y, por
bos gobiernos rivales pretendían tener autoridad último, otras se presentaron con carácter inde-
sobre las colonias españolas en América, pero pendentista, partidarias de la revolución política
ninguno la ejercía en forma efectiva; por ello, radical y de la total desvinculación de España,
el principal resultado de este conflicto de auto- para formar un gobierno autónomo, indepen-
16 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

diente y libre, delineado en una democracia re- Santa Fe en septiembre de 1809. De estas juntas,
publicana; fue el grupo que preparó y realizó el las únicas que presentaron una tendencia autono-
movimiento revolucionario de incontenible cre- mista entre las colonias fueron: Chuquisaca, La
cimiento. Paz y Quito; esta última tuvo trascendencia en
En estas posiciones juntistas se definen cla- los acontecimientos políticos del Nuevo Reino.
ramente dos grupos que podríamos delimitar Las autoridades coloniales recibieron una
como partidos, no adscritos a estamentos socia- circular emanada del ministro de Negocios Ex-
les, sino más bien a través de la defensa del tranjeros de Napoleón, fechada el 7 de mayo
sistema: el grupo de los realistas o chapetones, de 1808, en la cual se comunicó el cambio de
usufructuarios inmediatos del régimen monár- dinastía en España y la subida al trono del rey
quico español, quienes insistieron en la conser- José I. Como respuesta, la burocracia colonial
vación incondicional del orden colonial; un organizó la "Jura de Fernando VII":
grupo de "colonialistas", que basaban su in- El capitán de fragata Juan José Pando y
fluencia en el predominio político mediante el Sanllorente fue comisionado por la Junta de Se-
control de los altos cargos administrativos. Entre villa para hacer jurar en el Nuevo Reino de
ellos se presentan los ultraespañoles, ciegos ante Granada, a Fernando VII como rey legítimo,
todo tipo de solución transitoria, e intransigentes declarar la guerra a Napoleón y ofrecer donati-
en el dominio español sobre sus colonias. vos para poder sostener las emergencias. El 11
El otro grupo sociopolítico que se destaca, de septiembre de 1808 la ciudad de Santa Fe
es el denominado Partido revolucionario antico- de Bogotá hizo la solemne "Jura de fidelidad"
lonialista, formado fundamentalmente por los a su monarca Fernando VII. Después de las ce-
criollos, hijos de españoles pero nacidos en remonias frente a la imagen del rey, y de las
América; es el partido de los patriotas. Algunos fiestas que se hicieron, las insignias reales per-
de procedencia aristocrática, otros dueños de manecieron en la Galería de la Casa Consistorial
latifundios, propietarios de minas, grandes co- durante tres días y tres noches, recibiendo los
merciantes, intelectuales, abogados y algunos gritos entusiastas del público. La jura al monarca
criollos de sectores medios (clero medio, funcio- español se extendió por los demás pueblos del
narios de organismos económicos, milicias, pe- Nuevo Reino; en Popayán se hizo la jura el 29
queña aristocracia), y algunos con cierto vínculo de octubre de 1808, con una impresionante ce-
político en el régimen colonial. remonia ante el real pendón; asimismo se hizo
Entre los realistas y los patriotas anticolo- en Purificación, Medellín y otras ciudades.
nialistas había elementos de diversos estamentos La jura de fidelidad en 1808 representó un
sociales de la Colonia; pues así como encontra- día muy importante en el Nuevo Reino y en las
mos criollos revolucionarios, hallamos furibun- demás colonias; era la reafirmación de lealtad
dos criollos colonialistas o realistas; y en la y sentimiento español de todos los pueblos liga-
misma forma entre los peninsulares, hallamos dos a la metrópoli española y el símbolo de la
la dualidad del pensamiento: tradición y revolu- revolución de independencia contra Francia.
ción. Los grupos indígenas, en su mayoría, apa- Los granadinos realistas presentaron su reacción
recen ligados a la tendencia realista; y los grupos contra el invasor Napoleón, representante del
negros aparecen indistintamente al monar- imperialismo francés y de la izquierda revolu-
quismo o a la revolución, según el atractivo que cionaria auspiciadora de la doctrina de "sobera-
se presentara para su interés común de libertad nía popular" y de la conformación de repúblicas,
absoluta de la esclavitud. contrarias al sistema monárquico, considerado
El primer momento de las juntas america- el ideal. Algunas circunstancias influyeron en
nas se presentó en los años 1808 y 1809, cuando la manifestación de este sentimiento realista,
se formaron juntas a imitación de las organiza- destacando entre ellas el espíritu de españolidad,
das en la metrópoli. Sus fines inmediatos impli- de compasión y afectividad al monarca cautivo
caron la salvaguarda del territorio americano por el imperialista francés, que invadió a España
para el rey Fernando VII, ante la posibilidad que y a sus territorios de Ultramar. La dominación
la Madre Patria llegara a ser ocupada totalmente francesa, símbolo de la "noche negra" del impe-
por Napoleón. Así se celebraron las juntas en rialista enemigo, era portadora de la fuerza con-
México, Montevideo, Buenos Aires, Chuquisa- traria de liberación y revolución de independen-
ca, La Paz, Quito y la Junta Extraordinaria de cia contra Francia. El símbolo de defensa fue
El proceso político, militar y social de la Independencia 17

el "pendón real" del soberano, contra el gorro tivas en que se discutan, se examine y se sosten-
frigio francés y la espada demoledora de Napo- gan éstos contra los atentados y la usurpación
león Bonaparte. de la autoridad, y en que se den los debidos
En 1809 se iniciaron movimientos de insu- poderes e instrucciones a los representantes en
rrección americana en Charcas (25 de mayo) y las Cortes nacionales, bien sean las Generales
La Paz (16 de julio), los cuales fueron derrotados de España, bien las particulares de América que
y al parecer desvinculados de la opinión general. se llevan propuestas. Todo lo demás es preca-
Fue el 10 de agosto de 1809 cuando la aristocra- rio» (6).
cia de Quito realizó un típico golpe de Estado El segundo momento de las Juntas Ameri-
dirigido por los marqueses de Selva Alegre, el canas se presentó en 1810, ante el nuevo ímpetu
de Miraflores, el de Solanda y el de Villa Ore- de los franceses para el sometimiento total de
llana. Quito reclamó el derecho de gobernarse la metrópoli. Es cuando se establece el movi-
a sí misma en lugar de diferirlo a la Junta Su- miento autonomista, conocido muy común-
prema de Sevilla. mente en América con el nombre de Revolución
La Revolución de Quito tuvo su influencia política de 1810. Este movimiento autonomista
política en el Nuevo Reino de Granada, pues se inició en la revolución política de Caracas el
ante la solicitud de ayuda por parte de los qui- 19 de abril de 1810, cuando los criollos mantua-
teños, se realizó la Junta Extraordinaria de Santa- nos reunidos en cabildo abierto, depusieron al
fe con participación de la Real Audiencia, el capitán general Vicente Emparán, e instituyeron
Cabildo de Santafé, autoridades eclesiásticas una Junta Suprema dirigida por el canónigo Ma-
y principales vecinos de Santafé, el día 6 de darriaga. Se presentó asimismo en Buenos Aires
septiembre de 1809. Los criollos granadinos, con la revolución política del 25 de mayo de
encabezados por Camilo Torres, fueron partida- 1810, en la cual se estableció la denominada
rios de organizar una Junta Provincial, que reu- Junta de Mayo, que presidió Cornelio Saavedra.
niese las voluntades de todas las provincias y En el Nuevo Reino de Granada la revolu-
se atrajera así a los quiteños. Torres se manifestó ción política de 1810 se manifestó en los movi-
partidario de la ideología de los caudillos quite- mientos de Cartagena, Cali, Pamplona, Socorro
ños y encabezó el grupo de los partidarios de y culminó en Santa Fe con la Revolución política
un gobierno provincial acorde con España y con de 1810, en la cual el pueblo granadino reasumió
las necesidades de la Nueva Granada. Esta Junta sus derechos y los transfirió a la Junta Suprema
se disolvió, pero dejó en claro la profunda divi- de Gobierno, depositaría de la soberanía popu-
sión entre los criollos y las autoridades colonia- lar. Posteriormente, el 18 de septiembre de 1810
les. se instaló en Chile una Junta de Gobierno pre-
En este ambiente de indecisión política, sidida por Mateo de Toro Zambrano, la cual
los criollos se plantearon la necesidad de parti- sustituyó en el gobierno al capitán general Gar-
cipar en el gobierno con igualdad en la represen- cía Canas.
tación; asimismo se habló sobre la importancia En las juntas autonomistas de 1810, se pro-
de formar en estos dominios cortes generales dujeron las "Actas de la revolución" o de insta-
para el gobierno de las colonias. El 20 de no- lación, en las cuales se proclamó la intención
viembre de 1809, Camilo Torres redactó la "Re- de conservar los dominios americanos para el
presentación del Cabildo de Santafé", conocida muy amado, deseado y aclamado rey Fernando
con el nombre de Memorial de agravios, en el VII y la decisión política de organizar gobiernos
cual los criollos defienden el derecho de los autónomos de los presentados interinamente en
españoles americanos a participar en el gobier- España para la conservación de los derechos de
no, a tener igualdad de derechos con todos los la monarquía borbónica. La revolución se hacía
subditos de la Corona y participar en la decisión a los gobiernos españoles representantes de la
del propio destino sobre la base de realidades monarquía, de los cuales se obtenía la autono-
sociales. Su pensamiento político lo resumió mía.
Torres en los siguientes reclamos: En algunas regiones de Hispanoamérica no
«Representación justa y competente de sus pue- se produjo movimiento autonomista, como fue-
blos, sin ninguna diferencia entre súbditos que ron los casos de Lima, Montevideo, Cuzco, La
no la tienen por sus leyes, por sus costumbres, Habana, Panamá, Guatemala y otras, en las cua-
por su origen, y por sus derechos: Juntas preven- les se manifestó plena confianza "realista o mo-
18 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

narquista", con los gobernantes españoles y con Astronómico, a la cual asistieron entre otros:
su segura fidelidad al rey exiliado. Algunas de Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Joa-
ellas como La Habana y Lima se convirtieron quín Camacho, José Acevedo y Gómez, José
desde entonces en la meca del realismo monar- María Carbonell y otros. El plan que se hizo,
quista y colonial. debía coincidir con la recepción que se hacía
México presenta un movimiento revolucio- al Comisionado Regio don Antonio Villavicen-
nario popular de carácter rural indígena, el cual cio, precisamente en un día de mercado al medio
se levantó el 15 de septiembre de 1810 en la día. Se escogió un motivo baladí, como fue el
población de Dolores, cuando el cura Miguel préstamo de un florero para adornar la casa de
Hidalgo y los insurgentes mexicanos proclama- las señoritas Santamaría en donde se pensaba
ron la libertad; sus huestes integradas por indios realizar la recepción; y se seleccionó un chape-
y mestizos vencieron en un principio, pero fue- tón, don José González Llorente, de genio colé-
ron derrotados en el Monte de las Cruces y como rico y altanero, dueño de un almacén en la es-
consecuencia sus líderes, entre ellos Hidalgo, quina de la plaza.
fueron fusilados. A su muerte levantó la bandera
el cura José María Morelos, quien proclamó la La reyerta histórica entre los Morales y el
independencia en Chilpancingo en noviembre 6 chapetón González Llorente, se inició casi a las
de 1813. 12 del día, desde cuando se movió al pueblo
santafereño en su expresión de inconformidad
La revolución política de 1810 en el Nuevo contra los peninsulares y las autoridades virrei-
Reino de Granada está alrededor de la acción nales. Así expresó Francisco José de Caldas,
de los cabildos y de la decidida participación en su Historia de nuestra Revolución:
de los criollos. Se presenta un movimiento revo-
lucionario que se inicia en la provincia y culmina «DÍA 20 DE JULIO. Don José Llorente, español
en la capital. En muchas provincias granadinas y amigo de los ministros opresores de nuestra
se encontraban gobernantes españoles autorita- libertad, soltó una expresión poco decorosa a
rios y altaneros, quienes trataban a los criollos los americanos; esta noticia se difundió con ra-
como enemigos declarados. pidez y exaltó los ánimos ya dispuestos a la
El movimiento de los cabildos se inició en venganza. Grupos de criollos paseaban alrede-
Cartagena el 22 de mayo de 1810, cuando se dor de la tienda de Llorente con el enojo pintado
estableció una Junta de gobierno en nombre del en sus semblantes. A este tiempo pasó un ame-
Rey Fernando VII; en la sesión del Cabildo de ricano, que ignoraba lo sucedido, hizo una cor-
Cartagena del 14 de junio, se consumó el movi- tesía de urbanidad a este español; en el momento
miento revolucionario cuando se depuso al go- fue reprendido por don Francisco Morales, y
bernador Francisco Montes, quien fue deportado saltó la chispa que formó el incendio y nuestra
a La Habana. libertad. Todos se agolpan a la tienda de Lloren-
El movimiento político de 1810 continuó te; los gritos atraen más gente, y en un momento
en Cali el 3 de julio de 1810; y en Pamplona, se vio un pueblo numeroso, e indignado contra
el 4 de julio, cuando la pamplonesa María este español y contra sus amigos. Trabajo costó
Agueda de Villamizar arrebató el bastón de a don José Moledo aquietar por este instante los
mando al corregidor Juan Bastús y Falla, quien ánimos e impedir las funestas consecuencias que
fue remplazado por una Junta de Gobierno. Pos- se temían... Olas de pueblo armado refluían de
teriormente, el 10 de julio de 1810, la provincia todas partes a la plaza principal; todos se agol-
del Socorro, que desde la segunda mitad del paban al palacio y no se oye otra voz que "Cabildo
siglo XVIII se había caracterizado por su espíritu Abierto. Junta"... A las seis y media de la noche
revolucionario, remplazó a su corregidor José hizo el pueblo tocar a fuego en la Catedral y en
Valdés Posada, quien había hecho represión todas las iglesias para llamar de todos los puntos
contra algunos criollos socorranos y gentes del de la ciudad el que faltaba... Don José María
pueblo. Carbonell, joven ardiente y de una energía poco
La revolución política del 1810 culminó común, sirvió a la Patria, en la tarde y en la
en la capital del Nuevo Reino de Granada, Santa noche del 20, de un modo nada común: corría
Fe, el 20 de julio de 1810. Los criollos organi- de taller en taller, de casa en casa; sacaba gentes
zaron los hechos revolucionarios, en la reunión y aumentaba la masa popular; él atacó a la casa
preparatoria el 19 de julio en el Observatorio de Infiesta, él lo prendió y él fue su ángel tutelar
19
para salvarle la vida. Carbonell ponía fuego por absuelta de toda sumisión, vasallaje, obediencia
su lado al edificio de la tiranía, y nacido con y de todo otro vínculo de cualquier clase y na-
una constitución sensible y enérgica, tocaba en turaleza que fuese, que anteriormente la ligase
el entusiasmo y se embriagaba con la libertad con la Corona y Gobierno de España, y que
que renacía entre las manos..." (7). como tal Estado libre y absolutamente indepen-
El virrey Amar y Borbón dio permiso para diente pueda hacer todo lo que hacen y pueden
conformar el Cabildo Extraordinario, en el cual hacer las naciones libres e independientes...»(8).
el "Tribuno del Pueblo" José Acevedo y Gómez Después de Cartagena hicieron sus declara-
y el grupo criollo revolucionario, en presencia ciones de independencia las provincias de Cun-
del pueblo santafereño, eligieron los vocales de dinamarca (16 de julio de 1813), Antioquia (11
la Junta Suprema de Gobierno, de la cual fue de agosto de 1813), Tunja (10 de diciembre de
nombrado para presidirla el virrey Amar y Bor- 1813).
bón y en calidad de vicepresidente don José La Revolución política de 1810 y la decla-
Miguel Pey. En el Acta de la Revolución del ración de la Independencia absoluta, representan
20 de Julio de 1810, el pueblo reasumió la so- el ascenso al poder de los patriotas granadinos,
beranía popular, sin abdicarla en otra persona liberados de los tres siglos del coloniaje español.
que en "la de su augusto y desgraciado monarca Es la fase política de la revolución, cuando los
don Fernando VII", "siempre que venga a reinar americanos reasumieron sus derechos e instau-
entre nosotros y conforme a la Constitución que raron la soberanía política de los nuevos Estados
le dé el pueblo". Se depositó en la Junta el nacionales.
supremo gobierno del Reino, "interinamente, Numerosas y diversas ceremonias se hicie-
mientras la misma Junta forma la Constitución ron para festejar la revolución de Independencia;
que afiance la felicidad pública". y en los escritos que profusamente se divulga-
En el Acta de la Revolución del 20 de Julio ron, se endilgaron los errores de España en el
se estableció que el nuevo gobierno quedaría coloniaje, los sistemas de opresión, la crisis de
sujeto a la Suprema Junta de Regencia, "interin la economía colonial, la ignorancia de los pue-
exista en la Península". Esta situación fue elimi- blos y los derechos para constituir los Estados
nada en el Acta del 26 de julio de 1810, cuando de acuerdo con las nuevas ideas revolucionarias.
la Junta Suprema del Reino se declaró indepen- Los símbolos de la revolución fueron el gorro
diente del Consejo de Regencia y cesaron en su frigio y el árbol de la libertad; es por ello en
ejercicio todos los funcionarios del antiguo go- las fiestas de conmemoración patriótica de la
bierno. Se planteó así en el Nuevo Reino de revolución, se acostumbró la siembra del árbol
Granada el movimiento autonomista del go- de la libertad, principalmente en los años 1813
bierno representante de la monarquía, con una y 1814. Si en 1808 la reacción de los granadinos
independencia total en sus decisiones; conser- realistas fue contra el "pérfido Napoleón", según
vando, sin embargo, estos dominios para el "De- la expresión de la época, en el lustro 1810-1815
seado" Fernando VII. se presenta contra la "pérfida España", causante,
El proceso emancipador pasó del Movi- según los patriotas, de todos los males del pue-
miento autonomista a la Declaración absoluta blo americano.
de la Independencia, cuando la Revolución se Algunas circunstancias influyeron en la
radicalizó. Las declaraciones de independencia reafirmación y el triunfo de la Revolución polí-
absoluta se presentaron como una ruptura total tica de 1810 en Hispanoamérica y el paso del
con el Imperio español. Las provincias unidas autonomismo al independentismo: la desorgani-
de Venezuela fueron las primeras en declarar la zación del gobierno en España, que no presentó
independencia absoluta de España, el 5 de julio unidad política para reunir en un todo a la me-
de 1811. La provincia de Cartagena en el Nuevo trópoli y sus territorios de ultramar, causada por
Reino de Granada declaró la independencia ab- la crisis de la monarquía y los gobiernos de la
soluta de España el 11 de noviembre de 1811; Junta Central y la Regencia, con medidas polí-
en uno de sus párrafos expresó lo siguiente: ticas inconexas y manifestantes de indecisión y
«...declaramos solemnemente a la faz de todo represión. Un caso característico fue el de la
el mundo que la provincia de Cartagena de In- Junta Central de Cádiz, en la cual, a pesar que
dias es desde hoy de hecho y por derecho Estado se considera a las colonias como partes integran-
libre, soberano e independiente; que se halla tes de España, se resiste a concederles ningún
20 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

grado apreciable de autonomía. El ambiente re- nario, e influyó en el Nuevo Reino de Granada
volucionario que se difundió en Europa y el en la caída de la Primera República y el estable-
mundo occidental, sostenido con fuerza y rigor cimiento del nuevo Régimen de la Reconquista.
por Napoleón Bonaparte contra el antiguo régi- La llegada de don Pablo Morillo y el ejér-
men absolutista, se difundió también en la revo- cito expedicionario de la Reconquista en los
lución de las colonias americanas. En la misma finales de 1815, es el símbolo del triunfo del
forma, el espíritu liberal de las Cortes de Cádiz realismo, la instauración del orden y la paz,
y su Constitución de 1812, en la cual se estable- contra las tinieblas de la revolución. Fueron los
cieron las libertades individuales, la monarquía años cuando los realistas expresaron su lealtad
constitucional, la separación de poderes y se y reconocimiento a Fernando VII restaurado en
abolieron las jurisdicciones de señorío. Poste- el trono. Solemnes ceremonias en honor al mo-
riormente el retorno de Fernando VII y su espí- narca, arcos triunfales para el ejército pacifica-
ritu absolutista e intransigente y en especial, sus dor, sermones de fidelidad en las iglesias del
ideas de aplastamiento incondicional del movi- Nuevo Reino, fiestas populares y numerosos
miento americano y su consecuente represión, escritos de alabanza a España; Femando VII y
obligó a proseguir la lucha hasta las últimas Pablo Morillo surgieron en el ambiente granadino.
consecuencias. La reacción de los realistas es ahora contra
A la fase del movimiento de las Juntas los patriotas revolucionarios, instauradores de
Americanas y la conformación de los primeros la República y de las pérfidas ideas de la Demo-
gobiernos republicanos, llamados en el Nuevo cracia. Se consideraba que la monarquía es el
Reino de Granada la Primera República Grana- único sistema de gobierno con autoridad divina
dina o Patria Boba, sucedió la etapa de la reac- y con poder verdadero para defender la religión
ción realista o reconquista española entre 1815 de los ataques de los falsos profetas de la revo-
y 1819. En este período se manifiesta el interés lución y "ateos" para mejor señal: Voltaire,
del gobierno español por atraerse a sus colonias, Rousseau, Montesquieu, Diderot, y demás enci-
adoptando la defensa de su derecho adquirido clopedistas y filósofos de la Ilustración. La lucha
por conquista. La Reconquista del Nuevo Reino era contra aquellos patriotas que habían estable-
de Granada y Venezuela fue encomendada al cido un verdadero "Régimen del Terror" en los
general en jefe de la Expedición Pacificadora años que siguieron a la Revolución política de
don Pablo Morillo, cuya misión fue pacificar 1810, considerados como la "noche negra", ne-
las colonias separatistas y exigir la sumisión de cesaria de destruir en forma total para restablecer
los vasallos americanos. el orden.
Algunos acontecimientos políticos influye- La Reconquista se presenta para los realis-
ron en esta nueva etapa de la reacción realista, tas como la "liberación" de la opresión de los
y entre ellos sobresalen los siguientes: La restau- bandidos revolucionarios; y don Pablo Morillo,
ración de Fernando VII en el poder a partir de el enviado de Dios, como el "Libertador" instau-
1814 y sus ideas absolutistas de restaurar el rador del orden y la paz, el defensor de la mo-
orden y las instituciones españolas a cualquier narquía y el único capaz, con su poder militar,
costo; represión, régimen de terror y sojuzga- de dar el zarpazo mortal contra la pestilente
miento a los patriotas; en la misma forma, la filosofía de la ilustración con "sello francés"
conformación de la Santa Alianza, con la reu- para mayor mal, y precisamente la causante de
nión de las monarquías españolas, contra el es- tantas desgracias.
píritu de la Revolución de Occidente. Del Con- Después de la bien planeada invasión paci-
greso de Viena surgió la Santa Alianza, que ficadora en la Nueva Granada, el sitio de Carta-
consideró a los reyes como delegados directos gena en los finales de 1815 y la toma de Santa
de la Divina Providencia y los depositarios de Fe de Bogotá, el Pacificador Morillo estableció
la soberanía de los pueblos que gobiernan. Se tres instituciones, con las cuales se restauró el
consideraba que la unión de las monarquías con- régimen colonial: el Tribunal de Purificación,
tra el espíritu revolucionario, era el medio más la Junta de Secuestros y el Consejo de Guerra
oportuno para consolidar la legitimidad real y permanente.
la sumisión total de los pueblos a los monarcas. El método utilizado en la pacificación fue
Este ambiente propicio a la monarquía se difun- el del terror, el extremismo y el militarismo,
dió con fuerza de represión al mundo revolucio- que estructuraron lo que se ha denominado tra-
El proceso político, militar y social de la Independencia 21

dicionalmente como Régimen del Tenor, sis- política del Libertador Simón Bolívar. Esta
tema utilizado desde siglos anteriores, tendiente campaña militar, tendiente a libertar la Nueva
a pacificar por la fuerza a los dominios colonia- Granada, para establecer un punto de apoyo para
les. En el Régimen del Terror pereció la mayor libertar a Venezuela y posteriormente las áreas
parte de la generación inspiradora y realizadora del sur, siguió un itinerario a través de los llanos
de los destinos de la Primera República Grana- colombo-venezolanos, el ascenso a los Andes
dina, después de la Revolución de 1810, lo cual y la sorpresiva ocupación de la provincia de
estimuló en las masas populares el sentimiento Tunja, culminando en la Batalla de Boyacá, el
patriota y la reacción a la pacificación, que fa- 7 de agosto de 1819. Así culminó el esfuerzo
cilitaron el triunfo del Ejército Libertador, con independentista en la liberación de la Nueva
la unión de granadinos y venezolanos. La táctica Granada, con excepción de Pasto y la Costa,
del terror utilizada por don Pablo Morillo y el que posteriormente fueron independizados de
virrey Juan Sámano, la cual fue criticada en la los últimos reductos españoles. Las aspiraciones
misma metrópoli española, llevó al fracaso de se plasmaron en la creación de la Gran Colom-
la Pacificación y los intentos de la Corona espa- bia, mediante la ley fundamental promulgada
ñola por integrar de nuevo el Imperio español. por el Congreso de Angostura el 17 de diciembre
A la etapa de la Reconquista española y de 1819, la cual organizó la República de Co-
de la vigencia de la reacción realista, sucedió lombia, dividida en tres grandes departamentos:
la culminación y el triunfo de la Revolución Venezuela, Cundinamarca y Quito.
hispanoamericana." Es una fase que se caracte- "El día del triunfo" de la Revolución se
riza por la Guerra de Independencia, la incorpo- expandió con alborozo en la Nueva Granada:
ración de gran parte de los sectores populares homenajes al Libertador Simón Bolívar y a los
a la causa patriota de la independencia y el na- generales Francisco de Paula Santander y José
cimiento de los nuevos Estados nacionales de Antonio Anzoátegui; al ejército libertador que
Hispanoamérica. Es cuando la "guerra civil" actuó en las batallas del Pantano de Vargas y
entre fidelistas e insurgentes se transforma en del Puente de Boyacá; solemnes ceremonias y
Guerra nacional y patriótica y lleva como con- rogativas de alegría por el establecimiento del
secuencia el triunfo de la revolución. nuevo gobierno; la jura de la Constitución y
Entre 1816 y 1824 las tierras suramericanas diversos actos y fiestas se pronunciaron para
entraron a la Guerra de Independencia. Desde alabar el triunfo de los libertadores. Periódicos,
el cono sur, el Libertador José de San Martín folletos, discursos y sermones se pronunciaron
y el ejército argentino-chileno lucharon por la para alabar la culminación de la Independencia.
libertad de Argentina, Chile y por fijar los pila- Simón Bolívar se presenta como el "Liberta-
res sólidos para la liberación del Perú. Por otra dor", instaurador del gobierno democrático y
parte, desde el área septentrional de Suramérica de la liberación definitiva del coloniaje español,
el Libertador Simón Bolívar y el ejército vene- quien con su poder militar dio el golpe contra
zolano-granadino, o "grancolombiano", lucha- los monarquistas realistas, "impregnados con el
ron por la liberación definitiva de Nueva Grana- sello de la opresión y la dependencia colonial",
da, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, en una según expresiones de la época.
serie de campañas militares que duraron entre La reacción de los independentistas es
1816 y 1824. ahora contra el Régimen del Terror y de la opre-
En 100 días de 1819 se planeó, organizó sión instaurada por el Pacificador Morillo. La
y realizó la Campaña Libertadora que dio liber- "noche negra" está representada en los cuatro
tad a la Nueva Granada, consolidó la indepen- años de la Reconquista, en donde el realismo
dencia de Suramérica y dio origen a la unión absolutista, por intermedio de los sátrapas mili-
de los Estados Grancolombianos en un solo tares, instauró como tono de vida el terror, el
cuerpo de Estado Nacional: Venezuela, Nueva extremismo y la violencia contra la modernidad
Granada y Quito. La Campaña Libertadora de revolucionaria. Los insurgentes liberados de la
la Nueva Granada se inicia con la organización negra noche del terror, expresaron su exorbi-
del ejército en Casanare a cargo del general tante entusiasmo ante el triunfo de la Revolución
Francisco de Paula Santander, y la unión de los en el "día señalado" de la Libertad.
intereses de venezolanos y granadinos en una Algunos acontecimientos influyeron en la
sola causa común, bajo la dirección militar y consolidación definitiva de la Independencia y
22 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

en el surgimiento de Colombia como nuevo Es- se combinaron en la crisis revolucionaria, cuyos


tado nacional en el panorama político del mun- efectos inmediatos condujeron a la culminación
do: la consolidación definitiva de las naciones de la Independencia. Estos factores llevan en
hispanoamericanas, gracias a los esfuerzos mi- su dinámica histórica las fuerzas internas socia-
litares y políticos del grupo militar formado al les, económicas, políticas o culturales de varios
calor de la Guerra de Independencia: Bolívar y siglos de duración, las cuales aparecieron en la
Santander en la Gran Colombia; San Martín, dinámica del cambio, y cuyo efecto es la nueva
O'Higgins y Artigas en el Río de la Plata y situación de la sociedad.
Chile; e Iturbide y Guadalupe Victoria en Mé- La Revolución de Independencia de Co-
xico, quienes culminaron la Independencia. Te- lombia, si tenemos en cuenta el ciclo histórico
nemos en cuenta, en la misma forma, los acon- (1781-1830), presenta una dinámica interna en
tecimientos políticos de España, con el espíritu relación con la participación de los diversos es-
liberal que imprimió la Revolución de Riego en tamentos sociales en el proceso de la crisis; en
1820 y los problemas internos en la monarquía especial, los estamentos inferiores (indígenas,
española, que sólo hasta 1823 cuando se restauró negros y mestizos) y el grupo criollo del esta-
el absolutismo, adquirió de nuevo estabilidad. mento superior de la sociedad neogranadina.
La lucha había sido ganada por la Revolución La primera fuerza histórica social en la cri-
de Independencia, que delineó desde entonces sis revolucionaria se manifiesta en el ambiente
la República en el período nacional. de tensión social en la segunda mitad del siglo
Tradición y Revolución fueron las fuerzas XVIII en el Nuevo Reino. Los sectores populares
ideológicas y de acción que se enfrentaron en manifestaron su descontento contra las autorida-
la crisis revolucionaria. Sostenedores e impug- des coloniales y los dueños de minas y hacien-
nadores de la monarquía y el orden colonial y das. En el oriente del Nuevo Reino se presentó
de las nuevas ideas democráticas, se enfrentaron en 1781 una rebelión antifiscal contra las auto-
en el ciclo de cambio que hizo crisis en las ridades coloniales, en el llamado Movimiento
primeras décadas del siglo XIX. Dos momentos insurreccional de los Comuneros. Al mismo
importantes en la independencia presentan el tiempo se presentaron las rebeliones sociales de
triunfo de la reacción realista en el Nuevo Reino:los palenques y negros cimarrones contra sus
1808, con la jura de fidelidad al monarca españolamos, en aquella lucha de libertad contra la
contra el imperialismo francés; y 1816, cuando esclavitud.
el Pacificador Pablo Morillo y la Expedición de La segunda fuerza del movimiento social
la Reconquista llegaron triunfalmente para res- en la Independencia está relacionada con la Re-
taurar el orden y la fidelidad a España y eliminarvolución criolla de 1810, en la cual encontramos
la Primera República Granadina. En la misma enfrentamiento entre los criollos patriotas, con-
forma, dos momentos importantes en la crisis tra los peninsulares realistas o chapetones. En
revolucionaria presentan el triunfo de la Revo- esta etapa de la Independencia, el movimiento
lución de Independencia en la Nueva Granada: revolucionario es por esencia obra de los crio-
la Revolución política de 1810, con el estable- llos, la élite que impulsó la separación de España
cimiento de un gobierno autónomo y la posterior en la crisis de la monarquía española. Corres-
declaratoria de independencia absoluta de la ponde a una acción de las minorías en sus esfuer-
opresión española; y el triunfo de la Independen- zos por la separación política de la metrópoli.
cia en 1819 contra la Reconquista española y
con el establecimiento de la Gran Colombia Este movimiento criollo del Nuevo Reino, es
como república integrada, el más grande sueño diferente, en su esencia, de la revolución social
de unidad en la culminación de la gesta eman- mexicana de 1810, cuando el cura Miguel Hi-
cipadora. dalgo levantó a los indígenas y mestizos contra
el régimen colonial.
Una tercera fuerza en la dinámica social la
Los factores sociales y económicos encontramos en los años de la culminación de
en la Independencia la Independencia, como una reacción al Régi-
men del Terror, cuando los sectores inferiores
U no de los aspectos fundamentales en la colaboraron en la lucha revolucionaria, apo-
interpretación histórica de la Independen- yando a los ejércitos patriotas o realistas según
cia, es delimitar los factores condicionantes que las circunstancias; y se enfrentaron en la Guerra
El proceso político, militar y social de la Independencia 23

de Independencia, la cual culminó con la Cam- cuando se calculó una población de 2.800.000
paña Libertadora y la conformación política de habitantes, teniendo en cuenta que muchas gen-
la Gran Colombia. tes rehusaron el empadronamiento por miedo a
La dinámica de las fuerzas sociales en la las contribuciones. Para la Nueva Granada se
Independencia, nos lleva a analizar el estado y calculó una población de 1.400.000 habitantes.
los cambios en las estructuras demográficas y Las provincias de mayor población fueron Tun-
sociales en la Nueva Granada en las décadas de ja, Bogotá, Socorro, Cartagena, Antioquia y
la transición entre los siglos XVIII y XIX y su Popayán.
proyección en la gesta emancipadora. Un problema en el estudio de la población
Desde el punto de vista demográfico se colombiana en las décadas de la Independencia,
considera que el crecimiento de la población es la proyección de las Regiones sociales en la
participación de los diversos estamentos de la
neogranadina presenta una tendencia al aumento estructura de la sociedad, como consecuencia
acelerado en los finales del siglo XVIII, con una de la diversidad regional del medio geográfico
disminución en los años de la Reconquista y la y las diversas formas de asentamiento y acultu-
Guerra de Independencia. El aumento de la po- ración en el Nuevo Reino de Granada.
blación en los finales del coloniaje, está en re- Las regiones de mayor concentración de la
lación con el progreso económico aparente, en población indígena las encontramos en la zona
una de las áreas del mundo, conocidas por la central del altiplano cundiboyacense en la Nueva
gran producción de oro y tabaco; y asimismo Granada, en la Sierra Nevada de Santa Marta
por el notable incremento urbano en compara- y en la región del sur, alrededor del núcleo de
ción con otras áreas coloniales de América. El Pasto. Los indígenas samarios y pastusos y las
Nuevo Reino de Granada aparecía como una de regiones a su alrededor, se convirtieron en los
las regiones sociales de caracteres tríétnicos, baluartes más importantes del Realismo en la
con predominio de mestizos, indígenas y ne- Independencia.
gros, en relación con los blancos (22%); una La zona de mayor concentración de pobla-
región colonial en cuya estructura social encon- ción mestiza se localizó en el eje regional Soco-
tramos la influencia de los sectores medios co- rro Pamplona del nororiente del Nuevo Reino.
merciantes, artesanos e intelectuales; con grupos En esta área se concentró una intensa vida ur-
de negros esclavos en las minas de oro y plata bana y un relativo desarrollo económico en el
y en las haciendas; una región caracterizada eco- comercio, la industria artesanal y la agricultura.
nómicamente por la minería, el comercio, la Fue el área más afectada por las reformas fisca-
industria artesanal y la agricultura. les españolas y en donde se presentó la mayor
Aun cuando las cifras demográficas no son fuerza de la Insurrección de los Comuneros de
absolutas, por las dificultades para su obtención 1781, de carácter antifiscal y social; asimismo,
y porque ellas no tienen datos sobre la población el espíritu revolucionario que llevó a la revolu-
en las áreas selváticas y en algunas regiones ción política de 1810 en Pamplona y Socorro,
costaneras, los censos y los cálculos nos presen- y a la decidida participación de las guerrillas
tan los siguientes datos estadísticos: socorranas en la Guerra de Independencia.
El occidente colombiano aparece como la
región de la minería, la gran hacienda y la escla-
Año Población vitud negra. La estructura minera de la región,
hizo necesaria la introducción de negros escla-
1770 806.641 habitantes vos para el laboreo de las minas de Chocó,
1825 . . 1.228.259 habitantes Antioquia y Cauca; en la misma forma para las
haciendas caucanas. Es la región del mayor mes-
tizaje en el país y en donde encontramos diver-
En cumplimiento del decreto del 4 de octu- sidad de problemas que se manifestaron en la
bre de 1825, del vicepresidente Francisco de Independencia: los enfrentamientos entre los ha-
Paula Santander, se realizó el primer censo ofi- cendados criollos y los peninsulares en su lucha
cial de Colombia, el cual alcanzó una población por el poder en los cabildos; asimismo la tensión
total de 2.379.888 habitantes en los territorios social de los negros esclavos, la cual se mani-
de Venezuela, Nueva Granada y Quito, aun festó en el palenquismo y el cimarronismo de
24 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

la segunda mitad del siglo XVIII, en la formación mente regionales. Generalmente se presentan
de grupos rebeldes contra las autoridades colo- como movimientos campesinos y de sectores
niales y en especial contra sus amos hacendados populares, con ideales de protesta para obtener
En la Costa Atlántica la mezcla de razas una supresión de impuestos, o un mejoramiento
es la característica más importante de la región; en el estamento social. Fueron movimientos po-
en ella surgieron los negros, mulatos, zambos, pulares que tuvieron eco en las pequeñas ciuda-
mestizos, indígenas, peninsulares y criollos, des, aldeas y campos y muy escasa repercusión
quienes actuaron con decisión en la Independen- en las grandes ciudades. Movimientos, rebelio-
cia. En esta región, que asimiló el interés eco- nes y motines en el mundo rural de campesinos,
nómico y sus costumbres con el mar, el comer- llaneros, montoneras, indios, negros, mestizos
cio marítimo y el tráfico a través del río Mag- y castas en general, las cuales reflejan una época
dalena, encontramos la mayor radicalización en de transformación social y económica.
el Nuevo Reino, entre patriotas y realistas. La Entre los movimientos populares del siglo
provincia de Cartagena, la primera que declaró XVIII destacamos en las colonias americanas los
la independencia absoluta, se convirtió en el siguientes: los Comuneros del Paraguay (1721-
centro principal de la insurgencia contra España; 1735), el levantamiento de los indios y mestizos
y Santa Marta se convirtió en la meca del rea- de Cochabamba (1730), las agitaciones mineras
lismo en la Nueva Granada. del Brasil en 1720; los motines del maíz, del
Otras áreas que presentan rasgos regionales tabaco (1765) y la rebelión de los machetes en
en el Nuevo Reino son: Neiva y Mariquita, una México (1799); la rebelión de Andresote en Ve-
población triétnica con predominio mestizo; el nezuela (1730-1732); el motín de los araucanos
área del Chocó, en donde se concentró la mayor en Chile (1751); los motines negros en Cuba
parte de la población negra esclava, alrededor (1755); los motines incásicos del Alto Perú
de las minas de oro y plata; y la región de los (1742 y 1761) y la Revolución de Túpac Amaru,
Llanos Orientales, de rasgos mestizos y mula- que desbordó las manifestaciones de descon-
tos, en donde se proyectó la guerra social de tento de los indígenas peruanos (1780). El Mo-
los sectores inferiores, instigados por Tomás vimiento Comunal del Nuevo Reino en 1781,
Boves contra los mantuanos venezolanos, y la el cual representa uno de los grandes movimien-
posterior vinculación de las masas llaneras a la tos de masas mestizas en las colonias españolas
Guerra de Independencia y en especial en la en América.
Campaña Libertadora de 1819. En el oriente del Nuevo Reino de Granada,
en las provincias de Socorro y Tunja, la tensión
La participación popular social de la Colonia se presentó en 1781 en una
en la Independencia rebelión antifiscal contra las autoridades colo-
niales, en el movimiento social que se ha lla-
Uno de los intereses actuales de los estudios mado Insurrección de los Comuneros. Esta re-
históricos sobre la revolución de Independencia, belión está en relación con los movimientos an-
es el análisis de la participación de los estamen- tirreformistas de Suramérica, los cuales se inten-
tos inferiores (indígenas, negros y mestizos), o sificaron en los años comprendidos entre 1777
sea, la presencia del pueblo en la revolución de y 1781.
Independencia. En 1777 fueron enviados tres fiscales espa-
Tenemos en cuenta la importancia de la ñoles a Suramérica, con el fin de realizar la
participación popular en las tensiones sociales reforma fiscal a imagen y semejanza de la que
y agitación pre revolucionaria en la segunda mi- había hecho José de Gálvez en Nueva España.
tad del siglo XVIII, expresadas en las rebeliones, Estos fiscales fueron José de Areche, para el
motines y movimientos sociales, algunos de Perú; Joseph García de León Pizarra, para Qui-
ellos de especial dimensión, como el de Túpac to, y Francisco Gutiérrez de Piñeres, para el
Amaru en el Perú y los Comuneros en el Nuevo Nuevo Reino de Granada. Estas reformas con-
Reino de Granada. Estos movimientos popula- dujeron a la gran rebelión de los pueblos andinos
res presentan una tendencia de origen econó- suramericanos, desde el Alto Perú hasta Vene-
mico y social, expresada en una participación zuela, con dos grandes epicentros: Tungasuca
masiva en sus reclamaciones y, en general, un y Socorro y diversos movimientos en Arequipa,
aspecto locativo de dimensiones fundamental- La Paz, Cochabamba, Cuzco, Ambato, Quiza-
El proceso político, militar y social de la Independencia 25

pincha, Santa Rosa, Simacota, Tunja, Mérida y En las Capitulaciones de Zipaquirá que los
otros (9). Comuneros negociaron con la comisión nego-
Un problema económicosocial que presen- ciadora encontramos la defensa de las tradicio-
taba el Nuevo Reino en los finales del siglo nes jurídicas de los pueblos, el reclamo por la
XVIII era la decadencia de la producción minera supresión y rebaja de impuestos, la libertad de
y la crisis fiscal, según la cual, los pocos ingre- cultivo, el libre comercio del tabaco, el mejora-
sos que se obtenían eran absorbidos, casi en su miento de caminos y puentes, el acceso de los
totalidad, para los gastos internos de la Colonia americanos a los altos puestos administrativos,
y entre ellos el pago de la burocracia; esto sig- la devolución de los resguardos a los indígenas,
nifica que los recursos fiscales del Nuevo Reino, la devolución de las salinas a los indios, la su-
muy poco beneficiaban a la Corona española, presión del cargo de visitador y el destierro de
lo cual hizo necesaria la reforma (10). Gutiérrez de Piñeres y otras reformas fiscales,
El visitador Gutiérrez de Piñeres publicó económicas, sociales y eclesiásticas.
la Instrucción de los nuevos impuestos el 12 de Las capitulaciones fueron anuladas al poco
octubre de 1780, en la cual se reglamentó la tiempo por las autoridades españolas y los diri-
alcabala y el impuesto de la armada de Barloven- gentes del movimiento fueron castigados. Uno
to; y en la misma forma los impuestos de guías de los caudillos populares que canalizó las aspi-
y tornaguías, con repercusión en los comercian- raciones del pueblo comunero, fue el mestizo
tes. A los 10 días surgió la rebelión en Simacota José Antonio Galán, quien con su empuje revo-
y posteriormente en Mogotes y Charalá (17 de lucionario influyó en los pueblos de Villeta,
diciembre de 1780). Sin embargo, la gran con- Guaduas, Honda y Ambalema en el Valle del
moción revolucionaria se inició en Socorro el Magdalena, incitando a los pueblos contra las
16 de marzo de 1781, cuando el pueblo protestó autoridades, repartiendo al pueblo los fondos
contra los impuestos. Una cigarrera llamada Ma- de la administración de rentas, imponiendo ele-
nuela Beltrán se encaminó al estanco, donde vadas multas a los vecinos acomodados contra-
arrancó y rompió el edicto de los impuestos ante rios a la rebelión, y ofreciendo la libertad a los
negros esclavos, y aprovechando los movimien-
la aprobación de la multitud. Se exacerbaron tos de palenques y cimarrones en el Nuevo Rei-
los ánimos y se convocó al cabildo, que decidió no.
suspender los odiosos impuestos (11).
Aun cuando el movimiento de los Comune-
El movimiento socorrano se difundió en la ros fracasó en el Nuevo Reino y fue apaciguado
región de Socorro, San Gil, Vélez y en la pro- y reprimido en lo referente a José Antonio Galán
vincia de Tunja, de una gran densidad demográ- y sus compañeros, es importante considerar que
fica y de caracteres económicos comercial, mini- demostró las debilidades del gobierno español
fundista y con parcelas distribuidas entre los po- y "abrió el camino a posteriores rebeliones, ya
bladores descendientes de españoles y mestizos conscientes de la problemática de la emancipa-
en su mayoría. Al pueblo comerciante, agricul- ción" (12). Estos movimientos populares del siglo
tor y pequeño industrial afectaba sobremanera XVIII son de esencia reformista económica y
la política de los nuevos impuestos, los cuales social, y sin lugar a dudas, se convirtieron en
recaían en sus pequeñas compras y ventas. los prolegómenos de los alzamientos nacionalis-
Los Comuneros proclamaron a Juan Fran- tas del siglo XIX.
cisco Berbeo como general del movimiento y a Un problema que presenta el estudio de la
Estévez, Monsalve y Plata como capitanes co- Independencia de Colombia, es la participación
muneros, y decidieron marchar contra Santa Fe. de los sectores populares o inferiores en la Re-
En este movimiento de masas se alcanzó volución criolla de 1810, la cual culminó con
a reunir 20.000 hombres, la mitad de ellos indí- la independencia absoluta respecto de la metró-
genas, armados de machetes, macanas, picas y poli española.
demás herramientas del campo. Las autoridades En la mayoría de los países hispanoameri-
santafereñas acordaron nombrar una comisión canos, la Revolución de Independencia aparece
negociadora con los Comuneros, suspender la ante las masas como un asunto privativo de los
reforma tributaria y fortificar la capital. A la peninsulares y criollos "blancos de nacimiento",
comisión negociadora se unió el arzobispo An- o en algunos casos, como problemas de los
tonio Caballero y Góngora. amos.
26 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

En el Nuevo Reino de Granada, la actua- libertad al virrey y su esposa, facilitando su


ción de las masas populares ante la Revolución salida sigilosa de la capital. La Junta Suprema
política de 1810 presenta varias tendencias: la ejerció presión contra los amotinados, prohi-
patriota, la realista o fídelista en defensa del rey biendo las manifestaciones y las reuniones de
de España, la actitud indiferente, e inclusive la la Junta revolucionaria de San Victorino; y asi-
ignorancia de muchas gentes ante el hecho his- mismo, llevando a la prisión al líder popular
tórico. En un país incomunicado en su mayor José María Carbonell y a los revolucionarios
parte con numerosas tribus indígenas que no Joaquín Eduardo Pontón y Manuel García. Estas
tenían contacto con los núcleos civilizados, no masas santafereñas se integraron a la acción re-
puede pensarse en una difusión total de la idea volucionaría del Precursor Antonio Nariño, en
de independencia y de los triunfos de los patrio- sus luchas por el centralismo alrededor de Cun-
tas o de los realistas. Tenemos en cuenta, asimis- dinamarca (13).
mo, la actuación de los indígenas, los negros y En la provincia de Cartagena, las masas
los mestizos ante la Independencia. populares presionaron para la declaratoria de la
La actuación de las masas populares en las independencia absoluta en relación con la me-
ciudades del Nuevo Reino, ante la Revolución trópoli española. La primera ciudad en el Nuevo
política de 1810, se puede analizar a través de Reino de Granada que declaró la independencia
sus actitudes independentistas en las ciudades absoluta de España fue Mompós, de la provincia
de Santa Fe, Cartagena, Socorro, Pamplona, de Cartagena, el 6 de agosto de 1810. El pueblo
Cali y Mompós, entre las principales ciudades momposino exigió la remoción de los cabildan-
que expresaron su respaldo a la Independencia. tes realistas en la noche del 5 de agosto, y aclamó
El 20 de julio de 1810, las masas santafe- a los criollos patriotas José María Salazar y José
reñas se agolparon en la plaza principal, ante María Gutiérrez, rector del Real Colegio Uni-
la reyerta del chapetón González Llorente y los versidad de San Pedro Apóstol de Mompós. El
criollos Morales, estimuladas por los chisperos 6 de agosto el cabildo de Mompós se adhirió a
revolucionarios y en especial por su líder popu- la Junta Suprema de Santa Fe, declaró la inde-
lar José María Carbonell y estudiantes de los pendencia del Consejo de Regencia y proclamó
colegios del Rosario y San Bartolomé. La mul- su independencia absoluta de España y de cual-
titud actuaba en contra de la autoridad virreinal, quier otra dominación extranjera (14). Era cura pá-
los oidores y en general de los españoles, soli- rroco de la ciudad el presbítero Juan Fernández
citando la prisión para algunos y la excarcela- de Sotomayor, autor del célebre Catecismo o
ción de los presos condenados por las autorida- instrucción popular, publicado en 1814 y en el
des coloniales, entre quienes se encontraba el cual ofreció la argumentación para justificar la
canónigo Andrés Rosillo. Independencia. El 11 de octubre de 1810 se
Las turbas santafereñas, como lo expone erigió la provincia independiente y se designó
el sabio Caldas, en su Historia de la Revolución, la Junta Patriótica presidida por el doctor Gabriel
no escucharon las voces de la Junta Suprema y Piñeres; en enero de 1811 Cartagena venció a
se dieron al gran saqueo de la capital. Fueron Mompós y la ocupó; asimismo se convirtió la
asaltadas las casas de los oidores y de muchos ciudad en un sitio estratégico para los realistas
españoles; liberaron al canónigo Rosillo, lleván- de Santa Marta y los patriotas (15).
dolo en triunfo a la plaza; y, en general, se creó En la ciudad de Cartagena, las masas populares
una verdadera situación revolucionaria. Carbo- de mestizos, negros y mulatos presionaron a la
nell y los chisperos revolucionarios decidieron élite criolla para culminar la independencia ab-
convocar, en el barrio San Victorino, una reu- soluta de la provincia. Un movimiento popular
nión de los jefes de barrios, artesanos y estudian- iniciado en el barrio de Getsemaní y en las prin-
tes de avanzada, la cual se realizó el 22 de julio, cipales calles de Cartagena hasta el palacio de
y en donde se estableció una Junta popular revo- gobierno, el cual fue acaudillado por los herma-
lucionaria, bajo la presidencia de Carbonell. nos Gutiérrez de Piñeres, invadió el recinto del
Esta Junta popular mantuvo al pueblo santafe- cabildo y presionó a la Junta de Notables, acau-
reño en manifestación permanente y llevó su dillada por García de Toledo, para declarar la
presión hasta cuando el 13 de agosto obtuvo la independencia de Cartagena en relación con Es-
prisión del virrey Amar y Borbón y su esposa. paña y cualquier otra nación del mundo, el 11
Un día después los criollos santafereños dieron de noviembre de 1811. Las masas cartageneras,
El proceso político, militar y social de la Independencia 27

como las santafereñas, en sus actos de presión miento del orden. Con su pérdida, la paz dejaba
e inconformidad, expresaron sus sentimientos de existir.
y anhelos por la obtención de una liberación
anticolonial respecto de la metrópoli. Los indígenas realistas consideraban al rey
como su protector y defensor natural, contra las as-
Otras manifestaciones de descontento de piraciones subyugadoras de los criollos, dueños
las masas populares patriotas las encontramos de las haciendas y buscadores de mano de obra
en el pueblo del Socorro, revolucionario desde barata para el trabajo en las haciendas. Ese amor al
la Insurrección de los Comuneros, el cual, en rey de España se unía a la fidelidad de la Iglesia
la Revolución de 1810, depuso a las autoridades católica, los dos elementos fundamentales en la
coloniales e integró su propia Junta de Gobierno; afirmación del monarquismo en las masas popu-
y en la reacción patriota contra el Régimen del lares y principalmente las indígenas. Algunos
Terror, organizó la guerrilla socorrana en favor elementos realistas del clero, en los sermones
de los insurgentes. y en los confesionarios; los obispos, en las pas-
En algunos lugares del Nuevo Reino, las torales y cartas religiosas; y los funcionarios
masas populares manifestaron descontento españoles, en las órdenes políticomilitares, con-
cuando los criollos llegaron al poder. Diversos denaron a los bandidos "patriotas", considera-
núcleos de indígenas vieron con desconfianza dos como deicidas y regicidas, los mayores pe-
que la dirección gubernamental pasara a los crio- cados endilgados a un hombre en países en
llos, sus enemigos de varios siglos, los dueños donde la mayoría de la población era católica,
de las tierras y las riquezas, y de quienes man- tradicionalista y analfabeta.
tenían continuas quejas a las autoridades colo- En el Nuevo Reino de Granada, las áreas
niales y al lejano monarca que aparecía como indígenas partidarias del Realismo absolutista
el "Protector", a pesar de la distancia entre las fueron Santa Marta y los pueblos en los alrede-
colonias y la metrópoli. dores de la Sierra Nevada de Santa Marta, los
Tenemos en cuenta que, para las masas centros más importantes para los realistas en la
populares realistas, el problema no se planteaba Costa Atlántica y la sede del gobierno español
en términos de defensa de la Colonia o la Repú- en los años de la Primera República Granadina.
blica- con la independencia, sino en términos de En la misma forma, Pasto en la zona del sur,
gobierno del Rey de España o de los criollos; la tierra de los Quillacingas y Pastos, en una
y según las tendencias generales en Hispanoa- zona dependiente de Popayán, se convirtió en
mérica, ante la revolución criolla de 1810, las uno de los frentes del "Realismo absolutista"
masas indígenas prefirieron en su mayoría el más importante del país. Los samarios, como
realismo monárquico. los pastusos en el Nuevo Reino, en la misma
Al analizar las actitudes populares de diver- forma que los cubanos, guatemaltecos, paname-
sos grupos de indígenas, principalmente en las ños, peruanos y uruguayos, presentaron una ac-
regiones de mayor concentración de esta pobla- titud realista de sujeción a las instituciones espa-
ción, encontramos una acentuada tendencia rea- ñolas y de defensa al Rey y a la Religión.
lista. En México, las tribus de Oaxaca y Chia- La representación del cabildo de Pasto, del
pas, como también las de Guatemala, se mani- 13 de junio de 1814, dirigida al rey de España,
festaron fieles al rey de España, porque creían es indicativa de la actitud fidelista de los indios
firmemente que él era una figura protectora y del sur, y sobre todo de su especial actuación
paternal, pues los males no venían de esta vene- contra el Precursor Antonio Nariño. Así lo ex-
rada persona, sino de sus representantes, las presa el documento:
autoridades coloniales. José Manuel Groot, en «Los indios mismos, estos hombres degradados
su obra Historia eclesiástica y civil de la Nueva tan cobardes e incapaces de empresas grandes
Granada, afirma que en el norte del país se con el fusil en la mano, presentan con denuedo
sorprendieron los patriotas al encontrar grupos el pecho a las balas, y hace prodigios de valor.
de indígenas y campesinos llorando al conocer Que no haya en Pasto una pluma, como la de
la noticia de que ya no había más rey (16). El rey Ercilla. ¡ Ah!, el nombre de esos belicosos natu-
se presentaba ante sus ojos como el protector rales se transmitirá a la posteridad con la misma
ante la voracidad de los burócratas coloniales y gloria que se ha transmitido hasta nosotros los
los criollos; y como el símbolo del manteni- Araucanos...» (17).
28 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Los indios del sur integraron las guerrillas Cuando el capitán general Francisco Mon-
realistas del Patía que aparecen desde 1811, con talvo intensificó la defensa de Santa Marta, los
la influencia del fraile Andrés Sarmiento, adicto indígenas cercanos a la ciudad recibieron armas
a la causa del rey, y quien más ayudó a formar para ayudar a la defensa de la provincia. Algu-
una conciencia realista en la región. El surgi- nos grupos aprovecharon este armamento para
miento de esta guerrilla comprende también al- saquear las propiedades de los latifundistas, con
gunos desaciertos de miembros de las tropas de el pretexto que eran jacobinos o disidentes. En
Antonio Baraya, como fue el caso del teniente carta que escribió Montalvo al secretario del
Eusebio Borrero, quien quemó el pueblo del Estado don José Limonta el 21 de agosto de
Patía en 1811, cuando la expedición cundina- 1813, le expresó que a pesar de los excesos, no
marquesa marchaba a Pasto, con el argumento se atrevía castigar a los indígenas, porque era
de un castigo a las gentes por el ocultamiento admirable su decisión contra los insurgentes.
de provisiones. Así surgieron las emboscadas a Esa fidelidad monarquista de los indios samarios
las fuerzas patriotas, propinadas por la guerrilla fue recompensada por el gobierno español, te-
realista al mando del mulato Juan José Caycedo. niendo en cuenta las diversas solicitudes para
Esta reacción realista en la región del Patía se el mejoramiento de la provincia. Los indígenas
observa también en la guerrilla del indio Agua- de la región pidieron que se les limitaran las
longo, quien tuvo mucho que dar a los ejércitos contribuciones rebajando a dos los cuatro pesos
patriotas colombianos en sus esfuerzos por irra- que estaban pagando. El rey de España les con-
diar la emancipación en todas las regiones. cedió la rebaja de un peso, gracias al alegato
del fiscal, aprobado por el Consejo, en el cual
Al igual que los indígenas del sur del se sostenía que era más considerable el servicio
Nuevo Reino, los indígenas de Santa Marta ac- que esos indígenas habían prestado a S. M.,
tuaron decididamente en defensa del rey y de que el perjuicio que las cajas reales pudieran
las autoridades virreinales que enfrentaron el sufrir con la rebaja (18).
fídelismo realista a la revolución de la Indepen- La culminación de la revolución de Inde-
dencia. Durante la Guerra de Independencia, pendencia impulsó el interés de los patriotas
las autoridades virreinales en el exilio, los ene- hacia la rendición de Santa Marta, pues de allí
migos de la revolución y los desterrados, se se liberaría en definitiva la Costa Atlántica y se
dirigieron a Santa Marta, Panamá y La Habana, proyectaría la libertad de Maracaibo. Los habi-
desde donde se fijaron las tácticas realistas del tantes de Santa Marta y los indígenas de Mama-
enfrentamiento a la insurgencia patriota. toco y pueblos vecinos se prepararon para la
Los indígenas de los alrededores de Santa defensa ante la ofensiva de los patriotas. Una
Marta se manifestaron defensores de su Rey y de las defensas fue organizada por los indígenas
de la Religión. Una actitud que refleja su posi- de San Juan de la Ciénaga o Sabanas, quienes
ción realista la encontramos en 1813, cuando con el resto de la población se enfrentaron a las
los indígenas de Mamatoco y Bonda, encabeza- tropas del coronel José Padilla y la división de
dos por el cacique Antonio Núñez y acompaña- Carreño. Los indios realistas después de su ata-
dos por los emigrados de Santa Marta, se enfren- que frontal, se desordenaron y perecieron al filo
taron a las fuerzas patriotas de Pedro Labatut, de las lanzas. Más de 400 cadáveres de indíge-
a las cuales derrotaron con bizarría y denuedo. nas quedaron tendidos en el pueblo de San Juan;
Conocedor el Pacificador Morillo del heroísmo se atestigua así el indomable valor de sus beli-
realista del cacique Antonio Núñez y de los cosos habitantes y el furor con que se hacía la
indios de Mamatoco en su rechazo a Labatut, guerra (19).
dictó el decreto del 25 de julio de 1815, mediante Si bien es cierto que la mayoría de los
el cual asignó la medalla de oro de la fidelidad núcleos indígenas era realista, no podemos olvi-
al cacique. En el anverso de la medalla, grabado dar las masas indígenas en favor de los patriotas,
el busto del rey, y en el reverso, la inscripción y entre ellas, los indios Paeces en 1811. Gracias
"A los fieles y leales al Rey", la cual podría a la actividad insurgente del cura Andrés Ordó-
colocarse al lado izquierdo del pecho, pendiente ñez, quien preparó el ambiente de la provincia
de una cinta roja. Posteriormente, el rey le reco- de Neiva contra el gobernador Tacón en Popa-
noció el derecho de heredar el cacicazgo y el yán, se logró la atracción de los indios Paeces
grado de capitán. a la causa de la Independencia, la cual obtuvo
El proceso político, militar y social de ¡a Independencia
29

magníficos resultados al lograr que el cacique Micay que se acercaban a Iscuandé por los es-
Gregorio Calambas y su tribu abrazaran la cau- teros, regresaron a los reales de minas, tan
sa revolucionaria y colaboraran con los patrio- pronto supieron que el amo Tacón había sido
tas de esta región. totalmente destruido. Un oficio de Miguel Ta-
El análisis de las actitudes populares en la cón al virrey de Santa Fe, escrito en Lima el
revolución de Independencia, no podemos de 26 de mayo de 1812, expresa la actitud realista
dejar de considerar la ignorancia de las mayorías de los negros en la Costa y el distrito de Popa-
indígenas aisladas en la Amazonia, los Llanos, yán. Dice así:
el (Socó y otras áreas del Nuevo Reino. Ellos "Los negros de la Costa y distrito de Popayán
permanecieron ignorantes de los acontecimien- nunca han sido en favor de sus amos, por con-
tos de la emancipación; sumados a éstos, consi- siderarlos enemigos del rey; al contrario, se han
deramos asimismo los indiferentes de las aldeas ofrecido siempre a defender al gobierno" (20).
y áreas rurales, para quienes este acontecimiento El Pacificador Pablo Morillo y otros mili-
importó muy poco en su vida de pasividad co- tares de la Reconquista, para atraerse a los ne-
tidiana. gros a la guerra contra los patriotas, les ofrecie-
Otro de los sectores populares que actuaron ron la libertad de la esclavitud. Desde Ocaña,
en la Independencia fue el de los negros esclavos Morillo dictó el decreto del 24 de abril de 1816,
en su lucha contra la esclavitud. En la segunda por medio del cual otorgaba la libertad a los
mitad del siglo XVIII los negros esclavos presen- esclavos que denunciaran o presentaran algún
taron el problema de las continuas rebeliones cabecilla o jefe revolucionario, inclusive a sus
de palenques y cimarrones, lo que se convirtió amos. Esta medida realista atrajo a muchos ne-
en el Nuevo Reino de Granada en una verda- gros para integrar los ejércitos en defensa del
dera guerra social de los esclavos contra los rey.
amos Entre los patriotas granadinos encontramos
Los negros fueron un buen pasto para las también algunas medidas oficiales para atraerse
propagandas revolucionarias de los criollos con- a las masas negras a la defensa de la Independen-
tra el régimen español, contra el cual intervinie- cia. En la Constitución de Cartagena en 1812 se
ron siempre como fuerza activa. Cuando el es- prohibió el tráfico de negros y se consideró ne-
pañol avivó también en ellos el odio de razas, cesaria la protección estatal a los esclavos, pro-
el esclavo y el negro liberto tomaron posiciones yectando la creación de un fondo de manumi-
contra la Independencia y en especial contra los sión. Fue en el Estado de Antioquia donde, con
criollos. Esto significa que la actitud de los ne- la influencia de su gobernante don Juan del Co-
gros ante la Independencia, estuvo de acuerdo rral, se expidió la ley 20 de abril de 1814, me-
con su interés de liberación de la esclavitud; diante el cual se dio libertad a los hijos de los
cuando ésta fue ofrecida por los criollos grana- esclavos que nacieran a partir de la sanción de
dinos, los negros participaron en los ejércitos la ley.
patriotas; y cuando fue ofrecida por los peninsu- El Libertador Simón Bolívar luchó por la
lares españoles, ingresaron con fervor en los libertad de los esclavos, como único medio de
ejércitos realistas. consolidar la Independencia. Después de sus
Una de las medidas políticas de los realistas contactos con Alejandro Petión en Haití, el Li-
de Popayán para atraerse a los sectores inferio- bertador expedió en junio de 1816, su primera
res, con el fin de preparar en 1811. la resistencia proclama de liberación de los esclavos y la ini-
a las fuerzas patriotas de Cundinamarca, la tomó ciación de una lucha permanente que culminó
Miguel Tacón cuando mediante la revolución en su primera etapa en el Congreso de Cúcuta
del ayuntamiento de Popayán, fechada el 24 de en 1821 en la Libertad de partos y en las leyes
marzo de 1811, se acordó la libertad de los de manumisión.
esclavos que tomaran armas en favor del rey. Algunos españoles canalizaron la tensión
Un grupo de negros se sublevó contra los amos de las masas negras mestizas contra los criollos.
en las provincias del Reposo y Micay, lo cual En Venezuela, Tomás Boves capitalizó un mo-
hizo que las gentes de Iscuandé solicitaran ayuda vimiento social contra los mantuanos dueños de
a la Junta Patriótica de Popayán. Cuando Tacón los grandes latifundios: "Contra los blancos y
fue derrotado en Iscuandé, Barbacoas proclamó sus haciendas" era el estribillo de Boves en esta
la independencia y los 400 negros esclavos de guerra social; con estas masas de negros, mula-
30 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

tos y mestizos, Boves derrotó a Bolívar y las rrilla de Oiba, la guerrilla de Chima, la guerrilla
fuerzas republicanas; sin embargo, esas mismas de Aracota, la guerrilla de Guadalupe, las gue-
masas populares fueron absorbidas y alecciona- rrillas de Simacota, la guerrilla de Onzaga, la
das por José Antonio Páez en los Llanos colom- guerrilla de Charalá, la guerrilla de Coromoro,
bovenezolanos, precisamente las mismas masas la guerrilla de Hatillo o de los Santos, costeada
llaneras que contribuyeron a decidir el éxito de en su mayor parte por la señorita Antonio Santos
la Campaña Libertadora en 1819 y las campañas Plata. Numerosos guerrilleros de las regiones
militares venezolanas. de oriente y del centro del Nuevo Reino, se
Uno de los momentos en el proceso social sumaron al ejército libertador en la Campaña
de las masas en la Independencia, fueron los Libertadora, especialmente en la provincia de
años del Régimen del Terror y la Guerra de Tunja (21). Con los guerrilleros destacamos tam-
Independencia entre 1816 y 1819. Los sectores bién la participación de los campesinos; encon-
populares se incorporaron a la causa patriota, a tramos, por ejemplo, una verdadera romería en
medida que fueron adquiriendo una conciencia Socha llevando víveres, frazadas y caballos para
popular sobre la Independencia y la liberación el ejército libertador; muchas camisas femeninas
anticolonial. En otros casos, se incorporaron a que dieron las mujeres en el templo de Socha,
los ejércitos realistas y se enfrentaron a los pa- así como ropa masculina, sirvieron a los hom-
triotas. Sin embargo, la mayor tendencia la pre- bres que lucharon en el Pantano de Vargas y
senta la causa patriota; el propio Pablo Morillo Puente de Boyacá. Numerosos campesinos bo-
admitía que en la Nueva Granada las gentes yacences de tierra fría se convirtieron en ague-
eran adversas a las tropas del rey. Y si la táctica rridos soldados en la Campaña Libertadora, su-
fue la represión a los patriotas, el pueblo grana- pliendo las bajas en el paso de los Andes.
dino se defendió en las guerrillas populares,
llamadas por los realistas "grupos de bandidos" Un ejército popular se formó en la provin-
o ladrones. cia de Tunja en torno del Libertador Simón Bo-
lívar y el ejército libertador; las gentes salían
Fueron las guerrillas granadinas las que de las aldeas y de los campos y se integraban
ayudaron a los patriotas en la Campaña Liberta- a las tropas republicanas, recibiendo instruccio-
dora en el Pantano de Vargas y en el Puente de nes en la marcha y en la acción. Y hasta los
Boyacá; una de ellas impidió al español Latorre mismos dirigentes realistas mencionaban las
salir de Cúcuta con el fin de reforzar el ejército condiciones campesinas y miserables del ejér-
de Barreiro, cortando la comunicación realista cito patriota.
con el interior del Nuevo Reino. Otra guerrilla
popular del Socorro se unió al ejército libertador El apoyo del clero criollo de los pueblos
que cruzó el Páramo de Pisba; asimismo, otras de la provincia de Tunja fue decisivo en el
se localizaron en Villa de Leyva y Chiquinquirá, triunfo patriota y en las actitudes populares ante
fortaleciendo el apoyo popular independentista la culminación de la Independencia. El virrey
contra los realistas. Juan Sámano expresó en unas de sus cartas que
Entre las guerrillas populares que se desta- si se mandaran los curas sospechosos a Bogotá,
caron en la culminación de la independencia de "no quedaría en Tunja ni media docena de cu-
la Nueva Granada, señalamos las siguientes: La ras" (22). Y el apoyo popular, según las investiga-
guerrilla de La Niebla, acaudillada por los her- ciones del historiador Juan Friede, fue decisivo
manos Juan y Miguel Ruiz, e integrada por gen- en el ejército libertador en Boyacá; Bolívar, en
tes del Socorro y la provincia de Tunja; operó una carta que le envió a Francisco Antonio Zea
en la región comprendida desde Vélez hasta Za- desde Tasco, le dijo lo siguiente:
patoca. La guerrilla de los Almeida, acaudillada «Los españoles temen no solamente al ejército
por los hermanos Ambrosio y Vicente Almeida sino al pueblo que se manifiesta extremada-
y por el guerrillero Juan José Neira; esta guerri- mente afecto a la causa de la libertad» (23).
lla, compuesta por más de 300 hombres, operó En la misma forma se lo manifestó el jefe
en la región de Chocontá, Valle de Tenza y realista José María Barreiro al virrey Sámano,
Norte de Cundinamarca. La guerrilla de Zapato- sobre el carácter popular del ejército patriota,
ca, desarrolló actividades entre Socorro y el río así:
Magdalena; destacamos asimismo la guerrilla «Esta reunión nada importa a las tropas de mi
de Guapotá, la guerrilla de La Aguada, la gue- mando, pues se hallan convencidas que la mul-
El proceso político, militar y social de la Independencia 31

titud no hace la guerra sino que constituye un nidades indígenas de los resguardos y constituyó
desorden de los buenos soldados» (24). una nueva estructura de la propiedad privada de
La actitud popular de la Campaña Liberta- la tierra, de la cual surgieron los minifundios o
dora de la Nueva Granada, no fue general en pequeñas propiedades campesinas.
la culminación de la independencia de la Gran Esta medida de igualdad ante la ley para
Colombia, como lo manifiesta la provincia de los indígenas se volvió contra ellos, puesto que
Tunja. Así, vemos que hubo gran resistencia se suprimió el estatuto de protección contra los
popular realistas en las guerrillas del Patía y en abusos de los criollos y colonos, quienes nece-
especial la del indio Agualongo, que enfrentó sitaban mano de obra barata en un mercado libre,
una fuerte reacción al ejército patriota. El gene- y la compra de tierras a los pequeños propieta-
ral O'Connor, del ejército libertador, que luchó rios para aumentar los latifundios. Esto nos in-
en Ayacucho, escribió en sus Memorias que de dica que el igualitarismo jurídico no respondía
los 12.600 hombres que formaban el ejército a la realidad social de los años de culminación
realista del virrey Laserna, solo 600 eran espa- de la Independencia, y que ésta no supuso nin-
ñoles y los demás indígenas y mestizos ameri- guna modificación fundamental en los sectores
canos, lo cual indica el grado de sumisión al populares.
monarca español por parte de los estamentos
inferiores en el Perú y Alto Perú. La élite criolla en lucha por la emancipación
La revolución de Independencia no trajo
un cambio radical en los estamentos inferiores En la estructura social del Nuevo Reino en
y en especial en los indígenas acostumbrados a los finales de la Colonia aparece, en el estamento
las seguridades sociales que les proporcionaba superior, el criollo o español americano. Es el
el Resguardo y la protección del monarca espa- hijo directo del español peninsular y sin ninguna
ñol, frente a las ambiciones de los peninsulares mezcla con otra raza; pero con el atributo, para
y criollos propietarios de las haciendas. La men- unos, o pecado, para otros, de haber nacido en
talidad colectivista de los indígenas, estimulada América: mancebo de la tierra, o manchado de
en el trabajo comunitario de los resguardos, se la tierra. Es una distinción fundamentalmente
enfrentó a la mentalidad individualista de los "geográfica", basada en las circunstancias de
criollos, para quienes la libertad se convertía haber nacido en las Indias; hecho negativo que
en meta de la Independencia. la subordinaba respecto de sus padres, los naci-
La libertad individual que defendieron los dos de la Península, o "chapetones".
criollos en la Independencia, consideró indis- Esta escisión entre chapetones y criollos
pensable la declaratoria de libertad individual se manifiesta desde el siglo XVI, cuando se habló
para el indígena y la destrucción de los resguar- de blancos procedentes de la Madre Patria, puros
dos que limitaban esa libertad. Mediante el de- y sin mancha; y de blancos nacidos en la Indias,
creto del 5 de julio de 1820, el Libertador Bo- con el pecado original de haber nacido en esta
lívar dispuso lo siguiente: tierra inferior a la europea. Los criollos se con-
"Se devolverán a los naturales como propietarios sideraron hijos de los descubridores y primeros
legítimos, todas las tierras que formaban los pobladores de estas tierras y defendieron sus
resguardos, según sus títulos cualquiera que sea derechos para ser preferidos ante los peninsula-
el que aleguen para poseerla los actuales tenedo- res recién venidos e involucrados en la burocra-
res" (25). cia colonial; o sea, contra los nuevos ricos que
Esta idea de Bolívar se proyectó en la ley obtenían sus riquezas en las Indias y anhelaban
del 11 de octubre de 1821, la cual refleja el regresar a la metrópoli para disfrutarlas.
pensamiento de los criollos que actuaron en el En los tres siglos del coloniaje, el crio-
Congreso de Cúcuta. Según esta ley, se estable- llismo fomentó un espíritu de rebeldía contra
ció en Colombia la igualdad del indígena con "el mal gobierno" de las autoridades coloniales.
todos los derechos y deberes de los demás ciu- Es la proyección del descontento de los conquis-
dadanos Ubres; asimismo, la repartición de las tadores y sus hijos, contra las disposiciones rea-
tierras de los resguardos entre todas las familias les lesivas a sus intereses y contra las actitudes
de los indígenas, en proporción a los miembros represivas de los burocrátas coloniales; este des-
de cada una y a la extensión del terreno. Esta contento se manifestó en las "rebeliones" y "mo-
| ley grancolombina destruyó las antiguas comu- tines", como los iniciales de Lope de Aguirre
32 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

y Alvaro de Oyón. El primero daba al rey el en lo fiscal, jurídico, o en las incipientes milicias
título de tirano y defendía su posición de rebelde coloniales.
en nombre de los conquistadores, verdaderos La política borbónica del Reformismo y la
dueños de estas tierras. Alvaro de Oyón, en la centralización en el siglo XVIII, chocó con la
provincia de Popayán, encabezó la rebelión de incipiente emancipación económica que se es-
1553 contra las autoridades coloniales; él se taba fortaleciendo en el anterior siglo de los
llamó asimismo general de la libertad en lucha. "Austrias Menores". Los monarcas ilustrados,
Las tensiones de los americanos se mani- principalmente Carlos III, pretendieron detener
festaron también contra los impuestos, y en es- la emancipación de la autosufíciencia de las co-
pecial la alcabala, causa de los problemas desde lonias y estimularon la dependencia colonial,
finales del siglo XVI. En 1590 el cabildo de entendida como un nuevo imperialismo que se
Tunja rechazó la real cédula sobre "las alcabalas", proyectaba sobre las colonias: centralización po-
por considerarla nociva contra los intereses de líticoadministrativa, organización del fisco me-
la ciudad. En el proceso que se siguió sobre diante la imposición de nuevos impuestos, ex-
este movimiento rebelde, se conocieron algunas pansión del comercio ultramarino, mejora en
expresiones de las gentes contra el monarca es- las comunicaciones, nuevos programas de colo-
pañol: nización internas y nuevas pautas para acelerar
«Que el monarca no tenía nada en aquella tierra el desarrollo económico de las colonias, pero
porque sus padres (los encomenderos) la habían con la dirección centralizadora de la metrópoli
ganado a su costa y derramado su sangre, y que española.
si algún derecho tenía el monarca lo había per-
dido con las imposiciones puestas a su nombre... Los criollos granadinos, ante el empuje del
Que la ciudad de Tunja no recibiría ni pagaría nuevo imperialismo colonial, fueron conscien-
la alcabala» (26). tes de su situación y criticaron a la potencia
metropolitana. El sabio Francisco José de
Otra rebelión americana la encontramos en Caldas, en su Plan razonado de un cuerpo militar
la ciudad de Vélez en octubre de 1740, contra de ingenieros mineralógicos en el Nuevo Reino
los tributos y contribuciones que pesaban sobre de Granada, expresó esta idea:
los colonos y contra el corregidor de Tunja, don «Es un país sin industria, con poca población
Juan Bautista Machín Barrera. Asimismo, una y mirado como colonia, tal como el Nuevo
manifestación de la inconformidad social de los
criollos se evidencia en los hechos de Cali en Reino de Granada, para que su metrópoli haga
1743, cuando en el cabildo se enfrentaron los con él un comercio ventajoso y útil, se requiere
criollos hacendados, encabezados por la familia que se le faciliten los medios de adquirir nume-
Caycedo, contra los chapetones, encabezados rario con qué pagar los efectos que se traen para
por la familia Soto; los primeros fueron apoya- su consumo...» (27).
dos por las masas caleñas que irrumpieron en Esta idea de "dependencia" es indicativa
el cabildo, las cuales fueron apaciguadas por del pensamiento de los criollos sobre el sistema
las autoridades coloniales. establecido por la metrópoli española en su im-
Desde finales del siglo XVII se advierte en perio de ultramar; un sistema que ligaba a las
las colonias americanas una autosufíciencia co- colonias con el Estado central o metrópoli, sos-
lonial y una primigenia emancipación económi- tenido por la burocracia colonial.
ca, manifestada esta en el fortalecimiento de la Las críticas a la centralización metropoli-
actividad económica interna en las colonias y tana de los Borbones, al sistema de dependencia
en la producción de autoabastecimiento y auto- colonial y a la burocracia española, se convirtie-
consumo. Los criollos aparecen como propieta- ron en los argumentos de crítica contra la opre-
rios de las "haciendas" y poseedores de las rique- sión española, esgrimidos por los criollos. Los
zas, esclavos, indígenas asalariados y cultivado- criollos granadinos criticaron la opresión en el
res de la Ilustración, pero alejados del poder coloniaje; el régimen despótico de los burócratas
político, el cual se encontraba en los peninsula- españoles; el tráfico de influencias y el nepotis-
res, representantes de la "burocracia colonial". mo; el papeleo burocrático y la dilación en las
Muy pocos criollos tenían acceso a los altos decisiones para el cumplimiento de las leyes; y
cargos públicos, con excepción de los cabildos el problema de la enorme distancia entre las
o en algunos puestos de menor trascendencia, colonias y la metrópoli.
El proceso político, militar y social de la Independencia 33

La rivalidad entre españoles peninsulares El criollo del Nuevo Reino de Granada se


y los criollos se hizo cada vez más fuerte y sintió denigrado ante la superioridad del penin-
sistemática en el siglo XVIII, cuando en el Nuevo sular; resentido, explotó en la segunda mitad
Reino se manifestaron actos de descontento y del siglo XVIII y planeó, organizó y realizó la
rebeldía de los criollos que ya se consideraban independencia definitiva de la metrópoli. Estu-
dueños de esta tierra, o americanos, como asi- dió el ambiente americano, escudriñó todas sus
mismo se llamaron, contra los foráneos "chape- riquezas y atributos, y realizó serios estudios,
tones". Recordamos la observación que hizo como los del sabio Francisco José de Caldas,
Humboldt en los últimos años del siglo XVIII, para demostrar a los denigradores del medio los
cuando comentó que "los criollos prefieren que grandes atributos de América respecto de Euro-
se les llame americanos". pa. Surgió así un sentimiento de "Patria" desde
El virrey Francisco Montalvo, en su Rela- el punto de vista del nacimiento geográfico para
ción de mando de 1818 en la Nueva Granada, el americano: una patria que necesitaba defensa
destacó la rivalidad entre criollos y peninsulares, y separación de la Madre España.
como una de las causas de la Guerra de Indepen- El naturalismo de muchos, el idealismo po-
dencia, así: lítico de otros y la fe en el destino de estas
«No puedo menos de indicar a V. E. una, que tierras, condujo a fomentar y supravalorar el
juzgo ser la principal, y es la de esa odiosa "orgullo de lo americano"; el amor a la tierra
que nos vió nacer; y el apego de las costumbres
distinción entre americanos y europeos, que y tradiciones. Este orgullo era geográfico de
viene casi con la conquista de estos países, y nacimiento, pero no de descendencia racial,
se sostiene contra lo que piden los intereses del pues no se consideraron descendientes de los
soberano» (28). aborígenes, ni de los negros, sino "descendien-
El demeritamiento de los criollos hecho tes directos de los españoles", pero con derechos
por los peninsulares, se convirtió en una fiebre de libertad e independencia de la Madre Patria.
o complejo de inferioridad que conduciría a una En el célebre Memorial de agravios del Cabildo
fuerza de superación del criollo respecto del de Santa Fe a la Junta Central de España, se
peninsular. El choque en realidad no era de raza, consigna el pensamiento del criollo granadino,
pues chapetones y criollos eran "todos una raza" como grupo del estamento superior; así expresa
con el ligamento a la Madre Patria; los peninsu- el memorial escrito por el criollo Camilo Torres
lares directamente y los criollos por la línea de en 1809:
sus padres o ancestros; el problema fundamen- «Las Américas, señor, no están compuestas de
talmente era de carácter geográfico, por el hecho extranjeros a la nación española. Somos hijos,
de nacer en América: y he allí la inferioridad somos descendientes de los que han derramado
de lo americano ante lo europeo. su sangre por adquirir estos dominios a la Co-
La profunda división de la sociedad grana- rona de España... Tan españoles somos, como
dina entre criollos y peninsulares llegó a su rom- los descendientes de don Pelayo, y tan acreedo-
pimiento formal en la última década del siglo res por esta razón, a las distinciones, privilegios
XVIII, a raíz de los procesos de 1794: la publi- y prerrogativas del resto de la Nación...»(29).
cación de los Derechos del hombre por el criollo Esta idea de Torres es la más expresiva del
santafereño Antonio Nariño; el proceso de los criollismo granadino que aun cuando supone
pasquines contra los estudiantes; y el proceso una postura antihispánica, en cuanto se refiere
contra los conspirados. La sociedad granadina a la ocupación de cargos administrativos y al
presentaba una división profunda entre los crio- ansia de poder político total, defiende su ascen-
llos americanos y las autoridades españolas. Al- dencia de los primeros pobladores. No habla en
gunos hechos de persecución a los conspiradores nombre de los naturales indígenas, pues son
hicieron temblar al grupo criollo: búsqueda de escasos; ni tampoco en nombre de los negros,
libros sospechosos y prohibidos y largos interro- ni de las castas. Torres habla en nombre de los
gatorios y detenciones a los conspiradores crio- criollos que buscan la igualdad con los peninsu-
llos. Surge así la iniciación formal de la etapa lares; la igualdad en América y la metrópoli
de la pre revolución, en la cual tuvieron gran española en aquellos años de crisis monárquica,
importancia los cabildos, en donde se encon- cuando las autoridades representativas de la mo-
traba la flor y nata del grupo criollo. narquía española avivaron el sentimiento la
34 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

igualdad entre las colonias y la metrópoli, y los heroica y la Generación fundadora o de los cau-
criollos alegaron sobre la falta de igualdad en dillos; en general, gentes que nacieron entre
la representación ante la Junta Central. Así lo 1760 y 1805, y cuya vigencia social la encontra-
dice el Memorial de agravios: mos en la primera mitad del siglo XIX. Distin-
«¡IGUALDAD! ¡Santo derecho de la igualdad! guimos los siguientes: Antonio Nariño (El Pre-
Justicia que estribas en esto, y en dar a cada cursor), Pedro Fermín de Vargas, Camilo To-
uno lo que que es suyo; inspira a la España rres, Francisco José de Caldas, José Félix de
europea estos sentimientos a la España america- Restrepo, Joaquín Camacho, Francisco Antonio
na; estrecha los vínculos de esta unión; que ella Zea, Frutos Joaquín Gutiérrez, Ignacio de He-
sea eternamente duradera, y que nuestros hijos, rrera, Miguel de Pombo, José Fernández Ma-
dándose recíprocamente las manos de uno a otro drid, Juan del Corral, José Manuel Restrepo,
continente, bendigan la época feliz que les trajo José María del Castillo y Rada, Francisco de
tanto bien. ¡Oh! Quiera el cielo oír los votos Paula Santander, Tomás Cipriano de Mosquera,
sinceros del Cabildo, y que sus sentimientos no José María Obando, José María Córdoba, José
se interpreten a mala parte! ¡Quiera el cielo que Ignacio de Márquez, y otros. En estas generacio-
otros principios y otras ideas menos liberales, nes surgió la figura del Libertador Simón Bolí-
no produzcan los funestos efectos de una sepa- var, quien con el núcleo de militares venezola-
ración eterna!». nos y entre ellos José Antonio Páez, Antonio
Un escrito del español Gaspar de Jovella- José de Sucre, José Antonio Anzoátegui, Carlos
Soublette, y otros, imprimieron la fuerza militar
nos en agosto de 1811, consigna la idea que se con que culminó la Guerra de la Independencia.
tenía en España sobre la participación del criollo
en la emancipación: En el análisis de los criollos granadinos
«Tengo sobre mi corazón la insurrección de como grupo social, se observan claramente las
América -expresa Jovellanos-...No son los po- aspiraciones de una élite que persigue ascenso
bres indios los que la promueven; son los ESPA- y poder en el estamento superior de la Colonia.
ÑOLES CRIOLLOS, que no pelean por sacudir Una élite formada en las ideas de la Ilustración
un yugo... sino por arrebatar un mando que y consciente de la necesidad de adaptar el sis-
envidian a la metrópoli... Se trata de una esci- tema democrático para la estructura nueva de
sión, de una absoluta independencia, y sobre estos países. De un grupo que aspiraba a una
esto es la lucha" (30). mayor participación política administrativa y
Los criollos granadinos representan el económica, y que luchó contra los "chapeto-
grupo ilustrado en la segunda mitad del siglo nes", representados fundamentalmente en la de-
XVIII; es la élite intelectual formada en el Co- cadente burocracia española, que aparece como
legio del Rosario y en el Colegio de San Barto- nervio central de su ataque.
lomé en Santa Fe de Bogotá; asimismo, en el La presión social de la élite criolla condujo
Seminario de Popayán y en los principales cole- sus fuerzas a buscar el poder, la liberación del
gios de Tunja, Cartagena y demás instituciones gobierno español y la anulación de la preponde-
educativas del Nuevo Reino, en donde se forma- rancia de los europeos. Algunos de ellos, "la
ron los precursores, ideólogos y libertadores de élite intelectual" o grupo de criollos letrados,
Colombia. Su vigencia social se adscribe a su se presentan como los ideólogos de la revolu-
ideario y aspiraciones de emancipación y en la ción, entusiasmados en la elaboración de la es-
búsqueda de un sistema político aplicable a la tructura del nuevo Estado a través de su Cons-
nueva situación. Planear, organizar y realizar titución y de sus leyes. Otros, los criollos comer-
la independencia de estas colonias en relación ciantes y artesanos, que integraban la incipiente
con la metrópoli española; hacer las primeras "burguesía mercantilista" buscaron la libre em-
constituciones, organizar los ejércitos y recibir presa, la libre competencia, la libre contratación
el mando político de sus padres los españoles y el establecimiento del liberalismo económico
peninsulares, se convirtió en el problema prin- y político. Sus aspiraciones concretas más inme-
cipal de sus años de vigencia. diatas, fueron las de llegar a adquirir los dere-
Entre los criollos patriotas de la Nueva Gra- chos para comerciar sin trabas con otras nacio-
nada destacamos a los proceres, pertenecientes nes; la eliminación de toda reglamentación y la
a las tres generaciones criollas de la Independen- esperanza de llegar a aumentar sus riquezas con
cia: la Generación precursora, la Generación la apertura de los puertos americanos al tráfico
El proceso político, militar y social de la Independencia 35

con todas las naciones. Este grupo comerciante del Nuevo Reino de Granada. Estos reflexiona-
y artesano hizo crisis al iniciarse la vida indepen-
ron sobre la decadencia de España, patentizada
diente, pues el atraso técnico, la avalancha de en el atraso de la metrópoli y sus colonias; el
comerciantes extranjeros y la competencia de fracaso del afán mercantilista español, expre-
los productos ingleses, hicieron fracasar sus as- sado en ese deseo de riqueza y obtención de
piraciones iniciales. Surgió así la influencia de oro, que en vez de beneficiar a la metrópoli y
la burguesía inglesa, fuerte y poderosa, que ini- sus colonias, benefició a las demás naciones
ció enseguida el transporte de las materias pri- europeas. Los criollos criticaron el monopolio
mas requeridas por la industria europea y la comercial;'el establecimiento de un sistema as-
importación de sus mercancías elaboradas, que fixiante de impuestos; la multiplicidad de trabas
dieron lugar al nuevo imperialismo económico, en el comercio, la industria, la agricultura y
dirigido ahora por Inglaterra, la nueva órbita demás actividades económicas; la pésima admi-
que arrebató el poderío colonial a la decadente nistración de la hacienda pública; la escasez de
España. mano de obra para las minas y las haciendas;
Otro grupo criollo aparece en la élite que el aumento del contrabando y, en general, toda
vivió la coyuntura independentista; es la "aris- la problemática económica española, que reper-
cutía en las colonias americanas.
trocracia rural", compuesta por los criollos terra-
tenientes, hacendados, propietarios de los gran- Uno de los ataques de los criollos granadi-
des latifundios. Algunos de ellos colaboraron nos se proyectó en el problema del comercio
con los patriotas y otros con los españoles penin-colonial. Se atacó el sistema del monopolio co-
sulares, como reflejo de defensa y protección mercial, por el cual el comercio exterior de las
de sus propiedades. Es el grupo partidario, del colonias se presentaba sometido a un control
orden, que más adelante, en la década posterior estricto por parte de las autoridades, y con toda
a la disolución de la Gran Colombia, colaboró clase de limitaciones. Este comercio se hizo
en la contrarrevolución. fundamentalmente con Sevilla y con algunos
puertos americanos y sólo se realizaba durante
Un análisis de la élite criolla granadina des-
pués de la Independencia, precisamente la "élite ciertas épocas del año y con barcos protegidos
militarmente. España proporcionaba productos
caudillista" del siglo XIX, nos refleja la siguiente
radiografía social: surgida de la gesta emancipa- industriales y, por su parte, las colonias suminis-
dora aparece la "élite militar" de los "libertado-traban el oro, la plata, y las materias primas.
res", quienes se enfrentaron al gobierno español Las colonias debían pagar grandes cantidades
en la Guerra de Independencia, se propusieron de oro y plata por las mercaderías que importa-
romper los moldes monárquicos coloniales, ban desde España, la mayor parte traídas de
transformar las colonias en repúblicas libres y Inglaterra, Francia, Holanda, y otras naciones
abrir la rigidez de la sociedad estamental colo- de Europa que recibieron en realidad el oro que
nial hacia una nueva sociedad en donde los hom- se exportaba de las colonias.
bres tuvieran iguales derechos y oportunidades. El siglo XVIII de las reformas borbónicas
La Guerra de Independencia trajo consigo muestra algunas tentativas españolas por diver-
la eliminación del grupo español peninsular. sificar la economía de las colonias y abrir el
Muchos de ellos murieron en la guerra; otros comercio interprovincial. Pero ante estos esfuer-
se refugiaron en Cuba, Puerto Rico y demás zos, surgieron los problemas económicos en la
islas de las Antillas; y otros adoptaron la nuevametrópoli y en las colonias; en primer lugar,
ciudadanía. Todos los españoles de la alta bu- por las barreras proteccionistas creadas por el
rocracia colonial fueron destituidos de sus pri- mercantilismo en los principales mercados euro-
vilegios y preeminencias y la mayor parte emi- peos; y en segundo lugar, por la incapacidad de
gró a España. España para abastecer a las colonias con los
productos manufacturados.
Las críticas a la economía colonial La actitud de las colonias ante el problema
comercial se manifestó en el siglo XVIII por dos
La segunda mitad del siglo XVIII y los pri- tendencias; primera, fortaleciendo la producción
meros años del XIX en la manifestación de la interna de los artículos que necesitaban y que
crisis del Imperio español, motivaron una crítica España no podía abastecer; y segunda, buscando
a la economía colonial por parte de los criollos la salida a los mercados internacionales, aun
36 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

cuando fuese por medio del contrabando. In- colas, así como de los artículos europeos que
fluye en esta segunda tendencia, la aspiración eran objeto del comercio peninsular. Por ello
de la Gran Bretaña para la obtención de una España aparecía para los criollos como la me-
trópoli que impedía a toda costa la producción
política de puertos abiertos en todo el continente
americano, precisamente, de la nueva potencia de las colonias. "España no ha permitido fomen-
que aspiraba el predominio económico en el tar la producción en sus colonias", es el argu-
mundo occidental; elevada a primer plano de la mento económico principal en el documento
economía mundial por la revolución industrial, Motivos de la revolución de 1810, escrito por
el fortalecimiento del poderío naval y el predo-los criollos Camilo Torres y Frutos Joaquín Gu-
minio comercial al primer lugar de opción para tiérrez.
remplazar con su órbita económica al poderío Otra de las principales fuentes de ingresos
imperial de la decadente España. económicos en el Nuevo Reino fue el tabaco,
Un problema económico interno de las co- cuya producción se quiso racionalizar para bene-
ficio del fisco real. Tenemos en cuenta que en
lonias que fue criticado por los criollos, se re-
fiere al estancamiento de la producción america-el Nuevo Reino, en los finales del siglo XVIII,
na. España, en el siglo XVIII, procuró que en el 20% de los recaudos del gobierno provenían
sus colonias no se desarrollaran industrias que del tabaco. Se presentaba como un verdadero
le hicieran competencia. Un fortalecimiento de monopolio que controlaba no solamente los te-
la industria americana ocasionaría el menoscabo rrenos, sino los agricultores que lo debían cul-
de la venta de los productos europeos y penin- tivar; por ello se advierten numerosas protestas
sulares controlados por los comerciantes espa- en el Nuevo Reino, principalmente en la provin-
ñoles. Se pensaba asimismo que era un grave cia de Tunja, Socorro, San Gil y Pamplona, ya
peligro para España la creación de la industria que la producción se fue concentrando en el Valle
americana, pues ella implicaría el debilita- del Magdalena.
miento de los lazos de dependencia económica La multitud de impuestos y trabas a la eco-
y política, que unían a las colonias con la me- nomía colonial, aparece profusamente en la ar-
trópoli. gumentación de los criollos insurgentes contra
España. Las críticas se hicieron principalmente
El desarrollo de las colonias se enfrentó al
sistema monopolístico español, a pesar de las en la segunda mitad del siglo XVIII, debido al
reformas de los monarcas Borbones: liberación recargo tributario que la metrópoli impuso para
del comercio (medidas de 1778), reformas fisca- financiar las guerras en que se vio envuelta y
les, centralización del Estado, organización ad-las grandes reformas que llevó a cabo. Para
ministrativa, fomento del desarrollo económico atraer recursos, la Corona española estableció
y una política general española de explotación un sistema fiscal excesivamente riguroso. Todo
estaba gravado: los indios pagaban su tributo
colonial organizada y lucrativa para el fortaleci-
miento de la Corona. como señal de la subordinación al rey; los buró-
cratas pagaban su "media anata"; el impuesto
Las nuevas políticas económicas de los Bor-
de la "alcabala" se pagaba por la venta de bienes
bones se propusieron estimular la producción muebles e inmuebles; el impuesto de la "Armada
de oro, precisamente en una época mercantilista de Barlovento" se pagaba por el consumo de
aun, cuando los metales preciosos constituían vinos, conservas, jabón, etc., y fue creado para
la riqueza de los pueblos. El Nuevo Reino era combatir corsarios y piratas de las Antillas; el
muy importante, pues en el siglo XVIII ocupaba quinto real se pagaba sobre el oro, la plata y
el segundo lugar en producción de oro, después demás metales preciosos; los diezmos, la sisa,
del Brasil; y antes en el siglo XVII, obtuvo ellos valimentos, el impuesto de gracias al sacar,
primer lugar, con un porcentaje del 39% de la la mesada eclesiástica, la bula de cruzada, el
producción mundial. espolio, el impuesto de avería, el almojarifazgo,
El proteccionismo económico español fo- el impuesto del aguardiente, tabaco, sal, papel
mentó fundamentalmente la minería en el Nuevo sellado, peajes y pontazgos, los impuestos mu-
Reino, que de hecho contribuía a aumentar el nicipales varios (que ahogaban al pueblo), se
numerario. Las colonias aparecían como fuentes constituyeron en los fermentos más propicios
de riqueza para la metrópoli y como mercados para la protesta y la rebelión. Precisamente el
seguros para sus productos industriales y agrí- impuesto de la alcabala y la nueva reglamenta-
El proceso político, militar y social de la Independencia 37

ción sobre la Armada de Barlovento, dieron lu- nómica colonial, el libre comercio con todos
gar al Movimiento de los Comuneros de 1781. los países del mundo, la organización de la ha-
Otro de los problemas económicos que apa- cienda pública con una legislación sencilla, útil
reció en la argumentación de los criollos grana- y eficaz, y el fortalecimiento de un mercado
dinos se refiere a la mala distribución de la tierra interno para beneficio de los nuevos Estados
en el Nuevo Reino, reflejada en el surgimiento nacionales independientes.
de las grandes "haciendas", en manos de unos Algunos criollos precursores hicieron sus
pocos terratenientes. El precursor Pedro Fermín planteamientos sobre la estructura y el futuro
de Vargas, en su Memoria sobre la población económico del Nuevo Reino de Granada. Pedro
del Reino, opina que uno de los mayores yerros Fermín de Vargas, en sus Pensamientos políti-
de España en el Nuevo Reino de Granada es el cos sobre la agricultura, comercio y minas del
del repartimiento de tierras. La mala repartición Virreinato de Santafé de Bogotá propuso un de-
de las tierras trajo como resultado la desigualdad sarrollo equilibrado de todas las ramas de la
de fortunas y con ella la consecuencia de la actividad económica y el fortalecimiento del de-
desigualdad social y la miseria. Así lo expuso sarrollo regional. Esbozó para el Nuevo Reino
en su Memoria: un planteamiento de planificación de los recur-
«De estas reflexiones resulta que habiéndose re- sos humanos, tendiente a estimular la inmigra-
partido las tierras desigualmente cuando se con- ción, el proceso de mestizaje, las campañas de
quistó este Reino, presto se hallaron muchos salud, las reformas agrarias e industriales y el
ciudadanos sin fondos y otros con más de lo estímulo a la educación fundamental.
que podían cultivar, de que se siguió la miseria Por su parte, el Precursor Antonio Nariño,
de los unos e imposibilidad de casarse, y la en su Ensayo sobre un nuevo plan de adminis-
necesidad de los otros de dejar gran parte de su tración en el Nuevo Reino de Granada, consideró
tierras sin aprovechamiento» (31). fundamental incrementar la riqueza y el bienestar
El precursor Antonio Nariño, en su Ensayo de los habitantes, precisamente en un país rico
de un nuevo plan de administración del Virrei- en minas y otras producciones. Consideró nece-
nato, presentado al monarca español por inter- saria la reforma del sistema tributario, en donde
medio del virrey, el 16 de noviembre de 1797, algunas contribuciones se habían convertido en
expresó la crítica general a la estructura econó- verdaderos obstáculos para el desarrollo, como
mica de la Colonia en los siguientes términos: el caso de las alcabalas interiores y los estancos
"El comercio es lánguido; el erario no corres- de aguardiente; propuso su sustitución por un
ponde ni a su población, ni a sus riquezas terri- tributo que debía contribuir al fomento de la
toriales; y sus habitantes son los más pobres de industria y al incremento de la productividad
América. Nada es más común que el espectáculo del trabajo. Ante la escasez de dinero metálico,
de una familia andrajosa sin un real en el bolsi- Nariño propuso la introducción del papel mone-
llo, habitando una choza miserable, rodeada de da.
algodones, de canelos, de cacaos y de otras Otro de los criollos economistas del Nuevo
riquezas sin exceptuar el oro y las piedras pre- Reino fue Jorge Tadeo Lozano, quien en el Co-
ciosas.. . Yo la comparo [la Nación] a un hombre rreo Curioso, publicado en Santa Fe en 1801,
opulento que goza de grandes rentas y que esta hizo algunos planteamientos sobre la felicidad
abundancia lo hace despreciar la economía y la pública o desarrollo económico del Nuevo Rei-
constancia que sólo forman la riqueza de los hom- no. Consideró el problema que surge en una
bres que no gozan tan ricas posesiones..." (32). sociedad ociosa con gran desocupación en las
La argumentación expuesta por los criollos gentes y con un desprecio a las actividades eco-
del ciclo revolucionario, nos deja traslucir los nómicas, principalmente las artes, la agricultura
rasgos de la economía colonial en el Nuevo y el comercio; en un país en donde las gentes
Reino de Granada. Una economía regional ais- prefieren perecer de hambre y educar a sus hijos
lada, en relación estrecha con la metrópoli a que hacerles emprender un oficio. Propuso el
través del monopolio comercial; una economía cambio de mentalidad económica de las gentes,
de autoabastecimiento, regida dependiente- hacia la productividad y la creación de la "So-
mente por los intereses de la metrópoli. ¿Y qué ciedad Económica de amigos del país"; lo im-
es lo que se persigue como solución en la Inde- portante, según sus planteamientos, es fomentar
pendencia? La liberación de la dependencia eco- el cambio hacia la felicidad del Reino.
38 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

En el Informe del Real Consulado de Car- nía dos batallones y enviaba esclavos, caballos,
tagena de Indias publicado en 1810, don José vestidos y una suma de 200 mil pesos; Antioquia
Ignacio de Pombo, hizo una verdadera radiogra- envió dos mil reclutas y 400 mil pesos; asimis-
fía de la vida económica del Nuevo Reino y mo, contribuyeron cuantiosamente las provin-
propuso un plan de incremento de las actividades cias de Tunja, Cartagena, Santa Fe, Neiva y
económicas y una política firme de educación demás provincias de la Nueva Granada.
práctica y ocupación para las gentes. Consideró Ante la culminación de la Independencia
importante para el futuro del país, el fomento en los años de 1819 y 1820, el gobierno inicial
de la agricultura, las artes industriales y el co- de la Gran Colombia tuvo que declarar la emer-
mercio. gencia económica para poder financiar la Guerra
de Independencia y consolidar el triunfo. Esta-
Financiación de la guerra y situación bleció el impuesto personal, proporcional al pa-
de la economía en la Independencia trimonio de las personas; exigió empréstitos a
comerciantes y hacendados; también al clero de la
capital y las provincias; elevó el precio del papel
La revolución política de 1810 y la organi- sellado y otras medidas para fortalecer el fisco
zación de la Primera República Granadina dejan nacional. En el Congreso de Cúcuta de 1821 se
entrever un problema en la organización finan- hizo la Reforma Fiscal y Reforma Arancelaria,
ciera del país en una época de revolución, des- tendientes a la organización de la economía
pués del aparente progreso económico, en el grancolombiana (33).
siglo XVIII, del reformismo borbónico. Los crio-
llos que asumieron las responsabilidades oficia- Un problema sociomilitar que influyó en
les de la economía granadina eran inexpertos la economía de la Nueva Granada en la Guerra
en esta actividad, pues siempre habían estado de Independencia fue la interrupción de la acti-
alejados de la administración pública en los altos vidad económica normal; muchas gentes que
cargos burocráticos. Por este motivo, encontra- laboraban en los campos y en las minas fueron
mos en ellos un espíritu innovador que condujo reclutadas en los ejércitos patriotas o realistas, pa-
a eliminar todo tipo de organización económica ralizando estas actividades y múltiples negocios,
con proyección colonial española. Algunas pues las gentes vivieron un estado de zozobra
provincias suprimieron las alcabalas, el tributo e indecisión. En los años de la Reconquista y
de indígenas, los estancos de tabaco y aguar- la Guerra de Independencia, muchos propieta-
diante y otras rentas coloniales. Como tendencia rios huyeron con sus familias y capitales y de-
general, se presentó la dificultad en las recauda- jaron sus tierras en completo abandono. En al-
ciones de impuestos, pues muchas gentes duda- gunas regiones de mayor intensidad en la guerra,
ban sobre la estabilidad del nuevo régimen, y se presentó un alto grado de destrucción de las
en algunos casos, habían pagado por anticipado propiedades, tanto del bando patriota como del
sus impuestos a las autoridades españolas. realista. El comercio interno también sufrió
enormemente en las regiones de mayor intensi-
La repercusión del manejo de la economía dad de la lucha guerrera y en especial por las
con la innovación revolucionaria contra todo lo múltiples dificultades en las comunicaciones.
que llevara el sello de la Colonia, se proyectó
en el déficit de tesorería, en el atraso de los Durante la Reconquista y la Guerra de In-
pagos y en las dificultades para atender los dis- dependencia se advierten algunas extorsiones
tintos frentes de guerra y la administración. Al- financieras, que iban desde la confiscación de
gunos gobernantes de la Nueva Granada tuvie- bienes, las tierras y los ganados, hasta los prés-
ron que acudir a la emisión de papel moneda, tamos forzosos y la aceptación de moneda depre-
como fue el caso de Cartagena, o la acuñación ciada.
de monedas de plata de baja ley, como Cundi- La minería en el Nuevo Reino de Granada
namarca y Santa Marta. decayó considerablemente desde las últimas dé-
El problema principal apareció con mayor cadas del siglo XVIII y en la Guerra de Indepen-
intensidad ante la financiación de la guerra y la dencia; el problema principal fue la escasez de
organización de la Gran Colombia. Las provin- mano de obra, la cual repercutió en la paraliza-
cias colaboraron en dicha financiación, según ción de las minas. La Casa de Moneda de Santa
nos refiere José Manuel Restrepo en su Historia Fe recibió mucho menos oro y plata después de
de la Revolución de Colombia. Socorro mante- la victoria del Puente de Boyacá que antes de
El proceso político, militar y social de la Independencia 39

la revolución. El quinto real produjo desde 1800 con la economía expansionista del siglo XIX,
a 1807 el doble de lo que dejó al tesoro nacional centrada en la Gran Bretaña. El Nuevo Reino
desde 1820 a 1827. pasó de una economía monopolística y de gran
La agricultura aparece como la actividad cantidad de tributos, a una mayor atención a los
redentora para el futuro del país, precisamente impuestos aduaneros, considerándolos como la
en una época "fisiocrática" a nivel mundial, mayor fuente de ingresos. El consumo de artícu-
cuando se consideraba que la riqueza de los los importados tendió a superar las posibilida-
pueblos se encuentra en la cantidad y calidad des de exportación para contrabalancear el co-
de sus recursos naturales. El Libertador Simón mercio exterior; de allí que hubo necesidad de
Bolívar mostró gran preocupación económica los préstamos extranjeros, los cuales fueron con-
por la agricultura y el comercio; mediante un siderados también para financiar la Guerra de
decreto de la Villa del Rosario, el Libertador Independencia. Estos préstamos fueron hechos
creó las Juntas de Agricultura y Comercio, adop- principalmente a los financistas ingleses en tér-
tando una política proteccionista para estas ac- minos altamente onerosos para el país, lo cual
tividades. La agricultura no se paralizó con la dio surgimiento a los agudos problemas con los
Independencia; algunos estudios realizados so- pagos y los elevadísimos intereses por los em-
bre la producción de tabaco en Ambalema, nos préstitos. La deuda de Independencia y la expan-
han indicado que la producción prosiguió du- sión excesiva de las importaciones se tienen en
rante la guerra, sin interrupción. Los ejércitos, cuenta entre las causas de las crisis financieras
cuando llegaban a un sitio determinado aprove- que contribuyeron a la inestabilidad política ge-
chaban los frutos naturales o cultivados, pero neral en los primeros años republicanos de Co-
no destruían los sembrados. lombia.
Un problema que se observa en los años
La industria artesanal del Nuevo Reino, de la Guerra de Independencia se relaciona con
principalmente los tejidos, decayó en la Inde- el influjo de la Gran Bretaña a través de los
pendencia, tanto por la escasez de mano de obra, empréstitos ingleses a Colombia y su proyección
como por la competencia de los tejidos ingleses en los capitales para la producción minera y
mucho más baratos que los granadinos y cuando agrícola. En 1817, Bolívar comisionó a don
se idealizaban los nuevos valores alrededor de Luis López Méndez para realizar gestiones ante
la "anglomanía" con el surgimiento de la Gran Inglaterra, con el fin de obtener oficiales y sol-
Bretaña como nueva potencia que proyectaba dados, armas, municiones y dinero para los gas-
su dominación neocolonial. Los tejidos del tos de la guerra. López Méndez equipó un per-
oriente del Nuevo Reino y demás regiones deca- sonal de oficiales y soldados ingleses, en nú-
yeron ante la avalancha de los buenos paños mero de 5.088 individuos, con quienes se formó
ingleses. la Legión Británica que actuó en la Campaña
El comercio granadino sufrió también enor- Libertadora. Mencionamos también las misio-
memente en la Guerra de Independencia, tanto nes enviadas a la Gran Bretaña para la consecu-
en lo interno por las dificultades en las comu- ción de empréstitos: los empréstitos de Fran-
nicaciones, como en lo externo, en su relaciones cisco Antonio Zea, Manuel Antonio Anubla y
con el mercado mundial. Desde el punto de vista Manuel José Hurtado, que debido a las condicio-
interno, los estadistas de la Gran Colombia re- nes onerosas para Colombia, se convirtieron en
conocieron la importancia vital del transporte, uno de los principales problemas económicos
principalmente fluvial. Se elaboraron planes en la primera mitad del siglo XIX.
para el Orinoco, el Magdalena y el Atrato y se La realidad económica que se advierte en
hicieron varias concesiones a extranjeros, pero la Nueva Granada y en los demás países hispa-
ninguna dio un resultado importante hasta un noamericanos que surgieron en las primeras dé-
período posterior. Al almirante Pedro Luis cadas del siglo XIX, determinó la continuidad
Brion se le concedió el derecho exclusivo de de la economía de subsistencia y el aislamiento
navegación a vapor en el Orinoco, pero no hizo regional, iniciándose un limitado mercado in-
uso de esta concesión; asimismo, Juan Bernardo terno y una apertura a la economía librecambis-
Elbers tuvo también un privilegio semejante ta, que condujo estos países a su relación con
para el Magdalena. el mundo occidental y, en la misma forma, a
La expansión del comercio, ligado a un mer- entrar en las nuevas órbitas económicas neoco-
cado mundial, está . intimamente relacionada loniales.
40 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Las ideas y las instituciones políticas P.- ¿De quién dependía la América antes de
en la Independencia la revolución de España?
R.- De sus leyes.
P.— ¿Esta sumisión o dependencia tenía algún

L a justificación del derecho de los colombia-


nos a la autonomía, que se advierte en los
escritos de la época, les hizo delimitar la idea
fundamento en la justicia?
R.- Ninguno tuvo un principio.
P.- ¿Qué títulos se han alegado para mantener
de independencia como una acción necesaria esta independencia?
para reasumir los propios derechos arrebatados R.- Tres: a saber, la donación del Papa, la
en conquista por la España imperial. Conquista y la propagación de la religión
La idea principal que se colige de ello es cristiana...» (34).
que, con su independencia, las antiguas colonias Uno de los títulos presentados por España
españolas recobran su libertad y reasumen aque- para legalizar la conquista de América, que más
llos derechos propios que les conceden el rango fueron atacados por los hispanoamericanos en
de Estados nacionales libres y soberanos. Li- la Independencia, fue la donación papal. Se re-
bres, porque ellos los desligan de los lazos que fiere al título o derecho que el Romano Pontífice
los ataron con España; y soberanos, porque pue- concedió a los reyes de España para la posesión
den ejercer la autoridad suprema sin intromisión de las nuevas tierras descubiertas, el cual tiene
directa de ninguna metrópoli. sus raíces en la Doctrina Ostiense y su expresión
Para llegar a la justificación de la indepen- en el documento del Requerimiento. El padre
dencia, los criollos patriotas desentrañaron los Juan Fernández de Sotomayor expresó lo si-
derechos aducidos por España para retener sus guiente sobre la donación papal en su Catecis-
territorios de ultramar: la donación papal, el mo:
señorío universal del emperador español, la pro-
pagación de la fe cristiana, el derecho de descu- «P.- ¿La donación del Papa no ha sido un título
brimiento, la inferioridad natural de los indios, legítimo?
la tiranía de los bárbaros caciques y sus leyes R.- No, porque el vicario de Jesucristo no
inhumanas, la libre elección, la libre donación puede dar ni ceder lo que jamás ha sido
hecha por los caciques indígenas, etc., justifican suyo, mucho menos en calidad de Papa o
la guerra justa ante la oposición de los aboríge- sucesor de San Pedro que no tiene autori-
nes para que la Corona española hiciera efecti- dad ni dominio temporal...
vos sus justos títulos. En segundo lugar, negaron P.- Pues qué, ¿el Papa Alexandro VI, autor
estos títulos y derechos; y en tercer lugar, jus- de esta donación no conocía que no tenía
tificaron la idea de independencia como la ac- tal poder?
ción de los pueblos hispanoamericanos para rea- R.- Bien pudo no haberlo conocido; y no es
sumir sus propios derechos. de extrañar en aquel siglo de ignorancia
Una descripción y refutación de los títulos en que atribuían los pontífices romanos
aducidos por España para retener jurídicamente el derecho de destronar a los mismos re-
a sus colonias, nos la da el precursor ideólogo yes, nombrar otros y absolver a los vasa-
costeño del Nuevo Reino, Juan Fernández de llos del juramento de fidelidad como suce-
Sotomayor en su perseguido Catecismo o ins- dió en Francia y otros reinos».
trucción popular, publicado en Cartagena en Otro de los títulos presentados por España
1814, en el cual, con los mismos argumentos para legalizar sus derechos en América, fue el
del padre Francisco de Vitoria en su obra Relec- derecho de conquista y el derecho de hallazgo
ciones de Indios y del derecho de guerra y de o descubrimiento, teniendo en cuenta que las
los teólogos fray Bartolomé de las Casas y fray cosas que están desiertas o vacantes pertenecen
Antonio de Montesinos, negó los títulos de con- por derecho de gentes y, por el natural, al pri-
quista y justificó el alzamiento contra las auto- mero que las ocupa; y como los españoles fueron
ridades españolas. En la lección primera expuso los primeros que encontraron y ocuparon estas
las siguientes preguntas y respuestas: tierras, resulta que ellos tienen el derecho de po-
«Lección I. Refútanse los fundamentos seerlas y conquistarlas. El padre Fernández de
contrarios a la Independencia: Sotomayor en su Catecismo o instrucción popular
El proceso político, militar y social de la Independencia 41

negó este título del derecho de conquista, cuando "No hay pues remedio; perdida la España, di-
expresó en una de sus respuestas: suelta la monarquía, rotos los vínculos políticos
que la unían con las Américas, y destruido el
"La conquista no es otra cosa que el derecho gobierno que había organizado la Nación para
que da la fuerza contra el débil, como el que que la rigiese en medio de la borrasca, y mientras
tiene un ladrón que con mano armada y sin otro tenía esperanzas de salvarse; no hay remedio:
antecedente que el de quitar lo ajeno, acomete Los reinos y provincias que componen estos
a su legítimo dueño, que o no se resiste o le vastos dominios, son libres e independientes y
opone una resistencia débil. Los conquistados, ellos no pueden, ni deben reconocer otro go-
así como el que ha sido robado, pueden y deben bierno ni otros gobernantes que los que los mis-
recobrar sus derechos luego que se vean libres mos reinos y provincias se nombren y se den
de la fuerza, o puedan oponerle otra superior". libre y espontáneamente según sus necesidades,
Estos mismos argumentos los encontramos sus deseos, su situación, sus miras políticas,
en los planteamientos que hizo el Precursor don sus grandes intereses y según el genio, carácter
Antonio Nariño en la Bagatela No. 5 que apare- y costumbres de sus habitantes" (36).
ció en Santa Fe el 11 de agosto de 1811, en los Estos argumentos los encontramos también
cuales dio una alerta sobre la reacción española en las actas de la Declaración de Independencia,
y a la forma como se pregonará "la vergonzosa en donde los granadinos justificaron la Indepen-
Bula de Alejandro VI que regaló un mundo que dencia respecto de la Corona española. En la
no era suyo, que no sabía en dónde estaba situa- Declaración de Independencia de Cartagena de
do, ni quién era su dueño...(35). Indias el 11 de noviembre de 1811 aparece lo
La negación de los derechos que se tenían siguiente sobre el pacto:
como legítimos en la dominación de España "Desde que con la irrupción de los franceses en
sobre América, se consideró necesaria en la de- España, la entrada de Fernando VII en el terri-
finición de la idea de Independencia como la
reasunción de los derechos propios para ejercer torio
aquel
francés, y la subsiguiente renuncia que
monarca y toda su familia hicieron del
la soberanía popular. trono de sus mayores en favor del Emperador
El acto de reasunción de los derechos por Napoleón, se rompieron los vínculos que unían
el pueblo, que afirma a la vez su soberanía, al rey. con sus pueblos, quedaron éstos en el
llevó a meditar sobre el pacto de las colonias pleno goce de su soberanía, y autorizados para
con la metrópoli. Sobre ello se argumentó lo darse la forma de gobierno que más le acomo-
siguiente: si existió algún pacto, éste sólo se dase".
concibe realizado entre las colonias y el monar-
ca, y no entre las colonias y el pueblo español. Las ideas que enarbolaron los americanos
Se basa este planteamiento en el hecho jurídico en las distintas colonias, llevaban el argumento
de la unión directa y exclusiva de los reinos de de una reasunción del poder por crisis de la
las Indias a la Corona de Castilla, independien- Corona española; y en la misma forma, la nega-
temente de toda vinculación con el Estado o ción del pacto entre las colonias y la Corona.
Nación española. En el Catecismo o instrucción popular, el padre
El pacto de la Corona española con el pue- Juan Fernández de Sotomayor hizo el resumen
blo americano fue esgrimido como el argumento de la justifícación de la Independencia:
legal de la emancipación: si el rey se encuentra "Resulta por tanto quanto se ha dicho en esta
cautivo, o sea físicamente imposibilitado para lección que la anterior dependencia no ha tenido
gobernar, las colonias se encuentran liberadas fundamento legítimo en justicia que ni por la
de su dominación, pues no es el pueblo español cesión del Papa Alexandro VI, ni por la Conquis-
la entidad que tenga poderes para remplazar la ta, ni por la propagación y establecimiento de
Corona. Cautivo el rey, las colonias americanas la religión católica, la América ha podido perte-
tienen el justo derecho de disolver los vínculos necer a la España o sus Reyes, por consiguiente
que ligan los pueblos con la metrópoli. En la es justa y santa la declaración de nuestra inde-
carta que le envió el doctor Camilo Torres a su pendencia y por ella la guerra que tenemos para
tío el oidor Tenorio el 21 de mayo de 1809, le conservarla: que desde que fuimos declarados
expresó lo siguiente sobre la disolución del pac- independientes entramos en el goce de los De-
to: rechos del hombre y como tales hemos podido
42 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

formar una sociedad nueva y colocarnos en el mación democrática de la generación criolla so-
rango y número de las demás naciones". bre la idea de la soberanía popular. Se conside-
Una vez desligadas las colonias del pacto raba que los cabildos, representantes directos
con España, el pueblo, componente natural de de pueblo, tenían la autoridad y el derecho na-
la sociedad, reasume la soberanía que le corres- tural para reasumir la soberanía.
ponde por derecho desde sus orígenes y que La tradición de la autonomía municipal es-
está implícita en su esencia. Es ésta la prerroga- pañola se proyectó pujante en las colonias ame-
tiva inalienable del pueblo para gobernarse por ricanas, a través de los cabildos como núcleos
sí mismo, la cual encarna la voluntad general sociopolíticos aglutinantes de la vida política y
y la legitimidad de todo acto que emane de ella. social de la Colonia. Los cabildos defendieron
La idea de la soberanía popular para dar los fueros municipales y los intereses del pueblo;
una juridicidad a la Independencia aparece como ellos fueron la escuela preparatoria de la demo-
una preocupación de los ideólogos de la eman- cracia y, en especial, la escuela de los criollos,
cipación. Ante el vacío de poder en la metrópoli quienes tenían fácil acceso a esta institución
por la caída de la monarquía, el pueblo ameri- política.
cano, subyugado en la Colonia, reasume su so- Los cabildos del Nuevo Reino se convirtie-
beranía y se emancipa de la Madre Patria. Es ron en algunos casos en órganos de expresión
la tesis pactista que proclamó el poder supremo crítica del desgobierno español. El cabildo de
del pueblo, en contra del poder unipersonal de Cali se empeñó en mantener la autonomía ame-
los monarcas, la cual aparece en numerosos es- nazada por las intromisiones del gobernador de
critos oficiales y particulares de aquella época. Popayán. El cabildo de Tunja fue uno de los
Para un estudio de esta tesis política, debemos más revolucionarios de la Colonia; en 1564 se
tener en cuenta varios canales de penetración y opuso al nombramiento del corregidor y en los
diversas influencias que convergieron en la co- últimos años del siglo XVI se convirtió en el
yuntura histórica de la Independencia. abanderado de las ciudades contra las alcabalas.
Uno de los primeros canales de penetración El movimiento comunal de 1781 se hizo alrede-
de la idea de la soberanía popular, lo encontra- dor de 66 cabildos, los cuales promovieron y
mos en las ideas de la tradición teológico legal representaron los reclamos de los pueblos suble-
española, expresadas en la tesis populista, la vados. En la misma forma, la Revolución polí-
cual se hizo presente mediante las ideas de Fran- tica de 1810 se presenta como la revolución de
cisco Suárez, Francisco de Vitoria, el padre Juan los cabildos, los cuales reasumen la soberanía
de Mariana y otros. Según estas ideas, se negó popular.
el principio del derecho divino de los reyes, Otro de los canales de penetración de las
considerando que el poder sólo procede de Dios, ideas de la soberanía popular es la Ilustración,
pero se ejerce a través del consentimiento popu- expresada en la tesis pactista de los enciclopedis-
lar. Estas tesis fueron expuestas por los jesuítas tas, de los pensadores franceses y sajones, y en
en muchos de sus colegios en el Nuevo Reino, especial Rousseau, Montesquieu, Locke, Jeffer-
lo cual manifiesta un canal muy importante en son, Payne y otros. Camilo Torres, el ideólogo
la formación de los criollos granadinos, quienes, de la Revolución granadina, consideró que los
además de conocer esta corriente tradicionalista cabildos son las únicas instituciones que deben
escolástica, alcanzaron a estudiar a los reforma- convocar a los granadinos para conformar las
dores ilustrados de España y entre ellos Feijoo juntas de gobierno, hasta cuando se instalara el
y Jovellanos, quienes analizaron las doctrinas Congreso General. En la misma forma opinaron
tradicionales desde las Siete Partidas y las com- José Félix de Restrepo, partidario de la idea del
plementaron con las doctrinas de la Ilustración. contrato social roussoniano, y el Libertador Si-
La experiencia democrática de las munici- món Bolívar, para quienes el contrato social
palidades de Castilla con la defensa de los fueros justifica el Estado y la soberanía del pueblo, la
municipales, que fueron sustentados celosa- cual se convierte en la fuente de todo poder. En
mente por los pueblos españoles y que después las actas de la Revolución de 1810 y en las
de tres siglos reaparecieron ante la invasión na- declaraciones de independencia absoluta en las
poleónica y en la revolución de América, y asi- distintas provincias del Nuevo Reino, encontra-
mismo en el liberalismo y constitucionalismo mos con profusión la idea de la reasunción de
españoles, se presenta como otro canal de for- la soberanía popular. Es la preocupación cons-
El proceso político, militar y social de ¡a Independencia 43

tante en el ideario político de los miembros de políticas, es la definición más clara del concepto
los cabildos para dar legalidad y espíritu jurídico de soberanía popular.
a la revolución política, ya fuese de autonomía Aunque en el acta de la Revolución de
de la Regencia de España o de independencia 1810 se expresan una serie de contradicciones,
absoluta. como aquellas de hablar de la constitución en
En el acta de la Revolución de la provincia la Nueva Granada, de un Estado federal y de
del Socorro, del 10 de julio de 1810, se presenta una voluntad de sumisión al rey Fernando VII,
una idea que se hizo común en todas las provin- siempre y cuando viniera a gobernar en el Nuevo
cias que dieron publicidad a sus actas, y en Reino, es explicable si tenemos en cuenta la
general en todos los países hispanoamericanos. situación que se vivía en 1810: un grupo de
En uno de sus apartes expresa el acta del Soco- criollos partidarios de la independencia defini-
rro, diez días antes que la de Santa Fe: tiva y una gran masa adicta al rey Fernando VII,
"Restituido el pueblo del Socorro a los derechos confundida por su cautiverio y cuyo desconoci-
sagrados e imprescriptibles del hombre, por la miento habría visto como un delito de lesa ma-
serie del suceso referido, ha depositado provi- jestad humana y divina. Esto significa que unas
sionalmente el gobierno en el M.I.C. a que se eran las ideas que se presentaban en determinada
han asociado seis individuos..." (37). forma y con contradicciones, y otras las ideas
Esta idea de la reasunción de la soberanía reales de quienes llevaban el hilo del destino
del pueblo, la encontramos más explícitamente del nuevo Estado nacional independiente.
en el Acta de la Revolución del cabildo extraor- La reasunción de la soberanía popular en
dinario del 20 de Julio de 1810 en Santa Fe, la Nueva Granada es una noción jurídico-política
conocida en Colombia como el Acta de Indepen- que la encontramos en las primeras constitucio-
dencia. Allí se lee el siguiente párrafo: nes de la Primera República Granadina y en las
«En la ciudad de Santafé, a veinte de julio de declaraciones de independencia absoluta,
mil ochocientos diez, y hora de las seis de la cuando las provincias granadinas decidieron no
tarde, se presentaron los señores Muy Ilustre guardar el poder para el "Deseado" Fernando
Cabildo, en calidad de extraordinario. EN VIR- VII, sino darse su propio gobierno independien-
TUD DE HABERSE JUNTADO EL PUEBLO te. En las declaraciones de independencia abso-
EN LA PLAZA PUBLICA y proclamado por luta que hicieron los pueblos de Cartagena, Cun-
su diputado el señor regidor don José Acevedo dinamarca, Tunja y Antioquia, entre otras, en-
y Gómez, para que le propusiese los vocales en contramos la definición del pueblo granadino
quienes el mismo pueblo iba a depositar el su- para conformar un Estado nacional libre, sobe-
premo gobierno del Reino...» (38). rano e independiente absoluto de todo vasallaje,
En este hecho político-jurídico por el cual sumisión y de cualquier vínculo de dependencia
el pueblo granadino reasume su soberanía y ex- colonial.
presa su voluntad de constituir un nuevo gobier-
no, ante el vacío de poder monárquico motivado El problema de las formas
por la caída de la Corona española. Esta idea
presenta la afirmación del pueblo como titular políticas para el nuevo Estado nacional
del poder; de un pueblo depositario inicial de
la soberanía popular, que ante la crisis política La Independencia planteó un problema in-
de la metrópoli ha reasumido su soberanía para terno en cada una de las divisiones administra-
constituir un nuevo gobierno representado en la tivas que surgieron de la Colonia a la vida inde-
Junta Suprema de Gobierno. pendiente: la organización de los Estados y las
El acta de la Revolución del 20 de Julio formas más adecuadas para su constitución. Pre-
de 1810 es la decisión política que expresa la senta unos años de extrema inestabilidad institu-
voluntad general del pueblo granadino y su so- cional, en los cuales se manifiestan las grandes
beranía popular, en sus aspiraciones por estable- divergencias políticas entre los monarquistas o
cer un Estado de derecho, delineado en forma realistas y los demoliberales o patriotas. Los
de un gobierno democrático y republicano. En primeros, partidarios de la conservación de la
dicha acta se expresa la necesidad de establecer tradición, la monarquía y el sistema coloidal; y
"una constitución que afiance la felicidad públi- los segundos, decididos seguidores del sistema
ca", la cual, en la interpretación de las ideas republicano como forma de gobierno y de la
44 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

democracia como sistema de organización polí- occidental y norteamericana, con los problemas
tica. de regionalismo, anarquía, caudillismo y gamo-
Estas divergencias se profundizaron en las nalismo, constitucionalismo y las aspiraciones
dos primeras décadas del siglo XIX, cuando en- de las capitales para mantener una unidad en el
tró en crisis la dinastía borbónica y se constitu- gobierno. Asimismo, el establecimiento de las
yeron en la metrópoli y sus colonias las juntas formas modernas de un Estado Nacional, con
conservadoras del orden legal, y posteriormente una democracia representativa, en una sociedad
cuando las ciudades y provincias hicieron las tradicional acostumbrada durante tres siglos al
declaraciones de Independencia, que conduje- sistema de dependencia colonial.
ron a la élite criolla patriota al poder y a rempla- El problema para el grupo criollo una vez
zar la burocracia peninsular, símbolo del go- que llegó al poder, aprovechando la ocasión
bierno colonial. Surgieron así los nuevos Esta- propicia, fue buscar la forma más apropiada
dos independientes, con todos los problemas para la estructura del Estado; y el tipo de orga-
que se presentan en el establecimiento de gobier- nización política social, económica y cultural
nos autónomos, consolidados políticamente en más adaptable a la nueva realidad. Este pro-
las nuevas ideas e instituciones políticas. Go- blema se profundizó más, cuando los forjadores
biernos republicanos y democráticos, con la par- de la Independencia pensaron en los caracteres
ticipación o representación del pueblo en sus de su propia sociedad y en los puntos de unidad
destinos y delineados jurídicamente como Esta- y divergencia con otras sociedades; cuando me-
dos de derecho. ditaron sobre su estado de pueblo recién inde-
La Independencia era portadora de un tras- pendiente y liberado de la dominación española,
torno en el orden colonial y de un vacío político, localizado en diversidad de paisajes geográficos
necesario de llenar: el vacío del Estado monár- y culturales; con una parte del pueblo en estado
quico y del sistema colonial, remplazados ahora primitivo de desarrollo cultural; con otra, en el
con la democracia republicana, pero con el pro- estado social de esclavitud y la mayor parte
blema de la definición de las formas de gobierno sumergida en la superstición y en la ignorancia;
de este sistema, que se presentaran más adapta- y cuando reflexionaron sobre el tipo de institu-
bles a la realidad hispanoamericana: la integra- ciones más adaptables a la realidad hispanoame-
ción de un sistema unitario o centralista, para ricana.
unos; la formación de un sistema federal, para El problema apuntó en concreto a los si-
otros; o la conformación de monarquías con guientes interrogantes: una vez independientes
príncipes europeos, para unos; o con america- las antiguas colonias españolas, ¿qué debería
nos, para otros. cambiarse? ¿Cuáles instituciones nuevas debe-
El problema que se planteó la élite criolla, rían remplazar a las monarquías y colonias?; y
fue la forma como Hispanoamérica debía solu- ¿cómo debería llevarse a cabo el cambio? En
cionar la estructura de sus Estados, en países en el fondo se trataba de encontrar el camino para
donde no existían verdaderas unidades naciona- el nuevo Estado que surgía en un ambiente con
les; en donde no se había creado una conciencia nuevas ideas republicanas y democráticas: O el
de unidad étnica y espacial; y en donde el Estado cambio radical a través del establecimiento de
se convertía en unificador de la nacionalidad. instituciones nuevas obtenidas de "ejemplos"
Hispanoamérica llegaba a la Independencia sin políticos ya experimentados en Europa y Esta-
que tuviese una integración nacional, por lo cual dos Unidos, considerados como "la avanzada
en ella el Estado precedía a la Nación en casi del progreso para imitar"; o el cambio a través
todos los aspectos, y se convertía en el unifica- de instituciones nuevas, surgidas de la realidad
dor y creador de una conciencia de pasado y hispanoamericana y adaptadas precisamente a
futuro comunes, para avivar el sentimiento de esa realidad.
unidad nacional. Para analizar la problemática política res-
La élite criolla tenía que afrontar la organi- pecto a las formas de gobierno en el Nuevo
zación de un Estado con las condiciones de apli- Reino, es importante conocer algunos aspectos
cabilidad a una nación acostumbrada al gobierno de la situación del virreinato en 1810, los cuales
monárquico, con un rey en la metrópoli y con reflejan la realidad del país cuando estas ideas
un virrey en la Colonia. El establecimiento de se presentaron. La colonia del Nuevo Reino de
una democracia republicana al estilo de Europa Granada se dividía en 15 provincias al iniciar
El proceso político, militar y social de la Independencia 45

la Primera República Granadina: Santa Fe, Tun- nalismo de las veredas y aldeas, que asesoraron
ja, Socorro, Pamplona, Santa Marta, Cartagena, al caudillo y mantuvieron su dominio en el área
Riohacha, Panamá, Veraguas, Chocó, Antio- de influencia. Estas formas de dominio local y
quia, Popayán, Mariquita, Neiva y Casanare. regional, que se hicieron presentes en la Primera
Un país con tendencias geográficas hacia la mi- República Granadina, se fortalecieron una vez
crorregión y a la diversidad de paisajes naturales culminada la Independencia, en aquella carrera
y culturales que lo determinan a fortalecer un de los caudillos carismáticos por llenar el vacío
sentido regional y localista. Sumábase a esta de poder político.
desvertebración geográfica la escasez de vías El caudillismo de las provincias y el senti-
de comunicación, que mantuvieron desunidas miento regionalista se presentan como fuerzas
las diversas regiones del Nuevo Reino. geopolíticas que influyeron en la formación de
Este fenómeno del regionalismo tiene sus los primeros basamentos de los Estados; y es
raigambres, además de las geográficas, en la en estas fuerzas en donde se palpan muchos de
política aislacionista fomentada por la metrópoli los planteamientos de centralistas y federalistas
española, tanto en sus colonias en general, como en la lucha por encontrar la forma de gobierno
en cada una de las provincias. Unidad política más adecuada para el nuevo Estado.
en el Imperio español y una relativa autonomía A raíz de los acontecimientos de la Revo-
en los cabildos para la solución de los problemas lución Política de 1810, las autoridades españo-
regionales. A pesar de esta discontinuidad y las terminaron su vigencia directa y surgieron
separación de las regiones, el sistema español las Juntas de Notables que se tomaron el poder
estableció un régimen central que ligaba el go- político, por delegación directa del pueblo. La
bierno de Santa Fe con las demás provincias, Junta Suprema de Santa Fe, considerándose de
aun cuando éstas tuviesen su propia autonomía. hecho como depositaría de la autoridad legítima,
Las provincias granadinas hicieron sus convocó el 29 de julio de 1810 a las demás
planteamientos acerca de sus propios intereses provincias, para realizar un congreso de las pro-
regionales y políticos. Unas, como Santa Marta vincias, que definiera el problema de autoridad
y Popayán, presentaron posturas realistas; mien- política para el Nuevo Reino de Granada. En
tras otras, como Cartagena, Antioquia, Santa la misma acta de la Revolución del 20 de julio
Fe y Tunja, manifestaron tendencias patriotas. de 1810, se hizo constar que la Junta convocaría
El localismo político y las rivalidades entre las un congreso de diputados de las provincias, para
ciudades y aldeas del Nuevo Reino, manifiestan que expidiese una "Constitución" sobre las bases
el sentido regional y localista. Encontramos así de Libertad e Independencia en cada una de
las rivalidades entre Tunja y Sogamoso, Carta- ellas, ligadas únicamente por el "sistema fede-
gena y Mompox, Ambalema y Mariquita, Pam- rativo".
plona y Girón y otras ciudades del Nuevo Reino, El Congreso General del Reino se reunió
que con la participación de sus cabildos quisie- el 22 de diciembre de 1810, el cual no pudo
ron hacer ejecutorias políticas y alcanzar auto- expedir la Constitución, por cuanto a él sola-
nomías a través de sus propias juntas de gobier- mente concurrieron los diputados de seis provin-
no. cias: Santa Fe, Socorro, Pamplona, Neiva, Ma-
Con el fortalecimiento del regionalismo y riquita y Nóvita. Las demás provincias no asis-
su aparición como fuerza geopolítica, una vez tieron, pues se manifestó en ellas esa tendencia
desintegrado el Imperio español, surgió el cau- regional y caudillista que las hizo considerar
dillismo y el gamonalismo como expresión de soberanas dentro de su territorio y recelosas de
los valores sociales de la provincia. El estamento Santa Fe, por sus intereses de arrogarse el mando
social criollo, una vez elevado al poder, pro- y dirección de todo el Reino. Cada provincia
yectó su influencia en las distintas regiones del consideraba que la independencia era portadora
Nuevo Reino de Granada, fortaleciendo un cau- de la soberanía nacional para cada una de ellas,
dillismo de índole socio-cultural y familístico. por lo cual se consideraron con autonomía para
Los caudillos surgieron tanto en la capital como hacer sus propias declaraciones de independen-
en la provincia, con sentimientos propios, aspi- cia y sus propias constituciones.
raciones y deseos de mando en sus respectivas El Congreso tampoco recibió el respaldo
regiones y aldeas. En este aparataje sociopolí- de las provincias, por cuanto en las deliberacio-
tico apareció asimismo el "caciquismo" o gamo- nes se aceptaron los enviados por algunas ciuda-
46 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

des que se separaron de las provincias principa- La circular enviada por Cartagena a las provin-
les: tal fue el caso de Sogamoso que se separó cias estimulaba el sentimiento regional y autono-
de Tunja; y Mompós de Cartagena. Uno de sus mista, que influyó para el fracaso del primer
miembros, el doctor Camilo Torres, se retiró Congreso convocado por Santa Fe. Los nuevos
enérgicamente sentando protesta por la admisión esfuerzos hechos por las provincias recelosas
de estas pequeñas provincias que no tenían la de su soberanía, hicieron que se convocara para
autorización de las mayores. Algunos meses el segundo Congreso del Reino, el cual, si-
después el Congreso se disolvió ante la resisten- guiendo los lincamientos del doctor Camilo To-
cia que despertaron sus deliberaciones y sus ri- rres y de los amigos de la Federación, se reunió
validades con la Junta Suprema de Santa Fe, en los últimos meses de 1811, acordando suscri-
que fue alejada casi por completo de la adminis- bir un pacto de unión, que fue celebrado el 27
tración pública. de noviembre de 1811 y plasmado en el Acta
Ante las divergencias regionales con la ca- de la Confederación de las provincias unidas de
pital, expresadas por el Congreso General del la Nueva Granada, firmada ésta por los represen-
Reino, la Junta Suprema decidió constituir el tantes de Antioquia, Cartagena, Neiva, Pam-
Colegio Constituyente de Cundinamarca y dictar plona y Tunja; se negaron a firmarla los repre-
la Constitución mediante la cual Cundinamarca sentantes de Cundinamarca y Chocó.
se convertía en Estado independiente, regido Uno de los aspectos que el Acta de la Con-
por una monarquía constitucional. Pensaban los federación condujo a estimular, el sentimiento
cundinamarqueses convocar nuevamente un autonomista y regionalista, fue el convenio de
Congreso Nacional compuesto por los represen- que cada una de las provincias debía conside-
tantes de todas las provincias y dar los pasos rarse libre e independiente, lo cual determinó a
para formar una gran confederación a la cual la provincia de Tunja a constituirse en República
debían ingresar Venezuela y Quito. En 1811 y sancionar su correspondiente Constitución el
llegó a Santa Fe la representación diplomática 9 de diciembre de 1811; posteriormente, Antio-
de Venezuela, encabezada por el canónigo Cor- quia sancionó su Constitución el 21 de marzo
tés de Madarriaga, quien con el presidente de de 1812; Cundinamarca el 17 de abril de 1812
Cundinamarca, don Jorge Tadeo Lozano, firmó y por último Cartagena de Indias el 14 de junio
el tratado que fijó por primera vez la teoría del del mismo año. Así, en 1812 el país se hallaba
uti possidetis juris, primera base de la política dividido en dos bandos: el partidario del sistema
internacional de entendimiento entre los países federalista y el partidario del sistema centralista.
de Hispanoamérica. El empeño de Nariño para aumentar la ex-
El plan que pensaba Jorge Tadeo Lozano tensión del Estado de Cundinamarca y atraerse
para el Nuevo Reino de Granada, era la confor- poco a poco a las provincias hacia el unitarismo
mación de departamentos con una extensión su- del Estado, motivó que varias provincias y ciu-
ficiente para autoabastecerse y eliminar las pe- dades se anexaran a Cundinamarca. Así lo hicie-
queñas provincias que aparecían organizadas ron Chiquinquirá, Villa de Leyva, Muzo y So-
por el sistema administrativo español. Los cua- gamoso, que se separaron de la provincia de
tro departamentos que pensaba Lozano eran: Tunja, descontentas por la falta de medios de
Cundinamarca, Cartagena, Popayán y Quito. subsistencia. En la misma forma Girón y Vélez,
Contra estas ideas federalistas de Lozano, el que se separaron del Socorro y se anexaron a
Precursor Antonio Nariño se opuso con rigor Cundinamarca. Posteriormente se anexaron los
desde el periódico La Bagatela, y ante la crisis cantones de Timaná, Garzón, Guagua y Purifi-
del gobierno de Cundinamarca y la renuncia del cación; y en la misma forma Mariquita.
presidente Lozano, los cundinamarqueses nom- El Congreso trashumante ante el problema
braron por unanimidad a Nariño, quien desde de las anexiones de las pequeñas provincias a
entonces fijó la política que Cundinamarca de- Cundinamarca, tomó la política de trasladarse
bía seguir con respecto a la unidad centralista a algunas ciudades claves: Ibagué, Villa de
del Nuevo Reino de Granada. Leyva y Tunja, para tratar de establecer el orden.
Desde la convocatoria para el primer Con- Como Nariño había enviado tropas para ayudar
greso, la provincia de Cartagena había pro- a las pequeñas provincias del oriente (Girón,
puesto la adopción del sistema federativo y la San Gil y Vélez), tuvo el grave problema del
sede de la reunión de las provincias en Medellín. desconocimiento de su autoridad, tanto por las
El proceso político, militar y social de la Independencia 47

tropas de Antonio Baraya como por las de Joa- lo que corresponde al poder soberano, el territo-
quín Ricaurte, y en especial, de los desacuerdos rio y la población, fue el Federalismo. Es una
de la provincia de Tunja, que condujeron a de- teoría política mediante la cual se pretende so-
satar la primera guerra civil. El 30 de julio se lucionar el problema de la unidad estatal, con
firmó el tratado de Santa Rosa de Viterbo, me- el respeto y el reconocimiento de la autonomía
diante el cual se convino la pronta reunión del territorial soberana. Se presenta un Estado en
Congreso, la devolución de Sogamoso a Tunja donde la soberanía aparece dividida, pues se
y la libre decisión de Villa de Leyva para con- reservan para el gobierno general aquellas atri-
tinuar o no bajo la dependencia de Cundinamar- buciones soberanas de carácter general y se dis-
ca (39). tribuyen las otras, de carácter regional y local,
Posteriormente, el Congreso General de las entre los Estados federados.
Provincias Unidas, reunido en Villa de Leyva Antes del siglo XVIII la forma de Estado
el 4 de octubre de 1812, bajo la presidencia de se había solucionado de manera unitaria alrede-
Camilo Torres y con la asistencia de Cartagena, dor de las monarquías nacionales unificadoras;
Antioquia, Tunja, Cundinamarca, Pamplona, pero en el siglo de la Ilustración, la independen-
Casanare y Popayán, presentó hostilidad contra cia de los Estados Unidos trajo como novedad
Nariño, desconoció los tratados de Santa Rosa política el sistema de la Federación. Surgió un
y declaró la guerra a Santa Fe. Antonio Nariño sistema político, mediante el cual un grupo de
quien ya se había declarado en dictadura, resol- Estados Soberanos se desprenden de sus sobera-
vió enfrentarse a las fuerzas del Congreso, que nías externas y las delegan en un organismo
lo derrotaron en Ventaquemada el 2 de diciem- superior llamado Estado Federal, conservando
bre de 1812. Más tarde, el 9 de enero de 1813, sus respectivas soberanías desde el punto de
las fuerzas centralistas vencieron a las federalis- vista interno.
tas en el combate de San Victorino en la capital. Algunos federalistas alegaron que la auto-
Después se hizo la paz entre Cundinamarca y nomía regional institucionalizada en el Federa-
las Provincias Unidas, y Nariño salió hacia las lismo estaba muy arraigada en las colonias, pues
provincias del sur a luchar contra los realistas en ellas se conservaban los derechos locales,
que ya estaban dominando esa región. los mismos que los cabildos utilizaron para hacer
El Congreso reunido en Tunja, ante los la revolución política de 1810 como forma de
fracasos iniciales de la federación y las pugnas establecimiento político. Los federalistas grana-
ideológicas, comprendió la necesidad de conso- dinos consideraban que la administración colo-
lidar una nación fuerte y unida, centralizando nial había sido descentralizada de hecho y que
los ramos de Hacienda y Guerra y estableciendo la diferenciación geográfica, auspiciante del re-
la formación de un triunvirato que desempeñara gionalismo, la falta de comunicación de las pro-
el poder ejecutivo. Se precisó asimismo la nece- vincias entre sí, las lejanías para ejercer una
sidad de que Cundinamarca entrara a la Confe- administración central fuerte, los anhelos polí-
deración, con la negativa del dictador Manuel ticos para satisfacer los intereses regionales, la
Bernardo Alvarez para ratificar el convenio por necesidad de un sistema político que emulara
parte de Cundinamarca. Como la guerra parecía el progreso de las provincias y el ejemplo de
inevitable y las provincias tendían a convertirse los Estados Unidos de Norteamérica que había
en Estados autónomos, el Congreso consideró llegado al progreso por el camino de la federa-
necesaria la intervención de Simón Bolívar, ción, se convirtieron en los argumentos propios
quien había llegado a Tunja después de su desas- de los federalistas granadinos y en general de
tre en Venezuela. El Congreso lo encargó some- Hispanoamérica.
ter a Santa Fe, y, en efecto, la sitió y la dominó, Los dos ideólogos del federalismo más im-
llevándola a la firma de la capitulación el 12 de portantes en la Nueva Granada, fueron Camilo
diciembre, por la cual el Gobierno de Cundina- Torres y Miguel de Pombo. Torres expresó sus
marca reconoció al Congreso, que desde enton- ideas federalistas en diversos documentos, entre
ces se convirtió en el cuerpo soberano del poder ellos la carta enviada a su tío don Ignacio Teno-
de la Nueva Granada. rio en 1809, en donde recomienda imitar la po-
Desde el punto de vista de las ideas, una tencia del norte como fuente de prosperidad;
de las teorías políticas para definir la forma del asimismo influyó su pensamiento federalista en
Estado en la Nueva Granada independiente, en la redacción del Acta de la Revolución de 1810
48 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

y en la conformación de las Provincias Unidas nada fue el Centralismo, definido como la teoría
del Nuevo Reino. Pombo expresa su pensa- política mediante la cual se parte del supuesto
miento en el Discurso preliminar sobre los prin- de que la soberanía es una e indivisible, ejercida
cipios y ventajas del sistema federativo y en la en la plenitud de sus facultades por el poder
traducción de la Constitución de los Estados único central. Esta forma unitaria de gobierno
Unidos de América, la cual se difundió por todas era la única que daba a los centralistas y en
las provincias de la Nueva Granada (40). especial a la provincia de Santa Fe, con el ideario
La plasmación de las ideas federalistas en del criollo Antonio Nariño, el modelo del sis-
la Nueva Granada está consignada en el Acta tema para la naciente república; tenía la fortaleza
de Federación de las Provincias Unidas de la necesaria para lograr la unidad como único me-
Nueva Granada, un documento jurídico com- dio de obtener el triunfo en la lucha por la Inde-
puesto de 78 artículos, los cuales tienen una pendencia.
base en los artículos de Confederación que sus- Entre los argumentos que los centralistas
cribieron los trece Estados de la Unión Ameri- expusieron para justificar esta forma de gobier-
cana. Después de hacer una consideración sobre no, encontramos los siguientes: la necesidad de
los derechos que tienen las provincias para darse un Estado unitario, con un ejecutivo fuerte que
su propio gobierno, el Acta expresa la necesidad preparara a la nación recién independiente para
de asociarse en forma federativa en el nuevo presentar un frente unido a la posible reacción
Estado que se llamó Provincias Unidas de la española. Consideraban necesario el aprovecha-
Nueva Granada, integrado por las provincias miento de la experiencia centralista y unitaria
que el 20 de julio eran reputadas como pertene- que había establecido España en sus colonias.
cientes al Nuevo Reino. Las provincias se repu- Consideraban asimismo como un error, querer
tarían como iguales e independientes, conser- imitar a los Estados Unidos, por cuanto su ré-
vando su administración interior y la de ciertas gimen federal nada tenía que ver con los hábitos,
rentas, y también el nombramiento de todo el costumbres y necesidades de la Nueva Granada.
tren de empleados. Las provincias cedían al Las formas federales de los gobiernos, según
Congreso las funciones militares para la defensa los centralistas, fomentan las rivalidades regio-
común, la imposición de contribuciones genera- nalistas y los egoísmos personales; favorecen
les para la guerra y el manejo de los negocios el poder de los caudillos regionales, detienen la
internacionales; las rentas de aduanas, correos, rapidez y la fuerza que los gobiernos nacientes
amonedación y otros ramos que en los Estados deben tener, y detienen por todos los medios la
Unidos estaban atribuidos al gobierno federal. unidad del país, necesitado de fortaleza para
El Congreso de las Provincias Unidas habría de afrontar la reacción española. Con un ejecutivo
ejercer además funciones ejecutivas y legislati- fuerte, una representación nacional de todos los
vas, y mientras se anexaban a la Unión las demás sectores y, en general, un Estado unitario con
provincias y en cuanto cesara el peligro exterior, la concentración de todas las fuerzas, se podía
habría de convocarse a una convención general presentar una contraofensiva a la reacción que
de diputados de todas ellas, para expedir la ya se presentía, venía de la metrópoli española.
Constitución nacional con la forma de gobierno La argumentación centralista tuvo su más
que más conviniese. fiel representante en don Antonio Nariño, tanto
Uno de los aspectos por el que el Acta de en sus escritos políticos en La Bagatela, como
Confederación estimuló el sentimiento autono- en su política al frente del Estado de Cundina-
mista y regionalista, fue el convenio de que marca. El 14 de julio de 1811 apareció en Santa
cada una de las provincias debía considerarse Fe La Bagatela, de gran acogida en los diversos
libre e independiente, lo cual condujo a la provin- sectores de la sociedad. Este periódico cuya pu-
cia de Tunja a constituirse en República y san- blicación alcanzó 38 números hasta el 12 de
cionar su correspondiente Constitución el 9 de abril de 1812, se enfrentó a los partidarios del
diciembre de 1811; posteriormente Antioquia federalismo, inadaptable a las condiciones de
sancionó su Constitución el 21 de marzo de la Nueva Granada y disolvente de la unidad tan
1812; y en ese mismo año, Cundinamarca y necesaria para preparar la reacción ante la recon-
Cartagena de Indias. quista española.
Otra de las ideas políticas para estructurar He aquí que para encontrar la forma de
la forma de Estado en el Nuevo Reino de Gra- gobierno más adaptable a las realidades de la
El proceso político, militar y social de la Independencia 49

Nueva Granada, los hombres de la élite criolla Los realistas granadinos siguieron los prin-
tropezaron con varios problemas para remplazar cipios fundamentales de la monarquía española
el gobierno español e implantar las ideas e ins- y propiciaron el regreso a la Colonia, horroriza-
tituciones democráticas y republicanas. En efec- dos ante el "regicidio" y el grave problema de
to, esta élite criolla, que conformaría el nuevo la representación popular en el gobierno, auspi-
Estado, afrontó los problemas que la realidad ciada por los patriotas republicanos. Numerosos
hispanoamericana le presentó: la persistencia de funcionarios civiles y eclesiásticos peninsulares,
una estructura social rígida todavía, con un alto e igualmente criollos tradicionalistas y una gran
grado de concentración de la riqueza y el poder, masa popular localizada en las áreas de Pasto,
con una propiedad latifundista de la tierra, un Popayán, Santa Marta y otras regiones granadi-
dominio monopolístico de los recursos naturales nas, reaccionaron contra los patriotas y ofrecie-
y constituida en general por grupos de terrate- ron apoyo irrestricto a la Corona española en
nientes como grupo dominante, con aspiracio- sus esfuerzos de reconquista para restablecer el
nes caudillistas y regionalistas en sus propias orden en sus colonias rebeldes.
áreas de influencia. La persistencia de una socie- La doctrina del realismo que presentó la
dad tradicional agraria, casi impermeable a las reacción en la Independencia, defendió sus tesis
nuevas ideas de impulso al cambio, y represen- sobre el origen divino de la monarquía, el carác-
tada por grandes masas de analfabetos, para ter ilimitado del poder real y la tendencia hacia
quienes las nuevas ideas llevaban el estigma del la política "Realista", afirmadora de los dere-
mito de la igualdad. chos temporales del monarca sobre la Iglesia.
Se manifiestan pues a los patriotas las dos Asimismo defendieron la alianza indisoluble en-
tendencias que también se presentaron en el desen- tre trono y altar, que no obstante ser contraria
volvimiento político del siglo XIX en su lu- a los principios tradicionales de la Iglesia y las
cha por lograr la consolidación nacional: por aspiraciones de los monarcas Borbones, se pre-
una parte, aquella fuerza centrífuga, que preten- sentó como indispensable para defender la mo-
día la integración, la unidad y el centralismo narquía en la crisis revolucionaria.
del Estado; y por otra, las fuerzas disgregadoras Después de los acontecimientos políticos
de la descentralización, con el espíritu federati- de 1810, que culminaron con el establecimiento
vo, como panacea de la modernización e inno- de la Junta Suprema de Gobierno y la caída del
vación y por el camino del progreso seguido virrey Amar y Borbón, el gobierno español fue
por la hermana mayor del norte, es decir, los defendido en las gobernaciones de Popayán y
Estados Unidos. Santa Marta con mayor intensidad. Algunos oi-
dores de la Real Audiencia y españoles peninsu-
Las ideas y las instituciones realistas lares se refugiaron en Cuba, la región colonial
en el Nuevo Reino que se convirtió en el centro del realismo abso-
lutista en América.
Cuando se realizó la revolución política de La Regencia del Reino nombró nuevo vi-
1810, los realistas granadinos aceptaron la inte- rrey a don Benito Pérez Brito en remplazo de
gración de la Junta Suprema de Santa Fe, pero Amar y Borbón. El nuevo virrey estableció la
como conservadora de los derechos de Fernando sede del gobierno en Panamá, y en solemne
VII. Sin embargo, cuando los criollos patriotas ceremonia, efectuada el 21 de marzo de 1812,
irrumpieron en verdadera "revolución" y apro- tomó posesión ante el Ayuntamiento e instaló
vecharon la oportunidad para declarar la inde- allí la Real Audiencia de Santa Fe. Su llegada
pendencia absoluta de la metrópoli, los realistas fue bien recibida en Santa Marta y en los pueblos
defendieron sus intereses y justificaron el domi- vecinos realistas, principalmente en las zonas
nio legal del monarca y la decisiva influencia indígenas, entre ellas la región de Pasto en el
de la Iglesia Católica en los destinos de la Nación sur del Nuevo Reino.
Fueron ellos los defensores del mantenimiento Las cortes de Cádiz suprimieron en 1812
de las tradiciones coloniales políticas, socio-eco- el virreinato del Nuevo Reino y con la misma
nómicas y culturales, arraigadas en un sistema jurisdicción establecieron la Capitanía General
metropolitano colonial y en un orden señorial, del Nuevo Reino. En calidad de capitán general
con algunas innovaciones modernas, propicia- de ésta llegó a Santa Marta el mariscal de campo
das por los monarcas españoles de la Ilustración. don Francisco de Montalvo, quien remplazó a
50 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Pérez Brito. La política realista se centralizó lución liberal contra la legitimidad representada
desde entonces, hasta la llegada de Morillo, en en la Corona; esta revolución se presentaba
la provincia de Santa Marta, la meca del rea- como una continuación de la sublevación comu-
lismo absolutista en el Nuevo Reino. nera de 1781 y demás rebeliones americanas del
La corriente del liberalismo español pro- siglo XVIII, consideradas como rebeldías fáciles
yectó sus aspiraciones en las cortes de Cádiz, y necesarias de erradicar.
las cuales buscaron nuevas políticas para atraer Fernando VII se asesoró de un grupo de
a los insurgentes americanos. Se presenta en militares y partidarios del monarquismo absolu-
España una fase del Reformismo liberal, que tista, quienes lo apoyaron en el trono y argumen-
aprobó entre otras, las siguientes reformas: la taron que había necesidad de exigir la sumisión
libertad de imprenta, principalmente de los es- absoluta e inmediata de los vasallos americanos,
critos políticos; se suprimió el Tribunal de la los cuales debían abandonar totalmente el camino
Inquisición; se estableció la igualdad entre los emprendido en la revolución de 1810. Plantea-
españoles y los americanos; se abolieron los ron reunificar el Imperio español alrededor de
señoríos, las mitas y repartimientos de indios, la monarquía absoluta; continuar con la burocra-
y todo servicio personal que con esos u otros cia colonial en el poder de cada una de las co-
nombres se prestase a corporaciones o particu- lonias y reafirmar la dependencia económica de
lares; se abolieron las alcabalas, ciertos diezmos América respecto de la metrópoli española.
de soldada y el estanco del tabaco; se dio la La sumisión de los vasallos americanos im-
libertad de comercio; asimismo, se replanteó la plicaba la negación a todo tipo de autonomía o
división de las provincias y los municipios. Lo independencia absoluta. Los sublevados debían
más importante de las cortes de Cádiz fue la reconocer sus errores y acatar las decisiones de
expedición de la Constitución liberal de Cádiz, la Corona española, a la cual no le quedaba otro
que estableció la monarquía moderada en Espa- camino que la Reconquista y el castigo con ener-
ña. En general, las cortes de Cádiz hicieron una gía a los responsables de los levantamientos.
serie de acuerdos de carácter político, inspirados En la política española surgió el milita-
en un criterio de amplia generosidad para los rismo como forma de reacción contra los revo-
nacionales de América. lucionarios y el único medio para la restauración
Arrojados los franceses de la Península a de las instituciones españolas. Con el milita-
principios de 1814 y restaurado el monarca Fer- rismo se proyectó el terrorismo, el extremismo
nando VII, este rechazó el régimen instaurado y la organización de expediciones militares para
en Cádiz, y mediante el golpe de Estado que buscar la integridad del Imperio español. Irrum-
fraguó con los absolutistas el 10 de mayo de pió así el militarismo para reprimir y sojuzgar
1814, hizo que volviera España al antiguo ré- a los rebeldes y, en definitiva, restaurar el orden
gimen, reintegrando toda la organización polí- y las instituciones españolas. Un militarismo
tica a la situación de 1808. El monarca expresó que no estaba de acuerdo con los métodos de
su odio a las cortes de Cádiz, derogó la Consti- moderación que habían estado aplicando las au-
tución liberal de 1812 y las leyes liberales, res- toridades civiles españolas, como fue el caso,
tableció la Compañía de Jesús, los señoríos, las para el Nuevo Reino de Granada, del virrey
tierras realengas, los tributos, y recogió los li- Francisco de Montalvo y de algunos funciona-
bros y folletos de carácter político, e instauró rios españoles, además de las continuas llama-
una persecución a los folletos liberales, entre das de atención por parte del Consejo de Indias.
ellos los Catecismos políticos que se habían Tenemos en cuenta que en España, entre 1814
generalizado en España y en las Américas. y 1820, se vivió internamente una fuerte tensión
La reacción fernandina instituyó el absolu- y represión, ocasionada por el absolutismo y el
tismo en España entre 1814 y 1820, y restableció terrorismo contra los liberales españoles.
para las colonias el Real Consejo de Indias (28 Con el fin de realizar la reconquista de los
de junio de 1814) y el Tribunal de Inquisición. pueblos americanos, se organizó en España la
Su idea fue reintegrar el Imperio español, tanto Expedición Pacificadora bajo el mando de don
en la metrópoli como en sus colonias de ultra- Pablo Morillo. El objetivo fue la pacificación
mar. El movimiento revolucionario de América y el sometimiento de los pueblos de Venezuela
era para el monarca una simple sublevación de y Nueva Granada, y la ayuda a la defensa del
criollos descontentos, estimulados por una revo- Perú. Acompañaban a Morillo los militares Pas-
El proceso político, militar y social de la Independencia 51

cual Enrile y Francisco Morales, y un ejército los pueblos de resistencia. Con la caída de Car-
formado por más de 10 mil soldados, que salió tagena, el Pacificador Morillo tenía la llave de
de Cádiz en febrero de 1815 e inició la recon- todo el país, e iniciaba la más grande represión
quista en Venezuela (41). al pueblo granadino en los que se han denomi-
En julio de 1815, la Expedición Pacifica- nado los años del Régimen del terror.
dora arribó a Santa Marta, la ciudad heroica del Las expediciones realistas invadieron el
realismo absolutista en el Nuevo Reino. De esta país; una por el Chocó, al mando de Julián
ciudad del Caribe proyectó su plan de recon- Bayer; la segunda por Antioquia y Cauca, al
quista de la Nueva Granada, iniciándolo con el mando de Francisco Warleta; la tercera por el
Sitio de Cartagena, la ciudad patriota que desde río Magdalena, al mando de Donato Santacruz,
1811 había declarado la independencia absoluta. y la cuarta por las regiones de Ocaña, al mando
Entre el 17 de agosto y el 5 de diciembre de de Miguel de la Torre (42).
1815, la expedición realista realizó el famoso La reacción inicial de los pueblos en favor
sitio de la "Ciudad Heroica", que resistió 106 de los militares pacificadores fue general en los
días de sitio, con el sufrimiento interno del ham- pueblos del Nuevo Reino por donde pasaban.
bre, la peste y los problemas característicos de La desilusión de gran parte del pueblo granadino
52 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

ante las luchas fratricidas de centralistas y fede- Consejo de Purificación, que juzgaba a aquellos
ralistas, la improvisación e indecisión en el go- insurgentes que en su concepto no fueran mere-
bierno, el localismo político de las regiones y cedores a la pena capital; y la Junta de Secues-
las aspiraciones caudillistas por el poder, en la tros, destinada a embargar los bienes de los
denominada Patria Boba, preparó un ambiente comprometidos en el delito de rebeldía.
propicio a la restauración monárquica y el re- El 28 de abril de 1816 se expedió en Madrid
greso al sistema colonial. la real orden por la cual la Capitanía General
Las ideas expresadas por los realistas en del Nuevo Reino de Granada volvió a erigirse
los discursos, cartas, sermones, diálogos, etc., en virreinato, atendiendo a las nuevas circuns-
configuran la doctrina del realismo absolutista tancias de orden público. Francisco de Montalvo
en Hispanoamérica. Las ideas sobre la depen- asumió entonces la jerarquía de virrey; y asi-
dencia natural de las clases sociales, contra la mismo se restableció en Cartagena la Real Au-
igualdad preconizada por los republicanos; las diencia, la cual se instaló nuevamente en Santa
ideas de fidelidad al soberano; la apología de Fe de Bogotá el 27 de marzo de 1817.
la conquista, con la argumentación del derecho El ambiente que se proyectó en el Nuevo
justo y la guerra justa; la estrecha unidad entre Reino fue por esencia militarista, como una
la monarquía y la Iglesia, con la mutua defensa forma de reacción contra los patriotas; fue la
de los derechos sobre América en lo espiritual política de represión que se enfrentó a la civilista
y terrenal; las ideas masoneístas contra los falsos del virrey Montalvo, quien criticó las medidas
filósofos de la Ilustración responsables del desor- represivas de los militares de la Reconquista.
den; y la ingratitud de los hijos americanos, Sus críticas condujeron al cambio político y al
quienes aprovechándose de la crisis de la Madre surgimiento pleno del militarismo en el gobierno
Patria le entierran con alevosía el puñal de la representado por el nuevo virrey Juan Sámano,
traición, constituyen, entre otras, las ideas más un viejo militar partidario del poder fuerte, quien
representativas que encontramos en el Nuevo gobernó entre los años 1818 y 1819, hasta
Reino entre los realistas absolutistas. cuando salió en fuga hacia Jamaica y Panamá,
Tenemos en cuenta que las ideas del rea- después de la derrota realista en el Puente de
lismo absolutista en la independencia, no se pue- Boyacá. El militarismo de Morillo y Sámano
den explicar sin la intervención de la Iglesia en unificó el poder civil con el militar, proyectán-
defensa de la monarquía española. La fidelidad dose en ellos la política pacificadora y de terror,
al monarca y a la Iglesia Católica fue trasmitida hasta cuando les llegó su completa derrota.
a los indígenas, negros y mestizos, y defendida El Régimen del terror se hizo presente en
por los criollos realistas y españoles del Nuevo el virreinato del Nuevo Reino de Granada. En
Reino; se consideraba indispensable responsabi- unos pocos años desapareció lo más importante
lizar a los deicidas y regicidas de los problemas de la generación precursora, y entre ellos, los
y fracasos de la Nación. Era necesario avivar criollos Camilo Torres, Francisco José de Cal-
el sentimiento religioso del pueblo americano das, Joaquín Camacho, Frutos Joaquín Gutié-
para conseguir el objetivo político de la Recon- rrez, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Villavicen-
quista y, con ella, la fidelidad y sumisión al cio, Manuel Rodríguez Torices, José María Ca-
rey. Por ello no se puede captar la tendencia bal, Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Li-
monarquista sin comprender el valor de una ex- borio Mejía, Antonio Baraya, José Cayetano
comunión, de un sermón en el púlpito y de una Vásquez, y otros criollos granadinos. Cada ciu-
penitencia en el confesionario para los sectores dad deploraba la muerte de sus principales hom-
campesinos e indígenas, lo más sumisos y fieles bres, y por todas partes se levantaba el patíbulo
al rey. y se llenaban los calabozos con espanto y terror.
El Pacificador don Pablo Morillo llegó a Los destierros de eclesiásticos inculpados, las
Santa Fe el 26 de mayo de 1816, sin aceptar el sentencias, persecusiones y detenciones de to-
gran recibimiento que la capital realista había dos los sospechosos, se hicieron tono de vida
preparado con arcos de triunfo y banquetes de en los años que han sido llamados Época del
celebridad. De allí inició una política de repre- terror.
sión y terror por medio de sus tres tribunales. La simpatía inicial de los granadinos a la
El Consejo Permanente de Guerra, que dictaba Expedición Pacificadora, como una respuesta a
las sentencias de muerte contra los patriotas; el la desilusión de la primera República Granadina,
El proceso político, militar y social de la Independencia 53

cambió radicalmente en un "odio a los realistas", Los factores militares de


cuando el Régimen del terror se proyectó impla- la guerra de Independencia
cablemente en los granadinos. La imagen del
terror y el exterminio fortaleció la idea de un La crisis revolucionaria de Colombia,
antiespañolismo y la liberación del terrorismo desde el punto de vista militar, se proyectó en
militar. Fue cuando surgieron las guerrillas po- la Guerra de Independencia, entendida como
pulares y se abrió paso firme para la llegada del una acción guerrera de las colonias españolas
Ejército Libertador de Bolívar y Santander y su en América, con el fin de defender la independen-
culminación en la Campaña Libertadora de cia e imponer una nueva estructura política para
1819. los nuevos Estados nacionales.
La reacción del terror de la Reconquista La lucha revolucionaria se manifestó en la
fue el paso más fácil de la causa monárquica a acción violenta de los granadinos patriotas, par-
la causa independentista por parte de los sectores tidarios de la independencia absoluta y llevando
populares indiferentes. Con la imagen mesiánica en su meta el delineamiento de un nuevo Estado
de la libertad y la independencia, así como de nacional, con una nueva organización en las
la conformación de un mundo nuevo con la par- instituciones del Republicanismo, contra los
ticipación del pueblo, los criollos patriotas apro- realistas absolutistas, partidarios del monarca
vecharon la situación: atrajeron a los sectores español y de las instituciones coloniales. Realis-
populares a su causa; estimularon las guerrillas tas y patriotas republicanos se enfrentaron para
campesinas y se enfrentaron con todo vigor en hacer valer sus derechos: los primeros, para res-
la Campaña Libertadora. tabler el orden en el pueblo insurgente; los se-
Al analizar los planteamientos de los espa- gundos, para triunfar y obtener la independencia
ñoles en relación con la independencia de las absoluta.
colonias, debemos conocer la posición afirma- Desde el punto de vista historiográfico, se
dora de la revolución por parte de algunos polí- presentan dos tendencias en la interpretación de
ticos españoles y miembros de la Real Audiencia la Guerra de Independencia: una, que sostiene
en el Nuevo Reino. En la segunda mitad del cierto conceptualismo respecto de la guerra ci-
siglo XVIII, algunos políticos españoles, como vil, entendida como un enfrentamiento entre los
fueron los casos del conde de Aranda y Manuel españoles peninsulares partidarios del rey y de
Godoy, manifestaron su preocupación por la po- las relaciones estrechas entre colonias y metró-
sible independencia de las colonias. El conde poli, y los criollos patriotas, partidarios de la
de Aranda planteó la urgencia de establecer tres independencia y de la constitución de un go-
grandes bloques políticos en América, frente a bierno libre de cualquier otro país.
cada uno de los cuales se establecería un infante Otra tendencia historiográfica sostiene la
español, con relaciones directas con el rey espa- teoría de guerra internacional, entendida como
ñol, pero conservando determinada autonomía. el enfrentamiento entre los europeos y los ame-
Años después, Manuel Godoy defendió la nece- ricanos. Según esta tesis, la guerra internacional
sidad de príncipes regentes que se hiciesen amar de inicia cuando el Libertador Simón Bolívar
por los naturales en América. declaró la guerra a muerte en junio de 1813, en
Los oidores de la Real Audiencia se enfren- la cual, después de reflexionar sobre las viola-
taron también al militarismo de Morillo y Sáma- ciones de los españoles al derecho de gentes en
oo. Ellos veían el problema de la insurrección la guerra, consideró que "Nuestro odio será im-
como la insurgencia de un grupo contrario a la placable, y la guerra será a muerte". En este
unidad del imperio español; era una rebelión documento se definió la posición definitiva de
interna que no tenía los rasgos de una guerra los americanos contra los españoles, según se
internacional entre naciones enemigas y extra- desprende de la siguiente conclusión:
ñas. Se trataba de una "infidelidad" de los ame- "Españoles y canarios, contad con la muerte
ricanos insurgentes contra España; ellos consi- aun siendo indiferentes si no obráis activamente
deraban la revolución como un movimiento ci- en obsequio de la libertad de Venezuela; ameri-
vil, y expresaron que lo más importante en el canos, contad con la vida, aun cuando seáis
movimiento civil era obtener una sumisión sin- culpables". (Trujillo, 15 de junio de 1813).
cera de los pueblos y en ningún caso acabar Los enfrentamientos guerreros entre realis-
radicalmente las fuerzas patriotas. tas y patriotas en la Nueva Granada los encon-
54
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

tramos sistemáticamente desde 1811 en la Cam- tares, formados en su mayor parte en la marcha
paña del Sur, cuando los criollos vallecaucanos, de la guerra, condujeron el país al orden nuevo
con la ayuda del ejército comandado por Anto- democrático republicano hasta el triunfo de la
nio Baraya y enviado por la Junta de Santa Fe, Guerra de Independencia.
se enfrentaron al gobernador de Popayán don Al analizar el origen del poder militar en
Miguel Tacón, derrotándolo en la Batalla del Colombia, debemos tener en cuenta la compo-
Bajo Palacé (28 de marzo de 1811), la primera sición inicial de los ejércitos en la Independencia
en la Guerra de Independencia de Colombia. y sus raíces coloniales. Los monarcas Borbones
La lucha revolucionaria se presentó asi- se preocuparon por la organización de las mili-
mismo en los enfrentamientos entre los patriotas cias coloniales para la defensa militar, principal-
y realistas en el Valle del Patía; y en la Costa mente en los puertos marítimos. En los finales
Atlántica, en los enfrentamientos entre Carta- del siglo XVIII existían plazas militares en Santa
gena (patriota) y Santa Marta (realista). Poste- Fe, Cartagena, Santa Marta, Riohacha, Panamá,
riormente, en los años 1813 y 1814, en la Cam- Popayán, Antioquia y Chocó. Cuando ocurrió
paña de don Antonio Nariño en el sur, la cual la revolución autonomista del 20 de julio de
culminó con su derrota en Pasto. Más tarde, en 1810, existían 6 unidades militares en Santa Fe,
las campañas de la Guerra de Independencia las cuales fueron pasivas ante la conformación
contra el ejército expedicionario de Morillo, que de las nuevas instituciones políticas. El 23 de
organizó el Libertador Simón Bolívar desde Ja- julio de 1810 surgió el Batallón de los Volunta-
maica y Haití, y las cuales culminaron en las rios de la Guardia Nacional, y fueron nombrados
campañas del Orinoco, del centro y en la Cam- para comandarlo el teniente coronel Antonio Ba-
paña Libertadora de la Nueva Granada, que, raya y su sargento mayor don Joaquín Ricaurte
con la organización de los ejércitos en Casanare y Torrijos.
por el granadino Francisco de Paula Santander Un problema inicial que advertimos en el
y la dirección estratégica del Libertador Simón estudio de los militares en la Guerra de Indepen-
Bolívar, culminó en la Batalla de Boyacá el 7 dencia, es el reclutamiento de los soldados y su
de agosto de 1819 (43). instrucción para la guerra, si consideramos que
Las consecuencias de la Campaña Liberta- en los primeros años revolucionarios las luchas
dora son trascendentales para la independencia de los criollos eran impopulares en las masas
hispanoamericana: constituye ella la piedra an- granadinas. El reclutamiento de los soldados
gular de donde surgió la Nueva Granada inde- ocasionó diversidad de dificultades. Inicial-
pendiente, con el aniquilamiento de las tropas mente fue voluntario y se realizaba aprove-
realistas al mando de José María Barreiro, la chando el sentimiento patriótico. Pero cuando
fuga del virrey y el grupo burocrático español, la guerra puso al descubierto la fase del enfren-
y la iniciación del nuevo gobierno republicano tamiento cruel y los rasgos característicos de
la creación de la Gran Colombia y los triunfos una guerra a muerte con la entrega total del
patriotas que culminaron con la liberación de soldado a la causa guerrra, el reclutamiento fue
Venezuela, Quito, Perú y Bolivia y la consoli- forzoso. Por esta circunstancia, en la Nueva
dación definitiva de la independencia de los paí- Granada hallamos con frecuencia los problemas
ses hispanoamericanos. de la fuga y el amotinamiento. El 28 de julio
Una generación de militares, habituada a de 1819 Bolívar expidió un decreto en Duitama,
batallar, había surgido en Hispanoamérica, con mediante el cual se ordenó que todos los hom-
una exaltada convicción de su papel providen- bres entre los 15 y los 40 años de edad que no
cial en el delineamiento de los nuevos Estados. se presentaran a integrar el ejército patriota, se-
Si los criollos letrados, abogados e ideólogos rían fusilados. Igual procedimiento tomaron los
de la Revolución Política de 1810 y de la Pri- jefes realistas para sostener el cuerpo de los
mera República se habían ocupado en la redac- ejércitos fieles al monarca.
ción de las primeras constituciones, en la orga- La preparación de los ejércitos presenta di-
nización política del nuevo Estado, en las luchas versas características en la Guerra de Indepen-
' fratricidas entre federalistas y centralistas, y en dencia. Los ejércitos patriotas no tenían prepa-
el impulso de los ideales del siglo de las luces, ración técnica sistemática y disciplinada; su or-
con el consecuente fracaso ante el poderío y la ganización se centraliza en la improvisación y
represión de la Reconquista española, los mili- en la acción, de acuerdo con el momento y las
El proceso político, militar y social de la Independencia 55

circunstancias. Bolívar, Santander, Nariño y de- formado parte de las huestes napoleónicas, y
más líderes militares del ejército patriota, apren- otros habían pertenecido al ejército de Welling-
dieron en la escuela práctica de la guerra y sur- ton. Entre 1817 y 1819 llegaron más de 5.000
gieron en la lucha, afianzándose en la experien- soldados ingleses, con quienes se constituyó la
cia. Por ello, lo más importante en la táctica Legión Británica que intervino en la Campaña
patriota fue la sorpresa, el ataque inesperado y Libertadora de 1819. Su jefe, el coronel Jaime
la improvisación, de acuerdo con las circunstan- Rook, fue herido y murió después de un vigo-
cias. Simón Bolívar se hizo un estratega militar roso ataque en la Batalla del Pantano de Vargas;
en la experiencia, e hizo una guerra con un sello asimismo, más de 50 soldados ingleses murieron
muy personal adaptado al medio americano; la de hambre y frío en el Paso de los Andes en la
rapidez en los cambios de táctica se perciben Campaña Libertadora.
en su concepción estratégica; asimismo los mo- En los finales de la Guerra de Independencia
vimientos audaces, el ímpetu en los ataques y en 1824, el ejército grancolombiano tuvo en
la constancia en sus acciones guerreras. filas entre 25.000 y 30.000 hombres, o sea el
Las necesidades constantes en la organiza- 1% de la población colombiana. Aun cuando
ción del ejército patriota y la falta de una política su composición fue democrática, de hecho los
militar de instrucción, como la que desarrollaron criollos detentaban la mayor parte de las posicio-
los ejércitos patriotas de José de San Martín en nes.
el Río de la Plata y Chile, determinaron en Desde el punto de vista de los dirigentes,
Colombia la improvisación de todos los elemen- la Guerra de Independencia contó también con
tos que pedía la guerra, lo cual nos muestra la el líder formado en la acción. Este aspecto le
formación de un verdadero espíritu de cuerpo imprime gran movilidad social en la Indepen-
o sentimiento patriota que imprimió cohesión dencia, puesto que un individuo podía tomar
al ejército, el surgimiento de un liderazgo en la las armas, ayudar en la revolución y concentrar
acción y la proyección de una concepción estra- un liderazgo mediante la acción de grandes di-
tégica y su correspondiente táctica militar, sur- mensiones militares. Hombres de origen hu-
gidas de la experiencia. milde como José Antonio Páez, José Prudencio
La falta de elementos bélicos y del equipo Padilla, Leonardo Infante y otros, escalaron im-
necesario en el ejército, hizo que los realistas portantes posiciones en el ejército; y en ello no
tuvieran a los patriotas como un ejército de ma- influyó la educación, pues muchos analfabetos
sas o montoneras, compuesto por gentes pobres, llegaron a importantes posiciones y a proyectar
desnutridas y harapientas. Estas gentes eran lla- su influencia social en la comunidad. Esto nos
madas con desprecio "insurgentes" o "bandi- indica que la movilidad social en la Independen-
dos", contrarios a la autoridad del rey y al orden cia se dio a través del ejército.
en la sociedad. Un análisis sobre los jefes militares que
Las masas integrantes de los ejércitos pa- actuaron en la Independencia nos presenta algu-
triotas, generalmente compuestas por mestizos, nas características dignas de considerar. Algu-
indígenas, negros y castas medias, presentan nos criollos intelectuales, como don Antonio
diversas actitudes en la acción guerrera. Con Nariño en la primera República Granadina, hi-
frecuencia sucedían numerosas deserciones y cieron valer su liderazgo militar en el duro ba-
cambios de soldados del ejército patriota al rea- tallar y la experiencia, tanto en la guerra civil
lista, o viceversa; por ello, las tácticas militares frente a los centralistas, como en la Campaña
eran secretas, con el fin de disminuir la deser- del Sur contra los realistas. Otros militares se
ción. Lo cual nos indica también que las masas iniciaron aún muy jóvenes en la lucha revolucio-
populares pertenecieron a uno u otro bando de naria; cuando ocurrió la Batalla de Boyacá, el
la guerra; así, sabemos que los llaneros que Libertador Bolívar tenía 36 años y Santander
Páez manejó briosamente en el Apure, habían 25; Antonio José de Sucre llegó a ser general a
participado antes en los ejércitos realistas del los 26 años. La imagen sobre el ejército patriota
español José Tomás Boves, quien dirigió la gue- era una dirección realizada por jóvenes milita-
na social contra los mantuanos venezolanos. res; esta tendencia se precisaba más en la Nueva
En la formación del ejército patriota inter- Granada, en donde el Régimen del terror eliminó
vinieron también soldados extranjeros, princi- a la generación precursora que planeó inicial-
palmente ingleses y franceses. Algunos habían mente la revolución, con la salvedad, entre otros
56 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

del Precursor Nariño, quien se encontraba en Páez, con una columna de caballería, tomaría
prisión. Por ello, en la Campaña Libertadora de los valles de Cúcuta y llamaría la atención del
1819 y en los años posteriores de la culminación enemigo hacia allí, lo cual facilitaría en gran
de la Independencia, notamos el influjo de los parte la operación militar, puesto que con ese
militares venezolanos encabezados por Bolívar movimiento se harían dividir las fuerzas realistas.
Sucre, Páez, Anzoátegui, Soublette y otros. Conviene advertir que Bolívar tenía gran-
La Campaña Libertadora de 1819 muestra des desventajas en Venezuela para atacar direc-
rasgos muy específicos que nos indican el poder tamente a Morillo, como también grandes ven-
militar en la gesta emancipadora. En la fase tajas en la ocupación de la Nueva Granada, en
inicial se observa una circunstancia curiosa o donde había mayor apoyo popular, como una
paradojal de la guerra; por ejemplo, los ejércitos reacción contra el Régimen del terror propiciado
realistas de Venezuela, bajo el mando del español por la Pacificación española. El pueblo grana-
Pablo Morillo, se localizaban en las montañas dino se defendió en las guerrillas insurgentes,
y en su estructura interna predominaba la infan- llamadas por los realistas "grupos de bandidos"
tería. Por otro lado, en los Llanos actuaban los o "ladrones"; algunas se unieron al ejército liber-
patriotas bajo el mando de José Antonio Páez, tador en el Paso de los Andes; otras impidieron
y con predominio de la caballería. El estaciona- a los españoles realizar la unión de las tropas,
miento lo evidencia el hecho de que los realistas para presentar un frente común a los patriotas;
no bajaban a los Llanos y los patriotas no cru- y otras colaboraron en el servicio secreto en la
zaban la montaña. Guerra de Independencia.
La concepción estratégica del Libertador La concepción estratégica de Pablo Morillo
Simón Bolívar fue planteada en los años 1816 era propender a la unión del ejército realista
y 1817, cuando proyectó la ocupación de Vene- para efectuar una defensa y ataque a la vez contra
zuela y la liberación de Nueva Granada, Quito, el ejército patriota. Su pensamiento fue enviar
Perú y Potosí. Desde el Río de la Plata, el al mariscal de campo Miguel de la Torre, mar-
general San Martín elaboraba también una estra- char hacia Cúcuta y llegar al interior del virrei-
tegia de ocupación militar y triunfo patriota en nato de la Nueva Granada y presentar la unidad
Argentina, Chile y Perú. Ambos militares pre- realista contra Bolívar, a quien se debía derrotar
paron las campañas libertadoras para la culmina- y hacerlo traspasar por la Cordillera de los An-
ción en sus respectivas áreas. José de San Martín des, con el fin de atacarlo por la espalda desde
lo hizo en 1817, con el Paso de los Andes, por Venezuela y eliminarlo definitivamente. Mori-
los pasos de Patos y Uspallata, transmontando llo no contó con el cambio rápido en las líneas
el gran macizo chileno y venciendo a los realis- de operaciones que planteó la estrategia de Bo-
tas en Chacabuco y Maipú, las dos batallas de- lívar, con la rapidez en las maniobras, la sor-
cisivas para la independencia de Chile. Dos años presa y el secreto del ejército patriota. El jefe
después, en 1819, el Libertador Simón Bolívar realista tampoco pensó en el decisivo apoyo po-
proyectó el Paso de los Andes en la Nueva Gra- pular que recibió Bolívar y el ejército patriota,
nada, por el páramo de Pisba, para enfrentar las ni el paso por los Llanos en época de inundacio-
fuerzas patriotas al ejército realista en Boyacá nes y en la marcha extra rápida hasta Socha, en
y culminar así la Independencia. un tiempo de 40 días, cuando los españoles
En la Aldea de los Setenta, el 23 de mayo calculaban seis meses para ello.
de 1819, el Libertador Simón Bolívar expuso El éxito de la Campaña Libertadora de
su plan militar ante los oficiales venezolanos: 1819, a pesar de las múltiples penalidades en
su idea estratégica fue invadir primero a Nueva los Llanos de Casanare y en el paso de los An-
Granada, liberar luego a Venezuela y extender des, pero con la fuerza vital que imprimió en
el triunfo de la guerra a Quito, Perú y Alto Perú. las tropas el éxito militar para lograr la indepen-
En sus bases iniciales, Bolívar hizo énfasis en dencia definitiva, y, en especial, con la ayuda
la necesidad de ocupar a Casanare, unir las tro- de las masas campesinas de la provincia de Tun-
pas venezolanas con las granadinas de Francisco ja, llevaron al triunfo patriota en las batallas del
de Paula Santander, cruzar los Llanos, trasmon- Pantano de Vargas (25 de julio de 1819) y del
tar los Andes por la zona más difícil, ocupar a Puente de Boyacá (7 de agosto de 1819).
Chita y la provincia de Tunja, en donde se en- La repercusión de la Batalla de Boyacá fue
frentarían al ejército realista. Mientras tanto, valorada por españoles y americanos, quienes
El proceso político, militar y social de ¡a Independencia
57

recibieron el triunfo patriota como una nueva que delinearon la estructura de los nuevos Esta-
fuerza que proyectaba el dominio de los inde- dos, sobre la debilidad política que en el futuro
pendentistas en el Continente suramericano, presentarían Estados pequeños independientes;
desde Santa Fe hasta el Perú, y su combinación y en la misma forma, sobre el poderío político
con los triunfos sanmartinianos en el Río de la de grandes bloques de países y de pactos de
Plata y Chile. La derrota realista en la Nueva solidaridad continental.
Granada en 1819 hizo cerrar filas en el sur para La idea que se aprecia ya en los escritos
impedir que los revolucionarios triunfaran en el de los días cercanos a la culminación de la In-
área peruana; asimismo, desbordó en España la dependencia, es la integración, entendida como
oposición de los liberales al régimen absolutista aquella fuerza de interrelación constante que
de Fernando VII, que precipitó la revolución de persigue la línea integradora de una nueva auto-
Riego y el estancamiento de la política española ridad central o un pacto de solidaridad, basada
de Reconquista, la cual facilitó la independencia en una institucionalización de la comunidad de
definitiva de las colonias americanas en relación intereses y destino común. La integración de
con la metrópoli. los países se fortalece cuando hay un senti-
miento de comunidad y cuando se llega a la
El integracionismo y el nacionalismo reducción de la autonomía local para dar impor-
continental en la Independencia tancia a la institución supranacional.
Entre los libertadores e ideólogos de los
La revolución de Independencia hizo medi- nuevos Estados nacionales que surgieron de la
tar a algunos precursores, ideólogos y políticos América antes española, fue el Libertador Si-
58 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

món Bolívar quien más luchó con todos sus Panamá, pues el Istmo tiene estrecha coinciden-
esfuerzos por la unidad de Hispanoamérica y el cia con el Istmo de Corinto, el símbolo de la
sentimiento de la americanidad. Sus ideas sobre unidad griega. El 22 de junio de 1826 se inau-
la americanidad a través del pacto americano guró el Congreso Anfictiónico de Panamá con
las expone desde Londres en 1810, en una mi- el objeto de establecer una liga de confraternidad
sión diplomática, en donde habló sobre la forma- entre los países, antes colonias españolas. En
ción de una "confederación de las colonias espa- dicha Asamblea los países asistentes: Colombia,
ñolas para asegurar la independencia". Perú, México y Centroamérica, se comprome-
Las ideas bolivarianas sobre la unidad de tieron a transar amigablemente entre sí las dife-
Hispanoamérica tienen su máxima expresión en rencias pendientes que sobrevinieran y llevarlas
la Carra de Jamaica, escrita en Kingston el 6 preferentemente al juicio de la Asamblea. Nin-
de septiembre de 1815, en donde medita sobre guna nación del Pacto declararía la guerra, ni
la importancia de una confederación de los Es- ordenaría actos de represalia contra otra, sin
tados hispanoamericanos ligados por un pacto llevar antes su causa a la conciliación de la
de solidaridad, el cual podría iniciarse en Pana- Asamblea. Se comprometieron a sostener y de-
má. Estas ideas de solidaridad continental co- fender la integridad de sus territorios; para ello
menzaron a realizarse en 1822, cuando Bolívar convinieron en fijar un contingente, con el cual
envió misiones diplomáticas a varios países, con cada uno de los confederados debía contribuir
a fin de sentar las bases de la confederación a la defensa común. Se comprometieron a abolir
proyectada y para asegurar la pronta reunión del el tráfico de los esclavos, declarando este comer-
Congreso americano en Panamá. cio como un delito de piratería, y se hicieron
El pensamiento de Bolívar sobre la integra- otros planteamientos de solidaridad continen-
ción americana pretendía formar una liga de tal (44).
países de habla hispana, o sea, Hispanoamérica. La ratificación del tratado de unión, liga y
En esta liga se presenta la coexistencia de una confederación, lo hizo únicamente Colombia,
soberanía supranacional representada en el de las cuatro repúblicas que asistieron al Congre-
pacto de los países hispanoamericanos, con las so; los demás países no lo ratificaron. Debemos
soberanías nacionales de cada uno de los Esta- tener en cuenta que su obra tampoco pudo con-
dos miembros. La Asamblea de plenipotencia- tinuarse en Tacubaya (México), a pesar de los
rios llenaría el vacío de poder dejado por la esfuerzos del gobierno mexicano.
Corona española; por ello, la liga tendría un Otra de las tendencias políticas en el pro-
carácter de perpetuidad, como signo de fortale- ceso de integración de los países que conforma-
za. ron las colonias españolas, es el establecimiento
Dentro de su amplia visión futurista, Bolí- de grandes bloques políticos y económicos en
var comprendió y argumentó que el fortaleci- áreas regionales definidas en América: México
miento y el progreso no llegarían a las jóvenes y Centroamérica; la Gran Colombia, integrada
repúblicas si no se establecía una estructura po- por Venezuela, Nueva Granada y Quito; Perú
lítica que les permitiera enfrentarse en un plano y Bolivia; los países del Río de la Plata, y Chile.
de igualdad con las potencias existentes en Eu- El planteamiento que se hizo sobre el proceso
ropa y con la que pronto emergería en el norte de integración por bloques de países, parte de la
de América. De allí su convencimiento sobre idea de la integración regional, antes que de la
la unidad de Hispanoamérica y su gran sueño de supranacional. La integración regional por blo-
Colombia como una sola nación por virtud de ques de países se basa en la estructura funda-
la unidad entre Venezuela, Cundinamarca y mental, el espacio y la producción regional, fun-
Quito. Esta idea se centraliza en la formación damentos sólidos para una estructura suprana-
de ligas de solidaridad continental y Estados cional de dimensión continental.
grandes y fuertes, capaces de influir en la polí- La idea de los bloques políticos de Hispa-
tica internacional, esto es de ser verdaderos su- noamérica emana de los precursores y libertado-
jetos en el derecho internacional y no simples res en la revolución de Independencia, y, en
objetos en el juego político desarrollado por las especial, de las ideas y acciones de Francisco
grandes potencias. Miranda y Simón Bolívar.
La liga de la solidaridad americana fue pro- Francisco Miranda propuso en 1808 el es-
yectada por Bolívar para ser organizada desde tablecimiento de cuatro gobiernos separados en
El proceso político, militar y social de la Independencia 59

América: México y Centroamérica; Santa Fe, agrícola e industrial, y Quito, como la zona
Caracas y Quito; Perú y Chile; Buenos Aires y agrícola con sus cultivos de cacao y su labor
Tucumán. A esta idea de la realidad de Hispa- artesanal.
noamérica llegó Miranda, después de haber pro- La departamentalización de Colombia, le-
puesto la unidad política de las antiguas colonias galizada en el Congreso de Angostura en 1819
españolas. y afirmada en el Congreso de Cúcuta en 1821,
El Libertador Simón Bolívar pensó vehe- permitió fijar normas de gobierno para cada una
mentemente en el futuro de los grandes bloques de las antiguas divisiones administrativas. El
políticos hispanoamericanos, y en especial en centralismo político establecido en Cúcuta aunó
la integración de Venezuela, Nueva Granada y en un solo bloque el gobierno de la Gran Colom-
Quito, con el nombre de Colombia. Sus ideas bia, con perjuicio de la misma integración de
integracionistas en un bloque político culmina- los Estados.
ron en el Congreso de Angostura en 1819, cuan- La nueva República entró económicamente
do, después de los triunfos de Boyacá, se aprobó en crisis y se vio obligada a recurrir a los emprés-
la integración de la República de Colombia el titos ingleses. Y mientras los problemas admi-
17 de diciembre de 1819. nistrativos y económicos se presentaban interna-
En la ley fundamental de 1819 se acordó mente en la Gran Colombia, los Estados del sur
la fusión de Venezuela y Nueva Granada en una esperaban el apoyo de los Estados libres. Por
sola nación con el título de República de Colom- ello el gobierno colombiano proyectó su interés
bia; la división del nuevo Estado nacional en en la organización y ayuda a la independencia
tres grandes departamentos: Venezuela, Cundi- de Quito, Perú y Alto Perú, cuyos esfuerzos
namarca y Quito; el poder ejecutivo ejercido culminaron en las campañas del sur y en las
por un presidente y un vicepresidente; las deudas batallas de Junín y Ayacucho en 1824; así se
de la Independencia serían reconocidas in soli- consolidó la Independencia de Hispanoamérica
dum, y se redactaron otros artículos que facili- y surgieron los nuevos Estados nacionales.
taron la institucionalización de la nueva Repú- El sistema político que se implantó en la
blica integrada. El 12 de febrero de 1820, San- Gran Colombia afrontó el problema de la pugna
tander y los granadinos aprobaron los actos del entre el militarismo y el civilismo. Las luchas
Congreso de Angostura y se declaró en defini- personalistas de caudillos (bolivarianos y san-
tiva la vigencia de la integración de Colombia. tanderistas); la intervención de los militares en
Las ideas de Bolívar sobre los grandes blo- los destinos de la vida política (rebeliones de
ques políticos y los planteamientos de venezo- Páez, Córdoba, Padilla, Urdaneta); la fiebre
lanos y granadinos en los congresos de Angos- constitucionalista (Constitución de Cúcuta,
tura de 1819 y Cúcuta en 1821, originaron el Constitución boliviana y los intentos de cambio
bloque político de la Gran Colombia, con la constitucional en la Convención de Ocaña en
unión de Venezuela, Nueva Granada, Quito y 1828); el establecimiento de la dictadura de Bo-
la posterior anexión de Panamá. Este bloque lívar y la celebración de varios congresos y con-
político tuvo una vigencia de once años, entre venciones para definir situaciones políticas. A
1829 y 1830(45). la crisis económica en la estructura fundamental
La Guerra de Independencia canalizó la se le unió la crisis política, y principalmente las
cooperación de granadinos y venezolanos, e im- divergencias entre venezolanos y granadinos,
primió la idea bolivariana de la fuerza y el pro- que desde la rebelión de Páez en 1824 predecía
greso a través de la integración política de los la desintegración de la Gran Colombia.
países del norte de Suramérica, pueblos esen- La Constitución boliviana, de carácter vita-
cialmente trihíbridos y con una geografía e his- licio, elaborada por el Libertador Bolívar, apa-
toria común. La Gran Colombia aparece con el rece como uno de los puntos principales en las
poder político y económico más importante divergencias grancolombianas; en la misma forma,
en Suramérica en los años inmediatos a la revo- las actitudes tradicionalistas con la defensa del
lución de Independencia, con abundancia de re- mantenimiento del statu quo y las actitudes moder-
cursos naturales y tierras fértiles en todos los nas anhelantes de cambios fundamentales. Después
climas. Venezuela aparecía como la región de de la Convención de Ocaña en 1828, la tensiones
los grandes latifundios y riqueza agrícola y ga- políticas se intensificaron y las fuerzas separa-
nadera; Nueva Granada, como la región minera, tistas de los venezolanos se hicieron realidad,
60 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

estimuladas por el general José Antonio Páez y y optimismo inicial ante la integración, con la
los militares venezolanos. En 1830 se desintegró esperanza del poderío y el progreso, fracasaron
la Gran Colombia, lo cual dio lugar a que sur- por factores diversos que se presentaron como
gieran de ella los Estados nacionales de Vene- fuerzas desintegradoras, a saber: las crisis eco-
zuela, Nueva Granada y Ecuador. nómicas de los países que entraban en la unidad;
los intereses regionalistas y caudillistas; las lu-
La experiencia de la integración en Hispa- chas internas partidistas entre federalistas y cen-
noamérica, además de la Gran Colombia, se tralistas; las luchas partidistas personalistas (bo-
proyectó también en el Imperio mexicano, en livarianos y santanderistas); los intereses neoco-
las provincias unidas de Centroamérica y en la lonialistas de las potencias extranjeras (en espe-
Confederación Peruano Boliviana; sin embargo, cial Inglaterra y Estados Unidos) y otros factores
esta experiencia tuvo corta vida. El entusiasmo y circunstancias, según las respectivas regiones.

Notas

1. Véase Orlando Fals Borda, Las revoluciones inconclusas 12. Inés Pinto Escobar, op. cit., pág. 230.
de América Latina, México, Siglo XXI, 1968, págs, 17-
33; Gustavo Landauer, La Revolución, Buenos Aires, 13. Véase la obra de Indalecio Liévano Aguirre, Los grandes
1961, Edit. Proyección. conflictos sociales y económicos de nuestra historia, Bo-
gotá, 1966, Tercer Mundo.
2. Inés Pinto Escobar, La Rebelión del Común, Tunja,
1976, U. P. T. C. Asimismo véase la obra de Pablo 14. Roberto María Tisnés, CMF, La independencia en ¡a
Cárdenas Acosta, El movimiento comunal de 1781, Bo- Costa Atlántica, Bogotá, 1976, Edit. Kelly, págs. 147-
gotá, 1960, Edit. Kelly. 154.
15. Ibídem. El padre Tisnés descubrió en 1970 en la ciudad de
3. Abelardo Forero Benavides, La incubación de la Indepen- Mompós el Catecismo o Instrucción Popular, del Pbro.
dencia, en Boletín Cultural y Bibliográfico, Bogotá, Juan Fernández de Sotomayor. Este importante folleto
1964, vol. VII, núm. 10, págs. 1749-1777. ha permitido conocer la argumentación sobre la negación
de los títulos de Conquista.
4. "Cedulario de la Real Audiencia", Buenos Aires, 1928,
en revista La Plata, núm. 134. 16. José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de la
Nueva Granada, Bogotá, 1956, Edit. Cromos.

5. Enrique de Gandía, Napoleón y la independencia de Amé- 17. Representaciones del Cabildo de Pasto a S. M., citado
rica, Buenos Aires, 1955, Ediciones Zamora. por Sergio Elias Ortiz, en Colección de documentos para
¡a historia de Colombia, primera serie, Bogotá, 1964,
6. Camilo Torres, Memorial de Agravios, en Repertorio Edit. el Voto Nacional, pág. 54.
Boyacense, Tunja, mayo-diciembre 1966, núms. 264-
267, págs. 2600-2618. 18. Ernesto Restrepo Tirado, Historia de la provincia de Santa
Marta, Sevilla, 1929, Imprenta Heras, pág. 380.
7. Francisco José de Caldas, Diario político de Santafé de
Bogotá, agosto 10 a febrero 11 de 1811, Santafé, 1810- 19. José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución de la
1811. Fondo Quijano Otero, Biblioteca Nacional. República de Colombia, vol. IV, Medellín, 1969, Edit.
Bedout, págs. 175-176.
8. Véase la obra de Manuel Ezequiel Corrales, Documentos
para la historia de la provincia de Cartagena de Indias, 20. Miguel Tacón, Al virrey de Santafé, Lima 26 de mayo
Bogotá, 1883, Imprenta de Medardo Rivas. de 1812, en José Manuel Restrepo, Documentos impor-
tantes para la Nueva Granada, Bogotá, Universidad Na-
9. Manuel Lucena Salmoral, "Los movimientos antirrefor- cional, t. I, pág. 75.
mistas de Suramérica 1777-1781, de Túpac Amaru a los
Comuneros", en Revista de la Universidad Complutense 21. Oswaldo Díaz Díaz, La reconquista española, vol. VI,
núm. 107, España, enero-marzo 1977, vol. xxvi, págs. tomos I y II, Historia extensa de Colombia, Bogotá, 1966,
79-115. Edic. Lerner.
10. Inés Escobar, op. cit., págs. 230-238. 22. Juan Friede, La Batalla de Boyacá a través de los archivos
españoles, Bogotá, 1969, Banco de la República, pág.
11. Manuel Lucena Salmoral, op. cit., pág. 98. 100.
El proceso político, militar y social de ¡a Independencia 61

23. Ibídem. Véase también en la obra de FRIEDE, La otra 34. Juan Fernández de Sotomayor, Catecismo o instrucción
verdad, Bogotá, 1973, Edic. Tercer Mundo. popular, Cartagena de Indias, 1814, Imprenta del Gobier-
no.
24. Juan Friede, El ejército popular, vencedor en Boyacá, en
UN, Bogotá, Universidad Nacional, núm. 4, sep-dic. 35. Antonio Nariño, Suplemento a la Bagatela, núm. 5, do-
1969, págs. 106-117. mingo, 11 de agosto de 1811.

25. Véase la obra de Juan Friede, El indio en lucha por la 36. Camilo Torres, Carta a su tío el oidor Tenorio, escrita
tierra, Bogotá, 1976, Edic. Punta de Lanza. En la misma desde Santa Fe el 29 de mayo de 1809, Bogotá, 1960,
forma, véase la obra de Guillermo Hernández Rodríguez, Banco de la República, pág. 137, en Documentos sobre
De los chibchas a la Colonia y a la República, Bogotá, el 20 de julio de 1810.
1975, Instituto Colombiano de Cultura, Biblioteca Básica
Colombiana, núm. 9, Talleres Gráficos. 37. "Proclamación de la independencia en el Socorro, 10 de
julio de 1810", en Proceso histórico del 20 de julio de
26. Indalecio Liévano Aguirre, op. cit., págs. 202-208. 1810, Bogotá, 1960, Banco de la República, pág. 137.

27. Francisco José de Caldas, Plan razonado de un cuerpo 38. Ibídem, págs. 153-160.
militar de ingenieros en Obras completas, Bogotá, Uni-
versidad Nacional, págs. 375-383. 39. David Bushnell, Los usos del modelo: la generación de
independencia y la imagen de Norteamérica; asimismo,
Javier Ocampo López, La agitación revolucionaría, en el
28. Relación de mando del virrey Francisco Montalvo, en
Nuevo Reino de Granada y el ejemplo de la independencia
Relaciones de mando, recopiladas por Eduardo Posada,
de Estados Unidos. Ambos estudios fueron publicados
Bogotá, 1910, Imprenta Nacional. en la Revista de Historia de América, IPGH., México,
29. Camilo Torres, Memorial de agravios, op. cit. núm. 82, julio-diciembre 1976, págs. 7-28 y 29-52.

40. Ibídem.
30. Melchor de Jovellanos, Obras escogidas, Madrid, Edic.
41. Francisco Xavier Arámbarri, Hechos del General Pablo
Espasa Calpe. Sobre los criollos en Hispanoamérica, es Morillo en América, Murcia, Ediciones de la Embajada
importante el estudio de Richard Konetzke, La condición Venezolana en España, 1971; asimismo, la obra de Juan
de los criollos y las causas de la independencia, en Estu- Friede, La otra verdad, op. cit.
dios americanos, núm. 5, Sevilla, España, 1950. Para
Colombia, véase el estudio de Arturo Abella, El florero 42. Jorge Mercado, Campaña de Invasión del Teniente Gene-
de Llorente, Bogotá, 1960, Edit. Antares. ral don Pablo Morillo (1815-1816), Bogotá, Ejército de
Colombia, 1919. En la misma forma, la obra de Oswaldo
Díaz Díaz, La Reconquista española, op. cit.
31. Pedro Fermín de Vargas, Memoria sobre la población
del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, 1953, Banco de 43. Sobre los factores militares, véanse: M. París, R., Cam-
la República. paña del ejército libertador colombiano en 1819, Bogotá,
Talleres del Estado, 1919. Asimismo, Camilo Riaño, La
32. Antonio Nariño, Ensayo sobre un nuevo plan de adminis- Campaña Libertadora de 1819, Bogotá, Edt. Andes,
tración en el Nuevo Reino de Granada, citado por José 1969.
María Vergara y Velasco, en Vida y escritos del General
Nariño, Bogotá, 1946, Imprenta Nacional. 44. Sobre la integración en el Congreso de Panamá, véanse:
Aristides Silva Otero, El Congreso de Panamá, 1826,
Sobre la historia económica en la independencia, véanse Caracas (Investigaciones Económicas), 1969; Indalecio
los estudios de William Paul McGreevey, Historia eco- Liévano Aguirre, Bolívar, Caracas, Colección Biblioteca
nómica de Colombia, Bogotá, 1975, Tercer Mundo; Abel Ayacucho, 1974; J. Salcedo Bastardo, Bolívar, un con-
Cruz Santos, Economía y hacienda pública, en Historia tinente y un destino, Caracas, Universidad Central de
extensa de Colombia, vol. xv, t. I, Bogotá, 1965, Edic. Venezuela, 1972.
Lerner; Luis Eduardo Nieto Arteta, Economía y Cultura
en la historia de Colombia, Bogotá, 1962, Tercer Mundo; 45. Véase la importante obra de David Bushnell, El régimen
y Luis Ospina Vásquez, Industria y protección en Colom- de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, Edic. Tercer
bia 1810-1930, Bogotá, 1955, Edit. Santafé. Mundo, 1966.
62 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Bibliografía complementaria sobre la Independencia

ABELLA, ARTURO: Don dinero en la independencia, Bogotá, Ediciones Lerner, 1966; El florero
de Llorente, Bogotá, Editorial Antares, 1960.
ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA: Historia Extensa de Colombia, Bogotá, Ediciones
Lerner, Plaza & Janés, 1965-1986 (40 volúmenes).
ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA: El Congreso Grancolombiano de Historia, Bogotá,
Editorial Kelly, 1972.
BUSHNELL, DAVID: El Régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, Ediciones Tercer
Mundo, 1966.
CÁRDENAS ACOSTA, PABLO E.: El movimiento Comunal de 1781 (Biblioteca de Historia
Nacional, núms. 96 y 97), Bogotá, Editorial Kelly, 1960.
CAYCEDO, BERNARDO J.: Grandezas y miserias de dos victorias, Bogotá, Librería Voluntad,
1951.
COLMENARES, GERMÁN: Cali: terratenientes, mineros y comerciantes, siglo XVIII, Cali, Edi-
ciones de la Universidad del Valle, 1975.
CHAUNU, PIERRE, HOBSBAUM, ERIC J. Y VILAR, PIERRE: La independencia de América
Latina, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1972.
DELGADO, JAIME: La independencia hispanoamericana (Colección Nuevo Mundo). Madrid,
Instituto de Cultura Hispánica, 1960.
DÍAZ DÍAZ, OSWALDO: "La Reconquista Española", en Historia extensa de Colombia, vol.
VI, tomos 1 y 2, Bogotá, Ediciones Lerner, 1966.
FALS BORDA, ORLANDO: Revoluciones inconclusas en América Latina, México, Editorial
Siglo xxi, 1968.
FORERO, MANUEL JOSÉ: "La Primera República", en Historia extensa de Colombia, vol. v,
Bogotá, Ediciones Lerner, 1966.
FRIEDE, JUAN: La batalla de Boyacá a través de los archivos españoles, Bogotá, Ediciones del
Banco de la República, 1969.
GÓMEZ HOYOS, RAFAEL: La Revolución Granadina de 1810, Bogotá, Editorial Temis, 1962
(2 tomos).
INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA, El movimiento emancipador de
Hispanoamérica, Caracas, Academia Nacional de Historia, 1961 (5 volúmenes).
JARAMILLO URIBE, JAIME: Ensayos sobre historia social colombiana, Bogotá, Ediciones de
la Universidad Nacional, 1968.
JARAMILLO URIBE, JAIME: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, Editorial
Temis, 1963, 1982.
JOHNSON, JOHN: Militares y Sociedad en América Latina, Buenos Aires, Editorial Hachette,
1966.
KAPLAN, MARCOS: Formación del Estado Nacional en América Latina, Santiago, Editorial
Universitaria, 1969.
El proceso político, militar y social de la Independencia 63

KAUFMAN, WILLIAM: La política británica y la Independencia de América Latina, Caracas,


Imprenta Universitaria, 1963.
KOSSOK, MANFRED: Historia de la Santa Alianza y la emancipación de América Latina,
Buenos Aires, Editorial Sílaba, 1968.
LEWIN, BOLESLAO: Los movimientos de emancipación en Hispanoamérica y la independencia
de Estados Unidos, Buenos Aires, Editorial Raigal, 1952.
LIÉVANO AGUIRRE, INDALECIO: LOS grandes conflictos sociales y económicos de nuestra
historia, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1966.
LOZANO CLEVES, ALBERTO: Así se formó la Independencia, Bogotá, Editorial Iris, 1961 (2
volúmenes).
LYNCH, JOHN: Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826, Buenos Aires, Editorial Ariel,
1976.
MCGREEVEY, WILLIAM PAUL: Historia económica de Colombia, Bogotá, Ediciones Tercer
Mundo, 1975.
MIRAMÓN, ALBERTO: Nariño, una conciencia criolla contra la tiranía, Academia Colombiana
de Historia, Bogotá, Editorial Kelly, 1960.
MORALES BENÍTEZ, OTTO: Revolución y caudillos, Medellín, Editorial Horizonte, 1957.
NIETO ARTETA, LUIS EDUARDO: Economía y cultura en la historia de Colombia, Bogotá,
Ediciones, Tercer Mundo, 1962.
OCAMPO LÓPEZ, JAVIER: Historiografía y bibliografía de la emancipación del Nuevo Reino
de Granada, Tunja, Ediciones La Rana y el Águila, 1969.
OCAMPO LÓPEZ, JAVIER: El proceso ideológico de la emancipación, Tunja Ediciones La Rana
y el Águila, 1974. Bogotá, Colcultura, 1980.
ORTIZ, SERGIO ELIAS: Génesis de la Revolución del 20 de julio de 1810, Bogotá, Editorial
Kelly, 1960.
OTS CAPDEQUÍ, JOSÉ MARÍA: Las instituciones del Nuevo Reino de Granada al tiempo de la
Independencia, Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1958.
PACHECO, JUAN MANUEL, S. J.: La Ilustración en el Nuevo Reino, Caracas, Universidad
Católica Andrés Bello, 1975,
PINTO ESCOBAR, INÉS: La Rebelión del Común, Tunja, UPTC, 1976.
POSADA, EDUARDO: El Veinte de Julio, Bogotá, Imprenta de Arboleda y Valencia, 1914.
RESTREPO, JOSÉ MANUEL: Historia de la Revolución de la República de Colombia, Medellín,
Editorial Bedout, 1969 (6 volúmenes).
RIAÑO, CAMILO: La Campaña Libertadora de 1819, Bogotá, Editorial Andes, 1969.
RODRÍGUEZ PLATA, HORACIO: La antigua provincia del Socorro y la Independencia, Bogotá,
Publicaciones Editoriales, 1963.
SALCEDO-BASTARDO, J. L.: Bolívar: un continente y un destino, Caracas, Universidad Central
de Venezuela, 1972.
SÁNCHEZ, LUIS ALBERTO: La Revolución en América, Buenos Aires, Editorial Americana,
1942.
TANZI, HÉCTOR JOSÉ: El poder político y la independencia argentina, Buenos Aires, Ediciones
Cervantes, 1975.
TISNÉS, ROBERTO M.: El clero y la Independencia en Santafé (1810-1815), en Historia Extensa
de Colombia, vol. XIII, tomo 4, Bogotá, Ediciones Lerner, 1971.
TISNÉS, ROBERTO M.: La Independencia en la Costa Atlántica, Bogotá, Editorial Kelly, 1976.
64 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

TRUSO, FRANCISCO EDUARDO: El derecho de la revolución en la emancipación americana,


Buenos Aires, Emecé Editores, 1961.
UPRIMNY, LEOPOLDO: El pensamiento filosófico y político en el Congreso de Cúcuta, Imprenta
Patriótica, 1971.
VILLALOBOS, SERGIO: El Comercio y la crisis colonial, Santiago, Ediciones de la Universidad
de Chile, 1968.
WEBSTER, CHARLES KINGSLEY: Gran Bretaña y la Independencia de América Latina, Buenos
Aires, Editorial Guillermo Kraft, 1944.
WHITAKER, ARTHUR PRESTON: Estados Unidos y la Independencia de América Latina, Buenos
Aires, Eudeba, 1964.
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 65

La evolución económica
de Colombia, 1830-1900
Jorge Orlando Melo riadores económicos han hecho aún muy poco
para someter las cifras existentes -bastante
abundantes, por lo demás- a una crítica riguro-
sa, que elimine en lo posible sus inconsistencias
Introducción y permita evaluar cuán fidedignas son. Final-
mente, la búsqueda de información estadística
P ara realizar un análisis adecuado de la evo-
lución económica de Colombia entre 1830
y 1900 es necesario atender simultáneamente a
no elaborada durante el período mismo, me-
diante el uso de documentación primaria, de
documentos notariales o de papeles privados,
los cambios cuantitativos que tuvieron lugar apenas ha comenzado. Por esta razón, los más
en los principales aspectos de la actividad eco- ambiciosos intentos por explicar los rasgos fun-
nómica y a las transformaciones de los elemen- damentales del crecimiento económico durante
tos fundamentales del sistema económico y so- el siglo pasado con base en un número reducido
cial. Aunque en la realidad ambos aspectos se de variables sujetas a una medición aceptable-
encuentran estrechamente ligados, el primero mente exacta han tropezado con obstáculos in-
de ellos exige contar con información que en franqueables o no han logrado obtener acepta-
buena parte debe ser estadística, mientras el ción de parte de los historiadores; un buen ejem-
segundo requiere observar ante todo informa- plo de esto lo ha dado el debate alrededor del
ción de orden cualitativo. Sólo cuando se cuente más reciente esfuerzo por ofrecer una visión
con un buen núcleo de información cuantitativa global del desarrollo económico nacional, la
será posible, además, evaluar la magnitud de Historia económica de Colombia, de William
las transformaciones en las relaciones "estructu- Paul McGreevey.
rales" entre diversos sectores de la economía o Sin embargo, la escasa calidad de la infor-
entre diversos grupos sociales. mación no justifica su abandono, y las páginas
Desafortunadamente, la información esta- que siguen tratarán de dar, al menos para ciertos
dística existente sobre el siglo XIX es de muy aspectos de la actividad económica, una visión
pobre calidad y resulta poco confiable. La debi- global de los cambios cuantitativos que tuvieron
lidad de la organización estatal durante el siglo lugar. Pero el lector debe tener siempre presente
pasado se refleja sin disfraces en las cifras pro- que las cifras sobre población, gastos públicos,
ducidas por las oficinas públicas sobre temas niveles de educación, comercio, etc., son ape-
como el crecimiento de la población, el volumen nas aproximaciones imprecisas, que sirven ante
y valor del comercio exterior o la magnitud de todo para señalar órdenes de magnitud y para
los gastos gubernamentales. Además los histo- indicar algunos períodos de la coyuntura econó-
66 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

mica que parecen haber sido especialmente agi- La población colombiana durante
tados. Además, para este caso concreto, las ci- el siglo XIX. Características generales
fras provenientes de anuarios estadísticos, me-
morias de Hacienda u otras fuentes de la época
han sido sometidas a ajustes y manipulaciones
que no es posible, dado el carácter de este ensa-
yo, presentar en detalle y con todos los argumen-
D esde finales del siglo XVIII las autoridades
coloniales se preocuparon por realizar cen-
sos de población en el territorio de la actual
tos que podrían justificarlos. Por eso, nada sería Colombia. En 1779-80 se efectuó el primer es-
más arbitrario que tomarlas como cifras que mi- fuerzo por lograr un recuento completo de la
den efectivamente un fenómeno y sacarlas del población del virreinato en forma más o menos
contexto concreto en el cual son utilizadas, con simultánea. En años posteriores se hicieron cen-
el espíritu lleno de vacilaciones, en este texto. sos locales o provinciales, pero hasta 1825 no
se pudo contar con un nuevo empadronamiento
En términos muy amplios, la historia del nacional. La nueva República de Colombia aña-
siglo XIX gira alrededor de los esfuerzos por día al interés fiscal y militar que justificaba an-
transformar una economía con un nivel muy teriormente los censos, la necesidad de estable-
bajo de integración al mercado en un sistema cer un sistema de representación política propor-
económico en el que la mayoría de los bienes cional a la población de las diversas divisiones
y servicios se produzcan para la venta. Dada la del país. Con esto sumaba a las causas tradicio-
rigidez del sector rural que podría llamarse tra- nales de inexactitud (el temor al reclutamiento
dicional -la agricultura de subsistencia o la que o a nuevos impuestos) un nuevo factor de per-
sólo produce un pequeño excedente para los turbación, pues intereses políticos podían justi-
mercados locales, no importa si se trata de pe- ficar la deformación de los datos de población.
queñas o grandes propiedades- y la inexistencia Si a esto se añaden aspectos como la escasa
de procesos que pudieran conducir, por causas eficacia administrativa del Estado, la ausencia
internas, a cambios que produjeran un creci- de funcionarios suficientemente preparados en
miento de la demanda y del ritmo de acumula- lugares alejados de las principales ciudades, los
ción de capital, que a su vez transformaran even- desórdenes provocados por las guerras de inde-
tualmente la estructura de la producción rural, pendencia y luego por las luchas civiles, se tie-
el principal motor del cambio económico du- nen bastantes motivos para explicar la poca cre-
rante el siglo xrx fue el comercio exterior. Por dibilidad de los censos de 1825 en adelante, y
esta razón se da en este texto un especial énfasis que tuvieron lugar en 1835, 1843, 1851, 1864
a la evolución del sector externo. La agricultura (para tres Estados), 1870 1882-3 (para tres Es-
recibe un estudio detallado en otro capítulo de tados). Por otra parte, la utilidad de estos recuen-
esta obra; no obstante ha sido preciso aludir tos de población se encuentra bastante reducida
continuamente a ella -buena parte de los produc- por el carácter muy general de la información
tos de exportación son agrícolas- para poder que ofrecen, limitada a unas pocas clasificacio-
colocar el comercio exterior en una perspectiva nes por sexo, por localidad o por edades, en
adecuada y para lograr explicar mejor la función este último caso distribuidas en cohortes muy
del Estado en el siglo pasado. amplias y cuyos límites varían de censo a censo.
Sólo en 1870, por ejemplo, se obtuvo informa-
ción acerca de la ocupación de las personas, y
Se ha tratado de lograr una síntesis de los en ninguno se preguntó por nivel educativo o
rasgos básicos de la evolución económica del lugar de nacimiento. Varios de estos censos,
siglo pasado, pero el resultado revela más lo por lo demás, han sido publicados sólo de ma-
que es preciso investigar que lo que realmente nera resumida, por ejemplo en la forma de un
se conoce acerca de la época. Sobre todo vale cuadro de población total por provincias, y ta-
la pena destacar la ausencia de estudios regiona- blas más detalladas, si existen en los archivos,
les en un país con tantas diferencias y con una no han sido aún estudiadas.
integración económica nacional muy baja;
aparte de Antioquia; relativamente favorecida Por estas razones, las páginas siguientes
en este campo, y de las regiones ligadas estre- se limitan a presentar las cifras de población
chamente con Bogotá, la historia económica re- distribuidas según los límites correspondientes
gional está por hacer. a los Estados que existieron entre 1863 y 1886.
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 67

Cuadro No. 1
Población por regiones, 1779/80-1912 (miles de habitantes)
Total sin
Ant. Cund. Bol. Boy. Cauca Magd. Tol. Sant. Pan. Panamá
1779/80 49 120 120 182 121 44 58 112 60 785
1810A 111 189 170 231 200 71 100 237 91 1309
1810B 1264
1825A 104 182 122 209 150 56 98 201 100 1129
1825B 125 223 141 246 171 55 141 247 98 1344
1835 159 255 160 288 210 61 157 280 115 1571
1843 190 280 172 332 269 62 183 324 118 1814
1851 243 319 182 381 312 68 208 382 138 2094
1864 303 393 224 454 386 82 220 378 221 2440
1870 366 414 246 499 435 89 231 433 221 2713
1883 464 546 314 - - - - - -
1887 520 550 336 615 635 115 330 565 295 3666
1898 620 630 375 685 800 132 380 640 340 4262
1905 897 631 310 503 734 125 372 550 - 4144
1912 1081 718 531 586 805 150 440 607 - 5073
Tasas de crecimiento geométrico
1780-1835 2.2 1.7 0.5 1.6 1.0 0.6 1.8 1.7 1.3
1835-1870 2.4 1.4 1.2 0.4 2.1 1.1 1.1 1.3 1.6
1870-1912 2.6 1.3 1.8 0.8 1.5 1.3 1.5 0.8 1.5
Fuentes: 1780:SILVESTRE, FRANCISCO. Descripción del Reino de Santa Fe, Bogotá, 1950. Las cifras han sido corregidas. 1810A:
PÉREZ, FELIPE, Geografía general, Bogotá, 1883, pág. 156; 1810B: Extrapolación: 1825A: ARRUBLA y URRUTIA, Esta-
dísticas históricas, 1825B: Extrapolación; 1835 y 1843: Estadísticas de la Nueva Granada, Bogotá, 1848; 1851 y 1870:
Anuario Estadístico de Colombia 1875, 1864: D E MOSQUERA, TOMAS CIPRIANO, Compendio de geografía, Londres,
1866; 1883: Censo de la República de Colombia, Bogotá, s. f.; 1887-1898: VERGARA, F. J., Nueva geografía de Colombia,
Bogotá, 1977,III,924; 1905y 1912: ediciones oficiales de los censos respectivos. Las cifras subrayadas son estimativos.

y a presentar las tasas de crecimiento de la po- considerado, con excepción de la época de la


blación que resultan de ellas. A las cifras censa- guerra de independencia, cuando habría estado
les se ha añadido un estimativo para 1810, que casi del todo estancada. La ligera disminución
resulta de suponer un crecimiento del 1.6% para de la tasa de crecimiento para el período 1870-
el período de 1780 a 1810, con base en las 1912 parece explicarse sobre todo por las cifras
tendencias que revelan censos de Antioquia para de Boyacá y Santander, donde podría haberse
1799 y 1808, Cauca en 1779 y 1797 y Santa dado una subnumeración muy fuerte en 1905 y
Marta en 1779 y 1794. Además se ha hecho 1912, o donde quizá las guerras civiles de las
una extrapolación de la tasa de crecimiento entre dos últimas décadas del siglo tuvieron un efecto
1835 y 1870 para presentar un conjunto de cifras más drástico que en el resto del país.
para 1825 que resulten más verosímiles que las Considerando las diferentes regiones, re-
del censo de ese año, evidentemente subestima- salta el elevado ritmo del crecimiento antioque-
do. Se transcriben también algunos cálculos ño, que confirma algo ya bien conocido. Cundi-
contemporáneos, para años en los que no se namarca, Tolima y Cauca crecen a ritmos cerca-
hicieron censos, como los de J. M. Restrepo nos a los del conjunto del país, mientras que
para 1810 y de F. J. Vergara y Velasco para Boyacá, Santander, Bolívar y Magdalena mues-
1887 y 1898. tran un ritmo inferior. Las bajas tasas de creci-
Estas cifras permiten suponer que, to- miento de Bolívar y Magdalena durante la época
mando el conjunto del país, la población creció anterior a 1835 confirman la opinión de los ob-
a un ritmo bastante estable durante todo el siglo servadores contemporáneos, que subrayaron
68 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

una y otra vez el estancamiento de las regiones poco atractiva para los posibles inmigrantes, por
del Atlántico a consecuencia de las guerras de la inestabilidad política, el carácter tropical y
independencia; el caso de Santander muestra el poco salubre de las zonas que se querían asignar
paso de una tasa alta de crecimiento a una mucho a los inmigrantes agrícolas (las áreas cálidas y
más baja a finales de siglo; fuera del factor ya bajas menos densas) y en general, la ausencia
mencionado de la elevada incidencia de las gue- de perspectivas de éxito económico. Por esta
rras civiles de la segunda mitad del siglo sobre causa, la inmigración se redujo a un puñado de
la región, ésta pareció perder, para finales de extranjeros que se concentraron en los principa-
siglo, el dinamismo económico que la había les centros urbanos del país y se dedicaron a
caracterizado desde finales del período colonial, actividades empresariales o profesionales que
pérdida en la que debió desempeñar un buen no correspondían al deseo de los políticos co-
papel la decadencia de las artesanías textiles. lombianos de llenar las áreas desiertas con una
población agrícola activa, trabajadora y blanca.
Esta tasa de crecimiento, superior al 1.5% Así, pues, el aumento de la población es atribui-
anual para casi todo el siglo, es superior a la ble en su totalidad al crecimiento natural, pues
de Inglaterra, Francia o Italia, para el mismo no hay ninguna razón para suponer que la en-
período. Como no se han hecho estudios sobre trada de extranjeros haya sido superior a la emi-
natalidad y mortalidad durante el siglo pasado, gración de nacionales.
no se tienen datos ciertos acerca de las compo-
nentes de este elevado crecimiento de la pobla- Por otra parte, debe recordarse que la ma-
ción. Sin embargo, cifras dispersas de nacimien- yoría de la población se encontraba ubicada en
tos permiten algunas indicaciones vagas al res- las áreas montañosas, con fuertes concentracio-
pecto. Por ejemplo, el año de 1846 se reportaron nes en las altiplanicies de Cundinamarca, Bo-
en el país 78.358 nacimientos, sobre una pobla- yacá y Pasto. Esto resultaba importante porque
ción de 2.050.137 habitantes; esto indica una la posibilidad de que la población rural dedicara
tasa de natalidad de 3.8%. La mortalidad seña- parte importante de sus energías a la producción
lada por las cifras es de 1.9% anual, que dejaría de bienes agrícolas de exportación encontraba
un crecimiento neto del 1.9%. Lo más probable una fuerte limitación en el hecho de que los
es que la natalidad esté subestimada y que haya productos de las zonas habitadas (papa, trigo)
sido superior al 4%; la tasa de mortalidad debía resultaban complementarios con los de los paí-
estar subestimada en mayor grado, como lo ses de las zonas templadas. El desarrollo de
muestra un rápido análisis regional: mientras productos agrícolas de exportación, a la larga,
Socorro, Cartagena y Bogotá tienen tasas de requirió un proceso de migración interna de con-
mortalidad superiores al 2%, Popayán aparece siderable magnitud, por el cual se fueron ocu-
apenas con un 1. 3%, nivel que solo es explica- pando las zonas templadas de las vertientes de
ble por omisiones en la información. Así pues, las cordilleras y algunos valles interandinos.
probablemente la natalidad era superior al 4%
(en Antioquia resulta del 4.5% y en Tunja del Finalmente, la población era predominan-
4.2%), y la mortalidad debía estar cerca o por temente rural y las concentraciones urbanas ape-
encima de 2.5%. Si esto es así, la mortalidad nas pasaban de ser aldeas grandes. Con excep-
se mantenía a niveles muy cercanos a los que ción de unas pocas ciudades, las concentracio-
entonces regían en Europa (excepto en las áreas nes que podrían llamarse urbanas eran simple-
urbanas, donde eran muy superiores), mientras mente núcleos de residencia de propietarios ru-
que la natalidad era superior (1). rales, a los que se agregaba un puñado de arte-
sanos y funcionarios. El cuadro No. 2 da la
El crecimiento relativamente acelerado de población de los núcleos urbanos de mayor mag-
la población no alcanzaba a satisfacer los deseos nitud.
de los dirigentes colombianos, que consideraban Como puede advertirse, no existe durante
al país como escasamente poblado y veían en el siglo XIX una tendencia visible al crecimiento
el crecimiento del número de habitantes una de de la parte urbana de la población. Aunque sin
las condiciones básicas para el desarrollo nacio- duda se daba cierta migración del campo a la
nal. Por esta razón, durante todo el siglo se trató ciudad, esta era escasa y no alcanzaba a compen-
de estimular la inmigración europea, pero con sar la menor tasa de crecimiento natural que
casi ningún resultado. Colombia resultó siempre puede presumirse en las mayores aglomeracio-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 69

Cuadro No. 2 mas décadas del siglo un rápido crecimiento de


Población de los principales centros urbanos la población. Y solo a finales de siglo comienza
a acentuarse en estos centros algunos de los
1843 1851 1870 1883 1887 servicios y formas de vida que asociamos con
Medellín 9.118 13.755 29.765 37.237
la vida urbana, aunque ésta prolongará todavía
Bogotá 40.086 29.649 40.883 78.000 un contacto muy estrecho con el campo. Aunque
Cali 10.376 11.848 12.743 muchos de los habitantes de estas localidades
Cartagena 10.145 9.896 8.603 seguían siendo hacendados, propietarios rurales
Pasto 9.688 8.136 10.049 e incluso trabajadores rurales que laboraban en
Socorro 10.657 15.015 16.048
San Gil 8.888 11.528 10.038
las áreas inmediatas, la expansión de algunos
Soatá 8.582 9.015 13.676 servicios públicos (acueducto, alumbrado, tran-
Vélez 8.142 11.178 11.267 vía), de la administración pública, del comercio
Barranquilla 5.651 6.114 11.598 16.982 y de algunas industrias empezaba a hacer predo-
Porcentaje en minante la población cuya forma de vida y tra-
total nacional 6.7% 6.0% 6.0% bajo puede considerarse como realmente urba-
na.
nes. En todo caso, incluso la utilización del Uno solo de los censos del siglo XIX -según
término "urbano", para referirse a estos núcleos, lo que hasta ahora se sabe- recogió información
es engañosa. Si bien Cartagena, Bogotá o Cali, acerca de la actividad económica de la pobla-
podían tener la mayoría de la población indicada ción: el de 1870. Aunque es evidente que los
en el censo dentro de la ciudad propiamente criterios de clasificación no se siguieron con el
dicha, sitios como Soatá o Pasto, aparecen entre mismo criterio en las distintas regiones del país,
los mayores núcleos urbanos simplemente por- permite tener una visión aproximada de la dis-
que eran municipios extensos, con una elevada tribución ocupacional de la población laboral
población, pero que residía en gran parte en colombiana, que se resume en el cuadro No. 3.
áreas rurales. En todo caso, las cifras del cuadro El cuadro muestra el claro predominio de
anterior sugieren que solamente en Bogotá, Me- las actividades extractivas, que representan más
dellín, y sobre todo a finales del siglo, Barran- del 70% de la población masculina activa y más
quilla, podía advertirse un ritmo de crecimiento del 56% de la población activa de ambos sexos.
de las aglomeraciones urbanas ligeramente su- Por supuesto, es evidente que el censo ha con-
perior al crecimiento natural de la población. siderado como "agricultores" a casi todos los
Situación similar se daba en unos cuantos cen- jóvenes varones residentes en el campo: la po-
tros comerciales, como Manizales, Bucara- blación masculina de más de 21 años en el país
manga y Cúcuta, donde se dio durante las últi- apenas llegaba a 583 mil habitantes, y el censo

Cuadro No. 3
Estructura ocupacional de la población, 1870
(Miles de personas)
Total
Hombres % Mujeres % Total % Categoría

I. Agricultores 661 69.1 136 23.6 796 52.1


Ganaderos 14 1.5 3 0.5 17 1.1
Mineros 22 2.3 18 3.1 40 2.6
Pescadores 8 0.8 1 0.2 10 0.7 56.5
II Artesanos 100 10.4 249 43.5 349 22.7 22.7
III. Comercio 36 3.7 5 0.8 41 2.7 2.7
IV Sirvientes 79 8.3 145 25.4 224 14.7 14.7
V. Otros 35 3.7 15 2.6 50 3.3 3.3
Total Parcial 956 99.8 572 99.7 1.528 99.9 99.9
VI. Menores y estudiantes 424 416 840
Administración doméstica 29 494 522
Población total del país 1.409 1.482 2.891
70 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

coloca a 956 mil como trabajadores. Esto ex- En Antioquia los viajeros destacaban un grado
plica la elevada proporción de lo que equivaldría de atención por estos aspectos de la vida coti-
a la población activa masculina, que llega al diana que pueden haber tenido consecuencia so-
67.8%. Por otra parte, es notable el elevado bre el crecimiento de la población, al disminuir
número de habitantes dedicados a actividades las tasas de mortalidad.
artesanales ("artesanos, fabricantes y artistas"), Tampoco se tienen datos sistemáticos sobre
pero debe advertirse la elevada proporción feme- los hábitos alimenticios del país durante el siglo
nina; se trata sobre todo de mujeres de Santan- XIX, pero la impresión que se obtiene de algunos
der, Boyacá y Cauca que, según las descripcio- textos de la época, como los cálculos hechos
nes de los viajeros, dedican sus tiempos libres por Camacho Roldan (3) acerca de la producción
a la elaboración de textiles (sobre todo como agrícola, sugieren que la absorción de calorías
hilanderas) de algodón, lana y fique,a hacer ces- y proteínas era relativamente alta; probable-
tas y sombreros y a trabajos en barro. mente mayor a la actual. La comida era bastante
simple, y constaba fundamentalmente de un car-
bohidrato como base, que variaba según las re-
Condiciones sanitarias y alimentación giones del país, y complementos proteínicos
diversos. Entre los primeros, se destacaban la
La capacidad productiva de la población yuca, que constituía la base de la alimentación
depende en buena medida de su estado de salud en la Costa Atlántica, el plátano, que desempe-
y de la alimentación con que cuente. Durante ñaba un papel similar en el Cauca, el maíz, de
el siglo pasado la única modificación del am- consumo muy elevado en Antioquia y extendido
biente higiénico de algún peso fue probable- por casi todo el país, y la papa en Boyacá,
mente la introducción de la vacuna contra la Cundinamarca y las altiplanicies del sur. Si a
viruela a comienzos de siglo, aunque su exten- los cálculos de Camacho sobre estos productos
sión fue siempre muy lenta y todavía en 1882 añadimos el elevado consumo de azúcares (bajo
eran frecuentes las epidemias de esta enferme- la forma de panela, transformada en bebidas
dad en Bogotá. Los servicios médicos, que cre- alcohólicas o en dulces), que siempre sorprendió
cieron algo a lo largo del siglo, no atendían sino a los viajeros extranjeros, resultarían disponibi-
una parte muy reducida de la población: el censo lidades de calorías sorprendentemente altas. El
de 1870 registró 675 médicos en todo el país. consumo de proteínas se basaba en algunos pro-
A pesar de sus esfuerzos, poco podían hacer ductos vegetales (fríjol y trigo, fundamental-
frente a la mayor parte de las causas de morbi- mente) y en pescado -en las áreas costeñas y
lidad en el país y su insuficiencia se advertía otras comunidades ribereñas-, cerdos y ganado
con patetismo en casos de epidemias como la vacuno. En relación a este último, los cálculos
del cólera y otras que se presentaban con fre- de Camacho indicarían una drástica caída del
cuencia en algunas zonas del territorio nacional. consumo de carnes en el país desde entonces
hasta ahora. Aunque las informaciones disponi-
En las ciudades, donde estaban concentrados, bles en trabajos como el de Camacho o en diver-
la ventaja de tener acceso a la medicina moderna sas descripciones de viajeros o literatos no per-
(ventaja dudosa: muchas prácticas médicas de miten evaluar con un mínimo de precisión el
la época pueden haber sido contraproducentes), estado de alimentación en el siglo pasado, y es
estaba compensada por las consecuencias de la probable que hayan exagerado el nivel de los
mayor densidad, las facilidades para el contagio, consumos vigentes al tomar como patrones la
la acumulación de basuras y desechos, el dete- dieta de grupos de altos ingresos o de trabajado-
rioro de la calidad de la aguas, etc. Solo a finales res de los que se requerían altos esfuerzos, vale
de siglo comenzaron los centros urbanos más la pena señalar que casi todos los testimonios
importantes a introducir servicios públicos y apuntan a una situación en la que el consumo
normas de higiene que podamos considerar efi- energético alimenticio era superior al que rige
caces, pero es poco probable que las ciudades en la actualidad. Pero solo un estudio mejor de
fueran más saludables que las áreas rurales (2). este tema permitirá establecer si se ha dado un
Poco se sabe sobre las prácticas médicas y los proceso de deterioro de la dieta alimenticia po-
hábitos higiénicos del resto de la población pero pular (al trasladarse la población a las ciudades
quizás en algunas zonas los hábitos de limpieza y a un régimen laboral basado en el salario) o
personal y hogareña tuvieran efectos visibles.
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 71

si se trata de una ilusión de los observadores de y el Estado alrededor del carácter de la enseñan-
entonces. za, que se pretendía hacer laico, afectó los es-
fuerzos de los radicales, sobre todo en la década
Calificación de la fuerza de trabajo de 1870, cuando este conflicto constituyó quizá
la causa principal de la guerra civil de 1876.
Los grupos dirigentes del país no dejaron En todo caso, las cifras oficiales sobre educación
de advertir que el desarrollo del país, y no sólo señalan un cierto crecimiento de la escolaridad
en sus aspectos económicos, requería una mejor antes de 1874, producido en cierta medida por
calificación de la población. Por ello expresaron los esfuerzos liberales. La Regeneración, aun-
continuamente la importancia de expandir los que descuidó inicialmente la expansión de la
servicios educativos y de atraer una población educación primaria, contribuyó a una amplia-
inmigrante que enseñara nuevas tecnologías y ción del número de estudiantes que se advierte
hábitos de trabajo a las poblaciones locales. Sin sobre todo después de 1889, en gran parte me-
embargo no fueron muchos los resultados que diante la apertura de escuelas confesionales.
se lograron en este terreno. La inmigración,
como ya lo hemos mencionado, fue muy redu- Cuadro No. 4
cida, aunque desempeñó importante papel en la Estudiantes de las escuelas elementales
incorporación de algunas tecnologías más avan- durante el siglo XIX
zadas. La educación formal, por otra parte, cre-
ció a un ritmo muy lento durante el siglo, recibió 1835 20.123 1874 70.323
una proporción magra de los recursos oficiales 1839 26.581 1880 71.070
y pudo ofrecerse sólo a sectores muy reducidos 1843 25.146 1884
de la población 68.380
1847 29.918 1889 70.394
En primer lugar, es preciso recordar que 1852 21.937 1893 104.463
las escuelas funcionaron en forma casi exclusiva
en los núcleos urbanos; su influencia no podía 1870 60.155 1897 144.067
por lo tanto afectar a la inmensa mayoría de la Fuentes: Estadísticas de la Nueva Granada (1848); Vergara y
población. Y en las ciudades y pueblos mismos, Velasco, Geografía; Arboleda, Estadística.
la escuela apenas cubría una proporción redu-
cida de la población en edad escolar. Durante Por otra parte, la distribución de la pobla-
el siglo se hicieron diversos esfuerzos por expan- ción escolar en los diversos Estados era muy
dir o mejorar el sistema escolar, pero todos ellos diferente, y algunos de ellos dedicaron un mayor
estuvieron limitados por la escasez de recursos esfuerzo a resolver esta situación. Antioquia fue
y algunos por problemas de orden religioso. la región donde creció más rápidamente el nú-
Durante la administración de F. de P. Santander mero de estudiantes, y gran parte del aumento
(1832-37) se intentó aplicar en forma amplia el de la escolaridad bajo el régimen radical pro-
sistema llamado Lancasteriano, mediante el cual viene del esfuerzo de las autoridades conservado-
los alumnos más avanzados enseñaban a los de- res de Antioquia. En el conjunto del país, la
más, pero el método no dio los resultados espe- proporción de estudiantes de primaria sobre el
rados: la población escolar en las escuelas ele- total de la población pasó del 1.2% en 1835 a
mentales creció en tales años a un ritmo que no 3.0% en 1873 y a 3.3% en 1897. En Antioquia
superaba el de la población, como se ve en el pasó del 2.0% al 5.4% entre 1847 y 1873. Otros
cuadro No. 5. Más vigoroso fue el esfuerzo de Estados con un nivel comparativamente alto de
reforma emprendido por los regímenes radica- escolaridad en este último año eran Cundinamar-
les, que trataron de mejorar la calidad de la ca, con el 4.6% y Santander, con el 3.1%; entre
enseñanza estableciendo a partir de 1872, escue- tanto, Bolívar y Boyacá, tenían apenas el 2.0%
las normales en todos los Estados, bajo la orien- de su población en las escuelas primarias. Al
tación de pedagogos alemanes traídos especial- margen, la proporción de niñas en las escuelas
mente para el efecto. Aunque la labor de las pasó entre 1847 y 1870 del 16% al 34%.
escuelas normales fue muy notable, tropezaron Esta educación elemental se reducía a leer,
con la oposición de la Iglesia y de los conserva- escribir, las operaciones aritméticas fundamen-
dore», por ser los pedagogos germanos protes- tales y unos reducidos elementos de cultura ge-
tante». En general, el conflicto entre la Iglesia neral, entre los que desempeñó un amplio lugar
72 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

la religión durante los regímenes conservadores. cultivo del añil y del café y se presentaron cam-
Como no se sabe qué tanto duraba la permanen- bios muy importantes en la ganadería), las inno-
cia de los escolares en los establecimientos edu- vaciones más fuertes se dieron en la minería.
cativos, no puede calcularse qué proporción de Científicos e ingenieros extranjeros, inicialmen-
la población pasaba eventualmente por el sis- te, y luego colombianos adiestrados en escuelas
tema educativo formal. Unos datos de 1873 in- del exterior o en el ejercicio mismo de la activi-
dican que entonces en Tolima y Santander el dad extractiva, introdujeron sistemas hasta en-
28% de los reos sabían leer; aunque pueda pa- tonces ignorados y que fueron asimilados con
recer paradójico, lo más probable es que la situa- rapidez por la población local. Las ferrerías y
ción general de la población no fuera mejor en cervecerías, por otro lado, dieron a muchos co-
este sentido. Estos índices de alfabetismo expli- lombianos las primeras nociones de mecánica,
can la ausencia del libro y la prensa de la cultura metalurgia o química. Al lado de estos procesos
general del país durante la época. Aunque el de aprendizaje ligados directamente a la produc-
número de periódicos publicados fue muy gran- ción, hubo algunos esfuerzos de educación for-
de, sus tiradas no parecen haber llegado nunca mal tecnológica, que complementaron la in-
al millar de ejemplares. fluencia de las decenas de colombianos que fue-
En estas condiciones, la mayoría de las ron a estudiar a escuelas de ingeniería, química
habilidades necesarias para la vida y el trabajo o negocios en los Estados Unidos o Europa.
se transmitían informalmente, por los familiares Entre estos esfuerzos basta mencionar el Colegio
y por el grupo de trabajo al que se vinculaban Militar fundado por T. C. de Mosquera, donde
tempranamente, los niños sobre todo en las áreas se dieron las primeras enseñanzas de ingeniería,
rurales. Aquellas nociones necesarias para vestir establecido en 1847, la Escuela de Artes y Ofi-
la vida de un poco de fantasía y resignación, cios de Medellín, fundada en 1864, la efímera
así como para restringir los impulsos a violar Escuela de Agricultura abierta en Cundinamarca
los códigos sociales vigentes, correspondían en 1870 y el Colegio de Minas, creado en Me-
fundamentalmente al cura. En algunas familias dellín en 1888 y que, a pesar de algunas interrup-
de clase alta, un tutor -muchas veces clérigo- ciones, preparó ingenieros de minas y civiles
añadía a la educación básica conocimientos de de una notable calificación.
latín, historia y literatura que preparaban al jo-
ven para una carrera eclesiástica o forense.
La educación secundaria se daba a un nú- El medio geográfico y los transportes
mero muy restringido de colombianos, y lo
mismo ocurría con el acceso a los estudios su-
periores y profesionales. En 1847 existían según
las cifras oficiales, 954 estudiantes de secunda-
D esde la época de la Conquista, los patrones
de poblamiento del territorio colombiano
llevaron a una distribución de los habitantes del
ria en el país, fuera de 591 seminaristas. Las país en grupos relativamente aislados. A veces
universidades tenían un alumnado que ascendía la alta densidad de los núcleos indígenas con-
a 747 personas, la mayoría de ellas inscritas en dujo a privilegiar ciertas regiones, a veces los
la carrera jurídica. La ausencia casi total de efectos de un desarrollo minero y comercial im-
preparación técnica superior puede advertirse pulsaron la ocupación de otros territorios. En
en los datos del censo de 1870, que informó todo caso, para el siglo XIX un mapa de la
acerca de la existencia en el país de 275 ingenie- distribución de la población en el territorio na-
ros, mientras que los médicos eran 727 y los cional revelaría la existencia, para seguir a Luis
abogados 1.037. Ospina Vásquez, de cuatro grandes regiones
Por esto, las transformaciones más impor- más o menos bien delimitadas: la región de la
tantes en la calificación de los trabajadores se Cordillera Oriental (que Ospina llama región
dieron a consecuencia de la venida al país de central), compuesta por Cundinamarca, Boya-
inmigrantes con una experiencia y preparación cá, Santander y, por razón de su integración
más avanzadas que las existentes en el medio, comercial con las regiones mencionadas, Toli-
y por la difusión de nuevos cultivos y actividades ma; la región del Cauca, la región antioqueña
que obligaban a campesinos y obreros a aprender y las zonas de la Costa Atlántica. Cada una de
en el trabajo mismo. Dejando de lado el área estas áreas era en buena parte autárquica, con
agrícola (donde tuvo lugar la implantación del un intercambio comercial mutuo bastante redu-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 73

cido y con una migración interregional igual- forzaba por la ausencia de un sistema adecuado
mente baja. Excepcional era el habitante de una de comunicaciones, así como la relativa autar-
de ellas que por alguna razón había visitado quía de cada comarca, que constituía para la
alguna vez una de las otras; más excepcional mayoría de los productos una especie de mer-
aún era quien se trasladaba definitivamente de cado cerrado y hacía difícil materializar las ven-
una a otra. Por supuesto, el tráfico comercial tajas del desarrollo de caminos o ferrocarriles,
internacional ponía en contacto las zonas pro- que no parecían poder disponer de carga sufi-
ductoras de bienes de exportación (metales pre- ciente para justificarlos. Dicho de otro modo,
ciosos, tabaco, añil, sombreros, etc.), con las el escaso volumen del tráfico no estimulaba el
regiones de la costa; del mismo modo los pro- mejoramiento o la apertura de vías de comuni-
ductos de importación eran distribuidos desde cación, mientras que la ausencia y mala calidad
la costa hasta los sitios de sus consumos finales. de éstas reforzaba la tendencia de cada zona a
Y cierta magnitud de comercio interregional po- producir dentro de sí misma la mayoría de los
nía en contacto, para dar sólo unos ejemplos, productos que podía consumir, con excepción
a Santander, productor de textiles baratos, con únicamente de aquellos para los que existía una
Bogotá, Antioquia o Popayán. Ciudades comer- absoluta imposibilidad climática y de los que
ciales y administrativas como Bogotá o Barran- provenían del mercado internacional.
quilla, podían atraer a algunos de los miembros
de la élite política o comercial de otras zonas. Por esto, sólo los productos extranjeros y
Pero en conjunto, hay que insistir, los intercam- unos pocos artículos artesanales (textiles de San-
bios y movimientos que superaran las fronteras tander y Boyacá, sombreros del Huila), así
geográficas de estas regiones eran de muy pe- como la sal, podían contar con un cierto mer-
queña magnitud. Pero no sólo estas grandes re- cado nacional, y algunos productos agropecua-
giones, separadas entre sí a veces por inmensas rios como el ganado, el cacao, el café y los
zonas escasamente pobladas, tenían tan notoria derivados de la caña se movilizaban dentro del
separación: cada una de ellas estaba compuesta ámbito regional. Fuera de estos, prácticamente
de varias regiones menores, a su vez similar- todos los bienes que encontraban una salida al
mente aisladas. Por ejemplo, el Cauca incluía mercado se transaban en mercados locales y
el área del Chocó, cuyas comunicaciones con apenas viajaban unos cuantos kilómetros entre el
el resto se reducían a los flujos comerciales productor y el consumidor final. Esta situación
ligados a la minería de oro, usualmente contro- puede describirse en términos de la inexistencia
lada desde Popayán; Pasto, Almaguer, Popayán de un verdadero mercado nacional, motivada
y otras localidades mantenían entre sí un aisla- simultáneamente por los elevados costos de
miento apenas roto por las ocasionales recuas transporte y por la escasa especialización regio-
de mulas con mercancías extranjeras o con algu- nal de la producción, factores que como ya se
nos de los escasos productos que eran objeto de señaló estaban estrechamente interrelacionados.
tráfico más allá de una estrecha comarca. Esta estructura geográfica de la producción
Así pues, como ha sido repetido muchas disminuía notablemente los estímulos para todo
veces, la Nación constituía una especie de archi- aumento de la productividad, en particular en
piélago en el que los núcleos poblados estaban el área agrícola. Un aumento acelerado de la
separados entre sí por zonas despobladas y a producción de un bien cualquiera, ante los altos
veces por serios obstáculos geográficos. Aún costos de transporte y la dificultad para buscar
más, la vinculación con el exterior tropezaba mercados lejanos, habría provocado una caída
con el hecho de que las zonas más densas del drástica del precio local o la aparición de exce-
país, y en particular las de la altiplanicie orien- dentes invendibles, pues era de presumir que la
tal, se encontraban bastante alejadas de las cos- mayoría de los consumidores potenciales cerca-
tas atlánticas e incluso de los ríos de la vertiente nos, eran ellos mismos productores. Por esta
atlántica. Similar situación se daba en Santander razón, los empresarios agrícolas y en general
y Antioquia, en Popayán o Cali. los sectores dirigentes del país no encontraron
Esta situación hacía de extraordinaria im- incentivos para invertir en el desarrollo de la
portancia los problemas de transportes, que son producción rural sino cuando el mercado externo
simplemente la otra cara del mismo fenómeno. ofrecía para ciertos productos precios atractivos.
El aislamiento entre las diversas regiones se re- que parecieran justificar los altos costos de trans-
74 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

porte, y para los que un crecimiento de la pro- El principal camino entre la región oriental
ducción, dada la parte mínima del país en el del país, la más poblada de todas, y el Magda-
abastecimiento de los mercados extranjeros, no lena, lo constituía la vía entre Honda y Bogotá.
tenía por qué reflejarse en los precios. Fuera de Las muías demoraban 5 ó 6 días para hacer el
estos casos (básicamente tabaco, añil y café), viaje de unos 150 kilómetros, por una ruta que
sólo los otros productos ya mencionados (ga- fue descrita una y otra vez para dar ejemplo de
nado y azúcar), parecían ofrecer perspectivas las dificultades del transporte colombiano. Sin
capaces de superar en alguna medida las limita- embargo, comparativamente era muy superior
ciones impuestas por el sistema de transporte y a los demás caminos del Magdalena al oriente,
la estrechez de los mercados. Así pues, las di- hasta el punto de que buena parte del comercio
ficultades geográficas, expresadas en el aisla- internacional de Boyacá y Santander se hacía a
miento mutuo de los núcleos de población y en través de Bogotá. Estos otros caminos, como
el deficiente sistema de transportes, se conver- el del Carare, el del Opón y el de Ocaña, eran
tían en una barrera bastante elevada para la in- apenas trochas de difícil manejo, frecuente-
tegración económica del país y el desarrollo de mente cerradas por la invasión de la vegetación
un mercado nacional, que hubiera permitido au- tropical o por las dificultades para el paso de
mentar la especialización y división del trabajo, los ríos que las interrumpían.
lograr economías de escala y materializar ven- Hacia el sur, partía de Honda la ruta que
tajas comparativas regionales. a través de Neiva llevaba a Popayán, por La
Una rápida descripción del sistema vial per- Plata, de uso bastante limitado, y la que por
mitirá aclarar aún más lo anterior. Durante todo Ibagué llevaba a Cartago (el camino del Quin-
el siglo, el eje del sistema, la pieza fundamental dío), tan peligrosas que los viajeros preferían
estuvo constituida por el río Magdalena. Por él el uso de cargueros a las muías, por el frecuente
se introducían, desde los puertos atlánticos de riesgo de que estas se despeñaran; carecía ade-
Cartagena, Santa Marta y posteriormente Ba- más, hasta bien avanzado el siglo, de sitios ade-
rranquilla (Sabanilla), los bienes importados; cuados para pernoctar en un viaje de poco más
por él salían al mercado mundial los productos de 100 kilómetros que requería entre una y dos
agrícolas de exportación. El transporte fluvial semanas.
era relativamente barato, sobre todo desde la Fuera de estas rutas, que constituían el nú-
estabilización de la navegación a vapor a media- cleo del sistema que a través del Magdalena
dos de siglo. Las dificultades comenzaban desde unía el país con el exterior, debe mencionarse
el momento en el que la mercancía se desembar- la antigua vía colonial que unía a Pasto con
caba en alguno de los puertos fluviales para Popayán, continuaba a Cali y eventualmente,
dirigirse, por tortuosos caminos de herradura, bordeando el Cauca hasta el norte de Cartago
hacia los centros poblados de las zonas monta- y luego alejándose de éste para ascender la cor-
ñosas. La región antioqueña se comunicaba con dillera, conducía a Santa Fe de Antioquia y
el Magdalena por el camino que unía a Mede- Medellín; aunque tenía una leve función en el
Uín con Nare, una ruta utilizable por muías pero comercio internacional, su interés mayor residía
sujeta a continuas interrupciones y a frecuentes en unir los mercados antioqueños con los pro-
pérdidas de los animales de carga. Tan inade- veedores ganaderos del Valle del Cauca.
cuado era este camino, que a mediados de siglo, Una parte notable de las dificultades del
Agustín Codazzi, se negaba a considerarlo una sistema existente provenía de que, dada la uti-
verdadera vía comercial: "El hijo de Antioquia", lización general de la mula como medio de trans-
decía «comparativamente al de las demás sec- porte, el diseño de los caminos buscaba las di-
ciones de la República, es precisamente aquél versas poblaciones siguiendo las líneas más cor-
que más ha viajado al continente europeo... el tas posibles, aunque estas implicaran pendientes
más dedicado a especulaciones comerciales... elevadísimas. De este modo, el trazo tradicional
el que más se esmera en aumentar su fortuna... de los caminos coloniales y de buena parte de
¿Y por qué, pues, no tiene una sola vía comer- los abiertos durante el siglo XIX impedía su
cial para comunicarse con el resto de la Repú- transformación eventual en caminos de ruedas,
blica?». (4). Según el mismo Codazzi, las mer- no importa qué mejoras se hicieran a su pavi-
cancías traídas de Europa pagaban un flete ma- mento. Como lo señaló el mismo Codazzi, «pa-
yor de Nare a Medellín que de Europa a Nare. rece que nuestros antecesores no conocieran otro
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 75

método de abrir caminos, que subir a la parte bastante rígidos sus rasgos fundamentales. En
más elevada de un cerro para bajar después a el sector rural la movilidad de recursos era muy
lo más profundo... y luego, volver a subir y poca: hasta mediados de siglo una parte de la
bajar sin interrupción, buscando siempre las mano de obra estuvo conformada por esclavos
quiebras más grandes de la serranía en lugar de y durante todo el período estudiado predomina-
evitarlas, faldeándolas...» (5). De este modo, el ron en el campo formas de trabajo no salariales;
trazado de los caminos de herradura y la dispo- la tierra estuvo sujeta a regímenes de manos
nibilidad de las muías reforzaban la situación muertas y a modalidades de asignación del cré-
existente, al obligar a realizar trazados comple- dito (los llamados "censos") que dificultaban
tamente nuevos en el momento en que se preten- las transacciones comerciales de tierra; la acu-
diera introducir la rueda, con excepción de algu- mulación de capitales se hacía en forma indivi-
nas pocas zonas planas. dual o dentro del marco de grupos familiares,
En estas condiciones, la energía motriz uti- sin que se desarrollaran sino en forma excepcio-
lizada para la movilización de las mercancías nal, formas de asociación o mecanismos de aho-
era fundamentalmente animal, aunque no hay rro institucional. Si a esto se añade la fragmen-
que olvidar la frecuente utilización de cargueros tación de los mercados para productos agrícolas
humanos. La mula tenía sobre los últimos la y artesanales, el alto costo del transporte y la
ventaja de su mayor resistencia y capacidad (una existencia de un elevado número de productores
carga de mula tenía entre 200 y 250 libras); los más o menos autosufícientes, el bajo nivel de
cargueros eran más seguros (lo que era impor- productividad e ingresos, así como la muy corta
tante cuando se trataba de transportar personas) capacidad del Estado para movilizar recursos
y podían obrar coordinadamente. Esta última ra- hacia inversiones productivas o de infraestructu-
zón hacía que la carga excesivamente volumi- ra, se comprende por qué resultaba difícil que
nosa o pesada tuviera que ser movida a "lomo los grupos empresariales respondieran a las
de indio", utilizando para ello cuadrillas a veces oportunidades, por cierto poco frecuentes, que
bastante numerosas. En todo caso, muchos pro- podían surgir para los productores de bienes
ductos tropezaban con límites infranqueables, para el consumo interno. Por esta razón, sólo
y con frecuencia empresarios optimistas que pre- los sectores vinculados al comercio exterior,
tendían llevar a las tierras altas calderas, instru- donde era más fácil advertir las oportunidades
mentos industriales u otros objetos demasiado surgidas de modificaciones en los niveles de
pesados, se vieron obligados a abandonarlos en precios y las fallas temporales en el abasteci-
los puertos del Magdalena, ante la imposibilidad miento de Europa en relación con algunos pro-
de hacerlos llegar a su destino. ductos, y donde aparecían como fácilmente per-
Ante esta situación, que imponía severos ceptibles ganancias relativamente altas, respon-
límites a las posibilidades de instalación de ma- día, dentro de las limitaciones de una escasa
quinarias e industrias avanzadas en las zonas de acumulación de capitales líquidos, a las oportu-
montaña y sobre todo, que recargaba en forma nidades que podían aparecer. En esto, la econo-
desproporcionada los costos de los productos mía del siglo XIX continuaba y aun acentuaba
importados y exportables, no es de extrañar que el patrón ya existente durante la época colonial,
durante todo el siglo una de las principales preo- y el esfuerzo de los grupos dirigentes se conducía
cupaciones de los grupos dirigentes hubiera es- más que a reducir la vinculación con el mercado
tado en el mejoramiento de los sistemas de trans- internacional a encontrar nuevos productos que
porte y que incluso en los momentos en los que pudieran abrirse camino a los consumidores de
mayor vigor tuvo el complejo de ideas liberales, ultramar. Ya en el siglo XVIII, y a través de
no se descartara del todo la acción estatal de mecanismos que todavía están por esclarecer,
este terreno. la Nueva Granada había respondido a la recupe-
ración secular de la economía europea aumen-
El comercio exterior. tando en forma acelerada la producción de oro
El papel estratégico del sector externo para la exportación y, en menor medida y du-
rante coyunturas particularmente favorables, la
omo ya se ha sugerido, la economía colom- de algunos productos agrícolas como el algo-
C biana durante el siglo XIX estaba caracteri- dón, el cacao y la quina. Sólo el oro, sin embar-
zada por una serie de limitaciones que hacían go, pudo mantener, pese a los traumatismos
76
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

provocados por la guerra de independencia y tiva relativamente elevadas. Pero los mercados
por el golpe dado a los empresarios mineros del internacionales ofrecían, para el caso colombia-
sur, por el proceso de emancipación de los es- no, oportunidades limitadas y esporádicas.
clavos, una posición preeminente durante todo Como ya se señaló, las áreas donde existía una
el siglo XIX. Ante la caída de la exportación de buena disponibilidad de mano de obra no eran
otros bienes agrícolas que se dio a finales del geográficamente, las más aptas para producir
período colonial, la expansión del comercio ex- para la exportación. Los productos que hubieran
terior requería la búsqueda de nuevos productos podido encontrar mercados estables en Europa
que tuvieran acogida en los mercados europeos, no podían producirse en Colombia en las mis-
y esta sería una de las tareas a las que se dedi- mas condiciones, con las mismas ventajas com-
carían con mayor empeño los miembros de los parativas que en zonas como la Argentina, Aus-
grupos económicos dominantes y de las élites tralia o los Estados Unidos, que contaban con
políticas durante todo el siglo. campos abiertos carentes de las barreras institu-
cionales que afectaban buena parte de las tierras
No debe, verse pues, la orientación hacia bajas colombianas, y con una situación climática
el exterior de los empresarios más activos como que hacía soluble la ausencia de mano de obra
el resultado de una decisión más o menos arbi- mediante una inmigración acelerada.
traria, motivada por razones subjetivas o por la
penetración de las ideologías liberales en el Esto quiere decir que en general las deman-
mundo cultural colombiano. No es arriesgado das internacionales de productos agrícolas po-
decir que, en sus líneas generales, esta era la dían abastecerse en mejores condiciones en
única decisión posible durante la época; el pen- áreas diferentes a Colombia, que carecía de ven-
samiento liberal europeo, y en particular su mo- tajas comparativas adecuadas, tanto desde el
dalidad económica librecambista, resultaba punto de vista de la tierra (y a los factores ins-
atractivo para los comerciantes del país y para titucionales habría que añadir razones de orden
los terratenientes menos tradicionales porque físico, aptitud de los suelos, existencia de una
daba una justificación aparentemente científica cubierta selvática, de problemas con el control
(y el liberalismo económico se llegó a identificar de las aguas y condiciones de insalubridad)
en los escritores de la época, cualquiera que como de la mano de obra. Por esto, los flujos
fuese su partido político, con la "ciencia econó- importantes de capital inglés ligados a la expan-
mica") al único proyecto de desarrollo econó- sión de economías dependientes exportadoras
mico que ofrecía algunas perspectivas. Si el apenas rozaron a Colombia, y se orientaron a
proyecto tuvo efectos relativamente limitados, las zonas templadas de reciente poblamiento,
y la economía nacional, más que desarrollarse, donde construyeron toda la extensa infraestruc-
se mantuvo en una situación que en términos tura ferroviaria de la que fue ejemplo sobresa-
seculares parece haber sido de estancamiento, liente la Argentina. Así, a las dificultades para
el problema no estaba en la decisión de apoyarse movilizar recursos locales para responder a las
fundamentalmente en el sector exportador, sino demandas externas, a la escasez de capital, di-
en las condiciones generales de la economía. nero acumulado que pudiera contribuir a desa-
Fuera de los factores ya destacados, debe ha- rrollar un adecuado sistema de transporte y a
cerse énfasis en que la estrechez de mercado no iniciar empresas agrícolas exportadoras más
era solamente un problema de barreras geográ- productivas que las haciendas tradicionales, se
ficas y de altos costos de transporte, aunque añadió la ausencia de toda inversión significa-
estos eran importantes, sino que surgía en buena tiva del capital extranjero en el país. Sólo a fina-
parte de la baja productividad de las unidades les de siglo, cuando las inversiones pesadas bá-
económicas del país y de la poca capacidad de sicas de los países que abastecían de grano y
generar un excedente comercializable, que a su carne los mercados europeos estuvieron relativa-
vez dejará en manos de los productores unos ingre- mente completas, una leve corriente de capital
sos capaces de convertirse en demanda adecuada inglés se orientó hacia la creación del sistema
para productos no agrícolas. Teniendo en cuenta de ferrocarriles nacional; incluso entonces la
la ausencia de una demanda interna relativa- participación del capital extranjero no alcanzo
mente dinámica, sólo las demandas externas po- grandes magnitudes y tuvo que complementarse
dían estimular decisiones de inversión produc- con los esfuerzos del Estado colombiano.
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 77

Ahora bien, en los pocos casos en los que tecían la región, la respuesta de la oferta agrícola
la dotación de recursos internos (capacidades parece haber sido muy rígida, y buena parte de
empresariales, mano de obra, tierra, etc.), per- las alzas de salarios monetarios fueron absorbi-
mitía colocar los productos nacionales en el ex- das por aumentos en los precios de los alimentos;
terior, esto provocaba una compleja red de efec- así, la monetización mayor de la economía y
tos económicos que deben ser presentados así la expansión del mercado que se estaba dando
sea esquemáticamente. La mayor productividad resultaba frenada por la tendencia a transferir
de las actividades de exportación (oro, tabaco, esos ingresos a los propietarios agrícolas tradi-
añil, quina), elevaba los ingresos locales, ingre- cionales, que podían usar estos incrementos de
sos cuya distribución dependía de diversos fac- sus rentas en consumos de origen extranjero.
tores económicos e institucionales, pero que Así, a la alta percepción de renta de los propie-
afectaban la capacidad de consumo de las pobla- tarios tabacaleros se unía la conversión de los
ciones locales. En casos como el del oro, como ingresos salariales mismos en renta de los pro-
lo ha señalado con agudeza Alvaro López Toro, ductores de alimentos. La demanda por produc-
la estructura de la producción generó una distri- tos textiles locales, aunque pudo aumentar, sólo
bución del ingreso que permitió la realización lo hizo en forma imperceptible, a juzgar por los
de notables acumulaciones de capital en manos observadores de la época. Y la tendencia final
de grupos comerciales, mantuvo un nivel de fue reducir los efectos internos, los estímulos a
salarios y de precios relativamente alto en la otros sectores productivos nacionales, al conver-
zona antioqueña (lo que la convirtió en un mer- tir el ingreso del tabaco, fundamentalmente en
cado atractivo para la ganadería del Cauca y los demanda de bienes importados. Indirectamente,
textiles del oriente del país), y en general ayudó sin embargo, este auge tabacalero tuvo repercu-
a crear condiciones que permitieron, en la se- siones de mayor alcance. Por una parte, permitió
gunda mitad del siglo, la expansión de la econo- la consolidación del grupo de comerciantes im-
mía local mediante la creación de un sector ga- portadores y exportadores y la acumulación de
nadero muy amplio y mediante la inversión en altos volúmenes de capital en sus manos; en el
el cultivo del café. Pero fuera del oro, los demás momento en que el ciclo del tabaco alcanzaba
productos de exportación anteriores al café (ta- sus niveles más altos, este sector pudo establecer
baco, quina y añil), tuvieron efectos menos du- por primera vez un sistema financiero y bancario
raderos, y lograron encontrar compradores en viable dentro del país, durante la década del
Europa sólo durante épocas relativamente bre- setenta. Por otra parte, la estabilización de la
ves. En el caso del tabaco, se dio una tendencia navegación a vapor por el río Magdalena, per-
creciente, estudiada por Luis F. Sierra, a conver- mitió ampliar la magnitud de las operaciones
tir en rentas de la tierra la mayoría de los ingre- comerciales e impulsó indirectamente el desa-
sos producidos por las exportaciones, lo que rrollo del sistema vial que ligaba los centros de
limitó su capacidad de promover otras transfor- producción con el mencionado río.
maciones en el resto de la economía. Sin embar- Sobre los efectos de los breves ciclos del
go, éstas no deben ignorarse: durante los prime- añil y de la quina, poco se sabe. El primer
ros años del auge tabacalero -la década del cin- producto llevó a una breve fiebre de inversiones
cuenta-, se produjo una notable migración de bastante costosas, en instalaciones que, pasado
mano de obra hacia las regiones del Tolima, el auge, no podían recibir usos alternativos. Sus
surgió un grupo de trabajadores asalariados con efectos sobre el mercado de mano de obra debie-
altos ingresos monetarios y se produjo indirec- ron ser reducidos y temporales, y fuera de los
tamente una elevación de los salarios rurales en grupos comerciales de importación y exporta-
las zonas desde donde venían los migrantes, ción es difícil identificar otros posibles benefi-
aunque éste efecto pudo limitarse por la disolu- ciarios. La quina dio una breve febrilidad a la
ción de los resguardos, que produjo un aumento actividad económica de Santander y parece estar
temporal de la oferta de mano de obra en las estrechamente ligada con el crecimiento de Bu-
zonas de Boyacá y Cundinamarca. Pero si el caramanga como ciudad comercial, con sus ca-
alza de los ingresos, provocada por el auge ta- sas importadoras y sus bancos. Su repentina
bacalero debía producir, a través de la elevación caída se produjo hacia 1882, en un momento
de la demanda por bienes agrícolas y artesana- en que comenzaba a tomar auge el cultivo cafe-
les, amplias repercusiones en las zonas que abas- tero, y valdría la pena investigar hasta dónde
78 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

los recursos empeñados en la extracción de la Tendencias y estructura


quina pudieron orientarse hacia el nuevo grano. del comercio exterior
La brusca caída de las exportaciones de
quina y añil, así como de las ventas de algodón Si la información que se tiene sobre la ac-
en la década de 1860, no tienen nada de extraño: tividad económica en el siglo pasado es habitual-
la aparición de fuentes alternativas de aprovisio- mente mala, esto es aún más cierto con respecto
namiento y la caída de los precios internaciona- al comercio exterior. El problema se agrava por-
les que se produjo, eliminaron unos productos que hay una buena cantidad de cifras, pero de
cuya entrada al mercado europeo había sido pu- escasa credibilidad. En primer lugar, se cuenta
ramente coyuntural. Lo que es menos fácil de con los datos originados en las oficinas de adua-
entender es la crisis de las exportaciones de nas y que fueron recogidos en diversas memorias
tabaco, producto para el cual existían aparente- de los secretarios de Hacienda de la época; éstos
mente suficientes ventajas como para que el país fueron los materiales utilizados en los trabajos
hubiera conservado al menos un mercado estable de Luis Eduardo Nieto Arteta y de la mayoría
en los países consumidores. Durante los setenta de los historiadores posteriores. Los métodos
y ochenta se atribuyó buena parte del fracaso a de recolección de la información, los sistemas
un cambio en los gustos europeos, explicación para determinar los precios de las mercancías
sin duda superficial. Es evidente, como lo han y el fraude, siempre frecuente, las hacen poco
señalado varios historiadores, que la calidad del confiables. Recientemente W. P. McGreevey y
producto local decayó, que se produjo un rápido Oscar Rodríguez, publicaron un buen acopio de
agotamiento de las tierras de Ambalema y que información nueva, sobre el comercio exterior,
los mecanismos de comercialización distribuían basándose en los datos provenientes de los paí-
los riesgos en forma muy peligrosa para los ses con los cuales comerciaba Colombia (6). Con
exportadores locales. Pero parece haber sido so- base en ambas seríes, estos autores trataron de
bre todo la estructura de tenencia de la tierra, establecer un nuevo cálculo del valor de las
altamente concentrada, la que impidió que las exportaciones e importaciones del país durante
dificultades tecnológicas y de mercado con las el siglo xrx. Pese a la utilización de nueva in-
que se tropezó fueran enfrentadas de modo ade- formación, los resultados no fueron muy satis-
cuado. Ni los propietarios que se beneficiaban factorios. Los problemas derivados de las dife-
con rentas elevadas de sólida apariencia ni los rentes formas de avalúo de las mercancías en
cosecheros, metidos en un sistema de precios y los diferentes países, de la inclusión habitual
controles claramente explotador, tenían razones del comercio de tránsito de Panamá en algunos
para responder a las modificaciones de la de- de ellos, de los cambios en la unidad monetaria
manda europea y a los problemas tecnológicos en que aparecen los datos, no fueron tratados
con esfuerzos de innovación en los métodos y con suficiente cuidado, y por otra parte se utili-
cuidados de la hoja que hubieran permitido al zaron procedimientos estadísticos que, al apli-
tabaco colombiano competir con el que, con carse en forma homogénea a toda la informa-
capitales y control empresarial europeo, comen- ción, producen resultados que, a la luz de otras
zaba a despacharse desde los países del Lejano informaciones de la época, resultan inverosími-
Oriente. les. Por lo tanto, no hay más remedio que con-
cluir, como lo hiciera Luis Ospina Vásquez,
Por último, y como se verá con algo más que las cifras sobre importaciones y exportacio-
de detalle en el capítulo pertinente, hay que nes son apenas indicios burdos de órdenes de
tener presente que el sector exportador desem- magnitud y de tendencias generales. Basta ad-
peñó además el importante papel de generar el vertir que tanto las cifras oficiales colombianas
grueso de los recursos del Estado. De este modo, como los cálculos elaborados con base en las
las frecuentes fluctuaciones en los volúmenes cifras extranjeras indican la existencia de déficits
del comercio exterior, fuera de los efectos direc- sucesivos de la balanza comercial de magnitudes
tos e indirectos sobre el ingreso de los colombia- inverosímiles, como si los demás países estuvie-
nos, afectaban la capacidad de gasto público y ran dispuestos, en una época en la que el crédito
acentuaban la vinculación entre el ritmo de ac- internacional raras veces excedía de seis meses
tividad económica interna y las condiciones de y cuando la inversión de capitales extranjeros
los mercados internacionales. en el país era nula, a enviar año tras año al país
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 79

productos por un valor muy superior al de aque- ducto por producto y año por año, de la informa-
llos con los que se les pagaba, y entre los cuales ción disponible, antes de someterla a técnicas
incluían las estadísticas tanto los metales precio- estadísticas homogéneas que pueden conducir
sos como las monedas "exportadas". a ampliar los errores existentes en los datos bru-
Por estas razones, las anotaciones siguien- tos.
tes, aunque inevitablemente se apoyan en las En todo caso, es posible trazar las líneas
cifras mencionadas, deben tomarse con la mayor generales del desarrollo de las exportaciones
cautela posible; se ha tratado de formularlas te- aceptando un amplio margen de error. Un primer
niendo en cuenta las condiciones concretas reve- período estaría constituido por los años de 1830
ladas por la información contemporánea distinta a 1849, en el que las ventas colombianas al
a las estadísticas de comercio. exterior pueden considerarse estables. Dentro
de sumas globales cercanas a los tres millones
Cuadro No. 5
de pesos, la exportación de metales preciosos,
Exportaciones de Colombia bajo la forma de monedas cuando se hacía legal-
Promedios anuales por quinquenio mente, representaba aproximadamente las dos
(Miles de pesos) terceras partes. Desde este punto de vista se
conservaba la estructura comercial anterior a la
Suma de datos Independencia, sobre todo si se tiene en cuenta
Años Cifras Cálculos de USA, Inglaterra, que las exportaciones clandestinas estaban com-
colombianas McGreevey Alemania y Francia
puestas casi en forma exclusiva por el mismo
1835-39 2.656 3.858 tipo de productos. Fuera de los metales precio-
1840-44 1.959 3.352 sos, se exportaban cantidades menores de algo-
1845-49 1.891 2.460
1850-54 2.180 5.877
dón, cueros, tabaco, maderas de tinte y café:
1855-59 4.919 10.597 5.670 sólo estos productos figuran con cifras superio-
1860-64 2.445 14.044 8.790 res a los $10.000 al año en las cifras guberna-
1865-69 6.565 16.920 11.763 mentales.
1870-74 9.109 19.693 12.723
1875-79 11.807 21.214 12.420 Las importaciones al país estaban constitui-
1880-84 15.165 19.749 11.886 das en su gran mayoría por textiles, que empe-
1885-89 13.022 13.154 7.859 zaban a remplazar los tejidos nacionales y, más
1890-94 18.846 18.736 10.425
1895-99 17.365 17.570 12.535
que a éstos, a los que antes se habían importado
1900-04 — 13.962 10.611 de Cataluña, en el consumo de los sectores de
1905-09 14.480 13.910 — ingresos más elevados del país. Además de estos
bienes, las importaciones incluían artículos de
Fuentes: URRUTIA y ARRUBLA, Estadísticas históricas... 1845- ferretería y quincallería, loza y productos sun-
49; FELIPE PÉREZ, Geografía... 1850-54; 1860-64; J. tuarios como vinos y otras bebidas alcohólicas.
VERGARA y VELASCO, Nueva geografía... Suma de Para uno de los pocos años en los que se cuenta
datos extranjeros: URRUTIA y ARRUBLA, op. cit., y con una distribución por países de este comercio
datos suministrados por L. J. GARAY y DIEGO PIZANO, (1844), el 76% de las importaciones provenía
de un estudio en elaboración
de Inglaterra, el 21% de Francia, mientras que
el 3% restante se atribuía en proporciones casi
iguales a Estados Unidos, Curazao, Venezuela
Como se advierte, las diferencias entre las y Perú (7). Normalmente, sin embargo, las impor-
cifras son muy grandes y difíciles de explicar. taciones de los Estados Unidos eran superiores
Parte del rápido crecimiento de la serie de Mc- a lo indicado en el informe anterior, e incluían
Greevey a partir de 1855 proviene posiblemente -como en la Colonia-, harina de trigo y salazo-
del creciente comercio a través de Panamá, fa- nes, además de productos europeos re-exporta-
cilitado por la terminación del ferrocarril del dos.
Istmo; los datos extranjeros a partir de 1865
incluyen exportaciones de algodón a Inglaterra, Tanto las cifras oficiales como los comen-
que superan los cuatro millones de pesos anua- tarios de diversos observadores subrayan la ten-
les, cuando las cifras nacionales apenas llegan dencia de las importaciones a superar a las ex-
al medio millón. Todo lo anterior muestra cómo portaciones, de manera que era necesario apelar,
es preciso realizar un análisis detallado, pro- para cancelar las obligaciones con el extranjero,
80 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

a la exportación del numerario empleado en la sombreros de paja. Para los años finales del
circulación interna. Sobre todo durante la dé- período 1850-60, puede pensarse que más o
cada del 30 se vivió un ambiente de depresión, menos la tercera parte de las exportaciones es-
disminución de los precios, parálisis del comer- taban constituidas por oro, otro tanto por el ta-
cio interno y dificultades para el mantenimiento baco y el resto por quina, café, sombreros y
de un sistema monetario eficiente, que puede otros productores menores, y que esta estructura
haber sido provocado en buena parte por la ne- se mantiene, por el crecimiento ya menos ace-
cesidad de saldar el déficit comercial con remi- lerado pero continuo y parejo de los diversos
siones de moneda de uso interno. productos hasta los años 1870-76, cuando hay
El gobierno mantuvo por su parte, durante un nuevo salto por el crecimiento súbito de las
estos años, un sistema de comercio exterior ba- exportaciones de quina (que seguirá hasta 1881
sado en tarifas aduaneras relativamente eleva- ó 1882) y de añil, un producto que aparece en
das, que fueron justificadas con argumentos de las estadísticas nacionales en 1867, sobrepa-
orden fiscal y ocasionalmente por la necesidad sando los 100.000 pesos en 1870 y superando
de proteger algunos sectores artesanales de pro- el medio millón en el año siguiente, nivel en el
ducción nacional. Dentro de esta tendencia ge- que se mantiene hasta la brusca caída de 1874
neral, sin embargo, se hicieron diversas modifi- y 1875, cuando prácticamente desaparece de
caciones del sistema de tarifas a las importacio- nuevo. En todo caso, aunque este artículo aña-
nes que han sido estudiadas con gran detalle por dió brevemente un margen notable al volumen
Luis Ospina Vásquez; vale la pena recordar que de exportaciones, ni siquiera en los momentos
ya en 1840, bajo un gobierno conservador, se de más alto nivel alcanzó a superar, no digamos
intentó hacer una fuerte reducción de los im- el oro o el tabaco, sino el café o la quina. Desa-
puestos a las importaciones. parecido el añil del comercio exterior colom-
biano, parecía que en todo caso se había alcan-
A partir de 1849 el país entró en una época zado una situación aceptable de diversificación
radicalmente nueva desde el punto de vista ana- de productos, al vender volúmenes apreciables
lizado, caracterizada por la expansión acelerada de oro, tabaco, café y quina, ninguno de los
de las exportaciones. Si hemos de creer a las cuales representaba más del 30% de las expor-
cifras colombianas, esta expansión había conti- taciones en un año normal. Pero la quina, como
nuado hasta 1875-76, al menos como tendencia ya se dijo, no pudo resistir la competencia ex-
general. Desde el punto de vista de su compo- tranjera y se desmoronó en 1881-82.
sición, lo que ocurrió fue la adición a las expor-
taciones de oro, que siguieron creciendo pero Durante estos años el país vivió en un ré-
en forma lenta, de una serie de productos agrí- gimen definido como de libre cambio. Desde
colas y de extracción que encendieron la imagi- 1847 se había aprobado una tarifa aduanera que
nación y atrajeron los capitales de los inversio- pretendía abrir el país al comercio con el exte-
nistas colombianos. En primer lugar el tabaco, rior. Consideraciones fiscales hicieron menos
cuyas exportaciones hasta 1848 habían sido muy clara la situación, y durante la década del 50 se
pequeñas, comienza un ciclo de crecimiento ve- hicieron alzas aduaneras en varias ocasiones; la
loz que hace pasar los valores exportados a cerca tendencia y el esfuerzo, sin embargo, iban en el
de un millón de pesos anuales, hacia 1852, a sentido de mantener una situación de bajas tari-
dos millones promedio durante 1856-59, y a fas, aplicadas únicamente con criterio fiscal. En
más de tres millones durante 1865-69. A partir 1861 se hizo una reforma sustancial al sistema
de estos años las cifras se reducen levemente de derechos de importación, al dejar de cobrarse
hasta 1875, cuando comienza una caída más los impuestos según el valor de los productos
acelerada que coloca de nuevo las cifras en cerca traídos al país y aplicarse una tasa sobre el peso
de un millón hacia 1879-80. Sin embargo, el bruto de las importaciones.
cultivo no desapareció del todo y siguió colo- El sistema del impuesto al peso bruto divi-
cando en el mercado internacional cifras signi- dió las mercancías en grandes grupos a los cua-
ficativas durante todo el resto del siglo. Durante les se aplicaban diferentes tarifas por unidad de
la misma década en que comienza el auge del peso. Este sistema diferencial pretendía eliminar
tabaco, se expanden rápidamente las exportacio- el carácter regresivo del sistema, pues era de
nes de otros dos productos agrícolas: la quina presumir que los productos de consumo popular
y el café, y de una manufactura artesanal, los tenían un menor valor por kilogramo. Sin ero-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 81

bargo, los observadores insistieron en que en habrían producido de nuevo una tendencia de
general quedaron gravados en forma más drás- las importaciones a exceder a las exportaciones
tica los consumos populares, mientras que los y el mantenimiento de un déficit crónico en el
bienes de alto valor orientados al consumo comercio exterior. Según esta visión, aunque
de los sectores de mayores ingresos las exportaciones siguieron creciendo en forma
resultaban menos tasados. Si esto es así, es pro- adecuada hasta 1875, las importaciones se ace-
bable que a pesar de las intenciones manifiestas leraron todavía más, lo que llevó a exportacio-
de los ideólogos económicos del momento, la nes clandestinas de oro y plata para saldar los
tarifa tuviera algún efecto proteccionista, sobre inmensos déficits comerciales de 1865 a 1875.
todo en relación con productos artesanales de Esta interpretación tropieza con algunas di-
poco valor. Por otra parte, consideraciones fis- ficultades. En primer término, no se ha encon-
cales llevaron a veces a elevar el impuesto adua- trado una manera adecuada de tratar las expor-
nero; en la década de 1870 a 1880, por ejemplo, taciones de monedas durante el siglo XIX. A
se puso en práctica un alza persistente de los veces las cifras de la época las excluyen del
impuestos de importación, aunque no en la me- valor de las exportaciones, lo que hace aparecer
dida ni con la estructura que habría podido con- un déficit elevadísimo, mientras que en otras
ducir a establecer una protección coherente ha- ocasiones son incluidas en las cuentas de la ba-
cia ciertas formas de trabajo nacional. lanza comercial. Como ya se mencionó, dada
la estructura del comercio internacional y la au-
La expansión de las exportaciones entre sencia de mecanismos de financiación a largo
1850 y 1875 tuvo un ritmo relativo más alto a plazo, así como la ausencia de inversiones de
comienzos del período, pero en todo caso pro- capital extranjero y de otros movimientos mone-
dujo serios efectos sobre la economía nacional. tarios de magnitud apreciable, resulta inevitable
Como ya se mencionó, se elevaron los ingresos partir de la idea de que si las exportaciones de
de los propietarios de tierras y de los comercian- moneda (de oro y plata), se incluyen en las
tes, y al menos nominalmente los de los jorna- exportaciones de mercancías, la balanza comer-
leros del centro del país. Dada la alta concentra- cial resulta por definición en equilibrio. Esto
ción del ingreso, los cambios en los hábitos de supone que la mayoría de las exportaciones de
consumo de los grupos altos, la caída en el moneda provienen de la producción reciente in-
precio de los textiles europeos y la mejora con- terna de metales preciosos, lo que no es fácil
tinua de su calidad, no es de extrañar que buena de determinar, en un país en el que a veces,
parte de los aumentos de ingresos se convirtiera para exportar el oro, se le amoneda. Esto hace
directamente en demanda por productos extran- que no pueda tomarse literalmente la diferencia
jeros de consumo. El principal producto artesa- entre exportaciones (sin moneda) y las importa-
nal del país, conformado por las manufacturas ciones como déficit comercial. Lo que se debe
textiles de Boyacá y Santander, comenzó a ser aclarar es hasta dónde las exportaciones mone-
desplazado del mercado nacional, aunque más tarias producían un efecto contraccionista sobre
que sufrir una reducción absoluta sufrió una pér- la circulación monetaria interna, o sea hasta
dida relativa: los aumentos en el consumo nacio- dónde se hacían retirando dinero de la circula-
nal de textiles se hicieron con base en importa- ción y no con cargo a la nueva producción. Si
ciones, que podían adquirirse a precios cada tenemos en cuenta los cálculos hechos por los
vez más bajos. contemporáneos acerca de la masa de moneda
en circulación en los momentos en que ésta pudo
Para algunos autores, entre los que se des- ser mayor, advertimos que de ninguna manera
taca W. P. McGreevey, este período de expan- la exportación de moneda pudo saldar los gran-
sión del comercio exterior habría sido relativa- des déficits supuestos por las cifras de McGree-
mente armónico hasta mediados de la década vey. Según éste, entre 1865 y 1875 el déficit
del sesenta. Hasta entonces, exportaciones e im- de la balanza de pagos, sumando en las expor-
portaciones crecieron en forma pareja, y el país taciones el valor de los metales preciosos, habría
pudo beneficiarse de los mayores ingresos gene- sido de unos 90.000.000 de pesos. Como punto
rados por el sector exportador sin graves trauma- de comparación, a falta de datos más precisos,
tismos . Pero a partir del triunfo del sector radical puede tomarse el estimativo de Miguel Samper,
del liberalismo, la reforma aduanera y en general quien calculó en 1897 que el numerario roque-
la creación de grandes facilidades para importar
82 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

rido para la circulación interna era de desde el momento en que, desmonetizada la


12.600.000 pesos oro. plata en casi todos los países avanzados, ésta
Por esta razón las cifras de importaciones comenzó a depreciarse, de modo que resultaba
presentadas por McGreevey deben ser conside- legalmente sobrevaluada en el territorio colom-
radas como inaceptables y muy elevadas. Cier- biano. En efecto, esto se advierte en el creci-
tos indicios adicionales tienden a confirmar esta miento de la prima sobre las letras de cambio
apreciación: las estadísticas inglesas, que tienen externas a partir de 1871 y acelerado a finales
un gran peso en la reconstrucción de McGree- de la década; más que un índice de un déficit
vey, incluyen en la década del sesenta y setenta persistente del comercio exterior, debe verse
exportaciones textiles a Colombia que a veces como resultado de la política monetaria del país.
pasan de los 20.000.000 de pesos. Práctica- Como lo señala M. Samper, "posible es que en
mente todas las exportaciones a otros países que este premio influya, en parte, la abundancia de
pasaran por Panamá deben estar incluidas en las monedas de baja ley, que es con la que se
estas cifras. pagan aquí las letras que han de cubrirse en oro,
Resulta entonces preciso volver a las indi- pues tal moneda no se puede exportar" (8).
caciones de los contemporáneos, para compro- Aunque Inglaterra era todavía hacia 1870
bar que aunque la tendencia se movió en la el principal país en cuanto a la magnitud de sus
dirección señalada por McGreevey, el fenómeno relaciones comerciales con Colombia, el au-
tuvo magnitudes inconmensurablemente meno- mento del comercio con Alemania, en particu-
res. Todos los observadores coinciden en señalar lar, y en menor medida con los Estados Unidos,
el período de 1849-1860, como uno en el cual hacía que la estructura geográfica del comercio
se hizo importación de moneda y se amplió el exterior estuviera más diversificada. Como un
numerario que circulaba en el país; de 1864 a ejemplo puede verse que las importaciones co-
1880 las importaciones alcanzaron con frecuen-
cia niveles que obligaban a enviar al extranjero lombianas provinieron en 1871 en un 51% de
circulante interno. Situaciones particularmente Inglaterra, en un 10% de Francia, y en un 8 y
agudas se vivieron antes de 1867, cuando se 5% de Estados Unidos y Alemania, respectiva-
conjugaron los efectos de la guerra de 1860-63 mente. Las exportaciones, por su parte, fueron
y un alza en el precio de los textiles ingleses, sobre todo a Inglaterra (47%), a Alemania
en 1876 y en 1879-80; en todos estos casos se (19%), Estados Unidos (14%) y Francia (1%),
reportó la exportación de monedas de uso inter- sin contar un 9% que figura como enviado a
no. Es evidente que, ante una caída súbita de Venezuela y en gran parte era mercancía en
las exportaciones, la demanda por productos im- tránsito para otros países. (Memoria de Ha-
portados reaccionaba con cierto retraso, y se cienda 1871, págs. 65-76).
seguían haciendo pedidos sobre el exterior que Por último, los años que van de 1875-80
encontraban todavía demanda interna por la dis- a finales de siglo, son bastante confusos en
tribución muy sesgada del ingreso y por los cuanto a las tendencias del comercio exterior,
hábitos de consumo de los grupos altos. Esta por las dificultades creadas en las estadísticas
tendencia produjo complejos problemas mone- por la utilización de diferentes unidades mone-
tarios, pero hasta 1880 la única respuesta impor- tarias. En general, las exportaciones agrícolas
tante, a la disminución del circulante interno, tradicionales (tabaco, añil y quina), desaparecie-
fue el intento de crear un sistema bancario nacio- ron, mientras continuaba aumentando lenta-
nal, que tuvo sus primeros resultados estables mente la exportación de oro, y un nuevo pro-
con la fundación del Banco de Bogotá en 1870. ducto tomaba la delantera y remplazaba a los
Este banco, y otros que se crearon rápidamente que estaban perdiendo mercados. Así, si la ten-
en las diversas regiones del país, expandieron dencia global parece haber sido el estancamiento
el medio circulante, mediante la emisión de bi- de las exportaciones, detrás de esto se ocultaba
lletes, aumentaron la velocidad de la circulación el comportamiento muy dinámico del café, que
monetaria y así pudo compensarse parcialmen- pasó a representar cerca del 50% del total de
te el efecto de las exportaciones de numerario. las exportaciones. (Cuadro No. 6).
Por otra parte, la decisión de mantener
en el país una paridad rígida entre el oro y la A partir de 1880 es posible advertir que
plata, comenzó a afectar el sistema comercial se muevendeencomercio
las cifras exterior de McGreevey»
sentido contrario a los datos ofi-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 83

de determinar si el sistema contable sobrevalo-


Cuadro No. 6 raba las exportaciones, al atenerse a las declara-
Exportaciones de café ciones de los exportadores y tener en cuenta los
Sacos de 60 ks. Millones de Valor total precios internos en la moneda que circulaba en
(miles) dólares exportaciones el país, o si las importaciones aumentaron más
1875 76 0.7 10.6
allá de lo indicado por las cifras oficiales, o sea
1880 103 1.9 13.8 que aumentó el nivel de contrabando o se tendió
1887 106 2.3 14.1 a declarar los bienes por un valor inferior al
1892 121 - 16.2 real; la declaración, en todo caso, se hacía para
1894 338 7.9 16.0 el caso de las importaciones en moneda metá-
1896 475 10.5 18.6 lica. La posibilidad de un aumento del contra-
1898 510 8.6 16.4
1905 488 4.6 11.8
bando no puede descartarse, e incluso es de
presumir, dado el aumento muy fuerte que tuvie-
ron las tarifas aduaneras durante las dos últimas
cíales. Mientras éstos indican un crecimiento décadas del siglo.
continuo de las exportaciones, los datos de ori- En efecto, a partir de 1880 comenzó un
gen extranjero -para entonces mucho más con- proceso de abandono de la política de libre cam-
fiables que unas cuantas décadas antes-, mues- bio defendida durante tres décadas por todos los
tran una leve tendencia decreciente. Parte de la dirigentes políticos y económicos del país. Bajo
explicación de ésta incongruencia puede encon- la orientación de Rafael Núñez, quien atribuía
trarse en el hecho de que las cifras colombianas a los efectos de la libertad de comercio buena
se dan -por lo que parece, pues esto no es siem- parte de los males económicos y políticos del
pre claro-, en moneda corriente, sobre todo a país, e incluso veía en las tesis libre cambistas,
partir de 1887. Aunque a veces los textos histó- un simple argumento interesado de los países
ricos afirman lo contrario, y hablan de "pesos industrializados como Inglaterra, se comenzó
oro", con frecuencia las mismas cifras aparecen en 1880 a proteger tímidamente una serie de
en otra fuente como si fueran "moneda corrien- actividades artesanales (probablemente por ra-
te". El Anuario Estadístico de 1905, por ejem- zones políticas) y se aprobó en 1884-85 lo que
plo, decide aplicar a los datos de exportación fue confirmado en 1886, una elevación general
de 1880 en adelante, un índice de deflactación de los derechos aduaneros. El sistema no era
basado en las modificaciones de la tasa de cam- muy cuidadoso, y a veces el alza de los derechos
bio: las cifras resultantes revelarían una dismi- para los artículos de consumo arrastraba el alza
nución catastrófica de las ventas en el exterior de las materias primas y otros bienes utilizados
durante la última década. Todo esto proviene por los artesanos; se trató de evitar esto con un
de la generalización de un proceso de deprecia- sistema amplísimo de exenciones. Sin embargo,
ción de la unidad monetaria colombiana, provo- pronto se advirtió que para poder lograr algún
cado principalmente por la emisión de papel efecto protector, era necesario establecer dife-
moneda. Aunque algunos observadores, e in- rencias claras entre el gravamen al producto se-
cluso algunas oficinas del gobierno, hacían la mielaborado y el producto final. Las dificultades
conversión del papel moneda a pesos oro, el fiscales que plagaron a los gobiernos del período
establecimiento de un régimen de curso forzoso llamado de la Regeneración, forzaron aún más
hacía casi ilegales tales comparaciones. Ade- al gobierno a mantener un sistema de altas tarifas
más, resulta imposible precisar incluso cuando aduaneras, más allá de lo que las consideracio-
"moneda corriente" representa el precio de un nes acerca de la economía del país hacían apa-
producto en papel moneda y cuando en moneda recer como adecuado. Durante los primeros años
de plata, que era la que se usaba en las transac- del régimen proteccionista, más que los efectos
ciones internas. En todo caso, las mismas cifras sobre la industria, que no parecen haber sido
colombianas de estos años son bastante incon- muy notables -los esbozos de industria que sur-
gruentes, y muestran una balanza comercial muy gen en esta época son explicables más bien por
favorable para el país: mientras las exportacio- otras razones-, resultan interesantes los efectos
nes aumentan, las importaciones se mantienen de todo el sistema fiscal sobre la actividad eco-
estables. Sería indispensable un cuidadoso estu- nómica interna, y en particular sobre la expan-
dio de la documentación de la época para tratar sión de los cultivos cafeteros. Aunque el tema
84 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

es aún contencioso, y las informaciones sobre y de participación en la actividad económica


salarios y precios de que se dispone son muy que habían existido durante la época del dominio
inseguras, y además, es muy fácil exagerar la español; del mismo modo es cierto que uno de
participación del salario dentro de las formas los componentes esenciales del complejo de
de organización del trabajo en el país, parece ideas asociado con la no intervención estatal -el
que los altos déficits fiscales y la emisión mone- librecambismo- fue también rechazado o al me-
taria que los pagaba, al conducir a una situación nos suavizado durante este período. Pero incluso
inflacionaria continua, favorecieron a los em- entonces las diversas resistencias a la disminu-
presarios más modernos, que utilizaban mano ción del papel estatal y de las tarifas de comercio
de obra asalariada, al disminuir los salarios rea- exterior no se basaban en la existencia de una
les de estos grupos. Mientras tanto, la tasa de concepción diferente del papel del Estado, sino
devaluación interna operaba como un estímulo más bien en el temor a los efectos políticos de
a los exportadores, que fue utilizado en particu- un debilitamiento brusco de la capacidad del
lar por el naciente sector cafetero; en ciertos gobierno para atender ciertos gastos, sobre todo
momentos la caída en los precios internacionales militares, y en los restos de un espíritu paterna-
pudo ser compensada por la elevación de la tasa lista que miraba con desazón los posibles efectos
de cambio interno. En la medida en que los de una ruptura total con la tradición benevolente
salarios no se elevaban en la misma proporción e intervencionista del Estado español. Esto ex-
en que se depreciaba la moneda frente a las plicaba la resistencia de los primeros gobiernos,
monedas externas, los empresarios encontraban pese a explícitas manifestaciones de fe en lo
protegidos sus ingresos brutos mientras dismi- que podríamos llamar un modelo liberal de de-
nuían sus costos salariales relativos. Este argu- sarrollo, a reducir las tarifas aduaneras, los im-
mento, presentado por Darío Bustamante y de- puestos internos y sobre todo a entregar a los
sarrollado por Miguel Urrutia, parece bastante intereses privados monopolios tan producti-
plausible, pero no puede tomarse, en el estado vos y atractivos como los del tabaco y el aguar-
actual de los conocimientos sobre el período, diente.
como plenamente demostrado. Por otro lado, la Estas vacilaciones encontraron ocasional
depreciación del papel moneda provocó efectos expresión en las polémicas económicas del mo-
negativos sobre la economía, al introducir ele- mento. El pensamiento liberal encontró un buen
mentos de incertidumbre en las relaciones entre expositor en el inglés Guillermo Wills, quien
deudores y empresarios y al favorecer algunas se apoyó en la división internacional del trabajo
actividades especulativas. Según algunos de los para argumentar contra las tentativas de protec-
opositores de la Regeneración, buena cantidad ción a las artesanías nacionales. Según Wills,
de capitales se orientaron hacia la construcción, las ventajas naturales de la Nueva Granada, de-
"con la cual se retiran de la circulación, capitales bían ser aprovechadas poniendo énfasis en las
que reclama la industria", según opinaba M. actividades agrícolas y mineras, que podían nu-
Samper en 1898, mientras adquiría nuevos im- trir un abundante y productivo comercio interna-
pulsos el consumo suntuario de los grupos altos cional; el libre comercio llevaría a un mayor
de la sociedad. desarrollo de ese intercambio y permitiría al
país obtener las manufacturas que requería a un
costo mucho menor que produciéndolas local-
Las funciones económicas del Estado. mente. La mecanización de la industria textil
El modelo de desarrollo liberal inglesa, en particular, había llevado a una caída
de los costos de los tejidos tal que las artesanías
locales no podían competir con ellas sino me-
A pesar de la vacilación inicial que se tuvo
en este sentido, sobre todo antes de 1845,
no constituye una simplificación excesiva ver
diante la implantación de altísimas tarifas pro-
teccionistas . En este caso, la defensa de la indus-
la política estatal del siglo XIX, hasta 1880 en tria local habría recaído sobre los agricultores,
forma clara y luego con mayores matices, a la ganaderos y mineros del país, obligados a pagar
luz del predominio de la idea de que el desarrollo sus consumos de manufacturas a costos artifi-
económico era en esencia responsabilidad priva- cialmente altos; por otro lado, el desplazamiento
da. Es cierto que de 1830 a 1847 se conservaron de los artesanos, menos productivos que su con-
varias de las formas de intervención del Estado traparte europea, hacia la agricultura de expor-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 85

tación, habría representado una utilización más oposición la apertura al mercado internacional.
adecuada de los recursos del país: sus productos, Y aunque pudieran, como consumidores, bene-
al ser exportados, podrían cambiarse por una ficiarse con ella, habían tenido la experiencia
cantidad muy superior de manufacturas de las del trigo, desplazado de los mercados de la costa
que como artesanos habrían podido elaborar. desde el siglo XVIII y amenazado una y otra vez
Con base en este argumento general, Wills pro- por la competencia norteamericana desde las
puso la reducción de impuestos aduaneros, la primeras décadas del siglo XIX, incluso en los
libre exportación de metales preciosos y dinero mercados del interior. Por otro lado, las pobla-
y la promoción de productos agrícolas de expor- ciones rurales de esta zona constituían su clien-
tación, como el algodón y el tabaco; en el caso tela política y social, y el librecambio, al ame-
de este último producto Wills fue uno de los nazar las actividades artesanales con las que los
primeros exportadores, hacia 1835. habitantes rurales del oriente complementaban
La única defensa relativamente firme de sus ingresos, podía llevar a la destrucción de
una posición proteccionista la hizo José Ignacio un orden social paternalista que los sectores más
de Márquez, en su informe como secretario de tradicionalistas no querían modificar.
Hacienda de 1832. Márquez señalaba que la Fuera de los sectores agrarios y mineros,
decadencia de las manufacturas textiles afectaba los comerciantes eran obvios partidarios del li-
la agricultura y la ganadería, pues quitaba sus beralismo económico -no importa cuál fuera su
mercados a los productores de algodón y lana. filiación política-, aunque algunos reclamaran,
Por otra parte, y basándose en la tendencia a la sobre todo antes de 1845, algún grado de protec-
realización de importaciones superiores a las ción para sus propias actividades, frente a la
exportaciones que se advertía entonces, Már- llegada de firmas europeas y norteamericanas a
quez señalaba que este déficit debía compen- las ciudades de la Nueva Granada. El único
sarse con exportaciones de dinero; todo el que grupo, finalmente, que tenía razones para ofre-
se había acumulado antes "cuando faltaban el cer una resistencia continua a la apertura del
comercio libre y el gusto... que se ha introducido país a los mercados mundiales era el de los
por los lujos...", había tenido que exportarse, artesanos, y en particular los artesanos urbanos:
hasta el punto de que había sido necesario fundir sastres, carpinteros, herreros, etc. Su resis-
vajillas y otros objetos de plata y oro para cubrir tencia se agudizó bajo el impulso de los comple-
los pagos por importaciones. En su opinión, la jos alinderamientos políticos que siguieron la
disminución del circulante hacía elevar las tasas elección de José Hilario López en 1849, pero
de interés y el país marchaba hacia una creciente después del fracaso de la dictadura de José María
pobreza, si no se adoptaban remedios drásticos. Melo, en 1854, a la que ofrecieron su apoyo
Márquez proponía un sistema proteccionista los más visibles dirigentes artesanales de Bogotá
bastante rígido, que prohibiera del todo la im- y otras ciudades, el proyecto liberal contó con
portación de cualquier artículo industrial o agrí- el respaldo prácticamente unánime de los secto-
cola que se produjera en el país, y pusiera fuertes res dirigentes del país, y con el consentimiento
impuestos de aduana a las importaciones de bie- pasivo de los demás grupos sociales. El artesa-
nes suntuarios. nado rural -hasta donde parece indicarlo la evi-
Pero la posición de Márquez fue relativa- dencia limitada que existe sobre esto- nunca
mente insular y no se apoyaba en grupos sociales llegó a tener el mínimo de coherencia social
o económicos con verdaderos intereses en el necesario para formular políticas propias o tener
proteccionismo. Para los productores de oro de una acción política independiente; en todos los
Antioquia, Cauca y Chocó, para los propietarios conflictos alrededor de la protección su ausencia
agrícolas de Santander que sembraban cacao y es notable. Después de 1854 los artesanos urba-
café, así como para muchos otros terratenientes nos manifestaron ocasionalmente sus deseos de
del país, el librecambio resultaba económica- un régimen proteccionista, pero sólo a finales
mente ventajoso. Sólo cierto tipo de agricultores de la década del 70, cuando el sector indepen-
tradicionales, en especial los del altiplano cun- diente del liberalismo retomó algunas de sus
dinamarqués, que no tenían una amplia produc- exigencias, recuperó algo su significación polí-
ción para el mercado y no podían esperar, por tica.
razones climáticas, que sus productos encontra- Si bien el complejo ideológico liberal tenía
ran mercados externos, podían ver con alguna uno de sus elementos fundamentales en el libre-
86 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

cambismo, incluía toda una concepción del pa- lativa de los impuestos directos o indirectos se
pel del Estado que se manifestaba en una amplia hizo muchas veces en términos de su influencia
serie de sectores de la vida nacional. La idea sobre la actividad económica privada; desafortu-
de que el Estado debía dejar a la iniciativa pri- nadamente dificultades administrativas impidie-
vada toda clase de actividades productivas se ron adoptar algunos de los sistemas favoritos
expresó desde muy temprano en los intentos de de los liberales, como la llamada contribución
eliminar los monopolios coloniales, en particu- directa, e hicieron que las decisiones sobre tri-
lar los del tabaco y el aguardiente. Por otra butación dependieran, en una medida que puede
parte, se creyó conveniente reducir los gastos considerarse fundamental, de consideraciones
públicos a los que resultaran indispensables para pragmáticas. Por último, el manejo de la deuda
el mantenimiento del orden público y la protec- pública, heredada en gran parte de las guerras
ción de los derechos individuales, entre los cua- de Independencia, y la regulación del sistema
les ocupaba lugar fundamental el derecho a la monetario y bancario, constituían otros núcleos
propiedad. De este modo se tendía a reducir a de actividad estatal ineludibles y que afectaban
nada la intervención estatal en el terreno econó- de modo inevitable las condiciones de la acción
mico, aunque este ideal no fuera alcanzable en económica de los particulares.
su plenitud, como los mismos portavoces del
liberalismo lo reconocían. Al menos dos secto- Los ingresos fiscales durante el siglo XIX
res de actividad estatal parecían inevitables: el
de la educación, sobre todo elemental (aunque Como en tantos otros sectores, el período
se hicieron esfuerzos para que los educadores de 1830 a 1845-50 estuvo caracterizado, en el
privados la asumieran en la mayor medida posi- terreno fiscal, por el mantenimiento del sistema
ble), en cuanto su desarrollo formaba parte esen- tributario vigente durante el período colonial.
cial del ideario liberal y éste no podía lograrse, Las rentas estancadas (tabaco, aguardiente y sal)
dada la poca posibilidad de que los usuarios constituían la fuente de ingresos más importante
asumieran su sostenimiento, sin el apoyo oficial. del gobierno, a las que se añadían, en segundo
Y el de las llamadas obras de fomento, entre término, los derechos de aduana. Dos impuestos
las cuales ocupó lugar preferente el impulso a a la producción, el diezmo -que recaía sobre la
las vías de comunicación. También en este ramo producción agropecuaria y se destinaba al man-
se intentó vincular al máximo la actividad priva- tenimiento del culto, aunque era recaudado por
da, buscando ante todo apoyarla y respaldarla el Estado- y el quinto del oro, tenían todavía
mediante subsidios, garantías de rentabilidad, alguna importancia, mientras que una larga serie
concesión de monopolios temporales, entrega de tributos heterogéneos (alcabala, papel sella-
de baldíos a los empresarios, etc. Pero la nece- do, etc.), completaban el sistema.
sidad de romper las barreras geográficas al co-
mercio ya mencionadas, la exigencia que ciertas Por supuesto, desde la Independencia la
empresas fundamentales tenían de capitales muy mayoría de los dirigentes políticos mostró un
superiores a los que podían reunir los empresa- claro interés en transformar el sistema fiscal,
rios privados y la poca rentabilidad privada que para adecuarlo a las ideas vigentes sobre el papel
podía preverse, hacían admisible hasta para los del Estado y para borrar los vestigios de lo que
más doctrinarios liberales la intervención del se consideraba opresivo y fiscalista. Pero las
Estado, y justamente durante los gobiernos radi- dificultades económicas continuas con las que
cales, sobre todo a partir de 1870, fue cuando tropezó la nueva República, la necesidad de
se dio el mayor impulso al desarrollo ferroviario mantener elevados gastos militares y el temor
nacional. a los efectos políticos de un desmantelamiento
muy rápido de la capacidad gubernamental hi-
Por otra parte, no dejaban de advertir los cieron imponer una línea tímida y pragmática,
liberales que la estructura misma del sistema un compromiso siempre difícil entre las exigen-
tributario, aunque se redujeran los gastos públi- cias de las nuevas doctrinas y la necesidad de
cos en forma drástica, tenía implicaciones eco- mantener ingresos adecuados. El tributo indíge-
nómicas muy diversas, fuera de los problemas na, por ejemplo, que contradecía de modo de-
de equidad que a veces se planteaban. El debate masiado flagrante las bases ideológicas del
acerca de los monopolios, la discusión sobre el nuevo país, fue eliminado en 1821 y, aunque
sistema de aduanas y sobre la conveniencia re- restablecido por la dictadura de Bolívar en 1828,
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 87

quedó definitivamente eliminado en 1831. Los como puede verse en el cuadro No. 7. Debe
derechos de exportación se fueron reduciendo advertirse que, dadas las prácticas contables de
progresivamente, y en primer lugar para aque- la época, los ingresos de tabaco, sal y aguardien-
llos productos con algunas posibilidades de en- te, aparecen por su valor bruto, mientras que
trar al mercado mundial o que ya eran objeto los pagos a los abastecedores y los costos de
de exportación, como el café, el cacao y el procesamiento y mercadeo aparecen entre los
algodón. El estanco de aguardiente se trató de egresos fiscales. Esta estructura del ingreso se
suprimir en 1826, pero fue restablecido en 1828. mantuvo constante hasta 1851, y por eso los
Por otra parte se contrató con particulares la datos correspondientes a 1836, 1847 y 1848,
explotación de las principales salinas, combi- pueden servir como ilustración adecuada del sis-
nando así los intereses fiscales con el deseo de tema vigente.
ampliar el campo de la actividad privada. Como puede verse, hasta 1848 el principal
Para remplazar los ingresos perdidos, se rubro está constituido por los monopolios "colo-
hizo el primer intento de establecer un impuesto niales", seguido por las aduanas y los diezmos
directo a la riqueza y el ingreso de los indivi- y quintos; entre los ingresos varios el mayor
duos, la llamada "contribución directa", apro- usualmente está constituido por los beneficios
bada en 1821 y según la cual todos los colom- de las casas de Moneda, a donde se llevaba
bianos debían pagar cierto porcentaje de sus obligatoriamente para su acuñación el oro ex-
ingresos, evaluados por juntas locales creadas traído en las minas del país. Los altos costos
para el efecto. de recaudación de los ingresos estatales se ad-
vierten si miramos las cifras de 1847, cuando
El sistema tropezaba con dificultades ex- las rentas estancadas produjeron 1.463.000 pe-
traordinarias, ante la imposibilidad de contar sos, como ingreso bruto, pero tuvieron costos
con un aparato burocrático eficaz y relativa- de administración de 754.000 pesos; del mismo
mente independiente de los grupos más fuertes modo, los demás ingresos tuvieron costos de
de contribuyentes potenciales de cada localidad. recaudación de unos 747.000 pesos. Así, el in-
Sus rendimientos fueron muy bajos y fue aban- greso disponible para gastos generales del go-
donado en 1826, para reaparecer unas décadas bierno era de alrededor de 1.270.000 pesos.
después. Con base en estos ingresos (más o menos de
Así, para la década de 1830 sólo las adua- medio peso por colombiano), calculaba el go-
nas, los tres monopolios principales (tabaco, bierno un presupuesto de gastos diferentes a los
aguardiente y sal) y los impuestos del diezmo de la Administración de Hacienda de 2.291.000
y el quinto producían más de $50.000 al año, pesos. De esta suma el 43% se asignaba al ejér-

Cuadro No. 7
Ingresos del gobierno central, 1836-60 (Miles de pesos)
1836 % 1847 % 1848 % 1851 % 1860 %

Aduanas 726 29 688 25 562 22 700 32 925 52


Monopolios (886) 35 (1.463) 53 (1.441) 56 (725) 33 (600) 34
Tabaco 583 839 827 100
Aguardiente 106 152 147 146
Sal 195 472 467 479 600
Quinto 49 2 126 5 100 4 18 1 —
Diezmo 54 2 178 6 223 9 250 11 —
Papel Sellado 37 1 77 3 61 3
Otros 777 31 308 11 150 6 435 21 241 6
Total 2.539 2.763 2.553 2.189 1.766
Fuente: 1836: J. O. MELO, "La economía colombiana durante la cuarta década del siglo XIX"; 1847-1848: SALVADOR CAMACHO
ROLDAN, Memorias; 1851-60: FELIPE PÉREZ, Geografía general.
88 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

cito, el 26% a gastos administrativos del go- peos, la presión para la eliminación del estanco
bierno (presidencia, parlamento, agentes diplo- se fue haciendo cada vez más fuerte, y fue refor-
máticos, etc.), y el 13% al pago de la deuda zada por una parte, por dificultades estatales
externa. Quedaban 225.000 pesos, para mejoras para ampliar la producción, causadas por la es-
materiales y 60.000 pesos, para imprevistos. casez de liquidez del fisco, y por otra por el
Los gastos de instrucción pública se calculaban ascenso de las ideas liberales durante tales años.
en 29.000 pesos, incluidos dentro del presu- Aunque todavía en 1849 el gobierno liberal de
puesto de la Secretaría de Gobierno. Como el J. H. López, veía con temor los efectos que
presupuesto era claramente deficitario, y no tendría sobre el Estado la eliminación de una
existían posibilidades reales de cubrir ese déficit de las dos fuentes principales de ingresos públi-
con recursos extraordinarios, sólo podía ejecu- cos, y justamente la que había crecido en forma
tarse parcialmente, dando prelación a las obliga- más segura durante los últimos 20 años, la "opi-
ciones del pago a los funcionarios públicos, y nión pública" estaba ya completamente conven-
a los inscritos en la lista militar, aunque tampoco cida de que el tabaco constituía el producto que
éstos recibían siempre en forma completa sus permitiría la expansión rápida de las exportacio-
salarios o pensiones. nes colombianas, a condición de que se hiciera
Este ejemplo resulta válido para caracteri- libre su cultivo. Así, en este año se aprobó la
zar la situación fiscal entre 1830 y 1850. Los ley que declaraba libre el cultivo del tabaco a
ingresos eran bastante estables, con excepciones partir del 1o de enero de 1850.
de los períodos de guerra civil; el tabaco, el Dentro del mismo proceso de liberalización
aguardiente y la sal, tenían consumos poco va- acelerada del sistema fiscal, se había aprobado
riables, y sólo la renta de aduanas, al depender en 1847 una tarifa aduanera más baja que las
de las oscilaciones del comercio exterior, mues- vigentes hasta entonces. Los liberales confiaban
tra con frecuencia cambios bruscos. Estos ingre- en que la reducción de las tarifas sería compen-
sos apenas permitían el pago de las obligaciones sada, desde el punto de vista de los ingresos
militares y de una administración pública bas- públicos, por un incremento en los volúmenes
tante precaria, y aunque en los presupuestos de del comercio exterior, descontando las dificulta-
gastos se incluían siempre partidas para obras des que tenía el país para ampliar su oferta de
públicas y para el pago de la deuda externa, productos exportables. Justamente la brusca
raras veces podían hacerse efectivas. En esta caída en los ingresos aduaneros que la reforma
situación, el ideal liberal de una escasa actividad produjo, hizo más urgente la búsqueda de meca-
estatal resultaba claramente fundado en la casi nismos que permitieran la ampliación de las ex-
total incapacidad del gobierno para asignar re- portaciones e indirectamente el aumento de las
cursos para el fomento de la actividad económi- importaciones; el tabaco parecía el único pro-
ca. ducto cuya oferta podía incrementarse rápida-
Por otra parte, varios de los impuestos vi- mente y, como ya se ha visto, así ocurrió. El
gentes durante estos años habían sido atacados auge de las exportaciones de tabaco y el consi-
en forma repetida por los dirigentes políticos, guiente aumento en el volumen del comercio
y poco a poco, se fue creando un consenso exterior se reflejó pronto en los ingresos adua-
acerca de la necesidad de eliminar los impuestos neros, que a partir de 1851 alcanzaron de nuevo
a la producción (diezmos y quintos), que se el nivel de 1845, y continuaron subiendo durante
consideraban particularmente onerosos al calcu- los años siguientes; este aumento, sin embargo,
larse sobre el producto bruto de las actividades respondió en parte a modificaciones en las mis-
mineras y agrícolas, de modo que alguien podía mas tarifas, que se elevaron en cierta medida
verse obligado a pagarlos incluso en años en durante la década del cincuenta.
los que hubiera sufrido pérdidas en ellas. Por La administración de López respondió a la
otra parte se pretendió en varias ocasiones elimi- disminución de ingresos provocada por la elimi-
nar el monopolio del tabaco, y ya en 1835, don nación del estanco del tabaco y por otras medi-
Vicente Azuero, había presentado un proyecto das secundarias con un intento de modificar
de ley al respecto, que no tuvo el respaldo de drásticamente el sistema tributario nacional, que
la administración de Santander y fue por lo tanto encontró su expresión en las leyes sobre "des-
rechazado. Pero a partir de 1844, cuando el centralización de rentas y gastos", aprobadas en
tabaco había entrado ya en los mercados euro- 1850 y 1851, y que tuvieron su promotor prin-
La evolución económica de Colombia, 1830-1900
89

cipal en el secretario de Hacienda, Manuel Mu- por una larga tradición a delegar la solución de
ralo Toro. De acuerdo con estas leyes, la Nación sus problemas a lejanas instancias.
se desprendía de varias de sus rentas a favor de Como era de esperarse, las provincias ten-
las provincias, que a su vez asumirían ciertos dieron a abolir rápidamente la renta de los diez-
gastos que estaban antes a cargo del gobierno mos, que sólo subsistían, para 1851, en Antio-
central. Entre las rentas que se cedían a las quia, Pasto, Túquerres, Popayán y Tundama;
provincias, estaban los diezmos y los quintos; en 1853 fueron eliminados en todo el territorio
se esperaba que aquellas pudieran eliminarlos nacional. Los quintos al oro fueron suprimidos
más fácilmente que el gobierno central. Además inmediatamente en Antioquia, y el monopolio
se transferían los ingresos por aguardientes, pea- de aguardientes en casi la mitad del país. Para
jes, fundición de oros y otras menores. Queda- remplazar estas fuentes tributarias las provincias
ban a cargo de las provincias los gastos corres- apelaron casi unánimemente al establecimiento
pondientes a sus propios funcionarios políticos, de la "contribución directa", impuesto cuya im-
al sistema judicial local, a las vías de comuni- plantación nacional había fracasado en la década
caciones regionales, a la educación y al mante- de 1820. Las modalidades del nuevo tributo va-
nimiento del culto. Según Salvador Camacho riaron de provincia a provincia -en algunas se
Roldán, el valor de las rentas cedidas era de un fijó un porcentaje sobre la renta de todos los
poco más de 530.000 pesos, mientras que los contribuyentes, usualmente el 1%, en otras se
gastos de ahora correspondían a las provincias fijaron cuotas a cada municipalidad para que
sumaban unos 435.000 pesos. fueran distribuidas por juntas especiales-, pero
Esta reorganización tuvo efectos muy nota- fue característica general su moderación, atri-
bles. Para el gobierno central, sus ingresos de- buida por Camacho al temor de "asustar a las
pendían ahora casi exclusivamente de las adua- clases acomodadas". Según el mismo autor,
nas y las salinas nacionales. Como lo muestra para 1853, representaban ya más de $340.000
en el cuadro No. 8, en 1860 estos dos ramos repre- los productos de este arbitrio en todo el país.
sentaron el 86% de los ingresos totales de la Na- Aunque según muchos contemporáneos el
ción. Las aduanas, como se ve en el mismo cuadro, sistema tuvo el defecto de fortalecer sobre todo
pasaron a representar más del 50% de las entra- a las provincias, mientras se mantenían en la
das fiscales oficiales, y por lo tanto se aumentó inopia y sujetos a total debilidad los fiscos mu-
la sensibilidad del Estado a las fluctuaciones del nicipales, para casi todos los observadores los
comercio internacional. Aunque tanto las adua- efectos de la translación de ingresos a las provin-
nas como las salinas produjeron ingresos cre- cias fueron muy positivos, y se manifestaron en
cientes durante las décadas siguientes, la reduc- una inversión más adecuada de los dineros pú-
ción de la capacidad fiscal del gobierno fue in- blicos, en una mayor sencillez de los procedi-
mediata, como puede verse por los promedios mientos de hacienda, y en una reducción de los
quinquenales presentados en el cuadro No. 9. Para gastos de administración.
las provincias, la ley constituía una interesante La tendencia al fortalecimiento de los fis-
experiencia. Antes de ella, los ingresos regiona- cos regionales continuó durante los años si-
les y municipales habían sido muy reducidos: guientes, hasta que sufrió una clara reversión a
Camacho Roldán calcula que para 1848, no pa- partir de la Regeneración, como consecuencia
saban de $300.000 al año. La simple transferen- lógica de los esfuerzos de centralización admi-
cia de 1851 debía haber colocado las entradas nistrativa que caracterizaron los últimos años
provinciales en una suma cercana a los $800.000 del siglo; antes, el establecimiento del régimen
y este es el dato de Camacho Roldán para 1853. federal había dado nuevo estímulo a la descen-
En un país con las dificultades de comunicación tralización fiscal. Como lo muestra el cuadro
e información de Colombia, y con la escasa No. 8 entre 1850 y 1882, las rentas provincia-
experiencia administrativa nacional que se te- les crecieron mucho más rápidamente que las
nía, dar a las provincias ingresos relativamente del gobierno central, y prácticamente llegaron
seguros y cierta autonomía para su inversión a igualarlas, para retroceder proporcionalmente
a partir de la década de 1880. Las cifras, vale
constituía una razonable iniciativa. De ella se la pena señalarlo, no son muy precisas, y com-
esperaba no solamente beneficios materiales y binan fuentes muy diversas; las tendencias gene-
fiscales, sino el desarrollo de la capacidad demo- rales sin embargo, están fuera de discusión.
crática de los ciudadanos del país, habituados
90 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

El sistema de ingresos surgido de las refor- ingresos fiscales per cápita, con base en los
mas de 1850 y 1851 continuó vigente durante promedios quinquenales del cuadro siguiente,
los treinta años siguientes, sin modificaciones y en los datos de población derivados del cuadro
sustanciales. Los ingresos apenas permitían cu- No. 1, para 1831-35, aquellos eran de $1.32;
brir los gastos de funcionamiento del reducido habían descendido a $1.00 durante 1851-55,
aparato estatal, en el que disminuyeron algo los llegaban a $0.85 en 1870-75 y ascendían a $ 1.73
gastos militares. A veces estos limitados ingre- en 1881 -85. Por supuesto, si se tuviera en cuenta
sos resultaban aún menores, por la obligación el ingreso de las entidades regionales, la carga
de reservar parte importante de ellos para el tributaría por habitante habría revelado un au-
pago de la deuda pública, o por el hecho de que mento continuo durante el siglo, pero la escasez
el pago de determinadas obligaciones tributarias de cifras confiables impide dar en este caso cual-
podía hacerse en documentos de deuda pública. quier clase de cálculos numéricos.
En otras ocasiones, por el contrario, arbitrios
extraordinarios permitían contar temporalmente Cuadro No. 9
con más altos fondos; el más notable caso estuvo Ingresos fiscales durante el siglo XIX,
en la desamortización de los bienes eclesiásti- Promedios quinquenales (Miles de pesos)
cos, cuyo remate produjo sumas bastante eleva-
das, al menos en el papel. Total de Aduanas % de aduanas
No obstante la estabilidad del sistema, los ingresos en total
ingresos fiscales, empezaron, a partir de 1865 1831-1835 2.223 613 28
por lo menos, a mostrar una clara tendencia a 1836-1840 2.371 619 26
aumentar, sobre todo por el desarrollo del co- 1841-1845 2.885 671 23
mercio exterior, que produjo alzas sustanciales
en los recaudos aduaneros. Como puede apre- 1846-1850 2.804 662 24
ciarse en el cuadro No. 8, los recursos del Estado 1851-1855 2.228 839 37
pasaron de cerca de dos millones de pesos anua- 1856-1860 (1.728) 920 53
les a comienzos de la década del 60 a casi tres 1861-1865 (1.740) 876 42
millones a fines del mismo decenio, para llegar 1866-1870 2.954 1.546 52
a unos seis millones en la primera mitad de la 1871-1875 3.453 2.435 68
década del 80. Teniendo en cuenta el creci- 1876-1880 5.170 3.207 62
miento de la población, este aumento apenas 1880-1885 6.056 4.055 67
permitía que se recuperaran los niveles iniciales 1886-1890 9.803 6.595 67
del período en estudio. Así, si calculamos los 1890-1895 13.569 9.600 71
Cuadro No. 8 1896-1900 14.251 11.790 83
Ingresos nacionales, provinciales (o estatales) y municipales, Las cifras posteriores a 1881 están distorsionadas por la inflación.
1839-1898 (Años escogidos) (Miles de pesos) Las cifras entre paréntesis corresponden a períodos en los cuales
Gobierno Provincias se sacó el promedio con información que cubría menos de cuatro
central o Estados Municipalidades años. En general los datos corresponden a presupuestos ejecuta-
dos , pero no siempre fue posible contar con la cifra correspondien-
1839 2.366 77 232 te, y se usó la de la ley presupuesta). A partir de 1886, se usaron
1842 2.305 39 167 sólo cifras de presupuestos aprobados; usualmente éstos eran su-
1848 2.529 228 periores a los ingresos reales.
1850 2.931 300 200
1851 2.189 720 Fuentes: FELIPE PÉREZ, Geografía General (1883); JOSÉ MARÍA
1856 840 VERGARA y VELASCO, Nueva Geografía; Anuarios Es-
1870 2.850 1.850 1.400 + tadísticos, 1875, 1876 y 1905; Memorias de Hacienda,
1874 3.928 2.103 1870, 1871, 1873, 1874 y 1875.
1882 5.873 5/6.000
1894 7.500 4.000 1.000 Los presupuestos de las dos últimas déca-
1898 7.000 3.000 500 das del siglo, y en especial los que siguen a
Fuentes: FELIPE PÉREZ, Geografía general; P. J. VERGARA y 1886, muestran un notable ascenso en compara-
VELASCO, Nueva geografía. Memorias de Hacienda, ción con los del período anterior a la Regene-
1870-75. Luis OSPINA VASQUEZ, Industria y protec- ración. Sin embargo, como desde 1880, al me-
ción en Colombia.
nos, se había iniciado un proceso de pérdida de
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 91

valor del peso, el aumento de los ingresos y políticas inspiradas por Núñez y Caro, que pre-
gastos estatales puede ser ilusorio. Desafortuna- tendían fortalecer el gobierno central y aumentar
damente, no se cuenta con índices de precios su capacidad de mantener el orden público y de
suficientemente amplios y seguros para calcular promover el desarrollo económico mediante la
con base en ellos el valor real de los ingresos realización de obras de fomento y el subsidio a
públicos; la utilización de las tasas de cambio determinadas actividades privadas.
de la "moneda corriente", por letras sobre el Sin embargo, no puede descartarse del todo
exterior, aunque daría los valores correspon- la posibilidad de que las intenciones del go-
dientes en monedas extranjeras comparables, en bierno no se lograran plenamente, y que las
cuanto a su contenido metálico, con el peso oro modificaciones aparentemente drásticas que
vigente durante la década del 70, tampoco pro- tuvo la política económica y fiscal a partir de
duce resultados muy confiables. Por una parte, 1880, hubieran tenido un efecto inicial muy leve
no es fácil saber cuál era la "moneda corriente", consolidándose solamente en las primeras déca-
con la que se comparaban las letras, pues podía das de este siglo. En efecto, si bien se intentó
consistir tanto en moneda de plata de baja ley establecer un régimen aduanero que desempe-
como, a partir de 1886, en papel moneda de ñara una cierta función de protección a algunos
curso forzoso; por otro lado el alza de los precios sectores de la actividad económica nacional, so-
internos no era necesariamente de la misma bre todo artesanal e industrial, parece que sólo
magnitud que el cambio en el precio de las mo- con el gobierno de Rafael Reyes alcanza la tarifa
nedas extranjeras. En todo caso, al deflactar los una mínima eficacia en ese sentido. Por otra
presupuestos posteriores a 1880 por la tasa de parte, no parece haberse producido, según lo
cambio resultan los valores siguientes: visto, un cambio significativo en la capacidad
de gasto del gobierno central, aunque el sistema
se alteró de nuevo al disminuir relativamente la
Cuadro No. 10 proporción de los ingresos departamentales.
Presupuestos de rentas, 1881-97
En dos aspectos, en todo caso, debe desta-
1881 5.430 1887-88 11.239 carse la magnitud del cambio introducido por
1882 5.036 1888-89 9.923 los gobiernos de la Regeneración. Uno de ellos
1883 4.885 1890-91 12.661 consistió en la ampliación del esfuerzo por dotar
1884 4.780 1892-93 10.782 al país de una red ferroviaria, iniciado por los
gobiernos radicales de la década del 70. El otro
1885 5.350 1894-95 10.344 fue la creación del Banco Central y la utilización
1886 6.018 1896-97 10.458 eventual de su capacidad de emisión como re-
curso fiscal. Aunque inicialmente el Banco,
Fuentes: Boletín Mensual de Estadística DANE, 257-58 (1973); cuyo objetivo principal era prestar dinero al go-
ROBERTO J. HERRERA y MARÍA CARRIZOSA DE UMA-
ÑA. 75 años de fotografía, pág. 63. Para establecer la
bierno, fue manejado con alguna moderación,
tasa de cambio, se hicieron promedios anuales simples, las dificultades fiscales creadas por la guerra de
a partir de los datos mensuales. 1885, llevaron a la implantación del curso for-
zoso, con base en el cual la emisión fue aumen-
Si a los datos anteriores pudiera darse plena tando en forma acelerada en los años siguientes.
confianza, sería necesario concluir que durante Sobre todo se apeló al papel moneda como re-
la Regeneración los ingresos del gobierno cen- curso de emergencia, al que se recurría cuando
tral aumentaron muy poco. Esto contradice en las perturbaciones del orden público disminuían
cierta medida lo que hasta ahora se ha creído los ingresos y aumentaban las exigencias de gas-
por los resultados fiscales de las políticas rege- tos militares. Como es sabido, el escándalo pro-
neradoras, que aumentaron los niveles de la ta- vocado por el descubrimiento de varias emisio-
rifa aduanera, establecieron un impuesto nacio- nes clandestinas e ilegales condujo al cierre del
nal de degüello a partir de 1886 y un monopolio Banco Nacional en 1894, lo que no impidió que
de los cigarrillos desde 1895. Tampoco parece las emisiones alcanzaran niveles altísimos du-
coherente con la información, por supuesto muy rante la guerra civil de 1899-1902.
poco segura, acerca del notable incremento de Pese a los esfuerzos de cambio, a fines del
las importaciones durante los últimos años del siglo la situación fiscal seguía pareciéndose mu-
siglo, ni con el sentido general de las reformas cho a la implantada por los liberales hacia 1850.
92 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Los ingresos dependían principalmente de las maba a los demás problemas ya señalados para
rentas aduaneras, buena parte de cuyos produc- mantener al Estado en una situación de continuas
tos se encontraban destinados a usos especiales, dificultades fiscales y de incapacidad para cum-
en particular al pago de la deuda pública. El plir las modestas metas que él mismo se propo-
gobierno no había logrado encontrar la manera nía.
de aumentar la tributación de la población, no
sólo por la natural reticencia de los propietarios Algunos sectores productivos.
o de quienes tenían elevados ingresos a aumen- La minería
tar sus contribuciones al fisco, sino sobre todo
por las dificultades administrativas que habría
sido preciso resolver para encontrar fórmulas
alternativas. Y dado el bajo ingreso general del
D urante el siglo XVIII la producción de me-
tales preciosos constituyó la principal
fuente de ingreso externo del área neogranadina;
país, no habría sido viable aumentar las entradas las exportaciones de este producto fueron usual-
estatales elevando drásticamente los niveles de mente superiores al 80% del valor total exporta-
las tarifas aplicables a los impuestos ya existen- do. Durante el siglo XIX las ventas al exterior
tes; en estos casos el contrabando, la evasión o de oro y plata continuaron creciendo, pero en
la reducción de los consumos habrían sido el forma muy lenta y con algunos períodos de dis-
resultado más probable. Con ingresos como los minución. Sin embargo, el desarrollo de otros
que se podían obtener, raras veces lograba el productos exportables, como el tabaco, la quina
gobierno librarse de una impresión de acoso, y el café, determinó que el oro perdiera su po-
de la sensación de que no podían cubrirse los sición preeminente y que su participación dentro
gastos que se consideraban normales del gobier- del total de exportaciones se redujera poco a
no, por bajos que estos se establecieran. Por poco, hasta representar, para finales de siglo,
una parte, el peso de los gastos militares fue una proporción aproximada del 25%.
siempre muy alto, y no habría sido sensato para
ningún gobierno tratar de reducirlos drástica- La producción colonial, a finales del siglo
mente; los radicales lograron bastante en este XVIII, se concentraba principalmente en los distri-
sentido, pero las continuas guerras civiles vol- tos mineros de Barbacoas y Popayán, Chocó y
vían pronto a inflar la lista de oficiales y vete- Antioquia. Aunque a mediados del siglo las dos
ranos. Y la administración civil parecía tender primeras regiones aportaban una proporción
a absorber los restantes recursos, sin que que- muy elevada del oro extraído, para los últimos
dara mucho para cubrir los dos frentes apremian- años Antioquia había incrementado su produc-
tes del fomento y el pago de la deuda. Ante las ción en forma muy acelerada. Así, mientras en
usuales dificultades, se optó muchas veces por 1755-59 Popayán y Barbacoas produjeron el
suspender los abonos a los acreedores interna- 40.6% del oro neogranadino, Chocó el 43.3%
cionales; en la segunda mitad del siglo, y sobre y Antioquia el 16.1%, para 1795 las proporcio-
todo después de los arreglos de 1861 y 1873, nes respectivas eran del 34.7%, el 26.7% y el
se logró mantener cierta regularidad en los pagos 38.3% (9). En Cauca y Chocó predominaba una
reservando una buena proporción de la renta de organización de la actividad minera basada en
aduanas para la cancelación de la deuda. Aunque el trabajo esclavo, organizado en cuadrillas re-
no fue mucho lo que se pagó (F. Pérez calcula lativamente numerosas de propiedad de grandes
que la deuda original de $17.032.500 pactada terratenientes y comerciantes residentes en Po-
en 1839 y de sus intereses se habían cancelado payán. La Independencia aceleró el proceso de
5.902.000 pesos en 1874, cuando se hizo un estancamiento que venía sufriendo la produc-
nuevo acuerdo por el cual se quedaron debiendo ción aurífera esclavista, al favorecer la emanci-
solamente $10.000.000), la deuda representó pación y huida de los esclavos y crear otras
una carga permanente para el gobierno; incluso dificultades económicas y sociales para los gran-
cuando no se destinaban recursos reales a can- des propietarios. Los efectos de la guerra de
celarla constituía una obsesión continua de los Independencia continuaron con la aprobación
funcionarios públicos y un obstáculo para una de la manumisión de partos en 1821, el envío
organización adecuada del sistema de gastos e de los esclavos a luchar en el Perú y finalmente
ingresos. Así la deuda -originada casi en su la emancipación total de los esclavos en 1851.
totalidad en la guerra de Independencia- se su- Aunque, en ausencia de economía de escala, la
producción podría haberse mantenido al mismo
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 93

nivel si los antiguos esclavos hubieran dedicado Como ya se dijo, las empresas basadas en
su actividad a la explotación minera, múltiples asalariados sólo resultaban viables si la produc-
factores hacían esto poco verosímil. Los títulos tividad por trabajador aumentaba sustancial-
de propiedad y las concesiones mineras seguían mente, mediante la incorporación de innovacio-
en manos de los viejos propietarios, que confia- nes tecnológicas fuera del alcance de los maza-
ban en resolver la ausencia de mano de obra y morreros. Durante los años de 1830 a 1870,
renovar las explotaciones; por otra parte, la po- estas innovaciones se concentraron principal-
blación esclava prefirió en gran parte orientar mente en la minería de veta, donde comenzaron
su trabajo a la agricultura y la pesca de subsis- a utilizarse técnicas traídas con frecuencia por
tencia, convirtiendo el lavado de las arenas au- mineros extranjeros contratados por los empre-
ríferas en ocupación ocasional, y rehusó en ge- sarios antioqueños, algunas de las cuales fueron
neral someterse al sistema salarial. luego adoptadas por otros mineros locales.
En Antioquia, por el contrario, la produc- Los avances fundamentales fueron la intro-
ción de oro se había efectuado durante la última ducción de los molinos de pisones y de arrastre,
mitad del siglo XVIII sobre todo con base en el en la década de 1820; el primero fue establecido
trabajo de mineros independientes, denomina- por Tyrell Moore, mientras el segundo se utilizó
dos mazamorreros, que explotaban especial- en las minas de plata de Supía y Marmato, entre
mente minas de aluvión. Tan pronto pasaron las 1826 y 1830, por iniciativa de J. B. Boussin-
conmociones de la Independencia, las activida- gault. Estos molinos de pisones aumentaban la
des extractivas se reasumieron con nuevo brío, capacidad para triturar el material minero y se
y al lado del mazamorrero se desarrolló un sector extendieron con bastante rapidez: a mediados
de empresarios mineros que trataron de introdu- de los treinta, según Vicente Restrepo, al menos
cir nuevas técnicas en las minas de aluvión y trece minas de veta en Antioquia los estaban
explotar las minas de veta, que sólo excepcional- utilizando. El molino de arrastre permitió sepa-
mente habían sido trabajadas durante el período rar con mayor éxito la plata del oro y de otros
del dominio español. Estos nuevos empresarios, materiales. Este mismo problema de separar
reclutados principalmente entre las familias de adecuadamente la plata fue abordado por Tyrell
comerciantes de Antioquia, realizaron la extrac- Moore, hacia 1851, cuando estableció una fun-
ción de oro principalmente con base en trabaja- dición en el Zancudo, que aunque no tuvo éxito
dores asalariados; aunque era preciso pagar sa- inmediato, preparó los sistemas que lograron
larios relativamente altos, por la existencia de estabilizarse hacia 1860. Estos primeros avances
actividades alternativas abiertas al trabajador in- permitieron el crecimiento acelerado de la mine-
dependiente -el lavado de arenas aluviales o ría de veta, mientras continuaba el lavado de
incluso la colonización-, la mayor productivi- los ríos en forma tradicional. Sólo hacia 1870
dad de algunas de las grandes vetas explotadas comenzaron a presentarse cambios importantes
con nuevas técnicas dio el margen requerido en las técnicas de este sector, al comenzar a
para elevar los salarios hasta el punto en que usarse bombas hidráulicas, y sobre todo el lla-
atrajeran un número aceptable de brazos. mado "monitor californiano", que permitía apli-
car chorros de agua de alta presión al material
Pese al desarrollo de la minería empresa- aurífero, el primero de los cuales fue instalado
rial, los mazamorreros constituyeron durante en la región de Mariquita en la década del 70,
todo el siglo la parte más numerosa de la pobla- pero que se extendió sobre todo en Antioquia a
ción activa minera. Roger Brew calcula que to- partir de 1878. Hacia 1880 se trajo la primera
davía hacia 1860 el 80% de la mano de obra draga, importada por una compañía norteameri-
minera estaba compuesta por mineros indepen- cana al A trato, la que se hundió y sólo fue
dientes. Estos explotaban casi exclusivamente remplazada hacia 1888, época para la cual exis-
minas de aluvión, con una tecnología tradicio- tían ya varias en territorio antioqueño.
nal, y combinaban la actividad minera, regida
por ciclos estacionales ligados al régimen de El desarrollo de una tecnología cada vez
lluvias, con la agricultura de subsistencia. De más costosa tuvo un efecto inmediato sobre la
este modo el lavado de oro ofrecía una oportu- propiedad de las minas. A comienzos del siglo,
nidad de ingreso monetario complementario a pese a que los dirigentes colombianos se habían
la subsistencia a un grupo relativamente amplio hecho muchas ilusiones sobre la venida de capi-
de la población. tal extranjero, sobre todo inglés -y algunos eu-
94 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

ropeos y norteamericanos se hicieron ilusiones dirigentes colombianos fueron defraudados por


paralelas acerca de las oportunidades de éxito el escaso interés de europeos o norteamericanos
existentes en Colombia-, la mayor parte de las por invertir o vivir en Colombia. Pero aunque
sociedades constituidas para la explotación de eran pocas las minas extranjeras, y producían
las mayores minas fueron colombianas. José una proporción muy baja del total de los metales
Manuel Restrepo, por ejemplo, adquirió con va- preciosos, se habían concentrado en la minería
rios socios la mina del Zancudo, en 1824, y la más avanzada, utilizaban trabajadores asalaria-
vendió en 1844 a otros inversionistas naciona- dos y tenían tres de las mayores minas del país,
les, sin haber tenido resultados aceptables. Los aunque la más grande de todas, la del Zancudo,
nuevos propietarios resultaron mejor favoreci- siguiera siendo colombiana. El período de orden
dos al encontrar plata en la mina, que después asegurado por el gobierno conservador antio-
de que se resolvió el problema de la separación queño a partir de 1863 creó algunos atractivos
de los dos metales se convirtió en la mayor a los inversionistas foráneos, pero fue sobre todo
empresa de Antioquia y llegó a emplear unos la posibilidad de tecnificar la minería de aluvión
1.600 trabajadores hacia 1887. Otra de las gran- mediante la utilización de la draga la que abrió
des minas fue la de Santa Ana, en las cercanías el camino para una acelerada penetración del
de Santa Rosa de Osos, propiedad de Mariano capital extranjero, a partir de la década de 1880,
del Toro, que tuvo su apogeo entre 1836 y 1845, ola reforzada de nuevo por el contexto político
cuando tenía entre 200 y 250 peones; luego de la Regeneración. Al lado del capital inglés,
decayó rápidamente. Hacia 1827 se fundó la vinieron inversionistas norteamericanos y fran-
Sociedad de Minas de Antioquia, conformada ceses, que pudieron satisfacer las necesidades
por el comerciante Francisco Montoya, Juan relativamente altas de inversión exigidas por las
Santamaría y otros miembros de la élite comer- nuevas técnicas de explotación de los ríos.
cial antioqueña. Si en Antioquia la mayoría de En todo caso, la producción de oro apenas
las minas estuvo en manos de empresarios loca- alcanzó a reaccionar favorablemente a las nue-
les, los mayores esfuerzos mineros en otras zo- vas técnicas, y aumentó en conjunto en forma
nas del país estuvieron ligados al capital extran- muy lenta durante todo el siglo. Como lo mues-
jero. Las minas de Santa Ana y La Manta, fueron tra el cuadro No. 11, la producción total de
arrendadas durante la década de los 20, a la metales preciosos del país se mantuvo estable
compañía inglesa de Herring, Graham and Po- durante la mayor parte del siglo, y apenas hacia
wles, agentes de los acreedores ingleses de Co- 1882 logró superar el volumen de la década
lombia, quienes añadieron a las tribulaciones anterior a la Independencia; sólo en los últimos
surgidas del incumplimiento secular colombia- 15 años del siglo se advierte un aumento claro
no, las dificultades para explotar con fortuna la de la producción. Aunque las cifras no pueden
plata del Tolima. En 1853 la compañía había tomarse con mucha confianza corresponden a
dado sólo pérdidas, y muy elevadas, y el las tendencias que otra información permite de-
arriendo se transfirió a una nueva compañía in- ducir, y resultan interesantes al mostrar en qué
glesa, que importó nueva maquinaria pero tam- medida la producción antioqueña sirvió para rem-
poco tuvo mejores resultados. Las minas de Su- plazar la evidente decadencia de la minería del
pía y Marmato se arrendaron a otros prestamis- Cauca y el Chocó; en el caso de la última zona
tas ingleses, Goldschmidt and Co., quienes en- los años finales del siglo fueron de recuperación,
cargaron su dirección, hacia 1825, al notable al aparecer la draga de propiedad extranjera.
ingeniero J. B. Boussingault; las minas conti-
nuaron durante la mayor parte del siglo en manos Fuera de la importancia que tuvo la produc-
inglesas. En Antioquia, la Frontino and Colom- ción de metales preciosos en la generación de
bian Company, con capital inglés y representada capacidad importadora del país, debe destacarse
inicialmente en Colombia por Florentino Gon- el papel que representó como mecanismo de
zález, explotó minas de veta en Frontino y Reme- acumulación de capital. Por supuesto, para los
dios desde 1852. En todo caso, hacia 1870 to- mazamorreros la producción de oro constituía
davía podía considerarse excepcional la presen- apenas la fuente de un ingreso monetario que
cia de capital extranjero en la minería colombia- debía destinarse en su totalidad al consumo co-
na: en este punto, como en el de la inmigración rriente; algo similar ocurría con los asalariados,
o la compra de tierras baldías, los deseos de los que aunque recibían salarios comparativamente
altos, sobre todo en Antioquia, y a veces lotes
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 95

Cuadro No. 11
Valor promedio anual de las exportaciones registradas
de metales preciosos de Colombia y de Antioquia 1801-1900
(Millones de pesos oro)
Antioquia Colombia % de Antioquia
Años Oro Plata Total Oro Plata Total en total
nacional
1801-10 1.2 — 1.2 3.1 — 3.1 38
1811-20 0.9 — 0.9 1.8 — 1.8 50
1821-35 1.2 — 1.2 2.4 — 2.4 50
1836-50 1.3 — 1.3 2.5 0.1 2.6 50
1851-60 1.2 — 1.2 2.2 0.1 2.3 52
1861-64 1.1 — 1.1 2.0 0.1 2.4 52
1865-69 1.4 0.1 1.5 2.3 0.2 2.5 60
1870-81 1.7 0.3 2.0 2.5 0.4 2.9 68
1882-86 2.1 0.4 2.5 2.6 0.5 3.1 81
1887-90 2.4 0.6 3.0 3.4 0.6 4.0 75
1890-1900 2.4 0.6 3.0 3.3 0.6 3.9 76
Fuente: ROGERBREW El desarrollo económico de Antioquia desde la Independencia hasta 1920, Bo
gotá, 1977 ,pág. 131.

de pan coger, raciones alimenticias, derecho a ción de textiles, que alcanzó a surtir la mayoría
trabajar a destajo, etc., veían desaparecer sus de la población de telas baratas. Estaba concen-
ingresos absorbidos por el alto costo de la vida trada, a finales del siglo XVIII, en la región del
en las zonas mineras y por los mecanismos de Socorro y zonas vecinas, para los tejidos de
abastecimiento monopolistas (tiendas de compa- algodón, y en Boyacá y Cundinamarca para los
ñía, etc.). Pero algunos mineros medios y sobre textiles de lana. Aunque las autoridades españo-
todo algunos grandes empresarios lograron ama- las miraron con cierta aprensión el desarrollo
sar fortunas muy notables en las actividades mi- de estas manufacturas en las colonias, los altos
neras; muchos de ellos, por lo demás, eran co- costos de transporte y en general las dificultades
merciantes que añadían a las ganancias obteni- geográficas sirvieron para proteger aquellas ra-
das en la minería los beneficios de un comercio mas que producían los textiles más burdos,
altamente monopolizado que abastecía a los mi- mientras que los productos más finos y con un
neros independientes y a otros sectores de la mayor valor unitario se importaban de Europa.
población. Como lo ha subrayado Frank Saf- Varios viajeros dejaron descripciones más o me-
ford, la minería dio a Antioquia notables venta- nos detalladas del tipo de organización del tra-
jas sobre los demás sectores del país en el siglo bajo vigente en tales áreas. De estas informacio-
XIX, en especial al permitir la acumulación de nes resulta claro que se trataba fundamental-
grandes capitales en unas pocas manos. Aunque mente de una artesanía doméstica, ejercida prin-
en otras regiones pudieron darse fortunas igual- cipalmente por las mujeres y los niños de los
mente grandes, estuvieron con frecuencia inmo- agricultores indígenas de Boyacá o blancos y
vilizadas en tierras y otros activos fijos, mientras mestizos de Santander. Mientras los varones
que los ricos antioqueños gozaron de una movi- atendían el cultivo de las parcelas y en ocasiones
lidad mayor de sus capitales y estuvieron dis- se ocupaban de la comercialización de los pro-
puestos a buscar áreas de inversión menos ruti- ductos artesanales, otros miembros de la familia
narias. atendían al hilado o tejido de algodones y la-
nas.De este modo, las unidades familiares aña-
Las manufacturas dían a la producción agrícola, en parte de sub-
sistencia y en parte comercializable, una produc-
Durante el período colonial se desarrolló ción que les permitía obtener modestos ingresos
en el territorio neogranadino una amplia produc- monetarios. En algunas regiones la población
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
96

urbana misma dedicaba buena parte de sus ener- importadora del país y en parte a la posibilidad
gías a los textiles, así como a otros trabajos de importar una cantidad mayor de textiles por
artesanales como la producción de cerámicas y la misma suma de dinero, se hizo con base en
productos de barro y el tejido de sombreros de productos extranjeros. Las cifras sobre la pro-
paja, productos de cabuya y cestería. La locali- ducción nacional son más escasas y deficientes
dad del Socorro, en particular, parece que debió que las que existen sobre importaciones, pero
buena parte de su auge entre 1760 y 1850 a la permiten por lo menos concluir que el volumen
existencia de una amplia actividad textil y arte- absoluto del producto textil se mantuvo estable
sanal. durante el siglo, en el mejor de los casos, mien-
La producción de mantas y lienzos de la tras que los consumos extranjeros se multiplica-
región oriental del país era distribuida a las más ron, en términos de valor, al menos cuatro o
apartadas regiones, y en particular los mercados cinco veces y en términos físicos, mucho más.
de Antioquia y Cauca consumían volúmenes Para dar alguna cifra, puede mencionarse que
notables de ella. Sin embargo, parece que sólo Ospina Vásquez calcula hacia 1855 una produc-
excepcionalmente se desarrolló el tipo clásico ción textil nacional en 1.5 y 2 millones de pesos,
de organización de la producción textil europea y un consumo importado de unos 5 millones;
durante los comienzos de la fase industrial: el las cifras de comienzos de siglo podrían haber
control de la producción por empresarios comer- sido de 1.5 millones para ambos, y para los
ciales que abastecían a hilanderos y tejedores ochenta, mientras la producción local seguía
con la materia prima que estos elaboraban a estable, las importaciones llegaban a 7 u 8 mi-
domicilio (cottage industry); aunque hay uno llones de pesos.
que otro testimonio que muestra la existencia Si esto es así, la región de Santander tuvo
de esbozos de este sistema, parece que en gene- que sufrir una especie de proceso de involución
ral los productores sacaban sus telas a los mer- económica, al reducirse, si no en términos abso-
cados locales donde eran adquiridas por los co- lutos, al menos relativamente, el valor de la
merciantes para su expedición a otras regiones. producción artesanal, así como la proporción
Teniendo en cuenta la baja productividad de de la población dedicada a estas tareas. No hay
esta actividad, la posibilidad de que los artesa- documentación suficiente para suponer una es-
nos domésticos dedicados a ella hubieran reali- pecie de desempleo masivo y acelerado creado
zado la acumulación de capitales requerida para por la competencia extranjera, y el tipo de orga-
concentrar la producción y adoptar las tecnolo- nización de las economías campesinas entonces
gías que se estaban desarrollando en Europa vigente, no hace presumir que la reducción de
desde el siglo XVIII en especial era práctica- ingresos causada por menores ventas artesana-
mente inexistente. Por esto, el proceso que tuvo les, llevara a otra cosa que a la reducción de
lugar durante la primera mitad del siglo XIX y los consumos o a la búsqueda de formas alterna-
que transformó a grandes velocidades la produc- tivas de aumentar la producción de la unidad
tividad de la industria textil europea resultó muy
perjudicial para la industria doméstica colom- familiar rural. Por eso parecen un poco apresu-
biana. Abierto el país al comercio internacional, radas las conclusiones de historiadores como
la reducción rápida de los costos y precios de Nieto Arteta y McGreevey, que atribuyen efec-
los productos europeos daba a estos una ventaja tos catastróficos a las importaciones crecientes
sobre los productores locales que resultaba im- de textiles (que vistas desde otro ángulo consti-
posible de compensar mediante tarifas protecto- tuían aumentos en el nivel real de ingresos de
ras u otras soluciones administrativas. Si bien los sectores no productores), que ellos atribuyen
hasta mediados de siglo todavía los costos de a las políticas liberales del medio siglo y de la
transporte compensaban parcialmente la bara- época radical.
tura del producto extranjero, pronto resultó im- En todo caso, las artesanías textiles no pa-
posible para los productores del oriente del país recen haber preocupado mucho a los grupos eco-
competir con los textiles europeos, excepto en nómicos dominantes durante el siglo XIX, y la
las calidades más bajas. política estatal tendió en general a ignorarlas.
Algo más de atención se dio a la producción de
Por estas razones, la expansión de los con- sombreros, en la medida en que estos figuraron
sumos textiles que tuvo lugar a lo largo del siglo a veces en forma notable en las exportaciones
XIX, atribuible en parte a la mayor capacidad del país: a mediados de la década del 50 la
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 97

producción de sombreros en Santander, parece años comenzaba a extenderse el uso de la maqui-


haber sido superior a 1.200.000 unidades, lo naria de vapor en varias actividades -sobre todo
que supone, ateniéndonos a las descripciones mineras-. Tres nuevas ferrerías surgieron: la de
de Camacho Roldán, una población de tejedoras Samacá, establecida en 1855 sólo empezó a te-
superior a las 30-40.000 artesanas. Exportados ner existencia real hacia 1878-82, cuando reci-
inicialmente a los Estados Unidos, para con- bió cuantiosos auxilios estatales; dos años des-
sumo de los esclavos, perdieron ese mercado pués entró en una crisis de la que nunca se
ante la competencia de otros productores antilla- recuperó. La de La Pradera (Subachoque), que
nos y se siguieron vendiendo a Cuba, aunque había tenido una tenue existencia desde la dé-
en cantidad decreciente. Una brusca caída en cada del 50, logró tener unos años de relativo
las ventas se dio entre 1859 y 1864, años de la éxito a partir de 1877, también contó con fuerte
guerra civil norteamericana; se recuperaron apoyo oficial. En Antioquia se había concedido
hasta 1871, cuando comenzó una nueva deca- en 1864 un privilegio para establecer una fundi-
dencia, de la que nunca se salió. Pero aunque ción de hierro en Amagá, la que inició su pro-
las ventas al exterior disminuyeron radicalmen- ducción pocos años después y logró sobreaguar
te, el consumo nacional se mantenía algo, de por varias décadas. Fuera de la simple fundi-
modo que todavía en 1880 se calculaba la pro- ción, se dedicó, con buenos resultados, a produ-
ducción de la región en un millón de piezas. cir herramientas agrícolas y mineras más o me-
De especial interés resulta destacar los es- nos simples.
fuerzos que se hicieron ocasionalmente por de- En realidad, parecería que hacia 1870-80,
sarrollar un tipo de industria más moderno, que ciertos factores impulsaban de nuevo las activi-
utilizara fuentes mecánicas de energía, trabaja- dades industriales y les daban unas mejores ba-
dores asalariados y maquinaria importada de Eu- ses. El avance de una minería más moderna y
ropa. Entre 1820 y 1840 se establecieron varias el comienzo de la construcción de ferrocarriles
empresas industriales en la región de Bogotá, elevaron el nivel técnico de muchos trabajado-
entre las que vale la pena señalar la siderúrgica res. Los primeros ingenieros y los primeros ta-
de Pacho (1824), fábricas de loza (1834), vidrios lleres donde se aplicaban con algún rigor, cono-
y cristales (1837), papel (1836), lienzos de algo- cimientos de química, metalurgia y mecánica,
dón (1836), sombreros de fieltro, etc. Se trataba surgieron entonces. Estas mismas industrias ge-
de pequeñas empresas, con un capital reducido neraron alguna demanda de herramientas senci-
aportado casi siempre por personas de la élite llas, mientras se aprendía a abastecer algunas
de terratenientes del oriente del país. Tropeza- demandas urbanas elementales -cerveza, jabo-
ron con múltiples dificultades -falta de prepara- nes y velas- con productos elaborados con me-
ción de la mano de obra, estrechez del mercado, jores técnicas. El desarrollo de los bancos y la
altos costos de importación de la maquinaria, creciente riqueza de algunos sectores comercia-
etc.- y casi todas perdieron el impulso con oca- les abrían algo la oferta de capitales para invertir
sión de la guerra civil de 1840-41. A partir de en la industria.
este momento sólo lograron sobrevivir, con lar- El gobierno de la Regeneración tomó una
gos períodos de inactividad, la ferrería de Pa- serie de medidas que a primera vista favorecían
cho, la fábrica de loza y una o dos empresas e impulsaban el desarrollo de la industria moder-
textiles. Pequeños talleres productores de fósfo- na, pero que miradas con mayor detalle, mues-
ros, jabones, velas y cervezas existían en Bogotá tran características más ambiguas. En primer
y algunos otros centros urbanos. Pero en conjun- lugar, el sistema de tarifas aduaneras se modi-
to, hasta las últimas décadas de siglo, los empre- ficó en un sentido proteccionista, pero en casi
sarios colombianos dejaron de lado todo interés todos los casos las alzas de tarifas favorecieron
por la industria y concentraron sus inversiones actividades artesanales más bien que aquellas
en el comercio, la agricultura o la minería. que podrían orientarse en forma moderna. Por
A finales de la década del 70 comenzó a otra parte, se tendió a reducir los gravámenes
reavivarse el interés por el establecimiento de a la importación de maquinarias y materias pri-
fábricas modernas, y se estableció una empresa mas. Por último, el Estado aprobó con frecuen-
que producía ácido sulfúrico (1874), la que fra- cia, auxilios especiales y subsidios a determina-
casó pronto, y una fábrica de chocolates con das empresas. Desde otros puntos de vista, los
maquinaria avanzada (1877); en esos mismos años de la Regeneración, con la agudización de
98 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

los conflictos políticos y el desorden del sistema En Antioquia, comenzó a interesar el esta-
bancario, crearon algunas dificultades para los blecimiento de industrias textiles, y hacia 1886-
empresarios. A pesar de todo, es posible advertir 88, surgieron en Medellín algunos telares avan-
que durante este tiempo, y sobre todo a partir zados. Fuera de esto se establecieron fábricas
de 1890, aumenta el interés por el estableci- modernas de calzado, de ácido sulfúrico (1886)
miento de industrias modernas, en particular en de cervezas y de implementos para el beneficio
Antioquia. Más que a las políticas económicas del café. En Cartagena se estableció la fábrica
del Estado, habría que atribuir esto a la madu- de tejidos Merlano, y existían, como en todas
ración de cambios lentos en el ambiente econó- las ciudades más o menos grandes, fábricas de
mico general y en la preparación de empresarios velas, jabón y cerveza. En Bogotá, se fundó en
y trabajadores. Los avances en las comunicacio- 1891 la Cervecería Bavaria, con unos resultados
nes habían creado al menos mercados regionales muy notables; en 1897 una filial suya (Fenicia),
de fácil abastecimiento, en particular alrededor comenzó a producir vidrios.
de Bogotá, Medellín, Cartagena y Barranquilla.
El crecimiento de las exportaciones había ele- De este modo se fue expandiendo una pe-
vado lenta pero firmemente los ingresos de cier- queña base de actividades industriales, que aun-
tos sectores de consumidores, y de eventuales que estaban concentradas en algunos pocos cen-
inversionistas. Es posible que la rentabilidad de tros urbanos y empleaban capitales minúsculos
las actividades mineras y de algunas áreas del y apenas un puñado de trabajadores, lograron
comercio hubiera disminuido, haciendo menos una permanencia que no pudieron tener los an-
atractiva la reinversión continua en ellas. Y los teriores ensayos. En esa medida, su importancia
fenómenos inflacionarios pudieron aumentar la es muy superior a la que su simple peso cuanti-
protección efectiva para algunos productos, tativo en la producción permite establecer, pues
mientras reducían simultáneamente los costos constituyeron la base y el ejemplo para el im-
reales, sobre todo en salarios. pulso que la industria adquiriría en el siglo xx.

Notas

1. Cifras de Estadísticas de la Nueva Granada, Bogotá, 1848, 6. En el volumen de M. Urrutia y M. Arrubla (edits.), Esta-
cuadros 136, 147 y 148. dísticas históricas de Colombia, Bogotá, 1968.
2. En 1882 las cloacas bogotanas eran todavía canales abiertos
que corrían por la mitad de la calle. El agua se obtenía 7. J. O. Melo, "La economía colombiana en la cuarta década
de fuentes públicas. Cfr. Hettner, Viaje por los Andes, del siglo XIX", Revista de Extensión Cultural, Universidad
págs. 66 y ss. Nacional de Medellín, núms. 2-3, 1976, pág. 59.

3. Salvador Camacho Roldán, Memorias, pássim. 8. Miguel Samper, La miseria en Bogotá, Bogotá, 1867, pág
21.
4. Agustín Codazzi, Geografía física y política..., Bogotá
1952-59, IV, 301. 9. J. O. Melo, "Producción minera y crecimiento económico
en la Nueva Granada durante el siglo XVIII". Revista
5. Id., IV, 296. Universidad del Valle, núms. 3-4, 1977, pág. 40.
La evolución económica de Colombia, 1830-1900 99

Bibliografía

Documentos oficiales _
Memorias de Hacienda, 1843, 1870, 1871, 1873, 1874, 1875.
Anuarios Estadísticos, 1848, 1875, 1876, 1905.
Anuario Estadístico de Antioquia, 1888.
Censos de 1883, 1905, 1912.

Geografías
CODAZZI, AGUSTÍN: Geografía física y política de las provincias de la Nueva Granada, por
la Comisión Corográfíca, bajo la dirección de Agustín Codazzi, 4 vols., Bogotá, 1959.
MANTILLA, ELADIO: Geografía Especial del Estado de Santander, Socorro, 1880.
PÉREZ, FELIPE: Geografía General de los Estados Unidos de Colombia, Bogotá, 1883.
RECLUS, ELÍSEO: Colombia, Bogotá, 1893.
VERGARA y VELASCO, FRANCISCO JAVIER: Nueva Geografía de Colombia, escrita por regio-
nes naturales, Bogotá, 1976.
Descripciones y estudios contemporáneos

ANCÍZAR, MANUEL: Peregrinación de Alpha, Bogotá, 1853.


CALDERÓN, CARLOS: La cuestión monetaria en Colombia, Madrid, 1905.
CAMACHO ROLDÁN, SALVADOR: Memorias, Medellín, Editorial Bedout, s.f.
: Notas de viaje, Bogotá, 1897.
: Escritos varios, 3 Vols., Bogotá, 1892-95.
GALINDO , ANÍBAL: Historia económica y estadística de la Hacienda Nacional, Bogotá, 1874.
HOLTON, ISAAC: New Granada, New York, 1857; Bogotá, Banco de la República, 1981
HETTNER, ALFRED: Viaje por los Andes colombianos, Bogotá, 1976.
SAMPER, JOSÉ MARÍA: Ensayo aproximado sobre la jeografía i estadística de la federación
neogranadina, Bogotá, 1857.
: Ensayo sobre las revoluciones políticas y la condición social de las repúblicas
colombianas, París, Imprenta de E. Thunot, 1861.
SAMPER, MIGUEL: La miseria en Bogotá, Bogotá, 1969.
: Escritos político-económicos, 2 vols., Bogotá, 1898.
WILLS, GUILLERMO: Observaciones sobre el comercio de la Nueva Granada, un apéndice
relativo al de Bogotá, Bogotá, 1831.
Investigaciones históricas
BEJARANO, JESÚS ANTONIO (ed.): El siglo XIX en Colombia, visto por historiadores nortea-
mericanos, Medellín, 1977.
BREW, ROGER: El desarrollo económico de Antioquia desde la Independencia hasta 1920,
Bogotá, 1977.
100 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

CRUZ SANTOS, ABEL: "Economía y Hacienda Pública", en Historia Extensa de Colombia,


vol. xv, Bogotá, 1965.
MCGREEVEY, WILLIAM PAUL: An Economic History of Colombia, 1845-1930, Cambridge
1971.
MELO, JORGE ORLANDO: "La economía neogranadina durante la cuarta década del siglo XIX",
Revista de la Universidad Nacional de Medellín, Núms. 3-4, 1976.
NIETO ARTETA , Luis EDUARDO: Economía y cultura en la historia de Colombia, Bogotá, 1942.
OSPINA VÁSQUEZ, Luis: Industria y Protección en Colombia, Medellín, 1955.
POVEDA, GABRIEL: "Antecedentes y desarrollo de la industria en Colombia", Revista de la
ANDI, núm. 4.
RESTREPO, JOSÉ MANUEL: Memoria sobre la amonedación de oro y plata, Bogotá, 1854.
a
RESTREPO, VICENTE: Estudio sobre las minas de oro y plata en Colombia, Bogotá, 2 ed., 1888.
SAFFFORD, FRANK R.: Aspectos del siglo XIX en Colombia, Medellín, 1977.
TORRES GARCÍA, GUILLERMO: Historia de la moneda en Colombia, Bogotá, 1945.
URRUTIA, MIGUEL, y MARIO ARRUBLA (ed.): Estadísticas históricas de Colombia, Bogotá,
1970.
URRUTIA, MIGUEL: "El sector externo y la distribución del ingreso en Colombia en el siglo
XIX", Revista del Banco de la República, Bogotá, nov. de 1972.
VILLEGAS, JORGE: "Presupuestos colombianos, 1870-1970", DANE, Boletín Mensual de Es-
tadística, 257-58, Bogotá, 1973.
El régimen agrario durante el siglo XIX 101

El régimen agrario durante


el siglo XIX en Colombia
Salomón Kalmanovitz cias, realistas e independentistas recurren a las
masas, a los esclavos, mestizos e indígenas, en
una cruenta lucha que por momentos pone en
cuestión el recién adquirido poder político de
La herencia colonial las castas dominantes criollas, pero que en últi-
mas, al derrotar militarmente a los españoles y

E l cuerpo social que se desarrolla durante el


siglo XIX en Colombia tiene naturalmente
antecedentes en la época colonial. Pero más que
al partido realista, y al hacerle a éste importantes
concesiones políticas, logra consolidar regíme-
nes relativamente fuertes que impulsan políticas
continuidad lineal con esa época hay cambios continuistas iguales a las que practicaba la admi-
de ritmo, rupturas de formas de producción, se nistración colonial (2).
crean nuevos circuitos de producción y circula- La tendencia a reducir las tierras indígenas
ción, se profundizan algunas tendencias ya visi- de resguardo, a extender concesiones territoria-
bles anteriormente y se invierten otras que en les individuales, a liberalizar el comercio y el
conjunto llevan a una consolidación histórica- régimen de impuestos, estaría presente durante
mente regresiva de un sistema de haciendas que la última parte del régimen colonial, en el siglo
logra en gran medida monopolizar la tierra y XVIII, pero se profundizaría cada vez más en el
someter un importante sector de la población a siglo XIX. La esclavitud estaría en crisis en va-
relaciones serviles de producción. rias regiones del país, especialmente en la pro-
La Independencia es un movimiento de las vincia de Antioquia, durante el siglo XVIII; la
clases dirigentes criollas por la libertad comer- guerra la debilitaría aún más en la región del
cial de establecer firmes relaciones con Inglate- suroccidente y su erradicación en mitad del siglo
rra y para ganar la hegemonía política en medio XIX sería en parte la culminación de una crisis
de una creciente e irreversible crisis del imperio interna de la institución (3).
español (1). Pero se trata también de clases domi- El enfrentamiento Iglesia-Estado, la aboli-
nantes en regiones aisladas que hasta entonces ción del impuesto conocido como "diezmo" y
estaban cohesionadas por una rígida administra- del sistema de crédito, así como la desamortiza-
ción colonial y que, al desintegrarse ésta, desata ción de tierras eclesiásticas que acompañaban
contradicciones violentas en medio de la misma la actividad del clero, serán el resultado de un
guerra de liberación. La guerra de Independen- progresivo enfrentamiento entre un Estado laico
cia se torna entonces también en guerra civil, que se propone asentar sus bases para desatar
y genera un partido realista contra el proyecto el comercio y consolidar las nuevas relaciones
de emancipación política. En tales circunstan- internacionales y que no puede hacerlo mientras
102

la institución eclesiástica le disputa práctica- medios de violencia no lo ganará el Estado sino


mente todos los aspectos del control de la vida hasta después que construya un verdadero ejér-
civil de la población y muchas de las áreas de cito nacional después de la Guerra de los Mil
la misma actividad estatal. La estructura corpo- Días. En cierta medida, la autarquía política
rativa de la Iglesia y su fuerte dominación ideo- tiene como base social la involución del sistema
lógica sobre la población serán trabas objetivas de haciendas en relación con los mercados, y
para el desarrollo del tipo de Estado requerido más precisamente con el mundial, a pesar de
para lograr la inserción del proyecto de país en que intenta ligarse en forma estrecha con él,
el mercado mundial (4). fallando sistemáticamente hasta fines del siglo
Otro proceso muy propio del siglo XIX, sin XIX.
antecedentes propiamente coloniales, será el de La medida de la "nación" es entonces muy
la disgregación regional que socava primero el diferente de la que aplicamos hoy al país colom-
proyecto bolivariano de la Gran Colombia y biano. Por una parte se trata de una población
después un muy endeble Estado nacional colom- escasa que no pasa de 1.300.000 en 1825, de
biano que logrará una unificación política por unos 3.000.000 en 1870 y de 4.5 millones en
la vía reaccionaria sólo durante el presente siglo, 1905, con una tasa de crecimiento demográfico
aunque el proyecto centralizador se inaugura y no mayor del 1.5% anual (5) y que en el último
desarrolla parcialmente durante los dos últimos de los censos alcanza a ser igual aproximada-
decenios del siglo XIX. Es a partir de esta uni- mente a sólo la población que concentra Bogotá
ficación política como se conforman las bases hoy en día. Es además una población que vive
de un mercado interno, período que es interfe- en más de un 85% disgregada en el campo,
rido por tres guerras civiles, cuando se podrá dividida en la que se localiza en las haciendas
hablar de una nación colombiana. Antes de eso, como arrendatarios y colonos y los que alcanzan
existen regiones con tenues relaciones comercia- una relativa libertad personal al refugiarse en
les y económicas entre sí, obstaculizadas por las laderas, y que el viajero francés Lemoyne
aduanas y pontazgos internos, que cuentan con describe así en 1828:
una diversidad apreciable de regímenes jurídi- «...Otros, que habitaban en las aldeas o que su
cos, políticos, comerciales, tributarios y, ade- afición al aislamiento les hace vivir dispersos
más, con sus propios ejércitos, que hacen difícil en lugares retirados, están apegados a sus caba-
hablar de una nación como tal. Si aún durante -as y se dedican al cultivo de pequeñas parcelas;
el presente siglo Nieto Arteta puede hablar del
país como si fuera un "archipiélago de islas", son los principales proveedores de los mercados
durante la segunda parte del siglo XIX no se de las ciudades en legumbres, frutas y aves» (6).
podrá definir siquiera un centro de poder que Esto les permite una cierta libertad del so-
aglutine las regiones y que dirima las contradic- metimiento directo al terrateniente, pero será
ciones entre ellas, siendo frecuentes las amena- una independencia precaria, más aún en tiempos
zas de secesión de varios de los Estados sobera- de conflicto bélico o cuando los terratenientes
nos: la que efectúa el Estado de Panamá en requieran urgentemente mano de obra adicional
1903, apoyada por el imperialismo norteameri- para expandir sus actividades.
cano, no es más que la confirmación más con- Es también una población que trabaja con
creta de estas tendencias disgregadoras que se los más primitivos medios de producción, que
sustentan políticamente en el liberalismo y en incluso no contará con la utilización de la rueda
su concepción federalista del Estado-nación. aplicada a la producción y al transporte hasta
bien entrado el presente siglo. Los medios de
La agricultura, o más precisamente, la transporte son particularmente atrasados y en
forma como se organiza la producción y se apro- los tiempos de viaje entre los puertos del Atlán-
pia la tierra, será una de las bases materiales dé tico y la capital tomarán entre 6 y 4 semanas,
estos conflictos. A su vez, el desarrollo agrícola aún después de haberse regularizado la navega-
se verá perturbado frecuentemente por esta cua- ción a vapor por el río Magdalena y de que
sipermanente inestabilidad política que atra- existan algunos tramos dispersos de ferrocarril,
viesa las regiones que bajo el mando de unos empleándose primitivos y bárbaros sistemas de
cuantos terratenientes improvisarán fácilmente transporte a lomo humano. Este bajo desarrollo
ejércitos de la población que controlan y la arras- de las fuerzas productivas significa que la pobla-
trarán a la guerra; es decir, el monopolio de los ción trabaja la mayor parte del tiempo para lo-
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 103

grar satisfacer sus cortas necesidades y que el comenzando por el tabaco, el añil y sin dejar
sobretrabajo que entregan a los terratenientes y de lado el café, pues su expansión servil es
que éstos, a su vez, ceden en parte a los comer- mucho más limitada que la que logra la econo-
ciantes, es relativamente bajo. En efecto, la ri- mía campesina de Antioquia y el viejo Caldas
queza de las clases dominantes colombianas es después de 1903.
bastante parca hasta ya entrado el siglo xx. Es El sistema de haciendas desarrolla la opre-
Safford quien nos informa que "las rentas de la sión sobre mestizos e indígenas, mientras que
clase alta de Bogotá en la primera mitad del la ocupación ganadera de la mayoría del área
siglo XIX alcanzaba sólo a unos $5.000 anuales útil del país impide el desarrollo de mejoras
por persona, y las personas en Bogotá con un técnicas, pues éstas son difíciles de introducir
capital mayor de $ 100.000 podían contarse con cuando los productores directos son tratados
los dedos de la mano" (7), siendo casi "indigente" como bestias, sin posibilidad de ganar dominio
en comparación con los niveles de las clases e inteligencia sobre el proceso de producción,
dominantes de Río de Janeiro, México o Lima. menos aún cuando se separa en el tiempo y en
Esta escasa población se concentra en las el espacio la parcela de magra subsistencia y
tierras altas, y la frontera agrícola sobre la que las tierras de hacienda de faena obligatoria, uti-
trabajaba es proporcional a su número y su produc- lizando medios coercitivos exteriores a la con-
tividad, no alcanzará a 3 millones de hectáreas ciencia de los agregados, concertados y vivien-
en 1835 y unos 9 millones en 1905, mientras tes. Las trabas coloniales como el sistema de
que el área ocupada en labores agropecuarias impuestos y tributos, el monopolio reflejado en
en 1970 llegará a 31 millones de hectáreas. los estancos del tabaco y el aguardiente, y sobre
Es común, especialmente entre los ideólo- el comercio, son trabas objetivas para el desarro-
gos liberales del siglo XIX.(8), traer a cuento la llo de un régimen de libre comercio que contri-
herencia colonial para presentarla como la gran buya a desatar la acumulación; pero también -y
traba para un desarrollo más acelerado de las esto es muy importante- el sistema de haciendas
fuerzas productivas; todos los males de la mal- es una traba mucho más seria para la libre cir-
trecha República se le adjudican entonces al culación de hombres y tierras, para el desarrollo
sistema de exacción español. Si bien es cierto de una economía que impulse la iniciativa indi-
que el imperio hispánico sacó cuantiosos exce- vidual en todas las capas de la población y para
dentes mineros y comerciales de la actividad que exista un sistema social que garantice que
productiva llevada a cabo en la Nueva Granada, los aumentos de la producción y la adopción de
es más cierto aún que las trabas al desarrollo nuevas tecnologías repercutan en aumentos del
del capital están más del lado de las relaciones consumo de los productores directos y no de las
sociales imperantes que impiden una ocupación rentas que apropian arbitrariamente los terrate-
amplia y democrática de la tierra para poder nientes.
extraer míseras rentas del campesinado, que de Ciertamente, se pueden identificar las rela-
las restricciones al comercio y la producción ciones sociales que deja el régimen colonial
que imponía la administración colonial. Es por como la principal traba al posterior desarrollo
esto que la región antioqueña prospera desde de las fuerzas productivas en la República; de
que comienza la libre colonización, a fines hecho, existe una continuidad histórica entre las
de la época colonial, y lo sigue haciendo con formas de sometimiento de indígenas y mestizos
base en la pequeña producción minera antes de que imponen los colonos españoles y las que
desarrollar la gran producción de exportación ca- consolida la República, pero también ciertas
fetera, es decir, prospera con taras coloniales y contradicciones entre los hombres "manchados
sin ellas porque la tierra es relativamente apro- por la tierra" y la administración colonial que
piable y los hombres son blancos y libres, lo por períodos practicó una política de protección
cual también explica por qué los comerciantes a las comunidades indígenas, de adjudicarles
y mineros antioqueños constituyen un núcleo tierras y de limitar relativamente el otorgamiento
de considerable poder financiero en el concierto indiscriminado de tierras a los colonos. Después
nacional. Y por esto también todos los intentos de la Independencia es claro que se sigue una
de las haciendas que explotan arrendatarios des- política mucho más cruda frente a los derechos
provistos de libertad por aumentar su producción de propiedad de las comunidades indígenas y
y exportar fracasan en mayor o menor grado, de la gran masa de la población (por ejemplo,
104 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

frente a los ejidos) en general, y se hace entrega ingresos de los terratenientes y los del mismo
indiscriminada de tierras a un puñado de hom- gobierno (14).
bres prominentes del nuevo régimen político. El nuevo orden económico latinoamericano
Esto permite explicar en parte por qué un apenas se anunciaba, pero daría lugar a que la
núcleo considerable de la población no se pliega minería se debilitara progresivamente para día-
bajo las banderas del partido criollo durante la paso a las exportaciones agrícolas y ganaderas.
guerra de Independencia. Esto es particular- En la Nueva Granada, la guerra disloca profun-
mente cierto para las comunidades indígenas; damente la institución esclavista. Así, por ejem-
Ots Capdequí registra en 1800 como una etapa plo, en 1811 "el Ayuntamiento de Popayán de-
donde "la dramática lucha por defender las tie- terminó que se diera libertad a todos los esclavos
rras de sus resguardos constituye en estos años que tomaran las armas en defensa del gobierno
real; medida impolítica e imprudente [en opi-
el hecho más destacado que agita convulsiva- nión de Restrepo a quien estamos citando] en
mente no pocos pueblos y reducciones" (9) que una provincia donde los esclavos eran tan nume-
acuden a la administración colonial para que los rosos, lo que inmediatamente produjo motines
defienda de los desmanes de los futuros patrio- de éstos en las minas sobre las costas del Pací-
tas. fico" (15). Esto determinó en buena medida que
En todo caso, la guerra de Independencia los Mosquera, los Obando y los Arboleda, tra-
fue larga y cruenta. La conscripción forzosa, dicionales patricios del Cauca, se pasaran al
especialmente utilizada por los independentis- bando patriota, pero para su asombro, los patrio-
tas, les generó una oposición popular considera- tas se vieron forzados a hacer ofrecimientos si-
ble (10). Hubo lesiones graves a la economía agra- milares, donde las circunstancias lo permitían,
ria porque murieron muchos hombres hábiles, como Bolívar en el Ecuador, que logró reclutar
se redujo considerablemente el número de bes- 5.000 negros para el ejército criollo (16). Al
tias de carga, tan importantes para un régimen tiempo que la minería esclavista del suroccidente
de este tipo, y el ganado fue consumido por se debilitaba, la de Antioquia se fortalecía y lo
tropas de bando y bando (11). Aldeas enteras se seguiría haciendo por la introducción de nuevas
dispersaban huyendo de los ejércitos en el inicio técnicas de extracción.
de una tradición que se arraigaría con las fre- El desorden que acompaña la guerra no
cuentes guerras civiles que siguieron y que en deja intacto el orden social existente hasta el
cierta medida fortalecería el poder de las hacien- momento. Algunos sectores de mestizos dentro
das para conseguir arrendatarios con base en la de los ejércitos ascienden y logran propiedad
supuesta protección de sus dependientes de la de haciendas de realistas o están en posición de
'conscripción (12). exigir tierras a cambio de sus servicios, lo cual
Esta situación caótica que deja la guerra se es particularmente preocupante para Bolívar y
agrava por el comienzo de la política de libre las castas que él representa (17). El nuevo orden
cambio que exigen los ingleses como contrapar- social anuncia el mestizaje forzoso de las comu-
tida a su financiamiento de la guerra, que no nidades indígenas que se verán crecientemente
logrará desarrollarse plenamente sino a media- atacadas por los criollos y disueltas. El escla-
dos de siglo, a lo cual se agrega la implantación vismo también debe desaparecer, no sólo por
de casas comerciales en el país que compiten presión inglesa, sino porque la crisis interna de
contra los comerciantes locales, aunque el esta forma de producción y la guerra lo debilitan
monto de sus operaciones se mantuvo limitado cada vez más; pero, por el momento, las presio-
por la escasa capacidad para importar, pues las nes esclavistas y el compromiso político alcan-
exportaciones, en su mayor parte de metales, zado con los sectores del partido realista impi-
son del orden de 3 millones de pesos oro por dieron ir más allá de una manumisión de vientres
año entre 1835 y 1850 (13). En todo caso, la ba- muy limitada y pagada por el Estado (18).
lanza externa es deficitaria crónicamente y como el La producción agrícola para la exportación
género principal de exportación es el oro, que no pudo comenzar todavía como automática-
es a la vez medio circulante, la masa monetaria mente imaginaron los ideólogos criollos que su-
para sustentar las transacciones internas se con- cedería, porque además de la rígida y atrasada
trae, suben en consecuencia las tasas de interés estructura productiva de la Nueva Granada,
y se desarrolla el agiotismo que carcome los Europa tuvo un período de recesión entre 1820 y
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 105

1850 que no fomentó en especial la demanda calidad (21). En el gran Estado del Cauca, las tie-
por bienes agrícolas y pecuarios de toda la rras de resguardo eran considerablemente mayores
América Latina (19). Por otra parte, la política de -todavía en 1951 contaban con casi 420.000
los criollos entró en una fase thermidoriana y hectáreas de extensión (22) -y fue donde más opo-
se restablecieron la mayor parte de las políticas sición despertaron las medidas, lo cual, de paso,
tradicionales de la administración colonial, nos indica en parte por qué la población indígena
como los estancos, la alcabala, que era un im- del Cauca y la de Nariño se identificó más con
puesto que recaía sobre las exportaciones, las el partido realista que con los independentistas.
importaciones y el mismo comercio interno, se Se argumentaba, y se siguió argumentan-
siguió manteniendo el tributo de indios y todas do, a tiempo que los resguardos eran sucesiva-
las medidas que no favorecían en especial el mente atacados, que la propiedad comunal era
aumento de la circulación y la producción. una traba mayor para la libre circulación de
La libertad que trajo la Independencia fue tierras y que, por lo tanto, se oponía al desarrollo
entonces limitada para los sectores dominantes, de la producción, especialmente de aquella de-
que pudieron empezar a desarrollar una política dicada a la exportación. Sin embargo, al país
más conveniente para su expansión comercial, -si se puede hablar de él- le sobraban tierras y
todavía con mucha cautela. Para los esclavos, le faltaba mano de obra, y tanto es así, que la
mestizos e indígenas la situación también varia- disolución de los resguardos apuntaba más a la
ba, pero de manera menos apreciable y en espe- fijación de los indígenas que aún quedaban figu-
cial con los últimos se deterioraría considerable- rando legalmente como tales a las haciendas,
mente. La política con que se empezó a adjudi- que a la liberación de tierras. En efecto, los
car la tierra y la forma como de hecho ésta fue vecinos pobres blancos presionaban sobre las
ocupada, mostrará el carácter del nuevo régimen tierras y los terratenientes pretendían las tierras
político y explicará, por lo menos en parte, el más los hombres, pero el Congreso de Cúcuta
porqué el desarrollo de las fuerzas productivas no se decidió en favor de los colonos, aunque
fue particularmente lento en el campo y en el ordenó que las tierras sobrantes de resguardo
país durante todo el siglo XIX y hasta bien en- debían ser arrendadas a éstos, legalizando una
trado el siglo x x . situación de hecho que venía de muy atrás (23).
El mismo Congreso legisló en relación con
La apropiación de la tierra. la titulación de tierras fiscales por parte de este
Tierras comunales y baldíos tipo de colonos, lo cual si "hubiera tenido cum-
plimiento estricto, lo que afortunadamente no

E n el Congreso de Cúcuta de 1821 se mani-


festaron las presiones de diversos sectores
dominantes para disolver los resguardos de in-
fue el caso... habría significado el desalojo de
innumerables invasores de tierras del Estado, y
probablemente habría determinado el desalojo
dígenas. Se legisló entonces en el sentido de de muchos pequeños propietarios [sic] por la
entregar a los indígenas las tierras comunales simple razón de que no habían establecido la
en posesión individual, medida que no pudo validez de sus títulos" (24). Los campesinos par-
llevarse a la práctica porque no hubo recursos celarios independientes eran vistos por las castas
para hacerlo, pero además porque los presuntos dominantes como forajidos, hombres no some-
beneficiarios de varias regiones se opusieron, tidos a la ley y al clero, pero el problema para
comprendiendo que la abolición de la propiedad los terratenientes era básicamente que no les
comunal, que sería vendida a vil precio bajo las tributaran su trabajo excedente. La medida en
presiones de los terratenientes, conduciría a ace- sí muestra las intenciones de los grandes propie-
lerar su desintegración social (20). tarios de desposeer a los campesinos de medios
Las tierras de resguardo ya habían sido de producción propios para que se tornaran en
recortadas en 1778, especialmente en Cundina- arrendatarios suyos.
marca y Boyacá; en esta última provincia, los El Congreso hizo modificaciones en el sis-
resguardos antes de esa fecha no pasarían de tema de tributación unificando los impuestos de
30.000 hectáreas, pero después de la disolución importación y exportación; los segundos fueron
y agregación de muchos de los resguardos no rebajados para promover las exportaciones de
alcanzarían 6.000 hectáreas de tierras bastante bienes agrícolas y pecuarios, y los primeros se
alejadas de los centros poblados y de dudosa mantuvieron relativamente altos por las penurias
106 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

crónicas por las que atravesaba la balanza co- 65.000 del lado del Pacífico, o sea que más del
mercial, a pesar de la presión inglesa por abolir- 85% de la población estaba concentrada tierra
los de un todo. Se introdujo la tributación directa adentro. Estaba habitado el altiplano cundiboya-
sobre el ingreso, pero hubo una evasión general cense que agrupaba unos 551.000 habitantes,
de parte de los terratenientes y comerciantes. aproximadamente una cuarta parte de la pobla-
El tributo indígena fue abolido, pero la nueva ción; Santander y Antioquia, cuya colonización
capitación fue rechazada por igual por indígenas avanzaba rápidamente hacia el límite del valle
y terratenientes. En el suroccidente y en el Ecua- del río Cauca, a donde llegaría alrededor de
dor, Bolívar dispuso que se restituyeran las "de- 1880, y al suroccidente las provincias de Popa-
moras" (el viejo impuesto indígena) y Santander yán y Pasto que contaban con unos 205.000
hizo lo mismo para Boyacá y Cundinamarca. habitantes (29).
"Los ricos propietarios que en tantas partes ejer-
cen tanto influjo -nos informa Restrepo- habían El poblamiento de las tierras bajas fue po-
sentido sobremanera la supresión del tributo de lítica oficial de la mayor parte de los gobiernos
indios, por cuyo medio eran éstos una especie de este país en ciernes, pues se consideraba que
de esclavos del terreno" (25). Según Mörner, "la los cultivos de las tierras frías ocupadas compe-
principal razón de que [los indios] buscaran tra- tían con los de los países europeos, mientras
bajo en una hacienda puede haber consistido que lo que se requería era el desarrollo de los
con frecuencia en que necesitaban dinero para cultivos tropicales que contaban con la demanda
tributar" (26), lo cual contribuiría a explicar la de- de los mercados metropolitanos (30). No obstante,
sazón de los terratenientes frente a la medida. el impulso a esta producción no fue hecha con
A la larga, "los patriotas se negaron a abolir el base en la titulación campesina, excepción he-
tributo por lo menos hasta que una nueva legis- cha limitadamente en la región de colonización
lación obligara a los indios a contribuir en alguna antioqueña, sino adjudicando tierras a la manera
otra forma" (27), a pesar de que el tributo indígena superlatifundiaria a militares, políticos y a los
alcanzó $138.067 en 1828, equivalente sólo al comerciantes que adquirieran bonos respaldados
1.5% de los ingresos corrientes del fisco neogra- territorialmente para financiar el erario público.
nadino (28). Ya en el Congreso de Cúcuta se había discutido
En 1839 se volvió a insistir en la disolución la inconveniencia para los terratenientes de ven-
de los resguardos y esta vez la medida tuvo der la tierra barata y en pequeños lotes, y San-
mayor éxito, pues gran parte de las tierras indí- tander en particular había apoyado el punto de
genas que quedaban en Cundinamarca, Boyacá, vista de los grandes propietarios (31). Si a los "na-
Santander, Tolima y Huila fueron repartidas y tivos" no se les titulaba ningún pedazo aprecia-
adquiridas en su mayor parte por terratenientes ble de tierra y hasta se les amenazaba con el
y ricos comerciantes. En algunos casos, los in- desalojo, en cambio a los inmigrantes europeos
dígenas pasaron a ser arrendatarios o "agrega- que se quisieran arriesgar a asentarse en el país
dos" de haciendas, en otros quedaron como ín- mestizo se les ofrecían lotes de 300 y 600 fane-
fimos propietarios, siendo poco probable que el gadas de extensión, mientras que las clases do-
resto conformara un proletariado estable, como minantes locales apropiaban miles de hectáreas.
lo afirman varios autores, ya que de todos modos El desequilibrio que preocupaba tanto a los crio-
se trataba de una población relativamente pe- llos blancos y que expresara Bolívar con sus
queña y no hubo condiciones generales de la temores sobre el "triunfo de África" en América
economía para generar un creciente proletariado Latina (32), hizo que en 1823 se produjera autori-
verdaderamente hasta entrado el siglo xx. En zación para la "distribución de 3.000.000 de
las provincias de Cauca y Pasto, la resistencia fanegadas de propiedad del Estado, con el pro-
indígena fue tenaz y los terratenientes no pudie- pósito expreso de promover la inmigración" (33),
ron controlar en forma apreciable la mano de que, con todo, a pesar de otros intentos a lo
obra y la tierra de los indígenas. largo del siglo, dio muy pocos resultados prác-
En 1843, el territorio hoy nacional estaba ticos por las condiciones generales de inseguri-
escasamente poblado, no alcanzando a los 2 dad, la barbarie política de las clases dominan-
millones de habitantes. Las costas estaban aún tes, la insalubridad y la escasez de vías que
más despobladas que el interior, con unos siguieron prevaleciendo en el desenvolvimiento
260.000 habitantes del lado del Atlántico y unos de la República.
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 107

Los baldíos nacionales habían sido concedi- satisfacer los requerimientos de una agricultura,
dos con un carácter condicional hasta 1843, pero todavía muy atrasada, pero que empezaba a fun-
de aquí en adelante empezaron a otorgarse de cionar con el ansia de ganancias de los terrate-
manera permanente y se convirtió en un expreso nientes, que habían apuntado sus miras hacia
privilegio de clase que un comentarista, no muy el mercado mundial.
progresista por cierto, caracterizaba como seme- Si suponemos arbitrariamente, como lo
jante a "los viejos señoríos de tierras y villas hace McGreevey (37), que el precio promedio por
españolas" (34). hectáreas en la república era entonces de $25
En 1851 el proyecto liberal logra consoli- por hectárea (Díaz Díaz calcula un promedio
darse en cierta medida y se lanza la política de de $35 para sólo Boyacá) (38) y que las propieda-
abolición de la esclavitud (había 26.778 escla- des bajo censos o capellanías estaban hipotecadas
vos según el Censo de Población de 1843, de por un tercio de su valor catastral, pero que
los cuales unos 12.800, casi la mitad, en el había también un determinado número de pro-
suroccidente y el Chocó), a lo cual se le agrega piedades urbanas bajo esta condición, tendría-
la liberalización de la comercialización del ta- mos que habría unas 500.000 hectáreas bajo
baco y la eliminación de todos los impuestos a este tipo de hipotecas. Utilizando un criterio
la exportación. En términos estrictos, la expan- similar para las propiedades rústicas efectiva-
sión tabacalera ya había comenzado unos 10 mente rematadas, por un valor aproximado de
años antes de la abolición del estanco en las 2 millones de pesos, nos darían unas 90.000
regiones de Ambalema, Palmira y Carmen de hectáreas (39) y las correspondientes a inmoviliza-
Bolívar (Girón había sido un productor tradicio- ción hipotecaria, sumadas, representarían cerca
nal desde tiempos coloniales), y entonces no es de un 10% del área explotada en el país, alrede-
tan justificado explicar el fin del letargo econó- dor de 6 millones de hectáreas en 1870. Las
mico que vivía el país desde la Independencia, propiedades eclesiásticas en el campo alcanza-
por ejemplo, como lo entiende McGreevey, sólo rían entonces a un 1.5% de la superficie agrope-
en los términos de la política económica que cuaria del país; deducción similar para Cundina-
impulsaron los liberales. marca hizo Jorge Villegas, estimando que la
La venta de las tierras eclesiásticas por la Iglesia poseía un 1% de los valores catastrales
administración Mosquera en 1861 permitió re- rurales, pero que tenían un peso mucho más
caudar 12 millones de pesos al fisco, de los apreciable en torno a los bienes raíces urbanos,
cuales casi 6 millones correspondían a hipotecas de alrededor de un 25% para sólo Bogotá (40). Los
(censos y capellanías) (35). La redención de estas estimados de Díaz Díaz para Boyacá van enfi-
tierras del sistema de crédito eclesiástico, único lados en la misma dirección, mientras que para
que existía entonces, tuvo quizás una importan- otras regiones no existen estudios; se sabe que
cia económica mucho mayor que la venta misma en Antioquia el clero conservó la mayor parte
de las tierras que eran propiedad del clero, ya de sus propiedades porque el gobierno estatal
que liberaron mucha tierra que servía de garan- rehusó llevar la desamortización a la práctica.
tía, frecuentemente eterna, por préstamos con- Es de todas maneras exagerada y sin fundamento
traídos por los hacendados o por donaciones serio la afirmación de Liévano Aguirre de que
hechas por contritos moribundos para que los un tercio de la propiedad rústica estaba en manos
intereses que daba la propiedad sirvieran para de la Iglesia. Sin embargo, un cálculo más rea-
pagar por las misas a perpetuidad que salvaran lista y estricto es difícil de obtener, porque mu-
su alma de las tinieblas del infierno (36). Según chas comunidades religiosas comenzaron a ven-
Colmenares, ya a mediados de siglo el sistema der propiedades desde 1857 (41), cuando se empe-
de crédito eclesiástico fue contagiado por la cri- zaron a dar las primeras medidas anticlericales;
sis del sistema minero del suroccidente, que era además, los remates fueron hechos apresurada-
el que proveía de fondos líquidos a la economía, mente, con evaluaciones parcializadas en bene-
a lo cual nosotros podemos agregar las fugas ficio de los pocos compradores que adquirieron
de circulante que generaba el déficit de la ba- la mayor parte de los bienes eclesiásticos; por
lanza de pagos y que hizo bajar los precios de último, salió relativamente mucha tierra a un
todo» los artículos, incluyendo los agrícolas y mercado muy limitado, en poco tiempo, lo que
pecuarios; en estas circunstancias, el sistema de seguramente hizo bajar las cotizaciones de las
crédito eclesiástico ya no era suficiente para propiedades.
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
108

Es muy poco lo que se conoce sobre la eclesiásticas de Boyacá y el Cauca, por ejemplo
forma como estaban organizadas las hacien- no entran en el circuito comercial mundial v
das eclesiásticas, sus diferencias con las ha- es allí precisamente donde al parecer tenía más
ciendas laicas, el número de arrendatarios con peso la propiedad de tipo eclesiástico. Por otra
que contaban y si el cambio de manos implicó parte, el ataque a las propiedades de manos
una expulsión de dependientes para dedicar las muertas sí constituye un avance en el grado de
tierras al pastoreo, como lo afirman los que movilidad de la tierra, lo cual es una premisa
impugnan las medidas liberales. Es posible de- de la acumulación de capital; es en verdad difícil
ducir, sin embargo, que las modificaciones en concebir un régimen de propiedad de la tierra
la organización de las haciendas que cambiaron con cierta movilidad mínima mientras subsis-
de manos no fueron espectaculares, y que el tiera el obtuso sistema de crédito eclesiástico
efecto global sobre la estructura agraria en rela- sobre todo de las tierras censadas a perpetuidad.
ción con las formas de trabajo imperantes en En un plano más global, es difícil concebir
esa época no ha debido ser muy grande, ya que un Estado de carácter burgués si las instituciones
se trataba de cerca del 1.5% del área entonces tributarias, crediticias, educativas y aquellas que
explotada. La dificultad de conseguir arrendata- controlan la vida civil de la población están
rios durante todo el siglo XIX no sería propia- sometidas a un poder eclesiástico que se autode-
mente una razón para que los nuevos terratenien- nomina extraterritorial y que no tiene en cuenta
tes expulsaran a los dependientes del clero, y las necesidades de impulsar el comercio, la pro-
no había escasez de tierras de tal magnitud que ducción y la acumulación burguesas. Las refor-
presionara para que tierras de labor pasaran a mas anticlericales del liberalismo abren la posi-
transformarse en pastizales. Por el contrario, bilidad para el establecimiento de un todavía
como ya se ha visto, a los terratenientes les so- lejano orden burgués. Hay que imaginarse que
braban tierras y su dificultad más grande era con- la capacidad tributaria del Estado se veía mer-
seguir mano de obra para ponerlas a producir. mada por la institución del diezmo que recaía
Los efectos sobre la movilidad de la tierra pesadamente sobre la producción bruta agrope-
fueron mayores en los casos de haciendas cen- cuaria, como un 10% de su valor, aunque en la
sadas o bajo capellanías, pues casi un 9% de la práctica el valor anual colectado era de 300.000
superficie explotada es una proporción muy im- pesos oro (44).
portante. No se puede resolver el asunto adu- En el plano de las políticas que condujeran
ciendo que es lo mismo el latifundio laico que a la erección de un Estado que impulsara el
el eclesiástico, como lo sostiene Tirado Mejía (42), desarrollo material de la sociedad, es decir, de
porque la liquidación de las hipotecas eclesiás- la acumulación de capital, la Iglesia aparece
ticas y en particular las capellanías aumentaron como una traba mayor, aunque los liberales tu-
considerablemente la movilidad de la masa de vieran en cuenta más que todo la inserción de
tierras en el país y debió ser peculiarmente im- la economía nacional en el mercado mundial
portante en regiones como la Sabana de Bogotá, como exportadora de materias primas, y era esa
Boyacá y Santander, aun cuando el monopolio y no otra la acumulación de capital que conce-
de las tierras siguió siendo utilizado para sujetar bían.
al campesinado arrendatario. Pero los liberales no tenían mucha claridad
La interpretación de que tanto la apropia- sobre el asunto y menos aún sobre las trabas
ción de los resguardos como la de tierras de que en materias de formas de trabajo y apropia-
manos muertas constituyen elementos de la acu- ción de la tierra para la acumulación de capital
mulación originaria de capital (43), tampoco pa- significaban la agregación y asignación indiscri-
rece apropiada para nuestro caso, porque no cons- minada de tierras. Por esto los liberales, si aca-
tituyen premisas claras para el desarrollo del ca- so, plantean verbalmente la necesidad del re-
pital al no contribuir a forjar un proletariado, parto democrático de la tierra, pero ningún sec-
sino que, por el contrario, consolidan un proceso tor propugna firmemente la abolición de la ser-
de sujeción extraeconómica del campesinado vidumbre y el monopolio territorial, que es el
por los terratenientes, aun si algunas de estas mecanismo fundamental de sujeción extraeco-
tierras, muy pocas por cierto, empiezan a ser nómica sobre parte apreciable de la población
organizadas en función de la comercialización del país. Y también por este motivo poco pode-
de su producción. Es evidente que las tierras mos hablar de una "revolución económica" o
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 109

de una revolución burguesa que se da a partir fuera de la producción, los vagabundos, como
de 1851 con toda la serie de medidas liberales también los trabajadores residentes en las ha-
que hacen muy poco por liberar la población ciendas, hubieran establecido una producción
del yugo de las obligaciones para con los terra- de autoconsumo que no generaría un excedente
tenientes. que pudiera ser apropiado por los criollos" (46).
Tal como se habían conformado las relacio- Es probable que si la tierra hubiera podido
nes sociales hasta entonces, la monopolización ser apropiada libremente por la población, como
de la tierra, aun aquella no explotada y que sucedió en parte en Antioquia o con mucho más
esperaba pacientemente valorización, tenía una amplitud en la colonización norteamericana, se
amplia racionalidad económica para los intere- hubiera desarrollado una amplia economía mer-
ses de los terratenientes. Debido a la amplia cantil simple con un gran desarrollo de las fuer-
disponibilidad de tierras, "la existencia de tierras zas productivas que eventualmente hubiera pro-
libres implica que el recurso tierra recibe sola- ducido una diferenciación de clases dentro del
mente limitadas rentas diferenciales; de hecho, campesinado y un mercado de trabajo donde el
los bajos precios de la tierra en la primera mitad salario estaría fijado por la productividad de un
del siglo XIX confirman, la sospecha, según campesino labrando su propia tierra (47). Aparte
McGreevey, de que las rentas sí eran reduci- de que esa productividad sería mucho más alta
das" (45). McGreevey tiene razón en afirmar que que la que se desarrolla bajo condiciones de
la renta y los valores de la tierra son bajos, pero opresión directa y violenta por parte de los terra-
la inexistencia de rentas diferenciales no se debe tenientes sobre el campesinado.
solamente al exceso de tierras, sino a que éstas En este sentido, se señala que el acceso
no son valorizadas por el capital; por lo tanto, restringido a la tierra por parte del campesinado
las diferencias de fertilidad no se expresan me- es una de las causas fundamentales de la "enfeu-
diante los precios de producción que genera el dización" del campo colombiano durante el siglo
régimen capitalista de ésta (costos más ganancia XIX, proceso que se repite en muchas regiones
media), pues este régimen no existe todavía. y países del Continente (48), donde las haciendas
Las rentas que existen son precapitalistas. La imponen férreos regímenes de trabajo forzoso
productividad del trabajo es ínfima y, por con- que se establecen por medio de las deudas, el
siguiente, la valorización de la tierra y las rentas poder político local de los terratenientes y la
son consonantemente bajas. Aun después que influencia ideológica del clero.
el trabajo de aparceros y arrendatarios se valo- Como el liberalismo de esta época repre-
rice con altas cotizaciones de los productos tro- senta los intereses básicos de una burguesía co-
picales en el mercado mundial, los precios de mercial, no productiva, que intermedia polos
la tierra no estarán gobernados todavía por la con relaciones sociales distintas, polos que no
valorización que impone el capital y tampoco les interesa transformar, no plantearán revolu-
serán muy altos. En las condiciones anotadas cionariamente el cambio en las relaciones de
entonces, lo importante era que los campesinos trabajo y propiedad en el campo, como condi-
les tributaran a los terratenientes su trabajo so- ción para el más rápido desarrollo del capital,
brante, y esto no era posible si no se les impedía de las fuerzas productivas y de un régimen po-
en lo posible su establecimiento en las tierras lítico democrático-burgués. Las reformas que
disponibles, que ciertamente eran excesivas. Si plantean los liberales son importantes para lo-
esto sucedía, los campesinos apropiarían todo grar cierta movilidad en el comercio, sobre todo
su trabajo y, además, causarían una escasez aún internacional, y para empezar a erigir un Estado
mayor de arrendatarios que se verían tentados laico que lleve a la práctica la inserción de la
a escapar de las obligaciones gratuitas que de- economía nacional en un circuito mundial. La
bían pagar a los terratenientes. Según McGree- abolición de la esclavitud aparece como una vía
vey, quien infortunadamente no tiene una línea de transformación de las relaciones de trabajo
consistente de argumentación sino que combina hacia sistemas más productivos; en la práctica,
eclécticamente varias, "en una economía carac- lo que ocurrirá será un cambio hacia la agrega-
terizada por excedentes de tierra, este factor tura y no hacia el trabajo asalariado. Algunas
tenía que estar por fuera del acceso del campe- de las políticas liberales son incluso contrapro-
sino para que aceptara trabajar en las haciendas ducentes para el desarrollo del capitalismo en
criollas... si la tierra no hubiera sido puesta el país, en particular su visión sobre un estado
110 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

central débil y que interfiera lo menos posible


en las actividades económicas. Aquí no caben Cuadro No. 1
Resumen de las adjudicaciones
comparaciones con el federalismo norteameri- de tierras baldías hasta 1881
cano que arrastra y supone un fuerte núcleo
central que se consolidará después de la guerra Tipo de adjudicación Hectáreas
de secesión. En las condiciones de opresión se- 1. Adjudicaciones a cambio de títulos
micolonial que sufrían todos los Estados latinoa- dde concesión
.... y bonos territoriales . . . . 627.593
mericanos durante el siglo XIX por parte de In- 2. Por documentos de deuda
. . . pública . . . . 359.831
glaterra, este tipo de Estado federal, atomizado 3. Por concesiones especiales 152.650
en soberanías parciales, frecuentemente enfren- 4. Por auxilio por apertura de caminos
tadas entre sí, no es ni siquiera capaz de lograr y construcción del ferrocarril
una firme inserción de la economía nacional en de Panamá 114.440
el mercado mundial, ya que esto requerirá de 5 Por dinero
5. 31.624
finanzas estatales vigorosas y centralizadas para 6. No consta a cambio de qué 8.915
construir la infraestructura de vías para la expor- 7 A cultivadores
7. 6.066
tación, de un sistema de crédito barato susten- Total 1.301.122
tado también por una banca central y estatal, a Fuente: Memoria del Secretario de Hacienda para el Congreso
lo cual se oponen enérgicamente los liberales de . 1882, pág. LXXXIX.
de la segunda mitad del siglo XIX, y requiere
también de una mediana protección arancelaria .
que permita un control sobre la balanza de pagos Como bien puede observarse en el cuadro
que, de no existir, conduce a frecuentes cataclis- No. 1, las adjudicaciones directas hechas a colonos
mos económicos (49). no alcanzan a ser el 0.05% de los baldíos repar-
tidos, aunque en el índice de adjudicaciones (50)
La Constitución de Rionegro, aprobada en aparece frecuentemente que las poblaciones o
1863, debilita un poder central ya muy endeble los pobladores reciben por lo general unas
en la práctica; los Estados pasan entonces a ser 10.000 hectáreas en promedio, especialmente
soberanos en sus políticas comerciales y adua- en lo que se refiere al departamento de Caldas,
neras, en sus regímenes jurídicos y comerciales, al del Tolima y en menor medida al de Antio-
en el manejo de sus ejércitos y en la adjudicación quia. Sin embargo, también se observa que per-
de tierras baldías, que se tornará aún más arbi- sonas como Juan Uribe reciben una concesión
trario que en el pasado. El poder local de las en Caramanta de 102.717 hectáreas en 1835 por
haciendas entra a jugar decisivamente a nivel concepto de deuda pública, Francisco José Sa-
de cada Estado; las contradicciones se reprodu- rabia recibe 25.423 hectáreas en Pandi, Cundi-
cen a ese nivel y, además, en el centro político namarca, y 26.474 en San Martín y Lorenzo
sin suficientes mediaciones. Las rupturas de un Gallón y Duran recibe en 1877, 60.000 hectá-
tenue equilibrio político fueron frecuentes y de reas en el Cauca, mientras que Juan Manuel
una ferocidad que refleja la barbarie que carac- Arrubla recibe entre 1834 y 1836 unas 30.000
teriza a las relaciones sociales imperantes. hectáreas repartidas en Antioquia, también por
Las adjudicaciones de baldíos dejan pocas cuenta de deuda pública. Lo peor de esto es que
tierras en manos del Estado, ya sea en el central los terrenos que se recibían no estaban delimi-
o en los Estados soberanos; pagos a militares, tados de ninguna manera y frecuentemente suce-
compras a través de bonos territoriales que tie- día que una concesión relativamente pequeña
nen un alto descuento sobre su valor nominal, se ampliara considerablemente de hecho porque
concesiones a compañías privadas que obtienen el terrateniente tenía medios para dominar la
grandes porciones de terrenos a lado y lado de región pertinente. De esta manera, la República
los ferrocarriles o carreteras que se comprome- liberal tituló una gran cantidad de tierras a muy
ten a construir, concesiones hechas a presuntas pocos individuos durante este período del siglo
compañías de colonización extranjeras y nacio- XIX.
nales, que sólo funcionan relativamente en el
caso antioqueño, van poniendo en manos de un La apropiación de tierras en Antioquia
puñado de particulares la propiedad de multitud
de tierras que hasta hoy día no han sido explo- El poblamiento de la región antioqueña pre-
tadas económicamente en gran parte. senta grandes contrastes con el que se desarrollo
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 111

en el resto del país, en primer término porque de la tierra por parte de nuevos terratenientes
las clases dominantes de esa región no tuvieron es relativamente más moderada, como sucedería
capacidad para doblegar a la población blanca en las regiones de Caldas y Quindío, con la
en la misma medida que sus contrapartes de excepción del valle del Risaralda que es también
otras regiones lo pudieron hacer sobre indígenas ocupada en grandes extensiones.
y mestizos; en segundo término, el desarrollo
de una amplia y lucrativa actividad minera, ba- Uno de los casos más espectaculares de
sada fundamentalmente en el trabajo libre de enfrentamiento entre los colonos y grandes terra-
los "mazamorreros", permitió la acumulación tenientes, también antioqueños, como la tradi-
de capitales líquidos y extendió el comercio con- cional familia Aranzazu, fue sobre la concesión
siderablemente, lo cual hizo que la clase domi- de 200.000 hectáreas que ésta guardaba como
nante antioqueña adquiriera también una visión título real que comprendía los municipios de
distinta de la apropiación de la tierra y condujera Salamina, Aranzazu, Filadelfia, Neira, Maniza-
a la formación de compañías comerciales de les y Marulanda. Los herederos de los Aranzazu,
colonización con el fin de especular con las a través de "González, Salazar y Compañía",
tierras nuevas, acrecentar el radio de acción de iniciaron una campaña de hostilización contra
su comercio y proveer a las necesidades agríco- los colonos por medio de matones a sueldo,
las de la actividad minera (51). quemándoles sus ranchos y cosechas. Esto dio
lugar a un verdadero levantamiento popular
La colonización tuvo que respetar frecuen- donde cada colono se armó hasta los dientes y
temente las prerrogativas de grandes terratenien- un grupo mató a Elias González y parte de su
tes, y aun cuando se llevaba a cabo una empresa cuadrilla. El conflicto tomó unas proporciones
de apertura de nuevos territorios, los organiza- tan amplias, que el gobierno central tuvo que
dores apropiaban para sí extensiones amplias intervenir para llegar a una solución que consis-
de tierras, especialmente aquellas de mejor ca- tió en que los herederos de Aranzazu quedaban
lidad, de topografía plana y en las márgenes de con la mitad de las tierras (90.000 hectáreas) y
los ríos (52). En muchas de las colonizaciones que cada colono con 10 fanegadas (55). Conflictos en-

c se llevaron a cabo, como la de Manizales, los


colonos "titulares" eran familias respetables de
Sonsón que llevaron consigo tres familias de
aparceros por cada familia propietaria, ocu-
pando cada una extensiones entre 60 y 150 fa-
negadas (53). En la mayor parte de los casos, sin
tre la misma sociedad y los colonos se presentaron
también en Villa María, con arreglos que así
mismo favorecieron ampliamente a los terrate-
nientes.
Conflictos similares se generaron en múlti-
embargo, existió la posibilidad de que cual- ples regiones de colonización, lo cual, de
quiera de los colonizadores se hiciera a su propio acuerdo con las soluciones que lograron alcan-
pequeño fundo, ya que las aparcerías estableci- zar, pone de manifiesto que la lucha entablada
das eran bastante libres, no ataban de por vida entre los campesinos y los terratenientes favore-
al productor directo a un terrateniente cuantita- ció a los primeros en alguna medida, pero que
tivamente mucho más débil que el que histórica- los segundos no dejaron de hacer significativas
mente se desarrolla en las demás regiones de la apropiaciones de tierras que iban siendo valori-
República, y había cierta capacidad de acumular zadas por el trabajo de los colonos. La forma
y, por lo tanto, de independizarse como campe- como la burguesía comercial antioqueña fo-
sino propietario. En el suroccidente antioqueño mentó la colonización le dejó un amplio margen
hubo grandes apropiaciones de terrenos y se de arbitrariedad en la apropiación de terrenos,
constituyeron haciendas ganaderas con base en ya que la organización del poder en las nuevas
aparceros, a la vez que se les vendía tierra a los regiones dependía de ellos a través de los juzga-
colonos pobres para tener acceso a mano de dos de pobladores, que se combinaba con su
obra, cuando ésta se requiriese. Es el caso, por dominación política a nivel del Estado soberano
ejemplo, de Fredonia, donde los Ospinas, Res- y con su amplia influencia financiera sobre los
trepos, Uribes, Vélez y otros prominentes de la negocios del Estado central. Los motivos inicia-
clase dominante antioqueña establecen grandes les para impulsar la colonización fueron la bús-
haciendas en las márgenes del río Cauca (54). Sin queda de oro, y aunque éste no se encontró en
embargo, en la medida en que la colonización cantidad apreciable, los campesinos estuvieron
penetraba más hacia la montaña, la apropiación en condiciones de pagar por los préstamos que
112 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

les hacían las compañías de colonización y de se desarrollan aún bajo el mando del terrate-
pagarles por las tierras con base en el sobrepro- niente son menos opresivas y existe también un
ducto que lograban comerciar. Esto significa numeroso campesinado parcelario propietario e
que, a grandes rasgos, las rentas de tipo preca- independiente que probará ser decisivo en la
pitalista no constituyen la parte más importante gran expansión cafetera del presente siglo y en
del ingreso de las clases dominantes de Antio- acelerar muy apreciablemente el desarrollo de
quia, aunque no dejaron de apropiar una parte las fuerzas productivas a nivel nacional. Pero
considerable del esfuerzo colonizador sobre la con todo, aquí faltó el amplio desarrollo de la
base de la renta capitalizada; la plusvalía comer- propiedad campesina en tierras óptimas, la ge-
cial, reinvertida incesantemente en empresas de neración del gigantesco sobreproducto que ge-
todo tipo, productivas y comerciales, mineras neró el farmer norteamericano, el desarrollo de
y agrícolas, constituía el fundamento material fuertes centros urbanos, la multiplicación de los
de las clases dominantes de esa región (56). A di- ingresos públicos y su inversión en una gran
ferencia de la burguesía comercial de Cundina- infraestructura de vías, servicios y demás. La
marca, cuyo rango de acción estaba delimitado falta de vías adecuadas de comunicación, aun-
al comercio exterior, en donde tuvieron también que mucho mejores que las del resto del país,
que competir con los traficantes antioqueños (57), la debilidad de la circulación mercantil, el con-
la burguesía comercial de Antioquia fomentaba secuente desarrollo del agio y la usura -recuér-
la producción y el intercambio con tal de obtener dese la clásica fonda antioqueña también como
una ganancia y multiplicar ávidamente su capi- un centro de usura- no terminarían sino cuando
tal. El hecho de que pudiera contar con una toda la región se dedicara al cultivo del café, y
importante masa de capital líquido proveniente con él, a sentar las premisas definitivas para el
de la minería y de que lo moviera activamente desarrollo del capitalismo en Colombia.
la llevó a ser una fracción de gran influencia
como financista principal del gobierno central.
El régimen de trabajo en las haciendas.
Vale la pena insistir, como lo señala López El marco internacional y nacional
Toro, que la colonización antioqueña ofrece po-
cas pautas de comparación con la colonización
del pioneer norteamericano, pues su carácter de
pequeña producción mercantil simple, de amplia
L a república liberal y los Estados Unidos de
Colombia se inauguran en el marco de una
Europa en relativa paz que avanza a grandes
movilidad y completa libertad personal, no pasos en su industrialización, lo cual, a su vez,
aflora tan firmemente como en la contraparte impulsará las exportaciones agrícolas de los dé-
yanqui. Las normas de poblamiento de la fron- biles Estados latinoamericanos. "Había mayor
tera norteamericana, como el Homestead Act, disponibilidad de capitales y mayor capacidad
que no permitía la propiedad de la tierra por de parte de las metrópolis para absorber expor-
encima de la capacidad de una familia de traba- taciones hispanoamericanas" (58), observa Halpe-
jarla, tuvo una expresión mucho más ocasional, rin Donghi, lo que generó términos de intercam-
débil y difusa en el caso de la colonización bio favorables para los productos tropicales y
antioqueña, que más bien aparece como una produjo el enriquecimiento de delgadas capas
constante lucha entre el hacha y el papel sellado, de comerciantes y terratenientes. Sin embargo,
en la acepción de Alejandro López, donde el Colombia estaba en pobres condiciones para be-
pergamino combinado con el poder político de neficiarse del auge del comercio europeo: "A
la burguesía comercial y los terranientes le per- fines de la década de 1870 las exportaciones
mite a estos últimos la apropiación de una parte colombianas fueron oficialmente evaluadas en
del trabajo de los colonos y el establecimiento sólo 11.000.000 de dólares, mientras que Brasil
de formas de producción precapitalistas como exportaba casi 90 millones, Perú y Argentina
la aparcería, que si bien son superiores a las exportaban más de 45.000.000 y México y Chile
agregaturas o al concertaje o a los terrajes que más de 30.000.000 de dólares" (59). Colombia se
imperan en otras regiones del país, no dejan de mantenía desvertebrada, sin poder organizar
ser obstáculo para un mayor desarrollo de las ningún frente de trabajo para la exportación que
fuerzas productivas. El poblamiento de Antio-
quia es ciertamente mucho más libre que el del no fuera la minería antioqueña, hasta que la
resto de la República, las formas de trabajo que ocupación terrateniente de las tierras bajas que
rodeaban a Bogotá, comenzada desde los años
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 113

40, empezó a conformar a ambos lados del río tendrían que marchar forzadamente a combatir,
Magdalena sembradíos de tabaco. haciéndose más patente el carácter violento que
Hasta 1850 hubo una aguda escasez de ca- podía asumir la relación; la liberación de las
pitales líquidos, pues gran parte del circulante, importaciones en varios períodos antes de su
oro y plata, era el principal producto de expor- imposición definitiva a partir del arancel de
tación. La escasez de dinero fue al parecer cró- 1847, introdujo cambios en los patrones de con-
nica durante todo el siglo, pero mucho más sumo de las clases dominantes por géneros,
aguda durante la primera mitad, como lo insi- moda, moblaje y hasta en la misma arquitectu-
núan los índices de precios de la ciudad de Bo- ra (63), lo que exigió también una creciente suma
gotá que son bastantes estables y tienden a la de ingresos líquidos por parte de los terratenien-
baja, dándose frecuentes etapas contraccionis- tes y, en consecuencia, presiones para que los
tas (60). La tasa de interés era muy alta, cerca del arrendatarios aumentaran su tributo de trabajo
24% anual, con la excepción de Antioquia, sobrante y preferiblemente en dinero; más im-
donde fluctuaba alrededor del 8% (61). En la me- portante, sin embargo, fue que el mercado mun-
dida en que se incrementó el flujo de comercio dial despertó en algunos sectores de terratenien-
exterior colombiano de unos 3.5 millones de tes el ansia de ganancias y se dedicaran a producir
pesos oro a unos 10 millones durante el decenio para la exportación, en condiciones en que se
de 1870 y se incrementaron la actividad y los combinaban las prácticas bárbaras de trabajo
capitales circulantes, los índices de precios de imperantes con la presión para aumentar el sobre
la misma ciudad de Bogotá empiezan a tomar trabajo de los campesinos; todo esto, añadido a
un curso ascendente que sólo se acelera notable- una situación menos estrecha de la oferta de
mente después de 1890, como resultado de la población con respecto a las necesidades de
introducción excesiva en circulación del papel mano de obra de esta economía peculiar, se
dinero de curso forzoso (62). conjugó para que las condiciones de vida de los
Las relaciones sociales de producción que trabajadores de las haciendas se deterioraran,
caracterizaron a la sociedad colombiana del si- aunque no contamos con suficientes elementos
glo XIX sufrieron cambios importantes con la de comparación para decir en qué grado; según
inserción de partes de la economía en el mercado Ospina Vásquez, un campesino agregado reci-
mundial, pero más en el sentido de aumentar bía en 1848 un fondo de consumo equivalente
las cargas de los arrendatarios y de recortar aún a 833 kilos de carne por año, mientras que en
más su libertad personal, que de liberar la mano 1892 esta cantidad se había reducido a la mi-
de obra y generalizar el régimen de trabajo asa- tad (64). Lo que sí es aparente es que, mientras en
lariado. La gran excepción fue la zona de colo- los tiempos coloniales los agregados, en la ma-
nización antioqueña, aun con las limitaciones yor parte de las regiones del país, debían prestar
que ya se han señalado, que generó cambios de obligaciones, recibían a cambio un salario de
gran envergadura en el agregado nacional y sería cerca de 2 reales diarios, en cambio, a fines del
la fuente en gran medida de la acumulación siglo XIX tal salario se mantiene igual a pesar
originaria de capital en el país. de una inflación considerable, se ha introducido
la tienda de raya en múltiples regiones y hay
La economía colonial siempre estuvo ca- evidencias de que en algunas grandes haciendas
racterizada por la escasez de mano de obra frente cafeteras dedicadas a la exportación se han de-
a las necesidades de la minería o de las hacien- jado de pagar salarios y se ha vuelto a la renta
das, lo cual contribuyó a que las condiciones de trabajo.
de vida de los arrendatarios de las haciendas no
fueran tan deficientes como las que se desarro- Otros sectores de la población también se
llaron después. El mismo lento ritmo de funcio- vieron afectados negativamente por las nuevas
namiento de la economía, la relativa parquedad condiciones introducidas por el libre cambio,
en el consumo de las clases dominantes y la en particular los artesanos, quienes perdieron
misma imposición de lo consuetudinario, trajo parte importante de sus tradicionales mercados
pocos cambios sobre el grado de explotación de ante las importaciones de textiles, calzado, ves-
los productores directos. Sin embargo, el siglo tido y muebles, lo cual hizo decaer sus ingresos.
XIX traería cambios de todo tipo: la guerra mos- Esto, a su vez, deterioró la demanda artesanal
traría la verdadera faz de dominación de los por materias primas agrícolas, en particular al-
terratenientes sobre sus dependientes, y éstos godón y cuero, y provocó la desurbanización
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
114

de otrora importantes centros artesanales, parti- de crédito impulsado por la Regeneración con-
cularmente de Santander. Estas tendencias se dujo a que sectores de terratenientes y especula-
vieron neutralizadas en algunas regiones que dores urbanos consiguieran crédito muy barato
vivieron períodos de auge de la exportación, y lograran fondos para expandir la producción
como en las regiones tabacaleras, las producto- cafetera y la construcción en Bogotá (67), debili-
ras de añil y chinchiná y algunos sectores arte- tando en consecuencia el poder de los comer-
sanales que pudieron exportar durante algún ciantes que ya había desarrollado una importante
tiempo sombreros de palma; a fines del siglo, y privilegiada banca privada. El poder de emi-
el auge del café llegaba ya a Bogotá y se seguiría sión y la capacidad de autoprestarse aumentó
generalizando durante los primeros dos decenios considerablemente el radio de acción de la ac-
del siglo siguiente. Otras regiones que permane- ción estatal y sirvió para impulsar con mayor
cieron bastante aisladas de los centros económi- vigor las obras públicas, en particular los ferro-
cos coyunturales que generaba la exportación o carriles, aunque en los últimos años del siglo
la importación, permanecieron sin variaciones estos fondos sirvieron para fortalecer solamente
apreciables durante el siglo y algunas se puede el poder militar del gobierno central. El sabotaje
afirmar que hasta hoy. de fracciones importantes de las clases dominan-
Las guerras civiles contribuyeron a resque- tes contra el nuevo régimen crediticio y de di-
brajar el normal funcionamiento de la economía nero de curso forzoso, impidió la estabilización
agraria, pero sus efectos sobre las relaciones de éstos hasta después de la Guerra de los Mil
sociales fueron ambiguos. Si, por una parte, Días, primero con el nuevo Banco Nacional
expandían coyunturalmente la economía de creado por el general Reyes en 1907 y de su
mercado -también la de rapiña abierta- para posterior transformación en el actual Banco de
surtir las necesidades y el equipamiento para la la República (después del cierre del fundado por
guerra y produjeron una mayor movilidad de la Núñez) en 1922, bajo la asesoría de la misión
población (65), por otra parte causaron gran des- Kemmerer (68).
trucción de vidas humanas, ganados y bestias
de carga y generaron además un desorden cró- En suma, en este período empezaron a con-
nico de tipo económico y comercial que interrum- formarse las premisas políticas, territoriales y
pió en varias ocasiones el desarrollo económico económicas de la acumulación capitalista en el
ordinario, e hizo relativamente riesgoso el nego- país. La inserción más a fondo de las haciendas
cio de invertir en agricultura en regiones como cafeteras en el mercado internacional, pero en
la sabana de Bogotá y el valle del río Cauca; particular de la economía campesina que se de-
no menos importante, el estado de guerra tendió sarrolla en las regiones colonizadas por los an-
a debilitar la economía campesina y aumentó tioqueños, impulsará una expansión rápida y
la capacidad de las haciendas para reclutar arren- sostenida del mercado interior, forjará un ejér-
datarios bajo la muchas veces fallida garantía cito de asalariados temporales para las cosechas
de que los hacendados impedirían el recluta- del grano y para las obras públicas, en el comer-
miento forzoso de sus dependientes (66). cio, los servicios y el transporte, todo lo cual
sentará las bases para el desarrollo de un mer-
Pero las guerras del último período del si- cado para la industria; ésta se desarrollará am-
glo XIX contribuyeron también a centralizar fé- pliamente generando procesos de urbanización
rrea y represivamente a las regiones y a derrotar creciente, hasta el punto que por los años 20 de
los proyectos liberales, sentando las bases para este siglo empezará a socavar la estructura de
la conformación de un verdadero mercado na- las viejas haciendas y a precipitar una diferencia-
cional, para igualar los regímenes jurídicos, co-
merciales, aduaneros y tributarios de los otrora ción dentro de la misma economía campesina,
Estados soberanos, abolir las aduanas y pontaz- consolidando irreversiblemente la acumulación
gos internos que obstaculizaban el tráfico inter- capitalista a nivel nacional.
estatal, dar las primeras medidas de protección Es precisamente en la etapa de la exporta-
que por ahora servirían para intentar establecer ción cafetera y el coincidente proceso de unifi-
un equilibrio en la balanza de pagos y, más cación política en la que se sientan las bases
tarde, cuando hubiera más condiciones sociales, firmes de la acumulación originaria de capital
para garantizar el desarrollo de un número im- en nuestro país. La infraestructura para la con-
portante de industrias. Así mismo, el sistema solidación de las exportaciones cafeteras pro-
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 115

vendrá del fortalecimiento financiero del Esta- La Sabana de Bogotá


do, que absorberá parte del nuevo excedente
generado en la actividad exportadora; el incre- En el altiplano cundiboyacense predomi-
mento de las comunicaciones entre las diversas naba el régimen de haciendas concertadas que
regiones y los puertos conducirá a una mayor dedicaban parte de sus tierras a la ganadería.
división social del trabajo, a la especialización Muchas de ellas producían también trigo, ceba-
regional y a la separación campo-ciudad. El co- da, papa y hortalizas. Según el viajero Lemoy-
mercio de exportación e importación proveerá ne, en 1828 sólo "una cuarta o a lo sumo una
las condiciones para que un minúsculo grupo tercera parte de la Sabana está dedicada a usos
de personas acumule suficiente capital-dinero agrícolas" y sin embargo se importaba grano y
para emprender la industrialización, y ésta en su harina de los Estados Unidos y de Tunja (70).
expansión paulatina hará conmover los cimien- Los trabajadores residentes o "estancieros"
tos del viejo edifico social que pasamos a des- tenían arrendadas parcelas para cultivos de sub-
cribir en sus expresiones más típicas en el campo sistencia, como se puede apreciar en el relato
colombiano durante el siglo XIX. de Eugenio Díaz, El rejo de enlazar (71); los días
de fiesta los arrendatarios trabajaban sus propios
lotes: "Los domingos convidan los estancieros
Las regiones a sus compañeros y siegan sus pequeños triga-
les" (pág. 133). No es posible discernir en el
relato si esas cosechas son compartidas por el
Para ilustrar el régimen de trabajo que im- propietario o si parte de ellas se destinan al
peraba en las haciendas, se analizan cinco regio- comercio. Los residentes estaban obligados a
nes: la Sabana de Bogotá, la región del Tequen- prestar servicios de ordeñe, la vaquería, la siem-
dama, el Tolima en sus áreas tabacaleras, el bra y trilla de trigo y cebada, trilla que se hacía
Cauca y la Costa Atlántica. Estas formas de por el método de airearla al viento y que el
trabajo tienen suficiente en común para derivar mismo Díaz caracteriza como utilizando "el
algunas conclusiones sobre la formación social mismo método de la Dulcinea del siglo XVI" (72)
colombiana, lo cual hacemos en la última sec- Según Lemoyne, "un agricultor colombiano en
ción de este ensayo, aunque las fuentes son re- un día, aunque esté bien empleado, hará a lo
lativamente precarias y extraídas en gran medida sumo la cuarta parte de trabajo que un euro-
de relatos de tipo literario "realista", de biogra- peo" (73). Ciertamente que la productividad del
fías y de recuentos de viajeros. La acentuada trabajo es baja y el producto no llega a abastecer
división entre regiones y su relativo aislamiento, siquiera el muy cercano mercado de Bogotá.
justifican aún más este método; como afirma el
historiador Germán Colmenares, "no puede pre- Es aparente que los arrendatarios podían
tenderse, por ejemplo, que el tipo de conexiones dedicar a sus parcelas pocos días a la semana;
de una región portuaria con una metrópoli son esto era variable, según las faenas de las hacien-
los mismos que los de una región aislada y so- das fueran más o menos ligeras. En épocas de
metida al régimen de una economía casi natural, trabajo pico, como la recolección de la cosecha
o que una región minera atrae de la misma ma- de las tierras de la hacienda, se contrataban jor-
nera artículos manufacturados que una región naleros de los pueblos adyacentes, posiblemente
dedicada exclusivamente a la agricultura"; y campesinos parcelarios asentados en minúsculas
agrega que hay que "plantearse previamente parcelas de tierras que fueron de resguardo. En
ciertos problemas relativos al grado de integra- el caso descrito por Díaz, lo explica así: "Poco
ción económica, a las magnitudes, a las distan- después llegó la cuadrilla de los forasteros, que
cias o a las técnicas, es decir, a las condiciones venían del otro extremo del trigal... eran peones
empíricas dentro de las cuales se establecen las del pueblo de Suesca... indios puros y sus trajes
relaciones económicas" (69). demostraban una rigurosa pobreza" (pág. 134).
El hecho de que los días de trabajo eran variables
Las grandes haciendas cafeteras, la econo- para los residentes se deduce de que "a la voz
mía campesina y la expansión ganadera, que se de don Gaspar [el propietario] respondía el peón
analizan más adelante, servirán de contrapunto a quien llamaba, y a la vez de cuántos días,
en el análisis de las relaciones sociales para el contestaba, cinco o seis o lo que fuese, y recibía
conjunto del país. su plata en muy buena moneda" (pág. 34). Cinco
116 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

o seis representaba uno o dos días dedicados a (lo cual eleva el total de su remuneración, en
sus lotes de subsistencia; el jornal diario era de comparación a sus subordinados, unas 10 ve-
un real, posiblemente menor que el que recibían ces). Según la crónica de Perdomo, los mayor-
los forasteros. Díaz no especifica tampoco si domos se retiraban con suficientes ahorros para
los arrendatarios pagan arriendo en dinero, establecer una pequeña o mediana propiedad y
como sí lo harán los de la hacienda panelera entraban a ser así un muy limitado campesinado
que describe en la región de La Mesa en la medio y rico (74).
Manuela. Fals Borda dice que en Saucio, en 1857,
Tanto en los relatos de Eugenio Díaz como existía en la hacienda Las Julias el peonaje
en la mayor parte de los testimonios que existen por deudas y los arrendatarios nunca se podían
sobre la región, se observa un grado elevado de poner al día, lo cual los ataba por generaciones
sumisión de los arrendatarios para con los pro- a los propietarios (75).
pietarios. A los hijos de los terratenientes, por A fines de siglo las relaciones sociales en
ejemplo, los estancieros los llaman "amitos" y la Sabana no parecen haber cambiado mucho,
su trato para con ellos es reverencial. La base aunque se encuentra más desarrollada una forma
del servilismo es obviamente la estrecha depen- mixta de aparcería con obligaciones laborales.
dencia económica del arrendatario, pero a la Según Darío Fajardo, la hacienda "El Hato",
vez existen otros mecanismos bastante contun- en el valle del Chisacá, tenía problemas con sus
dentes, que pasaban por el derecho de los pro- arrendatarios, que se consideraban como colo-
pietarios de castigar a los transgresores por medio nos y con derechos de propiedad sobre los lotes
del cepo con que contaban la mayoría de las que ocupaban. La hacienda era en cierta medida
haciendas y la muy estrecha relación entre los un fortín con su propia milicia y tenía un cuarto
propietarios y las autoridades municipales. de torturas. Existía el cepo y los azotes como
La educación de los arrendatarios y de los medidas para disciplinar a los arrendatarios dís-
campesinos en general para que observaran el colos. Estos tenían estancias de entre 10 y 20
servilismo, era impartida por el clero. Numero- fanegadas por cabeza, pero debían trabajar seis
sas haciendas tenían su propia capilla y el cura días a la semana en la hacienda o mandar un
estaba en la nómina del hacendado, y las que trabajador hábil en su lugar, por lo que recibía
no contaban con estas facilidades, enviaban a 4 centavos diarios, descontando el valor de la
sus dependientes a que asistieran a la misa del alimentación. El ganado de los arrendatarios pa-
pueblo como obligación. Díaz describe el ser- gaba 10 centavos por cabeza de renta mensual-
món del párroco a propósito de una serie de mente. Si se salían de la estancia iban a parar
robos que estaban ocurriendo contra las hacien- al "coso", y sólo podían ser liberados con una
das de la vecindad, en el cual "el cura pintó al multa de 5 pesos, cuando el animal valía en el
ladrón con los colores más degradantes para la mercado entre 30 y 40 pesos. La hacienda exigía
sociedad, y las más aterradoras amenazas para la mitad de la cosecha de papa de cada estancia
la otra vida" (pág. 38); más tarde, hablando con y producía en sus propias tierras 4.5 veces más
unas señoras encopetadas que le piden que repi- cargas de papa que las que les sacaba a los
tiera el sermón en sus haciendas, pues se habían arrendatarios (76).
robado unos cerdos, el cura sentenciaba filosó- El monopolio territorial era extremo y, en
ficamente: "A donde la ley no alcanza, alcanza vez de abonar las tierras, se las dejaba en des-
la religión" (pág. 40). canso durante largos períodos. Es aparente, sin
A los campesinos que demostraran mayor embargo, que las tierras de los concertados eran
sumisión y lealtad se les ascendía a capitanes utilizadas más intensivamente y debían recurrir
de cuadrilla o mayordomos; a estos últimos les a los abonos. Algunas de las haciendas tenían
asistía el derecho a mantener ganado, lotes para hasta tierras reservadas como cotos de caza y
cosecha, y sus hijos tenían jornales asegurados. sus propietarios se enseñoreaban tratando de
En la hacienda Yerbabuena, en 1845, José Igna- imitar a la aristocracia europea.
cio Perdomo describe que el mayordomo ganaba
200 pesos por año (equivalente a 1.600 reales, Hacienda panelera en el Sumapaz
o sea entre 6 y 8 veces lo que devengaba un
arrendatario raso), podían mantener en la ha- La explotación que ejercían los terratenien-
cienda hasta 20 animales y sembrar una huerta tes de las tierras cálidas sobre sus arrendatarios
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 117

era mucho más despiadada y sin el paternalismo precio de la humanidad» (pág. 42); por otra
ni las pretensiones aristocráticas que caracteriza- parte, fuera de la ausencia de toda seguridad
ban a los hacendados de la Sabana de Bogotá. manifiesta, puesto que a menudo los peones
Aquí los grandes propietarios habían empezado morían achicharrados en la melaza hirviendo,
a ocupar tierras a partir de 1840, y al parecer la producción de las parcelas arrendadas era una
habían subyugado a campesinos indígenas y alternativa mucho más provechosa para el arren-
mestizos que se habían adentrado en la región datario -especialmente en la medida en que po-
con anterioridad, aunque es bien poco lo que día ser mercadeada- que el trabajo, en gran
se conoce sobre la forma como las nuevas ha- medida, entregado a los terratenientes. De la
ciendas obtuvieron mano de obra sujeta. descripción de Díaz se deduce que el control
La novela Manuela describe en los térmi- que ejercían los propietarios no era muy eficaz
nos más realistas las condiciones bajo las cuales y que el sistema funcionaba con ciertas dificul-
vivían los arrendatarios. En el principio de la tades: «Hay arrendatarios que se van hallando
novela aparece don Demóstenes, un joven gól- con platica [y] se tratan de escapar mandando
gota y radical de Bogotá, interesado en cambiar un jornalero que no sirve de nada, y de esto
la suerte del país en los años de 1850. Este resulta que los pleitos son eternos» (pág. 79).
inquiere sobre la condición de una de las arren- La independencia de los arrendatarios entra en
datarias de la hacienda que visita: «¿Y cuáles contradicción con los intereses de los terrate-
son tus obligaciones?», y la arrendataria replica: nientes y éstos intentan cortarla de plano, no
«Pagar ocho pesos por año y trabajar, una se- siempre con éxito. Como se puede apreciar,
mana sí y otra no, en el edificio del trapiche» existe la posibilidad de introducir en cierta forma
(pág. 11); en el trapiche se pagaba también un trabajo asalariado voluntario y remplazar el tra-
real diario (ocho reales igual a un peso), o sea bajo obligatorio, pero el terrateniente lo rechaza,
que se necesitaban 64 días de trabajo al año en ya que cambiaría enteramente el carácter de la
las labores de la hacienda para pagar el arriendo. relación y el tipo de renta. El solo hecho de que
Esto significa, de acuerdo con la aritmética más el arrendatario estuviera en posición de acumu-
simple, que gran parte de los salarios recibidos lar (lo cual sucederá con menos problemas, por
al año, que en teoría debían cubrir los jornales ejemplo, con las aparcerías de la colonización
de 25 semanas de a 6 días, equivalente a 18 antioqueña), contradecía la apropiación de ese
pesos y 6 reales, era devuelto al propietario un excedente por parte del terrateniente. En la re-
45% por el derecho de usufructuar la parcela gión de Guaduas, «algunos arrendatarios tienen
de subsistencia. un palito de platanal, hasta el completo de seis
Los métodos de control que ejercían los bestiecitas; pero esos viven en guerra abierta
terratenientes sobre los arrendatarios se descri- con los patronos» (pág. 79), quienes pretenden
ben en una conversación entre dos terratenien- hacerlos volver al nivel de la más estricta sub-
tes, en la cual el uno le dice al otro: «A mí se sistencia.
me iban escaseando [los peones en el trapiche], Cuando don Demóstenes le pregunta a esta
pero le mandé a picar el rancho a un arrendatario arrendataria por qué no se embarca en el sueño
que se me estaba altivando, y temblando o no radical de la exportación de productos tropicales
temblando, están todos obedientes. No hay ca- y los siembra en sus parcelas, ésta responde con
dena tan poderosa como la tierra... figúrese us- profundo conocimiento de causa: «la pobreza no
ted que les arrendáramos el aire, así como les nos deja hacer nada y como no hay caminos,
arrendamos la tierra que les da el sustento ¡con ahí se perdería todo botado; y no sólo es eso,
cuánto mayor respeto nos mirarían estos anima- sino que los dueños de la tierra nos perseguirían.
les!» (pág. 48). Es bueno con lo poco que alcanzamos a tener,
Los "animales" preferían dedicar más a medio descuido ya nos están echando de la
tiempo a sus propias labranzas que al trapiche estancia, haciéndonos perder todo el trabajo,
por razones transparentes: por una parte, «los ¿qué sería si nos vieran con labranzas de añil,
contornos del Retiro [el trapiche] haría reventar café y todo eso?» (pág. 79).
de pena el corazón de un radical porque los El punto de vista ingenuamente democrá-
grupos de bagazo, el tizne de la humareda, la tico de los liberales radicales se ve aquí cruel-
palidez de los peones, el sueño, la lentitud y la mente desmentido por los hechos: los productos
desdicha no muestran allí sino el más alto des- de exportación serían manejados por los terrate-
118 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

nientes, y los campesinos, según el proyecto en y artesanales que él no estaba en capacidad de


su contenido real, serían los peones de brega producir, como sal, manteca, velas, arroz, ha-
mantenidos en el más elemental nivel de sub- rina y tabaco, vestuario o materia prima para
sistencia. Es por esto, insistimos, que los fabricarlo en casa (no hablamos de calzado por-
proyectos de la burguesía comercial están por que la mayor parte de la población utilizaba si
la liberación de las trabas al comercio, pero no acaso alpargatas), sombrero y sus herramientas,
por la liberación de las trabas a la producción. todo lo cual explica, tomado a nivel agregado
El dueño de la hacienda en la novela de de muchas haciendas, que pagaban en metálico
Díaz, don Gaspar, tenía una renta anual de una parte de las necesidades de los arrendatarios,
10.000 pesos oro, que era evidentemente trabajo el carácter de los mercados generado por este
no remunerado de sus arrendatarios y muestra tipo de relaciones de producción que tiene cierta
que además tenía un número apreciable de ellos; significación para la actividad artesanal y aún
pero, infortunadamente, Díaz no nos suministra para las importaciones.
esta información. En todo caso, surge la pregun- Lo más obvio del caso es que la fuerza de
ta: ¿era este trabajo así apropiado plusvalor?, trabajo del arrendatario no es un valor, una mer-
es decir, ¿tomaba la forma que asume el trabajo cancía, y que el mercado para ella es ciertamente
excedente en el régimen capitalista de produc- limitado; el principal elemento que prevalecía
ción? en la relación entre terrateniente y campesino
En primer término hay que considerar que era la renta y la coacción externa y no el salario,
el equivalente del capital variable que desembol- que cubría sólo una parte menor de sus necesi-
saba don Gaspar estaba dividido en dos: una dades. En consecuencia, la relación social de
parte, de casi 19 pesos por arrendatario al año, producción carece de lo que le es específico al
que en realidad se volvían 11 pesos por el rein- modo de producción capitalista: el trabajo asa-
tegro contenido en el pago del arriendo, y otra lariado libre, y que el salario represente todas
parte en un lote de tierra cedido, en donde se las necesidades del productor directo.
originaban para el productor y su familia las El equivalente del capital constante de don
necesidades que el salario de 11 pesos al año Gaspar eran medios de producción muy primi-
no alcanzaba a cubrir, que ciertamente eran mi- tivos, como el viejo trapiche empujado por mu-
noritarias; era posible que parte de la producción las, molas posiblemente de cobre, las calderas
del lote de subsistencia se mercadeara y esto alimentadas con leña o con el mismo bagazo de
aumentara el ingreso monetario de cada produc- la caña y, si acaso, el ganado de cría que debía
tor, con el cual éste adquiriera una proporción acompañar como actividad subsidiaria la pro-
mayor de sus necesidades; pero, como ya se ducción de panela de la hacienda. La tierra en
vio, los terratenientes intentaban controlar el sí misma no operaba toda como capital fijo,
monto de ingresos monetarios de los arrendata- pues una parte de ella estaba dedicada a operar
rios, ya que el aumento de éstos ponía en cues- como equivalente salarial; otra, quizá la mayo-
tión la férrea relación de dependencia. Es muy ría, permanecía aún sin explotar y de ella se
probable entonces que el plátano, el maíz, la extraía la leña, y, finalmente, estaban los caña-
yuca, aves de corral y especies menores repre- verales y pastizales, que sí pueden considerarse
sentaran, junto a la panela y quizás a la carne como capital. Era también un capital de muy
que se les suministrara ya fuera como "raciones" baja productividad, y con él era difícil (si no
(aditamentos al equivalente salarial) o se les imposible) apresurar el ritmo de movimiento de
vendiera, la mayor parte del trabajo necesario los trabajadores directos.
del arrendatario y su familia. Para tener una La producción de panela, de carne y pieles
idea aproximada del poder adquisitivo de los 11 (zurrones para la exportación de tabaco) se des-
pesos al año, piénsese que una arroba de carne tinaba en su mayor parte para el mercado, o sea
tenía un valor aproximado de 2 pesos en Bogotá que se valorizaba el trabajo involucrado por los
entre 1855 y 1864 (77), y suponiendo un consumo arrendatarios; pero esto no significa que la forma
familiar de sólo una libra por día, todo el salario de producción fuera capitalista, porque todos
se iría en asegurar este producto alimenticio por los modos de producción, en mayor o menor
un período de 137 días. Lo más probable tam- medida, intercambian parte de su producto (78).
bién es que con el ingreso de estos 11 pesos el sin que ello implique que la fuerza de trabajo
productor adquiriera los productos alimenticios empleada sea también una mercancía. No hay
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 119

duda tampoco que don Gaspar acumulaba, o nativas de trabajo libre y se hubieran fugado de
mejor, atesoraba rentas; lo que debe preguntarse las haciendas. De hecho, Manuela se fuga del
es qué tan rápido podía ser este tipo de acumu- dominio de don Gaspar y se transforma en pro-
lación bajo las condiciones existentes, y la res- letaria, laborando en la factoría en la prepara-
puesta es obvia: la acumulación depende básica- ción de la hoja y de los puros; pero, con todo,
mente del número de arrendatarios que un terra- la mayor parte de la actividad de siembra se
teniente esté en capacidad de conseguir, y si no efectúa bajo relaciones precapitalistas. En el
puede obtenerlos de fuera de su hacienda, el caso hipotético de que la mayor parte del proceso
ritmo de acumulación estará determinado por la productivo se hubiera desarrollado con base en
tasa de expansión demográfica de la fuerza de relaciones salariales, los terratenientes habrían
trabajo vinculada al terrateniente. Es entonces tenido que recurrir al mercado de trabajo, ofre-
un ritmo muy lento de acumulación, y más to- cer allí un precio por el alquiler de la fuerza de
davía por cuanto la organización del trabajo di- trabajo, cuya cuantía estaría determinada, por
ficulta grandemente la introducción de mejoras una parte, por su relativa abundancia y, por
técnicas que aumenten a su vez el monto del otra, más fundamental, por el costo de reproduc-
sobreproducto y la velocidad de la acumulación. ción de ella. Hubiera sido posible una solución
La relación social se nos presenta pues intermedia, dependiendo de las condiciones de
como básicamente servil, pero con diferencias la lucha entre las clases, de que los terratenientes
importantes en comparación con la relación tuvieran que introducir relaciones más libres,
feudal típica: existe la acumulación de rentas como la aparcería, para poder seguir usufruc-
(aunque deba ser lenta) y la ganancia comercial tuando rentas, pero cediendo una mayor parte
(que puede ser mucho más rápida), y ésta go- del trabajo al aparcero que en la situación ante-
bierna en cierta medida la organización de la rior. En cierta forma, está solución tiende a
producción; hay, además, un elemento moderno producirse en la última etapa de la era del tabaco
en la relación de producción: es el salario, pero en las mismas explotaciones de Ambalema, pero
se expresa de manera atrofiada; por último, la no tenemos evidencias de que hubiera inducido
superestructura no está basada en corporaciones cambios ni siquiera en las regiones colindantes
de tipo aristocrático y, por consiguiente, existe o sea que el fenómeno del desarrollo capitalista
la propiedad privada de la tierra, con serias limi- no podía desatarse simplemente con un producto
taciones para su plena movilidad, pero que no de exportación, sino dentro de un complejo pro-
equivale al complejo sistema jerárquico de po- ceso social que no alcanza a ser iniciado por el
sesión feudal con sus prestaciones y contrapres- auge del tabaco.
taciones de tipo militar. Debe tenerse en cuenta, La separación de la jornada de trabajo en
también, de acuerdo con la existencia de este el tiempo y el espacio, factor común a la mayoría
peculiar tipo de acumulación, que la circulación de las haciendas del país en ese entonces, suscita
mercantil es bastante amplia, incluyendo la ma- una serie de dificultades en la organización ra-
yor parte del trabajo excedente (ejecutado en cional de la producción en dos aspectos básicos:
las tierras de la hacienda) y una parte menor del emergía la alternativa, para el arrendatario, en-
trabajo necesario de los arrendatarios. tre su trabajo de subsistencia (y más si podía
Haciendo un pequeño ejercicio de historia comercializarse parte de esa producción con pro-
contrafactual, podemos ilustrar quizá mejor vecho) y el trabajo excedente que debía entregar
nuestra tesis de que no existe capitalismo en al terrateniente, a pesar de que éste se cubría
nuestra formación social a mediados del siglo en parte con un salario; y se restringía de esta
XIX, aun en las regiones que son más influidas manera el campo de acción laboral organizado
por el auge del comercio exterior. Con el hecho al separar los dos tipos de trabajo, contribuyendo
de que en la región de Guaduas se hubiera pre- a aflojar la disciplina en las tareas de la hacienda
sentado una aguda escasez de trabajadores, ma- y requiriendo, en consecuencia, de la arbitrarie-
yor a la que produjo por esa época la intensa dad y la coacción extraeconómica, como eran
actividad tabacalera de Ambalema y, más aún, la quema de los ranchos, los matones del terra-
que las factorías que procesaban el tabaco con teniente, las autoridades locales, etcétera. No
base en trabajo asalariado se hubieran ampliado era posible entonces lograr una creciente extrac-
muchas veces más de lo que lo hicieron, los ción de sobre trabajo mediante la homogeniza-
arrendatarios hubieran encontrado fuentes alter- ción del trabajo necesario y el sobrante y la
120 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

utilización de medios de producción avanzados Rivas no es de extrañar, cuando afirma que «go-
de propiedad del burgués, sino, si acaso, aumen- zaba con recoger el tabaco de los cosecheros y
tar la jornada de trabajo, lo cual se manifiesta contar a éstos por centenares, como mis prote-
violentamente en la visión realista que nos gidos» (pág. 230).
ofrece Eugenio Díaz en Manuela. Las aparcerías del tabaco, a diferencia de
los arrendatarios de las haciendas vistas atrás
Las aparcerías tabacaleras de Ambalema estaban bajo el comando de la producción en
pequeñas parcelas, lo cual se adecuaba a las
Las siembras de tabaco para la exportación exigencias de cuidado meticuloso que requería
tuvieron su epicentro en Ambalema, sobre la el cultivo, su recogida y el secamiento de la
margen derecha del río Magdalena, en el Estado hoja en el caney. El hecho de que no hubiera
del Tolima, pero su radio de acción se extendió separación tajante entre el trabajo necesario y
desde La Mesa, Guaduas, Apulo y Villeta hasta el sobrante del cosechero, significó probable-
Ibagué. Estas tierras fueron ocupadas por un mente un aumento en la productividad del traba-
grupo de hombres a quienes Medardo Rivas, jo, porque se especializó más el productor y no
uno de los apropiadores, llamó eufemística- había tan patente contradicción entre el trabajo
mente Los trabajadores de tierra caliente, en su para sí y el destinado al terrateniente, aunque
libro autobiográfico (79), donde relata cómo co- de todos modos, como se verá, la contradicción
merciantes, militares, abogados y políticos, y emerge en el reparto del producto. Mientras el
parte considerable de la oligarquía bogotana, terrateniente financiaba los caneyes (tendidos
fracasados ante el estancamiento de las fuerzas para secar el tabaco) y las semillas, el cosechero
productivas del país, bajaron a tierra caliente a se veía impelido a vender todo su producto al
explotar a sus moradores, despojándolos de tie- terrateniente, a un precio que, cuando Montoya
rras que habían ocupado sin papeles notariales y Sáenz tenían todavía el monopolio de la com-
e importando también campesinos del altiplano pra en Ambalema, en 1848, representaba un
y de otras regiones del país. El trabajo de esta diferencial del 30% a favor del propietario. La
masa de campesinos derribó selvas, abrió cami- libertad del cultivo y compra fue decretada en
nos y sembró con su esfuerzo, malamente retri- 1851, y los precios internos del tabaco aumen-
buido, la gran riqueza que usufructuaron durante taron por las condiciones favorables del mercado
algún tiempo estos terratenientes y sus interme- de Bremen y por el aumento de la competencia
diarios. entre los compradores. La participación de los
Según la autobiografía de Rivas, la tierra terratenientes fue en firme ascenso con el tras-
en donde estableció sus tabacales «era de los currir de los años, hasta alcanzar, en 1858, un
indígenas de Guataquecito, quienes la poseían 52% del precio con que se vendía en las facto-
proindivisa» (pág. 255), o sea que se benefició rías. El aparcero había aumentado también en
con las medidas oficiales que disolvían los res- el proceso su ingreso nominal, porque los pre-
guardos. El descuajamiento de la selva corrió a cios por arroba subieron, de 15 reales en 1849-
cargo de una cuadrilla de antioqueños que iban 1850 a 50 reales en 1858, o sea, que si en 1848
de lugar en lugar, según el decir de Rivas, como obtuvo 10.5 reales por arroba, en 1858 el monto
"gitanos", derribando el monte por contrato, es fue de 24 reales por arroba (80).
decir, a puro jornal. El hecho de que estos asa- El contrato de arrendamiento entre propie-
lariados libres fueran considerados como raros, tario y aparcero expresa el carácter desigual de
revela que su condición era relativamente ex- la relación y la falta de libertad personal del
traña para un terrateniente como Rivas. La ma- segundo: se prohibía que los productores vivie-
yoría de los trabajadores eran, por el contrario, ran con sus familias en la parcela, prefiriéndose
aparceros que gozaban de muy limitada libertad a los solteros, es decir, que el equivalente sala-
personal. La apropiación de grandes extensiones rial permitía sólo la reproducción del cosechero
de tierra y la explotación de innumerables apar- y no la de su familia, probablemente porque la
ceros, hacía posible que «no fueran pocos los mayor parte del área por trabajar debía dedicarse
hombres [en Ambalema], como don José L. al tabaco y un área menor a los cultivos de pan
Viana o don Pastor Lezama [que] tenían de renta coger, que de todos modos existieron, según la
por sus propiedades más de cien mil pesos anua- siguiente descripción del mismo Rivas: «El ca-
les» (pág. 155). La alegría que expresa el mismo ney está ocupado hasta la mitad por una troja
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 121

de maíz conservado en mazorca con hojas, la en las sartas a medianoche el bueno por carola
otra mitad se emplea en las operaciones del dia- [tabaco de baja calidad], de manera que al día
rio, y el techo está cruzado por infinidad de siguiente los comisionados al hacer la visita, no
cuerdas en las que va ensartado el tabaco. Los encontraban merma en peso, pero el día que se
racimos de plátano de la vecina platanera se le recibía el tabaco ya no servía para nada...
maduran colgados al humo de la hoguera; y las Apelando a la astucia, fraude y todos los recur-
gallinas, los patos, los palomos y el cerdo que sos humanos, lograba, como un cubiletero, que
engordan tienen siempre el caney en bullicio y el tabaco ya seco y preparado, desapareciese
agitación» (81). Por otra parte, el cosechero se por encanto del caney a la casa de recibo» [én-
comprometía a vender estrictamente toda su pro- fasis en el original, pág. 252].
ducción al propietario, lo cual era reforzado por Pese a que las condiciones de este tipo
medio de milicias y guardas armados de que peculiar de aparcería eran posiblemente mejores
disponía el terrateniente. que las de los arrendatarios de otras regiones,
Conforme reza una crónica de Eugenio la enajenación del producto sobrante de los co-
Díaz, quien precisamente describe la casa de secheros tenía que hacerse sobre una base insti-
un cosechero que es allanada sorpresivamente tucionalizada de violencia abierta, como lo de-
a la madrugada (82), el aparcero debía pagar una muestran las milicias, inspectores y matones que
renta anual de treinta pesos por un almud de imponían el terror terrateniente.
tierra; «pero cultiva más de un almud de tierra Es obvio que la siembra del tabaco requería
-observa el terrateniente-, y sin más obligación de poco capital, pero aun así se encuentran pocas
que venderme a dos pesos las cien arrobas de evidencias en esta región de la existencia de
tabaco de cada cosecha (pero en mi romana) y pequeños propietarios autónomos en el cultivo.
de comprar en mi tienda todo lo que necesite. Como lo afirma uno de los personajes de la
Y luego vendo el tabaquito a siete pesos, a cual- crónica de Eugenio Díaz, «lo que sí le puedo
quier comerciante» (83). decir a usted es que la ley del libre cultivo sin
Las ventas también forzadas de vituallas la ley de libre venta, es lo mismo que la libertad
por parte del propietario coartaban aún más la de tener escopeta, con la prohibición de tener
libertad del aparcero, al endeudarlo como lo pólvora, o la libertad de entrar, con la prohibi-
ilustra Rivas refiriéndose a uno que se fugó: ción de salir» (énfasis en el original) (84). La liber-
«¿Qué había dejado el taita Ponce? Una cuenta tad de cultivo fue entonces exclusivamente para
en libro por $ 300; tres palos para formar el los terratenientes, que, de haber permitido el
caney y su grata memoria» (pág. 253). Rivas cultivo independiente, se hubieran encontrado
probablemente exagera el monto de la deuda, a sin aparceros que les tributaran rentas. Y esto
menos que ésta se hubiera acumulado durante se lograba con la amenaza de que los cosecheros
varios años. que contrabandearan irían a parar a la cárcel,
Una vez que la crisis del tabaco empezó a se les multaría o se les mataría, si así lo decidía
desatarse durante los años 70, cuando bajaron la arbitrariedad de las milicias al servicio de los
tanto los precios como los volúmenes exporta- propietarios.
dos, los terratenientes intentaron trasmitir más Cuando la crisis del tabaco se profundizó,
que proporcionalmente la baja a sus aparceros. lo cual fue resultado del deterioro en la calidad
Estos se defendían contrabandeando con mayor de la hoja por agotamiento del suelo (85), los terra-
frecuencia, lo cual siempre fue un problema tenientes más avisados introdujeron la renta en
para los terratenientes, pues se trataba de impe- especie: una cantidad determinada de las mejo-
dir la libertad de venta. Refiriéndose nueva- res hojas debía ser entregada al propietario, y
mente al fugado Ponce, Rivas se lamenta de la el tabaco de peor calidad, para el consumo inter-
siguiente manera: no, quedaba a disposición del cosechero. A pe-
«Si alguna vez tuvo el taita Ponce la flor del sar de todo, la crisis del tabaco no tenía solución,
tabaco que me había prometido, fue un misterio pues se trataba de dos problemas sumamente
para mí, a pesar de la vigilancia de los inspec- graves: la incapacidad de introducir mejoras téc-
tores pues parece que algunas veces lo sacaba nicas bajo este tipo de relaciones sociales, que,
tarde para venderlos del otro lado del río, donde cabe agregar, fueron intentadas sin ningún éxi-
los Cheseros [contrabandistas] tenían caneyes to (86), y el desplazamiento de la producción hacia
para comprar tabaco y secarlo; otras cambiaba la colonia de Java, bajo condiciones capitalistas
122 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

de organización, que generaban un tabaco de ganancias comerciales que en otros circuitos


mejor calidad que el nacional (87). Al traste fueron puede ser invertida como capital, pero aún así
a dar por el momento los proyectos de la burgue- esta es bastante inestable, como lo demuestra
sía comercial de un desarrollo de la acumulación la quiebra de Montoya y Sáenz en 1858 (90), y no
basado en este tipo de exportación. puede comparársele a la acumulación burguesa
Las formas de trabajo que impulsó la expor- que se origina sobre la base de una explotación
tación de tabaco, tenían algunas premisas en las más intensiva y científica de la fuerza de trabajo
aparcerías relativamente libres de la región de libre y que no requiere de todo el aparataje de
Girón, pero, evidentemente, las condiciones de represión violenta, externo al trabajador, sino
libertad fueron drásticamente limitadas, sin al- que se interioriza en cada productor directo
canzar a constituir de ningún modo formas de como libertad para morirse de hambre si no
trabajo capitalistas. La renta que obtenía el te- alquila su fuerza de trabajo al capitalista. Aquí
rrateniente del aparcero estaba inmersa en el la acumulación encuentra demasiados obstácu-
diferencial de precios entre la compra forzada los, desde las mismas relaciones técnicas, pa-
y la venta de la hoja a la factoría y, si es del sando por el sabotaje y el robo sistemático de
caso, como lo señala Eugenio Díaz, de 30 pesos los aparceros, hasta los mercados de dinero con
anuales, que sería un tributo exagerado sobre tasas de interés exageradas que le quitan ímpetu
los 200 pesos anuales de ingreso que tendría el y no dejan que expanda su dominio sobre la
cosechero en cuestión. A este monto habría que población y la producción.
sustraerle los gastos de inversión -que se supone Es posible que en la región de Ambalema
eran pequeños-, para agregarle el sobreprecio se hubieran dado presiones mayores del sistema
que pagaba el cosechero por las subsistencias de factorías y que hubiera surgido un movi-
que le proveía el propietario. El aparcero no miento campesino si hubiera continuado el efí-
tenía libertad entonces ni para adquirir insumos mero auge tabacalero, para eventualmente crear
ni para vender el producto. Su equivalente sala- una fuerza de trabajo libre; pero ésto implicaba
rial se distribuía en los pocos productos de su un fenómeno social mucho más vasto del que
parcela (maíz, plátano y aves), más lo que reci- se produjo. Como observa Eugenio Díaz, «por
bía por la compra forzosa de su producto, in- la margen de Ambalema pasaban las gentes de
greso que se iba en una alta proporción en el cien pueblos... El gran tráfico de exportación
pago por las vituallas que él no producía. Aun [era el] único que daba movimiento y vida a
así, le quedaba un sobrante para gastar en el los pueblos circunvecinos» (91), pero esto no fue
mercado, lo cual molesta en particular a Me- suficiente para impulsar el desarrollo del capital
dardo Rivas: «El perezoso calentano se levantó, y, antes de romper el sistema de explotación de
movido por tantos halagos, y principió a sembrar mano de obra sujeta, lo que hizo fue fomentarlo
tabaco y a llevar una vida de disipación y vi- de una nueva manera. La crisis que se desató
cios» (88). Apenas el arrendatario tiene alguna po- después no hizo más que asegurar la permanen-
sibilidad de gastar a su manera, ya que el terra- cia y estabilidad de las viejas relaciones sociales
teniente se convierte en el guardián absoluto de por un todavía largo período.
la moral de sus explotados.
La relación de producción tiene por tanto Formas de trabajo en las haciendas del Cauca __
algunos elementos modernos, que claramente
no son los dominantes, y otros de sujeción y En la evolución de la hacienda Coconu-
coacción extra-económica que son abrumado- co (92), del general Mosquera, se pueden apreciar
res. La fuerza de trabajo no alcanza a ser una los cambios más importantes que se dieron en
mercancía en el cultivo mismo del tabaco, aun- las relaciones sociales de esta región, que fue
que sí toma esa forma en el trabajo de las fac- durante mucho tiempo emporio minero y escla-
torías. Los circuitos de circulación mercantil se vista, pero que entra en decadencia durante el
amplían considerablemente y el ingreso de los siglo XIX con la crisis del esclavismo.
cosecheros aumenta, aunque, como lo observa En 1823, las instrucciones del general Mos-
Sierra, el costo de los artículos de primera ne- quera para organizar el trabajo de su gran ha-
cesidad en Ambalema sube desproporcionada- cienda permite apreciar que los esclavos tenían
mente y es mayor que el de todas las plazas del sus sementeras en las que trabajaban 5 días al
país (89). Existe una acumulación de rentas y de mes y los días festivos. Los castigos por faltas
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 123

disciplinarias podían llegar a 25 azotes, aunque der nada sin dar cuenta al mayordomo... y los
«a ninguna mujer embarazada se le podrá casti- que traten sin permiso, se anularán los contratos
gar con otra cosa que el cepo» (pág. 199), o como hechos por menores... debe hacérseles
sea, que el general cuidaba un poco más su cargo de todo el tiempo perdido, y embargarles
capital esclavista, representado en vientres, que los ganados... hasta que se me dé cuenta... pues
los propios esclavos. Es interesante anotar que es mucho lo que roban dejándoles libertad de
como la región está relativamente aislada de los trabajar en la hacienda» (pág. 201). En estas
circuitos comerciales mundiales, hace que el instrucciones para la organización del trabajo
trabajo necesario sea ejecutado por los mismos en Coconuco ya están anunciados cambios
esclavos en sus lotes de subsistencia y que el considerables en las relaciones sociales que so-
esclavista no adquiera estos bienes en el merca- lían imperar en la región, pues el comercio ha
do, impidiendo de esta manera que todo el pro- entrado en la hacienda y los esclavos pretenden
ducto esclavista sea mercadeado. Otra parte de dirigir parte de su producción hacia él, ganando
las necesidades de los esclavos era suministrada una independencia relativa que pone en materia
en la forma de "raciones" para cada familia, las toda la relación con el amo; de aquí se deducen
cuales se cultivaban en la misma hacienda o era las nuevas restricciones. Más importante quizás
carne de los ganados del general. La hacienda es el hecho de que la manumisión ha obstruido
tenía unas 30.000 hectáreas de extensión y había en cierta medida la reproducción de la mano de
dos minas de oro dentro de sus confines, de obra esclava y se ha deteriorado considerable-
manera que parte de los esclavos estaban dedi- mente la disciplina en la actividad minera, lo
cados a su laboreo. La otra parte se dedicaba cual ha hecho descender la producción. Para
al trabajo agrícola especializado de curtidores, intentar remediar esta situación, el general Mos-
molineros y queseros (pág. 190). La producción quera da las siguientes instrucciones: «Los ma-
agrícola servía de base a la actividad minera, numitidos que se quieran contratar los contratará
aunque también debió hacer ventas en el mer- particularmente en las minas y les dará algún
cado de ganado, cueros y quesos. aliciente para tener peones de minas en cambio
Colindando con la hacienda existía un res- de los esclavos cuando falten y de modo que
guardo o poblado indígena, cuyos residentes queden utilidades» (pág. 202). La reducción en
podían pastorear sus animales en tierras de la el número de esclavos había forzado una etapa
hacienda pero pagando «por cada res dos reales transicional en las minas, donde parte del trabajo
al año. Por cada oveja un real y tres pesos por era parcialmente asalariado, mientras el resto
la casa y por la sementera» (pág. 200). Sería seguía siendo esclavo. Los manumitidos, sin
interesante establecer en general por qué las ha- embargo, seguían desprovistos de libertad y su
ciendas del Cauca no pueden dominar abierta- status se asemejaba al de un agregado.
mente a los indígenas y someterlos como "agre- La hacienda estaba entonces en mala situa-
gados", teniendo que recurrir a esclavos en una ción económica y siguió decayendo con el tras-
región con una relativa densa población, lo que curso del tiempo, lo cual se confirma en las
también se expresa en la capacidad de defensa instrucciones para el año de 1876, que son mu-
que despliegan los indígenas en la salvaguarda cho más escuetas, como para una empresa que
de sus resguardos, algunos de los cuales sobre- tiene menos actividades que antes; entre otras
viven hasta hoy. cosas, la explotación de las minas ha sido aban-
En 1842 soplaron vientos de turbulencia donada. De hecho, el proceso de liberación de
en el Cauca, por fuera de los conflictos que los esclavos ha desbordado la viabilidad de este
había acarreado la guerra de Independencia; en tipo de haciendas que intentan transformarse al
esta ocasión, el general Obando hizo un llama- sistema de arrendatarios con regular fortuna.
miento a los esclavos, ofreciendo la libertad «A principios de 1850 -escribe Helguera-
para los que se enlistaran en su ejército. El desor- el general Mosquera (anticipando la próxima
den cundió en la hacienda, y Mosquera emi- abolición de la esclavitud) había sacado sus es-
tió normas más estrictas para controlar en algo clavos de Coconuco y los había remitido... a
la ya resquebrajada disciplina de los esclavos: Panamá. En el Istmo entrarían [sic] a formar
«No tienen permiso para criar ganado sino cinco parte de los trabajadores que construyeron el
cabezas cada familia entre chico y grande... ferrocarril del canal de Panamá y cumpliendo el
tampoco pueden tener ovejas, ni comprar ni ven- plazo de tres años de enganche forzoso, recibi-
124 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

rían sus cartas de libertad» (pág. 193). Helguera Una vez montados los cañaverales y el ca-
no dice cuánto recibió el general Mosquera por caotal, y ya sin requerir tanto trabajo en la ha-
este arriendo póstumo de sus esclavos ni advierte cienda misma, los Arboleda cambiaron la forma
de las terribles condiciones sanitarias que costa- de renta, exigiéndola ahora en dinero, a razón
ron tantas vidas en la construcción de este ferro- de tres reales por fanegada y por semestre, lo
carril. cual ya reflejaba ciertas relaciones comerciales
o por lo menos la presión para que los terrajeros
En el valle del río Cauca el proceso de vendieran parte de su producto en los mercados.
liberación de los esclavos significó una ardua Sin embargo, la restricción a la movilidad de
lucha de clases, o más precisamente entre los estos peculiares colonos era bastante drástica:
ex esclavistas, y su intento de tornar sus anti- todas sus operaciones estaban vigiladas por la
guas propiedades humanas en agregados. «Poco hacienda y no podían hacer contratos, inversio-
antes de ser decretada [la abolición], liberaron nes o asalariarse por fuera sin autorización del
algunos de sus negros y los hicieron concertados patrón (96).
campesinos con las pequeñísimas tierras que les En 1885, ya el heredero de don Sergio,
habían sido dadas por la hacienda en retribución Alfonso Arboleda, hizo desalojar a gran parte
por su trabajo en ella. En el momento de la de los terrajeros y se apropió de las mejoras
abolición, 40% de los esclavos estaban en esa para manejarlas directamente, entre ellas 21.200
posición» (93). árboles de cacao.
En Santander de Quilichao y Condoto, Ser- En otras regiones cercanas, particular-
gio Arboleda poseía extensas haciendas, una de mente en Puerto Tejada, a lo largo del río Palo
ellas llamada Pilamo, en donde decidió asen- y en Quintero, se dio una situación de fuerzas
tar 174 manumisos. Según una historia sintética más equilibrada que favoreció a los ex esclavos,
elaborada por la Unión Sindical del Cauca a quienes después de una férrea y sostenida lucha,
principios de siglo, el señor Arboleda les destinó quedaron de hecho como campesinos indepen-
500 plazas (unas 320 hectáreas) cubiertas de dientes; para mantenerse como tales debieron
bosques, divididas así: una parte para el estable- recurrir a formas organizativas permanentes y
cimiento de cultivos, y la otra para erigir un tener a su disposición armas para defenderse de
poblado. «Como valor del terraje por el usu- los atropellos de los Arboleda mediante las au-
fructo de cada parcela les estableció la cantidad toridades locales.
de diez días cada mes invertidos en los trabajos Las constantes guerras civiles desorganiza-
de la hacienda, que por aquella época consistían ban frecuentemente las haciendas de los Arbo-
en establecerle cincuenta suertes de caña dulce leda, cambiando de manos sucesivas veces, pero
y veinte de platanera, más quince mil árboles recuperándolas, ya fuera por negociación con
de cacao» (94). Como puede apreciarse muy clara- los liberales o porque se imponían las huestes
mente, la transición del esclavismo no es hacia conservadoras. En todo caso, en tales ocasiones
el forjamiento de un proletariado negro (como se interrumpían también los pagos de terrajes,
lo han interpretado varios historiadores que se
apegan a las intenciones ideológicas de los po- como queda patente en las instrucciones que da
líticos), sino a adaptarse al cuerpo social domi- Sergio Arboleda en 1871 para reorganizar el
nante de la época y hacerlo además de una ma- pago de las rentas en las haciendas de Japio
nera regresiva, pues se establece la pura renta y La Bolsa.
en trabajo, más atrasada aún que la agregatura «Todos los que habitan tanto en las tierras de
como tal. Ya hemos visto antes que el escla- Japio, como en las de Quintero deben pagar
vismo en las condiciones de la Nueva Granada terraje dividido en dos contados.... y cada uno
durante la época colonial repite en cierta medida debe otorgar un documento. Hay muchísimos
las formas de reproducción de los arrendatarios que han otorgado documento ninguno y es pre-
de la mayor parte de las haciendas, que es muy ciso recorrer todas las tierras para saber cuáles
distinto al sistema de plantaciones que imperó son y obligarles a reconocer terrajes o a que
en el Caribe (95). Asimismo, la disolución del es- deje la tierra.
clavismo no hace más que reducir al ex esclavo «A los que se resistan, o vencido el semestre, no
a la misma condición que es más corriente en paguen, se les debe obligar el pago por medio
las haciendas de la República. del Juez y despojarles. Para hacer el despojo es
bueno notificarles, dándoles un término pruden-
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 125

te, y terminado éste, proceder a destruir la casa se procuraron muchas tierras que apropiaron o
derribándola; la notificación se ha de hacer va- administraron.
liéndose del Juez, del Alcalde, o del Comisario En pleno valle del río Cauca, Isaac Holton
para que quede constancia. Pero no siendo po- describe en 1850 la hacienda La Paila, donde
sible ni prudente despojar de una vez a toda la anota una hilera de casas de arrendatarios, que
multitud que no paga, se debe empezar por unos por lo general están dispersas. «Algunos de los
pocos de los más informales, para que esto les aparceros pagan la renta en servicio personal.
sirva de estímulo a los demás (97)». Este se presta generalmente en los días viernes
Como se ve, don Sergio no quiere forzar y sábado, y en su mayor parte se ejecuta a ca-
un enfrentamiento con todos los terrajeros ballo. Otros pagan el alquiler del terreno en
puesto que podría llevarlo a las de perder, y dinero y oscila de un peso con sesenta centavos
aun si gana, se quedaría con muy pocos tributa- a tres pesos con veinte centavos por año. Todos
rios. El hecho de que recurra a la "legalidad" tienen sus estancias o parcelas de cultivo en el
vigente con tanto cuidado, es una forma de ad- bosque, con cabida de medio acre a dos acres,
vertirle a sus dependientes que detrás de don encerrados por una cerca circular o elíptica he-
Sergio están las milicias, las cárceles, las penas cha de guadua rajada» (98).
y las multas. Las normas de derecho vigentes La hacienda La Isla, descrita por Luciano
afirman el carácter desigual de los hombres co- Rivera y Garrido en Impresiones y recuerdos (99),
lombianos, aunque aparentemente estos agrega- se manejaba en 1860 a base de agregados. Al
dos o terrajeros sean considerados idealmente lado de las sementeras de los arrendatarios había
como ciudadanos libres, pero en verdad, de he- grandes dehesas para el ganado vacuno y la cría
cho y aun frente a la ley, existen derechos de de potros y muías. La empresa de la cría de
apropiación de bienes desiguales, obligaciones muías era una de las más prósperas de la hacien-
y contraprestaciones sin correspondencia del da, pues este era el medio de trasporte funda-
propietario, detrás de la ficción de un documento mental de la época. Había también extensas
que expresa el acatamiento voluntario pero que siembras de caña, un trapiche y alambique para
está coaccionado por el desalojo violento y la destilar aguardiente, instalados desde cuando se
destrucción de todas las posesiones del terrajero.desestancó este producto (pág. 12). El negocio
Este no puede, por ejemplo, picarle la casa al del aguardiente, entre otras cosas, permitió la
señor Arboleda si éste incumple, digamos, con formación de cuantiosos capitales para la época,
respecto a las raciones. El hecho jurídico de como fueron los de Pepe Sierra y los Eder,
que las mejoras son propiedad privada del arren- quienes lograban que les adjudicaran en muchos
datario y debe respetársele como tal, no será de los Estados soberanos la renta de licores que
incluido plenamente en nuestro código legal sino les permitía un monopolio de compra y ven-
en el año 1936. Mientras tanto, el sistema re- ta (100).
quiere, para funcionar, de la violencia organiza-
da, que por esta época (de gran inestabilidad El trabajo de La Isla corría fundamental-
política) no alcanza a desarrollarse suficiente- mente a cargo de los arrendatarios, pero también
mente, todo lo cual hace difícil la reproducción se tomaba recurso al trabajo asalariado, cuya
de este tipo organizativo de la explotación del importancia era relativa según el tipo de faenas.
trabajo. Por otra parte, la reacción de los cam- Rivera y Garrido menciona a un señor "ajustero"
pesinos y terrajeros es firme: se organizan en que vivía en Buga y cuyo negocio consistía en
juntas, se arman y, por lo general, se alistan formar cuadrillas de trabajadores temporales
del lado de los liberales en las guerras civiles, para la tumba, roza y quema de nuevos terrenos
para defender en alguna medida sus derechos. que se incrementaron entre 1854 y 1860, que
Esto hace que las haciendas de los Arboleda fue un raro período de paz: «Las valiosas hacien-
entren en decadencia, que se logre conformar das [del valle del Cauca]... mejoraron notable-
un campesinado parcelario sobre parte pequeña mente, debido a sustanciales reformas agrícolas
de sus tierras y que ofrezca en venta la mayor y pecuarias, que quebrantaron algún tanto las
antiguas rutinas de este pueblo pastor» (pág.
parte de sus posesiones. Ciudadanos extranjeros 165). Sin embargo, aproximadamente en 1889,
como los Eder, Barney y Simmonds, inmunes Röthlisberger visitó el valle del Cauca y co-
hasta cierto punto a las expropiaciones de bando mentó que se le parecía mucho a los llanos de
y bando que acompañaron las guerras civiles, San Martín (101).
126 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

Las relaciones de dependencia entre arren- de la producción que allí se desarrolla, la gana-
datarios y patronos eran muy férreas, a pesar dería, que requiere de pocos brazos y con am-
de la visión idílica que intenta proyectar este plias regiones relativamente despobladas, las re-
terrateniente sobre las mismas, como lo demues- laciones de explotación son informales, en cierta
tra aun la relación con el mayordomo; éste «se medida esporádicas, aunque no faltan las expre-
enamoró perdidamente de una preciosa ñapan- siones de rentas en trabajo y terrajes pagados
guita de Guadalajara, y aun pensaba casarse con en especie que se dan en varias zonas y reflejan
ella, a lo cual es probable que no se hubiera relaciones más estables entre propietarios y cam-
opuesto mi padre" (énfasis de S. Kalmanovitz, pesinos.
pág. 51). Es claro que si el mayordomo se casaba Lo que parece ser más común en las rela-
iba a necesitar una casa y una parcela mayores, ciones de trabajo de la costa es una aparcería
para lo cual requería de la autorización expresa especial, en la cual se da "pasto por tierra". El
del terrateniente; en esta ocasión, por lo menos, campesino se compromete a tumbar cierta por-
el mayordomo optó por el celibato. ción de "montaña" (terreno enmontado) y la
Una de las haciendas líderes en el Valle del usufructúa durante unos dos años, para después
Cauca fue La Manuela, que había pertenecido entregarla sembrada en pastos al terrateniente,
a Jorge Isaacs y quien la perdió en un embargo cuyos gastos no pasan de algunos "avances"
de la mayor parte de sus bienes. La compró para los primeros víveres del colono, y más
Santiago Eder en asocio de Pío Rengifo, pero adelante, las semillas de pasto y el inefable
figurando el primero como propietario por ser alambre de púas. El campesino usufructúa la
extranjero. Se pagó por ella unos $ 34.000 y tierra con siembras de maíz y plátano, eventual-
tenía una extensión de 1.500 acres, aproximada- mente debe cancelar el préstamo y, cuando se
mente unas 1.000 hectáreas. Más tarde adquirió vence el período, se adentra aún más en el mon-
una finca contigua, El Oriente, por $ 6.000. te, a civilizar tierras para el propietario, que de
Importó un alambique de cobre al baño maría esta manera se ahorra todos los costos que im-
y un trapiche accionado por una rueda pelton, plicaba tumbar y rozar por medio de cuadrillas
es decir hidráulico, que era mucho más produc- de temporales a jornal, lo que fue también uti-
tivo que los tradicionales trapiches movidos por lizado en algunas regiones. Con frecuencia los
muías. En 1897 remplazó el trapiche hidráulico "avances" no se alcanzaban a pagar nunca, ya
por uno de vapor. El transporte de la maquinaria que las cuentas eran llevadas arbitrariamente
pesada de Buenaventura a Palmira duró dos años por el patrón, lo cual amarraba al campesino y
y medio y comenzó a producir en 1901 azúcar su familia al terrateniente, obligando de esta
relativamente blanca. Eder recurría mucho más manera al colono a seguir abriendo tierras en
a los ajusteros que a agregados, aunque también provecho del patrón (103).
los tenía. Después de instalado el trapiche a La escasez de mano de obra y la arbitrarie-
vapor, tuvo que ampliar el área de cañaveral, dad de los terratenientes se combinaron para
reduciendo el espacio de los lotes de subsisten- diseñar un sistema de trabajo forzado, que se
cia, y ya en 1918, con 400 empleados, no había presenta también en muchas otras regiones como
margen para ningún agregado (102). La apertura el "trabajo personal subsidiario", con la diferen-
del camino de Buenaventura abrió el Valle al cia de que se destina a la construcción de supues-
capital extranjero y muy lentamente las grandes tas obras públicas (104) y que en la costa puede ser
haciendas empezaron a cambiar, a industrializarse utilizado privadamente por los terratenientes,
y a eliminar las relaciones atrasadas de produc- bajo el nombre de "matrícula". Los campesinos
ción. parcelarios, la mayoría de ellos ocupando tierras
de hecho, tenían que inscribirse ante los alcaldes
Las haciendas de la Costa Atlántica de cada localidad, y cuando los propietarios ne-
cesitaban mano de obra los mandaban a llamar,
Las distintas regiones de la Costa Atlántica les pagaban un salario fijado arbitrariamente y
tienen una evolución peculiar en sus relaciones les daban la alimentación. Los que rehuyeran
sociales: allí es más vasta la apropiación de la la matrícula estaban infringiendo la ley, ya que
tierra por unos cuantos individuos, más escaso fue estatuida por ordenanzas del departamento
el campesinado y más crudo su despojo que en de Bolívar en 1892 y reiterada por el fugaz
el resto de la República. Por la misma naturaleza departamento de Sincelejo en 1908 (105), y su in-
El régimen agrario durante el siglo xlx en Colombia 127

cumplimientopodía significar la cárcel. Tal sis- resguardos y las tierras de la Iglesia en tierras
tema estuvo en vigencia hasta 19 1 8, más o me- de pastoreo, las cuales serían de dificultosa com-
nos, y posiblemente desapareció por la conjuga- probación por la total inexistencia de censos de
ción de varias circunstancias sociales: por un tierra, de ganados, cultivos, etcétera, y esto nos
lado, la gran demanda de mano de obra asala- lleva a descartarlas en la medida en que la estruc-
'riada pura que generaron las bananeras implan- tura social imperante basta para explicar el he-
tadas por la United Fruit Company en la región cho de que la producción agrícola sea deficiente
que va desde Ciénaga hasta Fundación, que en durante todo el período en cuestión ( 1 10).
un momento llegó a enganchar 25.000 hombres La conquista terrateniente de las tierras ba-
y que tuvo repercusiones hasta en las zonas ca- jas de Cundinamarca, el Tolima y la anterior
feteras del interior ( l06), y por otro lado, la lucha del Huila, sería posible hacerla con base en la
campesina que se desató en Montería, Tinajo- ganadería por la introducción de los pastos gui-
nes, San Onofre y otras regiones, contra las nea y pará, que, según Medardo Rivas, fueron
cargas laborales obligatorias y la expropiación un medio efectivo para detener el crecimiento
de que estaban siendo víctimas los colonos por de las malezas tropicales y asegurar el pobla-
los terratenientes ( 107). miento extensivo con un ganado casi salvaje en
Las relaciones entre campesinos colonos y amplias regiones del país (1 11). Según Ospina
latifundistas se expresa «bien en el caso de las Vásquez, «en el occidente de Cundinamarca ocu-
siembras de arroz que hacían los campesinos rrió un avance apreciable, emparentado por algu-
de Tinajones, después de haber adecuado unos nos de sus aspectos con el de los antioqueños
playones a fines de siglo, quienes, para poder (combinación con la agricultura de subsistencia y
cruzar la parte del río que controlaban los lati- en cierta medida de plantación, S. K.), pero no
fundistascon sus productos, debían pagar terraje vino a tener importancia sino después de 1850, y
en especie, que era una parte arbitrariamente perdió impulso pronto» ( 1 1 2). Ospina se refiera a
fijada por el terrateniente sobre la cosecha de las grandes dehesas de ganado que se formaron pa-
los colonos» (108). ralelamente a la expansión del cultivo de tabaco y
La región costeña fue receptáculo de im- que suministró cueros para los zurrones en que
portantes inversiones extranjeras para la explo- se exportaba la hoja y el tasajo (carne salada y
tación del banano, maderas, añil, cacao y tabaco secada al sol) que consumieron los trabajadores
desde finales del siglo xrx, que explotaron la de la región y en parte también el consumo
fuerza de trabajo disponible con base en relacio- urbano de Bogotá. Después del auge tabacalero,
nes salariales, frecuentemente en disputa con quedó bien poco en los acervos productivos del
10s terratenientes de la región. A esto se agregó país; en palabras de Salvador Camacho Roldán,
un incremento del comercio nacional e intema- «tan sólo grandes pastales de pará y guinea bas-
cional, y a principios de este siglo, un impor- tantes para la ceba de 40.000 o 50.000 novi-
tante flujo de inmigrantes sirio-libaneses, quie- llos» (1 13).
nes procedieron a sentar condiciones para un En Antioquia la ganadería se desarrolló co-
desarrollo sostenido de la acumulación que, con rrelativamente con la colonización, en los gran-
todo, fue acompañado muchas veces por aumen- des "parches" que apropiaron los terratenientes,
tos en la coacción extra-económica que recaía pero también en menor escala en las pequeñas
sobre los productores directos (1 09), imperando propiedades, con variedades más cuidadas y en
allí todavía, o hasta hace muy poco, la barbarie complemento con el cultivo intensivo del suelo.
política y social. Sobre esto, Ospina Vásquez afirma lo siguiente:
«La combinación agrícola ganadera... a la vez
El desarrollo ganadero que imponía dinamismo al sistema agrícola de
Antioquia, conservaba la tierra y la población
E S bastante difícil encontrar información me-
dianamente coherente sobre el desenvolvi-
miento ganadero durante el siglo xix en Colom-
(evitaba la formación de la hollow frontier -
frontera hueca- de que habla Preston James).
Permitió la enorme proliferación antioqueña sin
bia. Existen diferentes hipótesis, por ejemplo, desplazamiento (sino ensanche) de su núcleo de
de varios escritores de la época, que afirman la ocupaci6n. Es cieno que faltaba para la mayor
existencia de una grave crisis agricola causada eficacia y elasticidad del sistema la introducción
por la conversión de las tierras de labor de los de un pasto mis rústico y adaptable que la guinea
128 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

y el pará (lo obtuvo mucho más tarde: la yara- nas comunales del centro hacia las ciénagas de
guá), pero estos pastos, suplementando la hu- San Jorge (117)».
mildísima grama, le prestaron enormes servi- A partir de 1880, ya se exportó algún ga-
cios» (114). nado de las haciendas costeñas, sobre todo hacia
Ospina no menciona cómo el núcleo antio- las Antillas, y el negocio aumentó hasta el punto
queño terrateniente ocupó hacia el sureste y es- que para 1919 se instaló la Packing House de
tableció grandes dehesas en 1860 que podían Coveñas, por capitalistas ingleses, que quebra-
cebar 60.000 o más cabezas de ganado y no con ría en 1925, porque el nivel de costos internos
tanta complementariedad con el cultivo intensi- competía poco con la Argentina y porque el
vo, como sí lo hace ver Alejandro López en la consumo interno dejaría pocos excedentes, en
siguiente acotación: forma rentable, para exportar (118).
«La selva antioqueña iba cayendo para dar lugar En un informe sobre la agricultura colom-
al cultivo extensivo y por demás costoso de los biana de 1888, un norteamericano describe la
pastos para el ganado de cría, y esa economía actividad ganadera de tierra caliente en los si-
cerrada, a la vez que daba buenas ganancias a guientes términos: «El ganado... es medio sal-
los ganaderos, dificultaba la formación de la vaje y pastorea sobre grandes extensiones pla-
granja y del pejugal, que es el único medio de nas, de bosques y montañas a su antojo, siendo
trabajar intensivamente la tierra y de sostener juntado sólo una o dos veces al año para ser
una mayor cantidad de población, una población contado, marcado, etcétera; es un modo de vida
más densa, sin la cual el problema de las comu- que tiende a desarrollar la actividad y el tamaño
nicaciones se dificulta o hace imposible, dentro de las extremidades de los animales, pero nin-
de escasos recursos; sin la cual es casi imposible guna de las cualidades que generalmente valori-
el nacimiento de nuevas industrias que vengan zan el ganado» (119).
en apoyo de la agrícola, por el aprovechamiento El ganado de los llanos de Casanare y San
económico de los subproductos» (115). Martín se reproducía bajo condiciones aún más
Según el mismo Ospina, «el ganado había primitivas, pero el hato crecía rápidamente, se-
aumentado mucho en Antioquia. Para mediados gún Rothlisberger, en 1875, más o menos, «la
del 70 las cabezas de ganado mayor pasaban de vacada se reproduce con gran rapidez. En cuatro
360.000... en 1807 no había sino 15 a 18.000 años, así calcula el llanero, se duplica una can-
cabezas, y en 1852, 115.000 (116), o sea una tasa tidad de ganado vacuno... descontando anual-
de aumento del 4.5% anual contra aproximada- mente una décima parte constituida, poco más
mente un 2.5% en la población humana, y ya o menos, por los animales viejos sacrificados,
es sabido que una res, especialmente en esta los que mueren, los que se venden por separado
época, ocupaba mucha más tierra que una granja o los que devora el jaguar» (120). Rothlisberger
familiar. Los terratenientes antioqueños empe- añade que hay algún pasto de la variedad pará
zaron a invadir a fines de siglo al entonces Es- en San Martín. Aparentemente, los jornales que
tado de Bolívar y a implantar grandes haciendas se pagaban en los llanos por períodos cortos de
que eran estaciones intermedias del ganado que tiempo y cuando se requerían grandes volúme-
se importaba de esa región hacia Medellín ya nes de mano de obra para prácticamente "cazar
durante este siglo». el ganado, conducía a que dichos salarios fueran
En la Costa Atlántica los grandes terrate- netos, sin contraprestaciones para con el terrate-
nientes lograron ampliarse paulatinamente con niente por parte de los vaqueros (121).
base en las aparcerías de "tierras por pasto", En la Sabana de Bogotá, la ganadería era
pero hubo algunos que aceleraron tal proceso, de mejor calidad que en el resto de las regiones,
como la hacienda Berástegui de los Burgos: como lo atestigua el mismo informador nortea-
«La introducción de los pastos pará o admirable mericano citado atrás:
constituyó una revolución, porque permitió a «En primer término, la mayor parte del ganado
los hacendados racionalizar la producción gana- es cruzado con especies europeas y el viejo
dera, levantar cercas de alambre de púas para acervo de ganado español, y, en segundo térmi-
consolidar la posesión individual, y librarse de no, los ganados están mejor alimentados y mejor
la trashumancia tradicional que llevaba los hatos cuidados,.. Las frecuentes revoluciones son más
de ganado de un sitio a otro según la estación fatales para esta actividad que para cualquier
de verano o invierno, especialmente de las saba- otra, ya que los soldados hambrientos tomarán
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 129

y matarán el ganado de las razas más escogidas La evolución del hato nacional es bastante
cuando lo encuentren, de la misma manera que difícil de calcular, pues las cifras oficiales son
el ganado más ordinario; consecuentemente, los incoherentes:
ganaderos rara vez quieren invertir grandes su-
mas importando ganado fino de Europa, consi- Cuadro No. 3
derando los riesgos a los que se expone. El Existencias de ganado
ganado ordinario de la Sabana da en promedio
entre 400 y 450 libras de carne y de 75 a 100 1850 900.000 1
de sebo, que es por lo menos 50% más que lo 1882 2.096.000 2
que da el de territorio caliente» (122). 1916 4.822.0003
El mercado de la actividad ganadera debió 1960 14.700.000 4
de ser relativamente reducido: los pequeños po- Fuente: 1 Comisión Corográfica; 2 y 3, PARDO PARDO, ob. cit.,
blados y las ciudades que quizá no alcanzaron pág. 920; 4 S. KALMANOVITZ, "El desarrollo de gana-
un 15% de la población, más los mercados se- dería en Colombia 1952-1972", en Boletín Mensual de
manales que congregaban a los campesinos de Estadística, nums. 253-54, DANE, Bogotá, 1973.
una determinada región. Bogotá aparenta tener
un importante desarrollo urbano después de
1870, y recibe ganado de los Llanos Orientales Sin embargo, si las cifras de degüello son
y de las tierras bajas de occidente. Vergara y más consistentes, la posible evolución del hato
Velasco calcula que en 1890 la ciudad capital nacional aparecería aproximadamente como lo
consumía unas 1.500 reses al mes, y de ellas muestra este gráfico:
1.100 a 1.400 eran calentanas (123). Por otra par-
te, el sebo era muy cotizado y tenía según Whee- Gráfico 1
ler, un valor más alto por kilo que la carne, siendo Estimación del hato nacional
la materia prima para la fabricación de espermas
que es la iluminación de la época. Finalmente,
estaba el importante mercado de cueros para la
actividad artesanal y de exportación. Las expor-
taciones de cueros adquieren una importancia
creciente durante el siglo, según el cuadro si-
guiente, y llegan a ser entre un 2 y un 8% de
las exportaciones del país durante el siglo:

Cuadro No. 2
Exportaciones de cueros y valor del degüello
Promedios anuales (miles de pesos)
Estimado del valor
Período Exportación del degüello Metodología: en 1892 hubo un degüello de 362.000 reses (PARDO PARDO, ob.
cit., pág. 322); en 1916, 564.433 y en 1925 de 804.274 (Anuario General de
1834-38 99.4 2.112 Estadística, Contrataría General de la República, varios años). Suponiendo una
tasa de extracción del 9% para 1892 y del 12% en 1925 (época de demanda
1840-44 119.0 pico), obtenemos los puntos para esas fechas. Se supone que durante las guerras
1854-58 260.0 4.480 civiles el hato se reduce especialmente durante la Guerra de los Mil Días. Entre
1864-68 69.0 1800 y 1850 se supone una tasa de crecimiento del hato del 1 % anual y entre
1850 y 1892 del 2.5% anual (por la introducción de pastos artificiales y la
1869-73 375.0 10.560 expansión ganadera en el Magdalena Medio y en Antioquia).
1874-78 559.4
1879-80 926.0 23.205(1892)
1905-09 1.182.2 Según este estimativo, el hato se expande
1910-14 2.435.4
lentamente hasta 1850, más o menos, y acelera
El estimado del valor del degüello es el precio de Bogotá, multiplicándolo su ritmo a partir de allí hasta 1899; la aceleración
por un 10% del estimado del hato nacional como degüello anual. De esta
suma, teniendo en cuenta que el precio de la carne es menor en las zonas se hace más rápida para alcanzar un 2.9% anual
de producción y de comisiones y gastos de transporte, los terratenientes
ganaderos han debido apropiar alrededor de un 50%.
entre 1903 y 1925, lo cual tiende a ser confir-
mado por el volumen de las exportaciones de
Fuente: A. SAMPER. Importancia del café en el comercio exterior de Co- cueros. Entre 1915 y 1925, el número de reses
lombia, Federación Nacional de Cafeteros, Bogotá, 1948, pág. 46. sacrificadas crece al muy alto ritmo del 4.3%
130 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

anual (124), que de ser cierto significaría que hubo sario para las transacciones de esta peculiar for-
mejoras en la tasa de extracción, con la saca de mación social, sobre todo durante los últimos
animales más jóvenes, o sea, una mejora en la años del siglo. Se puede deducir que pequeños
productividad ganadera. aumentos de la demanda como resultado de un
Los precios de la carne son un débil indi- auge exportador, minero o de emisión moneta-
cador de la oferta, porque de lo que efectiva- ria, no obtienen respuesta adecuada por parte
mente se mercadea tiene que descontarse el ga- de las haciendas o de la pequeña producción
nado que se consume dentro de las haciendas o parcelaria en los renglones de cultivos, más aún
el que consumen para sí los vaqueros del llano. en caso de que la apertura de una actividad de
Aún así, el nivel de precios de la carne en Bogotá exportación sustraiga brazos para una parte de
muestra, según Pardo Pardo, un curso descen- las haciendas del altiplano o atraiga a campesi-
dente entre 1824 y 1841 (14 reales por arroba nos parcelarios, por cuanto esta masa de traba-
y 8.3, respectivamente) (125), mientras que de jadores autoconsume menos que antes y recurre
1859 en adelante empieza un alza secular de pre- más frecuentemente al mercado para satisfacer
cios; en ese año el precio fue de 2 pesos (16 reales) sus necesidades. En el caso de la ganadería, la
por arroba, alcanza 4 pesos en 1890, 6 en 1896 respuesta a las señales de mercado es también
y sube aún más con la ola inflacionaria que inadecuada, pero menos que los cultivos, por
acompaña la Guerra de los Mil Días. Si elabo- poder desenvolverse con menos brazos y por
ramos un índice muy primitivo del precio de la llevar un ritmo de inversión, digámoslo así,
carne en relación con la canasta de alimentos autónomo, resultado de la reproducción natural
diseñada por Urrutia, obtenemos que, por lo del hato, al que se le va ampliando paulatina-
general, el precio de la carne sube menos que mente la frontera de pastos con las formas de
los alimentos hasta 1904, cuando sube el do- trabajo que ya hemos descrito para la Costa,
ble (126); o sea, que la carne cuenta con una oferta para Antioquia y para los Llanos Orientales,
un poco más adecuada que el resto de la agricul- donde no se requiere siquiera tumbar monte. En
tura, hasta que la disminución del hato causada efecto, el hato se reproduce espontáneamente y
por la larga guerra de fin de siglo hace elevar sólo necesita de grandes inversiones iniciales
relativamente sus precios. en la tumba del monte, la siembra de pastos y
El precio de la carne en la Costa en 1858 el cercado de alambre de púas (que probable-
fue un 32% más bajo que el de Bogotá, mientras mente era utilizado todavía por muy pocos te-
que el de Honda fue un 25% menor (127), en lo rratenientes); los costos en metálico del trabajo
cual interfiere, como ya se ha visto, el costo de serán mínimos en el caso de la ganadería coste-
transportar los ganados de tierra caliente a la ña.
Sabana, a donde llegaban con grandes pérdidas Reiterando sus tesis de Industria y protec-
de peso, siendo necesario cebarlos durante cierto ción en Colombia, Luis Ospina Vásquez afirma
período antes de venderlos. en otro escrito que «la extensión de la ganade-
Lo que aparece paradojal en el análisis de ría... fue el principal elemento dinámico de
precios, es que cuando el hato crece lentamente, nuestra evolución agrícola desde el fin del pe-
los precios de la carne en Bogotá bajan (¿será ríodo colonial hasta la gran expansión del
sólo ganado sabanero el que se consume enton- café» (128). En verdad, el tal dinamismo es discu-
ces?), y con una tasa de crecimiento mayor del tible desde el punto de vista del desarrollo de
hato los precios suben, o sea que la oferta de las fuerzas productivas del país, desde la pers-
ganados tiene una influencia modesta en la fija- pectiva del bienestar de la masa campesina y,
ción del nivel de precios, por lo menos en lo más aún, considerando la opresión política que
que se refiere a Bogotá. La escasez del circulante acompañó tal proceso económico. Este tipo de
en la primera mitad de siglo y la muy recatada desarrollo fue corolario necesario de la monopo-
actividad de exportación, explican parcialmente lización del territorio nacional por unos cuantos
el hecho de que todos los precios bajen; la esca- individuos, enajenando al campesinado su me-
sez de circulante se hace menos estrecha con el dio de producción por excelencia, como lo se-
auge tabacalero y crece el número de transaccio- ñala Alejandro López:
nes, aligerándose aún más con la introducción «La existencia de la clase territorial privilegiada
del papel dinero de curso forzoso que evidente- no solamente ha tenido por efecto la casi despo-
mente tiende a ofrecer más circulante del nece- blación de las tierras cercanas a las pocas vías
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 131

de acceso, con tanto trabajo construidas, y en sado en pequeñas y medianas propiedades fue
las cuales la población podría gozar del escaso esperanza vana de algunos ideólogos ilustrados
progreso y comodidades y seguridades creadas, de la burguesía colombiana, como Alejandro
sino que ha tenido un efecto moral y político López, que proyectaron una fuente abundante
desastroso sobre la parte menos capacitada de y barata de suministros agrícolas para la indus-
la población, y contenida dentro de esos fundos. tria que así hubiera podido acumular más rápi-
...[ella] vegeta en tierra extraña, si el apego y damente; al mismo tiempo, se establecería una
la actividad que inspiran el vivir y trabajar en verdadera y estable república burguesa sobre la
la propiedad heredad; viven como de paso, ex- base de una importante clase media campesina,
puestas a todas las contingencias y condiciones, libre y relativamente próspera. Pero lo que venía
como los gitanos de las tierras balkánicas (129)». sucediendo durante el siglo XIX y lo seguiría
En lo político, López señala que los arren- haciendo hasta el presente era bien distinto: los
datarios son, o carne de las urnas en las contien- ganados desplazaban a los hombres, los anima-
das electorales, o carne de cañón en las guerras les le arrancaban el sustento a los humanos y
civiles, invistiendo a los terratenientes del poder los dueños de los primeros se regodeaban con
político local y nacional con el cual éstos no título de inmensos territorios que el poder polí-
hacen más que obstaculizar el progreso general tico todavía les garantizaba firmemente. El
de la Nación y de la provincia. De esta manera, sueño burgués fue entonces irrealizable, con la
los terratenientes asentaron sus reales parasita- excepción de un reducto de pequeños y media-
riamente sobre una población a la que despose- nos propietarios que hicieron la colonización
yeron de derechos de propiedad, de expresión del sur de Antioquia y que cuando empezaron
y organización, reduciéndola al más ínfimo ni- a producir café, demostraron cuál era el verda-
vel posible de existencia: Los campesinos co- dero potencial productivo de las formas libres
lombianos fueron despojados de su trabajo so- de trabajo.
brante y más, mientras los propietarios impo-
nían trabas al desarrollo de la producción que La conformación de la economía.
no podían monopolizar, siempre con la inten- El café en las haciendas
ción de valorizar sus tierras y obtener rentas
más altas. Sus métodos de sujeción violenta de
los productores directos hacían difícil y hasta
indeseable la adopción de mejoras técnicas en
L a primera ola en el establecimiento de gran-
des cafetales en el país fue impulsada por
terratenientes de Santander (desde 1840), Cun-
la producción; su manejo de la tierra ausentista, dinamarca y Tolima (desde 1870) y Antioquia
la barbarie social y política que reproducían (desde 1880). En lo que hoy es el departamento
constantemente, fue y sigue siendo una barrera de Santander del Norte, los comerciantes de
objetiva al desarrollo de las fuerzas productivas Cúcuta, que tenían estrechas relaciones con el
en el campo. Los campesinos que lograron es- mercado de Venezuela, siguieron el ejemplo de
capar del yugo del gran propietario se tuvieron los productores de aquel país que venían expor-
que refugiar en las agrestes laderas o se lanzaron tando café desde 1825 y promovieron las hacien-
contra la selva, que ya descuajada por ellos, das sobre las estribaciones de la Cordillera
habría de ser disputada nuevamente por esta Oriental. La evolución de la producción fue re-
clase insaciable de propiedad territorial. lativamente rápida, porque en los años 70 se
El monopolio territorial descontó de en- exportaron hasta 10.000 toneladas (en 1873),
trada un amplio mercado interior campesino cuando en 1834 prácticamente no figuran más
para los productos de una industria; el desarrollo de 150 toneladas exportadas (130). «En 1874, se
capitalista que tendría lugar después, debió tri- cultivaba en Santander el 90% del café colom-
butar parte importante de la plusvalía que extraía biano» (131). El deterioro progresivo de la produc-
de los obreros a los terratenientes, para que éstos ción cafetera de esta región hace difícil el cono-
aceptaran finalmente expulsar a sus arrendata- cimiento de las formas de producción con que
rios y poner sus tierras al servicio del capital. se instaló la actividad; pero a juzgar por las
Por mucho tiempo (aún lo hace hoy) el campo aparcerías que subsistían allí a principios del
produjo poco y caro, lo que encareció el costo presente siglo y la existencia de una numerosa
del trabajo y de las materias primas para la in- población blanca, se puede colegir que fue este
dustria. Un floreciente mercado campesino ba- tipo de relación la que siempre imperó en la
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
132

región, con menos cargas de trabajo obligatorio con café, no es en sí lo que hace que los dueños
que en otras regiones (132), aunque Machado ad- de las haciendas no lo permitan, por ocasionarle
vierte que el sistema de aparcerías y de contratos con esto más o menos perjuicios a la industria
parecen ser de transición, resultado de un pro- No: los dueños de las haciendas prohiben las
ceso de decadencia de las grandes haciendas de siembras de café en los terrenos que voluntaria-
Norte de Santander, a partir de sucesivas crisis mente dan a sus arrendatarios, movidos por el
desde fines del siglo XIX. instinto y claro derecho de la conservación de
En las regiones de Cundinamarca y el sur su propiedad y de la tranquilidad de los trabajos
del Tolima, la misma estirpe de hombres que de la hacienda, ya que, por dolorosa experien-
Medardo Rivas había llamado "los trabajadores cia, saben que en estos tiempos, una vez que
de tierra caliente" establecieron grandes hacien- el campesino arrendatario, su indispensable co-
das, repitiéndose muchos de los "ilustres" ape- laborador y amigo, siembra su estancia de café
llidos que habían estado involucrados en el cul- se convierte, por arte de los profesionales azu-
tivo y la comercialización del tabaco. Las rela- zadores, en su enemigo y elemento absoluta-
ciones de trabajo que organizaron estos hacen- mente perjudicial para la pacífica posesión, do-
dados constituyeron una regresión con respecto minio y explotación de sus propiedades» (136).
a las agregaturas del altiplano cundi-boyacense Las razones para que los propietarios impi-
y, más aún, en comparación con las aparcerías dieran la siembra de productos comerciales en
con que se cultivó el tabaco. Gilhodes ha hecho los lotes de pan coger de los arrendatarios, eran
el recuento de varias haciendas cafeteras que a múltiples y complejas: 1) el arrendatario dejaría
principios de siglo no pagaban salarios por el de cumplir la "obligación" para dedicarse a su
trabajo obligatorio que debían prestar los arren- propio cultivo comercial y la hacienda se vería
datarios (133), que a veces se aproximaba a 2 se- desprovista de mano de obra, que siguió siendo
manas por mes, como en las haciendas de Quipile extremadamente escasa durante toda esta coyun-
(134), aunque otras haciendas continuaron con el tura; 2) el arrendatario pretendería que se le
sistema de pago de salarios inferiores a los de pagaran mejoras en caso de ser desalojado y,
mano de obra no residente en ellas.
como ya se ha visto, los terratenientes no reco-
Estas haciendas constituían verdaderos cir- nocían el derecho de propiedad, ni siquiera el
cuitos cerrados sobre sus arrendatarios, cuyo resultado del propio trabajo de su dependiente;
objeto era mantenerlos aislados de los mercados; 3) aún más grave para el propietario, el arren-
de aquí que «antes de la guerra mencionada [de datario pretendería derechos de propiedad sobre
los Mil Días], muchas haciendas cafeteras te- la tierra y pondría en cuestión el dominio de
nían billetes propios de pequeño valor y mone- hecho del propietario sobre la parcela que éste
das de níquel u hoja de lata, con los cuales se había adjudicado en forma temporal; 4) el arren-
hacían todas las transacciones internas... los tra- datario desarrollaría un espíritu de independen-
bajadores.. se veían obligados a comprar ense- cia y confianza en sí mismo, que ponía en cues-
res en la tienda que el mismo hacendado estable- tión toda la estructura de las relaciones sociales
cía, constituyéndose esto en un nuevo factor de que permitían el funcionamiento de este tipo de
explotación» (135); con la tienda de raya, los "sa- haciendas.
larios" pagados a los arrendatarios por el tiempo
de trabajo en la hacienda se veían considerable- Los trabajadores de las haciendas se veían
mente mermados por los sobreprecios a los pro- sometidos a constantes abusos y exacciones ar-
ductos que debía comprar obligatoriamente allí. bitrarias, como el sistema de multas. Un terra-
Con un fin similar, los arrendatarios tenían es- teniente ilustrado describía el sistema en la si-
trictamente prohibido sembrar cafetos u otro cul- guíente forma:
tivo que pudieran comerciar por fuera del férreo «Los dueños de las haciendas les imponen multas
circuito interno trazado por el terrateniente. El a los arrendatarios, en la mayor parte fuertes y
Comité de Cafeteros de Cundinamarca se pro- desproporcionadas con la falta cometida por és-
nunció sobre la pretensión de sus dependientes tos; y, cuando por razón de la pobreza, o de la
de sembrar café en sus parcelas, en el siguiente injusticia irritante, no son pagadas esas multas
sentido: inmediatamente, los patronos se dirigen a los
«El hecho mismo de que un arrendatario tenga alcaldes, por medio de simples boletas, y les
sembrada una parte de su estancia o toda ella dicen que regalan esas multas al distrito, a fin
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 133

de que se hagan efectivas autoritariamente... Las condiciones de vida de los arrendata-


colocan a éstos en las disyuntivas de pagar pron- rios eran aterradoras. Hasta un miembro afir-
tamente o ir a la cárcel (137)». maba que "son muy pocos, relativamente, los
Sin embargo, debió de suceder más fre- individuos que han logrado vivir en ellas [las
cuentemente que el propietario se hiciera pagar haciendas cafeteras] más de diez años" (142); la
las multas recurriendo a despojar directamente mayoría de la población arrendataria estaba in-
al arrendatario de sus haberes, o le retuviera fectada de uncinariasis a principios de este siglo,
salarios, lo cual, unido a las ventas a "crédito" enfermedad producida por un parásito, que se
de la tienda de raya, servían para endeudar ar- torna endémica porque los trabajadores no uti-
bitrariamente al arrendatario e impedirle que lizaban zapatos y no existían letrinas. Esto hacía
abandonara la hacienda, bajo la pena de cárcel, que, conjuntamente con otras enfermedades,
que aplicaron hasta bien entrado el siglo xx (138). más del 90% de los trabajadores residentes es-
tuvieran asolados por la anemia, que los tornaba
El régimen municipal de todas las regiones en "demacrados, envejecidos prematuramen-
del país exigía que los trabajadores y propieta- te..., inservibles para la agricultura y listos para
rios pagaran una especie de impuesto llamado ocupar un puesto en el hospital" (143). La situa-
"trabajo subsidiario" o "contribución de cami- ción era tan nociva para la productividad del traba-
nos", pagadero en trabajo vivo y sin ninguna jo y hasta para la reproducción de la mano de obra,
remuneración (139). Mientras los propietarios uti- que la SAC, que reflejaba los intereses de los
lizaban a sus dependientes, sin hacerles ningún grandes terratenientes cafeteros por ser ellos sus
reconocimiento (y empezaron a pagarlo en dine- fundadores, impulsó campañas fisiosanitarias a
ro), los campesinos parcelarios debían cum- principios de siglo para remediar en alguna me-
plirlo de todas maneras. Sin embargo, el im- dida los desastres que estaban produciendo las
puesto era irritante también para los propieta- enfermedades endémicas.
rios, y sólo los que más se beneficiaban perso-
nalmente con este tipo de "obras públicas" lo Una pregunta interesante que surge frente
siguieron apoyando. En las regiones de Cundi- a este peculiar desarrollo de las relaciones socia-
namarca fue donde los propietarios hicieron una les en los grandes cafetales es por qué hay una
oposición mayor y terminaron pagándolo en di- regresión en estas relaciones, a pesar de existir
nero, pero tratando siempre de trasladarlo a sus una relativa racionalidad en el equipamiento téc-
arrendatarios (140). nico de estas haciendas (cuentan con maquinaria
de despulpe moderna), en la forma como se
El sistema de explotación de este tipo de lleva la contabilidad, pues por los lados de la
haciendas reposaba directamente en el ejercicio comercialización del grano y el crédito con que
de la violencia, más aún que en los otros siste- operan se comportan como organizaciones de tipo
mas de rentas que hemos venido analizando. capitalista (144). Lo cierto es que el trabajo no libre
Parte de los arrendatarios debían servir obliga- se intensifica y la remuneración en especie y
toriamente de informantes o "sapos" por perío- dinero para los arrendatarios disminuye, mien-
dos de 6 meses, durante los cuales debían rendir tras se multiplican los mecanismos coercitivos
informes al alcalde o comisario de la localidad de control de los productores directos. Esto tiene
sobre la conducta de todos los arrendatarios. un nivel de explicación respecto a las condicio-
nes de comercialización, ya que las variaciones
Estos evitaban cumplir con tal clase de funciones del precio en el mercado mundial son bruscas,
por el odio que despertaban entre sus compañe- y esto impone cierta racionalidad en las empre-
ros, lo cual indica nuevamente que el sistema sas cafeteras en el sentido de reducir costos y,
de coerción no funcionaba de la mejor manera. en general, de maximizar ganancias. No obstan-
El comisario era un agente de los propietarios te, el ansia de ganancias que se despierta en el
más poderosos, y empleaba la cárcel del muni- alma de los terratenientes no es suficiente para
cipio para imponer la autoridad y disciplina en que liberen el trabajo de sus ataduras serviles y
las haciendas. Sin embargo, esto no era suficien- lo organicen científicamente; por el contrario,
te, pues "aparte de este comisario, los hacenda- la nueva situación conduce a intensificar la ex-
dos disponían de grupos de bravos y fieles, usa- plotación de tipo servil, haciéndola aún más
dos para someter a los arrendatarios y aparce- arbitraria que en el pasado. El ansia de ganancias
ros" (141). operaba dentro de una formación social que se
134 Nueva Historia de Colombia
Vol. 2

basaba todavía en relaciones de trabajo forzoso asalariado cobra importancia sólo en la labor de
y no cambiarían el tipo de economía hasta que no la cosecha, cuando las haciendas deben recurrir
comenzara a resquebrajarse toda esa estructura en parte (todavía emplearán a sus arrendatarios
o edificio social por el movimiento conjunto de preferiblemente), a trabajadores temporales
sus oprimidos y porque las condiciones genera- cuyo pago es estrictamente monetario. Es proba-
les de la acumulación de capital favorecerían y ble que Urrutia debió contabilizar y ponderar la
crearían el clima también social propicio para importancia del trabajo asalariado efectivamente
la liberación de una parte cada vez más creciente empleado en la actividad cafetera para darle al-
de la mano de obra de la "obligación" para con gún piso objetivo a su hipótesis, que puede ser
los terratenientes. Para Jorge Orlando Melo, cierta, pero de manera mucho más restringida
"hacia 1880 se estaba formando un nuevo tipo de lo que supone. La hipótesis funciona aún
de empresario rural y urbano más ilustrado que menos cuando se trata del café en la región
el terrateniente tradicional, partidario del pro- occidental, cuya explotación para esta época se
greso tecnológico, dispuesto a ensayar nuevos basaba en su mayor parte en mano de obra fami-
cultivos, nuevas actividades productivas" (145). liar, efectivamente no remunerada en metálico.
No obstante, es un empresariado a medias, un hí- El nivel explicativo de la hipótesis falla notoria-
brido producido por las oportunidades que abre mente cuando se introduce el hecho de que la
el comercio mundial del café; pero, paradójica- gran dinámica de la expansión cafetera la tiene
mente, de hecho este tipo de empresario intro- la región occidental, que recurre menos al tra-
duce una organización del trabajo aún más opre- bajo asalariado, mientras las haciendas del
siva de la que exhibe el terrateniente "tradicio- oriente empiezan a encontrar obstáculos protu-
nal". En cierta medida, se repite aquí el proceso berantes a su expansión productiva, los cuales
de la "segunda servidumbre" descrito por Engels se derivan de sus contradicciones internas.
para la Europa Oriental, donde las exportaciones
de trigo de las regiones de Prusia y Polonia La crisis cafetera de 1898 a 1905 muestra
conducen a una intensificación de las cargas cómo la actividad se basaba en la extracción de
feudales de los siervos y no a su liberación in- rentas de monto reducido (piénsese de nuevo
mediata, aunque el proceso culminará en el siglo en los arrendatarios anémicos y saboteando con-
XIX con la ruptura del sistema de haciendas de tinuamente la producción) que en cierto momen-
los Junker o de la aristocracia polaca (146). to, con los precios internacionales bajos y con
altos fletes para el transporte del grano, no dan
Son varias las evidencias de que el sistema para pagar intereses de los créditos contraídos,
de crédito diseñado por la Regeneración sirvió sobre todo del exterior, conduciendo a la quiebra
para suministrar crédito relativamente barato a y embargo de muchas grandes explotaciones,
estos grandes terratenientes y para impulsar la en particular las situadas en Santander (149).
exportación del grano (147); a su vez, el clima in-
flacionario generado por una emisión excesiva de Las condiciones de explotación tan aguda
papel dinero -aunque ese clima fue causado tam- de los productores directos, combinada con una
bién por la demanda que creó el aumento de la escasez tanto de arrendatarios como de trabaja-
actividad cafetera y las tres guerras civiles que dores temporales y sumada a condiciones socia-
se desatan entre 1885 y 1902- abarató conside- les y políticas cambiantes, se presta ya desde
rablemente los jornales en términos reales. Se- 1918 para acrecentar la resistencia de los arren-
gún Miguel Urrutia, la baja de los salarios es datarios frente a los terratenientes; éstos pasan,
la que precisamente permite el gran desarrollo de las actividades pasivas de sabotaje, a movi-
de la actividad cafetera y muestra, según datos mientos organizados de rechazo a las obligacio-
restringidos de haciendas, la baja de los salarios nes, al sistema de multas y a exigir salarios,
reales que conforman la base de su hipótesis (148) indemnización en caso de desalojo, libre movi
Pero como Urrutia ve la forma burguesa de pro- lidad dentro de las haciendas, y, en fin, a la
ducción en todo tipo de organizaciones sociales tienda de raya en regiones como Fusagasugá,
no concibe que los costos salariales de los terra- Pandi y Usme. De 1925 en adelante el movi-
tenientes son bajos en razón de que los arrenda- miento de los arrendatarios se generalizaría a
tarios, que llevan a cabo la mayor parte de las toda la región de grandes haciendas cafeteras y
faenas, reciben sólo una fracción del salario vi- determinaría su desorganización, la parcelación
gente, si es que lo reciben, y que el trabajo y ruina de muchas de ellas (150).
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 135

El café en la región su sobretrabajo, como sí sucedía en todo el resto


de colonización antioqueña del territorio de la República. No hubo contra-
dicción entonces entre los grandes y pequeños
El desarrollo del café en Antioquia fue ini- productores del grano, a pesar de que una forma
ciado también por terratenientes alrededor de de explotación competía por recursos, en parti-
1890. Las familias Ospina, Jaramillo y Vás- cular la mano de obra, con la otra; más bien se
quez establecieron cafetales con la última téc- dio una complementación, pues los grandes cul-
nica conocida. «A estos siguieron en breve otros tivadores desarrollaron la comercialización y
ricos hacendados en los suelos pedregosos de pudieron obtener ganancias sustanciales de la
Fredonia, que rápidamente se convirtieron en intermediación que efectuaban sobre la produc-
el centro de la industria cafetera de Antio- ción de la pequeña y la mediana propiedad, por
quia» (151). A diferencia de las grandes haciendas lo cual siguieron fomentando el cultivo en la
de Cundinamarca, los terratenientes de esta re- medida en que el café aseguraba crecientes ven-
gión, que pesaban menos socialmente que en tas en el mercado de Nueva York.
las otras regiones del país, establecieron "com- Pero aún los aparceros de las haciendas de
pañías", aparcerías relativamente libres con Antioquia tenían una movilidad impensable para
base en familias residentes, una por cada 5.000 los arrendatarios del resto de las haciendas del
árboles, que contrataban trabajadores «ya sea a país: "Los trabajadores de las haciendas de Fre-
jornal o bien con participación de los que reco- donia, que han constituido una extraordinaria
gen» (152). Este era un tipo de aparcería avanza- porción de los colonos que han poblado las nue-
do, en comparación con las vistas para el tabaco, vas tierras del sur y el occidente, fueron los
ya que los partícipes tenían plena libertad de autores de la divulgación del conocimiento del
organizar la producción y mercadearla, sin estar café" (154). La accesibilidad de la frontera agríco-
obligados a adquirir vituallas de la hacienda. la para los aparceros de las haciendas de Antioquia
Tenían suficiente independencia como para con- imponía una presión muy fuerte para que sus
tratar adicionalmente personal, lo que ya acerca condiciones de trabajo en ellas y el nivel de
a este aparcero a la categoría de patrón; sin vida obtenido no fueran muy distintos de los
embargo, como lo anota Parsons, la cosecha se que podía obtener un colono asentándose en
hacía durante un prolongado período de cuida- tierras nuevas. Asimismo, el nivel salarial debió
dosa recolección del grano maduro y, en conse- ser proporcional al ingreso que obtenía un colo-
cuencia, se requería poca mano de obra adicio- no, por lo menos hasta que la colonización llegó
nal a la familiar. Tanto el producto como los a su límite contra las tierras monopolizadas del
gastos se dividían por partes iguales entre apar- Valle del Cauca.
cero y terrateniente. Cualquier aumento de la La pequeña producción parcelaria de An-
productividad y la producción repercutía en tioquia y Caldas demostró una gran capacidad
aumentos proporcionales en el ingreso del aparce- de expansión. Según Mariano Ospina, en su
ro; por lo tanto, operaba un incentivo positivo folleto popular El cultivo del café, "pocos frutos
para introducir mejoras técnicas de siembra, re- se prestan como el café al cultivo en grande y
colección, cuidado de la tierra, etcétera. En los en pequeño... cada labrador, sin aumentar sen-
casos en que el aparcero no tuviera despulpadora siblemente el trabajo que exigen de él los demás
y secadero, el propietario le cobraba cierta suma cultivos del maíz y de la yuca, puede convertir
por cada arroba de café procesado (153). una parte de su campo en un cafetal procediendo
No obstante ser la gran propiedad en Antio- gradualmente. El poner pequeños siembros o
quia la que inició el cultivo del grano, no hubo almácigos, que un niño puede asistir y mantener
obstáculos para que se diseminara entre los pe- limpios, no le costará nada. Todo el sacrificio
queños y medianos propietarios más hacia el que tendrá que hacer será el costo de 150 hoyos
sur. Los sembrados de café se desarrollaron con y sembrar el café al hacer las siembras de la
rapidez en toda la región de la colonización, en yuca y del maíz; los desyerbos que estas plantas
especial después de 1903. A diferencia del cul- exigen bastarán al café. Repitiendo el cultivo
tivo del tabaco en la región de Ambalema, los con esas plantas, a los tres años el campo se
productores eran aquí independientes en su ma- habrá convertido en un cafetal que empieza a
yoría y tenían todo el derecho a emprender autó- producir" (155). De hecho, la pequeña producción
nomamente el cultivo, sin tener que temer por parcelaria se amplió con una velocidad mucho
136 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

mayor, dentro del mismo territorio antioqueño, con los cafetales de Cundinamarca y Santander
que la producción de las haciendas de Fredonia. se comprenderá que es varias veces superior.
Conforme a M. Arango, "la producción de la El censo cafetero de 1932 reveló que la pequeña
zona de Fredonia creció intensamente en el pe- propiedad de Caldas tenía una productividad
ríodo 1892-1922, pero en una proporción muy por área y por cafeto del doble de la Cundina-
inferior a las regiones en que la producción de- marca y tres veces la de Santander, con la con-
pendía de campesinos parcelarios" (156); si en secuente menor cantidad de trabajo requerida
1850 cerca del 50% de los cafetos estaban concen- para obtener una unidad de producto de mayor
trados en los municipios de Fredonia, Amagá, Ti- calidad que el de las otras regiones.
tiribí y Heliconia, en 1922 sólo el 28% de los El atraso técnico de las grandes plantacio-
cafetos provenían de esta región (157). Según el nes trabajadas por arrendatarios forzados era
mismo Arango, "la gran expansión de estos de- consecuencia necesaria de un sistema de incen-
partamentos se dio en el corto lapso de 21 años tivos negativos y violentos impuesto sobre los
entre 1892 y 1913, en que la producción de productores directos, mientras que la relativa
Antioquia se multiplicó por 19.5, la de Caldas libertad en el caso de la región de colonización
por 73.4 y en el Valle del Cauca aumentó 5.7 y el incentivo del provecho individual funciona-
veces" (158). Como se ve, expansión de Caldas es ban como motores interiorizados que impulsa-
casi cuatro veces superior a la del departamento ban un esfuerzo sostenido mucho mayor en las
de Antioquia. labores, una disciplina en el trabajo, el desarro-
La estabilidad de la pequeña producción llo de la responsabilidad y la iniciativa persona-
frente a las oscilaciones del precio internacional, les, que fueron todos caldo de cultivo propicio
fue también mayor que la de las grandes e ine- para mejorar técnicamente la producción.
ficientes explotaciones, que fue resultado de la El trabajo constante de la familia sobre la
dependencia parcial de la propiedad parcelaria parcela acumulaba mejoras, aprovechando todo
en relación con el mercado, a pesar de que, el tiempo muerto que genera el ciclo del cultivo.
como ya se vio, las grandes haciendas de Cun- Las experiencias sociales en el cultivo se trans-
dinamarca procuraban también adquirir lo me- mitían libremente y eran acogidas por la mayo-
nos posible de insumo en el mercado y vender ría de los productores. El café interplantado, el
lo máximo en él. En el caso de la colonización sombrío, los abonos vegetales que suministraba
antioqueña, los campesinos intercalaron pláta- el despulpe del grano, primero por medio de un
no, maíz, fríjol y yuca con los cafetos, lo cual, pilón de piedra y más tarde por máquinas manua-
además, sirvió de sombrío y regenerador del les que utilizaban las corrientes de agua y siste-
suelo; la cría de ganado mayor y menor, y de mas de gravedad para decantar la carne del ce-
aves de corral, se integró como medio de subsis- rezo, los abonos animales que proveía el com-
tencia básico, complementario a la siembra del plemento de la cría de ganado mayor, los siste-
grano (que era toda para el mercado), prestando mas de drenaje, el deshierbe con machete y
de esta manera un poder de compra considerable menos con azadón, que evitaba la erosión, fue-
de manufacturas al campesinado de esta extensa ron los elementos principales que dieron lugar
región. En tiempos de crisis del mercado del a una alta producción por cafeto, a una longevi-
grano se restringía este poder de compra, pero dad mayor de los árboles, a regenerar el suelo
los medios de vida básicos seguían siendo sumi- con los desechos del mismo proceso productivo,
nistrados por la unidad parcelaria. dándole un mayor contenido orgánico al suelo,
La estabilidad anotada proviene en buena evitando la erosión en terrenos sembrados de
parte también del hecho de que la productividad cafetos que tenían frecuentemente pendientes
del trabajo y, en consecuencia, el excedente con mayores de 45 grados. Es diciente que la clasi-
que cuenta el productor, son mayores en la re- ficación de suelos que tiene hoy día el Instituto
gión de Antioquia que en la de Cundinamarca Geográfico Agustín Codazzi, para la mayor
o Santander. Esta productividad del campesino parte de las regiones cafeteras sea los de grado
parcelario nos puede parecer pequeña hoy en VI, o sean tierras inservibles para la agricultura
comparación con la de una agricultura de tipo desde el punto de vista de gradiente, pedregosi-
comercial; pero si se la compara con el régimen dad, espesor de la capa vegetal, etcétera, siendo
de trabajo no libre imperante en la economía sólo adecuadas para bosques. «En el lapso de
terrateniente del resto del país y, en particular, 25 años se realizó aquí una de las colonizaciones
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 137

[cafeteras] -dice el geógrafo Ernesto Guhl- más y reducir las tasas de interés luego que se disol-
importantes en el país y con el mejor de los vió el Banco Nacional en 1897.
éxitos, no obstante que el mapa en cuestión Según Absalón Machado, el sistema de fi-
afirma lo contrario» (159). Es posible que el crite- chas y moneda interna de las haciendas fue de-
rio de clasificación de los suelos sea estrecho, pero clarado ilegal por el gobierno en 1898, y éstas
no deja de ser cierto que este fenómeno de la tuvieron que recurrir al papel dinero para llevar
ocupación de vertiente fue forzado por la mono- a cabo todas sus transacciones (162), aunque es
polización de la buena tierra por los terratenien- probable que la efectividad de la medida no haya
tes, y aún así, la fuerza productiva del hombre sido muy grande porque las tiendas de raya y
fue capaz de dominar tan inhóspito territorio y el sistema de fichas se manifiesta todavía en los
sentar las verdaderas bases del desarrollo capi- años de 1920. En todo caso, las necesidades en
talista del país. metálico para expandir la inversión en las ha-
ciendas se incrementaban a medida que escasea-
La alta productividad y capacidad expan- ban aún más los arrendatarios y existían gastos
siva de la economía parcelaria de la colonización duros en la comercialización y transporte del
hizo que la región se hiciera dominante en la grano, lo cual no era tan cierto para los pequeños
producción de café en un período relativamente productores, aunque estos costos hicieran variar
corto de tiempo. En 1874, Santander y Cundi- el precio que recibían por su café de parte de
namarca originaban el 95.1% de la producción los grandes intermediarios de las casas extranje-
exportable y las regiones de Antioquia y Caldas ras y nacionales que dominaron el mercado hasta
un 3.1% con exportaciones de un monto de unas los años 20.
10.000 toneladas anuales. En 1913, los papeles
empezaban a cambiar, pues los primeros contri- El cálculo de rentabilidades que hace, por
buían con un 48.7% de las exportaciones y la ejemplo. McGreevey (163), para determinar la
región de colonización un 40.6%, mientras que tasa de expansión de la economía cafetera, no es
el monto absoluto había crecido a 62.000 tone- muy relevante ni para la pequeña ni para la gran
ladas en 1914. Ya en 1932 la región de pequeña producción, porque estamos todavía en una eco-
producción generaba un 60.4% de las exporta- nomía donde los factores extra-económicos son
ciones y Cundinamarca y Santander un 24.6%, predominantes y en ninguno de los dos casos
mientras el monto absoluto se había elevado a se trata de empresas de tipo capitalista. Lo único
191.000 toneladas (160). necesario de comprobar es que las ganancias
sean positivas en los dos casos, y menos para
El atraso de las grandes plantaciones y su la pequeña producción que llevaba a cabo su
incapacidad de expandirse rápidamente (lo cual inversión con erogaciones en metálico relativa-
dependía de su capacidad de incrementar el nú- mente pequeñas. En este sentido, bastaba que
mero de arrendatarios, que se hizo creciente- pequeños fundos antes dedicados a cultivos de
mente difícil en la medida en que aumentaba el pan coger se dedicaran a intercalar café o que
desarrollo capitalista del país), su bajo monto se abrieran nuevas tierras para determinar un
de acumulación de rentas, los problemas inter- ritmo tan impresionante de "inversión", como
nos que le acarreó la lucha campesina, determi- lo demuestra el caso del viejo Caldas, sin que
naron todos una tasa de crecimiento positiva, entre a mediar mucho una muy hipotética tasa
pero muchas veces inferior a la que lograba la de ganancias.
región donde las relaciones sociales eran relati- La prosperidad de la región colonizada por
vamente más libres. Por otra parte, las grandes los antioqueños se manifiesta a todo lo largo
plantaciones dependían mucho más del crédito del siglo XIX, pero se hace protuberante con su
y de los avances de las casas importadoras del expansión cafetera, especialmente después de
exterior que los pequeños productores (161), lo la Guerra de los Mil Días. La expansión demo-
cual, por ejemplo, contribuyó a que la devalua- gráfica de la región es siempre superior a la
ción del tipo de cambio del papel dinero frente media nacional en más o menos un 1% (164), lo
a la libra inglesa les elevara proporcionalmente que indica condiciones de bienestar y estabilidad
el monto de la deuda, conduciendo a la ruina a familiares mayores que las del resto de la muy
muchos terratenientes cafeteros y determinando oprimida población de la República.
la quiebra del Banco de los Exportadores, que La ampliación de la producción cafetera
se había formado con la finalidad de estabilizar permitió el avance del ferrocarril de Antioquia
138 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

hacia Puerto Berrío, terminado después de mu- diación del grano con los mercados internacio-
chas dificultades en 1914 y que fue fundamental nales.
para abaratar los costos de transporte a fin de Si antes habían faltado condiciones políti-
que éstos no representaran más de un 6% del cas y económicas para impulsar la industrializa-
precio del grano en Nueva York, cuando en ción, ahora estas condiciones estaban ya más
1880 había representado hasta un 20% (165). La maduras: un proletariado fundamentalmente fe-
producción de Caldas fue también conectada menino en las crecientes ciudades de Antioquia,
con Mariquita, cerca al río Magdalena, por me- montos de capital en rápida ampliación, y un
dio de un cable aéreo entre Manizales y este mercado aún más dinámico para todo tipo de
municipio de 72 kilómetros de extensión. Los manufacturas. En 1903, según Ospina Vásquez,
excedentes creados por el café también sirvieron «todavía era muy poco, pero ya se presentía un
para adelantar obras públicas en otros frentes y porvenir industrial, basado en las aptitudes que
para interconectar en forma creciente diferentes habían estimulado o suscitado las necesidades
regiones del país, aunque el objetivo era ligar de la minería» (168). Un proceso similar se daba
las regiones cafeteras con los puertos. desde antes en Bogotá, fundamentado también
El auge cafetero favoreció en Antioquia un en parte por el auge del café en el occidente de
proceso de especialización del trabajo y separa- Cundinamarca, pero adicionando otros factores,
ción de campo-ciudad: demanda por medios de como la abundante población del altiplano que,
producción como despulpadoras, picas, azado- a pesar de estar sometida en gran parte a los
nes y machetes, que fueron el sustento de peque- terratenientes, constituía un mercado de cierta
ñas industrias metalmecánicas de Medellín, importancia por su número, y más importante
Amagá y Manizales (166). Las trilladoras de Pe- porque las relaciones sociales venían transfor-
reira, Armenia, Amagá y Manizales se desarrolla- mándose lentamente con avances trascendenta-
ron bajo este impulso, y fueron una de las fuen- les de la agricultura comercial y de la ganadería
tes más importantes de empleo industrial en el de leche. El hecho de que Bogotá se había con-
país, lo que a su vez aumentó la actividad de vertido en el indiscutible centro político y finan-
suministros para estas ciudades, que crecieron ciero de un país en proceso de unificación, con-
en esta coyuntura al convertirse en centros de dujo a un apreciable desarrollo urbano y a acen-
comercio, acopio y trilla para el café. tuar la separación campo-ciudad también allí,
De esta manera, se fue conformando uno quizá de modo más radical aún que en Antio-
de los pilares más importantes para el mercado quia, dando lugar al surgimiento de industrias
interior del país. El mercado campesino de An- de bebidas y de insumos para la construcción
tioquia y Caldas demandaba un número cre- (ambas inmunes a la competencia externa) y a
ciente de manufacturas que en un principio se una efervescencia de la actividad artesanal. El
importaron en su mayoría, pero que más ade- mismo auge cafetero que determinaba el incre-
lante fueron abastecidas por industrias de tipo mento del comercio exterior revivió las ciudades
manufacturero y fabril que contaban con una de la Costa, en particular Barranquilla y Carta-
mínima cobertura de protección aduanera. La gena, la primera de las cuales quedó convertida
acumulación comercial y financiera en manos en el primer puerto del país y centro de comercio
de compañías de importación y exportación fue de intenso movimiento, que fue aprovechado
una de las bases más importantes de inversiones también por un considerable número de indus-
en fábricas de textiles, comestibles, materiales trias que empezaron a establecerse allí.
de construcción y las ya mencionadas metalme- En el plano político, los grandes terrate-
cánicas. Es indudable que los capitales antioque- nientes cafeteros desplegaron notable influencia
ños que intermediaban la producción se multipli- a través de la SAC, Sociedad de Agricultores
caron y que ya no se trataba de fortunas al estilo de Colombia, que fue el aparato gremial de los
Pepe Sierra, producto de monopolizar las rentas cultivadores semifeudales del grano, creado por
estatales de aguardiente y de especular con tie- ellos, y lograron, por medio de los dos partidos
rras urbanas y rurales (167), sino de capitales ali- tradicionales, establecer y desarrollar proyectos
mentados por un creciente flujo de comercio económicos de gran envergadura en materia de
exterior e interior, que fue disminuido notoria- transporte, puertos, electrificación, etcétera. De
mente porque el capital extranjero durante esta hecho, los agro-exportadores se tornaron en sec-
etapa revistió grande importancia en la interme- tor hegemónico dentro de los gobiernos conser-
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 139

vadores que siguieron a la Guerra de los Mil nos residentes en el campo. Los vagos alcanzan
Días, y compartieron y comparten esa hegemo- sólo a 21.000, el 1.4% de la población relativa-
nía con los financistas e industriales hasta en mente activa, lo cual es muy bajo para el con-
los gobiernos de hoy. junto y tiende a desmentir a escritores como
Miguel Samper, sobre la magnitud del desem-
Haciendas, Estado, mercado mundial pleo existente entonces, aunque en las ciudades
y capitalismo. Auge tabacalero y cafetero éste ha podido ser mayor. En todo caso, existían
disposiciones de policía que permitían forzar a
trabajar a los vagos (169).
E n pleno auge tabacalero, alrededor de 1870,
la población colombiana alcanzaba la cifra
de 2.9 millones de almas.
El auge tabacalero, unido al incremento de
las importaciones que competían con la produc-
ción artesanal, impulsaron, por una parte, el
desarrollo de algunas zonas (Girón, Palmira,
Cuadro No. 4 Carmen de Bolívar, Ambalema) y el desarrollo
Población trabajadora y vagos en 1870-71 urbano de Bogotá; pero, por otra, tuvieron un
efecto negativo sobre la actividad artesanal, que
Número
no estamos en condiciones de cuantificar en
Categoría Porcentaje
forma precisa. Que hubiera todavía 335.000 ar-
Agricultores y ganaderos 816.812 55.2 tesanos y fabricantes en 1870, significa por lo
Artesanos y fabricantes 335.424 22.7 menos que la actividad no fue barrida definitiva-
Sirvientes 225.000 15.2 mente; pero, en realidad, el descenso de los
Mineros 40.000 2.7 ingresos del sector se manifiesta en la transfor-
Comerciantes 26.668 1.8 mación de la región oriental en una zona depri-
Propietarios 14.373 1.0 mida económicamente, sobre todo después que
Vagos 21.000 1.4 se restringen también las exportaciones de som-
'1.479.277 breros de paja; y el descontento de la población
artesanal de la capital, que relata Miguel Samper
Fuente: URRUTIA, ARRUBLA, ob. cit. en su ensayo La miseria en Bogotá, pone de
manifiesto que, en particular, las importaciones
Si suponemos que había unos 150.000 pe- de telas baratas, los "batanes" rústicos a precios
queños propietarios (en el censo de 1912 figura- muy bajos, tuvieron un efecto fuerte para restrin-
rán 191.500) y unos 10.000 grandes terratenien- gir la actividad local. Parece, sin embargo, que,
tes, ello nos daría un promedio de 65 arrenda- el efecto de competencia extranjera se restringe
tarios por cada propietario, es decir, que menos alrededor de 1870, si hacemos un examen de
de un 1% de la población controla cerca del la composición de las importaciones durante va-
50% de la misma. El número de sirvientes que rios años:
aparece es también bastante grande e indicativo
del tipo de sociedad que estamos examinando. Cuadro No. 5
Haciendo un cálculo heroico de que existen unas Composición de las importaciones
40.000 familias ricas y de clase media, ello
daría un poco más de 5 sirvientes por familia. Rubro 1854 1858 1870 1875 1878
En el censo aparecen 16.812 personas dedicadas Alimentos y licores 10.4 9.2 29.4 37.9 20.2
a la ganadería, o sea que la actividad superex- Telas e hilos 71.4 64.3 22.0 19.0 19.2
tensiva daba empleo a poco más de 1% de la Herramientas,
población. Según nuestro estimativo del hato máquinas, materias
ganadero, para 1870 habían alrededor de 3.3 primas, (papel,
millones de reses, es decir, que cada trabajador materiales de
o vaquero estaría a cargo de 170 cabezas, lo construcción) 8.9 9.3 19.8 18.1 18.6
cual es exagerado. Los artesanos y fabricantes Otros (loza, drogas,
conforman más de un quinto de la población, armas, lujos) 9.5 17.2 28.8 25.0 58.0
y, junto con los comerciantes y vagos, integran Fuente: F. LLERAS DE LA FUENTE. El café: antecedentes gene-
la base de la población urbana, aunque debió rales y expansión hasta 1914, tesis de grado. Universidad
haber también un número importante de artesa- de los Andes.
140 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Es posible que hubiera un efecto neto de regiones y sectores que afectaba. Debido a la
desurbanización durante el período y que parte escasa integración del país y al limitado monto
de los artesanos desplazados hubieran tenido de la actividad, la crisis del tabaco, apreciada
que recurrir a la agricultura, aunque este efecto en una perspectiva realista, ha debido pasar
no pudo ser muy grande porque el país nunca inadvertida para regiones como Boyacá-aunque
había tenido hasta el momento una población sus artesanos sí sintieron la competencia ex-
urbana importante. terna-, el Cauca y Nariño; aun Antioquia y su
El auge tabacalero desarrolló en Ambalema región de colonización no la han debido sentir
una industria de procesamiento y aliño que dio mucho. Según Camacho Roldán, las fortunas
vida a un pequeño proletariado compuesto funda- "de los grandes empresarios de industria, gran-
mentalmente por mujeres, con salarios muy ba- des durante los primeros años, se deshicieron
jos (170). El tabaco activó la navegación por el río en las pérdidas de los últimos y no dejaron nada
Magdalena y dio trabajo a braceros, arrieros y acumulado, nada que despertase siquiera el re-
transportistas sobre bases también libres. El em- cuerdo de los días de prosperidad" (172).
pleo generado directa e indirectamente por el En fin de cuentas, los efectos externos so-
auge tabacalero llegó, según un cálculo arbitra- bre la economía nacional determinaron en esta
rio de McGreevey, a 70.000 personas en el año etapa la introducción, en algunas zonas, de for-
de 1875, aunque Safford dice que el efecto di- mas superiores en la explotación del trabajo, en
recto puede haber sido mayor, porque McGree- comparación con las que existían antes, como
vey supone un producto por trabajador de 1.000 la aparcería y trabajo asalariado de manera más
pesos y el segundo opina que no debe pasar de limitada; pero en otras regiones generó la con-
$400 (171), lo cual, de todos modos, sería cercano tracción de amplios sectores, lo cual significó
a un 4.7% de la población relativamente activa, la reducción de un mercado interior peculiar
cifra apreciable pero que no fue suficiente para al régimen de producción entonces imperante.
resquebrajar las férreas relaciones sociales que Las artesanías, obviamente, consumían mate-
imperaban entonces; los cambios que introdujo rias primas agrícolas como algodón, fique, pal-
fueron ciertamente menores. ma, cueros, añil, y los artesanos debían alimen-
Durante el apogeo del tabaco y, más tarde, tarse; o sea, que la disminución de sus ingresos
con los cortos ciclos del añil, algodón, quina y debió de repercutir también sobre la actividad
cueros, se valorizaron las tierras bajas. Según agrícola y subsidiaria que la complementaba.
Medardo Rivas, la hectárea en Guataquecito al- El café, por otra parte, representó un es-
canzó unos $ 58 alrededor de 1870, y ya hemos fuerzo mucho mayor, tanto de la economía de
visto que para 1861 los valores de las tierras la hacienda -que logra vender cerca de 5 millo-
altas oscilaban en cerca de $ 35 por hectárea. nes de pesos a principios de siglo, más de dos
La valorización de estas tierras estaba estrecha- veces de lo que había alcanzado el tabaco en
mente ligada a las condiciones de exportación, sus mejores épocas— como de la expansión de
y cuando éstas se deterioraron los valores terri- la economía campesina, que es el verdadero
toriales también se vinieron al suelo. motor de la expansión y que en 1925 generaba
Si, por un lado, los efectos multiplicadores más de 25 millones de pesos ella sola, o sea,
de la producción tabacalera fueron limitados -se unas 12 veces de lo que representó al tabaco en
llegó a un máximo volumen de exportación 1870-74, aunque en esta etapa las haciendas
anual de unas 545.724 arrobas en 1874-76 con alcanzan a generar todavía unos 12 millones de
un valor de unos 2.2 millones de pesos-, por pesos.
otro, la contracción de la actividad artesanal, No creemos que la distribución del ingreso
que no se percibía muy claramente mientras se tenga mucho que ver en el éxito del café contra
mantenía la actividad en alza del tabaco, se la ruina del tabaco, como lo supone McGreevey,
mostró de una magnitud mayor cuando vino el sino más bien la estructura social de la economía
desplome del tabaco. Lo que le quedó a las terrateniente en dos momentos y de la economía
clases dominantes en su acervo de medios pro- campesina en relación con el café. La primera
ductivos con la crisis de 1875, fue poco: las logró una expansión de la producción con toda
artesanías contraídas, las ciudades en decaden- su obtusa formación interna, mucho más pro-
cia, avances muy limitados en los medios de nunciada que la lograda por la economía del
transporte y ruina para los exportadores y las tabaco basada en la aparcería, intensificando las
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 141

como pre-capitalistas, pero también como híbri-


Cuadro No. 6 dos; en la esfera productiva existe el ansia de
Exportaciones de café y tabaco ganancias en la gestión de una parte de los terra-
promedios anuales (miles de pesos) tenientes que se dedica a la exportación, mien-
tras que la actividad del Estado también pretende
Período Tabaco Café sentar condiciones para acelerar el comercio y
1843-44 159 n.d. ampliar su radio de acción. Ya no existe, pues,
1885-59 1.924 338 feudalismo puro, aunque la relación de produc-
1886-69 2.726 774 ción básica sea servil. Además, se presenta una
1870-74 2.031 785 serie de diferencias notables con el paradigma
1875-79 1.252 1.142 del sistema feudal.
1895-99 4.000 Una de las diferencias más importantes es
1906-09 5.841 que las relaciones de la economía con un mer-
1910-14 13.247 cado capitalista mundial tensiona frecuente-
1915-19 24.379 mente los circuitos comerciales internos, pro-
1920-24 45.689 duce inversiones de capitalistas extranjeros en
renglones claves de la economía, pone a dispo-
Fuente: A. SAMPER, ob. cit., págs. 53, 54; 87-89.
sición de los terratenientes y aun de parte del
campesinado las fuerzas productivas desarrolla-
relaciones serviles, mientras que la segunda in- das por el sistema capitalista en Europa y Esta-
volucra cambios técnicos y un gran desarrollo dos Unidos y, finalmente, exige cambios pro-
de la productividad del trabajo para alcanzar tan fundos en la conformación y gestión del Estado.
formidable expansión de la producción. Hay cierto desarrollo de la acumulación de ren-
En la posdata que hace la hija de Röthlis- tas y ganancias comerciales en la actividad ex-
berger a la obra de su padre, se lee algo muy portadora que entra en contradicción, tarde o
interesante: "Nadie hubiera sospechado que este temprano, con las relaciones de producción im-
maltrecho país llegara a ser el segundo exporta- perantes, primero para intensificarlas, y más
dor de café en el mundo" (173), pues nadie se ha- tarde para socavarlas e integrar núcleos regiona-
bía dado cuenta que los bosques de Caldas y el les de acumulación que expanden su radio de
Quindío venían siendo tumbados por una abun- acción; además, fomenta la diferenciación den-
dante población campesina libre que, cuando se tro del campesinado libre ligado a la producción
hiciera al cultivo del café, haría lo que no fueron para la exportación, induce a la separación
capaces de hacer los terratenientes con todo su campo-ciudad, sienta condiciones para el desa-
poder sobre hombres y tierras. A pesar de esto, rrollo de una industria que a su vez someterá
la vinculación de Colombia al mercado mundial en grado creciente a la agricultura y, en últimas,
por medio de un solo producto, lo ciertamente promueve el desarrollo del capital dentro de la
maltrecho de su formación social que le impedía sociedad.
producir más, tanto para la exportación como En el sistema colombiano de haciendas
para el mercado interno, hizo que "la trascen- atrás analizado, la explotación de los arrendata-
dental y gran consecuencia de ello fue [ra] sin rios en todos los casos tiene lugar por medios
embargo, que la suerte del país esté hoy indiso- extra-económicos. La relación de dependencia
lublemente ligada a los precios del mercado entre campesino y terrateniente es claramente
mundial y que ya no sea posible a Colombia de naturaleza servil. Sin embargo, el campesino
dirigir por separado su vida económica" (174). arrendatario o aparcero no es un vasallo en tér-
minos estrictos, y tiene una movilidad mayor
Capitalismo, feudalismo y mercado mundial que la de un siervo de la gleba del sistema feudal
típico, a pesar de que esa movilidad está restrin-
Del análisis de las relaciones de producción gida por los "avances", las deudas y la superes-
en las haciendas y de sus expresiones en la su- tructura política local que las refuerza con cierta
perestructura jurídica y política, se pueden de- dificultad, como lo muestra la inestabilidad de
ducir algunos elementos de la formación social las formas de organización del trabajo manifies-
colombiana durante el siglo XIX. Ambos aspec- tas en Guaduas, Ambalema, en el Cauca y en
tos de las relaciones sociales se nos muestran la Costa Atlántica.
142 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Digamos que el peonaje por deudas es no- nifiesto que el régimen de propiedad tiene defi-
vedoso y corresponde a las formaciones sociales nitivamente cierto grado de movilidad mercan-
de América Latina. En Colombia el sistema im- til. El mismo análisis se aplica para la erradica-
peró hasta los años 30 de este siglo; Alejandro ción de la propiedad comunitaria indígena.
López luchó en la Asamblea de Antioquia para Desde este punto de vista, las relaciones de pro-
eliminarlo, lo cual logró para aquella región. El piedad no son estrictamente modernas, es decir
sistema venía operando a través de una "dispo- capitalistas, pues la movilidad de la tierra se
sición de policía en virtud de la cual un obrero restringe a las compraventas, remates y heren-
podía ser reclamado por medio de la autoridad, cias dentro de la misma clase terrateniente que
para que fuera a pagarle al patrón, en trabajo, pretende negar ese mismo derecho de propiedad
dinero o géneros que éste le había anticipado, al campesino parcelario, sin lograr, en fin de
lo que equivalía al servilismo reforzado por me- cuentas, impedir cierto desarrollo de este tipo
dio de la ley. Mas no estoy seguro que en todos de propiedad. De aquí se deduce que las relacio-
los rincones de Colombia se haya logrado otro nes jurídicas de propiedad expresan con ciertas
tanto, y hace muy poco tiempo que las haciendas mediaciones las relaciones de producción: el
del departamento de Bolívar se vendían inclu- monopolio territorial es condición necesaria
yendo en el precio los peones a los que se había para sujetar hombres.
servilizado por el anticipo de dineros o géne- En el aspecto de jurisdicciones y soberanía,
ros" (175). Aunque la relación aparente ser econó- el poder del terrateniente sobre la población no
mica, en la práctica la contabilidad es arbitraria emana de cesión ni es tampoco absoluto; está
a favor del terrateniente y emana de su poder mediado por un régimen político nacional y re-
para establecer el vínculo extra-económico de gional que opera para garantizar, cuando puede
dependencia con el "agregado"; la deuda no hacerlo, el sometimiento del campesinado a los
tiene nada que ver con el mercado de dinero, y terratenientes; pero, como ya se ha visto, tal
el que la contrae pierde capacidad de arbitrio sistema funciona con bastantes dificultades. Es
o, para decirlo más llanamente, pierde su liber- así como el terrateniente no es juez en derecho
tad. propio, como en el sistema feudal, y tiene que
Otra de las diferencias notables con el sis- recurrir al sistema político para expresar sus
tema feudal clásico es que los terratenientes lo- intereses como parte de las clases dominantes.
cales y su organización política tienen poco que Es aún más obvio aclarar que las agudas contra-
ver con la organización corporativa, con su in- dicciones entre las clases dominantes colombia-
trincado sistema de jerarquías, cesiones de tie- nas durante el siglo XIX debilitaron en gran me-
rras y hombres, con sus consecuentes contra- dida el poder coercitivo del sistema político so-
prestaciones de servicios militares entre mayor bre la población; a esto se le agregan las presio-
o menor grado de aristocracia, hasta llegar al nes externas que ejerce el mercado mundial para
siervo de la gleba. En nuestro caso, el terrate- hacer más móvil la producción (y la mano de
niente tiene propiedad privada a su favor, de obra), las imposiciones de la burguesía imperia-
libre enajenación; no es concesionario condicio- lista inglesa (por ejemplo, para la liberación de
nal como en el feudalismo, ni tiene que ofrecer los esclavos) y una considerable comercializa-
contraprestaciones en servicios por su presunto ción de la producción (parte del trabajo necesa-
dominio. Recuérdese que la propiedad privada rio y casi todo el trabajo excedente), conducen
de la tierra es inexistente en el feudalismo. Aquí a que la población tenga una libertad mayor
la propiedad privada está restringida a una clase que la que muestra el típico sistema feudal. Es
que pretende un monopolio del territorio y ob- más, la población sometida puede a veces expre-
tiene titulaciones en función de su poder político sar sus intereses dentro de las contradicciones
y económico; pero se ve enfrentada a las ocupa- que generan las clases dominantes (negros que
ciones de hecho de los colonos y, en algunos se enrolan en los ejércitos liberales, bandidaje
casos, le toca respetar el derecho consuetudina- durante las guerras civiles y aun después de
rio de la propiedad campesina. Que el régimen culminadas éstas) y también lo hacen en tiempos
liberal se haya enfrentado al régimen corpora- de paz (sabotaje al trabajo obligatorio, fugas de
tivo de la Iglesia en la cuestión de tierras no arrendatarios hacia la frontera agrícola o hacia
enajenables, de "manos muertas", que obedecen otras haciendas o aun hacia las ciudades, etcé-
un presunto poder extra-territorial, pone de ma- tera).
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 143

La misma evolución del sistema político blema insoluble: se trata de hacer de ese campe-
impone la necesidad de que los terratenientes sino una suerte de híbrido que reúna las ventajas
organicen sus propias milicias y diriman las con- del proletario moderno (rapidez, eficiencia sur-
tradicciones partidistas a través de la guerra. gidos no sólo de una voluntad genérica de traba-
Pero todo el sistema reposa sobre la violencia jo, sino también de una actitud racional frente
para oprimir a los arrendatarios. Que se recurra al trabajo) y las del trabajador rural tradicional
a ella arbitraria y abiertamente, revela la debili- en la América Latina (escasas exigencias en
dad del sistema institucional e ideológico (re- cuanto a salarios y otras recompensas, manse-
cuérdese que los liberales, por lo menos, no dumbre para aceptar una disciplina que insufi-
pueden contar mucho con el clero) para lograr cientemente racionalizada ella misma, incluye
la sumisión del campesinado por medios que vastos márgenes de arbitrariedad)» (176).
interioricen el consenso a las reglas de juego de La "pereza" es la actitud de sabotaje perma-
las clases dominantes. Por el contrario, la vio- nente que desarrolla el arrendatario frente a la
lencia abierta genera "la astucia, el fraude y abierta apropiación de su trabajo sobrante. Si
todos los recursos humanos" de los campesinos existe aun pereza cuando el campesino es dueño
para burlar la explotación terrateniente, fuera de todo su trabajo, es porque el medio tropical
de provocar acciones violentas por parte de los permite que con muy poco trabajo y con un
oprimidos. nivel muy bajo de necesidades se pueda repro-
Tenemos entonces un sistema económico ducir la subsistencia, lo que sucede en algunas
que cuenta con lo específico del feudalismo: la tierras con el cultivo del plátano y del maíz
servidumbre o las rentas en trabajo, especie y complementados con la pesca, que hace rechinar
dinero, combinadas con aparcerías; pero la rela- de clientes a los terratenientes o capitalistas
ción de dependencia es mucho más débil que cuando este tipo humano rehúsa asalariarse, lo
en el feudalismo europeo o asiático, donde la que hará sólo cuando sea expropiado de sus
atadura a la tierra es inconmovible porque la sencillos medios de vida. Pero no hay que idea-
formación social es una economía de tipo natural lizar tampoco supuestas condiciones fáciles de
y no existe la acumulación. Aquí la acumulación vida, porque la mayor parte del campesinado
de rentas y ganancias comerciales es posible, andino tendrá que trabajar muy duro y sostenido
aunque su magnitud sea relativamente pequeña para alcanzar un mínimo nivel de subsistencia.
por la baja productividad del trabajo y se inte- Y aun en tierra caliente habrá obstáculos natu-
rrumpa según los altibajos de la actividad expor- rales inmensos que el campesino deberá vencer
tadora; pero aun así, la circulación de mercan- para asegurar que la selva no invada la tierra
cías es mucho mayor, lo mismo que la división de labor.
social del trabajo y la movilidad de los hombres A pesar de que los terratenientes intentaron
y tierras. Existe aquí algo más: un campesinado ejercer un alto grado de explotación sobre la
propietario de hecho la mayor parte de las veces, mano de obra, que absorbía aproximadamente
pero también en derecho (como el de la coloni- la mitad del tiempo efectivo de trabajo, la pro-
zación antioqueña), o sea que no toda la pobla- ductividad de éste era muy baja en el lote de
ción está sometida a los terratenientes, produ- pan coger y más baja aún en las tierras de la
ciéndose frontales luchas cuando éstos intentan hacienda. El desmembramiento de la jornada
imponer su dominación sobre estos sectores. de trabajo contribuye a este resultado; por eso
El trabajo sujeto de las haciendas es una se ha colegido que la unificación de la jornada
constante en el desarrollo de la economía de los de trabajo en los casos de terrajes y aparcerías
siglos XVIII y XIX de todos los países de América es en cierta medida un avance en la productivi-
Latina, y el afán de incrustarse en el mercado dad del trabajo, mayor aún en las aparcerías
mundial tuvo lugar, en la mayor parte de las libres y todavía más en el caso de la pequeña
ocasiones, bajo este tipo de relaciones sociales, propiedad parcelaria. Sin embargo, todavía es-
con resultados bastante desiguales. Según Hal- taremos lejos del capitalismo, donde el trabajo
perin Donghi: asalariado interioriza el terror del hambre, donde
«Las quejas sobre la invencible pereza del campe- el capitalista comanda la producción y no el
sinado hispanoamericano, en que coinciden ob- productor directo, pudiendo así acelerar ende-
servadores extranjeros y doctos voceros locales moniadamente el ritmo y la intensidad del traba-
del nuevo orden, son testimonios de un pro- jo, establecer una organización del trabajo es-
144 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

tridamente racional e introducir la ciencia apli- esencia se puede apreciar mejor si se considera
cada a la producción para obtener el aumento que los campesinos en general no tenían igual-
máximo de la productividad del trabajo y hacer dad jurídica, ni formal ni real, en comparación
que éste arroje un excedente varias veces supe- con los terratenientes. A partir de 1886 el sufra-
rior per cápita que bajo los obtusos sistemas de gio se limita a los propietarios y alfabetos y se
producción que hemos venido examinando. enreda en un complicado sistema de electores
lo cual refleja mejor las condiciones sociales
Haciendas, Estado y comercio imperantes en la República. Pero aun el sistema
electoral, cargado en todas las ocasiones en fa-
El tipo de Estado que emerge de esta estruc- vor de terratenientes y comerciantes, no fun-
tura social tiende hacia la disgregación por la ciona muy bien para zanjar las divergencias en-
atomización productiva que generan las grandes tre las clases dominantes, y es mucho más expe-
haciendas (177). El proyecto liberal puede apare- dito y representativo el sistema de recurrir a las
cer como impulsor del comercio internacional y armas.
promotor de la libre iniciativa al máximo, para lo Algunos autores han colegido de esta situa-
cual aboga por el debilitamiento del Estado cen- ción ambigua del régimen político que las ins-
tral, pero en cierta medida también recoge las tituciones nacionales simplemente copiaron las
presiones regionales de soberanía terrateniente. extranjeras, sin tener mucho que ver con las
Las presiones externas y en particular el condiciones reales bajo las cuales se desenvolvía
proyecto agroexportador, fuerzan al estado a la política nacional. Esto tiene algo de cierto
desarrollar los elementos básicos para acelerar en relación con los aspectos formales del régi-
la circulación de mercancías y capitales; de aquí men (el tipo de constitución, las escuelas de
las características "modernas" burguesas que derecho que se imponen), pero la verdad es que
adquiere el régimen político. Estas se expresan las instituciones en su funcionamiento concreto,
en la eliminación de los monopolios estatales, en su práctica, reflejan muy bien los intereses
en el libre cambio, en la separación de ese otro y opciones de las clases dominantes y sientan
Estado corporativo que es la Iglesia y que se suficientes condiciones para que se imponga la
apropia del décimo de la producción agropecua- hegemonía del proyecto de algún sector en de-
ria y frena la movilidad de las tierras y de la terminada coyuntura. En todos los casos, existe
población, en la abolición de la esclavitud y, un consenso entre ambos partidos respecto al
en general, de impulsar la iniciativa privada en proyecto, en el sentido de que es necesario im-
la acumulación de capital. Pero de aquí también pulsar las exportaciones, atraer capitales extran-
el doble carácter, la ambigüedad del régimen jeros, desarrollar las obras públicas indispensa-
político del siglo XIX que, por una parte, pro- bles para la exportación; ninguno de los dos
mueve la circulación de mercancías y tierras, y partidos le presta mucho énfasis al desarrollo
por la otra, consolida el monopolio terrateniente del mercado interior, y ambos están de acuerdo
de las últimas y garantiza la sujeción del campe- en la necesidad de mantener sojuzgado al cam-
sinado. Se trata indudablemente de una repú- pesinado arrendatario y de no permitir el libre
blica liberal, pero no de una república burguesa, acceso a la tierra.
sobre todo porque permite que la población se Las contradicciones que afloran violenta-
mantenga atada a la tierra y no se preocupa por mente acerca de las relaciones entre Estado e
remover esta situación, como sí lo harán las Iglesia, federalismo y centralismo, sistema de
fuerzas políticas que se desarrollan con la bur- crédito público o privado, lo hacen así porque
guesía industrial ya bien entrado el presente si- el Estado no ha adquirido el monopolio de las
glo. El sufragio universal, concedido por los armas y el poder reposa en la capacidad militar
liberales entre 1850 y 1876, con la breve inte- de los terratenientes y comerciantes más ricos.
rrupción coaligada entre. 1855 y 1859 implicó Mientras más tierras y "protegidos" tuviera un
más que todo otra obligación para los arrenda- terrateniente, podía asimismo disponer de un
tarios de votar por sus patronos, creándose sólo ejército más numeroso que se avituallaba por
una apreciable competencia entre los partidos medio del despojo indiscriminado. Si sobre un
para ganarse a los artesanos y a los campesinos tema en disputa entre los partidos se unían tres
parcelarios libres (178). Tal democracia era tan grandes terratenientes de una región, digamos
burguesa como lo era el sistema productivo, y su del gran Estado soberano del Cauca, ya se tenían
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 145

las condiciones mínimas para dar lugar a un trucción de la infraestructura de exportación,


levantamiento que iba contagiando las regiones crédito barato para los exportadores, lo cual re-
por donde avanzaran las huestes iniciales hasta quiere equilibrio en la balanza de pagos para
convergir sobre Bogotá y determinar su caída. contar con más circulante interno, etcétera (179).
Como ya se ha visto, la acumulación de Si hay un sector especialmente favorecido por
rentas que puede exhibir la clase terrateniente este proyecto, es el de los grandes terratenientes
es débil por la baja productividad del trabajo exportadores, mientras son golpeados los co-
que explota, y se contrapone a la acumulación merciantes y los nuevos sectores financieros.
de ganancias comerciales que puede ser más Para salirnos un poco del debate sobre la
sostenida, por ejemplo, durante el auge tabaca- nuñología, tan estéril en aportar explicaciones
lero. Las iniciativas políticas y los proyectos objetivas sobre el período, diremos que la Rege-
económicos pertenecen de hecho a la burguesía neración constituye un proyecto de unificación
comercial, no importa que existan comerciantes nacional por la vía reaccionaria, que, si por una
conservadores, ya que la clase terrateniente es parte, empieza a sentar condiciones para la crea-
pasiva y más se aferra a mantener intactas sus ción de un mercado interno, relativamente pro-
bases sociales, y de ahí su defensa de la Iglesia tegido, para el desarrollo de un sistema nacional
o de la esclavitud. Sin embargo, a partir del de crédito que subsidie la acumulación y para
medio siglo la clase terrateniente se diferencia la formación de una infraestructura que ayude
porque el proyecto liberal le brinda oportunida- este proceso, se trata en cambio de favorecer a
des de enriquecimiento rápido, lo que no es tan terratenientes, y no hay nada serio que nos indi-
claro cuando se trata de regímenes conservado- que que el proyecto contemple la industrializa-
res. Esta es la clave de la hegemonía liberal ción (la protección, entre otras cosas, no es muy
entre 1850 y 1859. No obstante, con la crisis alta), ni siquiera la protección de la artesanía,
del tabaco en 1876, seguido de un período de aunque Núñez hace demagogia con este tipo de
estancamiento y aun de contracción de la pro- medidas entre el artesanado de Bogotá. Por otra
ducción social, la repartición de un excedente parte, el acercamiento con la Iglesia reintrodu-
en descenso se torna problemática y contribuye ciría instituciones que operarían como trabas
a arreciar las contradicciones entre las clases objetivas al desarrollo de las fuerzas productivas
dominantes. El surgimiento de un sistema pri- en varios sentidos: el sistema educativo tomaría
vado de crédito que remplaza al eclesiástico y un rumbo confesional y desarrollaría poco la
que es una prolongación de las actividades de técnica; el control de la vida civil restringiría
la burguesía comercial, exige un pesado tributo la movilidad de la población, su libertad, y de-
a los terratenientes, que, tradicionalmente en- sarrollaría la represión moral y sexual sobre ba-
deudados, se ven complicados por tasas de inte- ses supersticiosas y anticientíficas en ella, per-
rés en ascenso que resultan de la nueva escasez petuando la barbarie de la vida cotidiana; y,
de circulante que genera el desequilibrio de la finalmente, la Iglesia entraría a operar como
balanza de pagos. fuerza política de choque, fanatizando a las ma-
El fracaso del proyecto exportador resque- sas, condenando todo progreso ante ellas y todo
braja cada vez la hegemonía de los liberales y avance de la cultura popular, perpetuando las
se va conformando un nuevo proyecto un tanto fuerzas más retrógradas de la sociedad colom-
distinto, el de la Regeneración, que enfatizará biana y colaborando en el sometimiento del cam-
el equilibrio de la balanza de pagos con una pesinado por parte de los terratenientes.
dosis más acentuada de protección, del desarro- Si queremos hacer una caracterización
llo de un sistema barato y estatal de crédito, del comparativa de Núñez, podríamos decir que su
monopolio de la emisión de dinero, del fortale- proyecto es casi similar al de Bismarck, para la
cimiento del poder central, de la abolición a las unificación alemana, con todas las característi-
trabas internas de comercio que han surgido con cas reaccionarias de tal transición (180), pero en
los Estados soberanos, de una aproximación en- una escala mucho más pequeña, en un pequeño
tre Iglesia y Estado que le dé cohesión ideológica país tropical y subordinado por el imperialismo
a la dominación de los terratenientes. Los obje- inglés, siendo un proyecto que tuvo muchas más
tivos no están muy alejados del proyecto liberal, dificultades para imponerse que el de su contra-
pero han cambiado, sobre todo los medios para parte europea. En efecto, el Banco Nacional fue
obtenerlos: Estado fuerte que garantice la cons- saboteado por los comerciantes y tuvo que cerrar
146 Nueva Historia de Colombia. Vol 2

puertas en 1897, el sistema de emisión fue ma- gobiernista), lo que contribuyó a debilitarlo po-
nejado con cierta prudencia por los gobiernos líticamente. Para sufragar un creciente déficit
nuñistas hasta 1890, pero de allí en adelante se fiscal se recurrió a la desaforada emisión de
emitió en exceso y el fisco empezó a tragarse papel dinero de curso forzoso, produciéndose
ingresos de todas clases; la unificación política una inflación galopante que no empezó a ser
necesitó de tres guerras y de altas dosis de repre- controlada sino a partir de 1907 y que golpeó
sión política que todavía son legados para la rudamente a todas las capas de la población
nación colombiana moderna, y, aún así, las re- No obstante tener todos estos elementos en con-
giones quedaron operando sus contradicciones tra, los ejércitos del gobierno y de los conserva-
en el centro; muchas de ellas se debilitaron tanto, dores se impusieron en una guerra prolongada.
que terminaron en aparatos burocráticos sin nin- "Las ventajas del gobierno para esta clase de
guna función., El Estado no logró fortalecerse guerras habían aumentado, sobre todo en cuanto
financieramente sino a partir del auge cafetero, a la existencia de un ejército regular con dota-
ya algo avanzado el siglo xx (181). La verdadera ción moderna, mientras los rebeldes debían desen-
centralización vino después del robo de Panamá terrar sus armas de diseños obsoletos de los
por los Estados Unidos, en 1903, cuando hablar patios donde las habían escondido al concluir
nuevamente de federalismo o de soberanía esta- antiguos levantamientos" (182). La victoria no fue
tal significaba prácticamente ponerse de lado de muy rotunda, como lo demuestra el hecho de
los usurpadores imperialistas. que hubo ánimo conciliatorio en la escogencia
El proceso culminó, a pesar de todo, sen- del general Reyes como candidato conservador,
tando las premisas políticas y territoriales para que no había tenido responsabilidades en la gue-
el desarrollo capitalista en Colombia: abolición rra, y que éste hubiera nombrado a un tercio de
de trabas interiores al comercio y protección liberales en su gabinete.
aduanera mínima, o sea conformación de un La guerra ocasionó un número no precisado
mercado interior que se amplió mucho con el de muertos que algunos ponen en cien mil, pero
auge cafetero; puesta del Estado al servicio de lo cierto fue que desorganizó significativamente
la acumulación privada, papel que se jugó con la actividad agrícola y ganadera; la inflación
mayor claridad a partir del gobierno del general paralizó a más de una empresa y causó la quiebra
Reyes, después de la guerra de los Mil Días; de muchas haciendas cafeteras. El partido liberal
estabilidad política y monopolio de las armas empezó a modificar su plataforma después de
por parte del Estado, con la formación de un la guerra; abandonó los principios del libre-cam-
único ejército nacional, asesorado por una mi- bio y del federalismo, y comenzó a propugnar
sión chilena que venía de aprender las artes una activa intervención del Estado en la econo-
marciales de la escuela prusiana, que es donde mía que impulsara la industria, defendiera al
se acaba el símil de la Regeneración con el trabajador y reformara la legislación agraria (183).
proceso que impulsara Bismarck en la unifica- Habían surgido dentro de este partido sectores
ción alemana. burgueses en el plano ideológico, como Uribe
Uribe, que principiaron a diseñar un nuevo pro-
Hacia el capitalismo yecto político y económico que se impondría
paulatinamente en el partido con el correr de
La guerra de los Mil Días significó la de- los años y que comenzaría a implementarse con
rrota final del proyecto liberal en todos sus as- el retorno de la República liberal en 1930.
pectos, tanto económicos como políticos. La La limitada coalición con la que gobernó
guerra coincidió con la crisis de la actividad Reyes impulsó una reestructuración de la tarifa
cafetera por una pronunciada caída de las coti- arancelaria, elevándola en relación con los pro-
zaciones internacionales. La crisis venía siendo ductos terminados y haciendo rebajas para las
confrontada por el gobierno con desacierto y materias primas. La medida no fue del agrado
arbitrariedad al imponer un impuesto a la expor- de los terratenientes ni de los cafeteros, pues
tación en tales momentos, el cual despertó la argumentaron que una industria que importara
activa oposición del gremio cafetero. El go- todos sus insumos sería "exótica", aunque tam-
bierno vivía además una desmedida corrupción poco hubo una confrontación fuerte en relación
administrativa, descrita en la novela de Marro- con una política que ya mostraba una finalidad
quín, Pax (a pesar de sostener un punto de vista de industrialización más definida. Lo cierto es
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 147

que la agricultura, tal como se encontraba a Reyes; antes de esto, según Lemaitre, «Colom-
principios de siglo, era incapaz de abastecer las bia no conocía más azúcar refinada que la poca
necesidades de una industria, con la excepción que se importaba al país. El resto era panela y
de la actividad cervecera que había impulsado algo de azúcar parda en La Manuelita» (186). Sin
el cultivo comercial de la cebada en la Sabana embargo, Sincerín, quebró más adelante por-
de Bogotá, al parecer con relativo éxito. que el régimen de lluvias de la Costa Atlántica
Los únicos productos agrícolas no perece- no es adecuado para el cultivo de la caña de
deros y que hasta entonces podían transportarse azúcar, mientras que en el Valle del Cauca, La
sin problemas eran la panela, el arroz y el gana- Manuelita aumentaba su volumen de produc-
do. Los demás cultivos se restringían a merca- ción a ritmos muy acelerados e indujo la trans-
dos locales. Esto cambió en la medida en que formación de "La Paila" (hoy Río Paila) y otros
el gobierno de Reyes y los que lo siguieron feudos en grandes industrias de tipo fabril ya
impulsaron con mayor determinación y mejores en los años 20, cuando queda definitivamente
finanzas la terminación de varios ramales del abierta una buena comunicación con Buenaven-
ferrocarril que estaban sin culminar y se constru- tura y con el interior.
yeron muchas carreteras para el equipo automo- Los precios en general se estabilizaron des-
tor que empezó a hacerse corriente en el país pués de 1908, cuando se vuelve al antiguo patrón
alrededor de 1910 (184). Con el incremento de las monetario, y existe una relativa estabilidad hasta
comunicaciones comenzaron a agilizarse los in- 1918, cuando nuevamente empiezan a subir los
tercambios entre regiones de diverso clima y a precios agrícolas, recrudeciéndose la inflación
que tanto las haciendas como las unidades par- a partir de 1925: la actividad se acelera como
celarias comercializaran una parte mayor de su resultado del auge cafetero y los empréstitos e
producción. Las rentas de licores pasaron a ma- indemnizaciones que recibió el gobierno, dando
nos de los departamentos en forma de industrias lugar a las célebres leyes de emergencia de 1928
fabriles, desplazaron la producción en pequeños que levantaron los aranceles sobre los alimentos,
alambiques de las haciendas y se tornaron en mostrando claramente una vez más que la agri-
grandes compradores de miel o melaza. cultura nacional no respondía en forma ade-
Entre tanto, la industria avanzaba a buen cuada a los ritmos de acumulación y de consumo
ritmo. El producto manufacturero se expandió de las ciudades (187).
a una tasa media del 5% anual entre 1905 y El cultivo del banano por la United Fruit
1925 y aceleró su ritmo durante la Primera Gue- Company produjo una hojarasca en Santa Marta
rra Mundial al disminuir las importaciones pro- y en todos los pueblos de la región, pues contri-
venientes de Europa y contar con una mayor buyó a dislocar las formas de trabajo forzado
cobertura de protección (185). Las industrias eran, imperantes en la Costa y a extender sus efectos
pocas, ocupaban un escaso número de obreros, hasta la zona cafetera de Cundinamarca, donde
pero crecían bien: cerveza, textiles, vidrio, ce- «muchos campesinos emigraron por esa época
mento y comestibles en Bogotá; textiles y ciga- [1906] a la Costa Atlántica y a las plantaciones
rrillos, trilladoras y empaques, en Medellín; tex- bananeras, y la SAC trató de convencerlos que
tiles y grasas, en Barranquilla. Pocas de estas ello no era negocio, pues no ganaban nada al
industrias utilizaban materias primas agrícolas. cambiarse de lugar y que por lo tanto les conve-
Aún no había plantas de hilazas e hilado y, por nía permanecer en las zonas cafeteras» (188). Co-
lo tanto, las textileras no estaban en capacidad mo ya se ha visto, la presencia de la United Fruit
de absorber una presunta producción local de debió de tener un fuerte impacto en la formación
algodón, que sólo empezará a desarrollarse unos de un verdadero mercado de trabajo en la Costa
40 años más tarde. Tampoco existía producción Atlántica y contribuyó a hacer inoperante el sis-
de oleaginosas que surtiera la industria de grasa tema de la "matrícula". La tecnología que intro-
y aceites. El empaque de café requería de fique dujo el capital del enclave imperialista tuvo un
en grandes cantidades, y éste, al parecer, expan- efecto demostrativo notorio en la región: algu-
dió su producción también en Antioquia. Co- nos terratenientes locales la copiaron como el
menzó a producirse azúcar blanca por primera general Benjamín Herrera, quien «sacó a bala
vez en el moderno ingenio de la hacienda Sin- y a salto de mata, a unos peones de su finca
cerín, cerca a Cartagena, que había sido bene- Colombia, porque le exigieron un centavo más
ficiada con subsidios directos del gobierno de por racimo de bananos que recolectaran» (189).
148 Nueva Historia de Colombia. Vol 2

El progreso de la acumulación a escala na- profundizaba, los conflictos agrarios tomaron


cional que impulsó el café, primero, para luego un cariz más generalizado, aunque no llegaría
hacer cada vez más rápido el desarrollo de la a obtener un alcance nacional y estaría caracte-
industria, del proletariado y de la vida urbana, rizado por acelerados ascensos y prolongados
con el consecuente surgimiento de conflictos reflujos. Estas fuerzas políticas y el movimiento
entre las clases que implicaba el capital, comen- económico generado por el capitalismo, resque-
zaron a resquebrajar todos los aspectos políticos brajarían cada vez más el sistema de haciendas
y civiles de la sociedad colombiana. En 1919, que se transformaría paulatinamente, en forma
por ejemplo, empezó a aceptarse el derecho de muy lenta, hacia el capitalismo, unas veces
asociación y huelga por parte de los trabajadores arrendando a una burguesía rural que surgiría
asalariados, lo cual fue aprovechado por los dentro del proceso de acumulación nacional
arrendatarios del occidente de Cundinamarca otras, transformándose los propietarios en capi-
para empezar a formar ligas campesinas. Ya en talistas, recurriendo sobre todo a la ganadería
1918, también los juzgados empezaron a dudar y, más aún, en otras ocasiones, los terratenientes
sobre los títulos superlatifundiarios y a conceder de viejo cuño se arruinarían porque no serían
alguna razón a los colonos de tierras sin explotar capaces de cambiar y sus propiedades se desva-
hasta el momento, y, en particular, a reconocer lorizarían. Faltaría todavía medio siglo para que
su derecho de propiedad sobre las mejoras que este proceso se desatara.
involucraran en la tierra que trabajaban, así no
se les reconociera propiedad sobre ellas. Se ori- Pero también las viejas fuerzas sociales se
ginaban luchas campesinas en varias regiones, aprestaban para la batalla: pretendían que dentro
luchas que se intensificarían durante los años de lo nuevo que se venía generando con el de-
20 y 30. El mismo movimiento económico so- sarrollo capitalista, ellas perdieran lo menos po-
cavaba las viejas relaciones al demandar un cre- sible de sus privilegios económicos y prebendas
ciente salariado y un mercado de tierras donde políticas de que hasta entonces habían gozado,
se delimitara con mayor exactitud la propiedad y en gran medida lo han logrado hasta el mo-
territorial. En la medida en que este proceso se mento.

Notas

1. J. Friede, La otra verdad. La Independencia americana nueve a diez años" (Restrepo, ob. cit., vol. V, pág.
vista por los españoles, Edic. Tercer Mundo, 1972, 98). Bolívar practicó entonces una política de "tierra
págs. 17 y 18. arrasada" y el cantón de Pasto quedó pacificado, "pero
destruidos sus ganados, su agricultura y las pequeñas
2. Según Bushnell, "en realidad parece que los realistas manufacturas de lana, que antes se alimentaban de los
tuvieron más éxitos en sus intentos por vencer la apatía vellones de ovejas que desaparecieron, su población
nativa de los indios en relación con la lucha que se diezmada, multitud de fusilados, mujeres violadas y
librara". (El régimen de Santander en la Nueva Grana- ranchos quemados" (Restrepo, vol. V, pág. 138). En
da, Bogotá, Edic. Tercer Mundo, 1967, pág. 202). J. el llano, cuando las tropas fueron licenciadas en 1824,
M. Restrepo comenta cómo todos los pueblos de la los hombres "se encontraron sin hogar ni ocupación'
Costa le dieron la bienvenida a la tropas de Morillo: y se dedicaron al abigeato; la represión terrateniente
«Estamos persuadidos de que si se hubiera intentado fue tan violenta, que Restrepo consideró como una
la concentración de las tropas, dejando a las provincias amenaza muy seria la "guerra de castas" en el Llano
sin fuerzas militares, los pueblos se habrían conmovido (ob. cit., vol., V, pág 156).
y llamado a los españoles; tal era el lamentable estado
de la opinión pública". Historia de la revolución en 3. Véase mi artículo "El régimen agrario durante la Colo-
Colombia, vol. I, Medellín, Edit. Bedout, 1969, pág. nia", en la revista Ideología y Sociedad, núm. 13,
132. En la provincia de Pasto, los indígenas condujeron Bogotá, abril-junio 1975, págs. 56 y 57. M. González,
una feroz lucha de guerrillas contra los patriotas; según "El proceso de manumisión en Colombia", en revista
un general patriota encargado de la región en 1823, "si Cuadernos Colombianos, núm. 2, segundo trimestre,
antes era la mayoría de la población la que se había 1974, Bogotá, págs. 125 y ss.
declarado nuestra enemiga, ahora era la masa total de
los pueblos la que nos hace la guerra con un fervor que 4. Para una comprensión del papel que cumple la Iglesia
no se puede explicar. Hemos cogido prisioneros de en la sociedad latinoamericana del siglo XIX y los
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 149

obstáculos que comporta para los proyectos liberales, 17. Restrepo arguye que una de las razones para el estable-
véase Ch. Hale, El liberalismo mexicano en la época cimiento de la monarquía o un gobierno muy fuerte por
de Mova, 1821-1853, México, Siglo XXI editores, Bolívar, era que "temía sobremanera la guerra de colo-
1972, págs. 111 y ss. res"; (ob. cit., t. V, pág. 314). Mörner cita una carta
de Bolívar a Santander, donde el primero afirma: "Igual-
5. F. Gómez, "Los censos en Colombia antes de 1905", dad legal no es bastante por el espíritu que tiene el
en M. Urrutia y M. Arrubla, Compendio de Estadísticas pueblo, que quiere que haya libertad absoluta, tanto en
Históricas de Colombia, Dirección de Divulgación Cul- lo público como en lo doméstico, y después querrá la
tural, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, pardocracia, que es la inclinación natural y única, para
1970, pág. 30. exterminio después de la clase privilegiada" (M. Mör-
ner, La mezcla de razas en la historia de América Latina,
6. A. Lemoyne, Viajes y estancias en América del Sur: Buenos Aires, Edit. Paidós, 1969, pág. 90). Halperín
La Nueva Granada, Santiago de Cuba, Jamaica y el Donghi trae a cuento que los soportes del régimen fuerte
Istmo de Panamá, Biblioteca Popular de Cultura Co- que aludía Bolívar eran los patriarcas esclavistas, la
lombiana, Bogotá, 1945, pág. 339. aristocracia sin título de "los Mosquera, Arboleda,
Arroyo y sus parientes", a los que contraponía a los
Páez y Padilla, ambos mestizos y ambos pertenecientes
7. F. Safford, Aspectos del siglo XIX en Colombia, Me- al "partido de la canalla" que "abusan de la libertad de
dellín, Ediciones Hombre Nuevo, 1977, pág. 31. prensa" colocando amigos en influencias en el gobierno.
Las citas son de la correspondencia de Bolívar (Halperín
8. Entre otros, Aníbal Galindo, Miguel Samper y Salvador Donghi, ob. cit., págs. 64 a 70).
Camacho Roldán; véase de L. E. Nieto Arteta, Econo-
mía y cultura en la historia de Colombia, vol. II, Me-
dellín, Edit. La Oveja Negra, 1970, págs. 7 y ss., para 18. M. González, ob. cit.
una interpretación muy influida por el punto de vista
desarrollado por el liberalismo del siglo XIX. 19. P. Vilar, Oro y moneda en la historia, 1450-1960, Bar-
celona, Ediciones Ariel, 1969, pág. 389.
9. J. M. Ots Capdequí, Las instituciones del Nuevo Reino 20. J. Friede, La lucha del indio por la tierra, Bogotá,
de Granada al tiempo de la independencia, Madrid, Ediciones La Chispa, 1972, págs. 104 y ss.
1958, pág. 239.
21. J. O. Melo, "¿Cuánta tierra necesita un indio para so-
10. Lemoyne observa el carácter del reclutamiento, así: brevivir?", en Revista Gaceta, Colcultura, núms. 12 y
"Este afecta exclusivamente a la clase baja del pue- 13, Bogotá, 1977, págs. 28 y ss.
blo"... En los contingentes, "como medida de precau-
ción, para evitar que se fuguen, se les atan las manos 22. A. Pardo Pardo, Geografía económica y humana de
a la espalda, uniéndoles unos a otros por medio de Colombia, Bogotá, Edic. Tercer Mundo, 1972, pág.
largas cuerdas cuyos extremos sujetan los oficiales o 245. El mismo cuadro núm. 116 señala unas 23.200
los soldados veteranos encargados de la conducción" hectáreas para lo que hoy es el departamento de Nariño.
(ob. cit., pág. 344).
23. Bushnell, ob. cit., pág. 156.
11. Bushnell, ob. cit., pág. 152.
24. Ibíd., pág. 174.
12. A. Tirado Mejía, Aspectos sociales de las guerras ci viles
en Colombia, Biblioteca Básica Colombiana, Instituto 25. Restrepo, ob. cit., t. I, pág. 323.
Colombiano de Cultura, Bogotá, 1977.
26. Mömer, ob. cit., pág. 95.
13. J. Lynch, Las revoluciones hispanoamericanas, 1808-
1826, Barcelona, Edit. Ariel, 1976, pág. 291. 27. Bushnell, ob. cit., pág. 203.
14. Safford, ob. cit., pág. 64, cita a José Manuel Restrepo, 28. La cifra es de Restrepo, ob. cit., pág. 627.
quien informaba que la tasa de interés en Bogotá era
de un 24% en los años 30, mientras que en Antioquia 29. Los datos son tomados del Censo de Población de 1843;
era de un 8% anual, lo cual, además de reflejar la mayor se sumaron las provincias de Mompós, Cartagena, Santa
turbulencia política en la capital, como afirma Safford, Marta y Riohacha para la Costa Atlántica y Buenaven-
tiene que ver con la abundancia de circulante que existe tura y el Chocó para la del Pacífico.
por el desarrollo minero de Antioquia.
30. J. Duarte French, Florentino González, Bogotá, Edicio-
15. Restrepo, ob. cit., t. I, pág. 242. nes Banco de la República, 1971, págs. 304 y 305.
16. T. Halperín Donghi, Hispanoamérica después de la in-
dependencia, Buenos Aires, Edit. Paidós, 1971. 31. Bushnell, ob. cit., pág. 175.
150 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

32. Según Bushnell, "existía un acuerdo bastante general 48. M. Mörner, "La hacienda hispanoamericana: examen
sobre el punto de mantener la raza de color en una de las investigaciones y debates recientes", en Hacien-
posición de inferioridad numérica, ya fuera por medio das, latifundios y plantaciones en América Latina, Sim-
del reclutamiento de esclavos para su envío a los campos posio de Roma organizado por CLACSO, México, Siglo
de batalla o por medio del estímulo de la inmigración XXI Editores, 1975, pág. 46.
blanca de Europa" (ob. cit., pág. 194).
49. D. Bustamante, "Efectos económicos del papel moneda
33. Ibíd., pág. 175. durante la Regeneración", en revista Cuadernos Colom-
bianos, núm. 4, cuarto trimestre de 1974, págs. 561 y ss.
34. M. Salazar, Historia de la propiedad territorial en Co-
lombia, Bogotá, 1947, pág. 259. 50. Baldíos 1837-1931, recopilación hecha por el Incora,
Bogotá, sin fecha. Según Aníbal Galindo, hasta 1874
35. J. Villegas, "Enfrentamiento Iglesia-Estado 1819- se habían titulado 3.318.506 hectáreas y se habían hecho
1887", en Gaceta, Colcultura, núms. 12-13, Bogotá, adjudicaciones materiales por 1.159.502 hectáreas. De
1977, págs. 19 y ss. estas habían quizá 100.000 hectáreas concedidas a ocu-
pantes y cultivadores del suelo. De las adjudicaciones
36. G. Colmenares, "Censos y capellanías: formas de cré- sobre el terreno "no llega a la centésima parte la porción
dito en una economía agrícola", cap. IV del libro, Cali: de esa superficie que ha sido realmente ocupada y mo-
terratenientes, mineros y comerciantes siglo XVIII, dificada por el cultivo" (Asuntos económicos i fiscales,
Universidad del Valle, División de Humanidades, Cali, Bogotá, 1880, pág. 259).
1975, págs. 109 y ss.
51. A. López Toro, Migración y cambio social en Antioquia
37. W. P. McGreevey, Historia económica de Colombia, durante el siglo XIX, Bogotá, Cede, Universidad de
Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1975, págs. 123 y los Andes, 1970, pág. 20.
125, cuadro XVI.
52. J. Parsons, La colonización antioqueña en el occidente
38. F. Díaz Díaz, La desamortización de bienes eclesiásti- de la República, Bogotá, Banco de la República, 1961,
cos en Boyacá, Tunja, Ediciones La Rana y el Águila, págs. 100 a 105.
1977, pág. 85.
53. J. F. Ocampo, Dominio de clase en la ciudad colombia-
na, Medellín, Edit. La Oveja Negra, 1972, págs. 48 y
39. Pardo Pardo hace un cálculo con base en un listado de 50.
haciendas desamortizadas que le da 90.067 hectáreas
(ob. cit., pág. 261).
54. D. Medrano, Cambios en las relaciones de producción
40. Villegas, ob. cit. en la hacienda cafetera del suroccidente antioqueño,
tesis de grado. Depto. de Antropología, Universidad
41. Díaz Díaz, ob. cit., pág. 53, donde cita las ventas de de los Andes, Bogotá, 1977, pág. 19.
bienes del Convento del Carmen en Bogotá frente a las
amenazas que se cernían sobre la tuición del culto. 55. J. Villegas, "La colonización de vertiente en el siglo
XIX", CIE, Universidad de Antioquia, Medellín, 1977,
42. A. Tirado Mejía, Introducción a la historia económica págs. 24 y ss.
de Colombia, Medellín, Ediciones La Carreta, 1975.
56. López Toro, ob. cit., pág. 40.
43. Tesis sostenida, por ejemplo, por Roger Bartra para
México, en Estructura agraria y clases sociales en Mé- 57. F. Safford, "Significación de los antioqueños en el de-
xico, México, Ediciones Era, 1976. sarrollo económico colombiano", en ob. cit., págs. 75
y ss.
44. Según las Estadísticas históricas (DANE, Bogotá, 1975,
pág. 145), entre 1825 y 1829 se recolectaron anualmente 58. T. Halperín Donghi, Historia contemporánea de Amé-
$275.780; en 1839 hubo ingresos por $346.872 (pág. rica Latina, Barcelona, Alianza Editorial, 1970, pág.
147), aunque parece que éstos sólo se refieren al arzo- 212.
bispado de Bogotá, según el informe de Aníbal Galindo,
de marzo de 1874 (pág. 153). En 1849-50 aparecen 59. Safford, ob. cit., pág. 30.
236.427 pesos oro (pág. 162).
60. Pardo Pardo, ob. cit., págs. 221 y 222.
45. McGreevey, ob. cit., pág 52.
61. Safford, Abstract Commerce and Enterprise in Central
46. McGreevey, ob. cit., pág. 53. Colombia during the Nineteen Century, tesis de grado,
Publicaciones del Cede, 1965.
47. H. J. Habakkuk, American and British Technology in
the Nineteenth Century, Cambridge University Pres, 62. M. Urrutia, y M. Arrubla, Compendio de estadísticas
1967, págs. 11 y ss. históricas de Colombia, U. N., Bogotá, pág. 86. La
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 151

serie de Urrutia muestra estabilidad de precios entre sidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1971, págs. 147
1866 y 1887, mientras que la de Pardo Pardo un ascenso y 149.
a partir de 1850.
81. M. Rivas "El Cosechero", en Museo de Cuadros de
63. Safford, Ensayos... Costumbres, Variedades y viajes, t. II, Biblioteca Banco
64. L. Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia Popular, Bogotá, 1973, pág. 178.
1810-1930, Medellín, Ediciones E.S.F., 19SS, pág.
429. 82. E. Díaz, "El Caney del Totumo", en Museo de Cuadros
de Costumbres, t. II, pág. 293.
65. A. Tirado Mejía, Aspectos sociales de las guerras civiles
en Colombia, Biblioteca Básica Colombiana, Instituto 83. Ibídem.
Colombiano de Cultura, Bogotá, 1976, págs. 37 y ss.
84. Díaz, "El Caney...", pág. 293.
66. M. Deas, "Una hacienda cundinamarquesa entre 1870
y 1910", CID, Universidad Nacional, Bogotá, mimeó- 85. J. P. Harrison, "La evolución de la comercialización
grafo, 1974; A. Díaz, Sinú, Pasión y vida del trópico, del tabaco colombiano hasta 1875" (Bejarano J. A.,
Bogotá, Edit. Santa Fe, 1935. editor) en El siglo XIX en Colombia, visto por historia-
dores norteamericanos, Bogotá, Edit. La Carreta, 1977,
67. Bustamante, Efectos... pág. 78.
68. B. Jaramillo, Pepe Sierra, Medellín, Edit. Bedout, 86. Safford, ob. cit.
1947, pág. 128.
69. G. Colmenares, Cali..., págs. 10 y 11. 87. Harrison, ob. cit., págs. 79 y 80.

70. E. Lemoyne, ob. cit., págs. 157 y 158. 88. M. Rivas, "El Cosechero", pág. 172.

71. E. Díaz, El rejo de enlazar, Medellín, Edit. Bedout. 89. L. F. Sierra, ob. cit., págs. 159 y ss.

72. E. Díaz, Manuela, Medellín, Edit. Bedout, pág. 146. 90. Safford, ob. cit.

73. Lemoyne, ob. cit., pág. 158. 91. Manuela, pág. 236.

74. C. Pardo Umaña, Haciendas de la Sabana, su historia, 92. León Helguera, "La hacienda Coconuco del general
sus leyendas y tradiciones, Bogotá, Edit. Kelly, 1946. Mosquera", en Anuario Colombiano de Historia Social
y de la Cultura, Departamento de Historia, Universidad
75. O. Fals Borda, Campesinos de los Andes. Estudio so- Nacional de Colombia, Bogotá.
ciológico de Saucio, Bogotá, Edit. Iqueima, 1961, pág.
136. 93. M. Mina, Esclavitud y libertad en el Cauca Bogotá,
Publicaciones de La Rosca, 1975, pág. 50.
76. D. Fajardo, Tenencia de la tierra y producción en el
valle del Chisacá, CID, Universidad Nacional, mimeó- 94. Ibíd., pág. 54.
grafo, Bogotá, 1976.
95. S. Kalmanovitz, "El régimen agrario durante la Colo-
77. Urrutia, Anubla, ob. cit., págs. 89 y 90. nia", en revista Ideología y Sociedad, Bogotá, 1975.

78. C. Marx, El Capital, vol. III, México, Fondo de Cultura 96. Ibíd., pág. 56.
Económica, pág. 315: "Cualquiera que sea el régimen
de producción que sirva de base para producir los pro- 97. Ibíd.
ductos lanzados a la circulación como mercancías —ya
sea el comunismo primitivo, la producción esclavista, 98. I. Holton, "Nueva Granada, Veinte Meses en los An-
la producción pequeño-campesina o pequeño burguesa des", en Viajeros extranjeros en Colombia, Cali, Carva-
o la producción capitalista-, el carácter de los productos jal y Cía., 1970, pág. 131.
como mercancías es siempre el mismo, y, como tales
mercancías, tienen que someterse al proceso de cambio 99. L. Rivera y Garrido, Impresiones y recuerdos, Biblio-
y a los cambios de forma correspondientes". teca Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, 1946.

79. M. Rivas, Los trabajadores de tierra caliente, Bogotá, 100. B. Jaramillo Sierra, Pepe Sierra, Medellín, Edit. Be-
Ediciones del Banco Popular, 1972. dout, 1947, pág. 113.

80. L. F. Sierra, El tabaco en ¡a economía colombiana del 101. E. Röthlisberger, El Dorado, Publicaciones del Banco
ligio XIX, Dirección de Divulgación Cultural, Univer- de la República, Bogotá, 1963, pág. 438.
152 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

102. P. J. Eder, El fundador Santiago Eder, Edit. Antares, 114. L. Ospina Vásquez, ob. cit., pág. 447.
1959, págs. 82, 88 y 490.
115. A. López, Problemas colombianos, Medellín, Edit. La
103. O. Fals Borda, Haciendas y poblamiento en la Costa Carreta, 1976, pág. 51.
Atlántica, Bogotá, Edit. Punta de Lanza, 1976, pág.
38. Alejandro López dice que las ganaderías que abrie- 116. Ospina Vásquez, ob. cit., pág. 272.
ron los antioqueños a fines de siglo se hicieron por
medio de jornaleros (Cfr. Problemas colombianos, Me- 117. O. Fals Borda, Capitalismo..., pág. 38.
dellín, Edit. La Carreta, 1976, pág. 50).
118. A. López, ob. cit., pág. 136.
104. M. Deas, "Algunas notas sobre la historia del caci-
quismo en Colombia", en Revista de Historia, núm. 2, 119. Mr. Wheeler, "Colombia", Informe Consular de Mr.
Bogotá, julio de 1976, pág. 35. Dickinson to the Marquis of Salisbury, Bogotá, 1888,
pág. 11. Agradezco a Jesús Antonio Bejarano el haberme
105. Fals Borda, Capitalismo..., pág. 40. suministrado copia de este documento.

106. F. Botero, A. Guzmán, "El enclave agrícola en la Zona 120. Röthlisberger, El Dorado, Publicaciones del Banco de
Bananera de Santa Marta", Revista Cuadernos Colom- la República, Bogotá, 1963, pág. 246.
bianos, núm. 11, segundo trimestre de 1977, Bogotá,
pag. 336. 121. Ibíd., págs. 252, 253 y 256.

107. Fals Borda, Capitalismo..., pág. 41. 122. Wheeler, ob. cit., pág. 12.
108. Sindicato de Agricultores de Palermo, Tinajones, Mon-
123. Vergara y Velasco, ob. cit., pág. 727.
tería, 1972.
109. El excelente análisis hecho por Fals Borda ha permitido 124. Contraloría General de la República, Anuario General
dilucidar muchos puntos oscuros de la historia agraria de Estadísticas, Bogotá, varios años.
de la Costa Atlántica y descubrir las formas principales
de organización social. Sin embargo, estamos en desa- 125. Pardo Pardo, ob. cit., pág. 226.
cuerdo con la periodización que hace Fals del proceso,
como si ya, desde temprano, en el siglo XIX, hubiera 126. El índice que nos da es el siguiente:
capitalismo, y tampoco compartimos su explicación de 1864 1001884 108
los cambios más importantes ocurridos en el organismo 1865 1171891 80
social en términos de la evolución tecnológica de deter- 1878 991892 76
minadas haciendas y de la iniciativa de algunos terrate- 1879 901894 57
nientes, como los casos que ilustra sobre la hacienda 1881 841901 83
Berástegui o la Marta Magdalena, y no como resultado 1882 931904 177.7
de un proceso social lleno de contradicciones entre fuer- 1883 911905 209.8
zas productivas y relaciones sociales y entre explotado-
res y explotados. En el análisis sobre la hacienda Marta Fuente: Urrutia, Arrubla, ob. cit., pág. 85.
Magdalena, Fals hace un análisis de la acumulación
originaria a nivel micro-económico, lo cual confunde el 127. Sierra, ob. cit., pág. 166.
concepto mismo del fenómeno que sólo puede aplicarse
a agregados sociales. Cfr. "La Marta Magdalena: un 128. L. Ospina Vásquez, Plan agrícola, Bogotá, 1961.
caso de acumulación originaria de capital", ponencia
presentada en Seminario de Historia de Colombia, Uni- 129. A. López, ob. cit., págs. 54 y 55.
versidad Nacional, septiembre 1977.
130. A. Samper, ob. cit., pág. 87.
110. Véase Miguel Samper, La miseria en Bogotá y otros
ensayos, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 131. R. C. Beyer, "El transporte y la industria del café en
1969; B. J. Vergara y Velasco, Nueva geografía de Colombia",en J. A. Bejarano, editor,ob. cit.,pág. 251.
Colombia, t. I, Imprenta del Vapor, 1907, págs. 726 y
727. 132. A. Machado, El café, De la aparcería al capitalismo,
Bogotá, Edit. Punta de Lanza, págs. 182, 194 y 195.
111. M. Rivas, Los trabajadores...
112. L. Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia 133. P. Gilhodes, Luchas agrarias en Colombia, Medellín,
1810-1930, Medellín, Funciones E.S.F., 1955, pág. Edit. La Carreta, 1975, pág. 32.
446.
134. Machado, op. cit., pág. 199.
113. S. Camacho Roldán, Memorias, Medellín, Edit. Be-
dout, pág. 186. 135. Ibíd., pág. 53.
El régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia 153

136. Citado por Machado, ob. cit., pág. 262. 159. E. Guhl., Colombia: bosquejo de su geografía tropical,
t. I, Biblioteca Básica Colombiana, Instituto Colom-
137. Citado por Machado, ob. cit., pág. 47. biano de Cultura, Bogotá, 1975, pág. 247.

138. A. López, Idearium liberal, París, Ediciones La Antor- 160. Urrutia, Arrubla, ob. cit., y A. Samper, ídem, págs.
cha, 1930, pág. 188. 88 y 89.

139. Deas, ob. cit. 161. F. Zambrano, "El comercio del café en Cundinamarca",
en revista Cuadernos Colombianos, núm. 11, Bogotá,
140. Machado, ob. cit., pág. 44. tercer trimestre, 1977.

141. Ibíd., págs. 45 y 46. 162. Machado, ob. cit., págs 52 y ss.

142. Ibíd., pág. 50. 163. W. P. McGreevey, op. cit.

143. Ibíd., pág. 51. 164. Véase Urrutia, Arrubla, ob. cit., primera parte, que
llega hasta el Censo de 1870. Entre 1871 y 1905 la tasa
144. M. Deas, Una finca cundinamarquesa entre I870y 1910, de expansión de Antioquia y Caldas fue de un 2.2% y
Universidad Nacional de Colombia, CID, mimeógrafo, la media del país un 1.7% anual.
Bogotá, 1974, para la finca Santa Bárbara. Para las
condiciones técnicas con que cuentan las haciendas al- 165. R. C, Beyer, "El transporte y la industria del café en
rededor del Río Negro, véase a Rivas, ob. cit. Colombia", en J. A. Bejarano, ob. cit., págs. 245 y ss.

145. J. O. Melo, "Colombia 1880-1930: La República Con- 166. Parsons, ob. cit., pág. 254.
servadora", en revista ideología y Sociedad, núm. 12,
Bogotá, enero-marzo 1975, pág. 85. 167. B. Jaramillo Sierra, ob. cit.

146. Véase de W. Kula, Teoría económica del sistema feudal, 168. Ospina Vásquez, ob. cit., pág. 308.
México, Edit. Siglo XXI, 1974, págs. 162 y ss.
169. Arango, ob. cit., 99.
147. Bustamante, ob. cit.; Vergara y Velasco, ob. cit.: si el
café es importante, "débese al régimen de papel mone- 170. Sierra, ob. cit., pág. 150.
da", pág. 739.
171. McGreevey, ob. cit., Safford, Aspectos..., pág. 222.
148. M. Urrutia, "El sector externo y la distribución de ingre-
sos en Colombia en el siglo XIX", Gaceta, Colcultura, 172. S. Camacho Roldán, ob. cit., pág. 186.
núms. 12-13, 1977, pág. 49.
173. Röthlisberger, ob. cit., pág. 413.
149. Véase la interesante discusión que hace Machado al
respecto, en ob. cit., págs 56 y ss. 174. Ibíd., pág. 416.

150. Gilhodes, ob. cit., pág. 38. 175. López, Problemas..., pág. 94.

151. J. Parsons, La colonización antioqueña en el occidente 176. T. Halperín Donghi, Historia contemporánea de Amé-
de Colombia, Banco de la República, 1961. rica Latina, Barcelona, Alianza Editorial, 1970, pág.
219.
152. Ibíd., pág. 223.
177. A. Cueva, El desarrollo capitalista de América Latina,
153. Machado, ob. cit., pág. 206, citando a A. García, Geo- cap. 2, México, D. F., Siglo XXI, 1977, para una
grafía económica de Caldas. interpretación similar.

154. Parsons, ob. cit., pág. 207. 178. Deas, ob. cit.

155. Citado por Pardo Pardo, ob. cit., pág. 297. 179. Bustamante, ob. cit.

156. M. Arango,Café e industria 1850-1930, Bogotá, Carlos 180. En la descripción de Marx, la Alemania de Bismarck
Valencia Editores, 1977, pág. 93. "no es más que un despotismo militar, de armazón bu-
rocrática y blindaje policíaco, guarnecido de formas
157. Ibíd., págs. 92 y 93. parlamentarias, revuelto con ingredientes feudales e in-
fluenciado ya por la burguesía" (Marx-Engels, Obras
158. Ibídem., pág. 96. escogidas, t. II, pág. 25. Cfr. P. Anderson, Lineases
154
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

of the Absolutist State, Londres, New Left Books, 1974,


págs. 236 y ss.). 185. O. Rodríguez, Efectos de la gran depresión sobre la
industria manufacturera colombiana, Medellín, edicio-
181. Deas, Algunas notas..., págs. 36 y 37. nes El Tigre de Papel, 1973.

182. Melo, ob. cit., pág. 95. 186. E. Lemaitre, "Reyes", en Revista Nacional de Agricul-
tura, diciembre 1971.
183. Eduardo Santa, El general Uribe Uríbe, Medellín, Edit.
Bedout, pág. 315.
187. S. Kalmanovitz, "La agricultura en Colombia 1950 -
184. Las importaciones bajo el rubro de "locomoción" fueron 1972". cap. I, en Boletín Mensual de Estadística, núm.
de 41.635 toneladas entre 1910 y 1914. J. Villegas, 276, DANE, Bogotá, 1974.
"Colombia: importaciones 1843-1970", en Boletín Men-
sual de Estadística, núms. 274-275, mayo-junio, 1974, 188. Machado, ob. cit., pág. 58.
DANE, Bogotá, pág. 116.
189. Lemaitre, ob. cit., pág. 43.
El Estado y la política en el siglo XIX 155

El Estado y la política
en el siglo XIX
Alvaro Tirado Mejía gración que iría a confluir, a partir de aquel
año, en la formación de Colombia, Ecuador y
Venezuela. Panamá permaneció como territorio
colombiano hasta el año de 1903.
El territorio y la legislación El 17 de noviembre de 1831 se dictó la
"Ley Fundamental del Estado de la Nueva Gra-
E n diciembre, de 1819, tras la batalla de
Boyacá, fue expedida en Angostura, actual
territorio venezolano, la Ley Fundamental que
nada" según la cual, en su artículo lo. "las
provincias del Centro de Colombia forman un
Estado con el nombre de Nueva Granada". A
constituyó la República de Colombia. Compren- partir de ese momento se expidieron, durante
día ésta el Virreinato de la Nueva Granada, con el siglo XIX, seis constituciones: 1832, 1843,
su Capitanía General de Venezuela, el reino de 1853,1858, 1863 y 1886; el país llevó el nombre
Nueva Granada y la Presidencia de Quito. La de Nueva Granada entre 1832 y 1858; de Con-
República así formada se dividió en tres depar- federación Granadina, entre 1858 y 1863 (en
tamentos: Venezuela, Quito y Cundinamarca. este período y durante la insurrección de Mos-
Por disposición de una junta de gobierno, el quera contra el gobierno central en el pacto tran-
territorio de Panamá que estaba adscrito al Vi- sitorio, firmado entre algunos Estados el 20 de
rreinato de Nueva Granada se unió a la Repú- septiembre de 1861, se adoptó el nombre de
blica de Colombia en el año de 1821. Ese mismo Estados Unidos de Colombia); de Estados Uni-
año, el 30 de agosto, fue firmada en Cúcuta la dos de Colombia entre 1863 y 1886 y de Repú-
Constitución de la República de Colombia con blica de Colombia desde 1886 hasta el presente.
la misma base territorial, pues según su artículo Asimismo, durante el siglo XIX, a más de dece-
sexto, ésta "comprendía el antiguo Virreinato nas de rebeliones locales se presentaron ocho
de la Nueva Granada y la Capitanía General de grandes guerras civiles: la de 1839-1841 cono-
Venezuela" (1). En ese momento no todo el terri- cida como Guerra de los Conventos o de los
torio venezolano estaba liberado como tampoco Supremos; la de 1851; la de 1854; la de 1859
lo estaba una porción del sur de Colombia y la a 1862; la de 1876-1877; la de 1884-1885; la
región ecuatoriana. La República de Colombia de 1895 y la de 1899 a 1902, conocida ésta
así formada se conoce en la historia como la última como Guerra de los Mil Días. Las trans-
Gran Colombia, que duró hasta 1830, año en formaciones constitucionales, los cambios de
el cual se expidió una nueva Constitución para
todo el territorio, aunque ésta no tuvo vigencia nombre y las guerras, eran expresión de un de-
porque ya iba en marcha el proceso de desinte- bate de intereses e ideas que comenzaba en la
prensa o en la tribuna, pasaba frecuentemente
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
156

por los campos militares y se plasmaba en actos las leyes colombianas (de la Gran Colombia)
constitucionales que concretizaban los intereses, y a falta de éstas, el cuerpo de legislación espa-
ideas y aspiraciones de los vencedores. ñol con las preeminencias establecidas en la
misma ley. "Creados los Estados Federales que
El Estado republicano surgido de la desin- formaron luego la Confederación Granadina, la
tegración del Imperio Español y de la desmem- legislación nacional que continuó siendo durante
bración de la Gran Colombia, como todo Estado algunos años la misma española, vino a carecer
debía delimitar su territorio. Se optó entonces de importancia, porque ellos quedaron con fa-
por la doctrina conocida en derecho internacio- cultades para legislar en los ramos del derecho
nal como de Uti Possidetis que se acogía a las privado. Todos modificaron primero que la Na-
divisiones administrativas del imperio colonial ción el derecho español, sancionando códigos
español. Sin embargo, la tarea no fue fácil por basados en leyes de otros países. En cuanto a
lo impreciso de las líneas en ciertos lugares, las leyes civiles adoptaron, puede decirse, las
pero sobre todo porque obraban intereses regio- de Chile, que tenían su fuente principal en las
nales y políticos que trataban de imponerse so- de Francia" (3). En los asuntos nacionales las leyes
bre las disposiciones administrativas. Así, por españolas rigieron hasta 1873, con las modifica-
ejemplo, a la discusión, expedición y firma de ciones que les introdujo el legislador colombia-
la primera Constitución granadina, la de 1832, no, las cuales, en el campo del derecho civil,
no concurrieron los representantes de las provin- sólo tuvieron importancia en cuanto a mayoraz-
cias caucanas de Buenaventura, Chocó, Pasto y gos y vinculaciones; «en lo demás, puede decirse
Popayán que insistían en anexarse al Ecuador (2). que aquellas leyes continuaron tales como ha-
Con todo, en ese mismo año dichas provincias bían estado en vigor durante la Colonia. En
se integraron al territorio granadino tras la eva- 1873 se resolvió el gobierno nacional a hacer
cuación de Pasto por las tropas del presidente
ecuatoriano Juan José Flores. La delimitación lo que desde algunos años antes se había verifi-
de esta frontera estuvo pendiente en varias oca- cado en los estados: a sustituir el dere-
siones, bien durante la guerra civil de 1839-1841 cho civil español con otros cuya fuente prin-
en la que el gobierno granadino obtuvo el apoyo cipal estaba en el derecho civil francés, expi-
de tropas ecuatorianas que vinieron hasta Pasto diendo un Código Civil que casi no debía tener
para combatir a los revolucionarios, o durante aplicación sino en los territorios nacionales que
las guerras que se libraron contra el Ecuador: administraba directamente el gobierno» (4). En
en 1862, en que tras la batalla de Tulcán fue cuanto a la contabilidad nacional, durante la
hecho prisionero el presidente ecuatoriano Ga- primera administración de Tomás Cipriano de
briel García Moreno y en 1863 cuando las tropas Mosquera (1837-1841), se varió el sistema colo-
comandadas por Tomás Cipriano de Mosquera nial y se optó por el de partida doble. Asimismo,
vencieron en el combate de Cuaspud a las del en este período se adoptó el sistema métrico de-
vecino país. cimal para las pesas y las medidas y se reguló la
circulación de la moneda, creándose como unidad
Como heredero del Estado colonial español monetaria el Real de Plata, pues hasta 1847
el estado republicano conservó durante los pri- circulaban oficialmente signos monetarios que,
meros decenios varios de sus rasgos e institucio- como la "macuquina", procedían de México y
nes. La legislación española se mantuvo en lo Perú desde la época colonial.
que no fuera contrario a las disposiciones repu-
blicanas que se fueran dictando. En lo penal, El Estado en el período 1830-1850
la incompatibilidad entre la legislación española
y la nacional produjo la tácita derogatoria de El Estado colonial se enmarcó en el ámbito
muchos de los principios fundamentales de la del mercantilismo. Su función era la de reprodu-
legislación española. En 1837, por medio de la cir las condiciones para la extracción de exce-
ley 22 de junio se expidió un nuevo Código dente económico con destino a la metrópoli, y
Penal. La ley 14 de mayo de 1834 estableció según las prácticas y principios mercantilistas,
un orden de aplicación de las leyes en los tribu- ésto se hizo por medio de la reglamentación,
nales civiles, eclesiásticos y militares, por me- del monopolio. El derecho indiano era casuísti-
dio del cual debían aplicarse con primacía las co, se prescribía todo en la conducta social, el
granadinas que se fuesen dictando, en su defecto traje según las castas, los libros buenos y los
El Estado y la política en el siglo XIX 157

malos, las obligaciones religiosas y hasta la vida extraer excedente económico para España, sino
sexual, pues escrito estaba que el colono que obtenerlo para los criollos que lograron la eman-
viniera a América sin su esposa debía ser embar- cipación. El monopolio sobre la tierra se con-
cado cada cierto tiempo para que en España servó y en gran parte la estructura fiscal se man-
cumpliera con los "deberes conyugales". Dentro tuvo con leves modificaciones. Los vasallos
del monopolio fiscal muchos productos estaban americanos insurrectos contra el monarca no po-
estancados y un impuesto específico gravaba dían esgrimir la catequización y el derecho di-
cada acto comercial o cada actividad. Gran parte vino de los reyes como base del poder. La misión
de la tierra estaba monopolizada, y para ella no civilizadora se prosiguió entonces justificada en
había libre circulación comercial: los resguar- la soberanía popular, base constitutiva de la Re-
dos, propiedad realenga dada en uso a los indí- pública y encarnación de la igualdad entre los
genas, no eran en principio enajenables. Los desiguales. La vida jerárquica se mantuvo, pero
ejidos, tierras comunales, tampoco lo eran y los en adelante no hubo españoles -chapetones- en
bienes de la Iglesia estaban gravados en múlti- la cúspide de la pirámide burocrática, sino que
ples formas con censos, capellanías, etc., y te- las altas dignidades civiles, eclesiásticas y mili-
nían una precaria vida comercial. Monopolio tares pasaron a manos de un reducido núcleo
había para el comercio: las rutas, los puertos de criollos.
habilitados, la nacionalidad de los comerciantes. Una muestra del control del aparato estatal
Toda la concepción colonial era jerárquica y la en sus más altas esferas -civil, eclesiástica y
vida cotidiana estaba jerarquizada: la metrópoli militar- nos la da una rápida visión de algunas
y la colonia; las castas con sus blancos -españo- personas que ocuparon los cargos de mayor im-
les y criollos-, indios, negros, mestizos, mula- portancia burocrática en los cuarenta primeros
tos, zambos y cuarterones. La administración años de vida republicana. Joaquín Mosquera
se ejercía por medio de una burocracia jerarqui- -de Popayán- ocupa la presidencia de la Repú-
zada y perfectamente concatenada: alta burocra- blica de Colombia al retirarse Simón Bolívar
cia estatal -civil, religiosa o militar- para los en 1830. Fue luego mencionado varias veces
españoles y excepcionalmente para los criollos para la presidencia y en múltiples ocasiones
nobles y ricos; burocracia media para los ame- ocupó un asiento parlamentario. El general José
ricanos blancos; burocracia religiosa mediante María Obando, su pariente de la misma ciudad,
la Iglesia, cuyos obispos y clérigos, gracias al se encargó de la presidencia en 1831, mientras
Patronato, eran verdaderos funcionarios estata- se posesionaba Santander. En 1841 la ocupa el
les. Ejército había también jerarquizado en sus general Pedro Alcántara Herrán, yerno del gene-
mandos y en su composición: la alta oficialidad ral Tomás Cipriano de Mosquera, quien lo su-
era española (en las postrimerías del imperio cede por primera vez en la presidencia de la
colonial se fundó una academia militar en Es- República en 1845, y el cual, a su vez, era
paña para nobles americanos. Allí estudiaron hermano de Joaquín Mosquera. En 1849 es ele-
algunos de los libertadores de América); para gido presidente el general José Hilario López
los no blancos había batallones de "pardos". La del grupo payanés, y en 1853 lo sucede su co-
autoridad real se ejercía por derecho divino y terráneo, el general José María Obando, quien
la legitimación ideológica de la dominación co- ocupa la presidencia por segunda vez. Al ser
lonial estaba sancionada por la misión civiliza- éste destituido lo sucede el terrateniente escla-
dora, catequizadora, sobre los infieles. Al clero, vista caucano Manuel María Mallarino. Cuatro
entre sus funciones administrativas, se le confió años después, durante la rebelión acaudillada
el monopolio de la enseñanza. por el general Tomás Cipriano de Mosquera,
En un ámbito de libertad se impuso la Re- rebelión que lo conducirá de nuevo a la presiden-
pública formada por ciudadanos libres, eso sí cia de la República, el partido conservador le
con significativas restricciones para la mayoría opone como candidato presidencial primero a
de la población, como que se mantuvo la escla- su yerno, general Pedro Alcántara Herrán y
vitud, y el estatuto legal de los indígenas para luego a su sobrino general Julio Arboleda. Du-
ciertos aspectos -tributarios y de propiedad te- rante todo este tiempo la silla del Arzobispado
rritorial-siguió siendo diferente y discriminato- de Bogotá estuvo ocupada por monseñor Fer-
rio. El aparato estatal sin metrópoli se conservó nando Caicedo, pariente del general Domingo
formalmente. La función principal no era ya Caicedo, presidente encargado de la República
158 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

en 1831 y varias veces vicepresidente, por mon- todos los hombres eran iguales -pero en el ori-
señor Manuel José Mosquera, hermano de los gen- y el derecho del sufragio quedaba restrin-
presidentes Joaquín y Tomás Cipriano de Mos- gido a los nacionales ciudadanos. "No sería nada
quera, y por monseñor Antonio Herrán, her- arriesgado estimar en un cinco por ciento a lo
mano del general presidente Pedro Alcántara sumo la proporción de varones adultos y además
Herrán, quien, como se vio, era yerno del gene- se aprovechaban de él en la práctica" (5).
ral Tomás Cipriano de Mosquera, el cual, a su La guerra de 1839-1841, en la que tomaron
vez era hermano de Joaquín, hermano de mon- parte como insurrectos muchos indígenas y es-
señor Mosquera, tío de Julio Arboleda y pariente clavos, dio lugar a la expedición por los vence-
del general Obando. dores, de la Constitución autoritaria de 1843 y
Los proyectos constitucionales que se pre- a las leyes de represión de esclavos. Aunque la
sentaron para regir la República jerarquizada y Constitución de 1843, expedida «en el nombre
aquellos que se adoptaron eran expresión de esa de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo», en el
realidad. El pensamiento constitucional de Bo- artículo 2o. hiciera declaración democrática en
lívar quedó plasmado en el proyecto que pre- el sentido de que «la nación granadina... no es
sentó para la República de Bolivia, con presi- ni será nunca el patrimonio de ninguna familia
dencia y Senado vitalicios y con representación ni persona», lo cierto es que miles de familias
consagrada según las jerarquías culturales y eco- esclavas siguieron siendo patrimonio de perso-
nómicas. En las constituciones de 1832 y 1843 nas . La ley 21, de julio de 1821, había decretado
se conservaba la esclavitud y se restringían la la libertad de vientres y había suprimido la trata
nacionalidad, la ciudadanía y el sufragio. de esclavos hacia el exterior. Sin embargo, para
La guerra de Independencia se hizo a nom- los libertos hijos de esclavos que nacieran con
bre de la libertad, de la igualdad. La independen- posterioridad a dicha ley, ésta estableció que
cia política respecto a España se logró, pero la debían permanecer sirviendo a los amos de sus
igualdad tardó en manifestarse en los textos madres hasta la edad de diez y ocho años, con
constitucionales. La Constitución de la Nueva el fin de indemnizar a éstos los gastos de alimen-
Granada en 1832 establecía en su artículo 5o. tación y vestido durante el período de sujeción.
que eran granadinos por nacimiento "los hom- La represión posterior a la guerra sirvió, so pre-
bres libres" y los "libertos" que reunieran deter- texto de punir a los sediciosos, para prolongar
minados requisitos de residencia o amor a la la esclavitud disfrazada de los libertos. El de-
República, o los hijos de esclavos nacidos libres, creto del 12 abril de 1842 era de apariencia
y otorgaban el derecho de ciudadanía a los va- simplemente administrativa. En él se ordenaba
rones que fueran casados o mayores de veintiún un censo de población esclava con el propósito
años, siempre que supieran leer o escribir —re- velado de saber cuántos libertos de diez y ocho
quisito éste que no se haría exigible hasta 1850, años había en el país y cuántos libertos menores
pues uno de los dones que traería la libertad se aproximaban a esa edad. Con base en él, en
sería el del alfabetismo-, y siempre que no se ese mismo año, la ley 29, de mayo, estableció
fuera "sirviente doméstico o jornalero". La el concierto forzoso para los hijos de esclavos
Constitución de 1843 estableció que eran grana- "libres", entre la edad de diez y ocho y veinti-
dinos los hombres libres, por nacimiento o liber- cinco años, destinándolos a un «oficio, arte,
tos, o los hijos libres de esclavas, siempre que profesión y ocupación útil, concertándolo a ser-
reunieran determinados requisitos de "amor a vir con su antiguo amo o con otra persona de
la independencia y la libertad", o de domicilio, respeto que pueda educarlo e instruirlo». Los
y concedió el derecho de ciudadanía a los ma- que no se concertaren, o se fugaren, serían con-
yores de veintiún años que tuvieran bienes por siderados vagos y «destinados por el alcalde al
trescientos pesos o rentas de ciento cincuenta ejército permanente». Como complemento fue
al año y que supieran leer y escribir. Al igual expedida la ley 22, de junio de 1843, «sobre
que en la Constitución anterior, la exigencia del medidas represivas de los movimientos sedicio-
requisito de alfabetismo se pospuso hasta 1850, sos de esclavos», que derogó la prohibición de
pues se persistía en la ingenua creencia de que la ley de 1821 sobre la trata de esclavos y, en
con consagrar en los textos la libertad, ella trae- consecuencia, autorizó su exportación, eso sí
ría de suyo la instrucción. Según el derecho no sin antes consignar el sano y caritativo pro-
natural, marco filosófico de dichos estatutos pósito de preservación de la familia, al estable-
El Estado y la política en el siglo XIX 159

cer que «la venta de los esclavos casados se suística y el particularismo de la legislación in-
haga sin dividir los matrimonios y bajo la con- diana. La influencia de Bentham y el debate
dición de que los hijos de tales esclavos nacidos sobre su obra se prolongó en Colombia durante
libres a virtud de la ley, no se extraigan contra el siglo XIX.
la voluntad de sus padres y sin que conste en Para mediados del siglo XIX y gracias a la
el documento de venta de éstos la condición de extensión del comercio, los comerciantes en Co-
libre de sus hijos» (artículo 6). lombia eran un grupo poderoso que participaba
Desde el punto de vista de su organización, del Estado pero no lo controlaba. Era la época
el Estado Granadino era centralista, y tanto en en que Inglaterra establecía el libre cambio en
la Constitución de 1832 como en la de 1843, su economía y lo proponía para otros países,
el territorio se dividía en provincias, cantones amparada por el empuje de sus fábricas y ante
y distritos parroquiales. Para ser elegido presi- la necesidad de alimentos baratos para nutrir su
dente, senador o representante se requería una población proletaria y reducir el valor de la re-
base patrimonial y el poder ejecutivo tenía am- producción de su fuerza de trabajo. Fue el mo-
plias atribuciones. La organización estatal es- mento en que Inglaterra dictó la famosa ley que
taba jerarquizada como expresión de la estruc- abolía la protección para los cereales producidos
tura social. en la isla. Existían también en la Nueva Granada
los esclavos y manumisos de condición similar,
Los partidos liberal y conservador los indígenas y sus resguardos indivisos; los
en sus orígenes artesanos, imbuidos de la ideología romántica
socialista por los hijos de los comerciantes; y
El partido liberal y el partido conservador los antiguos militares de la Independencia, dis-
en Colombia se estructuraron a mediados del criminados entre sí, según su situación de clase.
siglo XIX. Como fechas de referencia están, Para todos ellos un cambio en el statu quo algo
1848 para el programa liberal que esboza Eze- tenía qué ofrecer.
quiel Rojas y 1849 para el programa conservador Los terratenientes, los esclavistas, los altos
redactado por Mariano Ospina Rodríguez y José burócratas civiles, del clero o la milicia, mucho
Eusebio Caro. La guerra de Independencia había tenían para conservar. En muchos casos sus in-
sido en gran parte comandada por los sectores tereses económicos eran múltiples, por ejemplo,
terratenientes y esclavistas del sur del país, cuyo ser a la vez terratenientes y comerciantes, y
epicentro estaba en el Cauca, en Popayán; y por aunque de las medidas propuestas por los parti-
la burguesía comerciante de Cartagena y otros darios del cambio unas les interesaban, otras les
centros. Al concluir la guerra estas clases socia- eran adversas y otras no les tocaban directamen-
les, ninguna de las cuales era lo suficientemente te, el hecho de estar en la cúspide de la pirámide
fuerte para imponerse a la otra, establecieron social les impelía a ser cautos respecto a los
una alianza inestable a nivel del Estado, en la cambios y a preferir el statu quo.
cual el grupo terrateniente logró la preservación Mariano Ospina Rodríguez, quien por lo
del statu quo y el sector comerciante el libre demás era republicano y no tenía intereses escla-
comercio, fundamentalmente con Inglaterra, el vistas, expresaba en 1849, en el número uno
cual fue ejercido a través de Jamaica y otras del periódico La Civilización, los intereses de
posesiones antillanas. Esta situación dio lugar los partidarios del statu quo: "Los conservadores
a nuevas realidades. La influencia inglesa, por forman un partido sosegado y reflexivo, que
ejemplo, que se manifestó en las carreras de estima en más los resultados de la experiencia
caballos, en el periódico que en inglés se redac- que las conclusiones especulativas de la teoría;
taba en Bogotá y en la Sociedad Bíblica en la es esencialmente práctico y por consiguiente
que participó gran parte del clero. Con las mer- poco o nada dispuesto a los arranques de entu-
cancías inglesas vino también el pensamiento siasmo, si no es contra los excesos del crimen
político de un inglés: Bentham, quien proponía y de la maldad".
un sistema dirigido hacia la investigación de la Cambiar, que era lo que proponía el partido
naturaleza y la observación de los hechos, el liberal, implicaba trasformar el Estado colonial
racionalismo jurídico y su ética típicamente bur- que se había prolongado en el tiempo en un
guesa, la posibilidad de crear un sistema de sentido más de acuerdo con los intereses burgue-
normas jurídicas claras que remplazara la ca- ses que insurgían. Era modificar la reglamen-
160 Nueva Historia de Colombia. vol. 2

tación particularista y sustituirla por leyes de ¿De dónde procedían y cuáles eran los in-
carácter general; era convertir a la tierra en mer- tereses de aquellos que predicaban el cambio y
cancía y darle libre circulación; sustituir un Es- cuáles los de quienes clamaban por el statu quo
tado omnipresente por otro que sin trabas permi- y se oponían a las "conclusiones especulativas"
tiera comerciar, suprimir los monopolios y dejar estimando más los resultados de la experiencia?
que las actividades reglamentadas se movieran Cada bando contaba con sus explicaciones teó-
al impulso de la libre actividad; suprimir las ricas y defendía intereses. Algunos lustros de
jerarquías ante la ley y poder llamar ciudadano vida independiente habían permitido mutacio-
al desigual; suprimir el ejército de caudillos y nes y realineamientos en los principales actores
sustituirlo por una milicia de ciudadanos pudien- de la vida política. Atrás estaban las querellas
tes; liberalizar la enseñanza, es decir, quitar a que en otras condiciones se habían librado entre
la Iglesia el privilegio de impartir saber. Una bolivarianos y santanderistas; las disputas entre
nación de ciudadanos libres requería sujetos li- "liberales-conservadores" y "liberales - rojos",
bres, iguales para contratar y que se hicieran a entre los "ministeriales" que apoyaron el go-
la representación de que eran libres, de que ejer- bierno durante la guerra de 1841 y los "rojos"
citaban su libre albedrío tanto cuando vendían que lo combatieron con las armas. Si estas lu-
como sujetos iguales los lotes de los resguardos chas habían creado ciertos vínculos, éstos no
recién repartidos, como cuando vendían libre- fueron tan fuertes como para imponer la perma-
mente su fuerza de trabajo que otrora era escla- nencia de unos y otros en los mismos grupos
va, o cuando al impulso del mercado ejercían hasta la constitución real del partido liberal y
la libertad de adquirir las mercancías que la del conservador a mediados del siglo.
fuerza de la necesidad les hacía consumir. Con En el primer programa conservador, publi-
el ejercicio que tanta libertad era incompatible cado en 1849, se decía: "Ser o haber sido ene-
la prolongación del Estado colonial, inigualita- migo de Santander, de Azuero o de López, no
rio y monopolizador. es ser conservador; porque Santander, Azuero
En su obra Las ideas liberales en Colombia, y López defendieron también, en diferentes épo-
Gerardo Molina enumera así las reformas pro- cas, principios conservadores. Haber sido amigo
puestas por los liberales a mediados del siglo de estos o aquellos caudillos en las guerras por
XIX: la Independencia, por la libertad o por la Cons-
titución, no constituye a nadie conservador; por-
«Abolición de la esclavitud; que algunos de estos caudillos han defendido
libertad absoluta de imprenta y de palabra; también alguna vez principios conservadores".
libertad religiosa; Y en verdad que Ospina Rodríguez tenía ele-
libertad de enseñanza; mentos para despejar el mito que ya se estaba
libertad de industria y comercio, inclusive el formando de que el partido conservador proce-
de armas y municiones; día de Bolívar y el liberal de Santander. El, que
desafuero eclesiástico; había tomado parte en el atentado contra Bolívar
sufragio universal, directo y secreto; en 1828, era en ese momento conservador como
supresión de la pena de muerte, y dulcificación Emigdio Briceño, otro conspirador y como de
de los castigos; cierta manera iba a terminar Florentino Gonzá-
abolición de la prisión por deuda; lez.
juicio por jurados; Mariano Ospina Rodríguez estaba en lo
disminución de las funciones del Ejecutivo; cierto cuando manifestaba que lo que dividía a
fortalecimiento de las provincias; los granadinos en ese momento eran cuestiones
abolición de los monopolios, de los diezmos sociales y no políticas. Con ello expresaba que
y de los censos; en los sectores dominantes había acuerdo sobre
libre cambio; ciertas formas de gobierno -República, Presi-
impuesto único y directo; dencia, Parlamento-, pero que detrás de eso
abolición del ejército; subyacía un conflicto de clases en plena ebulli-
expulsión de los jesuítas» (6). ción. En lo político ambos partidos coincidían
Contra quienes trataron de llevarlas a cabo, sobre ciertas formas expresadas en lo que se
el partido conservador se opuso en nombre de conoce como "Estado de derecho": que la ley
la civilización. limitara la voluntad de ciudadanos y funciona-
El Estado y la política en el siglo XIX 161

rios, que la soberanía se basase en la voluntad como inferior, abyecta y degradada, apta para
ciudadana expresada mediante el sufragio. Así, ser manejada pero incapaz de decidir su propio
y dentro de la concepción optimista que infor- destino.
maba el credo liberal, se evitarían los conflictos, Para otros sectores dominantes, por ejem-
pues, según él, los intereses individuales y los pío para los terratenientes esclavistas, algunas
sociales constituían un todo armónico. de las medidas propuestas les vulneraban intere-
¿Cuáles eran los intereses que movían a ses económicos, otras no ofrecían contradicción
ciertas clases o grupos para adoptar y aplicar con sus oponentes y otras les convenían. La
ciertas reformas? Veamos: los comerciantes es- abolición de la esclavitud golpeaba directamente
taban interesados en ampliar el mercado, en de- los intereses económicos de los esclavistas due-
sarrollar el comercio, abolir las tarifas arancela- ños de minas y haciendas, pero, aparte del efecto
rias que con ánimo fiscal servían como protec- económico, la medida tenía consecuencias más
ción, en ampliar el mercado a través de la incor- amplias en el orden ideológico. Hacer igual el
poración, como fuerza de trabajo libre, de indí- esclavo y el indio al amo, sí fuera sólo ante la
genas y esclavos -por eso en su programa figu- ley, era dar un golpe a las jerarquías en las que
raban la liquidación de los resguardos que li- se basaba gran parte del poder político de la
braba tierra y mano de obra y la abolición de aristocracia criolla. Era dar un paso ideológico
la esclavitud-, en terminar con los monopolios hacia la nueva sociedad de compradores y ven-
de producción como el estanco del tabaco, y en dedores, "iguales", y "libres" en el mercado,
liberar de sus gravámenes y trabas la tierra de en la que como posibilidad -y en ello está la
la Iglesia para hacerla entrar en el terreno de la fuerza para la permanencia de la idea, en que
libre circulación. Los artesanos, sector discrimi- no existen elementos para que se concretice-,
nado dentro de la sociedad jerárquica, hicieron el hasta entonces subordinado también pudiera
suya la causa de indígenas y esclavos. Se movie- mandar, gobernar, y por lo tanto ligar su destino
ron ellos, impulsados por sus intereses y moti- a la conservación perpetua de las condiciones
vados por la prédica del socialismo romántico, de dicha posibilidad. En las regiones esclavistas
tras la igualdad que también reclamaban para del occidente fue muy clara la vinculación entre
sí los estudiantes hijos de comerciantes, quienes el partido conservador y los terratenientes escla-
no lograron hacerles creer que respecto al libre vistas, partidarios del statu quo, "reflexivos" y
cambio y a los aranceles, ellos, los artesanos, que estimaban en más los resultados de la expe-
tenían intereses comunes con sus padres (7). riencia que las conclusiones especulativas de la
A nombre de esclavos y de indígenas se teoría.
llevaron a cabo muchas de las transformaciones
del medio siglo. Estos sectores, por lo menos El asunto del libre cambio no implicaba
la mitad de la población colombiana en ese mo- contradicción económica entre terratenientes y
mento, no tenían formas directas de expresión comerciantes, pues su secuela era mayor expor-
política, no contaban con participación electo- tación de productos agrícolas e importación de
ral; su actuación se vio limitada a servir como bienes de consumo, sobre todo de lujo, que
leva en los ejércitos liberales o conservadores absorbería, en gran parte, el sector terrateniente.
que primero los reclutaron durante las guerras Otras medidas como la supresión de los resguar-
civiles. La esclavitud sirvió de tema para encen- dos y la abolición de los diezmos, inclusive
didos discursos sobre la igualdad, y la libertad favorecían económicamente a los terratenientes,
jurídica se obtuvo para los esclavos y para los pues les daba la posibilidad de ampliar sus lati-
indígenas, que al disponer libremente de sus fundios y de tener menos cargas fiscales sobre
resguardos quedaron liberados de la propiedad. lo que en ellos se producía.
En general, la prédica igualitaria de los ideólo- En la formación de los partidos políticos
gos del siglo XIX, encubierta en el concepto de en Colombia habría que indagar su origen en
Pueblo, se refirió a los ciudadanos ilustrados y las luchas por el control del Estado, las cuales
con bienes de fortuna, a los iguales entre iguales, permitieron la inserción a éste de nuevas clases
pues dentro de una concepción racista que im- ausentes de su control hegemónico, según sus
forma el pensamiento de casi todos los escri- intereses manifestados en una ideología propia,
tores y políticos del siglo XIX, las masas de para dar al Estado una nueva función. Se explica
indígenas, de negros y mestizos, fue tratada así, entonces, el papel del grupo radical com-
162 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

puesto en 1849 por jóvenes, en su mayoría es- La hegemonía liberal


tudiantes e hijos de comerciantes y doctores,
alejados de las altas esferas del gobierno no A partir del gobierno de José Hilario López
obstante su ilustración, la que, según ellos, les (1849-1853) y hasta el año de 1885 puede ha-
daba derecho a gobernar. Su acción impugnaba blarse de la hegemonía liberal, excluyendo el
el control estatal de un grupo regional aristocrá- gobierno bipartidista de Manuel María Malla-
tico que propugnaba la supervivencia de la so- rino (1855-1857) y el gobierno de Mariano Os-
ciedad jerarquizada. Para lograr sus fines era pina Rodríguez (1857-1861), el último de los
menester proponer la igualdad, la libertad, y cuales, si bien fue hecho a nombre del partido
así, dentro de un proyecto político que arrastrara conservador y con exclusión burocrática de sus
artesanos y sectores populares, demoler las ba- contrarios, adoptó gran parte de los postulados
ses del Estado existente y sustituirlo por otro liberales entonces en boga.
más acorde con las realidades internacionales El gobierno de José Hilario López fue la
-hegemonía inglesa, división internacional de ocasión para que los liberales doctrinarios desa-
trabajo-, y que de contera, afianzara el comer- rrollaran sus ideas sobre el Estado y la política.
cio, los intereses de los comerciantes. Esto les Contra las prolongaciones del Estado colonial
permitiría gobernar sobre nuevas bases que ga- jerarquizado, autoritario y casuístico en su tribu-
rantizaran la unión de capital comercial y propie- tación y legislación, se inició una tarea de demo-
dad territorial. El Estado, así adecuado, debía lición, de desmonte, de adecuación a las nuevas
servir para que en un ámbito de libertad y de circunstancias internacionales. El laissez faire
igualdad se pudiera importar, para que en la se puso en práctica y una avalancha de disposi-
tierra se produjeran bienes con destino a la ex- ciones legislativas barrió la protección comer-
portación y para que los ciudadanos, en nombre cial y quebró los monopolios. Florentino Gon-
del pueblo, sin trabas aristocráticas pero dejando zález, ideólogo de la generación radical, como
de lado a la mayoría de la población, establecie- secretario de Hacienda en la primera administra-
ran un gobierno de ciudadanos libres, distingui- ción de Tomás Cipriano de Mosquera (1845-
dos por su cultura y propiedad. 1849) tuvo ocasión de concretizar sus ideas y
Por supuesto que no todos en el partido de contribuir a que se dictaran disposiciones que
conservador eran terratenientes y esclavistas, así rebajaban los aranceles proteccionistas de las
como nunca el partido liberal ha dejado de tener mercancías nacionales (8). Los gobiernos poste-
adherentes vinculados a los intereses de la pro- riores continuaron su labor a este respecto. Sobre
piedad territorial. Los partidos tienen sus ideó- el tabaco, cuya producción y mercadeo estaban
logos que expresan intereses y no se puede siem- monopolizados por el Estado, se dictaron la ley
pre vincular, en forma mecánica, su actividad 23 de 1848, mediante la cual se declaró libre
económica con los intereses que expresan. Ma- su cultivo a partir del primero de enero de 1850,
riano Ospina Rodríguez fue "tiranicida" contra y la ley 16, de mayo de 1850, que suprimió el
Bolívar, republicano antimonarquista y su pecu- impuesto sobre la hacienda. Estas medidas, que
lio no estaba constituido por esclavos. José Eu- iban en el sentido de la liberalización económi-
sebio Caro, espíritu autoritario y jerarquizante, ca, al mismo tiempo privaban al Estado de una
apostrofó a Julio Arboleda, su copartidario es- de sus fuentes de entrada tradicionales. La ley
clavista, ser vendedor de carne humana. Detrás 20 de abril de 1850, sobre "descentralización
de cada liberal no había un tendero y entre éstos, de rentas públicas", cedió a las provincias mu-
inclusive, algunos se daban el gusto democrático chos de los impuestos que tradicionalmente ha-
de manumitir algunos de sus esclavos en las bía venido percibiendo el Estado central y fa-
fiestas patrias. La Iglesia se alinderó en el par- cultó a éstas para suprimir los gravámenes que
tido conservador, en defensa de sus cuantiosos considerare conveniente. Las rentas cedidas a
intereses patrimoniales, pero lo hizo también las provincias fueron, entre otras, las siguientes:
-dentro de un contexto internacional-, porque aguardientes, diezmos, quintos y derechos de
los cambios igualitarios la desplazaban de la fundición, peajes provinciales, hipotecas y re-
cúspide jerárquica estatal con el ataque a los gistros, derechos de sello y título. En uso de
aparatos ideológicos que el Estado colonial ha- esta autorización las provincias suprimieron mu-
bía puesto en sus manos y le menguaban poder chas de las contribuciones cedidas: doce abolie-
a través de los proyectos de laicización. ron los diezmos, la aurífera Antioquia y otras
El Estado y la política en el siglo XIX 163

provincias suprimieron el quinto (impuesto a la minución de las funciones del poder ejecutivo
producción de oro), etc. Como contraprestación y el fortalecimiento provincial señalado por el
y para subvenir a las necesidades estatales se federalismo. La manifestación del poder centra-
creó la contribución directa. Con el propósito lizado español ejercido mediante la Real Audien-
de dar libre circulación a la propiedad territorial cia y del virrey, correspondía a una situa-
se expidió la ley 30 de mayo de 1851, sobre la ción que abarcaba una dominación real del terri-
redención de censos. La ley 22 de junio de 1850, torio explotado y que se ejercía por medio de
autorizó a las cámaras provinciales para proce- una omnipresente burocracia civil, eclesiástica
der a la división y repartición de los resguardos, y militar. El territorio colonial era una unidad
y la ley 21 de mayo de 1851 abolió la esclavitud. en su función de producir excedente económico
Pocos años después, la liberalización de la pro- con destino a la metrópoli. Con la Independen-
piedad territorial se completó con las disposicio- cia, al modificarse esa función y al perderse la
nes de Tomás Cipriano de Mosquera sobre los base burocrática que le servía, se presenta una
bienes de la Iglesia. Su decreto de 9 de septiem- nueva realidad. Ya no habrá un poder real uni-
bre de 1861, por el que se promulgó la desamor- ficador de la explotación, y las clases que con-
tización de bienes de manos muertas, en un trolaron el Estado, aparte de ciertos propósitos
considerando enunciaba como justificación que como la liberación de España, no tenían una
"la falta de movimiento y libre circulación de coherencia nacional. El ejercicio de su domina-
una gran parte de las propiedades raíces, que ción no iba más allá del ámbito regional y estaba
constituían la base de la riqueza pública era uno denotado por éste en cuanto a las formas de
de los mayores obstáculos para la propiedad de explotación: regiones esclavistas, productoras
la Nación". Como bien se ve, esta serie de me- de manufacturas, con bienes de la Iglesia o sin
didas en el ámbito económico tenía como fina- ellos para expropiar, etc. En estas condiciones
lidad suprimir trabas a la circulación y fortalecer y ante el ejercicio del poder por un círculo ce-
el poder regional en desmedro del Estado cen- rrado, con el cambio se propuso un modelo,
tral. Ellas se complementaron con las medidas que al mismo tiempo que quitaba las bases de
políticas enumeradas atrás, como ideario liberal. dominación de ese círculo -en lo económico, e
El nuevo proyecto estatal era coherente. ideológico, con la abolición de la esclavitud—,
Tras del aparente debilitamiento del Estado, de permitía una adecuación estatal a los intereses
su "cuasidesaparición", lo que se daba era la de los sectores dominantes regionales. La atribu-
sustitución de funciones, el cambio de ciertas ción de poderes al parlamento, en donde había
instituciones para volverlas más acordes con la la representación regional, no solamente satisfa-
nueva realidad internacional y con los intereses cía el nuevo esquema ideológico de la represen-
de las nuevas clases que iban a comandar la tación popular de ciudadanos iguales frente al
hegemonía. Tras la serie de medidas ejecutadas poder jerárquico presidencial, sino que permitía
por los liberales y enumeradas atrás, venía esta también establecer, a través de leyes generales,
adecuación. Era preciso debilitar el Estado exis- la manera como las diferentes oligarquías regio-
tente, vestigio colonial y expresión de domina- nales representadas podían disponer del patri-
ción de grupos oligárquicos. Con la reforma monio nacional. Por lo demás, y no es casual
fiscal se le quitaba la base de sus antiguas rentas que el movimiento fuera coetáneo, con la dismi-
y en adelante se le hacía depender de otras liga- nución del poder presidencial se implantó la
das a la nueva situación, del impuesto directo división federal que cumplía los mismos fines
emanado de los ciudadanos, y lo que fue cons- y que evitó una confrontación general por el
tante durante el siglo XIX, de las rentas de adua- reparto del botín. En Colombia, a pesar de las
nas, expresión tasada del movimiento interna- numerosas guerras, el discurrir político fue "ins-
cional de mercancías. No más estancos que en- titucional" y así no existió, por ejemplo, un
trabaran la producción con destino a la exporta- doctor Francia, un Guzmán Blanco, un Porfirio
ción, atrás los diezmos que gravaban la produc- Díaz, un Juan Vicente Gómez, en suma, un
ción agrícola y que eran base de sustentación dictador con varios lustros en el poder, que con-
de otra institución cuyas funciones también ha- densara un proyecto nacional de explotación.
bía que adecuar: la Iglesia. Por esto tampoco es casual que si bien en el
El desmonte del Estado colonial tendrá parlamento y en la guerra hubo campos de des-
también otra manifestación institucional: la dis- linde partidario sobre muchos temas, sobre la
164 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

función parlamentaria y sobre el asunto federal, 1853, las leyes de 1855 y 1856 que crearon los
la posición de ambos partidos fue zigzagueante, Estados Federales; así como fue un Congreso
y en la práctica sobre ella se hizo en un momento de mayoría conservadora el que expidió la Cons-
la unanimidad. Muchas medidas podían plantear titución federal de 1858, sancionada por Ma-
conflictos sobre el control del Estado o sobre riano Ospina Rodríguez, presidente conservador
la representación política, pero la aprobación y uno de los fundadores de dicho partido (9).
del patrimonio nacional podía hacerse con jerar- El asunto del federalismo ha sido uno de
quía y orden, o por contrato y entre iguales. los grandes mitos como elemento de diferencia-
Las constituciones ultraliberales de 1853 y ción doctrinaria entre el partido liberal y el par-
1863, que limitan el poder presidencial, dan tido conservador. A partir del hecho de que
preeminencia al parlamento y abren la puerta al durante las transformaciones del medio siglo, y
federalismo la primera y sanciona éste hasta sus especialmente durante la vigencia de la Consti-
últimas consecuencias la segunda, se dictan ante tución de Rionegro se adoptó un federalismo a
el temor producido por dos caudillos militares, ultranza, se ha insistido en que doctrinariamente
José María Obando y Tomás Cipriano de Mos- el liberalismo colombiano fue federalista, y que
quera. con base en lo implantado en la Constitución
de 1886 el conservatismo es centralista. El aná-
El federalismo lisis de la política durante el período de la "he-
gemonía liberal" y una rápida visión de los tex-
Con la emancipación, las nuevas repúblicas tos constitucionales expedidos durante el perío-
latinoamericanas se constituyeron de acuerdo do, nos permiten comprobar que en este punto,
con los límites administrativos del imperio co- así como en otros de supuesta separación doctri-
lonial. El federalismo no fue más que la expre- naria entre los partidos, la diferencia no es tan
sión de intereses de las oligarquías regionales diáfana.
en momentos en que no estaba constituida la Las medidas atrás enunciadas sobre la des-
nacionalidad y ante la carencia de una clase centralización de rentas y las facultades otorga-
homogénea que tuviera un ámbito nacional de das a las provincias en asunto tan importante
dominación. El federalismo fue la manera como lo relacionado con la división de resguar-
más adecuada que encontraron las oligarquías dos eran ya un paso hacia la autonomía regional,
regionales para disponer en su beneficio del pa- aun en las postrimerías de la Constitución cen-
trimonio nacional sin entrar en una confronta- tralista de 1843. Las mayorías radicales en el
ción general. Así, de acuerdo con las peculiari- congreso, con el apoyo en algunos puntos de
dades regionales, los estados pudieron adecuar los sectores conservadores, expidieron la Cons-
su legislación para la apropiación de los resguar- titución de 1853 con base en el proyecto presen-
dos donde los había, para el paso de los bienes tado por su oráculo, Florentino González. Dicho
de manos muertas a las manos de los laicos, estatuto, en parte dictado para mermar funciones
para la adjudicación de baldíos, para dictar có- al poder ejecutivo encarnado en el caudillo mi-
digos de minas en las regiones auríferas como litar José María Obando, quien como presidente
Antioquia, o códigos de comercio en donde éste tuvo que sancionarlo, organizaba el Estado de
era floreciente, como en Panamá. manera formalmente centralizada y facultaba a
En la apropiación de bienes a través de los cada provincia para expedir su propia Constitu-
Estados Federales no hubo pureza doctrinal ni ción (artículos 48-51), estableció el sufragio
distingos ideológicos liberal-conservadores. universal para los varones mayores de 21 anos,
Fue la Constitución liberal de 1863 la que pro- dispuso la elección por votación popular y di-
clamó el federalismo a ultranza, al sancionar recta del presidente, vicepresidente, magistra-
para la República de "los Estados Unidos de dos de la Corte Suprema de Justicia, procurador
Colombia", la confederación a perpetuidad de general de la Nación y gobernadores de provin-
los Nueve Estados Soberanos. Se otorgó a éstos, cia. Teniendo en cuenta que por el mismo sis-
en materia de legislación, todo lo que taxativa- tema se elegían senadores y representantes, as
mente no se hubiera reservado por la Constitu- como legisladores provinciales y que las eleccio-
ción al Estado central. Pero fue un presidente nes se hacían en fechas distintas, sucedió que
conservador, Manuel María Mallarino, quien el país vivía en permanente debate electoral.
sancionó, dentro de la constitución liberal de En uso de la facultad constitucional dictaron su
El Estado y la política en el siglo XIX 165

respectivas constituciones las siguientes provin- asuntos religiosos" (numeral 3), "impedir el co-
cias, muchas de las cuales tuvieron oportunidad mercio de armas y municiones" (numeral 4), e
de expedir más de una: "Bogotá, Cauca, Córdo- "imponer contribuciones sobre el comercio ex-
ba, Cundinamarca, Chocó, García Rovira, Nei- terior, sea de importación o exportación" (nume-
va, Pamplona, Popayán, Sabanilla, Santander, ral 5).
Vélez, Medellín, Zipaquirá, Socorro y Túque- Como presidente del Estado del Cauca To-
rres; en 1854 la de la Provincia de Tundama, y más Cipriano de Mosquera, en defensa de la
en 1855 las de Casanare y Cartagena" (10). El ar- soberanía de los Estados, se insurreccionó con-
tículo 10 de la Constitución enumeraba taxativa- tra el gobierno central. En desarrollo de la revo-
mente las facultades que le correspondían al lución, el 10 de septiembre de 1860, se celebró
Estado central y reservaba todas las otras a las un "Pacto provisorio" entre los comisionados
provincias. Esta situación, lo mismo que el nom- del Estado del Cauca y el gobernador de Bolívar,
bramiento de gobernadores por votación popular y el 20 de septiembre de 1861, triunfante la
y para un período fijo, necesariamente debili- rebelión en casi todo el país, se celebró el "Pacto
taba las atribuciones del poder central. de unión" mediante el cual, en su artículo prime-
Desde el año de 1852, en las cámaras se ro, "los Estados Soberanos e Independientes de
había presentado un proyecto para crear el Es- Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Mag-
tado Federal de Panamá. "Al lado del proyecto dalena, Santander y Tolima se unen, ligan y
sobre Panamá, el senador Julio Arboleda pro- confederan para siempre, y forman una nación
puso que se creara el Estado federal del Cauca libre, soberana e independiente, que se denomi-
y Antioquia y el representante Rafael Núñez el nará 'Estados Unidos de Colombia'". El Estado
Estado de Calamar, formado por las provincias del Tolima acababa de ser creado por el caudillo
de Sabanilla, Mompox y Valledupar. Las últi- Mosquera y los Estados de Antioquia y Panamá
mas solicitudes fueron rechazadas, mientras que no habían sido aún ganados por la rebelión triun-
la referente a Panamá siguió su curso" (11). En 27 fante.
de febrero de 1855, un acto adicional de la Cons- En la Constitución de 1863, que consagró
titución creó el Estado de Panamá; la ley 11 de los "Estados Unidos de Colombia", se decretó
junio de 1856, el Estado de Antioquia; el 13 de la unión a perpetuidad de los "Nueve Estados
mayo de 1857, se creó el Estado de Santander Soberanos" atrás nombrados y continuó la pauta
y una ley del 15 de junio del mismo año estable- trazada anteriormente de dejar como de compe-
ció los Estados Federales de Cauca, Cundina- tencia de los Estados Soberanos todos los asun-
marca, Boyacá, Bolívar y Magdalena. Los nue- tos que por la Constitución éstos no delegaban
vos Estados expidieron sus respectivas constitu- "expresa, especial y claramente" en el gobierno
ciones y, en consecuencia, hubo una Constitu- central (artículo 16). El período presidencial se
ción nacional que consagraba el centralismo a reducía a dos años, y entre las limitadas atribu-
la par que se creaban los Estados Federales; ciones que se le conferían al presidente, el nu-
hubo Constitución nacional, constituciones de meral 16 del artículo 66 le dejaba la de "expedir
los Estados Federales y constituciones provin- patentes de corso y navegación". Aunque el pre-
ciales. sidente debía velar por la conservación del orden
Las mayorías conservadoras de las cáma- general, el artículo 19 prescribía que "el Go-
ras, con base en un proyecto presentado por bierno de los Estados Unidos no podrá declarar
Florentino González, discutieron y aprobaron ni hacer la guerra a los Estados sin expresa
la Constitución de 1858. La Confederación Gra- autorización del Congreso, y sin haber agotado
nadina, así formada, optaba claramente por el antes todos los medios de conciliación que la
federalismo para la organización del Estado, paz nacional y la conveniencia pública exijan".
conservaba el sufragio universal, la libertad ab- En el título de "Garantías de los derechos indi-
soluta de imprenta, la separación entre la Iglesia viduales", el artículo 15 establecía la prohibi-
y el Estado, y en el artículo 8 de la Constitución ción de la pena de muerte, la garantía de que
establecía que "todos los objetos que no sean nadie podía ser condenado "a pena corporal por
atribuidos por esta Constitución a los poderes más de diez años", la libertad absoluta de im-
de la Confederación son de la competencia de prenta, la libertad de cultos, la libertad de tener
los Estados"; asimismo, en su artículo 11 prohi- armas y municiones y de hacer el comercio de
bía al gobierno de los Estados "intervenir en ellas en tiempo de paz, etc.
166 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

Muchas de estas garantías, como el libre tución, que establecía que la votación para elegir
comercio de armas, la libertad de imprenta, etc., presidente de la Unión debía verificarse en un
ya habían sido consignadas en leyes y en la mismo día en todos los Estados. Ambos parti-
Constitución anterior. En cuanto a la prohibición dos, desde la oposición, clamaban por la pureza
de la pena de muerte y la imposición de una del sufragio, pero desde el poder practicaron la
pena máxima de diez años, un proyecto de ley coacción y el fraude. En 1879, en medio de los
aprobado por las dos cámaras en 1856 y defen- continuos fraudes liberales manifestados en la
dido por personajes como Mariano Ospina Ro- máxima de que "el que escruta elige", el partido
dríguez, no se había plasmado antes, debido a conservador consagró lo siguiente en el punto
que el presidente Mallarino lo objetó y no lo XIV de su programa de aquel año: "Sistema
firmó, y vuelto a las cámaras el proyecto se electoral honrado, libre, puro, decente, noble,
suspendió a petición del prohombre radical Ma- verdadero, exento de todo pandillaje". Luego,
nuel Murillo Toro. cuando este partido estuvo en el gobierno y le
El asunto del sufragio se dejó para que tocó escrutar, el partido liberal no logró alcanzar
cada Estado lo reglamentara, pero a ese respecto ningún senador y sólo obtuvo un representante
los liberales radicales habían asimilado una ex- en 1892 y otro en 1898.
periencia adversa. En 1856, en plena vigencia
de la Constitución de 1853 que establecía el El "problema religioso"
sufragio universal, en las elecciones presiden-
ciales los conservadores habían ganado. La re- Durante el siglo XIX, en Colombia, las cla-
volución de Mosquera no permitió otra elección ses dominantes disputaron y se batieron por
presidencial por el mismo sistema. Los liberales asuntos celestiales en la medida en que no esta-
comprendieron que gracias a la influencia cleri- ban de acuerdo sobre cuestiones de este mundo,
cal sobre las masas, con el sufragio universal, sobre la apropiación de la tierra y sobre ciertos
los conservadores vencerían. Por eso, cuando mecanismos de poder. El "problema religioso"
la Constitución de Rionegro dejó el asunto del es lo que en determinados momentos señala una
sufragio a la libre resolución en cada uno de los línea fronteriza clara entre el partido liberal y
Estados, en el de Antioquia los liberales en el el partido conservador. Estaban en juego las
poder establecieron el sufragio restringido para relaciones entre la Iglesia y el Estado, los bienes
que sólo hicieran uso de él los alfabetos. Tan de la Iglesia, ciertas fuentes fiscales y el sistema
pronto como los conservadores recuperaron el de educación. El debate parecía desarrollarse
poder, no por el sufragio sino por revolución, sobre un asunto lejano, teórico, espiritual, Pero
establecieron el voto universal de varones. En realmente era una pugna de poder entre los par-
los Estados de la costa (Magdalena, Bolívar y tidarios del statu quo y los que querían una
Panamá) se implantó el sufragio universal con adaptación mayor de esta sociedad a formas más
resultados tan universales que, cuando Núñez acordes con el capitalismo mundial.
se postuló para la presidencia de la República
en 1875 -esta vez como liberal-, obtuvo en el Para comprender la pugna del siglo XIX es
Estado de Bolívar cuarenta y cuatro mil votos preciso ubicar el papel de Ja Iglesia católica
a su favor contra sólo siete de su rival, es decir, dentro del Estado colonial. En América, las re-
un total mayor que el de toda la población adulta laciones entre la Iglesia y el Estado (el Rey),
varonil del Estado. El Estado del Cauca, donde se regían por el Patronato. Este consistía en una
los mosqueristas tenían asegurada la mayoría, serie de prerrogativas otorgadas por el Papa a
estableció el sufragio universal, y los Estados los reyes de España en lo referente a nombra-
de Tolima, Cundinamarca y Boyacá, en los dos mientos de obispos y curas, a ciertos tributos,
últimos de los cuales había un control de los a la erección y demarcación de diócesis y parro-
liberales radicales, establecieron el requisito del quias, etc. Así, los reyes quedaban constituidos
alfabetismo para votar. en patronos con obligación de sostener el culto,
pero, al mismo tiempo, el patronato convertía
Los continuos fraudes electorales y las gra- a los clérigos en funcionarios del poder real al
ves anomalías presentadas durante la elección que debían su nombramiento y del que deriva-
de 1875, motivaron la única reforma de la Cons- ban sus ingresos.
titución de Rionegro. El 31 de mayo de 1876 En una ley de 1255, año en que se comenzó
se sancionó el Acto Reformatorio de la Consti- la obra de Las Partidas, se hablaba ya del patro-
El Estado y la política en el siglo XÍX 167

nato como algo inmemorial. Lentamente, el pa- Las autoridades de la República, desde los
tronato va configurando el derecho del monarca primeros días de su vida independiente, reivin-
a nombrar prelados, primero por un anuncio que dicaron el derecho de patronato como sucesores
las autoridades eclesiásticas daban al rey, para del poder real, así, por ejemplo, la Junta del
obtener su beneplácito antes de proceder a nom- Socorro, muy probablemente a instancias del
brar un obispo, y luego, designando el mismo canónigo Andrés Rosillo, decretó la erección
rey a la persona que la Santa Sede debía nom- del Obispado del Socorro y nombró como obispo
brar. Dentro del derecho del patronato, inclusi- al mismo Rosillo. El Congreso de Cúcuta abolió
ve, los reyes de España, con autorización papal, la Inquisición el 17 de septiembre de 1821, y
obtuvieron que antes de darse a conocer una el 28 de junio de 1824 se sancionó la ley de
bula se requiriese el visto bueno del poder real. patronato. En ejercicio del patronato, se agrega-
ron nuevas parroquias al Obispado de Santa Fe
Por bula del 28 de julio de 1508, el Papa Julio y al Obispado de Popayán por la ley del 30 de
II concedió a los reyes de Castilla y León y a enero de 1832; la ley del 3 de mayo de 1833
sus sucesores, el derecho de patronato de las ordenó que se nombrase un obispo auxiliar del
iglesias dentro de las Indias. En cuanto al nom- Metropolitano de Santa Fe; la ley 8 de mayo de
bramiento de curas, el rey Felipe III dispuso en 1840, concedió el pase a un breve pontificio
el año de 1609 que para la provisión de benefi- que autorizaba al arzobispo de Santa Fe para
cios curados se fijen "edictos públicos para cada visitar y reformar las órdenes religiosas existen-
caso, con término competente, para que se ven- tes en el país; y en 1841, se dictó la ley 18 de
gan a oponer los que deseen obtenerlos; y que mayo, que en su artículo 61 autorizaba a los
de los que se presenten y sean aprobados, esco- jefes de policía para vigilar a los prelados y
jan los prelados los tres mejores y los presenten curas en estos términos: "Supervigilarán los je-
al virrey, presidente o gobernador para que es- fes de policía para descubrir si los prelados o
coja el que deba desempeñarlo" (12). En 1629, Fe- cabildos eclesiásticos, los vicarios generales y
lipe IV dispuso, además, que los prelados debían foráneos y los curas párrocos introducen alguna
jurar obediencia y cumplimiento del patronato, novedad en la disciplina exterior de la Iglesia
que respetarían la jurisdicción real y que no granadina; y si usurpan el Patronato, soberanía
impedirían el cobro de derechos y rentas reales. y prerrogativas de la República, y la autoridad
Los reyes de España obtuvieron de los pa- y facultades propias del poder civil".
pas la cesión de muchas prerrogativas por su Hasta mediados del siglo XIX no hubo ma-
actitud de "defensores de la fe", primero en la yores conflictos por la aplicación que el Estado
larga lucha contra los moros y luego como bas- republicano daba al patronato. Prácticamente,
tiones del catolicismo contra el protestantismo, él era aceptado en forma unánime, y la Santa
y por su acción colonizadora en los nuevos te- Sede, dentro de su hábil diplomacia, no im-
rritorios, reivindicados por los monarcas espa- pugnó las medidas tomadas e hizo los nombra-
ñoles con base en el derecho de conquista y en mientos y sancionó los cambios de límites ecle-
la sanción espiritual emanada del otorgamiento siásticos, propuestos por la leyes granadinas,
que de ellas hizo el Papa español Alejandro VI. sin hacer mención de dichas leyes. Durante los
Así, por ejemplo, una parte del tributo eclesiás- treinta primeros años de la República, las prerro-
tico de diezmos fue cedida por el Papa, desde gativas estatales en ese campo fueron acatadas
1313, a los reyes de Castilla, para la defensa y defendidas por personas que luego militaron
de su reino y para reparar los castillos dejados beligerantemente en el partido conservador. To-
por los sarracenos. Más tarde, en 1494, un breve davía en 1848, Mariano Ospina Rodríguez era
de Roma cedió a los reyes la percepción de los partidario de un proyecto de ley "por el cual se
diezmos del Reino de Granada para financiar la señalaba renta fija a los miembros del clero ca-
conquista de dicha plaza. En América, los diez- tólico, pagada del tesoro nacional, en remplazo
mos pertenecían al monarca español y su pro- de los derechos de estola y la participación en
ducto era destinado en una parte como renta la renta de diezmos y primicias, los cuales se
real, y en otra para la erección de iglesias y declaraban abolidos" (13). Y el futuro presidente
hospitales y para el pago de prelados y salario conservador, Manuel María Mallarino, escribía
de curas. Era pues, éste, un tributo eclesiástico en 1847, como secretario de Relaciones Exterio-
percibido y administrado por el poder civil. res, el siguiente oficio, al delegado apostólico:
168 Nueva Historia de Colombia. Vol.

"El infrascrito tiene que advertir en conclusión, nas una nueva religión, el cristianismo, no era
a monseñor Savot, que su misión es diplomática solamente introyectar en éstos la resignación y
y no popular, y que el gobierno está resuelto a la posibilidad compensatoria de un más allá, ni
reprimir severamente al individuo, sea cual sustituir una religión "falsa" por una "verdade-
fuere su categoría, que tenga la audacia de abu- ra", sino privar a las comunidades indígenas de
sar del nombre de la Religión para inspirar sos- un lazo de identificación y cohesión del grupo
pechas contra la piedad de los altos magistrados, social manifestado en sus propias creencias. La
e inquietar y seducir a las gentes sencillas» (14). Corona española lo comprendió muy bien, y a
Al momento de la Independencia era muy los clérigos convertidos por el patronato en ver-
grande el poder de la Iglesia y muy fuerte la daderos funcionarios de la administración, y a
influencia de los clérigos sobre los sectores po- las comunidades religiosas, confió la educación
pulares. Este poder se mantuvo, entre otras ra- con su secuela de sumisión. Los efectos de esta
zones, por la actitud de simpatía que adoptó política fueron claros, sobre todo en Colombia,
gran parte de la clerecía criolla frente a la eman- en donde para comprender la sociedad actual y
cipación. Debe recordarse que en un país com- su peculiaridad nacional frente a otros países
puesto por masas analfabetas, la enseñanza es- latinoamericanos, es preciso estudiar cómo se
taba en manos de las comunidades religiosas y llegó con la población indígena al fenómeno de
de los clérigos, la mayoría de los cuales, aunque "aculturación"; es decir, cómo, a la par que a
no tuvieran gran instrucción, sabían leer y escri- esta población se le expropió su tierra y se le
bir. Según el censo de 1825, había en el país despojó de su cultura -lengua, religión, trajes,
(la Gran Colombia) "1.694 sacerdotes seculares, costumbres, etc.-, se le insertó en el siglo XIX
1.377 frailes y 789 monjas; había, por tanto, dentro de un proyecto de unidad nacional, en
un sacerdote o un fraile por cada 700 habitantes una más viable explotación.
aproximadamente, lo que presentaba una pro- Con la consolidación de la República se
porción superior a la que existe hoy en la Amé- dio el primer paso para privar a la Iglesia del
rica Latina. Aún así, el número de clérigos se monopolio de impartir saber. La invocación del
había reducido en una séptima parte, más o patronato sirvió de base a Santander para colocar
menos, en comparación con los niveles de la el colegio de San Bartolomé bajo el control pú-
preguerra" (15). blico, y hasta los seminarios eclesiásticos fueron
Los clérigos actuaron activamente en la colocados bajo el control directo del gobierno.
vida política de los primeros cuarenta años repu- En 1826 se dictó un plan de estudios con inclu-
blicanos, pues su intervención en colegios elec- sión de nuevas materias, como economía polí-
torales y parlamentos no estaba vedada; en el tica, que Francisco Soto dictaba según el texto
parlamento participaron, inclusive varios obis- de Juan B. Say. El utilitarismo se propagó con
pos con representación electoral, y la Constitu- la enseñanza obligatoria de Jeremías Bentham
ción de 1832 fue firmada por José María Esté- y, al mismo tiempo que se limitaba la enseñanza
vez, obispo de Santa Marta, en calidad de pre- del latín, se impulsaba la del inglés y el francés.
sidente de la Convención. Este plan era la primera manifestación de un
La Iglesia poseía un inmenso poder econó- conflicto que se iba a prolongar durante el siglo
mico para el gran número de propiedades urba- xx, sobre quién iba a controlar el aparato de la
nas y rurales. Las disposiciones coloniales favo- educación. Si él iba a permanecer en manos de
recían la adquisición de bienes, sobre todo in- la Iglesia, o si la burguesía, por medio de el,
muebles, para la Iglesia y las entidades religio- podría inculcar sus propios valores.
sas, pero ponían muchas trabas para su enajena- Tras la conspiración de 1828, Bolívar de-
ción. Se calcula, posiblemente con alguna exa- rogó el plan de Santander, proscribió el estudio
geración, que en 1861, año de la desamortiza- de Bentham e hizo obligatoria la enseñanza de
ción, la Iglesia poseía una tercera parte de los la religión católica. Poco tiempo después, al
bienes inmuebles del país. regresar Santander del destierro, el utilitarismo
La religión y el clero -regular o secular- volvió a sentar plaza en los planteles de ense-
jugaron un papel fundamental en la empresa de ñanza y el rígido plan de estudios redactado por
colonización. Los misioneros que iban con el Ospina Rodríguez en 1843, no logró erradicarlo
conquistador tuvieron un papel definitivo para como estudio de la juventud (16). El utilitarismo y
la dominación. Introducir en las masas indíge- las nuevas doctrinas se enseñaron, inclusive, en
El Estado y la política en el sigloXIX 169

los seminarios, prohijados por clérigos de ten- de 1851, por la cual se suprimió el fuero ecle-
dencias liberales, muchos de los cuales milita- siástico, es decir, que los eclesiásticos serían
ban en la masonería. Las nuevas ideas corres- juzgados por los tribunales civiles sin ningún
pondían también a la influencia inglesa que con- procedimiento especial; la ley del 20 de abril
virtió en moda, para muchos clérigos, la parti- de 1850, por la cual se cedían los diezmos a
cipación en la Sociedad Bíblica Protestante. Pre- las provincias con facultad de administrarlos o
cisamente el interés del arzobispo Mosquera en suprimirlos, pero quedando éstas con el cargo
el regreso de los jesuítas en 1843 estaba en gran de cubrir los sueldos de arzobispos, obispos y
parte cifrado en que ellos contrarrestarían, a capítulos de catedrales; en 1851 la supresión de
través de la formación del clero en los semina- los "Derechos de estola"; el decreto presidencial
rios, las ideas venidas de Inglaterra y propagadas del 18 de mayo de 1850, por el cual se expulsó
en estos centros de formación clerical. Con todo, del país a los miembros no nacionales de la
el choque frontal por el control del aparato edu- Compañía de Jesús y se autorizaba la contrata-
cativo no se da sino a mediados del siglo, con ción «del número necesario de padres capuchi-
el proyecto liberal de sustituir el Estado colonial. nos para el servicio de las misiones de la Repú-
El programa liberal esbozado por Ezequiel blica»; la ley 9 de mayo de 1851, que permitía
Rojas en 1848, decía en uno de sus puntos: el funcionamiento de comunidades religiosas,
«Quiere el partido liberal que no se adopte la «con la excepción de la Compañía de Jesús o
religión como medio para gobernar: las dos po- cualesquiera otras que se formen con miembros
tencias deben girar independientemente, cada de ésta», y por la cual se establecía que «la
una dentro de su órbita, puesto que cada una prohibición de los miembros de la Compañía
tiene su objeto y fin distintos. Emplear la reli- de Jesús para entrar al territorio de la República,
gión y sus ministros como medios para hacer se extiende a los granadinos por nacimiento o
ejecutar las voluntades de los que gobiernan los naturalización que hagan parte de dicha Compa-
negocios temporales, es envilecerla, desvir- ñía». En el año de 1858, durante el gobierno
tuarla y separarla del fin con que la instituyó su conservador de Ospina Rodríguez, los jesuítas
Divino fundador... El partido liberal ve en inmi- regresaron al país para ser de nuevo expulsados
nente peligro las libertades públicas, las prerro- por Tomás Cipriano de Mosquera el 26 de julio
gativas de la soberanía y las garantías con la de 1861. (Los miembros de la Compañía de
permanencia en el país del Instituto conocido Jesús habían sido expulsados de los dominios
con el nombre de 'Compañía de Jesús'.. .Permi- españoles por Carlos III en el año de 1767 y a
tir la continuación del Instituto en la República la Nueva Granada habían retornado en 1843);
y extender su semilla por las provincias, es ab- la ley 15 de junio de 1853, por la cual se daba
dicar la soberanía nacional en la Compañía de fin al patronato eclesiástico y se separaban la
Jesús...». Las proposiciones atrás consignadas Iglesia y el Estado; la ley del 20 de junio de
fueron llevadas a la práctica por el liberalismo, 1853, sobre matrimonio civil y aceptación del
especialmente durante el gobierno de José Hila- divorcio.
rio López (1849-1853). Ellas suscitaron un con-
flicto a fondo entre la Iglesia y el Estado e Tomás Cipriano de Mosquera, caudillo
implicaron el comienzo de demarcación entre vencedor en una revuelta contra el gobierno con-
liberales y conservadores por el "problema reli- servador de Ospina Rodríguez, atacó de frente
gioso", la participación beligerante del clero al a los intereses pecuniarios de la Iglesia y dictó,
lado del partido conservador y el tinte anticleri- entre otras, las siguientes medidas: decreto del
cal del liberalismo durante el resto del siglo XIX. 9 de septiembre de 1861, sobre desamortización
de bienes de manos muertas, que en su artículo
Las siguientes fueron las principales medi- primero decía: «Todas las propiedades rústicas
das que a mediados del siglo XIX tomó el libe- y urbanas, derechos y acciones, capitales de
ralismo respecto a la Iglesia: la ley del 27 de censos, usufructo, servidumbre u otros bienes
mayo de 1851 dispuso que los curas párrocos que tienen o administran como propietarios o
serían nombrados por votación en el cabildo que pertenezcan a las corporaciones civiles o
municipal entre los candidatos presentados por eclesiásticas y establecimientos de educación,
el diocesano. (Precisamente por haberse negado beneficencia o caridad, en el territorio de los
a presentar candidatos a los cabildos fue deste- Estados Unidos, se adjudican en propiedad a la
rrado el arzobispo Mosquera); la ley 14 de mayo nación por el valor correspondiente a la renta
170 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

neta que en la actualidad producen o pagan, donaba a la autoridad, ahora omnipotente, de


calculada como rédito al 6% en los términos de sus superiores en la jerarquía, y esto había pro-
los artículos siguientes...». Como se ve, la me- ducido el efecto de que separándose de la comu-
dida hacía relación a bienes eclesiásticos y civi- nidad liberal fuese a engrosar las filas ultramon-
les y tuvo también aplicación en cuanto a la tanas; de lo cual eran ejemplo notable los pres-
enajenación de los ejidos municipales. El 20 de bíteros Juan Nepomuceno Azuero y Pascual
julio de 1861, Mosquera dictó el decreto de Afanador» (17). A su vez, muchos de los dirigen-
inspección o tuición de cultos, por el cual, bajo tes liberales que propiciaron la renuncia al patrona-
pena de destierro, ningún eclesiástico podía to, entre ellos Manuel Murillo Toro, ante los
ejercer sus funciones sin el pase de la autoridad levantamientos conservadores posteriores con
civil. Además, el decreto estableció que era ne- carácter religioso, se lamentaron por haber con-
cesario el pase o autorización gubernamental tribuido a tomar esa decisión.
para promulgar los documentos pontificios y Desde la época colonial la enseñanza estaba
que los obispos debían ser nacionales. El 3 de monopolizada por el clero. Contra ese monopo-
noviembre del mismo año se decretó la prisión lio se implantó la libertad de enseñanza, plas-
y el confinamiento del arzobispo de Bogotá, mada así por la ley de 15 de mayo de 1850:
monseñor Antonio Herrán, y el 5 de noviembre «Es Ubre en la República la enseñanza de todos
se expidió un decreto que declaraba la extinción los ramos de las ciencias, de las letras y de las
de las comunidades religiosas que se opusieran artes. El grado o título científico no será nece-
a la desamortización. Las que obedecieran los sario para ejercer profesiones científicas; pero
decretos de desamortización y tuición quedaban podrán obtenerlo las personas que lo quieran.
autorizadas para que sus miembros siguieran Para ejercer la profesión de farmaceuta [sic] se
viviendo en comunidad. necesita obtener la aprobación en los exámenes.
El ataque a la estructura ideológica, admi- Suprímese el grado de bachiller. Suprímense
nistrativa y económica de la Iglesia granadina, las universidades... Para optar grados no es ne-
fue pieza fundamental en el proyecto liberal de cesario haber estudiado en los colegios naciona-
desmontar el Estado colonial y sustituirlo por les o provinciales, o en los seminarios».
otro adecuado en sus funciones, a las condicio- Las medidas anteriores se complementaron
nes del capitalismo librecambista y a los intere- con un ataque frontal a los cuantiosos intereses
ses de las nuevas clases dominantes. Al consu- económicos de la Iglesia. Para hacer competiti-
marse la Independencia había dos fuerzas orga- vos en el mercado exterior a ciertos productos
nizadas y poderosas dentro del naciente Estado agrícolas, se eximió del diezmo a las nuevas
republicano: el ejército acrecido por tres lustros plantaciones de cacao, café, añil y algodón, pues
de guerra, y la Iglesia, poderosa en bienes y como decía la Memoria de Hacienda de 1835,
con amplia audiencia entre las masas. Respecto «todo el mundo sabe que el diezmo se cobra
a ambas instituciones se procedió. por el producto bruto sin deducir los gastos y
El ataque contra la Iglesia se adelantó en que, por lo mismo, los frutos sometidos a im-
el orden administrativo -en tanto que los prela- puesto jamás podrán concurrir en el extranjero
dos y clérigos eran de cierta manera funcionarios con aquellos que están exentos de semejante
estatales—, en al ámbito ideológico y contra su contribución». Además, los propietarios logra-
poder económico. La separación entre la Iglesia ron del Papa una reducción de los días feriados,
y el Estado y la renuncia al patronato implicaban con la consecuencia, que anotaba la misma Me-
que los clérigos perdían la categoría de funcio- moria de Hacienda, de que «los empresarios de
narios y que no seguirían recibiendo un estipen- la industria agrícola, que son los que pagan
dio estatal para su subsistencia; pero, al mismo diezmo, tendrán 29 días más en el año disponi-
tiempo, el Estado se privaba del control que bles para consagrar al trabajo». Como se anotó,
pudiera ejercer sobre los clérigos en tanto fueran en 1850 se autorizó a las cámaras provinciales
funcionarios. Paradójicamente, ante la renuncia para abolir el diezmo en su totalidad.
por el Estado al patronato algunos sacerdotes La medida más radical para debilitar a la
que habían prohijado las medidas liberales se Iglesia en sus intereses económicos fue la desa-
sintieron abandonados. «La abolición del patro- mortización de bienes de manos muertas. Como
nato había inspirado a algunos sacerdotes libe- de ella trata otro capítulo de la presente obra,
rales la convicción de que su partido los aban- nos limitaremos a señalar sólo algunos de sus
El Estado y la política en el siglo XIX 171

aspectos políticos. El más fundamental fue que, pugnaba también un cristianismo puro y primi-
a pesar de lo radical de la medida, ésta no trans- tivo: «Cuando en una nación abundan los monas-
formó la estructura agraria del país, pues tan terios son otros tantos muros que obstruyen la
sólo se produjo un cambio de dueño y un paso circulación, establecimientos que estorban, cen-
del latifundio clerical al laico. La posición to- tros de pereza, allí donde se necesitan centros
mada ante el remate de los bienes desamortiza- de trabajo» (19). La Iglesia debía encuadrar en la
dos se convirtió en un signo de distinción parti- racionalidad capitalista, no obstruir la circula-
dista. Fueron los capitalistas, tribunos y genera- ción, no impedir el mundo del trabajo, -de los
les liberales los que más ostentosamente rema- otros, por supuesto-. El alinderamiento del clero
taron los bienes expropiados. Con todo, en con el partido conservador había vuelto a los
forma discreta y a pesar de las sanciones espiri- liberales anticlericales, y sus críticas a un sobe-
tuales esgrimidas por la Iglesia, los capitalistas rano extranjero, el Papa, hechas a nombre de
conservadores precedieron en forma similar (18). la Patria y la Nación no tenían el mismo énfasis
Como un paso al avenimiento que era preciso respecto a la política económica de otras poten-
lograr para sanear la situación, el programa con- cias terrenales, por ejemplo Inglaterra. Durante
servador de 1879 señalaba en su artículo IX: los debates de la Convención de Rionegro el
«Siendo un hecho irreversible la desamortiza- tribuno e ideólogo Rojas Garrido se fue lanza
ción, el partido conservador lo reconoce como en ristre contra el oscurantismo, los curas y la
tal; pero exige el reconocimiento en favor de la Iglesia, a nombre de la razón y de la práctica
Iglesia católica, de sus acreencias injustamente sencilla del cristianismo primitivo, al cual era
canceladas, y la devolución de los bienes de preciso retornar; sin embargo, y tal como se
que ha sido despojada, o una justa y completa lamentaba de él su copartidario radical, el Indio
indemnización por el valor de los desamortiza- Uribe, «su gran empeño consistió en desalojar
dos». El asunto de la indemnización a la Iglesia lo sobrenatural de la mente, para tomar posesión
se convirtió en un problema político de primer de ella la realidad del mundo sensible, única
orden, y como se verá, durante la Regeneración manera de asegurar la felicidad humana contra
ésta corrió a cargo del Estado, en beneficio de los agentes del misterio, que explotan a los hom-
rematantes liberales o conservadores, escépticos bres por cuenta de Dios y Amo. Conseguíalo
o creyentes. más por desgracia, dejando un escotillón para
que entrara o saliera la Causa Primaria, que no
Para llevar adelante sus propósitos de Es- se sabía de dónde era oriunda, ni qué venía a
tado laico, los liberales entraron en pugna con hacer sobre el globo terráqueo» (20).
el clero y esto distinguió a la política colombia-
na, al igual que la de Latinoamérica, en donde Las guerras civiles
se daban fenómenos similares. En general, los
liberales no eran antirreligiosos o ateos, como El discurrir de la historia colombiana durante
sus enemigos los querían presentar. Por el con- el siglo XIX, aparentemente fue institucional. A
trario, lo que pretendían era una especie de re- diferencia de otros países latinoamericanos, no
ligión con culto privado, de tinte protestante, hubo gobernantes que se perpetuaran en el poder
ajena a la pompa de la Iglesia Romana. Imbuidos y tres golpes de Estado en un siglo -el de Melo,
en las ideas del progreso, de la técnica y del el de Mosquera contra Ospina y el de los radicales
crecimiento del comercio, muchas veces encon- contra Mosquera—, son pocos en comparación con
traban superfluo y ostentoso el culto católico. los que por la misma época sucedían en América
Una muestra de su pensamiento, a propósito de Latina. Sin embargo, esta apariencia no puede
las comunidades religiosas, lo expresaba el pe- ocultar el hecho real de una violencia permanente
riódico liberal El Nacional, del 7 de octubre de manifestada en nueve grandes guerras civiles, dos
1866: «Han debido extinguirse las comunidades internacionales con el Ecuador y decenas de re-
religiosas, por la sencilla razón de que ellas han vueltas regionales, especialmente durante el pe-
venido a ser inútiles a la sociedad. Diré más: ríodo federal.
creo que tal como ellas existen entre nosotros, La primera fue la contienda de Independen-
habían venido a ser perniciosas». Esta afirma- cia (1810-1824), la cual, para calificarla en tér-
ción coincidía con las palabras de Víctor Hugo, minos modernos, tuvo un contenido de libera-
oráculo del momento, a quien se dice había sido ción nacional y en la que los bandos hicieron
dedicada la Constitución de 1863 y quien pro- sus levas con soldados del país. Al finalizar las
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
172

operaciones bélicas y después de tres lustros de artes liberales» (21), se lamentaba a propósito de
combates, el nuevo Estado (la Gran Colombia), las revueltas, porque «los males de la República
se encontró con un ejército numeroso: 30.000 se agravaron de una manera imponderable
hombres para una población de 1. 250.000 ha- cuando el turbión revolucionario encumbró
bitantes. Licenciar esa tropa planteó grandes hasta los tejados la basura que cubría el suelo,
problemas, algunos de los cuales iban a ser re- fácilmente levantada en alto por su falta de pesó
currentes en la vida política posterior. y solidez» (22). En estas circunstancias, la quere-
lla de civiles contra militares y su efecto de licen-
Con la quiebra del Estado colonial y el ciamiento, cobró muchas veces la forma de con-
desbarajuste consecuente a la guerra, ante una flicto racial. Asimismo, la política de los "civi-
burocracia no rehecha, sólo había dos fuerzas listas" para reducir el número de oficiales tuvo
organizadas: el poder militar y el eclesiástico. diferentes consecuencias para aquellos de ca-
Los proyectos bolivarianos de estructura del Es- rrera y extracción popular que para los que te-
tado -jerarquizado y "cesarista"- se basaban en nían sus títulos por familia y hacían de ellos
el ejército que le era adicto y que por carencia algo complementario de la acción política.
de otros mecanismos debía cumplir la función Entre 1839 y 1841 la población granadina
de los partidos. Contra ese proyecto, sus impug- padeció una guerra que se denominó "de los
nadores militares o civiles, se alzaron en nombre Conventos", o "de los Supremos". Estos nom-
del civilismo contra el militarismo. Esta oposi- bres indican algunas de sus causas. El pretexto
ción tomó también otras formas para presentar- para el levantamiento en su primera fase fue la
se. Por ejemplo, como Venezuela fue el princi- ejecución de una disposición legal tomada desde
pal teatro de operaciones militares, era lógico 1821, y que se venía posponiendo. Esta consis-
que de allí procediera el grueso de la oficialidad; tía en suprimir, por antifuncionales, los conven-
por eso, el conflicto que enfrentó el proyecto tos que albergaran menos de ocho religiosos
bolivariano a los hacendados y comerciantes se para destinar sus locales y bienes a la educación.
presentó a veces como oposición de granadinos, A nombre de la religión ultrajada, el padre Vi-
"lanudos", contra venezolanos o caraqueños. Ilota logró concitar el apoyo de la población del
Además y de la misma manera como suce- sur del país contra el gobierno. El clero de la
dió en las posteriores guerras civiles, mientras región que tenía más vínculos y posibilidades
no hubo un ejército central organizado, las ne- con la jerarquía ecuatoriana apoyó el movimien-
cesidades de la lucha, en cuya eficacia no caben to, y el gobierno de aquel país, dentro de un
remilgos de color, crearon una cierta movilidad contexto de fronteras aún no bien definidas, ter-
social en el ejército y permitieron el acceso de ció como elemento en el conflicto. El caudillo
negros, mulatos y mestizos a los rangos de la militar José María Obando, decepcionado por-
oficialidad. La oligarquía dominante temía las que el gobierno central no lo había designado
revoluciones y las guerras -más que por los como jefe militar para combatir la rebelión y
daños materiales que en ocasiones hasta les po- ante un sumario por la muerte de Sucre, exhu-
dían suministrar buenos negocios, o por las mado políticamente en su contra, se puso al
muertes producidas que por lo general no eran frente de la rebelión que originariamente aspi-
dentro de su círculo-, por esa movilidad que raba a combatir. Caudillos militares supérstites
les aterraba. En el prólogo a las Apuntaciones de la Independencia, los "Supremos" de cada
críticas, don Rufino José Cuervo se dolía de región, no satisfechos en sus aspiraciones por
los "levantamientos revolucionarios" que produ- el poder central, se levantaron en guerra y Ja
cían "el roce con la gente zafia" y traía como mantuvieron, durante tres años, a nombre de la
deplorable consecuencia que ésta pudiera «aple- religión ultrajada. A su vez, algunos de ellos,
beyar el lenguaje generalizando giros antigrama- como Obando, en guerras posteriores serían ata-
ticales y términos bajos». Por su parte, su amigo cados como enemigos de la religión que en esta
don Ignacio Gutiérrez Ponce, quien creía «que ocasión decían defender.
no convenía a los infelices negros la declaratoria Las transformaciones llevadas a cabo du-
de su completa libertad antes que tuviesen me- rante el gobierno de José Hilario López, dieron
dios de aprovecharla a fin de que no se viesen lugar a la guerra de 1851; en este caso, ya cla-
súbitamente privados de sus amos y abandona- ramente los contendientes, se alinearon como
dos a sí propios, en su total ignorancia de las liberales y conservadores. Los esclavistas del
El Estado y la política en el siglo XIX 173

occidente del país se levantaron contra la medida gados al ejército como su única ocupación y
abolicionista, y las disposiciones laicizantes del posibilidad de subsistencia. Cuando la situación
período dieron el pretexto religioso para la insu- se caldeó y los artesanos se organizaron con
rrección. Además, la adecuación que se adelan- otros sectores populares para exigir los aranceles
taba en el Estado debía tener su corolario buro- de protección, la situación de clase se hizo pal-
crático para que acudieran a la nómina los jó- pable en la milicia y el ejército se dividió.
venes tribunos que pregonaban el cambio, en Con el apoyo popular fue elegido presi-
remplazo del círculo reducido que venía deten- dente en 1853 el general José María Obando,
tando el poder. Esta circunstancia civil agregó quien hubo de sancionar la Constitución de aquel
otro elemento para la insurrección militar (23). año, expedida por gólgotas y conservadores para
Los acontecimientos de 1854 y la guerra mermarle atribuciones. A pesar de que era claro
de aquel año son la ocasión en que más clara- a quién debía su elección y quiénes eran los que
mente se presenta un enfrentamiento clasista du- lo impugnaban, Obando vaciló en su posición
rante el siglo XIX.En desarrollo del proyecto y el jefe del ejército, general José María Melo,
liberal de transformación y adecuación del Es- con el apoyo de artesanos, sectores populares
tado se estaban liquidando los resguardos y eji- y de oficiales profesionales, dio un golpe de
dos, y se había implantado el libre cambio, su- Estado el 17 de abril de 1854.
primiéndose los aranceles que hacían de barreras Las disposiciones que precipitaron el golpe
proteccionistas.Con estas medidas, sobre todo fueron las siguientes: so pretexto civilista y de-
la última, el partido liberal, que en apoyo de su mocrático se limitaron los grados en el ejército,
proyecto había ligado a los artesanos y sectores lo cual era la forma de prescindir de Melo y de
populares se dividió en dos fracciones por inte- otros oficiales de carrera ligados a los sectores
reses económicos claros. Los comerciantes, populares. La medida se complementó con otra
abogados y tribunos que por su atuendo europeo de interés general, la ley 3 de abril de 1854,
se denominaban "cachacos", quedaron en la que reconocía a todos los habitantes del país el
fracción "liberal gólgota" que proponía el libre derecho a comprar armas: «El derecho de comer-
cambio. A su vez, los sectores populares, y ciar con toda especie de armas y municiones y
entre ellos, como principal fuerza organizada, el derecho de llevar armas y de instruirse en su
los artesanos -a quienes por su extracción y manejo. Las piezas de artillería, rifles, fusiles,
atuendo de ruana se les denominó "guaches"-, carabinas, municiones, proyectiles de guerra
militaron en la fracción "Draconiana" del libe- que se importen a la República, pagarán los
ralismo. Como es lógico, su acción política iba derechos correspondientes a los demás efectos
a mantener las tarifas proteccionistas. análogos enumerados en el arancel de aduanas».
La pugna presentada con el licenciamiento Como es lógico, tanto civilismo implicaba el
de oficiales desde el fin de la guerra de Indepen- armamento de los que tenían dinero, tal como
dencia cobraba en ese momento un énfasis espe- se vio en la campaña que en seguida se empren-
cial. El proyecto liberal de transformación del dió contra el dictador Melo y sus aliados.
Estado implicaba proceder con el ejército al Cuatro generales: Herrán, Mosquera, Ló-
igual como se procedía con la otra fuerza orga- pez y Herrera, armaron ejércitos y desde los
nizada, el clero. La posición laicizante del Es- cuatro costados de la República convergieron
tado tenía su correlativo en la ideología civilista. sobre Bogotá, en donde con catorce mil hombres
Al igual que un culto barato, se quería una mi- vencieron a Melo y sus seguidores. La situación
licia a buen precio, pero eficaz. Fue entonces de clase en la comandancia de tan lucido ejérci-
cuando se presentó el conflicto. Los altos grados to, borró las barreras doctrinales que hasta el
del ejército estaban ocupados por oficiales que momento los habían separado y por las cuales
habían participado en las guerras de Indepen- en las contiendas anteriores ellos mismos se ha-
dencia. Unos ellos -Mosqueras, Herranes, Cai- bían batido entre sí.
cedos, etc.-, tenían una boyante posición eco- Esta experiencia de ejércitos particulares
nómica y el título militar no era más que com- hasta de 14.000 hombres era propicia para desa-
plemento para la conservación del poder polí- rrollar las ideas civilistas y durante el gobierno
tico. Por el contrario, otros oficiales de extrac- conservador-liberal de Manuel María Mallari-
ción popular y enlistados en las filas libertadoras no, quien sucedió a Obando, "el ejército fue
desde temprana edad -como Melo-, estaban li- reducido a quinientos ochenta y ocho hombres
174 Nueva Historia de Colombia. Vol

desde el mes de septiembre de 1855, y luego, bierno central contó con una fuerza reducida
cuando en Panamá se organizaron las milicias la "Guardia Nacional", que desfilaba en las fies-
del Estado, la reducción llegó a trescientos se- tas patrias, mientras que algunos estados forma-
tenta y tres unidades, que es la más pequeña de ron ejércitos poderosos. No se necesitaba enton-
que se tenga noticia a todo lo largo de la historia ces especial perspicacia para saber en dónde
de la Nación. Las economías obtenidas por este residía el poder y para comprobar que los pre-
concepto ascendieron a trescientos mil pesos" sidentes que por mandato constitucional se suce-
(24). La casi extinción de un ejército central, era dían cada dos años, ni reinaban ni gobernaban
también un requisito previo para que pudiera ope- y limitaban su papel al sacrosanto lema de: dejar
rar el federalismo y para que dentro de su forma hacer.
constitucional las oligarquías regionales autóno- El reparto burocrático, el de la tierra, las
mamente sometieran a la población y dispusie- minas y los bienes según las peculiaridades re-
ran del patrimonio nacional. gionales, con oligarquías que disponían de sus
La guerra de 1859-1862, dentro del régi- propios ejércitos ante un Estado central que no
men federal de 1858, la inició el Estado del tenía poder político ni militar, produjo como
Cauca, a cuya cabeza estaba Tomás Cipriano efecto la descentralización de las guerras que
de Mosquera contra el Estado Central. En el quedaron reducidas al ámbito regional. Cerca
período federal, el Cauca abarcaba práctica- de 40 rebeliones y levantamientos se presentaron
mente la mitad del territorio nacional y sus lí- durante la vigencia de la Constitución Rionegro
mites iban desde el golfo de Urabá (actual depar- y una guerra de tipo nacional, la de 1876-1877;
tamento del Chocó), hasta el río Amazonas. El precipitada ésta a nombre del partido conserva-
presidente de la Confederación Granadina es- dor por una oligarquía caucana económicamente
taba facultado por ley para mantener un ejército decadente y ya sin poder político a nivel nacio-
permanente hasta de 1.000 hombres, y el resul- nal, se dio como una lucha entre Estados. Como
tado de la guerra, en favor de Mosquera, con- pretexto se esgrimió el "problema religioso" de-
firmó la supremacía de los ejércitos regionales bido a la enseñanza laica que algunos liberales
sobre el limitado ejército central. La primera querían implantar. El poderoso Estado de Antio-
administración presidencial la había adelantado quia, lo mismo que el del Tolima, estaba gober-
Mosquera como conservador y a nombre de una nado por los conservadores, y allí estuvo el ba-
fracción de ese partido había presentado su can- luarte de la lucha contra los liberales que contro-
didatura presidencial contra Ospina y contra Ma- laban el Estado central. El Estado de Antioquia
nuel Murillo Toro, candidato liberal, pero fue equipó un ejército poderoso de 13.000 hombres
derrotado en las urnas. Con los liberales se alió con armas modernas, y sus tropas se lanzaron
entonces contra Ospina, a nombre de ese partido al ataque en nombre de la religión. Detenidos
hizo sus tres posteriores presidencias (1860- en su avance por dos derrotas militares (Los
1863; 1863-1864; 1866-1867), y, una vez ven- Chancos y Garrapata), aparecieron contradic-
cedor en la guerra, llevó a cabo la vasta reforma ciones que se impusieron sobre la aparente uni-
de desamortización de bienes de la Iglesia. dad doctrinal: celos entre los dirigentes de An-
Como corolario de la guerra, hecha a nombre tioquia y los de otras regiones sobre quién deci-
de la soberanía de los Estados, se expidió la diría y aprovecharía cuando triunfara la causa,
Constitución de Rionegro (1863), que limitaba problemas regionales con carácter racial que
al Estado central la posibilidad de hacer la guerra cohesionaron el grupo antioqueño frente a los
a los "Estados Soberanos" (artículo 19). Poco "negros del Cauca", y el cálculo práctico de los
después, el 12 de marzo de 1867, la ley 6 dispuso dirigentes de la "revolución conservadora" de
en su artículo primero: «El Gobierno de la Unión que era preferible económicamente un arreglo
reconoce que los Estados tienen por la Constitu- con el enemigo doctrinario a una guerra en su
ción facultad para mantener en tiempo de paz propio territorio, aunque fuera victoriosa pero
la fuerza pública que juzguen conveniente», y que dejara como secuela la destrucción de sus
en el mismo año la ley 20 del 16 de abril esta- bienes. El resultado fue el arreglo.
bleció que el gobierno de la Unión debería ob-
servar la más estricta neutralidad cuando en un En 1885-1886 se produjo de nuevo la gue-
Estado se produjera un levantamiento para de- rra. Los radicales de Santander se levantaron
rrocar a las autoridades. Así las cosas, el go- contra el gobierno central presidido por Rafael
Núñez, quien como liberal había sido elegido
El Estado v la política en el siglo XIX 175

presidente por segunda vez en 1884. Ante la nombre del barco de guerra norteamericano en
rebelión, el presidente recibió el apoyo del par- que se firmó, el 21 de noviembre del mismo
tido conservador, y éstos y el grupo liberal que año, puso fin a las actividades militares en Pa-
apoyaba a Núñez, vinieron a formar lo que se namá.
llamó el "Partido Nacional", base política dé la
Regeneración. La Regeneración
La rebelión de 1895 fue corta y en ella se
mostró la eficacia represiva de un fuerte poder El período federal coincidió con el auge y
central. Un sector del partido liberal, los radica- diversificación en las exportaciones. A par-
les, encontraron en la guerra la única posibilidad tir de 1850 empieza el ciclo de exportación de
de manifestación ante un sistema electoral orga- productos agrícolas: tabaco, añil, quina, café y
nizado en su contra -similar al que ellos habían todos estos productos unidos al oro dan la base
practicado en el poder-, que les impedía el ac- económica para que pueda desarrollarse el pro-
ceso al parlamento, y ante la imposibilidad por yecto liberal. Pero desde 1875 y coetáneo con
la represión de manifestar su desacuerdo me- las fricciones políticas que se manifiestan en la
diante la prensa. división liberal y la guerra del año siguiente, el
La política de "orden" de la regeneración, valor de las exportaciones comenzó a decrecer.
para un sector del liberalismo se traducía en El precio promedio del café colombiano que en
represión. El proyecto global de la regeneración el mercado de Nueva York era de 20.5 centavos
había chocado con intereses parciales -econó- por libra en 1875, cae a 10.1 centavos por libra
micos y regionales-, y el partido conservador en 1884. Entre 1879 y 1881 el precio de la quina
estaba dividido entre nacionalistas, que apoya- baja en un 80%, y las exportaciones colombia-
ban el gobierno e históricos que lo impugna- nas que en 1875 eran de 29 millones de dólares,
ban. Núñez, reelegido en 1886, gobernaba por caen a 7.3 millones en 1885. En ese año se
interpuesta persona y la presidencia había sido inicia la guerra que permitirá a los vencedores
ocupada por los vicepresidentes (Carlos Hol- un nuevo proyecto estatal, y no por mera casua-
guín, 1888-1892, y su cuñado Miguel Antonio lidad el conflicto se inicia en Santander, Estado
Caro, 1892-1898). El presidente elegido en éste que para la época era el mayor productor
1898, Manuel Antonio Sanclemente, debido a de café y en el que hasta entonces se habían
los achaques de su edad (84 años), estaba impo- desarrollado prósperas empresas quineras.
sibilitado para gobernar y a la sombra de su
incapacidad se tejían las intrigas personificadas Durante el período federal se produjeron
en el vicepresidente Marroquín, más joven que acontecimientos económicos que incidieron
él puesto que sólo contaba con 72 años en el para la consolidación de una clase dominante
momento de la elección. El sector guerrerista con intereses múltiples. A la producción de ta-
del liberalismo, excluido del parlamento y amor- baco, tras la abolición del estanco, vincularon
dazado en la prensa se fue a la guerra pensando sus capitales los sectores comerciantes. La desa-
contar con el apoyo de los conservadores histó- mortización de bienes de la Iglesia permitió la
ricos, descontentos con el gobierno y quienes a unión de estos sectores a los intereses de la
la hora de las definiciones prefirieron apoyarlo. tierra, y la apertura de haciendas cafeteras con-
La exclusión política del sector liberal, la mala solidó aún más la vinculación de capitales co-
situación económica (de un precio de 15.7 cen- merciales con el agro. Es así cómo, en el prelu-
tavos la libra en 18%, el café cayó a 8.5 centa- dio de la Regeneración, existía en el país una
vos en 1899 en el mercado de Nueva York), y clase dominante de polifacéticos intereses en el
los escándalos monetarios y financieros, dieron comercio, la tierra y la usura, que requería una
nueva forma estatal.
elementos para la rebelión. Luego de grandes
batallas en los meses iniciales de la guerra en Las dificultades producidas por la quiebra
que las tropas rebeldes fueron vencidas, la con- de las exportaciones pusieron en evidencia que
tienda se prolongó devastadoramente durante el proyecto liberal que había cumplido su fun-
tres años, alimentándose en forma de guerrillas. ción no era adecuado para el momento. Bajo la
Por el tratado de Neerlandia, firmado el 24 de soberanía de los Estados las oligarquías regiona-
octubre de 1902, un sector de los rebeldes se les llevaron a cabo la apropiación de la tierra:
entregó y el tratado de Wisconsin, que lleva el los bienes de la Iglesia donde los hubiera, la
176 Nueva Historia de Colombia. Vol

colonización en Antioquia, Santander, Boyacá, sectores como la construcción o las actividades


etc., la apropiación de minas, etc. agrícolas y ganaderas. El efecto inmediato sobre
El beneficio de esa clase, en la que por sus el sector bancario fue la liquidación de algunos
múltiples intereses se habían limado los roces establecimientos, los más pequeños, y la con-
entre terratenientes y comerciantes, requería una centración. En 1892 sólo quedaban 14 bancos
política diferente de carácter centralista, de Es- de los 42 que existían en el país en 1881. Supe-
tado fuerte que permitiera empresas amplias rados los roces iniciales, los pocos grandes ban-
como las de ferrocarriles tan necesarias para la cos que restan se fortalecen y se lucran con las
expansión cafetera, y que a nombre del orden ventajas del arreglo monetario y con la quiebra
presentara un proyecto global de explotación. de sus competidores pequeños.
Además el libre cambio, el laissez faire comen- El monopolio de emisión permitió al Es-
zaba a desaparecer en la economía mundial y tado proveer a sus gastos y fue un medio eficaz
el signo de los tiempos iba en el sentido de para financiar los ejércitos durante la guerra sin
Estados fuertes, de la intervención. depender inmediatamente de la buena voluntad
El ideólogo de la Regeneración fue Núñez de los prestamistas, como había ocurrido ante-
y su plan global incluía tres instancias: la eco- riormente. Al mismo tiempo, con las incontro-
nómica, la jurídico-política y la ideológica. ladas emisiones monetarias se vivió un agudo
El proyecto económico tuvo como soporte proceso de inflación que favoreció a los propie-
la creación del Banco Nacional y la implantación tarios cafeteros. Estos, al mismo tiempo que se
del papel moneda, y fue complementado con lucraban con el aumento en el precio internacio-
una política de aranceles que actuó a la manera nal del grano (el precio promedio del café co-
de protección para ciertas industrias incipientes, lombiano en el mercado de Nueva York pasó
pero, sobre todo, como elemento político al res- de 10.6 centavos la libra en 1887 a 18.8 en
catar para su movimiento a sectores de artesa- 1893), lograron internamente reducir costos, en
nos. La permanencia de una tasa fija de cambio desmedro del sector trabajador cuyos salarios
entre el oro y la plata, establecida en 1873 por reales decrecieron en el período. Las exportacio-
el Código Fiscal, en momentos en que variaba nes de café aumentaron y la bonanza transitoria
la tasa en el mercado mundial, había facilitado dio base económica para llevar adelante, en
el negocio de exportar el oro en circulación y nombre del orden, los otros aspectos del pro-
creado el hecho de una moneda de plata en yecto regenerador.
continua depreciación. En el país no existía una El proyecto político de Núñez se plasmó
moneda uniforme, los bancos tenían derecho de en la Constitución de 1886 y fue presentado
emisión y el desarreglo monetario había contri- como cuestión administrativa. Con una descrip-
buido al aumento en el tipo de interés. En pro- ción apocalíptica de la situación, Núñez propuso
cura de mayores rendimientos, el capital fluía su papel mesiánico en una frase rimbombante
hacia el préstamo en desmedro de otras activida- y célebre: «Regeneración o catástrofe». El pro-
des, lo cual se manifestaba en la proliferación yecto político de Estado fuerte y centralizado,
de instituciones bancarias; éstas, en algunos ca- en lugar del federalismo a ultranza, lo presento
sos, bajo tan pomposo nombre no hacían más en esta fórmula condensada: «Centralización po-
que encubrir medianos negocios de usura. Los lítica y descentralización administrativa».
bancos, que en 1875 eran dos, en 1881 llegaban Golpeada de muerte la rebelión de 1885
a 42 y el Estado favorecía a los bancos privados tras el combate de La Humareda, desde el balcón
depositando en ellos sus fondos y retribuyéndo- de la casa presidencial Núñez proclamó: «La
les la función de agentes fiscales. Constitución de Rionegro ha dejado de existir».
En su primera administración (1880-1882), Reunido un Consejo de Delegatarios con el ob-
Núñez creó el Banco Nacional sobre el que jeto de expedir la nueva Constitución, el presi-
fundó su política económica, a partir de 1885. dente Núñez les dirigió un mensaje en el que
La base fue el papel moneda de curso forzoso les dio las pautas que debían seguir para la or-
(decreto 104 del 19 de febrero de 1886) y el ganización estatal: «El particularismo enervante
privilegio exclusivo de emitir moneda por el debe ser remplazado por la vigorosa generali-
Banco Nacional (ley 57 de 1887). Con el au- dad. Los códigos que funden y definan el dere-
mento de dinero en circulación disminuyó la cho deben ser nacionales; y lo mismo la admi-
tasa de interés y el capital fluyó hacia otros nistración pública encargada de hacerlos efecti-
El Estado y la política en el siglo XIX 177

vos. En lugar de un sufragio vertiginoso y frau- cipales (artículo 172). Para la elección de repre-
dulento, deberá establecerse la elección reflexi- sentantes, se estableció un sufragio cualificado
va y auténtica; y llamándose, en fin, en auxilio por saber leer y escribir o por las rentas y el
de la cultura social los sentimientos religiosos, patrimonio. La elección de senadores y presi-
el sistema de educación deberá tener por princi- dente se consagró en forma indirecta, por elec-
pio primero la divina enseñanza cristiana, por tores (artículos 173-174-175).
ser ella el alma mater de la civilización del mun- La pena de muerte fue restablecida (artí-
do... Las repúblicas deben ser autoritarias, so culo 29) y para hacer efectivo el poder del Estado
pena de incidir en permanente desorden y ani- central se creó un ejército permanente (artículo
quilarse en vez de progresar... A lo expuesto 166), una milicia nacional (artículo 171) y se
se agrega la necesidad de mantener, durante estableció que «sólo el gobierno puede introdu-
algún tiempo, un fuerte ejército, que sirva de cir, fabricar y poseer armas y municiones de
apoyo material a la aclimatación de la paz, que guerra» (artículo 48). Al presidente se le otorgó
no puede ser producida instantáneamente por poder transitorio por encima de la Constitución
un sistema de gobierno que habrá de guardar (artículo L): «Los actos de carácter legislativo
escasa armonía con los defectuosos hábitos ad- expedidos por el presidente de la República an-
quiridos en tantos años de error... pero, gracias tes del día en que se sancione esta Constitución
a nuestra privilegiada índole, podremos proba- continuarán en vigor, aunque sean contrarios a
blemente concluir nuestra obligada transición, ella, mientras no sean expresamente derogados
sin pasar por el puente oprobioso de la dictadura por el Cuerpo Legislativo o revocados por el
de un Rosas, de un Santana o de un Carrera...». gobierno», y se le facultó para amordazar el
En la nueva Constitución el federalismo periodismo de oposición so pretexto de «preve-
quedó abolido. El artículo lo. decía: «La Nación nir y reprimir los abusos de la prensa» (artículo
colombiana se reconstituye en forma de Repú- K). Así las cosas, se organizó la "República
blica unitaria». En lugar de los Estados Sobera- autoritaria" proclamada por Núñez, y se institu-
nos, se crearon los departamentos «para el ser- cionalizó "un Estado de paz armada" como dijo
vicio administrativo» (artículo 182) y a la cabeza de la Regeneración el vicepresidente en ejercicio
de éstos se colocaron gobernadores, como agen- Miguel Antonio Caro.
tes directos del poder central, con la obligación La amalgama del proyecto económico y
de «cumplir y hacer que se cumplan en el depar- político fue la religión. Núñez, escéptico en
tamento las órdenes del gobierno» (artículo estas materias, comprendió la función que podía
195). Para el antiguo Estado de Panamá se creó jugar la ideología religiosa y el papel del clero
un estatuto especial bajo la autoridad directa del como fuerza organizada. Aludiendo a los pro-
gobierno (artículo 254). Sobre los bienes nacio- yectos de consolidación napoleónica, que en
nales se dispuso en el artículo 4o. que «el terri- Roma confluyeron también en concordato, Nú-
torio, con los bienes públicos que de él forman ñez escribió: «A principio de este siglo se palpó
parte, pertenece únicamente a la Nación», y en también en Francia la necesidad de acudir al
cuanto a los bienes aún no repartidos a los par- sentimiento religioso allí predominante, para
ticulares, se estableció: «Pertenecen a la Repú- dar nueva savia moral a aquella nación, honda-
blica de Colombia... los baldíos, minas y salinas mente turbada por el jacobinismo». En cuanto
que pertenecían a los Estados, cuyo dominio a la Iglesia como fuerza organizada, al igual
recobra la Nación, sin perjuicio de los derechos que ese otro escéptico religioso, Bolívar, com-
constituidos a favor de terceros por dichos esta- prendió sobre qué fuerzas debía basar el pro-
dos o a favor de éstos por la Nación a título de yecto político. Al efecto escribió: «A otro minis-
indemnización» (artículo 202). tro americano le hemos oído recientemente estas
El ejecutivo, expresión del poder central, otras palabras: En Colombia sólo hay dos cosas
se fortaleció con relación al legislativo. Mien- organizadas: el ejército y el clero».
tras al presidente se le asignó un período de seis "Como elemento de orden, la Constitución
años (artículo 114) sin impedirle su reelección, de 1886 estableció: «La Religión Católica,
el período ordinario de reunión para las cámaras Apostólica, Romana, es la de la Nación: los
legislativas se estableció para cada dos años (ar- poderes públicos la protegerán y harán que sea
ticulo 68). El sufragio universal de varones se respetada, como esencial elemento del orden
consagró para las elecciones de concejos muni- social» (artículo 38). Como corolario, se le en-
178 Nueva Historia de Colombia. Vol

tregó la educación: «La educación pública será mente de la propiedad de dichos bienes y de
organizada y dirigida en concordancia con la sus emolumentos y productos, quedando firme
Religión Católica» (artículo 41). sin embargo, que en lo por venir no se repetirán
El concordato firmado con la Santa Sede semejantes enajenaciones abusivas» (artículo
en 1887 y adicionado en 1892, consagró en 29). La adición concordataria de 1891, devolvió
textos la función de amalgama del proyecto a la Iglesia la administración de los cementerios
ideológico y saldó la pugna aún no resuelta por y en sus manos volvió a quedar prácticamente
los intereses materiales derivados de la desamor- la existencia civil de las personas al dejarle el
tizacción. Sobre la enseñanza, el concordato es- registro de nacimientos, matrimonios y defun-
tableció: «Artículo 12. En las universidades y ciones, privilegiando los actos eclesiásticos so-
en los colegios, en las escuelas y en los demás bre los civiles.
centros de enseñanza, la educación e instrucción Los restos del poderoso ejército libertador
pública se organizará y dirigirá en conformidad habían sido desmontados a mediados del siglo.
con los dogmas y la moral de la Religión Cató- El ejército central había sido reducido y esto
lica. La enseñanza religiosa será obligatoria en permitió el federalismo. Al amparo de las dispo-
tales centros, y se observarán en ellos las prác- siciones sobre libre comercio de armas los ciu-
ticas piadosas de la Religión Católica». "Artícu- dadanos pudientes crearon sus propias milicias,
lo 13. Por consiguiente, en dichos centros de y en el período federal los ejércitos regionales
enseñanza los respectivos ordinarios diocesanos, cumplieron las funciones necesarias para el or-
ya por sí, ya por medio de delegados especiales, den interno mientras se daba la apropiación re-
ejercerán el derecho, en lo que se refiere a la gional de los bienes nacionales. Cuando el es-
religión y a la moral, de inspección y de revisión quema federalista dejó de cumplir su función y
de textos. El arzobispo de Bogotá designará los en beneficio de los sectores dominantes hubo
libros que han de servir de textos para la Religión necesidad de concebir un proyecto nacional, se
y la moral en las universidades; y con el fin de hizo imperativa la creación de una fuerza militar
asegurar la uniformidad de las materias indica- organizada que garantizara los proyectos centra-
das, este prelado, de acuerdo con los otros ordi- lizadores. Mientras los ejércitos regionales fue-
narios diocesanos, elegirá los textos para los ran poderosos no se podría establecer un poder
demás planteles de enseñanza oficial. El go- central. En consecuencia, el proyecto económi-
bierno impedirá que en el desempeño de asigna- co, político e ideológico se asentó sobre una
turas literarias, científicas y, en general, en to- fuerza central. De la misma manera que se uni-
dos los ramos de instrucción, se propaguen ideas ficaron los códigos y se nacionalizó la legisla-
contrarias al dogma católico y al respeto y vene- ción, se centralizaron las tropas que garantiza-
ración debidos a la Iglesia». Respecto a los bie- ban su coerción. Por boca de Núñez, el poeta,
nes terrenales el asunto se resolvió en beneficio la clase dominante expresó su realismo: «El va-
de rematantes liberales o conservadores, escép- leroso y sufrido ejército que ha dado la paz al
ticos o creyentes, al asumir el Estado, como país seguirá siendo objeto de los cuidados pater-
deuda consolidada, el costo de los bienes ecle- nales del Gobierno; y para ponerlo a cubierto
siásticos expropiados (artículo 22) y al declarar de penosas eventualidades, deberá expedirse
la Santa Sede que «las personas que en Colom- una nueva ley de recompensas estrictamente
bia, durante las vicisitudes pasadas, hubieren proporcionadas, sin mezcla de favor, a los me-
comprado bienes eclesiásticos o desamortiza- recimientos bien comprobados de cada uno; así
dos, o redimido censos en el tesoro nacional como se estila en todas las naciones en que se
según las disposiciones de las leyes civiles, a ha querido hacer de la milicia no instrumento
la sazón vigentes, no serán molestadas en ningún abyecto de abuso, sino profesión honorable»,
tiempo ni en manera alguna por la autoridad decía Núñez, tras la guerra, al tomar nueva-
eclesiástica, gracia que se hace extensiva no mente posesión como presidente el 4 de junio
sólo a los ejecutores de tales actos sino a cuantos de 1887.
en ejercicio de cualesquiera funciones hayan to-
mado parte en los mismos, de modo que los Para las nuevas tareas se requería un ejér-
primeros compradores o rematadores, lo mismo cito fuerte; la abolición de las milicias regiona-
que sus legítimos sucesores y los que hayan les, el fortalecimiento de la milicia central y su
redimido censos, disfrutarán segura y pacífica- mutación en un ejército profesional. Hasta en-
tonces los terratenientes habían formado sus tro-
El Estado v la política en el siglo XIX 179

pas con sus arrendatarios y peones. En adelante, casos y del modo que determine la ley».«Artícu-
el interés de la clase en su conjunto requería un lo 170.- De los delitos cometidos por los mi-
ejército organizado, tecnificado y con un esta- litares en servicio activo y en relación con el
tuto militar. El ejército central sobre el cual se mismo servicio, conocerán las cortes marciales
basó el poder, no solamente creció sino que o tribunales militares con arreglo a las prescrip-
también fue mutado en su composición, reglas ciones del Código Penal Militar».
y jerarquía. El poder central se reservó la facul- Bajo la dirección de un norteamericano, el
tad de poseer armas y municiones y la misma coronel Lemly, abrió el gobierno en 1891 una
Constitución estableció una jerarquía y un fuero escuela militar. En 1896, ésta se organizó aca-
militar: «Artículo 166.- La Nación tendrá para démicamente y en cinco años de estudio los
su defensa un ejército permanente. La ley deter- futuros oficiales recibieron, para su aplicación
minará el sistema de reemplazos del ejército, militar, cursos de aritmética superior, álgebra,
así como los ascensos, derechos y obligaciones geometría, táctica, telegrafía, armas modernas,
de los militares», «Artículo 168.-. La fuerza derecho internacional, inglés y francés. La efi-
armada no es deliberante. No podrá unirse sino cacia del nuevo ejército centralizado, acrecido
por orden de autoridad legítima, ni dirigir peti- y modificado en su estructura, se vio en las
ciones, sino sobre asuntos que se relacionen con guerras de 1895, y de 1899 a 1902, en las que
el buen servicio y moralidad del ejército y con el Estado central aplastó la revolución, aunque
arreglo a las leyes de su instituto». «Artículo no sucedió lo mismo en un conflicto internacio-
169.- Los militares no pueden ser privados de nal, con Norteamérica, cuando la separación de
sus grados, honores y pensiones, sino en los Panamá en el año de 1903.

Notas

1. Las referencias a las constituciones son tomadas de Ma- miembros, y al punto comprendí que los artesanos esta-
nuel Antonio Pombo y José Joaquín Guerra, Constitucio- ban muy fuertemente apasionados y no entendían palabra
nes de Colombia, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura del asunto. Pedí la palabra, subí a la tribuna y expuse
Colombiana, 1951, cuatro tomos. con claridad los fenómenos de reciprocidad que enlaza-
ban estrechamente la producción y el consumo de la
2. La Constitución de 1832 definía los límites del Estado riqueza. Hice ver que cada individuo era productor de
de Nueva Granada así en su artículo 2°: "Los límites de una sola cosa y consumidor de muchísimas, y que en
este Estado son los mismos que en 1810 dividían el una y otra situación estaba sujeto a la ley inevitable de
territorio de la Nueva Granada de las Capitanías Genera- la competencia. Demostré que habiendo en el país mu-
les de Venezuela y Guatemala, y de las posiciones por- chos productos fabriles, tales como mantas, lienzos, rua-
tuguesas del Brasil; por la parte meridional sus límites nas y otros tejidos, sombreros de paja, cueros curtidos,
serán definitivamente señalados al sur de la Provincia de etc., etc., sería monstruosamente injusto que no se exten-
Pasto". diese a todos los productores de estos artículos la protec-
ción que se exigía para los simples 'artefactos' designa-
3. Fernando Vélez, Datos para la historia del derecho nacio- dos por los artesanos, es decir, artículos de zapatería,
nal, Medellín, Imprenta del Departamento, 1891, pág. sastrería, talabartería, carpintería y herrería. Demostré,
77. en fin, que al concederse a todos la protección, según la
justicia en la igualdad, todos los artículos de consumo
4. Ibíd., pág. 79. favorecidos por la protección subirían necesariamente de
precio; con lo que la vida vendría a ser artificialmente
5. David Bushnell, Política y sociedad en el siglo XIX, en más cara para todos, y los artesanos que fuesen favore-
cidos en sus respectivas industrias perderían lo que en
Lecturas de historia, Tunja, Universidad Pedagógica y
ellas ganaran, y algo o mucho más, a virtud del alza de
Tecnológica de Colombia, 3, 1975, pág. 31. precio de todo lo que tendrían que consumir.
6. Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia 1849- "¿Pero qué fuerza podrían tener estos razonamientos eco-
1914, tomo I, Bogotá, Universidad Nacional de Colom- nómicos y de justicia, en el ánimo de unos artesanos
bia, 1970. pág. 26. que, si eran por lo general hombres de bien y patriotas,
también eran casi todos muy ignorantes, sobre todo en
7. Un día hubo en la democrática sesión extraordinaria asuntos de ciencia? En vez de agradecerme el interés que
convocada para resolver si se firmaba una petición al tomaba por el bien de los artesanos, casi todos se mon-
Congreso en el sentido de exigir un alza fuerte de derecho. taron en cólera al escuchar mis razones, y uno de ellos
Concurrí a la sesión, encontré reunidos más de trescientos -un maestro herrero, Miguel León, muy conocido por
180
Nueva Historia de Colombia. Vol

sus desatinadas peroratas sobre la 'tiraniberia' y otras 10. Manuel Antonio Pombo y José Joaquín Guerra, ob cit
cosas de ese jaez- pidió a gritos que se me hiciese bajar pág. 29.
de la tribuna.
"-Aún no bajaré -dije al interruptor-, porque no he con- 11. Antonio Pérez Aguirre, 25 años de historia colombiana:
cluido. 1853 a 1878. Del centralismo a la federación, Bogotá,
"- Con lo dicho basta -gritó otro-. Ya sabemos que Edit. Sucre, 1959, pág. 29.
usted está contra nosotros. 12. Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y el Estado en Colombia
"- Lejos de eso, estoy en favor de ustedes, puesto que Londres, publicado por Emiliano Isaza, 1885, pág. 27.
combato un error pernicioso para todos y principalmente Gran Parte de la información sobre el patronato y cuestio-
para los artesanos mismos. nes eclesiásticas la tomo de esta documentada obra, reco-
"- Nosotros entendemos las cosas de otro modo. Que mendada así por "Joaquín Guillermo, Obispo Administra-
baje el orador. dor": "Para que los beneficios de esta obra edificante
"- ¿No hay, pues, libertad de pensamiento y de palabra? penetren en todas las capas sociales, sería de desearse
- exclamé. que cada padre de familia tuviera un ejemplar y lo hiciera
"- Contra los enemigos, sí: contra nosotros, no -replicó leer y releer a todas las personas de su dependencia,
un zapatero de campanillas. haciendo llegar su benéfica doctrina hasta los que en
"- Que baje el orador. calidad de sirvientes, tienen mayor necesidad de elevar
"- No he concluido. su convicción por las inspiraciones de la verdad", pág. V.
"- No importa. Abajo. Abajo.
"- ¿Por la fuerza? 13. Salvador Camacho Roldán, Memorias, tomo I, Bogotá,
"— Si es necesario, a palos. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1946, pág.
"- No os molestéis -repuse-. La causa de unos hombres 22.
que se conducen como ustedes, no merece que se les
haga ningún sacrificio. Bajaré de la tribuna, pero será 14. Tulio Enrique Tascón, Historia del derecho constitucional
para no volver jamás a esta sociedad". (José María Sam- colombiano, Bogotá, Edit. Minerva, 1953, pág. 78.
per, Historia de un alma, Medellín, Bolsilibros de Be-
dout, 1971, pág. 249. 15. David Bushnell, El régimen de Santander en la Gran
Colombia, Bogotá, Edit. Tercer Mundo y Facultad de
8. Muy posiblemente, refiriéndose a estas medidas que Sociología, Universidad Nacional de Bogotá, 1966, pág.
arruinaron a los artesanos, escribió años después el 227.
mismo Florentino González en el prólogo que hizo a una
traducción suya de una obra de J. Stuart Mill: "Nuestra 16. "Tres ideas cardinales dominaban en aquel plan: La pri-
pretensión (porque nosotros también hemos participado mera, sujetar los alumnos a severa disciplina, así en sus
de ella), ha sido tan vana como sería la de un sastre que costumbres y moralidad como en sus estudios y adquisi-
fabricase vestidos sin tener en consideración las tallas ción de grados profesionales; la segunda, introducir el
humanas, y quisiera que los hombres que existen se amol- elemento religioso en la dirección universitaria, comple-
dasen a ellos". (J. Stuart Mill, El gobierno representativo, mentando la instrucción con la educación; y tercera, reor-
traducido al español por Florentino González, Valparaíso ganizar las enseñanzas de manera que en ellas se introdu-
[Chile], Imprenta y Librería del Mercurio, 1865, pág. 7). jesen elementos conservadores (como estudio del derecho
romano, por ejemplo) y algunos de literatura y humani-
9. Estando en la oposición contra el liberalismo federalista dades que habían sido muy descuidados, y que al mismo
en el gobierno, el partido conservador decía en su pro- tiempo se proscribiesen ciertas enseñanzas calificadas de
grama de 1878: "Nuestro partido, que es decididamente peligrosas por el gobierno, tales como ciencia de la legis-
defensor de la unidad nacional, no ha sido federalista, lación, ciencia constitucional y administrativa y táctica de
ni lo es en su gran masa, por convicción y por tempera- las asambleas...
mento, y considera que la actual federación de Estados "Muy cuerdo era procurar que la educación moral y reli-
Soberanos es una verdadera anarquía y conduce la Repú- giosa (tan descuidada desde 1843) complementase la ins-
blica fatalmente a la disolución... Pero tampoco pretende trucción. Mas en la práctica del plan del doctor Ospina
promover el espantoso trastorno que resultaría de la ac- fueron las cosas demasiado lejos, a tal punto que se le
ción de una política que derrocase las instituciones actua- dio a la Universidad de Bogotá un aspecto casi clerical.
les, sustituyéndolas con la centralización. Partidario Clérigos eran el rector y el inspector y jesuitas tres de
como es de una justa y acertada descentralización que los profesores de San Bartolomé, sin contar todos los
no perjudique a la unidad nacional; habiendo contribuido catedráticos y empleados de la facultad de teología; y
no pocos de sus miembros, de 1855 a 57, a establecer tanto rigor había en las prácticas religiosas, que el exceso
los Estados federados (no soberanos); habiendo tenido suscitaba de parte del mayor número de alumnos una
la virtud de organizar en 1858 la Federación, por respeto reacción en sentido contrario. En cuanto al tercer objeto
a la opinión del país; habiendo obrado oficial y política-
mente conforme a las constituciones de 1858 y 1863; cardinal de la reforma, el doctor Ospina se excedió tam-
teniendo ya veinte años de práctica (siquiera defectuosa bién, y su acción fue contraproducente. La juventud com-
y violenta), las instituciones federativas el partido conser- prendió que la querían hacer conservadora o amoldarla
vador las acepta lealmente, por patriotismo y amor a la de cierta modo, y por espíritu de contradicción se volvió
paz, como hechos consumados". toda liberal o incrédula", (José María Samper, ob. cit.,
pág. 122).
El Estado y la política en el siglo XIX 181

17 Fernán E. González G., Partidos políticos y poder ecle- 22. Ibíd., pág. 4.
siástico, Bogotá, Cinep, 1977, pág. 137.
23. Numerosas remociones, de las que sólo citaremos algunos
18. Véase Jorge Villegas, Enfrentamiento Iglesia Estado, ejemplos, corroboraron estos planes de exclusión y egoís-
1819-1887. Medellín, Centro de Investigaciones Econó- mo. Una de las primeras y que más escándalo causaron,
micas, CIE, Universidad de Antioquia, 1977, págs. 35- fue la del general P. A. Herrán del empleo de Ministro
37, 41 y ss. Diplomático en Washington, acabando de celebrar el fa-
moso contrato para la construcción del ferrocarril de Pa-
19 Víctor Hugo, Los miserables, Segunda parte, libro VII namá tan fructuoso para la República. El benemérito ge-
(capítulo II). neral José María Ortega fue separado de la Dirección del
Colegio Militar; al doctor Márquez le quitaron el destino
20 Prólogo de Juan de Dios Uribe A., Poesías originales y de Rector de la Universidad; al doctor Juan Antonio Pardo
traducciones poéticas de Antonio José Restrepo, Lausana, el de Catedrático en la misma; D. José Eusebio Caro fue
Imprenta Georges Brídel, 1899, pág. XXI. removido de la Contaduría General, y a don Ignacio lo
destituyeron de su empleo en la Secretaría de Hacienda,
21. Ignacio Gutiérrez Ponce, Vida de don Ignacio Gutiérrez donde había servido de diversos modos durante veintitrés
Vergara y episodios históricos de su tiempo (1806-1877), años". (Ignacio Gutiérrez Ponce, ob. cit, pág. 21).
por su hijo Ignacio Gutiérrez Ponce, tomo II, Bogotá,
Edit. Kelly, 1973, pág. 30. 24. Antonio Pérez Aguirre, ob. cit., pág. 46.

Bibliografía

BUSHNELL, DAVID: "Política y sociedad en el siglo XIX", en Lecturas de historia, Tunja,


Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1975.
: El régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, Editorial Tercer Mundo
y Facultad de Sociología, Universidad Nacional de Colombia, 1966.
CAMACHO ROLDÁN, SALVADOR: Memorias, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colom-
biana (2 tomos).
GONZÁLEZ G., FERNÁN E.: Partidos políticos y poder eclesiástico, Bogotá, Cinep, 1977.
GONZÁLEZ, FLORENTINO: Prólogo al libro de JOHN STUART MILL: El gobierno representativo
(traducido al español por Florentino González), Valparaíso, Imprenta y Librería del
Mercurio, 1865.
[GUTIÉRREZ PONCE, IGNACIO]: Vida de don Ignacio Gutiérrez Vergara y episodios históricos
de su tiempo (1806-1877), por su hijo IGNACIO GUTIÉRREZ PONCE, t. II, Bogotá,
Editorial Kelly, 1973.
MOLINA, GERARDO: Las ideas liberales en Colombia. 1849-1914, t. I, Bogotá, Universidad
Nacional de Colombia, 1970.
HUGO, VÍCTOR: LOS miserables [sin más datos]
PÉREZ AGUIRRE, ANTONIO: 25 años de historia colombiana: 1853 a 1878. Del Centralismo
a la Federación, Bogotá, Editorial Sucre, 1959.
POMBO, MANUEL ANTONIO y GUERRA, JOSÉ JOAQUÍN: Constituciones de Colombia, Bogotá,
Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1951 (4 tomos).
RESTREPO, JUAN PABLO: La Iglesia y el Estado en Colombia, Londres, publicado por Emiliano
Isaza, 1885.
SAMPER, JOSÉ MARÍA: Historia de un alma, Col. Bolsilibros, Medellín, Bedout, 1971.
TASCÓN, TULIO ENRIQUE: Historia del derecho constitucional colombiano, Bogotá. Editorial
Minerva, 1953.
182 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

URIBE, JUAN DE DIOS: Prólogo a Poesías originales y traducciones poéticas, de ANTONIO


JOSÉ RESTREPO, Lausana, Imprenta Georges Bridel, 1899.
VÉLEZ, FERNANDO: Datos para la historia del derecho nacional, Medellín, Imprenta del
Departamento, 1891.
VILLEGAS, JORGE: Enfrenamiento Iglesia Estado. 1819-1887, Medellín, Centro de Investiga-
ciones Económicas (CIE), Universidad de Antioquia, 1977.
Obras de referencia: _
BERGQUIST, CHARLES WYLIE: Coffee and conflict in Colombia, 1886-1904; origins and
outcome of the War of the Thousand Days, Standford, Standford University, 1973.
BUSTAMANTE ROLDÁN, DARÍO: "Efectos económicos del papel moneda durante la Regenera-
ción", en Cuadernos Colombianos, núm. 4, Bogotá, 1974, págs. 562-660.
CAMACHO ROLDÁN, SALVADOR: Escritos varios, Bogotá, Librería Colombiana, 1892.
COLMENARES, GERMÁN: Partidos políticos y clases sociales, Bogotá, Universidad de los
Andes, 1968.
DIRECTORIO NACIONAL DE UNIDAD CONSERVADORA (Colombia): Los programas del conser-
vatismo, Bogotá, Editorial Renacimiento, 1967.
GUILLÉN MARTÍNEZ, FERNANDO: La Regeneración; un estudio de caso, la estructura y la
función de los partidos políticos en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional, Centro de
Investigaciones para el Desarrollo, 1974, 63 págs.
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, GUILLERMO: La alternación ante el pueblo como constituyente
primario, Bogotá, Editorial América Libre, 1962.
JARAMILLO URIBE, JAIME: Antología del pensamiento político colombiano, Bogotá, Talleres
Gráficos del Banco de la República, 1970 (2 tomos).
: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, Editorial Temis, 1968.
LIÉVANO AGUIRRE, INDALECIO: El proceso de Mosquera ante el Senado, Bogotá, Editorial
Revista Colombiana, 1966; Bogotá, Tercer Mundo, 1968, 1987.
: Rafael Núñez, Bogotá, Segundo Festival del Libro Colombiano, s. f.
MARTÍNEZ SILVA, CARLOS: Capítulos de historia política de Colombia, Biblioteca del Banco
Popular, núms. 41, 42 y 43, Bogotá, Color Osprey Impresores, 1973 (3 vols.).
MOLANO BRAVO, ALFREDO: "Economía y educación en 1850", en Revista Eco, núm. 172,
Bogotá, febrero 1975, págs. 353-411.
NÚÑEZ, RAFAEL: La reforma política en Colombia, vols. I (2), II, IV, Biblioteca Popular de
Cultura Colombiana, Bogotá, Editorial ABC, 1945.
OBANDO, JOSÉ MARÍA: Apuntamientos para la historia, Medellín, Editorial Bedout, s. f.,
482 págs.
ORTIZ, VENANCIO: Historia de la Revolución del 17 de abril de 1854, Biblioteca del Banco
Popular, núm. 36, Bogotá, Talleres Gráficos del Banco Popular, 1972, 453 págs.
PARRA, AQUILEO: Memorias, Bogotá, Librería Colombiana, 1912, 747 págs.
POSADA GUTIÉRREZ, JOAQUÍN: Memorias histórico-políticas, Medellín, Editorial Bedout,
1971 (3 vols.).
QUIJANO WALLIS, JOSÉ MARÍA: Memorias autobiográficas, histórico-políticas y de carácter
social, Roma, Grottaferrata, 1919., 562 págs.
RESTREPO, ANTONIO JOSÉ: Sombras chinescas, tragicomedia de la Regeneración (Núñez),
Cali, Editorial Progreso, 1947, 493 págs.
183

RESTREPO, JOSÉ MANUEL: Historia de la Nueva Granada, Bogotá, Editorial El Catolicismo,


1963 (2 tomos).
SAFFORD, FRANK: Aspectos del siglo XIX en Colombia, Medellín, Ediciones Hombre Nuevo,
1977.
SAMPER, JOSÉ MARÍA: Ensayo sobre las revoluciones políticas, Bogotá, Universidad Nacional
de Colombia, 1969.
_ : La miseria en Bogotá y otros escritos, Bogotá, Biblioteca Universitaria de
Cultura Colombiana, Universidad Nacional de Colombia, 1969, 281 págs.
TAMAYO, JOAQUÍN: La Revolución de 1899, Bogotá, Cronos, 1938.
TIRADO MEJÍA, ALVARO: Aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia, Biblioteca
Básica de la Cultura, núm. 1, Bogotá, 1976.
: Colombia en la repartición imperialista, 1870-1914, Medellín, Ediciones Hom-
bre Nuevo, 1976.
las reatas del Estado 185

Las rentas del Estado


Margarita González cernientes al recaudo de rentas y al gasto de
fondos estatales en todas aquellas cuestiones
consideradas de interés público.
En general, los gastos que sostuvo el Es-
1750 - 1810 tado español durante la época de colonialismo
fueron de carácter eminentemente improductivo

E l creciente poder económico del Estado tuvo


un papel muy importante en la consolida-
ción de la monarquía absoluta de España. La
y su orientación puso de relieve la situación de
dependencia de las colonias. La mayor parte de
la riqueza fiscal se destinó al sostenimiento de
experiencia colonial ofreció condiciones parti- una burocracia cada vez más profusa, a la finan-
cularmente favorables para el fortalecimiento ciación de guerras contra otros poderes monár-
político del Imperio, debido a la posibilidad de quicos europeos y al pago de deudas estatales
injerencia estatal en el terreno económico. La contraídas con prestamistas alemanes y flamen-
presencia del Estado en este campo se reflejaba cos desde los albores de la constitución del Im-
en la existencia de una política económica por perio. Por otra parte, la inversión de fondos
medio de la cual todas las actividades económi- estatales en las colonias fue una práctica que
cas de la sociedad metropolitana y, en especial, estuvo casi ausente y que provocó, con el tiem-
de la colonial, quedaban reglamentadas. La ten- po, la rebelión de sus pobladores.
dencia al regalismo, o sea a la supremacía estatal
en los asuntos económicos, se plasmó también Contribuciones indirectas
en aquella legislación que delimitaba la acción
de los particulares y que exigía la mediación
del Estado para que éstos pudieran hacerse a El sistema tributario español comprendía
toda clase de beneficios económicos. El sistema dos clases de contribuciones sociales: las contri-
de regalías o concesiones reales posibilitó dicha buciones indirectas y las directas. Las primeras,
mediación. El poder político del estado se apo- en contraste con las últimas, señalaban no a un
yaba asimismo en su facultad de levantar arbi- individuo sino a las diversas actividades econó-
trios fiscales en el seno de todas las actividades micas de producción y de comercio.
económicas de la sociedad, los cuales llegaron El Estado imperial español había heredado
a componer un complicado sistema impositivo de la civilización económica de los árabes una
que reunía una gran variedad de exacciones. importante experiencia en lo que se refiere a la
Por medio del órgano administrativo de la Real centralización del poder político por medio de
Hacienda se dirigían todas las operaciones con- la concentración del poder económico. Recorda-
mos que la dominación musulmana en España
186

tuvo un carácter colonial y que el basamento de importantes y previamente establecidas de los


su poder allí lo constituyó el control estatal de beneficios obtenidos en las empresas comercia-
la producción y del comercio. Así, el sistema les.
de gobierno delegado que los árabes implantaron En la temprana fecha de 1503 la monarquía
en España se encargó de inducir en la colonia española fomentó el surgimiento de un gremio
el crecimiento de la producción agrícola y gana- de comerciantes, el que realizaría las operacio-
dera y de fomentar el comercio de productos nes del comercio interoceánico con exclusión
con el Levante. El comercio mediterráneo, de todos aquellos comerciantes no agremiados
punto en el que se resumía todo el resto de en la "Universidad de cargadores de Indias"
actividades económicas, fue elevado a la catego- del puerto de Sevilla. Por esta vía, el resto de
ría de monopolio. Por este medio el Estado mu- puertos españoles quedaba excluido también del
sulmán procuraba para sí los más cuantiosos ejercicio del comercio con las colonias y ex-
beneficios. Buena parte de la estructura y de la puesto a una evolución decadente.
concepción del monopolio comercial español de Regía el comercio interoceánico un sistema
las épocas de colonialismo fue calcada del mo- de impuestos, llamado de arancel. Este consistía
nopolio comercial que los árabes sostuvieron en en la existencia simultánea de gran variedad de
España. A modo de ejemplo, se puede recordar exacciones que se cobraban sobre un mismo
la adopción que hizo España del sistema de aran- producto, ya fuera al entrar o salir de España o
cel para el comercio ultramarino y la generaliza- al entrar o salir de América, por los puertos que
ción del impuesto de la alcabala para todos los aquí tenían funciones paralelas a las del puerto
niveles del comercio. Y así como los árabes de Sevilla, y que eran: Santo Domingo, Vera
habían creado el puerto de Tarifa sobre las costas Cruz, Portobelo y Cartagena. Cada impuesto
del Mediterráneo para controlar desde allí las comercial ostentaba un nombre diferente y con-
operaciones del comercio con oriente, de igual taba con una administración independiente para
modo la España imperial asignó al puerto fluvial su recaudo. El sentido del sistema de arancel
de Sevilla la exclusividad del control del gran era el de garantizar el sostenimiento de gastos
comercio interoceánico. determinados con el producto de una porción
Pero el control estatal del comercio, volvá- determinada del conjunto de los recaudos fisca-
moslo a recalcar, ya fuera en el caso de la do- les. Así, por ejemplo, el producto del impuesto
minación árabe en España o en el de la domina- comercial de "avería" estaba destinado a inver-
ción española en América, era la expresión de tirse en los gastos de reparación de las naves
un control estatal que se ejercía en aquellos mercantes. La mayoría de los impuestos comer-
sectores económicos capaces de dar vida a los ciales contaba con objetos fijos para el gasto de
intercambios, o sea, los sectores productivos. su producto.
Fue así como el Estado español llegó a desarro- El impuesto comercial más importante por
llar una política económica que daba un lugar su cuantía y su destino fue la alcabala mayor.
y una reglamentación a la producción económica Su producto iba a las arcas del rey no tenía objeto
de las colonias, fijaba la orientación que ésta determinado para su gasto.
debía tener, lo mismo que la proporción en que El sistema de arancel acarreaba múltiples
cada sector de la economía debía contribuir al desventajas. Introducía un gran caos y arbitra-
fisco con miras a formar el patrimonio estatal. riedad en el proceso mismo del cobro de impues-
Las contribuciones indirectas provenientes tos; hacía de las cuentas de hacienda una materia
del comercio se dividían en dos ramos. Por una verdaderamente confusa y dispersa; ocasionaba
parte, se contaban aquellas que gravaban el gran serias demoras en la circulación mercantil y
comercio interoceánico y, por otra, las que gra- mantenía un clima de restricción.
vaban el comercio local de la metrópoli, así Posteriormente, en la época republicana,
como de las colonias. De los dos niveles del el sistema de arancel sería sustituido por un
comercio, el interoceánico se había constituido sistema de tarifas aduaneras unificadas bajo un
propiamente en monopolio del Estado. Los in- único "derecho de importación". Tal simplifica-
dividuos que llegaban a vincularse a él sólo ción debía tener la función de introducir la racio-
podían actuar en virtud de la concesión de un nalidad máxima en la intervención fiscal al co-
privilegio real, el cual suponía el compromiso mercio internacional y, contemporáneamente,
para aquéllos de participar a la Corona porciones la de poner en vigencia derechos de importación
Las rentas del Estado 187

mínimos por cada unidad importada o exporta- der, en donde la vida mercantil presentaba gran
da. Con esta medida se esperaba fomentar el animación y un carácter harto independiente.
movimiento comercial de exportación y, al Fue capaz, también de canalizar la rebeldía po-
mismo tiempo, procurarle al Estado una impor- pular de sectores campesinos cuyos motivos de
tante base fiscal con el volumen acrecentado del descontento se originaban en algunos aspectos
comercio. de la política borbónica. Así, el gobierno colo-
Al igual que en el comercio interoceánico, nial recibía como respuesta una inesperada com-
en el comercio local de las colonias y de la batividad social y política.
metrópoli imperó un sistema de múltiples im- En el terreno de la producción agraria im-
puestos, de los cuales el más importante fue la peró el importante impuesto del diezmo. Este
llamada alcabala menor. Este sistema no sólo impuesto a la agricultura se había originado en
gravaba onerosamente el comercio, sino que, las épocas de la Alta Edad Media, con el ingreso
debido a los estrictos controles que ponía en de la Iglesia católica al desempeño de ciertas
funcionamiento, tenía efectos restrictivos sobre tareas de administración y de gobierno. Por un
él. De este modo el Estado español esperaba compromiso contraído entre las dos potestades,
poder fomentar las producciones y el comercio Iglesia y Estado, aquélla había quedado ligada
de los productos que consideraba de interés para al poder temporal y éste había aceptado, con-
sus fines y restringir o prohibir el surgimiento temporáneamente, la obligación de compensar
de producciones y de intercambios comerciales los servicios recibidos con la otorgación de apor-
que considerara desventajosos. Tal fue el caso tes financieros al estamento eclesiástico, prove-
relativo a la producción y comercio en las colo-
nias de productos manufacturados, como por nientes de la contribución social del diezmo.
ejemplo, los textiles y otros artículos de consu- Con motivo del descubrimiento de Améri-
mo. La esperanza que se tenía era la de someter ca, la Iglesia española cobró gran importancia
a las colonias a una carencia permanente en el precisamente por el liderazgo que llegó a tener
ramo de las manufacturas para, con ello, otor- en las colonias en los asuntos administrativos,
garle a los productos manufacturados españoles gubernamentales y, sobra decirlo, en la misión
el amplio mercado colonial. El desarrollo de la evangelizadora. El antiguo pacto existente entre
vida económica de las colonias mostró a lo largo la Iglesia y el Estado fue renovado por el papado
de la época colonial una fuerte tendencia al sur- romano a través de la extensión que éste hizo
gimiento de actividades productivas prohibidas del privilegio del Regio Patronato a la Corona
y al desarrollo del comercio de contrabando. En española. Dicho privilegio dio la posibilidad al
el siglo XVIII el gobierno monárquico consideró gobierno español de organizar la Iglesia de
inconveniente para sus intereses económicos y acuerdo con los fines políticos más generales
políticos la proliferación de actividades econó- del Imperio. Así, el colonialismo dio nueva vida
micas no controladas en las colonias y, por tan- al diezmo que, fuera de haberse convertido en
to, puso en marcha un plan para reprimir el una de las más importantes contribuciones fisca-
contrabando y rescatar los sectores que ya por les, consolidó una modalidad singular de rela-
esta época contaban con un grado importante ciones entre la Iglesia y el Estado.
de independencia. Dentro del plan de reforma,
se contemplaba la obligación por los comercian- Desde el punto de vista de la productividad
tes de exhibir ante las autoridades sus registros económica, la exacción del diezmo actuó como
de ingresos y ganancias para convertirlos en la un freno, pues todo incremento en la producción
base de una nueva exacción fiscal proveniente se veía inmediatamente castigado por el au-
del patrimonio individual. Esta política y su mento correlativo del impuesto. Pero habría que
ejecución en el Nuevo Reino de Granada desató tener en cuenta que las necesidades productivas
una gran rebeldía, sobre todo en el seno de los de las colonias, como las de la misma España,
sectores mercantiles, los más seriamente afecta- toleraban la restricción en el sector agrario,
dos por las innovaciones fiscalizadoras de Car- puesto que su población era relativamente esca-
los III de las décadas de 1770 y de 1780. Fue sa. Por lo que se refiere a la aceptación social
así como se originó la Revolución de los Comu- del diezmo, ésta no encontró resistencia dentro
neros. Esta encontró sus líderes dentro de los de ninguno de los sectores que conformaban la
miembros de los cabildos de la región de Santan- sociedad, y esto se debía a los vínculos de tipo
religioso en que este tributo se fundaba.
188 Nueva Historia de Colombia. Vol

Sólo en el siglo XIX se debatió la necesidad individuos quedaban reducidos, como personas
de liberar la agricultura de gravámenes onero- a la condición servil. Su obligación consistía
sos, pues la perspectiva de apertura del comercio en rendir a un Estado o a un señor servicios
mundial señaló la producción agraria como el laborales que comprometían su trabajo y su pro-
renglón de mayor opción para participar en él. ducción económica. Por lo mismo, en la Amé-
Bajo la presión de los grupos de productores y rica colonial, el establecimiento del tributo para
exportadores de tabaco se produjo, en 1850, la la población india no sólo procuró al Estado un
abolición del diezmo. De esta fecha en adelante, vasto campo de ingresos fiscales, sino las con-
el campesinado colombiano siguió pagando el diciones adecuadas para el ejercicio del dominio
diezmo, pero ya como un acto voluntario y pia- político y social.
doso. La existencia de una contribución como La necesidad de controlar la situación de
la del diezmo debió tener, social y culturalmen- sujeción del indio y de administrar todos los
te, un peso enorme. aspectos relativos a la imposición de tributos,
Finalmente, en el sector de la minería en- dio origen a un complicado sistema de organiza-
contramos el impuesto del quinto o, como se le ción de los aborígenes en comunidades especial-
llamaba también, el requinto del rey. Por este mente ideadas para su concentración. Los res-
medio, la quinta parte de la producción minera guardos de indios comenzaron a tener vida im-
iba a las arcas reales. Para su exacción se habían portante desde fines del siglo XVI. El corregidor
creado las casas de moneda que, lejos de ser de indios era el funcionario real encargado de
sitios de acuñación de moneda, servían para la hacer cumplir a las comunidades con las tasas
ejecución de las operaciones de peso y fundición de tributación que les habían sido impuestas
de los metales preciosos y cobro del impuesto. tanto en lo referente a las mitas laborales como
Legalmente, sólo el oro requintado o mermado en lo tocante al monto de contribución represen-
en su quinta parte podía exportarse. Pero, como tada en productos agrarios, los que justamente
otras actividades, la minería desarrolló formas debían provenir de la explotación económica de
propias para poder eludir la exacción fiscal y las tierras de comunidad o de resguardo.
para poder sostener intercambios que escaparan El tributo indio encontró en el mundo ame-
a los gravámenes del monopolio español. Así, ricano una forma singular de gastarse. Con su
la producción minera del Nuevo Reino, en espe- producto se pagaba en parte a la burocracia lo-
cial la aurífera, sostenía en el siglo XVIII un cal. Aquella porción de tributo que consistía en
animado comercio de contrabando. Este desa- el rendimiento de servicios laborales, y que por
rrollo se convirtió en objeto de la preocupación tanto no figuraba en las partidas fiscales, se
del gobierno español, el cual optó por ofrecer institucionalizó en la Encomienda. Beneficiaba
a los empresarios mineros condiciones favora- a los particulares que, a su turno, obtenían los
bles para la producción, con el ánimo de atraer- servicios laborales en virtud de una concesión
los nuevamente a la esfera de los intereses esta- real o regalía.
tales. En el siglo XVIII el tributo indio entró en
decadencia en el Nuevo Reino de Granada. Esto
La contribución directa se debía a los efectos del proceso de mestizaje.
Por esta vía, la población india había dejado de
La contribución directa de la época colonial ser la más considerable numéricamente. Según
tenía un carácter esencialmente distinto al que el cuadro de rentas estatales correspondiente al
este mismo tipo de contribución cobraría luego año anterior a los pronunciamientos políticos
en la época de implantación del Estado liberal de la Colonia, el tributo indio no representaba
y del advenimiento de la sociedad industrial. ya un volumen de consideración dentro del con-
Implicaba una relación de vasallaje, es decir, junto de las rentas del Estado.
de sometimiento de los individuos a quienes Al lado del tributo indio existió otra especie
afectaba con respecto al Estado y a la sociedad. de contribución directa que, a diferencia de la
Así, el tributo indio fue la contribución directa descrita anteriormente, tenía el carácter de una
por excelencia de la época colonial. Se le puede contribución per cápita.. Afectaba a las personas
comparar con todas aquellas formas sociales de que derivaban un ingreso del ejercicio de funcio-
dependencia en las que históricamente hizo su nes públicas. Así, los sueldos que pagaba el
aparición la contribución directa. Por ésta, los Estado estaban sujetos a un gravamen que va-
Las rentas del Estado 189

riaba de acuerdo con las circunstancias. La ana- se ejecutó acudiendo al sistema de concesiones
ta, la media anata y la mesada eran exacciones especiales a los individuos que se encontraran
de este tipo que correspondían al sueldo anual, en capacidad de producir, ya fuera por la enver-
semestral o mensual de un empleado público. gadura de sus posesiones territoriales o por sus
En el último tercio del siglo XVIII los rendimien- explotaciones agrarias y mineras. El Estado pro-
tos fiscales más sobresalientes provenían de metía suplir de diversas formas las carencias de
fuentes nuevas, creadas en las décadas de 1770 fuerza laboral, de tal modo que los objetivos
y 1780. Estas eran, en su orden de importancia propuestos se llevaran a cabo. Se trataba, por
fiscal, el monopolio del tabaco, el de aguar- tanto, de promover por todos los medios el es-
diente y el de la sal. píritu del lucro individual para activar así la
iniciativa privada, pero siempre dentro de los
Los monopolios o rentas estancadas límites fijados por el mercantilismo español.
Dentro de esta perspectiva, se dio el decreto de
A comienzos del siglo XVIII las colonias comercio libre (1778) para España y América.
mostraban un gran desarrollo de actividades pro- Contrariamente a lo que podríamos pensar, éste
ductivas y comerciales realizadas fuera del con- no significaba la apertura ilimitada del comercio
trol y de la fiscalización estatal. El comercio de y, menos, la introducción del clima de libertad
contrabando, por ejemplo, había alcanzado los comercial que el país conoció luego a partir de
niveles máximos. Esta orientación había permi- la segunda mitad del siglo XIX. Por medio del
tido, por una parte, el fortalecimiento económi- decreto de 1778 se facilitó la habilitación de un
co, de tono independiente, de algunos sectores mayor número de puertos metropolitanos (unos
sociales de las colonias y, por otra, un debilita- 10) y coloniales (unos 20) para participar en el
miento fiscal. Así, la pérdida progresiva del comercio interoceánico. Ahora bien, la orienta-
poder económico del Estado minaba su poder ción del comercio sería, en líneas generales, la
político. El deterioro del poder imperial era misma, pero podría dar salida a un volumen
agudo a finales del siglo XVII. El gobierno de considerablemente mayor de productos.
los Borbones, que comenzó justamente en los No todas las producciones americanas te-
primeros años del siglo XVIII, tomó muy a pecho nían el destino de exportarse a España. Varias
las tareas de reorganización del gobierno y de de ellas circulaban, más que todo, dentro de las
la administración colonial, pues se propuso de- propias colonias. Este punto interesaba también
volverle al Estado español la cuota de poder al Estado borbónico. Intervino, así, en su fo-
perdido. Así, la preocupación del rey Carlos III mento y expansión comercial. Por lo que se
se centró en la reelaboración de la política eco- refiere a las producciones que circulaban entre
nómica y fiscal de España y América. Se espe- una colonia y otra, el efecto más importante del
raba rescatar para los intereses del Estado impe- decreto de libre comercio fue el de redoblar sus
rial los sectores económicos que por el momento intercambios, haciendo posible que el comercio
actuaban por fuera del régimen monopolista y intercolonial alcanzara volúmenes que no se vol-
reprimir eficazmente el comercio de contraban- verían a ver durante todo el siglo XIX.
do, que, fuera de significar un problema de tipo Las innovaciones que se hicieron en el te-
fiscal, comprometía la seguridad política de las rreno fiscal propiamente dicho, en el Nuevo
colonias, pues la penetración a éstas de extran- Reino de Granada, fueron las siguientes: la crea-
jeros, atraídos por los intercambios, era ya un ción del monopolio estatal del cultivo y comer-
fenómeno muy generalizado. cio interior del tabaco; el establecimiento del
Hay una cuestión de interés en el espíritu monopolio en el proceso de destilería y comer-
con el cual se adelantó el programa de reformas cio del aguardiente y el establecimiento del mo-
fiscales. La posibilidad de incremento de las nopolio productivo y comercial de la sal. En el
rentas del Estado se hizo depender de la creación caso de cada uno de estos monopolios se puede
de nuevos campos productivos. El objeto de observar una nota común, o sea, la monopoliza-
esta orientación era el de alimentar un comercio ción estatal de las operaciones productivas y
cada vez más voluminoso en todos sus niveles. comerciales sostenidas con productos cuyo con-
Por esta razón, se estudió la forma de poder sumo en el reino garantizaba el más amplio
impulsar la iniciativa privada existente para grado de circulación. En la época anterior a la
comprometerla en el proceso productivo. Esto monopolización, por ejemplo, el comercio local
190 Nueva Historia de Colombia. Vol,

de tabaco y aguardientes revestía en la Colonia leros a un campesinado libre, prometiendo su


la importancia máxima. Precisamente por esto tranquilo establecimiento en las parcelas tabaca-
el Estado colonial consideró oportuno su estan- leras, la compra sistemática de las cosechas de
camiento. Al arrogarse el Estado una posición tabaco y el pago en forma inmediata y en dinero
de exclusividad en la producción y en el comer- Estas eran condiciones que difícilmente cono-
cio de los productos monopolizados, eliminaba cían los sectores campesinos de la Colonia. El
la competencia proveniente de cualquier sector compromiso que adquirían los cosecheros de
social y, aprovechando esta circunstancia, podía tabaco, contratados por el gobierno, era el de
imponer al público consumidor precios eleva- vender el producto únicamente a los administra-
dos. El Estado escogió, sistemáticamente, cam- dores de la renta real. Pero el establecimiento
pos de monopolización en donde los costos de del estanco del tabaco, lo mismo que el estable-
producción fueran mínimos. Por tanto, el Estado cimiento del estanco del aguardiente y de la sal
se lucraba de la diferencia existente entre los si bien aportó grandes beneficios al fisco, dejó
costos de producción y los elevados precios de sin embargo, a muchos campesinos y trabajado-
venta. res sin base económica, al quedar excluidos de
El estanco del tabaco es el que tiene mayor estas actividades productivas.
interés para la historia fiscal de la época colonial El establecimiento de los monopolios y la
tardía. Muy poco tiempo después de su estable- orientación general de la política económica de
cimiento el Estado pudo convertir la nueva renta la segunda mitad del siglo XVIII dejaban a los
en la más cuantiosa de todas, pues llegó a supe- comerciantes, así como a los productores y cul-
rar las rentas provenientes de la producción mi- tivadores excluidos de las actividades monopo-
nera. El desarrollo de esta renta tuvo una impor- lizadas, en condiciones desfavorables. Todo el
tancia redoblada para el Estado republicano, que descontento que produjeron las reformas se con-
por varias razones se vio obligado a mantenerla. centró en la protesta social de 1781. Pero ante
La organización que recibió la renta del ella, el Estado colonial actuó con firmeza y logró
tabaco a fines del siglo XVIII contempló varios conseguir un incremento fiscal nunca visto an-
aspectos. Por una parte, se crearon distritos ta- tes. El proceso ascendente de incremento de las
bacaleros de cultivo legal, controlados directa- rentas estatales registró su volumen máximo en
mente por la administración de hacienda. A cada el año de 1809. Por esta fecha, los grupos ame-
uno de los distritos decretados como legales (4 ricanos, especialmente los grupos criollos, ha-
en total, de los cuales el más sobresaliente fue bían desarrollado ya un sentimiento de hostili-
el de Ambalema) se le asignó un área específica dad contra España debido precisamente a la pre-
de comercio. Con esto se modificó el sentido sión continua que sufrían las colonias. Fue en
de las rutas de intercambio comercial que los aquella fecha en la que estalló en todo el inundo
comerciantes particulares habían sostenido anti- colonial la rebeldía social que pronto se conver-
guamente con el tráfico de la hoja. El tabaco tiría en ansias de autonomía política.
de calidad excelsa, proveniente de la factoría
estatal de Ambalema, se destinó al mercado mi- 1820-1850
nero de Antioquia y al mercado de la costa
Atlántica en donde había una existencia impor- La crisis de independencia ocasionó ob-
tante de capital monetario en circulación, proce- viamente, una interrupción en los procedi-
dente de las operaciones del comercio intero- mientos de tipo fiscal. El movimiento de la Re-
ceánico. Así, la venta estatal de tabaco por oro conquista puso a su servicio la confiscación de
y plata daba la posibilidad de hacer una concen- los bienes de los patriotas, el secuestro de las
tración de capital monetario que de otra manera rentas que había encontrado y la renta del taba-
circulaba sin control. El tabaco vendido en An- co, que reorganizó afanosamente en 1818, por
tioquia y en la costa Atlántica tuvo siempre un Considerarla importante e imprescindible para
doble precio, comparado con el que se vendía sus fines. Así, la revitalización de la renta del
en las regiones interiores. tabaco hecha por los realistas serviría luego para
Desde el punto de vista de la fuerza laboral que la República optara por retenerla.
que debía intervenir en el proceso productivo El establecimiento de la República impuso
del tabaco, el Estado colonial creó las condicio- la creación de un orden administrativo, acorde
nes favorables para atraer a los distritos tabaca- con las nuevas circunstancias. En el Congreso
Las rentas del Estado 191

de Cúcuta (1821) se discutieron y se reglamen- económico y político, del nuevo país. Explicó
taron las cuestiones relativas a la organización las causas que hacían inevitable para el Estado
política, administrativa y fiscal de la Nación. nacional el conservar los monopolios producti-
Pero este trabajo no se realizó sin dificultades vos y comerciales que habían sido creados por
de diverso orden. Buena parte de la legislación el gobierno colonial (de tabaco, aguardiente y
fiscal dada por el Congreso tuvo un carácter sal). El monopolismo de Estado chocaba con
provisional. las ideas democráticas y con las libertades eco-
Las nuevas teorías democráticas sobre las nómicas que aquéllas promovían. Por eso, el
cuales se basaba la República habían introdu- secretario consignó cuidadosamente el parecer
cido en varios grupos sociales la esperanza de del gobierno republicano sobre este punto.
alcanzar las libertades económicas en los cam- Afirmó que los monopolios se mantendrían sim-
pos de la producción y del comercio. Pero tales plemente, porque no teniendo el país perspecti-
expectativas no las pudo colmar el Estado du- vas inmediatas y reales de progresar en ramos
rante la primera parte del siglo XIX. Puesto que nuevos de la economía, no podía el Estado pres-
la sociedad colombiana de aquella época difícil- cindir de los ingresos provenientes de las rentas
mente podía abandonar las formas sociales que estancadas, especialmente de la renta de tabaco.
habían determinado las relaciones económicas Castillo indicó, también, que los problemas que
en la época colonial, el Estado tuvo que actuar estaban en juego no eran solamente de orden
también con aquel paternalismo que había sido fiscal y económico sino político, pues la segu-
propio del Estado colonial. En las primeras dé- ridad de la nueva nacionalidad dependía en gran
cadas de la República el predominio social y parte de una solidez fiscal mínima.
político correspondió a un sector social tradicio- Pero, por otra parte, se tuvo en cuenta en
nalista, interesado en conservar el estado de co- las deliberaciones del Congreso la posición de
sas existente en la época anterior a la revolución aquellos grupos sociales que miraban con gran
de Independencia y renuente a introducá' cam- esperanza el establecimiento próximo de un or-
bios democratizantes como los que predicaba el den económico que permitiera aquel tipo de ac-
liberalismo europeo, pues en ello sólo se veía tividades y de movimientos comerciales que el
un estímulo a la subversión del orden social. mercantilismo español había impedido. Para ha-
Este grupo social estaba formado fundamental- lagar estas esperanzas, Castillo anunció, en
mente por los sectores esclavistas, por viejos nombre del gobierno, la liberación del monopo-
terratenientes y por el estamento eclesiástico. lio del tabaco para el tiempo en que, sin dificul-
Así, la obra del Congreso de Cúcuta en materias tades, pudiera abandonarlo el organismo estatal.
fiscales tuvo más que todo un carácter concilia- La presión social por abolir los monopolios de
torio entre corrientes sociales que comenzaron Estado se ejercía con mayor fuerza precisamente
a moverse en direcciones opuestas. sobre la producción tabacalera, que, más que
cualquiera otra, parecía abrirse paso en los mer-
El sistema fiscal de la Gran Colombia cados internacionales. En efecto, el país daría
(1820-1830) comienzo a las relaciones comerciales interna-
cionales con la producción de tabaco a partir de
La Secretaría de Hacienda fue la dependen- la década de 1850.
cia administrativa que creó la República para el La renta del tabaco fue la más importante
manejo de las finanzas del Estado. Hubo inicial- para el Estado nacional durante toda la primera
mente gran confusión en la concepción del pre- mitad del siglo XIX. Veremos más adelante qué
supuesto nacional. En la década de 1820 los pasos se dieron para incrementarla, para abolir
presupuestos nacionales se elaboraron teniendo luego la renta y para sustituirla por otros ingre-
en cuenta sólo el aspecto relativo a los gastos sos. Podría afirmarse, en primer lugar, que el
y no el relativo a las rentas. A partir de la década Estado nacional siguió haciendo de las contribu-
de 1830 el presupuesto de rentas llegó a conver- ciones indirectas la base más importante para
tirse en la base para la formación del presupuesto el recaudo fiscal. Estas contribuciones prove-
de gastos. nían de los monopolios, de los gravámenes a
José María del Castillo y Rada, primer se- la producción agraria y de aquellos provenientes
cretario de Hacienda de la República, expuso del comercio interno y externo. En su interven-
en el Congreso de Cúcuta el panorama general, ción en el Congreso de Cúcuta, Castillo había
192 Nueva Historia de Colombia. Vol

recomendado la adopción del sistema de contri- tar considerablemente de un modo general, pues
buciones directas derivadas del gravamen im- las demandas del comercio exterior eran más
puesto al patrimonio y a la renta de los indivi- que todo potenciales y señalaban no más que a
duos, tal como se estaba imponiendo en las so- uno o dos productos agrarios. El tabaco era uno
ciedades industriales de Europa y de los Estados de estos. Por otra parte, entrar a reformar el
Unidos. En este punto, la función del Estado diezmo habría entrañado la necesidad de afron-
debería ser la de fomentar la formación y el tar serios problemas políticos por lo que se re-
desarrollo de la riqueza individual en aras de su fería a las relaciones existentes entre la potestad
propio engrandecimiento fiscal, por medio del temporal y la eclesiástica, lo cual, por el mo-
gravamen a la propiedad privada. Pero, como mento, parecía desproporcionado. La continua-
ya lo anotamos anteriormente, el país estaba ción del diezmo durante toda la primera mitad
lejos de poder adoptar una vía de este tipo, pues del siglo XIX, se hizo en nombre de la prolon-
no estaba orientado industrialmente. Por tanto, gación del Regio Patronato, privilegio que había
la propuesta relativa al establecimiento de la recibido antiguamente el gobierno monárquico
contribución directa, justificada y viable en una español del papado romano y qué ahora el Es-
sociedad industrial, no encontró eco alguno en tado nacional se apropiaba, no sin cierta arbitra-
la Gran Colombia. Más bien suscitó la más recia riedad. Por este camino, el Estado nacional que-
oposición, pues toda clase de contribución di- daba obligado a proporcionar a la Iglesia auxi-
recta recordaba la relación servil y provocaba lios financieros y a contar con ella como un
así el más rotundo rechazo. brazo importante para el ejercicio del poder. En
En cuanto a las contribuciones indirectas vísperas de la abolición del diezmo, que sobre-
provenientes del terreno comercial, el Congreso vino en 1850, el producto de esta contribución
de Cúcuta dio algunas medidas discretas, que era elevadísimo. Lo máximo que se había alcan-
si bien no creaban una situación de completa zado en décadas anteriores (1830) había sido
libertad comercial, anunciaban por lo menos el una especie de extinción gradual del diezmo por
ánimo del gobierno de dar pasos en este sentido. medio de la exención de este impuesto a los
Se llegó a la supresión del sistema de arancel cultivos nuevos de productos comerciables
y se sustituyó por un sistema de tarifas aduaneras como el algodón, el cacao, el café y el añil.
unificadas bajo un único impuesto o derecho de Esta medida era una concesión a los sectores
importación. La medida dejaba atrás buena parte de economía privada, interesados en sondear
de la irracionalidad que había imperado en el las posibilidades que ofrecía el comercio exte-
cobro y en la administración de impuestos co- rior.
merciales durante la época colonial. La supre- Si en el campo de la producción y del co-
sión del sistema de arancel se acompañó con mercio las medidas de orden fiscal no tuvieron
aquella otra medida que redujo los gravámenes un carácter de reformismo drástico, ello se debía
comerciales más onerosos para el comercio, o a que en la esfera de las relaciones sociales y
sea las alcabalas internas y externas. En la dé- productivas no existía todavía el incentivo sufi-
cada subsiguiente se haría la supresión total de ciente como para promover la modernización.
la alcabala menor y se provocaría una reducción La esclavitud negra y la servidumbre india con-
aún mayor en la alcabala que gravaba el comer- tinuaban y, por tanto, la liberación total del
cio exterior. terreno económico era, por muchos aspectos,
Si bien la libertad comercial no había alcan- inconducente.
zado con las medidas dictadas por el Congreso Pero precisamente la esfera de las relacio-
el grado deseado por algunos sectores, el comer- nes sociales era la que planteaba el reto mayor
cio general del país, sobre todo el internacional a los demócratas de la primera república. Por
registró un movimiento ascendente. razones más que todo políticas, que no econó-
micas, el Congreso de Cúcuta afirmó la inten-
En cuanto a la contribución indirecta que ción del gobierno de ir instaurando paulatina-
gravaba el sector de la producción agraria por mente un orden social democrático. Por eso se
medio del impuesto del diezmo, las cosas per- dio la ley de liberación gradual de los esclavos.
manecieron sin cambio alguno. Por una parte, Ella permitía la manumisión, pero una manumi-
la producción agraria no presentaba, por el mo- sión que no pusiera en cuestión ni los intereses
mento, perspectivas reales de poderse incremen- económicos generales ni los intereses de los par-
Las rentas del Estado 193

ticulares. Así, la libertad de los esclavos se su- El sistema fiscal de la Nueva Granada
peditó a la voluntad que para ello tuvieran los (1830-1850)
propietarios. Esto explica el que durante la pri-
mera mitad del siglo xrx el proceso de manumi- Las reformas que se introdujeron en la de-
sión fuera casi nulo. Además, para evitar las cada de 1830 al sistema fiscal fueron cautelosas
resistencias contra la ley de manumisión (1821), y su alcance no puede considerarse de grandes
el Estado nacional se comprometió a indemnizar proyecciones. Se volvió nuevamente sobre las
a los propietarios dispuestos a manumitir. Para pequeñas reformas que había promovido el Con-
este efecto se levantó una contribución fiscal greso de Cúcuta y que luego Bolívar había anu-
especial que debía provenir de un impuesto que lado. Puede decirse que la supresión que hizo
gravara las propiedades en sucesión o herencias. la Nueva Granada de la alcabala menor y la
Tampoco en esto se vieron rendimientos efica- reducción de la alcabala mayor (1832) fueron
ces. medidas tendientes a satisfacer el clamor de al-
gunos grupos mercantiles, apoyados por el go-
En cuanto a la condición servil del indio. bernante de la época, el general Santander. Las
el Congreso de Cúcuta anunció y legisló sobre reformas fueron modestas. Esto dependía tam-
la supresión del tributo indio. Esta medida tam- bién del hecho de que la situación del comercio
bién estaba orientada a crear un clima de demo- mundial no ofrecía todavía las condiciones favo-
cracia política, pues la supresión del tributo en- rables para el ejercicio pleno del comercio libre,
trañaba la extinción de la condición servil. El sobre todo por lo que se refiere a los niveles
indio recibía en la legislación el tratamiento de productivos exigidos por éste.
ciudadano libre.
La Nueva Granada suprimió de nuevo el
Pero la obra realizada por el Congreso, de tributo indio, y en esta oportunidad, como en
la cual hemos aportado una síntesis, fue efíme- la primera, la medida estaba teñida de conteni-
ra. En los años de 1827 y 1828, cuando la situa- dos más bien políticos que económicos.
ción política de la Gran Colombia pasaba por Hubo dos aspectos importantes, en lo to-
una etapa de creciente agitación, Bolívar asumió cante al ramo fiscal, que se fijaron en los prime-
el gobierno dictatorial e invalidó todas las refor- ros años de existencia de la República de la
mas fiscales que había decretado el Congreso Nueva Granada. Por una parte, se dispuso, como
de Cúcuta. El restablecimiento del tributo indio ya lo anotamos anteriormente, la extinción gra-
se impuso también y, con ello, la restauración dual del diezmo en algunos cultivos cuya orien-
de la condición servil del indio. En las determi- tación era decididamente de exportación. Recor-
naciones de Bolívar influyó enormemente la damos que la contribución del diezmo había
presión ejercida por aquellos grupos tradiciona- introducido el desaliento por el castigo tributario
listas de la Gran Colombia que derivaban su que impartía a la producción agraria. Pero, por
poder económico y político de la estructura so- otra parte, eran los productos agrarios los que
cial heredada de la Colonia. parecían tener la mayor aceptación en el mer-
cado mundial. Para conciliar los intereses polí-
Ciertamente, los grupos mercantiles eran ticos con los intereses económicos de los secto-
los más golpeados por la nueva política fiscal res privados se dio entonces la medida que libe-
de Bolívar. Pero como clase social, estos grupos raba los cultivos que mencionamos arriba de la
se hallaban en minoría y no estaban todavía en contribución del diezmo.
condiciones de esgrimir la supremacía política Otra innovación importante de la década
con los grupos tradicionalistas. No contaban
tampoco con el suficiente apoyo internacional del 30 fue la de establecer las formas en las
para imponerse, tal como sucedió a mediados cuales la iniciativa privada podría participar en
de siglo. el manejo y en la apropiación final del monopolio
estatal del tabaco. La idea inicial fue presentada
Los recaudos fiscales de la década de 1820 por uno de los asesores del gobierno, el comer-
no pasaron de ser modestos. Por lo demás, el ciante inglés nacionalizado Guillermo Wills,
gasto del ingreso fiscal se destinaba en forma quien era también agente comercial de casas
casi unilateral al sostenimiento de los militares, inglesas, interesadas en sondear las posibilida-
que poco a poco se convertirían en otro grupo des de establecimiento de intercambios con la
privilegiado. Nueva Granada. En el informe que escribió en
194 Nueva Historia de Colombia. vol. 2

1831 sobre el comercio de la República, Wills la década del 30 y comenzar la del 40, se introdujo
indicaba al gobierno las perspectivas para el en el manejo de la renta del tabaco la racionali-
país en el terreno del comercio internacional. dad máxima en todos sus aspectos. Además el
Afirmaba que el esfuerzo nacional debía con- país se comprometió a no darle al producto de
centrarse en preparar un terreno de producción la renta destino distinto al de invertirlo, en parte,
agraria destinada al comercio internacional. En en el mantenimiento de la misma. El resto del
este sentido, el autor veía el cultivo del tabaco producto de la renta se embargó y se destinó
como el de las mayores posibilidades. Recomen- única y exclusivamente al pago de la deuda ex-
daba, por tanto, que el gobierno pensara en terna contraída con Inglaterra.
abandonar en forma paulatina su monopolio para
ceder la actividad a los particulares. La renta Reformas fiscales (1845-1850)
estatal de tabaco podría sustituirse, según con-
sejo de Wills, por los ingresos fiscales que un La etapa de reformas liberales en el terreno
comercio internacional acrecentado podría ali- fiscal comenzó en los años de la primera admi-
mentar. En gran parte para demostrar positiva- nistración de Tomás Cipriano de Mosquera
mente sus puntos de vista, Wills propuso que (1845-1849). Esas reformas tendían a promover
fuera el propio Estado de la Nueva Granada el la creación de condiciones favorables para el
que iniciara la experiencia de exportar por su ejercicio del comercio exterior. La orientación
cuenta algunas cantidades de tabaco a Inglaterra. indicada suponía, en primer lugar, la extinción
Wills mismo se ofrecía para entablar los contac- del Estado fiscalizador, monopolista y autorita-
tos comerciales requeridos en su país de origen. rio para dar lugar al movimiento de la libre
La sugerencia de Wills se llevó a la práctica en empresa. Así, en 1845 se permitió que una em-
los primeros años de la década de 1830, y el presa privada manejara la factoría tabacalera de
resultado de las primeras exportaciones de ta- Estado más importante y situada estratégica-
baco hechas por cuenta del Estado fue de gran mente para las operaciones del comercio inter-
éxito. Pero el proyecto a largo plazo no era el nacional: la factoría de Ambalema, a orillas del
de convertir el negocio de la exportación en una río Magdalena. La compañía "Montoya Sáenz
empresa de Estado. Todo lo contrario, apuntaba y Cía.", adquirió el compromiso de velar por
a abrir el campo para que algún día los particu- el rendimiento de una producción tabacalera ca-
lares pudieran apropiarse del terreno productivo paz de abastecer el mercado nacional. Cumplida
y comercial. Wills indicaba las grandes ventajas esta obligación, los empresarios quedaban en
que obtendría el fisco al librar en manos de libertad de exportar la producción excedente y
particulares los costos y los riegos de la produc- de introducir en el cultivo del tabaco todas aque-
ción tabacalera y de su exportación, al implantar llas innovaciones técnicas y laborales considera-
el derecho de exportación. das pertinentes para el incremento de la produc-
Del interés que tenían los empresarios na- ción. Al poco tiempo, en 1848, el gobierno hizo
cionales porque se dieran las condiciones favo- el anuncio de la próxima abolición del monopo-
rables para su intervención en las actividades lio tabacalero, que se llevó a cabo en 1850.
del comercio internacional, participaban los co- Liberado parcialmente el monopolio del ta-
merciantes y prestamistas ingleses. Estos últi- baco desde 1845 y totalmente en 1850, sobre-
mos, sin embargo, eran partidarios de que mien- vino aquella otra medida de política económica
tras el Estado colombiano poseyera el monopo- destinada a cambiar el panorama económico na-
lio tabacalero, mantuviera la renta en el mejor cional. Se trata del decreto de 1847 que permitía
estado productivo y financiero, pues de ella se el comercio libre y que suprimía todas las res-
quería hacer depender la seguridad de los em- tricciones que hasta el momento se habían man-
préstitos que el país había contratado reciente- tenido en aras del ingreso fiscal y de la política
mente con varias asociaciones bancarias britá- económica de protección. Así, las tarifas adua-
nicas. Así, la solidez financiera del Estado co- neras, simplificadas ya en décadas anteriores,
lombiano, proveniente del buen manejo de su alcanzaron los niveles mínimos y quedó estable-
renta más importante, garantizaría el pago opor- cida la libertad plena de importación y de expor-
tuno de la deuda pública externa originada por tación.
el préstamo de capital inglés y por los intereses Comenta Salvador Camacho Roldán, co-
que éste había creado. Fue así como al terminar merciante y político de la época, que en 1849,
Las rentas del Estado 195

cuando el Estado contaba todavía con los ingre- tido general de la descentralización de 1850 fue
sos de la renta de tabaco, el volumen total del el de inducir la división de esferas de competen-
ingreso fiscal no alcanzaba siquiera a ser lo que cia, a nivel fiscal y administrativo, de la Nación
había sido el ingreso del Estado colonial en la y de las provincias. Por este camino se delimitó
última parte del siglo XVIII. Las finanzas del el campo de la acción nacional en las materias
Estado republicano habían sido, hasta 1850, en- fiscales y económicas, represándose considera-
debles y en lo venidero mostrarían una decaden- blemente su posibilidad de injerencia en estos
cia todavía mayor. La pérdida de la renta de terrenos. Las rentas consideradas por la ley del
tabaco, la pérdida de otras rentas estatales como 50 como no nacionales fueron cedidas a las pro-
resultado de la descentralización fiscal de 1850, vincias con el objeto de que éstas dispusieran
la ausencia de rentas nuevas que remplazaran autónomamente de su manejo. Con esta nueva
efectivamente las antiguas y las obligaciones facultad, las diversas provincias decretaron, por
crecientes que provenían del endeudamiento ex- ejemplo, la abolición del monopolio estatal del
terno, dejarían al organismo estatal colombiano aguardiente e introdujeron otras modificaciones.
en una situación de verdadera postración econó- Volviendo a los comentarios de algunos de
mica. los representantes del liberalismo económico co-
Florentino González, secretario de Ha- lombiano del siglo pasado, encontramos que
cienda de Mosquera en su primera administra- Salvador Camacho afirmaba que la descentrali-
ción, atribuía la indigencia del Estado nacional zación había obedecido a la necesidad de que
a su renuencia a fomentar la iniciativa privada. las provincias compartieran con la Nación las
Hacía esta afirmación cuando se estaba ocu- responsabilidades fiscales, dada la pérdida para
pando personalmente del programa de reformas el Estado del monopolio del tabaco. En cambio,
de mediados del siglo. Aníbal Galindo, otro Galindo sostenía que la ley de descentralización
importante hacendista del siglo pasado, soste- había sido una reforma de orden político, pues
nía, por el contrario, que la decadencia fiscal con ella se hacía realidad aquel grado de auto-
del Estado nacional tenía por causa la lentitud nomía regional tan ansiada por los sectores opri-
con la cual los efectos del libre cambio se deja- midos por el centralismo que había regido hasta
ban sentir en el ramo fiscal, pues todavía en el momento. La autonomía que adquirieron las
1874, fecha en la que escribía el autor, no se secciones del país en cuestiones fiscales queda-
habían hecho visibles. Pero el hecho fundamen- ría luego reforzada y complementada con la obra
tal que Galindo veía como causante del deterioro de descentralización política que se realizó en
fiscal era el crecimiento progresivo de la deuda la década de 1860 al establecerse en el país un
pública externa en virtud del sistema de capita- sistema de gobierno federado.
lización de intereses. Tal orientación, indicaba
Galindo, no sólo comprometía las actuales ren- La última reforma propiciada por el libera-
tas del Estado, sino que prometía no liberarlo lismo fue la relativa al pleno establecimiento
de la deuda por mucho más de un siglo. del régimen de propiedad privada. Esta reforma
coincidió, en el tiempo, con la reforma política
de descentralización. Se trata de la desamortiza-
La descentralización ción de bienes de manos muertas realizada en
fiscal de 1850 1861. Por ésta se suprimía en el país la existen-
cia de la propiedad corporada tal como había
Luego de la supresión del estanco del taba- existido en la época colonial y durante varias
co, sobrevino la descentralización de las rentas décadas del siglo XIX. La desamortización im-
por medio de la ley de 20 de abril de 1850. plicó una nacionalización de los bienes en cues-
Salvador Camacho Roldán fue el autor de la tión para su posterior conversión en bienes de
idea de la descentralización y Manuel Murillo propiedad privada. A la nacionalización de bie-
Toro su impulsor a través dé la Secretaría de nes se le asignó también la función de crear
Hacienda que ocupaba en aquel año. Esta me- para el Estado una riqueza real representada en
dida coincidía en todo con las expectativas de bienes raíces, los que debían respaldar el crédito
los grupos de comerciantes y de empresarios, nacional y posibilitar la amortización de deudas
para quienes el libre cambio ofrecía ya posibi- estatales por medio de su adjudicación a los
lidades nuevas, reales y prometedoras. El sen- acreedores.
196

Bibliografía

Una visión general sobre la estructuración del régimen fiscal español en la época colonial
(siglos XVI y XVII) la ofrece JOHN LYNCH en su obra España bajo los Austrias (Ediciones
Península, 2 vols., Barcelona 1970-1972); el autor compara aquí el llamado tesoro ame-
ricano con la riqueza fiscal producida por la metrópoli. Otras obras de carácter general
en las que puede encontrarse una descripción de la estructura fiscal del Imperio español,
son las siguientes: Spain in America de CHARLES GIBSON (Harper Torchbooks, Nueva
York, 1967); El Imperio hispánico en América, de CLARENCE H. HARING, (Buenos
Aires, Ediciones Solar, 1966) y América Latina: la época colonial, de RICHARD KONETZ-
KE, México (Siglo xxi Editores, S.A., 1972).
Para los problemas fiscales del siglo XVIII pueden consultarse los estudios que siguen: "Campillo
y las reformas de Carlos III" (en Revista de Indias, núm. 50, Sevilla, 1952), en donde
se analizan los móviles que tuvo la monarquía española para provocar el aumento de la
riqueza fiscal en todo el Imperio; al autor de este artículo es MIGUEL ARTOLA; Relaciones
de mando de los virreyes de la Nueva Granada (Banco de la República, Bogotá, 1954),
en donde se da cuenta del estado de las rentas de la Colonia y de las medidas tendientes
a la implantación de nuevos arbitrios fiscales; "Memoria raciocinada de las salinas de
Zipaquirá", de ALEJANDRO DE HUMBOLDT (Banco de la República, Bogotá, 1952),
escrita por recomendación del gobierno virreinal; contiene una descripción del funciona-
miento del monopolio estatal en el ramo de salinas y recomendaciones para la tecnificación
e incremento de su explotación; MARGARITA GONZÁLEZ, "El estanco colonial del tabaco"
(en Cuadernos Colombianos, núm. 8, Medellín, 1975), en donde se estudian las condi-
ciones de establecimiento del monopolio estatal del cultivo y comercio del tabaco y los
resultados fiscales, económicos y sociales de la medida; O T S CAPDEQUÍ, J. MARÍA,
Nuevos aspectos del siglo XVIII español en América (Bogotá, Editorial Centro. Inst.
Graf. Ltda., 1946), en donde se presenta un panorama global de la situación fiscal de la
Colonia a finales del siglo XVIII.
Valiosas ayudas para el estudio de las rentas del Estado en la primera época republicana, se
encuentran en las obras siguientes: Historia de la Nueva Granada, de JOSÉ M. RESTREPO
(Bogotá, Edit. El Catolicismo, 1963); Ensayo sobre las revoluciones políticas, de JOSÉ
MARÍA SAMPER (Universidad Nacional de Colombia, 1969); Memorias, de SALVADOR
CAMACHO ROLDÁN (Bolsilibros Bedout); ANÍBAL GALINDO, Historia económica y
estadística de la hacienda nacional, desde la Colonia hasta nuestros días (Bogotá, Imprenta
de Nicolás Pontón, 1874); Asuntos constitucionales, económicos y fiscales, de J. MARÍA
RIVAS GROOT (Bogotá, 1909); El tabaco en la economía colombiana del siglo XIX, de
Luis FERNANDO SIERRA (Universidad Nacional de Colombia, 1971); Economía y ha-
cienda pública, de ABEL CRUZ SANTOS (Historia Extensa de Colombia, Vol. xv, Bogotá,
Ediciones Lerner, 1965); El régimen de Santander en la Gran Colombia, de DAVID
BUSHNELL (Universidad Nacional de Colombia, 1966); Industria y protección en Colom-
bia, de LUIS OSPINA VÁSQUEZ (Medellín, 1955); Economía y cultura en la historia de
Colombia, de Luis EDUARDO NIETO ARTETA(Bogotá, 1941); Introducción a la historia
económica de Colombia, de ALVARO TIRADO MEJÍA (Universidad Nacional de Colombia,
Estado, Iglesia y desamortización 197

Estado, Iglesia
y desamortización
Fernando Díaz Díaz ideológico para el sometimiento de grupos como
los indios, mestizos y negros esclavos. Es decir,
la Iglesia católica fue colocada al servicio de
un imperio colonizador con el carácter de ideo-
La ideología de la dominación* logía de la dominación. A este respecto, Juan
Solórzano y Pereyra manifestaba en su Política

D urante el período colonial la Iglesia cató- indiana que la "causa de la Religión debe ser
lica, como institución, siguió en América la primera en cualquier bien fundada República,
caminos paralelos a los del Estado español, lle- y su pureza y defensa el mayor apoyo y más
gando a identificarse la mayoría de las veces firme cimiento de los imperios" (1).
con los postulados políticos, sociales y econó- Enmarcada dentro de la concepción cris-
micos que la metrópoli impuso en sus colonias. tiana del mundo, vigente para esa época, la ideo-
Tal actitud se explica, por cuanto la doctrina logía de la dominación se hallaba fundamentada
vigente durante la Edad Media, defendida por en la doctrina medieval acerca de la soberanía
tos canonistas, concedía a los pontífices plena común del Papa y la Iglesia, y la supremacía
soberanía sobre territorios de infieles, que po- del primero sobre la autoridad regia. Tomás de
dían ser traspasados a los príncipes cristianos Aquino, por ejemplo, defendía la gradación je-
bajo el compromiso de predicar el Evangelio. rárquica que colocaba a Dios en la cúspide de
En virtud de esta doctrina el pontífice, por medio cualquier ordenamiento, por cuanto, a su juicio,
del Patronato, concedió a la monarquía española la razón era una instancia puramente humana
la potestad de orientar la evangelización cris- que necesitaba del complemento de la revela-
tiana en los territorios del Nuevo Continente y ción. A su vez el patriarcalismo tomista, en
otorgó al rey español la facultad de presentar algunos aspectos basado en Aristóteles, acep-
candidatos para los obispados, la fundación de taba de éste la condición de la desigualdad huma-
diócesis con la obligación de erigir iglesias. En na, que inclusive justificaba la esclavitud; en su
territorio neogranadino se advierten, por la ra- teoría del Estado afirmaba Tomás de Aquino la
zón anterior, diversas confusiones entre Iglesia preeminencia incondicionada del papado sobre
y Estado español. el Estado seglar. En esta exposición era fiel a
Al identificarse la Iglesia católica con el los principios de San Pablo, San Juan Crisós-
sistema económico social y político desarrollado tomo y San Agustín, entre otros. Postulaba
en América por la dominación hispánica, la re- igualmente el aquinatense la existencia de un
ligión fue utilizada en diferentes ocasiones por gobierno político y otro despótico, y este último,
los sectores metropolitanos como instrumento a su juicio, se justificaría «donde por la malicia
198 Nueva Historia de Colombia Vol.

y bárbara disposición del pueblo se pueden y gada por Antonio de Montesinos y Bartolomé
deben gobernar como siervos». El príncipe, en de Las Casas en favor de los nativos americanos.
calidad de señor de alguna comunidad, «si co- En aquella oportunidad el conflicto se dirimió
noce algunos viciosos que la libertad les daña, en favor de los encomenderos, con lo cual se
justamente les puede poner en servidumbre» (2). podría demostrar una vez más que la Iglesia
Simplificando, la ideología de la domina- aceptaba el hecho de la explotación indígena
ción se presentaba, pues, como una cosmovi- De igual manera, cuando en el curso de aquel
sión, integrada por una teoría del Estado, orien- mismo siglo la Iglesia tuvo que hacer frente a
tada a la defensa del orden jerárquico, en este la crisis religiosa desencadenada en Europa por
caso la monarquía española, y una teoría social, Lutero, a tono con la defensa de la supremacía
que postulaba la existencia de un orden social del catolicismo en América, y por consiguiente
basado en criterios religiosos y morales y la del papado, los jesuítas impugnaron algunos de
aceptación de una estructura desigual (3). los métodos evangelizadores desarrollados en
Por esta ruta, la ideología de la dominación el Nuevo Mundo por gran parte del clero. La
propiciaba el sometimiento pasivo a la fe, la Compañía de Jesús combatió el absolutismo mo-
resignación a la creencia y la aceptación de las nárquico como una manera de defender la obe-
condiciones sociales, por lo cual, directa o indi- diencia al Papa, e indirectamente impugnó la
rectamente, favorecía los propósitos de predo- ideología de la dominación por cuanto en terri-
minio y explotación del sector peninsular en torio americano y, desde luego, en la Nueva
América y en la Nueva Granada en particular. Granada, tendía a confundir la acción de las
Fueron numerosos los ejemplos en tal sentido, dos potestades. Por tales razones y, además,
entre otros, el papel que desempeñó tanto en por su metodología de acción democrática pro-
las acciones bélicas calificadas como "justas puesta a lo menos para esa época, los jesuítas
guerras" en contra de los indefensos indígenas, fueron combatidos por el régimen hispánico,
como su utilización por parte de algunos evan- inclusive por sectores de la misma Iglesia (5).
gelizadores para justificar la explotación de los La ideología de la dominación comprome-
nativos por los españoles en repartimientos y tió históricamente a la Iglesia con el Imperio
encomiendas. hispánico, tanto en yerros evidentes como en
En diversas ocasiones, la persistencia de posibles aciertos. Si bien le permitió a la insti-
los nativos en sus creencias autóctonas fue con- tución eclesiástica reproducir en el Nuevo Con-
siderada como desafío a la obediencia debida a tinente un legado cultural, también le sirvió al
las autoridades, por lo cual se autorizó que fue- Imperio español para alcanzar su finalidad de
ran perseguidos y expoliados, muchas veces con mantener y aun ampliar su dominación en todos
el consentimiento de los curas doctrineros, quie- los aspectos de la sociedad. A este respecto se
nes, acogiéndose a la autoridad teológica de admite sin discusión que la cultura neogranadina
Santo Tomás, conceptuaban que tales actitudes de la época colonial era rigurosamente religiosa
eran válidas por cuanto los indios eran culpables y sólo en la segunda mitad del siglo XVIII adoptó
del grave pecado de idolatría (4). un sentido racional y pragmático, como lo de-
Algunos clérigos reaccionaron contra las muestra José Celestino Mutis y la tarea en el
exageradas formas de explotación empleadas campo científico desarrollado por la Expedición
por los peninsulares en el Nuevo Reino de Gra- Botánica. En la época de la emancipación gra-
nada, actitud que significó también un rechazo nadina el sacerdote patriota Juan Fernández de
a la posibilidad de que la Iglesia fuera utilizada Sotomayor criticó la enseñanza a que aludimos,
para legitimizar tales prácticas desde el punto por cuanto, según su ardiente manifestación, en
de vista moral y previendo quizá que por ese las instituciones educativas «se embotaba el ta-
medio podría el cuerpo eclesiástico quedar supe- lento de la juventud con los embrollos y sutilezas
ditado plenamente al poder civil. En efecto a del escolasticismo» y, en su concepto, aun la
mediados del siglo XVI los obispos fray Juan educación religiosa tendía al fanatismo en virtud
de los Barrios y Juan del Valle clamaron contra de que «con el nombre de Teología todo se
los abusos a que era sometida la fuerza de trabajo enseñaba, menos las pruebas y fundamentos de
indígena por la acción de los encomenderos la religión cristiana» (6). De alguna manera, esta
hecho que dio lugar a un histórico litigio que tesis la compartió José Manuel Restrepo, histo-
ha sido comparado con la controversia desple- riador e intelectual de reconocidos méritos,
Estado. Iglesia y desamortización 199

quien dramáticamente habría expresado lo si- hábil procedimiento de ordenar a los párrocos
guiente: «Es doloroso tener que olvidar la mayor de las diferentes regiones neogranadinas, e invo-
parte de lo que aprendimos en la educación co- cando su "cristiano zelo", para que, por medio
lonial. .. y estudiar de nuevo; pero es necesario, de sus prédicas, inculcaran en los fieles que tal
para colocarnos a la par de la ilustración del comercio ilícito era un grave pecado, razón por
siglo» (7). En esta forma, colegios, universidades la cual había que hacer «entender a todos los
y órdenes religiosas se encargaban de difundir fieles los estragos y ruinas a que exponen sus
la ideología de la dominación que compendiaba almas» (8). La historia posterior demostró que tal
tanto la ciencia escolástica como el arte, las recurso no fue eficaz; de igual manera, dejó en
normas de moral y gran parte de la jurispruden- claro que la Iglesia brindó toda la influencia que
cia; esta última, cuando no conseguía resultados ejercía en la sociedad virreinal para evitar el
eficaces por medio de la coerción civil, acudía derrumbe de un sistema que le había permitido
a la religiosa, mucho más eficaz en aquella épo- alcanzar un reconocido prestigio y su consolida-
ca, como lo comprueba la existencia del propio ción económica.
Tribunal de la Inquisición, establecido para sal- Las contradicciones entre los intereses de
vaguardar no sólo la vida espiritual de los sub- la metrópoli y aquellos defendidos por los sec-
ditos, sino -lo que era quizá más importante- tores comerciales en ascenso, aumentaron; sus-
la tranquilidad política de las colonias. tancial papel desempeñaron las ideas ilustradas,
En retribución, la Iglesia católica obtuvo acogidas y difundidas especialmente por los gru-
un reconocimiento como credo religioso oficial pos económicos que más resentían el manteni-
y la capacidad para acumular riquezas con cierta miento del sistema colonial, como lo eran, en
prodigalidad, pero esto último la condujo a des- este caso, los sectores dedicados a la actividad
virtuar muchas veces su auténtica vocación es- mercantil. Ideas como las de igualdad y libertad
piritual. La mayoría de los cronistas de finales de pensamiento constituían un rudo ataque con-
del período colonial americano coinciden en se- tra el fundamento político en que se basaba el
ñalar este proceso de crisis que experimentó la monarquismo español en América, así como
institución eclesiástica, visible en curatos y con- también para la ideología de la dominación sus-
ventos, así como también el decaimiento en las tentada por la Iglesia católica.
costumbres y en la moral de muchos de sus El proceso de difusión de las corrientes del
miembros. pensamiento ilustrado afectaría a la propia Igle-
A finales del siglo XVIII el sistema colonial sia, la cual estaba muy lejos de constituir para
resultaba ineficaz para satisfacer las aspiracio- esta época un cuerpo homogéneo, por cuanto
nes y necesidades de una realidad americana en su seno se advertían contradicciones profun-
muy diferente, en lo económico y social, a la das, en particular las que enfrentaban a sectores
de la época de los primeros años de coloniza- jerárquicos, mayormente ligados a los intereses
ción. Sectores mercantiles, por lo general crio- colonialistas, contra el clero ordinario que por
llos, pugnaban por derribar el rígido monopolio diversas razones no compartía para esta época
comercial y el fiscalismo que les impedía satis- muchos de los criterios de la política colonial
facer sus aspiraciones de comercio libre con hispánica. Parece evidente, de igual manera, la
otros centros que, como el inglés, estaban en existencia de una oposición entre el clero de
capacidad de surtir a estas regiones con una origen hispánico y el criollo, así como la falta
amplia gama de productos requeridos por la po- de identidad entre miembros del clero secular
blación. De este modo, a causa de contradiccio- y el de las órdenes monásticas, a causa de inte-
nes económicas, sociales y políticas, la domina- reses y orientaciones divergentes; estas contra-
ción hispánica entró en crisis, y el Estado espa- dicciones se fueron precisando durante la guerra
ñol, de consuno con la Iglesia, multiplicaron de Independencia.
esfuerzos para impedir el colapso definitivo. En
esta forma, cuando se hizo más notorio el avance Catolicismo e Iglesia nacional
del comercio ilegal de procedencia británica y
en atención a que las disposiciones reales no La lucha por la Independencia en el virrei-
eran suficientes para su control, pese a la impo- nato de la Nueva Granada enfrentó en el seno
sición de penas corporales o pecuniarias para de la Iglesia católica por lo menos a dos bandos:
quienes practicaban tal actividad, se acudió al quienes se aferraban al sistema colonial, por
200 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

cuanto obtenían del mismo una supremacía den- al clero secular y regular impulsar la fidelidad
tro de la organización eclesiástica, y el denomi- al rey desde el pulpito, en el confesionario y
nado por tradición bajo clero, que estaba obli- aun en charlas de familia (10). Desde luego, la
gado a reconocer en aquellos una supuesta supe- fidelidad al monarca español, tal como era plan-
rioridad, que no sólo era jerárquica sino que, teada por el clero realista, llevaba implícita la
además, adoptaba otras formas, como las de defensa de sus propios intereses, según lo ex-
origen, raza, formación intelectual; superioridad plicó en 1816 el presbítero Antonio de León,
que se advierte en la provisión de diócesis y al expresar que la obediencia al rey aseguraba
curatos, por cuanto los más importantes desde para el clero «la absoluta posesión de quanto
el punto de vista económico o demográfico re- podemos desear nuestra mayor felicidad», que
caían, por lo general, en quienes se identificaban a su juicio comprendía «la conservación inma-
con la aristocracia colonial. Cuando la crisis del culada y pura de nuestra Santa Religión; en la
sistema se convirtió en enfrentamiento armado, seguridad de nuestras personas, nuestro honor
la mayor parte del bajo clero se incorporó a las y nuestros intereses». El presbítero De León no
huestes patriotas para luchar en los campos de ocultó su temor ante la posibilidad de perderlo
batalla o colaborar en otros frentes, pero de todo, «porque nada ciertamente peligra tanto en
manera igualmente decidida. La mayoría del las conmociones populares, que por lo común
alto clero, obispos, curas, monjas y frailes, se directamente se dirigen al despojo de estos bie-
vinculó al bando realista para luchar en favor nes, con cuyo auxilio se nos hacen llevaderos
de la causa colonial y defender así un sistema nuestros males, y podemos sostenernos en me-
del cual derivaban superioridad. dio de los trabajos de una vida tan penosa como
Admite a este respecto monseñor Rafael la humana», e igualmente juzgó a los curas pa-
Gómez Hoyos, historiador de este período, que triotas como "falsos profetas de Baal" que ha-
los obispos y miembros del clero regular y secu- bían sido ganados «para agentes y pregoneros
lar, «formaban el resorte íntimo y más fuerte apostólicos de la sedición», pero reconoció que
de la maquinaria política de España en Améri- «el influjo de su carácter ha producido fatales
ca» (9), que es tanto como reconocer la influencia consequencias» para la causa del rey (11). En con-
religiosa y, por supuesto, de la ideología de la traste con lo anterior, para el sacerdote patriota
dominación tanto para este período como para Juan Fernández de Sotomayor, la emancipación
el anterior. americana era un mandato de la Providencia y
calificó a la lucha por la independencia como
La ideología del clero realista fue expre- "guerra justa y santa" y que el verdadero amor
sada mediante sermonarios, discursos, cartas a la religión católica debía ser motivo para rom-
pastorales, hojas volantes y documentos simila- per la dependencia (12).
res elaborados por curas y frailes. En tales escri-
tos sale a relucir plenamente la ideología de la Análogas ideas a las del clero realista fue-
dominación, manifestada en la fidelidad al sobe- ron explicadas en las encíclicas que el papado
rano español, la defensa del orden colonial, la expidió acerca del conflicto que enfrentaba a
conjunción de intereses entre monarquía y reli- España y sus colonias. En la Etsi Longissimo,
gión, como también en impugnaciones a la filo- de enero 30 de 1816, el Papa Pío VII excitó a
sofía ilustrada, a la ingratitud de los criollos y los fieles de estas regiones «a no perdonar es-
a la supuesta igualdad entre los hombres, que fuerzos para desarraigar y destruir completa-
planteaban los liberales. Entre los diferentes mente la funesta cizaña de alborotos y sediciones
clérigos que sustentaron tesis sobre los puntos que el hombre enemigo sembró en esos paí-
enumerados antes, se puede citar a los obispos ses» (13). Aun cuando se reconoce que al momen-
Gregorio José, de Cartagena, y a Salvador Ji- to de ser emitida la encíclica anterior la situación
ménez, de Popayán, así como a los presbíteros era difícil para el papado y no podía pretenderse
Antonio de León, José López Ruiz, José Do- que se manifestara abiertamente en favor de la
mingo Duquesne y Francisco Tobar Paternina. emancipación americana y en contra de los vincu-
En general se consideraba que la independencia los establecidos con España, aun por medio
atacaba la estabilidad de la religión, comprome- del Patronato, también es cierto que hubiese
tía su futuro, motivos por los cuales la monar- podido utilizar un lenguaje menos directo, a
quía debía ser defendida. Por lo anteriormente veces agresivo, en contra de la causa de la liber-
expuesto, la jerarquía eclesiástica recomendaba tad. Más todavía cuando, para esa época, si
Estado, Iglesia y desamortización 201

hemos de creerle a M. Palacio Fajardo, Pío VII con el sentimiento nacional de los nuevos Esta-
reconocía que en estos países americanos «la dos.
religión es un poderoso agente del modo de De este modo, durante el movimiento de
obrar» (14). Los anteriores planteamientos ponti- la Independencia las diócesis del antiguo virrei-
ficios fueron reiterados ocho años más tarde por nato quedaron sin obispo y el gobierno eclesiás-
el Papa León XII en su encíclica Etsi Iam Diu, tico estuvo orientado por los vicarios. Inclusive
en la que, además de condenar «la cizaña de la la Junta Suprema del Socorro, de la cual hacía
rebelión», señaló «los graves perjuicios que re- parte el canónigo Andrés María Rosillo, asumió
sultan a la religión, cuando desgraciadamente la potestad del Patronato, erigió en obispado al
se altera la tranquilidad de los pueblos» (15). Am- Socorro y designó al propio Rosillo como obis-
bos pontífices solicitaron a arzobispos y obispos po (17).
de América predicar a los fieles que la rebelión Ante el temor por estas posiciones cismá-
atentaba contra la obediencia que debían a Fer- ticas, en marzo de 1811 la primera Constitución
nando VII, y señalaron pautas precisas en la de Cundinamarca expresamente dispuso que «a
elaboración de los sermones. El propósito co- fin de evitar el cisma y sus funestas consecuen-
mún era ayudar a conservar el dominio español cias, se encargará a quien corresponda que a la
para defender la supremacía de la Iglesia: mayor brevedad posible y con preferencia a
«Vuestra primera obligación es procurar que se cualquier negociación diplomática, se trate de
conserve ilesa la religión, cuya incolumnidad, entablar correspondencia directa con la Silla
es bien sabido, depende necesariamente de la Apostólica, con el objeto de negociar un concor-
tranquilidad de la patria» (16). dato y la continuación del Patronato que el go-
Este requerimiento papal resume hasta qué bierno tiene sobre las iglesias de estos domi-
punto había llegado la identificación de la Igle- nios». Recomendación parecida hizo en no-
sia con la monarquía española, para inducir al viembre de 1811 el Acta de Federación de las
cuerpo eclesiástico a enlazar su suerte futura Provincias Unidas de la Nueva Granada, preo-
con la del Estado español que fenecía en Amé- cupada, según expresó, por "el bien espiritual
rica. El papado sobreestimó la influencia de la de sus súbditos", pero en materia de Patronato
Iglesia católica sobre las masas populares y la confió que tal asunto lo resolviera el Congreso
consideró capaz de modificar el curso de la gue- próximo a reunirse.
rra. Por ello fue más significativa la conducta Aun cuando al parecer no tuvo mayor tras-
del clero patriota, quien con su actitud de de- cendencia la posición cismática del cura Rosillo
fensa de los ideales americanos no sólo combatió y posteriormente él mismo enmendó su error,
todo lo que representaba el orden colonial, sino las reiteradas manifestaciones hechas en las
que, además, supo enfrentar con decisión los constituciones granadinas, tendientes a prevenir
mismos ordenamientos de la jerarquía, incluido conductas cismáticas, sugieren la posible exis-
el pontífice. tencia de un movimiento de tal carácter en sec-
tores eclesiásticos, mucho mayor de lo que pa-
La desobediencia a la autoridad papal sig- rece y que convendría ser investigado con mayor
nificó una crisis para la Iglesia, puesto que gran detenimiento.
parte del clero americano, y desde luego neogra-
nadino, antepuso el sentimiento de libertad y el Ante la dificultad para establecer contactos
anhelo de crear una patria al respeto a la jerar- directos con la Silla Apostólica, se proyectó
quía católica, en cierto modo extranjerizante. reunir una asamblea del clero que permitiera
Lo anterior creaba nuevas dificultades, por lo adoptar medidas acerca del Patronato, pero por
menos en lo referente a las relaciones que a diferentes razones este concilio no llegó a reali-
partir de ese momento debía enfrentar la jerar- zarse.
quía eclesiástica neogranadina, obviamente vin- El gobierno granadino demostró interés en
culada a Roma, y el pueblo patriota. Tal situa- alcanzar una forma de entendimiento con la
ción condicionó el proceso que se desarrolló Santa Sede, que desde el punto de vista político
acerca de las relaciones entre Estado e Iglesia era conveniente, cuando aún en España se plan-
durante el período formativo de las nacionalida- teaba la posibilidad de una reconquista, dentro
des latinoamericanas, por cuanto la Iglesia debía del clima creado en Europa por la Santa Alianza.
definir la forma de integrar su carácter universal Algunas definiciones sobre el particular sólo se-
202 Nueva Historia de Colombia. Vol

rán logradas durante la Gran Colombia, me- en la guerra de emancipación, no osaban plan-
diante gestiones impulsadas por Bolívar y San- tear un desconocimiento de la religión, porque
tander. en muchos aspectos servía de vínculo de unión
nacional y orientaba las acciones populares. Por
Anticolonia e ideología tradicional eso, en las constituciones granadinas fueron ins-
critos al mismo tiempo principios de Los dere-
Para la generación patriota resultó menos chos del hombre, alusiones a la Ilustración,
difícil enfrentar a la metrópoli por medio de las como condición para alcanzar la felicidad públi-
armas que alcanzar en breve lapso una eficaz ca, y defensas fervorosas de la religión católica.
organización republicana. Los propósitos, en Señalaba, por ejemplo, la Constitución de Cun-
cierta forma limitados, de la empresa libertadora dinamarca de 1811, que el pueblo entraba a
y compartidos por la mayoría de los dirigentes, ejercer los derechos que "la naturaleza, la razón
fueron logrados al finalizar la guerra, en especial y la religión le conceden"; a su vez en el preám-
la derrota de la monarquía, la separación política bulo de la Constitución de Cúcuta, expedida en
de España, el ascenso al poder de grupos influ- 1821, se lee, refiriéndose a la religión católica,
yentes de criollos y la paulatina liberalización que "ella ha sido la Religión de nuestros padres,
del comercio. En los decenios posteriores a 1810 y es y será la Religión del Estado" (18). Tal ambi-
quedó demostrado que lo anterior era insufi- güedad persistirá durante toda la primera etapa
ciente si se quería en verdad edificar una socie- de vida republicana, así como también la preten-
dad nueva y que, además, las aspiraciones de sión de que el Estado, la moral y el derecho se
amplios grupos de la población granadina mere- conviertan en medios para impulsar el éxito eco-
cían, por lo menos, ser tenidas en cuenta. Pero nómico.
en torno a esto, diversos intereses entraron en En el fondo, tal ambivalencia ideológica
pugna. En el plano económico, por ejemplo, se no es más que la pugna de fuerzas contradicto-
permitió la supervivencia de algunas formas co- rias en el seno de la naciente sociedad republi-
loniales de carácter fiscal, al igual que los diez- cana, que puede denominarse de maneras dife-
mos y los monopolios; a su vez, el libre cambio rentes, como "tradición y modernidad" o "tradi-
no fue tan fácil de alcanzar como se había su- ción y progreso", pero que sólo corresponde al
puesto inicialmente. Las dificultades en el plano hecho, como anotábamos, de que gran parte de
político fueron tantas como las de la economía, la estructura económica y social de la época de
ante la vaguedad de algunos planteamientos la dominación hispánica seguía vigente en as-
teóricos y la falta de resolución de muchos diri- pectos tales como las restricciones, los monopo-
gentes políticos en favor de la causa de los hu- lios, los privilegios, los diezmos, además del
mildes, negros, mestizos e indios, considerados espíritu teocrático fundado en la ideología de
en algunos casos casi con desdén. la dominación y de condiciones económicas y
A este respecto, parece notoria la ambigüe- sociales defendidas por la aristocracia territorial
dad de los ideólogos republicanos. Aspiraban a y el propio clero. A su vez, el factor racial hacía
construir una sociedad distinta a la colonial, más visibles las circunstancias de desigualdad.
impulsaban el cambio hacia una fórmula social Situación esta que aparecía ostensible en aque-
diferente de la anterior, pero no les interesaba llas regiones, como el sur del país, donde la
ofrecer amplia participación económica ni polí- supremacía de los grandes propietarios era in-
tica a los sectores populares, a pesar de haber cuestionable.
planteado ideas democráticas como las de igual- Cuando los comerciantes, manufactureros,
dad y fraternidad. Más bien adoptaron del cons- artesanos, así como miembros de algunas profe-
titucionalismo europeo y norteamericano de siones liberales, todos los cuales constituían sec-
Locke, Madison y Hamilton, aquellos principios tores sociales en ascenso, resintieron en gran
que les permitían, en clara actitud burguesa, medida las restricciones que para sus respectivas
garantizar protección a la propiedad privada. En actividades les imponían las instituciones su-
lo religioso fue más visible la ambigüedad; de pérstites de la época colonial, fueron confor-
una parte, se adoptaron del racionalismo filosó- mando el grupo de la anticolonia que en lo ideo-
fico preceptos que les permitieran liberarse de lógico compartía las tesis de lo que se ha deno-
influencias clericales, pero, al mismo tiempo, minado liberalismo ilustrado, que se enfrentó a
ante la participación e influjo del clero patriota
quienes por conveniencia añoraban la situación
Estado, Iglesia y desamortización 203

anterior, en particular los propietarios y la Igle- desde luego con valiosas excepciones, la explo-
sia. tación de la fuerza de trabajo de los sectores
Sin embargo, a pesar de las diferencias sociales menos favorecidos. Esta fórmula ideo-
ideológicas que separaban a los dirigentes gra- lógica experimentó una quiebra fundamental,
nadinos, que en esencia era la representación aun cuando no definitiva, durante la lucha por
de intereses económicos y sociales, el pueblo la Independencia, y durante los primeros años
seguía aferrado a la ideología de la dominación, del período nacional corrió el riesgo de ser des-
por lo menos en cuestiones morales y religiosas. plazada por las nuevas corrientes del pensamien-
En tales circunstancias, se presentó a nuestros to. En esa época, algunos sectores importantes
estadistas un serio problema, por lo menos a de la sociedad neogranadina se adhirieron a sec-
quienes adoptaron una posición más conse- tas masónicas y otros plantearon que era preciso
cuente con las tesis liberales. Si insistían en retornar al cristianismo primitivo, e inclusive
conformar una nueva sociedad que desconociera se expuso la necesidad de crear una Iglesia na-
a la Iglesia católica, podrían entregarle a quienes cional, independiente de Roma. Al parecer, no
defendían la tradición, el colonialismo, un am- se pensó en suprimir ni limitar las prácticas del
plio poder sobre el pueblo, mediante la colabo- culto, por cuanto se reconoció que el pueblo
ración que, desde luego les prestaría la mayoría colombiano era profundamente religioso; se pre-
del cuerpo eclesiástico. Esto explicaría algunas tendió en cambio disminuir el influjo de la Igle-
de las dubitaciones de los líderes encargados de sia católica en la sociedad. Parece evidente que
la dirección del Estado en su etapa formativa. si bien en ese entonces la Iglesia no podía defen-
Así, Bolívar, educado en la filosofía racionalis- der en lo político un pleno retorno a la situación
ta, admirador de Rousseau y demás filósofos anterior, sí alcanzó a darle un nuevo sentido a
escépticos en asuntos religiosos, y matriculado su preeminencia social, a través de la preserva-
al iniciar su vida política en las filas de la ma- ción de la obediencia al pontífice e impidiendo
sonería, sería el primero en advertir tal situa- que el Estado liberal la sometiera plenamente a
ción; Santander lo haría después, ante el ejemplo sus designios, evitando así el derrumbe de gran
del propio Libertador. De cualquier manera, uno parte de sus postulados doctrinales y morales,
y otro pretendían obtener el apoyo popular en mediante la dirección de la educación y, desde
sus afanes de predominio caudillesco. En último luego, la defensa de sus riquezas. Las circuns-
término, por razones muchas veces de política tancias por las que atravesaba el país en forma-
interna, no se podía pretender desconocer la ción le favorecieron, pues en particular apareció
importancia de la Iglesia, motivo por el cual el como la institución de mayor fortaleza en un
nuevo Estado debería buscar la forma de conci- Estado debilitado por la lucha de numerosas
liar las dos potestades, ya mediante el Patronato fuerzas que conspiraban contra la tan anhelada
o a través de un concordato. unidad ante el vacío de poder que España había
Desde luego, esta actitud no fue compartida dejado.
por los más radicales opositores al cuerpo ecle- Es de presumir que en ese continuo forcejeo
siástico, en particular la juventud granadina, que entre las dos potestades que se desarrolló a lo
exhortará a menudo por la adopción de una po- largo de casi todo el siglo XIX y a tono con el
sición más radical en este asunto. Pero a nivel espíritu de la época, la ideología de la domina-
de dirección política, tal parece, los liberales ción experimentó alteraciones, ya debilitándose
ilustrados se guiaron por una convivencia entre en algunos aspectos o enriqueciéndose en otros,
Estado e Iglesia, quizás acomodaticia, mientras como lo demuestra el mismo hecho de sacerdo-
lograban minimizar el influjo de la potestad re- tes que se liberalizaron y algunos, como ya se-
ligiosa mediante: primero, la limitación de su ñalamos, que hasta ingresaron a las sectas ma-
acción educativa y, segundo, la disminución de sónicas. Los cambios que se introdujeron, a ve-
sus fuentes de sostenimiento y de riqueza, como ces con vacilaciones, en la enseñanza, en la
quedará plenamente demostrado en las adminis- legislación, en las formas artísticas, en las teo-
traciones de Santander, José Hilario López y rías económicas y aun en el sentido mismo de
Tomás Cipriano de Mosquera. la moral pública, son indicativos de las modifi-
La ideología de la dominación durante el caciones que experimentó la ideología dominan-
período colonial había permitido el estableci- te. Luis E. Nieto Arteta advierte tal proceso
miento de la hegemonía hispánica y también, cuando plantea su tesis del romanticismo social,
Nueva Historia de Colombia vol. 2
204

para señalar "un impulso político y un sentido cuanto consideraba que con ello se apartaba de
social" en la literatura y el arte en general de sus funciones apostólicas y dificultaba, además
mediados del XIX neogranadino. Desde luego, el libre juego de la economía. Se presume qué
la orientación del Estado y la de los propios en estas críticas intervenía también el interés
personeros de los grupos políticos experimenta- de que tales propiedades pasaran a poder de
ron parecidas alteraciones en este vaivén de con- quienes combatían a la institución eclesiástica
flictos con la potestad religiosa, que se expresa- Para defenderse de los ataques del libera-
ron en dudas y ambivalencias, en uno como en lismo y la masonería coaligados, la Iglesia ca-
otro partido, así en Mosquera como en Núñez, tólica contaba con un casi total dominio de la
para indicar sólo dos ejemplos. educación, el reconocido influjo sobre los sec-
tores populares, ejercido a través del púlpito y
Santander y la Iglesia el confesionario, y una apreciable fuerza econó-
mica. De otra parte, la importante participación
En un momento inicial, durante el régimen del clero patriota en la guerra de Independencia
de Santander en la época de la Gran Colombia, les permitió a muchos clérigos y frailes ingresar
dentro de la euforia que embargaba a los estadis- a la actividad política desde los primeros años
tas liberales teñidos de masonería, se pretendió de la República (21).
liberar a la comunidad neogranadina de la tutela Sin embargo, la institución eclesiástica
del providencialismo y de la influencia clerical afrontaba problemas diversos, como la declina-
en la vida pública. ción de las vocaciones religiosas, la falta de
Sin embargo, era incuestionable el influjo obispos y clérigos, que le planteaba reconocidas
social del clero, como se demuestra en el reco- dificultades para su organización. Se conside-
nocimiento que se hizo de la autoridad ejercida raba que existía también un notorio relajamiento
por los curas párrocos sobre la comunidad de en la vida monástica y en las mismas costumbres
fieles, en el hecho mismo de que el Estado de- del clero; unos y otros facilitaron la acción ofi-
signara clérigos como miembros de diferentes cial. Pero quizás el factor más importante en
juntas, como las de manumisión y de educación este sentido lo constituía la falta de unidad in-
primaria, e inclusive se admitió que en algunas terna dentro del cuerpo religioso, ante la existen-
regiones el pueblo iba a la lucha motivado por cia de dos sectores bien diferenciados: quienes
el fanatismo religioso y que la Iglesia poseía habían defendido la causa patriota, y el sector
una capacidad de persuasión sobre las masas conformado por quienes aún se mantenían, di-
que superaba la del propio gobierno. Lo anterior recta o indirectamente, en una posición política
permitió expresar a un diplomático estadouni- favorable a España. Los primeros gozaban de
dense, de credo protestante, Robert Mc Afee, cierto prestigio ante la sociedad, lo cual les per-
en despacho remitido a su gobierno, que a pesar mitía intervenir cada vez más en política y ocu-
de haber transcurrido trescientos años, en la par lugares de comando dentro del clero, mien-
Nueva Granada, «el pueblo carecía aún de liber- tras que los segundos desarrollaban una acción
tad de conciencia» y consideró la influencia del encubierta de desprestigio del nuevo orden repu-
clero católico como una «implacable domina- blicano. Algunos de los curas y frailes más ra-
ción ejercida por la Iglesia sobre un pueblo que dicales ingresaron a la masonería; fray Ignacio
se suponía libre» (19). Mariño, de la orden dominica y quien durante
Contra el clero existía la presunción que la guerra de Independencia había ocupado el
vivía con lujo y boato, disfrutando de amplias cargo de coronel de las fuerzas militares de Ca-
riquezas. A juicio del francés Mollien, pocos sanare, fue luego fervoroso miembro de la ma-
curas tenían ingresos anuales inferiores a $ sonería y donó $ 2.000 a la logia "Fraternidad
1.000 y algunos sobrepasaban los $ 2.000. El Bogotana". Tal sucedió también con fray Anto-
obispo de Popayán tenía ingresos estimados en nio María Gutiérrez, quien de oficial archirrea-
$ 40.000 anuales. Todo lo cual contrastaba con lista de la Santa Inquisición se convirtió en ce-
las penurias económicas por las que atravesaba loso patriota y dirigente principal de la masone-
el pueblo, razón que originaba quejas por la ría santafereña (22).
supuesta codicia de gran parte del clero (20). Con Las necesidades financieras del Nuevo Es-
dureza el anticlericalismo criticó el hecho de tado y las ambiciones de sectores económicos
que la Iglesia acumulara propiedades, por como la burguesía mercantil en ascenso pusie-
Estado. Iglesia y desamortización 205

ron en peligro la existencia de las riquezas del como un medio de congraciarse Bolívar con la
sector religioso, inclusive con la colaboración institución eclesiástica.
de aquellos sacerdotes considerados como pro- La situación interna de tensión entre las
gresistas. En esta forma, la Iglesia se sintió vul- dos potestades trató de remediarse aclarando lo
nerada en sus intereses de predominio social y relativo a las relaciones entre el Estado y la
económico al ordenar el Congreso colombiano Iglesia, particularmente en lo que hacía referen-
el cierre de los conventos menores y plantear cia al derecho de Patronato. El Estado reclamaba
la necesidad de limitar el fuero jurisdiccional tal derecho, por cuanto había remplazado al mo-
del clero, y cuando, además se intentó, por parte narca español, quien lo detentaba; sin embargo,
de la administración liberal orientada por el vi- la Iglesia se negaba a ello y exigía para sí esa
cepresidente Santander, limitar los diezmos, los concesión. A partir de 1822, el vicepresidente
bienes de manos muertas y los censos eclesiás- Santander hizo intentos por establecer contactos
ticos, que constituían la principal fuente de in- diplomáticos con la Santa Sede, pero con poca
gresos del cuerpo religioso (23). fortuna, es verdad, ante las continuas presiones
La movilización del clero para esa época en contrario por parte de España; a partir de
tuvo un éxito afortunado y contó también a su 1824 fue encargado de tal misión el hábil diplo-
favor con las vacilaciones de Santander, quien mático Ignacio Sánchez de Tejada, quien buscó
consideraba que «para que las leyes sean acogi- la fórmula de conciliar a la nueva administración
das favorablemente por el pueblo y resulten de con la Silla Apostólica (27). Mientras tanto, el
fácil aplicación, es preciso que estén de acuerdo Congreso dio su aprobación a la ley de Patronato
con el carácter del pueblo», y fiel a este principio que, mediante disposiciones claras sobre dife-
impugnó muchas de las medidas orientadas a rentes aspectos de la vida religiosa, entregaba
limitar la actividad económica de la Iglesia. En al gobierno la supervisión "de todas las funcio-
el fondo, la actitud de Santander ocasionó más nes desempeñadas por el clero" (28) En mayo de
bien que, ante la alarma del cuerpo religioso, 1827, ante las reiteradas exhortaciones de gran
algunos sacerdotes y frailes decidieran vender parte del clero y la posibilidad de que se orga-
subrepticiamente muchos de sus bienes y, tal nizara la Iglesia colombiana en forma indepen-
parece, que en ese entonces «las sumas envueltas diente de Roma, el Papa León XII designó como
fueron considerables)» (24). arzobispo de Bogotá a don Fernando Caycedo
No tuvo tampoco éxito Santander con su y Flórez, así como arzobispo para Caracas y
famoso Plan de Estudios expedido en 1826 que obispos para Santa Marta y Cuenca. Con esta
introdujo algunos cambios en la enseñanza, a actitud, el antiguo Patronato con España que-
través del método lancasteriano y la difusión de daba tácitamente abolido y se daba un paso fun-
las tesis de Jeremías Bentham, Destutt de Tracy damental hacia el reconocimiento formal de la
y Juan Bautista Say. Tan pronto las rivalidades independencia colombiana, que se efectuó tan
y disensiones entre Santander y Bolívar se agu- solo en noviembre de 1835. Sánchez Tejada
dizaron e hicieron crisis, la reacción boliviana continuó en Roma como encargado de negocios
en favor de la Iglesia, quizá como estrategia y adelantó diligencias tendientes a conseguir la
política, se manifestó en la defensa abierta de firma de un concordato, que por diversas cir-
la ideología tradicional. En 1828, oficialmente cunstancias no se pudo protocolizar en aquella
se argumentó que el plan de estudios anterior época.
tenía "defectos esenciales", contenía "máximas Comoquiera que la educación continuaba
opuestas a la religión, la moral y a la tranquilidad bajo la dirección de la Iglesia y esto impedía
de los pueblos". Se propuso entonces que se abatir la influencia clerical en la sociedad y, por
pusiera mayor atención al "estudio y restableci- consiguiente, la vigencia de la ideología de la
miento de la religión" y se obligara a los estu- dominación, Santander, en su segunda adminis-
diantes a asistir "a un estudio de fundamentos tración, y en calidad de presidente constitucional
y apología de la religión católica romana» (25). de la Nueva Granada, quiso complementar su
A juicio del sacerdote e historiador Juan obra de liberalizar al país, tímidamente esbo-
Pablo Restrepo, «en esos tiempos pasaba la Re- zada durante el período de la Gran Colombia.
pública por una gran crisis, que terminó al fin Restableció en 1835 el Plan de Estudios expe-
con la disolución de la antigua Colombia» (26). dido en 1826, pero matizándolo un poco en
sería impropio apreciar las anteriores medidas asuntos religiosos. En este aspecto su tarea in-
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
206

tentaba de nuevo modificar la orientación tradi- dríguez, fue calificado por Salvador Camacho
cional de la educación impartida en escuelas, Roldán como "drástico y adicto a las ideas do-
colegios y universidades, mediante la implanta- minantes"; criterio que también compartió José
ción de la legislación de Bentham y la filosofía María Samper. El liberalismo reconocía que de
de Tracy. Se pretendía poner punto final a la este modo fracasaba uno de los medios para
enseñanza dogmática de fundamentación esco- abatir el predominio de la Iglesia en la sociedad
lástica y lograr por este camino un cambio en Desde luego, durante el gobierno de José Hilario
la mentalidad de la sociedad. Sin embargo, tales López el anterior Plan de Estudios será modifi-
intentos fracasaron nuevamente debido a la pro- cado como resultado de las reformas liberales
pia defensa que de sus intereses hizo la Iglesia, que se pondrán en marcha.
en conjunción con los sectores tradicionalistas,
quienes veían en el cambio ideológico que se La coyuntura de mediados de siglo
pretendía un peligro para su sistema de domina-
ción. De otra parte, el Estado demostró su debi- A mediados de siglo las formas económicas
lidad ante la fortaleza de las facciones políticas, y sociales, supérstites de la Colonia, experimen-
que eran, en cierta forma, la expresión de los taron ataques más decisivos por parte de los
intereses económicos regionales, a quienes les sectores interesados en que se les ofreciera ma-
convenía un Estado poco intervencionista que yor participación en las actividades productivas
les permitiera medrar en su provecho. Aun cuan- del país. El gran latifundio aún mantenía su
do, como quedó expuesto antes, la debilidad importancia económica, pero la vinculación de
ante la Iglesia fue, al parecer, más evidente. la Nueva Granada al mercado mundial se abría
Hacia 1834, cuando se planteó la posibilidad paso decididamente, con lo cual se favorecía la
de que el Estado asumiera una actitud de toleran- posición de la burguesía compradora; más aún,
cia hacia otros credos, miembros de la Iglesia cuando en 1847 este sector obtuvo de parte de
exteriorizaron su alarma; Robert McAfee, en la administración del general Tomás C. de Mos-
despacho a su gobierno, puntualizó que el clero quera algunas medidas en su beneficio, además
católico objetaba "todas las medidas liberales, de lo que para ella significó el desarrollo comer-
así como el comercio recíproco con otras nacio- cial impulsado por la navegación a vapor en el
nes" (29). Esto explicaría, además, las razones río Magdalena. Desde luego, la supuesta moder-
que posteriormente expondría el radicalismo libe- nización de la economía fue más aparente que
ral para suponer que sólo mediante la limitación de real, motivo por el cual la secular inestabilidad
la influencia del cuerpo eclesiástico en la socie- política y social se mantuvo hasta finales del
dad podría ésta alcanzar un mayor desarrollo siglo XIX. La mayor vinculación del país en
económico y, por consiguiente, la satisfacción esta época al mercado internacional como expor-
de los intereses de la propia burguesía. tador de materias primas e importador, a su vez,
De este modo, frente a la posición adoptada de manufacturas, supuso una mayor explotación
por Santander en su administración, José Igna- de la fuerza de trabajo, en particular del sector
cio de Márquez se caracterizó por conceder es- agrario, así como hizo aumentar también el des-
pecial protección al cuerpo eclesiástico, a pesar contento de grupos artesanales y manufacture-
de que en 1840 se presentó la revuelta religiosa ros. Por las razones antes expuestas, la agitación
en el sur del país, con ocasión de la supresión social fue ostensible y se manifestó en el asalto
de los conventos menores en Pasto, medida que que la clase propietaria realizó sobre tierras de
fue considerada como una nueva invasión del resguardo, la expansión hacia los terrenos bal-
poder civil en los dominios del eclesiástico. díos, la desamortización de los bienes del clero,
Igualmente fue fortalecida la posición de la Igle- así como la organización de los artesanos; más
sia en el gobierno del general Pedro Alcántara todavía, en ataques al orden establecido y a la
Herrán: en 1844 retornó al país la Compañía Iglesia. Todo aquel conflicto entre la sociedad
de Jesús y se expidió un Plan de Estudios que tradicional, colonialista, y la pretendida socie-
remplazó a Tracy por Balmes y a Bentham por dad nueva, afloró con mayor fuerza, por cuanto
Juan Heinecke, teólogo y jurista alemán, lo cual la convivencia de formas antagónicas dependía
indicaba la forma en que se pretendía entronizar no de la conciliación de fórmulas ideológicas,
de nuevo el providencialismo. El Plan de Estu- como se quiso creer en el período anterior, sino
dios aludido, inspiración de Mariano Ospina Ro- hasta cuando lo permitiera la capacidad de desa-
Estado, Iglesia y desamortización 207

rrollo de la propia sociedad neogranadina y su la religión y el ejercicio efectivo de la autoridad.


evolución hacia una estructura económica dife- Los liberales pretendieron alcanzar el progreso
rente. social y económico por medio de la salvaguardia
Los intentos por modernizar al país en el de la libertad, y la limitación del poder político
sentido que aspiraban los dirigentes liberales de del clero frente a las masas. Comoquiera que
esta época marcharon paralelos a la capacidad la situación que vivía el país exigía una posición
económica del Estado; la cual, a su vez, estaba clara frente al pasado, muchos de los entusiastas
supeditada en gran parte a la situación de la liberales de ese entonces impugnaron algunos
balanza comercial. Fenómeno explicable si con- de los ensayos, a su juicio contemporizadores,
sideramos que la economía de todo este período realizados en la etapa anterior. Así, por ejemplo,
estuvo regida por el volumen de exportaciones Manuel Murillo Toro criticó con dureza de tér-
de los productos agrícolas y mineros. Dado que minos el que denominó "partido liberal anti-
el sector mercantil era el más dinámico dentro guo", organizado bajo la tutela del general San-
del desarrollo económico de la sociedad neogra- tander, grupo que "era anticlerical pero quería
nadina, solía ocurrir que en los períodos de auge el Patronato". Para esta nueva generación liberal
económico, por el incremento de las exportacio- había llegado al momento de «desarrollar toda
nes, este sector se sentía con fuerzas como para la bandera del partido, rompiendo con todas las
pretender impulsar las reformas en su propio instituciones e intereses del pasado, para formu-
beneficio; y caso contrario sucedía cuando las lar con decisión y claridad el programa de la
exportaciones e importaciones declinaban. A República, y se dijo: ni clero influyente, ni pri-
este respecto, se admite que en virtud de la sión por deudas, ni destinos dados...»(31). Es de-
importancia de los comerciantes importadores cir, las fórmulas conciliatorias deberían quedar
como contribuyentes del fisco, su influencia so- atrás. Empero, el liberalismo se dividió en dos
bre estos gobiernos resultaba igualmente deter- fracciones: los tradicionales (draconianos), que
minante. Nieto Arteta llegó a señalar sobre el en cierta forma representaban los intereses de
particular que «la misma hegemonía de que go- los artesanos y manufactureros, defendían un
zaba el comercio, concedía mayor vigor a los Estado proteccionista; los radicales (gólgotas),
comerciantes» (30). En este sentido, se puede inspirados en el idearium socialista, defensores
apreciar cómo los intentos más claros en contra del de la burguesía mercantil, exageraban sus plan-
poder de la Iglesia y, por consiguiente, también teamientos en favor de la libertad de industria
en contra de la ideología de la dominación, se y comercio. Fueron estos últimos quienes plan-
realizaron en épocas de bonanza para los secto- tearon la necesidad de una separación absoluta
res mercantiles y agroexportadores. Tal ocurrió entre Estado e Iglesia.
en el período del primer gobierno del general Desde luego, estas posiciones ideológicas,
Tomás C. de Mosquera, a partir de 1843, cali- como ha analizado Gerardo Molina en reciente
ficado como una administración que abrió «la estudio, no pretendían "desarraigar a Dios de
era de las grandes reformas liberales». En efec- las conciencias", puesto que aún se mantenía
to, en 1847 el general Mosquera inició el pro- en ellos una vocación espiritualista. Se oponían
ceso de la redención de los censos, la liberación sí a admitir que la religión de Cristo fuera "pro-
de la carga decimal que pesaba sobre la actividad tectora de los tiranos". Inclusive se llegó a mag-
agrícola y concedió facilidades al intercambio nificar a Jesús y la fracción gólgota consideró
comercial. que "la religión de Jesús era la de los oprimi-
En los años posteriores fue más ostensible dos» (32).
la posición de la burguesía neogranadina en su Como se aprecia por lo anterior, en la de-
lucha contra la Iglesia, por cuanto, a su juicio, limitación ideológica de los partidos políticos
una mayor vinculación al mercado mundial re- la cuestión religiosa constituyó punto esencial,
quería de un Estado burgués, liberal y democrá- como expresamente lo reconoció Salvador Ca-
tico; por ello, no fue cuestión de azar que sólo macho Roldán. En efecto, en el debate político
hacia mediados del siglo XIX se produjera una que se desarrolló para impulsar la candidatura
definición ideológica al interior de los grupos de José Hilario López, el liberalismo radical
políticos contendientes. Los conservadores de- hizo énfasis en la necesidad de instaurar un Es-
fendieron un supuesto orden derivado de relacio- tado democrático fundamentado en la libertad,
nes sociales que consideraron garantizadas por en especial la económica, con una independen-
208
cia plena del poder civil frente al poder religioso. facer las necesidades de los cambios económi-
Para evitar que la Iglesia interfiriera la labor del cos, adecuándolo a la época, de inspiración po-
Estado, se consideraba preciso que la educación sitivista.
dejara de estar orientada por las instituciones Otras medidas en contra del poder de la
religiosas y, más aún, por la Compañía de Jesús. Iglesia fueron adoptadas durante el gobierno de
El temor que manifestaron los radicales por José Hilario López, tales como la abolición de
el influjo social y político de la Iglesia tenía los diezmos, la elección de párrocos a través de
sus razones, por cuanto los jesuítas llegaron a la acción de los cabildos municipales, la supre-
recomendar a grupos de artesanos, para las elec- sión del fuero eclesiástico, la intervención de
ciones de 1849, que entre los deberes de los las cámaras de distrito en la apropiación de fon-
católicos se encontraban los de no votar por dos para el culto y también la expulsión de varios
agiotistas y especuladores, ya que estos grupos obispos. Todo lo anterior se realizó a pesar de
económicos estaban minando las instituciones las protestas del arzobispo Mosquera. El presi-
religiosas que consideraban opuestas al "espíritu dente López llegó hasta proponer la separación
del siglo", razón por la cual intentaban apode- del Estado y la Iglesia, argumentando que si
rarse de los bienes eclesiásticos (33). esto no se había efectuado antes, era por el
El ascenso al poder en 1849 de José Hilario temor que a muchos sobrecogía acerca de la
López le permitió hacer efectivas muchas de las conducta que pudiera adoptar el clero al encon-
esperanzas del radicalismo frente a la Iglesia y trarse sin ningún vínculo con el gobierno.
quebrar así la ideología de la dominación. Una El liberalismo defendió la separación entre
de las principales medidas fue la expulsión de Iglesia y Estado, y en 1853 el presidente general
los miembros de la Compañía de Jesús, quienes, José María Obando abogó por la adopción de
a juicio de José María Samper, se habían cons- una medida de tal naturaleza, por considerar,
tituido en baluartes del partido conservador entre otras razones, que la unión de estas potes-
desde su regreso al país en 1844. Desde luego, tades constituía "fuente de tiranía". Para Manuel
la animosidad en contra de los jesuítas se encon- Murillo Toro, exponente del grupo radical, lo
tró fortalecida por la oposición que éstos, como principal debía ser evitar la ingerencia del clero
anotamos, hicieron a la candidatura de José Hi- en los negocios públicos, y sugería la formación
lario López, así como también a la tarea difama- de un Estado libre con libertad de cultos.
toria en contra de ellos llevada a cabo por las La jerarquía eclesiástica, a través del arzo-
logias masónicas, influyentes aún en el país. bispo Mosquera, consideraba que, más que la
Fue determinante el hecho de haber fundado separación absoluta, convenía a la Iglesia un
algunos miembros de la Compañía de Jesús la concordato que le permitiera independencia en
Sociedad Popular para contraponerla a la Socie- su gobierno, sin la que consideró excesiva inter-
dad de Artesanos y minar así el poder del partido vención de las autoridades civiles en la disci-
de gobierno. plina del cuerpo religioso. Al parecer, no favo-
No pocos advirtieron en la expulsión de recía a la Iglesia una "absoluta separación" y,
los jesuítas una forma de debilitar el poder edu- por el contrario, hacía énfasis en la "tuición
cativo que se encontraba en sus manos, educa- basada sobre un concordato" (34). Sobre este as-
ción que se juzgaba como intolerante en su as- pecto, la Iglesia se había pronunciado en 1832 en
pecto religioso y decididamente dogmática. En favor de una independencia del Estado, mas no
un nuevo intento por abatir las fuerzas de la de una plena separación, y en 1839 el arzobispo
tradición, en 1853 se aprobó la libertad de ense- Mosquera argumentó que no podía "dejar de
ñanza, medida que aparecía como lógica, luego haber relaciones necesarias entre la sociedad ci-
de los fracasos de Santander en el pasado, por vil y la sociedad religiosa", por considerar que
cuanto tal medida encajaba dentro de las tenden- la religión pública era única, y defendió tal ca-
cias liberalizantes de la época, contrarias a las rácter para la religión católica; de igual modo
restricciones y a los monopolios. En cierta for- juzgó peligrosa para esta institución la separa-
ma, la expulsión de los jesuítas y la libertad de ción absoluta, por cuanto podía poner en cues-
enseñanza permitirían, a juicio del liberalismo tión el reconocimiento del catolicismo como re-
radical, impedir la progresiva reproducción de ligión oficial en la Nueva Granada (35).
la ideología de la dominación. De otra parte, Correspondió al presidente, general José
el nuevo tipo de enseñanza fue orientado a satis- María Obando, sancionar la ley sobre separa-
Estado, Iglesia y desamortización 209

ción entre Estado e Iglesia. Por medio de esta clero en la sociedad de la época lo señaló grá-
ley llegaba a su fin la intervención del gobierno ficamente al explicar que "los miembros de esta
en la elección y presentación de personas para institución toman al niño en la cama, le dan su
cargos eclesiásticos; quedaba prohibida la impo- nombre, lo dirigen en la infancia, lo aconsejan
sición de contribuciones para el culto religioso; en la juventud, le consuelan en la vejez, le asis-
los sacerdotes y demás miembros de este cuerpo ten en el lecho de muerte, y su poder se extiende
quedaban sometidos a las autoridades civiles; hasta más allá del sepulcro". Y concluyó dra-
los templos se consideraban propiedad de los máticamente: "El clero puede salvarnos y nadie
respectivos fieles y se negaba al carácter público puede salvarnos sino el clero" (37). Con sus plan-
de las corporaciones eclesiásticas y, además, se teamientos, Sergio Arboleda abría campo de
mantuvo vigente la prohibición a los jesuitas acción a la fórmula política que más tarde aco-
para retornar al país. Sobre este particular, sec- gería Rafael Núñez. Pero para llegar a ella sería
tores del clero conceptuaron que no actuaba de preciso experimentar la crisis que en parte Mos-
buena fe la autoridad civil, por cuanto "no pudo quera desencadenó con la desamortización de
prescindir el gobierno de atacar los derechos de los bienes del clero, luego de la guerra civil que
la Iglesia en lo relativo a los bienes que le per- sufrió la República y en la que el propio Arbo-
tenecen" (36). En 1855, como complemento de las leda participó como activo combatiente.
medidas anteriores, se decretó que no existía
religión oficial en el país, y no fue casual que
entonces tanto el matrimonio civil obligatorio El botín del triunfo
como el divorcio vincular fueran legalmente ins-
tituidos. Mediante decreto de septiembre 9 de 1861,
Posteriormente, frente a los ataques del go- el general Tomás Cipriano de Mosquera promulgó
bierno de José Hilario López, la administración la desamortización de bienes de manos muertas.
del moderado Manuel María Mallarino preparó Sirvió como pretexto el triunfo obtenido en aquel
el restablecimiento pleno de la Iglesia durante año por el propio Mosquera en colaboración con
la administración de Mariano Ospina Rodríguez los generales José María Obando y José Hilario
(1857-1860), contra lo cual reaccionó el general López, contra el gobierno legítimo de Mariano
Tomás Cipriano de Mosquera, con sus medidas Ospina Rodríguez, quien según se aseguró, había
contrarias al cuerpo eclesiástico. tenido el cuerpo eclesiástico su principal soporte.
Ospina Rodríguez orientó su administra- En efecto, el cónsul norteamericano, en despacho
ción con carácter partidista y, con la intención a su gobierno, afirmó que los jesuitas habían ejer-
de contrarrestar el anticlericalismo anterior, el cido especial influencia sobre el expresidente Os-
cuerpo eclesiástico seguía siendo fuerte en el pina Rodríguez "para inducirlo a preparar la revo-
país y, tal parece, brindó su colaboración al lución, le facilitaron dinero para llevar a cabo la
nuevo gobierno. No fue casual que se pensara guerra civil y rehusaron la absolución a los cató-
en el clero para superar muchos de los problemas licos que no estuvieran del lado de los conserva-
que agobiaban a la Nación. En efecto, en 1857, dores" (38). Admitiendo posibles exageraciones
Sergio Arboleda, miembro del partido conserva- en las anteriores afirmaciones, lo cierto fue que
dor e intelectual de prestancia, calificó de "crisis discusiones acerca de aquel hecho se plantearon en
difícil" la situación por la que atravesaba la la prensa del país. Los sectores eclesiásticos,
República, e hizo una especie de inventario de por su parte, consideraron ese cargo como "mera
lo que el país había obtenido en casi medio imputación injusta y gratuita". Posteriormente,
siglo de vida independiente, y como causas de Juan Pablo Restrepo explicó: "La guerra de 1860
los males que entonces se vivían señaló, entre a 1862 se sostuvo en el centro, como en todas
otras, el progresivo aumento de la burocracia, partes, con el fin de defender al gobierno legí-
el incremento de los impuestos, la ausencia de timo contra una de las más injustas revoluciones
virtudes republicanas en muchos dirigentes, la que haya habido nunca" y, ante aquellas aseve-
explotación de los "infelices labriegos" y de las raciones que dejaban entrever alguna responsa-
"razas inferiores". Para corregirlas se imponía, bilidad por parte de la Iglesia en el conflicto,
a su juicio, la moralización del país, la cual sugirió que de igual modo se podía afirmar que
debía ser adelantada por el cuerpo eclesiástico la guerra se había dado con el fin de apoderarse
a través de la educación. El inmenso influjo del de los bienes eclesiásticos (39).
210

Cuando la guerra civil aún no concluía, El decreto definía como corporación a las comu-
Mosquera, en su condición de Presidente Provi- nidades religiosas, las cofradías, capellanías
sorio de los Estados Unidos de la Nueva Grana- hermandades y, en general, "todo estableci-
da, dictó una serie de medidas que el partido miento i fundación que tenga el carácter de du-
conservador señaló como "persecutorias contra ración perpetua o indefinida". Expresamente se
la Iglesia", como el decreto sobre tuición de exceptuaban de ser adjudicadas a la Nación las
cultos, la disolución y expulsión de la Compañía edificaciones destinadas al servicio del culto o
de Jesús y el decreto sobre desamortización an- del instituto, tales como templos, colegios, hos-
tes señalado; posteriormente, las anteriores pro- pitales y similares, así como también las habi-
videncias fueron complementadas con la expul- taciones que servían de residencia a los religio-
sión del arzobispo Antonio Herrán y la extinción sos y los terrenos que se destinaban al servicio
de los conventos, monasterios y casa de religio- público de las poblaciones a que pertenecieran.
sos de ambos sexos. Con las medidas enuncia- Se disponía asimismo la elaboración de un
das, el general Mosquera obtuvo lo siguiente: inventario de los bienes que pasaran a la Nación,
sancionar la participación del clero en el con- para luego proceder a enajenarlos en pública
flicto civil que proseguía en algunas regiones y subasta; como medida complementaria que faci-
satisfacer uno de los mayores objetivos políticos litara la inscripción del mayor número de bienes
del radicalismo liberal, como era la quiebra del pertenecientes a las comunidades, se premiaba
poder social y económico de la institución cató- a quienes denunciaran "censos y bienes ocul-
lica, así como su influencia política en favor tos", concediéndoles el derecho a que éstos se
del conservatismo. Otra finalidad de la desamor- les adjudicaran por el valor avaluado, "sin com-
tización fue de orden económico: obtener los petencia ninguna" por medio de documentos de
recursos necesarios para superar gran parte de deuda pública (41).
la deuda exterior y el déficit fiscal interno. Cinco
años más tarde, dentro del clima polémico plan- Los argumentos de Mosquera
teado con el arzobispo de Bogotá, Mosquera
afirmaría, a manera de justificación, que medi- En las medidas de desamortización pode-
das de tal naturaleza habían sido ya decretadas mos distinguir tanto causas políticas como eco-
por otros gobiernos, aun en naciones católicas nómicas, aun cuando se aprecian con mayor
como España, Francia e Italia y también en al- facilidad las primeras que las segundas. Es de
gunas repúblicas latinoamericanas, en directa suponer que la conducta asumida por el clero
alusión a lo ocurrido en época anterior en Para- en favor de la causa conservadora condujo al
guay (1811), Argentina (1822), Chile (1823), liberalismo a intentar definir de una vez por
Uruguay (1838) y en especial México (1856). todas la cuestión relativa a la superioridad del
Estado sobre la iglesia, que suponía poder abatir
En los considerandos del decreto de desa- definitivamente la ideología de la dominación.
mortización se explicó que "la falta de movi- A esta consideración se sumaba la posibilidad
mientos i libre circulación de una gran parte de de lograr algunos recaudos para el erario que
las propiedades raíces, que constituía la base permitieran al Estado superar dificultades eco-
de la riqueza pública era uno de los mayores nómicas urgentes. Por lo anterior, el decreto
obstáculos para la prosperidad de la nación". sobre desamortización había sido precedido de
Se expresaba también que las congregaciones una aguda controversia entre los representantes
religiosas no podían poseer a perpetuidad bienes del poder político y los del sector religioso. En
inmuebles por atentar contra los principios gene- julio de aquel año, el decreto sobre tuición de
rales sobre adquisición de bienes, de acuerdo cultos fue rechazado por parte del arzobispo de
con las normas constitucionales. Por lo tanto, Bogotá, por considerar que afectaba a la Iglesia
se determinó que todas las "propiedades rústicas católica y tendía a destruir su "libertad i su
i urbanas", así como "capitales de censos" y independencia", colocándola en situación de-
otros bienes pertenecientes a las corporaciones pendiente del poder político; por tanto, solicitó
civiles o eclesiásticas, fueran adjudicadas a la la revocatoria del decreto mencionado (42). A
nación "por el correspondiente a la renta neta bre del presidente Mosquera, el secretario de
que en la actualidad producen o pagan, calculada gobierno, Andrés Cerón, negó la solicitud y
como rédito al 6 por 100 anual; i reconociéndose expresó que "la libertad o independencia de la
en renta sobre el Tesoro, al 6 por ciento..."(40). Iglesia no son absolutamente ilimitadas", advir-
Estado, Iglesia y desamortización 211

tiendo que el decreto en mención había sido Mosquera justificó la expedición del decreto de
necesario debido a "las agresiones de una gran tuición por cuanto tenía como finalidad proteger
parte de vuestro clero, que no por medio de a los colombianos «en el libre ejercicio de su
alguna frase equívoca, sino de palabra i de obra culto, i no permitir que se hagan cargo de las
ha perturbado el orden sacudiendo la sociedad" Iglesias episcopales i parroquiales aquellos indi-
y, por tanto, el decreto trataba de prevenir el viduos que se mezclan en la política para pertur-
mal en su origen. Comoquiera que el arzobispo bar la paz pública, ni los que, por su conducta
insistiera en sus quejas, el secretario de gobierno escandalosa, ofenden la sana moral...».
señaló la posición enérgica de la administración
y, por orden del presidente Mosquera, devolvió, La justificación económica de las medidas
"por injuriosa", una carta que el arzobispo había de desamortización aparece al final de su misiva,
dirigido al secretario de gobierno fechada en cuando explicó la necesidad de aquellas, en el
septiembre, y que unida a otros documentos que sentido de que muchas de las grandes riquezas
reposaban en poder de las autoridades formaban, acumuladas por el clero, ante la ausencia de
a juicio del gobierno, el expediente para iniciar control por parte de la autoridad pública, habían
proceso por "sedición" y "guerra eclesiástica desaparecido y eran dilapidadas con la condes-
o religiosa", a gran parte del clero granadino (43). cendencia de la jerarquía eclesiástica. Se preten-
día que entraran al comercio nacional "consoli-
La apreciación acerca de los objetivos po- dándose su valor en el Tesoro Nacional" y a fin
líticos de la desamortización se confirma a tra- de que los réditos "sean relijiosamente aplicados
vés de los planteamientos que el general Mos- al objeto para que fueron donados" (44).
quera expuso el Papa Pío IX en una carta fechada
en Facatativá el 15 de enero de 1862, y en la Argumentos parecidos expuso el general
cual el presidente provisorio solicitó del pontí- Mosquera en una reunión que tuvo con represen-
fice "una paternal esplicación" por haber califi- tantes del clero, para conocer las críticas que
cado el Papa al gobierno de Colombia como pudieran formular a las medidas de desamortiza-
"perturbador del orden". El documento abunda ción. Explicó en esa oportunidad que el país
más en consideraciones de tipo político que de exportaba anualmente «por medio de corpora-
otra índole, y en él Mosquera observó que gran ciones eclesiásticas como tributo o imposición
parte de lo ocurrido hasta entonces recaía en a fondo perdido, una suma que bastaría para
«el desvío de algunos obispos i pastores que, construir sus ferrocarriles», e interrogó a los
olvidando los preceptos del Evangelio i la doc- asistentes acerca de si creían honradamente que
trina del Apóstol de las jentes, han querido so- el país podría esperar prosperidad si "con pro-
breponerse a la autoridad del país i perturbar la pósitos religiosos" sustraían a la economía
iglesia Católica de Colombia...». Enumeró "treinta o más millones de pesos, cuando esta
ejemplos de la intervención de una parte del circulación no alcanza a la mitad de esa suma".
clero granadino en cuestiones de política, ci- Y para despejar algunas dudas que habían circu-
tando los casos de los obispos de Pasto y Pam- lado acerca del futuro de las prácticas religiosas
plona, así como la tarea realizada en este sentido en el país, afirmó que el gobierno sostendría el
por un canónigo de Bogotá, "el padre Sucre", culto nacional porque era su deber y porque esa
quien pretendió que se cambiara la candidatura era la voluntad de la Nación, afirmando categó-
del general Herrán por la de Julio Arboleda, ricamente que un "sacerdote es un trabajador
mediante circular dirigida a los curas del arzo- cuyos servicios deben pagarse" y que el culto
bispado. Se refirió luego a la falta de idoneidad era "una necesidad social" (45). Para el historiador
de los nuevos sacerdotes con quienes se habían Juan P. Restrepo, no era "la conveniencia pú-
llenado las vacantes producidas y citó, a manera blica, ni la prosperidad y engrandecimiento de
de ejemplo, al obispo de Cartagena, «Padre Me- la Nación lo que motivaba la desamortización";
dina», cuya única recomendación había sido la muy por el contrario, eran -a su juicio-, "la
de «haber combatido en la guerra civil de 1851, codicia, el espíritu de rapiña, la necesidad de
con lanza en mano en la acción de Garrapata», pagar indirectamente servicios hechos a la revo-
asimismo, al obispo de Pamplona, a quien cali- lución de 1860". Sin embargo, admitió luego
ficó de "sacerdote poco instruido i ocupado es- que, efectivamente, el "Gobierno vivía acosado
clusivamente en el triunfo de un partido . Luego por acreedores á quienes no podía pagar", mo-
de referirse a las costumbres, en su concepto, tivo por el cual apeló a la venta de los bienes
inmorales de un número crecido de clérigos, del clero (46).
212

Las riquezas de la Iglesia Nueva Granada, el mismo proceso desamortiza-


dor dejó en evidencia que las riquezas de la
Las propiedades eclesiásticas eran de diver- Iglesia llegaban a 12 millones de pesos, si se
sas clases: bienes raíces, ubicados tanto en sec- toman como base los datos hasta 1870, suma
tores urbanos como rurales, semovientes y capi- que representaba tres veces el presupuesto de
tales a censo que ganaban intereses. Los bienes ingresos de la Nación, calculado en un poco
raíces comprendían haciendas de extensión va- más de cuatro millones de pesos para esa misma
riable, así como edificios, casas y tiendas. Sin fecha. Aun cuando hay que aceptar también que
embargo, las medidas de desamortización con- desde mucho antes, por ejemplo durante la ad-
cedían mayor importancia a las propiedades raí- ministración de Santander en la Gran Colombia,
ces ubicadas en ciudades y campos. Y aun ante la posibilidad de ser expropiado de sus
cuando las providencias desamortizadas afecta- bienes, el clero neogranadino procuró vender
ban también los bienes pertenecientes a las cor- muchas de sus riquezas y asegurar los valores
poraciones civiles, administrados por las muni- en el exterior. Además, como ocurrió en el caso
cipalidades, las de origen eclesiástico eran las mexicano, algunos de los bienes de la Iglesia
de mayor importancia, aun reconociendo que no fue posible valorarlos, tales como los inmue-
su número y valor eran inferiores al que se les bles improductivos (edificios de iglesias y con-
concedió inicialmente, cuando se supuso que la ventos), obras de arte, joyas, oro y plata, y aún
Iglesia católica era propietaria de un tercio de bienes ocultos, que bien podrían aumentar aque-
la propiedad territorial del país existente en esa llas cifras.
época.
Muchos de los bienes y riquezas pertene- La rebelión de los espíritus
cientes para aquel entonces a las comunidades Por su impopularidad en algunos sectores,
religiosas y al clero en general, procedían de por razones sentimentales y políticas, el decreto
los fieles o habían sido adquiridas mediante sobre desamortización encontró resistencias. El
compra directa, concesiones antiquísimas y en clero lo combatió inicialmente mediante el cierre
especial por medio de la fundación de capella- de las iglesias, la no administración de los sacra-
nías, que el sentimiento religioso de los creyen- mentos y con amenazas de excomuniones (48). La
tes habían hecho posible y que las medidas an- prensa acogió amplias polémicas que muchas
ticlericales de algunos gobernantes no alcanza- veces adoptaron el carácter de controversias po-
ron a debilitar del todo. Todavía en fecha pró- líticas; el conservatismo impugnó la medida,
xima a la adopción de las providencias desamor- por lo general, basándose en concepciones jurí-
tizadoras se mantenía la costumbre de fundar dicas acerca del derecho de propiedad, argumen-
capellanías; por lo menos así sucedía en el Es- tando que las corporaciones religiosas tenían
tado de Boyacá. Gran parte de esta riqueza cum- iguales derechos a los de los demás ciudadanos.
plía papel especial dentro de la actividad credi-
ticia, y algunos de tales capitales alcanzaban a Las reacciones aumentaron cuando en noviem-
beneficiar a pequeños propietarios necesitados bre de 1861 el gobierno dictó el decreto sobre
de crédito, debido a la inexistencia de institucio- extinción de las comunidades, en consideración
nes de este tipo y también por cuanto los prés- a que éstas se oponían a la desamortización bajo
tamos de los sectores no eclesiásticos eran limi- el argumento de no poder obedecer hasta no
tados. recibir instrucciones de sus superiores residentes
en el extranjero, constituyendo tal actitud a jui-
Las riquezas de la Iglesia neogranadina cio del gobierno, una especie de "rebelión" con-
no tenían la magnitud que algunos anticlericales tra la administración. Según el decreto, se deter-
imaginaron; por lo menos no se podían compa- minaba la extinción de todos los conventos, mo-
rar, por ejemplo, con las del clero mexicano. nasterios y casas de religiosos de ambos sexos
En efecto, en México la desamortización de bie- situados en el Distrito Federal y en el Estado
nes eclesiásticos llevada a cabo entre 1856-63, de Boyacá. En los demás lugares de la República
dentro del proceso histórico de la Reforma, es- la extinción se haría de acuerdo con la conducta
tableció que el valor total de aquellos bienes adoptada por los religiosos (49). Cuando la fuerza
ascendía aproximadamente a 100 millones de pública exigió la entrega del edificio donde fun-
pesos mexicanos, los cuales constituirían la ter- cionaba el Convento del Carmen en Bogotá,
cera parte de la riqueza de este país (47). En la gentes del pueblo se opusieron e impidieron en
Estado, Iglesia y desamortización 213

esa oportunidad la ocupación del monasterio y mayor parte del ejército, que le era fiel, aumen-
que las religiosas fueron desalojadas (50). taban las adhesiones de los eclesiásticos de todo
En Tunja se llevó a cabo -en noviembre el país. Unas eran sinceras, otras eran formula-
8- el sometimiento de las comunidades de Santo das -según sus autores- para evitar mayores
Domingo y de San Francisco, ante las autorida- desgracias a la Nación. No pocas señalaban el
des del Estado. Aceptaron los religiosos los de- resentimiento de algunos miembros del que se
cretos de tuición y desamortización, en virtud podría considerar como bajo clero, tal como se
de que el no sometimiento podría, según propia aprecia en una carta fechada en Yaguará el 20
manifestación "continuar el derramamiento de de julio de 1862, que el cura de Natagaima,
sangre en la República" y también en virtud de Justo Moreno, dirigió al presidente de la Repú-
que aún no habían recibido ninguna noticia por blica. En este documento el clérigo defendió el
parte de sus superiores acerca de la línea de decreto de tuición, porque, a su juicio, pretendía
conducta que debían seguir, "aun cuando-seña- mantener la paz en los Estados, "prohibiendo
laron con desaliento- ha habido tiempo para que ministros turbulentos, abusando de la auto-
ello (51). ridad espiritual, fomenten sediciones en los pue-
La posición de la alta jerarquía católica blos, i apurando la copa del fanatismo hasta la
quedó claramente definida cuando en septiem- superstición, sobresalten los ánimos i difundan
bre de 1863 el Papa Pío IX dirigió una carta en la sociedad una gangrena de disolución, de
pastoral al arzobispo y obispos del país, por desobediencia i de enconos, en lugar de derra-
medio de la cual condenó: mar el bálsamo de la caridad evanjélica" (54). Aun
«Los gravísimos daños y ultrajes que la Iglesia, cuando en menor número, miembros de la jerar-
sus individuos y sus cosas y esta misma Santa quía eclesiástica dieron su consentimiento a las
Sede han sufrido de parte del gobierno neogra- medidas citadas, como en el caso del obispo de
nadino, y reprobamos y condenamos con toda Popayán, Pedro Antonio Torres, quien aceptó
nuestra autoridad Apostólica, todas y cada una incluso administrar los bienes desamortizados,
de las cosas decretadas, efectuadas o de cualquier razón por la cual fue también excomulgado (55).
manera intentadas por dicho gobierno...(52). El clérigo Vicente F. Bernal, quien se había
Por su parte, el general Mosquera respon- desempeñado como capellán de la Ermita de
dió categóricamente que la Iglesia tenía autori- Santa María de la Cruz de Monserrate, envió
dad en lo espiritual, "pero no tiene autoridad al Papa una carta fechada en noviembre de 1862,
sino en aquellas naciones que se la da la ley para enterarlo de los sucesos acaecidos en el
civil. Es así que [sic] en Colombia no se la ha seno de la Iglesia granadina. Acusó a Mosquera
dado, luego no la tiene". Condenó el mensaje de propugnar una clara desobediencia al papado
pontificio, por cuanto, en su opinión, era "con- y de estar interesados, el general y sus seguido-
trario a la paz pública [y] a los imprescriptibles res, "en introducir el protestantismo"; al mismo
derechos de la Nación"; con arrogancia con- tiempo acusó a algunos clérigos de colaborar
cluyó diciendo: con tal política y consignó que gentes católicas
negociaban con los bienes eclesiásticos. Suyas
«...protestamos una y cuantas veces se quiera, son las siguientes palabras: "¡Creedme, oh Santo
por la conservación de la paz contra la conducta Padre, pues os hablo en presencia de Dios! Las
hostil del pontífice romano, que no es dueño comunidades religiosas masculinas se hallan en un
de Colombia...» (53). estado de relajación e inmoralidad que no conoce
El debate concluyó con la excomunión del los límites; son raros los que no se han sometido
presidente y general Tomás C. de Mosquera por al gobierno del tirano Mosquera..." (56).
el Papa. Empero, el clero neogranadino se divi-
dió, y mientras un amplio sector siguió fiel a
las exhortaciones del pontífice, otro grupo, ante
el temor al destierro y a las sanciones previstas En el difícil camino de la igualdad
por las autoridades civiles, aceptó obedecer el
decreto sobre tuición de cultos, así como tam- El gobierno dispuso, para demostrar fir-
bién las demás normas contra la Iglesia expedi- meza ante las críticas recibidas, "la venta inme-
das por el gobierno. diata" de los bienes desamortizados, mediante
A medida que se demostraba la fortaleza decreto de junio 8 de 1862, en consideración a
de la administración civil, en virtud a que el que pacificada la casi totalidad del país, «la fe
general Mosquera contaba con el apoyo de la pública exige que no se demore por más tiempo
214

la amortización de la deuda nacional por la venta bienes de la Iglesia. Además, para facilitar la
de los bienes desamortizados» (57). En el fondo se adquisición de los bienes desamortizados, el go-
quería demostrar que los bienes eclesiásticos bierno autorizó expresamente que parte del valor
encontrarían compradores a pesar de las amena- de aquellos se cancelaran con bonos de deuda
zas de la Iglesia en el sentido de excomulgar a pública, documentos estos que habían sido emi-
quienes los adquiriesen. En circular de julio 14 tidos con anterioridad y sobre los cuales pesaba
de ese mismo año, Rafael Núñez, secretario del la natural desconfianza por parte de la ciudada-
Tesoro y Crédito Nacional, explicó que no se nía; se aspiraba igualmente con esta autoriza-
trataba sólo de poner en circulación "una masa ción, como anotamos antes, cubrir parte de la
considerable de valores inertes", ni de "amorti- deuda pública ocasionada por la emisión de tales
zar la Deuda Pública"; sino, además, tratar de documentos. Desde luego, esta medida favore-
resolver, "el arduo e inmenso problema de la cía más a los tenedores de los bonos, en su
distribución equitativa de la propiedad, sin per- mayoría comerciantes, agiotistas y propietarios
juicio de ningún derecho individual anterior". de fincas raíces.
Consideró como posible poder alcanzar ésta,
mediante la concesión de plazos para el pago La reacción de los propietarios
de las propiedades adquiridas en remate, la di-
visión en lotes de las propiedades y la supresión Manuel Murillo Toro, cabeza visible del
de la fianza personal, que a muchos se les difi- grupo radical, asumió el poder en 1864. Durante
cultaba. Luego de responder a los críticos de su administración se pueden distinguir en él dos
las medidas de desamortización, admitió que la actitudes: de una parte, la morigeración de algu-
falta de confianza podía haber retraído una ma- nas tensiones con el clero, en particular las ori-
yor formulación de propuestas para la adquisi- ginadas por la aplicación del decreto sobre tui-
ción de bienes, pero que era igualmente cierto ción de cultos; de otro lado, la agilización de
que la desamortización había ya "fomentado la venta de los bienes de manos muertas. Con-
proporcionalmente el movimiento económico ducta con la cual pretendió obtener provecho
del país, procurándole también nuevos apoyos de la situación sin comprometerse del todo po-
a la actual situación política" (58). Cuatro lustros líticamente; es decir, limitar el conflicto con la
después, el historiador Juan Pablo Restrepo ase- Iglesia a quien lo había iniciado: el general Mos-
guró que esos propósitos no fueron alcanzados, quera. En esta forma, el litigio, con su antecesor
puesto que sólo "pocas docenas de especulado- en el gobierno, estaba planteado y la división
res... se han enriquecido con los bienes de las del liberalismo se presentaba como evidente.
entidades religiosas", y añadió: En 1866, el general Tomás C. de Mosquera, de
«La concesión de plazos servía apenas para que nuevo en el poder, explicaría que "la adminis-
pudieran rematar los que no tenían dinero con
qué pagar al contado; pero no para hacer que tración que concluyó el doctor Manuel Murillo
las fincas enajenadas quedaran equitativamente ha dejado postrado el país, por su ineptitud para
distribuidas entre los que podían hacerlas produ- mejorar la hacienda nacional...". En efecto, el
cir. .. La división en lotes no era tampoco eficaz caudillo caucano confió en poder contar con el
para este último objeto, porque una misma per- apoyo popular e intentó complementar su obra
sona podía comprar cuantos quisiese... La su- en relación con la propiedad raíz, y con tal fin
presión de la fianza debía surtir apenas el efecto ordenó la revisión jurídica de los remates de los
de que concurrieran al remate individuos sin bienes desamortizados y, lo que entonces apare-
responsabilidad, que al fin no podrían pagar el ció como más grave, también la de los títulos
valor de los que remataran» (59). de baldíos, con lo cual afectaba a los nuevos
En efecto, aun cuando se pretendiera real- propietarios, a los ricos comerciantes y a los
mente una reforma de la propiedad, en particular negociantes en finca raíz, de uno y otro partido.
de la eclesiástica, los resultados fueron diferen- La reacción era previsible: conservadores y ra-
tes a los propuestos, porque en último término dicales se unieron en contra del presidente Mos-
sólo se beneficiaron los políticos, los comer- quera y, desde luego, también la Iglesia. El
ciantes y los grandes propietarios. Sucedió esto, motivo en este caso era lo de menos, por lo cual
por cuanto al momento de ser decretadas las se argumentó que el general Mosquera aspiraba
medidas de desamortización la administración a perpetuarse en el poder. Situación que obvia-
civil no conocía la verdadera situación de los mente favorecía al sector eclesiástico, que de
Estado, Iglesia y desamortización 215

este modo encontraba apoyo para la defensa de Desde luego, la revisión jurídica de los
sus intereses; no se trataba pues de defender remates de bienes de manos muertas y de la
sólo los bienes de los religiosos, sino, además, titulación de baldíos quedaron sin efecto, para
los de muchos propietarios atemorizados, quie- tranquilidad de los propietarios; la desamortiza-
nes de esta manera podrían hacer causa común ción continuó, pero ya con menos intensidad.
contra el gobierno. ¿Error táctico del general De igual modo, el liberalismo se debilitó ideo-
Mosquera? Presumiblemente, y al parecer este lógicamente a consecuencia de las disensiones
hecho abriría insospechadamente las puertas ha- internas, y los sectores propietarios, aún teme-
cia la Regeneración, no solo por la crisis ideo- rosos por la experiencia anterior, estuvieron dis-
lógica que experimentaría luego el liberalismo, puestos a acogerse en el futuro a cualquier fór-
sino además, por el temor que sobrecogió a mula que les garantizara la estabilidad de sus
partir de entonces a los propietarios. Desde cual- medios económicos. La Iglesia, aun cuando dis-
quier ángulo que se analice la situación, el ge- minuida en sus riquezas, conservó fuerzas en
neral Mosquera no pudo sortear con éxito la lo político como en lo ideológico, conforme
acción de la coalición oposicionista, firmemente quedó demostrado en los años posteriores,
planteada desde el Congreso, y cuando la crisis cuando muchos miembros de la institución ecle-
fiscal de la Nación era realmente grave. Inicial- siástica asumieron una posición política más ra-
mente, como estrategia política, presentó renun- dical, orientada a reivindicar algunos de sus an-
cia de su alta investidura en diciembre de 1866, teriores privilegios, particularmente en el campo
mediante documento dirigido a la Corte Supre- educativo; así se manifestó durante la guerra
ma, en el cual, además de responsabilizar, como civil de 1876-77, conflicto en el cual la cuestión
antes hemos señalado, a su antecesor por el religiosa fue significativa.
deficiente manejo de la situación económica,
en particular lo relativo a la venta de los bienes Los resultados de la desamortización
desamortizados, acusó a la jerarquía eclesiástica
de dirigir la oposición: "El arzobispo de Bogotá Hacia 1870, los resultados generales de la
y otros obispos -aseguró- están en completa desamortización en todo el país, representados
rebelión". Sus adversarios aumentaron los ata- en bienes raíces, censos, deudas y semovientes
ques contra la administración y eligieron como inscritos, alcanzaron a $ 12.043.513.85, distri-
pretexto el incidente que se presentó con motivo buidos en la siguiente forma:
de la adquisición del buque de guerra El Rayo, Bienes raíces $5.881.048.75
en virtud de un convenio firmado con el Perú Censos y deudas 5.902.832.50
y dentro del clima bélico internacional suscitado Muebles y semovientes . . 259.632.60
entre España y las repúblicas de Perú y Chile. Luego de deducir las sumas de los valores elimi-
La pugnacidad que se vivía en la Nación acre- nados de los registros, por diversos motivos,
centó el peligroso enfrentamiento entre el poder resultaba un valor efectivo de $ 11.038.937.30.
legislativo y el ejecutivo; en abril 29 de 1867,
el presidente Mosquera decretó "cerradas las Los Estados que más contribuyeron a for-
sesiones del Congreso en el presente año". Sin mar los valores anteriores fueron, en su orden:
embargo, la crisis gubernativa se agudizó y, en Cundinamarca, Cauca, Boyacá, Santander, An-
mayo, los radicales hicieron suya la situación tioquia, Bolívar, Panamá, Tolima y Magdalena.
mediante un cuartelazo, en el cual fue decisiva Se aseguraba que Cundinamarca había contri-
la conducta asumida por el general Santos Acos- buido «con más de la cuarta parte al cúmulo de
ta, otrora amigo personal del caudillo payanés. la riqueza desamortizada, i la sola ciudad de
Acto seguido el Congreso siguió juicio a éste, Bogotá con más que cualquiera de los Estados";
más bien como fórmula que pretendía disimular e igualmente se hacía la observación acerca de
el hecho principal de evitar las medidas contra- la "pequeña cantidad del Estado del Magdalena,
rias a ios intereses de los propietarios (60). En no- pues los cuadros de inscripción solo arrojan
o
viembre l ., un día después de haber concluido $85.962, por este Estado, en tanto que dan más
el proceso en el Senado, un observador impar- de $600.000 para cualquiera de los otros» (62).
cial comentó: "El gran Mosquera no existe ya Sorprende que siendo el Estado de Antio-
-políticamente ha muerto- y como en el caso quia uno de los más importantes en lo que a
de Canuto, sus partidarios han desaparecido" (61). religiosidad se refiere, haya ocupado un lugar
relativamente secundario por concepto de rentas
216
desamortizadas. Tal parece que la oposición a De los 1.128 predios en poder de la Iglesia
las medidas de desamortización adquirió en te- bogotana, fueron enajenados 925, es decir el
rritorio antioqueño caracteres más efectivos que 82%, y adquiridos por 343 rematadores. De és-
en otros lugares del país, lo que impidió que tos Medardo Rivas, abogado y negociante, fue
en este Estado el proceso se cumpliera bajo quien adquirió más predios, con un total de 26,
cierta normalidad. La oposición no fue sólo de equivalente a un 2.8% del total de fincas rema-
parte del clero antioqueño, sino que contó deci- tadas y a un 4.5% del valor.
didamente con la colaboración de los funciona- Al parecer, los bienes desamortizados re-
rios, encargados de cumplir las normas sobre matados en Bogotá fueron adquiridos preferen-
el particular, quienes en forma ostensible las temente por comerciantes y negociantes, quie-
entorpecieron por todos los medios a su alcance. nes en general representaron el 42.7% y adqui-
Para poder apreciar algunos de los resulta- rieron el 61% de los predios, por un valor que
dos de la desamortización, incluimos a continua- se aproxima al 64.4%; a este grupo se sumaría
ción datos de ésta, correspondientes tanto a Bo- un sector integrado por miembros de la burocra-
gotá como al Estado de Boyacá, dos de las re- cia oficial. Los artesanos (carpinteros, pintores,
giones en donde aquel proceso alcanzó gran im- sombrereros, sastres), formarían el grupo mino-
portancia por el volumen de los bienes enajena- ritario y representarían un 26.4% de los remata-
dos. dores que adquirieron un 15.4% de los predios,
En Bogotá fueron sacados a remate 1.128 por un valor cercano al 12.9%.
predios, incluyendo casas, tiendas, almacenes, Entre quienes adquirieron bienes eclesiás-
edificios y solares, avaluados en $ 1.590.166. ticos, anotamos a Medardo Rivas, Justo Brice-
De este total sólo se remataron, hasta 1870, 925 ño, Justo Arosemena, Eustorgio Salgar, y figu-
predios, por un valor de $ 1.921.910; es decir, ras de la política colombiana de la época. Los
quedaron sin rematar 203 predios. Del total de mayores compradores por el número de bienes
predios rematados, el mayor número estuvo re- adquiridos fueron Medardo Rivas (26), Jesús
presentado en las casas, las cuales sumaron 352 María Gutiérrez (20), Melitón Escovar (20),
con un valor de $1.107.020 (63). Juan de Dios Muñoz (16), José R. Borda (14),
Conviene precisar que, en 1863, Bogotá Fernando Párraga (14) y Dámaso Gaviria (12),
tenía 2.633 casas y 3.015 tiendas y almacenes; todos ellos comerciantes y negociantes en finca
por tanto, las corporaciones y comunidades re- raíz.
ligiosas eran propietarias del 15.9% de las casas En todo el Estado de Cundinamarca exis-
y del 21.9% del total de tiendas y almacenes tían hacia 1851 un total de 517 eclesiásticos,
establecidos en la capital. En términos genera- distribuidos en 219 miembros del clero secular,
les, la Iglesia era propietaria de un poco más 134 regulares y 164 monjas; el número de ecle-
del 20% de las propiedades existentes en Bogo- siásticos residentes en Bogotá era menor. En el
tá. Estado de Boyacá los miembros del clero eran
Las corporaciones y comunidades más ri- 272 en total, distribuidos en 214 eclesiásticos
cas de la capital eran, en su orden: el Convento y 58 religiosos.
de Santo Domingo, el Monasterio de la Concep- Para Boyacá, hacia 1875, el valor total de
ción, el Convento de San Agustín, el Monasterio los bienes desamortizados se aproximaba al mi-
de Santa Clara, la Catedral de Bogotá, la Cape- llón y medio de pesos y gran parte de este valor
llanía Santa G.E.B., el Monasterio de la Ense- procedía de la venta de bienes raíces, los cuales
ñanza y el Convento de San Francisco, todos estaban representados en propiedades situadas
los cuales tenían un patrimonio de $ 100.000 en el sector rural. En general, existían 204 fincas
en adelante. Seguían luego corporaciones y co- que pertenecieron a la Iglesia, con un valor de
munidades con un patrimonio inferior a $ 1.719.391.35. Un poco más del 60% de las
$100.000, pero superior a los $10.000, tales fincas rematadas lo fueron por menos de
como la Iglesia de las Nieves, el Monasterio $1.000, y sólo un 21.5% alcanzó un valor supe-
del Carmen, el Convento de la Candelaria, la rior a los $ 3.000. Lo cual sugiere la posibilidad
Iglesia de Veracruz y la Iglesia de Santa Bárba- de la existencia de casi 20.554 hectáreas de
ra. Las ocho entidades religiosas más ricas po- terrenos en poder de la Iglesia (64).
seían el 52.4% de las fincas y el 61.5% de los En las zonas urbanas la Iglesia había sido
valores indicados antes. propietaria de aproximadamente 145 predios,
217

por un valor de $ 120.539.40 representados en y adinerados negociantes de bienes raíces, quie-


casas, tiendas y solares; el 66.2% de estos bienes nes también acaparaban la mayor parte de los
fueron rematados por valores inferiores a los más importantes cargos públicos. En ciertos ca-
500, y sólo 20% superó los $1.000. sos, por virtud de su ascendiente económico y
Las instituciones más ricas en bienes raíces social, estos personajes conseguían de las auto-
eran, en su orden: El Convento de Santo Domin- ridades de los remates la adjudicación de algu-
go, Monasterio de Santa Clara, Iglesia de So- nos bienes para traspasarlos a otras personas
mondoco, Convento de la Candelaria, Iglesia que muchas veces eran sus parientes o amigos.
de Tenza y Curas de Pesca, con valores superio- En otras ocasiones, los motivos para efectuar
res a los $ 30.000. La mayor parte de la riqueza los traspasos obedecían a no haber conseguido
de algunas de las instituciones citadas estaba oportunamente el dinero para cancelar la pri-
representada en bienes raíces; tal el caso del mera cuota del valor en efectivo, como estipu-
Convento de Santo Domingo y el Monasterio laba la ley. A partir de 1869, muchos de los
de Santa Clara. Al mismo tiempo, existían ins- compradores de bienes eclesiásticos comenza-
tituciones como el Convento del Carmen de Lei- ron a venderlos con el fin de obtener ganancias;
va, el Convento de la Concepción, el Convento tales, entre otros: Nicolás Díaz Escovar, José
de San Francisco, la Iglesia Santiago de Tunja, Manuel Camacho, Félix Pulgar, Francisco Sa-
entre otras, con importantes capitales represen- maniego y Marino Motta.
tados en la actividad crediticia bajo la modalidad Una breve comparación de los datos ante-
de capitales a censo. riores nos permite observar que mientras en Bo-
yacá el mayor volumen de la riqueza eclesiástica
En general, las instituciones eclesiásticas se hallaba representado en fincas ubicadas en
de mayor poder económico en Boyacá, si se el sector rural, en Bogotá, obviamente, aquel
toma como base el valor de sus predios tanto estuvo representado en el sector urbano; de otra
rurales como urbanos, así como los capitales parte, las entidades religiosas más ricas en una
en censo, eran las siguientes: Convento de Santo y otra localidad, eran: el Convento de Santo
Domingo, Monasterio de Santa Clara, Monaste- Domingo, Monasterio de Santa Clara y el Con-
rio del Carmen (Leiva), Iglesia de Somondoco, vento de San Francisco. En esta forma, parece
Convento de la Candelaria (Leiva), Convento evidente que el clero regular era más poderoso
de San Francisco, Iglesia de Tenza, Curas de en recursos materiales que el clero secular.
Pesca, con valores superiores a los $ 30.000. Igualmente quedaba demostrado que los mayo-
Gran parte de los bienes eclesiásticos ena- res beneficios en los remates de los bienes de
jenados en Boyacá mediante subasta pública pa- manos muertas los obtuvo un grupo de comer-
saron a manos de los personajes más influyentes ciantes y negociantes en finca raíz, que en algu-
de Tunja, a excepción de Francisco Becerra, nas ocasiones eran también miembros activos
quien era de Sogamoso. Los demás eran de de la burocracia oficial.
Tunja o residían en esta ciudad, tales como José
María Montejo, Nicolás Díaz Escovar, Antonio El final de la desamortización __
Rojas Castro, Aniceto Medina, Félix Pulgar,
Joaquín Montejo, capitán Ferrer Hurtado, Fran- Hacia 1870 las operaciones fiscales en el
cisco Corsi y Joaquín Machado. Estas diez per- campo de la desamortización entraron en decli-
sonas adquirieron 50 de tales bienes, represen- ve, como se colige de los mismos informes de
tados en casas, tiendas, solares y aun estancias, la Agencia General de Bienes Desamortizados.
por una suma cercana a los $ 203.646. Persona- En el Informe de 1871 se hacía notar la escasa
jes como Félix Pulgar y Nicolás Díaz Escovar acogida que tenían las fincas sacadas a remate
ocupaban cargos "prominentes en la sociedad", y la casi inexistencia de postores. A su vez, en
y los demás, en su mayoría, desempeñaron el año económico de 1874 el producto en el
puestos significativos en la nueva administra- ramo de bienes desamortizados para todo el país
ción boyacense que se inauguró en 1861. Por apenas ascendió a $ 114.415.40, y la mayor
jo tanto, resulta evidente que en Boyacá los suma fue producida por la venta de fincas raíces,
bienes eclesiásticos, en su mayoría, fueron ad- con un total de $ 78.787.90.
judicados al sector más influyente de la po- Las causas del descenso en los negocios
blación, formado por comerciantes, prestamistas de los bienes desamortizados fueron, entre otras,
218

la posición asumida por la jerarquía eclesiástica firma en 1887 del concordato, la Iglesia resultó
en defensa de sus propiedades, que tuvo efectos victoriosa. Le favoreció la secular crisis de nues-
positivos en favor de la Iglesia en una sociedad tra economía, y a finales de la década del ochen-
aún sujetada por la ideología de la dominación. ta, Rafael Núñez, escéptico en materia de pro-
Desde luego, a lo anterior se sumaron otras ra- greso social y material después de una amplia
zones, como la confusa situación legal de las experiencia administrativa y política, se entregó
propiedades subastadas, la falta de claridad en al conservatismo, quizá con la convicción que
algunas normas y la ausencia de disposiciones era preciso sacrificar la libertad en beneficio del
que reglamentaran oportunamente la adquisi- desarrollo económico y, para lograrlo, consi-
ción de los bienes desamortizados. Parece evi- deró necesario fundamentar su política en el
dente, además, que hacia 1870 los bienes ecle- apoyo de la Iglesia católica, que había sido parte
siásticos de mayor atractivo económico ya ha- integrante de la ideología de la dominación du-
bían sido vendidos, el gobierno habría logrado rante toda la historia anterior.
corregir algunos abusos cometidos en remates En el concordato se estipuló, para preservar
anteriores y también que, por razón de las nue- la tranquilidad de la República, que las personas
vas circunstancias políticas, la Iglesia lograba que hubiesen adquirido bienes eclesiásticos o
el restablecimiento de gran parte de su poder. desamortizados, "no serán molestadas en ningún
En efecto, durante casi todo el siglo XIX, las tiempo ni en manera alguna por la autoridad
relaciones entre el Estado y la Iglesia en Colom- eclesiástica" (art. 29), y el gobierno se compro-
bia adoptaron un carácter conflictivo y en esta metía a devolver a las entidades religiosas "los
situación colaboró, por una parte, el amplio po- bienes desamortizados que les pertenezcan y que
der tanto económico como social que la Iglesia, no tengan ningún destino" (art. 28); por otra
como institución, heredó de la época colonial parte, el gobierno aceptó asignar a la Iglesia a
y que, de alguna manera, pretendió mantener perpetuidad una suma anual líquida, "que desde
durante el período republicano; por otra parte, luego se fija en cien mil pesos colombianos, y
los dirigentes del Estado en formación creyeron, que se aumentará equitativamente cuando me-
como hemos apreciado, poder abatir a una ins- jore la situación del Tesoro" {art. 25). Además
titución con tres siglos de proyección histórica de lo anterior, se reconocía a la religión católica
y que en muchos aspectos formaba parte de la como la de Colombia, a la cual se le otorgaba
conciencia popular a manera de ideología domi- la facultad de adquirir y poseer libremente, y
nante y en otros se demostraba superior al propio los ordinarios y los párrocos podían cobrar a
Estado, tanto en influjo social como en riqueza los fieles "los emolumentos y proventos ecle-
y organización. Desde luego, en este hecho fue siásticos, canónica y equitativamente estableci-
esencial la existencia de un particular atractivo dos". Se estableció, finalmente, que "en las uni-
hacia las riquezas del clero, por cuanto se pensó versidades y los colegios, en las escuelas y en
que ellas podrían ayudar a superar las dificulta- los demás centros de enseñanza, de educación
des financieras de un país en pos de organización e instrucción pública se organizará y dirigirá en
y estabilidad; esto no ocurrió sólo en Colombia conformidad con los dogmas y la moral de la
sino también en el resto de América. En este religión católica. La enseñanza religiosa será
sentido, la ideología liberal fue más radical en obligatoria en tales centros, y se observarán en
sus planteamientos, puesto que al influjo de los ellos las prácticas piadosas de la religión cató-
cambios económicos y sociales que se sucedían lica".
en Europa, con ánimo romántico creyó que se
podrían trasladar aquellas soluciones a estos A la firma de este protocolo se llegó por
nuevos países y alcanzar así el anhelado pro- cuanto, a pesar que la Constitución de 1886
greso mediante la simple invocación a la liber- favoreció en algunos de sus puntos esenciales
tad. La realidad demostró que el cambio social, la posición de la Iglesia, quedó aún sin resolver
o lo que esto significara para aquella época, era lo relativo a los reclamos que por concepto de
más difícil de lograr por cuanto implicaba sacri- los valores de los bienes desamortizados había
ficar intereses, sobre todo de orden económico. planteado la institución católica. Tal parece que
Por ello la Iglesia aprovechó en favor propio las sumas solicitadas por la Iglesia en principio
las dubitaciones y errores de ideólogos y polí- sobrepasaron lo que el Estado estaba en capaci-
ticos, de uno y otro partido. Al final, con la dad de satisfacer, razón por la cual se suscito
una interesante polémica entre Núñez y la jerar-
219

quía eclesiástica, que finalmente se resolvió y morigeración de las solicitudes económicas


permitió la firma del concordato. planteadas por la jerarquía católica por concepto
de indemnización en el valor de los bienes ecle-
Según se desprende de lo anterior, el pre- siásticos desamortizados, y obtuvo de este modo
sidente Núñez entregó a la Iglesia gran parte la paz social, por lo menos en lo que hacía
del control educativo nacional a cambio de la referencia a las relaciones entre Estado e Iglesia.

Notas

* En el presente trabajo consideramos la ideología como un de textos, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
sistema de ideas, que incluye normas jurídicas, conceptos 1975, pág. 350.
filosóficos, políticos, religiosos, morales, entre otros, que
determina en cierto modo las acciones humanas e influye 4. Germán Colmenares, Historia económica y social de Co-
sobre el desarrollo de la sociedad. El concepto de ideología lombia, 1537-1719, Cali, Universidad del Valle, 1972,
de la dominación se utiliza en contraposición al de teología pág. 38, nota 61. Sería conveniente establecer en este
de la liberación, muy usual en círculos eclesiásticos para caso como en otros similares hasta donde la invocación
señalar el papel renovador de la iglesia de hoy en nuestra a las tesis tomistas eran fielmente hechas y en donde se
sociedad. Sin embargo, en el presente trabajo nos referimos iniciaba un posible interés de Estado o motivación reli-
en particular a la Iglesia como institución más que como giosa no del todo clara para una posible deformación de
doctrina, puesto que por la índole misma de nuestra síntesis los planteamientos doctrinarios del aquinatense.
algunos aspectos son insinuados únicamente. Se encuentra
en preparación un análisis más amplio sobre este mismo 5. Indalecio Liévano Aguirre, Los grandes conflictos socia-
tema. les y económicos de nuestra historia, 4a ed., vol. I, Bo-
gotá, Ediciones Tercer Mundo, págs. 93-121; 226-261;
1. Juan Solórzano y Pereyra, Política indiana, t. III, Madrid, 303-386.
Edit. Ibero-Americana, pág. 359.
6. Juan Fernández de Sotomayor, ob. cit., en Javier Ocampo
2. Silvio Zavala, La encomienda indiana, Madrid. Junta de López, El proceso ideológico..., pág. 502.
Relaciones Culturales del Ministerio del Estado, 1935,
pág. 17; Diego Montaña Cuéllar. Colombia, país formal 7. José Manuel Restrepo, "Memoria de 1826; El Constitu-
y país real, 3a ed., Bogotá, Edit. Latina, 1977, pág. 50. cional, Bogotá, enero 26 de 1826", en David Bushnell,
El régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá,
3. Para el sacerdote patriota, Juan Fernández de Sotomayor, coedición de Ediciones Tercer Mundo y Facultad de So-
la Iglesia había cometido algunos yerros que era preciso ciología de la Universidad Nacional, 1966, pág. 211.
superar con la Independencia, y explicó que aquellos la
condujeron a convertirse en "cómplice en las crueldades 8. Parroquia de Viracachá, Libro de Bautismos, 1788.
y asesinatos de una conquista bárbara y feroz"; Juan Núm. 6 ff. 14 v., 15.
Fernández de Sotomayor, "Catecismo o Instrucción Po-
pular. Por el C. Dr... Cura Rector y Vicario Juez Ecle- 9. Rafael Gómez Hoyos. "La Santa Sede y la Independencia
siástico de la valerosa ciudad de Mompox. Cartagena de colombiana", en Curso superior de historia de Colombia
Indias. Año 1814", en Javier Ocampo López, El proceso (1781-1830), t. III, Bogotá, Edit. ABC, pág. 182.
ideológico de la emancipación. Las ideas del génesis,
independencia, futuro e integración en los orígenes de 10. Ocampo López, El proceso ideológico..., págs. 271 y ss.
Colombia, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica
de Colombia, 1974, pág. 491. 11. Antonio de León, "Discurso político-moral sobre la obe-
Por su parte, el general Tomás Cipriano de Mosquera, diencia debida a los Reyes, y males infinitos de la insu-
en carta dirigida al arzobispo de Westminster en 1866, rrección de los pueblos. Predicado en la Catedral de San-
aseguró que "la disciplina de la Iglesia española que ha tafé de Bogotá por el D..., Prebendado de aquella Santa
regido en las colonias americanas, y el ejercicio del pa- Iglesia, año de 1816", en Ocampo López, El proceso
tronato eclesiástico -incluyendo el derecho eclesiástico ideológico... págs. 524-528.
en materias civiles, otorgado por los reyes de España-
constituyeron al clero como elemento de gobierno"; T. 12. Fernández de Sotomayor, "Catecismo...", en Ocampo
C. Mosquera al arzobispo Manning, enero 29 de 1866, López, ob. cit., págs. 489 y ss.
citado por Carey Shaw, Jr., "Documentos. La Iglesia y
el Estado en Colombia vistos por los diplomáticos nortea- 13. Pío VII, Encíclica Etsi Longissimo, Roma, enero 30 de
mericanos (1834-1906)", en Mito, 1955-1962. Selección 1816.
220
14. M. Palacio Fajardo al presidente del Estado de Cartagena, 32. Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia pág.
Londres, 7 de febrero de 1815, en Simón B., O'Leary, 50.
Memorias del General O 'Leary. Publicadas por su hijo...,
por orden del Gobierno de Venezuela, t. IX, Caracas, 33. Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales
Imprenta de la Gaceta Oficial, 1880, pág. 410. en Colombiana. [s. 1, s. f. ed.], págs 177 y 178.

15. León. XII, Encíclica Etsi Iam Diu, Roma, 1824. 34. Fernán E. González, Partidos políticos y poder eclesiás-
tico, Bogotá, Edit. Cinep, 1977, págs. 112 y 113.
16. Ibíd.
35. Fernán E. González, Partidos políticos y poder eclesiás-
17. José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de Nueva tico, págs. 110 y 111.
Granada, t. III, Bogotá, Biblioteca de Autores Colombia-
nos, Edit. ABC, 1953, pág. 114. 36. Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y el Estado en Colombia
pág. 265.
18. Colombia, Congreso de Cúcuta de 1821, Constitución y
Leyes, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1971, pág. 27. 37. Sergio Arboleda, "El clero puede salvarnos y nadie puede
salvarnos sino el clero. Informe leído el 25 de febrero
19. Robert McAfee a Louis McLane, mayo 2 de 1834, "Des- de 1857 en la Academia del Colegio-Seminario de Popa-
pachos diplomáticos", citado por Carey Shaw Jr., "Docu- yán", en La República en la América española, Bogotá,
mentos. La Iglesia y el Estado en Colombia vistos por Biblioteca Banco Popular, 1972, págs. 325-370.
los diplomáticos norteamericanos (1884-1906)", en Mito, Jaime Jaramillo Uribe, nos presenta un interesante y am-
1955-1962. Selección de textos, Bogotá, Instituto Colom- plio análisis crítico del pensamiento de Sergio Arboleda
biano de Cultura, 1975, pág. 334. en su valioso estudio El pensamiento colombiano en el
siglo XIX, Bogotá, Edit. Temis, 1964, págs. 256-287.
20. G. Mollien, Viaje por la República de Colombia en 1823,
Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Im- 38. George W. Jones a William H. Seward, agosto 3 de 1861
prenta Nacional, 1944, págs. 162-266. "Despachos", citado por Carey Shaw, Jr., "Documentos.
La Iglesia y el Estado en Colombia vistos por los diplo-
21. David Bushnell, El régimen de Santander en la Gran máticos norteamericanos (1834-1906)", en Mito, 1955-
Colombia, págs. 223, 224 y ss. 1962, Selección de textos, págs. 343 y 344.

22. Bushnell, El Régimen..., págs. 234 y 240. 39. J. P. Restrepo, ob. cit., pág. 400.

23. Bushnell, ob. cit., págs. 246-254. 40. "Decreto de setiembre de 1861 sobre desamortización de
bienes de manos muertas", en Rejistro Oficial, año I,
24. Ibíd., pág. 257. Bogotá, mie. 11 de se. de 1861, núm. 13, pág. 55.

25. Luis Antonio Bohórquez Casallas, La evolución educa- 41. "Decreto...", en Rejistro Oficial, págs. 55 y 56.
tiva en Colombia, Bogotá, Publicaciones Cultural Colom-
biana Ltda., 1956, págs. 254-255. 42. "Correspondencia entre el Poder Ejecutivo de la Unión i
el Señor Arzobispo de Bogotá, sobre el derecho de Tui-
26. Juan Pablo Restrepo, La Iglesia y el Estado en Colombia, ción", en Rejistro Oficial, Bogotá, 30 de Ago., 1861,
Gilbert and Rivington, 1881, págs. 259. pág. 43.

27. Rafael Gómez Hoyos, "La Independencia y la Santa 43. "Correspondencia...", Rejistro..., pág. 46.
Sede", en Curso superior de historia de Colombia pág
190. 44. Tomás Cipriano de Mosquera, "Carta Autógrafa de T.
C. de Mosquera al Papa Pío IX", en Rejistro Oficial,
28. Bushnell, El Régimen de Santander..., pág. 264. año I, Bogotá, enero 22 de 1862, pág. 163.

29. Robert McAfee a Louis McLane, mayo 2 de 1834, "Des- 45. Francisco de Paula Borda, Conversaciones con mis hijos,
pachos", citados por Shaw, "Documentos. La Iglesia..." Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1974, págs. 218 y
en Mito..., pág. 336. 219.

30. Luis Eduardo Nieto Arteta, Economía y cultura en la 46. J. P. Restrepo, ob. cit., pág. 388.
historia de Colombia, Homologías colombo-argentinas,
Bogotá, Librería Siglo, 1942, pág. 206. 47. Jan Bazant, Los bienes de la Iglesia en México (1856-
1875). Aspectos económicos y sociales de la revolución
31. Citado por Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colom- liberal, México, El Colegio de México, 1971, págs. 13-14
bia, 1849-1914, 3a ed., Bogotá, Ediciones Tercer Mundo y ss.
1973, págs 17 y 18.
48. Borda, ob. cit., pág. 182.
221

49 "Decreto de 5 de nov. de 1861 sobre extinción de Comu- 58. Rafael Núñez, "Circular del Secretario del Tesoro i Cré-
nidades", en Rejistro Oficial, Bogotá, nov. de 1861, núm. dito Nacional", en Rejistro Oficial, Bogotá, julio 18 de
24, pág. 100. 1862, págs. 263 y 264.

50. Borda, ob. cit., págs. 222. 59. Restrepo, ob. cit., págs. 397-398.

51 "Sometimiento de las comunidades relijiosas de Tunja a 60. Indalecio Liévano Aguirre, El proceso de Mosquera ante
los Decretos de Tuición i Desamortización de bienes de el Senado, Bogotá, Edit. Revista Colombiana Ltda.,
págs. 63-77; 88-107.
manos muertas", en Rejistro Oficial, Bogotá, enero 22
de 1862, pág. 163.
61. Peter J. Sullivan a William H. Seward, nov. lo de 1867,
"Despachos", citado por Carey Shaw, ob. cit., en Mito...,
52. Carta Pastoral del Papa Pío IX, en El Conservador, Bo- pág. 353.
gotá, Dic. 5 de 1863, núm. 13, pág. 2.
62. Miguel Salgar, Ajencia General de Bienes Desamortiza-
53. La Opinión, Bogotá, marzo 2 de 1864 [pág. I]. dos. Informe al Secretario del Tesoro, 1870, Bogotá,
pág. VI; Fernando Díaz Díaz, La desamortización de
54. Justo Moreno, "Manifestación del Cura de Natagaima", bienes eclesiásticos en Boyacá, Tunja, Universidad Peda-
en Rejistro Oficial, Bogotá, Ago. 15 de 1862, núm. 68, gógica y Tecnológica de Colombia, 1977, págs. 76-77.
pág. 13.
63. Los datos relativos a la desamortización en Bogotá fueron
55. Til Conservador, Bogotá, Sept. 26 de 1863, pág. 3. tomados de la monografía de grado elaborada por Sergio
Uribe Arboleda, sobre este tema y que le permitió optar
56. Carta de Vicente Bernal al Papa, citada por Carey Shaw, al título de Economista en la Facultad de Economía de
"Documentos. La Iglesia y el Estado en Colombia vistos la Universidad de los Andes, págs. 81 y ss.
por los diplomáticos norteamericanos (1834-1906)", en
Mito..., págs. 347-348. 64. Los datos relacionados con la desamortización en Boyacá,
proceden de nuestra investigación sobre el tema publicada
57. "Decreto de junio 8 de 1862", en Rejistro Oficial, Bogotá, recientemente por la Universidad Pedagógica y Tecnoló-
junio 9 de 1862, pág. 236. gica de Colombia, págs. 66 y ss. (Véase nota 62).
222 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Bibliografía
ARBOLEDA, SERGIO: La República en la América española, Bogotá, Biblioteca del Banco
Popular, 1972 (reedición).
BAZAN, JAN: LOS bienes de la iglesia en México (1856-1875). Aspectos económicos y sociales
de la revolución liberal, México, El Colegio de México, 1971.
BOHÓRQUEZ CASALLAS, LUIS A.: La evolución educativa en Colombia, Bogotá, Publicaciones
Cultural Colombiana Ltda., 1956.
BUSHNELL, DAVID: El régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, Coedición de
Ediciones Tercer Mundo y Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, 1966.
BORDA, FRANCISCO DE PAULA: Conversaciones con mis hijos, Bogotá, Biblioteca del Banco
Popular, 1974 (reedición).
COLMENARES, GERMÁN: Historia económica y social de Colombia, 1537-1719, Cali, Univer-
sidad del Valle, 1972.
COLOMBIA: Congreso de Cúcuta de 1821. Constitución y leyes, Bogotá, Biblioteca del Banco
Popular, 1971.
DÍAZ DÍAZ, FERNANDO: La desamortización de bienes eclesiásticos en Boyacá, Tunja, Univer-
sidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1977.
: Historia documental de Colombia. Siglos XVI, XVII y XVIII, Tunja, Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1974.
GÓMEZ HOYOS, RAFAEL: "La Santa Sede y la Independencia colombiana", Curso superior
de historia de Colombia (1781-1830), tomo III, Bogotá, Editorial ABC, 1950.
GONZÁLEZ, FERNÁN E.: Partidos políticos y clases sociales en Colombia, Bogotá, Editorial
Cinep, 1977.
LIÉVANO AGUIRRE, INDALECIO: LOS grandes conflictos sociales y económicos de nuestra
historia, 4a ed., Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1972.
: El proceso de Mosquera ante el Senado, Bogotá, Editorial Revista Colombiana
Ltda., 1966.
JARAMILLO URIBE, JAIME: El pensamiento colombiano en el siglo XÍX, Bogotá, Editorial
Temis, 1964.
a
MOLINA, GERARDO: Las ideas liberales en Colombia, 1849-1914, 3 ed., Bogotá, Ediciones
Tercer Mundo, 1973.
NIETO ARTETA, LUIS EDUARDO: Economía y cultura en la historia de Colombia. Homologías
colombo-argentinas, Bogotá, Librería Siglo xx, 1942.
OCAMPO LÓPEZ, JAVIER: El proceso ideológico de la emancipación. Las ideas de génesis,
independencia, futuro e integración en los orígenes de Colombia, Tunja, Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1974.
RESTREPO, JUAN PABLO: La Iglesia y el Estado en Colombia, Gilbert and Rivington,1881.
DE SOLÓRZANO Y PEREIRA, JUAN: Política indiana, Madrid, Editorial Ibero-Americana (s.f.).
SHAW, CAREY, JR.: "Documentos. La Iglesia y el Estado en Colombia, vistos por los diplo-
máticos norteamericanos (1834-1906)": MITO, 1955-1962. Selección de textos, Bogotá,
Colcultura, 1976.
ZAVALA, SILVIO: La encomienda indiana, Madrid, Junta de Relaciones Culturales del Minis-
terio del Estado. Imprenta Helénica, 1935.
El proceso de ¡a educación en la República (1830-1886) 223

El proceso de la educación
en la República (1830 -1886)
Jaime Jaramillo Uribe a pagarla con el producto de dichos bienes (ar-
tículo 1o). Los conventos de religiosos, con ex-
cepción de los de San Juan de Dios, deberían
igualmente establecer una escuela, que dirigiría
La República. Las reformas de Santander un religioso del convento. Las parroquias y pue-
blos llamados "de blancos" que tuvieran más
U na vez conquistada la independencia na-
cional, la organización de un sistema de
educación pública fue una de las primeras preo-
de 30 vecinos tendrían una escuela pública cos-
teada por dichos vecinos, a través de una contri-
bución que fijaría el alcalde del lugar y que no
cupaciones de las autoridades republicanas. La podría ser ni inferior a $ 200 anuales, ni superior
idea era consecuente con la formación intelec- a $ 300. En los pueblos de indígenas también
tual ilustrada de la élite criolla, que desde fines habría una escuela, de conformidad con el de-
del período colonial había planteado la moder- creto dictado por el Libertador el 20 de mayo
nización de la enseñanza, sobre todo de la ense- del mismo año.
ñanza superior, a la cual esa élite había comen- Los maestros deberían enseñar a los niños
zado a tener acceso desde las últimas décadas lectura, escritura, aritmética y los dogmas de la
del siglo XVIII. En este grupo militaban Santan- moral cristiana. «Les instruirán en los deberes
der, José Manuel Restrepo, Estanislao Vergara, y derechos del hombre en sociedad y les ense-
Zea, Joaquín Acosta, Castillo y Rada, Caldas, ñarán el ejercicio militar todos los días de fiesta
Jorge Tadeo Lozano, Joaquín Camacho y mu- y los jueveso en la tarde». Para este efecto, dice
chos otros. Bolívar tenía una formación intelec- el artículo 8 del mencionado decreto, «los niños
tual semejante. No debe olvidarse que la gestión tendrán fusiles de palo y se les arreglará por
cultural de España en América había sido uno compañías, nombrándose por el maestro los sar-
de los blancos de la crítica de los criollos y una gentos y cabos entre los que tuvieren mayor
de las justificaciones del movimiento de inde- disposición. El maestro será el comandante» (1).
pendencia. Como era frecuente en las disposiciones
El 6 de octubre de 1820 el general Santan- legislativas de la época, el primer decreto edu-
der, como vicepresidente de Colombia, dictaba cativo de la República contenía preceptos mora-
un decreto firmado por Estanislao Vergara como les y pedagógicos en abundancia, todos impreg-
secretario del interior, ordenando la organiza- nados de la filosofía filantrópica característica
ción de escuelas de primeras letras. Todas las de la pedagogía ilustrada que llegaba a la Nueva
ciudades, villas y lugares que tuvieran bienes Granada por los canales de la influencia intelec-
de propios procederían a fundar una escuela y tual inglesa y francesa. El decreto proscribía el
224 Nueva Historia de Colombia, Vol

uso de la férula y sólo autorizaba el azote dir la enseñanza popular en Inglaterra. Lancaster
"cuando los defectos del niño denotasen depra- estuvo en Caracas, llamado por Bolívar. A Bo-
vación". Para otras faltas se usarán "castigos gotá, enviado por la British and Foreign Society,
más decorosos" teniendo presente la diversidad llegó James J. Thomson, quien fundó sendas
de condiciones que debe haber entre los escola- escuelas para niños y niñas en la capital. El
res y la diferencia de genio y condición. Se nuevo sistema, que se basaba en la utilización
tenía en cuenta el principio pedagógico de la de los alumnos avanzados como instructores de
individualización de la enseñanza y la discipli- los menores, hizo rápidos progresos. En 1825
na. No faltó en este primer estatuto educativo había en Bogotá y sus alrededores 11 escuelas
de la República la preocupación por el indio. lancasterianas y 32 de las antiguas, según lo
El artículo 12 encarece a los gobernadores y informaba la Gaceta Oficial. Por la misma épo-
alcaldes la educación de los indígenas, "antes ca, también se fundaron estos centros de ense-
llamados indios" para que puedan salir "del em- ñanza en Antioquia, Mariquita, Neiva, el Soco-
brutecimiento y la condición servil a que por rro y otras provincias (2).
tantos años han estado sujetos". Junto a las escuelas de primeras letras se
El Congreso de Cúcuta (1821) abundó en dio atención a los colegios y a las casas de
los mismos propósitos. Al efecto expidió tres estudio. Estas combinaban los estudios prima-
leyes referentes al establecimiento de escuelas rios y los secundarios. Se ingresaba a ellas para
para niñas en los conventos de religiosas, la adquirir las primeras letras y para iniciarse en
reforma de los colegios y casas de educación y lo que entonces era la enseñanza media, algo
la creación de escuelas de primeras letras. En que no iba muy lejos de la enseñanza primaria
desarrollo de autorizaciones contenidas en ellas, de las escuelas modernas. En aquellas ciudades
Santander continuó su ambicioso plan legisla- donde había universidad, los colegios quedaban
tivo en materia de educación. Entre 1822 y incluidos en ellas. Donde no existían les era
1836, se crearon colegios y casas de estudio en prohibido incluir cátedras de tipo universitario
Tunja, Ibagué, Medellín, Cali, Pamplona, Santa y otorgar títulos en teología, jurisprudencia o
Marta, San Gil y Cartagena. Se crearon y reor- medicina. Pero de hecho, esta medida, que se
ganizaron las universidades de Santa Fe, Popa- encaminaba a mejorar la enseñanza profesional
yán y Cartagena, y finalmente se redactó el Plan reservándola únicamente a las universidades, no
general de estudios superiores, el 3 de octubre tuvo cumplimiento en la práctica. Para respon-
de 1826. También se pensó entonces en las es- der a las vanidades localistas se autorizaron cá-
cuelas normales para la formación de maestros. tedras de filosofía en la Casa de Estudios de
En 1822 se crearon las escuelas normales de Buga y en el Colegio de Pamplona; de filosofía
Bogotá, de Caracas y de Quito, conforme al y medicina, en el de Vélez; de jurisprudencia,
método lancasteriano, y en el mismo decreto se en la Casa de Chiquinquirá; de teología, en An-
ordenaba a los gobernadores de las provincias tioquia; de teología y medicina, en el Colegio
enviar a Bogotá un maestro para que se instru- de San Gil. Como resultado del interés de los
yera en el nuevo método, y luego de un examen gobiernos republicanos por las ciencias aplica-
regresara a difundir las nuevas orientaciones. das y por modernizar el contenido de los planes
Aunque, seguramente la práctica no iba a de estudio, el Plan general ordenaba a los cole-
corresponder exactamente a los ambiciosos pla- gios incluir cátedras de lenguas modernas (in-
nes teóricos, el país comenzó a organizar un glés y francés), matemáticas, química, física y
sistema de educación pública y a realizar lentos botánica.
progresos. Como la República había abierto no El interés por la educación se reveló tam-
sólo sus aduanas a las mercancías inglesas sino bién en la creación de una Dirección General
también sus fronteras intelectuales a las influen- de Instrucción Pública, a cuyo frente fue puesto
cias europeas, se seguía con mucha atención la el doctor José Félix de Restrepo. Como asesores
marcha de los sistemas educativos, particular- fueron designados Vicente Azuero y Estanislao
mente el movimiento de la Gran Bretaña. Bolí- Vergara. Se crearon también comisiones para
var y Santander personalmente habían entrado las diversas ramas educativas. Para la escuela
en contacto epistolar con Joseph Lancaster, primaria, José Rafael Revenga, Francisco Soto
quien con sus escuelas dominicales y su método y Rufino Cuervo. Para los colegios y universi-
de instrucción mutua había comenzado a difun- dades, José Manuel Restrepo, Castillo y Rada,
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 225

Vicente Azuero, Fernández Madrid, Gerónimo en Bogotá un colegio para ordenados; en Casa-
Torres y José María Estévez. nare una casa de estudios; en Cali un colegio
Producida la disolución de la Gran Colom- y en Buga una casa de educación. En Ibagué
bia, la República de Nueva Granada continuó un colegio que ha decaído. En Mompox se ha
sus esfuerzos en pro de la educación elemental reorganizado el colegio que fundó Pinillos. En
y universitaria bajo la presidencia de Santander, Pamplona un colegio y en Floridablanca otro.
quien para este efecto contó con la colaboración En Panamá se ha reorganizado el que existía y
de Rufino Cuervo, uno de los más fervorosos lo mismo en Santa Marta; en Pasto un colegio,
promotores de la educación pública. En su cali- otro en el Socorro, otro en San Gil y otro en
dad de gobernador de la provincia de Bogotá, Tunja. Y en Chiquinquirá se ha elevado a la
Cuervo fundó en 1833 la Sociedad de Educación clase de colegio la casa de educación fundada
Primaria. Joaquín Mosquera actuó como presi- por el doctor Paniagua.
dente, Pastor Ospina y el coronel Acosta como «Para las niñas se ha fundado el Colegio de la
secretarios. Al iniciarse el año de 1833 el go- Merced de Bogotá. Existen universidades: la
bierno informaba al Congreso que existían en Central en Bogotá, la del Cauca en Popayán y
el país 378 escuelas con 10.499 alumnos. Al la del Magdalena existente en Cartagena».
término de su gobierno en 1836, Santander en Luego, citando a Restrepo, el articulista
su mensaje final afirmaba la existencia de 1.000 alude a lo que era el contenido de la enseñanza
escuelas, entre públicas y privadas, y una pobla- en colegios y universidades, donde estaban au-
ción escolar de 26.070 alumnos. Es decir, 672 sentes las ciencias y contrasta la situación con
escuelas y 15.571 alumnos más con respecto al las innovaciones de la República al introducir
año en que se había iniciado su gobierno (3). las ciencias naturales, la física, la botánica, la
Aunque se daba prioritaria atención a la zoología y la mineralogía en lo que entonces
educación masculina, la femenina hizo también se llamaba "filosofía", y menciona la creación
algunos progresos. La Sociedad de Educación de la facultad de Medicina con cátedras de far-
Primaria estableció escuelas lancasterianas para macia, anatomía, terapéutica, patología general
niñas en los conventos de Santa Inés y Santa y nosología. También destaca la transformación
Clara, y Rufino Cuervo fundó el Colegio de la efectuada en la enseñanza del derecho al intro-
Merced, donde junto a la formación religiosa y ducir las cátedras de administración, derecho
en economía doméstica se enseñaban lenguas constitucional, derecho civil "moderno" y legis-
modernas, gramática y música. El norteameri- lación. Algo, pues, había cambiado, termina
cano John Stewart, que vivió en Bogotá en 1836, diciendo el articulista de El Constitucional (4).
observaba que el país hacía lentos progresos en
educación, pero que ésta había ganado indepen- La contrarreforma de Ospina Rodríguez
dencia con respecto al clero. Observaba también
que en Barranquilla y Mompós se veían más Al finalizar el gobierno de Márquez y tras
niños en las escuelas que en Bogotá. la guerra civil de los "supremos" (1839-1841)
Contestando la opinión de quienes afirma- durante el gobierno de Herrán el sistema educa-
ban que los cambios producidos por la Indepen- tivo sufrió otro cambio radical. Como fue fre-
dencia eran de poca significación o iban muy cuente en el siglo pasado, todos los problemas
lentos, un comentarista de El Constitucional de sociales se explicaron por fallas en la educación,
Cundinamarca comparaba la situación educativa de manera que después de un período conflictivo
de la época colonial con la obra cumplida por o de una guerra civil los gobiernos procedían a
la República: efectuar una reorganización en los planes y con-
«Bajo la dominación española había en la Nueva tenidos de la educación pública. En este caso
Granada las siguientes casas de educación e ins- la reforma estuvo ligada al nombre de Mariano
trucción pública: en Bogotá, dos colegios, el Ospina Rodríguez como ministro del Interior.
del Rosario y el de San Bartolomé, incluso en Ospina había sido un crítico permanente de la
este último el seminario. En Cartagena, Popayán orientación de la educación nacional. Había fo-
y Panamá cuatro seminarios conciliares. En lo mentado el estudio de las ciencias modernas en
que hoy es la Nueva Granada sólo había una Antioquia, defendía tenazmente la enseñanza
universidad a cargo de los frailes dominicanos. de las "ciencias útiles" y veía en la preferencia
«Bajo el gobierno republicano se han fundado: por las profesiones tradicionales (derecho, teo-
226 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

logía, medicina) uno de los obstáculos del pro- Al parecer, el proyecto no tuvo mucha re-
greso nacional. Alguna vez previno a sus hijos sonancia en las cámaras provinciales, pues en
sobre los peligros de un gusto excesivo por la su mensaje al Congreso de 1844, el señor Ospina
literatura, pues según su información, "nadie decía:
había encontrado minas de oro en el Parnaso". «En 1842 se manifestó por la secretaría a mi
Con particular energía adelantó un plan com- cargo a la legislatura la necesidad de dar a la
pleto de reformas tanto de la escuela elemental, instrucción pública una dirección conforme con
como de los colegios y universidades. A su ges- las necesidades del país, haciendo que no se
tión se debió, además, el regreso de los jesuítas consagre enteramente a formar abogados, mé-
al país y su reincorporación a la enseñanza dicos y teólogos, único objeto a que antes se
(1844). dedicaban los establecimientos de enseñanza...
Por medio de la ley 21 de 1842 se reformó Pero a pesar del clamor general a favor de tal
el régimen de la Universidad. El decreto de 2 enseñanza y contra la excesiva multiplicación
de mayo de 1844, reglamentó la enseñanza pri- de médicos y abogados y sobre todo de tinterillos
maria y normalista promulgando un Código de y charlatanes, abortos de los malos estudios de
Instrucción pública de 48 capítulos y 348 artícu- jurisprudencia y medicina, la mayor parte de
los.. El principio que informaba toda esta le- las cámaras sólo se apresuraron a lamentar que
gislación, siguiendo la tradición "borbónica" de se pretendiese poner en ejecución la ley citada
los gobiernos posteriores a la Independencia, de 15 de mayo, que mandó preferir en todos
era la intervención del Estado en la educación los colegios la enseñanza de las ciencias mate-
pública y privada, aunque se respetaba el prin- máticas, físicas y naturales de una utilidad po-
cipio de la libertad de enseñanza, es decir, la sitiva, según las circunstancias de cada provin-
libertad de organizar establecimientos privados cia, y los idiomas vivos, la geografía y la histo-
por parte de los ciudadanos y la de enviar los ria, y que autorizó a las cámaras para traer de
hijos a la escuela preferida por los padres. El países extranjeros profesores, máquinas, apara-
sistema de la enseñanza elemental comprendía tos y libros y lo demás que se requiere para
escuelas normales, primarias para niños y niñas establecer enseñanza práctica de aquellas cien-
separadas, escuelas talleres, escuelas para adul- cias y de los conocimientos industriales más
tos y salas para infantes. Por supuesto la divi- ventajosos para la respectiva localidad».
sión fue poco real, pues es muy improbable que Agregaba que, desgraciadamente, «todavía
dados los medios de que disponía el país, la pesa más el prestigio de las viejas profesiones
diferenciación haya podido llegar a esos grados. que la opinión favorable a las artes útiles e in-
No se tiene noticia de que las escuelas para dustriales». En el mismo informe se dice que
infantes, cuyas madres tenían que trabajar, hu- en el país existían 491 escuelas públicas y 712
bieran existido realmente. Tampoco de las es- privadas. En las públicas una población escolar
cuelas para adultos o de las escuelas talleres que de 26.924 alumnos, entre ellos 19.161 varones
no pasaron de ser proyectos. y 7.763 niñas; 241 escuelas y 4.087 alumnos
El plan de Ospina Rodríguez, siguiendo más que en el año anterior (5).
ideas que reiteradamente había expresado, acen- Ospina tenía sin duda una gran vocación
tuaba la importancia de las "ciencias útiles", de docente. Fue entre sus contemporáneos uno de
la formación moral y, sobre todo, de la discipli- los más preocupados por los problemas prácticos
na. El propósito de la formación escolar, decía y teóricos de la educación. Catedrático de cien-
en su introducción, es la instrucción moral y cias y economía política, él mismo, en su plan
religiosa, la urbanidad y la corrección y propie- y en la práctica, se preocupó mucho por los mé-
dad de la lectura, la elegancia y el buen gusto todos pedagógicos y por el ambiente que el
en la escritura, la gramática y la ortografía de maestro debía crear en la escuela. El plan de
la lengua castellana, la aritmética comercial, la 1842 previó la fundación de escuelas normales.
teneduría de libros, la geometría, el diseño y La primera se abrió en Bogotá, en 1843. En
su aplicación a la agrimensura, los principios cuanto a métodos de enseñanza se abogó por el
de la geografía y la historia de la Nueva Granada lancasteriano, el individual y el simultáneo, se-
y los elementos de la agricultura y la economía. gún fueran las condiciones reales del medio. En
El plan tenía un cierto balance entre contenido escuelas de muchos alumnos se emplearía el
humanístico y técnico. lancasteriano, en los grupos medios el simultá-
El proceso de la educación en ¡a República (1830-1886) 227

neo -un maestro para todo un curso- y en el llos años. Y evidentemente la política, la docencia
caso de unos pocos estudiantes, el individual. y en no pocas oportunidades la milicia fueron
El plan daba instrucciones sobre premios y cas- la gran vocación de la generación radical. La
tigos. Se proscribían la férula y los castigos fe en la educación como la vía más apropiada
humillantes, se recomendaba hacer agradable la para conquistar la civilización que entonces se
enseñanza y evitar la fatiga de las interminables perseguía tan afanosamente, quizá no se tuvo
lecciones. No parece que estos principios hayan nunca ni se ha vuelto a tener en la historia na-
tenido mucha vigencia práctica. En sus Memo- cional como en aquel momento. El esfuerzo por
rías, Aquileo Parra evoca su propia experiencia crear un sistema de educación pública y por
de escolar. Los profesores eran déspotas que llevar la escuela de las primeras letras a todos
aprovechaban toda oportunidad para humillar a los rincones de la República fue sin duda la
los alumnos. Los castigos eran severos. Los mayor realización de los gobiernos de la era
estudiantes mismos se convertían en verdaderos radical. La reforma de 1870, llevada adelante
salvajes cuando lograban evadirse de las duras por el gobierno del general Eustorgio Salgar con
condiciones de la disciplina escolar. Recuerdo el apoyo del entonces secretario del Interior Fe-
con horror, dice Parra, las patadas que se daban lipe Zapata y continuada con alternativas por
en las horas de recreación. Aquello era literal- los gobiernos anteriores a la Regeneración,
mente un campo de muías. Armaban tremendas puede juzgarse como la de mayor aliento en la
broncas nocturnas y tenían que ser llamados al historia de la cultura nacional, sobre todo si se
orden por las autoridades. En los ejercicios lla- tienen en cuenta los precarios antecedentes de
mados sabatinas, los estudiantes tenían el privi- donde partía. Abarcó todos los aspectos de la
legio de castigar al estudiante que fallaba en las educación, la escuela primaria, la secundaria y
respuestas que le pedían: era duramente gol- los estudios universitarios. Por primera vez el
peado con una regla. Generalmente estas prác- país dio prioridad a la escuela de primeras letras.
ticas terminaban en grandes broncas. Los estu- Por primera vez también se intentó establecer
diantes de los colegios, que eran una mezcla de la escuela gratuita, obligatoria y religiosamente
cursos primarios y secundarios, fueron obliga- neutral. La reforma del 70 se caracterizó tam-
dos a llevar insignias con la bandera y el nombre bién por tener una concepción integral del pro-
de su colegio para que pudiesen ser identificados blema educativo, ya que incluía desde la forma-
y vigilados por la policía (6). ción del maestro hasta la construcción de los
La educación privada y la femenina hicie- edificios escolares y la formulación de una con-
ron progresos en el período. El español José cepción pedagógica coherente con el desarrollo
Diéguez y su esposa Manuela Mutis fundaron de las ciencias y con una concepción política
en 1844 los dos primeros colegios privados para de los fines del Estado. Por las mismas razones
varones y mujeres. Don Lorenzo María Lleras fue apasionadamente combatida por quienes la
fundó el Colegio del Espíritu Santo, siguiendo consideraban responsable de una ruptura dema-
el modelo de los colegios americanos, dando siado profunda con la tradición nacional. Algu-
importancia especial a las ciencias naturales y nos de sus más tenaces opositores la declararon
los idiomas modernos, especialmente al inglés. responsable de la guerra civil de 1876.
Jugó un papel importante en la formación de la El decreto orgánico de la instrucción pú-
generación radical. Por razones económicas blica primaria del 1° de noviembre de 1870,
tuvo que cerrarse durante el gobierno de José dictado en desarrollo de leyes anteriores que
Hilario López. autorizaron al gobierno del general Salgar para
reorganizar la institución pública, fue el instru-
La reforma radical del 70 mento jurídico de la reforma. Verdadero código
educativo, fijó las normas del sistema en 10
Paz, caminos y escuelas constituían el pro- capítulos y 295 artículos. Todo está allí previs-
grama radical según Camacho Roldán. El grado to, desde la organización general administrativa,
en que lograron estos objetivos los gobiernos del hasta los métodos de enseñanza, los sistemas
60 al 80 fue muy diverso, pero probablemente disciplinarios, la forma y estilo de las construc-
file en la educación y en la cultura donde sus ciones escolares y los ideales morales (7).
realizaciones fueron mayores. Una república de Lo primero que debe destacarse es su pro-
catedráticos llamó alguien a la Colombia de aque- pósito de dar a la educación una administración
228

unitaria y autónoma dentro de las funciones ad- de los niños indigentes. Las escuelas fueron di-
ministrativas del Estado. Por primera vez se vididas en cinco tipos: primarias; primarias su-
crea una Dirección Nacional de Instrucción Pú- periores; de niñas; normales nacionales y seccio-
blica, anexa al Ministerio del Interior, cierta- nales; y casas de asilo. Estas últimas, especie
mente, pero con las funciones y responsabilidad de salas-cunas u hogares infantiles donde man-
suficientes para asegurar el desarrollo de una tendrían los hijos de las madres que tuviesen
política educativa. El director general de Ins- que trabajar.
trucción Pública, alto funcionario con el rango El espíritu pedagógico que impregna todo
de un ministro de gabinete, era nombrado por el plan coincide con las corrientes ilustradas de
el presidente de la República con aprobación la pedagogía europea. Se proscriben los castigos
del Senado. La categoría que quiso dársele al corporales "que pueden debilitar el sentimiento
cargo queda comprobada por las personas que del honor"; se prohibe toda clase de preferencias
lo desempeñaron en los años inmediatamente por razón del origen social de los estudiantes,
siguientes: Manuel María Mallarino, expresi- sea para el premio o el castigo; se insiste en la
dente de la República (1870), Santiago Pérez observación de las cosas y la naturaleza, espe-
(1872), Venancio Manrique (1873), Juan Félix cialmente en el desarrollo de los programas de
de León (1874), Enrique Cortés (1876). En los ciencias naturales. El decreto orgánico y su de-
Estados federales, se crearon los directores de sarrollo en la política educativa están impregna-
instrucción pública, nombrados por los presi- dos de un profundo moralismo político. El ideal
dentes de los respectivos Estados de candidatos de la educación es la formación del ciudadano
propuestos por el ejecutivo nacional. Estas eran virtuoso, tal como lo interpretó la mentalidad
las cimas de una organización jerárquica. En la liberal y democrática del siglo XIX. El artículo
base estaban los directores de escuela, los ins- 31 del título III es un buen ejemplo de ello.
pectores seccionales, un consejo de instrucción Dice así:
pública en cada Estado federal, compuesto por «Es un deber de los directores de escuela hacer
los inspectores y el director seccional, y juntas los mayores esfuerzos por elevar el sentimiento
de vigilancia en todos los distritos municipales. moral de los niños y jóvenes confiados a su
A estas juntas de vigilancia locales, nombradas cuidado e instrucción, y para grabar en sus co-
entre los "ciudadanos más ilustrados del distri- razones los principios de piedad, justicia, res-
to", según reza el decreto, les fueron atribuidas peto a la verdad, amor a su país, humanidad y
funciones muy importantes, entre ellas el control universal benevolencia, tolerancia, sobriedad,
del cumplimiento de la obligatoriedad de asis- industria y frugalidad, pureza, moderación y
tencia de los niños a la escuela. templanza, y en general todas las virtudes que
Los gastos de sostenimiento y las obliga- son el ornamento de la especie humana y la base
ciones administrativas fueron divididos entre la sobre que reposa toda sociedad libre».
Nación, los Estados federales y los distritos mu- Difícilmente podría enunciarse mejor el
nicipales. La Nación tendría a su cargo el sos- decálogo de las virtudes que constituyeron el
tenimiento de una escuela normal nacional, modelo de vida de la buena sociedad burguesa
creada por el mismo decreto para preparar los liberal en su etapa de formación y ascenso y el
altos funcionarios del sistema educativo y de ideal del ciudadano propio del liberalismo clá-
las escuelas normales que funcionarían en la sico:
capital de cada Estado, los gastos de la inspec- "Los maestros dirigirán el espíritu de sus discí-
ción nacional y la provisión de libros y útiles pulos, en cuanto su edad y capacidad lo permi-
de enseñanza y el sostenimiento de las bibliote- tan, de manera que se formen una clara idea de
cas públicas. Los Estados federales tendrían a la tendencia de las mencionadas virtudes para
su cargo el mantenimiento de las escuelas rura- preservar y perfeccionar la organización republi-
les, los gastos demandados por los consejos de cana del gobierno y asegurar los beneficios de
instrucción pública y el apoyo pecuniario a los la libertad".
distritos que por sus escasos recursos no alcan- Pero quizá donde mejor se observan los
zaran a costear una escuela pública. Los distritos principios que alimentaban la formación espiri-
municipales deberían ofrecer las construcciones tual y mental de la generación radical, es en los
escolares, los muebles, pagar los gastos de la preceptos relacionados con la obligatoriedad de
inspección local y proveer fondos para vestido la educación primaria y con la función de la
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 229

formación religiosa. Por primera vez en la his- en lo que respecta a la intervención de ésta en
toria política y legislativa del país se imponía la educación, había presentado muchas alternati-
la instrucción obligatoria. Toda la legislación vas desde que se produjo la Independencia y
anterior había definido la educación pública desde el primer gobierno del vicepresidente San-
como gratuita, pero no obligatoria. El artículo tander. Este y los gobernantes anteriores a 1850
87 del decreto orgánico la definía así: habían mantenido con firmeza la institución del
"Los padres, guardadores, y en general todos patronato heredada de la monarquía española.
los que tienen niños a su cargo, o los emplean De hecho el patronato implicaba la subordina-
y reciben en aprendizaje, están obligados a en- ción de la Iglesia al Estado y una gran indepen-
viarlos a una de las escuelas públicas del Distri- dencia de éste en la conducción de la política
to, o a hacer que de alguna manera se les dé la educativa. Aun gobiernos de orientación tradi-
suficiente instrucción. Esta obligación se ex- cionalista y conservadora como el de Herrán, y
tiende a todos los niños desde la edad de siete dirigentes del que será el partido conservador
hasta la de quince años cumplidos. Para los en la segunda mitad del siglo, como Mariano
mayores de quince años la concurrencia a las Ospina, Márquez y Rufino Cuervo, habían otor-
escuelas es potestativa, pero deberá en todo caso gado su asentimiento a la institución del patro-
ser recomendada con instancia por los funciona- nato, aunque hubieran propiciado, como fue el
rios locales y las comisiones de vigilancia de caso de Ospina Rodríguez, el mantenimiento
las escuelas". práctico de muy íntimas relaciones con la Igle-
Para hacer efectivo este mandato se estable- sia, y hubieran auspiciado medidas como el rein-
cieron sanciones que pudieron llegar hasta el greso de los jesuítas al país para hacerse cargo
nombramiento de tutores y guardadores que para de la dirección de planteles públicos y fundar
este efecto pudieran suplantar la patria potestad casas de estudio.
de los padres. Sin embargo, no fueron tan opti- La ruptura de esta tradición fue iniciada
mistas los legisladores del 70 como para no por José Hilario López en 1850, cuando el ya
darse cuenta de las dificultades reales que, dadas formado partido liberal decidió acoger como
las condiciones del país, se presentarían para la base de su política el principio mantenido por
efectividad de este mandato. Varias disposicio- algunos sectores liberales europeos que se ex-
nes suficientemente flexibles trataron de salvar presaba en la famosa frase de Cavour: "Iglesia
obstáculos. Las familias que pudieran compro- libre en el Estado libre". Es decir, la política
bar que en sus propias casas daban suficiente de la separación de poderes, que abría el paso
instrucción a sus hijos, podían ser eximidas de a la secularización de las actividades del Estado.
la obligación de enviarlos a las escuelas públicas A eso que el señor Caro criticaba en todas las
o privadas. Los niños que fueran requeridos por constituciones anteriores al 86 y que él y los
sus padres para trabajar, podrían asistir en cier- legisladores de la Regeneración trataron de cam-
tas horas de la jornada. A los que vivieran a biar volviendo al régimen concordatario o de
gran distancia de la cabecera del distrito se les colaboración entre las dos potestades hasta lle-
computaría en las horas de trabajo escolar el gar a un límite muy cercano al de la subordina-
tiempo que emplearan en llegar a las escuelas ción del Estado a la Iglesia, particularmente en
y volver a su casa. Pero de los verdaderos obs- lo que se refiere a cuestiones de educación.
táculos que tenía la realización del ideal de la Los hombres de la generación radical esta-
escuela obligatoria, de la incapacidad fiscal del ban poseídos de tres convicciones: primera, el
Estado para proveer de escuelas urbanas y rura- sistema republicano y democrático no puede
les al país o de suministrar maestros y materia- sostenerse sino con el apoyo de una ciudadanía
les, los legisladores del 70 no parecieron darse ilustrada. Sin un mínimum de educación carecen
cuenta en su ilimitado optimismo. de realidad instituciones como el sufragio, las
El segundo aspecto del contenido político libertades públicas y los planes de progreso eco-
y espiritual de la reforma, el que más controver- nómico y social; segunda, la Iglesia, ligada
sias produjo y el que a la postre causó el relativo como estaba en la Nueva Granada a los más
fracaso de ella, fue el referente al contenido atrasados sectores sociales, y a ideologías mo-
religioso de la enseñanza y a las relaciones con nárquicas o antidemocráticas, no puede llevar
los poderes eclesiásticos. La historia de las re- a cabo la tarea de conducir la educación popular;
laciones del Estado y la Iglesia, particularmente tercera, la educación es un deber y un derecho
230 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

del Estado y una de las expresiones de su sobe- giosa la comuna es inevitable, decía José Joa-
ranía. Por eso, si bien no fueron abiertamente quín Ortiz en La Caridad.
anticlericales -o lo fueron en menor grado y Uno de los más eficaces instrumentos de
con procedimientos y matices diferentes de los la reforma del 70 y de sus más logradas realiza-
liberales del 50-, por lo menos promulgaron la ciones fue la publicación de La Escuela Normal,
idea de la neutralidad del Estado y del sistema revista bisemanaria, órgano de la Dirección Na-
de educación pública en materia religiosa. Ni cional de Instrucción Pública. Editaba 3.000
siquiera proclamaron el laicismo que era la con- ejemplares en cada entrega, que se distribuían
signa de los gobiernos liberales latinoamerica- en gran parte gratuitamente. En sus páginas se
nos de la época. Según las disposiciones del publicaron numerosos textos de enseñanza por
decreto orgánico, la escuela oficial no impartiría entregas, se mantuvo informado al público y a
enseñanza religiosa obligatoria, pero no la ex- los maestros y profesores no sólo de las dispo-
cluiría; por el contrario, colaboraría para que siciones oficiales sino de la marcha del movi-
los ministros del culto la impartieran. Al res- miento educativo tanto en el país como en el
pecto decía el decreto orgánico, en el artículo exterior. En La Escuela Normal, en los Anales
36: «El gobierno no interviene en la instrucción de Instrucción Pública y en los Anales de la
religiosa; pero las horas de la escuela se distri- Universidad se seguía el rumbo de la educación
buirán de tal manera que a los alumnos les quede en los Estados Unidos y en los principales países
tiempo suficiente para que, según la voluntad europeos y se traducían artículos y ensayos so-
de los padres, reciban dicha instrucción de los bre temas de ciencias naturales, historia, filoso-
párrocos o ministros». Artículo que fue comple- fía y pedagogía. Allí vieron la luz obras y frag-
mentado con el mandato a los directores de es- mentos de obras de los más destacados educado-
cuela contenido en el artículo 82, numeral 3, res y filósofos de la educación de la época como
que reza: «Atender muy particularmente a la Emerson, Sarmiento, Elizabeth Peabody, Shel-
educación moral, religiosa y republicana de los don, Horace Mann.
alumnos, empleando, sin hacer uso de cursos Otro aspecto operante en la reforma fue la
especiales, toda su inteligencia y el método más llegada al país de una misión pedagógica alema-
adecuado, a fin de grabarles indefectiblemente na. En las décadas anteriores la élite cultural de
convicciones profundas acerca de la existencia orientación liberal se nutría de la cultura fran-
del Ser Supremo, creador del universo, del res- cesa y algo de la inglesa, y los representantes
peto que se debe a la religión y a la libertad de de la inteligencia tradicionalista y conservadora
conciencia; persuadirlos con el ejemplo y la pa- de la española -Balmes, Donoso Cortés, Me-
labra a que sigan sin desviarse el sendero de la néndez y Pelayo- y de los ultra franceses. Poco
virtud, predicarles constantemente el respeto a o ningún contacto se había tenido con la cultura
la ley, el amor a la patria y la consagración al alemana. La oportunidad vino, como ha sido
trabajo». frecuente en nuestra historia, a través de las
Pero este tipo de reconocimiento no satis- relaciones comerciales que en la década de los
facía a los espíritus tradicionalistas ni a la Iglesia setenta fueron muy intensas. Alemania, sobre
como institución. De ahí el conflicto que desen- todo el puerto de Bremen, fue el gran mercado
cadenó y ello explica por qué la cuestión reli- del tabaco colombiano, y el país era ya visto
giosa y el principio de la obligatoriedad fueron como un campo de inversión para capitales y
la piedra de toque de los opositores a la reforma. de residencia para emigrantes alemanes. El in-
Para Miguel Antonio Caro o para José Manuel tercambio de agentes comerciales y consulares
Groot la religión abstracta y el Ser Supremo que era muy activo, y fueron precisamente los infor-
reconocían los radicales eran un eco del Su- mes sobre la organización de las escuelas prusia-
premo Legislador del Universo de los francma- nas enviados de Berlín por Eustacio Santamaría
sones y de la religión natural de los impíos los que condujeron a la decisión tomada por el
pensadores de la Ilustración del siglo XVIII. Eran gobierno del general Eustorgio Salgar de traer
también el pórtico del ateísmo que completaría una misión alemana para asesorar a la Dirección
la difusión de la impiedad apoyada en las ense- Nacional de Instrucción Pública en la organiza-
ñanzas materialistas de los filósofos sensualistas ción de las escuelas normales que se fundaron
como Tracy. Y tras la impiedad vendrían la entonces en Bogotá y en todas las capitales de
anarquía y el comunismo. Sin educación reli- los Estados federales. A comienzos de 1872
El proceso de la educación en ¡a República (1830-1886) 231

llegaron al país nueve pedagogos alemanes con- El conflicto con la Iglesia fue sin duda el
tratados para un período de seis años. Su labor mayor obstáculo para la reforma. No obstante
no fue fácil. En algunos Estados fueron recibi- la posición conciliadora del arzobispo de Bogo-
dos con hostilidad por tratarse de "protestantes", tá, monseñor Vicente Arbeláez, que instó a los
que para los opositores al gobierno y a la reforma párrocos a colaborar con las escuelas, los curas
venían a desfigurar los sentimientos religiosos de pueblos y parroquias, con pocas excepciones,
de los niños colombianos. En algunos lugares fueron sus más recalcitrantes opositores. En
fracasaron por falta de medios de trabajo y por cuanto a los obispos, algunos atendieron el lla-
dificultades de idioma. En Barranquilla, Julio mado del arzobispo Arbeláez, pero otros, como
Walner se quejaba de no poder iniciar labores el obispo de Popayán, monseñor Carlos Bermú-
por falta de libros y de estudiantes. Pero Hots- dez, incitó a boicotear las escuelas públicas y
chick tuvo gran éxito en Cundinamarca; se resi- prohibió a los estudiantes asistir a las ceremonias
denció definitivamente en Colombia, editó li- de Semana Santa. Algo semejante hicieron los
bros y llegó a ser director de Educación Pública obispos de Pasto y Medellín, Manuel Canuto
en Santander. Para fines de 1872 la misión había Restrepo y José Ignacio Montoya. Declararon
organizado escuelas normales en todos los Esta- que la reforma era obra de la "secta infernal de
dos, tanto masculinas como femeninas (8). los francmasones" y que el decreto orgánico
La reforma del 70 fue sin duda la más implicaba no la educación obligatoria sino la
ambiciosa empresa educativa intentada en el si- corrupción obligatoria. Desde los púlpitos pa-
glo XIX, probablemente desproporcionada para rroquiales se prohibió la asistencia de los niños
los recursos económicos y humanos del país en a las escuelas y la colaboración en el levanta-
ese momento. Sus promotores, hombres como miento de los censos escolares bajo la amenaza
Enrique Cortés, Felipe Zapata, Manuel María de negar la absolución de los pecados a quienes
Mallarino, Eustacio Santamaría, Dámaso Zapa- infringieran el mandato. Simultáneamente se or-
ta, Santiago Pérez y los miembros más destaca- ganizaron en todo el país las sociedades cató-
dos de la generación radical, estaban profunda- licas, que en 1872 se reunieron en Medellín y
mente convencidos de su bondad y de que era se dieron un programa de "defensa de la reli-
esa la única vía para sacar al país de su atraso gión" bajo la amenaza de llegar hasta la "acción
y redimir de la ignorancia a los más bajos estra- directa".
tos de la población. Pero quizá subestimaron No menos intensa fue la oposición política
los obstáculos que encontrarían en su camino. conservadora. Desde las páginas de La Ilustra-
Establecer la enseñanza primaria obligatoria y ción, La Caridad y El Tradicionista, Carlos Hol-
la neutralidad religiosa del sistema educativo en guín, José Joaquín Ortiz y Miguel Antonio Caro
un país de las condiciones en que se hallaba combatieron la reforma en todos los campos en
Colombia en esos momentos, era una empresa nombre del axioma de la absoluta mayoría cató-
con muy pocas probabilidades de éxito. La re- lica de la Nación. La combatieron en el plano
forma tuvo que enfrentarse a los siguientes obs- jurídico, por considerarla violatoria de la Cons-
táculos: titución, que garantizaba la libertad de ense-
1) La hostilidad de la Iglesia como institu- ñanza y el derecho de los padres a escoger la
ción y de una población en su inmensa mayoría escuela para sus hijos. También fue combatida
católica y controlada espiritualmente por aquella. la reforma por centralista y por lo tanto contraria
2) La resistencia de algunos Estados fede- a la Constitución federal que los mismos promo-
rales con mayoría política adversa al gobierno tores de la reforma le habían dado al país en
y celosos defensores de los fueros regionales. 1863. Cuando el decreto orgánico fue presen-
3) La falta de recursos fiscales del Estado tado a las cámaras federales para su aprobación
y la ineficiencia de la burocracia administrativa. o rechazo, algunos Estados federales como el
4) La oposición unánime de la opinión con- de Antioquia, donde por lo demás el gobernador
servadora y aun la indiferencia o el disenti- Pedro Justo Berrío adelantaba una exitosa cam-
miento de sectores liberales, y paña educativa, lo rechazaron de plano. Otros,
5) El último, aunque no menos importante: como Cundinamarca, Tolima, Boyacá, Magda-
el bajísimo nivel cultural y la miseria de los lena, Panamá, Bolívar y el Cauca lo aceptaron
mismos sectores populares que intentaba favore- con reservas. Algunos se reservaron el nombra-
cer. miento de inspectores. Otros, como el Tolima
232 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

y el Cauca, lo aceptaron, pero impusieron ense- contradicciones políticas en que se vio envuelto
ñanza religiosa obligatoria9. En el campo de las el radicalismo después de la guerra del 76, pu-
finanzas, a pesar de que el país tuvo una década sieron término a su ambicioso intento de reforma
de relativa prosperidad, gracias a las sostenidas educativa. El gobierno del general Julián Truji-
exportaciones del tabaco y al auge de la quina 11o (1878-1880), llegó al poder con promesas
que comenzaba, los recursos fiscales del Estado de conciliación y contrarreformas. En efecto
eran escasos para sostener los gastos cuantiosos levantó las sanciones contra los obispos de Po-
que la reforma implicaba. Los gobiernos de en- payán, Pasto, Antioquia y Medellín, que habían
tonces, particularmente el de Murillo Toro, hi- sido expulsados del país por el gobierno de
cieron esfuerzos para mejorar el presupuesto Aquileo Parra, y eliminó la ley sobre sanciones
destinado a educación, pero los ingresos gene- a la intervención política de la Iglesia que había
rales no permitían pasar de límites modestos. aprobado el Congreso de 1877. Con las mismas
Según Aníbal Galindo, el presupuesto nacional orientaciones rectificadoras llegaría el movi-
de gastos en 1870 llegó a la suma de $2.850.000, miento de la Regeneración que se iniciaba con
el de los Estados federales a $1.850.000, y el el primer gobierno de Rafael Núñez (1880-
de los distritos municipales a $1.400.000. En 1882).
total, poco más de 6 millones.
En el mismo año, siendo secretario de Ha- El fin de la reforma radical
cienda Salvador Camacho Roldán, la Nación
apropió el 4% de sus ingresos para gastos edu- Al iniciarse el gobierno del general Julián
cativos, unos $ 200.000 y sólo la universidad Trujillo el panorama educativo era bastante os-
absorbía $ 40.000. Se comprende, pues, cuáles curo. Los periódicos de oposición hablaban del
serían las dificultades para pagar maestros, ins- desastre educacionista y exigían cambios. Dá-
pectores, directores de educación, editar textos maso Zapata, uno de los más activos dirigentes
y hacer construcciones escolares. de la reforma, que había sido durante ocho años
director de Instrucción Pública de Cundinamar-
La guerra civil de 1876, que según testimo- ca, tuvo que retirarse de su cargo por las presio-
nios de la época se hizo en defensa de la religión nes políticas, y hasta el director general de Ins-
y como protesta contra la tiranía docente del trucción Pública, Antonio Ferro, aceptaba que
Estado, interrumpió el proceso de la reforma. la reforma había tenido altos fines pero poco
Las escuelas y universidades se cerraron por sentido práctico. Existía una atmósfera de cam-
dos años, y muchas de ellas fueron convertidas bios, que inició el gobierno del general Trujillo
en cuarteles. La revista Escuela Normal publicó levantando el exilio de los obispos expatriados
su último número en agosto del mismo año. El en 1872 y derogando la ley que limitaba las
número de escuelas y estudiantes en 1880 era actividades de la Iglesia. Pero esta política de
inferior al de 1876: 1646 escuelas y 79.123 es- rectificaciones sería llevada más adelante por
tudiantes en el 76, 1.395 y 71.500 en 1880. el primer gobierno de Rafael Núñez que se ini-
Los reformadores del 70 habían hecho un gran ciaba en 1880. En circular dirigida a todos los
esfuerzo por dotar al país de un sistema educa- establecimientos de instrucción pública, el se-
tivo integrado, basado sobre todo en el estímulo cretario de Instrucción, Ricardo Becerra, recor-
a la educación primaria; habían creado una mís- daba a las universidades, colegios y escuelas
tica educacionista en amplios sectores y podían que la enseñanza religiosa debería darse, que
exhibir algunas realizaciones. En el país funcio- las autoridades eclesiásticas designarían los pro-
naban 20 escuelas normales que empezaban a fesores y señalarían los textos y que cualquier
mejorar la preparación de maestros y profesores violación de las normas fijadas en la circular
bajo la dirección de la misión alemana y a través sería castigada severamente. La misma circular
de las lecturas de La Escuela Normal, que los recomendaba impulsar la enseñanza de la urba-
pusieron en contacto con la pedagogía de Pesta- nidad y el civismo, pues era deplorable el estado
lozzi y Froebel y con las corrientes científicas de cultura de la población. Agregaba un intere-
de la época. En fin, el problema educativo se sante cuadro de costumbres para ilustrar su lla-
había puesto en el primer plano de la opinión mado:
nacional. Pero las reacciones contrarias desata- «Impresión de profunda pena da el cuadro que
das por el manejo de la cuestión religiosa y las presentan nuestras ciudades en los días de fiesta
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 233

o de descanso. Las madres recluidas con sus una de las más directas víctimas de este período
hijos en las casas; los obreros en las tabernas de anarquía política y desorganización adminis-
alcoholizándose, los jóvenes yéndose a ciertos trativa. Los planes de desarrollo educativo pro-
establecimientos que la falsa civilización ha in- yectados en 1870 apenas habían comenzado a
ventado y bautizado con el nombre de clubes, dar sus frutos. Las escuelas normales fundadas
y que está demostrado son las instituciones más durante la administración Salgar y organizadas
aparentes para debilitar y destruir la sociabilidad por la misión alemana no alcanzaron a producir
en el hombre y en la mujer educados. Luego dos generaciones de maestros. La universidad
los perros y los burros apaleados, atravesados se dispersó en facultades y escuelas dependien-
en las calles; los comerciantes obstruyendo el tes de los ministerios. Los magros recursos fis-
paso con sus mercancías y basuras. No tenemos cales destinados a la educación vinieron a me-
fuentes ni parques. En nuestras ciudades no hay nos, puesto que el orden público y las necesida-
tránsito reglamentado ni para las gentes de a des militares tenían prioridad sobre cualquier
pie, ni para los caballos; no hay paseos con gasto del Estado. En materia de educación ele-
protección y vigilancia, el servicio de las fuentes mental los avances fueron limitados. Al finalizar
públicas no está regularizado; en los espectácu- el siglo la población escolar sólo alcanzaba la
los públicos y aun en las reuniones privadas los cifra de 144.667 estudiantes (12).
concurrentes apenas se ven protegidos en sus
derechos y en ocasiones tienen que ceder a la La época fue también de radicales cambios
fuerza y a la incivilidad de unos pocos que re- políticos. La elección de Rafael Núñez para la
claman estar los primeros, tal vez sin haber re- presidencia por una alianza de fracciones de los
cibido invitación y sin haber pagado su entra- partidos liberal y conservador en 1884, fue el
da» (10). comienzo de una etapa de cambios y convulsio-
nes políticas, económicas y sociales. Con la
El gobierno del señor Zaldúa (1882-1884) consigna "Regeneración política o catástrofe",
continuó la política conciliadora, pero mantuvo Núñez dio comienzo a un período de reformas
lo poco que quedaba de las reformas iniciadas fundamentales. La organización federal del Es-
en el 70. Los opositores, sin embargo, no esta- tado fue sustituida por una unitaria y centralista,
ban satisfechos. Comentando el mensaje en- y la política económica del laissez faire por una
viado por el presidente al terminar su período, política más interventora, particularmente en los
decía Martínez Silva en su "Revista Política" asuntos monetarios y bancarios. La fundación
de El Repertorio colombiano: del Banco Nacional, el manejo de la moneda y
«En punto a instrucción pública el discurso del la organización fiscal, fueron las piedras de to-
señor Zaldúa no satisface las justas aspiraciones que de la oposición al gobierno de la Regenera-
de los católicos. No habla sino de reforzar la ción y probablemente uno de los factores que
cultura moral y de dar a la enseñanza un carácter pesaron en el conflicto que se desató en 1899.
más práctico, pero pasa inadvertida la mons- Pero el cambio más radical, posiblemente, se
truosa iniquidad introducida por el radicalismo produjo en las relaciones entre la Iglesia y el
y corregida en parte por la administración Nú- Estado. Este cambio fue también el que más
ñez, de hacer la enseñanza primaria obligatoria afectó la marcha de la educación. Desde su pri-
y de alejar de la escuela toda instrucción religio- mer gobierno (1880-1882) Núñez había iniciado
sa, cuando no de llevar a ella la propaganda de una política de conciliación con la Iglesia. Es-
la impiedad (11). taba convencido de que esa era una de las bases
de una política de reconstrucción nacional. Los
La Regeneración constituyentes de 1886 lo acompañaban en esa
orientación e introdujeron en la nueva Constitu-
El período comprendido entre 1880 y 1900 ción las reformas que, complementadas con el
es uno de los más conflictivos de la historia de Concordato firmado entre el gobierno colom-
Colombia. Cuatro guerras civiles -1876, 1885, biano y la Santa Sede en 1887, darían a la Iglesia
1895, 1899-, largas y cruentas algunas, como Católica el control completo de la educación
la del 76 y la de los Mil Días al finalizar el por lo menos hasta 1930, época en que los go-
siglo, dejaron al país empobrecido económica- biernos liberales iniciaron una recuperación de
mente y profundamente dividido en sus corrien- las prerrogativas del Estado en materias educa-
te» de opinión. La educación, desde luego, fue tivas (13).
234 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

El artículo 41 de la Constitución de 1886 el suministro de útiles escolares y por cuenta


establecía: de los municipios el suministro de locales. Um
"La educación pública será organizada y dirigidla repartición que se prolongaría a través de toda
en concordancia con la Religión Católica" y "La la historia educativa del siglo xx y que aún se
instrucción primaria costeada con fondos públi- perpetúa parcialmente a pesar de sus negativos
cos será gratuita y no obligatoria". resultados y de los intentos que se han hecho
Los artículos 12 y 13 del Concordato de por nacionalizar la enseñanza primaria. La edu-
1887, los más directamente relacionados con la cación secundaria y superior se dejó por cuenta
educación, dicen: del gobierno nacional, pero se autorizó a los
Art. 12.- En las universidades y colegios, en departamentos para fundar colegios y centros
las escuelas y en los demás centros de enseñan- profesionales.
za, la educación e instrucción pública se organi- Aparte de estas normas, el decreto contenía
zará y dirigirá en conformidad con los dogmas los preceptos convencionales sobre exámenes,
y la moral de la Religión Católica. La enseñanza sanciones, premios. Estatuyó unas juntas pro-
religiosa será obligatoria en tales centros, y se vinciales de educación compuestas por el pre
observarán en ellos las prácticas piadosas de la fecto de la provincia y 3 ó 4 personas nombradas
Religión Católica. por el gobierno. Los capítulos y artículos que
Art. 13.- Por consiguiente, en dichos centros podrían denominarse ideológicos contienen las
de enseñanza los respectivos ordinarios diocesa- recomendaciones frecuentes en este tipo de d e
nos, ya por sí, ya por medio de delegados espe- cumentos y no son formalmente diferentes de
cíales, ejercerán el derecho, en 10 que se refiere los que estamparon los moralistas radicales. Las
a la religión y la moral, de inspección y revisión escuelas tienen por objeto, dice el artículo 3"
de textos. El arzobispo de Bogotá designará los del capítulo primero, formar hombres instruidos
libros que han de servir de textos para la religión suficientemente en los conocimientos elementa-
y la moral en las universidades; y con el fin de les, sanos de cuerpo y espíritu, dignos y capaces
asegurar la uniformidad de la enseñanza en las de ser ciudadanos del país. Es deber de los
materias indicadas, este prelado, de acuerdo con directores de escuela elevar el sentimiento reli-
los otros ordinarios diocesanos, elegirá los tex- gioso y moral de los niños, dice el artículo 5".
tos para los demás planteles de enseñanza ofi- En fíí, según el decreto, los maestros serán
cial. El gobierno impedirá que en el desempeño nombrados por el gobierno departamental y «de
de asignaturas literarias, científicas y, en gene- ben tener buena conducta y profesar la religión
ral, en todos los ramos de instrucción, se propa- católica)) (15).
guen ideas contrarias al dogma católico y al Algunos aspectos estrictamente pedagógi-
respeto y veneración debidos a la Iglesia (14). cos no debieron cambiar muy sigmficativamen-
En desarrollo de estos principios constitu- te. La Revista de Instrucción Pública remplazó
cionales se dictaron la ley 89 y el decreto regla- los Anales de Instrucción Pública, pero siguió
mentarlo 349 de 1892, este último conocido Publicando artículos biográficos de Pestalozzi,
posteriormente con el nombre de Plan Zerda, Froebel y otros educadores modernos e informes
en los cuales se establecieron las bases del sis- sobre la marcha de la educación en Alemania,
tema nacional educativo. Se estatuye en estas Austria y Francia.
disposiciones que el gobierno central tendrá la
suprema inspección y reglamentación de la en- La enseñanza universitaria.
señanza para dar cumplimiento al artículo 41 La universidad republicana
de la Constitución nacional y para que "hasta del a ~ m z a l3
donde sea posible" se siga un mismo plan en La educación, tanto la primaria como la
toda la Nación. La Educación fue dividida en media y la superior, fue una de las primeras
primaria, secundaria y profesional. Se organizó preocupaciones de los gobiernos republicanos
la inspección educativa y se establecieron las y particularniente de Bolívar y Santander. Y era
direcciones departamentales de educación, que explicable. El nuevo Estado necesitaba ampliar
estarían bajo el control de los gobernadores. Se su'clase dirigente y capacitarla para a s m &sus
dejó a cargo de los departamentos la instrucción nuevas tareas en la administración pública, en
primaria en 10 que se refiere al nombramiento la conducción de las relaciones eieriores; en
y pago de los maestros; a cargo de la Nación las mismas labores educativas y en las activida-
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 235

des privadas. Muchas de sus figuras más cons- para que se instruyera en el método y luego
picuas se habían formado en la atmósfera de las regresara a practicarlo. En el mismo año se fun-
reformas borbónicas y habían recibido la in- daron numerosos colegios: Boyacá (Tunja), San
fluencia de Mutis y de los españoles "ilustrados" Simón (Ibagué), Antioquia (Medellín), Santa
de fines del siglo XVIII. Hombres como José Librada (Cali), San José (Pamplona), Guanentá
Manuel Restrepo, Castillo y Rada, Estanislao (San Gil) y los de Santa Marta y Cartagena (17).
Vergara y Francisco Antonio Zea habían sido La ley del 18 de marzo de 1826 creó las
lectores de Jovellanos y Feijoo y colaboradores universidades públicas de Quito, Bogotá y Ca-
directos de la Expedición Botánica. Tenían por racas, y el decreto número 3 de octubre del
lo tanto una clara idea de la importancia de la mismo año reglamentó su funcionamiento (18).
educación para el desenvolvimiento del país, La universidad tendría cinco facultades: filosofía,
sobre todo de la educación técnica y de las "cien- jurisprudencia, medicina, teología y ciencias
cias útiles", por las cuales ellos mismos y los naturales. Harían parte de ella la antigua Biblio-
altos funcionarios de la administración colonial teca Pública y un museo de ciencias naturales.
habían clamado inútilmente. El decreto mencionado, firmado por Santander
La organización de un sistema educativo como vicepresidente y por José Manuel Res-
era pues una de las tareas más urgentes de la trepo como secretario del Interior, era un verda-
República. Santander, con la colaboración muy dero código que reglamentaba la enseñanza uni-
estrecha de José Manuel Restrepo, la acometió versitaria hasta en sus más mínimos detalles.
con gran entusiasmo después de Boyacá. Por Contenía 33 capítulos y más de trescientos ar-
decreto del 6 de octubre de 1820, firmado por tículos. Todo estaba allí considerado: los edifi-
Estanislao Vergara como secretario del Interior, cios, los requisitos de ingreso; los deberes de
se ordenó la creación de escuelas de primeras estudiantes y profesores; los textos de cada una
letras en todas las ciudades, villas y lugares que de las materias; los exámenes y el otorgamiento
tuvieran bienes de propios. Igual obligación se de títulos, etc. Como primer rector se designó
estableció para los conventos de religiosas y al ilustrísimo señor don Fernando de Caycedo
religiosos, que debían tener una escuela anexa y Flórez. Como catedráticos figuraron Francisco
para párvulos, para los pueblos "antes llamados Soto, Vicente Azuero, J. María del Castillo y
de blancos" y para "anteriormente llamados de Rada y Estanislao Vergara. El estatuto era un
Indios". El decreto contenía minuciosas instruc- modelo del criterio reglamentarista que caracte-
ciones de método, disciplina y materias de en- rizó la última etapa del Virreinato y un ejemplo
señanza. Los maestros deberían enseñar a los del espíritu que tuvieron las reformas borbóni-
niños la lectura, la escritura y los principios de cas. No es imposible que haya sido redactado
la aritmética, y además los dogmas de la religión teniendo a la vista, o por lo menos en mientes,
y la moral cristianas. los planes de Moreno y Escandón pues hay entre
«También les instruirán en los deberes y dere- ambos, semejanzas formales y de fondo sorpren-
chos del hombre en sociedad -decía el artículo dentes. Por ejemplo, en los autores recomenda-
octavo- y les enseñarán el ejercicio militar todos dos para los estudios de derecho romano y teo-
los días de fiesta y los jueves por la tarde. Con logía: Henecio y Vinio para los primeros, Lamí,
este último objeto les tendrán fusiles de palo y Santo Tomás, Melchor Cano, Lekis y Bergier
se les arreglará por compañías, nombrándose para los segundos. Y en este principio metodo-
por el maestro los cabos y sargentos entre aque- lógico puesto en el artículo 229 del plan:
llos que tuvieren mayor edad y disposición. El «Los autores designados en este decreto para la
maestro será el comandante». enseñanza pública no deben adoptarse ciega-
Como reflejo de las ideas "ilustradas" y mente por los profesores en todas su partes. Si
liberales que aquella generación había apren- alguno o algunos tuvieren doctrinas contrarias
dido en Beccaria, el decreto proscribe el uso de a la religión, a la moral o a la tranquilidad pú-
la férula y sólo autoriza los azotes «cuando los blica, o errores por algún otro motivo, los cate-
defectos del niño denoten depravación» (16). dráticos deben omitir la enseñanza de tales doc-
En 1822 se crearon las escuelas normales trinas, suprimiendo los capítulos que las contra-
"siguiendo el método lancasteriano" en Bogotá, vengan y manifestando a sus alumnos los errores
Quito y Caracas, y se ordenó que todas las pro- del autor o autores en aquellos puntos, para que
vincias enviaran a estas ciudades un maestro se precavan de ellos y de ningún modo perjudi-
236 Nueva Historia de Colombia. Vol 2

quen los sanos principios en que los jóvenes sidad, madre de tantos hombres preclaros, no
deben ser imbuidos» (19). presentaba un cuadro menos doloroso. En el
Las novedades que el plan de 1826 estable- edificio de San Bartolomé se había acuartelado
cía se limitaban a la enseñanza de la economía el Batallón Callao y destruido los pocos instru-
política, para la cual se ordenaba el texto del mentos de física que quedaban, lo mismo que
economista liberal francés Juan Bautista Say, y parte de la biblioteca. El desarreglo y la injus-
del derecho y la filosofía donde se utilizarían ticia reinaban en las asignaciones de los cate-
las obras de Bentham, Montesquieu, Mably y dráticos y empleados, y la disciplina interior era
Condillac. Era este el aspecto que podríamos ninguna para los pocos jóvenes que cursaban
llamar liberal de la nueva educación universita- en ella» (21).
ria y el que provocó la virulenta reacción de los Al describir el desorden administrativo y
elementos tradicionalistas que miraban en ella financiero de la institución, el señor Cuervo re-
una amenaza para la estabilidad moral y política cordaba que la ley orgánica de 1826 prohibía
de la Nación. En lo que se refería a la filosofía nombrar catedráticos que no tuvieran renta a
utilitarista de Bentham, su enseñanza fue luego cualquier otro título, con el objeto de no gravar
prohibida por un decreto del Libertador cuando los fondos de la enseñanza con muchos sueldos
éste asumió la dictadura en 1827. y propugnaba un sistema de servicios docentes
Para el desarrollo de los nuevos proyectos gratuitos, desempeñados por personas que tuvie-
universitarios el gobierno colombiano había ran otra clase de ingresos. Sería pues, útil
contratado en 1822, por conducto de Zea, una -agregaba- que por punto general se resolviese
misión científica francesa que llegó a Bogotá que ningún empleado de la Universidad que dis-
presidida por el químico francés Juan Bautista fruta por otro título de una renta de más de mil
Boussingault. Formaban parte de ella el botá- pesos anuales, perciba sueldos de los fondos de
nico peruano Mariano Rivero, Mario Goudot enseñanza. Con esta medida se podrían aumen-
(naturalista), Desiré Roulin (médico) y James tar lo sueldos de los que no tienen otras entradas
Bourdon (entomólogo). La misión francesa no suficientes para su manutención o se harían los
tuvo en realidad función práctica. La mayoría gastos para la compra de libros para la biblioteca
de sus miembros regresaron a Europa un año e instrumentos para las ciencias exactas y expe-
después. Sólo quedó en el país Boussingault, rimentales, como también para la fundación de
sin funciones de enseñanza, dedicado a activida- cátedras de química y botánica (22).
des mineras particulares en Antioquia. Por la En 1836, el doctor Cuervo fue nombrado
misma época llegaron al país algunos médicos rector de la Universidad. El presidente le comu-
ingleses como Dudley y el doctor Cheyne y nicaba su elección en estos términos:
franceses como Pablo Broc y Bernardo Daste «Los doctores de esta Universidad han anulado
que colaboraron en la enseñanza de la medici- la sentencia pronunciada contra usted por Brous-
na (20). sais en segunda instancia; ellos le han nombrado
La universidad del general Santander tuvo rector en concurrencia con el doctor Soto, y el
una vida accidentada, como lo fue la historia gobierno ha aprobado la elección prometiéndose
política del país en los años que siguieron a la que usted acepte el rectorado por amor a la
disolución de la Gran Colombia. Su actividad educación, por gratitud a los electores y por
académica debió de ser lánguida si se excluye interés en favor de este establecimiento literario
la enseñanza del derecho, que por razones polí- que debiendo ser el primero de la República,
ticas se hacía sentir y daba lugar a polémicas, es el último».
como la interminable en torno al utilitarismo. En su mensaje al Congreso, Santander in-
A juzgar por la descripción que de ella hizo don formaba que había en el país 1.700 estudiantes
Rufino Cuervo en su memoria como secretario en cursos de teología, derecho, filosofía, quí-
de Educación del Departamento de Cundina- mica, economía política y medicina. Un año
marca en 1831, su situación era lamentable. más tarde se aprobaba una ley que ordenaba
«Si en la educación primaria se mostraban las crear cátedras de estas disciplinas en los colegios
huellas de los últimos sucesos de Colombia [di- de provincia con el objeto de ampliar las opor-
cen Ángel y Rufino J. Cuervo en su Vida de tunidades de estudio y descentralizar la enseñan-
Rufino Cuervo, refiriéndose a la proclamación za. Y otra ley que permitía a un estudiante tomar
de la dictadura del general Urdaneta] la Univer- en un mismo año dos o más materias de un
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 237

grado, que en esa formación podría obtenerse en 9servador colombiano, miraban con simpatía sus
meses. Santander pidió que se cambiase el sis- ideas y su nombre era citado como autoridad
tema porque rebajaba a muy bajos niveles la en los debates del Congreso Constituyente de
enseñanza. Cúcuta (24). Pero su popularidad despertó también
A pesar de la penuria de medios financie- la reacción enconada de los medios tradiciona-
ros, algunas figuras aisladas se destacaron por listas católicos. La moral utilitaria, basada en
su esfuerzo científico: Lino de Pombo enseñaba el principio que identificaba el placer con el
matemáticas; Joaquín Acosta había reorgani- bien, se consideraba contraria a la moral cris-
zado el Museo Nacional al lado de Francisco tiana del decálogo. La peor innovación que se
Javier Matís; Juan María Céspedes, Manuel Ma- hizo entonces -decía José Manuel Groot-, peor
ría Quijano y Francisco Bayón enseñaban quí- que la introducción de la masonería y de las
mica, botánica y mineralogía. La enseñanza de sociedades bíblicas, fue la difusión de las obras
las ciencias modernas hacía también progresos de Bentham (25). La adopción oficial del Tratado
en Antioquia, donde Mariano Ospina Rodríguez de legislación como texto obligatorio para la
las introdujo en el Colegio Provincial, donde enseñanza del derecho público en universidades
tuvo la colaboración del francés Luciano Brug- y colegios llevó la polémica a su climax. Sus
nelli. opositores la consideraban una violación de la
Al finalizar el gobierno del general Santan-Constitución de Cúcuta, que aceptaba la fe ca-
der en 1836, no obstante los esfuerzos hechos tólica como la base de la moral de la Nación y
para fomentar las ciencias naturales y por supe- una limitación de los derechos de los padres a
rar el colonial esquema de derecho, teología y educar sus hijos dentro de los principios cristia-
medicina, éstas seguían siendo preferidas. En nos que todos profesaban.
agosto de 1837 había 3.102 estudiantes en 3 La controversia tuvo su culminación en la
universidades, 20 colegios públicos para varo- acre polémica pública entre el doctor Vicente
nes y 6 casas de educación; 45 cursos de lenguas, Azuero y el padre Francisco Margallo, párroco
46 de filosofía, 41 de leyes, 15 de teología, 13 de la iglesia de La Tercera, quien en sus sermo-
de medicina, 2 de química, 1 de botánica, 2 de nes dominicales y sus artículos publicados en
literatura, 3 de música, 4 de dibujo y 1 de litur-el Gallo de San Pedro adelantó una violenta
gia (23). campaña contra el benthamismo y contra su más
activo defensor, Vicente Azuero (26). El gobierno
El ambiente intelectual de la época de Santander consideró excesiva y peligrosa la
campaña y solicitó la intervención del arzobispo
El ambiente educativo e intelectual de las Caicedo y Flórez para que éste pusiera término
dos décadas posteriores a la Independencia está a las actividades del ardoroso padre Margallo,
envuelto y emponzoñado por la controversia en quien fue sancionado con 10 días de reclusión
torno a Bentham y sus ideas utilitaristas. Los en el convento de San Diego. Cumplida su pe-
más destacados líderes intelectuales neogranadi- nitencia, el padre Margallo salió de allí a con-
nos colaboradores de Santander y Bolívar ha- tinuar combatiendo el utilitarismo hasta su
bían tomado contacto con las ideas del filósofo muerte en 1837 (27).
inglés del utilitarismo desde comienzos del siglo Los más beligerantes partidarios del ben-
a través de las traducciones que de sus obras thamismo, Azuero en primer lugar, sostenían
hizo en España don Ramón Salas, profesor de que la doctrina del filósofo inglés no era contra-
la Universidad de Salamanca. En La Bagatela ria a la moral, porque no era inmoral ni anticris-
de Nariño apareció su nombre en Santa Fe por tiano buscar la felicidad como fin del hombre.
primera vez al reproducir un artículo de Blanco Tampoco atacaba Bentham las instituciones so-
White en su elogio. Bolívar y Santander lo ad- ciales tradicionales como la familia, la propie-
miraban; éste último sostenía con él correspon- dad, el Estado o la religión. La malquerencia
dencia y Bentham cultivaba su liderazgo en las de sus opositores, según Azuero, se basaba úni-
nacientes repúblicas latinoamericanas. Vicente camente en que era un autor protestante. Pero
Azuero, Ezequiel Rojas, Estanislao Vergara se si esa fuera una razón para atacar las institucio-
contaban entre sus prosélitos más entusiastas. nes públicas -argumentaba en una representa-
Hasta José Eusebio Caro y Mariano Ospina Ro- ción dirigida a Santander- debían destruirse la
dríguez, fundadores más tarde del partido con- Constitución y las leyes de Colombia porque
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
238

todas ellas tienen su origen en principios emana- cátedras conforme al espíritu moderno, José Ig-
dos de las leyes de Inglaterra, los Estados Uni- nacio de Márquez, Rufino Cuervo, Francisco
dos y Francia (28). Javier Zaldúa y otros profesores que habían per-
Bolívar y sus amigos, después del atentado tenecido a la universidad del general Santander.
del 25 de septiembre de 1828, al examinar las El doctor Mariano Ospina Rodríguez, alma
causas que lo produjeron y que habían deterio- de la administración presidida por el general
rado las costumbres, encontraron una explica- Herrán de 1841 a 1849 y encarnación del antiguo
ción en la influencia de las ideas de Bentham. conservatismo -dice José María Samper en su
Sus libros fueron entonces proscritos de la ense- autobiografía-, que acometió y llevó a cabo
ñanza pública (29). Pero su ausencia fue breve, otras muchas y graves reformas de las institucio-
porque vuelven a ser textos oficiales a partir de nes, comprendió que una gran parte de la reso-
1832, cuando Santander asume la presidencia lución del problema político y social debía estar
de la Nueva Granada. El debate se renovó enton- en la dirección que se diese a la instrucción
ces con toda su intensidad. El Congreso recibió pública. De ahí el plan de enseñanzas universi-
numerosas comunicaciones pidiendo la supre- tarias elaborado y expedido en 1842 y que iba
sión de los textos benthamistas y el Senado llegó a ser practicado desde el 2 de enero del siguiente
a aprobar una moción solicitando su eliminación año. Tres ideas cardinales dominaban en aquel
de la enseñanza oficial. La defensa corría enton- plan: la primera, sujetar los alumnos a severa
ces a cargo del periódico El Cachaco que diri- disciplina, así en sus costumbres y moralidad
gían Florentino González y Lorenzo María Lle- como en sus estudios y adquisición de grados
ras y donde probablemente el mismo Santander profesionales; la segunda, introducir el elemento
hacía su defensa en forma anónima (30). Al llegar religioso en la dirección universitaria, comple-
José Ignacio de Márquez a la presidencia en tando la instrucción con la educación; y la ter-
1837, basados en el hecho de que éste como cera, reorganizar las enseñanzas de manera que
candidato había combatido el benthamismo, un en ellas se introdujesen elementos conservado-
grupo de padres de familia solicitó de nuevo la res (como el estudio del derecho romano, por
supresión de sus textos. Márquez rehusó la pe- ejemplo) y algunos de literatura y humanidades
tición apoyándose en que aún estaba vigente la que habían sido muy descuidados, y que al
ley de 1835 que había restaurado en su plenitud mismo tiempo se proscribiesen ciertas materias
el plan de estudios de 1826 que ordenaba la calificadas de peligrosas por el gobierno, tales
enseñanza del derecho público por Bentham (31). como la ciencia de la legislación, ciencia cons-
En 1840 el Congreso aprobó una ley que autori- titucional y táctica de las asambleas (32).
zaba a los profesores de universidad a elegir textos La ley 21 de 1842 colocaba la Universidad
y autores o a escribir sus propios textos bajo el control inmediato del director general de
Instrucción Pública y otorgaba a éste amplias
La reforma de Ospina Rodríguez facultades para organizar los establecimientos
de enseñanza superior. En su desarrollo se dictó
Tras la guerra civil de 1840 y bajo la pre- un nuevo código educativo, muy dentro de la
sidencia del general Herrán, las fuerzas victorio- tradición reglamentarista heredada de la época
sas en la contienda le imprimieron al país un borbónica colonial, seguida en su espíritu por
fuerte viraje político de sentido conservador. el plan de estudios del general Santander. El
La Constitución de 1842 y la reforma educativa director general de Instrucción Pública tenía a
adelantada bajo la dirección del doctor Mariano su cargo la impresión y traducción de textos, la
Ospina Rodríguez fueron expresiones del cam- aprobación de programas, el nombramiento de
bio. Las perturbaciones políticas y el supuesto directores y catedráticos, la expedición de nor-
descenso de la moralidad pública se atribuían a mas disciplinarias y ceremoniales, las condicio-
las orientaciones que había tenido la enseñanza nes y costo de las matrículas, los uniformes,
en las décadas anteriores, sobre todo a la influen- premios y castigos, etc. La Universidad mante-
cia de la filosofía de Bentham. Los textos ben- nía sus tradicionales facultades de jurispruden-
thamistas fueron reemplazados por las obras de cia, filosofía, ciencias naturales, teología y me-
Balmes y la filosofía de Tracy por el derecho dicina (33).
romano de Henecio. Los catedráticos variaron Haciendo un balance de los resultados de
poco. En la Universidad siguieron dictando sus la reforma de Ospina Rodríguez, decía don José
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 239

María Samper, quien hizo sus estudios profesio- monopolio y una limitación a la libertad de tra-
nales bajo el nuevo sistema: bajo. En consecuencia, la ley de 15 de mayo
«¿Anduvo acertado el doctor Ospina en sus pro- de 1850 eliminó el requisito de título profesional
pósitos? El tiempo hizo ver con claridad que él para el ejercicio de todas las profesiones libera-
tenía sobrada razón en lo tocante a la primera les, con la curiosa excepción de la farmacia .
de las ideas apuntadas, pues la juventud había Por la misma ley fueron eliminadas las univer-
carecido totalmente de disciplina que la morali- sidades y convertidas en colegios nacionales.
zase y de reglas severas en lo relativo a estudios Los tres artículos esenciales decían:
y colación de grados, que sirviesen de verdade- Art. 1. Es libre en la República la enseñanza
ras garantías de idoneidad, dado el régimen de de todos los ramos de las ciencias, las artes y
privilegio profesional y de las enseñanzas soste- las letras;
nidas por el Estado. Jamás, sin aquella discipli- Art. 2. El grado o título científico no será nece-
na, se lograrán entre nosotros resultados satis- sario para ejercer las profesiones científicas,
factorios en materia de instrucción pública». pero podrán obtenerlo las personas que lo quie-
En cuanto al segundo propósito, dice el ran del modo que se establece en la presente ley;
mismo publicista, las cosas fueron demasiado Art. 16. Suprímense las universidades. Los edi-
lejos. Se dio a la universidad un aspecto cleri- ficios, bienes y rentas de que hoy disfrutan se
cal. Clérigos eran el rector, el inspector, jesuítas aplicarán para el establecimiento de los colegios
los profesores de San Bartolomé, sin contar to- nacionales, a excepción del Colegio del Rosario,
dos los empleados y catedráticos de la Facultad cuyos bienes serán administrados conforme lo de-
de Teología, y el rigor que había en las prácticas cida la Cámara Provincial de Cundinamarca(36).
religiosas suscitaba en la mayor parte de los Suerte semejante correría la Escuela Mili-
alumnos una reacción en sentido contrario. tar fundada durante la primera administración
También fue contraproducente el tercer objeti- Mosquera con el objeto de preparar ingenieros
vo (34). Los estudiantes buscaban por su propia civiles y militares. Los románticos liberales de
cuenta el contacto con las ciencias políticas de 1850 consideraban el ejército como una institu-
su tiempo y los libreros de la época se los ofre- ción inútil y una amenaza para las libertades
cían abundantemente. Samper cita la siguiente civiles, y a la ingeniería como una profesión
lista de libros que le fueron suministrados por costosa y sólo al alcance de las altas clases so-
la librería de don Andrés Aguilar: Deontología ciales.
y legislación de Bentham, Moral universal de
Holbach, Las ruinas de Volney, El contrato so- De los radicales a la Regeneración
cial de Rousseau, Diccionario fílosófíco de Vol-
taire, además de obras de Diderot, D'Alembert Quince años después, tras un período de
y Gibons (35). Paradójicamente, pues, en la uni- inestabilidad política en que el país sufrió las
versidad modelada por Ospina Rodríguez se pre- consecuencias de tres guerras civiles y un golpe
paró la generación radical y romántica que haría de Estado -insurrección de Julio Arboleda en
su irrupción en la vida pública durante el go- el Cauca, golpe y deposición de Melo y guerra
bierno del general José Hilario López. de 1861-, surge de nuevo la idea de la univer-
sidad. Sobre la base de un proyecto de ley pre-
El paréntesis romántico de sentado por José María Samper en 1864, el 22
José Hilario López de septiembre de 1867 el Congreso Nacional
aprobó la nueva ley orgánica "con el objeto de
La atmósfera liberal y romántica de 1850 organizar una Universidad Pública en la Capital
no fue propicia para la universidad. Las refor- de la República, la que llevará el nombre de
mas políticas que puso en vigencia el gobierno Universidad Nacional de los Estados Unidos de
del general José Hilario López quisieron llevar Colombia". El decreto reglamentario fue dic-
hasta sus últimas consecuencias las libertades tado por el presidente Santos Acosta el 3 de
políticas individuales y entre éstas la libertad enero de 1868 y como primer rector fue desig-
de enseñanza y de ejercicio profesional. La exi- nado el doctor Ezequiel Rojas (37).
gencia de un título académico para ejercer la La nueva universidad se iniciaba con las
profesión de abogado, médico, ingeniero o sa- clásicas facultades de jurisprudencia, medicina,
cerdote, fue considerada como una forma de filosofía y letras, a las cuales se agregaron la
240 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Escuela de Ciencias Naturales, la de Ingeniería el bibliotecario y los catedráticos principales.


y la de Artes y Oficios. También harían parte Se instituye también una junta de inspección
de la Universidad la Biblioteca Pública, el Mu- formada por los miembros del Gran Consejo,
seo de Ciencias Naturales, el Laboratorio de menos los catedráticos, que en este organismo
Química de la Facultad de Medicina y los hos- tienen únicamente un representante por cada es-
pitales. La misma ley eliminaba al Colegio Mi- cuela o facultad. En ella reposan las principales
litar y la Escuela Politécnica que había recreado funciones académicas y administrativas (40).
Mosquera en 1861, y ordenaba que sus alumnos El decreto conserva las características de
fueran recibidos en las facultades de la Univer- sus antecesores de 1826 y 1842. Es minuciosa-
sidad si comprobaban "aprovechamiento y mente reglamentarista y casuístico. Todo queda
buena conducta". Los recursos financieros se- incluido en 31 capítulos y más de doscientos
rían provistos por la Nación, el Estado de Cun- artículos: el sistema de admisiones, las disposi-
dinamarca y el municipio de Bogotá y los estu- ciones disciplinarias, los premios y castigos, el
dios serían gratuitos (38). sistema de exámenes, los horarios, el número
Como el país había entrado en la era de y los programas generales de las cátedras. Se
los ferrocarriles, de las obras públicas, el telé- estableció el contenido y duración de las carreras
grafo y los modernos servicios urbanos, la ley profesionales. Jurisprudencia tendría 4 años de
daba una especial importancia a la enseñanza duración y 12 cursos de derecho público y pri-
técnica. En contraste con la generación román- vado, a más de un curso de "táctica de asam-
tica de 1850, la generación radical que había bleas" y oratoria parlamentaria y forense. Medi-
accedido a la conducción de la vida pública cina 4 años y 14 cursos. Ciencias naturales 4
después de la guerra del 61 tenía mayor interés años y 13 cursos que incluían química, física,
en la educación técnica. La nueva ley no sólo matemáticas, metalurgia y agricultura. Ingenie-
creaba nuevas facultades, sino que otorgaba be- ría 5 años y 5 cursos, pero cada curso compren-
cas para la enseñanza de las artes y oficios a día un bloque de materias. Así el 5o curso estaba
razón de dos por cada departamento. De los 132 compuesto de arquitectura, construcciones civi-
estudiantes que tenía la Universidad en 1870, les, caminos, puentes, calzadas y trabajos hi-
51 (38%) eran de medicina, 44 (33%) de cien- dráulicos. La escuela de literatura y filosofía,
cias naturales, 29 (22%) de ingeniería y sólo 8 un colegio de enseñanza media incorporado en
(6%) de jurisprudencia (39). la Universidad según la costumbre de la época,
tendría estudios de 5 años y 19 cursos entre los
El decreto orgánico del 13 de enero de cuales se contaban idiomas modernos (francés
1868 determinaba y reglamentaba en forma mi- e inglés), matemáticas, latín, gramática caste-
nuciosa el funcionamiento de la Universidad. llana y un curso de "filosofía en todas sus ra-
El secretario del Interior fue investido de las mas". Sin el diploma de filosofía y letras no
funciones de director general de Instrucción Pú- era posible ingresar en la escuelas de ingeniería,
blica y como tal encargado de la inspección y medicina y jurisprudencia. La Escuela de Artes
vigilancia de la institución, con las siguientes y Oficios era una escuela elemental para la for-
atribuciones: 1) Invigilar [sic] los establecimien- mación de artesanos. Para ingresar a ella se
tos de enseñanza. 2) Examinar las disposiciones necesitaba tener 9 años de edad y saber leer y
del Gran Consejo y suspender las que sean con- escribir y "demostrar que el aspirante a ella tiene
trarias a las disposiciones legales vigentes. 3) amor al trabajo". La enseñanza teórica duraría
Examinar por sí o por comisiones especiales los 3 años y comprendería contabilidad, matemá-
métodos que se observan y las doctrinas que se ticas elementales, geometría, nociones de física
enseñan, para corregir cualquier abuso que se y gramática. La práctica se haría bajo la direc-
introduzca. 4) Aprobar los gastos. 5) Elegir el ción de maestros que recibirían talleres a cambio
rector, los rectores de las escuelas, el secretario, de su enseñanza. Las dificultades financieras no
el tesorero, el bibliotecario y los catedráticos, permitieron ponerla en funcionamiento. En
a propuesta del Gran Consejo, y removerlos 1870, el rector Manuel Ancízar solicitaba recur-
cuando hubiere justa causa. Este último consti- sos para instalarla y recordaba al respecto que
tuye el organismo supremo de la Universidad y este tipo de enseñanza era una necesidad para
está compuesto por el rector, los decanos de las la economía nacional y además una solución
escuelas y facultades, el tesorero, el secretario, para los problemas sociales, como lo demostra-
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 241

ban los casos de Inglaterra y Francia que daban Arrieta, Venancio Manrique, José Ignacio Esco-
a las luchas sociales planteadas por los obreros bar, José María Samper y Diego Fallon.
una solución educativa (41). Eran los nombres que constituían real-
El primer equipo docente estaba compuesto mente la élite científica e intelectual de que
por los hombres que constituían la élite intelec- podía disponer el país. No sin cierta razón el
tual y científica de la época. Manuel Ancízar, rector Carlos Martín, en su informe anual de
su primer rector regular -el primero, provisio- 1880, elogiaba el ambiente ajeno al sectarismo
nal, había sido Ezequiel Rojas-, era una de las político que reinaba en el claustro, donde según
personalidades intelectuales más destacadas y sus palabras "un eminente ciudadano conserva-
multiformes de aquella generación. Poseía co- dor como el doctor Liborio Zerda estaba al frente
nocimientos sólidos de ciencias naturales, de de la Facultad de Medicina" (42).
filosofía y de economía política. A diferencia Desde el punto de vista de sus recursos
de sus compañeros de generación, no era un económicos, la Universidad continuaba una tra-
radical. Filosóficamente se formó en la doctrina dición de penurias. Sus ingresos fueron calcula-
ecléctica que representaba entonces Víctor Cou- dos en el primer año de funcionamiento en
sin en Francia. Era, pues, un espíritu tolerante $30.000.00, $24.320.00 de aportes del Estado
que creía y practicaba con mayor consecuencia y $5.772.00 de rentas propias, unos pocos capi-
que sus contemporáneos el libre examen y el tales a censo, las rentas de la hacienda de Techo,
pensamiento crítico, como lo demostró al dimi- etc. Los gastos fueron calculados en
tir el cargo de rector por estar en desacuerdo $32.350.00. Comenzaba, pues, con un déficit
con la fijación oficial de textos y autores. El que hubo de resolverse suprimiendo el cargo de
primer secretario fue Leopoldo Arias Vargas, director de la Escuela de Artes y Oficios y apla-
el primer tesorero Rafael Elíseo Santander y el zando por un año la apertura de la Facultad de
primer bibliotecario José María Quijano Otero. Jurisprudencia y de la misma Escuela de Artes.
El primer decano de filosofía y literatura Según el informe del rector Ancízar al finalizar
fue Antonio Vargas Vega, quien sería lue- el segundo año de labores, faltaron $4.000.00
go rector. Entre los los catedráticos de esta es- para adquirir implementos y materiales elemen-
cuela figuraban Miguel Antonio Caro, de latín; tales para geología, mineralogía y agrimensura.
de filosofía, Manuel Ancízar y Manuel María Terminaba con estas palabras melancólicas:
Madiedo; de historia, Ángel María Galán; de "Ensayos incompletos son estériles. Tal como
ingeniería, el coronel Antonio de Narváez, y está viviendo a medias, la Universidad es impo-
como catedráticos Manuel Ponce de León, To- tente para generalizar el bien. Petrificada al na-
más Cuenca y John May; de ciencias naturales, cer, mezquina en sus proporciones, parecida a
el botánico Francisco Bayón, el químico Liborio las universidades españolas que no son sino cos-
Zerda, el zoólogo Florentino Vesga, el químico tosas máquinas de diplomas ergotistas, si hu-
Ezequiel Uricoechea y los agrónomos Ramón biésemos de continuar así, mejor sería supri-
Muñoz y Nicolás Pereira Gamba; en medicina mirla desde luego".
Antonio Vargas Reyes como decano, y Floren- En el mismo informe insiste sobre la fun-
tino Vesga, Manuel Plata Azuero, José María ción práctica de la Universidad, sus relaciones
Buendía, Andrés Pardo y Rafael Rocha, como con la agricultura, la minería y las industrias,
catedráticos; en jurisprudencia figuraban como y se lamenta de la supresión de la Escuela de
catedráticos Nicolás Esguerra, Francisco Javier Artes y Oficios (43).
Zaldúa, Ramón Gómez, José María Samper,
Manuel Ancízar, Ezequiel Rojas, Antonio Ma- La polémica de los textos
ría Pradilla y Teodoro Valenzuela. En los años
posteriores figuraron como profesores de las dis- La década comprendida entre 1870 y 1880
tintas facultades y escuelas Juan Francisco de fue escenario de una de las más resonantes po-
León (derecho constitucional y derecho roma- lémicas intelectuales del siglo XIX. A la contro-
no); Emiliano Restrepo (lengua española); Luis versia que se libró en torno al decreto orgánico
Lleras, Ruperto Ferreira y Antonio de Narváez de instrucción pública y al principio de la escuela
(ingeniería); Nicolás Sáenz (zoología); Fran- obligatoria entre liberales y conservadores, se
cisco Montoya (química); Liborio Zerda (física unió la controversia sobre el derecho del Estado
médica). En filosofía y literatura, Diógenes a señalar textos obligatorios para la enseñanza
242 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

de algunas materias jurídicas y filosóficas, como indebida intervención del Estado en la esfera de
lo hacía el decreto orgánico de la Universidad los derechos individuales y de la familia. El
Nacional que determinaba la obra Ideología del Estado, decía Caro en El Tradicionista, no es
filósofo francés Destut de Tracy para seguir los academia científica y no tiene el derecho de
cursos de filosofía. Se renovó entonces la discu- definir el bien o el mal, la verdad o el error en
sión doctrinaria que por espacio de 50 años se materias científicas. El Estado no puede ser in-
había sostenido a propósito de las obras y las diferente ante la ignorancia del pueblo y debe
doctrinas utilitaristas de Bentham. El sector tra- ilustrarlo para defenderlo de la explotación a
dicionalista conservador objetaba no sólo las que lo somete el oscurantismo, afirmaba el sec-
doctrinas filosóficas sostenidas por Tracy como tor radical del liberalismo. En las columnas del
contrarias a la orientación espiritualista que co- órgano del pensamiento católico escribía Caro:
rrespondía a un país católico, sino también el «Reconocemos que la intervención del Estado
derecho del Estado a fijar textos obligatorios de en la enseñanza, lo mismo que en la industria,
enseñanza. Según los opositores a esa medida, admite diversos grados, según la mayor o menor
detrás de una filosofía que explicaba el origen cultura social. Más activa es la intervención
de las ideas en las sensaciones o en la observa- cuando el interés particular no basta a realizar
ción del propio pensamiento, vendría el materia- mejoras necesarias; pero en este caso no ha de
lismo total, el ateísmo, la prescindencia de la proponerse sólo realizar la proyectada mejora,
revelación y la pérdida del fundamento de la sino despertar también y estimular el interés
sociedad y las instituciones. Tal era el razona- privado, iniciar el movimiento a cuya continua-
miento de los adversarios de los textos de Ben- ción deben cooperar todos. El Estado no es in-
tham y Tracy. dustrial; si faltando, empero, la iniciativa parti-
Planteado el problema, el rector de la Uni- cular, se hace ocasionalmente empresario de fe-
versidad comisionó a tres profesores, Miguel rrocarriles, no por eso monopoliza este género
Antonio Caro, Manuel Ancízar y Francisco Eus- de trabajos ni menos aún su dirección científica,
taquio Alvarez para responder un cuestionario la cual corresponde a ingenieros competentes.
que tenía dos preguntas: 1) Si las doctrinas que Del propio modo el Estado no es doctor; si muer-
forman la obra Ideología de Tracy son comple- ta, decadente o extraviada la enseñanza particu-
tas, y 2) Si aun admitiéndolas como completas, lar, la establece el Estado oficialmente, no por
son exactas. Caro y Ancízar rindieron un in- eso se hace maestro universal, sino protector y
forme desfavorable, basándose en la insufi- auxiliador de los que tienen la misión de enseñar;
ciencia científica de las doctrinas de Tracy y en la parte científica se confiará a los sabios, la
su incapacidad de explicar fenómenos como el dogmática y moral, a la Iglesia. Y si la interven-
pensamiento matemático, la voluntad y el origen ción del Estado es un bien como impulso gene-
de las ideas morales. Alvarez, veterano bentha- ral, sería un mal que el gobierno, indefinida,
mista, enemigo de la escolástica y de lo que los perpetuamente ejerciese una tutela infecunda.
liberales de la época llamaban la escuela teoló- «Ahora, pues, el Estado confundiendo la obliga-
gica y dogmática, hizo su defensa y, además, ción de educar, de formar el carácter nacional,
solicitó permiso del Gran Consejo de la Univer- de fomentar la ilustración, con el derecho de
sidad para apartarse del plan ecléctico recomen- doctrinar (que pertenece a la Iglesia) y con la
dado por el rector Ancízar y exigió su derecho profesión de enseñar las ciencias (que corres-
a determinar él mismo, como profesor de la ponde a las universidades, a los cuerpos cientí-
materia, el contenido del programa. Dentro de ficos y organismos docentes), refundiendo en
la Universidad el conflicto se zanjó con una uno tales conceptos, que son enteramente diver-
solicitud al Congreso para que restituyera a la sos unos de otros, aunque armónicos, declarase
institución la libertad para determinar por sí a un tiempo director de conciencias, e inva-
misma los textos que deberían seguirse en sus diendo así a la vez con escándalo y violencia,
escuelas (44). los derechos de la religión y de la ciencia, bu-
Pero más allá de los claustros universitarios rocratiza la educación en todas sus manifestacio-
se ventilaba la controversia política que en rea- nes.
lidad constituía el meollo del conflicto. La opi- «El Estado empieza por hacerse definidor; tal es
nión conservadora y eclesiástica consideraba el primer paso en el camino del abuso. Luego
que la fijación de textos obligatorios era una se hace profesar, enseña lo que define, dicta
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 243

lecciones por su propia cuenta. Disponiendo de mismo Estado a fijar una doctrina científica ofi-
los grandes recursos formados con las contribu- cial. Los conservadores que rechazaban la neu-
ciones públicas, ofrece enseñanzas gratuitas, tralidad religiosa establecida en el decreto orgá-
mata la competencia, y se alza con el monopolio nico de la educación pública del 70, pedían esa
de enseñar. No contento con esto, decreta como neutralidad al tratarse de la enseñanza filosófica
obligatoria su instrucción. El Estado, armado en la universidad. La guerra civil que práctica-
de la espada de la ley, impone sus opiniones mente suspendió las actividades docentes, intro-
desautorizadas y caprichosas, como el mahome- dujo una pausa en la controversia. Los gobiernos
tano su doctrina al filo del alfanje. Tal es la posteriores al de Parra, darían comienzo a una
última etapa de esta usurpación intelectual, que rectificación de la política educacionista y ya
vemos desenvolverse en el Estado moderno, no se hablaría más de Tracy y menos de Bent-
como gigantesca amenaza a toda honrada liber- ham.
tad, y que más crece a medida que más se secu- Sobre lo que fue entonces el funciona-
lariza el Estado mismo, y que de mayor indepen- miento interno y el ambiente académico de la
dencia blasona» (45). Universidad Nacional, el profesor suizo Ernest
El punto de vista de la fracción radical del Roethlisberger, que estuvo a su servicio durante
partido de gobierno fue expresado paladina- varios años a partir de 1882, nos dejó un relato
mente por Aníbal Galindo: pormenorizado en su libro El Dorado. Dice allí
"Si hemos fundado una universidad -decía Ga- el autor:
lindo-, si tenemos universidad es para enseñar «En el año de 1882, cuando yo comencé allí mis
las doctrinas liberales, para formar liberales. actividades docentes, la Universidad constaba
Nada de eclecticismo. Balmes y Bentham no de cuatro facultades: la Escuela de Literatura y
pueden darse las manos en los claustros univer- Filosofía, la Escuela de Jurisprudencia, la Es-
sitarios. Mientras el partido liberal esté en el cuela de Ciencias Naturales y la Escuela de Me-
poder, debe enseñar el liberalismo. Así lo pide dicina. No existía facultad teológica, pues los
la honradez política. Si creemos de buena fe sacerdotes se formaban en Seminarios. El rector
que el liberalismo es lo que le conviene al país, era el ministro de Instrucción. Bajo su autoridad
eso es lo que debemos enseñar a la juventud. había dos rectores propiamente dichos, de los
Cuando el partido católico suba al poder manda- cuales uno dirigía las facultades de filosofía y
rá, a ejemplo de Felipe II, enseñar catolicismo jurisprudencia y otro las de ciencias naturales
y estará en su derecho para proceder así". y medicina. El control de toda la administración
Y comentando el proyecto del rector de la y el funcionamiento interno estaba a cargo del
universidad Manuel Ancízar, quien proponía Consejo Académico, que elegía el presidente
al Congreso dejar a cargo de la Universidad la de la República entre los ciudadanos de mérito
fijación de textos y propiciaba el eclecticismo y que constaba de nueve miembros. De la Es-
en materia de doctrinas filosóficas y políticas, cuela de Derecho diré sólo que los pocos nume-
agregaba con desenfado y en oposición a la po- rosos estudiantes trabajaban con notable aprove-
lítica oficial de su partido: chamiento y que luego como abogados y polí-
«Yo no participo del entusiasmo por la escuela ticos, hacían honra a su profesión. La Escuela
primaria. Deseo la emancipación del entendi- de Ciencias Naturales era utilizada especial-
miento y del corazón de los pueblos por medio mente por los médicos para estudios preparato-
de la enseñanza. Pero como liberal no me entu- rios, pero faltaban en ella buenos laboratorios
siasma la instrucción primaria. Enseñando a leer y colecciones. La facultad de medicina era sin
a los niños del pueblo no hacemos otra cosa que duda la mejor instalada y al frente de ella traba-
darle lectores al partido católico. Lectores de jaban excelentes profesores, que habían hecho
las pastorales de los obispos, del catecismo de en Europa su examen de estado, en París prin-
Astete y de cuanto a nosotros nos perjudica. Lo cipalmente» (47).
que nos importa no es enseñar a leer a la infancia Se refiere luego a otros aspectos de la vida
sino enseñar a pensar a la juventud» (46). académica. En la universidad se hacían no sólo
La polémica no dejó de presentar situacio- los estudios profesionales, sino los estudios pre-
nes paradójicas. Los liberales, defensores del vios de enseñanza media, es decir, nuestro mo-
libre examen y de la neutralidad religiosa del derno bachillerato. La escuela destinada a esta
Estado, resultaban defendiendo el derecho del función era la de filosofía y literatura. Los estu-
244 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

dios solían durar 6 años; ningún estudiante podía lo que realmente sabía, podía estar seguro del
tomar más de tres asignaturas por año, pero cariño y respeto de sus alumnos. ¡Pero ay de
éstas tenían una intensidad de seis horas sema- aquel que fuera pillado en un fallo o en una
nales. Por excepción, en los últimos años se incongruencia! Nuestro estudiante, crítico hasta
podían tomar cuatro. El ciclo culminaba con un el exceso, exigente, amigo de tener siempre ra-
curso de biología, uno de sociología y dos de zón, aficionado a disputas y orgulloso, sabía
historia que eran obligatorios para todos los descubrir el punto flaco y explotarlo con sumo
alumnos; el latín en cambio era una de las ma- rigor... Existía también un espíritu de cuerpo,
terias opcionales, como el griego, la taquigrafía, provocado precisamente por las diferencias de
el cálculo mercantil y la religión. Hay que decir opinión política. A nuestra Universidad asis-
-agrega el cronista- que estos cursos de carácter tían, casi sin excepción, jóvenes liberales y de
optativo tenían poca asistencia del alumnado, tendencia radical, y por ello era muy aborrecida
lo que era de lamentar, sobre todo en el caso por la gente retrógrada. Librepensadores en su
del latín, pues esta lengua facilita mucho la mayoría en cuestiones religiosas, de extrema
penetración del español, siendo además impres- izquierda en lo político, nuestros estudiantes se
cindible para el estudio del derecho romano. El daban a su partido al estallar las guerras civiles.
curso de religión no llegó a darse nunca, pues Constituían los elementos más activos, fogosos
no hubo eclesiástico que quisiera venir a nuestra y sacrificados durante las revoluciones, y más
Universidad (48). de uno hubo que selló con su temprana muerte
Respecto a las clases de historia, filosofía sus convicciones, pasando a ser exaltado como
y sociología, dice Roethlisberger: héroe» (49).
«Todos los futuros juristas y médicos debían pa- La disciplina era en extremo rigurosa. Nin-
sar nuestras clases. Habida cuenta de que la gún estudiante que tuviera cien fallas, o cien
mayor parte de los alumnos ingresaba en la Es- ceros en notas previas, o hubiera cometido al-
cuela de Literatura a la edad de los diez años, guna falta contra la moral, era autorizado para
aproximadamente, mis escolares estaban entre presentar exámenes finales. No existía la pena
los dieciséis y los veinte años, y los había de de azotes como en la época de Ospina Rodrí-
veintiséis, o sea más viejos que yo. A veces guez, pero se conservaba el calabozo "donde
asistían a las clases señores de alguna edad... los jóvenes tunantes podían dedicarse a reflexio-
Los estudiantes tenían, por término medio una nar entre las cuatro paredes del desnudo y tene-
gran inteligencia y daban muestra de un extraor- broso encierro"; la otra pena era la expulsión,
dinario poder de captación, si la exposición do- reservada a los alumnos que hubieran hecho uso
cente era clara, y a ser posible, infundida de de las armas para herir o amenazar a sus com-
cierto aliento poético. Era un verdadero placer pañeros, o que intervinieran en alguna perturba-
darles clase. Las contradicciones, verdaderas o ción del orden público. También era riguroso
aparentes, eran descubiertas en seguida en las el reglamento que regulaba la actividad de los
clases y utilizadas por ellos como consulta en profesores. La Universidad tenía entonces 3 pro-
las horas dedicadas a repaso o discusión. Casi fesores permanentes y 43 catedráticos que tenían
todos tenían además una memoria fuera de lo que ganarse la vida mediante la acumulación de
común, ejercitada desde muy pronto y continua- varios cargos y desempeñando las más variadas
mente, una memoria que lo retenía todo, pues ocupaciones; eran funcionarios, jueces, diputa-
al contrario que en Europa, no había recargo dos, políticos, ingenieros, periodistas, escrito-
de tareas ni, por consiguiente, fatiga. A muchos res, médicos atareadísimos y dedicaban algunos
les faltaban los necesarios conocimientos bási- de sus ocios a dar clases en la Universidad que
cos para una formación científica; otros, en fin, era una distinción muy solicitada. A éstos podía
aprendían demasiadas cosas de memoria y pen- cancelárseles el nombramiento en cualquier mo-
saban poco, falta ésta favorecida por el hecho mento, por faltas en el cumplimiento de sus
de que la mayor parte de los profesores tomaban deberes, o se les retiraba el sueldo correspon-
como base de sus lecciones algún texto, expli- diente por ausentismo. Pero en realidad, dice
cándolo durante media hora y dando a aprender el señor Roethlisberger, el rector procedía sola-
un determinado trozo... Si el profesor se tomaba mente en caso de extrema desidia o abandono
trabajo en sus lecciones y no se mostraba como de sus obligaciones. Las autoridades actuaban
un charlatán o un ignorante, esto es, si enseñaba muy benignamente, pues la retribución de los
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 245

profesores era tal que, en la mayoría de los público y difundir sus ideas. Los certámenes
casos, había que darse por satisfecho con que eran reuniones que se hacían al finalizar el año
acudieran a explicar sus lecciones (50). académico para distribuir premios y pronunciar
Bajo la presidencia de Aquileo Parra el discursos de carácter académico, a cargo de uno
reglamento orgánico de la Universidad sufrió de los catedráticos, seguidos de intervenciones
algunas modificaciones. La ley de mayo 22 de de los catedráticos sustitutos. En ellos afloraban
1876 otorgó directamente al poder ejecutivo el las influencias culturales de la época, destacán-
nombramiento de rector, pero dio mayor autono- dose las corrientes intelectuales francesas del
mía al Gran Consejo para elegir profesores y Primer Imperio, de la restauración y del Se-
funcionarios administrativos y docentes. Los gundo Imperio; el pensamiento inglés, Spencer,
nombramientos y decisiones reglamentarias, sin Mill, los filósofos de la escuela escocesa; la
embargo, debían ser aprobados por el ejecutivo. filosofía de los negocios de los moralistas nor-
La guerra civil del mismo año llevó al gobierno teamericanos y en no pocas ocasiones la peda-
a decretar la implantación de cursos de instruc- gogía alemana. Una nota dominante era la in-
ción militar y los alumnos del plantel pudieron fluencia del neoclasicismo francés del período
ser habilitados como tenientes del ejército. En napoleónico, que se encontraba no sólo en los
el informe rendido por el rector Carlos Martín discursos de clausura sino también en la arqui-
al finalizar el año 79, se demostró la gran dismi-tectura. El proyecto de construcción de la Es-
nución de los alumnos causada por aconteci- cuela Normal parecía una réplica del templo de
mientos bélicos del 76. La Universidad tenía la Magdalena. Para loar las virtudes ciudadanas
sólo 435 alumnos y 51 catedráticos. Los alum- sólo se recurría al ejemplo de la polis griega y
romana. Así lo hacía Carlos Martínez Silva en
nos se distribuían así (51): Filosofía y letras 307;
Medicina 36; Derecho 28; Ciencias Naturales (48). el certamen de 1870, al explicar las ventajas del
sistema republicano y las exigencias morales
que implicaba para los ciudadanos a fin de man-
tener el orden y el progreso de la comunidad.
Ideas y ambiente intelectual Ni faltaban las apologías líricas de la ciencia y
la técnica portadoras del progreso, sobre todo
En pocos períodos de la historia de la cul- cuando se aplicaban a la agricultura. Carlos Mi-
tura colombiana se ha dado mayor ebullición chelsen, en Escuela de Ciencias Naturales, ter-
intelectual, ni tampoco menor bizantinismo. Fue minaba el certamen con una exaltación del
por esa década por la que Menéndez y Pelayo nuevo espíritu:
habló de la Atenas Suramericana para referirse "Hoy, cuando el mundo está envuelto en una
a Bogotá, y el diplomático argentino Miguel red de hilos eléctricos, que los océanos se comu-
Cané pudo caracterizar a Colombia como una nican por rieles, que el hombre medita el camino
república de catedráticos. Las influencias inte- que debe seguir, apoyado en los hechos, para
lectuales francesas e inglesas eran muy intensas, usurparle el dominio a la muerte, no debemos
sobre todo las primeras, y muy abigarradas. tener por fantásticos los proyectos más atrevi-
Basta con hojear las publicaciones oficiales de
entonces y la prensa de la época. Un dato indi- dos,
das"
ni las empresas al parecer más descabella-
(53).
cativo de la actividad política e intelectual es José María Samper, en 1868, hacía el elo-
el número de imprentas y periódicos que había gio de la Universidad
en 1874. Según los Anales de la Universidad hombre", cuna de lascomo "segunda madre del
virtudes romanas, hogar
Nacional, había en el país 41 imprentas y 60 de las ciencias, de las matemáticas, de la quí-
periódicos. Sólo en Cundinamarca -y la mayor mica, de la economía y del derecho.
parte en Bogotá- había 12 imprentas y 23 perió- quienes tienen la gloria de leer a Thiers,Felices
a Mi-
dicos (52). chelet, a Cantú, a Luis Blanc, a Prescott, a
No obstante la limitación de los medios Lamartine. Y los que pueden aprender en la
financieros, técnicos y humanos de que dispo- ciencia de la economía cómo se resuelven los
nía, la Universidad fue el centro de una activa problemas que surgen entre los pueblos y los
vida intelectual. La costumbre de los certámenes gobiernos, que siempre son, o una cuestión de
y las clausuras de estudios daban oportunidad libertades o una cuestión de impuestos. La his-
a los profesores de ponerse en contacto con el toria comprueba -decía Samper- que las relacio-
246 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

nes de la política se han resumido en una lucha de los banqueros y comerciantes, a quienes in-
entre el Estado, tratando de concentrar sus rentas vitaba a estudiar latín e historia romana para
y el individuo, tratando de defender su fortuna hacer mejor su papel de clase dirigente (55).
de la rapacidad del fisco. Felizmente-agrega-,
para auxiliar al ciudadano han aparecido Ricar- La universidad bajo la Regeneración
do, Smith, Malthus, Say, Bastiat y tantos
otros (54). El primer gobierno de Rafael Núñez se ini-
No podría entenderse el ambiente intelec- cia con un propósito de cambios en la organiza-
tual de la universidad en la época que estudia- ción universitaria. La ley 106 de 1880 dio auto-
mos, sin hacer referencia a los Anales de la rizaciones al ejecutivo para modificar su régi-
Universidad Nacional que representaron para la men orgánico, y en uso de estas autorizaciones
educación superior lo que la Escuela Normal se dictó el decreto 167 de 1881. El decreto define
para la enseñanza elemental y a lo que represen- la universidad como "Una institución de educa-
tarán los Anales de Instrucción Pública en las ción creada por la ley y sostenida con fondos
décadas de finales del siglo. Los Anales de la nacionales, para dar pública y gratuitamente en-
Universidad se publicaron desde 1869 hasta señanza secundaria y profesional". La compo-
1876. Fueron interrumpidos por la guerra civil nen las facultades y escuelas de jurisprudencia,
de ese año. En sus páginas no sólo se informó ciencias naturales, medicina, filosofía y literatu-
sobre la vida interna de la institución sino sobre ra. La Escuela de Ingeniería había sido conver-
la política educativa y cultural del gobierno. tida en Escuela Militar y de Ingeniería Civil y
Fueron también el órgano de difusión de las separada del conjunto universitario. La univer-
nuevas doctrinas pedagógicas, de las ciencias sidad se coloca bajo el control directo del poder
tanto naturales como culturales, de la filosofía ejecutivo y prácticamente se elimina todo ele-
y del movimiento educativo de Europa y Amé- mento de autonomía. Comenzaba a perfilarse
rica. Constituyen una fuente indispensable para la tendencia que tomaría la política centraliza-
el conocimiento de la vida intelectual y política dora e interventora que culminaría en la reforma
del período. constitucional del 86. En su informe de fin de
No todo era optimismo. Había también año, el secretario de Instrucción Pública, Ri-
oposiciones y espíritus negativistas. En la clau- cardo Becerra, decía a propósito dé la autonomía:
sura de estudios del Colegio del Espíritu Santo, "Si los que piden la forma autónoma para la
quizá bajo el influjo de los resultados de la universidad creen que esto le daría un mejor
guerra civil del 76, Carlos Martínez Silva se carácter y más firme estabilidad, cumple decir-
lamentaba del estado de la cultura nacional y les que es bueno su propósito, pero que no es
de la esterilidad de las nuevas generaciones: deseable. La universidad no podrá tener una
"Dejando aparte la traducción de Virgilio de vida que la que le da el gobierno, y por lo
don Miguel Antonio Caro, las Apuntaciones mismo, lejos de hacer de éste un simple patrono,
Críticas de Cuervo y la Gramática Latina de como en el caso del proyecto, debiera consustan-
ambos, tres o cuatro libros en 20 años, ¿qué ciarse más y más con él. La descentralización
tenemos? ¿Podemos seguir repitiendo que va- en asuntos de enseñanza es contraproducente,
mos a la cabeza del movimiento intelectual de pues tiende a la desorganización y a la ruina.
América del Sur?". Debiera pensarse más bien en una completa re-
Culpaba de todo ello al sistema de educa- gularización del ramo de la instrucción pública
ción que impuso el radicalismo, al abandono bajo el cuidado de un secretario de Estado y no
del latín como base de los estudios de jurispru- en simples independencias efímeras" (56).
dencia y literatura, y "al aplebeyamiento que El rector, los altos funcionarios y los pro-
hemos dado en llamar democracia". "Hemos fesores serían nombrados por el poder ejecutivo
rechazado la aristocracia de la sangre y del sa- de ternas que presentaría el Consejo Académico.
ber, para quedarnos con la del dinero que cree Este, que sustituía al Gran Consejo de la legis-
que éste le basta y se aisla para defenderse en lación anterior, estaba compuesto de 12 miem-
lugar de prepararse intelectualmente y tomar las bros nombrados por el gobierno nacional, ina-
riendas de la política". Probablemente se refería movibles, "salvo en el caso de que alguno ellos
al marginamiento de las labores políticas de fomente o participe en cualquier intento de tras-
unos cuantos hidalgos sabaneros y al ascenso tornar el orden público, caso en el cual cesara
247

automáticamente en sus funciones", según reza La misma norma indica que al matricular
el artículo 12. Para el primer consejo fueron a sus hijos los padres deberán especificar qué
nombradas distinguidas personalidades liberales confesión religiosa tienen y establece que se
y conservadoras, ex presidentes, antiguos minis- nombrarán profesores de materias religiosas
tros y rectores de la universidad, educadores y conforme a las reglas que rigen para nombrar
escritores como Santiago Pérez, Manuel Ancí- los profesores de la universidad. Es decir, por
zar, Salvador Camacho Roldán, Manuel Plata el poder ejecutivo.
Azuero, José Ignacio Escobar, José Manuel Ma- Un hecho importante de esta etapa fue la
rroquín, Rufino J. Cuervo, Eustorgio Salgar, creación de la Escuela de Minas de Medellín
Carlos Martín y Eustacio Santamaría. por decreto del 25 de mayo de 1881. Como la
universidad, la Escuela quedaría bajo el control
Algunos artículos señalan la nueva orienta- directo del ejecutivo nacional. Los estudios du-
ción y el nuevo clima que se quería crear en la rarían 4 años y su plan de enseñanza incluiría,
política educativa en general. Para ser miembro además de matemáticas, materias de ingeniería,
del Consejo Académico se requiere, además de química, física, mineralogía, geología, meta-
"intachable conducta", no haber figurado por lo lurgia y economía política (58).
menos un año antes en ninguna tentativa de El cambio político de 1886 afectó directa-
perturbar el orden público o en ninguna activi- mente la política educativa y la organización de
dad que detuviere la aplicación de las leyes (art. la universidad. Núñez y Caro, las figuras centra-
12). Y un curioso parágrafo del artículo 4, para les del movimiento de la Regeneración, estaban
el mismo efecto ordena "en igualdad de circuns- convencidos de que las orientaciones que el sis-
tancias preferir a los individuos que pertenezcan tema educativo había tenido durante los gobier-
a una familia que se haya distinguido por su nos radicales eran una de las causas directas de
patriotismo en la época en que se conquistó la la inestabilidad política y la desazón social que
Independencia nacional". La nueva orientación el país había vivido en las décadas anteriores.
en materia ideológica quedaba fijada en el ar- A esa convicción correspondió la reforma cons-
tículo 26 en los siguientes términos: titucional del 86 y la firma en 1887 de un nuevo
«Bien que la absoluta libertad de conciencia esté Concordato con la Santa Sede que dieron a la
[sic] garantizada en Colombia, tanto por la Iglesia amplia intervención en la marcha de la
Constitución nacional como por la de los Esta- educación pública. La universidad regresó al
dos, esto no impide en manera alguna que el control directo del Estado, perdiendo no sólo
gobierno, respetando siempre la sana influencia su limitada autonomía sino su unidad académi-
de la familia, preste su debida atención a las ca. Cada una de las escuelas fue colocada bajo
creencias religiosas de los individuos que concu- la dirección del ministerio correspondiente. En
rran a los establecimientos oficiales de instruc- esa forma funcionaron sus diferentes facultades
ción pública» (57). hasta que se produjo la reforma de 1935.

Notas

1. Codificación Nacional, vol. III, págs. 401-451. 7. "Decreto orgánico de instrucción pública", en Escuela
Normal, núm. 1, enero 7 de 1871.
2. Gaceta de Colombia, septiembre 15 de 1822.
8. Loy Jane Meyer, "La educación durante la Federación.
3. Santander, Mensaje al Congreso, 1826. La reforma escolar de 1870", en Revista Colombiana de
Educación, núm. 3, Bogotá, 1979, págs. 45 y ss.
4. El Constitucional de Cundinamarca, núm. 220, diciem-
bre 6 de 1835. 9. Loy Jane Meyer, Modernization and Education Reform
in Colombia (1863-1886), PHD Disertation University
5. Mariano Ospina Rodríguez, Memoria del Ministro del of Wisconsin, 1968.
Interior, 1844.
6. Aquileo Parra, Memorias 1825-1826, cit. por Evelin J.
Goggin-Ahern, Development of Education in Colombia 10. Anales de Instrucción Pública, t. III, núm. 12, págs. 3
(1820-1850). y ss.
Nueva Historia de Colombia. Vol.
248

11. Carlos Martínez Silva, "Revista Política", en Repertorio 34. Samper, ob. cit., págs. 117 y ss.
Colombiano, t. VIH, abril 12 de 1882, pág. 234.
35. íbídem, págs. 181 y ss.
12. Ivon Lebot, "Elementos para la historia de la educación
en Colombia en el siglo XX", en Boletín Mensual de 36. Gaceta Oficial, núm. 1124, año 1850, págs. 233-234
Estadística, núm. 249, Dane, Bogotá, 1975.
37. íbídem, núm. y págs. cits.
13. Disposiciones legales en Lebot, ob. cit., págs. 146 y ss.
38. Codificación Nacional, ley del 22 de septiembre de 1867
14. Lebot, ob. cit., pág. 147
39. íbídem, arts. 2, 3, 6 y ss.
15. Lebot, ob. cit., Apéndice legislativo, págs. 146 y ss.
40. Frank R. Safford, The Ideal of the Practical. Colombia's
16. Codificación Nacional, vol. III, págs. 401-451. Struggle to Form a Technical Élite, Austin, 1975, pág
194.
17. Julio César García, "Antigüedad de las facultades univer-
sitarias", en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. 41. Anales de la Universidad Nacional, t.I, 1868, págs. 7-9.
XXXVIII, pág. 541.
42. Anales de la Universidad Nacional, t. III, 1870.
18. íbídem, págs. 541 y ss.
43. Anales de la Universidad Nacional, núm. 89, 1979.
19. Plan de Estudios, en Codificación, cit., vol. III.
44. Informe del rector de la Universidad Nacional en Anales,
20. Julio César García, ob. cit., págs. 541 y ss. t. I, núm. 5, pág. 431.

21. Ángel y Rufino J. Cuervo, Vida de don Rufino Cuervo 45. Anales, t. IV, núms. 22-23, págs. 291 y ss.
y noticias de su época, vol. I, Bogotá, 1946, págs. 182
y ss. 46. Miguel Antonio Caro, "El Estado docente", en Artículos
y discursos, Bogotá, Librería Americana, 1888, págs.
22. Ángel y Rufino J. Cuervo, ob cit., pág. 182. 360-361.

23. Miguel Urrutia, La educación y la economía colombiana, 47. Cit. por Alvaro Holguín y Caro, en "Historia y política:
Bogotá, Edit. La Carreta, 1979, pág. 136. a propósito de la administración Salgar", Revista Colom-
biana, núm. 106, 1938.
24. Julio Hoenisberg, Santander, el clero y Bentham, Bogotá,
1940; Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano 48. Ernest Roethlisberger, El Dorado, Bogotá, 1963, págs.
en el siglo XIX, 2a ed., Bogotá, Edit. Temis, 1974, págs. 138-139.
341 y ss.
49. Roethlisberger, ob. cit., pág. 40.
25. José Manuel Groot, Historia eclesiástica y civil de ¡a
Nueva Granada, vol. V, Bogotá, 1953, págs. 59 y ss., 50. íbídem, pág 145.
124 y ss.
51. Roethlisberger, ob. cit., pág. 145.
26. Groot, op. cit., págs. 124-140.
52. Anales de la Universidad Nacional, t. X, 1876, págs.
27. Hoenisberg, ob. cit., págs. 164 y ss. 159 y ss.
28. Groot, ob. cit., vol. V, págs. 552 y ss. 53. Anales de la Universidad Nacional, t. VIII, núm. 61,
1873, pág. 94.
29. En Ángel y Rufino J. Cuervo, ob. cit., vol. II, pág. 96.
54. Anales, t. III, núm. 13, 1870, págs. 45 y ss.
30. Hoenisberg, ob. cit., pág. 252; Gustavo Arboleda, His-
toria contemporánea de Colombia, vol. I, Bogotá, 1918, 55. Anales, t. I, núm. 3, 1869, pág. 377.
pág. 269.
56. Carlos Martínez Silva, "La reforma de los estudios", en
31. Ángel y Rufino J. Cuervo, ob. cit., vol. I, pág. 247; Repertorio Colombiano, t. III, 1879, págs. 341 y ss.
Gustavo Arboleda, ob. cit., vol. I, pág. 311.
57. Anales de Instrucción Pública, t. I, pág. 280.
32. José María Samper, Historia de un alma, vol. I, Bogotá,
1946, págs. 117 y ss. 58. Anales de Instrucción Pública, t. II, núm. 7, págs. 3 y ss.

33. Codificación Nacional, vol. IV, ley 21 de 1842. 59. Anales de Instrucción Pública, t. II, núm. 10.
El proceso de la educación en la República (1830-1886) 249

Bibliografía

AHERN, EVELIN JEANNE GOGGIN: The Development of Education in Colombia 1820-1850,


M. A. Disertation, Berkeley, University of California, 1947.
ARAGÓN, ARCESIO: La Universidad del Cauca, Popayán, 1925.
BERNAL JIMÉNEZ, RAFAEL: La educación: he ahí el problema, Bogotá, 1949.
CUERVO, ÁNGEL y RUFINO J.: Vida de don Rufino Cuervo y noticias de su Época, 2 vols.,
Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, 1946.
DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (DANE): Estadísticas histó-
ricas, Bogotá, 1975.
FABIÁN,.C: Estudio de legislación escolar comparada, Bogotá, 1944.
FALS-BORDA, ORLANDO: La educación en Colombia. Bases para una interpretación socioló-
gica, Bogotá, Ediciones de la Universidad Nacional, 1962.
FIELDS, GARY: Educación y movilidad social en Colombia, Mim. CEDE, Bogotá. Universidad
de los Andes, 1977.
FRANCO, RAMÓN: La transformación educativa, Medellín, 1968.
GONZÁLEZ G., FERNÁN: Educación y Estado en la historia de Colombia, Bogotá, Ediciones
CINEP, 1979.
HOENISBERG, JULIO: Santander, el clero y Bentham, Bogotá, 1940.
a
JARAMILLO URIBE, JAIME: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, 2 ed., Bogotá,
Editorial Temis, 1974; 3a. ed., 1982.
LEBOT, IVON: "Elementos para la historia de la educación en Colombia en el siglo XX", en
Boletín Mensual de Estadística, núm. 249, Bogotá, 1975.
LOY MEYER, JANE: "La educación primaria durante la Federación. La reforma escolar de
1870", en Revista Colombiana de Educación, núm. 3, Bogotá, 1979.
NIETO CABALLERO, AGUSTÍN: Los maestros, Bogotá, 1963.
— : Sobre el problema de la educación nacional, Bogotá, 1936.
PARRA SANDOVAL, RODRIGO: La expansión de la escolaridad en Colombia, Mim. CEDE,
Bogotá, Universidad de los Andes, 1977.
RAMA, GERMÁN: El sistema universitario colombiano, Bogotá, Ediciones de la Universidad
Nacional de Colombia, 1970.
ROBLEDO, EMILIO: La Universidad de Antioquia, 1882-1922.
ROJAS, ARMANDO: Ideas educativas de Simón Bolívar, Caracas, 1955.
SAFFORD, FRANK R.: The Ideal of the Practical: Colombi'as Struggle to Form a Technical
Élite, Austin, Edit. University of Texas Press, 1976.
URRUTIA, MIGUEL: "La movilidad y la economía colombiana. La educación como factor de
movilidad social", en 50 años de desarrollo económico colombiano, Bogotá, 1979.
YOUNG, JOHN LANE: University Reform in New Granada, 1820-1850, Ph. D. Disertation,
Columbia University, 1970.
250 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

ZAPATA, RAMÓN: Dámaso Zapata y la reforma educacionista en Colombia, Bogotá, Editorial


El Gráfico, 1961.

Además de la prensa de los respectivos períodos, las revistas son de gran importancia para el
estudio y comprensión de las corrientes de ideas educativas, filosóficas y políticas. Para
las últimas décadas del siglo XIX, mencionamos especialmente las siguientes: Escuela
Normal, Anales de la Universidad Nacional, Anales de Instrucción Pública, El Repertorio
Colombiano, Revista de Instrucción Pública.
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 251

La arquitectura y el
urbanismo en la época
republicana, 1830-40/1930-35
Germán Téllez de una esquematización de los aportes de cada
época histórica a la conformación de una fisono-
mía y una cultura arquitectónica y urbana en el
país. El capítulo referente a la época republica-
na, en particular, aborda un tema que ha perma-
necido fuera del alcance del lector no especiali-
Introducción zado. En efecto, en los medios culturales colom-
bianos, los aspectos urbanísticos y arquitectó-
E ste capítulo sobre la arquitectura y el urba- nicos de la época republicana han sido sistemá-
nismo en Colombia, luego del período co- ticamente ignorados. La historia política del pe-
lonial, y hasta los años 30, ha sido elaborado ríodo cuenta ya una extensa bibliografía, y se
específicamente para el lector no especializado. conocen y se aprecian la literatura y la poesía
Como tal, supone simplificaciones y omisiones del mismo, pero apenas se comienza a redescu-
que son propias de textos cuya extensión es brir la artes plásticas y la arquitectura que le
limitada, en aras de una claridad conceptual y corresponden como fenómenos válidos.
una fácil referencia a su contenido. Los historiadores colombianos y extranje-
No se intentará en ellos una muy estricta ros que se han ocupado de la arquitectura y el
organización cronológica, aunque en términos urbanismo en el país, han hecho extensos estu-
generales sea necesario seguir los procesos his- dios del período colonial, y la época contempo-
tóricos en su orden de aparición, especialmente ránea ha despertado no poco interés, y por con-
en lo referente a los últimos cuarenta años en siguiente, existen ya algunos análisis y mono-
el país. El período republicano, por su índole grafías en el conocimiento público. Pero la
particular, no es susceptible de una explicación época que se ha llamado "republicana", se co-
histórica coherente por "siglos" o "décadas", ni noce aún fragmentariamente, y sobre ella ha
tampoco por clasificaciones estilísticas o tipo- pesado el lastre cultural de varias generaciones
lógicas muy sistemáticas por lo que será tratado de desprecio y desdén por sus aportes arquitec-
en términos de corrientes generales derivadas tónicos. Se buscó minimizarla o ignorarla, por
de fenómenos sociopolíticos y económicos. razones políticas o ideológicas que ya no pare-
No se trata, en ninguno de los dos capítu- cen hoy muy valederas o muy científicas, olvi-
los, de un recuento arqueológico de ejemplos dando, entre otras cosas, que ese período fue
remanentes o desaparecidos de arquitectura o justamente aquel en el cual se forjó el destino
trazados urbanos, -lo cual corresponde a obras histórico y buena parte de la fisonomía del país
especializadas de muy diferente carácter-, sino que hoy es el nuestro.
252

La arquitectura no se presenta en secuen- arquitectura tienen más sentido alusivo que lato
cias o episodios repentinos o aislados. Fluye de Apelan más a la imaginación del lector que a
modo muy continuado de un período a otro de los cánones de un absoluto rigor verbal. Su va-
la historia política, no coincidiendo a veces con lidez está referida a límites cronológicos no muy
esta última, y acompañándola rara vez de modo precisos, aunque ideológicamente nítidos. El
sinfónico. Cuando el período colonial termina comienzo del proceso de autogobierno de lo que
en lo que va a ser luego territorio colombiano, hasta entonces había sido el Virreinato de la
sus expresiones arquitectónicas y su estructura Nueva Granada, es para muchos en la tarde del
urbana tendrán aún larga vida y profunda in- 20 de julio de 1810, para otros a la caída del
fluencia en la nueva etapa política y social de sol del 7 de agosto de 1819. Y para otros más,
la naciente colombianidad. Asimismo, al sobre- los hechos coincidentes de 1830 crean un có-
venir los eventos políticos en el país, y surgir modo límite cronológico. En ese año se disuelve
fuera de él las nuevas ideas que renovarán total- la ilusión política y geográfica de la Gran Co-
mente la arquitectura y la fisonomía de las ciu- lombia, y aparece por lo tanto el espectro -al
dades colombianas, serán necesarios largos años menos- de la futura nación colombiana. Y tam-
para que los últimos vestigios de las actitudes bién en 1830 muere Bolívar, dejando presunta-
arquitectónicas "republicanas", den paso a lo mente libre el campo para que la nueva nación
"actual". No sería claro ni exacto hablar de una establezca su propio rumbo histórico. Aunque
arquitectura "del siglo pasado" en Colombia, van a pasar varias décadas para que el pueblo
pues la Colonia pervade ampliamente toda la -ahora colombiano- abandone lenta -y parcial-
primera mitad de aquél, por una parte, y por mente- las tradiciones arquitectónicas estableci-
otra, ya bien entrado el siglo xx, la arquitectura das por el régimen colonial, es no menos cierto
republicana sigue muy campante en campos y que entre 1830 y 1849 van a ser determinadas
ciudades colombianos, cuando en Europa y en las bases políticas sobre las cuales el nuevo
los Estados Unidos se está construyendo desde Estado va a lanzar la idea revolucionaria de un
hace cuarenta o sesenta años la historia del gran nuevo gusto oficial en materia de arquitectura,
cambio generado por el proceso político de la para vestir su proceder gubernamental.
Revolución Industrial.
Al otro extremo del período, el límite cro-
Es bien claro que la etapa formativa del nológico es más fácilmente identificable. Coin-
país tenía que buscar un determinado sistema ciden otra vez los fenómenos de la historia po-
de expresiones urbanas y arquitectónicas que lítica y económica. Entre 1929 y 30 estalla la
correspondieran a sus ideales políticos y socia- crisis económica mundial que marca el final de
les, y de ahí surge la época republicana en las toda una época en el mundo entero, y en 1930
formas construidas. De igual modo, los episo- cae en Colombia la hegemonía gubernamental
dios que conforman los últimos 40 a 50 años del partido conservador. No será una coinciden-
de historia nacional exigían una materialización cia, eso sí, que los gobiernos liberales subsi-
de las necesidades creadas por un crecimiento guientes sean quienes se constituyan en princi-
y desarrollo extraordinarios, y de ello surge todo pales importadores de las nuevas ideas urbanís-
un nuevo sistema ideológico creador de una ar- ticas y arquitectónicas que cambiarán la fisono-
quitectura a tono con la internacionalización cul- mía del país. Para otros, más inclinados a obser-
tural característica de nuestra época. Así, se ha var la historia a través del prisma profesional,
dividido el tema en dos capítulos, en aras de la la verdadera fecha clave que marca el final de
claridad conceptual y bibliográfica, aunque en la época republicana y el comienzo de lo "con-
la realidad la materia que trata sea una sola, temporáneo" es la fundación, en 1936, de la
ocurrida de modo ininterrumpido a través de los primera escuela de arquitectura en el país, la
años, y traslapando de modo difuso sus límites de la Universidad Nacional.
cronológicos. En 1930, o 36, la República sigue existien-
Para el lector profano son necesarias algu- do, es verdad, con alguno que otro traspié oca-
nas aclaraciones sobre el empleo de los términos sional, lo que teóricamente restaría sentido al
"republicano" y "contemporáneo" para identifi- calificativo de "republicano" para la época in-
car determinados fenómenos urbanísticos o ar- mediatamente anterior en arquitectura. Igual
quitectónicos. Tales términos, como muchos cosa ocurre con el término "renacimiento", o
otros a lo largo y ancho de la historia de la "neoclásico" o "barroco" cuando se les utiliza
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 253

directamente ligados a una determinada etapa mica mundial, y tampoco su proceso cultural
histórico-política. Se ha debatido en medios eru- será ajeno a las influencias que la dependencia
ditos colombianos, de modo bizantino, la vali- de España había mantenido a raya hasta entonces.
dez o propiedad del apelativo de "colonial" para El fenómeno internacional más importante
la arquitectura del período de la dominación de la época es lo que los historiadores han lla-
hispánica en tierras americanas, para preferir en mado la "Revolución Industrial". De ella dice
última instancia su comodidad de uso por sobre Siegfried Giedion en su volumen Espacio,
sus hipotéticas inconveniencias de significado. tiempo y arquitectura: "La Revolución Indus-
Es de esperar que algo similar ocurra con el trial, el abrupto aumento de la producción ocu-
término de "arquitectura republicana". Por su rrido durante el siglo XVIII por la introducción
parte, el término de "contemporáneo" para de- de la máquina y el sistema de las fábricas, cam-
signar lo ocurrido durante los últimos 40 a 46 bió totalmente la apariencia del mundo, mucho
años se explica por sí mismo, y tiene la ventaja más que la revolución social de Francia. Su
de ser transportable en el tiempo, puesto que al efecto sobre el pensamiento y el sentir fue tan
cabo de unas décadas más o menos será necesa- profundo que aún hoy no podemos estimar cuán
rio otorgar un nombre -o apodo- a la etapa de profundamente ha penetrado en la naturaleza
1930 a 1985, y proclamar "contemporáneo" lo misma del hombre, y qué grandes cambios ha
ocurrido de allí en adelante. provocado en ella. Ciertamente, nadie ha esca-
La comprensión integral de la etapa histó- pado a sus efectos, pues la Revolución Industrial
rica formativa de la actual sociedad y Estado no fue una alteración política, necesariamente
colombianos no es posible si se desdeña o ignora limitada en sus efectos. Por el contrario, tomó
uno cualquiera de sus aspectos importantes. El posesión por entero del hombre y su mundo.
urbanismo o la arquitectura producidos por un Además, las revoluciones políticas se aquietan,
núcleo social en búsqueda de una identidad y luego de cierto tiempo, y se tornan nuevo equi-
un destino son vitales evidencias de su nivel librio social, pero el equilibrio que perdió la
cultural, de sus logros o aspiraciones, de sus vida humana con la llegada de la Revolución
fallas o sus virtudes, de su grandeza o su tonte- Industrial no ha sido recobrado aún. La destruc-
ría. El debate histórico no es el que se podría ción de la calma interior y la seguridad del
plantear entre quienes piensan, como el escritor hombre ha continuado siendo el más conspicuo
e historiador Enrique Caballero Escovar, que la efecto de la Revolución Industrial. El individuo
época republicana fue simplemente una "larga cae bajo la marcha implacable de la producción,
noche de mal gusto" y quienes la aplauden sin y es devorado por ella".
reservas como redentora del "oscurantismo es- Luego de un período de gestación durante
pañol" de la Colonia, sino el que tiende a deter- la segunda mitad del siglo XVIII, en las primeras
minar la real importancia fenomenológica de décadas del XIX se desata sobre el mundo entero
ciudades y edificaciones, no ya como "esperpen- una oleada de expansión colonial sin preceden-
tos" u obras de "ática belleza" sino como indi- tes en la historia, respaldada por una tecnología
cios o símbolos vitales en su época y trascenden- más y más avanzada y una ideología política
tes en las que vendrán. cada vez más atada a las nociones de explotación
sin tasa ni medida. El uso del vapor como medio
Orígenes históricos generales de la de locomoción, el perfeccionamiento de la me-
arquitectura y el urbanismo republicanos talurgia, el desarrollo de la producción de armas
y máquinas de muy diverso uso coincide con
La edificación y el trazado de ciudades du- una agudización de las nociones de poder polí-
rante el período colonial se vio afectado por una tico y económico que nunca antes había sido
política socioeconómica metropolitana y por el posible instrumentar. La utopía y la realidad
acontecer de la historia europea de los siglos perdieron sus precisas fronteras durante la pri-
XVI a XVIII. De igual manera, la época republi- mera mitad del siglo XIX, con el auge de la
cana en el país verá surgir factores históricos aventura en el descubrimiento de lo que faltaba
decisivamente influyentes en Europa y en los por saber del planeta, la aventura de la invención
EE.UU. A partir de las guerras de independen- transformadora de la realidad, o la aventura del
cía, será imposible para la nueva nación sus- supremo dominio político. El caso latinoameri-
traerse a los vaivenes de la historia socioeconó- cano se puede tomar en bloque como un campo
254 Nueva Historia de Colombia, Vol.

fértil para la práctica de las nuevas tendencias vez más ominoso. Ninguna idea política rechazó
históricas, y éstas tendrán en efecto, consecuen- la nueva producción o buscó imponerle cortapi-
cias profundas sobre las naciones en formación sas. Ninguna clase social logró sustraerse a su
luego del desmembramiento de los imperios co- presencia o sus efectos. Así, el sedentario
loniales español y portugués. mundo urbano y rural de la Colonia se vio bru-
La maquinaria industrial, los ferrocarriles, talmente alterado por influencias que ni conocía
el telégrafo se tornarán hitos históricos, donde- ni lograría jamás integrar satisfactoriamente.
quiera que lleguen, durante el siglo XIX. Junto Tanto el desarrollo tecnológico como el
con ellos aparecerán nuevos materiales de cons- proceso de la historia política colombiana coin-
trucción, tales como el hierro, el acero, el hor- cidieron en buscar la comunicación o la unifica-
migón o concreto reforzado, y una plétora de ción de un territorio que los azares de la geogra-
nuevas técnicas destinadas a cambiar para siem- fía y la evolución del antiguo Imperio Español
pre el ámbito socioeconómico del desarrollo ur- les impusieron como lote de terreno disponible.
bano y el rostro de la arquitectura. Pero, desde La tecnología del siglo XIX afrontó las titánicas
luego, no sería lo mismo el impacto de esos dificultades de lo que ahora era el territorio na-
nuevos factores en países de muy larga historia cional con un entusiasmo teórico abiertamente
y profunda sedimentación tradicional que en las desproporcionado a sus posibilidades físicas, y
regiones latinoamericanas. Estas presentaban se vio respaldada en su utópica tarea por idearios
características sui generis que las hacían mucho políticos plenos de ilusiones y de sueños,
más susceptibles a las consecuencias de la im- cuando no de intenciones poco claras, o poco
plantación del nuevo mundo ideológico y eco- caritativas con quienes no los compartieran.
nómico surgido en Europa y en los Estados Uni- Era inevitable, que durante las cuatro últi-
dos. Latinoamérica fue vista desde el comienzo mas décadas del siglo XIX coincidieran los cam-
de su proceso de emancipación política como pos de acción del imperialismo comercial con
un mercado potencial para la nueva producción los de las influencias culturales. El urbanismo
europea y norteamericana. Su capacidad de ab- y la arquitectura son actividades que se prestan
sorción de esa nueva producción sólo fue com- de modo particular para la combinación anterior,
parable a la que ofreció para la captación de puesto que sus rasgos históricos han estado casi
nuevos elementos formativos de una cultura o siempre definidos por ella. En Colombia, la ten-
un ideario político. Se importaron con igual dencia política a volver la espalda a España
presteza y desparpajo constituciones, locomoto- -cosa lógica- para buscar en la obvia fuente de
ras, decoración arquitectónica, armas o modas inspiración de Francia o Inglaterra se vio com-
en el vestir. El esquema funcional socioeconó- plementada por una primera etapa de influencia
mico del Imperio Hispánico desapareció muy comercial inglesa, y luego casi totalmente fran-
rápidamente, en favor de una muy caótica etapa cesa. Junto con las mercancías francesas de toda
formativa, profundamente afectada por la nueva índole vendrían los materiales, las técnicas y
realidad histórica internacional.
los arquitectos que estarán en primera fila de la
El desarrollo tecnológico del final del siglo historia de la época republicana en la joven Co-
XVIII y comienzos del XIX va de brazo con el lombia. París se convertiría, para la nueva oli-
acontecer político de la misma época en Colom- garquía colombiana, en la versión visitable del
bia y fuera de ella. El muy largo relato de las paraíso terrenal, y en el punto focal de su ideario
guerras civiles colombianas tiene como protago- cultural. Del provincialismo a la española, en
nistas, aparte de los personajes destacados por treinta o cuarenta años se pasó, como nación
la historia política, a la sucesiva aparición de entera, al provincianismo a la francesa, y un
las armas de fuego cada vez más eficientes, los poco, a la inglesa.
barcos de vapor, la artillería moderna, el telé- El siglo XIX se ve marcado por el rápido
grafo y por último, las máquinas productoras ascenso de los Estados Unidos a la categoría de
de municiones, de papel moneda y de pasquines potencia económica primero, y militar luego.
para alimentar la pasión partidista. No existe La capacidad industrial y comercial de esta
prácticamente ningún resquicio de la vida nacio- nueva Europa establecida en América es uno de
nal del siglo pasado que no se vea dominado o los fenómenos menos comprendidos de la histo-
afectado por la presencia de la tecnología y la ria reciente, pero sea como fuere, ella pasa a
imposición de un sistema socioeconómico cada disputar a las viejas potencias imperiales euro-
La arquitectura y el urbanismo en ¡a época republicana, 1830-40/1930-35 255

peas los mercados mundiales y, en especial, el ciano se tuvo siempre una incancelable admira-
de Latinoamérica. El destino histórico, cruel e ción por "lo francés". Se aceptaron los inmigran-
irónico con la nueva nación colombiana, la en- tes europeos, y con ellos su gusto y capacidad
frentó a poco andar, ya al final del siglo pasado, para producir arquitectura, dentro de la nueva
con el joven gigante norteamericano, con oca- sociedad burguesa colombiana, sin cuestionar
sión de la separación de Panamá y la apertura nunca la validez de esa aceptación. La respuesta
del canal. La influencia norteamericana en los latinoamericana al vasto fenómeno migratorio
destinos colombianos no requiere explicación europeo provocado por la historia política euro-
detallada aquí, aparte de registrarla como hecho pea del siglo XIX fue tolerante y elástica, por
histórico de primera importancia, pero sí se no decir cordial. Y de esa amplitud ideológica
puede señalar que de los Estados Unidos vino se derivaron mutuos beneficios y se aprendieron
al país toda una gama de influencias indirectas lecciones que, al paso de las décadas, les darían
que tocaron la cultura arquitectónica de la Re- toda una nueva fisonomía a muchas ciudades
pública. También los Estados Unidos miraban latinoamericanas. Las formas construidas ya no
a Francia y a Inglaterra como fuentes de inspi- eran tan metropolitanas como muchos pretenden
ración cultural, arquitectónica y de otros géne- que lo son. El fenómeno de provincianización
ros, por lo que era inevitable que muchas versio- de la arquitectura estuvo siempre presente para
nes norteamericanizadas de las ideas en boga darles cierto sabor local.
en Francia llegaran a Colombia y a otros países Al terminar el siglo pasado y comenzar el
latinoamericanos. Cuando al finalizar el siglo presente, era claro que la relación histórica entre
XIX, tanto el gobierno como los intereses eco- los fenómenos socioeconómicos internacionales
nómicos norteamericanos decidieron que el Mar y colombianos era cada vez más estrecha. Los
Caribe era un lago estadounidense, sus riberas episodios conducentes a la separación de Pa-
se poblaron de una arquitectura tropical en parte namá son el ejemplo más conocido de esto, pero
basada en la que el Imperio Británico había no son los únicos. La construcción de ferrocarri-
establecido para sus dominios asiáticos y africa- les, la explotación de petróleo, de banano en
nos, pero multiplicada gracias al advenimiento las orillas del Caribe, la fluctuación del poder
de la nueva tecnología repetitiva. No es acciden- adquisitivo de la moneda colombiana en el ex-
tal que se conserve en Colombia un exacto ejem- terior no eran ya fenómenos con causas pura-
plar de esta nueva arquitectura colonial como mente locales, sino que obedecían al vaivén de
monumento nacional en Cartagena de Indias: la intereses internacionales. De igual modo se po-
casa del presidente Rafael Núñez en el barrio dría decir que el desarrollo urbano colombiano
de El Cabrero. de la época va directamente ligado a esos fenó-
El acceso a la historia mundial de Italia y menos económicos. Así, por ejemplo, Barran-
Alemania como naciones recién constituidas en quilla y Santa Marta crecen al influjo de la na-
la segunda mitad del siglo XIX, trajo a Colombia vegación a vapor por el Caribe y del comercio
alguna influyente inmigración, por una parte, y acrecentado con los Estados Unidos, como Car-
la introducción de un repertorio arquitectónico tagena lo había hecho en la época colonial. Como
al gusto de esos nuevos llegados al país, con lo resultado de lo anterior, tanto el trazado urbano
cual se iba a sazonar -y hacer más confuso- el como la arquitectura de finales del siglo XIX y
sabor ecléctico de la construcción republicana. comienzos del xx difiere de una ciudad a otra.
Ya bien entrado el siglo xx en muchas ciudades La primera Guerra Mundial tiene efectos
colombianas la sensibilidad de artistas y arqui- de todo orden en la vida colombiana. Entre
tectos italianos o formados en Italia, se haría otros, genera una nueva oleada inmigratoria en
sentir, diluyendo un tanto la influencia francesa, la inmediata postguerra, como consecuencia del
y, por último, la especial actitud estética ale- desangre económico que supuso la gran con-
mana vendría a estar presente aquí y allá en el tienda europea. El efecto del gusto y capacidad
medí© urbano colombiano. Nada de ello fue de asimilación cultural de las clases medias que
gratuito, ni inauténtico, ni diferente en principio se dirigieron principalmente a Latinoamérica, y
de lo ocurrido en el resto de Latinoamérica. No a Colombia en particular, es más apreciable en
se dio en Colombia el radical fenómeno de un la arquitectura doméstica de la época de lo que
Imperio Austro-francés, como en el caso de generalmente se quiere admitir. Aparte de ello,
México, bajo Maximiliano, pero a nivel provin- y como fenómeno colateral, cabe señalar que
256 Nueva Historia de Colombia, VoL. 2

el primer gran golpe al monolítico gusto ecléc- humano construye para suplir sus necesidades
tico que llevaba ya más de medio siglo impe- y sus ideales, y crear además, una imagen de
rando en Europa, en todos los órdenes y géneros sí mismos, como individuos y como núcleo so-
de la estética, desde la música a la poesía, y cial. Al paso del tiempo, entrega a la posteridad
desde la zarzuela hasta la arquitectura, lo dio formas construidas que, si sobreviven, estarán
la Primera Guerra Mundial. Nada sería igual llamadas a desempeñar funciones sociales diver-
una vez terminada ésta. Todos los sistemas de sas y obtener significados o simbolismos dife-
valores y significados socioeconómicos o artís- rentes acaso de aquellos que originalmente les
ticos estaban cuestionados, o gravemente afec- fueron asignados. Todo gesto y toda idea polí-
tados. Se abrían así las puertas a todas las acti- tica son susceptibles de engendrar formas cons-
tudes y todas las rebeldías. truidas. Ejecutadas éstas, su existencia real
La aparente bonanza mundial de los últi- puede tener una relación directa y explícita con
mos años de la segunda década del presente las ideas que la engendraron, o bien puede apa-
siglo se reflejó en un renovado ímpetu construc- rentar una total abstracción de éstas. En ambos
tor en Colombia, tanto en las instituciones como casos subsiste un nexo general histórico entre
en la arquitectura. Por ello, la mayor parte de lo político y el proceso técnico de creación ar-
las edificaciones de todo género, clasificables quitectónica o de implementación urbanística.
como "republicanas", que sobreviven actual- Aun para el observador profano, la arqui-
mente, datan de esa época, aunque no falten las tectura colonial ofrece un sistema de valores,
pertenecientes a décadas anteriores. La razón significados y rasgos utilitarios muy claramente
obvia de que se construyó más en el país entre relacionados con una idea general que se tiene
1919 y 1930 no lo sería tanto si internacional- de la índole sociopolítica de la época. Pero el
mente no se hubieran presentado circunstancias período republicano es bastante más difuso en
favorables para ello, en particular el auge del ese aspecto. Es mucho más difícil establecer
comercio importador de materiales y técnicas una correlación causal entre una edificación re-
de construcción. Pero el golpe final a la época publicana y la idea general histórica de la época
vino a corto plazo. No es el caso de analizar que le dio su razón de ser. Por una parte, el
aquí las debilidades de la economía colombiana repertorio formal republicano es más extenso,
de la época, pero sí cabe señalar que la crisis de origen menos claro o ignoto, y los designios
depresiva de la economía mundial a partir de políticos y sociales que lo trajeron a cuento tam-
los últimos meses de 1929 generó un estanca- poco son fáciles de resumir en una sola idea
miento económico gradual en el país. Cuando dominante, como en el caso del régimen colo-
la economía nacional se repone en suficiente nial.
grado para reanudar las tareas de construcción
y urbanismo al nivel cuantitativo de la época Tanto el siglo XIX como lo que va corrido
de 1925-29, ya están bien entrados los años 30. del xx han sido objeto de análisis histórico ge-
La arquitectura entonces llamada "moderna" ha neral en otros capítulos de la presente obra, así
hecho su aparición y los designios políticos y como en numerosas monografías o ensayos de
económicos nuevos se apartan de las ideologías variada índole, por lo que sería redundante vol-
y las sensibilidades que crearon y aceptaron las ver sobre el tema de modo diferente a su directa
formas construidas "republicanas". En el breve influencia sobre la arquitectura y el urbanismo.
lapso de no más de ocho años la arquitectura Un examen panorámico del período en
republicana es relegada en la conciencia nacio- cuestión mostraría en primera instancia que la
nal a una obsolescencia estética casi total y a notoria inestabilidad política de nuestro siglo
un abandono físico fuertemente ayudado por los XIX lo haría poco propicio para las tareas de
avalares de la más reciente historia colombiana. construcción o fundación de ciudades. Jorge
Holguín, escribe en 1908:
Historia política e historia de la «...durante el resto del siglo (a partir de
arquitectura en la época republicana 1824), se dieron 8 guerras civiles generales, 14
guerras civiles locales, 2 guerras internacionales
La historia de la arquitectura y del urba- con el Ecuador, 3 golpes de cuartel; para rematar
nismo es, esencialmente, una faceta del con- el convulsionado siglo en la Guerra de los Mil
junto que conforma la historia social. Un grupo Días» (1).
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 257

Habría que sumar a tan sombrío recuento Estado de los edificios de propiedad religiosa
el inevitable empobrecimiento rural y urbano distintos de los templos parroquiales y algunos
de muchas regiones azotadas por el flagelo del otros en todo el país. De un golpe, la República
combate y el saqueo, y el efecto socioeconómico resolvía así no pocas apremiantes necesidades.
retardante que implica la recuperación regional En muchas ciudades colombianas los conventos,
o nacional luego de un esfuerzo bélico. Si se colegios y hospitales de religiosos, de época
tiene en cuenta que la economía colombiana del colonial, pasarían a ser cuarteles del ejército o
siglo pasado fue escasamente exportadora, y en la policía, hospitales estatales o privados, asilos
cambio asumió deudas privadas y públicas com- de locos, oficinas oficiales, cárceles, bodegas
parativamente enormes, cabe preguntar cómo o depósitos, fábricas de licores y otros destinos
fue posible que se fundaran y subsistieran cerca similares. Era obvio que la miseria presupuestal
de trescientas ciudades, pueblos y aldeas nue- republicana no permitía por aquel tiempo em-
vos, en menos de setenta y cinco años, y cómo prender construcciones para alojar esas funcio-
es notable aún, pese a la destrucción masiva nes nuevas o antiguas, de modo que, desde el
reciente, la presencia de la arquitectura republi- punto de vista de una muy estricta pragmática,
cana en pueblos y ciudades colombianos de uno resultó acertado el gesto de Mosquera. Los efec-
a otro confín del territorio nacional. tos del uso prolongado para las funciones enu-
Ello se entiende si se admite que no siempre meradas anteriormente sobre las edificaciones
la explicación históricopolítica abarca o coin- coloniales en cuestión es otra cosa, desde luego,
cide con la explicación histórico-arquitectónica. teniendo en cuenta que en 1861 no se pensaba
Los pueblos construyen y fundan luchando con- que tan prácticos edificios formaran parte de
tra su propio destino, por aciago que éste pueda algo denominado "patrimonio histórico", y que
ser, enfrentando el hambre y la muerte con la en 1970 es fácil atribuir al decreto mencionado
presencia de las formas construidas. A veces, la categoría de acto supremo de lo que algunos
la mano que desenfunda el revólver o empuña llaman "el vandalismo político del siglo XIX".
el rifle, es también la que destapa las primeras El efecto físico más notable de la radical solu-
piedras o firma el decreto ordenando la construc- ción mosquerista a las necesidades arquitectó-
ción. La historia política de la época incluye nicas de la República fue relegar para ya bien
más de un gobernante combatiente e impulsador entrado el siglo xx la construcción de edificios
de la arquitectura simultáneamente, y vastos públicos que suplieran las demandas que ya ha-
grupos de colombianos que retoman la plomada bían desbordado la capacidad de los vetustos
y el palustre al dejar de lado el rifle o el machete. conventos coloniales.
Tomás Cipriano de Mosquera pertenece De modo indirecto, Mosquera es también
justamente a ese género de figuras en nuestra creador de nuevos géneros arquitectónicos en
historia. Su carrera como militar, o como polí- el país. Al igual que muchos otros gobernantes
tico ha opacado en gran medida su importancia del mundo entero, en su época, sueña el sueño
como promotor de acciones urbanísticas y arqui- supremo de los ferrocarriles. El progreso se sin-
tectónicas. Con su primer mandato se reabre la tetiza en esa doble cinta metálica que une con-
navegación por el río Magdalena, vía por la tinentes y trepa por las cordilleras andinas. La
cual llegarán al interior del país las influencias, tecnología del siglo XIX le ha dado a la época
los materiales y las técnicas para mucha de la el medio de comunicación capaz de encender
arquitectura del período. A partir de 1845 esa el fuego de la ilusión del poder económico y
navegación hará revivir las aldeas ribereñas de político unidos en uno solo. No le será dado al
origen colonial, transformándolas en pueblos o ilustre payanés ver realizado su ideal de un país
ciudades gradualmente, y surgirán en el camino de fabulosa geografía enlazado por vías férreas,
fluvial nuevas fundaciones republicanas. pero de su voluntad inicial de gobernante se
Según la inclinación política de los histo- deriva en gran parte un género arquitectónico
riadores colombianos, uno de los actos más po- nuevo en la historia del país: estaciones para
lémicos de Mosquera, el decreto de desamorti- tomar el tren, hoteles de veraneo al lado de la
zación de bienes de manos muertas, de 1861, vía férrea, bodegas, depósitos, arquitectura in-
es uno de sus más desastrosos momentos, o un dustrial adyacente a los rieles.
indiscutible acierto. Su efecto más relevante El más brillante momento de Mosquera es,
para el presente tema se refiere a le entrega al desde luego, su decisión de albergar el cuerpo
258

legislativo de la nueva nación, dentro de un van desapareciendo en los combates, en la mi-


edificio cuyo sentido simbólico y cuyo lenguaje seria subsiguiente a éstos, en las forzadas migra-
arquitectónico marca un hito decisivo en la his- ciones, en la fluctuación de las clases sociales
toria de la arquitectura en Colombia. En 1846 y su papel en la nueva estructura política del
se ordena la construcción de lo que será el Ca- país en gestación. Con ello desaparece también
pitolio Nacional. No verá tampoco Mosquera por consiguiente, el nivel cualitativo general qué
de su idea más que unas pocas hiladas de piedra distingue la arquitectura colonial neogranadina
en un lote en el costado sur de la Plaza de En su lugar surgen los nuevos géneros arquitec-
Bolívar de Bogotá, y cuando el Capitolio Nacio- tónicos para los cuales habrá que improvisar
nal llegue -incompleto- a un punto en el que tanto las técnicas como las gentes llamadas a
ya nadie estará dispuesto a continuarlo, la velei- ejecutarlas.
dosa historia política colombiana lo habrá rele- En 1868-69 el general Santos Acosta podía
gado a la categoría de objeto de arte curioso. contar entre los documentos firmados como go-
En la conciencia cultural colombiana, Tomás bernante, el que ordenaba establecer la Univer-
Cipriano de Mosquera merece un lugar bastante sidad Nacional. Fiel reflejo de lo que el país
más amplio del que generalmente se le otorga. requería entonces en materia de profesionales
En el contexto de su época, haber propiciado esa fundación se hace con las facultades de de-
un edificio tan sensacionalmente diferente de recho, medicina, ciencias naturales, ingeniería,
todo lo que existía, capaz por sí solo de dar un artes y oficios, literatura y filosofía. Obviamen-
viraje al gusto oficial arquitectónico en el país, te, el desarrollo del país no exigía arquitectos,
parece extraordinario. y por ello, tardaría 67 años más en aparecer,
Al garete de la historia política colombiana como tardía adición académica, y de modo au-
del siglo pasado, aparecen aquí y allá actos y tónomo la facultad de arquitectura de la univer-
decisiones que, al menos en teoría, habrían de sidad estatal colombiana. El supuesto teórico
tener influencia sobre los géneros arquitectóni- era que los ingenieros, y los constructores em-
cos. En 1863, en la Constitución de Rionegro, píricos, cada cual por su lado, podrían cumplir
se incluye el mandato legal que imposibilita a las tareas exigidas por la nueva repúbica entre
las comunidades religiosas para adquirir bienes guerra civil y guerra civil. Para una labor impro-
raíces. Mal que bien, en la sucesión aleatoria pia de ingenieros y superior a las aptitudes de
de gobiernos afectos a las creencias religiosas los constructores locales, eso sí, como la del
católicas o violentamente opuestos a ellas, las Capitolio Nacional, había sido necesario impor-
prohibiciones -y subsiguientes suspensiones de tar el correspondiente arquitecto, Tomás Reed.
las mismas- del género citado retardan en gran Cuando por decreto del presidente Eustor-
medida la aparición de la arquitectura que lógi- gio Salgar se crean y organizan las escuelas
camente debiera haber sucedido a la colonial en normales en todo el país, en 1870 a 72, aparece
materia de edificios educativos y hospitalarios. otro género arquitectónico nuevo, que por lo
Un efecto colateral de todo esto, pero decisivo tardío de su creación, ya no se puede albergar
para la conformación de la fisonomía urbana de en los conventos coloniales adscritos al Estado
pueblos y aldeas colombianos en la época, es colombiano por la voluntad de Tomás Cipriano
el de polarizar los esfuerzos constructivos del de Mosquera. Mal que bien se inicia una lenta
clero colombiano hacia el género sobre el cual labor de construir algo que nadie había imagi-
no pesaron las prohibiciones en tan grande me- nado hasta entonces, y será muy característico
dida: las enormes iglesias neogóticas invaden del país que seis décadas después aún se estaba
en pocos lustros el territorio nacional, desde el trabajando para terminar las edificaciones con
Santuario de las Lajas hasta Riohacha. A más destino a las escuelas normales ordenadas en el
rigurosas posturas políticas anticlericales, más siglo XIX. Salgar, como Manuel Murillo Toro,
grandes y más fantasiosas iglesias pueblerinas, y Aquileo Parra, entre sus sucesores, asisten
parece ser la cuestión nacional.
como presidentes a la gran época de la aparición
Los gobiernos y las guerras civiles, así en firme de los ferrocarriles en el país, entre
como las sucesivas reformas constitucionales se 1868 y 1876. De esa época datan las primeras
desgranan a lo largo de la segunda mitad del estaciones de ferrocarril, improvisadas las más
siglo XIX. Las tradiciones técnicas de la cons- de las veces, y las "casas del telégrafo", de
trucción, y los artesanos capaces de continuarlas humilde y abigarrada arquitectura pero muy sig-
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 259

nificativas como hitos urbanos de lo que enton- menos de 25 años, todo lo que había dejado de
ces se tomaba por el colmo del progreso. Pero hacer en algo más de ochenta.
la historia de la arquitectura republicana es un La significativa labor de Reyes no se limita
proceso que ocurre en cámara lenta. En 1876 a la acción gubernamental intrépida. Su estadía
el presidente Parra firma el contrato para el di- en Francia y una obvia simpatía por la cultura
seño y construcción del puente ferrocarrilero francesa se aunaron en él a un consciente deseo
sobre el río Magdalena en Girardot. Y ya bien de poner al día la provinciana arquitectura co-
entrada la segunda década del siglo xx se ter- lombiana. Así, durante su gobierno, se le dieron
mina la obra. (Cabe anotar para el lector no algunos trabajos arquitectónicos importantes a
especializado que, si bien los puentes pertenecen Gastón Lelarge, una presencia decisiva en su
como hechos técnicos al reino de la ingeniería, época en nuestro medio, y tras él vinieron
como actos de dominio y control del espacio, otros que ampliaron el radio de acción de la
así como hechos estéticos, se suman a los gé- nueva elegancia burguesa llegada de París. El
neros arquitectónicos). efecto logrado fue extraordinario, dentro de la
Con el segundo gobierno de Rafael Núñez, quietud aldeana de las ciudades colombianas.
en 1886, se puede decir, en cierto modo, que Se estaba ante una sensibilidad y unas opciones
se funda la primera escuela de arquitectura en estéticas sin precedentes locales, y esto permitió
el país, con el decreto creador de la Escuela la implantación fácil de una arquitectura de casas
Nacional de Bellas Artes, la cual, a semejanza y edificios que dejó huellas profundas y formó
de su predecesora francesa (en el siglo XVII) un cierto nivel de gusto entre quienes podían
incluyó la arquitectura dentro del pénsum de pagar los servicios de profesionales de la arqui-
estudios. Eso sí, no fue posible dictar más que tectura de muy novedoso cuño.
una mínima parte del programa capaz de formar Los gobernantes que suceden a Reyes no
verdaderos arquitectos... omiten encargar nuevos trabajos a Lelarge y a
otros arquitectos extranjeros y colombianos,
La figura más importante, ya entrado el ante la obvia comprobación de que le faltaba al
siglo xx, para la historia nacional de la arquitec- país toda clase de edificios públicos, desde un
tura republicana, es sin duda el general Rafael palacio presidencial, hasta hospitales, cuarteles,
Reyes. Su gobierno, entre 1904 y 1909 ha sido teatros o mercados públicos. Don José Vicente
estudiado extensamente por los historiadores co- Concha podría jactarse de haber "terminado" el
lombianos, que coinciden en señalar su impor- Capitolio Nacional, gracias a un esfuerzo poco
tancia en razón del decisivo impulso socioeco- usual en el país, en materia de gasto público y
nómico e institucional dado a todo el país, y la derroche de talento arquitectónico. Aunque tal
recuperación de éste de los efectos retardantes terminación es bastante relativa, su gobierno y
y negativos de la Guerra de los Mil Días. Sus los subsiguientes tendrán, cada vez más frecuen-
actos de gobierno incluyeron la creación del temente, la satisfacción incomparable de inau-
Ministerio de Obras Públicas, con lo cual se gurar uno tras otro edificio público, para goce
organizaba por primera vez de modo claro en de presidentes y arquitectos, ya muy ligados
el país una entidad capaz de diseñar y construir, entre sí para la historia colombiana. Si a Reyes
aparte de carreteras y puentes, los edificios ofi- le corresponde el mérito de haber iniciado de
ciales requeridos por la expansión burocrática modo firme el mecenato arquitectónico oficial
de las funciones gubernamentales. Las conse- en el país, a sus sucesores en el solio presiden-
cuencias arquitectónicas de esto fueron vastas, cial se les podría asignar el rasgo histórico de
pues a partir de esa época comenzaron a surgir haber continuado la tradición nacional del arqui-
en todas las regiones del país las gobernaciones tecto de cabecera para el presidente, para el
departamentales, los edificios nacionales de di- partido político, para el clero, para la clase so-
verso uso, los mercados públicos, las universi- cial alta. Con unos cien años de retardo, la mo-
dades estatales, las estaciones de ferrocarril y derna relación entre grupo social y arquitecto
muchas otras construcciones que de un modo u llegaba así a Colombia.
otro eran responsabilidad del gobierno. Sólo en- La segunda mitad del siglo XIX y buena
tonces se hizo patente el enorme atraso de la parte del xx se ve señalada, en la historia colom-
Nación en materia de disponibilidad edilicia, y biana, por fenómenos socioeconómicos que apa-
el país emprendió la dura tarea de construir en rentemente escapan a la corriente general de la
Nueva Historia de Colombia. Vol.
260

época, o a su clima político. Con ellos se da fe limitados en área y número de viviendas, pero
de la insólita capacidad del pueblo colombiano cabe suponer que fueron gotas de agua en el
para emprender la fundación y construcción de mar de la especulación ya rampante en esa épo-
pueblos y ciudades aun bajo las circunstancias ca. Los barrios ingratos destinados a albergar
políticas y económicas más inciertas o desfavo- las clases medias bajas se desarrollaban entonces
rables. La minería y el cultivo del café dieron en el país a toda marcha, como para recuperar
una base para lo que los historiadores han lla- el tiempo perdido, y al borde de ellos se acumu-
mado la colonización antioqueña del interior del laba el fenómeno de la marginalidad social y
país. La asombrosa dinámica de los núcleos urbana, como presagio para el futuro.
sociales de la región antioqueña les permitió El final del período "republicano" coincide
extenderse y propiciar la fundación de más de con la crisis económica mundial iniciada a me-
140 ciudades y pueblos diseminados por los de- diados de 1929, marcada en Colombia por la
partamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, caída de los gobiernos conservadores y el as-
Quindío, Valle del Cauca, Chocó y el Tolima. censo al poder del presidente liberal Enrique
Con ello aparece una historia urbanística y ar- Olaya Herrera. Formalmente ese final es bien
quitectónica dentro de otra historia, en ocasiones identificable, al menos en la arquitectura oficial,
a contramarcha de esta última. Y en una serie puesto que, en parte por coincidencia cronoló-
de actos de índole netamente "republicana" gica y en parte por inclinación ideológica moder-
crearon un repertorio propio de versiones de nizante, los gobiernos liberales abrirían la puerta
arquitectura anónima popular para la hechura a un nuevo lenguaje arquitectónico y urbanísti-
de todo cuanto iba desde la casa de campo hasta co, y a un nuevo clima para el ejercicio profe-
las plazas principales de pueblos y ciudades. sional en el país. El historicismo complaciente,
No había para este movimiento de masas y vo- que pervadía toda la arquitectura oficial de co-
luntades los necesarios precedentes coloniales, mienzos del siglo xx en el país era ya arcaizan-
por la elemental razón de que las motivaciones te, y de imposible renovación o refinamiento.
socioeconómicas que lo generaron eran de re- Había dado todo de sí y sólo le restaba pasar a
ciente data, por una parte, y por otra, dentro la historia.
del rígido esquema administrativo colonial no La gran burguesía colombiana, surgida a
habría sido posible acomodar razonablemente la luz de la riqueza comercial acumulada gra-
dicho fenómeno. No se decretó oficialmente ese dualmente al paso del siglo XIX, a su vez, estaba
proceso migratorio y urbanizador, ni se dictaron pronta a dejar el gusto "a lo francés" por cual-
pautas arquitectónicas para su hábitat, pero la quiera otra cosa que sus arquitectos, ahora for-
eficacia y lógica de las formas urbanas y arqui- mados en Colombia, le ofrecieran, sin aprecia-
tectónicas surgidas de esa colonización interior bles resistencias ideológicas, dado su muy ate-
del país le otorgan un destacado lugar en la nuado nivel cultural en lo que a las formas cons-
historia del período. truidas se refiere. El golpe económico de 1929-
En 1921 la balanza histórica se inclina, al 30, bastaría para hacer tabla rasa de todo un
menos oficialmente, hacia las clases sociales repertorio formal, para que la oligarquía colom-
bajas, en materia de urbanismo y de arquitectu- biana pasara, en arquitectura, de estar atrasada
ra. El gobierno de Marco Fidel Suárez, emite setenta años, a estarlo apenas veinte o veinticin-
una ordenanza para la construcción de barrios co.
de "casas higiénicas" para obreros. Es el primer Por contradictorio que parezca, ese retardo
reconocimiento público del apremiante pro- cronológico con respecto a las fuentes de origen
blema creado por las barriadas miserables que de la moda arquitectónica es, en cierto modo,
ya bordean la capital del país y no pocas de las coherente con la esencia del período tratado.
capitales departamentales. Durante todo el siglo La historia política del siglo XIX colombiano
XIX y lo que iba del xx, se ignoró en el país impidió, a base de guerras civiles y variados
-al igual que en Europa durante el ímpetu má- tanteos ideológicos, un desarrollo más rápido o
ximo de la Revolución Industrial- que la miseria más armónico de las ciudades y su arquitectura,
no tiene historia, y que su estilo es el que le dejando siempre para "más tarde" la tarea de
dicta la lucha por la supervivencia. De esa orde- otorgar un marco construido a la existencia.
nanza surgieron algunos intentos subsiguientes Cuando pudo o quiso ocuparse de esos trabajos,
de "barrios obreros" en Bogotá y Medellín, muy se vio obligada a buscar su inspiración formal
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 261

o simbológica en un repertorio creativo débil y ellas desde el final de la Colonia. Se capta en


confuso, que era todo cuanto el siglo XIX euro- esas imágenes la calma chicha del período, el
peo ofrecía. Un historicismo confuso, que acu- existir lento y pausado de siempre (2).
mulaba todos los residuos de seis o más siglos Nada de ello es sorprendente. La clase bur-
pasados de arquitectura, masificado mediante guesa criolla, principal promotora de la Indepen-
los procesos industriales de producción repeti- dencia, estaba modelada por un largo proceso
tiva era lo que se ofrecía para la exportación a formativo que comenzaba muy atrás en la histo-
países latinoamericanos empobrecidos por las ria, a comienzos del siglo XVIII, y continuaba
luchas internas e incapaces, por razones cultura- ahora una lenta evolución generacional hacia la
les, de crear su propio lenguaje arquitectónico. primacía socioeconómica y política. Todo esto
Lo que el período tiene de auténtico y meritorio requería tiempo, y todavía pasarían unas tres
fue la tarea de adaptar a las realidades locales décadas más antes que los efectos físicos urba-
ese repertorio arquitectónico exótico y novedo- nos de ese cambio comenzaran a ser notables.
so. Y así fue: la resonante retórica de la oratoria Sólo para entonces se podría decir que la era
política, el tono lírico de los poetas, la prosa republicana se habría tornado en una mezcla
de los novelistas, la altisonante pretensión de contradictoria de conservación de instituciones
la arquitectura de la época republicana, son otras y tradiciones, con un afán de lucro y un áspero
tantas caras de su polifacético devenir, pero no forcejeo de clases sociales adventicias. Los ten-
se pueden valorar históricamente de modo aisla- deros y comerciantes enriquecidos a la luz del
do. Tienen sentido solamente si se observan —y nuevo comercio libre, los hacendados venidos
respetan- en conjunto. con sus fortunas agropecuarias a la ciudad irían
formando gradualmente una nueva "élite" rem-
Urbanismo republicano plazante de la de los "hidalgos" venidos de Es-
paña y sus descendientes, que invocaban su an-
El fenómeno político de las guerras de cestro metropolitano como argumento para man-
emancipación no tuvo un efecto físico o fisio- tener su ascendiente social. Pero unos y otros
nómico inmediato sobre las ciudades y pueblos mantenían idénticos criterios sobre organización
neogranadinos. Así como la independencia con y vida familiar, creencias religiosas, castas so-
respecto a la monarquía hispánica dejó intactas ciales, nociones de propiedad y modos o ritos
por mucho tiempo más gran parte de las institu- de vida urbanos y rurales.
ciones y estructuras socioeconómicas y jurídicas En otras regiones americanas, la transfor-
en lo que hasta entonces habían sido las colo- mación urbana fue muy considerable y más rá-
nias, de igual manera existió una considerable pida. A favor del nuevo mercantilismo interna-
continuidad en el aspecto y funcionamiento de cional, México, La Habana, Buenos Aires, San-
los núcleos urbanos que ahora debían servir a tiago de Chile, Lima, Río de Janeiro y Sao
la nueva nacionalidad. Paulo, crecieron cuantitativamente de modo no-
En el caso colombiano subsiste un testimo- table, y su fisonomía arquitectónica recibió un
nio documental en extremo valioso, sobre lo fuerte influjo europeo, a poco andar en el siglo
anterior. La presencia en la Nueva Granada de XIX. No así las ciudades colombianas, adorme-
Edward Mark, inglés, artista y representante di- cidas en su existencia luego de las guerras de
plomático, entre 1832 y 1856, dio lugar para emancipación. Con la reserva lógica que se debe
que éste produjera una extensa serie de acuarelas tener respecto de la información estadística de
en las que plasmó el clima urbano y la arquitec- la época, se vería que, entre los últimos censos
tura del final de la Colonia y el comienzo de la coloniales, a comienzos del siglo XIX, y los
República, con espléndida precisión y sensibili- recuentos numéricos muy aproximados (por
dad a las formas construidas. Bogotá, los pue- ejemplo, los de Vergara y Velasco, en 1882),
blos cundinamarqueses de Fómeque, Ubaque, de más o menos 75 años luego, la población de
Guaduas, las poblaciones ribereñas del río Mag- Bogotá se habría más que triplicado, pasando
dalena, como Honda, Ambalema, Mompox, y de algo más de 22.000 almas, a unas 85.000.
las ciudades del litoral Atlántico, Santa Marta, En este proceso es difícil asumir qué papel les
Barranquilla, Cartagena, revelan así su aspecto correspondería a las consecuencias de las gue-
de 1840 ó 50, o sea, en las primeras épocas de rras civiles, las epidemias, la inmigración pro-
la nueva nación. Poco o nada ha cambiado en cedente de otras provincias, etc., pero el efecto
Nueva Historia de Colombia. Vol. 2
262

físico sobre la ciudad misma es más accesible (3): social, la cuestión de un repertorio formal que
un grabado aparecido en 1882 en el Papel rodeara su existencia era bien secundaria en la
Periódico Ilustrado, dirigido por Alberto Urda- escala de sus intereses, y en cierto modo asimi-
neta, muestra un panorama urbano de la ciudad lable al proceso comercial que les era familiar.
que sería esencialmente el mismo que se obser- Si las ideas sociopolíticas, o los bienes de con-
vaba más de cien años antes en una vista pictó- sumo habían sido importados e implantados,
rica de J. Aparicio Morata (1772), y una fotogra- ¿Por qué no habría de pasar lo mismo con lo
fía, también panorámica, de la ciudad, tomada atinente al urbanismo y a la arquitectura?
hacia 1908, no registra cambio alguno notable Se ha dado alguna importancia a determi-
en el conjunto urbano, con la excepción de "Las nados rasgos urbanos de la época para señalarlos
Galerías" construidas en el costado occidental como característicos de ella, aunque en realidad
de la Plaza de Bolívar. La cartografía de Bogotá derivan de la última fase colonial. Es cierto,
muestra, en el plano elaborado en 1791 por Do- eso sí, que se tornaron los leitmotiv republica-
mingo Esquiaqui, algo más de 100 manzanas, nos, a falta de otros aportes más originales. La
si no construidas, al menos trazadas. Cien años exhibición teatral de riqueza y simbolismo de
después, el plano de la ciudad hecho por Codazzi clase social exigía los paseos o alamedas en
revela apenas unas 30 manzanas adicionadas a algún punto de la ciudad, donde el rito del espar-
la ciudad colonial durante la época republicana. cimiento de quienes se lo podían permitir daba
Es obvio que si la población de Bogotá, en el ocasión al resto de la ciudad de observar el
lapso citado se triplicó, el trazado urbano no espectáculo gratuito que suponía. A éstos se
creció de modo congruente con esto. Lo ocu- sumaron los parques, que a diferencia de la pla-
rrido en el interior de la ciudad sí fue claro: zas coloniales de la primera época, eran un
sobrevino un fenómeno general de subdivisión aporte de la Europa de las monarquías absolutas
de lotes y propiedades, fraccionando interna- y el gran poder comercial. Las ciudades colom-
mente la estructura urbana colonial. De una casa bianas tuvieron trocitos de alamedas, modestos
amplia, del siglo XVIII, el XIX haría dos o tres, parques, alguna que otra breve avenida para el
repitiéndose el proceso en gran parte de las man- paso de los coches, pero los recursos económi-
zanas de origen antiguo. cos locales estuvieron siempre sideralmente dis-
Los estudios hechos en los casos de Carta- tantes de aquellos que dieron lugar a la magni-
gena, de las ciudades vallecaucanas y de Mede- ficencia del Paseo de la Reforma en México,
llín, revelan un estancamiento durante el siglo del parque de Chapultepec, o de los grandes
XIX que no cesó hasta ya bien entrado el siglo trazados del centro urbano de Buenos Aires, o
xx. La población y la actividad económica de Río de Janeiro. El modelo parisiense de los
Cartagena declinaron con respecto al período parques y avenidas de la época del prefecto
colonial de modo espectacular. Regiones ente- Haussmann, flotó siempre en el ambiente de
ras, como el centro de Boyacá y Norte de San- nuestro siglo XIX, pero no podría haber pasado
tander, se vieron muy afectadas en su economía jamás del dominio de las ilusiones. Los cronistas
agrícola por las vicisitudes de las guerras inter- y viajeros que pasaron por las ciudades colom-
nas del siglo XIX, mientras otras, menos afecta- bianas durante el siglo XIX y buena parte del
das, apenas lograban sobreaguar económica- presente han dejado un unánime y desolador
mente. balance de una mezcla de poblachos coloniales
A medida que avanzó el siglo XIX, la dis- adormilados con algunas inserciones urbanísti-
tancia entre la teoría y la vida política colom- cas o arquitectónicas europeizantes haciendo in-
biana por una parte, y la existencia real de sus sólita apariencia en ese contexto urbano. Bogotá
varias regiones, por otra, se hizo mayor. Al hace figura en esos relatos de poblado venido
finalizar el siglo la nación colombiana conti- a más, triste y melancólico en su paraje andino;
nuaba buscando su identidad política, pero ha- Cartagena duerme una eterna siesta evocativa
bía definido ya, a grandes rasgos, su estratifica- de su pasado colonial; Tunja y Popayán ven
ción de clases sociales, y por consiguiente, la pasar al lado el siglo del gran cambio como si
estructuración funcional de sus ciudades. la cosa no fuera con ellas. Pero poco a poco,
Para la oligarquía de tipo patricio, consti- en todos esos lugares, alguien emprende la tarea
tuida por quienes habían hecho fortuna o habían incierta y hazañosa de edificar algo en "estilo
logrado por cualquier medio trepar por la escala francés", de prolongar una avenida, de trazar
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 263

un barrio más, de construir algunas nuevas casas miento para construcción, destinada a la venta
vestidas de yesería moldurada al gusto de cua- o alquiler, de viviendas a distancia del centro
renta años atrás en Europa. La arquitectura re- de las ciudades o de los lugares de trabajo que
publicana, a punta de excepciones a la regla, no hubieran sido posibles con anterioridad, así
va interviniendo tímidamente en el contexto ur- como la rápida absorción de núcleos urbanos
bano colonial. Pero será necesario adentrarse periféricos que habían conservado su aislamien-
en el siglo xx para que la fisonomía urbana to, como fue el caso de Chapinero, en Bogotá.
nacional pueda presentar un cambio notable (4). La tipología de los trazados urbanos nuevos de
Cuando el proceso de la colonización antio- esta época no se aparta de los patrones estable-
queña, o la aparición de las vías ferroviarias así cidos por los procesos comerciales análogos en
lo propiciaba, la fundación y trazado de los nue- Europa y los Estados Unidos. Vastos loteos de
vos núcleos urbanos se hizo limitándose a repetir muy escaso frente y gran profundidad son aún
la trama ortogonal o en damero usual en el pe- identificables como de época republicana en las
ríodo colonial, cuando la índole topográfica de ciudades colombianas. En Bogotá, estos desa-
los lugares así lo permitía, o contorneando elás- rrollos son notables en las zonas al suroriente
ticamente las riberas de los ríos, el lomo de y suroccidente del casco urbano colonial, pero
alguna serranía, o el borde de los abismos, para surgieron también en Chapinero y al occidente
conformar a ellos un modesto trazado de calles de este último. En Medellín y Cali se presenta-
con alguna que otra plaza. Pero nada hay en ron fenómenos similares, todos los cuales esta-
esto que se compare en vigor creativo o calidad ban orientados a proveer alojamiento para una
de diseño con las fundaciones coloniales, pues gama de clases sociales medias en constante
en ello estriba una de las más notables diferen- transformación. En muchas capitales departa-
cias de clima histórico entre las dos épocas: la mentales se produjo, así como en la capital del
Colonia, arrogantemente, traza ciudades como país, el fenómeno coetáneo de la emigración de
quiere, y la República, como buenamente pue- las clases sociales más altas en busca de un
de, habida cuenta de sus magros recursos. hábitat nuevo, abandonando los barrios más an-
Los aportes urbanísticos republicanos se tiguos de las zonas urbanas de origen colonial.
crean más cómodamente como inserciones den- El modelo físico de este nuevo hábitat se basaba
tro del orden urbano colonial, y, justamente por en el esquema europeo de residencias aisladas
ello, resultan más exitosos, social y formalmen- en un trazado urbano de gran amplitud y muy
te. En Bogotá y otras ciudades colombianas las baja densidad, en contraposición diametral a lo
austeras plazas coloniales se visten a la europea, ofrecido por la ciudad colonial, con el agravante
con rejas, prados, flores, y estatua de prócer en de que tal esquema sólo era posible a distancias
el centro; los polvorientos camellones coloniales cada vez mayores del centro de la ciudad. Am-
adquieren similar tratamiento, y con ello se bos fenómenos, el de la provisión de alojamiento
forma una suave y eficiente continuidad ambien- de las nuevas clases medias bajas creadas por
tal y cultural en el medio urbano. No hay en la movilidad socioeconómica del período y la
ello un revolucionario ímpetu destructor, sino migración de las clases altas conspiraron para
un mesurado cambio de repertorio formal, co- fomentar un crecimiento disgregatorio de la ciu-
rrespondiente a la gradual transformación en las dad republicana a escala nacional. Este no fue
costumbres ciudadanas. En la arquitectura ocu- acompañado de ningún control y tan sólo estuvo
rrirá un fenómeno similar, complementario del regido por el azar de pingües negocios de finca
anterior. raíz o hábiles maniobras especulatorias. La
La expansión urbana a base de especula- caótica estructura urbana de gran parte de Bogo-
ción con tierras que hasta entonces sólo habían tá, Cali, Medellín, Cúcuta, Manizales o Barran-
tenido un uso rural o semirural es más caracte- quilla se debe a un proceso iniciado en los veinte
rística -en el medio colombiano- de las dos primeros años del presente siglo, y abonado
primeras décadas del presente siglo. Ella fructi- fuertemente por el crecimiento demográfico y
ficó a favor de la época de paz social y recupe- la migración desde las áreas rurales circundan-
ración económica que sobrevino luego de la tes.
Guerra de los Mil Días. El fenómeno tecnoló- Los intentos de canalizar o controlar el de-
gico de la aparición del tranvía, de muías prime- sarrollo urbano en el país han sido tradicional-
ro, y eléctrico luego, permitió el aprovecha- mente tardíos y limitados. La historia del urba-
264 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

nismo como disciplina de control y vigilancia rado y cuya irrupción en la vida urbana tuvo
del desarrollo y funcionamiento de las ciudades hondas consecuencias de todo orden, especial-
aparece muy tímidamente en la capital colom- mente si se tiene en cuenta que fue el grupo
biana cuando ya el proceso especulativo y el social destinado a tener la más alta rata de cre-
desorden urbano han tenido casi veinticinco cimiento demográfico. Durante breves años la
años de acción ilimitada. En la capital del país, situación fue más curiosa que insoluble, pero
a comienzos de 1924, el ingeniero Ramón J. luego todo empeoró rápidamente. En 1910 la
Cardozo, elabora un primer reglamento urbanís- fábrica de cerveza Bavaria, en Bogotá, todavía
tico, y posiblemente como resultado de las re- tenía muchas hectáreas de campo en torno suyo
comendaciones contenidas en éste, en 1927 se donde se cultivaba la cebada para producir la
abre la Oficina de Urbanismo, dependiente de bebida, y en un radio no mayor de cuatrocientos
la alcaldía de Bogotá. Es muy aleatorio intentar metros en torno suyo habitaba un 85% del total
un balance histórico del papel desempeñado por de sus trabajadores. Quince años más tarde esos
dicha oficina, pero no deja de ser significativo campos ya no existían como tales y se estima
que sólo hacia 1937-39, bajo la dirección de que apenas un 20% de sus trabajadores continua-
Karl Brunner, urbanista austríaco, se formulan ban viviendo en los barrios inmediatamente ve-
algunos proyectos orientadores de ciertos aspec- cinos. El caso de Medellín fue análogo, inva-
tos parciales del desarrollo de Bogotá, y solo diendo el valle del Aburrá en sentido predomi-
en 1948 se inicia la elaboración del primer plan nantemente norte-sur y segregando a sus habitan-
de desarrollo urbano integral para la ciudad. tes de modo parecido al de Bogotá. Cali creció
El modo general de crecimiento de Bogotá, del modo más aleatorio, en la medida en que
Medellín, Cali o Barranquilla durante los últi- las posesiones rurales que la rodeaban lo permi-
mos 20 años del período republicano fue similar. tían, y dependiendo únicamente de la inclina-
La capital del país se extendió predominante- ción a vender y urbanizar, de un reducido nú-
mente siguiendo un eje norte-sur, aprovechando mero de terratenientes estratégicamente situados
los sucesivos trazados de las vías del tranvía a lo largo del río que la atraviesa. Cabría señalar
municipal, y segregando las clases sociales de la aparente incongruencia, la corriente ideoló-
modo muy claro. Los terrenos más favorables gica general de los gobiernos conservadores de
y más costosos hacia el norte de la antigua ciu- la época, que en materia de desarrollo urbano
dad colonial, en torno al vecino pueblo de Cha- propiciaron, quizás inconscientemente, el más
pinero, acogieron la burguesía más acomodada desabrochado laissez faire. Permitieron que los
en loteos relativamente amplios en los que se problemas de crecimiento urbano quedaran fir-
combinaban las grandes casas aisladas y las hi- memente planteados, para que en las décadas
leras de "quintas" más pequeñas construidas en siguientes la aceleración de los procesos histó-
serie para la clase media comerciante. Hacia el ricos en el país creara las situaciones angustiosas
sur y occidente las tierras menos favorables aco- que hoy son el signo cotidiano de la vida urbana
gieron las clases medias más bajas, los núcleos nacional.
artesanales y obreros que ya no cabían en el Es cierto que el desarrollo urbano acelerado
centro de la ciudad. Los loteos fueron cada vez
más estrechos, la construcción más pobre, el corresponde a la etapa que convencionalmente
hábitat cada vez más mezquino ambientalmente. se ha llamado "contemporánea", pero los últi-
El mundo urbano de las ciudades colombianas mos años de la época republicana ven surgir el
se escindió definitivamente en sectores amables germen de lo que ocurrirá en las siguientes dé-
y hostiles, ricos y pobres, arquitecturizados y a cadas. En Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena,
la buena de Dios. A ello contribuyó poderosa- Barranquilla aparecen casi simultáneamente
mente la aparición tardía y gradual de la indus- prolongaciones del trazado urbano que coinci-
tria en el país. Las fábricas surgieron en cual- den en albergar clases sociales altas emigrantes
quier lugar de las ciudades colombianas, sin que de los centros urbanos: Chapinero y Teusaquillo
nadie cuestionara su aparición creando hechos en Bogotá, El Prado en Medellín, El Prado en
cumplidos que con el paso del tiempo serían Barranquilla, el Centenario en Cali, Manga y
problemáticos baches en la estructura urbana. Pie del Cerro en Cartagena. Los trazados de
Entre 1880 y 1930 surgió una clase social pro- estos apéndices urbanos, con la excepción de
letaria para cuya presencia nadie estaba prepa- una parte de Teusaquillo, organizada radialmen-
te, con las consiguientes complicaciones geo-
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35
265

métricas, difieren de lo usual en la época por que se beneficiaron de la providencial importa-


la amplitud de las manzanas y la reducción con- ción de moldes españoles que permitían al usua-
siguiente de vías de acceso. La baja densidad rio obtener una versión reducida, aplanada y
observable en estos casos es un fenómeno inter- económica de los principales recursos decorati-
medio nuevo, situado entre lo semirural y lo vos interiores de la Alhambra árabe, en Grana-
estrictamente urbano. La arquitectura comple- da. Las alhambras burguesas, cartageneras, ex-
mentaria de este tipo de hábitat estuvo destinada trañísimos casos extremos de transposición es-
a clases sociales que en parte eran prolongación tilística son hoy atrayentes y misteriosas piezas
histórica de las familias "tradicionalmente bien" de una arquitectura que se encaminaba sonám-
pero mayoritariamente compuesta por una bur- bulamente hacia ninguna parte, pues era claro
guesía enriquecida durante la bonanza econó- que luego de tan fantástico desplante formal,
mica posterior a la Guerra de los Mil Días. Las poco o nada podría continuarla. Cabría anotar
nuevas industrias, el nuevo comercio, requerían apenas que en décadas posteriores, la prefabri-
para sus dueños una simbología de clase que cación en Colombia ganó en perfección técnica
sólo la arquitectura residencial podría otorgar. todo lo que perdió en interés formal y gracia
En El Prado, de Barranquilla, actuaron arqui- irónica para el espíritu. Por un momento fugaz,
tectos traídos de La Habana y los Estados Uni- en el barrio de Manga, el último hábitat humano
dos, y arquitectos como Gastón Lelarge y Joseph y razonable en la historia de Cartagena, el capri-
Maertens, no se privaron de realizar algunas de cho estético doblegó y puso a su servicio la
las casas más sobresalientes del barrio de Man- nueva técnica y los nuevos materiales de cons-
ga, en Cartagena, entre 1920 y 1932. Por pinto- trucción.
resco que pueda resultar el historicismo de la La fundación y subsiguiente crecimiento
arquitectura de esos conjuntos urbanos hoy, ha- de los núcleos urbanos fundados durante la co-
bría que abonarle dos rasgos altamente positi- lonización antioqueña del interior del país es
vos: por una parte, otorgar a un cierto tipo de otra cara de la moneda. Los hubo que se para-
existencia un marco arquitectónico causalmente lizaron casi en el punto inicial de su formación,
coherente, y dotado de la elegancia necesaria como los poblados de Andes (1850), y Cara-
para llenar las aspiraciones ideológicas de sus manta (1842) en Antioquia, o Chinchiná (1857)
habitantes; y por otra, lograr un armonioso nivel en Caldas, o Pueblo Rico (1884) en Risaralda,
cualitativo en el conjunto de sus variadas arqui- pero casos como los de Manizales (1849), Ar-
tecturas. Se logró un cierto respeto mutuo entre menia (1894) y Pereira (1828), por el contrario,
formas construidas dispares en origen histórico, se desarrollaron a un ritmo rápido, comparativa-
lo cual ciertamente no se podrá volver a decir mente, y para la primera década del siglo actual
respecto de épocas posteriores en nuestra histo- ya habían remplazado en gran parte su aspecto
ria urbana. de aldeas provisionales que tuvieron original-
El ejemplo más destacado entre estos con- mente, por el aire equívoco de seudociudad eu-
juntos urbanos es sin duda el del barrio de Manga ropea que le otorgaba a todo poblado colom-
en Cartagena. Se produce allí una prolongación biano en trance de crecimiento la presencia de
del enfrentamiento entre las nuevas técnicas y la arquitectura republicana. La personalidad am-
el problema del estilo al cual se ha hecho refe- biental de estos núcleos urbanos nuevos derivó
rencia anteriormente. Se atribuye al escultor ita- en gran parte de su carencia de un pasado colo-
liano Severino Leoni (5), la introducción en 1908 nial, y de una total ausencia de inhibiciones
a Cartagena de los moldes metálicos y el sistema formales o estilísticas por parte de sus habitantes
para producir piezas caladas en cemento con o constructores. Esto les permitió, entre otras
refuerzo metálico. Este novedoso método se cosas, proceder a ingeniosos y bellos usos exten-
prestaba para la prefabricación de toda clase de sivos de materiales locales, como en el caso dé
motivos arquitectónicos a bajo costo y de "cual- la guadua en el Quindío, y a vigorosos y expre-
quier época". Cornisas, columnas, capiteles, ba- sivos procesos de adaptación de las técnicas
laustres y cuanto cabe imaginar en materia de constructivas y decorativas que iban llegando
historicismo pasó a ser mercadería de rápido al país desde el exterior. Se podría hablar en
consumo. En el barrio de Manga se verán los este caso de la arquitectura más original de la
más acabados ejemplos del género, pero la época, pero, urbanísticamente es cierto que no
palma de ellos corresponde sin duda a dos casas se desdeñaron los aportes coloniales que social-
266

mente no habían perdido validez, tales como la tura. Nunca antes habían existido medios técni-
implantación de la plaza principal con el comer- cos en tanta abundancia ni una producción tan
cio agrupado en su perímetro y el acento volu- extraordinaria, por una parte, y jamás se había
métrico de la gran iglesia como hito urbano presentado el fenómeno de una decadencia tan
dominante, pero aun para el observador menos grande en los aspectos creativos de la arquitec-
advertido es bien aparente el cambio de tono tura. Al finalizar el siglo XVIII ya era evidente
ambiental de estas ciudades y pueblos con res- en toda Europa que la progresiva academización
pecto a las que tuvieron un largo pasado colo- y oficialización del gusto arquitectónico estaba
nial. Simplemente ocurría que por segunda vez coincidiendo con la imposibilidad de prolongar
en la historia de nuestro territorio todo, en una la evolución del mismo de modo fértil y cohe-
ciudad, era totalmente nuevo. rente con su desarrollo durante los tres siglos
El final del período republicano coincide, anteriores. Los aportes de época manierista, o
salvo escasas excepciones, con la terminación barroca, que alimentaron ya tardíamente la úl-
de esa etapa extraordinaria de fundaciones urba- tima fase de la arquitectura colonial en América
nas. Son mucho más escasas, aunque también se extinguían en sus fuentes de origen, sin que
significativas las poblaciones surgidas como nada semejante en solidez creativa viniera a to-
consecuencia de los trazados ferroviarios, como mar su lugar. La tendencia inicial fue a volver
en el caso de Puerto Salgar, Girardot, Puerto atrás, buscando dar nueva vida a la arquitectura
Wilches, Puerto Berrío, Apulo (Rafael Reyes), oficial o religiosa mediante una reedición de lo
etc., o bien aquellas que tuvieron una especie que se pensaba, eran los principios clásicos.
de resurrección, así fuese temporal, como es el España, Francia, Italia, Inglaterra (en menor
caso de Ambalema (Tolima). Para mediados de grado), tuvieron una etapa de arquitectura fría-
la segunda década del siglo xx ya estaban inter- mente académica, desprovista de los desplantes
viniendo otros fenómenos sociourbanísticos que espaciales o decorativos del barroco, pero evi-
producían nuevo urbanismo y nueva arquitectu- dentemente sin el poder para subsistir largo
ra, así fuese de muy irregular calidad y fisono- tiempo. El simbolismo arquitectónico griego o
mía. En la costa atlántica, a favor del auge del romano, interpretado de manera indiferente, in-
cultivo del banano, vino la importación de mo- vadió esta etapa de la arquitectura de gusto ofi-
dalidades norteamericanas, y la producción cial, y luego, dio paso al nuevo fenómeno his-
acrecentada y sistematizada de la caña de azúcar tórico.
en el Valle del Cauca, creó pueblos e ingenios El nombre de "Eclecticismo" o "Historicis-
de nueva fisonomía, como ocurrió también con mo", identifica la totalidad del fenómeno esté-
el progresivo desarrollo agropecuario de los Lla- tico-arquitectónico europeo en los años que van
nos Orientales. desde la última parte del siglo XVIII hasta las
Todo ello muestra el período republicano, primeras décadas del actual, y desde luego, sir-
no como una superficial implantación de gustos ven para denominar lo ocurrido en Colombia
eclécticos europeos en unos pocos edificios aquí durante el período republicano. En su origen
y allá, o una "larga noche de mal gusto" esteti- europeo, el proceso formal consistió en progre-
zante, sino como toda una compleja y contradic- sivas mezclas de recursos compositivos espacia-
toria maraña de fenómenos urbanísticos y arqui- les y decorativos tomados de aquí y de allá en
tectónicos, en los cuales se puede quizá rechazar las etapas pretéritas de la tradición de los países
-si así se desea- sus flaquezas estéticas o su po- donde surgía. En Inglaterra la inclinación nacio-
breza material, pero no sería justo desdeñarlo nal por el pasado gótico, por una parte, y la
como fundamental evidencia histórica, necesaria afición de ciertas élites sociales por el Renaci-
para comprender buena parte de lo que ocurrirá miento italiano o francés generó nuevas versio-
en las décadas más próximas a la actualidad. nes arquitectónicas destinadas a revivir un sis-
tema de formas que, por su origen histórico,
Estado colombiano, garantizaban aparentemente el éxito estético y
clases sociales y arquitectura la validez conceptual. Los edificios, conocidos
mundialmente, de la sede del parlamento britá-
Durante el siglo XIX ocurrieron cambios nico, en Londres, fueron objeto de larga polé-
sin precedentes en la historia política del mundo mica para determinar en qué "estilo" deberían
entero, y por ende, en la historia de la arquitec- ser hechos, y en 1858, la labor del arquitecto
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 267

Pugin, podría describirse como cuerpos de cons- riquecido lo tendrá en hojalata o latón, pero de
trucción volumétricamente clásicos, pero cu- una a otra clase social irán pasando las cornisas,
biertos con una piel neogótica. En los Estados los áticos, las molduras que nunca antes, sin la
Unidos se revivió todo un repertorio de detalles multiplicación industrial del eclecticismo deco-
arquitectónicos griegos para uso en arquitectura rativo, habían sido objeto de semejante difusión.
oficial -en Washington, por ejemplo- y residen- Tipológicamente la variación arquitectónica
cial, género en el que podían ser ejecutados en ocurrida es una subdivisión gradual de los am-
madera o en yeso los rasgos originariamente plios esquemas de vivienda coloniales, basados
pensados para el mármol o la piedra. Y en Fran- en el recurso universal del gran patio central.
cia la inclinación fue hacia el Renacimiento local El resultado de esto es una inevitabilidad geo-
en todas sus fases y expresiones regionales. En métrica. La casa republicana será cada vez más
todo ello había una mezcla de nacionalismo y estrecha de frente y más larga de fondo, consti-
romanticismo que encontraría su equivalente en tuida por una invariable serie alternada de habi-
los países latinoamericanos unas décadas más taciones y pequeños patios, o bien una serie de
tarde. Unánimemente hubo una renuncia a bus- dependencias alineadas al borde de un solo patio
car en la esencia de los nuevos fenómenos his- largo y estrecho. Y luego, en la medida de los
tóricos un posible lenguaje arquitectónico apto recursos económicos disponibles, el lenguaje
para la época, y así se creó un enorme y defini- decorativo aparecería, pobre o rico, vulgar o
tivo abismo ideológico entre la técnica de cons- refinado, pero usando siempre la yesería, los
trucción y la estética arquitectónica. Los arqui- cielos rasos en latón, los pisos en baldosín de
tectos del siglo XIX europeo fueron encerrados cemento o parquet de madera, pintura barata o
por su propio mundo académico en un sistema papel de colgadura francés. Por el camino, el
formal incapaz de superar las mezclas estilísti- refinado sistema de proporciones modulares que
cas de siglos pasados, mientras los ingenieros la tradición colonial otorgó a las viviendas lujo-
y constructores crearon las nuevas formas indus- sas o modestas se olvidó, y los espacios habita-
triales y técnicas del período, libres de todo bles republicanos carecieron en general de la
prejuicio estético. Armas, herramientas, maqui- placentera escala que aún impresiona a quien
naria agrícola, trenes, barcos a vapor y vehícu- observa o utiliza la arquitectura colonial rema-
los de transporte terrestre fueron testimonios cla- nente.
ros de la nueva estética y los nuevos designios La identificación morfológica de las vi-
de la época, mientras la arquitectura quedaba viendas de época republicana se puede hacer,
atrás en la rápida marcha de la corriente histó- entonces, menos con respecto a las variaciones
rica, repitiendo fórmulas estilísticas cada vez de tipo espacial, de difícil diferenciación en mu-
más obsoletas. chos casos, que con relación a elementos de
En el ideario romántico, que empieza a construcción o decoración generados por el pro-
colorear el comienzo de siglo XIX existen aspec- ceso de industrialización o masificación de pro-
tos que lo hacen históricamente singular. El ductos que caracteriza al período. Así, el mismo
ideal del progreso, por vago que fuera, generaba tipo de balcón en fachada se puede hallar en
una acción emotiva y abstracta, por una parte, Medellín (Antioquia), San Gil (Santander), Fó-
y toda suerte de implementaciones utilitarias meque (Cundinamarca) y Popayán (Cauca). Y
para hacerla posible, por otra. La riqueza era en todo el país se generaliza el uso de la llamada
base fundamental para cualquier acceso a una "ventana arrodillada" hecha posible por la intro-
estética que iba implícita en el ascenso por la ducción de la varilla de hierro redondo produ-
escala de las clases sociales. Los medios de cida a máquina y los perfiles moldurados en
producción no sólo permitían masificar los bie- madera, también de origen industrial.
nes de consumo sino "el estilo", de un modo El romanticismo de la época va a exigir en
desconocido hasta entonces. Y este es el punto la música, en la poesía, en la literatura, en la
esencial de lo que va a ocurrir en la arquitectura pintura, una emotividad cuyo clima debía, teó-
del período. De ahora en adelante, lo que el ricamente, ser tan intenso como el que se vivía
rey, en su palacio único, puede tener en mármol, en otros órdenes de la existencia. La intensidad
el pequeño burgués lo podrá tener en su casa, de la época de las exploraciones, los descubri-
en modesta yesería; lo que el noble millonario mientos, las guerras coloniales, las grandes for-
tiene en su mansión, en bronce, el tendero en- tunas adquiridas o perdidas, mal podía tener
Nueva Historia de Colombia. Vol,
268

una dimensión estética fría y mesurada. Román- o estén ocultos, por ser mal hechos o mal mon-
tico en extremo será ese bucear arquitectónico tados, mediante tablas molduradas. Esto no es
en el pasado, para extraer de él, de modo desor- accidental, pues el cambio histórico de una
denado pero emotivo, todo cuanto parezca pla- época a otra se comenzará a notar en la piel de
centero a los sentidos, sin cuestionar la validez la arquitectura, antes que en otra cosa.
del gesto. Que el historicismo favorito de la nueva
Una cosa es el proceso de reclutar la histo- República fuera, al menos en su comienzo, im-
ria para vestir la nueva arquitectura en la Europa portado preferentemente de Francia, es apenas
del siglo XIX, y la otra la exportación del mismo lógico. Si las preferencias comerciales del nuevo
proceso a los mercados que suponían los países país fueron inicialmente por Inglaterra, en cam-
latinoamericanos. Al provincianizar un eclecti- bio la historia política señala una marcada incli-
cismo arquitectónico sobreviene otro, super- nación ideológica hacia todo lo francés, desde
puesto al original, dictado por las circunstancias la reimpresión de Los Derechos del Hombre en
locales. Para el constructor colombiano de 1880 adelante. Al tornarse París en epicentro de la
a 1900, por ejemplo, de escasa tradición técnica estética romántica, desde el vestir hasta la culi-
y nula cultura formal, le importaba una higa naria, pasando por la opereta y la moda militar,
que los florones, guirnaldas, áticos o molduras el atractivo hipnótico del gusto francés dominará
vinieran, por los azares del comercio local, de ampliamente cualquiera otra tendencia que pu-
cuatro países europeos diferentes y que sus sis- diera haber existido en el panorama colombiano.
temas estilísticos fueran totalmente incoherentes Pero no se debe olvidar que "lo francés" es un
entre sí. Serían implacablemente incorporados complejo sistema de circunvoluciones estéticas
a la arquitectura residencial sin fórmula de jui- ocurridas a lo largo del siglo, desde los remanen-
cio, y el resultado sería un eclecticismo de otro tes de la época napoleónica, vale decir "el estilo
eclecticismo. Pero el proceso no es inauténtico, imperio" hasta el climax de la ordinariez estética
sino simplemente lo que la corriente histórica de la época, con la era de Napoleón III, y luego
de la época produce. Un sistema de orígenes los sucesivos episodios del "art Nouveau" de
tan abigarrado, desde luego, contrastaba fuerte- fines del siglo y el academismo recalentado de
mente con la aparente pureza formal y el mesu- las primeras décadas del xx. De todo ello llega-
rado lenguaje de la arquitectura colonial neogra- rán ecos y muestras, en amontonamiento físico
nadina. y cronológico confuso pero entusiasta, el azar
La época republicana le otorgó al arquitec- de los altibajos políticos y económicos de la
to, al usuario, y al ciudadano la posibilidad de época, y en especial, a la medida de los recursos
la emoción y el interés visual engendrado por disponibles para importar técnicas, materiales
el rescate ecléctico de la decoración arquitectó- y arquitectos que dictaran el evangelio de la
nica y el nuevo repertorio espacial de las cons- nueva estética en nuestras latitudes tropicales.
trucciones de la época. Lo que se pierde en Durante la segunda mitad del siglo XIX
finura estilística y en "buen gusto" se gana en llegarán al país algunas influencias italianas y
sabroso y sensual goce formal. germánicas, con la presencia de inmigrantes de
Esto va aunado a la desaparición gradual las dos más nuevas naciones surgidas en el pa-
de la tradición constructiva colonial. En las ciu- norama histórico europeo, pero ambas tenden-
dades colombianas se hace patente en dos a tres cias estarán, en su propio origen, muy permea-
décadas que los sistemas para erigir buenos mu- das por la presencia francesa, de suerte que, si
ros de adobe, o armar excelentes cubiertas en bien se podrá notar en muchos casos, como el
par y nudillo no tendrán continuidad tradicional del teatro Colón de Bogotá, el trabajo de un
posible, y que en su lugar va a surgir una om- autor italiano (Prieto Cantini), no es menos evi-
nipresente decoración que ocultará a ojos del dente que el arquetipo parisiense de la Opera
usuario los desfallecimientos técnicos de la de Garnier constituye la influencia de base.
nueva arquitectura. Si se trata de una casa colo- Nunca antes en la historia sería tan notable
nial, sus aleros serán un airoso despliegue de o tan influente la aparición de lo técnicamente
canes cortados en perfiles adecuados a su fun- nuevo, y en un medio como el de nuestra na-
ción y placenteros al ojo. Si, por el contrario, ciente república, tanto más. Cuando el nivel
son de época republicana, lo más probable es cultural de una sociedad es débil, o bajo, por
que esos canes sean de estrafalaria proporción lo tanto sus sistemas estéticos son muy atenua-
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 269

dos, la importación repentina de procesos indus- Peter Brown, traído entre el grupo de ingenieros
triales completos tiene efectos extraordinarios. encargados de dar nueva vida a la siderúrgica
En un lapso contable entre 1855 y 1880 llegaron de La Pradera, el que aparece en Bogotá, con
al país las máquinas para fabricación de puntillas algún talento como arquitecto. La última casa
y tornillos, para prensar ladrillo y teja, para republicana superviviente hasta 1978 en la Calle
cortar marcos y molduras ornamentales en ma- Florián (carrera (8a.) de Bogotá, llamada "de
dera, y con ello sobrevinieron cambios funda- los Vargas" es su obra más fina, realizada con
mentales en las técnicas de construcción y en una calidad estética en los detalles y en la cons-
la estética resultante. Se abandonaron rápida- trucción poco usual en Bogotá. Brown deja ade-
mente las técnicas de fino ensamblaje de made- más, algunas dependencias, incluyendo un hotel
ras a la manera colonial en favor de las fórmulas en La Pradera, sede de la Siderúrgica (Subacho-
más simples derivadas del uso de clavos y tor- que, Cundinamarca), caído en ruinas luego del
nillos fabricados en serie, y el empobrecimiento abandono de la misma y el "Colegio Americano"
cualitativo de la construcción hizo estragos en en la calle 20 de Bogotá. Luego desaparece de
todo el país. Le sobraba razón a José M. Cordo- la escena, siendo posible lamentar su ausencia,
vez Moure, a finales del siglo pasado, en sus pues su labor ciertamente se podía situar muy
Reminiscencias para burlarse con hiriente hu- por encima de la del grupo de maestros construc-
mor de los artesanos de la construcción en Bo- tores de la época.
gotá, quienes, según él, no habían aprendido El balance final de ese proceso no sería,
nada y lo habían olvidado todo. sin embargo, totalmente negativo. Mal que bien,
El proceso histórico-arquitectónico del final aparecería una nueva tradición de excelente eje-
del siglo XIX carece de la claridad que tienen cución de manipostería en ladrillo, y se haría
las dos primeras décadas del siglo actual, en no poca decoración en yeso y estuco, de muy
parte por la inestabilidad político-social que lo buena calidad, cuyas prolongaciones subsisten
caracterizó, y en parte porque intrínsecamente aún en la arquitectura colombiana actual.
tiende a resultar anecdótico, o accidental en mu- Independientemente de quienes fueran tos
chas de sus tendencias. Esto hace aun más difícil diseñadores o ejecutores de mucha de la arqui-
situar en su correcto contexto histórico lo que tectura hecha en Colombia entre 1870 y 1930,
en el fondo son gestos o acciones aisladas. La la omnipresencia de ciertos materiales señala,
arquitectura republicana en Bogotá, por ejem- para la opinión pública instaurada de ese lapso
plo, aparece en forma más aleatoria, al azar de en adelante, el tono general cualitativo del pe-
la acción local de personajes cuya acción no ríodo republicano: los pisos en mosaico o par-
siempre es referible a una determinada corriente quet de madera, considerados más elegantes y
histórica. Así se podría formar una insólita ga- más "higiénicos" que las esteras o los ladrillos
lería de episodios dispares, difícilmente asimi- coloniales, o bien, los baldosines de cemento,
lable a una tipología o a un método de análisis que invadirán todo el país, desde las iglesias
riguroso, como lo muestran, a modo de ejemplo pueblerinas hasta las "mansiones" de la burgue-
las observaciones siguientes: sía acomodada, sin distingos de clase social. El
Hacia 1856 llega a Bogotá el alemán Karl cemento mismo, aporte de mediados del siglo
Schlecht, quien deja, entre 1858 y 1865 la torre- XIX en el país, surgirá como una presencia capaz
cilla de ángulo de la iglesia de la Orden Tercera; de eliminar en corto plazo el uso artesanal de
una serie de insólitas casas con tejadillos a la la cal para argamasas y revoques. El yeso, cuya
manera tirolesa en sus extremos, y construye, utilización más o menos refinada permitirá un
además, con planos de Tomás Reed, la capilla cambio fundamental en la índole espacial de las
del cerro de Guadalupe, para desaparecer luego viviendas de todas las clases sociales, al permitir
en la noche del olvido. Algunas fotografías del la instalación universal de cielos rasos planos.
siglo pasado muestran la estrafalaria relación Esto es un evento arquitectónico fundamental,
volumétrica y semántica establecida en las calles y altamente representativo del espíritu de la
del barrio de la Candelaria entre las construccio- época republicana: las hermosas techumbres co-
nes coloniales, bajas y discretas, y los enormes loniales, que con sus inclinaciones y maderas
"edificios" estucados y pintarrajeados de aparentes en el interior de casas y templos otor-
Schlecht. Quizás era ese el llamado "mal del gaban a cada ambiente una individualidad y di-
siglo". Y un buen día es un norteamericano, námica volumetría, desaparecerán. La pobre
Nueva Historia de Colombia, Vol 2
270

apariencia del maderamen de las cubiertas repu- hace su aparición en Europa a fines del siglo
blicanas no era cosa para dejar a la vista, de XVIII y el acero ya está en uso extensivo en la
modo que el cielo raso plano no sólo es un séptima década del XIX. Cuando ya las estruc-
magnífico pretexto para ocultar su poco atra- turas en hierro fundido son cosa usual en Europa
yente aspecto, sino un escenario donde implan- y en los Estados Unidos, en 1882 se hace en
tar toda una gama decorativa mediante los nue- Bogotá una ruidosa celebración para conmemo-
vos moldes para yesería recién llegados de Fran- rar la llegada de los primeros rieles metálicos
cia o de Italia. Con estos accidentes históricos para ferrocarril producidos en la nueva Siderúr-
la índole espacial de la arquitectura republicana, gica de "La Pradera" (Subachoque), y luego,
aunque siga basándose muchas veces en los mis- unos ocho años más tarde la reconstrucción de
mos esquemas de la época colonial, adquiere la cúpula del templo de Santo Domingo en Bo-
gradualmente una personalidad propia, a base gotá, por Pietro Cantini, utilizando costillares
de ambientes rigurosamente prismáticos rectan- en hierro, es objeto de asombro público. Para
gulares. La diferencia será análoga a la existente ese momento está apareciendo ya el acero como
entre la improvisada casaca colonial y el levitón material remplazante del hierro en los países
importado de París. europeos. De modo análogo, el concreto con
El revestimiento exterior en delgadas cha- refuerzo metálico, un invento de finales del siglo
pas de piedra, la pintura imitando el mármol y XVIII, llevaba ya más de seis décadas de uso
el papel de colgadura para uso interior son fenó- industrial extensivo en toda Europa cuando los
menos netamente republicanos, que forman hermanos Samper lo introducen como sensacio-
parte del sistema estético creado por el comercio nal novedad en Bogotá, hacia 1910. Y apenas
del siglo XIX, o sea, el del aburguesamiento de en 1922 se iniciará en la capital del país el
la elegancia, o la vulgarización del lujo. Es, al primer edificio de varios pisos construido con
fin y al cabo, la primera vez en la historia que tan novedoso material. De la Colonia heredó la
resulta posible repetir, a bajo costo y ad infini- nueva República esa socarrona resistencia a lo
tum una ambientación de la vida reservada hasta nuevo y lo desconocido. El resultado es uno de
entonces a las aristocracias inalcanzables. Na- los rasgos peculiares más sujetos a la crítica de
die, colectiva o individualmente, hará objecio- quienes gustan de minimizar la validez histórica
nes al nuevo repertorio arquitectónico ni se per- del período: el de su atraso cronológico, que es
catará de la tremenda ironía implícita en todo apenas una de las facetas de todo proceso de
ello. La época del "bibelot", del verso fácil, provincianización, y que no constituye necesa-
encontrará aceptable el más atroz papel de col- riamente un condenable defecto.
gadura francés y los más mediocres conceptos
de diseño arquitectónico, pues la cuestión in- Arquitectura estatal:
quietante no está allí, ya que falta, y faltará el Capitolio Nacional y el Palacio de Nariño
siempre a la época republicana, la necesaria re-
ferencia a un sistema de valores estéticos e ideo- A lo largo del período republicano, el Es-
lógicos superiores. En arquitectura, esa etapa tado colombiano se constituyó en el principal
de la historia nacional no mira atrás, ni adelante, gestor, al menos cuantitativamente, de la arqui-
ni a sus costados. Existe encerrada dentro de sí tectura en el país. La mayoría de las obras sig-
misma, y de ahí sus limitaciones y no pocas de nificativas entre 1840 y 1930 fueron hechas
sus virtudes. como resultado mas o menos directo de gestio-
Para situar correctamente en la óptica his- nes de gobierno. La iniciación de este proceso
tórica la etapa republicana de la arquitectura en marcó igualmente el comienzo de la obra mas
Colombia habría que recordar la distancia que destacada del período, según consenso unánime
media entre los fenómenos tecno-económicos de cronistas e historiadores: la voluntad de To-
principales del siglo XIX y sus ecos correspon- más Cipriano de Mosquera de crear al Capitolio
dientes en Colombia. Para los historiadores de Nacional, mediante ley de 1846. La idea original
la arquitectura, uno de los hitos decimonónicos de un edificio capaz de albergar la totalidad de
parece ser la aparición, relativamente temprana, los organismos legislativos y ejecutivos del go-
en el siglo pasado, del uso muy difundido del bierno nacional se vio transformada por el desa-
hierro, inicialmente, y del acero en estructuras rrollo ulterior de la burocracia oficial y las limi-
utilitarias o monumentales. El hierro fundido taciones del sitio escogido para tal fin, pero es
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 271

bien representativa de las decisiones usuales en en formación, destinada, como "clase emergen-
la época. te" a desplazar eventual mente a las élites de
No había en el país un arquitecto capaz de origen colonial.
emprender la tarea de diseñar o construir tan Cuando Arrubla agota los dineros disponi-
complejo edificio, y se inició entonces el pro- bles para la obra, en 1851, ésta se suspende por
ceso de importar profesionales cuando las cir- 20 años. Reed, en ese lapso, ocupa su tiempo
cunstancias lo requerían. Vino al país el ciuda- de arquitecto en producir el proyecto original
dano danés Tomás Reed (de apellido inglés, del Panóptico (hoy Museo Nacional), en Bogo-
pero oriundo de la isla de Santa Cruz, a la sazón tá, que también tardará varias décadas en ser
bajo el gobierno colonial de Dinamarca) y en terminado. Aparte de algunas obras públicas (un
1847 produjo un primer proyecto para el Capi- puente sobre el río Apulo, por ejemplo), y algu-
tolio, que estaría situado en la manzana adya- nas casas en la zona central de Bogotá. Pero al
cente por el sur a la Plaza de Bolívar de Bogotá. final es derrotado por el medio colombiano,
Lo más probable es que Reed fuera uno de los inestable económicamente e incapaz de proveer
ingenieros con nociones de arquitectura usuales para su capacidad profesional un mediano sub-
en la época. Del proyecto original, tanto en su sistir, y se marcha a Quito, donde morirá al
volumen exterior como en su organización espa- finalizar el siglo XIX.
cial interna, subsiste la idea de horizontalidad El caso del Panóptico es singular en el me-
dominante en volumen, sin remates en cúpula dio colombiano, por cuanto se trata de un edifi-
o cosa similar; el recurso acertadísimo de una cio altamente técnico, en principio: una prisión
columnata abierta hacia la Plaza de Bolívar, y diseñada de acuerdo con las nociones que presu-
que comunica a su vez con un primer patio miblemente darían como fruto la disposición
situado en el eje del edificio; y la intención ideal para la vigilancia visual de todos los puntos
general de lo que hoy se aprecia como fachada de los varios pabellones (panóptica). Este monu-
norte. mento carcelario remplazaría los varios conven-
El problema esencial del período es una tos coloniales y cuarteles donde tradicional-
imposibilidad económica y funcional para llevar mente se improvisó esa función. En su forma
a cabo una obra cualquiera sin toda clase de final (también incompleta, como la del Capitolio
interrupciones e interferencias. A las dificulta- Nacional) el Panóptico llegó a tener un aspecto
des presupuestales creadas por la intención de exterior conformado por una muralla de adusto
construir un edificio de un costo inalcanzable aspecto castrense, y una organización de espa-
para la pobre República se sumó la índole intri- cios dispuestos de manera cruciforme en su in-
gante de políticos y arquitectos o constructores, terior, rigurosamente jerárquicos. El Panóptico
que ejercieron siempre una áspera rapiña para prestaría eficaces servicios carcelarios hasta la
apoderarse de los contratos correspondientes, década de los 30 en el presente siglo, y luego
alterar de modo egoísta los proyectos o las obras sería adaptado para Museo Nacional, con lo que
en ejecución y desviar las intenciones originales su particular índole espacial, libre de las limita-
ciones y subdivisiones propias de su función
de las mismas para ganar un polémico prestigio original, vendría a tornarse en un espectáculo
personal. El Capitolio Nacional no fue ajeno a plástico de máximo interés.
este proceso, agravado por la duración "récord"
de la obra. Es muy significativo que un acauda- En 1871 se encarga de la continuación del
lado hombre de negocios, especulador con finca Capitolio a un oficial de albañilería que había
raíz y promotor de construcción, Juan Manuel aprendido su oficio con Reed, Francisco Olaya.
Arrubla, se hiciera cargo inicialmente de la obra Entra en escena otro típico actor de la época:
de los cimientos del Capitolio. Con el paso del el "maestro" constructor cuya escuela solía ser
tiempo la Plaza de Bolívar se tornaría práctica- apenas la práctica de unos años al servicio de
mente un lote de su propiedad, para usufruc- alguien que le enseñara los rudimentos de la
tuarlo a su amaño, con la construcción de unas construcción, aparte de aprender con el tiempo
galerías para mercado en su costado occidental. las triquiñuelas y trampas veniales necesarias
Para tal personaje los negocios de finca raíz, para ganar contratos y ventajas económicas a
de provisión de víveres o de construcción no costa de los eventuales clientes; y como comple-
eran diferentes entre sí. Arrubla es el clásico mento, la audacia necesaria, como en el caso
representante de la nueva burguesía capitalista de Olaya, para enfrentar cualquier contrato sin
Nueva Historia de Colombia. Vol
272

reparar en las dificultades que pudiera ofrecer. Los señores Ramelli y Sighinolfi, también italia-
Que fuera necesario eventualmente demoler nos, fueron los decoradores de la obra, y se
toda su obra en el Capitolio no es excepcional encargó la ejecución de la albañilería y las cu-
ni sorprendente. biertas a Eugenio López.
Para esa década de 1870 a 80 ya hay un Las posibilidades físicas de la época están
director de Obras Públicas al servicio del gobier- bien representadas en ese grupo. La República
no, Antonio Klopatofski, ingeniero con algunas no pudo, ni podía costear o justificar la traída
nociones de arquitectura, sobre quien recae la a Colombia de un arquitecto europeo notable o
ingrata tarea de rehacer los entuertos de Olaya. del primer renglón profesional de la época. Can-
Pero luego ocurre otro de esos episodios que tini, como Gastón Lelarge, como Tomás Reed,
darán el tono característico de las obras arquitec- pertenecen a un moderado segundo contingente
tónicas estatales colombianas de esa época y cualitativo en sus países de origen, pero resul-
buena parte de la actual. Algunos funcionarios tan, trasplantados al medio colombiano, figuras
contratan, por un lado, al escultor italiano Mario señeras. De Ramelli y Sighinolfi se puede decir
Lambardi (¿Lombardi?) en 1879, para que con- que no pasan de ser hábiles artesanos, dotados
tinúe la obra y la embellezca con estatuas y de cierto nivel de gusto interpretativo, que rea-
otros efectos decorativos. En breves palabras, lizan decorosamente su tarea. Y Eugenio López
la combinación de ingenieros y escultores daría es otro de los maestros constructores de origen
como resultado un proceso arquitectónico, de local, según las crónicas, muchos palmos más
alguna vaga manera. Pero, por otro lado, se arriba de Francisco Olaya en materia de habili-
adelantan las gestiones para traer al país a Pietro dad técnica y experiencia. Es cierto que bajo la
Cantini, también italiano y también escultor, vigilancia de Cantini hizo una aceptable labor
pero éste con conocimientos de arquitectura y en el Teatro Colón, y esto contribuyó a su cele-
una sensibilidad a las formas construidas de las bridad local, trayéndole numerosos encargos
cuales parece ser que carecía Lambardi por com- para construcción de casas en la ciudad, más
pleto. Cantini inicia labores en 1881 desha- destacadas por su ejecución que por sus aspectos
ciendo lo hecho por Lambardi, como es obvio, estéticos. El ingenio bogotano llamó a una de
y su tarea dura inicialmente hasta 1885, cuando sus más rechinantes obras, "La Morada del Al-
por los azares de la historia política del período, tísimo", en razón de la elevada estatura de su
los recursos para continuar la obra se agotan dueño y el color violáceo de los estucos emplea-
nuevamente. Cantini difiere esencialmente de dos en la fachada (6). Este Eugenio López volverá
sus predecesores en la obra del Capitolio. Será a surgir, en su hora, en la obra del Capitolio
uno de los artistas más destacados de su época Nacional.
en Bogotá. Entre 1886 y 1895 se ocupará de la Termina el siglo y las malezas han vuelto
obra del Teatro de Colón, y a él se le debe este a crecer, desde 1885 en la obra del Capitolio.
muy destacado ejemplar del género de los gran- En 1904 el ministro de Hacienda de entonces,
des teatros suramericanos de la época republica- Carlos Arturo Torres, convoca a un concurso
na. Cantini no se aparta del modelo fundamental para terminar (de una vez por todas) la obra.
de la época, la Opera de París, construida entre Eugenio López compite con un delicioso pro-
1861 y 1874 por Charles Garnier, pero reduce yecto que contemplaba una enorme cúpula cen-
el tamaño de su proyecto a poco menos de la tral como remate del edificio, dentro de la cual
mitad del teatro parisiense para ajustado al es- habría varios pisos intermedios para ser ocupa-
trecho lote bogotano donde existió el antiguo dos por oficinas para la creciente burocracia
Coliseo Ramírez y no puede evitar incluir, a estatal. En 1906 Cantini aceptó continuar la di-
pequeña escala, algunos rasgos decorativos más rección de la obra, basado en el proyecto presen-
propios del teatro La Scala de Milán, que del tado al concurso por Gastón Lelarge y Mariano
arquetipo parisiense. Esta mixtura italo-francesa Santamaría, y a raíz de su retiro por enfermedad,
es un éxito ambiental en su época, y aun en la en 1908, fue sucedido por los dos profesionales
actual, aunque resulta una obra menor compa- mencionados. A Lelarge y Santamaría, pero
rada con sus congéneres en Buenos Aires o Mé- quizás en mayor proporción al primero de ellos,
xico. Significativamente, en el caso del Teatro se les debe la organización de la fachada y el
Colón, la complejidad técnica de la obra exigió patio sobre el costado sur del Capitolio, así
un trabajo de equipo impensable hasta entonces. como buena parte de los detalles finales de la
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 273

obra, tarea que se extendió, con algunas inte- de la época, en la capital francesa, era a una
rrupciones, hasta 1924. Lelarge propuso otra soberana chabacanería en la escogencia de te-
vez una cúpula sobre el Salón Elíptico pero su mas y recursos decorativos. Traer a Bogotá al-
idea no prosperó, y la fisonomía adquirida para guno de los grandes intérpretes del "Art Nou-
1924 por el Capitolio, al menos en su exterior, veau", entonces en pleno apogeo, estuvo clara-
es la que luce actualmente, salvo detalles meno- mente fuera de las posibilidades locales. Lo que
res. Cuando por unánime consenso se decide sí se podría enunciar como juicio histórico es
que (luego de la colocación de las cubiertas, que existen amplias dudas sobre si las pomposas
teóricamente "provisionales" construidas sobre transformaciones hechas en el "Palacio de San
la zona central del edificio según proyecto del Carlos" en 1948 para "re-colonializarlo" repre-
arquitecto Alberto Manrique Martín, entre 1924 senten alguna mejoría cualitativa con respecto
y 26) se puede dar por terminada la obra del a la divertida "pastelería" arquitectónica insta-
Capitolio, han pasado 79 años. El Estado colom- lada allí a comienzos de siglo.
biano se ha transformado grandemente, y su Por la misma época en que cae el gobierno
expansión burocrática requiere por lo menos seis de Rafael Reyes (1909), se ha iniciado otra cu-
edificios más del tamaño del flamante Capitolio riosa obra, la de lo que será eventualmente nueva
para albergar escritorios y papeleo, de modo residencia de los presidentes colombianos hasta
que aquél será destinado solamente para el Con- 1948. Julián Lombana inicia la obra del llamado
greso y algunas dependencias judiciales y minis- "Palacio de Nariño". Se ignora qué motivó al
teriales que poco tiempo habrían de durar allí. gobierno para decidir que dos lotes contiguos
El edificio, que debía ser una suma del simbo- en mitad de una manzana del centro de Bogotá,
lismo arquitectónico de una época, sólo se ter- conformando un área estrecha y profunda, era
mina cuando apenas comienza otra, bastante la fórmula mágica para una adecuada residencia
menos inclinada a los posibles significados im- presidencial, como no fuera el precedente de
plícitos en una bella columnata del orden jónico. que en esa zona (calles 7a. y 8a.) ya habitaban
Pero el edificio mismo es uno de los más hermo- numerosas familias de la nueva aristocracia bo-
sos capitolios de América. Pese a las numerosas gotana. Lombana es, por sí solo, otra extraña
manos por las cuales pasó, persiste en él una figura de la época, pues si bien Tomás Reed,
cierta unidad de criterio estético, una claridad Gastón Lelarge y otros, representaban el talento
y precisión en la escogencia del lenguaje estilís-arquitectónico importado, Lombana era un neto
tico que lo salvan del marasmo gramatical en producto local. Su aprendizaje del diseño arqui-
el que la época era pronta a caer. tectónico y la construcción parecen haber sido
La República requiere mucho más que un con Reed, y de una u otra manera, aun tratándose
Capitolio Nacional, aunque la importancia de de un autodidacto con algún sentido de la impro-
éste tienda a opacar ante la historia a muchos visación, llegó, según Alfredo Ortega (1924) a
otros edificios de variados géneros. Y el proceso convertirse en "árbitro de la arquitectura" al me-
avanza. En 1904 sube al solio presidencial Ra- nos en la provinciana Bogotá, cargo que aún
fael Reyes, e invoca su obvia simpatía por el existe en la actualidad, aunque ciertamente más
gusto francés de la época, para traer los carpin- disputado que a comienzos de siglo. Lombana
teros y decoradores que dieran un toque de ele- se procuró libros de historia de la arquitectura,
gancia europea al desmañado conjunto de adi- recurso indispensable para "arbitrar" en su ciu-
ciones y reparaciones hechas a la unión de varias dad de origen y logró realizar, en todo o en
casas coloniales que se conocerá como el "Pala- parte, un número de obras impresionante aún
cio de San Carlos". Balcones, cielos rasos, mue- para la época. Con la excepción de la fachada
bles, pisos de parquet entraron en escena, pero de la carrera 7a., obra de Gastón Lelarge, el
el resultado final de esa importación fue, a la confuso Palacio de Nariño fue obra suya, pla-
postre, divertido como espectáculo visual pero gada de corredores y más corredores, vestíbulos
poco destacado como conjunto, por la razón y más vestíbulos. En su descargo, es justo acla-
bien obvia de que para un resultado de primer rar, que el actual Palacio de Nariño, no menos
orden se requieren artistas igualmente de primer confuso y no menos plagado de corredores y
rango. Tampoco es posible pensar que del París vestíbulos en exótica abundancia, nada conserva
de 1900, saldrían decoradores extraordinarios, ni tiene que ver con la obra de hace sesenta
si se tiene en cuenta que la tendencia dominante años. Así mismo es suyo el proyecto del Palacio
274 Nueva Historia de Colombia. Vol. 2

Municipal (sobre la calle 10, contiguo el Edifi- luego inició la obra Lombana en lo que se podría
cio Liévano, que hace frente a la Plaza de Bo- llamar un estilo muy personal. Aun para la época
lívar), así como los de los pabellones más anti- resultó poco seductor el eclecticismo de eclecti-
guos (1910 a 1920), del Hospital de la Miseri- cismo implícito en ventanas ovaladas semejan-
cordia y del Asilo de San Antonio. Igualmente, tes, según Ortega "a algún marco de estilo Luis
de 1874 a 1880 prolongó las antiguas edificacio- xv" y en la implacable profusión de estucos,
nes coloniales del convento de San Diego con dorados y colores que le daban un aire equívoco
unos enormes pero poco gratos pabellones que al interior del templo. Ya se verá hasta qué
posteriormente alojarían las dependencias de la punto evolucionó esta peculiar tónica de la arqui-
Escuela Militar. Desaparecidas éstas en la dé- tectura religiosa de la época. El ejemplo de La
cada de los 50, fueron remplazadas por el Hotel Veracruz tuvo efectos duraderos en la capital
Tequendama y la cómica adición "español-cali- del país y fuera de ella, pues aparentemente
forniana" que hoy ostenta la iglesia original. tocaba alguna profunda fibra de la sensibilidad
No hubo género que Lombana no practica- estética del clero colombiano de la época.
ra, pues también la arquitectura religiosa fue Con el Capitolio Nacional y el Palacio de
"arbitrada" por él durante largo rato en Bogotá. Nariño, el gobierno colombiano trazó pautas
En 1875 inició la construcción de la iglesia de significativas en la historia de la arquitectura
Nuestra Señora de Lourdes, en la Plaza de Cha- nacional. Para ese tipo de obras surgieron en el
pinero, escogiendo, como todo un historicista medio local dos clases de personajes bien dife-
de corazón, el lenguaje neogótico entonces en renciados: los extranjeros, con alguna disciplina
boga en el país y fuera de él. No deja de ser artística previa, y ante todo, una cierta base
singular la firmeza y claridad con las cuales cultural, y los colombianos, en general autodi-
copia la manera neogótica del arquitecto francés dactos si de arquitectura se trataba, o con una
Abadie (siglo XIX) al menos en la parte baja de elemental base técnica si de construcción era el
la iglesia. Pero el tiempo transcurre y la obra asunto. Ya se verán algunas excepciones a lo
tiene visos de no terminar nunca. El presupuesto anterior, que no alteran la regla general. Para
se agota y es necesario, a partir de cierta altura, el final del siglo era muy evidente en la capital
abandonar la idea de un templo enteramente y en otras ciudades que un grupo reducido de
ejecutado en piedra. Se pasa entonces al ladrillo extranjeros y de colombianos de un renglón
barato y los estucados remplazantes. Románti- análogo al de Julián Lombana bastaban para
camente, Lombana cae un día de los andamios dominar el campo de la no muy abundante arqui-
desde los cuales supervigilaba la construcción. tectura oficial y religiosa de primera importan-
Como un Blas de Lezo de la arquitectura colom- cia. La demanda de vivienda acomodada, o de
biana, pierde un brazo y una pierna, "cicatrices locales comerciales exigía un nivel diferente de
gloriosas ganadas en la construcción" dirá cor- capacitación artesanal para la construcción.
dovez Moure en sus Reminiscencias. El clima Grupos cada vez más numerosos de albañiles o
romántico de la obra se acentúa con los sucesi- maestros de obra fueron apareciendo al terminar
vos daños sufridos por la misma a causa de el siglo XIX en Bogotá, Medellín y Cali para
varios movimientos sísmicos, lo que da pie para suplir tal demanda, de manera que en dos dé-
la leyenda de su imposible terminación. En 1940 cadas la fisonomía de barrios enteros del centro
aún se está trabajando en sus cubiertas, y en de esas ciudades habría cambiado al menos epi-
plena década de los 60 la iglesia se sigue expan- dérmicamente, de modo no logrado en los se-
diendo en todos sentidos, y repitiendo una y senta años inmediatamente anteriores.
otra vez los detalles neogóticos ideados por Ju-
lián Lombana, ochenta años antes. Arquitectura estatal:
Entre 1904 y 1910, cuando fue declarada privada, gobernaciones, educación,
Panteón Nacional, la iglesia colonial de La Ve- salud, ferrocarriles y hoteles
racruz, en Bogotá, fue objeto de las atenciones
de Lombana. En un improvisado "concurso de Los géneros arquitectónicos de época repu-
ideas" de la época, se escogió inicialmente un blicana derivados, total o parcialmente, de la
proyecto de remodelación de la iglesia, elabo- acción gubernamental abarcan algunos respecto
rado por el arquitecto Mariano Santamaría, "de de los cuales se han citado ejemplos aislados
estilo bizantino" según Alfredo Ortega, pero en páginas anteriores, referidos a la obra de
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 275

arquitectos y constructores. Los ejemplos que Curiosamente, este último gesto, si bien perte-
se conservan aún no son muy abundantes, pues nece cronológicamente a lo contemporáneo, re-
han sido víctimas de un proceso de destrucción sultó de cuerpo y alma republicano, lo cual im-
y remplazo muy acelerado, especialmente en plicaría un anacronismo dentro de otro anacro-
los últimos 30 años. Aun así, son muestra de nismo.
una voluntad de avance en muchos campos La gobernación de Bolívar pasa a la historia
donde se supone que poco a nada hizo la Repú- mediante el arbitrio de reformas sucesivas a una
blica. serie de edificaciones coloniales, y su etapa re-
Entre ellos tienen destacado lugar las go- publicana consiste en hacer eco, de modo ano-
bernaciones departamentales, que datan casi to- dino, a ciertos recursos compositivos de la época
das de la segunda o tercera década del siglo histórica inmediatamente anterior. Pero es la
presente, luego de consumada y estabilizada la gobernación de Caldas la que probablemente
división política y administrativa del país en su resulta más representativa de los altibajos de la
forma actual. Se hará posterior referencia a la historia departamental. El arquitecto fue John
gobernación de Cundinamarca, de Gastón Lelar- Wotard, norteamericano, venido hacia 1925 a
ge, y cabe sumar a ésta algunos de los más Manizales, al servicio de la compañía Ulen, que
interesantes y exóticos edificios del período re- en ese momento se ocupaba de obras públicas
publicano. Algunos motivos de prestigio y orgu- tales como el dragado del río Magdalena, y la
llo regionalista, explicables en quien acaba de construcción de mercados públicos en varias re-
recibir un cierto grado de autonomía administra- giones del país. En muy breve tiempo Wotard
tiva, encontraron su materialización en una serie realiza los proyectos de la gobernación de Cal-
de edificaciones que reflejan muy certeramente das, el Hotel Europa, el palacio arzobispal y la
la mezcla de fantasía, equívoco y retórica con estación del ferrocarril. Semejante concentra-
las cuales se han gobernado y administrado las ción de trabajo en un solo arquitecto, en el breve
regiones colombianas. lapso de 1925 a 1932 abre alguna reserva sobre
Los "palacios" regionales incluyen arquitec- el autor único de todas estas obras, pero es pro-
turas de todos los orígenes históricos posibles. bable que bajo la firma de Wotard, como ocu-
En Medellín, el arquitecto belga Augustin Goo- rrirá cada vez más frecuentemente en la historia
vaerts, termina en 1924 la gobernación de An- de la arquitectura en Colombia, actuaran otros
tioquia, en un inverosímil lenguaje policromo diseñadores anónimos.
que combina detalles góticos ingleses, flamen- Sea como fuere, todas las obras citadas
cos, españoles y franceses con total imparciali- -con la excepción del Hotel Europa, muy muti-
dad y sin otro límite distinto de la imaginación lado hoy, por lo que no se podría tomar como
del autor. En Pasto y Cali surgieron edificios elemento de juicio- tienen en común la más
de tipo "Renacimiento vagamente francés", de alegre despreocupación por los cánones estilís-
los cuales sobrevive el ejemplo nariñense. El ticos de las épocas históricas invocadas por Wo-
de Cali fue remplazado por un edificio moderno tard para asistirlo en sus abundantes labores ma-
sin interés. En Cúcuta surgió, con anterioridad nizalitas. Es posible afirmar que este singular
cronológica a los de Medellín y Cali, una gober- arquitecto no era un diseñador de primera, ni
nación vestida exteriormente a la manera fran- aun de segunda clase. Pero en ese ambiguo ter-
cesa de "fin de siglo" (XIX pero construida en cer renglón, se producen a veces creadores de
su interior en un estilo que se podría llamar formas que ganan en interés lo que pierden en
"santandereano popular usual en la época". claridad gramatical. Que Wotard no fuera más
Igual cosa se podría decir de la gobernación del que un mediano arquitecto es precisamente lo
Cauca, en Popayán, con la variante de una fina que le permite, a base de constantes requiebros
vestidura evocativa de algunos momentos del y violaciones a las normas estilísticas, crear una
Renacimiento italiano, pero compuesta en su manera propia, un "estilo Wotard".
interior de varias casas payanesas conectadas Sus momentos más felices, o más entrete-
entre sí. Caso similar sería el de la gobernación nidos, o más fascinantes, son el cuerpo central
de Boyacá, aunque esta última perdió su aspecto de la estación de ferrocarril, y la gran escalera
exterior republicano, ya en años más recientes, principal de la gobernación. Esas formidables
a cambio de una "españolización" a la manera ensaladas agridulces de rasgos arquitectónicos
favorita de los arquitectos de la época franquista. tomados de aquí y allá en la historia conducen
276 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

a una nueva forma del placer intelectual. El en los primeros años del presente siglo; una
chiste involuntario arquitectónico republicano, parte del enorme complejo religioso-educativo
que mal podía encontrar intérpretes entre los de La Presentación (San Facón) en Bogotá, rea-
Lelarge, Cantini, Santamaría -incluso Lom- lizado entre 1905 y 1908 con planos de Lelarge;
bana- encuentra en Wotard un consumado eje- y luego, ya al final del período republicano, la
cutante. Pero no cabe suponer que ese sea el primera etapa del Gimnasio Moderno, del arqui-
único mérito de sus obras. En cierto modo, iró- tecto norteamericano Francis Farrington, venido
nico pero real, cada uno de esos edificios es un a Bogotá para adelantar la construcción del edi-
espectáculo que viste y alegra la ciudad, pues ficio bancario "Pedro A. López" (hoy Banco
ninguno carece de gracia visual y acierto volu- Cafetero). Por primera vez la arquitectura en
métrico. Reflejan, además, el dinamismo y el Bogotá hacía alguna amable concesión a los
desparpajo de un grupo humano que no tuvo grandes progresos humanizantes de la nueva pe-
vacilaciones para proveerse rápidamente de la dagogía, mediante el proyecto de Farrington.
presunta respetabilidad que otorgaba esta arqui- Además, de ese buen ejemplo surgieron por la
tectura vestida de referencias históricas, justa- misma época otros muchos menos claros en sus
mente en una ciudad de historia notoriamente intenciones arquitectónicas, como el seminario
corta. y colegio construido en la misma manzana
Junto con las gobernaciones, la etapa repu- donde se halla el antiguo convento y el templo
blicana pobló el país de alcaldías y palacios de de La Candelaria, en el centro de Bogotá. El
Justicia. Entre las primeras se podría mencionar proyecto del padre Arnaud (francés) seleccionó
la de Bogotá, que en su versión final (1927-31) para este caso un idioma neogótico sin atenuan-
con proyecto del arquitecto Alberto Manrique tes y una sólida construcción, tan pesada como
Martín, debió acomodar su fachada a la Plaza la mano del diseñador galo, capaz de resistir,
de Bolívar como parte de la del edificio "Lié- en épocas recientes, el uso como cárcel y sede
vano" de Gastón Lelarge, para mantener la uni- de la policía secreta. Al otro extremo de la ciu-
dad estilística en el costado occidental de la dad, en la Avenida "de Chile" (calle 72) y con
misma; y entre los "palacios" de Justicia, los planos venidos del mismo país, se construyó,
de Bogotá (desaparecido durante el 9 de abril con la intervención del arquitecto Pablo de la
de 1948), construido con proyecto del arquitecto Cruz, el "Instituto Pedagógico", demolido hace
Pablo de la Cruz (1924-28) y el de Cali, quizás pocos años. Si bien no se trataba en este caso
el más destacado del género, en un elegante de sobresaliente arquitectura, la apariencia exte-
idioma mitad italiano, mitad francés. El de Car- rior del "Pedagógico" ostentaba graciosos efec-
tagena fue otro caso relativamente exitoso, de tos decorativos, y era en todo caso más amable
una implantación decorativa republicana epidér- y grato, como espectáculo urbano, que el atroz
mica sobre una estructura colonial, la del claus- conjunto de edificios modernos que vino a rem-
tro del convento de La Merced, por Pedro Ma- plazarlo por motivos presuntamente funciona-
labet, entre 1911 y 14. les.
Los colegios y universidades oficiales (y El crecimiento urbano de la zona satélite
privados) de la época republicana se instalaron de Chapinero permitió el gradual desplaza-
primero en cuanta edificación colonial los aco- miento de varias funciones urbanas hasta enton-
gía, con el subsiguiente desmedro eventual de ces concentradas en el centro de Bogotá, en
las mismas, pero luego, especialmente a partir particular las educativas y de salud pública. Los
de los últimos años del siglo XIX, ingresaron colegios privados de mayor tamaño encontraron
gradualmente al género "educativo", nuevo en práctico edificar nuevas instalaciones a mayor
arquitectura. Los edificios republicanos creados o menor distancia del centro de Chapinero,
para fines didácticos rara vez fueron muy gratos como fue el caso del Liceo de la Salle y el
ambiental mente, o funcionalmente eficaces, colegio de bachillerato del Rosario, situado en
cosa que aún es bastante usual en el país. Como la llamada "Quinta de Mutis". Ambas institucio-
tales se podrían calificar obras entre las cuales nes educativas terminaron sus nuevas sedes en-
se destacan la Escuela de Medicina de la Univer- tre 1925 y 1929.
sidad Nacional, en Bogotá, de Gastón Lelarge Entre 1922 y 24, con proyecto de Arturo
y la primera etapa del Colegio del Sagrado Co- Jaramillo, se derribó una parte de la antigua
razón, en Bogotá, de Pietro Cantini, realizada Casa de Moneda, en Bogotá, para edificar en
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 277

su lugar el edificio destinado a las facultades antes que el país tuviera una red de carreteras
de ingeniería y derecho, de la Universidad Na- digna de tal nombre.
cional. Aparte de una pomposa fachada, la obra La economía regional de la época republi-
tuvo escaso mérito arquitectónico, pero refleja cana tardía estuvo basada en el paso y la presen-
la idea imperante en la época de disgregar, aquí cia del tren. El ideal del general Mosquera sólo
y allá en el centro de la ciudad, la actividad se vino a materializar en parte ya bien entrados
universitaria. los años 20 del presente siglo, y aun así queda-
Los hospitales bien pronto desbordaron la ron dispersos por todo el país trozos de vía
capacidad de albergue de los pocos conventos férrea con sus respectivas ilusiones locales. Los
coloniales reclutados para las funciones de salud ferrocarriles de Bolívar, del Atlántico, del Mag-
pública. Y como corresponde a una etapa cen- dalena, del Norte de Santander, del Carare, no
tralista de la historia colombiana, se concentra- llegaron a unirse a una red que abarcara el terri-
ron en gran proporción en Bogotá. Julián Lom- torio nacional y dos décadas más tarde murieron
bana proyectó hacia 1885 el Hospital de la Mi- a manos de las nuevas carreteras. Pero mientras
sericordia, y en 1905 se inició la construcción, duró la hegemonía del tren, la arquitectura repu-
que debía durar muy largo tiempo, del de San blicana tuvo un enorme campo de acción en
José, con un proyecto de Diodoro Sánchez y todo el país. A lo largo de la vía férrea surgieron
bajo la dirección de obra de Pietro Cantini. Este nuevos pueblos y revivieron otros caídos en ca-
interesante esquema hospitalario, que aún fun- talepsia al final de la Colonia. Y el tren, trajo
ciona hoy con eficacia, fue ciertamente influen- consigo arquitecturas para las cuales no había
ciado por los que estaban en boga en Europa ningún precedente histórico. Las estaciones fue-
por entonces, y que derivan en general del de ron, en muchas ciudades y lugares, los edificios
"La Salpetriére", en París. más importantes, física y ambientalmente. En
En 1914 se inaugura una primera etapa del Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla o Santa
Hospital de San Juan de Dios, trasladado a los Marta se pensó que lo que había que hacer era
terrenos de la hacienda republicana de "La Hor- el "Palacio del tren" y vinieron las enormes y
túa", según la voluntad de años antes del general pomposas estaciones. Cali perdió no hace mu-
Rafael Reyes, durante su gobierno. La obra se cho la estación de época republicana, pero Me-
había iniciado bajo la dirección del ingeniero dellín conserva la suya, construida entre 1918
Ramón J. Cardona, y luego se continuó con el y 1920 con proyecto del ingeniero Enrique Olar-
arquitecto Pablo de la Cruz. La idea europea de te, la cual sigue siendo un notable edificio de
retirar del centro de las ciudades las funciones la época. Bogotá tuvo una sucesión de estacio-
hospitalarias para implantarlas en un ambiente nes de ferrocarril, engendradas por los sucesivos
semirural más grato y propicio fue otra de las traslados de las vías y la rivalidad entre las
importaciones acertadas de Reyes. Por la misma compañías que explotaban las diversas redes.
época, una de las primeras clínicas privadas El llamado Ferrocarril del Norte tuvo una pri-
establecidas en Bogotá se instaló, siguiendo la mera estación a la altura de la actual calle 17
tendencia del Hospital San Juan de Dios, en los con carrera 14, de sombría arquitectura, reali-
alrededores del barrio de Chapinero, en terrenos zada en 1924 por el ingeniero Andrés Santodo-
de la "quinta" de Marly, de la cual tomó el mingo, pero la obra más notable del género en
nombre. A la casa existente allí, que databa del Bogotá fue sin duda la Estación del Ferrocarril
final del siglo XIX, se le añadieron progresiva- de la Sabana, un proyecto elaborado en los Es-
mente pabellones hasta formar una extensa área tados Unidos con anterioridad a 1908, el cual
hospitalaria. se construyó hacia 1914 a 18, con una fachada
principal atribuida a Mariano Santamaría. Esta
El ferrocarril fue factor preponderante última fue desfigurada hace unos 30 años du-
para el desarrollo económico de vastas regiones rante una de las "remodelaciones" que ha sufri-
del país en la época republicana. En un país do. En 1926 se inauguró otra estación contigua
coya geografía hizo imposible durante mucho a la anterior, la del Ferrocarril del Nordeste,
tiempo la construcción de carreteras, la apari- construida por el arquitecto Pablo de la Cruz,
ción de la tecnología del transporte automotor cuyo rasgo más sobresaliente era un enorme
tardó mucho con respecto a la del ferrocarril. portal de inspiración vagamente egipcia, colo-
Conviene recordar además que la aviación co- cado en chaflán sobre la esquina principal del
mercial alcanzó un insólito desarrollo mucho
278 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

lote disponible. Al igual que muchas otras cosas al viajero el atractivo de los climas cálidos y
de este personaje, calificable como una especie los balnearios, tales como las que conducían a
de Julián Lombana tardío, la exageración formal Puerto Berrío y Buenaventura. Y allí surgieron
no complementada por una sensibilidad muy los hoteles de turismo.
desarrollada, la falta de un talento estético real Este interesantísimo género arquitectónico
que respaldara una indudable habilidad para ob- es ya, infortunadamente, una arquitectura del
tener gran número de encargos profesionales, recuerdo. Su extinción fue tan rápida como su
están presentes. El período republicano incluye aparición, pero mientras duraron, vinieron a ser
gran número de arquitectos y diseñadores varios para varias generaciones de colombianos el epí-
cuyo lugar en la historia local se debe más a la tome del ambiente romántico de holganza y di-
cantidad física de construcciones que dejaron, versión. El Hotel San Germán (Saint-Germain)
que a los valores intrínsecos de su arquitectura. de Girardot (Cundinamarca), construido hacia
Faltaron en esa etapa de nuestra historia unas 1905, fue un trasunto provinciano de la arquitec-
pocas obras maestras, y sobraron las mediocri- tura de treinta años antes en la Costa Azul fran-
dades que, a falta de otra cosa, son las obras cesa. En Apulo (Rafael Reyes), Tocaima, Ana-
representativas de lo ocurrido por aquel tiempo. poima y La Esperanza, a lo largo de la vía
Las estaciones de ferrocarril fueron un gé- Girardot-Bogotá, surgieron hoteles de veraneo
nero abigarrado. Incluyen centenares de humil- de una arquitectura plácida, alegre y soñadora.
des casetas techadas con el material que la época El más destacado, ambientalmente, de éstos,
creó para la construcción burda o estrictamente fue sin duda el de La Esperanza, construido en
utilitaria: la teja corrugada de zinc. La desapa- torno a una casa de campo pie-existente allí,
cible apariencia del metal ondulado llegó al país cuyo diestro empleo de un accidentado y pinto-
durante los últimos años del siglo pasado, y a resco lugar tropical bastó para inspirar alguna
poco fue tomando, en la construcción de bajo novela al ensayista antioqueño Luis López de
costo, el lugar de la tradicional teja de barro, Mesa. En la década de los 50, ya caídos en
de más compleja colocación y mayor peso muer- desuso y casi en total abandono, los de Apulo
to. A veces la arquitectura tradicional anónima y La Esperanza, construidos entre 1914 y 1921,
de una u otra región colombiana le dio alegre fueron víctimas de una racha de muy sospecho-
apariencia a la estación ferroviaria, y en otras sos incendios.
se apeló a las soluciones ingenieriles similares Los hoteles en las ciudades más importan-
a los campamentos de obra provisionales para tes no pasaron de ser edificaciones interiormente
resolver el tema. En unas escasas ocasiones, en anodinas, con fachadas que no diferían en abso-
los lugares más improbables, se mantuvo la idea luto de las que podían tener al comienzo del
del pomposo edificio para el rito de tomar el presente siglo las destinadas a comercio, entida-
tren. Los ingenieros ingleses que trazaron una des bancarias o dependencias oficiales. Las más
parte del ferrocarril del Norte dejaron también elementales distribuciones interiores recibían
la estación de Chiquinquirá (Boyacá), cuyas pre- idéntico tratamiento decorativo que una casa
tensiones estilísticas han sobrevivido inexplica- para una familia grande de la "buena" burguesía,
blemente. Este es un destacado ejemplo de ar- y limitaban los esfuerzos creativos del arquitecto
quitectura puramente romántica, mejor vestida o el constructor a la fachada exterior. Al Hotel
exteriormente, pues el fino lenguaje ecléctico Atlántico, en Bogotá, obra de Gastón Lelarge,
de sus fachadas es muy superior a la tenue capa y el Hotel Europa de Manizales, de John Wo-
decorativa interior, que apenas suaviza la dureza tard, se podría añadir el desaparecido Hotel Re-
ingenieril de su estructura. gina, de Bogotá, destruido el 9 de abril de 1948,
El recorrido de los ferrocarriles trajo una el Hotel Majestic, de Bogotá, recientemente
nueva posibilidad para las clases medias de las transformado en Ministerio de Minas (1978); y
ciudades colombianas: la del turismo. El "vera- el curioso Hotel "Estación", situado frente a la
neo" sólo fue posible para muchos gracias al Estación del Ferrocarril de la Sabana, en Bogo-
tren, y con esto comenzaron a surgir los hoteles, tá. (Una estructura en concreto reforzado con
ya no para el viajero ocasional, sino para el rieles de ferrocarril, de ocho pisos de altura,
descanso". Esto fue notable especialmente a terminada en 1929, y por entonces el edificio
lo largo del recorrido Bogotá-Girardot-Tolima- más elevado del país, con cálculos del ingeniero
Huila, pero no faltó en otras vías que ofrecían Francisco Cano).
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 279

Los hoteles de gran tamaño marcan la tran- arquitecto o constructor sería el más indicado
sición a la etapa de la arquitectura contemporá- para dirigirla. Aunque la aplicación de tan sin-
nea en el país, puesto que surgen ya bien entrada gular medida reglamentaria resultaría proble-
la década de los 20, aunque algunos de ellos, mática, no deja de ser significativo este tem-
como el Hotel Granada, en Bogotá (con planos prano interés por la fisonomía urbana de la ciu-
elaborados en Francia; construido en parte por dad.
Alberto Manrique Martín y continuado luego El primer reglamento urbano propiamente
por los arquitectos chilenos Casanovas y Mann- dicho, abarcando integralmente los problemas
heim), el Hotel del Prado en Barranquilla y el de la ciudad., aparece apenas en 1923. Según
Alférez Real en Cali, no están exentos de las Alfredo Ortega (7), su principal autor es el inge-
condiciones arquitectónicas señaladas anterior- niero Enrique Uribe Ramírez, quien organiza
mente como características del período republi- los trabajos al respecto de los alumnos de la
cano. El Hotel Granada, en especial, es el último Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacio-
en la historia local que llevará exteriormente nal y los suma a los estudios técnicos realizados
una piel arquitectónica ecléctica, y por lo tanto, por la casa Pearson, contratada para los asuntos
evocativa de la ideología republicana. Cuando de mercados públicos y redes de servicios sani-
se inaugura el Hotel Granada, en 1928 el proceso tarios. El ingeniero Joaquín E. Cardozo, firma
histórico hará que sea la última estructura de su el reglamento como director de Obras Públicas.
género estilístico en la capital del país. Ya bien
avanzada la década de los 40 vendrán otros ho- Este reglamento es superior a su propia
teles cuyo lenguaje arquitectónico tendrá una época, examinado a la luz de la historia. Con-
procedencia formal completamente distinta. La templa un radio de acción que va desde la zona
destacada elegancia "a la francesa" del trata- de San Cristóbal, al sur de la ciudad, hasta los
miento exterior del Hotel Granada, como en el alrededores de Usaquén, por el norte. Las pro-
caso de otros edificios republicanos, le permitió puestas que formula resultan hoy en extremo
desempeñar un buen papel dentro del contexto razonables, si bien no habrían contemplado ja-
urbano del centro de Bogotá, cosa que cierta- más el explosivo crecimiento de la capital del
mente no se podría decir del edificio que lo vino país en las dos décadas siguientes a su aparición.
a remplazar luego del 9 de abril de 1948. El Entre ellas cabe destacar las referentes a los
clima histórico de radical decadencia cualitativa barrios obreros y los problemas ocasionados por
entre la época republicana y la contemporánea las agrupaciones de vivienda marginal que ya
está ampliamente representado en la infortunada invadían los cerros orientales y el sur de la ciu-
mole del Banco de la República. dad.
Sobre esa base reglamentaria se emprende
Planeación urbana y obras publicas el diseño y la construcción de los primeros ba-
rrios que atacan el problema de proveer un há-
La planeación urbana presenta una historia bitat decente a quienes no tienen acceso al tipo
necesariamente más breve que la de la arquitec- de vivienda especulativo que producían los
tura misma en las ciudades colombianas. El ar- constructores o albañiles en la capital. La acción
quitecto e historiador Carlos Martínez, autor oficial se inicia con algunos proyectos del inge-
de valiosos estudios sobre Bogotá, hace alu- niero Cardozo, y se extenderá en los años si-
sión a una serie de acuerdos municipales de guientes. Simultáneamente algunas entidades
1903, en la capital, en los cuales se abordaban privadas, como la Sociedad de San Vicente de
las cuestiones de reglamentación urbana y de Paúl, comienzan a construir lo que entonces se
las apremiantes necesidades en materia de servi- llamaban "casas pobres", bajo la dirección del
cios públicos ocasionadas por largas décadas de ingeniero Alberto Borda Tanco. Hoy, esas ca-
total desidia al respecto. Entre las disposiciones sas, más interesantes como acción social que
emanadas en esa época, existen algunas referen- como arquitectura, harían figura de costosa
tes a la construcción de nuevas edificaciones en construcción al lado de lo que las entidades ofi-
el contexto urbano preexistente. Según parece, ciales ofrecen como soluciones mínimas de vi-
eran los mismos vecinos afectados quienes de- vienda.
bían decidir qué altura máxima se permitiría En Cali y Medellín aparecen años después,
para una edificación nueva y adyacente y qué algunos intentos similares a los practicados en
Nueva Historia de Colombia Vol. 2
280

la capital, y necesariamente más limitados, a Los mercados y los cementerios son directa
los cuales se suman las acciones aisladas em- consecuencia de la peculiar idea de la planeación
prendidas para proveer alojamiento a trabajado- urbana predominante durante los primeros
res industriales o agrícolas en algunos puntos treinta años del presente siglo en el país. En
de la Costa Atlántica (Barranquilla, Santa Marta Bogotá se implantó el Mercado Central a una
y Ciénaga) o del Valle del Cauca, ante el auge cuadra de distancia al occidente de la Plaza de
del cultivo del banano o la caña de azúcar. Bolívar, a mediados del siglo XIX gracias al
La acción planificadora se extiende a un olfato de comerciantes de los señores Arrubla
cuestionamiento gradual de la estructura urbana ya mencionados anteriormente, y nadie encontró
colonial. La idea de obtener un mejor rendi- inconveniente esa localización aun en el Regla-
miento económico de la tierra produce variados mento Urbano de 1923, que la confirmó. Sólo
efectos en la época. La tradicional manzana co- en 1937 se decidió su traslado. En el entretanto,
lonial, aprovechable para el comercio o las ofi- las antiguas construcciones de los señores Anu-
cinas solamente en su periferia, ofrece una zona bla habían sido remplazadas por arquitectura de
muerta en su parte central, y se intenta aprove- muy discutible calidad, primero en 1908 por
char esta última mediante el diseño y construc- Joaquín Fonseca y luego en 1924, por el arqui-
ción de "pasajes" comerciales que la atraviesan tecto Pablo de la Cruz.
y crean nuevos frentes rentables. Aparecen así,
en Bogotá, el Pasaje Rivas (1910); el Pasaje La Casa Ulen, consultora de planeación e
Hernández (1918), construido por el maestro ingeniería, se ocupó también, como la Pearson,
Juan Ballesteros, con posible intervención ar- de los mercados públicos en varias ciudades del
quitectónica de Gastón Lelarge o Julián Lomba- país. Se apeló a arquitectos de variada calidad
na; el Pasaje Rufino Cuervo, obra iniciada en para diseñar los edificios en cuestión, y como
1910 por el ingeniero español Alejandro Manri- resultado, algunas ciudades colombianas con-
que y aun en vía de terminación en 1924; el servan, al menos en parte, insólitos mercados
"Bazar Veracruz", proyectado hacia 1908 por en los que abunda el eclecticismo más desabro-
Mariano Santamaría, y por último los mercados chado, mezclando pilastras y arquerías neoclá-
central y de carnes, situados en las cuadras al sicas, frontones barrocos, columnatas del alto
occidente de la Plaza de Bolívar, y el mercado y bajo Renacimiento con sabroso desdén por la
de Las Nieves, con proyecto de Alfredo Ortega pureza del lenguaje arquitectónico, lo cual con-
(1922-25). De todos estos esfuerzos sobreviven tribuyó del modo más involuntario a tornar más
apenas la mitad del Pasaje Rivas, una parte del espectacular el ambiente de la compra y la venta.
Pasaje Hernández y otra del mercado de Las Tunja, Honda, Medellín y otras ciudades colom-
Nieves. Esto era de esperar, pues la planifica- bianas retienen parte de estos curiosos intentos
ción urbana de la época se interesaba más por republicanos de solemnizar mediante la arqui-
las realidades ingenieriles de las necesidades de tectura la prosaica tarea de aprovisionar de ali-
la ciudad en materia de servicios públicos que mentos al pueblo colombiano, pero Cartagena
por los problemas de localización y crecimiento perdió (en 1978) lo último que restaba de su
de zonas comerciales o mercados públicos. atrayente mercado central. El aporte técnico que
Pronto el desarrollo del centro de la capital haría significaron estas estructuras fue claro, en el
inconveniente la subsistencia de tales mercados sentido de superar la etapa del mercado informal
donde fueron construidos. realizado al aire libre en cualquier plaza de la
El género de los pasajes comerciales se ciudad. Este es otro punto muy significativo del
extendió rápidamente por todo el país. Hacia urbanismo y la arquitectura de la época: no es
1930 había pocas capitales de departamento que la etapa contemporánea, como creen muchos,
no los tuvieran, como prueba de progreso y la que inicia variados géneros arquitectónicos,
modernidad. En Cartagena sobreviven varios, como el anterior, y actualiza con ello el ejercicio
entre ellos el Pasaje Leclerc (1925), con pro- de las actividades ciudadanas en el país: a la
yecto de Gastón Lelarge, y el Pasaje Núñez, fase republicana le corresponden numerosos y
singularmente combinado con un hotel en sus meritorios créditos en tales aspectos. Al derruir
pisos altos. Subsisten ejemplos también en Tun- mercados, hospitales, escuelas, manicomios,
ja, Popayán, Pasto y Barranquilla, aunque muy galerías comerciales o estaciones de ferrocarril
alterados. de época republicana, para remplazarlos, no
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 281

siempre necesariamente, por edificaciones más Diversión y esparcimiento


recientes, la tendencia ha sido a destruir también en versión republicana
el recuerdo de las mismas, para poder afirmar
luego que todo lo bueno y benéfico se inicia Existe una inevitabilidad en el proceso imi-
con la más reciente etapa histórica. Se olvida tativo conforme al cual la etapa republicana trata
fácilmente que, desperdigadas por todo el terri- de moldear sus costumbres según las fluctuacio-
torio nacional subsisten muchas edificaciones nes de la moda europea. En la capital del país
de época republicana que, aunque obsoletas o la apertura de las avenidas de Colón (parte de
averiadas, aún prestan buenos servicios públicos la actual Avenida Jiménez de Quesada) y de
y privados, simplemente porque la inepcia o la la República (parte de la carrera 7a.), en prolon-
incapacidad de la época contemporánea ha im- gación del antiguo trazado colonial de la ciudad,
pedido, como era lógico, su remplazo. datan apenas de la segunda década del presente
En algunas ocasiones, los puentes o viaduc- siglo. Tan modestos "bulevares" bogotanos son
tos para uso ferroviario o peatonal, además de coetáneos de los primeros "parques" copiados
ser vitales para unir entre sí regiones inaccesi- de los modelos parisienses, y que alteran deci-
bles de otra manera, y pertenecer por lo tanto sivamente la noción preexistente de espacios
al género de la ingeniería de obras públicas, abiertos para uso público. A la iniciativa de
trascienden esa condición utilitaria, e ingresan Rafael Reyes se le debe la creación de los par-
al terreno de la arquitectura monumental. El ques que en Bogotá recibieron los nombres de
control del espacio y el dominio de un lugar, El Centenario y de La Independencia. El pri-
esencia del quehacer arquitectónico, son enton- mero está asociado en la memoria de los bogo-
ces plenamente logrados por las grandes estruc- tanos con la pieza de escultura más representa-
turas de uso público. En la época republicana tiva del período republicano, "La Rebeca", in-
estos casos no abundan. En ocasiones se pre- clinada graciosamente sobre el agua de un estan-
senta una excepción a las reglas tan notable que, y que constituye el último remanente de
como el puente sobre el río Cauca, situado cerca un delicioso espacio urbano de comienzos de
de Santa Fe de Antioquia. El ingeniero José siglo. En el mismo parque fue erigido original-
María Villa, quien lo construyó entre 1921 y mente el Templete del Libertador, de Pietro
24 creó un puente liviano, de suspensión por Cantini, una buena pieza del género monumen-
cables de acero de muy escasa curva catenaria tal abstracto, y que resultó eminentemente trans-
y amplia luz, lo que le dio un aspecto poco portable, estando hoy localizada, luego de va-
usual en su género. Si bien ha caído en desuso, rios traslados, en un imposible ángulo de la
sobrevive como un espléndido espectáculo ar- Avenida Jiménez de Quesada. El Parque de la
quitectónico en su paraje del río. Otro puente Independencia tuvo un amable carácter hasta el
metálico peatonal de la misma época existe aún comienzo de la década de los 50, cuando éste
en Honda, sobre el río Magdalena, pero en ge- y el de El Centenario fueron implacablemente
neral las estructuras utilitarias de vías, excepto arrasados para trazar la Avenida 26. Del Parque
algunos viaductos ferroviarios, han sido rempla- de la Independencia sobrevive una mínima par-
zados en épocas recientes por construcciones de te, bordeando el zanjón creado por la nueva vía
mejores condiciones técnicas. En la tercera dé- de tránsito rápido.
cada del presente siglo desapareció el puente
"republicano" que franqueaba el río Magdalena A estos lugares de esparcimiento ciudada-
en Girardot. Este, terminado hacia 1882, fue no, nunca remplazados, se podría sumar el sim-
una interesante estructura que combinaba, a la ple recuerdo de otros aportes de época republi-
manera usual en la época, cables de suspensión cana, destinados a tornar más grata la existencia
en hierro acerado con postes y barras de hierro de los bogotanos. Entre 1918 y 1922 se crearon
fundido para soportar una estrecha calzada capaz los "parques de diversiones" de "Luna Park",
de recibir apenas el tráfico peatonal y carros en el sur de la ciudad (actual barrio Restrepo)
tirados por caballos. Prestó servicio hasta que, y el "Lago Gaitán", al norte del barrio de Cha-
hacia 1914, la firma inglesa Vickers-Armstrong, pinero (actuales calles 76 a 83). En ambos casos
terminó el puente del ferrocarril que hoy existe se tomó el modelo del Bosque de Bolonia pari-
allí, una estructura rígida, en acero, eficiente, siense (o al menos eso se pensaba) incluyendo
pero de una calidad arquitectónica indiferente. los lagos para canotaje, pistas para paseo a ca-
ballo o en bicicleta y atracciones de feria (carru-
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
282

seles, etc.). Por extrañas o ridículas que estas de transcribir su complejo naturalismo a térmi-
pobres imitaciones puedan parecer, constituye- nos locales.
ron, en su momento, éxitos funcionales de pri- El gran teatro europeo para ópera, ballet,
mer orden y llenaron una muy nítida necesidad opereta, zarzuela, drama, comedia o variedades
cívica. fue también un modelo ávidamente adoptado en
En ocasiones la tradición iba de brazo con los países latinoamericanos. El gran edificio que
el progreso técnico, como lo demuestra la pro- polarizaba la actividad social de ver y ser visto,
longación del ramal del ferrocarril que iba de y reunía de modo singular y exclusivista a un
Bogotá a la central hidroeléctrica de "El Char- cierto número de integrantes notables de las cla-
quito", hasta las inmediaciones del Salto de Te- ses sociales altas y medias, se reflejó en los
quendama. El paseo a la impresionante catarata, grandes edificios erigidos para tal fin en Buenos
una de las diversiones favoritas de la burguesía Aires, México y Río de Janeiro. Las ciudades
bogotana que podía permitírselo, comenzó a colombianas mal podían aspirar a tener los ex-
hacerse masivamente, en tren y no en pequeñas traordinarios teatros construidos en las ciudades
partidas a caballo. A la crónica oscura de los mencionadas, ni tampoco tuvieron una bonanza
numerosos suicidios ocurridos allí, y la tétrica financiera repentina y fabulosa, como la de Ma-
neblina que rodea la catarata, se sumó, hacia naos, en el Brasil amazónico, en la época de la
1925, un surrealista "hotel de turismo", para explotación del caucho, que permitió erigir en
presunto uso de quienes contemplaran la posibi- esa ciudad-hongo, un teatro enorme casi entera-
lidad de arrojarse al abismo, inevitablemente mente preparado en Italia y traído, mármol por
proyectado por el arquitecto Pablo de la Cruz. mármol, a lo largo del Amazonas. Se hará men-
Al borde de la amenazante hondonada cuelga ción posteriormente del Teatro Colón de Bogo-
aún allí la más fantasmagórica pieza de arquitec- tá, de Pietro Cantini, que es la obra más notable,
tura de toda la época. cualitativamente, del género en Colombia. El
Las diversiones citadinas del período con- Colón aúna gracia y elegancia espacial y deco-
taron, desde los primeros años del presente si- rativa, y para su época fue un decoroso ejemplo
glo, con la aparición del cine. Ahí estaba el de cómo era posible combinar los recursos de
germen de otro género arquitectónico nuevo, y mano de obra local y la técnica artesanal extran-
la etapa republicana tendrá teatros de muy va- jera para obtener óptimos resultados. En otras
riada especie, desde el patio abierto en ciudades ciudades colombianas se siguió el ejemplo, con
y pueblos de clima cálido, y el cobertizo de variado éxito.
tejas de zinc en regiones lluviosas, hasta el "Pa- No existen ya los dos teatros de época re-
lacio del cine" equivalente de las estaciones de publicana de Medellín, el "Bolívar", y el "Ju-
ferrocarril y los edificios bancarios. Como es nín". El primero se construyó con planos de
obvio, los pocos teatros arquitectónicamente in- Pedro Uribe Restrepo, entre 1832 y 34, vale
teresantes de época republicana han sido impla- decir, que antecede ampliamente al Colón de
cablemente remplazados por estructuras moder- Bogotá. Algunas fotografías de fin de siglo lo
nas, por lo que es excepcional la supervivencia muestran luciendo una hermosa fachada e inte-
de la fachada exterior del "Faenza" en Bogotá, resante decoración interior. Sólo hasta 1924 fue
construido entre 1918 y 20, y reformado luego remplazado por el "Junín", un singular edificio
hacia 1924 por el arquitecto José María Gonzá- proyectado por el arquitecto belga Augustin
lez Concha. La fachada remanente del Faenza, Goovaerts, autor de la gobernación de Antio-
tiene algunos rasgos del atrayente lenguaje de- quia, que combinaba el teatro con un hotel en
corativo en curvas sinuosas del "Art Nouveau", sus pisos superiores, a la manera del célebre
que no tuvieron eco adicional en la arquitectura "Auditorium" de Chicago, proyectado por Louis
republicana en todo el país, lo cual no deja de Sullivan y Dankmar Adler. Lo que restaba del
ser extraño, pues tal actitud estilística invadió "Junín", fue demolido en años recientes para
a toda Europa y fue tan exportable como otras erigir el "Centro Coltejer".
ocurridas antes y luego de ella. Muy aislada- En Cali y Popayán se construyeron teatros
mente se hallan aquí y allá en Colombia algunos que, en líneas generales, seguían la orientación
detalles que evocan tímidamente los sensuales estilística del Colón, de Bogotá. El de Cali es
excesos del "Art-Nouveau" o "Neo-Liberty", otro buen ejemplo de la arquitectura para espec-
pero quizá faltó la sofisticada sensibilidad capaz táculos del período. Sus autores fueron los inge-
La arquitectura y el urbanismo en ¡a época republicana, 1830-40/1930-35
283

nieros Rafael Borrero y Francisco Ospina, quie- cios para esparcimiento público que deja el pe-
nes lo terminaron en 1918. Borrero y Ospina, ríodo republicano.
vale anotar, construyeron gran número de casas La aparición de los deportes modernos co-
y edificios para negocio en el centro de Cali, rresponde, en la arquitectura de sus escenarios,
desempeñando en esa ciudad un papel análogo a la época contemporánea en Colombia, pero,
al de Mariano Santamaría en Bogotá o Charles al final cronológico del período se produjeron
Carré en Medellín. El Teatro Municipal de Po- algunas obras que anuncian el porvenir en las
payán es relativamente tardío, terminado en diversiones públicas. En Bogotá las carreras de
1924, más pequeño que el de Cali. Ostenta una caballos, diversión tan antigua como la humani-
buena fachada interior, pero su tratamiento in- dad, no tuvieron "escenario" construido hasta
terno es más austero y menos inspirado estética- que se decidió construir, en improvisadas estruc-
mente. turas en madera, el llamado "Hipódromo de La
A éstos habría que sumar el Teatro Cisne- Merced", en el primera década del presente si-
ros, de Barranquilla, construido hacia 1914, ya glo. Y sólo fue hasta 1931 cuando se inauguró
desaparecido, y el Coliseo Peralta, de Bucara- el novísimo Hipódromo de Bogotá, en la calle
manga. Este último representa quizá la forma 53, cuya arquitectura pertenece en verdad, a
más elemental del género, pues retoma la idea influencias formales contemporáneas.
medieval del gran patio abierto, rodeado de ga-
lerías y un proscenio en uno de sus costados. Figuras representativas de la época:
Su pintoresca estructura en madera data de 1893, Gastón Lelarge y Mariano Santamaría
y en su crédito debe observarse que hasta hace
muy poco tiempo prestó servicio como sala de El paso del siglo XIX al xx se podría seña-
cine. lar con la actividad de dos arquitectos destaca-
dos, por razones diversas, en su época. El pri-
La tendencia general del período fue a que mero, Gastón Lelarge, ha sido ya mencionado
la arquitectura para el espectáculo constituyera, al hacer referencia a la obra del Capitolio Nacio-
a su vez, otro espectáculo visual. En los teatros nal y el Palacio de Nariño. Lelarge es quizá la fi-
era posible una mayor libertad decorativa, una gura primordial de la época de 1900 a 1920 en
mayor fantasía en el lenguaje ecléctico emplea- Bogotá y en Cartagena, y sin duda, el personaje
do, y con ello, las ciudades ganarían para sí más pintoresco e interesante entre los extranje-
otro elemento focal de interés urbano. ros venidos a hacer arquitectura en el país. Algo
La tradición de las corridas de toros, durante anterior a él es el segundo, Mariano Santamaría,
la Colonia, no requería otro escenario que el de de menor relieve cualitativo en su producción
la plaza principal o cualquiera otro espacio arquitectónica pero significativo como uno de
abierto en ciudades o pueblos, pero ya en la los primeros colombianos diplomados en la pro-
República (que repudia todo lo español, pero fesión en Europa, que regresan para situar su
retiene la fiesta brava en su corazón), al final actividad en la capital del país.
del siglo XIX, las plazas de toros aparecen como Gastón Lelarge es bastante más atrayente
edificaciones autónomas. Esta artificialización -y misterioso- como persona que como arqui-
del escenario urbano acentúa el carácter dramá- tecto. Llegado a Colombia hacia 1898, es posi-
tico del espectáculo, a la vez que otorga a quie- ble que su presencia en Bogotá se deba a los
nes se benefician de él, la posibilidad de un buenos oficios del general Rafael Reyes, por
mayor control y una mayor rentabilidad. Las entonces ministro representante de nuestro país
plazas de toros provisionales, en ingeniosas y en Francia. Lelarge estudió en la Academia de
aleatorias estructuras de madera, que aún son Bellas Artes de París, pero no se sabe a ciencia
una usanza viva en muchos pueblos y ciudades cierta si terminó la carrera de arquitecto (8). Dice
colombianos, tuvieron versiones republicanas de él Donaldo Bossa Herazo, historiador cartage-
más duraderas en Bogotá (La Merced), Medellín nero (9): "Natural de Ruan (Rouen) y nacido en
(Circo España) y otras ciudades. Sobrevive, por el seno de ilustre familia, muy adicta a los Bo-
arte de magia urbana, en Cartagena, la de Serre- napartes, el señor Lelarge fue alumno distin-
zuela, un espléndido ejemplo del uso estructural guido de Garnier, el autor de la Opera de París.
y decorativo de las maderas de la región. Esta Recién egresado de las aulas marchó a Teherán
plaza de toros es uno de los más hermosos espa- (Persia, Irán), como triunfador en un concurso
284 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

abierto por el sha Nasr-eddine, construyendo en de los edificios comerciales o de oficinas. Esa
aquella legendaria ciudad el Palacio de Mármol, cortina de elegancia francesa va coronada de las
como ha sido llamado desde entonces el edifi- mansardas o altillos que Lelarge impuso como
cio". Aunque todo esto no es rigurosamente toda una nueva moda arquitectónica en la capital
comprobable, también es posible que al menos del país. Con ese acto urbano, el comienzo del
una parte de tan sabrosa información sea cierta. siglo xx aporta a la Plaza de Bolívar el segundo
Ningún otro historiador local parece haber lle- elemento republicano que la enmarca y le otorga
gado a conocer esa faceta de la personalidad de nobleza. El primero, desde luego, y el más me-
Lelarge, divulgada por Bossa Herazo. No deja ritorio, será el Capitolio Nacional. Mutilado por
de ser extraño que todo un creador de un "Pala- una reciente remodelación, en 1968, el "Edificio
cio de Mármol" -en una región donde éste Liévano" sigue desempeñando con éxito su pa-
abunda en la arquitectura monumental desde re- pel de representar una época del país y de su
motos tiempos- llegue a encallar en Bogotá, arquitectura con acierto y decoro en la Plaza de
poblacho perdido en los Andes suramericanos, Bolívar.
haciendo de profesor de esgrima en el Salón del En los años anteriores a la I Guerra Mun-
Deporte, y colaborando como caricaturista en dial, Lelarge dejó otra obra significativa en el
la Revista Ilustrada, de don Pedro Carlos Man- provinciano medio de Bogotá. El llamado "Pa-
rique; pero así eran, quizá, los avatares de la lacio Echeverry", que impuso el tono definitivo
vida de esos tiempos. Y si se trataba de todo de lo que debía ser en versión local, la verdadera
un diplomado por el gobierno francés, ¿cómo elegancia "a la francesa". Se trató simplemente
explicar que, según el Diccionario de artistas de cambiar el esquema usual en la vivienda aco-
en Colombia, de Carmen Ortega Ricaurte, fue- modada en Bogotá, derivado de la organización
ron los hermanos Manrique quienes "le dieron de la casa en torno a un gran patio interior, por
la oportunidad de iniciarse en la construcción?". la fórmula parisiense de apartamentos de varios
Lelarge fue multifacético. Dibujante y pisos de escaso frente y gran profundidad. Los
acuarelista destacado, como por obligación te- altillos cubiertos en complicadas piezas de latón
nían que serlo todos los alumnos de la escuela contorneado para formar un intenso efecto de
de arquitectura oficial francesa, empleó esa ap- conjunto decorativo, la riqueza de los detalles
titud para ejercer la crítica política en Bogotá. de puertas, ventanas, pisos, chimeneas y vitrales
Se le atribuyen además el intento de formar un se sumaron para dar un tono arquitectónico que
sindicato de obreros de la construcción (cosa no pudo ser superado en lo que restaba de la
que le fue prohibida), de fundar una Sociedad época republicana. Indicio claro de las posibili-
de Arquitectos, de instaurar el cultivo de la mo- dades económicas de la clase alta burguesa de
rera en los Llanos Orientales y de haber formado Bogotá en esa época es que el "Palacio Echeve-
una vasta colección de insectos raros que fue a rry" haya venido a ser pieza única en su catego-
dar al Museo de Ciencias Naturales de París. ría. Nadie más, en la capital del país, se decidió
Ya en 1900 adquirió cierta celebridad local a tratar de emular a la familia Echeverry, ni a
al proyectar un pabellón para Colombia en la resistir el enorme costo que suponía -y siempre
Feria Internacional de París de ese año, en un ha supuesto- la buena arquitectura residencial.
estilo que Alfredo Ortega llama "seudo-chib- Antes de 1914, Lelarge intervino en otros dos
cha". La interpretación de algo tan improbable destacados ejemplos de arquitectura residencial
como una arquitectura "chibcha" por un pari- en Bogotá o sus cercanías: a él se le atribuye
siense tan sofisticado como Lelarge sería un el proyecto y la construcción de lo que entonces
interesantísimo documento gráfico sobre las elu- sería prácticamente una casa de campo, "Villa
cubraciones de la época, pero infortunadamente Adelaida", realizada en Chapinero, que reúne
se ha perdido. Y ya en 1905 Lelarge ha elabo- rasgos análogos a las cubiertas del "Palacio
rado el proyecto para el "Edificio Liévano", Echeverry", pero es más libre y anecdótica en
destinado a ocupar toda la cara occidental de la su tratamiento general. Hoy sobrevive por mila-
Plaza de Bolívar, y que será su gran aporte al gro, emasculada interiormente para alojar allí
espacio público más importante de la capital del un centro de "diversión nocturna".
país. Lelarge crea allí una arquitectura alegre El segundo ejemplo, pertenece más al su-
y festiva, con certero ritmo visual y una finura rrealismo que a la arquitectura residencial pro-
modular desconocida en Bogotá, en el género piamente dicha. Lelarge interviene en la forma
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 285

final del llamado "Castillo Marroquín", en las otro para la Escuela de Bellas Artes, que no
cercanías del Puente del Común (Chía, Cundi- serán realizados, y por último, la gobernación
namarca) y a él se le debe la inclusión de rasgos de Cundinamarca, en el lugar ocupado por el
historicistas de una calidad estética superior a convento colonial de San Francisco. Algunos
lo usual en tan singulares casos. No es el caso años luego, ya en 1917, se iniciará la obra, bajo
evocar aquí las incidencias de crónica local que el pretexto del estado ruinoso de la edificación
dan pie a la construcción de un castillo seudome- antigua, para la cual no habrá compasión ningu-
dieval en los comienzos del siglo xx y en la na. Se le pide a Lelarge, incluso, que proyecte
Sabana de Bogotá, pero sí se puede señalar que la mutilación de una de las naves de la iglesia
en Europa y en todos los países latinoamericanos contigua al convento, dejando aislada la torre
surgieron, entre 1850 y 1930, no pocas edifica- esquinera, para "ampliar" en ese punto el paso
ciones del tipo "castillo" con torres y matacanes, de la carrera 7a., en el primero de una larga
como una plasmación del espíritu romántico, serie de actos urbanísticos de índole bárbara
para el cual la evocación de algo y la realidad intentados o logrados en el centro de Bogotá.
se confundían estrechamente. Si la época se Alguna resistencia pública salva la iglesia, pero
esforzó, en obtener, para su muy seria arquitec- no así el convento.
tura gubernamental, un lenguaje evocativo de El hecho cumplido del edificio de la gober-
Grecia y Roma, vistas a través de tres o cuatro nación se adelanta, y al paso de los años Lelarge
etapas de filtración cultural europea, ¿por qué se traslada a Cartagena, la obra se interrumpe,
el interés novelístico de los buenos burgueses y ya al final de la década de los 20, bajo la
por la Edad Media no habría de engendrar cas- intervención de Arturo Jaramillo, se termina. A
tillos que de la fantasía pasaban a la arquitectu- Jaramillo se le deben los torpes remates de la
ra? No cabe duda sobre el contexto mágico que fachada principal, la mutilación del proyecto de
el aspecto de torres almenadas y murallas en Lelarge en la zona exterior de la entrada princi-
piedra implican, con su poderosa alusión a la pal, y algunas reformas interiores que le quitaron
leyenda y el misterio, por una parte, ni tampoco claridad al esquema original. Mejor suerte corre
sobre la capacidad de la época republicana para otro proyecto de Lelarge, el de la Escuela de
implantar, con eficacia, en el suave contexto Medicina (hoy cuartel militar), en el costado
ambiental de un rincón sabanero, el irónico "ob- sur de la Plaza de los Mártires. La gobernación
jeto de arte" al cual debió dedicar más de un de Cundinamarca, muy maltratada por el uso
sabroso rato Gastón Lelarge. Con ello se poeti- oficial, incluye sin embargo, rasgos tan intere-
zaba el paisaje y se sustraía de modo insólito santes como su escalera principal y los espacios
la arquitectura a su estricto carácter utilitario. adyacentes a la misma, de espléndida calidad
Las dos obras más significativas de Lelarge ambiental y espacial. La Escuela de Medicina
en Bogotá no están entre las numerosas residen- es menos inspirada, formal y funcionalmente,
cias de mayor o menor calidad que se le atribu- sin el interés volumétrico del exterior de la go-
yen. Parece ser que sus mejores momentos de bernación de Cundinamarca. Mutilada en la dé-
arquitecto estuvieron reservados a los temas en cada de los 50 por la ampliación de la Avenida
los cuales era muy necesario un carácter monu- Caracas conserva aún las columnatas gigantes,
mental. La mano alegre y desenfadada de Le- frisos y cornisas que le eran tan caros a Lelarge,
large en la arquitectura residencial se torna dis- pero interiormente fue siempre un edificio ano-
dino, de enormes alturas interiores y oscuros
ciplinada y solemne cuando el cliente es el Es- ambientes, cuya desapacible volumetría iba de
tado. Así debe ser, pues Lelarge es la encarna- brazo con la pedestre tarea de aprender de me-
ción misma del arquitecto de la época, y de moria todos los huesos, tendones y músculos
muchas otras épocas: formado para servir al del cuerpo humano a manera de introducción a
príncipe, quiera o no, resultará mejor y más la ciencia médica. Mucha de la arquitectura ofi-
eficaz profesionalmente cuando la monumenta- cial del período ofrece la honda dicotomía ya
lidad esté de por medio, pues así podrá lograr señalada: las apariencias exteriores gozarían de
la doble inmortalidad que inconscientemente la atención y la sensibilidad de los arquitectos,
busca todo arquitecto: la del gobernante o el cuidadosos en extremo de la imagen de su edi-
mecenas de turno, y la suya propia. ficio y la de sí mismos. El interior, salvo con-
En breve tiempo Lelarge proyecta para Bo- tadas excepciones, sería apenas la cruda yuxta-
gotá un edificio para la Universidad Nacional,
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
286

posición de dependencias dictada por las nece- Ningún otro arquitecto o constructor de la época
sidades del programa de construcción. Excep- dejará una huella de su paso por la ciudad amu-
ciones obvias, como la del Teatro Colón, donde rallada comparable a la de Lelarge. La silueta
ocurre exactamente lo inverso, por razón del urbana cartagenera lleva hoy, como aportes re-
uso del edificio, no compensan esta regla gene- publicanos de primera importancia visual y fí-
ral. La época, valga decirlo, está bien reflejada sica, la cúpula de la iglesia de San Pedro Claver,
en esto: retórica y pomposa en la oratoria polí- y la torre de la Catedral (Santa Catalina de Ale-
tica, o en su lenguaje escrito, oculta todas sus jandría) . Quizá mayor que el interés intrínseco
pobrezas y mezquindades en su interior. Usa de estas dos obras, de sí muy discutibles críti-
del lenguaje plagado de citas clásicas -al igual camente, es el que presentan como testimonios
que la arquitectura que le es coetánea- para del proceso histórico-arquitectónico de la época.
arengar al populacho, que, embriagado de odio, La arquitectura republicana, aun antes de produ-
se trenzará a balazos con presuntos enemigos cir sus propios edificios, comenzó por afectar
políticos; pero más vale que nadie se pregunte epidérmicamente la construcción colonial pree-
en qué consiste, en el fondo, todo esto de ser xistente, y luego incorporó a ella cuerpos nuevos
liberal o conservador. Mientras Gastón Lelarge completos, cuando no remplazó del todo las
crea sus edificios "representativos" para su estructuras más antiguas. El denso contexto ur-
cliente magnánimo el gobierno nacional, en Bo- bano y arquitectónico de Cartagena propició este
gotá y en otras ciudades colombianas están apa- último proceso. Los injertos y prolongaciones
reciendo los trasuntos menos amables de su in- de época republicana fueron abundantes, pero
fluencia: los inquilinatos pensados y construidos su indudable validez como testimonios de una
con la más clara intención de explotar al máximo época rara vez guarda proporción con sus mé-
las posibilidades rentables de un determinado ritos arquitectónicos intrínsecos. Las dos obras
lote, que se visten en la época de gran parte de citadas de Lelarge asumen un papel similar en
la decoración usada o propiciada por Lelarge y la historia de los hitos urbanos cartageneros al
otros arquitectos para fines presumiblemente de la Torre del Reloj, que data de 1888, y ya
más elevados. Los mismos moldes para decora- incorporada al subconsciente ciudadano. Si la
ción en yesería usados en la gobernación de Torre del Reloj es un jocoso bonete de iglesia
Cundinamarca serán utilizados para decorar mu- protestante norteamericana perdido en un rincón
ros y cielos rasos de habitaciones tétricas, caren- del Caribe, sin otra gracia que la de estar enca-
tes de luz, ventilación o los más elementales ramado en un punto clave del circuito amura-
servicios de higiene. La mugre, la miseria y el llado de Cartagena, y más integrado al folklore
eclecticismo arquitectónico se fundirán en una local que a la historia de la arquitectura, en
imposible mezcla que aún subsiste en muchos cambio la cúpula de San Pedro Claver, de Lelar-
lugares de la capital del país. El inquilinato "de ge, es de orden muy diferente. El artista francés
estilo francés", una aparente imposibilidad his- se preocupa poco por lo que le pueda decir la
tórica, surge en el medio colombiano simple- adusta arquitectura jesuítica del templo y da
mente a través de una concomitancia de inten- rienda suelta a su admiración por la obra pari-
ciones: el promotor de nuevo cuño que compra siense de Francois Mansart (1598-1666), en par-
lotes, los subdivide estrechamente, y contrata ticular por la cúpula del Hospital de Val-de-
al constructor o maestro de obra menos costoso Gráce. Toma el ejemplo del maestro francés,
posible, quien a su vez emplea los materiales lo reduce a dos terceras partes de su tamaño
más burdos y menos duraderos y están de acuer- original para acomodarlo a las dimensiones del
do, entonces como ahora, en que el recurso de crucero de las naves del templo colonial, le
vestir la construcción mediocre con una leve añade algunos detalles de su propio cuño y en-
capa de ornamentación barata será válido para casqueta el resultado sobre el templo más inte-
propiciar precios más elevados en las ventas o resante de Cartagena. Formal y ambientalmente,
alquiler del producto resultante. Con ello se ven- la insólita adición es eficaz y placentera. Lo es
de, no sólo una realidad, sino una imagen, a menos la torre de la catedral de Cartagena. Allí
veces fantasmagórica, de la arquitectura. es más aparente la flaqueza inherente al proceso
Hacia el comienzo de la década de los 20, creador de un personaje como Lelarge. Enfren-
Lelarge se establece en Cartagena, y allí será tado al problema de erigir una estructura alta y
una influyente figura hasta su muerte, en 1934. airosa, se queda corto en los problemas de len-
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 287

guaje y escala que ese volumen supone, y la entre sí y muy espectaculares para la época
torre pierde su esbeltez en un marasmo de deta- (1920-25) en que fueron construidos. Repenti-
lles contradictorios. En este último caso Lelarge namente, con esta fachada, Cartagena adquiría
no tiene tras de sí el seguro respaldo de un tema un tono cosmopolita que según algunos, estaba
arquitectónico brillantemente desarrollado en si- necesitando urgentemente. Y como tantas otras
glos pretéritos. Está solo ante el problema, y su obras de Lelarge, ésta se quedó inconclusa tam-
ideario ecléctico no le será de gran ayuda, pues bién. Aparte de una espléndida escalinata en el
desde un comienzo está negando todo cuanto la patio central, el proyecto contemplaba un
ciudad en torno suyo le pueda ofrecer como enorme salón de fiestas que jamás se hizo, y
aporte. Lelarge no quiere integrar su arquitec- del cual queda un fantasmagórico arco triunfal.
tura a Cartagena. Busca audazmente prolongar Lelarge dejó un cierto número de casas y
su historia urbana con un nuevo desplante for- edificios, en el recinto amurallado de Cartagena,
mal. Que lo consiga o no pertenece más al do- y fuera de él, en el barrio de Manga (sobre el
minio de la crítica que al de la historia. cual se hablará más adelante). En el contexto
En el barrio de Getsemaní, al frente del histórico actual de Cartagena son ya episodios
Parque del Centenario, Lelarge deja otro desta- válidos e interesantes de una época tan real como
cado ejemplo de arquitectura republicana. El la Colonia, visualmente atrayentes, plenos de
Club Cartagena pertenece a un género arquitec- una decoración confusa a ratos pero jamás vul-
tónico enteramente nuevo en la historia urbana gar; y eficaces nexos de cultura entre un pasado
nacional: el de los centros sociales. La evolución que estaría, por sí solo, demasiado lejano y un
de costumbres del siglo XIX fue remplazando presente incapaz de remontarse a la altura cua-
gradualmente en las ciudades republicanas la litativa de la producción de Gastón Lelarge.
tertulia en el salón colonial o en la fonda donde Con anterioridad a la llegada de Lelarge a
se departía a tono con el aguardiente barato. El Cartagena, y durante su estadía allí, fue acom-
club social es característico de la formación de pañado -no siempre bien- en su tarea de dotar
una clase nueva dispuesta a organizar sus cos- a la ciudad colonial de un toque contemporáneo.
tumbres según los modelos europeos más recien- La admiración de eruditos y profanos por la
tes. Las nuevas nociones de prestigio incluían Cartagena colonial ha impedido en gran medida
un repertorio cada vez más amplio de privilegios que se haga luz sobre el período de la historia
y obligaciones de clase, incluyendo el de perte- de la ciudad entre 1870 y 1930, que a sus ojos
necer a una asociación o "club" para dar prueba rompe la pureza estilística de la ciudad antigua
de éxito en el ascenso por la escala social o y pervierte la imagen urbana de la ciudad. Es
reafirmar la pertenencia a una oligarquía, usual- cierto que el período republicano no trae gran
mente de origen económico. Por otra parte, el arquitectura a la ciudad. Si la figura importante
club en una sociedad basada en la preponderan- de entonces es Gastón Lelarge, difícilmente cla-
cia masculina en todos los órdenes, respondía sificable como un gran arquitecto, es obvio que
admirablemente a la necesidad de tener un lugar los restantes protagonistas van a ser de muy
de reunión, fuera del alcance de las mujeres, limitados méritos. Pero entre ellos hay unas po-
donde la competencia intelectual o política no cas e interesantes figuras: Nicholaus Samer,
estuviese sujeta a las limitaciones del salón fa- agrónomo alemán, al que se le deben dos estu-
miliar. Arquitectónicamente hablando, el Club pendos edificios comerciales, el antiguo Banco
Cartagena fue excepción a la regla, pues en de Bogotá (calle de la Inquisición) y el de Mo-
muchos casos los centros sociales se acomoda- gollón (calle del Coliseo). El de Mogollón tuvo
ron como podían, en edificaciones preexisten- un dramático espacio interior, a la manera de
tes, coloniales o republicanas, adaptadas al los almacenes de departamentos parisienses,
nuevo uso. En la época, tan sólo el Club Colom- pero su interior y su fachada fueron bárbara-
bia de Cali y el Club Social de Bucaramanga mente alterados en fecha reciente. En Cartagena
se podrían jactar también de tener nueva sede se instaló por largo tiempo, al igual que Lelarge,
hecha por arquitectos. pero en fecha posterior a éste, Joseph Maertens,
Lelarge no olvidó a su maestro Garnier en arquitecto belga, traído al país por el general
el caso de Club Cartagena, y le hizo el homenaje Pedro Nel Ospina. Aunque su labor fundamental
de una fachada a la calle incluyendo algunos consistió en proyectar los edificios para el Banco
rasgos de la Opera de París, muy comprimidos de la República en Manizales, Cali, Popayán y
288 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

otras ciudades, sufrió un enamoramiento a pri- no estaban construidos, sin recibir ninguna repa-
mera vista de Cartagena, al venir para la cons- ración o mantenimiento, y ya vetustos y averia-
trucción del banco oficial, y se quedó para pro- dos, pasaron a la pica demoledora. Casas urba-
ducir algunas obras más en la ciudad amurallada nas y rurales recibieron idéntico tratamiento, y
y en el barrio de Manga. Maertens dejó en el sobre sus restos se instaló una nueva arquitectura
Banco de la República de Cartagena, testimonio que rara vez habría de superar cualitativamente
cabal de lo que sabía hacer, arquitectura más lo perdido. La razón para ello es clara. Por
discreta y almidonada que la de Lelarge, sin modesta que fuera, la arquitectura colonial pro-
amplios vuelos líricos, y totalmente indiferente cedía de un largo proceso cultural y socioeco-
al clima implacable de las orillas del Caribe. nómico, mientras que la republicana vino de un
Lo que salva y hace meritorio su edificio, en brevísimo lapso preparativo plagado de rempla-
plena Plaza de Bolívar de Cartagena, es su len- zos artificiosos, de falsa maduración cultural,
guaje de fachadas, que de una sorda e implícita de rápida improvisación para estar a tono con
manera, complementa de modo dinámico el la aceleración del proceso histórico general. Los
diálogo formal que le proponen las edificaciones resultados, obviamente, iban a diferir por su
coloniales y aun la gobernación de Bolívar. base misma.
Aquí está presente una de las características El segundo de los arquitectos a los que se
más interesantes de la arquitectura republicana: hizo referencia al comienzo de esta sección,
salvo en muy contados casos, ésta se comporta precede cronológicamente a Gastón Lelarge. Se
con buenas maneras, generando contrastes ar- trata de Mariano Santamaría, bogotano, for-
quitectónicos dentro de cierta limitación a sus mado en París y en Alemania, donde recibió su
propios gestos, mezclando la urbanidad con lo título profesional de arquitecto. Santamaría es
urbanístico. uno de los primeros colombianos, formados en-
Pero la historia incluye también el desa- teramente como arquitectos, a un nivel profesio-
cierto vandálico y la adición estúpida a lo pree- nal equivalente al de sus colegas extranjeros, y
xistente, y el período republicano, por desgra- cuyo tipo es sensiblemente el mismo que todavía
cia, abunda en ambas cosas. En Cartagena, por hoy se está produciendo en el país. Las aptitudes
la época en que Lelarge levantaba la torre de la de Santamaría son menos destacadas que las de
Catedral, apareció Francisco Nordio, quien se- Lelarge, o Cantini, pero superiores a lo eviden-
gún Donaldo Bossa Herazo (10), era "veneciano ciado por un autodidacto como Julián Lombana.
que tenía una carnecería (sic) y acá resultó ar- El historicismo presente en sus obras asume un
quitecto, y perpetró en (el Convento de) San lenguaje expresivo, más pesado, menos imagi-
Agustín lo que a la vista está. (La actual sede nativo que el de Lelarge, y tampoco luce la
de la Universidad de Cartagena, con todos sus precisión y elegancia en los recursos decorativos
horrores). Trató de derribar el claustro, pero que caracteriza la producción de Cantini. Si bien
cuando se convenció de que aquello era difícil Santamaría murió en 1915 sin haber tenido ac-
y costosísimo, determinó agregarle un tercer ceso al gran número de obras desarrolladas por
piso. Otra página de vergüenza de nuestra his- Lombana o Lelarge, dejó, entre otras, el Teatro
toria local". Es posible que el colorido de las Municipal de Bogotá, demolido por orden del
fachadas de la universidad, persistente gracias ingeniero Laureano Gómez en 1948, y la fa-
a los estucados sobre los cuales se pintó, evoque chada de la estación del ferrocarril de la Sabana,
accidentalmente el pasado de carnicería de su en Bogotá (muy alterada actualmente), que fue-
autor, en su inocultable similaridad con los tonos ron razonables muestras de sus posibilidades.
de la costilla cruda o la tocineta. El Teatro Municipal careció, en su interior o su
La época republicana fue las más de las fachada principal, de la elegancia y el vuelo
veces, implacable con la arquitectura colonial decorativo del Teatro Colón, pero es buen tes-
que encontró a su paso. Invocando a veces el timonio de su época, y contribuyó a la vida y
estado ruinoso de las viejas edificaciones, oca- el buen ambiente de un sector de la ciudad pos-
sionado con frecuencia por la propia desidia teriormente desventrado por las demoliciones.
republicana, se mutiló y se derruyó sin piedad. Se le atribuyen a Santamaría muchas resi-
Muchos de los conventos pasados a manos ofi- dencias "lujosas" en Bogotá. Los apellidos de
ciales por el decreto de Mosquera en 1861, su- los propietarios de éstas, Holguín, Umaña, Uri-
frieron las consecuencias de usos para los cuales be, Triana, Kopp, son clara evidencia del papel
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 289

social que alguien como Santamaría, por su ape- tructor español Alejandro Manrique, haría las
llido mismo, estaba llamado a desempeñar en primeras etapas de la fábrica de cerveza de los
la nueva sociedad capitalina. El hijo de una Kopp (Bavaria), a fines del siglo XIX en lo que
familia "bien" era enviado a Europa para su entonces era una barriada extramuros de la ciu-
formación profesional, y luego la casta social dad (actual calle 28) y nadie vería con extrañeza
de sus iguales le encargaría las casas que, ade- la construcción, coetánea a la anterior, de la de
más de albergue, darían status social correcto los señores Kohn (de cerveza), por el mismo
a sus propietarios. La época republicana fue autor, además de la de vidrios y botellas de
ciertamente coherente en su proceder. Nunca se "Fenicia", en pleno barrio de Las Aguas (calles
le pidió a Santamaría que, además, se preocu- 21 y 22), o la de cementos que se instaló por
para por trabajar para una clase social distinta mucho tiempo, carrera de por medio con la es-
de la suya propia. tación del ferrocarril de La Sabana, enfrente de
Al lado de Lelarge, Santamaría trabajó en la Avenida de Colón (actual Avenida Jiménez).
la obra del sector sur del Capitolio Nacional y En la capital republicana del país, el ferrocarril,
dejó buen número de proyectos teóricos, entre los molinos de harina, las fábricas de cemento
ellos un extraño "arco triunfal" que alguien con- o de baldosines, el mercado, el hospital, las
sideró muy necesario en Bogotá -donde los viviendas de clase media, el matadero y la pom-
triunfos festejables no abundan- y que, si bien posa avenida barroca convivían en estrecho ma-
no pasó del dibujo, fue publicado en el Papel ridaje, sin que aparentemente ello implicara gra-
Periódico Ilustrado y mereció una corona de oro ves crisis.
para su autor. Estos eran, sin duda, los dos El remplazo de la arquitectura industrial
mayores premios otorgables en la época, a un de la época republicana ha sido también total.
arquitecto. Aparte de vestigios de interés puramente arqueo-
lógico, sólo restan de ella testimonios gráficos,
Arquitectura industrial: que dan fe de su cruda modestia. Aquí y allá,
la técnica vs. la estética alguna excepción muestra concesiones ocasio-
nales a la posible gracia de las formas, como
Con el auge de los ferrocarriles vino tam- en los primeros tramos de la fábrica Kopp, en
bién el de las industrias. Si bien en los países Bogotá, realizados en su austero lenguaje ba-
europeos y en los Estados Unidos la era de la sado en el uso extensivo del ladrillo a la vista,
revolución industrial fue obviamente el mo- en grandes y masivos detalles que presumible-
mento histórico de la fábrica como elemento mente halagaban la sensibilidad germánica de
urbano omnipresente y dominante, en el caso los propietarios. En un balance final, habría que
colombiano el paso de una economía esencial- abonarle a la época una destreza e imaginación
mente agrícola a una lenta y tímida industriali- singular para resolver los problemas estructura-
zación se habría de reflejar necesariamente en les y técnicos propios de la industria con los
una aparición también tardía de las primeras materiales y recursos locales, las más de las
fábricas "modernas". En la década de 1880 a veces improvisados.
90, habría aquí y allá algunos intentos, como En la arquitectura industrial de la época,
los de las siderúrgicas de La Ferrería (Pacho, como en buena parte de la vivienda, rural y
Cundinamarca), La Pradera (Subachoque, Cun- urbana, resulta clara la percepción del cambio
dinamarca) y Samacá (Boyacá), destinados a histórico a través del uso de los materiales de
tener efímera vida. Al terminar el siglo XIX, y construcción: la teja de barro de los techos y
en particular durante la década económicamente los muros de adobe encalado fueron remplaza-
más estable, de 1900 a 1910, las fábricas de dos por el ladrillo dejado aparente y la teja de
textiles, de cemento, de cerveza, y otras, apare- zinc ondulado. En ambos casos se registra la
cerían en Bogotá, Medellín y los alrededores nueva presencia de la máquina, productora del
de Cali y Barranquilla, de modo estable. Pero ladrillo prensado y la lámina metálica, llegada
no sería propio del período republicano en Co- a la historia colombiana para quedarse, y hacer
lombia un desarrollo fabril muy intenso. Las estragos.
fábricas fueron muchas veces accidentes aisla- En el mismo proceso ingresaban ahora de modo
dos dentro del contexto urbano de las ciudades definitivo otros elementos técnicos que en breve
colombianas. En Bogotá, el ingeniero y cons- lapso serían dominantes en el panorama urbano
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
290

y modelarían nuevamente el rostro de la arqui- tratamiento decorativo del pabellón a Mariano


tectura. Si bien el énfasis formal de la arquitec- Santamaría, otros a Pietro Cantini). Comoquiera
tura republicana fue predominante hacia una que sea, quedó demostrado que era posible re-
presunta culturización de las formas construi- producir portadas y balaustradas renacentistas
das, por el arbitrio de un historicismo más o o de cualquier otra época mediante moldes, con
menos consciente, no es menos cierto que el "entera fidelidad" al modelo escogido, y que el
mismo período propició simultáneamente la frío cemento podía asumir cualquier dúctil be-
aparición y el uso de nuevos materiales sin que lleza, remplazando de paso el enorme costo de
a esto último se sumara un necesario control o la piedra o el ladrillo. No se podría evaluar a
proceso de selección estético. Este es, muy cla- ciencia cierta, por otra parte, cuáles fueron los
ramente, el verdadero "mal del siglo" en la his- efectos en el ámbito local de las enseñanzas
toria de la arquitectura en Colombia: el divorcio culturales de Lorenzo Murat Romero, pero no
muy marcado entre el academismo estetizante cabe la menor duda, sobre el éxito material de
por un lado, y la técnica en estado crudo, por la oscura complicidad entre el repertorio formal
otro. Un ejemplo local ilustra lo anterior: en historicista y el cemento mágico. Por todo el
1897 llega a Bogotá el arquitecto español Lo- país subsisten aún, en los más diversos géneros
renzo Murat Romero. Alfredo Ortega señala esa arquitectónicos, muestras de ese momento his-
benéfica presencia, pues Murat Romero, es tórico en que la época republicana en Colombia
nombrado profesor en la balbuciente "Escuela creyó haber llegado a la solución perfecta para
de Arquitectura" que funcionaba como parte de todos sus problemas: siguiendo las instrucciones
la de Bellas Artes, y en la cual los estudios del Vademécum de don Mauricio Jalvo, y ape-
habían sido hasta la fecha "incompletos", pues lando a todo lo restante en el desván de la his-
faltaba el primordial elemento de una cultura toria, la belleza garantizada iría, de ahora en
propiamente arquitectónica. Murat Romero abre adelante, del brazo de la eficacia utilitaria y la
los ojos de los alumnos a las realidades de la rentabilidad. Por una larga serie de milagros,
historia de las formas construidas, y es para la diminuta estructura en concreto del "Pabellón
ellos la personificación misma de la dimensión de la luz" sobrevive en su parque bogotano, y
intelectual del quehacer arquitectónico. Por otro a poca distancia de él hacía lo propio hasta
lado, poco tiempo antes de 1910 viene al país comienzos de 1979 el primer edificio de varios
otro español (luego de la reapertura del comercio pisos con cimentación y parte de su estructura
con la Madre Patria, durante uno de tantos go- portante en concreto erigido en Bogotá entre
biernos de Rafael Núñez, los españoles reingre- 1919 y 1921), en la esquina suroriental de la
saron a la historia de la arquitectura en Colombia calle 24 y la carrera 7a. Con esa modesta inicia-
de modo notable), el constructor Mauricio Jal- ción, el género de los edificios comerciales pro-
vo, traído por la empresa Cemento Samper, para piamente "modernos" de espíritu pero aún "re-
divulgar y enseñar los usos múltiples del ce- publicanos" por cronología, hace su entrada en
mento y el concreto reforzado. Jalvo es autor la escena de las ciudades colombianas. La acep-
de una publicación titulada Vademécum del Al- tación del nuevo material fue lenta, hasta casi
bañil y Contratista, que aclara aspectos del uso el final de la etapa republicana, cuando muchos
del cemento y el concreto, en preferencia al edificios bancarios y comerciales apelaron al
empleo tradicional de la cal o el yeso. concreto reforzado para obtener alturas de más
de 4 ó 5 pisos, que era el límite práctico de los
En 1910 se realiza en Bogotá una versión muros de carga en ladrillo. Pero en 1923 se
provinciana de las grandes exposiciones interna- inició una significativa obra en Bogotá, para
cionales europeas de una a dos décadas antes, don Pedro A. López, quien escogió una estraté-
y para tan memorable ocasión los señores Sam- gica localización, frente a la gobernación de
per, promueven el empleo de su cemento cons- Cundinamarca, para la sede de su banco, que
truyendo un pabellón llamado "de la luz". Este en corto plazo pasaría a ser propiedad de la
pequeño octógono tendría la virtud de ser ejecu- Nación, con el nombre de Banco de la Repúbli-
tado, decoración incluida, por entero en el nuevo ca. No confió López en el talento local para
material. Para hacerlo estéticamente aceptable, ejecutar con estilo y eficiencia su edificio -cos-
y llamativo a la vista, se apela a la mano de tumbre que aún se practica aquí y allá en el
algún arquitecto (no se conoce a ciencia cierta país- y el proyecto y construcción fueron reali-
el nombre de éste, aunque algunos atribuyen el
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, ¡830-40/1930-35 291

zados por el arquitecto estadounidense Francis bio más similares a los observados para la arqui-
Farrington, a base de una estructura de acero tectura urbana. En primer término habría que
atornillada y revestida en concreto, según los señalar la especial perfección arquitectónica im-
dictámenes reglamentarios norteamericanos de plícita en el arquetipo de la casa de hacienda
la época. La estructura fue importada, al igual colonial, y la consiguiente dificultad para deter-
que otras lo fueron en décadas posteriores, ce- minar una transformación del mismo sin alterar
rrándose este ciclo histórico con la del Banco la delicada relación que plantea entre medio na-
de Bogotá, ya al final de la década de los 50. tural y arquitectura. En segundo término la len-
La solemne pesadez de los cuatro pisos del "Pe- titud con la cual pasa el medio rural colombiano
dro A. López" quizá se deba a que semeja la de una etapa histórica a otra. Así, las adiciones
base de un rascacielos neoyorkino de la época, o transformaciones de época republicana tardan
a la cual jamás se le hubieran construido los mucho más en producirse que en ningún otro
pisos restantes hacia arriba. Pero, ya fueran im- género arquitectónico. Vendría un gradual frac-
portados o "made in Colombia", los edificios cionamiento de las grandes y medianas hacien-
bancarios muy rara vez superaron en la etapa das coloniales, y con él la aparición de casas
republicana (o aun con posteridad a ella), una de campo republicanas que, sin excepción, fue-
medianía apenas pasable. Invadieron los lugares ron siempre inferiores, ambiental y formalmen-
claves del centro de las ciudades e impusieron te, a sus predecesoras coloniales, aunque no
un cierto tono de respetabilidad arquitectónica, exentas, en muchos casos, de un carácter propio
es cierto. Se hizo mención anterior de un caso que también las tornaría históricamente válidas.
fuera de línea, como es el del Banco de la Re- Su nivel cualitativo artesanal es en general, bien
pública de Cartagena, que sería destacable cua- inferior al de la construcción colonial, y menos
litativamente, pero existen muy pocos más que notable el acierto en su localización dentro del
pertenezcan verdaderamente al final de la etapa paisaje circundante.
republicana. Sólo con la recuperación econó- La casa de hacienda republicana resultará
mica posterior entre 1934 y 37 viene la prolife- más alta y desgarbada, más vulgar, si se quiere,
ración real del género, ya en lenguaje de la que su antecesora colonial, menos ceñida a un
arquitectura contemporánea. canon estético y dimensional largamente madu-
rado por la tradición. A su modo, reflejará el
Arquitectura rural republicana proceso histórico trunco y desordenado de la
época republicana, y la búsqueda confusa de un
Los indicios arquitectónicos del cambio so- nuevo rumbo y un nuevo sentido de vida.
cial y económico ocurridos durante el período Ejemplo clásico de ello sería el caso de la
republicano son menos perceptibles que en el hacienda de "Buenavista", en la Sabana de Bo-
caso de las ciudades. La arquitectura popular gotá. La casa republicana (hoy irreconocible,
anónima no es evolutiva en el sentido en que luego de una infortunada "modernización"), fue
lo es la del mundo urbano, y muchas de las obra de Alberto Urdaneta, su dueño. Urdaneta,
causas de cambio político no la afectan directa- nacido en 1845, es un típico hijo del siglo y
mente. En algunas regiones colombianas el in- figura altamente representativa de su grupo so-
dicio morfológico más tangible sería la apari- cial. Descendiente de "buena" familia santafere-
ción del uso de la teja de zinc, traída por los ña, de atractiva figura y amplia celebridad local,
ferrocarriles, como remplazo, cualitativamente fue artista y guerrero amateur, viajero infatiga-
inferior, para las cubiertas en teja, paja o palma, ble, político y hacendado a ratos, (Metíante de
producidas por la artesanía local, o bien, el las artes plásticas y de la arquitectura. Creador
abandono gradual de otros métodos artesanales del Papel Periódico Ilustrado y fundador de la
en favor de pinturas, clavos o maderas produci- Escuela de Bellas Artes de Bogotá, Urdaneta
dos o tratados industrialmente. Esto, sin embar- es el polo opuesto al que representa el encomen-
go, es un efecto de menor cuantía en el período dero español de la Colonia. El siglo XIX, es por
republicano, comparado con lo que va a ocurrir excelencia, la edad de oro del aficionado.
en décadas más recientes. Urdaneta recibe la herencia de "Buenavis-
En el caso del género arquitectónico más ta" y procede a descartar la averiada edificación
destacado en el ámbito rural, el de las casas de colonial existente, para construir en su lugar,
hacienda, habría que registrar procesos de cam- ya no una casa de hacienda sino una residencia
292 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

campestre. Esta, terminada personalmente hacia el obispo y el alcalde, en las ciudades, forman
1872 por su dueño, incorporaba elementos de el dueto más influyente y más poderoso en todos
la era romántica finisecular: acceso principal "a los órdenes existenciales. Esto, naturalmente,
la francesa" en avenida bordeada de pinos, rejas tendrá un reflejo urbanístico y arquitectónico
metálicas en los portales ostentando la cifra del directo.
propietario, cielos rasos en los salones, algunos Aún hoy, el estudio comparativo de las
pintados al fresco por Urdaneta, con más ánimo siluetas urbanas de gran parte de las ciudades
sensacionalista que talento pictórico, y mobilia- intermedias y pueblos o aldeas colombianos re-
rio enteramente traído de Francia. A todo ello, vela que la presencia volumétricamente domi-
es verdad, habría que sumar un esquema arqui- nante es la del templo católico. Sólo la llegada
tectónico basado todavía en el gran patio central del edificio comercial o bancario de más de seis
bordeado de corredores, pues ni aun el esno- u ocho pisos vendrá, en tiempos contemporá-
bismo á la mode de Urdaneta logró apartarlo de neos, a quebrar esa hegemonía urbanística. Pero
la lógica claridad y el respeto a la tradición de hay un abismo cualitativo e ideológico entre el
la casa sabanera hasta el punto de cambiar tam- templo colonial y la iglesia republicana. Coinci-
bién lo esencial en toda arquitectura: el orden den el cura de pueblo y el obispo de capital
y jerarquía de los espacios. departamental en que los nuevos tiempos y la
nueva nacionalidad requieren algo más que la
Arquitectura religiosa severa modestia y el reducido tamaño de las
edificaciones religiosas coloniales, y aprenden
La historia política del siglo XIX divide en a mirarlas con desdén, con abierta hostilidad,
dos grandes vertientes ideológicas a los líderes cuando despiertan a la presencia de una nueva
colombianos, y también a un pueblo dispuesto estética, de una nueva noción del lujo percepti-
a todos los sacrificios imaginables en defensa ble ahora en los buenos burgueses que siguen
de una bandería poco clara para ellos. Las co- viniendo a misa. Ese nuevo historicismo que
rrientes conservadoras o "progresistas" (libera- ostentan en su apariencia las gentes, las casas
les) toman cierto partido respecto de las cuestio- y los edificios oficiales ha de ser eclesiástico
nes religiosas. Los primeros tienden a mantener también, si se quiere que la Iglesia mantenga
incólume el papel social preponderante de la fe su posición y su ascendiente social. Es necesaria
católica, y en el campo opuesto no tardó en una radical actualización de la arquitectura reli-
aflorar el radicalismo anticlerical, las cortapisas giosa, y para ello las iglesitas coloniales son un
legales al monopolio religioso de la educación, estorbo o un serio inconveniente.
o las acciones limitantes del poder socioeconó- El proceso de cambio semeja al ocurrido
mico de la Iglesia. Pero a nivel del pueblo en la arquitectura doméstica. Las litografías im-
raso el ateísmo, la masonería, las actitudes presas en Europa remplazan poco a poco los
librepensantes que se producen entre las cla- ingenuos cuadros coloniales, y llega de Italia el
ses medias burguesas no pasan de ser cosa aje- proceso para fabricar imágenes de santos, vírge-
na y exótica. No han sido vanos tres siglos nes y apóstoles en serie, producidos en yeso,
de religión sin atenuantes, y una enorme masa para sentenciar a muerte la talla artesanal en
popular colombiana sigue yendo todos los do- madera. La producción masiva de objetos litúr-
mingos a misa, durante la cual liberales y con- gicos en materiales baratos masifica su uso en
servadores por igual invocan a Dios. La Iglesia la liturgia y nivela por lo bajo su calidad estética.
católica sobrevive en Colombia a todas las vici- De ahí a desventrar la iglesia colonial para pasar
situdes y guerras civiles del siglo XIX, y al llegar a un enorme edificio en lenguaje neogótico o
el xx, gracias a la providencial intervención de neobizantino, no había más que un paso.
Rafael Núñez, mantiene un considerable ascen- Aún hoy es motivo de asombro el esfuerzo
diente sobre la vida y las opciones morales de arquitectónico que supone erigir no menos de
los colombianos gracias a un concordato con la quinientos templos republicanos en todo el país,
Santa Sede, sin paralelo en el mundo contempo- entre 1845 y 1935. En noventa años se construyó
ráneo. Esta durabilidad, sumada a la del clero tanta o más arquitectura religiosa en el país que
mismo, mantiene a través de la historia del pe- en todos los tres siglos de la Colonia, y esto en
ríodo republicano un orden social en el que el un período marcado por la inestabilidad socio-
cura y el gamonal, en los pueblos pequeños, y política y la pobreza amenazante. Que muchas
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, 1830-40/1930-35 293

de las más pretenciosas iglesias republicanas se Así, por ejemplo, la nueva catedral de
hayan quedado inconclusas era apenas lógico, Buga (Valle del Cauca) tendrá una elevada torre
pero son las menos con respecto al número total que es un asombroso resumen de gran parte de
de las construcciones emprendidas. la historia de la arquitectura, acumulando tramos
El tono general estilístico y el nivel cuali- sucesivos en altura con sabrosa incoherencia.
tativo promedio de esta arquitectura religiosa es En Cartago (Valle del Cauca) o en el pueblo de
confuso y atenuado. Si el esfuerzo constructivo Firavitoba (Boyacá) el eclecticismo en total li-
fue enorme, su inspiración estética no supera lo bertad producirá enormes edificaciones, com-
mediocre, salvo en ocasiones a las cuales se pletamente ajenas a la escala urbana y ambiental
hará referencia más adelante. El género es más del lugar donde se encuentran, con un lenguaje
interesante como fenómeno histórico que como definible tal vez como "superneoclásico" en el
acontecer estilístico, por razones claras: el clero ejemplo vallecaucano, pero no clasificable en
colombiano del siglo XIX y comienzos del XX el caso boyacense, por cuanto allí hay una ima-
tuvo mucha más fe de carbonero que cultura o ginativa mezcla de una fachada neogótica vaga-
talento artístico. Cuando, en unas pocas ocasio- mente francesa, y en su interior se observan
nes convocó para el rito de la arquitectura a un pilastras de índole románica con capiteles del
profesional capaz o sensible, le impuso prejui- Renacimiento español, que soportan bóvedas en
cios estéticos de escaso nivel conceptual, y ladrillo a la manera de la construcción popular
cuando cedió la tarea a constructores rasos o catalana. De uno a otro confín del país es posible
tomó ladrillo y pala en mano, el resultado fue hoy encontrar un interminable catálogo de origi-
en general más estrambótico que otra cosa. nales posturas historicistas y tremendos resulta-
dos consiguientes.
Se hizo mención previamente de algunos Las dos obras más grandes, físicamente,
ejemplos aislados de arquitectura religiosa, y más importantes, cualitativamente, de la época
como son la iglesia de Nuestra Señora de Lour- republicana en arquitectura religiosa son las ca-
des, en Chapinero (Bogotá); de las transforma- tedrales de Villanueva, en Medellín, iniciada a
ciones sufridas por el templo y de las adiciones finales del siglo XIX, y la de Manizales, que
realizadas en San Pedro Claver, en Cartagena, data de la tercera década del presente. La de
de La Veracruz, en Bogotá, y algunos otros Medellín es un vasto edificio que, según la cró-
casos que confirman lo anterior. Cabrían ahora nica local, ostenta, deportivamente, un récord
algunas observaciones adicionales sobre el his- mundial (o por lo menos suramericano) en nú-
toricismo arquitectónico religioso en el país. mero total de ladrillos empleados, y es precedido
En mucho mayor grado que otros géneros en su género solamente por la Basílica de San
arquitectónicos, éste exige una simbología y Pedro, en Roma, en área total construida. El
ambientación estética especial, restringiendo orgullo regional inspirado por el tamaño mismo
por ello mismo el repertorio ecléctico de posible de la obra ha opacado en cierta medida el indu-
aplicación. Continuando la tendencia europea y dable interés arquitectónico que ofrece.
norteamericana de la época, era claro que un La iniciación de las obras, en 1875, se hizo
repaso general de la historia daría como conclu- con planos elaborados por el "ingeniero arqui-
sión que la última época en la cual se creó para tecto" italiano Felipe Crosti, a quien se le debe
la Iglesia católica un eficaz sistema de formas la organización en planta del edificio. Una cosa,
construidas fue durante el período "gótico". En eso sí, era planear el edificio y otra llevarlo a
las grandes catedrales europeas de los siglos XII cabo. Suspendida la obra durante largo tiempo,
a XIV estaba ya creado todo el repertorio de en 1889 llega a Medellín el arquitecto francés
formas, signos y símbolos aptos para vestir la Charles Carré, cuyo papel en la ciudad antio-
nueva época. La nostalgia gótica será el recurso queña sería similar al de Gastón Lelarge en Bo-
universal de la época republicana en arquitectura gotá y Cartagena (11). Carré toma el pie forzado
religiosa. Ocasionalmente algún disidente se in- de la obra iniciada y elabora un nuevo proyecto,
clinaría por una cismática mezcla de motivos por lo que le corresponde el mérito del singular
románicos o bizantinos, y aun neoclásicos, pero carácter espacial del templo. Luego de algo más
esto sería excepcional en el mundo de las más de cuarenta años de esforzada labor se da por
extrañas y singulares versiones locales de lo que terminada la obra. La iglesia emplea evocacio-
se creía en el recetario formal gótico. nes estilísticas más o menos "románicas", y
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
294

pese a su enorme tamaño, no excluye cierto lismo interior le otorgan un carácter en extremo
buen sentido de la escala y las proporciones. vigoroso y surrealista, que perdería sensible-
Una razonable sobriedad decorativa interior mente si algún día llegara a tener un revestimien-
contribuye a otorgarle la calidad ambiental de to. La ingeniosa estructura, en delgadas mem-
la cual carecen conspicuamente muchas iglesias branas que se entrecruzan para evocar las nerva-
de la época. El gran protagonista del templo duras góticas, es una de las más avanzadas y
medellinense es el espacio arquitectónico, por expresivas, en la historia de la arquitectura en
lo que se está ante una de las obras descollantes el país, por cuanto el empleo de tales recursos
del período. Si bien exteriormente el tratamiento en Colombia sólo llega a tener alguna difusión
de los volúmenes es áspero y poco inspirado, veinte a veinticinco años más tarde.
retiene la continuidad textural y cromática del Comparados con estos dos ejemplos, lo res-
interior, y el diestro uso del ladrillo local le tante en arquitectura religiosa republicana en el
confiere gracia y eficacia visual. país parecería un género menor. Aparte de las
Los incendios que destruyeron gran parte infortunadas reformas epidérmicas y pictóricas
de la zona central de Manizales en 1925 y 26 infligidas por el equipo hispanoitaliano de artis-
dieron pie a la necesidad de una catedral que tas encabezados por el obispo Brioschi en la
fuese adecuado coronamiento al agreste lugar catedral de Cartagena, y la acción poco afortu-
ocupado por la ciudad. Se buscó en Francia al nada del pintor Acevedo Bernal para desfigurar
presunto autor para la nueva catedral, mediante la de Tunja, habría que buscar entre los templos
un concurso juzgado por «comerciantes, sacer- de menor cuantía para hallar aportes válidos del
dotes y notables de la época. Fue decisoria la período.
opinión del abogado Emilio Arias Mejía, quien El surrealismo ambiental tiene algunos
dijo que los planos del arquitecto (Auguste) adeptos más. El templo del Carmen, en Bogotá,
Polty eran como los poemas de Julio Flórez y de Pietro Buscaglione, terminado hacia 1927,
los planos de (Paul) Tournon como los de Rubén representa el límite extremo de la exageración
Darío. Como Flórez era más nuestro y más com- cromática y el recargo decorativo a ultranza,
prensible, los planos de Polty eran los indica- tendencia que parece inspirar también la trans-
dos" (12). mutación operada por el ingeniero Arturo Jara-
El triunfo fue del neogótico propuesto por millo en la iglesia de Las Nieves de Bogotá. En
Polty sobre el neobizantino preconizado por ambos casos no se puede evitar la idea de que
Tournon, quien ciertamente alcanzó mayor re- se está bordeando el humorismo arquitectónico,
nombre profesional en Francia que el vencedor así sea de modo involuntario. Existe en ambos
en Manizales. Nadie, a la fecha, ha logrado casos un derroche decorativo que resulta ironi-
aclarar la críptica analogía entre la poética de zante sin proponérselo, y la sensación de que
Julio Flórez y la insólita arquitectura de lo que el arquitecto padecía una forma avanzada de
vino a ser la catedral manizalita. De sí ya era horror vacui, que le impedía pensar siquiera en
extraordinaria la idea de fusionar una planta en superficies o elementos estructurales exentos de
cruz griega con un volumen goticizante, pero "tratamiento". Pero el tono intelectual de la
lo fue aun más la propuesta de continuar la época se refleja en el debate que se adelantó en
tendencia en boga en la época en Francia, el medios "cultos" bogotanos para definir a qué
apelar al concreto reforzado para lograr una es- "estilo" pertenecía el templo del Carmen, sin
tructura que, aunque funcionara internamente que los defensores de un "románicobizantino"
de acuerdo con las reglas del comportamiento llegaran a un acuerdo con los que proponían un
de un material artificial mixto (cemento y me- "gótico sienés influido por la Catedral de Pisa".
tal), permitiera esconder también su agria apa- La originalidad, y tal vez la audacia de la mez-
riencia con un revestimiento en piedra que daría colanza construida estaba escapando ya al sis-
la correcta decoración neogótica. Las realidades tema de referencias estéticas propuestas al co-
presupuestales privaron al edificio de una piel mienzo del período. Y por ello mismo el final
decorativa integral en piedra o granito artificial, del proceso estaba bien a la vista.
que hubiese sido de fabuloso costo, y el aspecto Una rama del mismo árbol no muy recono-
actual de la catedral manizalita es tanto más cida por historiadores y críticos es la arquitec-
original gracias a ese accidente histórico-econó- tura funeraria, que llega a tener auge considera-
mico. Su desnudez e involuntario estructura- ble durante la etapa republicana, y que conserva
La arquitectura y el urbanismo en la época republicana, ¡830-40/1930-35 295

aún, anacrónicamente, no poco del tono ecléc- rios. Sobreviven, entre otros, el Cementerio
tico propio de esa época. Entre otros renglones, Central de Bogotá, con un singular trazado elíp-
explotables económicamente, la época descubre tico para los tramos de bóvedas superpuestas,
el gran negocio de la muerte, y los sepulcros según el plano de época colonial de Pío Domín-
ostentosos, para la clase social alta, harán vecin- guez. La capilla del mismo, muy reformada, es
dad a las bóvedas funerarias apiladas en altura, de Nicolás León (1839), y hacia 1910 Julián
para los pequeños burgueses, en un tétrico re- Lombana, siempre omnipresente en Bogotá, di-
medo de lo que estaba ocurriendo ya en la orga- señó la ominosa entrada existente. No menos
nización urbanística de las ciudades. No se po- interesante, en razón de la importancia masiva
dría hallar un resumen más completo de la época de mausoleos y figuras en mármol (principal-
que uno de los cementerios donde casi todos mente por la familia Mainero) traídos de Italia,
los arquitectos o constructores importantes del es el cementerio del barrio de Manga, en Carta-
período se dieron cita para diseñar o ejecutar gena. Está allí, por así decirlo, la forma final
abundantes panteones o mausoleos en los que del historicismo, vulgarizada para vestir la úl-
podían dar rienda suelta a sus caprichos estilís- tima idea que obsesiona al ser humano, así como
ticos sin temor a reclamos por parte de los usua- a la época romántica que termina: la del más allá.

Notas

1. Citado por J. Villegas y J. Yunis, en La Guerra de los 7. Alfredo Ortega, Arquitectura de Bogotá, Bogotá, 1924.
Mil Días, Bogotá, C. Valencia Editores, 1978.
8. Un corresponsal del diario El Espectador, de Bogotá,
2. Véase, Acuarelas de Mark, Bogotá, edición del Banco afirmaba en 1978, haber visto diplomas de ingeniero y
de la República, 1963. arquitecto en poder de Lelarge, pero en los archivos del
Colegio de Arquitectos de Francia, no figura su nombre
entre los graduados en las promociones de 1870a 1900.
3. Ver descripciones de la época, Carlos Martínez, Bogotá,
reseñada por cronistas y viajeros ilustres, Bogotá, Edic. 9. D. Bossa Herazo, Op. cit.
Escala, 1977.
10. D. Bossa, Herazo, Construcciones, demoliciones, restau-
4. En Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, de J. M. Cor- raciones y remodelaciones en Cartagena de Indias, Car-
dovez Moure, hay numerosas descripciones de ciudades tagena. I975.
y pueblos de todo el país, en la época.
11. Carré, es autor de numerosas obras y gran influencia en
5. D. Bossa Herazo, Construcciones, demoliciones, restau- Medellín. Entre éstas se cuenta el Mercado Central y el
raciones y remodelaciones en Cartagena de Indias, Car- Edificio Carré.
tagena, 1975.
12. D. Castro, "Arquitectura hasta los años 30", en Historia
6. Alfredo Ortega, Arquitectura de Bogotá, Bogotá, 1924. del arte colombiano, Barcelona, Edic. Salvat, 1975.
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
296

Bibliografía
ANDRÉ, EDOUARD y SAFFRAY, CHARLES: Geografía pintoresca de Colombia, Bogotá, Edit.
Arco, 1968.
BOSSA HERAZO, DONALDO: Construcciones, demoliciones, restauraciones y remodelaciones
en Cartagena de Indias, Cartagena, Edic. Gráficas de El Faro, 1975.
CORDOVEZ MOURE, JOSÉ M.: Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, Madrid, Aguilar, 1962.
FORERO, ABELARDO: "El siglo XIX, Galería de sombras", Bogotá, Edic. Banco de Colombia,
1978.
FURNEAUX, ROBERT: Victorian architecture, Londres, Penguin Books, 1966.
GIEDION, SIEGFRIED: Espacio, tiempo y arquitectura, Barcelona, España, Edit. G. Gili, 1968.
GROOT, JOSÉ MANUEL: Historia civil y eclesiástica de Nueva Granada, Bogotá, Edic. Minis-
terio de Educación Nacional, 1953.
LEMAITRE, EDUARDO: Rafael Reyes, Bogotá, Edic. Banco Popular, 1976.
MARTÍNEZ, CARLOS: Bogotá. Sinopsis sobre su evolución urbana, Bogotá, Edic. Escala, 1976.
: Bogotá reseñada por cronistas y viajeros ilustres, Bogotá, Edic. Escala, 1977.
MARK, EDWARD: Acuarelas de Mark, Bogotá, Edic. Banco de la República, 1963.
MOURE, ERNESTO: Estudio de la expresión arquitectónica y urbanística de la época de la
República, 1840-1910, Bogotá, Universidad de los Andes-Instituto Colombiano de Cul-
tura, 1976.
ORTEGA, ALFREDO: Arquitectura de Bogotá, Bogotá, 1924.
ORTEGA RICAURTE, CARMEN: Diccionario de artistas en Colombia, Bogotá, Edic. Celnik,
1965. Bogotá: Plaza & Janés, 1979
URDANETA, ALBERTO: Grabados del Papel Periódico Ilustrado, Bogotá, Edic. Banco de la
República, 1968.
MORENO DE ÁNGEL, PILAR: Alberto Urdaneta, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
Colección Autores Nacionales, 1a serie, 1972.
ROMERO, JOSÉ LUIS: Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Buenos Aires, Edit. Siglo xxi,
1976.
TÉLLEZ, GERMÁN: Crítica e imagen, Bogotá, Edic. Escala, 1978.
WITZLER, ERIC; FONSECA, LORENZO; SALDARRIAGA, ALBERTO: Aspectos de la arquitectura
contemporánea en Colombia, Bogotá, Edic. Centro Colombo-Americano, 1977.

El autor deja expresa constancia de su agradecimiento al arquitecto Carlos Martínez, historiador de la ciudad de
Bogotá, por su invaluable ayuda al suministrar información escrita y oral sobre el período republicano, inexistente
en libros o revistas y corregir con base en su extenso archivo personal, muchas de las atribuciones de obras contenidas
en otras publicaciones y que se han dado a la luz pública frecuentemente de modo erróneo. De igual manera la
arquitecta María V. Vieco de Moure, facilitó importantes datos sobre el período republicano en Medellín.
La actividad artística en el siglo XIX 297

La actividad artística
en el siglo XIX
Eugenio Barney-Cabrera tica y artesanal necesariamente responde a exi-
gencias decorativas en primer término, o de lu-
jos y de suntuosidades aparenciales.
Es arte de encargo, sumiso a los requeri-
mientos del contratista, ostentoso y agradable
o anecdótico y premonitorio en el campo de lo

A ntes de finalizar el siglo XVIII ocurren en


la Nueva Granada graves sucesos que de
alguna manera inciden en la actividad artística.
sagrado y piadoso. Las dimensiones suelen ser
mayores y, si de cuadros de temas religiosos se
trata, inclusive gigantescas (1). Los temas, como
Desde luego, el primer hecho importante es el se ha dicho, reiteran el retrato, así cuando repro-
movimiento comunero, golpe de ola de similares ducen con la mayor fidelidad posible las faccio-
acontecimientos registrados en otras regiones nes y las insignias de los mandantes, como
americanas. Coincidiendo con la rebeldía de Ga- cuando la iconografía del oferente ocupa lugar
lán, a partir de 1781, los fenómenos culturales esquinero, pero visible y soberbio, al pie del
se manifiestan en Santafé de Bogotá con las historiado lienzo religioso.
características propias de la vicecorte ilustrada En cuanto a las artes de la talla y la escul-
que presiden solemnes personajes de doble au- tura, suelen ser suplantadas por la producción
toridad, como fue el caso del arzobispo-virrey de alhajas y objetos rituales, en los cuales los
Caballero y Góngora. plateros y batihojas juntan el tradicional ingenio
De todas maneras, los últimos años del y la paciente labor del gremio, con la expresión
setecientos se caracterizan por la ostentación, decorativa y la riqueza del material que sirve,
los convencionalismos sociales y el decidido entre otras cosas, para deslumhrar desde los al-
poder cortesano. Los artistas pintan con simpli- tares a la pobrecía devota (2).
cidad no exenta de gracia, revistiendo los retra- A contrapelo de aquellas actividades y de
tos de oro y carmesí y exaltando las heráldicas. dichas costumbres, funciona en la Nueva Gra-
Para gobernantes, comerciantes y terratenientes, nada la Expedición Botánica. Como esta institu-
conciben cuadros de temas religiosos, en uno ción es cosa excepcional, aunque paradigmática
de cuyos ángulos, con estudiada modestia apa- del acontecer histórico que toma cuerpo a fines
recen los donantes en piadosas posturas. Estos del siglo XVIII, junto a ella, paralelamente con-
lienzos suelen ser donados a conventos e iglesias. tinúan las viejas costumbres y los usos antañeros
Algunos de menor tamaño se reservan para las que inclusive perdurarán por algún tiempo en
habitaciones particulares o con ellos ornamentan la siguiente centuria. Pero, de todas maneras,
las capillas de las haciendas. La actividad artís- el instituto que dirige José Celestino Mutis inau-
298

gura maneras nuevas que mucho tendrán que en el caso de la Flora, el tema impuesto por
ver con el espíritu del nuevo siglo. Mutis no encuadra en los cánones tradicionales
En relación exclusiva con la actividad artís- por cuanto no era histórico, ni pertenecía a la
tica, la Expedición Botánica, por ejemplo, esta- mitología, ni emanaba de la religión, ni formaba
blece normas antes no conocidas, aunque tam- parte de la anécdota humana.
bién olvidadas ulteriormente. Esos nuevos he- Acaso el hecho de mayor importancia ocu-
chos y normas se resumen así: a) relación laboral rrido con motivo de la experiencia mutisiana,
subordinada no sólo por razones de salario, sino fue la fundación y el funcionamiento de la es-
también por reglamento de índole administrativa cuela de dibujantes. Por primera vez en la Nueva
(jornales, horario de trabajo, ubicación del lugar Granada se registra la existencia de algo similar
de labores, reglamento disciplinario); b) trabajo a una academia de arte. Con la advertencia, eso
en equipo bajo la dependencia científica y admi- sí, de que quienes ingresaban a ella en calidad
nistrativa del director y del mayordomo; c) uti- de aprendices y a título de becados, egresarían
lización de instrumentos y medios de trabajo de como oficiales adscritos a la Expedición y, por
propiedad del instituto y no del aprendiz, oficial ende, subordinados a ella mediante compensa-
o dibujante; d) obligatoria aceptación de temas, ción salarial. No obstante este hecho, la escuela
procedimientos y técnicas; e) el producto artís- de dibujantes que organizó y dirigió el mayor-
tico era propiedad de la institución y su precio domo de la Expedición, el pintor Salvador Rizo,
(el jornal o sueldo del oficial resultaba regulado fue base principal y única experiencia existente
no por unidad, sino por cantidad y calidad de hasta entonces y, durante muchas décadas pos-
trabajo) era fijado tentativamente según la capa- teriores en la Nueva Granada, al servicio del
cidad técnica del artista, pues el salario se cal-
culaba por anualidades aunque se pagara por aprendizaje sistemático de la actividad artística.
mesadas; f) aprendizaje del oficio en escuela Los frutos pedagógicos resultaron, sin em-
fundada para tal efecto y dirigida por uno de bargo menguados y de corta duración. Los alum-
los funcionarios del organismo oficial (el mayor- nos tuvieron que dispersarse con motivo de los
domo y pintor Salvador Rizo); g) aunque el tiempos convulsionados de principios del XIX.
producto era concebido en consideración a di- La práctica mutisiana desapareció sin lograr ma-
mensiones, temas, procedimientos y materiales duración pedagógica ni afianzar sistemas y cos-
obligados, como documento científico, el direc- tumbres que renovasen el ambiente artístico de
tor Mutis fue consciente de que evidentemente la Nueva Granada. Por ello, como luego se ob-
se trataba también de creación artística. servará con mayor detenimiento, durante el pri-
No obstante el hecho últimamente citado, mer tercio del siglo XIX, particularmente, la
pocos fueron los colaboradores de la Flora que confusión bélica y la dramática situación polí-
concibieron aquella labor como actividad crea- tica debilitaron los vínculos existentes entre
dora del arte. Acaso solo fue Mutis quien vis- quienes producían arte y quienes lo adquirían.
lumbró la importancia estética desde el mo- Por aquellas mismas razones de índole socioe-
mento en que sugirió a sus dibujantes que firma- conómica y política los materiales escasearon.
sen con la advertencia de que ellos eran pintores Obra de artistas improvisados que trabajaban
americanos. Pero este desprecio por los valores con elementos y materiales nativos (tierras, co-
estéticos de las láminas botánicas se explica si lores vegetales), y con soportes burdos e inapro-
se recuerda que la materia misma, más que su piados, fue, en consecuencia, el arte.
tratamiento naturalista, se alejaba de modo radi- Con preparados caseros el ingenio criollo
cal de las normas aceptadas tradicionalmente suplió los materiales que en épocas de mayor
como propias del arte. En efecto, según las nor- quietud y bonanza llegaban de ultramar (el
mas que regían y valoraban en aquellos tiempos "ultramar" de América). A propósito, recuér-
el arte, no era lógico concebir, con criterio es- dese que, a su turno, como fue el caso del "azul
tético, el documento científico de la Flora. Em- de La Grita", dichos materiales llegaban en ma-
pero, por otros aspectos se acercaba ese docu- teria prima a Europa, exportados de América
mento a la estética tradicional en cuanto ella (Nueva Granada y Venezuela), que, a su vez,
exigía reproducciones exactas de la naturaleza constituía el "ultramar" del Viejo Mundo, de
y veracidad con relación a las leyes de la pers- donde aquel color tomó el nombre con que se
pectiva, del color, de la luz y del volumen. Pero le conoce generalmente.
La actividad artística en el siglo XIX 299

Finalizada la actividad de la Flora en 1817, laboró en la Expedición Botánica durante 33


los pintores, todavía adscritos a ella, se disper- años; suyas son 216 láminas firmadas y cerca
saron. Los menos, ingresaron a la guerra, los de un centenar más que se le atribuyen. Siendo
más, abrieron "tiendas", como era usual antes muy joven, Mutis lo encuentra en Guaduas y
de finalizar el siglo anterior y en ella volvieron lo envía a Eloy Valenzuela, quien colabora con
a pintar el arte de encargo, pero ahora reducido el director y lo remplaza cuando el sabio gadi-
de tamaño y menguado en calidades, y uno o tano viaja fuera de la sede del instituto botánico.
dos, cambiaron de oficio y entraron al comercio Pocos días después, el mismo Mutis va a Mari-
o a la empleomanía oficial de turno. quita y encuentra que "después del entrena-
Los grupos de pintores adscritos a la Expe- miento a que fue sometido", el alumno ha pro-
dición desde su fundación hasta su final receso gresado; "Me entregué después, -anota en su
(1773-1817), fueron los siguientes: a) Los Fun- diario- a la agradabilísima ocupación de regis-
dadores; b) Los Quiteños; c) Los Popayanejos trar todas las láminas que había trabajado el
y Caucanos, y d) Los aprendices o alumnos de señor Matís, desde fines del año hasta el presente
la Escuela de Dibujo. Estos grupos, individual- día, que con la que actualmente trabaja llegan
mente discriminados, se indican así: a cincuenta y dos. Me fue manifestando mi buen
A) EL GRUPO DE LOS FUNDADORES se sub- amigo y compañero doctor Valenzuela los nom-
divide en los llamados españoles, que fueron dos, bres de las plantas anunciadas en su correspon-
y los granadinos. Aquellos fueron José Calzada dencia y tuve la satisfacción de verlas todas muy
y Sebastián Méndez, alumnos ambos de la Aca- bien trabajadas; de modo que promete este
demia de San Fernando en Madrid; Calzada, nuevo dibujante sacar sus láminas no inferiores
aunque figuró en la nómina y recibió sueldos, a las del señor García" (3).
murió al poco tiempo de ingresar al organismo La Flora es institución académica de in-
mutisiano; de él no se conocen dibujos ni lámi- cuestionable importancia. Su naturaleza didác-
nas. Méndez, de origen peruano, ingresó en tica e investigativa, se cumple de manera armó-
1788 (mes de octubre) y estuvo al servicio de nica y coincidente. En tal virtud, la Expedición
Mutis hasta enero de 1791; se conocen ocho Botánica no sólo realiza de manera cabal los
iconos atribuibles a este pintor, todos ellos de cometidos científicos para los cuales fue creada,
regular calidad. Despedido de la Flora, pintó sino que, adelantándose inclusive al pensa-
para el virrey una "vista" del Salto de Tequen- miento universitario que ahora impera, pero que
dama, acaso la primera que se hiciera de aquel no ha sido puesto en práctica debidamente, to-
accidente. Dos láminas de la Flora aparecen davía conserva vitalidad como ejemplo acadé-
firmadas por Méndez, sin que se distingan de mico. Francisco Javier Matís, mejor que todos
manera particular por su calidad. los otros alumnos de Mutis, consciente de aquel
Los granadinos, en su orden de ingreso, valor docente e investigativo, practicará durante
fueron los siguientes: su larga vida ambas disciplinas con admirable
PABLO ANTONIO GARCÍA (1744-1814). fervor y capacidad científica (4).
Entró a la Flora el 29 de abril de 1783 y se Francisco Javier Matís, botánico proto-
retiró el 15 de diciembre del año siguiente. Fue médico, retratista y dibujante, maestro de juven-
retratista (en el Colegio del Rosario hay un re- tudes en ambas disciplinas, la científica y la
trato de Mutis pintado por García) y también artística, se radicó en Santa Fe de Bogotá desde
hizo pintura religiosa. El apodo de "Marrullas", la fecha de su retiro de la Flora en 1817. Fue,
con que se le conocía, define su carácter y con- pues, venerable prócer de la cultura nacional,
dición humana. La calidad de sus obras es algo a cuya modesta y casi olvidada vida hay que
menos que mediana. Antes de ingresar a la Flo- rendirle constante homenaje de admiración.
ra, pero también bajo la dirección de Mutis, SALVADOR RIZO BLANCO (1762-1816).
pintó y dibujó varios iconos de plantas, insectos Nativo de Mompox, autodidacto como todos
y ofidios de la región de Muzo. Perdidas o no los artistas granadinos, fue contratado por Mutis
identificadas hoy, estas láminas le sirvieron de en 1784; sirve a la Flora desde entonces en
antecedentes para su ingreso a la Expedición versátiles y eficaces funciones hasta 1816. Dibu-
Botánica. jante, pedagogo, mayordomo y albacea de Mu-
FRANCISCO JAVIER MATÍS (1763-1851). tis, Rizo Blanco fue también uno de los pocos
Nacido en la población de Guaduas, Matís co- artistas que, abandonando su actividad profesio-
300 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

nal, ingresa a los ejércitos rebeldes y al servicio Nicolás Cortés, aunque se supone que varias
de ellos muere. Gracias a su habilidad como series le pertenecen.
dibujante, se encarga de pintar y diseñar las F R A N C I S C O JAVIER C O R T É S Y ALCOCER,
plantas de más delicada anatomía y de compleja del mismo origen y familia de los dos anteriores,
estructura, lo mismo que pequeños insectos o fue el único de los hermanos y del grupo de
irisadas mariposas. quiteños que regresó a su país, en donde murió
De Rizo hay firmadas 141 láminas, todas después de 1798. Había ingresado a la Flora en
a color y la mayoría de doble pliego; muchas 1790. Ninguna calidad sobresaliente distingue
más se sospecha que sean de su mano, lo mismo la obra que dejó en los documentos botánicos.
que los retratos de Mutis, hoy en el Conserva- A N T O N I O B A R R I O N U E V O , trabaja en la
torio Nacional de Bogotá, y el de Eloy Valen- Flora 30 años hasta 1817, cuando, liquidada la
zuela; también el que ya se ha identificado como Expedición, muere en Bogotá. Además de los
de Cavavilles, en el cual aparece este botánico iconos botánicos, debió pintar los de temas zoo-
con un ejemplar de Rizoa, en la mano, especie lógicos para ilustrar la obra del naturalista Jorge
así denominada por Mutis en homenaje a su Tadeo Lozano, sobre la fauna de Cundinamarca,
ilustre mayordomo. obra inédita.
El 12 de octubre de 1816 es fusilado por V I C E N T E S Á N C H E Z , llegó a Mariquita,
órdenes de Morillo en Santa Fe de Bogotá. sede de la Flora, en 1787, y trabajó con Mutis
P A B L O C A B A L L E R O . Cartagenero, cuyas hasta 1795; pintó varias láminas de la serie de
fechas de nacimiento y muerte carecen de docu- orquídeas y mestomáceas.
mentación, estuvo solamente 15 días vinculado A N T O N I O de S I L V A . ES mínima la docu-
a la Flora. Precedido de prestigio como pintor mentación que sobre Silva existe, salvo que se
(era conocido como el "Apeles de América"), retiró de la Flora en 1790; suyas son algunas
las obras que de él se conservan no responden láminas sin méritos particulares.
a tan exagerado alias. Entre ellas pueden citarse M A R I A N O de H I N O J O S A , colabora con
una Inmaculada en la Catedral de Bogotá, un Mutis a partir de 1791 hasta 1817. Radicado en
San Telésforo en la Iglesia de la Capuchina y Bogotá, se distingue como miniaturista; recibe
un retrato de Eduardo de Azuola en el Museo aprendices en su taller particular y muere apro-
Nacional de Bogotá. Las 4 láminas firmadas ximadamente en la tercera década del siglo XIX.
por él de la colección botánica tampoco corres- FRANCISCO E S C O B A R Y VILLARREAL,
ponden al prestigio de que gozó el cartagenero. vinculado a la Flora en 1790, permanece en ella
B) Los PINTORES Q U I T E Ñ O S . De los 10 hasta 1817. Firma 89 láminas y muchas más
pintores de origen ecuatoriano contratados por que se le pueden atribuir; hábil dibujante y mi-
Mutis, nueve se radican en la Nueva Granada, nucioso colorista. Se radica en Bogotá, donde
en donde ejercen el oficio de pintores, abriendo trabaja el oficio de pintor.
talleres a la manera tradicional, en los cuales J O S É M A N U E L M A R T Í N E Z , desde 1791,
admiten aprendices, hacen retratos y pintan te- cuando ingresa a la Flora, hasta 1817, cuando
mas religiosos. La nómina de estos artistas há- termina la actividad mutisiana, trabaja al servi-
biles, acuciosos, recursivos, pero de dones crea- cio de aquella institución. Se radica luego en
tivos poco sobresalientes, es la siguiente: Bogotá. Firmadas por Martínez se conocen 103
A N T O N I O C O R T É S Y A L C O C E R , nacido láminas.
en Quito en fecha incierta, muere en Bogotá el M A N U E L R O A L E S . Sólo se conocen lámi-
15 de septiembre de 1813. Ingresa a la Flora nas en blanco y negro y una en color; la icono-
en julio de 1787 y se retira en julio de 1788; grafía botánica en negro del mismo Roales y
en Bogotá ejerce después el comercio y margi- de otros dibujantes, suele ser excelente, aunque
nalmente continúa el oficio artístico. De él se Mutis pagaba salarios inferiores a los dibujantes
conocen un centenar de láminas botánicas y un que no iluminaban. Roales muere en Bogotá en
retrato de Mutis que conserva el Museo Nacional fecha no determinada.
de Bogotá. C) E L G R U P O DE P O P A Y Á N . LOS pintores
NICOLÁS C O R T É S Y A L C O C E R , hermano de la provincia de Popayán contratados por Mu-
del anterior, muere en Bogotá en 1816. Estuvo tis gozan de las mismas habilidades y caracterís-
activo en la Flora desde 1787 hasta el año de ticas que distinguieron a los quiteños; dos artistas
su muerte. Sólo hay 23 iconos firmados por de este grupo sólo se conocen por los recibos
La actividad artística en el siglo XIX 301

de sueldos que firmaron. Uno, Manuel José Gi- cuanto hace relación a las artísticas, cumplió
ronza, llamado por Mutis "el Maestro de Popa- labores heterodoxas. A su lado, como se ha
yán", ingresó a los ejércitos libertadores (1810- visto, en coincidencia temporal con la produc-
1819), y luego abrió taller en Popayán donde ción de los dibujantes de la Flora, continuaba
murió aproximadamente en 1833. Los otros pin- el empobrecido oficio de los artistas ortodoxos;
tores de esta provincia fueron Félix Tello, Nico- pero, también los discípulos de Mutis y de Rizo,
lás José Tolosa, José Antonio Zambrano y otro retirados del instituto científico, volvieron a las
de apellido Valencia, sin documentación especial. viejas prácticas para retomar el hilo de la tradi-
D) APRENDICES Y ALUMNOS DEL UL- ción estética y hacer el arte que "la clientela"
TIMO PERIODO MUTISIANO. Las últimas pro- reclamaba: retratos de reducidas dimensiones y
mociones de artistas fueron neogranadinas. pobres técnicas, miniaturas en cascarillas de
Cinco de ellos ingresaron en Bogotá, cuando marfil, latones y cobres pintados con las imá-
esta ciudad era sede de la Flora en 1798 y se genes de los santos patrones. El arte de antegue-
retiraron en 1811. Estos artistas eran José Joa- rra y el de los tiempos confusos y convulsiona-
quín Pérez, santafereño, José Camilo Quesada, dos de las primeras tres décadas del ochocientos,
caucano, Pedro Advíncula Almanza, José Ma- es, en consecuencia, con la salvedad transitoria
nuel Domínguez y Francisco Manuel Dávila, y excepcional de la Flora, producto tradicional
posiblemente "reinosos" o cundinamarqueses. en cuanto a los temas y motivos, menguados
De ellos sobresalen Almanza, quien alcanzó al- en cuanto a las técnicas y materiales, ingenuo
gún prestigio como miniaturista, y el caucano, y espontáneo en cuanto a la concepción y los
en cuyo honor Mutis inscribió dos géneros con significados estéticos.
el apellido Quesada. De Dávila sólo se conocen
los recibos que firmó para cobrar sueldos.
Después de 1801 y hasta la clausura de la
Expedición en 1817, trabajan en ella los alum-
P rincipia la tercera década del siglo XIX con
el triunfo de la agrupación política que
representa Santander. Cuando el prócer cucute-
nos de Salvador Rizo egresados de la Escuela ño, émulo de Bolívar, regresó del exilio en Eu-
de Dibujo; estos jóvenes dibujantes, 15 en total, ropa, trajo para su casa un juego de truco o
respondieron a los siguientes nombres: José Rai- billar y, como ayuda de campo, al joven e inquieto
mundo Collantes, Francisco Mancera, José An- sobrino de Napoleón, el príncipe Pedro Bonapar-
tonio Lozano, Manuel Collantes Molano, Juan te. También se interesó por el cambio de algunas
Nepomuceno Gutiérrez, Francisco Javier Mar- costumbres sociales, particularmente en el ser-
tínez, Lino José de Acero, Félix Sánchez, Mi- vicio y atención de las casas burguesas. "El,
guel Antonio Sánchez, Agustín Gaitán, Tomás que había sido convidado a las más refinadas
Ayala, Alejo Sáenz, Francisco Cifuentes, N. mesas de la nobleza europea, que había tratado
Parra y N. Moreno. De los dos últimos se des- y aun impresionado a príncipes y señores de
conocen los nombres de pila; Mancera y Lozano abolengo, quería entregar a su huésped, Pedro
debieron gozar de aprecio como dibujantes por- Bonaparte, una grata y digna imagen de las fa-
que fueron señalados para acompañar al sobrino milias granadinas", como lo comenta el mejor
de Mutis, don Sinforoso Mutis, hasta Cuba, en documentado de sus biógrafos (5).
misión oficial. Mancera, sin embargo, cuando El mismo biógrafo dice que el equipaje del
terminaban las actividades de la Flora, se radica prócer era "abundante, de hombre culto y que
en Tunja y ejerce cargos administrativos. Lino había sabido aprovechar las excelencias artísti-
José de Acero, establecido en Bogotá, se destaca cas y espirituales del Viejo Mundo", y que "ve-
como miniaturista y retratista. De los otros poco nían allí cuadros de notables pintores, recuerdos
más se sabe, salvo, acaso, que de ellos pueden de grandes hombres, libros diversos, obsequios
ser numerosos cuadritos piadosos y muchos re- a sus familiares y amigos y un lujoso billar,
tratos anónimos que, encontrándose aquí y allá juego al que era muy aficionado, enriquecido
en todo el territorio de la República, han pasado con preciosas incrustaciones de concha nácar y
de pueblos y haciendas, de conventos e iglesias, preciosa talla" (6). Santander, sin embargo,
al mercado de antigüedades. cuando hace referencia al dicho equipaje, para
En contradicción con las costumbres y la nada menciona los cuadros de "notables pinto-
ideología imperante, la Expedición Botánica en res", ni nadie los ha podido inventariar o iden-
todas sus actividades, pero particularmente en tificar después, salvo uno u otro apunte retratís-
302 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

tico, un busto y acaso la copia del afamado ejemplo, abundó sobre la materia ya decretada
medallón neoclásico que de Santander hizo Pe- por el encargo del poder ejecutivo, doctor José
dro Juan David, escultor pariente de Luis David, Ignacio de Márquez (decreto de mayo 30 de
el pintor retratista de Napoleón. Se dice que los 1832), que trata sobre la fundación del Colegio
virreyes trajeron mobiliarios y pinturas de famo- de La Merced. En octubre 8 de 1836, Santander
sos autores, como fue el caso comprobado de reforma "la organización del colegio", en el sen-
Caballero y Góngora; pero después de Santan- tido de distribuir en cuatro años la enseñanza,
der, todos los prohombres que viajan por una y agrega que ella se contraerá, en los tres últimos
u otra causa a Europa, la mayoría de ellos con años, a lo siguiente: "Elocución castellana, len-
gordas faldriqueras, nunca importaron cosa dis- gua francesa, geografía, costura y bordado, di-
tinta de malas copias, feas porcelanas, cristales bujo de flores". Por medio del artículo 19 se
cursis o retratos hechos por artistas de baja co- advierte que "la enseñanza de música vocal e
tización. Por ello el equipaje de Santander es instrumental (artes en que Santander fue aficio-
sintomático e importante en la tradición cultural nado fervoroso) se dará únicamente a las edu-
hasta ahora no interrumpida de la burguesía co- candas internas" (7).
lombiana. Los pequeños hechos que anteceden En julio 4 de 1838 el gobernante insiste
carecerían de interés, además, si no estuviesen sobre la misma materia, pero deja para el último
directamente relacionados con quien iba otra año "la economía doméstica y el dibujo de flo-
vez a presidir los destinos del país en un período res". "El dibujo de flores" y la copia de láminas
de búsquedas y definiciones nacionalistas, o que famosas, serán temas únicos no sólo en la ense-
así lo parecen. Y porque Santander figura en la ñanza femenina, sino también en la actividad
nómina de próceres fundadores de la República artística de aficionados. Con tal producción las
y es identificado como el personaje que mayor mujeres de la burguesía colombiana asistirán a
influencia ha tenido, en los inicios de ella, en concursos y salones hasta fines del siglo o algo
todo lo que se relaciona con la educación, el más (8). Las raíces de ese gusto, en consecuencia,
gusto y la formación de los partidos políticos y de los amanerados cuadritos con que en lo
que, a partir de entonces se turnan en el gobierno sucesivo se nutrirá la producción artística, se
del país. Pero de inmediato, aquellos pequeños originan en aquella enseñanza que, a falta de
datos son significativos del cambio que, a partir academias, fue la única que tuvo la juventud
de la tercera década del siglo, principia a sentirse colombiana en relación con el arte durante los
en la actividad artística y, por lo tanto, en la primeros sesenta años del siglo. Pues antes,
demanda, en los requerimientos que la burgue- como lo dice José Manuel Restrepo, "las luces
sía granadina, ahora colombiana, hace en cuanto estaban limitadas, por lo general, a los abogados
se refiere al gusto en general y al arte en parti- y a los eclesiásticos seculares y regulares. En
cular. Se añejaron los pergaminos de la guerra las demás profesiones eran bien escasos los co-
de Independencia y los abolengos cobran reno- nocimientos que había...". "No había gusto en
vada importancia en los salones. La soldadesca el adorno y menaje de las casas..." (9).
venezolana, independiente, vive su propia aven-
tura republicana, sin contagiar con soeces pala- Es evidente que la República, desde sus
bras la sutileza del carácter y de la condición inicios, pasados los primeros años convulsiona-
humana de los cundinamarqueses; el Ecuador, dos del siglo XIX, dio impulso a la enseñanza
asimismo, experimenta y sufre propias vicisitu- en general, y algo, al aprendizaje artístico. Se
des históricas, separado de la criolla metrópoli menciona aquí, como es obvio, la enseñanza
santafereña, de manera que acá, los antiguos reglamentada por el Estado; se omiten por el
"reinosos" y algunos hombres de "tierra calien- carácter ocasional y aleatorio, la Escuela de Di-
te", pueden hacer su "república" sin interferen- bujo, de la Flora -caso de excepción ya mencio-
cias incómodas. nado- y el aprendizaje en los talleres y tiendas,
donde cumplían su oficio semiartesanal y se-
Dentro de este orden de hechos históricos miartístico los pintores y escultores de mayor
hay que recordar, para mejor comprender el pa- prestigio. Se trataba de talleres similares a los
norama de la ideología en imágenes, que el que tuvieron en su tiempo, durante los varios
presidente Santander introdujo en la enseñanza períodos del siglo XVIII. En ellos también traba-
pública, tal vez como consecuencia de sus expe- jaron García y Caballero, los dos pintores de
riencias en Europa, algunos cambios. Así, por fugaces experiencias en la Expedición Botánica,
La actividad artística en el siglo XIX 303

y los Figueroas (Pedro José y sus hijos) del siglo mente imitaban, mediante equívocos signos, las
XIX, como se les suele denominar para distin- heráldicas antañeras. Paradigma y ejemplo de
guirlos de aquellos que con el mismo apellido las características que se dejan esbozadas, es el
estuvieron activos en el siglo XVII. Los nuevos retrato de Simón Bolívar, con la india desnuda
tiempos trajeron diferentes necesidades y otras que porta un carcaj de flechas nativas, y que
modas que asimismo respondían al requeri- pintado en el taller de Pedro José Figueroa, hoy
miento de la vanidad humana; cambió el mer- es propiedad de la Quinta de Bolívar. Del mismo
cado artístico, pero no los significativos ni hubo taller y ya de la propia mano de Pedro José
variantes estéticas. Es decir, que fue igual la Figueroa o, algunos, con la colaboración de sus
ideología en imágenes. hijos, son los retratos de casaca roja, o "retratos
Globalmente mencionados los cambios, se rojos", como se los suele llamar, de Bolívar y
puede decir que si durante la Colonia la clientela de Santander, en diferentes tamaños, repetidos
tradicional (conventos, iglesias, comerciantes, del mismo modelo, unos en medallón y otros en
gobernantes, etc.), exigía grandes dimensiones rectángulo vertical que por fortuna, se conservan
y ostentación cromática, obtenida a base de ma- casi todos en el Museo Nacional de Bogotá (10).
teriales generalmente importados de Europa, en El ambiente bélico y la moral del triunfo
cambio, durante los primeros años de la Repú- impusieron durante los primeros treinta años el
blica, y particularmente en los tiempos convul- culto a los héroes máximos; después de la desin-
sionados de las guerras, la clientela quedó redu- tegración, cuando de uno salieron tres Estados
cida a curas empobrecidos, a parroquias abando- de independientes convulsiones políticas, en
nadas, a terratenientes con menguadas produc- Colombia aumentó la clientela de casacas civi-
ciones, aunque con nuevos poderes y blasones les. El arte tuvo que atender esta nueva demanda
reverdecidos. Por otra parte, recuérdese que, apresuradamente. Junto con los cuadritos de San
cerradas las fronteras de importación y exporta- Antonio y las estatuillas de Santa Bárbara, junto
ción, inclusive las muy fluidas del contrabando a la gigantesca efigie de San Cristóbal que toda-
o del comercio ilícito, de profunda capilaridad vía guardaba los zaguanes santafereños, fue pre-
en tiempos coloniales, los materiales que de ciso hacer retratos, muchos retratos de señores
Europa venían procesados, desaparecieron del comerciantes, de abogados y políticos, de da-
comercio, por lo cual los artistas debieron agu- mas y señoritas en vísperas de contraer matrimo-
dizar el ingenio y volver a experiencias de origen nio, de niños, inclusive, a quienes ya la muelle
nativo, con el fin de preparar los colores y los cuna los preparaba para blandos sillones de man-
soportes en la "cocina" del propio taller. En do. Los artistas, egresados de la Flora, o los
virtud de estos factores, de causalidad inmediata que persistieron en sus talleres particulares como
aunque no exclusiva, el gusto de la clientela los Figueroas, ayudándose económicamente con
republicana tuvo que satisfacerse con un arte destinos y colocaciones que iglesias y conventos
menor (menor en tamaño y en valores decorati- les brindaban (11), se dedicaron a la pintura de
vos y técnicos), de rápida y económica hechura, miniaturas. Junto con ellos, y respondiendo a
de barata ostentación. Los amarillos terrosos una demanda más exigente, José María Espi-
remplazaron a los oros antañeros, de las casacas nosa dibujaba la serie de proceres criollos que,
y las heráldicas, y el retrato individual predomi- enviados a Francia en papel azul de carta, allá
nó, como es natural, en un ambiente donde asi- eran retocados por los dibujantes de servicio de
mismo proliferaban las individualidades que es- los litógrafos, regresando a Colombia, bizarros
trenaban poderes, y exhibían sus recientes aven- y elegantes, uniformados de oficiales vieneses,
turas y hazañas bélicas; los uniformes de los en pequeños retratos litografiados que, de paso,
soldados de la República buscaron modelos en le dieron fama a Espinosa, no sólo de pintor de
Francia y en Viena, y los próceres, puestos de próceres, sino de atildado dibujante clásico. Es-
perfil neoclásico como en el medallón de San- pinosa ciertamente fue excelente dibujante auto-
tander, que le hizo David D'Angers, pudieron didacto; con su "barrita china", dejó bocetos
ocultar los ancestros del criollaje étnico. Ade- admirables que nunca sus contemporáneos pu-
más, al lado de estos cambios y del nuevo ves- dieron comprender y que con ulterioridad los
tuario, se pusieron como añadidura y al descui- historiadores y críticos del arte, inspirados en
do, los escudos de armas y las insignias que, caducos conceptos académicos, tampoco han
por el pretexto de honrar a la República, simple- podido valorar.
Nueva Historia de Colombia Vol. 2
304

La miniatura, entonces, lo mismo que re- casas particulares. Los pintores, otra vez, reque-
tratos litografiados en medio pliego con las dis- ridos por las nuevas órdenes, pintan en tamaños
frazadas efigies de los proceres, son expresiones grandes y piensan en las alegorías antiguas y
del arte impuestas por la ideología burguesa. en mitos griegos y latinos, para mejor satisfacer
Pero como, por otra parte, en Colombia no exis- los gustos de la época. Pasada de moda la minia-
tieron academias en donde hubieran podido tura y olvidada la serie iconografía de próceres,
aprender las reglas del arte, estos artistas fueron dibujados por Espinosa y retocados en Francia,
todos improvisados, incompletos, hábiles en el el retrato y el símbolo de poder y de riqueza
manejo de los pobres recursos técnicos y maes- exige de nuevo tamaños o dimensiones mayores.
tros que, de manera versátil e inconstante, se Espinosa, que se había especializado, al pare-
veían forzados a cambiar de oficio, alternando cer, en recordar la iconografía de los soldados
con otros trabajos y labores, la actividad por la de la Independencia, anónimos y caudillos, cosa
que sentían mejores inclinaciones. que hacía con su "barrita de tinta china" en
En la misma época convulsionada de la hojas azules de carta, en apuntes y modestos
fundación republicana, esto es, durante los bocetos, recibe el encargo de pintar un Santan-
treinta primeros años del siglo XIX, además de der gigantesco. En 1856, en efecto, hace aquel
los Figueroas y de Espinosa, rápidamente men- retrato que hoy conserva el Museo Nacional de
cionados ya, estuvieron activos varios artistas Bogotá, y cuyas dimensiones son insólitas en
de diferente mérito. No sólo los pintores y mi- comparación con las usuales hasta entonces: 227
niaturistas, como García Hevia o Groot, o los x 147 cm. Antes, L. García Hevia había pintado
retratistas y costumbristas como Torres Méndez, en lienzo en grandes dimensiones, en 1841, "La
sino también aquellos artistas que, ocultos en muerte del General Santander" (2.05 x 1.63).
la empleomanía oficial de ambos regímenes, el Dimensiones similares sólo se utilizarán des-
sustituido y el republicano, cumplieron labores pués, cuando finalice el siglo, y las burguesías
de grabadores en la Casa de Moneda. De allí y grupos de gobernantes importan nuevas exi-
salieron después, algunos de ellos, para intrigar gencias decorativas. Garay, por ejemplo, será
nuevos destinos o para buscar "la vida", según el pintor oficial por excelencia, y sus retratos
se dice, en la práctica de la miniatura que tan de Núñez y de Sanclemente, por el mérito del
en boga estuvo durante aquellas décadas del tamaño, ocuparán posición sobresaliente en ese
siglo. ciclo anquilosado de la actividad artística.
En la Casa de Moneda, los grabadores pre- La primera mitad del siglo XIX, es, pues,
paraban los sellos y patrones o troqueles con la de confusas y contradictorias expresiones en re-
efigie de los reyes y los signos del poder mone- lación con el proceso del gusto y con la actividad
tario. Algunos de ellos aprendieron a fijar en artística. La naturaleza del arte puede estar com-
los troqueles la imagen de Bolívar o de Santan- puesta de mezclas y vicisitudes, de ofuscante
der, y otros fundaron talleres propios en los contradicción, confundiéndose en malas imita-
cuales admitieron aprendices. De estos talleres ciones neoclásicas de tardío trasplante, caricatu-
y con la inspiración de algunos grabadores de rizadas por lo tanto, débiles y equívocas, sin
la Casa de Moneda, salieron las primeras cari- que de todo ello esté ausente el golpe de ola
caturas del tema político que se conocen en la romántica que tercamente horada las rocas de
historia colombiana. Ese fue el caso de la lito- la burguesía criolla.
grafía de Carlos Casar de Molina, quien, reti- Todo este ambiente se refleja en las cos-
rado a Cartagena, después de ver fracasar la tumbres. José María Cordovez, por ejemplo,
empresa litográfica en Bogotá, enseñó a José habla de los "canapés de dos brazos en forma
María Núñez, quien concibió varias caricaturas de S, sin resortes y forrados de filipichín de
encaminadas a combatir al general Santander. Murcia; mesitas de nogal, Luis xv, en que se
En la cuarta década del siglo la República ponían floreros de yeso bronceado con frutas
se consolida utilizando todavía las tradiciones que se copiaban de los colores naturales"; re-
españolas. Los señores de las provincias consti- cuerda asimismo "las estatuas de yeso que repre-
tuyen poderes caudillescos. Estos caudillos de sentaban la noche y el día, con un candelero en
casaca y espada, necesitan dejar el testimonio la mano..."; y también cita las "vitelas en las
gráfico y plástico de sus hazañas y de sus per- paredes de asuntos mitológicos y episodios de
sonalidades en los salones oficiales y en las la historia de H. Cortés" (12).
La actividad artística en el siglo XIX 305

Don Ricardo Silva recuerda que el ajuar dicional del arte. Nada pasó ante sus ojos, ni
de las salas se completaba con "cuatro láminas guerras, ni luchas políticas, ni cambios en los
que representaban pasajes de Telémaco" (13). A gustos, de nuevos nombres en el gobierno, que
su turno, Ignacio Gutiérrez Ponce, aunque ad- les hiciera variar la práctica usual. Si unas veces
vierte que "por lo que toca a las costumbres, Santa pintaron para los conventos e iglesias y para los
Fe no había cambiado de manera radical desde postreros mandatarios españoles, otras recibie-
el siglo XVII", salvo en detalles de comida, en la ron contratos de boliviarianos y en no pocas
octava década del siglo observa que "todo ha cam- de santanderistas. Atendían a los unos y a los
biado mucho por efecto de los frecuentes viajes otros sin que, al menos en apariencia, les impor-
a Europa, y en particular a Francia" (14). tasen los cambios políticos.
Aquel ambiente parece reflejado en el Te- PEDRO J O S É FIGUEROA (muere en 1838,
lón de Boca del Coliseo de Santa Fe que en fecha de nacimiento sin documentar). Fue el
1840 pintó don Eladio Vergara, buen señor afi- fundador de la familia y el maestro de otros
cionado al arte. La importancia de la obra la muchos pintores de principios del siglo. Además
encomia Cordovez al decir que el dicho telón de la pintura anónima que se le puede atribuir,
"era el mejor que se hubiera visto en nuestros se conocen de Pedro José varios retratos como
teatros" y que "con igual validez estética conti- el de fray Fernando del Portillo, el del canónigo
nuaba cincuenta años después" de que don Ela- Duquesne, el del arzobispo Fernando Caicedo
dio lo pintara (15). El telón vale la pena recordar- y Flórez, y otros. También hizo los retratos de
lo, porque con su alegoría ilustraba toda la época oidores y del virrey Amar y Borbón, por donde
de que aquí se trata, "representaba en la parte se ve que Pedro José gozaba de prestigio antes
alta el caballo «Pegaso», hendiendo con el casco de 1810. Después de 1821 pinta el retrato de
la roca de la cual brotaba una fuente; en el Bolívar que servirá de base para que él mismo
centro, Apolo con las musas; en medio un ameno y luego sus hijos repitan la iconografía del Li-
valle y varias otras figuras alegóricas; a un lado, bertador.
en letras blancas romanas, la octava real com- JOSÉ MIGUEL FIGUEROA, muere en Bo-
puesta por el que más tarde fue General don gotá el 12 de noviembre de 1874, después de
Vicente Gutiérrez de Piñeres", cuyos dos últi- una larga vida dedicada al oficio de pintor retra-
mos versos, dignos del pincel de don Eladio, tista y de temas religiosos. Su fecha de naci-
repicaban así: "El alado corcel conduce el coro/ miento no está documentada. Entre los retratos
y con su inspiración resuena el foro" (16). pintados por José Miguel figura el que hizo el
Se vivía de alegorías; los artistas recorda- arzobispo Manuel José Mosquera en 1842, fir-
ban toda suerte de mitos y de leyendas antiguas mado por el autor, aunque ha figurado como de
para mejor ilustrar con ellos las hazañas de los autor anónimo en el No. 544 de C. del Museo
nuevos próceres y prohombres republicanos. Nacional. También en este museo figura como
Particularmente con tales temas y con festones anónimo un retrato de Bolívar, pintado en óvalo,
y coronas de flores de yeso, con acantos de de 0.471/2 por 0.38 cms., y que evidentemente
escayola pintarrajeada, se ornamentaban los sa- fue pintado por José Miguel, siendo el mismo
lones y zaguanes e inclusive los interiores de a que hace referencia Urdaneta en Esjematolo-
las habitaciones privadas y el ambiente de los gía (17).
edificios públicos. Fue algo así como un anti- De tema religioso son varios cuadros pin-
cipo del pop-art y de sus ulteriores derivados tados por José Miguel Figueroa. Mas entre ellos
colonizantes que en el siglo de ahora tanto se sobresalen por la naturaleza misma del motivo
han visto en salones y galerías de Colombia y y por los valores decorativos, pero severos y
América. adecuados al motivo, la serie de Monjas Muertas
Los artistas activos o que principiaron su del Convento de Santa Inés, infortunadamente
aprendizaje artístico durante esta primera mitad en poder de mercaderes del arte que las han
del siglo XIX y que, de una manera u otra, sacado del país. La obra de José Miguel resulta
expresaron y comunicaron con su arte la realidad más cuidadosa y de acabados técnicos mejor
social contemporánea, fueron los siguientes: estudiados que los que se observan en la pintura
Los FIGUEROA DEL SIGLO XIX. Esta fami- del progenitor Pedro José, maestro que fue de
lia se asemeja en cuanto a la práctica, porque todos sus hijos y de otros pintores que, como
continuaron todos sus miembros la actividad tra- Groot, sobresalieron más tarde.
Nueva Historia de Colombia, Vol, 2
306

Los otros hijos de Pedro José Figueroa fue- siones y circunstancias políticas y bélicas, pa-
ron Celestino, quien muere en 1870, y Santos sando de un gobierno al otro sin reatos ni mayo-
Figueroa, quien estuvo activo hasta finalizar el res problemas. Durante la República continúa
siglo. CELESTINO, lo mismo que José Miguel, en el mismo oficio.
copió varias veces retratos de Bolívar de los que TOMÁS BENITO DE MIRANDA (1755-1820
fue autor original su padre Pedro José y se dis- aprox., en Bogotá), como el anterior, fue graba-
tinguió además como retratista de personajes dor de la Casa de Moneda, pero nunca renegó
contemporáneos (Pedro Francisco Marcallo, el de sus convicciones realistas. Así de este graba-
arzobispo Cuero y Caicedo, etc.). Pero parece dor, como de Lozada y de García de Tejada,
que su principal labor fue la pedagógica que deben de ser los troqueles y matrices que se
cumplió, como era tradicional, desde su taller conservan en el Museo Nacional, pero cuya
de pintor. Entre otros aprendices tuvo a Alberto identificación es algo menos que imposible.
Urdaneta, quien más tarde lo recordaba con ca- CARLOS CASAR DE MOLINA, maestro de
riño y admiración. grabadores y de litógrafos republicanos, fue con-
SANTOS FIGUEROA, en cambio, practica tratado por el embajador Zea, en Londres, en
la ilustración, actividad novedosa, en verdad, 1823, para que montase, organizase y dirigiese
para su tiempo. Se recuerda que como ilustrador el taller de litografía oficial, donde se imprimirían
y diseñador, a la vez que en funciones de editor, los papeles de la Nueva República. Empero, por
colabora con Javier y Francisco José de Vergara causa de los muchos avatares económicos y po-
en 1881, publicando almanaques y guías de in- líticos, tal intento resultó frustrado a la postre;
formación general. entonces Molina viaja a Cartagena y allí abre
Además de los Figueroas, estuvieron acti- un taller propio donde, por cierto, se imprimen
vos durante las cuatro primeras décadas del siglo las primeras caricaturas políticas, en este caso,
los grabadores de la Casa de Moneda y otros contra Santander, y de las que fue autor el dibu-
artistas que, lo mismo que Pedro José Figueroa jante José María Núñez. Carlos Casar de Moli-
y sus hijos, trabajando en talleres con muchas na, regresa a Bogotá, donde muere en 1878 (18).
vicisitudes económicas, sin escuela y sin mate- Si de grupo pudiera tratarse en relación con
riales superaron estos avatares de la época sin la miniatura, habría que citar a todos los artistas
alcanzar, empero, posiciones sobresalientes en activos en los primeros cincuenta años del siglo.
la actividad artística. Entre otros, de igual o Desde los citados Figueroas hasta los grabadores
similar talento, hay que mencionar a los siguien- de la Casa de Moneda y el litógrafo Casar de
tes: Molina, sin exclusión alguna, toda persona que
JOAQUÍN SANTIBÁÑEZ, caleño, nacido en tuviese habilidad en el manejo del dibujo y del
1769 y muerto en 1864. Se conocen varios re- color, se sentía obligada a ensayar la miniatura.
tratos de pobre calidad, como uno del Liberta- El mismo general Santander viajó a Europa con
dor, otro de José Ignacio Ortiz y uno más del Francisco Evangelista González, servidor leal
general Eusebio Borrero, que se encuentra en y amigo del desterrado, a quien acompaña du-
el Museo Nacional (Nro. 345 C.M.N.), firmado rante el exilio y que, aficionado a la pintura,
y pintado en 1845. pinta algunas miniaturas de Santander (19).
JUSTO PASTOR LOZADA, muerto en Bo- «Por ello puede afirmarse, sin temor a
gotá en 1885, fecha de nacimiento sin documen- errar, que ninguno de los artistas de la época
tar. Versátil e inquieto personaje, como artista dejó de practicar la miniatura. En tiempo en que
trabajó la litografía, fue miniaturista y retratista la fotografía no existía y el daguerrotipo era
y acaso el único artista del siglo XIX que inter- extraño o demasiado costoso y poco lisonjero,
vino activamente en las luchas políticas. la miniatura estaba llamada a ocupar primerí-
PIO DOMÍNGUEZ DEL CASTILLO, activo a simo lugar en la solicitud y el reclamo de damas
partir de 1830, adquirió fama como miniaturista. y caballeros ansiosos de que sus efigies, ideali-
Su profesión u oficio principal fue la milicia, zadas por el artista al gusto de la clientela, per-
en la cual ejerció de cartógrafo y diseñador de durasen como signos de elegancia, muestra de
fortalezas y puentes. prosapia, cifra de distinción y lisonjero recuerdo
ANSELMO GARCÍA DE TEJADA (1785- de juventud» (20).
1858), grabador de la Casa de Moneda de Bo- Una lista incompleta estaría, además de
gotá, estuvo al servicio de ella en todas las oca- los Figueroas, formada por los miniaturistas Lu-
La actividad artística en el siglo XIX
307

cas Torríjos (octubre 18 de 1814-188?); Rafael del mismo prócer, se deben mencionar dos au-
María Gaitán, quien muere en 1846; Justo Pastor torretratos, las efigies familiares y el sugestivo
tozada, ya mencionado; José Manuel Groot boceto retratístico de Francisco Javier Matis,
(1800-1878); Manuel D. Carvajal (fechas no que es certera interpretación biográfica y artís-
documentadas, pero activo durante las campa- tica del botánico.
ñas políticas y el exilio al Perú del general José El segundo tema mencionado lo integran
María Obando): José Gabriel Tatís (1813-1885) las ocho batallas y acciones de guerra en que
y toda la nómina de extranjeros radicados o intervino el autor y una más sobre la "acción
transeúntes que, junto con el tratamiento del de Boyacá". Este grupo de pinturas al óleo sobre
paisaje y de los temas "típicos", hicieron minia- tela, fue concebido por Espinosa en 1872 con
turas de personajes colombianos. el fin de cumplir una solicitud del gobierno na-
Sobresalen, entre todos, ya por sus propios cional que estaba interesado, como sucedía en
méritos como miniaturistas, ya por el evidente otros países americanos, en ilustrar la guerra de
talento de pintores y dibujantes, ya por haber liberación con "blasones democráticos". El
alcanzado otras etapas en el desarrollo de la asunto de las batallas es de carácter anecdótico.
actividad artística, Luis García Hevia, José Ma- El artista reproduce episodios que ocurren al
ría Espinosa y Ramón Torres Méndez. Los tres margen de la escaramuza bélica; estas "anécdo-
constituyen nómina aislada, como artistas repre- tas pintadas" podrían servir de ilustraciones a
sentativos del siglo; con evidente talento, los las "memorias" que Espinosa dictó a su amigo
tres pintaron obras de notoria perdurabilidad y José Caicedo Rojas, y que fueron editadas en
trascendencia. 1876 en Bogotá. En las Memorias y en las ba-
Hombres de dos épocas, o mejor aún, de tallas, Espinosa demuestra, entre otras cosas,
tiempos de transición, Espinosa, García Hevia de qué manera admirable conservó hasta la vejez
y Torres Méndez, así pueden figurar antes o la lucidez intelectual de que gozó durante toda
después de la mitad del siglo, pues en ambas su larga vida.
mitades expresan y comunican la realidad cir- Sin embargo, son los retratos y dibujos de
cundante con la misma genuina actividad artís- próceres los que, en serie reproducida infinidad
tica; sin embargo, así sea por razones de edad, de veces, le dieron fama y prestigio al pintor
el pensamiento y la acción de los tres se relacio- bogotano. Cuestión explicable, dentro de las
nan mejor con los primeros cinco años del siglo. tendencias contemporáneas, si se recuerda que
JOSÉ MARÍA ESPINOSA (1796-1883), el la iconografía de próceres, abocetada por Espi-
mayor de los tres, hizo la guerra del Sur como nosa, respondió, en primer término, a la nece-
abanderado de Antonio Nariño. En 1819 se re- sidad de magnificar a los oficiales de la guerra,
tira del ejército y de manera definitiva se radica dándoles calidades proceras y presencias clási-
en Bogotá, donde ejerce el aprendizaje artístico, cas; en segundo lugar, porque aquellos bocetos,
a base de voluntad y disciplina. A partir de concebidos y trazados por Espinosa "con la ba-
entonces y hasta la muerte, a los 87 años, la rrita de tinta china", o en apuntes iluminados,
producción artística de Espinosa cubre todos los en pequeñas hojas de papel de carta, sufrieron
motivos usuales: retratos, miniaturas, dibujos retoque definitivo en los talleres de Leveillé,
costumbristas, apuntes callejeros, obras de tema Daveria y Lemoine, en Francia, de manos de
religioso, óleos recordatorios de acciones de dibujantes expertos y de hábiles litógrafos. Así,
guerra, caricaturas, documentos típicos, etc. de Europa regresaron estos bocetos con "traje
Pero hay dos temas que sobresalen y que, resuel- nuevo" y con facciones clásicas, para mejor
tos aparentemente con calidades distintas, iden- honra del pintor y del héroe disfrazado de oficial
tifican y resumen la totalidad del arte concebido vienés.
por el ilustre bogotano. El primero lo integra la Las batallas criollas, por fortuna, no sufrie-
serie de dibujos, aguadas, acuarelas y miniaturas ron retoques. Cuando Espinosa las pintó trans-
sobre marfil; en la mayoría de los casos se trata currían otros tiempos y la Nación, presidida por
de retratos de próceres y de personajes republi- radicales y románticos de nueva ola, no reque-
canos. Tal serie, por lo menos en lo mejor y rían de héroes individuales; anhelaban, en cam-
más abundante, se puede datar entre 1820 y bio, historias legendarias, con acciones de gue-
1850 y, en particular, en 1830. Además de la rra en las que masivamente interviniera el pueblo
contra la reacción. La moda consistía en popu-
miniatura del Libertador y de dos apuntes a lápiz
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
308

lanzar la Independencia. Empero, Espinosa no grandes pintores del siglo XIX en Colombia. La
dio para tanto, porque ni él estudió en acade- asiduidad en el oficio artístico, la facilidad con
mias, ni los políticos que gobernaban pensaban que aprendió ese oficio, practicándolo y varián-
en acciones folclóricas, sino en alegorías clási- dolo de acuerdo con las necesidades, la capaci-
cas, o en trincheras callejeras con heroicos ora- dad como retratista y miniaturista y, desde lue-
dores como en la "Comuna Francesa". Los cua- go, el hacer costumbrismo, moda y ejercicio
dritos de Espinosa, pintados al óleo, no se pu- cotidiano de todos los artistas contemporáneos
dieron transformar ni retocar a la manera de las suyos y no evento exclusivo de Torres Méndez,
series iconográficas; por ello permanecieron son todas condiciones y cualidades que distin-
algo menos que olvidadas estas batallas, mien- guen a este pintor y permiten juzgarlo histórica-
tras críticos e historiadores han insistido en cla- mente como a un realista que supo expresar y
sificarlas como obra senil, y por lo tanto, desi- comunicar, con habilidad y talento, la realidad
gual y menguada del pintor. Pero a Espinosa, de su propia contemporaneidad.
con los bocetos de héroes y con las acciones de LUIS GARCÍA HEVIA (1816-1887), apren-
guerra, puede calificársele como pintor y dibu- diz en el taller de Pedro José Figueroa, García
jante de excelentes calidades, acaso el de mayor Hevia conservó el amaneramiento propio de
talento, aunque no el de mejores conocimientos aquel maestro y de su famoso taller. La planime-
técnicos del siglo XIX. tría cromática, la dureza dibujística, la frontali-
RAMÓN TORRES MÉNDEZ (1808-1885), dad de las figuras o el forzado perfil de los
transcurre el siglo, cambian las costumbres, retratos, se conservan en la obra de García He-
otros intereses y distintas técnicas llaman la via. Pero, por otra parte, este singular artista
atención de las gentes, las guerras civiles se alcanzó a entrever en los últimos años de su
suceden, alternan los partidos políticos en el actividad, la presencia de otras tendencias, dife-
poder; van y vienen los viajeros y Ramón Torres rentes de las neoclásicas que heredaron los repu-
Méndez sigue apegado a las tradiciones, sencillo blicanos de los tiempos coloniales. Asimila, en
en las propias costumbres, ejercitándose en el efecto, sin guías ni enseñanzas, las fuerzas de
oficio que cada vez practica mejor, sedentario la escuela que, con exageración, ha dado en
en cuanto le sea posible, dedicado a su taller llamarse "academia" y con la cual se despide
en donde cumple los contratos que la fiel clien- el siglo XIX para introducirse equívocamente,
tela le exige. Ningún artista del siglo XIX recuer- en la siguiente centuria, con maneras y modas
da, por sus costumbres y con su proceder, la de confusa asimilación estética.
manera como trabajaban y vivían y la clase a Entre estas dos corrientes, sin embargo, a
que pertenecían los artistas coloniales, como García Hevia lo rozó el romanticismo criollo
este modesto bogotano que en el siglo XIX hizo que a mitad de siglo invadió huracanadamente
lo que había que hacer: miniaturas, retratos de todos los estadios americanos. Pero como, por
encargo, grandes y feas alegorías, cuadros reli- otra parte, su aprendizaje artístico, como el de
giosos y, por último casi de espaldas a todo lo todos los pintores y artistas contemporáneos su-
demás, las hojas y láminas de costumbres que yos, sufrió mil tropiezos y múltiples interrupcio-
le han dado fama y prestigio como fundador del nes, de la simple práctica individual de un oficio
costumbrismo y máximo representante del na- mal aprendido, surgió lo que ha dado en llamarse
cionalismo artístico. La historia oficial y la crí- "el estilo de García Hevia". Estilo que sólo res-
tica ignorante del arte, otra vez, en el caso de ponde a las características aquí anotadas causa-
Torres Méndez, han estimado que es preciso das por el aprendizaje incompleto, debido a la
tejer leyendas para poder encomiar y exaltar a influencia romántica, contagiadas por las ten-
quien, según esa historia y aquella crítica, ca- dencias académicas, es decir, mixtura estética
rece de méritos distintos de los del folclor. Con que, junto con el carácter del artista, permite
mistificaciones similares se creó la leyenda de entrever un arte agradable, ingenuo y domésti-
Espinosa como autor de iconografías heroicas, co, de índole provinciana como la mayoría del
o antes, la de Vázquez de Arce y Ceballos, producto artístico que se hace en el siglo XIX.
como el artista mayor de América, cuando no El famoso cuadro sobre la muerte de San-
se sabía que iluminaba grabados flamencos, y tander, pintado por García Hevia, suma ingenua
que dibujaba con admirable soltura. Pero a pesar de retratos, pero también composición sagaz de
de la leyenda, Torres Méndez es uno de los tres caracteres y reflejos de todo un ambiente polí-
La actividad artística en el siglo xix 309

tico y social, es obra de notable importancia en ocurren hechos importantes y perdurables. "Eso
la historia de la actividad artística durante aquel es la época de 1850, dice Nieto Arteta: una
siglo; naturalmente, concebida en 1841, cuando jornada decisionista en la historia de la cultura
los gustos y las modas giraban en torno a dife- y de la economía nacional; la decisión de des-
rentes metas, aquella composición pictórica fue truir la economía colonial, la decisión de trans-
desestimada. Hoy, empero, permite analizar de- formar el contenido de la cultura nacional, la
sapasionadamente las condiciones pictóricas y decisión de realizar una revolución social y plan-
el talento artístico de García Hevia, hombre de tear una revolución política" (23).
su época, iluso a ratos, apoyado en débiles mu- Una de esas decisiones, por cierto, se con-
letas poéticas (agregaba renglones rimados de creta en la Comisión Corográfica. Colombia,
su propia inspiración a los cuadros que pintaba), por primera vez, gracias a tan importante em-
que tuvo el acierto de entrever técnicas y modos presa científica, manifiesta un intento de con-
de expresión revolucionarios como el daguerro- ciencia histórica. Y de paso, por segunda vez,
tipo, que él practicó junto con la pintura. Por si se tiene en cuenta la actividad de la Expedición
estos extremos, García Hevia es buen ejemplo Botánica, se realiza con éxito la experiencia de
de la tesis que Nieto Arteta sustenta acerca del la universidad sin aulas, interdisciplinaria y
romanticismo, escuela con "enternecedora fe en abierta, nunca después realizada.
el progreso industrial, adámico anhelo de un La Nación, con la Comisión Corográfica,
futuro libre de las insufribles asperezas de la escudriña su propio ser en busca de identidad
vida colonial; fue, en consecuencia, un movi- geográfica, económica, histórica y social. El
miento eminentemente social, y políticamente país, durante los 9 años de labor cumplida por
revolucionario" (21). la Comisión, se integró en la modernidad del
siglo, alcanzó a vislumbrar la complejidad de

L a segunda mitad del siglo también resulta


contradictoria y convulsiva. Al principio,
en 1850, se rompen las amarras que todavía
su propio ser y trazó programas infortunada-
mente frustrados en sus futuras realizaciones,
pero lúcidos en el acierto de las metodologías
ataban la República a las instituciones colonia- y en las realidades propuestas.
les. Economía, legislación, añoranzas de poder Para los efectos de la actividad artística,
y de ostentación, herencias neoclásicas, traducidas en torno y con motivo y ocasión de la Comisión
al pensamiento y a las técnicas criollas, perduran Corográfica, se registra la experiencia gráfica
de alguna manera durante aquellas primeras y documental de mayor trascendencia, comple-
cinco décadas republicanas. Pero en 1850 vien- mentaria de la que, cincuenta años antes, cum-
tos nuevos refrescan el ambiente. "El año de pliera la Expedición Botánica. Los dibujantes
1850, dice Nieto Arteta, marca el comienzo del de la Comisión Corográfica recorrieron el país
apogeo del romanticismo social en la Nueva y anotaron en sus pequeñas hojas todas las cos-
Granada. Nuestro romanticismo es un movi- tumbres, todas las fisonomías, todo el vestuario,
miento de destrucción alegre de la economía co- todos los accidentes geográficos, toda la capaci-
lonial, es una tendencia política liberal" (22). dad plástica del paisaje colombiano, toda la ac-
Pero tal espíritu romántico, de ilusiones y tividad laboral del habitante campesino y aldea-
de reformas, de ciegas creencias en el progreso, no, toda la miseria y los pobres recursos técni-
no perduran; al final del siglo, después de vici- cos, y la rutina y el marginamiento, y la aban-
situdes bélicas que interrumpen los ilusos pro- donada existencia del hombre de Colombia. Mi-
gramas, el siglo XIX acepta complacido las nor- niaturistas, retratistas y paisajistas, y al mismo
mas clásicas, la seriedad doctoral de la acade- tiempo los dibujantes y pintores de la Comisión
mia, el señorío de las casacas que desde los Corográfica, dejaron en sus láminas el mejor
bufetes añoran otra vez los tiempos coloniales. documento etnológico, etnográfico y económi-
Estas últimas décadas del ochocientos se intro- cosocial de la Nación; con su actividad, si así
ducen con sus amaneradas posturas hasta la si- se puede decir, retrataron a Colombia, por mo-
guiente centuria, en donde imponen los gustos dos singulares, en amplio mural dramático, me-
por las inflexibles normas académicas, viejas diante la serie de pequeños cuadros que, a ma-
ya de más de un siglo, en las metrópolis de nera de rompecabezas, pintaron durante 9 años
Europa. de recorrido lento por el cuerpo accidentado del
Pero, de todas maneras, a mitad del XIX país.
310 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Naturalmente esa pintura, lo mismo que la tes de la Comisión Corográfica, de origen ex-
que hicieron los dibujantes mutisianos, ha per- tranjero, Carmelo Fernández (1810-1887) y En-
manecido algo menos que por fuera de las casi- rique Price (1819-1863).
llas estéticas, en donde la historia oficial y la Dedicados a la enseñanza y como fundado-
crítica tradicional suelen encerrar el producto res de escuelas y academias hay que destacar,
de la actividad artística. No obstante, gracias a entre los anteriores, a los hermanos Martínez,
sus auténticas condiciones expresivas y comuni- litógrafos, dibujantes y retratistas venezolanos,
cativas, el arte de los tres dibujantes de la Co- quienes actuaron en Bogotá desde 1847 hasta
misión Corográfica, defectuoso y balbuceante, 1861; a Santiago Felipe Gutiérrez, quizás el ar-
si se lo mide de acuerdo con los cánones de tista extranjero que mayores influencias y amis-
rigor académico, además de anotado valor anec- tades dejó en Colombia. La Academia Gutié-
dótico y documental, es obra genuina de arte rrez, fundada en 1881 (Decreto 65 del 28 de
colombiano. enero), base de la Academia Vásquez que fun-
La colección de láminas de la Comisión cionó después de 1887, tras vencer muchos ava-
Corográfica, por otra parte, es obra de excepción tares políticos y económicos, son instituciones
y labor ocasional, marginada de lo que ocurría de enseñanza impulsadas, entre otros, por el
en el resto del país en aquellos mismos tiempos. artista mexicano. De esa academia, convertida
En efecto, mientras Fernández, Price y Paz, al por último en Escuela de Bellas Artes de la
mando de Codazzi, recorrían el país y tomaban Universidad Nacional, parte la enseñanza artís-
apuntes sobre las costumbres y usos, en las ciu- tica oficial y profesional en Colombia.
dades la actividad artística seguía el curso tradi- También hay que destacar la influencia pe-
cional. El oficio artístico no había cambiado dagógica de Llanos, Recio Gil y de los italianos
todavía de visión ni de clientela. Ni, por otra Sighinolfí y Ramelli, por la vinculación perma-
parte, los aficionados habían encontrado dónde nente en la enseñanza a través de la Escuela de
practicar el aprendizaje artístico, salvo en los Bellas Artes ya mencionada; pero quien -apo-
talleres de los maestros consagrados. Fue des- yado por Alberto Urdaneta, quien lo trae al país-
pués de los años cincuenta cuando principió a puede figurar como el fundador de la Escuela
mencionarse la posibilidad de montar escuelas de Grabado y maestro de la xilografía en el
y academias que recogieran las normas univer- país, es el español Antonio Rodríguez, a cuyo
sales del arte. Algo tuvieron que ver en esta cargo estuvo la escuela de grabado del Papel
actividad los extranjeros que, atraídos por el Periódico Ilustrado que funcionó durante varios
exotismo del paisaje y del hombre americano, años, a partir de 1881 en Bogotá y de la cual
pasaron por Colombia apercibidos de caja de salieron los ilustradores de la importante publi-
acuarelas y de lápices con los que documentaron cación fundada y dirigida por Alberto Urdaneta.
sus experiencias de viajeros. Otros, no pocos, Como se ve, la actividad artística en Co-
se quedaron y aquí fundaron escuelas y acade- lombia pasa desde 1850 en adelante por vaivenes
mias donde los criollos pudieron aprender el contradictorios, hasta encumbrarse en el con-
oficio que habían practicado con simple don vencionalismo severo y riguroso de la academia
manual, sin conocimientos teóricos ni ejercicios finisecular. Esos vaivenes principian con balbu-
de disciplina académica. ceo espontáneo, fresco y recursivo, de rica ima-
Los más conocidos de estos viajeros-artis- ginación y de atrevidas soluciones plásticas,
tas fueron Walhous Mark (1817-1895); Albert propio de los dibujantes al servicio de la Comi-
Berg Schawrín (1825-1884); Alfredo J. Gustín sión Corográfica, quienes deben improvisar ma-
(fechas no documentadas); Leon Gauthier (sin teriales, instrumentos, sobre rudos y ásperos so-
documentar fechas); Jean Baptiste Louis (1793- portes. Siguen luego las disciplinas académicas,
1870); Francois Desire Roulin (1796-1874); severas e inflexibles, aprendidas en oscuros sa-
Luis de Llanos (?-1895); Enrique Recio Gil lones de estudio bajo la autoritaria mirada del
(1856-?); Celestino Martínez Sánchez (1820- maestro. Es así como la Academia Colombiana
1885); Gerónimo Martínez Sánchez (1826- importa tardíamente normas nacidas en el neo-
1895); Felipe Santiago Gutiérrez (1824-1904); clásico, dos siglos atrás, pero que deben apli-
Antonio Rodríguez (?-1898); César Sighinolfí carse en el país como herencia sin beneficio de
(1833-1902) y Luis Ramelli. Naturalmente, en inventario. Entre los dos extremos --aquel mo-
principal puesto, deben figurar los dos dibujan- desto y espontáneo de la Comisión Corográfica,
La actividad artística en el siglo XIX 311

y este envaretado, acartonado, dogmático y rei- aparecen el nombre "Julio" y la inicial "E",
terativo, de la "academia criolla"- la actividad antes de "Flórez". Pero, además, los rasgos de
artística cumple asimismo la experiencia nece- la firma jamás son iguales, y en cuanto al que
saria de la caricatura y la ilustración. Es Alberto pudiera denominarse "estilo" o "técnica" del
Urdaneta el guía y rector cultural de tal experien- grabado, nada y en ninguno de los casos hace
cia, la cual se realiza en torno del Papel Perió- pensar que se trate de un experto dibujante ni
dico Ilustrado (1881-1886), del cual es dueño de un habilísimo grabador capaz de copiar con
y gestor el propio Urdaneta. La Escuela de Gra- fidelidad el papel moneda. Los rasgos son anó-
bado, dirigida por Rodríguez, el maestro que nimos, similares a los de toda la producción del
Alberto Urdaneta trajo de Europa para tal efecto, Papel Periódico, torpes y rudos, inclusive, y los
vuelve por el tipismo y el nacionalismo en temas o motivos ninguna preferencia señalan en
cuanto a los temas, a la manera de la Comisión particular. Se puede presumir que Rodríguez
Corográfica; pero como intenta ilustrar los tex- con su propia mano corrigió los defectos de los
tos del periódico, aprovecha lo allí tratado para aprendices reunidos en torno a la rectoría de
generalizar la información abarcando asuntos Urdaneta. El caso de Flórez, es, por ello mismo,
de actualidad continental y universal. de difícil identificación y de interés solamente
En relación con el procedimiento que suele anecdótico. El grupo de grabadores dirigidos
ser el propio de la xilografía, en aquella época por el español Rodríguez y de colaboradores
se tiene el criterio de que el grabador abarca del Papel Periódico Ilustrado, incluido su pro-
campos artesanales, pudiendo copiar y repetir pietario y fundador, Alberto Urdaneta, tiene im-
temas y motivos ajenos; por ello, estos grabados portancia colectiva en cuanto a la labor que con-
suelen ser tratados a cuatro manos, siendo el juntamente realizaron desde aquel órgano perio-
dibujo de un autor y la xilografía de otro experto. dístico y también en cuanto a las influencias
Como la técnica del grabado, por aquel enton- pedagógicas y culturales en general que de allí
ces, obedece a normas fijas, y el dibujo que partieron. Pero, lo mismo que sucedió con los
para él se hace sigue también cánones poco am- dibujantes de la Comisión Corográfica, puede
biciosos, la obra producida en la Escuela de afirmarse que individualmente, salvo la excep-
Rodríguez y publicada en el Papel Periódico ción de Carmelo Fernández o la de Moros Ur-
Ilustrado resulta como hecha con rasero común; bina en el caso de los grabadores, ninguno de
en efecto, igualdades y similitudes en las plan- los otros miembros de esta o de aquella acción
tas, trazos sin personalidad ni carácter, en fin, cultural sobresalió como creador de arte ni aun
indican el anonimato de la labor colectiva y de por méritos de excepción que se pudieran gene-
criterios generalmente impuestos por el dómine rosamente radicar en este o en aquel procedi-
o director del taller. Con lo cual no se quiere miento o en una determinada técnica del respec-
desmerecer cultural ni artísticamente aquella tivo oficio. Fueron, como ya quedó anotado,
producción, sino apuntar una de sus caracterís- voluntariosos aprendices que acataban con dis-
ticas. Esta característica, por cierto, ha servido ciplina las sugerencias de Rodríguez o ingenuos
para que existan continuas confusiones y no po- dibujantes pero talentosos observadores de la
cas equivocaciones cuando se trata de identificar realidad nacional, como en el caso de Price y
a los autores de los grabados. El caso más sobre- de M. M. Paz. La obra en conjunto del Papel
saliente es el de Julio Flórez, nombre que unas Periódico Ilustrado y de la Comisión Corográ-
veces se ha tenido por el del popular poeta y fica, posee méritos documentales encomiables
otras por el del grabador Julio E. Flórez, hábil y, aun por los aspectos de la espontaneidad,
y habilidoso dibujante y grabador que terminó valores que podrían calificarse de "naif", de
en la cárcel y en ella con su propia vida, en las ingenuos y elementales. Cuando los colaborado-
cercanías de Villavicencio, donde purgaba pe- res del Papel Periódico, por ejemplo, intentaron
nas como falsificador de papel moneda. Hasta hacer obras "mayores", como se denominaba
hoy no ha sido posible saber si a la escuela de en ese entonces a todo lo que no fuera paisaje
grabado del Papel Periódico asistieron los dos o anécdota, dibujo o boceto, los resultados fue-
Flórez. Los grabaditos que aparecen firmados ron deplorables, como sucedió con el mismo
con aquel apellido unas veces tienen las iniciales Urdaneta, talentoso rector de cultura, pero muy
i. E. (Flórez), otras llevan sólo el nombre Julio mediano dibujante y peor pintor. Con las ante-
(que precede al apellido), y en no pocas veces riores advertencias, la siguiente nómina re-
312

cuerda a los tres dibujantes de la Comisión Co- el maestro, el iniciador, el creador también de
rográfica y a los mejores del grupo de Urdaneta movimientos culturales que tuvieron trascen-
y Rodríguez. dencia histórica en el país. Viaja a Europa, como
CARMELO FERNÁNDEZ (30 de junio de tantos otros colombianos pudientes, y nada ve
1810, Guama, Estado de Yacacuy, Venezuela, de arte "nuevo", pero comprende las posibilida-
9 de febrero de 1887, Caracas). Fernández tra- des ilustrativas del grabado y la función perio-
baja en Colombia con el coronel Agustín Codaz- dística de las publicaciones ilustradas. Funda el
zi, director de la Comisión Corográfica, desde Papel Periódico y la Escuela de Grabado y ejerce
enero de 1851 hasta diciembre de 1852; regresa la cátedra con conocimientos que, para la época
luego a su país, en donde como retratista y y el lugar, eran excepcionales. Su labor, en
pedagogo del arte, ocupa posiciones de presti- consecuencia, es la del conductor y guía de
gio. De los tres dibujantes a las órdenes de Co- actividades artísticas y no la del creador del arte.
dazzi, fue el único con conocimientos y expe- RICARDO MOROS URBINA (Nemocón, 29
riencias adquiridos en academias de Caracas, de marzo de 1865, Bogotá, 21 de junio de 1942),
Nueva York y Francia. Buen miniaturista, sus aprendiz de grabado en la Escuela de Rodríguez,
láminas tienen el carácter y la buena terminación durante toda su vida de artista se distinguió como
y colorido que supo darles quien bien sabía su buen dibujante; pero bien pronto abandonó el
oficio. grabado y el dibujo, para dedicarse a la llamada
ENRIQUE PRICE (Londres, mayo 5 de "obra mayor", al óleo y la acuarela, haciendo
1819, Brooklyn, Nueva York, diciembre 12 de retratos y paisajes, dentro de las técnicas que
1863), durante un año (1 de enero a 31 de di- acá se llamaron "académicas" y que, como se
ciembre de 1852) colaboró en la Comisión Co- ha visto, fueron maneras mezcladas de todas las
rográfica; por razones de enfermedad se retira tendencias ya caducas en Europa, pero nuevas
y viaja a Norteamérica, donde muere. Price fue en Colombia. Lo único nuevo pero mal enten-
aficionado de las artes (pintura y música) y pro- dido por Moros Urbina y por otros artistas que
fesional contable. Sus láminas poseen el valor como él viajaron a Europa y no pudieron ver lo
de lo elemental y espontáneo, o de la "origina- que allí se hacía, salvo los cuadros que ya esta-
lidad de la incompetencia" (24). ban colgados en los museos tradicionales o las
MANUEL MARÍA PAZ (Almaguer, Cauca, prácticas de San Fernando en Madrid, fue algo
6 de julio de 1820, Bogotá, 16 de septiembre del impresionismo traducido por los pintores de
de 1902), para remplazar a Price, entra a la allende los Pirineos y algunos también del sur
Comisión Corográfica en 1853 y en ella trabaja de los Alpes. Traducción de traducciones, el
hasta 1859, cuando muere Codazzi. Sus lámi- impresionismo de los colombianos carece de
nas, llenas de defectos técnicos, son graciosas importancia.
y de evidente importancia documental, pues Paz
fue conocedor sagaz de las costumbres y de la ALFREDO GREÑAS (Bucaramanga, 1859;
condición humana del pueblo colombiano. Se Bogotá, 1947), dibujante y caricaturista, perio-
dice que pintó más de dos mil láminas que se dista también, Greñas fue el discípulo que mejor
han extraviado, salvo las que se pueden identi- entendió las enseñanzas del Papel Periódico
ficar como suyas en el Álbum de la Comisión Ilustrado y su sentido del humor y la facilidad
(Biblioteca Nacional de Colombia). Después de que tuvo para la caricatura, lo guiaron definiti-
la referida actividad, ejerció en la Escuela de vamente por el ejercicio periodístico.
Bellas Artes como profesor de dibujo y director. Muchos más artistas y aficionados, como
ALBERTO URDANETA (Bogotá, 29 de es obvio, practicaron el arte documental y la
mayo de 1845, septiembre 19 de 1887). Si a ilustración gráfica. Jorge Crene (Bogotá, 22 de
Urdaneta se le juzga como pintor o dibujante, febrero de 1864, Bogotá, 23 de noviembre de
hay que decir que fue de mediana calidad en 1950), por ejemplo, o los hermanos Dueñas Le-
ambos procedimientos; aficionado culto, apren- nis, en Popayán, y en particular Adolfo (1845-
diz en el taller de Celestino Figueroa, si sólo 1909), excelente dibujante y buen arquitecto;
fuera por los pequeños dibujos que hizo en ratos Lázaro María Girón (Cali, 1859-1892), escritor,
de forzado ocio o para ilustrar algunos textos divulgador de arte, estudioso de las costumbres
del Papel Periódico Ilustrado, su biografía care- indígenas, fue también dibujante e ilustrador de
cería de importancia. Pero Urdaneta es el rector, méritos. Pero ni ellos ni otros, de iguales o
La actividad artística en el siglo XIX 313

similares aficiones, superaron el prestigio de a ser considerado como obra digna de pinceles
ámbito local y amistoso que, en ocasiones, la aprestigiados.
historia provinciana ha exagerado gratuita e in- La academia, con todo el rigor de la orto-
necesariamente. doxia aclimatada en el trópico, sólo admitía
apuntes y bocetos paisajísticos o, en el mejor
L as tres últimas décadas del siglo, para efec- de los casos, a manera de aditamentos y agrega-
tos del arte, transitan ostentosamente por dos en el "cubo" del cuadro principal, o lateral-
las academias que en viejos tiempos adquirieron mente, en remplazo de las cortinas y los rasos
prestigio en Europa, y que todavía perduran en que completaban el "ambiente" del tema mayor
los vetustos caserones del arte oficial francés, o principal. Académicos a la manera de Garay
español e italiano. La burguesía colombiana, o de Acevedo Bernal, preferían la penumbra de
durante los ocios interbélicos o al amparo de la los gabinetes para que mejor resaltasen las efi-
empleomanía diplomática, mira horizontes gies doctorales de los personajes retratados, o
donde florece agresivo el progreso industrial y fondos neutros que querían recordar "la atmós-
comercial. Francia, sin embargo, todavía atrae fera", el "aire que circula", del Velásquez recién
a los más cultos, como fue el caso de Alberto descubierto, para colocar allí el abanico y las
Urdaneta, quien viajó para adquirir conocimien- sedas, las joyas y los adornos, dentro de los
tos agropecuarios en tierras galas, y encontró, cuales aparecen la tiesa y forzada postura de la
en cambio, cómo trabajaban el boj para ilustrar dama retratada. Con la influencia de Felipe San-
revistas de informaciones miscelánicas; o cómo tiago Gutiérrez, la pintura bogotana se aligeró
José Asunción Silva, quien iría con ánimos mer- de símbolos burgueses e intentó salir al campo
cantilistas, fue el único colombiano -acaso uno donde otras luces y distinto cromatismo alegra-
de los dos o tres americanos- con capacidad de ban la actividad artística; pero esto fue pasajero
comprender el arte que los prerrafaelistas crea- y, en el mejor de los casos, se quedó en simples
ban en Londres y París. Los comerciantes, po- ensayos de domingo, o en críticas que hablaban
líticos y hacendistas, como Camacho Roldán, de las "feas manchas" del mexicano, que recor-
viajan a Estados Unidos de Norteamérica y con daba el "horroroso borrón que salía de los pin-
asombrada admiración ante el alto y sucio humo celes del infortunado Manet" (26).
de las chimeneas, pasan de los stock-yards y Pero gracias a la academia que se trans-
las PackingHouses de Chicago, a visitar museos formó y radicó en Bogotá, hubo algo novedoso
y escuelas de arte de reciente creación filantró- a fines del siglo XIX, antes no visto en esa
pica. "Los cuadros de paisaje, observa el viajero centuria, salvo por excepción y de pésima cali-
colombiano, forman la colección más numero- dad: la escultura. La escultura profana y aun
sa, como que es también la preferida por el francamente atrevida con desnudos cuerpos fe-
gusto americano, todavía en la infancia" (25). El meninos, fríamente tallados en mármoles italia-
concepto anterior es válido porque interpreta el nos. Naturalmente que la talla en madera y en
sentir general entre las gentes cultas de Colom- piedra y la "escultura de bulto" fueron prácticas
bia. Desde luego los mismos artistas comulga- usuales, aunque no excelentes, en la Nueva Gra-
ban con aquel criterio, por lo cual se explica nada durante la época virreinal. Por un Laboría,
que la academia colombiana, o el movimiento español, mil artesanos anónimos trabajan made-
que así se llama en sus inicios, no hizo paisaje, ras y piedras calizas con el fin de ornamentar
salvo por entretenimiento y ejercicio domingue- iglesias y nichos domésticos. Pero durante el
ro. El paisaje, lo mismo que el dibujo y el gra- siglo XIX toda aquella actividad escultórica y
bado, se consideraban como temas y procedi- de tallistas decayó y menguó hasta desaparecer
mientos sólo aceptables como ilustración o en los talleres artesanales, de elemental oficio, que
virtud de divertimientos ingeniosos y habilido- nutrían de pequeños santos de devoción el mer-
sos. Es así como, mientras "todo el mundo" cado piadoso de las aldeas. Toribio y Eugenio
hacía paisaje o dibujaba, los artistas de prestigio Martínez, siguieron la tradición, evitando que
sólo lo hacían por vías de descanso, en ratos desapareciese totalmente aquel oficio y el tipo
de "ocio". Fue más tarde, vigente todavía la de escultura.
"academia", pero durante los años iniciales del Con la academia, en cambio, a fines del
siglo xx, cuando el paisaje (el de Zamora, el siglo y a principios de la actual centuria, los
de Borrero, el de Rocha, por ejemplo), principió artistas que viajaron a Europa conocieron el neo-
314

clasicismo y el romanticismo, entusiasmándose oficial del fin de siglo. Damas y políticos, aca-
con los mármoles y bronces de los museos eu- démicos y comerciantes, pedagogos y persona-
ropeos y de los maestros que aún persistían en jes de diferente oficio, posaron pacientemente
revivir las formas y posturas de "la escultura ante Garay. La fórmula de los retratos llegó a
eterna". Naturalmente, estos escultores colom- ser reiterada, hasta el extremo de que la pintura
bianos tampoco tuvieron ojos para ver lo que de Garay pierde cualquier asomo de personali-
ya Rodin, por ejemplo, concebía en la Rue de dad o de carácter original. Sin embargo, en al-
Varenne de París, ni los ensayos que los impre- gunos pequeños cuadros y retratos de la primera
sionistas hacían en bronce junto con la explosión época, es dable observar la habilidad y la capa-
genial de sus paletas. Marco Tobón Mejía, acaso cidad de Garay como pintor. Estudió en la Aca-
el mayor y el mejor de ellos, Bernardo Vieco demia Julien de París y allí adquirió los conoci-
y Roberto Henao Buriticá, junto con el maestro mientos tradicionales del arte. En Colombia di-
de todos, Francisco A. Cano, fueron los colom- rigió la Escuela de Bellas Artes y formó a varios
bianos que "inauguraron" la escultura a fines discípulos que intentaron seguir las enseñanzas
del XIX y a principios del XX. Los extranjeros académicas.
César Sighinolfi y Luigi Ramelli tuvieron a su FRANCISCO ANTONIO C A N O (Yarumal,
cargo la enseñanza oficial de la escultura y la Antioquia, 1865, Bogotá, 1935). Estudia en la
decoración en la Escuela de Bellas Artes. Las Academia Julien de París, entre 1898 y 1901.
huellas neoclásicas predominan desde entonces Regresa al país, radicándose en Medellín y
en la escultura y en el arte que, por generalizar, luego en Bogotá, donde dirige la Escuela de
se ha llamado en Colombia "la academia". Bellas Artes. Se distingue como escultor y tam-
La nómina de los artistas de fin de siglo bién como pintor. Como sus compañeros de
es numerosa. En cuanto a la actividad pictórica, generación, trasmite las ideas neoclásicas y aca-
ha sido costumbre señalar a tres de ellos como démicas y con ellas adquiere fama y prestigio
los de mayor talento y de más larga trascenden- entre la burguesía colombiana que comulga con
cia artística. Estos tres son: Francisco A. Cano, el mismo credo estético.
Epifanio Garay y Ricardo Acevedo Bernal. Los RICARDO ACEVEDO BERNAL (Bogotá,
demás hollaron los pasos de los tres grandes sin 1867, Roma, 1930), aunque vive varios años
que lograran superar el prestigio y la fama que en Europa y en Nueva York, no lo conmueven
aún rodea a Cano, Garay y Acevedo Bernal. los nuevos movimientos, a los que parece igno-
Sin embargo, entre ellos hay a lo menos dos rar totalmente. Con su muerte en Roma, cuando
que descuellan entre todos, inclusive sobre los ocupaba un cargo consular, pudiera decirse que
émulos mayores: éstos serían Pantaleón Mendo- finaliza el siglo XIX para los efectos del arte en
za, excelente retratista, y Alfonso González Ca- Colombia; no obstante, alumnos suyos y admi-
margo, frustrado talento que, sin salir del país, radores y seguidores de los otros académicos
entrevió luces contemporáneas con las que con- ya citados, se esfuerzan por lograr la superviven-
cibió hermosos apuntes cromáticos y dibujísti- cia del academicismo hasta algunas décadas pos-
cos de insuperable calidad. teriores. Acevedo Bernal fue cuidadoso pintor,
Naturalmente, contemporáneo de los "aca- conocedor de las técnicas y, a ratos, excelente
démicos" colombianos fue Andrés de Santama- paisajista. Pero la escuela a que perteneció frenó
ría, caso excepcional por varias razones, que su talento, sumiéndolo en el lugar común de la
debe figurar, y así ocurre ciertamente, entre los academia.
pintores del siglo xx. Aquí sólo se recuerda la Menores en la edad y, algunos de ellos,
coincidencia temporal en el ciclo vital del artis- también en la capacidad creadora, fueron aca-
ta, más no en el "caso" histórico ni en la postura démicos convencidos: Ricardo Borrero Alvarez
estética de Santamaría, que sobrepasan la época (1874-1931), paisajista acertado; Silvano Cué-
a que se contrae el presente trabajo. llar (1873-1938), retratista y escultor; Miguel
Los principales académicos de fines de si- Díaz Vargas (1886-1956), pintor de temas cos-
glo, en incompleta nómina, fueron los siguien- tumbristas, traducidos de escuelas españolas;
tes: Alfonso González Camargo, quien murió en
EPIFANIO GARAY CAICEDO (Bogotá, 1925 en el manicomio, siendo aún muy joven,
1849, Villeta, 1903), pintor y músico vocal, pues debió nacer en la penúltima década del
trabajó en la ópera y la zarzuela), fue el retratista siglo; por los apuntes que dejó, se puede afirmar
La actividad artística en el siglo XIX
315

que acaso habría sido el artista más importante pacio, a la información sobre arte. El Papel
de principios del siglo xx. Sentido del color, Periódico Ilustrado, acaso la más conocida de
visión clara, agresividad en los temas, habilí- todas, es documento imprescindible y valioso
simo dibujante, rebeldía, en fin, como creador, aporte del siglo XIX; pero también lo fueron,
fueron sus características. De González Ca- La Crónica, El Heraldo, El Autonomista, el
margo quedan algunos pequeños óleos y paisa- Monserrate,ElRepertorioColombiano,Lectura
jes, lo mismo que dibujos, con los cuales se y Arte, de Medellín, y, desde luego, Revista
comprueba ampliamente el juicio anterior. Pan- Contemporánea. En todas estas publicaciones,
taleón Mendoza, muerto también en el manico- que sólo por vía de ejemplo se citan, escribían
mio, en 1909, habría salvado, con González historiadores y críticos del arte con evidente
Camargo, la rutina academicista de principios seriedad y dominio del tema.
del siglo xx; rutina que continúa con Coroliano Autorizados autores en la mencionada ma-
Leudo (1886-1957). Domingo Moreno Otero teria, durante aquellos períodos del siglo XIX
(1882-1949), Salvador Moreno (1874-1940), que se han recordado en el presente trabajo,
Ricardo Moros Urbina (1865-1942), Santiago fueron los siguientes: Bernardo Torres Torrente,
Páramo (1841-1915), Eugenio Peña (1860- avisado periodista y comentador; José Manuel
1944), Pedro Quijano Montero (1878-1953) y Groot, pintor, crítico e historiador de arte; Lá-
Eugenio Zerda (1878-1945).Los escultores que zaro María Girón, escritor docto y conocedor
insisten en el neoclasicismo, fueron Gustavo de la historia y de la práctica artística; Alberto
Arcila (1895-1963), Roberto Henao Buriticá Urdaneta, pedagogo, maestro excepcional, his-
(1898-1964), y los ya nombrados Francisco toriador, erudito y conductor de cultura; Rafael
Cano y Silvano Cuéllar (1873-1938). Pombo, coleccionista de arte y crítico sagaz;
Nunca antes en la historia de Colombia se Pedro Carlos Manrique (Tío Juan), atento obser-
puede registrar un fenómeno de simbiosis ideo- vador de los movimientos artísticos europeos y
lógica tan apretada y completa, de tan largas lector de filosofías y estéticas; Rafael Espinosa
consecuencias, como el que se dio con el acade- Guzmán, lo mismo que el anterior, erudito en
micismo, de tan múltiples fuentes, a fines del el pensamiento estético, escritor agudo y crítico
siglo XIX y principios del siglo xx. Simbiosis autorizado; Luis Augusto Cuervo, José Belver,
que identifica plenamente a la burguesía colom- Francisco A. Cano, Ismael Crespo, Alejandro
biana con sus artistas y a éstos con las ideologías Vega, Eduardo Castillo, Ramón Guerra Azuola,
imperantes en aquellas calendas nacionales. Sergio Arboleda y José Caicedo Rojas, además
Cuando desaparecen sus dómines en el campo de haberse distinguido en otras actividades inte-
del arte y en el área del pensamiento ilustrado lectuales, sobresalieron como críticos y conoce-
o de la política parece que principia a morir, dores del arte. Todos ellos, y algunos más, como
entonces sí, el siglo XIX. Sin embargo, los el muy famoso e ingenuo Jacinto Albarracín
últimos rescoldos del tardío pensamiento esté- (Albar), siguieron de cerca la producción artís-
tico alcanzan supervivencias que asombran por tica del siglo XIX y fueron admiradores, amigos
la terquedad de existir anacrónicamente. y severos críticos de los artistas que actuaron
en aquella centuria.
A manera de epílogo, pero por modos abso-
lutamente sucintos, conviene decir que,
durante los varios vaivenes que tuvo el arte en
Tantos y tan ilustres nombres que, con ma-
yor o menor dedicación, hicieron crítica del arte,
el siglo XIX, hubo en todo momento un intérpre- comprueban que este ejercicio intelectual existe
te, generalmente avisado y talentoso que cum- cuando también, de manera coincidente, florece
plió las funciones de crítico y divulgador o in- el objetivo de la crítica, el hecho criticado. La
formador de la actividad artística. No es cierto, crítica, por lo tanto, no produce al artista con
pues, que Colombia solamente ha visto florecer anticipación, a manera espontánea, como al-
ja crítica en recientes días. Baste recordar los guien lo ha creído y divulgado, con notoria ig-
ilustres nombres de Baldomero Sanín Cano, de norancia o manifiesta falacia. Ni sirve de partera
Hinestroza Daza y de Max Grillo, a principios del arte o de lazarillo que encamina cegatones
del siglo xx, para refutar la infundada creencia. de la creación. Si ésta existe, aquella sobrevive
Y baste decir, asimismo, que fueron varias y y avizora, con lucidez o con torpeza, los talentos
de ¡lustre renombre y larga circulación las publi- y las obras que han de perdurar. Como en el
caciones dedicadas, con principal y notorio es- siglo XIX, a pesar de sus varias vicisitudes y
316 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

vaivenes, y no obstante la sombra que sobre la pinosa Guzmán y, por último, los muy lúcidos
creación artística en esa centuria dejó caer cierta y autorizados de Sanín Cano, de Hinestroza
leyenda negra, hubo intensa y variada actividad Daza y Max Grillo, que complementan y com-
artística, desde la Expedición Botánica hasta prueban el proceso de la actividad artística en
los académicos, y los críticos no pudieron per- el siglo XIX colombiano. Queda pendiente, con
manecer mudos ni ciegos. En efecto, allí están base en los escritos de éstos y otros autores, el
los testimonios de Groot o de Torres Torrente, estudio del pensamiento estético en estas dos
de Urdaneta y de Pombo, de Manrique, de Es- últimas centurias.

Notas

1. Los retratos pintados por Joaquín Gutiérrez, por ejemplo, 5. Horacio Rodríguez Plata, Santander en el exilio, Bogotá,
generalmente miden de 140 X 100 cms; los cuadros pe- 1976, pág. 820.
queños de Gregorio Vásquez, como el Hogar de Nazaret,
son de 154 X 175, o 220 X 190, como La Muerte de 6. Ibíd., pág. 823.
San José. Estas dimensiones ciertamente contrastan con
7. Oficina Jurídica del ICFES, Compilación de normas so-
las que, considerablemente menores, serán las del arte
bre la educación superior, vol. II parte I, Bogotá, 1974,
en las primeras décadas del siglo XIX.
pág. 256.
2. La riqueza del material (plata, enchapados de carey, ma- 8. Véase Eugenio Barney-Cabrera, La disciplina de lo inú-
deras talladas, etc.), o el brillo de éste (espejos y vidrios) til, en catálogo de "Exp. Margarita Holguín y Caro",
se asociaban con el precio o el costo de los mismos Museo Nacional, Bogotá, 1977.
objetos. De esta costumbre queda constancia en los do-
cumentos testamentarios y asimismo lo anotan los cronis- 9. José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución en ¡a
tas. Vargas Jurado, por ejemplo, hace mención del valor República de Colombia, Biblioteca Popular de Cultura
de la cosa donada, como en el caso siguiente: "El día Colombiana, Bogotá, 1942, Introducción, págs. XLI y s.
ocho de diciembre de 1761... se estrenó un sagrario de
madera, muy curioso con láminas romanas y espejerías 10. Si bien se analizan estos retratos, de pintura plana, distri-
que hizo a su costa el illmo, Sr. Dr. José Javier de Araúz, buida con recursos elementales, de duro dibujo y compo-
dignísimo arzobispo de esta ciudad (Q.D.G.). Dicen le sición ingenua, están dentro de la línea estética de los
importa todo 6.000 pesos, fuera de otras muchas alhajas retratos que en su tiempo y con mejores recursos técnicos
que ha dado" J. A. Vargas Jurado, 'Tiempos coloniales", hizo Joaquín Gutiérrez. Los Figueroas (Pedro José, José
en La Patria Boba, Bogotá, 1902, pág. 61. Miguel y Celestino), a quienes hay que atribuirles' la
mencionada iconografía de Bolívar y Santander, simple-
3. José Celestino Mutis, Diario de observaciones, t. II, mente cambiaron de materiales, desmejoraron la técnica
Bogotá, 1958, pág. 140. Esta nota es del día jueves 22 y apresuradamente se ingeniaron las maneras de satisfacer
de abril de 1784 y Matis había ingresado a la Flora en los requerimientos decorativos de la nueva clientela. Estos
diciembre del año anterior. retratos tienen las siguientes dimensiones: Simón Bolívar
(núm. 398, Catálogo Museo Nacional), ovalado, óleo
4. Ejemplo de esta doble función académica, es la siguiente sobre lienzo, dimensiones 0.98 X 0.75; núm. 399, ob.
nota del diario de Mutis, entresacada entre otras de igual cit.; Retrato de Santander, óleo sobre lienzo, dimensiones
significado: "Gasto mucho tiempo ahora en observar los 0.67 X 0.53; núm. 532 C.M. N., Retrato de Santander,
progresos de la nueva invención de láminas iluminadas. óleo sobre lienzo, 1.20 X 0.98; núm. 1808; Retrato del
Propuse a mi dibujante si sería factible iluminar las ya Libertador, ovalado, óleo sobre lienzo, mide 0.471/2 X
trabajadas con la tinta china. Nos propusimos hacer la 0.38. Este pequeño retrato posiblemente fue pintado por
prueba con una lámina antigua del principiante... Se hizo José Miguel Figueroa; a él se refiere Alberto Urdaneta,
en poco tiempo la experiencia, dando a una hoja que seguidamente en el Papel Periódico Ilustrado, t. III, pág.
está por separado con el verde de las aguadas para los 406.
planos y a toda la planta con el verde que resulta de la
mezcla de la Gutigamba y el azul de la Grita. Es mucha 11. Pedro José Figueroa, por ejemplo, cumplía funciones de
la hermosura y gracia que recibió dicho dibujo, y nos mayordomo de fábrica en la iglesia de las Nieves, y su
parece que podremos seguir las demás". Mutis, ob. cit., hijo José Miguel pintaba las monjas muertas en el con-
pág. 120, día 24 de enero (sábado), año 1784. vento de las Inesinas.
La actividad artística en el siglo XIX 317

12. J. M. Cordovez Moure, Reminiscencias..., t . 1 , Bogotá, 20. Eugenio Barney-Cabrera, Temas para la historia del arte
1942, págs. 2 y ss. en Colombia, Bogotá, 1970, pág. 106.

13. R. Silva, "Vaya usted a una junta", en La Patria, 3 de 21. L. E. Nieto Arteta, Economía y cultura en la historia de
octubre de 1877, Bogotá, pág. 158. Colombia, Bogotá, 1970, t. I, 191.
14. Ignacio Gutiérrez Ponce. "Las crónicas de mi hogar o 22. Ibíd., pág. 190.
apuntes para la historia de Santa Fe", en Papel Periódico
Ilustrado, t. II, 1882, pág. 126. 23. Ibíd., pág. 185.
15. J. M. Cordovez Moure, ob. cit., pág. 60.
24. Expresión utilizada por B. Berenson (Estética e historia
16. Ibíd., pág. 60. en las artes visuales, Breviarios del Fondo de Cultura,
México, 1956, págs. 178 y ss.), con la cual significa
17. Alberto Urdaneta, "Esjematología o ensayo iconográfico carácter de un arte que trae "otredad", esto es, que resulta
de Bolívar", en Papel Periódico Ilustrado, núms. 46, 48, excepcional aunque no esté ceñido a las normas conoci-
Bogotá, 24 de julio de 1883, pág. 406. das. Personalmente la he utilizado reiteradamente para
indicar las inhabilidades técnicas mediante las cuales, o
18. En el estudio e inventario que Alberto Urdaneta hizo del a pesar de las cuales, un artista de talento expresa y
Cementerio de Bogotá, aparece un lápida con el nombre comunica originalmente el sentido de la realidad. (Te-
de 'Tomás Casar de Molina, 14 de mayo de 1878"; ¿será mas. .., pág. 95, Historia del Arte..., t. IV, Salvat, 1976).
el mismo Carlos o acaso un hermano suyo? Papel Perió-
dico Ilustrado, t. IV, núm. 78, noviembre 1884, pág. 98. 25. Salvador Camacho Roldán, Notas del viaje, París-Bogo-
tá, 1898, pág. 603.
19. En carta a Francisco Soto, desde Londres, el general dice:
"A Pacho González lo dejé en París estudiando el dibujo
y el comercio; no pude recompensarle sus finanzas sino 26. Pedro Carlos Manrique, "La Exposición de Pintura", en
proporcionándole este género de educación que él desea", Papel Periódico Ilustrado, 15 de diciembre de 1886, año
en H. R. P., ob. cit., pág. 417. IV, Bogotá, pág. 150.

Bibliografía
(Libros y publicaciones que contienen temas sobre el arte en Colombia en el siglo XIX o que
se refieren a hechos culturales, sociales y económicos en aquella centuria -Bibliografía
selectiva-, recomendada para estudios sobre la actividad artística en Colombia).
ACUÑA, LUIS ALBERTO: Artistas colombianos, Bogotá, 1934.
: Diccionario biográfico de artistas que trabajaron en el Nuevo Reino de Granada,
Bogotá, MCMLXIV.
AGUILERA, MIGUEL: El pintor Santiago Páramo, S. J., en colaboración con EDUARDO OSPINA,
Bogotá, 1941.
ALBAR (ALBARRACÍN, JACINTO): Exposición nacional de bellas artes, 1899. Los pintores y
sus críticos, Bogotá, 1899.
ÁNGULO IÑÍGUEZ, DIEGO: Historia del arte hispanoamericano, Barcelona, 1955.
BANCO DE LA REPÚBLICA: Acuarelas de Mark, con estudio preliminar de Joaquín Piñeros
Corpas, Bogotá, 1963.
BANCO CAFETERO: Gloria, arte y humor en José María Espinosa, reproducción de obras y
estudio de Germán Arciniegas, Bogotá, 1968.
BARNEY-CABRERA, EUGENIO: Temas para la historia del arte en Colombia, Bogotá, 1970.
-: Historia del arte colombiano, tomos V y VI, Salvat, Barcelona, 1977.
BELVER,JOSÉ: "Ramón Torres Méndez", en Papel Periódico Ilustrado, vol. v, Bogotá, 1887.
BOULTON, ALFREDO: La historia de la pintura en Venezuela, Caracas, 1968.
Nueva Historia de Colombia, Vol. 2
318

CABALLERO-BARNARD, JOSÉ MANUEL: Felipe S. Gutiérrez, pintor de academia. Tezcoco,


1824-1904, México, 1960.
CABALLERO, JOSÉ MARÍA: "Días de la Independencia", en La Patria Boba, Bogotá, 1902.
CATLIN STANTON, LOOMIS: Art of Latín America since Independence, Texas, 1966.
COGNIAT, RAYMOND: Historia de la pintura, Barcelona, 1958.
ESPINOSA, JOSÉ MARÍA: Memorias de un abanderado, Madrid, 1920.
G I L TOVAR, FRANCISCO: Trayecto y signo del arte en Colombia, Bogotá, 1957.
: "El arte final del virreinato" y otros temas, en Historia del arte colombiano,
Salvat, Barcelona, 1977.
GIRALDO JARAMILLO, GABRIEL: "La pintura en Bogotá hacia 1850", en Cromos, Bogotá,
1940.
: La miniatura en Colombia, Bogotá, 1946.
: La pintura en Colombia, México, 1948.
: El grabado en Colombia, Bogotá, 1960.
: Humboldt y el descubrimiento estético en América, Caracas, 1959.
GRILLO, MAXIMILIANO: "Psicología del impresionismo", en Revista Contemporánea, vols. I
y II, Bogotá, 1905.
HERNÁNDEZ DE ALBA, GUILLERMO: Semblanza de Santa Fe y elogio de la Ermita de Egipto,
Bogotá, 1974.
HINESTROZA DAZA, RICARDO: "El impresionismo en Bogotá", en Revista Contemporánea,
vols. I y II, Bogotá, 1905.
ICFES (OFICINA JURÍDICA): Normas sobre la educación superior, recopilación de normas
legales desde principios de la República, Bogotá, 1974.
INCIBA (INSTITUTO NACIONAL DE CULTURA y BELLAS ARTES): Diccionario de las artes
plásticas de Venezuela, Caracas, 1973.
JARAMILLO URIBE, JAIME: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, 1964.
LEUDO, CORIOLANO: Artistas colombianos. Epifanio Garay, Bogotá, s. f.
LONDOÑO, JULIO: Álbum de la Comisión Corográfica, Bogotá, 1953.
LÓPEZ DE MESA, LUIS: De cómo se expresa en arte el pueblo de Colombia. Iniciación de una
guía de arte colombiano, Bogotá, 1934.
MANRIQUE, PEDRO CARLOS: "La exposición de pintura", en Papel Periódico Ilustrado, vol.
v, Bogotá, 1886.
MORENO DE ÁNGEL, PILAR: Alberto Urdaneta, Bogotá, 1972.
-: Alberto Urdaneta, el artista y su lápiz, prólogo al Álbum de dibujos, Ecos de
mi segunda prisión, de A. Urdaneta, Bogotá, 1975.
-: "La colección de Alberto Urdaneta, prólogo y notas", en Dibujos y caricaturas,
de Alberto Urdaneta, Bogotá, 1976.
MUTIS, JOSÉ CELESTINO: Diario de observaciones, Bogotá, 1957 y 1958.
NIETO ARTETA, LUIS EDUARDO: Economía y cultura en la historia de Colombia, Bogotá, 1970.
ORTEGA RICAURTE, CARMEN: Diccionario de artistas en Colombia, Bogotá, 1965.
: Dibujantes y grabadores del Papel Periódico Ilustrado y Colombia Ilustrada,
Bogotá, 1973.
OSPINA, EDUARDO: El pintor Santiago Páramo, Bogotá, 1941.
OSPINA VÁSQUEZ, LUIS: Industria y protección en Colombia, Bogotá, 1955.
319

PÉREZ ARBELÁEZ, ENRIQUE: LOS maestros pintores en la Real Expedición Botánica del Nuevo
Reyno de Granada, tomo I, Madrid, 1954.
PINEROS CORPAS, JOAQUÍN: Pintores de la Sabana de Bogotá, Bogotá, 1978.
SAMPER ORTEGA, DANIEL: Breve historia de la Escuela de Bellas Artes, Bogotá, 1934.
SANÍN CANO, BALDOMERO: "Impresionismo en Bogotá", en Revista Contemporánea, vols.
I y II, 1904, y vols. I y IV, 1905, Bogotá.
: Crítica y arte, Bogotá, MCMXXXII.
SANTA, EDUARDO: "Alberto Urdaneta y su época", en Álbum de dibujos de Alberto Urdaneta,
personajes nacionales, Bogotá, 1975.
URDANETA, ALBERTO: Papel Periódico Ilustrado, escritos varios, Bogotá, 1881-87.
ZALAMEA, E. (editor): Guía de la primera exposición anual organizada bajo la dirección del
rector de dicha escuela, general Alberto Urdaneta, Bogotá, Imprenta de vapor de Zalamea
hermanos, 1886.
N. B.: Como fuentes primarias se han consultado las colecciones de arte (pinacotecas, esculturas,
dibujos, grabados, documentos personales), que se conservan en el Museo Nacional de
Bogotá, Museo Zea de Medellín, Biblioteca Nacional, Biblioteca Central de la Universidad
Nacional, Biblioteca Luis Ángel Arango, de Bogotá y algunas colecciones y archivos de
propiedad privada. De igual manera, las hemerotecas de las bibliotecas citadas son acervos
informativos de primera importancia.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 321

La literatura colombiana
entre 1820 y 1900
Eduardo Camacho Guizado comunes, las cuales podrían empezar por defi-
nirse con una palabra un tanto ambigua: funda-
cionales, a la que habría que agregar otras como
imitación y asimilación de modelos europeos,
aporte de elementos autóctonos, lenta y unifor-

N o parece necesario insistir demasiado en mada elaboración de una tradición literaria esca-
la idea de que los "siglos" no comienzan samente entroncada con la Colonia en muchos
con el numeral uno que sigue al cero del calen- casos, anticipación de cauces y realizaciones
dario, ni termina con los dos nueves que finali- futuras más seguras y "originales" o, si se quie-
zan la centena. En la historia de la cultura muy re, nacionales. Citemos unos cuantos casos
raras veces coincide el "siglo" con el siglo -ex- ejemplares: dentro de este período, Jorge Isaacs
cepto, tal vez, en algún sentido, los milenarios, inaugura la tradición de la novela colombiana;
de tonos más o menos apocalípticos-. En la Rafael Pombo logra la más perfecta asimilación
literatura colombiana puede decirse que hay si- y originalidad románticas esperables, a las que
glos culturales de más de doscientos años, y tal sólo puede superar la notable anticipación mo-
vez no pueda decirse que los haya de menos de derna de la poesía de José Asunción Silva; To-
cien. Tal es la lentitud con que evolucionan más Carrasquilla inicia la senda de la imagina-
pensamientos, formas, géneros. Sin embargo, ción y el oficio novelísticos, en la que no pueden
aquí vamos a considerar un período de unos dejar de incluirse como espléndida continuación
ochenta años, al que acaso arbitrariamente lla- y culminación las novelas de un García Márquez
maremos "siglo XIX", pero en el que puede en nuestros días. Todos ellos parten de una tra-
verse cierto denominador común, cierta unidad dición europea y elaboran una obra que ya no
cultural. No sé si esto pueda ser suscrito por el lo es, que es americana, colombiana -sin que
historiador de la economía, por ejemplo; pero nada de esto sirva como término de valoración-,
si hemos de atenernos a ciertas convenciones, es decir, diferenciada y no realizable en otras
preferimos declarar desde ahora que a nuestro latitudes, por cercanas que puedan parecer.
juicio, la época comprendida entre 1820, ponga- Así, pues, consideraremos tres períodos
mos por caso, y 1900, constituye un período fundamentalmente: 1820-1840; 1840-1880;
suficientemente diferenciado y unitario como 1880-1900, que corresponden, no a un criterio
para que lo consideremos como nuestro siglo generacional o puramente historicista, sino a
XIX. Entre estas dos fechas se desarrolla una una periodización más bien ecléctica, de tipo
literatura -poesía, prosa narrativa, en mínima histórico-literario, que intentaremos explicar se-
parte el teatro- que ofrece unas características guidamente.
322 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

El primer período, que abarca los años fi- Lo que sigue no pretende ser una historia
nales del movimiento independentista y los in- erudita e, inclusive, estará despojado del aparato
mediatamente siguientes, constituye, desde el "técnico" -notas, referencias, citas secundarias-
punto de vista literario, una época caracterizada acostumbrado en el trabajo científico. Sólo en
por ser de transición -término que, sin duda, mínima parte se incluirán en el texto citas de
también puede aplicarse a lo político, econó- otros autores. Al final, se indicará una bibliogra-
mico e institucional-: transición de un neoclasi- fía sucinta. También, por inexcusables razones
cismo tardío a un romanticismo incipiente, do- de espacio, intención y carácter de la presente
minada inicialmente por el himno heroico, por monografía, excluiremos la pretensión de con-
los rezagos del naturalismo pastoril rococó, por siderar a cuanto autor u obra pueda detectarse
el naciente costumbrismo -más que todo en en los períodos estudiados: habrá omisiones -a
forma de artículos, crónicas u obras de teatro, veces relativamente importantes- o referencias
aunque también en alguna novela-, y más ade- brevísimas a autores que seguramente merece-
lante por el lirismo personal y la reflexión filo- rían mayor atención o detenimiento. Nuestra
sófica en verso, así como por los intentos de actitud en estas páginas es más ensayística que
adaptación de ciertas formas europeas de fines historiográfica, más interpretativa que factual,
del XVIII y comienzos del XIX. El período está aunque sea un intento de interpretación que se
dominado por la figura señera de José Eusebio exige a sí mismo el mayor rigor y la mayor
Caro. Consideraremos aquí a escritores nacidos distancia de la pedantería, la gratuidad y la im-
entre 1789 y 1817. precisión.
El segundo período es, en cierto modo,
una época revolucionaria de liberalismo, federa- Transición: 1820-1840
lismo, desamortización de los bienes eclesiásti-
cos y reacción conservadora, presidida por el Aunque las manifestaciones americanas de
caudillaje de Mosquera, y en la que se manifiesta corrientes, movimientos, modas o maneras euro-
en la literatura la insurgencia de los poetas ro- peas siempre ofrecen peculiaridades diferenciado-
mánticos, la consolidación del costumbrismo en ras, en ciertas épocas de imitación demasiado es-
novelas de cierto valor, la aparición de la novela trecha o, más bien, de falta de originalidad de los
romántica y lo que se ha llamado acertadamente escritores americanos (o, si se quiere, de falta
el "virgilianismo americano". Los escritores de recursos, motivada esta última por una tradi-
considerados nacen entre 1826 y 1843. ción regresiva e inhibidora, entre otras cosas),
La tercera etapa, dominada casi totalmente estas peculiaridades resultan más bien empobre-
por la contrarrevolución conservadora, por la cedoras, desviadas, poco estimulantes. Tal su-
acción de Núñez y la Regeneración, produce en cede, nos parece, con este período, dominado
literatura diversas y valiosas manifestaciones además por contundentes acontecimientos his-
que van desde el romanticismo tardío hasta la tóricos, por expectativas y desconciertos, por
incubación y afirmación del modernismo, así la desorganización que sigue a los reacomodos
como la inmensa obra novelística de un Carras- de profundidad, a la remoción de las bases. La
quilla. Los escritores nacen entre 1860 y 1873. élite intelectual, compuesta por jóvenes terrate-
Nuestro enfoque será preferentemente his- nientes o aristócratas urbanos, hijos de quienes
tórico-literario, aunque no podemos dejar de ad- han luchado en las guerras de liberación o sol-
vertir que la consideración estética será la domi- dados ellos mismos, escriben, a veces en medio
nante. Por otra parte, también es necesario indi- del fragor de las batallas, como suele decirse,
car que nuestro concepto de literatura excluye himnos patrióticos, obras de intención política
aquellas obras de tipo ensayístico, historiográ- inmediata o, unos años más tarde, cuando la.
fico o sociológico o filosófico que, además, se- marea se serena un tanto, tragedias galoclásicas,
rán estudiadas en otra sección de esta obra co- artículos de costumbres, saínetes, odas ana-
lectiva. Dichas obras, sin embargo, nos servirán creónticas, etc., bajo la influencia de Boileau o
muchas veces de punto de referencia, ilustración Quintana o Meléndez Valdés, los costumbristas
o confirmación del examen de las "puramente" españoles o franceses de primeros años del siglo»
literarias -las incluidas en los clásicos géneros: los llamados prerrománticos e, inclusive, los
poesía, narrativa, teatro-, de una manera no grandes románticos. A medida que avanza el
temática, pero desde luego importante. siglo, la imitación se hace más asimiladora, más
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 323

creadora, funde más apropiadamente las in- JOSÉ FERNÁNDEZ MADRID (1789-1830),
fluencias y resulta más auténtica. nacido en Cartagena y muerto en Inglaterra,
En estos primeros años de la vida indepen- después de haber sido presidente de la Repúbli-
diente perduran modos de vida, costumbres e ca. Entre las vicisitudes de su agitada vida po-
instituciones que son propiamente coloniales, lítica y su profesión médica, escribe poesía in-
cortesanas. En la capital, en las ciudades de flamada de patriotismo, "como aquel que es-
provincia, alrededor de la mesa, frente a las trena patria" y de sentido heroico a la manera
tazas de chocolate -el café vendría más tarde-, de Quintana, aquel poeta español, cantor de la
canónigos, notables, damas sensibles, políticos, idea de la libertad y de los progresos de la cien-
científicos, se reúnen en las llamadas "tertu- cia, de quien se ha dicho que fue "el más rígi-
lias", que se institucionalizan con nombres lle- damente neoclásico de la escuela salmantina"
nos de sabor a época: "Eutropélica", "del Buen y cuyo verso sonoro y vacío, prosaico y falto
Gusto", "Científica". Esta última alcanza im- de inspiración, sorprende sólo por su vasta in-
portancia, presidida por el fundamental magis- fluencia en la poesía americana de la época. La
terio del sabio gaditano José Celestino Mutis, poesía de Fernández Madrid resulta aun menos
que congrega a jóvenes en quienes ha logrado elaborada que la de su modelo, y la sensación
despertar el interés por las ciencias y la política de vacuidad que se percibe a través del énfasis
desde hace años. deja en claro que el poeta tiene poco que decir,
pero que lo grita. También cultivó los temas de
Otras son meramente literarias, compues- la llamada "poesía del hogar", en los que canta
tas por latinistas, traductores de Horacio, poeti- las virtudes y delicias de la vida familiar y el
sas, neoclásicos que, en alguna ocasión, se amor conyugal y filial de la siguiente manera:
aventuran en el verso "moderno" europeo, como
JOSÉ MARÍA GRUESSO (1979-1835), sacerdote
payanes (Popayán, ciudad aislada y conservado- Triste y fatigado
ra, produjo muchos de los clasicistas de este en la ardiente siesta,
período, así como importantes románticos y mo-
dernistas, más adelante), que imitó al prerro- vuélvome a mi casa
mántico inglés Young en Las noches de Zacarías en donde me esperan
Geussor y tradujo a otros poetas como Harvey. mis hijos queridos
Fue llamado el "Young americano" por sus con- y mi amiga tierna.
tertulios, quienes seguramente leían a Manuel Apenas me sienten
José Quintana, Chateaubriand Saint-Pierre, Os- Periquito y Pepa,
sian (aparte de Horacio, Virgilio o Anacreonte). cuando dando saltos
Luego, estos autores serán indefectiblemente salen a la puerta...
remplazados por Hugo, Zorrilla, Espronceda,
entre otros. Nada, en la producción de los con- Luego, el poeta toma un baño y termina can-
tertulios, de verdadero valor, nada original. tando el amor paternal e invocando para sus
Mencionemos con un poco más de deteni- hijos las bendiciones del cielo.
miento a aquellos hombres de temperamento Por otra parte, rinde culto a la tragedia
literario requeridos por las armas o la acción galoclásica y escribe dos piezas, Atala y Guati-
política. Hombres que tanto en su actuación moc, bajo la influencia de Chateaubriand (y, a
como en las obras que escriben apresurada o lo mejor, de Rousseau), en las que el único y
ingenuamente revelan ese talante poco revolu- relativo interés literario reside en la utilización
cionario, anheloso de conservar ciertos valores, de temas y figuras americanas con propósito
ciertos privilegios de clase o situación, ciertas legendario.
formas o "maneras". Iniciadores de tendencias Más interesante es la figura de Luis VAR-
duraderas, localistas, inmediatas, que no pueden GAS TEJADA (1802-1829), santafereño e in-
o no quieren sustraerse a influjos de la moda quieto personaje político que, en su arrojo terro-
europea menos progresista, cantan los valores rista, que lo lleva a participar en una famosa
del catolicismo colonial, de la heroicidad napo- conjura contra Bolívar (a quien odiaba profun-
leónica o de la familia, la clase opresora o el damente) y en su corta vida, se aproxima nota-
incipiente individualismo burgués. blemente al romanticismo. Con su violenta an-
324 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

tipatía por el Libertador, ilustra tal vez el co- morística, pero fresca y sin pretensiones, la
mienzo del primer siglo independiente: renci- obrita presenta un cuadro vivo y satírico de la
llas, rencores, desorden intelectual y falta de vida de la clase "burguesa" bogotana de la épo-
perspectiva, mientras las estructuras coloniales ca. Tal vez la intención de penetrar en el mundo
en lo social y económico se transforman caóti- cotidiano con cierto espíritu crítico -su blanco
camente, entre otras cosas, por ausencia de men- son las convenciones sociales a las que se some-
tes preocupadas seriamente por una organiza- tía a la juventud femenina de las clases altas-
ción nueva y coherente de la "cosa pública". y con lejanas reminiscencias de Moliere, pasando
En su obra poética la retórica de Boileau, ya por Moratín, pero sobre todo de don Ramón de
traducida en la Nueva Granada, en romance en- la Cruz, el gracioso sainetero madrileño, sea lo
decasílabo, por José María Salazar (1785- que hace de Las convulsiones la única obra de
1828), produjo resultados bastante deplorables, teatro interesante y de valor dramático en todo
como en sus monólogos en verso contra Bolívar el siglo XIX. Lo cual pone de manifiesto no
(La madre de Pausanias y Catón en Utica), en tanto sus calidades cuanto la pobreza de un gé-
los que, sin embargo, hay cierta fuerza derivada nero que, cuando aparece, lo hace casi siempre
de la pasión política. Su poesía lírica se puede en forma no teatral sino total -y mediocremente-
ejemplarizar con los siguientes versos de su literaria. Resulta revelador que Las convulsio-
poema "Al anochecer": nes sea la única obra rescatada modernamente
entre todas las escritas durante el pasado siglo,
Vamos a la colina es decir, que es la única que tiene algo que decir
que baña suave la sidérea cumbre a la sensibilidad de nuestro tiempo.
La obra está escrita en correcta versifica-
Allí estaremos sentados, Clori mía, ción de tradición española y ofrece algún interés
y disfrutando las tranquilas horas lingüístico al incorporar unas pocas palabras lo-
que mece en su regazo la alegría cales. Por otra parte, como ya hemos apuntado,
nuestro tímido acento juntaremos inicia una corriente de sátira social reveladora,
a las voces canoras aunque no demasiado incisiva.
con que el bosque resuena; La figura de Vargas Tejada preludia la del
allí repetiremos intelectual romántico posterior, pero quizá con
la tierna cantinela mayor frescura, autenticidad e ímpetu juvenil.
que afables entonaron los pastores Desde luego, no fue "nuestro Larra", pero sí
cuando, acabada mi gravosa pena, parece más osado y desafiante que casi todos
coronó la fortuna mis amores. sus descendientes literarios, con la excepción
de Julio Arboleda y J. E. Caro.
El verso es correcto, pero poco original. Los Dentro de estas tendencias literarias y aun
tópicos y lugares comunes neoclásicos son evi- ideológicas hay que señalar al bardo JOSÉ JOA-
dentes, aunque sin caer en el amaneramiento de QUÍN ORTIZ (1814-1892), mayor y más longevo
otros poetas de la época. El influjo de Meléndez que los anteriores, pero que mantuvo con perse-
Valdés es notorio, pero, vistos estos versos en verancia digna de mejor causa la hinchazón quin-
su perspectiva histórica, revelan esa nostalgia tanesca y olmediada, el neoclasicismo retórico
de un mundo tranquilo, pastoril, sin inquietudes y el conservadurismo católico colonial, hasta
bélicas ni revolucionarias, que sienten estos poe- convertirse en un ejemplo de inercia intelectual
tas doblados de soldados o políticos. bastante representativo. Hispanófilo a ultranza,
También Vargas Tejada escribió tragedias pero también cantor de la Independencia (lo cual
neo, seudo o galoclásicas de las que se conser- demuestra que las dos actitudes no se contrapo-
van tres (Aquimín, Doraminta y Sugamuxi) sin nían tanto como suele creerse), a veces por su
mayor valor literario, pero con el interés que mente ni por su pluma parece haber pasado el
ofrece el intento de literarizar episodios o figuras romanticismo, a pesar de haber vivido casi hasta
locales o nacionales a través de los postulados fines de siglo. Sus poemas patrioteros resultan
neoclásicos. hoy insufribles, pero cuando en raras ocasiones
Sin embargo, en este mediocre panorama escapa a la "lira civil" y logra un verso sonoro
cobra interés el gracioso saínete costumbrista aunque siempre artificioso, algunas de sus estro-
titulado Las convulsiones. Intrascendente, hu- fas pueden aceptarse con un criterio más histó-
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 325

rico que estético. Naturalmente, ello no justifica bien los libros que su padre traía de sus viajes
la estimación que le guardaban hasta hace poco europeos. Luego estudió derecho, pero no llegó
tiempo los sectores más retardatarios de la crí- a graduarse. La política, el periodismo, la polé-
tica tradicionalista, por razones más bien ideo- mica ideológica, la filosofía, e inclusive las ma-
lógicas. temáticas (aparte la poesía), ocuparon una vida
Su poema más conocido es "Los colonos", que conoció el destierro -voluntario: dato vita-
canto retórico a la labor colonizadora española lizador importante-, las campañas en guerra,
que "civiliza" al "indio inculto", al "salvaje", pues también fue soldado, la filosofía positivista
que aparece así: y la moderna cultura inglesa.
Es difícil, pero conveniente, separar la poe-
¡Con qué estúpido pasmo no vería sía de Caro en dos grandes vertientes: el lirismo
el indio inculto por la vez primera al altivo personal, dijéramos, y la filosófico-religiosa. El
[corcel! límite casi no existe, pero hay que establecerlo,
ya que la primera resulta particularmente valiosa
El final es ejemplar de esta poesía seudoclásica y, además, la segunda se va acentuando con los
y gesticulante y por ello lo citamos: años.
¡Oh, dame frescas palmas Hay en Caro dos actitudes: la verdadera-
con qué tejer coronas mente romántica, de duda, desesperación, tris-
que oren la sien del vencedor! ¡Oh, dame teza y amargura; y luego, la solución, la respues-
la lira de grandílocuos conceptos ta. Estas dos actitudes corresponden, en general,
para cantar sus ignorados nombres; a las divisiones esbozadas más arriba. El deno-
y en alas de los céfiros llevados minador común es el tono apasionado, fogoso
a la tierra y a los climas apartados, y desmelenado. Caro acudió en busca de res-
sean amor y orgullo de los hombres! puestas a los filósofos más dispares como Bent-
¡A todo bien, tributo de alabanza! ham, Voltaire, el propio Comte, Balmes, de
¡A toda noble inspiración, un canto! Maistre, pero regresó al catolicismo, que le ofre-
ció la mayor seguridad espiritual. Intervino ac-
tiva y constantemente en la política de su tiem-
En este poema no hay ni siquiera el progresismo po, con enorme agresividad y pasión. En la
de Bello: todo él es nostalgia "grandílocua" de figura de Caro se puede ver ejemplarmente el
un pasado tan burdamente falseado que, en él, ansia, la curiosidad, el "malestar de la cultura"
hasta las flores fueron traídas por alguna espa- de un pueblo joven que despierta, que interroga
ñola "sensible y bella" a América. con patético entusiasmo juvenil, que descubre,
Durante esta primera parte del siglo XIX que se equivoca, que se aventura libremente por
aparece un poeta que, no obstante la considera- el pensamiento heterodoxo de la época, pero
ción que le tributa la crítica, debe mucho al que al fin regresa a la tradición, a los valores
recuerdo de lo que antecede, inicia algo así consagrados de su clase. Esa, en mayor o menor
como una reconciliación con una literatura que grado, es la trayectoria de la mayor parte de los
en casi dos siglos produce obras de una medio- intelectuales de este período, así como la de la
cridad exasperante. El sentimiento patriótico, historia nacional que, después de las aventuras
las vicisitudes políticas, la angustia por definir liberales, regresa a los cauces del tradiciona-
el ser del hombre, una genuina preocupación lismo católico y conservador. Así, Caro es un
filosófica de la mejor estirpe romántica informan personaje altamente representativo del período
buena parte de la obra de JOSÉ EUSEBIO CARO histórico-cultural decimonónico.
(1817-1853). Nacido en Ocaña (Santander), su
educación se inició bajo la dirección e influencia La poesía de Caro es la expresión de una
de su abuelo, un humanista gaditano que lo in- contradicción, como genuina poesía romántica
troduce en la literatura española clásica; luego que es: inestabilidad personal, búsqueda, segu-
su padre, que fue también poeta y político, le ridad filosófica; duda y respuesta. Pero Caro se
enseña latín y francés, de modo que el joven aferra finalmente al cristianismo, al catolicismo
puede leer a Cicerón, César, Horacio y Virgilio, ante la intensidad de su conflicto personal. El
así como a los poetas franceses románticos. catolicismo es una respuesta, que él acepta, a
También aprendió el inglés y aprovechó muy la angustia romántica.
326 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

En esta línea, los grandes temas de su obra pero siempre correcto. Su más conocido intento
-la soledad, el destierro, la libertad, el amor, de adaptar el hexámetro latino comienza así:
el desarraigo, la nostalgia de la patria-, no por
auténticamente personales menos románticos, ¡Céfiro! ¡Rápido lánzate! ¡Rápido
las vicisitudes de su existencia, el sentimiento [empújame y vivo!
de injusticia ante el propio destino, la muerte
del padre, que tanto lo afectó, encuentran solu- El hexámetro es métricamente perfecto: cinco
ciones filosóficas un tanto abstractas en la reli- esdrújulos: cinco pies. Pero el intento de Rubén
gión. La religión es la seguridad, lo cual quiere Darío, de quien se ha dicho que imitó la inten-
decir que está muy lejos de la "agonía" religiosa ción de Caro al respecto, supera limpiamente
de otro gran poeta español muy posterior con el obstáculo y no asimila tan ingenuamente el
el que Caro ofrece muchas analogías: don Mi- dáctilo al esdrújulo:
guel de Unamuno.
Caro es un poeta "metafísico" en el sentido ¡ínclitas razas ubérrimas, sangre de
de que lo "físico" es un trampolín que lo lanza [Hispania fecunda...!
a la elucubración sentimental o filosófica. Así,
en su poesía es escaso el paisaje, por ejemplo, Pero hay que reconocer que Caro abrió en cierto
el paisaje contemplado o descrito como paisaje. modo el camino a los modernistas, especial-
Cuando el poeta mira el mar: mente en su frecuentación del eneasílabo.
Al parecer, Caro escribía inicialmente sus
¡Miro al sol que, rojo, ya medio hundido poemas en prosa para luego "traducirlos" al
[en tus aguas, verso y ésta puede ser, tal vez, la clave de su
tiende, rozando tus crespas olas, el último rigidez.
[rayo!, A veces, cuando utiliza el eneasílabo y el
tono menor, sin tanta exaltación ni oratoria, su
inmediatamente se eleva a la reflexión simbo- poesía alcanza hermosos logros, como en el
lista romántica: poema "Estar contigo", del que se dice, segura-
mente con razón, que influyó directamente
¡Y un pensamiento de luz entonces llena mi "Canción de otoño en primavera" de Darío:
[mente:
pienso que tú, tan largo y tan ancho y tan Quiero una vez estar contigo,
[hondo y tan vasto, cual Dios el alma te formó;
eres con toda tu mole, tus playas, tu inmenso tratarte como a un viejo amigo
[horizonte, que en nuestra infancia nos amó.
sólo una gota de agua, que rueda de Dios Volver a mi vida pasada,
[en la mano! olvidar todo cuanto sé,
extasiarme en una nada
Poesía "intelectual", se diría en cierto sentido, y llorar sin saber por qué.
pero siempre apasionada, vibrante y de una
enorme sinceridad. ¿Qué es lo que dicha aquí se llama,
A pesar de su inquietud formal, ya que sino no conocer temor,
ensaya constantemente combinaciones un tanto y con la Eva que se ama,
insólitas en su verso, pero que corresponden a vivir de ignorancia y amor?
la polimetría romántica, como el intento de
adaptación del hexámetro (intento que ya con- ¡Ay! mas con todo así nos pasa:
taba en la poesía española con un antecedente con la patria y la juventud,
al menos: el de Esteban Manuel de Villegas, con nuestro hogar y antigua casa,
muerto en 1669), y otras audacias que lo colo- con la inocencia y la virtud.
can, como decimos, entre los reformadores ro- Mientras tenemos despreciamos,
mánticos, Caro demuestra una notoria ausencia sentimos después de perder,
de indispensables intuiciones formales: su verso y entonces aquel bien lloramos
es duro, de ingrato sonido, de torpe andadura, que se fue para no volver.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 327

El poema expresa ese sentimiento de desilusión algunos borradores iniciales, ya que la obra,
y desencanto ante el presente y esa valoración casi terminada (21 de 24 cantos), se perdió. No
del pasado que son tan abundantes y significa- tenemos, pues, más que un proyecto, un diseño,
tivos en la poesía colombiana del XIX. El pre- un anticipo de lo que hubiera podido ser el poe-
sente se alude como "de la ciencia la vanidad", ma, pero de todos modos resulta interesante.
mientras el pasado es la dicha, el "no conocer En primer lugar, revela su superioridad literaria
temor", la ignorancia feliz. Como decíamos más sobre los ingenuos intentos anteriores de Fernán-
arriba, en este intento de recuperación del pa- dez Madrid o Vargas Tejada. Se trata de una
sado y en esta descalificación del presente se historia de conquistadores, de un intento de vi-
encuentra la clave histórica de la poesía de Caro. talización poética y legendaria del pasado colo-
La sed de aventura, de futuro, de avance desa- nial -que tal vez representa para los románticos
parece, remplazada por la nostalgia de la segu- latinoamericanos lo que la Edad Media para los
ridad pasada. La acción histórica de los hombres europeos-, en el cual se refleja, como ha dicho
como Caro (entre otros y de manera principalí- un crítico, "la ideología de una parte de la mi-
sima, su propio hijo), intentará darle forma po- noría selecta colombiana". Más precisamente,
lítica a esta ideología de una clase que ve en la del terrateniente culto. La actitud del héroe
peligro sus privilegios. del poema frente a los indios no es en esencia
La poesía de Caro ha perdido, indudable- diferente al paternalismo que se ve en los prota-
mente, vigencia y no suscita el entusiasmo de gonistas de María, por ejemplo. Alvaro de
otras épocas. Rafael Maya ha dicho que "el Oyón, el conquistador violento, arbitrario, con
hombre en Caro es superior al autor"; pero, madera e intenciones de dictador, contrasta con
indudablemente, al contrastar su obra poética su hermano Gonzalo, modelo de caballeros re-
con la de la totalidad de los poetas del XIX, a ligiosos, conservadores, sentimentales, que se
excepción de Pombo, Silva y Valencia, hay que enamora románticamente de la bella Pubenza,
reconocer que hay en ella más dignidad poética princesa indígena. El poema, sin duda, pretende
y más belleza que en toda la de aquellos. elevarse hasta la epopeya y tal vez lo más des-
Otro de los primeros románticos es JULIO tacable de él sea, a nuestro juicio, el tratamiento
ARBOLEDA (1817-1861). Perteneciente a una de la naturaleza caucana, tan hermosa, que Ar-
familia terrateniente rica y poderosa, se educó boleda sabe contemplar emocionadamente y
en Europa y vivió hasta la mitad del siglo en describir con acierto.
sus extensas posesiones de Popayán, en medio En sus poemas líricos, Arboleda no llega
de un lujo y un refinamiento que sorprendió al nunca a tener ni la fuerza poética ni la definitiva
viajero inglés Hamilton, quien quedó impresio- sinceridad de Caro; pero indudablemente había
nado por las vajillas de plata maciza, las porce- en él talento literario que, de haber sido más
lanas francesas, los muebles europeos, el jabón cuidado, más desconfiado de la facilidad, la
de Windsor y el agua de colonia en los tocado- ampulosidad y la retórica de la época, más exi-
res. Su hacienda, llamada "Japio", contaba con gente y elaborado, habría producido una Obra
cerca de mil esclavos y unas 10.000 reses, según importante en nuestro romanticismo.
nos cuenta Jaime Jaramillo Uribe. Al lado de prerrománticos y románticos y
Como intelectual de la época, es solicitado muchas veces confundidos con ellos, otros escri-
por la política, a la que se dedica con pasión, tores abandonan hasta cierto punto la literatura
relegando su obra literaria a un segundo término; "pura" por la descripción más o menos minu-
ello, junto con el hecho de que buena parte de ciosa de lo real inmediato. Si los escritores de
ésta se perdiera en la accidentada vida de su la Conquista -don Juan de Castellanos, por
autor que, después de acaudillar una importante ejemplo- tratan de hacer de la historia literatura,
rebelión contra el gobierno central, murió asesi- los costumbristas pretenden convertir la litera-
nado, impide saber si Arboleda hubiera podido tura en historia, o mejor, en seudosociología.
ser el gran poeta romántico que en ocasiones Las "costumbres" son generales, extraídas
(raras, por desgracia) asoma por entre los versos de los hombres que las practican; así, el escritor
de sus vibrantes y retóricos cantos políticos o costumbrista no se ocupa del hombre individual
de sus sombríos lamentos amorosos, pero aún y concreto, sino de lo que externamente ofrece
más, por entre las estrofas de su frustrado poema de común con otros hombres de una misma con-
épico Gonzalo de Oyón, del que sólo quedan dición o clase social, en una época y una región
328 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

determinadas. El costumbrismo explota lo pin- ben artículos de relativo interés, de los que real-
toresco, el color local y a veces (pocas) expresa mente los más valiosos son los Apuntes de ranche-
crítica social. Según Baldomero Sanín Cano, ría, del segundo, crónicas y descripciones de usos
en Colombia el cuadro de costumbres tiranizó y maneras rurales que tienen aún poder de evoca-
toda una época, y su popularidad nacía de: en una época en que casi todos ellos se han ido
«Una tendencia al realismo, a no separarse de la perdiendo. Eugenio Díaz es autor de la novela
verdad y la naturaleza, en la descripción de lo Manuela, además de otras obras costumbristas,
conocido más que la invención de lo descono- entre las que se destacan cuadros como El rejo
cido o inexistente. Por último, el cuadro de cos- de enlazar, gracioso, bien escrito y con frescura.
tumbres no presuponía estudios detenidos ni co- Díaz sostenía que el costumbrismo no se inven-
nocimientos dilatados de las varias literaturas. ta, sino que se copia, y, en verdad, la mejor
Se pensaba que un pequeño esfuerzo y capacidad parte de su obra está en la plasmación en una
de observación bastaban para crear obras maes- prosa correcta y vivaz de sus experiencias y
tras del género». observaciones de hombre de campo, de terrate-
Y más adelante insiste acertadamente: niente encariñado con su medio. Díaz comenzó
«La ola romántica trajo entre nosotros la boga a escribir en la madurez, por lo que su obra
del cuadro de costumbres. Se abusó del género podría considerarse con la de escritores más
porque su aparente facilidad convidaba a los jóvenes.
escritores inexpertos. Abundaron las coleccio- Manuela es la historia de una joven campe-
nes de artículos de costumbres, y en las revistas sina cuya inocencia es resaltada por el autor
semanales era la cosecha más copiosa. La popu- frente a acechanzas de las que no está ausente
laridad de muchos años vino a parar en el descré- la crítica social. Pero lo importante en esta no-
dito de mucho tiempo». (Letras colombianas). vela es la cariñosa perspectiva de latifundista
En verdad, el costumbrismo colombiano bondadoso que ama el paisaje, las labores, las
fue demasiado local, estrecho de miras, provin- costumbres del campo. En Manuela el costum-
ciano y sus cultores poco hábiles y sin talento. brismo ya se hace obra literaria más que mera
Colombia no ofrece nada comparable a los en- observación, y aunque en el aspecto sentimental
cantadores cuadros de Mesonero Romanos, ni resulte ingenua y poco elaborada, la obra es
mucho menos a los geniales artículos de Ma- rescatable para una sensibilidad moderna, enten-
riano José de Larra. diéndola como reflejo de la actitud paternalista,
Puede decirse que el costumbrismo colom- compasiva y deseosa de ser justa de ciertos te-
biano es principalmente la expresión de terrate- rratenientes y la mirada nostálgica y dignifica-
nientes cultos que no se deciden a ser verdade- dora del que ve las "virtudes del campo" como
ramente literatos, sino que en sus ratos de ocio verdaderos valores de inocencia, belleza, bon-
liberan sus aficiones o ilusiones escribiendo ar- dad, sencillez y tranquilidad, valores que los
tículos, crónicas, y muchas veces novelas que nuevos tiempos colocan en peligro de desapari-
revelan su peculiar visión de las relaciones so- ción. Más adelante volveremos sobre el tema
cio-laborales del mundo rural, de su sentir his- del terrateniente y la literatura y, además, trata-
tórico, de sus intereses, sus compasiones, emo- remos a otros costumbristas posteriores.
ciones y nostalgias, a través de un estilo imper-
sonal que sólo se hará expresión verdaderamente Muchos de estos escritores y otros que se
personal y lograda en María. destacan más adelante, se agrupan en torno a
la revista Mosaico, publicada en la década de
Poco hay en este período de costumbrismo los sesenta, y que tiene importancia no sólo por
urbano, por obvias razones -entre ellas la inexis- lo que en ella se publicó, sino por el hecho de
tencia del fenómeno "ciudad"-. Y cuando apa- congregar a varios escritores de distintas tenden-
rece, hacia la segunda mitad del siglo, ofrece cias (de ahí su nombre), dando una especie de
aun menos valor que el costumbrismo real. solidez institucional a las nacientes letras nacio-
Entre los primeros costumbristas descue- nales. De su fundador y director, José María
llan JOSÉ MANUEL GROOT (1800-1878), EU- Vergara y Vergara, parte el primer intento de
GENIO DÍAZ (1804-1865) y JOSÉ CAICEDO y historiar la literatura colombiana, consolidando
ROJAS (1816-1879), de los cuales el más inte- su entidad desde la Colonia hasta las primeras
resante es Díaz. Tanto Groot como Caicedo escri- décadas del siglo XIX.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 329

El despliegue: 1840-1880. Esta particularidad de las letras colombia-


Costumbrismo, romanticismo y clasicismo nas resulta evidente durante casi todo el siglo
XIX, hasta llegar a la obra visionaria y renova-
Este segundo período de cuarenta años es dora de José Asunción Silva. Poetas y novelistas
el más propiamente representativo y auténtico mantienen invariablemente ese "buen gusto",
de nuestro siglo pasado (si consideramos al pe- ese cuidado formal, esa temperancia y ese res-
ríodo siguiente como precontemporáneo). En peto a lo clásico que hace que el romanticismo
medio de fuertes conmociones políticas, guerras en nuestro país resulte tan diferente y a veces
civiles, modificaciones estructurales, intentos contradictorio con el de otros en Latinoamérica
revolucionarios y esfuerzos retardatarios, la lite- (y no digamos en Europa).
ratura refleja los cambios; pero tal vez podría Muchos historiadores están de acuerdo en
decirse que su tono general, su talante, resulta que la mayor transformación política, econó-
más bien conservador y que las grandes agitacio- mica y social de la época se produce hacia me-
nes literarias nunca tuvieron en nuestro país la diados de siglo. Por ejemplo, Luis Eduardo
energía, el apasionamiento o la virulencia de Nieto Arteta, en Economía y cultura en la his-
otras latitudes. Un crítico, refiriéndose a la poe- toria de Colombia (Bogotá, Siglo xx, 1942),
sía, pero con palabras que pueden generalizarse, fija el cambio de estructuras en la "revolución
ha dicho que en esta etapa. anticolonial de 1850"; después de esa fecha,
«Las letras colombianas han surgido de la nada o dice, «se desata una amplia transformación de
poco menos y lo que llama la atención en la la economía granadina». Y Mario Arrubla, en
poesía colombiana es su buen sentido. Los poe- Estudios sobre el subdesarrollo colombiano
tas procedieron con prudencia. Entre ellos flore- (Medellín, La Oveja Negra, s. f.), define los
cieron temas que habían perdido vigencia en cambios político-sociales que se operan enton-
otra parte o no habían sido renovados [...]. Los ces como: «Paso del mercantilismo español al
moldes clásicos resisten. Las influencias román- imperialismo librecambista inglés [...], ascenso
ticas los tornan flexibles, no los quiebran. En de la clase de los grandes comerciantes, hundi-
Colombia no encontramos esos poetas desorde- miento de los sectores artesanales y manufactu-
nados pero a veces geniales, iconoclastas y cons- reros que retornan a la agricultura, desviación
tructores que, a menudo, señalan la irrupción de la agricultura hacia el monocultivo». Es la
del romanticismo. Los poetas colombianos se época de la revolución liberal, en parte conse-
mantuvieron sometidos a los mandamientos del cuencia de transformaciones internacionales; la
gusto: en sus obras la forma es siempre correcta de las sangrientas guerras civiles; la de la desa-
y pulida [...] mortización de los bienes eclesiásticos o de "ma-
nos muertas" (1861), reflejo de la crisis institu-
Luego, no hay nada revolucionario en Colom- cional de la Iglesia y el catolicismo tradicional,
bia sino una labor seria sobre formas ya así como del cambio ideológico liberal. El his-
conocidas. (Robert Bazin, Historia de la litera- toriador Tulio Halperin Donghi menciona algu-
tura americana en lengua española)». nas de las consecuencias políticas del triunfo
Todo ello no deja, sin embargo, de ofrecer del liberalismo: liberación de los esclavos, im-
sus ventajas, mayores, tal vez, de lo que suele posición de un programa librecambista, expul-
pensarse. El citado crítico dice más adelante: sión de los jesuítas, establecimiento de la liber-
«La poesía colombiana ofrece una fisonomía tad religiosa e introducción del federalismo, en
muy particular. Nunca cayó en la negligen- este período que él denomina «Surgimiento del
cia, cualquiera fuese su pasión. La ausencia de orden neocolonial» (Historia contemporánea de
un anticlasicismo militante podría inducirnos a la América Latina, Madrid, Alianza, 1975).
creer que quedaba rezagada en el pasado, que Existe, sobre todo, un aspecto que nos pa-
no seguía la marcha hacia adelante, siempre rece de gran importancia: la situación agraria
desordenada pero a menudo heroica, de las otras y, específicamente, la de la clase terrateniente,
poesías hispanoamericanas. Finalmente, se per- de cuyas filas siguen saliendo muchos de los
cibe que por su misma disciplina y sin haber más importantes escritores. Halperin nos dice
sufrido lo que para muchos fue la enfermedad cómo al terminar la época revolucionaria de In-
infantil del romanticismo, a menudo se adelantó dependencia la población rural, abrumadora-
en los caminos del porvenir». mente mayoritaria, se ve favorecida por un
Vol. 2
330

nuevo equilibrio de poder, en especial, claro fílosófícos de 1844, la estrecha conexión exis-
está, en su segmento dirigente y propietario. tente entre el romanticismo y las clases terrate-
Las guerras de Independencia no supusieron nientes que empiezan a ser desposeídas de la
cambios radicales y duraderos en el ordena- tierra por el avance del capitalismo industrial.
miento social del campo. Tal conexión es visible no sólo en la apología
«Por el contrario [dice], en casi todas partes no que la novela romántica hace de la Edad Media
había habido movimientos rurales espontáneos, (W. Scott, V. Hugo) y en la correlativa acentua-
y la jefatura seguía, por tanto, correspondiendo ción del principio feudal y del principio católico
(en el nuevo orden político como en el viejo) a (Chateaubriand), sino en la patética identifica-
los propietarios o a sus agentes instalados al ción del sentimiento de la libertad con las efu-
frente de las explotaciones». siones que el paisaje suscita. El alma romántica
Y añade: se expande y se engrandece en los bosques vír-
«Los resultados de la radicalización revolucionaria genes (Atala) o en la contemplación del valle
son efímeros, en la medida en que ésta sólo desde las colinas (Meditations poétiques). El
preside la organización para la guerra: la recon- sentimiento de la naturaleza es, entonces, con-
versión a una economía de paz obliga a devolver siderado desde este ángulo, la forma lírica del
poder a los terratenientes». sentido de la tierra, cuya expresión corresponde
Así, pues «es el entero sector terrateniente, al a las castas terratenientes en retroceso. Hay allí
que el orden colonial había mantenido en posi- la nostalgia impotente de una tierra que desapa-
ción subordinada, el que asciende en la sociedad recía ante el crecimiento de la ciudad, que se
post-revolucionaria». despoblaba de siervos y que caía en la red finan-
Esta situación de privilegio terrateniente ciera del capital. Que se nos entienda bien: la
empieza a debilitarse con la introducción del pertenencia a la nobleza de la tierra no explica
librecambismo, el auge del comercio exterior y las Meditaciones poéticas, pero sí hace com-
el nuevo pacto colonial. Hacia fines del período prender la génesis social del sentimiento de la
que aquí estudiamos, esta tendencia al "debili- tierra natal que expresa allí Lamartine...»(Jaime
tamiento de las clases altas terratenientes, pese Concha, Neruda (1904-1936), Santiago, Edit.
a sus apoyos en estructuras políticas, comercia- Universitaria, 1972).
les y financieras locales, frente a los emisarios Estas palabras nos parecen muy apropia-
de las economías metropolitanas", se hace más das, haciendo las debidas precisiones y adapta-
general y evidente. Y este proceso va acompa- ciones, para ayudar a comprender esa literatura
ñado de otro, "de intensidad variable según las tan abundante en Colombia (tal vez más que en
regiones, por el cual las clases altas ven surgir otros países latinoamericanos), que plasma los
a su lado clases medias -predominantemente valores y las emociones, las nostalgias y los
urbanas- cada vez más exigentes" y hasta sec- intereses de los latifundistas. De ahí la longitud
tores de trabajadores "incorporados a formas de de la cita.
actividad económica modernizadas".
En la literatura estos procesos sociales y Examinemos, en primer término, la obra,
económicos van a tener manifestaciones muy realmente interesantísima, de GREGORIO GU-
claras y de primerísima importancia, como tra- TIÉRREZ GONZÁLEZ (1826-1872), nacido en la
taremos de explicar: desde el paternalismo sin población rural de Ceja del Tambo (Antioquia).
conflictos aparentes de los primeros costumbris- Creció en el campo y luego viajó a Bogotá,
tas, hasta la poesía urbana de Silva, pasando donde estudió derecho. Después regresó a su
por el lamento nostálgico de Isaacs o Marroquín; provincia natal, donde transcurrió su vida de
desde la exaltación ruralista virgiliana de Gutié- juez y abogado pobre, rodeado de numerosa
rrez González, hasta la decadencia señorial des- prole. Una vida de típico patricio antioqueño.
piadadamente señalada por Carrasquilla. Durante sus años de estudio en la capital,
A este respecto, y para terminar esta intro- rinde culto a la moda romántica; escribe poesías
ducción, permítasenos citar un agudo análisis como el "Canto de un bandido a su trabuco",
del crítico chileno Jaime Concha sobre lo que o desabrochadas reflexiones como "La vida",
podría llamarse la literatura terrateniente: las que, de lejos, se adivinan postizas. Sin em-
«Marx ha mostrado en diversos lugares, y sobre bargo, por esta misma época de juventud y efer-
todo en pasajes de los Manuscritos económico- vescencia y siguiendo el "buen sentido" carac-
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 331

terístico del romanticismo colombiano, reac- de moralismo, progresismo dieciochesco, di-


ciona contra ese tremendismo retórico; en su dactismo, junto con su acertadísimo descripti-
poema "El romanticismo tétrico" hay no sólo vismo; la de Gutiérrez González no tiene preten-
crítica del trascendentalismo declamatorio, sino siones tan amplias ni en su contenido ni en su
insinuaciones de lo que será la vena adecuada forma o su lenguaje. Si la obra del venezolano
a su personalidad poética: el llamado "virgilia- es, como ha dicho Henríquez Ureña, una decla-
nismo americano" o, en este caso particular, ración de independencia literaria, al invitar en
antioqueño. Memoria científica sobre el cultivo la Alocución a la poesía a las musas a trasladarse
del maíz en los climas cálidos del Estado de a la libertad americana dejando los caducos sa-
Antioquia por uno de los miembros de la Escuela lones europeos, la de Gutiérrez es una declara-
de Ciencias i Artes i dedicado a la misma Escue- ción de autonomismo regional, más bien lin-
la, tituló irónicamente su gran poema, que no güístico, y una exaltación de los valores rurales
tiene nada de irónico y que fue publicado en frente a la invasión urbana (o posiblemente cen-
1866 en La Restauración, de Medellín. La des- tralista).
cripción fiel y realista, pero emocionada, de la
naturaleza en su aspecto de campo laborable, La Memoria, a través de un simplísimo
el paisaje como fin y no, como en tantos román- desarrollo argumental (la elección de la tierra,
ticos, mero trasunto de pasiones humanas, la su preparación, su cultivo, sus resultados) des-
exaltación amorosa del trabajo de la tierra, el liza orgullosamente la conciencia de las peculia-
decidido empeño de dar valor poético a un len- ridades regionales antioqueñas y su espíritu in-
guaje popular y regional, todo ello hace de este dependiente frente al resto de la Nación. (Otro
largo poema, a veces prosaico e ingenuo, pero escritor, Jorge Isaacs, no vacilará en tomar las
siempre auténtico y fresco, el primer intento de armas contra el gobierno federal en 1880, pro-
encontrar una temática propia, desde una cons- clamándose "presidente de Antioquia"). Sobre
ciente actitud poética regional, en lo que se di- todo, este intento se realiza a nivel lingüístico
ferencia notablemente de antecedentes suyos, ya que Gutiérrez proclama que su lenguaje es
tales como la silva A la agricultura de la Zona meramente regional:
Tórrida (1826), de Andrés Bello. Si bien ambos
poetas poseen un indudable sentido virgiliano, No estarán subrayadas las palabras
difieren considerablemente en intenciones y rea- poco españolas que en mi escrito empleo
lizaciones. Ambos, desde luego, parten de esa pues como sólo para Antioquia escribo
misma "inspiración geórgica", que Bazin ex- yo no escribo español sino antioqueño.
plica así:
"Los criollos constituían ante todo una clase de Y, en verdad, hay que recurrir algunas veces a
hacendados. No es asombroso, pues, que una las explicaciones lingüísticas que se incluyen
inspiración, emparentada con la de las Geórgi- en notas al poema, para comprender algunos
cas, los haya embargado ante los campos de pasajes. Pero, además, el poema ofrece una rica
América. Agreguemos que como esos campos variedad descriptiva, a veces plena de acierto
constituían su fortuna y cimentaban su poder, poético. Probablemente, desde una posición
una inclinación muy natural los conducía a iden- crítica trascendentalista, esteticista o falsamente
tificarse con ellos. Como es sabido, los propie- universalista, sólo se aprecian algunas de sus
tarios imaginan fácilmente que sus almas se descripciones. Por ejemplo:
adornan con los encantos y virtudes de su suelo".
Pero, en primer término, Bello fue un clasicista
(o neoclásico) cuya poesía posee una considera- lame la llama con su inquieta lengua
ble influencia directa de la de Virgilio, Horacio la blanca barba a los tendidos palos;
o Anacreonte, aparte de otros clásicos más cer- prende en las hojas y chamizas secas,
canos en el tiempo o autores modernos, como y se avanza, temblante, serpeando.
Byron o Hugo, por ejemplo; además, su silva
tiene una dimensión continental y un tanto abs- La aliteración del primer verso es notable, tam-
tracta, nostálgica (fue escrita en Londres), que bién. En ocasiones llega a recordar este modesto
no incluye la precisión inmediata de la obra del poema famosos pasajes de la primera parte del
poeta antioqueño. La obra de Bello está llena Canto general de Neruda:
332 Nueva Historia de Colombia Vol. 2

El guayacán con su amarilla copa pedante y desproporcionado en su exaltación de


luce a lo lejos en la selva oscura, los pretendidos atributos de la "raza" regional.
cual luce entre las nubes una estrella, Aquí habría que referirse a otros escritores
cual grano de oro que la jagua oculta. cuya obra se puede englobar en este mismo ho-
El azuceno, el floro azul, el caunce rizonte del ruralismo. Pero son prosistas. Por
y el yarumo, en el monte se dibujan ejemplo, los costumbristas que han hecho ya de
como piedras preciosas que recaman la novela su género predilecto. Claro que el
el manto azul que con la brisa ondula. artículo de costumbres sigue teniendo cultores
notables como JOSÉ MARÍA VERGARA Y VER-
Y sobre ellos gallarda se levanta, GARA (1831-1872), autor de varias obrillas
meciendo sus racimos en la altura, como Las tres tazas, sobre las "maneras" de la
recta y flexible la altanera palma, burguesía urbana, o Un manojito de hierba, en
que aire mejor entre las nubes busca. la que rinde culto a "su maestro" Chateaubriand,
ya que de la tumba de éste proviene el "mano-
¿No parecen, en verdad, estas estrofas antiguos jito", y de una novela titulada Olivos y aceitunos
y venerables ancestros de versos como los si- todos son unos, de costumbrismo político. En
guientes: sus obras hay una suave crítica: por ejemplo,
las tres tazas muestran las vacías convenciones
El jacarandá elevaba espuma sociales bogotanas, dictadas por la moda, desde
hecha de resplandores transmarinos... el tradicional chocolate de principios de siglo
El sanguinario litre y el benéfico boldo hasta el anglicista té del presente, pasando por
diseminan su estilo el café "liberal". Pero esta crítica no llega a
en irritantes besos de animal esmeralda... plasmarse verdaderamente, así como tampoco
su propósito de vitalizar las costumbres. Sin
El roble duerme solo, embargo, Vergara se recuerda más por un me-
muy vertical, muy pobre, muy mordido, ritorio esfuerzo, al que ya hemos aludido, que
muy decisivo en la pradera pura tiene todas las limitaciones de su época, de sus
con su traje de roto maltratado preferencias literarias y de sus posibilidades de
y su cabeza llena de solemnes estrellas...? investigación: la primera Historia de la literatura
en la Nueva Granada (1867).
Probablemente la declaración de antioque- JOSÉ MANUEL MARROQUÍN (1827-1908),
ñismo lingüístico de González resulte pedante poderoso terrateniente que llegó a ser presidente
y desmesurada, ya que las variantes lingüísticas de la República cuando la separación de Pana-
regionales tan orgullosamente exhibidas se redu- má, tiene en su haber, aparte de la fundación
cen a localismos léxicos que muchas veces son de la Academia Colombiana de la Lengua, unas
sólo arcaísmos castizos olvidados en el caste- cuantas novelas de mediano mérito derivado
llano "oficial" o académico. Sin embargo, el más bien de su corrección gramatical, de sus
poema ofrece calidades estéticas que nacen de descripciones de costumbres y de su humor es-
su "rica savia popular". céptico e ingenioso, más que de su penetración
Virgilianismo, sí, pero trascendido en una sociológica o humana. Amores y leyes (1898),
concreta y amorosa observación y participación, Entre primos (1897), Yerbabuena, pintan paisa-
en un realismo que mira el presente y el valor jes y comportamientos de diferentes regiones
del trabajo, y cuya mejor virtud tal vez resida del país, apoyadas en una trama sentimental
en su orgullosa sencillez. deleznable. Blas Gil (1896) se aproxima (a esas
Otra de las cualidades de Gutiérrez Gonzá- alturas) a la picaresca, sin que el recuerdo del
lez consiste en no haber caído en un regiona- viejo género español le facilite la creación de
lismo estrecho, a pesar de todo. Precisamente, un verdadero personaje o situaciones naciona-
tal es el defecto de otro poeta, compañero suyo les, en un país que no carece de materiales. El
de generación, región e inclinaciones poéticas, Moro (1897) constituye su mejor novela, a nues-
pero a través de una senda demasiado angosta tro juicio: son las memorias de un caballo, que
(o camino dé herradura): Epifanio Mejía (1838- ponen de relieve la maldad humana. Pero esta
1913), cuyo poema El canto del antíoqueño, de maldad no es tanto la del hombre, sino la de
tono lírico más que narrativo, resulta en extremo cierto tipo de hombres, incultos, desalmados,
La literatura colombiana entre 1820 y 1900
333

ignorantes y encanallados: el sentimiento de que lo plantean en términos abstractos o explí-


clase preside estas páginas de irónica observa- citos a la manera clásica (o "virgiliana").
ción. Desde el punto de vista literario, Marro- La mención de todos los costumbristas de
quín logra una precisión descriptiva y un poder la época nos aproximaría al catálogo que quere-
evocador muy meritorios. El punto central de mos evitar. Muchos autores escribieron artícu-
la obra es la oposición entre naturaleza (campo)- los de costumbres, pero pocos llegan a la cate-
caballo y "hombre", es decir, entre tradición goría de los mencionados. Sin embargo, citemos
geórgica y bucólica y degradación moderna, tí- a algunos: RICARDO SILVA (1836-1887), padre de
pica de la literatura terrateniente. José Asunción y fino observador urbano; RICARDO
También escribió Marroquín versos de esos CARRASQUILLA (1827-1886); JUAN DE DIOS RES-
llamados "festivos", llenos de juegos lingüísti- TREPO (a. Emiro Kastos) (1827-1897), mo-
cos y de humor superficialmente crítico, entre desto y ácido escritor antioqueño que plantea el
los cuales se recuerda "La perrilla" que, menos dilema de la bondad del campo y la maldad del
que un poema, es un chiste rimado, y un manual "hombre"; JOSÉ MARÍA SAMPER (1828-1888),
de ortografía en verso, lleno de humor involun- figura triplemente importante, ya que no sólo es-
tario. cribió novelas costumbristas sino varias obras
teatrales, como Un alcalde a la antigua y dos a
Otro costumbrista rural es LUIS SEGUNDO la moderna o Percances de un empleo y, sobre
DE SILVESTRE (1838-1887), autor de una inte- todo trabajos históricos y sociológicos utilísi-
resante novela, Tránsito en la que se supera evi- mos para la historiografía actual. De su obra
dentemente el costumbrismo de mera observa- Ensayo sobre las revoluciones políticas y la con-
ción y descripción de usos y paisajes en una dición social de las repúblicas hispanoamerica-
trama sentimental más sólida y coherente que nas (1861), ha dicho Nieto Arteta que es "la
la de cualquier otra novela de su género (con obra clásica de la sociología colombiana y tam-
la excepción, no hay que decirlo, de María, con bién de la hispanoamericana".
la que Tránsito tiene una deuda considerable),
y en un planteamiento social un tanto desusado, Tampoco olvidaremos mencionar a EUSTA-
QUIO PALACIOS (1830-1898), autor de la novela
ya que en la trama se interpone un conflicto de
clases. Sin embargo, la novela se estructura se- El alférez real, de reconstrucción histórica, cos-
gún el habituado modelo costumbrista: un con- tumbrismo y trama sentimental débil y pobre-
flicto sentimental rodeado, interrumpido por la mente desarrollada, que aspira a ser romántica
descripción de comportamientos y paisajes. Lo y se sume en sentimentalismo ingenuo que de-
que pasa es que en Tránsito la trama sentimental semboca en un obligado y poco convincente
parece ser el eje principal de la obra, mientras final feliz. La novela está llena de buenas y
en las otras obras sucede un poco al revés: lo simplistas intenciones ideológicas y muy lejana
que importa básicamente es la observación des- de la realidad, a pesar de sus aspectos costum-
criptivista más que la imaginación. Pero Trán- bristas.
sito revela también un "defecto" (que es más Todas estas novelas adolecen de las mismas
bien una imposibilidad histórica) generalizado: fallas de estructuración o de integración entre
la falta de desarrollo de los personajes, la ausen- la trama sentimental y la descripción costum-
cia de toda consideración psicológica. Esta ca- brista o paisajista, ausencia de verdadera carac-
racterística también la comparte María y tal vez terización de los personajes, predominio explí-
haya que concluir que el período histórico, es- cito de lo ideológico sobre lo literario o mera-
casamente afectado por el individualismo nacido mente realista y, en fin, insuficiencia genérica
de un avance mayor del capitalismo burgués, que hace que no puedan ser consideradas como
no puede ofrecer una consideración psicologista verdaderas novelas.
-en el sentido más lato de la palabra- ni un Pero, desde luego, la época produce no
desarrollo del personaje individualizado propio sólo la primera novela (en sentido estricto), sino
de épocas bastante posteriores. la mejor de todas las publicadas en Latinoamé-
rica hasta entonces. Y ahora hablamos de una
Con todo, Tránsito sugiere el conflicto obra y no de un autor, ya que, dejando aparte
campo-ciudad de una manera más personalizada María, la restante producción conocida de JORGE
y sutil en sus protagonistas, y esto revela un ISAACS (1837-1895) no sobresale especialmente
adelanto con respecto a obras más ingenuas, por su calidad literaria. Isaacs nació en la tierra
334

que más tarde había de servir de campo fecundo En nuestro siglo XIX, María es una de las
y esencial a su novela: el Cauca. De ascendencia obras que no admiten desviaciones. Lo que se
judía y formación británica en parte, intervino diga de ella se dice, en verdad, de toda la mejor
en política activamente como periodista y como parte del romanticismo colombiano.
soldado, escribió mediocres poemas y merito- Por su ascendencia, por su tema, por sus
rios trabajos científicos, resultado de sus explo- personajes, por su paisaje, María es una novela
raciones, a las que se dedicó después de haberse romántica, pero no por ello menos colombiana
visto obligado a abandonar la política. Su bio- o americana; al contrario: define muy bien lo
grafía es apasionante. Y, además, representativa que es el romanticismo americano por oposición
o "ejemplar". Isaacs participa activamente en al europeo. Por ejemplo: como es bien sabido,
la vida política, literaria y económica del país Isaacs está básicamente influido por la lectura
desde 1850 hasta su muerte. Como político: a de novelas como Atala de Chateaubriand y Paul
veces liberal, otras conservador, pero con una et Virginie de Bernardin de Saint-Pierre. Pero
actitud fundamentalmente conservadora. Des- lo que para éstos es exótico, imaginario, utópico
pués de haber ocupado algunos puestos públicos (principalmente la naturaleza virgen o los "bue-
de relativa importancia, su carrera política y sus nos salvajes"), para Isaacs es prácticamente la
ambiciones terminan en el fracaso: en 1880 in- vida cotidiana. Así, su romanticismo puede
tenta un golpe de Estado y se proclama presi- darse el lujo de ser realista o hasta localista,
dente de Antioquia. Al ser derrotado por el go- cosa bastante difícil de ver en la literatura euro-
bierno federal, es expulsado de su puesto de pea del género.
diputado en el Congreso. Amado y odiado por María es una obra profundamente colom-
muchos de sus contemporáneos, su antipatía ha- biana por muchas razones: sus sentimientos, su
cia la Iglesia católica lo lleva a hacerse masón. paisaje, su lenguaje, su trasfondo histórico, so-
Económicamente, su vida es fiel reflejo de cier-
tas transformaciones histórico-sociales del país: cio económico. María tocó fibras vitales del
nacido en medio de una rica familia terratenien- hombre colombiano de la época y aun de épocas
te, al morir su padre y encargarse de la adminis- posteriores. Es, aunque parezca paradójico a
tración de los bienes, se arruina rápidamente y primera vista, una idealización y una obra rea-
se ve despojado de sus ricas haciendas caucanas, lista al tiempo, que refleja fielmente una situa-
donde transcurrió su niñez. Su ruina se debe, ción histórica concreta. Por ella, los colombia-
en parte, a la evolución económico-social del nos comprobaron por primera vez que su sentir
país que, como hemos dicho anteriormente, de- y su ámbito vital podían adquirir universalidad.
bilita la posición de los latifundistas, pero tam- La estructura de María es bastante sencilla:
bién a "la concepción señorial que Isaacs tenía una trama sentimental magistralmente construi-
sobre la administración y la economía", como da, con sus sabias alternativas de retardos y
dice Gustavo Mejía; es decir, a su falta de ade- aceleraciones, suspensos y anticipaciones, etc.,
cuación mental a los tiempos y factores econó- inmersa en un ambiente. Sus personajes, elabo-
micos modernos. Luego se hace comerciante, rados sin demasiada profundidad, se aproximan
siempre con la obsesión (frustrada) de recuperar a la tipificación romántica, pero al tiempo resul-
las tierras de su padre o una fortuna comparable tan individualizados y vivos. La heroína, si, por
a la de éste. Finalmente se dedica a explorar una parte, realiza el ideal romántico femenino,
yacimientos carboníferos con mayor o menor está, por otra, tratada con una vaguedad que la
suerte. Mejía define justamente su gran novela dignifica y que permite a la vez la identificación
desde el punto de vista histórico: con los sentimientos más comunes. Otro tanto
«Mana, al salir de estas manos más aptas para sucede con Efraín. Con él y con María podía
manejar los niveles superestructurales que los compenetrarse cualquier colombiano (o latinoa-
cambiantes factores económicos, habría de apa- mericano) medio de la época (a condición, claro
recer como la respuesta ideológica del sector está, de no ser analfabeto, como la mayoría),
social derrotado frente a los profundos cambios puesto que encarnan los correspondientes mitos
que sacudían la vida nacional». ("La novela de de bondad, de sentido común, de normalidad,
la decadencia de la clase latifundista: María de de amor y de belleza. El idilio de la jovencísima
Jorge Isaacs", en Escritura, núm. 2, Caracas, virgen mimada (pero, en cierto modo, margi-
nada por su orfandad) y hermosa pero con su
toque trágico (del que sólo es culpable el desti-
335

no) y el galán aristocrático y feudal, bondadoso mentales, en clarísima pathetic fallacy románti-
y sentimental, fuerte cazador y delicado poeta, ca. La correspondencia entre ambiente y plano
en medio de la belleza de las flores, las noches, humano se hace frecuentemente tan estrecha,
los crepúsculos tropicales, plasmaban ideales que es difícil establecer los límites entre senti-
casi estereotipados del hombre medio pertene- miento y naturaleza. Esta se torna trágica o ale-
ciente a las clases medias y altas del siglo XIX gre, tenebrosa y amenazante o luminosa y cóm-
y buena parte del xx. Sin embargo -y esto es lo plice, según que los protagonistas atraviesen por
más importante-, Efraín y María se libran de momentos de tristeza o felicidad. Después del
ser meramente representaciones o tipos: están acceso epiléptico de María, Efraín sale:
vivos: la sensualidad los vitaliza. «Cuando salí al corredor que conducía a mi cuar-
El proceso sentimental que se establece en- to, un cierzo impetuoso columpiaba los sauces
tre Efraín y María es producto de una situación del patio; y al acercarme al huerto lo oí rasgarse
familiar, social: su cercanía física engendra, por en los sotos de naranjos, de donde se lanzaban
una parte, todo un sistema de convenciones, de las aves asustadas. Relámpagos débiles, seme-
simulaciones, un lenguaje erótico no verbal de jantes al reflejo instantáneo de un broquel herido
miradas y movimientos y, paralelamente, un por el resplandor de una hoguera, parecían que-
clima de sensualidad apenas contenida. Este rer iluminar el fondo tenebroso del valle».
conflicto entre erotismo y represión, entre simu- Y aquí se localiza lo que se podría llamar una
lación y audacias, que domina la novela, llega de las fallas de la obra. Cierta facilidad, cierta
a transmitirse también al paisaje y origina pasa- abstracción, cierta idealización también en lo
jes tensos y bellísimos: no idealizable impunemente. Mencionemos el
«Cogí el camino de la montaña. Al internarme, plano humano ambiental. El costumbrismo pe-
la hallé fresca y temblorosa bajo las caricias de netra en la novela de Isaacs en la descripción
las últimas auras de la noche». del mundo rural en que se desarrolla. Hay, sin
María es eso: sensualidad desbordante pero re- duda, una intención de describir objetivamente,
primida: ambigüedad: pero este intento de realismo (descriptivo) se ve
«Mi brazo oprimió suavemente el suyo, desnudo demasiadas veces contradicho por la idealiza-
de la muselina y encajes de la manga; su mano ción. A la minuciosidad descriptiva, a la repro-
rodó poco a poco hasta encontrarse con la mía; ducción del lenguaje regional, por ejemplo, se
la dejó levantar del mismo modo hasta mis la- contrapone la convencional belleza de las cam-
bios; y apoyándose con más fuerza en mí para pesinas, la limpieza de las chozas, la invariable
subir la escalera del corredor, me decía con voz buena disposición de la gente, la fidelidad este-
lenta y de vibraciones acalladas: reotipada de los esclavos.
-¿Ahora sí estás contento?». En María no hay conflictos sociales: el pa-
Un aspecto sobresaliente y principal de la ternalismo bondadoso del terrateniente -el pa-
novela de Isaacs es el tratamiento del ambiente dre, el mismo Efraín- y la sumisión de campe-
en sus dos aspectos: ambiente humano y natura- sinos y esclavos, configuran un mundo de rela-
leza. El paisaje de María es como un anillo que ciones armoniosas en las que apenas se sugieren
estrecha los personajes y la trama sentimental; ciertas turbaciones: la sensualidad de Efraín,
su característica más evidente es la inmediatez por ejemplo, pone una fuerte tensión erótica en
(a veces nos asalta la impresión de que los per- sus relaciones con las jóvenes campesinas, pero
sonajes están metidos en un invernadero). En sin llegar nunca a caer en el tipo posterior del
ocasiones la naturaleza se hace invasora de lo patrón abusador; las relaciones familiares y a
humano, se transforma también en personaje o nivel de la propia clase son reveladoras. Un
poco menos: mundo patriarcal muy rígido en sus convencio-
«En una de aquellas noches de verano en que los nes, que, sin embargo, son aceptadas alegre-
vientos parecen convidarse al silencio para escu- mente por sus miembros, puesto que ellos saben
char vagos rumores y lejanos ecos; en que la cómo burlarlas: casi todos mienten, se engañan
luna tarda o no aparece, temiendo que su luz unos a otros, escuchan detrás de las puertas, se
importune...». confabulan en secreto, simulan, burlan la auto-
El paisaje es un estado de ánimo, como se ha ridad paterna y contravienen las normas: Efraín,
dicho, y en muchas ocasiones parece confor- su padre y su madre ocultan la verdad a María;
marse de acuerdo con las modulaciones senti- pero Efraín y su madre se confabulan a espaldas
336 Nueva Historia de Colombia Vol. 2

del padre; Efraín, María y sus padres engañan, griegos, latinos, franceses, portugueses e ingle-
todos a una, a Carlos, el pretendiente de María. ses; sobre todo a Longfellow, de quien fue
Tal vez involuntariamente Isaacs llega al nivel amigo y a quien su poesía debe matices y temas.
de lo crítico. Además, en este mundo de la Pombo toca todos los temas posibles en la época
aristocracia también hay gradaciones, dentro de y utiliza las más variadas formas poéticas, desde
la rígida separación clasista general: piénsese las más clásicas hasta las populares de la fábula
en la serie gradual Efraín-Carlos-Emigdio-Brau- y la leyenda local. Poeta amoroso, filosófico,
lio-Juan Ángel, por ejemplo: el gran terratenien- descriptivo, epigramático, humorista, solemne
te, el terrateniente, el campesino rico, el campe- y grandilocuente o íntimo y humilde, escribió
sino pobre, el esclavo. cerca de quinientos poemas originales. Misán-
"El Paraíso" es un círculo privilegiado, ais-tropo, enamorado solitario de la mujer y la na-
lado del mundo, que descansa sobre el trabajo turaleza, en su obra se puede señalar, sin lugar
de fíeles esclavos, y en el que trascurre el idilioa dudas, la cumbre de la poesía culta colombiana
de Efraín y María. Y ¿qué es lo que torna, de desde la Colonia, la poesía aristócrata, ya inter-
pronto, trágico ese oasis de felicidad e inicia su nacional, que sólo admite el modernismo como
decadencia hasta llegar a la degradación final? avance histórico.
El destino, desde luego, se encarga de impedir Es el único poeta que, en muchas ocasio-
la felicidad amorosa de los protagonistas: el ave nes, logra expresar auténticamente la actitud ro-
negra introduce ese elemento mágico y fatídico mántica, en especial durante su juventud: la
que se abate sobre la pobre muchacha. Pero si duda, la angustia, el desarraigo, la búsqueda
bien el conflicto individual es motivado funda- del ideal, el misticismo. Sin embargo, en su
mentalmente por causas extrasociales, no es así poesía se aprecia una evolución muy clara:
en todos sus aspectos: Efraín no puede disfrutar desde el desarraigo romántico, la sátira contra
del amor de María porque debe abandonar El la sociedad, la rebeldía religiosa con visos de
Paraíso para tomar contacto con la civilización, blasfemia, pasando por sus temas populares y
con el mundo exterior: debe ir a educarse; el nacionalistas y por las fábulas y cuentos en verso
mundo moderno, la civilización, impide la ple- dedicados a los niños, hasta la afirmación tradi-
nitud de los paraísos terrenales; pero, además, cionalista y católica donde la angustia romántica
el padre de Efraín sufre importantes descalabros pierde todo sentido: esta última es la poesía de
económicos: el mundo exterior de los negocios una prolongada vejez. Encontramos en esta obra
destruye el Edén terrateniente. Este delicado e vastísima, temas como la diatriba del mundo
idealizado ámbito paradisíaco de la niñez, de sajón del dinero, representado por los Estados
la felicidad latifundista, que descansa sobre los Unidos, la afirmación nacionalista, la condena
hombros de los criados y esclavos, no resiste del materialismo, el conflicto entre la civiliza-
la ingerencia del vulgar y prosaico mundo mo- ción, la técnica y la naturaleza y, más importante
derno. María es un nostálgico, emocionado aún, entre el hombre y la naturaleza, y muchos
adiós a un pasado personal e histórico. Es una otros que hacen del poeta una figura expresiva-
novela fresca, sencilla, sentimental y hermosa. mente representativa de una época y de una
La crítica literaria está unánimemente de circunstancia determinadas, y que permiten es-
acuerdo en que el más grande poeta del roman- tablecer vínculos entre su obra y la de otros
ticismo colombiano es RAFAEL POMBO (1833- grandes románticos americanos y aun la de poe-
1912) y, en verdad, no es fácil ni hay para qué tas posteriores.
negarlo. Doctor en matemáticas e ingeniería, Pombo se inicia con poemas de tono y tema
versificador desde los diez años, diplomático románticos "ortodoxos". "Monotonía" (1853),
en Estados Unidos desde los 25, periodista, tra- por ejemplo, presenta exaltadamente la libertad
ductor, fabulista, hombre feo y de ridicula figu- omnímoda, el exotismo, la huida a mundos fan-
ra, académico y poeta laureado en la ancianidad, tásticos; en "La copa de vino" (1854) se hace
Pombo posee una gran versatilidad poética; de- patente la sátira contra la sociedad y la concep-
sigual a veces pero autor de muchos de los me- ción de la mujer como "ángel caído" a lo Espron-
jores poemas colombianos del siglo XIX. Su ceda, Zorrilla (y tal vez Byron); su extensa
cultura poética y literaria es muy vasta: además "Hora de tinieblas" (sesenta y una décimas), de
de sus extensas lecturas de los clásicos y moder- 1855, expresa la rebeldía contra Dios, la injus-
nos españoles, tradujo apropiadamente a poetas ticia de la creación, la diatriba contra el mundo
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 337

como obra divina. La longitud del poema y su del capitalismo y del imperialismo. Quién sabe
tono exaltado, a veces artificialmente sostenido, si esos motivos, también fueron fortaleciendo
junto con la abundancia de lugares comunes y en él los sentimientos tradicionalistas y conser-
abstracciones en las que se patentizan dejos cal- vadores con que creó sus poemas posteriores.
deronianos, producen en varios fragmentos un Esta actitud no es en absoluto extraña en los
sonido hueco. Sin embargo, en muchas estrofas intelectuales latinoamericanos desde entonces,
la sinceridad y una valerosa rebeldía se traducen en "Los filibusteros" (1856), por ejemplo, la
en verdaderos logros, cuando el poeta toca los oposición (expresada en términos de gran vio-
resortes de lo auténticamente personal: lencia) al mundo sajón imperialista se basa en
¿Quién te hizo Dios? ¿Por qué, di el materialismo, en la frialdad religiosa y en la
cómo, dónde y cuándo vino carencia de sentimiento del honor de aquél,
frente al esplritualismo, la religiosidad y el in-
privilegio tan leonino dividualismo del mundo latino. Este poema muy
a corresponderte a ti? bien puede considerarse como un antecedente
¿Por qué no me tocó a mí del llamado "arielismo" modernista americano,
ese poder de poderes? el que inspira (junto con la toma de Panamá) la
¡Ay! siendo lo que tú eres "Oda de Roosevelt" de Darío, aunque no nos
no fuera el mundo cual es, atreveríamos a afirmar que, como antecedente,
o aplastara con mis pies pase a ser expresión de una sensibilidad común,
tan triste enjambre de seres. en un estadio más avanzado, a románticos y
Años más tarde, en su ancianidad, Pombo re- modernistas. Halperin Donghi señala cómo
negó de su poema de su angustia juvenil, pero frente al avance norteamericano, en los intelec-
eso ya es anecdótico y no poético. Y sin embar- tuales del modernismo "la conciencia de la ori-
go, resulta históricamente muy revelador. Indu- ginalidad hispánica y católica de Latinoamérica
dablemente y a pesar de sus defectos, "Horas se hace más viva", como en el caso de Darío
de tinieblas" es uno de los grandes poemas del y menos en el de Rodó, quien, "frente al puro
romanticismo americano. espíritu aéreo y desinteresado de una Latinoa-
mérica simbolizada en Ariel, el materialismo
¿Que se escondía en la subjetividad de este de la América inglesa encuentra un símbolo en
hombre solitario, que despreciaba al hombre Calibán". Podría decirse que Pombo es un pre-
como criatura, que amaba la majestuosidad de cursor de esta actitud, que posiblemente apa-
la naturaleza? En su poema "En el Niágara", drina su instalación en el tradicionalismo, el
frente a la imponencia del agua despeñada, cual, por otra parte, se afianza en la Regenera-
Pombo llama al hombre "injerto atroz de ángel ción, cuando ya el poeta es un hombre más que
y diablo". ¿Qué le hizo escribir poesía "femeni- maduro.
na", con el seudónimo de "Edda" (que engañó
a tantos lectores ávidos de escándalo literario), La poesía de Pombo desemboca, pues, en
para después revelar el secreto? Posiblemente, una manera tradicionalista, conservadora y reli-
expresaba con todo ello la profunda crisis de giosa que le da un tono clásico a varios poemas
una historia que hacía tambalear la tradición y de su madurez y vejez. El hermoso "Noche de
se abría a una nueva era de individualismo, diciembre" data de 1874; sus mejores sonetos
librepensamiento, competencia capitalista e in- (forma predilecta de esta época), entre los que
certidumbre cultural. sobresale "De noche" (1890), son de esta etapa.
En "Noche de diciembre", el poeta logra un
Parece ser que los poemas "menores", los equilibrio entre la más noble actitud romántica
de tema folclórico, "El bambuco" (1857), "La y sus creencias religiosas:
casa del cura" 1858), "El torbellino va a misa",
v. gr., señalan una transición hacia la madurez Noche como ésta y contemplada a solas
del poeta y, además, un acercamiento al costum- no la puede sufrir mi corazón;
brismo que por los mismos años se convirtió en da un dolor de hermosura irresistible,
el renglón literario más abundante. Tal vez la un miedo profundísimo de Dios.
larga residencia de Pombo en Norteamérica sus-
citó en él un sentimiento patriótico y nacionalis-
ta, alimentado por una cierta antipatía hacia el Al final se establece un ámbito casi místico que
país que comenzaba a manifestar todas las señas sintetiza el misterio romántico y religioso:
338

...¡siento soplar davía iniciaban a los niños colombianos en el


brisa de gloria, estamos en el puerto! encanto del ritmo y de la rima. Y también, claro
Esa luna feliz viene de allá. está, les confirmaban la ideología, las virtudes,
las convenciones de lo que podría llamarse la
Lo más notable del poema -y ello es además burguesía nacional. Ranas desobedientes que se
característico de la mejor poesía de Pombo- ven castigadas; viejas avaras, hipócritas y ridi-
reside en su ausencia de retórica, en su autenti- culas; jóvenes y audaces gatos temerarios que
cidad, en su apartamiento de la hojarasca verbal retornan a la verdad (el calor del hogar) después
que lastra a tanto poema hispánico de la época. de sus locas aventuras por el mundo, etc., todos
En el soneto "De noche" se cierra el ciclo ellos expresan la moral señorial. Pero, eso sí,
poético de Pombo. La seguridad responde al con gracia, con oficio, con imaginación. Serán
recuerdo de la queja antigua; la nobleza del tono poco originales estas fábulas; pero la discusión
y la hermosa factura de los versos, del mejor es inoficiosa. Lo que importa es su sentido y
timbre clásico, colocan al poema tan lejos del sobre todo su gracia.
moralizante y retórico didactismo senil como En otros poetas el romanticismo se logra
de la maroma preciosista. Podría decirse que es menos. DIEGO FALLÓN (1834-1905), nació en
un poema románticamente clásico; no una clau- Santa Ana (Tolima). Estudió en Inglaterra.
dicación, sino el hallazgo de una solución bella- Hombre de sociedad, músico aficionado, dibu-
mente expresada: jante, mímico, humorista, dotado de un encanto
especial para la conversación, de una gran cul-
tura e inteligencia, según el testimonio de quie-
No ya mi corazón desasosiegan nes lo conocieron. Sólo escribió diecisiete poe-
las mágicas visiones de otros días. mas, de los cuales tal vez tres se salvan ante
¡Oh Patria! ¡Oh casa! ¡Oh sacras musas una mirada algo indulgente: los denominados
[mías!... "Las rocas de Suesca", "La palma del desierto"
... ¡ Silencio! Unas no son, otras me niegan... y "La luna". Sin embargo, siempre ha gozado
Los gajos del pomar ya no doblegan de gran prestigio en los medios académicos.
para mí sus purpúreas ambrosías: El primero es una larga descripción humo-
y del rumor de ajenas alegrías; rística (de humor de salón o tertulia), cuya rela-
sólo ecos melancólicos me llegan. tiva importancia es la de continuar una tradición
Dios lo hizo así. Las quejas, el reproche de paisajismo nacional -en cierto sentido la de
son ceguedad. ¡Feliz el que consulta Gutiérrez González- y la de incorporar, así sea
oráculos más altos que su duelo! satíricamente, el lenguaje coloquial local, a una
poesía resentida de romántica retórica trascen-
Es la vejez viajera de la noche; dentalista.
y al paso que la tierra se le oculta, Hace algunos años la Academia de la Len-
ábrese amigo a su mirada el cielo. gua decidió elegir, mediante democrática vota-
ción de sus miembros, el mejor poema de la
En verdad, entre la estrofa citada de "Hora de literatura colombiana. El elegido no fue el "Noc-
tinieblas" y este soneto, se plasma la evolución turno" de Silva, ni ninguno de los de Pombo,
poética de Pombo. ¿Sería demasiado mecani- sino "La luna", de Fallon. El dato es revelador.
cista decir que esta evolución no deja de ser en Las dos primeras estrofas de este poema, des-
cierto modo reflejo del tránsito histórico del li- criptivas, son verdaderamente valiosas:
beralismo librecambista a la Regeneración?
Dos palabras, aún, sobre las fábulas e his- Ya del Oriente en el confín profundo
torietas en verso para niños. Podría tal vez de- la luna aparta el tenebroso velo;
cirse que Pombo es (o quizá fue) para los colom- y leve sienta en el dormido mundo
bianos lo que La Fontaine para los franceses de su casto pie con virginal recelo.
su época (o, inclusive, en alguna manera, lo Absorta allí la inmensidad saluda,
que los comics para los niños modernos de buena su faz humilde al cielo levantada;
parte del planeta). Sus poemas infantiles, llenos y el hondo azul con elocuencia muda
de gracia, de musicalidad, de auténticos elemen- orbes sin fin ofrece a su mirada.
tos populares, hasta hace muy poco tiempo to- Un lucero no más lleva por guía...
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 339

Sin embargo, el poema se resiente de exceso de Núñez pretende ser filosófica y desprecia (o
de bisutería de la época ("turquí del éter", "tintas no puede llegar) a un mínimo decoro rítmico,
de ópalo y topacio", "luminosas perlas", etc.); a una indispensable flexibilidad formal, a una
de lugares comunes ("el vil lenguaje", "el vasto mediana sorpresa conceptual y, mucho menos,
firmamento", "mortal sudario", etc.); de mitolo- a hallazgos verdaderamente poéticos. Rechinan-
gismo demodé ("hijas del Caos", "Ninfas", te, pesado, pleno de lugares comunes, el verso
"Ondinas")... Pero tal vez el defecto más grave de Núñez no ofrece halagos. Sanín Cano se ha
del poema esté en el clisé puramente lingüístico: encargado de señalar ejemplos:
resultan hoy insoportables el hipérbaton siste-
mático ("Ya del Oriente en el confín profun- No pretendas saber lo que otros dicen
do...", "del infinito en la extensión sombría..."); de ti, porque sabrás cuánto maldicen
la anteposición sistemática del adjetivo: los que más te adulaban de tu honor.
O bien:
De allí desciende tu callada lumbre
y en argentinas gasas se despliega El corazón del hombre es un arcano
de la nevada sierra por la cumbre inescrutable, imagen del Océano,
y por los senos de la umbrosa vega...; laberinto sin límites ni fin.
la sistemática posposición del verbo ("la regia Pero se podrían señalar otros muchos como és-
pompa de tu trono ciñe"...; "a largos trechos el tos. El último pertenece a ese poema suyo "Sur-
follaje roscas"...; "o al pie del cerro de la roza sum", bastante conocido y compuesto en su ma-
humea"...; "en que tu rayo con las sombras yor parte por lugares comunes seudoclásicos o
lucha"...), etc. románticos ("el águila caudal", la "humilde hoja
Por otra parte, existe en este poema el tí- de acanto", "Sócrates bebiendo la cicuta",
pico quiebre subjetivista del mal romanticismo: "largo parasismo", etc.):
el paisaje, la descripción, se disuelven en el
estado de ánimo del poeta sin solución armónica La ley del desarrollo
ni articulación: el poeta aparece de pronto con es de ascensión también: lo incandescente
su interioridad un tanto postiza y, como una deja de destruir, y se hace savia
intrusa sombra, nos oculta ese paisaje lunar des- que se transmite al encumbrado monte,
crito con indudable acierto en ocasiones. donde halla inmensidad por horizonte.
Finalmente consideraremos a dos poetas
de coincidencias políticas e ideológicas muy es- Sin embargo, Núñez también tuvo insignes
trechas y de una enorme influencia en la vida defensores o cantores. Nadie menos que José
nacional durante el último cuarto del pasado Asunción Silva, o el mismísimo Darío, los dos
siglo RAFAEL NÚÑEZ (1825-1894) y MIGUEL designados por Núñez para ocupar posiciones
ANTONIO CARO (1843-1909). La figura de Nú- diplomáticas. También Valera o Menéndez Pe-
ñez es, sin lugar a dudas, mucho más importante layo lo elogian. Silva le dedicó un extenso artí-
políticamente que en su faceta de escritor, a pesar culo, cuando era secretario de la Legación co-
del prestigio e influencia que sus escritos alcan- lombiana en Caracas, en el que alaba desmedi-
zaron en su época. Tres veces presidente de la damente sus dotes poéticas, pero no deja de
República, entre 1880 y 1892, progenitor de la señalar, un tanto solapadamente, sus defectos:
Regeneración, el movimiento político e institu- «La estrofa enjuta y nerviosa, llena de audaces
cional de mayor entidad en el siglo XIX, vivió elipsis y desbordante de graves ideas, incorrec-
diez años en Inglaterra como diplomático, y ta, voluntariamente incorrecta a veces, no tiene
escribió gran variedad de poemas y obras de la música de orquesta de la de Zorrilla [...]; ni
corte político y doctrinal conservador, aunque ostenta tampoco la corrección suprema [...] de
militó inicialmente en el partido liberal. Su más los poemas del impecable maestro Núñez de
enconado crítico, Baldomero Sanín Cano, nos Arce».
dice que "es más fácil alabar sus obras de inspi- Sin embargo, la poesía de Núñez tiene mu-
ración política o de exposición informativa que cho más que decir a una sensibilidad de nuestro
sus transportes poéticos" y, en verdad, hay que tiempo que la de su vicepresidente, el clasicista
darle la razón al crítico antioqueño. La poesía Caro, hijo del poeta José Eusebio y apasionado
340
gramático, político, versificador, traductor de desgaste, que las preposiciones son respetables
Horacio al castellano y de su propio antecesor (ya que, por ejemplo, no se puede escribir, como
Rodrigo Caro al latín, lingüista y académico el doctor Núñez "Moviéndome es que a veces
cuyo prestigio y culto aún perdura entre los cír- se mitiga/ de mi sangre el hervor"), que el escri-
culos del más cultivado conservadurismo co- tor es un profesional del lenguaje, lenguaje al
lombiano (ya han muerto sus admiradores en que no se puede traicionar impunemente, so
España). Sus traducciones clásicas son irrepro- pena de no decir lo que se quiere decir. Cuervo
chables lingüísticamente: Catulo, Propercio, dedicó su vida a la gramática, al "instrumento",
Virgilio -magnífico primer canto de la Eneida-. prestando un invaluable servicio a la claridad,
A su poesía original, hecha con absoluta correc- la conciencia artística y, lo que tal vez sea más
ción sobre moldes sin desperdicio, le falta toda importante, a la ciencia colombiana que, por
la gracia, la visión, la audacia de aquellos. Poe- él, adquirió un prestigio enorgullecedor y mere-
sía sobre poesía, poesía derramada sobre cauces cido. Sus Apuntaciones críticas, su apenas ini-
canalizados que llevan siempre a lo previsto: ciado Diccionario de construcción y régimen,
clasicismo, catolicismo, academia, forma; len- sus restantes trabajos lingüísticos, aunque de
gua que revierte sobre la lengua: curioso, mas resultados discutibles ante la ciencia moderna,
no original metalenguaje: constituyen la fundación de nuestra filolofía, y
punto de partida inexcusable para los estudiosos
Si no vencer, sino luchar, me obliga del lenguaje.
por la fe y el honor; si hay un Dios bueno Todos estos autores constituyen la expre-
que enmendar sabe el éxito terreno sión más representativa de nuestro siglo XIX y,
cuando, supremo Juez, premia y castiga, además, echan las bases de lo que será la litera-
¡adelante!, no temo la enemiga tura posterior, la cual no puede ignorar la labor
saña, aleve puñal, sutil veneno: consolidadora que realizan estos románticos a
con pecho firme y ánimo sereno la americana, estos costumbristas, estos hom-
dispuesto estoy a la mortal fatiga. bres del campo y la propiedad, estos visitantes
de culturas extranjeras que van insuflando en
Jerga aristócrata y cenacular que tiene poco que las letras colombianas tradición y oficio litera-
comunicar a quien no "escanda el verbo" o es- rios. Adaptan, americanizan el romanticismo,
pecule sobre acentos, cantidades silábicas, hi- describen el paisaje y los usos tipificados del
pérbatones o teología. En política: artimañas, hombre colombiano de las clases medias y altas,
amaños, componendas. Sin embargo, su obra sus sentimientos, sus dudas, sus problemas so-
lingüística resulta valiosa y su lección de serie- ciales, sus actitudes históricas. Con mesura, con
dad investigativa es aprovechable en cierto cierta timidez e inseguridad, avanzando y retro-
modo en un país cuya élite confundía literatura cediendo, cuidando la forma y el lenguaje, sin
y filología en demasiadas ocasiones, aunque él excesos, sin genialidad, pero con decoro.
mismo no esté exento de tal confusión. Tal vez podría decirse, si se quisiera trazar
Y, aquí no puede dejar de mencionarse al una línea generalizadora, que la literatura de
gran patriarca de la ciencia filológica colombia- esa época describe una curva que intenta retornar
na, al cual no se ha acabado de rendir sensato más allá de su origen, después de alcanzar su
homenaje, posiblemente porque tuvo el buen vértice en determinadas obras de autores como
gusto de no cometer versos ni novelas (o, por Isaacs, José Éusebio Caro, Pombo: de la rebe-
lo menos, no los hizo públicos): RUFINO JOSÉ lión al conformismo, de la aventura a la seguri-
CUERVO (1844-1911), al cual se olvidan de men- dad, de la "libertad al orden". Sin embargo, el
cionar los historiadores de la literatura "pura", regreso se emprenderá realmente en el período
sin recordar que las efusiones momentáneas o que sigue, así como un nuevo despliegue.
duraderas de vates, periodistas de largo alcance,
políticos de domingo lírico, críticos de retrete Hacia la modernidad: 1880-1900.
y filósofos de ocasión precisan, de manera muy La Regeneración. La novela realista.
principal, de labor de los abnegados investiga- El modernismo
dores de la lengua (labor que, ya lo dijimos, no Los hombres de la generación anterior, en
se debe confundir con la literatura misma), de el repliegue de su despliegue, modelan la vida
los que enseñan, a punta de trabajo, sudor y política e institucional de este último período del
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 341

siglo XIX. La acción política y cons- artículo "Ideas sobre la cultura nacional y el
titucional de Núñez y Caro, la derrota del libe- arte realista" (en Letras nacionales, núm. 0,
ralismo clásico, el afianzamiento del orden neo- 1965); pero para otros, como Nieto Arteta, en
colonial y del imperialismo norteamericano que su ya citado libro, "precisamente por constituir
va desplazando al británico, el predominio de una tendencia a racionalizar el Estado, es en la
la Iglesia renovada, el balbuceo de las fuerzas historia política de Colombia el movimiento his-
proletarias, la decadencia de los terratenientes, tórico de mayor objetividad sociológica". Hal-
el auge de las ciudades y de las clases urbanas, perin Donghi la describe así:
entre otros acontecimientos, determinan histó- «En busca del progreso económico la Colombia
rica y social mente estos años finales de siglo. liberal y federal debía renunciar a su liberalismo
En muchos aspectos, es una época "re" y, en (devolviendo a la Iglesia posición dominante en
otros, una época "pre", es decir, una época que la enseñanza pública) y a su federalismo, exce-
repite y renueva (Regeneración) el pasado, y sivamente costoso y responsable del desorden
una época que presagia y preludia el futuro. Y, crónico de la campaña; debía también hacer con-
sin embargo, ello no quiere decir que no tenga cesiones al autoritarismo aumentando los pode-
sustantividad propia. Todo lo contrario. Pero, res del presidente.»
a lo menos en la literatura, los escritores jóvenes Ello estaba respaldado por un sentido pragmá-
de este período superan las limitaciones dema- tico:
siado estrechas y retardatarias de la cultura ofi- «Estas innovaciones no eran presentadas como
cial y crean una obra que, en la mayoría de los un retorno liso y llano al conservadurismo, sino
casos, es mucho más avanzada de lo que cabría como una consecuencia de la muerte de las ideo-
suponer por el "tono" histérico-cultural oficial. logías tradicionales y de la adopción de un pro-
Recordemos que Núñez y Caro son dos de los gresismo atento a intereses y no a ideales».
más conspicuos representantes de esa cultura, Y la Regeneración se impone y dura porque,
mientras José Asunción Silva o Tomás Carras- entre otras cosas, las reformas "consolidaban
quilla conocen diferentes pero definidas formas un orden que las clases propietarias y mercanti-
de marginación. les de Colombia apreciaban unánimemente.
Puede caracterizarse el período histórico Eran estas clases las que compartían el poder
como una época de cambios, de agitación social, bajo la égida de Núñez; las que se afirmarían
de crisis económica y de enfrentamiento político en él luego de su muerte".
que remata en una larga y sangrienta guerra Puede verse la Regeneración como la ins-
civil, en el filo mismo del cruce de siglos. Época tauración de un orden matizadamente burgués,
de intensa agitación y contradicción ideológica con rezagos arcaicos y tendencias modernizan-
y cultural: es el momento de las polémicas en tes en cierto sentido, que a veces parecen nacer
contra y a favor del liberalismo, el positivismo más bien como contradicción del movimiento
y la doctrina social de la Iglesia; de la pugna "regenerativo".
entre las corrientes francesas y las inglesas, sin Fundamentalmente, en este período hay
olvidar las españolas, en materia de pensamiento dos grandes manifestaciones literarias: la nove-
filosófico y político. Literariamente, en el es- lística predominantemente rural, realista y crí-
pectro internacional que nos interesa, la etapa tica de Tomás Carrasquilla, que sintetiza y su-
puede ser definida, en general, como una tran- pera el costumbrismo, y la poesía modernista,
sición desde las últimas manifestaciones del ro- urbana y cosmopolita que se inicia en José Asun-
manticismo hasta los movimientos renovadores ción Silva y culmina en Guillermo Valencia. El
de los simbolistas franceses, de los modernistas campo, que ve declinar a los latifundistas tradi-
latinoamericanos, de los novelistas naturalistas cionales, en la vieja Antioquia, aislada por sus
y realistas y de la generación del 98 en España. montañas (lo que le da ese aire localista y pro-
La llamada Regeneración, puesta en mar- vinciano -en el mejor sentido de la palabra-) a
cha por Núñez tiene, desde luego, aspectos con- su literatura; la ciudad, que ve surgir y afirmarse
tradictorios, positivos y negativos, que expresan a comerciantes e industriales incipientes que han
los conflictos históricos y sociales del país. Para sustituido a los antiguos artesanos, a los "draco-
algunos historiadores, como Francisco Posada, nianos" de antaño. El comercio exterior, que
es "un movimiento contrarrevolucionario de ca- abre las puertas de Europa como nunca antes;
rácter latifundista y clerical", como dice en su la diplomacia, que absorbe a buena parte de los
342

escritores permitiéndoles entrar en contacto di- Carrasquilla es, sin lugar a dudas, un nove-
recto con la cultura de otros países europeos o lista antioqueño, como Gutiérrez González es un
americanos... todos ellos son factores básicos poeta antioqueño. Pero los dos son escritores
en una producción literaria en su mayor parte de ámbito indudablemente nacional y latinoame-
crítica, de una u otra manera (por plasmación ricano. En el caso de Carrasquilla esta síntesis
directa, por desdén o alejamiento) de la realidad es mucho más lograda, como trataremos de mos-
histórica. trar, y tal vez en esta autenticidad regional reside
Indiscutiblemente, la mayor realización de uno de los secretos de su acierto literario.
la prosa es la ingente obra narrativa de TOMÁS El mismo Sanín Cano define la literatura
CARRASQUILLA (1858-1940). Poco después de la antioqueña así:
idealización romántica de Isaacs, justamente «De modo que hubo una tradición literaria en
cuando envejece el costumbrismo, aparece este aquella comarca que puede definirse con los
"antioqueño universal", como lo llama Federico caracteres de amor al suelo, a la lengua del
de Onís, nacido en Santo Domingo y muerto pueblo, y a las tradiciones de igualdad entre
en Medellín. De su infancia se sabe poco. Mal todos y respeto mutuo».
estudiante ("La lectura constante de novelas per- Si bien Carrasquilla continúa y perfecciona esta
judicó mucho a este alumno", dicen sus profe- tradición antioqueña, no es menos cierto que,
sores). Fue calificado como "Atrasado" en com- como dice José Antonio Portuondo en su artícu-
posición y "Regular" en gramática en sus estu- lo "Literatura y sociedad" (en América Latina
dios juveniles. Durante la guerra civil de 1876 en su literatura, México, Siglo XXI, Unesco,
vive escondido en Santo Domingo, donde se 1976), "cuando Gabriel García Márquez borra
hace sastre. Luego pasa por diversas ocupacio- en Cien años de soledad las fronteras entre lo
real y lo fantástico, no hace sino continuar la
nes burocráticas modestísimas. En 1895 viaja tradición de una religiosidad naturalista, antime-
a Bogotá a editar su primera novela Frutos de tafísica, que ilustrara bellamente, en su propia
mi tierra. Desde 1904 vive y trabaja en la mina tierra colombiana, el antioqueño Tomás Carras-
de San Andrés. Luego, la bohemia en Medellín quilla".
y cinco años como empleado público en Bogotá.
En la bohemia continúa hasta que, en 1926, cae La obra de Carrasquilla debe mucho al cos-
enfermo de las piernas; en 1930 queda parali- tumbrismo, que inspira muchos pasajes de ella.
zado y ciego. Dicta entonces una de sus últimas Pero el costumbrismo es una literatura (cuando
novelas, Hace tiempos, de sabor autobiográfico. lo es) de "cuadro", de apunte, o de "novela"
En 1936 le conceden el premio Vergara y Ver- que raras veces llega a serlo verdaderamente.
gara de literatura y la Cruz de Boyacá, alta Las cosas -trajes, casas, muebles, meriendas,
condecoración oficial. Tardío e insuficiente re- etc.-, las "costumbres", como decíamos más
conocimiento. En 1940 se le declara una gan- atrás, están tratadas aisladamente, separadas de
grena que lo lleva a la tumba. los hombres que las llevan o practican, como
en los museos del traje o de los oficios; el cos-
La época de producción de Carrasquilla, tumbrismo -al menos el que se escribe en gene-
pues, abarca el período comprendido entre 1885 ral en Colombia, no el que ya deja de serlo para
y 1935, aproximadamente. En cincuenta años convertirse en verdadera plasmación socioló-
escribe once largas novelas, muchos cuentos y gico-literaria-, ni quiere ni puede pasar de la
multitud de crónicas y artículos. Sus obras com- mera superficie descriptiva externa. Las "cos-
pletas llenan dos gruesos volúmenes: casi dos tumbres", así, son manifestaciones estereotipa-
mil páginas. das del hombre; el costumbrismo es, ante todo,
Su paisano, el crítico Sanín Cano, nos dice: "tipista": quiere lo representativo, lo común, lo
«El departamento de Antioquia, por haber sub- sobresaliente o protuberante visto desde fuera.
sistido casi aislado del resto de la República, du- En cambio, Carrasquilla es un auténtico
rante unos ochenta años, a causa de lo monta- novelista: su interés principal es el hombre en
ñoso de su suelo y de lo rudimentario de sus su medio, compenetrados, fundidos, no super-
caminos tuvo, puede afirmarse, una literatura puestos (como a veces sucede en María), tales
propia que sin pretensiones de regionalismo se cuales son. Carrasquilla no idealiza la realidad,
diferenciaba en lo exterior de las formas litera- pero no la "fotografía" tampoco. Crea literaria-
rias predominantes en otras regiones del país.» mente esta realidad, crea personajes, situado-
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 343

nes, plasma ambientes, analiza psicológica- mal" y a veces hasta académico. Ahora bien
mente (desde luego, no con la psicología moder- mientras los escritores costumbristas y los nove-
na, sino con la comprensión humanista intuiti- listas regionales imitan -mejor o peor- el habla
va), sociológicamente, aprovecha el folclor, la popular local, los personajes de Carrasquilla ha-
geografía, las tradiciones populares, las creen- blan como él mismo habla. Y, además, con
cias, los mitos comunitarios; pero todo ello plena conciencia e intención:
desde un punto de vista literario, novelístico. «Cuando se trata de reflejar en una novela el
La mayor parte de su obra inicial está es- carácter, la índole propia de un pueblo o de una
crita durante los años en que se despliega y región determinada, el diálogo escrito debe ajus-
triunfa el modernismo. Pero dentro del ambiente tarse rigurosamente al diálogo hablado, reprodu-
exotista y extranjerizante que imponen los mo- cirse hasta donde sea posible».
dernistas en toda Latinoamérica, don Tomás es También la definición que nos da de la novela
un escritor regional, colectivista, realista. expresa lúcidamente la paradoja realista: "La
Nunca transigió ante los modernistas -a los que novela es un pedazo de la vida, reflejado en un
despreció con cierta injusticia nacida de sus re- escrito por un corazón y una cabeza". Y esta
cias convicciones-; desde luego no fue un ro- frase descubre también una de las características
mántico; dentro de la literatura colombiana es fundamentales de su producción novelística: la
el primer y gran escritor auténticamente nacio- aparente debilidad de la trama, del "argumento".
nalista. Su preocupación principal fue siempre La unidad de sus mejores obras está determinada
su circunstancia histórico-social, pero plasmada por el transcurso de la vida que el autor quiere
en quienes realizan esa historia y componen con- aprehender y presentar.
cretamente esta sociedad. «Carrasquilla [dice Federico de Onís] es un gran
La obra del escritor antioqueño es uno de escritor de nuestra lengua y de nuestro espíritu,
los mejores ejemplos de la paradoja del verda- no ya porque nos descubra en sus obras una
dero realismo -aquella a la que aludía Unamuno: región de América donde esa lengua y ese espí-
"Hallar lo universal en las entrañas de lo local, ritu existen de un modo exaltado, distinto y
y en lo circunscrito y limitado, lo eterno"; o original, sino porque él ha tenido la originalidad
como, inversamente, decía Alfonso Reyes: "La y el arte para descubrirla y hallar su expresión
única manera de ser provechosamente nacional no fuera sino dentro de sí mismo».
consiste en ser generosamente universal, pues El "viejo Carrasca", como lo llamaban sus ami-
nunca la parte se entendió sin el todo"; y, aña- gos, es el primer narrador colombiano del siglo
damos: ni el todo sin la parte: nos da, como XIX y buena parte del xx por su honda raigambre
nadie en Colombia, una recia representación de popular, por la firmeza de su vocación artística,
su colectividad, de su medio; nos entrega, como por su ancha comprensión social, por su cono-
suele decirse, el espíritu de un pueblo. Pero al cimiento y dominio de la lengua, pero, sobre
mismo tiempo, su obra es una clara demostra- todo, por su talento de escritor y por su auten-
ción de que el realismo colectivista sólo puede ticidad humana. Sin embargo, su obra es casi
expresarse desde la autenticidad individual. desconocida fuera del país y aun en éste no se
Ejemplifiquemos estas consideraciones con el ha difundido modernamente en la forma que
lenguaje popular del escritor antioqueño. Ceja- sería de desear. ¿Será porque, como dice Sanín
dor y Frauca -quien comprendió la grandeza de Cano, «el lenguaje siempre será un obstáculo
nuestro autor- afirmó que don Tomás era "el para entender y apreciar fuera de Colombia, a
primer novelista regional de América, el más uno de los grandes taumaturgos de la frase na-
vivo pintor de costumbres y el escritor más alle- cidos en este país?» Posiblemente. Otra de las
gado al habla popular". Y, en verdad, la parte razones podría ser el hecho de que se relacione
dialogada de su obra está escrita en "antioqueño" demasiado estrecha e incorrectamente su obra
-como diría Gutiérrez González-, en esa habla con el costumbrismo y que el menosprecio de
conversacional, popular y regional, firmemente éste se extienda a aquella. El crítico mexicano
diferenciada dentro del español colombiano (sin José Luis Martínez, en su artículo "Unidad y
que pueda hablarse de dialecto, claro está). Nos diversidad" (publicado en la ya citada obra co-
referimos a la lengua de los personajes, ya que lectiva América Latina en su literatura), llama
la del autor, como es sólito en la novela precon- a Carrasquilla "un gran novelista extemporáneo"
temporánea, es el castellano más o menos "nor- y dice que su obra "formalmente se encuentra
344

dentro del realismo costumbrista, ya abando- muchos los cultores de la nueva estética, mas
nado por aquellos años". También podría influir pocos los de verdadera calidad en nuestro país.
el auge del modernismo, ante el cual, en aparien- Antes de entrar en la obra de Silva y Valencia,
cia, la obra de don Tomás quedaba fuera de la nos parecen pertinentes unas palabras acerca de
moda. De todos modos, sus libros merecen un la significación del movimiento.
impulso editorial y crítico que continúe y pro- Escribíamos en otra parte que la segunda
fundice el ya iniciado hace algunos años. mitad del siglo XIX en Latinoamérica presencia
Difícil decir cuál es la mejor obra de Ca- la elaboración de una literatura que representa
rrasquilla. Puestos a escoger, nos quedaríamos la emergencia de un continente surgido de una
con esa pequeña joya que es el cuento mítico, larga lucha de liberación y cuya inteligencia se
folclórico, popular, titulado En la diestra de pregunta por su sentido histórico y por su lugar
Dios Padre (del cual ha hecho una versión teatral en el mundo. La prosa intenta dar una respuesta
moderna Enrique Buenaventura). El tema es uno en la acción y la obra de pensadores, novelistas,
de esos motivos míticos populares que se repiten ensayistas, políticos, desde Bolívar a Martí, pa-
en muchísimos pueblos, a veces sin aparente sando por Sarmiento. El continente se abre a
relación. El pobre hombre que es más listo que las influencias de otras culturas no hispanas.
la muerte (o que el diablo, según otras versio- Como territorio que abandona un estado colonial
nes), a los cuales engaña y vence, aparece en y se adentra en el neocolonialismo cultural y
gran cantidad de cuentos folclóricos. Sin embar- económico, más sutil pero no menos omnipre-
go, Carrasquilla logra darle una vivacidad y una sente y oneroso que la antigua dominación me-
gracia extraordinarias y, también, logra crear tropolitana, los países latinoamericanos - o , me-
un personaje vivo, humanísimo y muy antioque- jor, sus clases dirigentes-absorben porosamente
ño; todo ello convierte al cuento en una obra y con avidez la cultura europea que tanto tiempo
maestra de su género. les fuera negada por la metrópoli española. Oc-
La primera novela fue Frutos de mi tierra, tavio Paz ha dicho con respecto al modernismo:
de la que el autor dice que fue "tomada directa- «El amor a la modernidad no es culto a la moda:
mente del natural, sin idealizar en nada la rea- es la voluntad de participación en una plenitud
lidad de la vida". En esta obra el costumbrismo histórica hasta entonces vedada a los hispanoa-
influye más, en su vertiente rural; Grandeza mericanos». Con la independencia ilusoria y la
(1910), es una visión realista de un ámbito se- soberanía ficticia que proyecta el no tener apa-
miurbano: Medellín (con unos 70.000 habitan- rentemente dominación militar ni ocupación fí-
tes entonces); Salve, Regina, deja traslucir influ- sica del territorio, el continente se figura su
jos de Galdós y hasta de Valera: Regina es una libertad y se inventa un "alma", un "ser" extra-
especie de Pepita Jiménez criolla sin el desen- ñamente parecido a lo que sus clases dirigentes
fado de ésta: Antioquia, "la Irlanda de Améri- creen que es el europeo. Los intelectuales, que
ca", no es propiamente el país andaluz. La mar- pertenecen en general a estas clases o que son
quesa de Yolombó (1926), es un ambicioso pro- absorbidos y asimilados por ellas, reflejan en
yecto de reconstrucción histórica de la vida rural sus obras los conflictos, las contradicciones, los
del siglo XVIII, desgraciadamente poco cuidado sueños de la minoría dirigente. Esta minoría
y por ello no es la gran novela que hubiera quiere actualizarse, quiere ser moderna, quiere
podido ser. Sin embargo, es una novela evoca- tener su lugar en el mundo, en la historia coetá-
dora y sugerente, implícitamente crítica y hasta nea. Al respecto, Paz dice:
irónica. La marquesa queda al borde de ser un «Sólo aquellos que no se sientan del todo en el
personaje con mayúscula. Hace tiempos, la tri- presente, aquellos que se saben fuera de la his-
logía que culmina la novelística de Carrasquilla, toria viva, postulan la contemporaneidad como
es un vasto intento de recrear el pasado colectivo una meta [...]. Desear ser [...] contemporáneo
regional y personal. implica una voluntad de participar, así sea ideal-
mente, en la gesta del tiempo, compartir una
Aún teniendo muy en cuenta la obra de historia que, siendo ajena, de alguna manera
Carrasquilla, el fenómeno literario más impor- hacemos nuestra». ("El caracol y la sirena", en
tante del período es la iniciación del modernis- Cuadrivio, México, J. Mortiz, 1965).
mo, que tiene en Colombia uno de sus mejores Los modernistas expresan este deseo de integra-
orientadores y uno de sus más correctos discí- ción en la cultura de las nuevas metrópolis, pero
pulos, además de apreciables ensayistas. Son
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 345

también su repulsa y rechazo por la mediocri- de sus trabajos sí ocupa, por lo dilatado de sus
dad y la degradación de su tiempo y circunstan- intereses y lo mesurado de su exposición, un
cia inmediatos. Paz afirma: "Se ha dicho que lugar destacado en el precario ámbito de la lite-
el modernismo fue una evasión de la realidad ratura colombiana" (Prólogo a Escritos Baldo-
americana. Más cierto sería decir que fue una mcro Sanín Cano, Bogotá, Colcultura, 1977).
fuga de la actualidad local -que era, a sus ojos, La obra de Sanín Cano pertenece en su
un anacronismo- en busca de una actualidad mayor y mejor parte al siglo xx; sus libros más
universal, la única y verdadera actualidad". importantes se escriben entre 1925 y 1957. Pero
Recientemente, Roberto Fernández Reta- se debe anotar que su crítica negativa a la poesía
mar ha planteado el modernismo como un fenó- de Núñez, hecha en 1888, por ejemplo, o al
meno cultural nacido del subdesarrollo y de la carácter facilón y sin rigor de muchos costum-
exclusión histórica de España y de Latinoamé- bristas, así como su orientación hacia lo mejor
rica (Ensayo de otro mundo, Santiago, Edit. de la literatura europea y su influencia personal,
Universitaria, 1969). Pero el modernismo im- tuvieron decisiva importancia en la dirección de
plica también un doloroso desgarrón entre el nuestro modernismo. Inició a Silva y a Valencia
disfrute del capitalismo, entre ese lujo, esa ri- en lecturas que éstos seguramente no habrían
queza y ese refinamiento que el imperialismo hecho; les aconsejó sobre modificaciones a sus
derrocha en museos y salones y el subdesarrollo poemas, así como apoyó y estimuló su vocación;
menesteroso de los países latinoamericanos. Y, editó y anotó la obra del primero, rescatando
como ha dicho Fernández Retamar, es también buena parte de ella de la dispersión; orientó las
cierto que cuanto más aislado y pobre, cuanto traducciones de Valencia y muchas de sus lec-
más alejado está un país de la penetración capi- turas y criticó su obra con justas mas benévolas
talista (Nicaragua, Colombia...), más florece palabras.
en él el modernismo como exaltación de ese JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (1865-1896), es uno
lujo y esa riqueza ajenas, parisienses, imperiales de los iniciadores, junto con José Martí, Julián
y de museo, pero también mayor conflicto hay del Casal y Manuel Gutiérrez Nájera, del moder-
entre el poeta y su medio local. Ello se puede nismo latinoamericano, la primera manifesta-
ejemplificar muy bien con la vida y la obra de ción literaria de verdadera originalidad -si bien
José Asunción Silva. esta originalidad no significa un partir ab ovo-
Pero antes de entrar en ellas, no se puede de las letras latinoamericanas. Nació y murió
dejar de mencionar aquí a un escritor, ensayista en Bogotá. Una corta permanencia en París an-
y crítico que influyó con su magisterio y sus tes de los veinte años y algún tiempo en Caracas
conocimientos de una manera notable en los como secretario de la Legación colombiana, fue-
más importantes poetas de la época: BALDOMERO ron paréntesis importantes en una vida de aris-
SANÍN CANO (1861-1957). Maestro, periodista, tócrata criollo, de joven mimado por la fortuna
empleado público, político liberal, diplomático en su primera edad, que luego se vio obligado,
en Europa y Latinoamérica, pero, sobre todo, con la ruina económica, a enfrentarse a la vida
lector y divulgador incansable de la literatura de la manera más odiosa para su espíritu refina-
de su tiempo, especialmente la europea, su in- do: en el comercio, en los negocios mal llevados
fluencia intelectual y pedagógica no se limita a gastó sus energías y alimentó sus tendencias
los escritores modernistas como Silva y Valen- suicidas que culminaron en el disparo con que
cia, sino a más recientes intelectuales, a través puso fin a su vida.
de su magisterio personal o de sus muchos libros Nace en plena época de convulsiones polí-
que acogen temas y autores literarios, políticos, ticas y económicas. Estudios reducidos e inefi-
filosóficos, filológicos, etc. Introdujo en Co- caces. Toda su formación es autodidacta; su
lombia a Nietzsche, Stefan George, Hugo von cultura es diletante y sus lecturas, al parecer
Hofmannsthal, Carducci, Marinetti, y muchos abundantísimas, en muchos casos resultan de-
más. Fue nuestro primer crítico literario mo- sordenadas, mal asimiladas y anodinas. Su cu-
derno y sin prejuicios académicos, aunque en riosidad intelectual se saciaba con el último libro
este sentido 'su obra es más bien periodística y que caía en sus manos y muchas veces con obras
divulgadora. Como ha dicho el moderno editor de las que por fortuna no guardamos ningún
de sus obras, Juan Gustavo Cobo Borda, "su recuerdo. Leyó a Hugo, Tennyson, Sully Prud-
obra, la obra de un crítico tolerante, no tiene homme; a Edgar Allan Poe, Baudelaire, Béc-
pretensiones sistemáticas [...], pero el conjunto quer; pero sus maestros también fueron Joaquín
346

María Bartrina, Campoamor y Núñez de Arce. cho menos sistemática, contra la poesía del pa-
Poco hay en su obra que permita creer que gustó sado. Sin embargo, en el aspecto poético, su
(o de que tuvo influencia en él) la obra de Ver- actitud no es negativa, ya que no se propone
laine, Mallarmé y, desde luego, ignoró comple- rechazar la poesía de su época, a la cual debe
tamente a Rimbaud. Tampoco sus lecturas de mucho más de lo que suele decir la crítica; sim-
los parnasianos marcan notablemente su poesía. plemente la supera, la sobrepasa. Si damos de
En este sentido, su obra es, en buena parte, un nuevo un vistazo a la poesía colombiana que
intento de imitación, asimilación y adaptación antecede a la suya, la diferencia es tan grande
de las letras decimonónicas europeas, españolas como la que existe entre la de Bécquer y el
o francesas o, inclusive, norteamericanas (Poe). rimbombante romanticismo trasnochado de Zo-
Es decir, una obra culturalmente colonizada, rrilla o el acartonado neoclasicismo de Núñez
como casi toda la poesía modernista y como de Arce. No se debe olvidar que, antes de Silva,
una muy buena parte de las letras latinoamerica- el panorama poético nacional está dominado por
nas que, sin embargo, ofrecen algo propio y figuras de sentido estético bastante arcaico: Nú-
diferente. ñez, el Isaacs poeta y, sobre todo, Miguel An-
La actitud poética de Silva expresa el tonio Caro. Sólo la grande y solitaria figura de
mismo conflicto que la de los poetas franceses Rafael Pombo se acerca en este sentido a la de
del simbolismo y de la modernidad: la hostilidad Silva. Pero nada hay en la literatura del país en
del capitalismo y de la burguesía que, según el XIX que pueda compararse a los turbadores
los casos, nace o se afirma, contra el arte y la versos del "Nocturno" o a la soberbia matización
cultura. Silva formula este conflicto de una ma- de Poeta, di paso... Novelista frustrado poeta
nera peculiar, sin distinguir tal vez muy clara- que, cuando abandona su línea doliente, interro-
mente los términos que se enfrentan. Desde lue- gante, de un romanticismo depurado, y se aven-
go, tal conflicto no puede plantearse en Latinoa- tura en el verso épico, cae en la retórica diecio-
mérica en los mismos términos europeos, ya chesca (a lo Quintana, a lo M. A. Caro), de
que es difícil hablar de burguesía en el sentido "Al pie de la estatua"; también incursiona por
clásico o técnico del término en el continente, los campos de la sátira con poca suerte poética,
especialmente en aquellos tiempos, aunque el pero con indudable acierto histórico, ya que en
auge de cierta clase social del comerciante se este sentido sus versos tienen un significado
deba en buena parte a la inyección capitalista análogo a la poesía (o antipoesía) de Campoa-
del comercio exterior. mor. Silva es nuestro primer antipoeta, precur-
Es indiscutible que la poesía de Silva es sor del gran Luis Carlos López en no pocos
la que inicia en Colombia la literatura moderna aspectos.
(más que modernista). Antes de Silva, todo es Su obra es reducida. Murió antes de cum-
siglo XIX, sin excepción: Silva inaugura nuestro plir 31 años y, además, como se sabe, parte de
tiempo. Principalmente, claro, en el "Noctur- ella se perdió en el naufragio del barco que lo
no". Silva se aventura en el irracionalismo, en traía a Colombia en 1895. Hay que considerar
el clima misterioso que ya los simbolistas euro- también su condición de écrivain de dimanche.
peos habían establecido. La estética de lo raro, Sólo algunos poemas vieron la luz en vida, en
lo misterioso, lo invisible, lo neurótico, exótico, periódicos y revistas, pero el grueso de su obra
etc., es inaugurada por él en las letras colombia- fue publicado póstumamente. Consta ésta de un
nas. Quizá esto no tenga demasiada importancia libro organizado por el poeta, otro, de poemas
en otros países de tradiciones más liberales y reconstruidos en parte por sus amigos, una serie
menos clasicistas; pero en un país cuyas clases de poemas sueltos, una novela reconstruida por
dirigentes han mostrado en general tan arraigado él mismo sobre el original perdido y algunas
conservadurismo, en donde se aplastó tan pronto prosas sobre temas literarios principalmente.
y tan definitivamente todo progresismo, el valor También existen algunos poemas de dudosa atri-
de la actitud y de la obra de Silva es histórica- bución o francamente apócrifos que demuestran,
mente muy considerable, aunque el de la pri- entre otras cosas, la popularidad de su obra y
mera sea, más que todo, ejemplar o ilustrativo. la novedad de su estilo. Salvo un puñado de
Silva es, a su manera, un rebelde, un rebelde poemas, la obra juvenil de Silva muestra una
contra la sociedad en que le tocó vivir, y un mano insegura, una cierta proclividad a la retó-
rebelde, aunque no de manera declarada ni mu- rica sentimental y, a veces, hasta una decidida
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 347

cursilería. Sin embargo, bastan unas cuantas brio inusitado entre pausa y continuidad rítmica,
poesías para hacer de Silva uno de los más gran- entre repetición y variación, la serie de aciertos
des poetas de su época en Latinoamérica, malo- aliterativos, se conjugan con el tono contenido
grado al borde de grandes promesas. o con el desborde sentimental, con la serenidad
Silva expresa en su poesía el conflicto entre del recuerdo o con la alegría del triunfo sobre
un mundo marcado por afanes económicos y lo real. Un verso largo y lleno de aliteraciones
técnicos y una sensibilidad aristocrática e irrea- como:
lista. Ve desaparecer las últimas manifestacio-
nes del pasado colonial y asiste, fastidiado, al Una noche toda llena de perfumes, de
desarrollo de una burguesía escindida interior- [murmullos y de músicas de alas,
mente entre la tradición hispánica y el imperia-
lismo nórdico o sajón. Así, sus temas predilec- que expresa el ámbito embrujado de la primera
tos son el retorno al pasado, a la infancia feliz, parte del poema, contrasta con aquel que, en la
el pesimismo ante el presente y la falta de fe segunda parte, nos da la amargura y la soledad:
en el futuro, la sátira amarga y corrosiva de la
sociedad, del medio en que vive y, más impor- Separado de ti misma por la sombra, por el
tante que todo, el intento de fuga hacia un mundo [tiempo y la distancia...
desconocido e irreal, el cual intento, si bien
tiene elementos religiosos, se resuelve en la in- En el primero, la acumulación de vocales oscu-
determinación y en el asombro ante el umbral ras, acentuadas, crea esa magia irrepetible; en
de lo misterioso y arcano, tan lejos del más allá el segundo, la aliteración de vocales y nasales
religioso como de los tremedales superrealistas. posee ecos sepulcrales.
El estilo de José Asunción se caracteriza No es éste, en verdad, lugar para analizar
por un decidido afán de despojar a la realidad detenidamente el poema silviano, cosa que ya
de su inmediatez, de su consistencia y de su hemos hecho en otra ocasión. Sin embargo, ha-
urgencia vital. Silva escribe desde una actitud remos una última referencia, esta vez a los ver-
poética escindida entre la "realidad y el deseo" sos finales:
y su poesía se encamina decididamente hacia
un ámbito de irrealidad que culmina en su mejor
obra, el "Nocturno", repetidamente calificado, Y mi sombra
con justicia, como el más grande poema de la por los rayos de la luna proyectada,
literatura colombiana, e indudablemente el más iba sola,
conocido dentro y fuera del país. iba sola,
En el "Nocturno" se señala la aparición iba sola por la estepa solitaria!
primera de las características fundamentales del Y tu sombra esbelta y ágil
modernismo. Es indiscutible que su desarrollo fina y lánguida,
métrico, sus calidades musicales y su ámbito como en esa noche tibia de la muerta
francamente misterioso no poseen antecedentes [primavera,
en la poesía hispánica, a excepción de la de los como en esa noche llena de perfumes, de
místicos españoles. Por otra parte, la influencia [murmullos y de músicas de alas,
de Silva sobre los más representativos escritores se acercó y marchó con ella,
del modernismo, le da un carácter de fundador se acercó y marchó con ella,
e iniciador de primera importancia en lengua se acercó y marchó con ella... ¡Oh las
castellana. [sombras enlazadas!
La novedad métrica del "Nocturno" con- ¡ Oh las sombras que se buscan y se juntan en
siste en una afortunada combinación de factores las noches de negruras y de lágrimas!...
acentuales, de versos de muy variada longitud,
de pausas y silencios y, por encima de todo, en La reiteración inicial, insistencia en la soledad
una extraña y logradísima correspondencia entre y la tristeza, se contrapone a la reiteración que
significante y significado, entre sentimiento y preludia el final, insistencia jubilosa que se des-
expresión ("rítmica imitación del sollozo" lo borda en el último verso, en el que la aliteración
llama Enrique Anderson Imbert). La sintaxis, de las vocales tí acentuadas marca como los
trabada por gran cantidad de incisos, el equili- vértices de una inmensa ola invasora.
348

Nótese, también, ese extraordinario acierto peregrina forma de tratar el idioma, convirtiendo
acentual y rítmico que dota a la sombra amada la prosa narrativa en prosa rítmica, con quiebres
de aérea irrealidad: sintácticos y ortográficos inmotivados (y muy dis-
tantes de las audacias vanguardistas), dislates tó-
esbelta y ágil / fina y lánguida. xicos, abuso de mayúsculas, metáforas involunta-
riamente alucinadas, énfasis declamatorio, etc.
Ahora bien, este ámbito milagroso en que Pero todo ello sin verdadero sentido, con indepen-
se resuelve el poema, sin concesión alguna ra- dencia de un contenido ingenuo y sin más interés
cionalista, por encima de la muerte y de la rea- que el que pueda tener lo morboso sin gusto. Es
lidad, nos permite entrever ese mundo del mis- como si se contara una novela rosa dando alaridos,
terio hacia el que la poesía silviana se dirige. chillidos, tartamudeos y otros exabruptos innece-
También es Silva autor de la novela De sarios. Sus incursiones sexuales seguramente ha-
sobremesa, que tiene, entre otros, el mérito de blan más de la falta de tolerancia y de educación
ser la primera urbana y cosmopolita y tal vez fisiológica y literaria de sus lectores que de la
la más aceptable de las que produjo el moder- audacia de su autor.
nismo inicial (superior, a pesar de sus defectos, Si José Asunción Silva inaugura, GUI-
a Resurrección de José María Rivas Groot LLERMO VALENCIA (1873-1943), lleva a su cum-
[1863-1923], también de tema "moderno", pero bre el modernismo en Colombia. Valencia nació y
perteneciente, más bien, a un romanticismo tar- murió en Popayán. Su vida transcurrió en los
dío). Indudablemente, De sobremesa no llega altos puestos del gobierno y la diplomacia, en
a tener gran decoro novelístico. Posee pasajes la política activa -dos veces fue candidato a la
valiosos, valores documentales muy considera- presidencia de la República- y en el trono de
bles y se adivinan, más que evidenciarse, posi- la poesía nacional. Desde 1899 vivió en París,
bilidades narrativas de interés que, de haberse donde estudió literatura y ciencias políticas y
desarrollado, seguramente nos hubieran dado tuvo amistad con Mallarmé, Oscar Wilde, Ru-
una de las buenas novelas del XIX. La búsqueda bén Darío y otros grandes de las letras. A su
del ideal que acucia al protagonista, por ejem- regreso al país se dedicó a la política, sin aban-
plo; la personalidad neurótica y apasionada de donar la diplomacia ni la traducción de poemas
este héroe dannunziano con ribetes de super- franceses, ingleses, alemanes y hasta chinos -
hombre nietzscheano, que oscila entre la espiri- del francés-, tarea en la que le fueron de gran
tualidad, el arte, el idealismo y sus ansias de ayuda los conocimientos de su amigo Sanín
dominio político, entre sus delirios de grandeza Cano.
y su snobismo, entre su refinada vida parisiense Su obra propiamente original se reduce a
y el sentimentalismo ingenuo y provinciano. un libro, Ritos, publicado en 1899 en Londres
Pero los excesos descriptivos, las pretensiones y aumentado en 1914. El resto de su obra lite-
aristocratizantes, la pedantería literaria, el mal
modernismo, en una palabra, que infesta la ma- raria se compone de discursos, traducciones,
yor parte de la novela, así como su descuidada poemas sueltos, más que todo de cumplido so-
construcción, hacen de ella una obra fallida. cial, aunque entre ellos aparezcan algunos de
verdadero valor.
Al hablar de novela modernista, habría que En la poesía de Valencia se echa de ver,
mencionar a un estrambótico y curioso escritor, en primer término, un gran avance del moder-
de misterioso prestigio nacido tal vez del desco- nismo con respecto a la de Silva, No en vano
nocimiento real de su obra: JOSÉ MARÍA VARGAS ha publicado Darío Azul... (1888) y Prosas pro-
VILA (1860-1933). Prolífico autor de casi cin- fanas (1896) y el movimiento alcanza ya su
cuenta novelas, a más de gran número de artículos plenitud continental. Valencia es un poeta segu-
periodísticos, ensayos, libelos, etc. Viajero, in- ro, sin vacilaciones, firme, que cuenta con todo
cansable aventurero (también en literatura) egó- el acervo modernista: mitología, reformas mé-
latra casi patológico, sus novelas (y sus desplantes tricas y rítmicas, esteticismo, elusión de lo real
y excentricidades) escandalizaron por su audacia histórico, afán cosmopolita, "rarezas", miste-
sexual a una generación de circunspectos conser- rios de la poesía, etc.
vadores y regocijados liberales; anticlerical, anti- Su poesía se ha calificado frecuentemente
conservador (más que liberal), inescrupuloso, irre- de parnasiana, impersonal, impasible, objetiva,
verente, Vargas Vila además se distinguió por su ahistórica. Sin embargo, tales clasificaciones.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 349

sin dejar de tener su porción de verdad, simpli- Danza todas las danzas que ha tejido el
fican y ayudan poco a comprender la obra valen- [Oriente...
ciana. Esta poesía no ofrece una unidad tan
sólida como para que pueda ser definida con Tales aciertos (de los que mencionamos dos bre-
una palabra como parnasianismo. El crítico An- ves ejemplos entre otros muchos), de enorme
drés Holguín, por ejemplo, afirma: "Se ha cen- sabiduría poética, se conjugan con otros de muy
surado a Valencia su parnasianismo. Tal vez, notable precisión escultórica, en los que se notan
desde un punto de vista exclusivamente intelec- las enseñanzas parnasianas, y hacen de varios
tual, podría censurársele —más bien- no haber poemas de Valencia verdaderas obras maestras.
sido completamente parnasiano". El poeta de Popayán rehuye la realidad in-
En la obra de Valencia pueden verse, sin mediata -a la que, por otra parte, dedicó muchos
lugar a dudas, influjos muy notorios de Gautier, años de su vida, en la política- y su poesía se
Heredia y, sobre todo, de Leconte de Lisie, el apoya en dos ejes principales: la sensorialidad
más sentimental de los parnasianos. También y la abstracción, en un cierto simbolismo que,
de D'Annuzio y, desde luego, de Darío. Sin sin embargo, no logra equilibrarse en muchas
embargo, en sus versos se trasluce claramente ocasiones. La creación original de Valencia se
una situación histórica determinada y se plan- mueve en estos dos planos: o de lo sensorial se
tean problemas concretos de la cultura colom- remonta a la abstracción, o de ésta desciende
biana e, inclusive, latinoamericana: por ejem- al mundo de los sentidos; poquísimos poemas
plo, el conflicto entre ser americano y el querer se quedan en la pura descripción o en la mera
ser europeo; el conflicto entre el positivismo y elucubración filosófica. Como ejemplo, utilice-
la tradición hispánica; el conflicto entre la con- mos nuevamente la primera estrofa de uno de
servación y el cambio, y el típicamente moder- sus más famosos poemas, "Los camellos". Este
nista entre paganismo y cristianismo (que más plano sensorial, visual, se ve en seguida tras-
bien es sencillamente entre ser o no ser cristia- puesto al plano abstracto: los camellos son una
no). mera equivalencia de los artistas:
Valencia cultiva la forma de una manera
meticulosa y casi perfecta. También lo han he- ¡Oh artistas! ¡Oh camellos de la Llanura
cho así muchos poetas colombianos, pero nunca [vasta
con la eficacia del payanés. Sus grandes acier- que vais llevando a cuestas el Sacro
tos, en los que el verso "hace lo que dice", en [Monolito!
los que el ritmo constituye realmente el funda-
mento significativo de la frase, los han alcan- Ahora bien, el plano sensorial que, como decía-
zado pocos. Léase la primera estrofa de "Los mos, no deja de aparecer casi nunca en los versos
camellos", en la que los acentos plasman el de Valencia, se caracteriza por su plasticidad.
pausado y rítmico andar de las bestias: El poeta es verdaderamente un maestro de la
visualización, de la escultura o pintura poética.
Dos lánguidos camellos, de elásticas El espléndido poema "Moisés" (acabado ejem-
[cervices, plo de todo lo anterior), consta de dos sonetos;
de grandes ojos claros y piel sedosa y rubia, el primero se titula "La estatua"; el segundo,
los cuellos recogidos, hinchadas las nances, "El símbolo" (plano sensorial-plano intelec-
a grandes pasos miden un arenal de Nubia. tual), y los tercetos del primero dicen:
Ceñido el rudo torso de piel sedeña, un
O el deslizante transcurso de los dos primeros
versos de "Salomé y Joakanaan" que, literal- [manto
mente, reptan como el cuerpo de la bailarina: veló, de niveos pliegues, su gigantez de
[roble:
Con un aire maligno de mujer y serpiente, con musculosos dedos asió la ley del Santo
cruza en rápidos giros Salomé la gitana. Sobre ancha piedra escrita: y en ademán
[sereno,
Y dos versos más abajo, los acentos golpean alzada al infinito quedó su faz inmoble,
las palabras como la mano sobre el tambor: como escuchando el sordo repercutir de un
[trueno..
350

Por otra parte, este plano sensorial pertenece, revela así que, para él -como para el moder-
como en el ejemplo anterior (el Moisés de Mi- nismo primerizo-, universalidad es sinónimo de
guel Angel), casi siempre, al mundo de la cul- europeísmo, tanto en el aspecto cultural como
tura; en general proviene del mundo clásico, del el sociopolítico.
arte, especialmente la pintura y la escultura; o Por la perfección formal de sus poemas,
bien, forma parte de un símbolo tradicional; así por sus aciertos plásticos y rítmicos, por su ale-
en "Amarillo cromo (Tema del pintor Boeklin)", jamiento de la realidad inmediata, por su cato-
en "Melancolía (Grabado de Durero)", en "Dijo licismo militante y por lo que Baldomero Sanín
la lechuza", "El triunfo de Nerón", "La melan- Cano llamaba "alejandrinismo" ("el resultado
colía de César", "Homero", "El cuadro de de una viva agitación, producida en espíritus
Zeuxis", etc. selectos por el choque de varias civilizaciones"),
Por todo ello, también se suele clasificar Guillermo Valencia es nuestro más genuino re-
a Valencia como un simbolista; sin embargo, presentante del "ala derecha" del modernismo.
no sólo el plano simbólico es secundario en la Por su escisión entre el mundo "intemporal" del
mayoría de sus poemas, sino que en los de con- arte y la cultura europeos y la lucha cotidiana
tenido puramente intelectual y doctrinario, su en la política local; por su desgarramiento entre
poesía nunca alcanza verdadera fuerza. El ele- el paganismo positivista y la ortodoxia católica
mento intelectual es casi siempre la correspon- (desde muy pronto resuelto a favor de ésta); por
dencia común y manida del símbolo tradicional, su indecisión entre aferrarse al pasado o encarar
muchas veces cristalizado, prestigioso por clá- decididamente el futuro, refleja un momento
sico, por "eterno" (Centauro-mundo pagano, crucial de la cultura colombiana de las clases
etc.), o una conexión imperfecta y discutible dominantes.
entre los planos (camellos-artistas). La obra de Carrasquilla y el modernismo
En uno de sus poemas más conocidos y, marchan, a caballo entre los siglos, los dos polos
seguramente, el más ambicioso de todos, con fundamentales entre los que se va a mover la
fuerte influjo victorhuguesco, Valencia trata de literatura colombiana; el ámbito rural, mayorita-
crear un nuevo símbolo, o poco menos. El rio, más atrasado, más arcaico, más nacionalista
poema es "Anarkos". Sin embargo, su falta de y regionalista, más prosaico, si se quiere; y el
interés en las complicaciones filosóficas resalta urbano, más refinado, europeizado, atento a las
en la simplicidad de la relación (perro miserable- novedades extranjeras, propicio al cenáculo,
pobres del mundo) y en la sistemática recurren- modernizante y principalmente poético. La opo-
cia al plano sensorial en un poema que quiere sición de Carrasquilla a la nueva estética no
ser doctrinal. "Anarkos" pretende sintetizar el implica una actitud individual arcaizante tanto
gran problema social del siglo: la miserable con- como revela enfrentamientos reales de tipo so-
dición de los obreros mineros, artistas; el derro- cioeconómico. Carrasquilla no sólo acepta sino
che y la insensibilidad de los potentados y su que ama (sin dejar de criticarla, claro está) su
inevitable enfrentamiento clasista. No obstante, circunstancia inmediata, en la que todavía era
al final, aparece el gran conciliador, el pontífice posible una convivencia, unas relaciones huma-
(León XIII), el cual pronuncia como solución nas no afectadas esencialmente por el aburgue-
definitiva el nombre de Jesucristo. El poema samiento capitalista. Silva y Valencia rechazan
es, así, un homenaje a la encíclica Rerum No- en su obra esta circunstancia: el uno denuncián-
varum (1891) y a la nueva doctrina social de la dola directamente, el otro ignorándola en ade-
Iglesia, más matizada qué el cerril conservadu- mán olímpico.
rismo del Syllabus Errorum de Pío IX. El período entre 1895 y 1910 es de creci-
El poema se inicia de la manera acostumbrada miento continuado de la población urbana en
en Valencia: una descripción de un pobre perro toda Latinoamérica, aunque dicho crecimiento
vagabundo que luego se hace representación de nunca alcance en Colombia las cantidades de
l o s siervos del pan", los obreros y mineros. El Argentina o México; las dos capitales de estos
poema no deja de tener ecos de naturalismo a países triplican su población entre esas fechas
lo Zolá, pero es sorprendente (hasta cierto pun- y sobrepasan el millón de habitantes; Bogotá,
to) que no haya en él ninguna mención a la durante la administración Reyes, "se acercaba
realidad de su país o de su continente. El río ya a los 120.000 habitantes en 1905, mientras
que pasa por los versos es el Sena y Valencia que Medellín alcanzaba unos 70.000 habitantes
La literatura colombiana entre 1820 y 1900
351

y Cali y Barranquilla 50.000 cada una", nos dimensión esencial de su realización en las ta-
dice Jorge Orlando Melo en su artículo "Colom- blas, y este teatro escrito no puede ser conside-
bia 1880-1930: La República conservadora" (en rado como auténtico teatro sino, a lo sumo,
La nueva historia de Colombia, Bogotá, Colcul- como literatura dramática, por una parte; y, ade-
tura, 1976). más, no contribuye en nada a la creación de esa
«Bogotá, por ejemplo [sigue diciendo Melo], tradicionalidad indispensable, a esa cadena sin
contaba ya con un sistema de tranvías urbanos, la cual, por ejemplo, las obras de García Lorca
con alumbrado eléctrico y acueducto, y el ce- son impensables sin las de Lope de Rueda, Lope
mento había permitido la construcción de las de Vega, Calderón, el mismo Benavente, etc.
primeras edificaciones de más de tres pisos; apa- Los románticos escribían tragedias de ins-
recían nuevas formas de miseria y se diluían piración francesa; los costumbristas trataban de
las relaciones paternalistas de la oligarquía con dramatizar su entorno, pero resignados, unos y
las clases bajas para ser reemplazadas por nue- otros, a que sus obras fueran solamente leídas,
vos y más tensos vínculos de clase». como una novela o como un cuadro o crónica
Sin embargo, Colombia se caracteriza en esta de costumbres. Así, por ejemplo, Santiago Pé-
época, según Halperin Donghi: rez, Caicedo y Rojas, José María Samper o
«Por el mantenimiento de ciertos rasgos arcaicos Fernández Madrid, entre muchos otros. Pero en
en la estructura nacional [...]: la compartamen- dramas como El castillo de Berkeley o saínetes
talización regional, el predominio de la pobla- como Un alcalde a la antigua y dos primos a la
ción rural, y dentro del sector urbano la multi- moderna, no existe una verdadera calidad teatral
plicidad de centros capaces de competir en parte (ni, apurando, literaria). Un poco después Car-
con la capital». Esta situación se ha venido ges- los Arturo Torres (1867-1911), ensayista y poeta
tando durante todo el siglo XIX y puede manifes- (más lo primero que lo segundo), escribió Lope
tarse en literatura en un enfrentamiento, no de- de Aguirre, pieza de influencia romántica ba-
masiado agudo, por otra parte, entre literatura sada en la vida y la leyenda del famoso tirano
de ámbito rural o provincial y literatura mode- de la Conquista, rebelde contra la Corona. Sin
radamente "urbana", cuya expresión podría ser embargo, nos parece más acertada la elección
el modernismo inicial de un Silva (sin embargo, de la forma "poema dramático" que hace Arbo-
lleno de nostalgias rurales) y la poesía cosmopo- leda en Gonzalo de Oyón que la realización
lita de un Valencia. dialogada de Torres. Tampoco la generación
El teatro, como suele decirse, brilla por su modernista produjo una sola obra dramática de
ausencia no sólo a través de todo el siglo XIX consideración.
sino en buena parte del xx. El hecho de que Evidentemente, habría que considerar,
no exista en la literatura colombiana una produc- junto a las anteriores, razones filosófico-litera-
ción teatral de consideración, merece algunas rias de mayor profundidad: ¿faltaba sentido dra-
rápidas reflexiones. En verdad, el género dra- mático a la visión del mundo del escritor colom-
mático es el de más difícil cultivo. Parece evi- biano de la época? Su humorismo, su sátira, su
dente que el teatro exige una tradición extensa, crítica, ¿no se le presentaban informados autén-
un cierto medio propicio, unas condiciones ma- ticamente en el diálogo, la acción, la represen-
teriales y espirituales más complejas que las de tación? ¿Faltaban las condiciones históricas ne-
la poesía o la novela. La inexistencia de salas, cesarias para que el género dramático se ofre-
de escenarios adecuados, de escuelas de actores, ciera como forma adecuada? ¿Tendrá todo ello
de técnicos, escenógrafos, directores, y de un que ver con la lentitud de la evolución histórica
especial clima colectivo y casi ceremonial que nacional, comparada con la de otros países, con
distingue al espectáculo teatral, está estrecha- el pesadísimo lastre del arcaísmo y la inercia
mente relacionada con la reducida y poco con- de las clases dirigentes? Desarrollar estos temas,
siderable producción de obras dramáticas. Indu- de enorme complejidad, exigiría sin duda un
dablemente, el teatro se escribe para ser repre- tiempo y un espacio del que aquí no dispone-
sentado y el verdadero autor dramático es aquel mos. Por otra parte, también es un problema
que piensa sus obras en función del escenario, continental (en mayor o menor grado) y no ex-
de los actores, del vestuario, de la fuerza de la clusivamente colombiano.
palabra hablada y el movimiento. En Colombia Parece indudable que el siglo XIX colom-
se han escrito muchas obras que no incluyen la biano se caracteriza por una evolución histórica
352 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

bastante más lenta y menos progresista que la dez, la altanería insultante de Darío frente a la
de otros países latinoamericanos. El tono domi- tradición y la academia ("¡de las academias /
nante es arcaizante, aferrado al pasado, sin gran- líbranos, señor!"), el popularismo revoluciona-
des intentos revolucionarios (o a lo menos, rio y lírico de Martí, la visión apasionada de
cuando los hay, poco duraderos), moderado o Sarmiento, la irreverencia de Palma o Montalvo,
francamente retardatario. Por ello, su literatura la rebeldía de González Prada.
nunca ofrece grandes audacias, cambios radica- El historiador Jaime Jaramillo Uribe ha
les, saltos, rupturas. El peso del clasicismo, tan anotado la siguiente conclusión sociológica:
celosamente cultivado por los intelectuales, la
timidez en la modificación o ruptura de los mol-
des europeos, la imitación servil o, por lo me- «Por una tendencia presente desde sus comien-
nos, el respeto excesivo a la literatura recibida, zos históricos y observada por funcionarios y
la presión de cenáculos y academias, la inercia viajeros desde el siglo XVIII, los neogranadinos
cultural oficial, la lentitud de asimilación de mostraron una capacidad intelectual bastante no-
nuevas corrientes, etc., parecen ser las causas, table, que no producía grandes cumbres pero sí
entre otras, de que en la literatura colombiana un tipo medio numéricamente abundante, acer-
de la pasada centuria no exista en ningún caso cándose así más al proceso de formación de
una decidida aventura original, un mínimo de- élites que al de producción de grandes líderes».
senganche de la tradición: ni siquiera Silva Estas palabras son en un todo valederas también
rompe con ella. Todo se realiza con moderación, para la labor literaria, así como aquellas otras
con lentitud, con respeto (o, como diría Neruda, con las que concluye Jaramillo su caracteriza-
"nada hay de precipitado, ni de alegre, ni de ción de la personalidad histórica de Colombia.
forma orgullosa, / todo aparece haciéndose con «Discreta la contribución indígena en población,
evidente pobreza"). La totalidad de nuestras le- mano de obra y técnicas; mediana y de difícil
tras decimonónicas es reformista (cuando no logro la riqueza y medianas las formaciones so-
conservadora a ultranza) y pueden verse fenó- ciales y grupos; con numerosos núcleos urbanos
menos tales como el de que los hijos sean más que hasta hoy han evitado el gigantismo urba-
antiguos que los padres (los Caro, por ejemplo). nístico, Colombia bien puede ser llamada el
No hay locos geniales, visionarios, profetas, país americano del término medio, de la áurea
críticos hondos; todo es complacencia, buenas mediocrítas». (La personalidad histórica de Co-
maneras y falta de audacia. Nada hay en esta lombia y otros ensayos, Bogotá, Colcultura,
literatura de la aventura popular de José Hernán- 1977).

Bibliografía
ENGLEKIRK, JOHN E. y WADE, GERALD E: Bibliografía de la novela colombiana, México,
1950.
Completa obra sobre el tema con comentarios, referencias y resúmenes de obras. Publicada
también en Revista Iberoamericana, México, v. 15, núm. 30, 1950.
GIRALDO JARAMILLO, GABRIEL: Bibliografía de bibliografías colombianas, 2a. ed., Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1960.
Actualizada por RUBÉN PÉREZ ORTIZ, resulta una obra de consulta obligada.
ORJUELA, HÉCTOR, H.: Fuentes generales para el estudio de la literatura colombiana. Guía
bibliográfica, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1968.
Imprescindible y muy completo instrumento de trabajo, único en su género en Colombia.
"[...] se ocupa exclusivamente de las publicaciones generales [...]".
Las antologías
Caro y Cuervo, poéticas
1966. Completa de Colombia.
recopilación Estudio y bibliografía. Bogotá, Instituto
bibliográfica.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 353

Historias de la literatura y obras de conjunto


a) Latinoamérica
América Latina en su literatura. Coordinación e introducción por CESAR FERNANDEZ MORENO,
México, Siglo XXI - Unesco, 19763.
Colección de 24 estudios de importantes críticos latinoamericanos, organizado en seis
partes: I. Una literatura en el mundo, II. Rupturas de la tradición. III. La literatura como
experimentación, IV. El lenguaje de la literatura, v. Literatura y sociedad, VI. Función
social de la literatura. Muy sugerentes planteamientos, modernos y novedosos.
An outline of Spanish American Literature, New York, Appleton-Century-Crofts, 19653.
Participación de IRVIN LEONARD, JOHN ENGLEKIRK, JOHN REID, JOHN CROW: obra
de referencia con todas las ventajas y defectos de la crítica norteamericana: documental-
mente irreprochable; críticamente débil.
ANDERSON IMBERT, ENRIQUE: Historia de la literatura hispanoamericana, México - Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 19665.
Útil y completo manual muy conocido, con observaciones y comentarios acertados en
general, aunque con algunas imprecisiones históricas (fechas, p. ej.). continúa siendo de
consulta indispensable.
ARROM, JOSÉ JUAN: Esquema generacional de las letras hispanoamericanas, Bogotá, Instituto
Caro y Cuervo, 1966.
Planteamiento un tanto rígido de la teoría generacional. Evita la crítica de autores. Intenta
vincular el acontecer histórico y el literario de manera moderna.
BAZIN, ROBERT: Historia de la literatura americana en lengua española, Buenos Aires, Nova,
1963.
Excelente historia que abarca desde 1800 a 1900 principalmente, con un apéndice sobre
lo contemporáneo. Visión objetiva, desde una perspectiva europea, hecha con comprensión
y penetración crítica. La consideración sociohistórica es predominante, sin soslayar los
aspectos estéticos. Muy recomendable, a pesar de algunas omisiones y errores cronoló-
gicos.
HENRIQUEZ URUEÑA, PEDRO : Las corrientes literarias en la América Hispana, México, Fondo
de Cultura Económica, 1954.
Clásica obra de conjunto, que abarca desde 1492 hasta 1940. En su origen fue una serie
de conferencias universitarias dictadas en inglés. La publicación castellana incluye una-
importante bibliografía y ha sido una frecuentadísima orientación para estudios posteriores.
Movimientos y épocas.
CARILLA, EMILIO: El romanticismo en la América Hispánica, Madrid, Gredos, 19722
El estudio de conjunto más completo sobre el tema.
Estudios críticos sobre el modernismo. Introducción, selección y bibliografía general por
HOMERO CASTILLO, Madrid, Gredos, 1968.
Importante colección de artículos de críticos americanos y europeos.
HENRIQUEZ UREÑA, MAX: Breve historia del modernismo, México, Fondo de Cultura Econó-
2
mica, 1962 .
Historia más bien anecdótica y no crítica; sin embargo, útil por el extenso conocimiento
personal de muchos escritores. Lo de "breve" parece falsa modestia (544 págs.).
354 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

b) Colombia
ARANGO FERRER, JAVIER: La literatura de Colombia, Buenos Aires, Edit. Coni, 1940.
Breve resumen (158 págs.), de ambicioso título. Se destaca por ser un intento crítico-his-
tórico más moderno y personal que las historias escolares.
GÓMEZ RESTREPO, ANTONIO: Historia de la literatura colombiana, Bogotá, Biblioteca de
Autores Colombianos, 19574, 4 vols.
La primera edición es de 1938-1945. Es, sin duda, la obra más ambiciosa de la historio-
grafía literaria tradicional. Su método es más bien biográfico y su actitud crítica se sitúa
en la línea de la de un Menéndez Pelayo, pero con más benevolencia e indiscriminación.
Es fuente de consulta indispensable por la abundancia de material y por su inclusión de
extensos fragmentos de poetas y prosistas.
MAYA, RAFAEL: Consideraciones críticas sobre la literatura colombiana, Bogotá, Librería
Voluntad, 1944.
Comentarios críticos y severos desde un punto de vista personal y razonado.
ORTEGA TORRES, JOSÉ JOAQUÍN: Historia de la literatura colombiana,Bogotá, Edit. Cromos,
19352.
Con prólogos de ANTONIO G Ó M E Z RESTREPO y DANIEL SAMPER ORTEGA. El autor es
discípulo del primero en metodología y criterio e incluye abundantes textos.
OTERO MUÑOZ, GUSTAVO: Historia de la literatura colombiana. (Resumen), Bogotá, Edit.
Voluntad, 19454.
La primera edición es de 1935. Manual didáctico de escaso valor crítico.
SANIN C A N O , BALDOMERO: Letras colombianas, México, Fondo de Cultura Económica, 1944.
Ensayos benevolentes sobre escritores individualmente considerados.
UNION PANAMERICANA: Diccionario de la literatura latinoamericana: Colombia, Washington,
1959.
Selección de CARLOS GARCÍA PRADA. Estudios de GARCÍA PRADA, GERMÁN ARCINIE-
GAS, KURT LEVY, ANÍBAL VARGAS BARÓN y A. CORREIA PACHECO.
Biografía, valoración de autor y obra, bibliografía. Es obra de consulta indispensable,
aunque debería ser actualizada y mejor editada.
VERGARA Y VERGARA, JOSÉ MARÍA: Historia de la literatura en Nueva Granada. Bogotá,
Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 19584.
Se publicó originalmente sólo la primera parte: Desde la Conquista hasta la Independencia
(1538-1820). Bogotá, Imp. de Echeverría Hnos., 1867. Nunca se publicó la segunda,
que sería la más útil aquí. De todos modos, es obra ineludible para el estudio del período
historiado; ha proporcionado información invaluable a todos los investigadores posteriores.
Movimientos y épocas.
M A Y A , RAFAEL: Los orígenes del modernismo en Colombia, Bogotá, Biblioteca de Autores
Contemporáneos, 1961.
Resalta por el buen juicio de su autor.
OSPINA, EDUARDO: El romanticismo. Estudio de sus caracteres esenciales en la lírica europea
y colombiana, Bogotá, Biblioteca de Autores Colombianos, 19522.
A pesar de sus ambiciones, esta obra no aporta mayores novedades críticas, ya que no
escapa al tradicional criterio filosófico-literario.
Antologías
a) Poesía
ACADEMIA COLOMBIANA: Poemas de Colombia. Antología de la Academia Colombiana,
Medellín, Edit. Bedout, 1959.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 355

Como es de esperar, esta Antología, editada por CARLOS LÓPEZ NARVAEZ, y con un
prólogo y epílogo de FÉLIX RESTREPO, S. J., es reflejo del gusto más clasicista y
tradicional.
ALBAREDA, GINES y GARFIAS, FRANCISCO: Antología de la poesía americana: Colombia,
Madrid, Biblioteca Nueva, 1957.
Incluye textos importantes, especialmente en las épocas más antiguas, pero con la indis-
criminación propia de un criterio guiado en forma exclusiva por las historias y antologías
tradicionales. Deleznable bibliografía.
AÑEZ, JULIO: Parnaso colombiano, Bogotá, Librería Colombiana, 1886-1887. Colección de
poesías escogidas por JULIO AÑEZ. Con breves biografías de los autores. Muestrario del
gusto indiscriminado del antólogo, pero útil por hacer accesibles textos difíciles de hallar.
GARCÍA PRADA, CARLOS: Antología de líricos colombianos, Bogotá, Imp. Nacional, 1936-
1937.
Estudio, notas, colombianismos y bibliografía. La selección es satisfactoria, aunque un
tanto excesiva.
HOLGUIN, ANDRÉS: Antología crítica de la poesía colombiana (1874-1974), Bogotá, Biblioteca
del Centenario del Banco de Colombia, 1974.
Controvertida y personal antología que no aporta documentalmente nada a las anteriores.
MAYA, RAFAEL: La musa romántica en Colombia (Antología poética), Bogotá, Biblioteca de
Autores Colombianos, 1954.
Selección, prólogo y notas de R. M. La mejor y más completa antología de la época,
con notas sobre los autores, en las que lo crítico-biográfico es mucho más interesante
que lo bibliográfico.
RIVAS GROOT, JOSÉ MARÍA: La lira nueva, Bogotá, Imp. de M. Rivas, 1886.
Muy importante en su época, aún es útil como fuente textual.
Selección Samper Ortega de literatura colombiana. Sección IX: Poesía. Volúmenes 81 -90.
Véase el titular 4: Textos.
b) Prosa
LUQUE MUÑOZ, HENRY: Narradores colombianos del siglo XIX, Bogotá, Biblioteca Básica
Colombiana, Instituto Colombiano de Cultura, 1976.
Antología hecha con un criterio moderno y no académico.
Selección Samper Ortega de literatura colombiana. Sección II: Cuento y Novela. Volúmenes
1l-20. Sección III: Cuadros de costumbres. Volúmenes 21-30.
Véase el titular 4: Textos.
c) Teatro
Selección Samper Ortega de literatura colombiana. Sección x: Teatro. Volúmenes 91-100.
Véase el titular 4: Textos.
Textos (Colecciones)
Biblioteca de Autores Colombianos, Bogotá, Ministerio de Educación Nacional, 1952-1958.
111 volúmenes.
Selección hecha con discutibles criterios, de la que unos treinta volúmenes están dedicados
a autores del s. XIX.
Biblioteca Popular de Cultura Colombiana,Bogotá, Ministerio de Educación de Colombia,
1942-1952. 160 volúmenes.
356 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

Selección hecha sin criterio unitario, que incluye unos cuarenta volúmenes de interés para
la literatura del s. XIX.
Véase titular 5: Autores.
ROA, JORGE (editor): Biblioteca. Popular, Bogotá, Librería Nueva, 1894-1910. 179 títulos,
de los cuales 69 son de autores colombianos. Miscelánea antológica que rescató muchas
obras que, de otra manera, se habrían perdido. Incluye gran número de poemas, artículos,
cuentos, etc., de Pombo, Arboleda, Samper, Vargas Tejada, Ortiz, los Caro, Marroquín,
Silva, Isaacs, etc., etc.
Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana. Biblioteca Aldeana de Colombia, Bogotá,
Publicaciones del Ministerio de Educación Nacional, 1935-1937. 100 volúmenes.
De interés para la literatura del s. XIX. Secciones I: Prosa literaria; II: Cuento y novela;
III: Cuadros de costumbres; IV: Ensayos; ix: Poesía; x: Teatro.
Colección mucho mejor organizada y más completa que las anteriores; incluye una cincuen-
tena de volúmenes de autores del s. XIX, en los que se encuentran la mayoría de las obras
principales.

Autores ._

ARBOLEDA, JULIO: Poesías, BAACC, Vol. 12.


CAICEDO ROJAS, JOSÉ: Apuntes de ranchería y otros escritos escogidos, BPCC, vol. 78.
CARO JOSÉ EUSEBIO: Antología. Verso y prosa, BPCC, vol. 148.
: Poesías, Madrid, Colección de Escritores Castellanos, Imprenta de Manuel
Tello, 1885.
Según el crítico JOSÉ LUIS MARTÍN, esta edición es, "sin duda la mejor [...] de los
poemas de José Eusebio".
CARO MIGUEL ANTONIO: Obras. En proceso de publicación por el Instituto Caro y Cuervo.
CARRASQUILLA, TOMÁS: Obras completas, Madrid, E. P. E. S. A., 1952.
: Obras completas, Medellín, Edit. Bedout, 1958.
: Novelas, SSO, vol. 12.
DÍAZ EUGENIO: Manuela, BPCC, vol. 19.
: El rejo de enlazar,BPCC, vol. 7.
— : Una ronda de don Buenaventura Ahumada y otros cuadros, sso, vol. 23.
FALLON, DIEGO: Selección de poemas en R. Maya: La musa romántica en Colombia, y otras
antologías.
FERNÁNDEZ MADRID, JOSÉ: Atala y Guatimoc (Tragedias en verso), sso, vol. 92.
GROOT, JOSÉ MANUEL: Cuadros de costumbres, s s o , vol. 21.
: Historia y cuadros de costumbres, BPCC, vol. 131.
GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, GREGORIO: Poesías, Bogotá, Imp. de M. Rivas, 1881.
: "Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia", en La Restauración, de
Medellín, núms. 100 y 102, 1866.
Véanse selecciones de sus obras en antologías, especialmente en La musa romántica en
Colombia.
ISAACS, JORGE: María, BPCC, vol. 29.
: María. Prólogo y edición de E. ANDERSON IMBERT. México, Fondo de Cultura
Económica, 1967.
357

La literatura colombiana entre 1820 y 1900

MARROQUIN, JOSÉ MANUEL: El Moro, Bogotá, 1897.


NUÑEZ, RAFAEL: Poesías, Bogotá, Merchán, editor, 1885.
Véanse selecciones de sus poemas en antologías.
PALACIOS, EUSTAQUIO: El alférez real, BPCC, vol. 6.
POMBO, RAFAEL: Poesías, ed. de A. Gómez Restrepo, Bogotá, Imp. Nacional, 1916.
_ . Antología poética, BAACC, vol. 10.
Véase el libro de H. ORJUELA: Biografía y bibliografía de Rafael Pombo, mencionado
más adelante.
RESTREPO, JUAN DE DIOS (Emiro Kastos): Mi compadre Facundo y otros cuadros, sso, vol. 29.
RIVAS GROOT, JOSÉ MARÍA: Novelas y cuentos, BPCC, vol. 126.
SAMPER, JOSÉ MARÍA: Un alcalde a la antigua y dos primos a la moderna, SSO, vol. 94.
: Selección de estudios, BAACC, vol. 38.
SANÍN CANO, BALDOMERO: Escritos, ed. de J. G. Cobo, Bogotá, Biblioteca Básica Colom-
biana, Instituto Colombiano de Cultura, 1977.
SILVA, JOSÉ ASUNCIÓN: Obra completa, ed. de Eduardo Camacho Guizado y Gustavo Mejía,
Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977.
SILVA RICARDO: Un domingo en casa y otros cuadros, sso, vol. 25.
SILVESTRE, LUIS SEGUNDO DE: Tránsito, SSO, vol. 14.
VALENCIA, GUILLERMO: Obras poéticas completas, Madrid, Aguilar, 1948.
VARGAS TEJADA, LUIS: Las convulsiones y Doraminta, sso, vol. 91.
VERGARA Y VERGARA, JOSÉ MARÍA: Las tres tazas y otros cuadros, SSO, vol. 24.

Estudios

a) Géneros
Poesía:
CAPARROSO, CARLOS ARTURO: DOS ciclos del lirismo colombiano, Bogotá, Instituto Caro y
Cuervo, 1961.
Los ciclos son el romántico y el modernista.
Prosa:
CASA, ENRIQUE C. DE LA: La novela antioqueña, México, Instituto Hispánico de los Estados
Unidos, 1942.
Especial consideración a Carrasquilla.
CORTÁZAR, ROBERTO: La novela en Colombia, Bogotá, Imp. Eléctrica, 1908.
Lo más importante en este libro de escaso valor crítico es el apéndice: Lista de novelas
colombianas.
CURCIO ALTAMAR, ANTONIO: Evolución de la novela en Colombia, Bogotá, Instituto Caro
y Cuervo, 1957.
Hay una reciente edición del Instituto Colombiano de Cultura, Biblioteca Básica Colom-
biana, vol. 8. Aunque con limitaciones críticas, es, sin lugar a dudas, el mejor y más
completo estudio sobre el tema.
DUFFEY, FRANK, M.: The early "Cuadro de costumbres" in Colombia, Chapel Hill, University
of North Carolina Press, 1956. Principalmente, una recopilación de datos sobre el tema.
358 Nueva Historia de Colombia, Vol. 2

JARAMILLO URIBE, JAIME: El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, Edit. Temis,
1964. El estudio más serio, completo y moderno sobre el tema.
MCGRADY, DONALD: La novela histórica en Colombia 1844-1959. (Austin, the University of
Texas), Bogotá, Edit. Kelly, 1962.
Riguroso estudio de valor historiográfico y documental más que crítico.

b) Estudios sobre varios autores


CAMACHO ROLDAN, SALVADOR: Estudios, sso, vol. 46.
Sobre Manuela y Gregorio Gutiérrez González.
GÓMEZ RESTREPO, ANTONIO: Crítica literaria, sso, vol. 8.
Sobre M. A. y J. E. Caro, Pombo, J. J. Ortiz, Caicedo Rojas, Fallon.
HOLGUÍN, ANDRÉS: La poesía inconclusa y otros ensayos,Bogotá, eds. Centro, 1947.
Excelentes estudios sobre Silva y Valencia.
MAYA, RAFAEL: Estampas de ayer y retratos de hoy, BAACC, vol. 80, 1954.
Estudios críticos sobre autores nacionales y extranjeros hechos por el poeta y crítico que
más y mejor se ha ocupado modernamente de la literatura del s. XIX.
: Los tres mundos de Don Quijote y otros ensayos, BAACC, vol. 1.
Sobre Carrasquilla, Silva, J. E. Caro, Valencia, el romanticismo, etc.
; Alabanza del hombre y de la tierra, Bogotá, casa edit. Santafé, 1934.
Sobre Silva, Sanín Cano, Valencia, etc.
: De perfil y de frente, Cali, Edit. Norma, 1966.
Estudios de mucho interés sobre El Moro de Marroquín, el costumbrismo en Colombia,
Pombo, Arboleda.
RUEDA VARGAS TOMÁS: A través de la vidriera, Bogotá, Edit. Kelly, 1951.
Sobre Caicedo Rojas, Silva, los Caro, J. M. Samper.
: La Sabana de Bogotá, sso, vol. 58.
Sobre Vergara y Vergara, Marroquín, Silva, los Caro.
SAMPER, JOSÉ MARÍA: Selección de estudios, BAACC, vol. 38.
Sobre Arboleda, Gutiérrez González, Vergara y Vergara, Tránsito, Fernández Madrid.
VEGA, FERNANDO DE LA: Crítica, sso, vol. 56.
Sobre Isaacs, Núñez, J. M. Samper, Fallon.

c) Estudios sobre autores individuales


CAMACHO GUIZADO, EDUARDO: La poesía de José Asunción Silva, Eds. Universidad de
los Andes, 1968.
Este trabajo se complementa y actualiza con el prólogo a JOSÉ ASUNCIÓN SILVA: Obra
completa, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977.
KARSEN, SONJA: Guillermo Valencia - Colombian Poet, New York, Hispanic Institute in the
United States, 1951.
Tesis universitaria de riguroso contenido documental pero de escaso valor crítico.
L e w , KURT: Vida y obras de Tomás Carrasquilla, Medellín, Edit. Bedout, 1958.
Resulta imprescindible por ser el único trabajo de conjunto sobre la obra de Carrasquilla,
con rigor documental, pero discutible enfoque crítico.
La literatura colombiana entre 1820 y 1900 359

LIÉVANO AGUIRRE, INDALECIO: Rafael Núñez, Bogotá, Segundo Festival del Libro Colom-
biano, s. f.
Principalmente sobre la significación política de Núñez.
MARTÍN, JOSÉ LUIS: La poesía de José Eusebio Caro. Contribución estilística al estudio del
romanticismo hispanoamericano, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1966.
Estudio biográfico, critico y estilístico, cuyos enfoques valorativos resultan desmesurados
y discutibles.
ORJUELA, HÉCTOR, H.: Biografía y bibliografía de Rafael Pombo, Bogotá, Instituto Caro y
Cuervo, 1965.
La más completa obra sobre el tema; se echa, desde luego, de menos, la dimensión crítica
de la obra, que el autor elude explícitamente y, así, el valor de este libro es parcial.
Nueva historia de Colombia / director Alvaro Tirado Mejía. - Bogotá: Planeta Colombiana Editorial,
1989.
8v.: ils., mapas; 24 cm.
Contenido: v.1: Colombia indígena, conquista y colonia / Gerardo Reichel-Dolmatoff... [et
a l ] - v.2: Era republicana / Javier Ocampo López... [et al.] - v.I: Historia política 1886-1946 /
Jorge Orlando Melo... [et al.] - v.II: Historia política 1946-1986 / Catalina Reyes Cárdenas...
[et al.] - v.III: Relaciones internacionales, movimientos sociales / Fernando Cepeda Ulloa [et al.]
- v.IV: Educación y ciencia, luchas de la mujer, vida diaria / Magdala Velásquez Toro... [et al.]
- v.V: Economía, café, industria / Bernardo Tovar Zambrano... [et al.] - v.VI: Literatura y
pensamiento, artes y recreación / Andrés Holguín... [et al.]-
v. 1-2 corresponde al Manual de Historia de Colombia editado por Colcultura.
ISBN 958-614-251-5 Obra completa
1. COLOMBIA - HISTORIA - HASTA 1986. 2. COLOMBIA - CONDICIONES ECONÓ-
MICAS Y SOCIALES. 3. COLOMBIA POLÍTICA Y GOBIERNO, 1886-1986.I. Tirado Mejía,
Alvaro, 1940-

CDD 986.1
N83

Nueva historia de Colombia: era republicana / director Jaime Jaramillo Uribe. - Bogotá: Planeta
Colombiana Editorial, 1989.
v.2: 368 p., gráficos; 24 cm.
Contenido: v.2. El proceso político, militar y social de la independencia / Javier Ocampo
López. La evolución económica de Colombia, 1830-1900 / Jorge Orlando Melo González. El
régimen agrario durante el siglo XIX en Colombia / Salomón Kalmanovitz Krauter. El Estado y
la política en el siglo XIX / Alvaro Tirado Mejía. Las rentas del Estado / Margarita González.
Estado, Iglesia y desamortización / Fernando Díaz Díaz. El proceso de la educación en la República
(1830-1886) / Jaime Jaramillo Uribe. La arquitectura y el urbanismo en la época republicana /
Germán Téllez Castañeda. La actividad artística en el siglo XIX / Eugenio Barney-Cabrera. La
literatura colombiana entre 1820 y 1900 / Eduardo Camacho Guizado.
ISBN 958-614-253-1 tomo 2
1. COLOMBIA - HISTORIA 1830-1900. 2. COLOMBIA - POLÍTICA Y GOBIERNO,
1830-1900 - COLOMBIA - POLÍTICA ECONÓMICA, 1830-1900. 4. IGLESIA Y ESTADO EN
COLOMBIA - SIGLO XIX. 5. ARQUITECTURA COLOMBIA - SIGLO XIX. 6. LITERATURA
COLOMBIANA - HISTORIA - 1820-1900. I. Era republicana.

CDD 986.1
N83

También podría gustarte