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Curso de Historia – Clase del 20 de abril 2021

Disertador: Dr. Jorge Ortiz


Puntos a tratar:

Nota Curiosa: Leyendas

Al informarse de la muerte del delfín Luis Carlos,


rápidamente corrió el rumor de que había logrado huir de la
prisión del Temple, incentivado éste por las misteriosas
circunstancias de su fallecimiento. Esto hizo que a lo largo
del siglo XIX apareciera una considerable serie de falsos
Delfines, el más célebre de ellos Karl Wilhelm Naundorff,
cuyos descendientes incluso llegaron a portar el apellido de
Borbón.

Un caso particular de falso Delfín fue Pierre Benoît, el único


de todos los supuestos Delfines que nunca dijo serlo. Era un
ingeniero francés instalado en Argentina, que poseía unos
conocimientos y educación no comunes entre la gente de su
rango social de la época. Por ello se expidieron diversos
rumores sobre él, entre ellos el de que era el Delfín, que
había conseguido escapar del Temple y había sido educado
por unos pescadores de Calais, donde habría asumido la
identidad de Pierre Benoît. Después habría huido a Buenos
Aires, donde habría formado su familia. Murió en extrañas
circunstancias, muy probablemente envenenado por un
médico francés. Entre otras curiosidades, llevaba siempre
una trenza rubia guardada, supuestamente la de María
Antonieta. Si bien era considerado pintor, solo pintó tres
retratos, de tres personajes que guardan un gran parecido
con María Antonieta, María Teresa y Madame Isabel,
madre, hermana y tía del Delfín. También se encontró un
dibujo suyo con las letras L.C.R.F.P.B. entrelazadas de estilo
barroco, las cuales fueron interpretadas por su nieto como
Luis Carlos. Rey de Francia. Pierre Benoît**.

Nota Curiosa: Philipe-Jean Pelletan fue el encargado de


realizarle la autopsia al cuerpo de Luis XVII. Le extirpó el
corazón y lo conservó dentro de un frasco en su domicilio.
Pelletan intentó entregar el órgano sucesivamente a Luis
XVIII y Carlos X pero estos no creyeron en su autenticidad. El
corazón pasó por muy diversas manos, hasta que en 1975
se depositó dentro de una urna de cristal en una capilla de
la basílica de Saint-Denis, la necrópolis real francesa.

Los profesores Ernst Brinkmann (Universidad de Münster) y


Jean Jacques Cassiman (Universidad de Lovaina) lograron
determinar, gracias al ADN mitocondrial y a unas muestras
de cabello de María Antonieta y de sus hermanas, que el
corazón perteneció a Luis XVII y que, por lo tanto, había
muerto prisionero en el Temple.

Ya realizadas las pruebas genéticas descritas, el 8 de junio


de 2004 se celebró un funeral en honor del pequeño Luis
XVII, en el que se colocó la urna en un mausoleo construido
para tal fin, emplazado en la cripta real del templo.**
Revolución de 1830

Después de los acontecimientos de la revolución de 1830, el


rey Carlos X fue obligado a abdicar la corona, por lo que su
sucesor fue primo Luis Felipe I de Francia.

Era hijo del duque Luis Felipe II de Orleans, primo de Luis


XVI, apodado “Felipe Igualdad” (Philippe Égalité). Durante la
Revolución francesa, Luis Felipe fue conocido como el
Ciudadano Chartres (a causa de su título de duque de
Chartres) o “Igualdad hijo” (Égalité fils). Fue duque de Valois
hasta 1785, duque de Chartres de 1773 a 1793 y, tras la
muerte de su padre, duque de Orleans con el nombre de
Luis Felipe III de Orleans de 1793 a 1830.

Ascendió al trono en julio de 1830 con la revolución que


obligó a abdicar a Carlos X, e inició un reinado de corte
liberal que la historiografía ha conocido como la Monarquía
de Julio (Monarchie de Juillet). Su gobierno se caracterizó
por el ascenso de la burguesía como clase dominante, por la
rápida industrialización del país y por el surgimiento del
proletariado. Fue derrocado por la Revolución de 1848 que
dio paso a la Segunda República Francesa.

Luis Felipe I recibió varios apodos durante su reinado como:


Rey Ciudadano (Roi Citoyen), Rey de los banqueros (Roi des
banquiers) o Rey de las barricadas (Roi des barricades), este
último a causa de que ascendió al trono a través de la
revuelta popular de julio de 1830.
Al llegar la industria a Francia, aparece el proletariado y
simultáneamente el movimiento socialista encabezado por
Marx llega a Francia.
Teoría Marxista

La teoría marxista es un conjunto de ideas políticas,


económicas y sociales creadas a mediados del siglo XIX por
Karl Marx y su colaborador Friedrich Engels, que consisten
en modificar el orden social y criticar el capitalismo, que
tuvieron gran repercusión e influencia en diversos
acontecimientos del siglo XX.

Karl Marx fue un filósofo, economista y sociólogo que


desarrolló una serie de ideas que critican el sistema
capitalista por reforzar la lucha de clases y fomentar el
poder económico de la burguesía.

Socialismo Utópico

El socialismo utópico es una corriente inicial de la teoría


sociológica socialista y comunista enfocada hacia una
sociedad más igualitaria y justa alternativamente a la lucha
de clases del socialismo tradicional.
Socialismo Científico

El socialismo científico es una vertiente del pensamiento


socialista caracterizado principalmente por su estructura
formal, basada en el estudio de la historia socioeconómica a
través de los siglos y la aplicación de sus tesis frente al
capitalismo.
Atendiendo a su surgimiento con las hipótesis planteadas
por Karl Marx y Friedrich Engels, entre otros, el socialismo
científico se erige como el tipo de socialismo que entienda
la lucha de clases como elemento necesario para una
sociedad igualitaria y justa.

Socialismo Filosófico
El socialismo filosófico son las teorías de Marx y Engels.
Marx es el fundador del socialismo científico, de la filosofía
del materialismo dialéctico e histórico, de la economía
política científica, jefe y maestro del proletariado
internacional.
Todas estas teorías ya inmersas en las industrias, dieron
origen a la conciencia de clase del proletariado francés.
Añadido a esto la calamidad de la sequía, que produjo una
hambruna imponderable, fueron un detonante de una gran
agitación.
En 1867 Marx escribe El Capital: Crítica de la economía
política; es un tratado teórico fundamental en la filosofía,
economía y política de Karl Marx, este libro va generando
un movimiento muy significativo en las sociedades
europeas.

La campaña de los banquetes: Las elecciones generales de


1846 dieron una confortable mayoría al gobierno de Guizot,
pero las reuniones privadas de la oposición se
multiplicaban. El gobierno decidió entonces cancelar el
derecho de reunión. Para eludir esa cancelación, en julio de
1847 comenzaron a celebrarse grandes banquetes, donde
los comensales pagaban para comer y oír los discursos de
los líderes nacionales de la oposición, y para debatir de
temas políticos. Eran a menudo organizados por los
periódicos de la oposición. Estos banquetes se extendieron
rápidamente por toda Francia (hubo 70 banquetes con un
total de 22 000 comensales en todo el país), en lo que se
conoce como la campaña de los banquetes.

El gobierno no podía prohibir estas reuniones, ya que, al


pagar los asistentes por una comida, ésta no podía ser
considerada como reunión política. Hasta que la relativa
tolerancia del gobierno se agotó. Un banquete organizado
por los oficiales de la Guardia Nacional y previsto para el 19
de febrero de 1848 en París fue repentinamente prohibido
por el ministro de Interior Charles Marie Tanneguy
Duchâtel. El banquete fue aplazado al día 22 y se convocó
una manifestación para el mismo día. Los organizadores,
preocupados por evitar enfrentamientos violentos,
cancelaron el banquete y la manifestación en el último
momento, pero tanto la oposición como el gobierno se
vieron rápidamente desbordados por el curso de los
acontecimientos.

El 22 de febrero numerosos estudiantes, a los que se


unieron trabajadores, marcharon por las calles de París
protestando por la prohibición del banquete e ignorando
que había sido cancelado. Marcharon hasta la Asamblea
Nacional demandando el sufragio universal y la dimisión del
gobierno de Guizot. El rey decretó el estado de sitio,
contando con el apoyo de 30 000 soldados y de la artillería
de los fortines de las murallas de la ciudad, así como de
40 000 guardias nacionales. Para sorpresa del gobierno, la
Guardia Nacional se interpuso entre los manifestantes y las
tropas del ejército. Mientras tanto, en la Asamblea, el
monárquico Odilon Barrot pedía sin éxito la dimisión del
gobierno por su incapacidad de resolver la crisis, en un
último intento de salvar la monarquía.

El 23 de febrero por la mañana, la Guardia Nacional tomó


abiertamente partido por la ciudadanía y la insurrección se
extendió. Por la tarde, la situación ya era incontrolable,
pero el rey Luis Felipe se negó a que el ejército disparase
contra el pueblo insurrecto. Para templar los ánimos, y de
acuerdo con sus consejeros, destituyó a Guizot y pidió al
conde Mathieu Molé que formara un nuevo gobierno. Para
celebrar esta primera victoria, los ciudadanos desfilaron por
la noche por las calles de la capital. También algunos
diputados de la oposición rehusaron cooperar con el rey.

Durante la noche del 23, en una calle cercana al bulevar de


las Capuchinas, un grupo de manifestantes trató de avanzar
pero un grupo de soldados lo impidió. Durante la
confrontación alguien disparó un fusil y los soldados
empezaron a disparar a la muchedumbre. Murieron
alrededor de sesenta y cinco personas y hubo
aproximadamente ochenta heridos. La masacre empeoró
aún más la situación, ya que los ciudadanos sentían que el
gobierno los había engañado.
El 24 de febrero, las manifestaciones se reanudaron.
Estudiantes, obreros, artesanos y miembros de la pequeña
burguesía marcharon por la ciudad, asaltando tiendas,
robando armas, quemando edificios públicos y levantando
alrededor de 1500 barricadas en toda la ciudad. Las
marchas de protesta llegaron ante el Palacio de las Tullerías
donde tropas al mando del mariscal Bugeaud se disponían a
contratacar para aplacar la revuelta. Para evitar un baño de
sangre, el rey decidió entonces abdicar en favor de su nieto
de nueve años, Felipe conde de París, confiando la regencia
a su nuera, la duquesa de Orleans.

Por la tarde del mismo día, la duquesa se dirigió a la


Asamblea Nacional para la investidura de su hijo como
nuevo monarca de Francia y para que se proclamara
oficialmente su regencia. Pero, recordando el fracaso de la
Revolución de 1830, los republicanos y la izquierda
parlamentaria desconfiaban de la monarquía constitucional
y exigían ahora la instauración de la república. Apoyados
por la presión popular de los manifestantes que irrumpieron
en la Asamblea, se decidió la formación de un gobierno
provisional bajo la presidencia del veterano Dupont de
l'Eure.

Este gobierno provisional se encargó de dirigir el país hasta


que se celebraran elecciones y se aprobara una constitución
republicana. Estaba formado por republicanos moderados
como el poeta Lamartine, el director del periódico Le
National, François Arago, Adolphe Crémieux y el propio
Dupont de l'Eure, y por otro lado por radicales y socialistas
que, aparte del sufragio universal masculino y de una
reforma política, pedían profundas reformas sociales para
mejorar las difíciles condiciones de los trabajadores. Estos
últimos, reagrupados en torno al periódico La Réforme,
contaban con personas como Flocon, su redactor jefe,
Ledru-Rollin, Louis Blanc y el obrero Albert.

Luis Felipe abdicó y huyó con su familia al Reino Unido. El


gobierno provisional proclamó la II República, decretó el
sufragio universal masculino, fijó la jornada laboral en 10-11
horas y reconoció el derecho al trabajo para todos los
ciudadanos.

La revolución francesa de 1848 tuvo una gran repercusión


en otros países de Europa como Austria, Hungría, Alemania
e Italia, donde sendas insurrecciones populares
consiguieron significativos avances democráticos. Este
movimiento europeo se conoce como la Primavera de los
Pueblos.

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