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La memoria y el registro

EL COVID-19 nos está agotando. Eso es verdad.

A comienzos del año pasado, gané varias convocatorias pero las cancelaron.
Cancelaron también cualquier contacto con el otro, por lo tanto mi coro ya no
operaba. Tampoco operaban las clases particulares de piano que dictaba, las
sesiones fotográficas y los maquillajes a domicilio se frenaron. Por falta de
recursos económicos, no pude seguir mis clases de violonchelo. Hoy, no operan
varios de los proyectos comunitarios que conocía. Incluso, la amenaza que el
centro comunitario LGBTI CAIDSG SEBASTIAN ROMERO cerrara parecía
inminente. Se paró todo.

Tanto los procesos comunitarios, como el gremio del arte y el espectáculo se


fueron para el piso. Los trabajos en red, líderazgos sociales, promotores,
maquilladores, fotógrafos, músicos, montajistas, productores, ingenieros de
sonido, modelos, actores, bailarines y artistas que trabajan con el otro, tras de
trabajar de forma precaria y sin garantías de nada, nos encontramos hoy, después
de un año, en un limbo por la invisibilización que tradicionalmente teníamos y que
hoy día se ha acrecentado. Esto, por no tener memoria.

Somos extremadamente infravalorados en nuestro contexto por la falta de


reconocimiento de muchos que piensan, que vivimos del aire y del aplauso. Los
liderazgos sociales se desintegraron, porque se malentendió el término de
“distanciamiento social”. Resulta que el “Distanciamiento debía ser físico, mas no
social”. Poco a poco nos hemos dado cuenta que la idea de distanciarse
socialmente no sirve de nada. Es más importante entender este distanciamiento
desde lo físico, porque, a pesar de estar encerrados, somos seres relacionales.
Las actividades sociales son parte del desarrollo, del intercambio, de la intimidad y
sexualidad, de las relaciones interpersonales, de la economía y el bienestar. La
tecnología nos ha dado la oportunidad de agenciarnos y entendernos en un plano
más allá del físico, pero nos aturde porque merma nuestro sentido del tacto y el
contacto físico. En algún momento, el virus bajará su carga, pero es deber de los
artistas y los líderes tejer esa red social, que se quebró en pedazos gracias a un
término mal empleado.

Es posible que el plano físico haya cambiado, y que actualmente reine la


incertidumbre. Sé lo que es tener esa angustia cada comienzo de mes: para poder
pagar los materiales, las cuentas, la comida, los impuestos. Esa angustia existía
antes de la pandemia. Sentirse "Cancelado" es difícil. Es una crisis, sin embargo,
la otra cara de la crisis es la oportunidad. Y tanto los artistas como los líderes
sociales vivimos y sentimos una crisis muy grave en este momento de la historia,
que puede convertirse en una oportunidad muy grande.

En medio de todo, si vivíamos en parte de los abrazos y del aplauso. Es vital para
nosotros reconocernos, y reconocer al otro. Hoy, a pesar de las dudas, la gente ha
ido perdiendo el miedo y eso es muy importante. Sólo quisiera preguntarte, si esa
pulsión acerca de la importancia del arte, de la cultura y de los procesos
comunitarios, sigue moviendo tu vida. Quisiera saber si quieres y sigues con esa
llama interna encendida, que te permite ver la oportunidad en la crisis, y afrontar
los nuevos retos que se vienen con esta nueva normalidad. Quisiera saber si
quieres agenciar tu presente, para edificar tu futuro. Nosotros los artistas y los
líderes sociales, siempre la hemos visto parda, aunque dedicamos gran parte de
nuestra vida para entretener, crear belleza y hacer preguntas. Nos dedicamos a
transformar desde las micropolíticas y desde la estética, las realidades de un
planeta cada vez más distópico.

Registrar y llevar a cabo un proceso de recopilación de datos, imágenes y


documentación audiovisual, se vuelve imperante en estos momentos en que el
distanciamiento físico (no social) está en auge gracias a la pandemia. El registro y
la memoria son huellas, que si quedan impresas claramente, trazarán nuestro
camino a un porvenir.

Esto lo saben los creadores y desarrolladores de aplicaciones y redes sociales. La


Big Data, o “El gran hermano” que fuese mencionado por Huxlley en “Un mundo
Feliz”, es cada vez una realidad más tangible, y no sólo es un cuento de ciencia
ficción. Los gobiernos autoritarios a nivel mundial están imponiéndose. Nuestra
libertad, está cada vez más restringida. Cada vez que entramos a internet dejamos
una huella. Es nuestro deber, hacer esa huella de forma consciente, para
aprovechar esta situación y lograr visibilidad, bienestar y reconocimiento.

Entonces, ¿Qué es la memoria y el registro?

La memoria:

Según De la Vega, R. y Zambrano, A. Memoria [en línea]. Circunvalación del


Hipocampo, junio 2018 https://www.hipocampo.org/memoria.asp.

La memoria es la capacidad que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar


las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). El
Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española la define así: «Facultad
psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado».
Los seres humanos, tenemos varios tipos de memoria como la sensorial,
inmediata, reciente, remota, referencial, de trabajo, episódica, semántica,
declarativa y de procedimiento.

El registro:

Si buscamos el origen etimológico de la palabra registro, lo hallamos en el


término latino “regestum” que se compone del prefijo “re” en el sentido de volver
para atrás y de “gestum” = gestión, trabajo realizado.
La “regesta” en la Antigua Roma era un libro donde eran consignados los datos
necesarios para identificar alguna actividad y quien la realizó.

Un registro es entonces un modo de tener constancia de los datos que


estimemos importantes, para conocer determinada situación o actividad, y se usa
en toda tarea administrativa.

En música, el registro se basa en la capacidad de la emisión de un cuerpo o un


instrumento, de entonar notas graves o agudas. Esto depende de la construcción
del instrumento musical o de las cuerdas vocales. Existen registros graves,
agudos y mixtos dependiendo del instrumento o de la voz del emisor.

En temas de gobierno y a nivel estatal, los registros se hacen para saber si una
persona nació o murió, se casó, o si tiene mayor o menor nivel adquisitivo para
el cobro de impuestos. También existen registros para propiedas inmuebles o
automóviles.

En los colegios y en las escuelas, se usan registros para llevar un seguimiento


de la puntualidad y asistencia de los estudiantes. Los profesores o tutores,
también llevan un registro de los contenidos que imparten para crear informes.

Los registros de datos son muy utilizados también en Informática para dejar
consignadas ciertas informaciones en una tabla, formada por filas y columnas
que permite relacionar esos datos.

En la big data, La recopilación de grandes cantidades de datos y la búsqueda de


tendencias dentro de los datos permiten que las empresas se muevan mucho
más rápidamente, sin problemas y de manera eficiente. También les permite
eliminar las áreas problemáticas antes de que los problemas acaben con sus
beneficios o su reputación.

En el arte y en los procesos sociales, se hace imperante también la recopilación


de datos, imágenes, textos curatoriales etc. Quien hace procesos de registro y
memoria, tiene mayores probabilidades de entender lo que hace y contarlo. Esto
debido a que el crear una base de datos y registros de archivos, permite trazar
una línea de tiempo en los procesos de la persona, agrupación, iniciativa u
organización. Es parte fundamental en la formulación y ejecución de proyectos,
porque traza de una manera más tangible las actividades que se vienen realizando
antes, durante y después de un proceso. Cuando adquieres la disciplina de
registrar lo que haces, también puedes comparar tu proceso, buscar
oportunidades de mejora, crear recordación al divulgarlo, y facilitar la tarea de
investigadores, comunicadores sociales, sociólogos, historiadores, curadores,
coleccionistas y demás interesados en ti y tu trabajo.
Te invito a que a partir de ahora, pienses en maneras creativas de hacer procesos
de memoria y registro en tu trabajo. Las redes sociales, la fotografía, los textos
descriptivos, son la mejor manera de autoevaluarte y reconocerte en tu profesión.

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