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El vuelo importantísimo

Día 1:

Todo listo. Seis poleras, una de cada color primario más dos negras, listas. Siete boxers… solo
serán seis días… ok, listos. Dos camisas, una a cuadros y otra lisa, saldré un par de noches supongo,
en fin, ya está listo. Seis calcetines, seis pares de calcetines, mejor dicho, listos. Zapatos, solo los
que llevaré puestos. ¿Sandalias, toalla, cepillo, peine, desodorante, talco, perfume? Listo, listo, listo,
listo, listo, listo, listo. ¿Shampoo? Allá me compro un par de shampoos en sachet y listo.
Hará calor seguramente. Llevo tres jeans, un corto y dos pantalones de tela ¿O llevo el corto, dos
jeans y tres de tela? Mierda… se me acaba el espacio… ¿tres jeans? Solo llevo dos camisas, ¿será
que salgo más de dos noches? No lo tenía bien vislumbrado, tengo que verme bien. Estos jeans son
muy elegantes, pero, ¿serán del estilo de allá? o me veré como un bicho raro… Carajo, ahora que lo
pienso son demasiado anchos, ¡¿qué pasa si los llevo en vano?! ¡me ocuparan espacio y me sentiré
como un idiota!
Sé que allá todo es distinto. Todos son distintos y se ven distintos. De seguro, mucho más
elegantes; y yo… con mis fachas, no dejaran de verme. Será muy notorio de donde soy, que no
pertenezco allá, que soy foráneo y que estoy perdido. Ni hablar, llevare solo un jean, un pantalón
corto y cuatro de tela, que son mucho más cómodos, livianos y sobrios, y listo.

Día 2:

Ahora si todo esta listo, ¿cómo no me di cuenta antes? Están bien las seis poleras, está bien toda
la ropa interior, están bien todos mis artículos de higie… ¡Nooo! ¡¿Cómo puedo ser tan pelotudo?!
¡El cortaúñas! ¡¿Con que pensaba cortarme las uñas?! Con lo rápido que me crecen, en esos seis
días lo necesitare por lo menos un par de veces, esas mierderas uñas que no paran de crecer…
bueno, eso también, ya está listo. Pero mierda, ahora que pienso en mis uñas, ¿qué pasa si me hago
algo? Incidentes leves nunca faltan. Ni hablar, alisto agujas, agua oxigenada, alcohol…
¿A que iba? Ah sí, dos jeans al final de cuentas, y también los pantalones de tela. Pantalones
cortos dos, al parecer allá uno no puede confiarse para nada en el clima de allá, y con lo
desconfiado que ya soy… Entonces listas la impermeable, la otra de cuero, estos dos sweaters, lana
y algodón, mi boina de la suerte y mi bufanda caqui.
Que emoción, ¿cómo será subirse a un avión? Hacer hora en un aeropuerto, traspasar una
frontera en minutos, cómo se sentirá ver todo desde arriba, ¿realmente dolerá los oídos? ¿la cabeza?
¿Será que me da ganas de mear o de cagar en el avión? Me pregunto cómo serán sus baños, ¿serán
tan pequeños e incomodos como dicen? ¿Escucharé gente coger ahí?

Día 3:

Será mejor llevare la maleta grande, ya no tengo espacio y me falta alistar la cámara, mi agenda
y mi cuaderno de discursos; también mis gafas ¡y lo peor! Me falta un par de zapatos… los de
gamuza color mostaza, justo los que combinan mejor con las camisas. Ok, pero… ¿pantalones de
tela? ¡¿En qué mierda piensas?! ¡Todos te creerán marica! Saca eso y llevemos unos cuatro o cinco
pantalones en total. Los de tela pueden estar bien un par, para las mañanas y para el gran día, ¡pero
imagínate! ¡Usar la misma ropa de día y de noche! ¿Dónde está tu criterio? Me cago.
¡Despabila! ¿Te das cuenta? Mira el espejo, mira esos ojos, esas cejas, mira esa barba en
candado con ese fino bigote; la vas a romper con las gringas, las vas a volver loco con ese sabor a
canela que presume tu piel. No la puedes cagar con detalles tan importantes como la puta ropa
cabrón. Tenemos que aprovechar, no sabes cuándo vayamos a volver a viajar por esos lares, así que
tenemos que re aprovechar. Todas las noches serán de cacería muchachón, ¡una presa por noche
como mínimo! Imagínate. Allá serás un perfecto desconocido, podremos inventar lo que queramos,
fantasear cuanto queramos, inventar y contar las historias que siempre hemos deseado hacer
realidad, ¡oh por dios! ¡Cuánta ansia! ¡Ya quiero que sea el gran día! No puedo dejar de pensar, me
sudan las manos, mi estómago se comprime alocado, mi garganta seca, el mañana, el mañana tan
próximo, ¿dónde están mis puchos? ¡Aja! ¡Ahí pequeñuelos! Vengase uno conmigo sino no podré
dormir nunca y ya van a ser las putas tres de la madrugada.

Día 4:

Sí, mi maleta esta perfecta y lo sé, pero… ¿y si me olvide de algo? ¿Me habré olvidado de algo?
No puedo recordarlo, ¡no puedo recordarlo y me tortura! Este debilucho vientre que no deja de
retorcerse, estas manos de mierda que se sienten como goma. La sensación de que se agrandan y se
achican me da nauseas.
Ahí está mi maleta perfecta, cerrada, lista para mañana. ¡Cómo me torturan las ganas de abrirla y
volver a repasar todo!
Dos, tres, cinco, ocho vueltas, ni modo carajo. ¿Seis poleras? listo. ¿Siete boxers? listo. ¿Seis
pares de medias? listo. ¿Boina de la suerte y bufanda caqui? Listo. ¿Dos camisas? ¿mejor una más
no? ¡ve! ¡Fue una excelente idea volver a revisar todo de nuevo! Una camisa a cuadros más, listo.
¿Sandalias? listo. ¿Toalla? listo. ¿Cepillo? listo. ¿Peine? listo. ¿Desodorante? listo. ¿Talco? listo.
¿Perfume? listo. ¿Cortaúñas? listo. ¿Un par más de zapatos? listo. ¿Cámara? listo. ¿Agenda? listo.
¿Gafas? listo. ¿Cuaderno con bolígrafo en el espiral? listo. ¿Agujas? listo. ¿Agua oxigenada? listo.
¿Alcohol yodado? listo. ¿Y unos cuantos calmantes no?
¿Campera impermeable? listo. ¿Chamarra de cuero? listo. ¿Dos sweaters? listo. ¿Cuatro jeans,
un corto y un par de tela? listo.
Todo está listo, todo está listo.

Día D:

Pasaje listo, carnet de identidad listo, pasaporte listo, tarjetas de débito y crédito listas, efectivo
listo, direcciones del hotel y del centro de convenciones listas. Es todo, mi billetera esta lista.
El taxi está en camino, y la emoción de sentirme un pasajero en espera en un inmenso aeropuerto
hace que las mariposas de mi estómago me pidan un buen par de líneas de coca, para hacer que esta
experiencia sea de película. ¡Jo! cabal para dos líneas, de lo que queda del ultimo brete que compré.
Y justamente hoy tiene que salir de la billetera antes del viaje. Coquita… mira tus brillos diminutos,
como el triturado collar de diamantes de una diminuta ninfa. —Unnffffffffff, ahhhh,
¡ricoooooooooo!
Siempre me he preguntado por lo blanco la cocaína. Pero es de esas preguntas que nunca nos
respondemos, de las que solo sirven para alargar el asombro de la vida. Potenciar el observar,
admirar la pureza del blanco, su elegancia, su porte. Con el mismo porte y elegancia entro y luego
salgo del taxi. Con mi gran y rectangular maleta negra. Con ese caminar que resalta mi pecho y mis
hombros abultados por la chaqueta de cuero. Estoy en un aeropuerto internacional, soy un pasajero
internacional con pasaje de cortesía, un descubrimiento, con toda una doctrina en la cabeza para
poder crea una nueva secta. Un gran invitado, uno demasiado importante.
Vaya par de horas. Ahora solo siento el dejo de la cocaína y el adormecimiento de mis encías
por haber relamido el sobre de plástico que me guardé en mi bolsillo. Un fuerte café me estiró
disimuladamente el efecto, que, por cuestiones de genética, en personas como yo, dura bastante
más. Ya falta poco, una media hora, para que nos anuncien el abordaje.

—Distinguidos pasajeros, su atención por favor. Distinguidos pasajeros, su atención por favor.
Nos es incomprensible y lamentamos informarles que todos los vuelos han sido postergados hasta
nuevo aviso debido a complicaciones climáticas, les rogamos y agradecemos por su comprensión,
para mayor información por favor les solicitamos pasar con orden a las ventanillas
correspondientes. Toda la información con la que contamos será brindada con paciencia.
—Pero que… —¡Maldita sea! ¡¿Que carajos ha pasado?! Al carajo toda la multitud de la
ventanilla, necesito explicaciones ahora mismo.
—¡Fuera de mi camino! Deme paso cabrón... ¡Escúcheme! ¡¿Qué demonios se supone que están
haciendo?! ¡¿Debido a que idiotez de su organización de mierda se ha suspendido el vuelo?!
—¡Señor! ¡Por favor! ¿¡Qué le ocurre!? Cálmese, usted no es el único pasajero, toda la gente que
usted acaba de empujar necesita respuestas.
—¡Mis huevos el resto de la gente! ¡Lo solucionan pero ya!
—¡Señor! Le voy a pedir que se calme o tendré que hacerle aprender. Fue un imprevisto. Me
dicen de una tormenta solar muy fuerte, todos los sistemas de navegación han colapsado señor,
todos estamos muy confundidos, es una emergencia terrible. No hay vuelos hasta nuevo aviso
señor, por favor le pido que se retire o llamare a la policía.
—¡No! ¡No pueden hacerme esto! ¡Tengo…!
—¡Policía!
—¡Tengo una conferencia mañana por la tarde! ¡Este es un vuelo importantísimo! ¡La mataré
granpu…!
—¡Oiga! ¡Quieto ahí!
—¡Déjenme en paz carajo! ¡No saben con quien se están metiendo! ¡Yo! ¡Yo soy muy
importante! ¡Ese vuelo es muy importante! ¡Mi conferencia es vital! ¡Bastardos! ¡Ustedes están
pagados, yo lo sé! ¡Para evitar que diga lo que sé! ¡Yo destruiré su mundo! ¡Soy la sombra en todos
ustedes! ¡Suéltenme mierda! ¡Yo soy Damián Vespa Terceros!

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