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Durante más de una veintena de años, los osos polares se han visto obligados (y cada vez
más) a desplazarse largas distancias durante los períodos de verano en busca de zonas
heladas. Precisamente, es del hielo del que depende la obtención de alimento de estos
animales, pues es el que les permite cazar. El ascenso de temperaturas retrasa la
solidificación del agua y por ello, demora (y acorta) el periodo de alimentación de los osos.
Por desgracia, cada vez es más frecuente encontrar a estos animales en un grave estado de
desnutrición. Los más propensos a esto son las hembras con cachorros que habitan las
zonas más al sur de su área de distribución.
Organizaciones como la Administración Oceánica de los EE. UU. han realizado diferentes
investigaciones sobre el impacto medioambiental que supone el deshielo de las placas del
Ártico. Los últimos resultados han sido alarmantes, pues el año 2016 registró la superficie
de hielo marino más pequeña de los últimos 37 años.
A pesar de las dificultades, el oso polar sigue siendo una de las criaturas más
impresionantes del planeta, pues sus características lo convierten en todo un icono del reino
animal. En la siguiente galería te mostramos todo lo que debes conocer sobre esta
vulnerable, pero poderosa especie.
El oso polar es el mayor depredador del Ártico y se estima que actualmente hay entre
22.000 y 31.000 ejemplares. No obstante, este cálculo es muy complicado ya que habita en
diferentes regiones de esta zona del planeta y es muy difícil obtener datos de todas ellas, así
como ver su evolución.
Entre los riesgos a los que se enfrenta el oso polar, está la degradación de su hábitat. Una
degradación que se está produciendo en gran medida por el calentamiento global ya que
este animal depende fuertemente del hielo marino para sobrevivir. La tendencia en el Ártico
está clara: las temperaturas en esta zona del planeta suben más que en el resto (lo que se
conoce como amplificación Ártica) y la extensión de hielo tiende a disminuir. Si miramos
al futuro, no encontramos previsiones demasiado positivas ya que apuntan a que en las
próximas décadas llegaremos a ver el Ártico completamente libre de hielo en algún
momento.
Los osos polares viven entre el hielo y la tierra. Utilizan el hielo como plataforma desde la
que pueden cazar focas, descansar y reproducirse. Cuando el hielo se derrite, estos animales
van a tierra y subsisten gracias a sus reservas de grasa, hasta que el hielo vuelve a aparecer
y regresan a él.
El calentamiento global está haciendo que este hielo cada vez desaparezca antes y vuelva a
formarse más tarde, aumentando el tiempo que los osos polares pasan en tierra. De hecho,
es algo que se ha observado ya en algunas zonas donde los osos polares pasan ahora 30 días
más en tierra que en la década de 1990.
Estar más tiempo en tierra reduce el acceso de los osos polares a las presas y alarga sus
periodos de ayuno. Además, esto tiene impactos en la reproducción y cría de los cachorros,
ya que las hembras preñadas dependen de su grasa corporal para apoyar la gestación y parte
de la lactancia.