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EVOLUTIVO

Intenta responder qué beneficios obtiene el animal de un comportamiento


y qué ventajas evolutivas ha tenido para que este sea seleccionado. Por
ejemplo, ¿qué ventaja evolutiva obtiene una gallina de cuidar a sus crías y
no abandonarlas?
Los organismos vivos requieren mantener un constante equilibrio con su medio,
para cumplir adecuadamente con su rol dentro del ecosistema. Aspectos
prioritarios que definen estas relaciones, son los factores del ambiente que se
vuelven relevantes para el desarrollo de un organismo y como este adapta su
comportamiento a las diferentes contingencias que el medio le plantea. El
primer trabajo de un ser vivo, es mantener constante su medio interno y
defender este estado de equilibrio (homeostasis) contra los factores
perturbadores. Además, el organismo debe desarrollarse y reproducirse; para
todo ello, el valor del comportamiento es significativo para la conservación de la
especie.
La evolución de la conducta y supone estudiar la forma en que una
determinada pauta ha ido cambiando a lo largo del desarrollo filogenético de
una especie. Cómo se desarrolla el comportamiento durante la filogenia. Esta
es una cuestión claramente evolutiva que se utiliza en estudios comparativos
de especies relacionadas.
Todo el mundo está de acuerdo en que las alas de los pájaros, las patas
delanteras de los cuadrúpedos y los brazos de los humanos son
estructuralmente homólogos (están formados por los mismos huesos
dispuestos en el mismo orden) y en que las diferencias cuantitativas
observadas se han producido por la acción de la selección natural. La Etología
pretende demostrar que lo mismo ocurre con la conducta: que muchas
conductas, aunque diferentes según la especie que se esté estudiando, son
homólogas y proceden de un antepasado común; las diferencias observadas
son, también, fruto de la evolución por selección natural: es el caso de la
conducta de cortejo de las aves galliformes. Igual que ocurre con las
extremidades anteriores de pájaros, cuadrúpedos y humanos, que siendo
homólogos desde el punto de vista de su origen filogenético sirven a fines
distintos (volar, andar, nadar en el caso de los mamíferos marinos, o
manipular), conductas filogenéticamente homólogas pueden también, por la
acción de la selección natural, servir a fines diferentes: en muchos casos como
estímulos desencadenadores.
Es importante caer en la cuenta de que algunas conductas han evolucionado
hasta tal punto que, aunque en su origen servían a la función de alimentarse o
de conservar el calor corporal, la selección natural ha determinado que se
utilicen como señales comunicativas entre miembros de la misma especie:
ejemplos de esto son las conductas de cortejo o de amenaza. Según esto,
podría llegar a ser posible establecer la filogenia de grupos de especies
relacionadas a partir de las semejanzas y diferencias en determinados patrones
conductuales, igual que se hace habitualmente a partir de estructuras
corporales.
Además, la Etología considera que la conducta es un conjunto de rasgos
fenotípicos. Esto significa que está influenciada por factores genéticos y es, por
lo tanto, fruto de la selección natural.
Los cuernos y su evolución
Juegan un papel en los combates intrasexuales, y las preferencias de las
hembras también podrían modificar ese rasgo. Otros, han insistido en el
impacto de la selección natural en ellos. Defensa contra los predadores, habría
sido el principal factor para la presencia de cuernos en hembras. También se
pierde calor corporal a través de sus núcleos, por lo que pudieron ser
seleccionados como reguladores de temperatura, con los climas cálidos
favoreciendo cuernos grandes para disipar el exceso de calor corporal, y los
climas fríos favoreciendo los cuernos pequeños para conservar el calor. Suele
no tenerse la información requerida sobre el éxito reproductivo a lo largo de la
vida. El número medio de hembras copuladas por cada macho (el tamaño del
harem) brinda una aproximación confiable a la varianza en el éxito reproductivo
de los machos.
Sin embargo, el cuidado continuo de la pareja es demandante, y las diferencias
interespecíficas en la ecología han llevado a diferentes estrategias de los
machos, que probablemente influencien la capacidad de los machos de
monopolizar un grupo de hembras. Una distinción central es entre especies
territoriales y no territoriales, y esta dicotomía es pronunciada en los bóvidos.
La principal estrategia de los machos en el 63% de las especies de bóvidos es
la territorialidad, mientras que en el restante 37% son predominantemente no
territoriales con defensa de la hembra. En estas últimas especies, los machos
directamente siguen a las hembras, y su posición en la jerarquía de dominancia
típicamente determina el acceso a las hembras en esto. Muchos machos ganan
acceso a las hembras mediante la defensa de un área, debido a que en ella
hay un recurso o un lugar atractivo, por ejemplo, en un lek. En los sistemas
territoriales los grupos de hembras típicamente se mueven por los territorios de
varios machos, y estos son incapaces de retener a las hembras contra su
voluntad.

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