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Hoy es miércoles, 17 de junio, y estamos aquí reunidos a través de este medio para llevar

a cabo la lectio divina del decimo segundo domingo del tiempo ordinario. El día de hoy,
Jesús nos quiere invitar, al igual que a sus apostoles, a tener tengamos confianza y fe en
lugar de miedo para llevar la palabra a todos los rincones del mundo. Ese mensaje no
debe llevarse a encondidas, sino todo lo contrario, debe llevarse de manera visible, a
puertas abiertas, a la luz del dia.

Empecemos esta lectio pidiendole al Espíritu Santo que nos brinde la sabiduría necesaria
para acercarnos a la palabra de Dios, que nuestro corazón se encuentre abierto y en
disposición para cumplir su voluntad. Pidamos además que guie nuestros pasos, nuestras
palabras, nuestras decisiones y que permita que esta lectio traiga a nuestra vida mucha
fe, amor, y convicción profunda en Jesús.

Con esto, iniciamos el evangelio según san Mateo Capitulo 10, versículo 26,33:

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece
a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su
enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a
verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a
decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la
cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que
vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais
arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega,
diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el
trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza
que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece
es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los
pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa
con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así
se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los
secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:
«Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el
mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del
maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los
segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del
tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los
corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de
dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga
oídos, que oiga.»

Palabra del señor.

En la primera parte de la lectio divina, la cual nos invita a responder la pregunta “qué dice
el texto” vamos a profundizar en las tres parábolas que, según el evangelio de San Mateo,
Jesús utiliza para explicar el Reino de Dios. Se encuentra la parábola de la cizaña y el
trigo, la del grano de mostaza y la parábola de la levadura.

La primera parábola, la de la cizaña y el trigo, habla sobre un hombre que sembró buena
semilla en su campo, pero en un descuido de las personas, el enemigo también logró
sembrar la cizaña. El hombre decide no arrancar esta cizaña porque también podría
arrancar el trigo; y decide esperar a que crezcan y florezcan para eliminar la cizaña y
almacenar el trigo. En esta parábola Jesús nos muestra que Dios siembra buenas
semillas al mismo tiempo que el diablo siembra la maldad, el engaño, la destrucción. Por
ende, lo “malo” existe y crece también alrededor de lo que es “bueno”, y esa coexistencia
la permite Dios, como dice el texto, para no dañar a la semilla que da buenos frutos. Al
final de los tiempos, Dios separara lo “bueno” que representa el trigo y lo “malo” que
representa la cizaña.

El Señor nos da la libertad de poder elegir si crecemos como buenas semillas que se
convierten en el trigo, o malas semillas que se convierten en cizañas. Pero nos advierte
las consecuencias de cada una de nuestras decisiones: poder llegar al reino de Dios o
quemarnos como dice literalmente en el evangelio “en el horno encendido”.

En la segunda parábola, la del grano de mostaza, Jesús pretende mostrar cómo algo tan
pequeño, como la semilla de mostaza, puede crecer tan alto y grande que los pájaros
vienen a anidar en sus ramas. Esta semilla de mostaza también fue utilizada en otras
partes del evangelio de San mateo sobre el crecimiento de la Iglesia. Esta semilla es la
palabra de Dios, es capaz de crecer tan grande, tan grande, que, como menciona el
evangelio, “los pájaros van a el a vivir, a hacer un nido”. El reino de Dios crecerá tan
grande, que todos nosotros nos acercamos para vivir y disfrutar en este lugar.

Finalmente, en la última parabola utilizada por Jesús, es sobre la levadura que es


amasada por una mujer con “tres medidas” de harina y con sólo eso, la levadura fermenta
y se convierte en pan. Lo mismo que la levadura actúa prácticamente sin hacerse notar, la
Palabra actúa de la misma manera y hace fermentar todo lo que se encuentra a su
alrededor, es capaz de fermentar y transformar el mundo entero.

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Después de entender “qué dice el evangelio”, vamos a pasar a respondernos “ qué me


dice a mi el texto”. Dios nos esta hablando a través de su palabra. Nos habla a cada uno
de nosotros desde nuestra necesidad, nuestra angustia y nuestra expectactiva. Por eso
debemos atrevernos a abrir nuestro corazón a Dios y dejar que entre en ti, que te hable,
que se comunique a través de su espiritu
Para esto, les recomendamos que identifiquemos frases, palabras que nos hayan llamado
la atención, que nos hayan despuertado algún sentimientos, eso que tu crees que Jesús
te esta diciendo.

Puedes ir respondiendote:

1. ¿Cuáles son las cosas que te provocan miedo hoy?


2. ¿Qué actitud te dice Jesús que debemos tomar ante los miedos que se nos
presentan en la vida?
3. En tu vida diaria ¿das testimonio público de Jesús, en tu escuela con tus
compañeros, en tu trabajo, en las cosas cotidianas? ¿En qué puedes mejorar en tu
testimonio público que tú crees en Jesús?
4. ¿Me doy cuenta que mi vida vale más que las otras cosas de la creación y que no
debo tener miedo de lo que me suceda? ¿Está mi esperanza puesta en Dios?
5. ¿Reconozco que Jesús es el Señor y Salvador en medio de mis situaciones
cotidianas?
6. ¿Reavivo la esperanza de encontrar a Jesús después de esta vida terrenal y que
Él me reconozca ante el Padre para la vida eterna?

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Cuando nuestro corazón no esta habitado por la fuerza del espiritu, es fácil que el miedo
llegue a nuestra vida. Ese miedo a lo que piensen los otros de mi, ese miedo a las
decisiones que favorecen la misión de Cristo pero que quizás no nos aporta ese
seguridad que el mundo hoy entrega: la seguridad del dinero, de ser “exitosos” frente al
mundo, de tener prestigio. Esa misión de cristo suele ir contravia de lo que el mundo me
invita, lo que el mundo me ofrece.

Mateo nos invita pues a través de este evangelio en “no tener miedo”. Nos invita a confiar
en que estamos con el Padre que nos ama, que estamos con un hijo que nos salva del
pecado y que estamos con un espiritu santo que nos guía.

No tengas miedo, pues sólo fracasa el que nunca lo intenta. Confía en Dios y se te
acabarán todos tus miedos y tus temores.

Junto a las semillas de gracia, de bondad y amor, de justicia y paz, de


libertad y verdad… hay otras semillas extrañas e incluso opuestas:
violencia, egoísmo, frivolidad, maldad, injusticia, mentira y
esclavitud…

    ¡Qué difícil coexistencia la del trigo y la cizaña, la de la gracia y el


pecado! Porque Dios trabaja incansablemente por nuestra felicidad,
pero no es el único “obrero” en nuestro campo. Su Reino es de paz, de
justicia, de amor, de misericordia y de perdón, de fe y esperanza, de
fidelidad y comunión…, que se ha plantado en un campo (nuestra vida
y la del mundo) en el que hay otro que también planta y acrecienta su
semilla: la guerra, la injusticia, el desamor, la dureza y el rencor, el
descreimiento y la desesperanza, la infidelidad y la división.

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Ya entendimos que dice el texto, ya nos acercamos al mensaje que jesús nos ha dado a
cada uno de nosotros, y ahora es momento de responder ante él. De contestar a su
mensaje. El ya nos hablo, y ahora es nuestro turno.

Recuerden que la oración puede ser de gracias, de petición, de perdón. Qué es lo que
quieres decirle a Dios hoy. El te esta escuchando.

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Señor, me has llamado para ser tu testigo, para llevar a todos los rincones del mundo tu
palabra, esa palabra que es verdad, vida y salvación. Te pido que me ayudes a continuar
en tu camino, que me muestres esa azotea para ser visible ante las personas que se
encuentren a mi lado. Te pido que mi evangelización sea acorde a mis acciones, que mi
ejemplo de vida cristiana atraiga a toda mi comunidad, que transforme mi familia, mis
amigos y mis compañeros de trabajo.

Te pido señor, que me ayudes a ser un testimonio libre de miedos. Que me inundes de
fuerza, audacia y coraje para compartir la palabra a mis hermanos aún cuando me siento
atacado, aún cuando se burlan de mi o que me persigan a causa de tu palabra.

Amén.

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Finalmente, para terminar este espacio de oración a través de la palabra, realizaremos la


contemplación: en donde vamos a interiorzar la palabra del Evangelio. A veces tenemos
dudas, inquietudes de como actuar en nuestras vidas, sin conocer que la palabra de Dios
tiene la respuesta a todos nuestros cuestionamientos. Por eso interiorizar la palabra es un
elemento determinante para tener a Dios presente en nuestras vidas y nuestros
corazones.

Selecciona una frase, una palabra que te haya llamado la atención y quieras llevarte el día
de hoy y repitela varias veces.
Por ejemplo, “Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi
Padre del cielo”

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Finalmente, si este evangelio, si la palabra de Dios no te vuelve un mejor ser humano,


uno semejante a Cristo, no tendría sentido la muerte y resurección de Jesús. Así que te
invitamos a que selecciones una acción para esta semana, un proposito que quieras llevar
a cabo que sientas que debes trabajar de acuerdo a la conversación que tuviste con
Cristo.

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Compromete pues, a evangeliar sin miedo, con voces altas y desde una azotea porque
Dios esta contigo, te protege y te guia en este misión.

Gracias por acompañarnos en este espacio de oración,esperamos les haya gustado y les
haya permitido acercarse más a Dios.

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