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¡VENEZUELA, VUELVE A DIOS!

Venezuela, patria linda;


tesoro de Suramérica,
tristes mis ojos contemplan,
patria mía cómo desangras.
Teniendo tantas riquezas
te ahogas en la pobrezas
y quienes dicen que te aman,
tienen solo un interés:
es el ver cuánto te sacan.

Nuevo Mundo que Colón


descubrió y luego sufriste
la esclavitud cuando fuiste
una colonia de España.
A más de quinientos años
hoy continúas siendo esclavo
del diablo que aún te engaña,
alejándote de Dios
ha sembrado tu desgracia.

Patria querida, si volvieras a tu Dios,


al creador quien formó tus entrañas
no estuvieras hoy hundida en la maldad
y en tanta violencia que te empaña;
menos mal que los cristianos
a diario por ti claman.

¿Y qué esperas, Venezuela?


fíjate cómo desangras.
Vuélvete hoy a JESUCRISTO,
el que tus heridas sana.
Él prometió bendición,
su paz y su grande amor
al pueblo que le buscara.

Muchos proponen salidas


a tu crisis con gobiernos;
¿Será el presidente nuevo
aquel hombre que te salve?
Pero tu crisis radica
no es en ideas políticas,
sino en principios morales.
Solo si CRISTO ES TU DIOS
serás una nación grande.
De poco te va a servir
que apreses al delincuente,
que por su culpa lo encierres
como una fiera en la cárcel;
si no previenes con tiempo
otros niños van creciendo,
y pronto van a tornarse
en los nuevos drogadictos
y pillos antisociales.

Son los niños carentes de comprensión


que crecieron sin el cariño de un padre.
Fue quizás un divorcio el que arruinó
su futuro y destruyó sus hogares;
de todo esto el pecado y el diablo son responsables.

¿Y qué esperas, Venezuela?


fíjate cómo desangras.
Vuélvete hoy a JESUCRISTO,
el que tus heridas sana.
Él prometió bendición,
su paz y su grande amor
al pueblo que le buscara.

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