Está en la página 1de 10

JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA

CONCEPTO Y ORIGEN
¿Qué se entiende por jurisdicción y cuál es su fin?
Devis Echandía dice que en sentido estricto por jurisdicción se entiende la función
pública de administrar justicia emanada de la soberanía del Estado y ejercida por
un órgano especial. Tiene por fin la realización o la declaración del derecho y la
tutela de la libertad individual y del orden jurídico, mediante la aplicación de la ley
en los casos concretos, para obtener la armonía y la paz sociales; el fin de la
jurisdicción se confunde con el del proceso en general, pero éste contempla casos
determinados y aquella todos en general.
Por lo tanto, la jurisdicción es la potestad de administrar justicia, función de uno de
los órganos del Estado, y ella emerge de su soberanía, como estatuye el artículo
141 de la Constitución Política de la República.
La soberanía radica en el pueble quien la delega, para su ejercicio en los
Organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La subordinación entre los mismos
está prohibida.
El fin principal de la función jurisdiccional, es satisfacer el interés público del
Estado en la realización del derecho y la garantía del orden jurídico y de la vida, la
dignidad y la libertad individual, en los casos concretos mediante decisiones que
obliguen a las partes del respectivo proceso, para que haya paz y armonía social;
su fin secundario es satisfacer el interés privado en la composición de los litigios y
en el juzgamiento de quienes resulten imputados de ilícitos penales, mediante el
proceso, o en obtener el fin concreto especial que los interesados persigan con
éste (porque no siempre existe litigio en el proceso).
Hugo Alsina nos enseña que la función jurisdiccional comprende, la
creación de los órganos encargados de administrar justicia, la determinación de
sus facultades y la fijación de las reglas para la tramitación de los juicios. Pero la
palabra “jurisdicción” tiene en derecho procesal una acepción específica, limitada
al segundo de los conceptos enunciados, que resume la razón de ser y el objeto
de esta actividad del Estado, pues se refiere a la facultad conferida a ciertos
órganos para administra justicia en los casos litigiosos.
Por el hecho de delegar en ellos esta función, el Estado confiere a esos
órganos una capacidad abstracta integrada por elementos propios que permiten
diferenciarla de otras actividades ejercidas aun por el mismo órgano.
El Doctor Mario Aguirre Godoy escribe: “E de advertir que los actos
jurisdiccionales no son privativos de dicha función, porque hasta en los legislativos
o administrativos, pueden darse casos de actos jurisdiccionales. Pero la función
jurisdiccional se supone no sólo la creación de los órganos encargados de
administrar justicia, sino también la determinación de sus facultades y la fijación de
reglas para la tramitación de los juicios. La función jurisdiccional se traduce en la
potestad conferida a dichos órganos, para administrar justicia; y, en el régimen de
separación de poderes, de dicha función corresponde al Poder Judicial”.

DIVISIÓN Y CLASES DE JURISDICCIÓN


Aun cuando se dice que la jurisdicción es una, ello se refiere a la jurisdicción
entendida como la facultad de aplicar la ley por el órgano del Estado encargado de
impartir justicia.
Veremos ahora las clases de jurisdicción de las que nos hablan los autores:
I.- Jurisdicción ECLESIÁSTICA
a) Contenciosa
b) Voluntaria
II.- JURISDICCIÓN A) JUDICIAL c) Propia
TEMPORAL d) Delegada
B) ADMINISTRATIVA
C) MILITAR

En la clasificación de la jurisdicción, nos interesa esencialmente la JURISDICCIÓN


JUDICIAL debido al cometido que llena en cualquier Estado, como uno de los
principales servicios públicos de que se dispone en la actualidad. Como se estima
que cualquier persona tiene acción, para requerir la función jurisdiccional del
Estado. Se ha dicho que, para éste, la jurisdicción es un verdadero poder-deber,
pero también un imperativo su aplicación, cuando así se le demanda.
Se habla también de jurisdicción contenciosa y voluntaria. La contenciosa se
caracteriza esencialmente por la existencia de contradictorio, o sea la disputa de
partes sobre determinado asunto, cuya resolución se persigue mediante la
actividad de los órganos estatales.
La jurisdicción voluntaria, por el contrario, se caracteriza por la ausencia de
discusión de las partes y la actuación de los órganos del Estado se concreta a una
función certificante de autenticidad, o a responder a una mayor formalidad exigida
por la ley.
Se pretende también el fijar sus caracteres, por cuanto que, en la jurisdicción
contenciosa, se persigue principalmente, la cosa juzgada; en cambio en la
voluntaria, sus procedimientos son esencialmente revocables y modificables por el
juzgador.
Devis Echandía señala que las diferencias entre la jurisdicción contenciosa y la
voluntaria son las siguientes:
a) Por la posición que las partes ocupan en la relación jurídica procesal.
b) Por la posición del juez, al dictar sentencia.
c) Por los sujetos de la relación jurídica procesal.
d) Por el contenido de la relación jurídica procesal al iniciarse el proceso.
e) Por los efectos de la sentencia. Jurisdicción propia y delegada, para atender
esta división se atiende a las facultades conferidas por las leyes a los jueces para
el conocimiento de los asuntos.
Tienen jurisdicción propia, originaria o retenida, el juez que conocer de
determinado asunto en virtud de las disposiciones legales. Tiene jurisdicción
delegada el juez que conoce de un asunto por encargo de otro.
CARÁCTERÍSTICAS Y ELEMENTOS DE LA JURISDICCIÓN
La jurisdicción es autónoma, puesto que cada Estado la ejerce
soberanamente y esto a su vez la hace exclusiva, tanto en el sentido de que los
particulares no pueden ejercerla, como que cada Estado la aplica con exclusión de
los otros.
Es independiente frente a los otros órganos del Estado y a los particulares.
Es única, es decir que sólo existe una jurisdicción del Estado, como
función, derecho y deber de éste; pero suele hablarse de sus varias ramas para
indicar la forma como la ley distribuye su ejercicio entre diversos órganos y
funcionarios especializados, para el mejor cumplimiento de sus fines.
Algunos autores, entre ello Davis Echandía escriben que son elementos de
la jurisdicción el elemento subjetivo, el elemento formal y el elemento material.
EL ELEMENTO SUBJETIVO (funcionarios que ejercer la jurisdicción) no es
bastante para precisar la verdadera naturaleza de la jurisdicción. Y es necesario
distinguirla de las funciones administrativas y legislativas en cuanto su contenido,
fines y características. Por consiguiente, al lado del elemento subjetivo tenemos
que colocar los elementos formal, material y funcional para que la función del acto
jurisdiccional quede completa.
El Elemento subjetivo, comprende además del juez o magistrado, a
las partes y a los terceros que intervienen en el proceso ya formado. Por este
aspecto se diferencia de las actividades de la administración encaminadas a
desatar conflictos, en los cuales no interviene un juez, como sucede en asuntos de
aguas y bosques públicos, baldíos, marcas y patentes, transporte, etc.
El Elemento Formal, lo constituye el procedimiento que se ha de seguir,
las normas contenidas en los respectivos códigos procesales (civil, penal, laboral,
contencioso-administrativo, etc.).
Pero también la administración está sujeta a un procedimiento para
conocer, estudiar y resolver las peticiones que se formulen, con recursos e
impugnaciones, términos y formalidades; de ahí que la sola existencia de un
procedimiento no sirva para distinguir las dos funciones.
El elemento material o contenido de la jurisdicción se presta a
controversias, porque concierne los fines del proceso y de sus funciones (respecto
a los cuales existen muchas discrepancias). Éstas las estudiaremos en los puntos
“objeto del proceso” y “fin del proceso”.
DEFINICIÓN. De acuerdo a lo expuesto por Echandía nos dice que desde el punto
de vista funcional y general, pero en sentido estricto, podemos definir la
jurisdicción como la soberanía del Estado, aplicada por el conducto del órgano
especial a la función de administrar justicia, principalmente para la realización o
garantía del derecho objetivo y de la libertad y de la dignidad humanas, y
secundariamente para la composición de los litigios o para dar certeza jurídica a
los derechos subjetivos, o para investigar y sancionar los delitos e ilícitos de toda
clase o adoptar medidas de seguridad ante ellos, mediante la aplicación de la ley a
casos concretos , de acuerdo con determinados procedimientos y mediante
decisiones obligatorias.
Lino Enrique Palacio, por su parte, escribe que constituyen caracteres
generales de la función judicial:
1°.- El de comprender, tanto la facultad del juez o tribunal de decidir los
asuntos que se someten a su conocimiento, como el deber en que se encuentra
de administrar justicia cada vez que esa actividad sea requerida en un caso
concreto. De allí que la función judicial pueda ser considerada como un poder-
deber,
2°.- El de ser ejercida por órganos independientes, que integran el poder del
Estado dotado de autonomía con relación a los poderes políticos. Mientras los
órganos administrativos carecen de independencia decisoria, pues se hallan
obligados, como principio, a seguir las instrucciones o directivas de sus superiores
jerárquicos, la única pauta del obrar judicial se encuentra representada por las
normas jurídicas vigentes.
3°.- El de ser indelegable. En razón de la específica aptitud que se requiere
para desempeñar el cargo de juez, este no puede delegar en otras personas el
ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de que, en razón de las limitaciones
impuestas por las normas que rigen la competencia territorial, pueda aquél
comisionar a otros jueces el cumplimiento de determinadas diligencias.

ELEMENTOS DE LA JURISDICCIÓN SEGÚN HUGO ALSINA


a) Notio, o sea el derecho a conocer de una cuestión litigiosa determinada. No
pudiendo el juez proceder de oficio, el juez sólo actúa a requerimiento de parte,
pero cuando ello ocurre, debe en primer término constatar la presencia de los
presupuestos procesales, porque de lo contrario no habrá relación procesal válida
y no podrá pronunciarse sobre el fondo de la cuestión
b) Vocatio, o sea la facultad de obligar a las partes a comparecer a juicio dentro
del término del emplazamiento y en cuya virtud el juicio puede seguirse en su
rebeldía, sin que su incomparecencia afecte la validez de las resoluciones
judiciales.
c) Coertio, es decir, el empleo de la fuerza para el cumplimiento de las medidas
ordenadas dentro del proceso, a efecto de hacer posible su desenvolvimiento, y
que puede ser sobre las personas o las cosas.
e) Executio, o sea el Imperio para la ejecución de las resoluciones judiciales
mediante el auxilio de la fuerza pública.

LA COMPETENCIA
Si bien la jurisdicción, como facultad de administrar justicia, incumbe a todos los
jueces y magistrados, es indispensable reglamentar su ejercicio para distribuirla en
cada rama jurisdiccional, entre los diversos jueces. Y esta la función que
desempeña la competencia.
La competencia es por lo tanto, la facultad que cada juez o magistrado de una
rama jurisdiccional tiene, para ejercer la jurisdicción en determinados asuntos y
dentro de cierto territorio.
La jurisdicción es el género y la competencia es la especie, ya que por ésta se le
otorga a cada juez el poder de conocer de determinada porción de asuntos
adscritos a ésta. Entre ellas hay una diferencia cuantitativa y no cualitativa.
La competencia la podemos considerar desde un doble aspecto:
EL OBJETIVO, como conjunto de asuntos o causas en que con arreglo a la ley,
puede el juez ejercer su jurisdicción.
EL SUBJETIVO, como facultad conferida a cada juez para ejercer la jurisdicción
dentro de los límites en que le es tribuida.
El juez es competente para conocer de un asunto, cuando le corresponde su
conocimiento con prescindencia de los demás que ejercer igual jurisdicción, en el
mismo territorio o en territorio distinto.
Factores para determinar la competencia externa.
Echandía escribe que existen cinco factores para fijar la competencia:
a) Objetivo
b) Subjetivo
c) Territorial
d) Funcional
e) De conexión
Tradicionalmente la doctrina clasifica la competencia así:
a) Por razón del territorio
b) Por razón de la materia
c) Por razón de grado
d) Por razón de la cuantía
e) Por razón de turno
Desarrollando los factores que determinan la competencia expuestos por
Echandía podemos decir:
a) El factor objetivo se deriva de la naturaleza del pleito o de la relación jurídica
objeto de la demanda, como el estado civil de las personas (se llama entonces
competencia por materia), o por el valor económico de la relación jurídica
(competencia por cuantía)
b) Factor subjetivo, mira a la calidad de las personas que forman las partes del
proceso.
c) Factor Territorial, hace relación a la circunscripción territorial dentro de la cual
el juez puede ejercer su jurisdicción.
d) El factor funcional se deriva de la clase especial de funciones que desempeña
el juez en un proceso, según la instancia, la casación o la revisión. Así tenemos
jueces de primera y de segunda instancia.
e) Factor de conexión, no es propiamente un factor de competencia por sí
misma; se refiere a la modificación de competencia cuando existe acumulación de
pretensiones en un mismo proceso o de varios procesos, entonces, aunque el juez
no sea el competente para conocer de todas aquéllas o de todos estos, por
conexión basta que lo sea para una o uno.
En relación al tema de la competencia, Lino Enrique Palacio hablando de los
caracteres de la competencia dice que mientras las reglas atributivas de
competencia por razón de materia, del valor y del grado propenden
fundamentalmente a asegurar la eficiencia de la administración de justicia, y se
basan por lo tanto en consideraciones de interés general, las reglas que fija la
competencia por razón de territorio atienden ante todo a facilitar la actuación
procesal de las partes y se hallan establecidas en el presunto interés individual de
éstas.

Si se habla de competencia por materia, valor o grado, el órgano judicial está


habilitado para verificar de oficio, el cumplimiento de las reglas pertinentes y, por
lo tanto, para desestimar in limine la pretensión o la petición que no se ajuste a
ellas (esto se refiere al rechazo a conocer), con prescindencia de cualquier
manifestación de las partes o peticionarios, incluso formuladas de común acuerdo.
La competencia derivada de los criterios objetivo y funcional reviste carácter
improrrogable, diciéndose que es absoluta la incompetencia del órgano judicial en
el supuesto de ser requerido para satisfacer una pretensión o una petición cuyo
conocimiento no le ha sido asignado por razón de materia, del valor o del grado.
Cuando se trata, en cambio, de la competencia por razón del territorio, el órgano
judicial se halla vinculado al poder dispositivo de las partes o peticionarios,
quienes pueden renunciar, expresa o tácitamente, a la aplicación de las reglas
correspondientes, sometiéndose a la competencia de un juez distinto al previsto
por éstas. De allí que la competencia por razón de territorio sea prorrogable y
relativa la incompetencia del órgano judicial al cual las partes voluntariamente se
someten.
La prórroga o sumisión puede definirse, en términos generales, como la facultad
que la ley otorga a las partes para atribuir competencia territorial, con respecto al
conocimiento de una pretensión determinada, o de eventuales pretensiones, a un
órgano judicial que legalmente carece de dicha competencia. Esa facultad sólo
puede ser ejercida, en los asuntos exclusivamente patrimoniales, de tal manera
que no pueden ser objeto de ella las pretensiones y peticiones extra contenciosas
relativas a la capacidad o al estado civil de las personas. Se excluyen también los
asuntos laborales, pues la competencia de los tribunales de trabajo es en todos
los casos improrrogable.
La prórroga de la competencia puede ser expresa o tácita; la primera debe constar
por escrito, por regla general en el propio contrato o convenio celebrado por las
partes, en el cual manifiestan su decisión de someterse a la competencia del juez
a quien acuden (pactum de foro prorrogable).
La prórroga tácita emerge de actitudes procesales asumidas por las partes,
configurándose para el actor, por el hecho de entablar la demanda, y del
demandado, cuando la contestare, dejare de hacerlo o no opusiere la excepción
de incompetencia.
El artículo 4º del CPCYM establece seis casos de prórroga de competencia y así
dice: “Se prorroga la competencia del juez:
1º.- Cuando deban conocer jueces de otra jurisdicción territorial, por falta o
impedimento de los jueces competentes.
2º.- Por sometimiento expreso de las partes
3º.- Por contestarse la demanda, si oponer
Incompetencia.
4º.- Por reconvención, cuando ésta proceda legalmente.
5º.- Por acumulación.
6º.- Por otorgarse fianza a la persona del obligado.

Oportunidad en que se determina la competencia.


Con relación al derecho, la competencia se determina, no en el
momento de hacer la relación jurídica, sino cuando se reclama su
protección al juez. En efecto, una cuestión que en aquel momento era
de la competencia de un juez determinado, puede corresponder a otro
cuando la cuestión se lleva al tribunal. La variación puede ser
consecuencia de:
1º.- El cambio de domicilio de las partes, principalmente de la
demandada.
2º.- La creación o supresión o modificación de los tribunales, si hubiere
variado su competencia.
Con relación al litigio, dentro del procedimiento el juez tiene dos
oportunidades para pronunciarse sobre su competencia: al
presentarse la demanda, y cuando se le interpone la excepción de
incompetencia.
Significa que es la situación de hecho existente en el momento de
admitirse la demanda, la determinante de la competencia para todo el
curso del proceso; sin que las modificaciones posteriores puedan
afectarla.
A este respecto el artículo 5º del CPCYM dice: “La jurisdicción y la
competencia se determinan conforme la situación de hecho existente
en el momento de la presentación de la demanda, sin que tengan
ninguna influencia los cambios posteriores de dicha situación.”

También podría gustarte