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RESUMEN:
El TDAH como factor de riesgo en el comportamiento antisocial es un rubro que hasta el momento
ha sido poco analizado, no obstante parece imprescindible su investigación, en tanto que dicho
síndrome genera una serie de repercusiones sociales en la vida del sujeto. Es por eso que, la
presente investigación analiza la correlación existente entre el TDAH y el comportamiento antisocial
en un estudio de tipo transeccional, descriptivo correlacional en una muestra de 73 sujetos de un
centro de internamiento para menores infractores. Entre los resultados más sobresalientes se
encontró que la impulsividad-trastornos de conducta es el factor asociado al TDAH con un grado de
correlación mayor en función de la conducta antisocial y delictiva de los adolescentes.
ABSTRACT:
ADHD as a risk factor for antisocial behavior is an area that has so far been little studied, however
his research seems essential, as the syndrome generating a series of social impact in the life of the
subject. Thus, this research examines the correlation between ADHD and antisocial behavior in a
study of type crosssectional, descriptive correlational study in a sample of 73 subjects in a detention
center for juvenile delinquents. Among the most notable was that the impulsive-behavioral disorders
are the factor associated with ADHD to a greater degree of correlation in terms of criminal and
antisocial behavior of adolescents.
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12º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2011
www.interpsiquis.com - Febrero-Marzo 2011
Psiquiatria.com
EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN Y SU RELACIÓN CON EL
COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL EN MENORES INFRACTORES
Desarrollo
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un tema que en los últimos tiempos
ha sido foco de atención, ya que ha comenzado a despertar el interés de diversos profesionales de la
salud. Hoy día el TDAH es un “síndrome neurológico frecuente, caracterizado por
hiperactividad, impulsividad e inatención, inadecuadas para el grado de desarrollo del niño. Es
el problema de comportamiento más común durante la infancia; constituye la enfermedad
crónica más frecuente del periodo escolar y representa un problema complejo, debido a que
aparece en edades tempranas, repercute en la vida diaria del niño y existe la probabilidad de que
persista a lo largo de la vida” [1].
Según el DSM-IV-TR [2], la prevalencia del trastorno se sitúa entre el 3% y el 7% en niños en edad
escolar. También se comenta que “el TDAH se diagnostica entre 6 y 9 veces más frecuentemente a
niños que a niñas. Se cree que muchas niñas en realidad tienen TDAH y no se les diagnostica porque
a menudo exhiben menos comportamientos perturbadores asociados con la
hiperactividad/impulsividad” [3].
Barkley, Fischer, Smallish y Fletcher [4] siguiendo a niños con TDAH hasta la adultez confirman que
han estado comprometidos en una serie de actividades antisociales en un grado mayor en
comparación con los sujetos sin TDAH. Así pues, “los problemas de concentración, la impulsividad y
las conductas de riesgo entre los 8 y los 10 años en varones con una mayor probabilidad de
autoinformar violencia entre los 16-18 años, a los 32 años, y con mayor probabilidad de haber
realizado crímenes violentos entre los 10 y los 32 años” [5]. Por su parte, “la hiperactividad ha sido
vinculada con la posibilidad de ejercer delincuencia temprana, así como con una mayor probabilidad
de reincidencia en el delito una vez iniciada la vida adulta” [5].
Si bien las expresiones del comportamiento antisocial, tales como la agresión, el desafío, y
problemas de la conducta, son comunes en niños con TDAH, por otro lado se puede mencionar que
en gran medida intervienen los factores de socialización inherentes a la constelación de problemas
de los sujetos con TDAH, ya que “las dificultades sociales de los niños con TDAH se mantienen a lo
largo del tiempo: en la etapa de preadolescencia son frecuentes las conductas perturbadoras,
controladoras, disruptivas, e incluso agresivas, y entre el 50% y 80% de los niños con TDAH
experimentan todavía problemas con sus iguales en la adolescencia. Los problemas sociales de los
niños con TDAH con los compañeros en la niñez son un factor de pronóstico social negativo
permanente que afecta al desarrollo de la personalidad, a la madurez social y a la adaptación
interpersonal a lo largo de la vida” [6].
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Método
Al tomar en cuenta los principios de la metodología cuantitativa se tiene que, es un estudio de tipo
transeccional, descriptivo correlacional en una muestra intencionada. Este tipo de investigaciones
se caracterizan por describir la relación entre dos o más variables en un momento determinado. Es
así como la presente investigación tiene como objetivo describir la relación entre las diferentes
variables de hiperactividad, conducta antisocial, conducta delictiva y edad en un tiempo establecido.
Sujetos
Procedimiento
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Instrumentos
Resultados
En la tabla 1 se presentan los puntajes por edad en función de las medias y desviaciones estándar
correspondientes a los distintos factores que subyacen en cada una de las categorías, esto es,
conductas antisociales (conductas que tienden a romper reglas sociales, actividades que van en
contra de la autoridad, tendencia a molestar a terceras personas, actividades para ensuciar el
entorno, conductas que presentan la tendencia a hacer trampas) y conductas delictivas
(actividades relacionadas con robo, conductas que denotan tendencia a la obtención ilegal de dinero,
acciones de violencia y actividades que son dirigidas al uso de la fuerza).
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Tabla 1. Resultados de las medias y las desviaciones estándar por edad en las
dimensiones de la escala de conductas A-D
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Los resultados toman en cuenta en un primer momento a los puntajes alcanzados por edad en
correspondencia con los factores asociados a las conductas antisociales y delictivas, posteriormente
se hace un análisis global por edad en función de los factores propiamente dichos.
En lo que respecta a la conducta antisocial se encuentra que las medias más elevadas están en los
extremos de la población, esto es, en la población de 14 y 22 años, así pues, se observa que estos
puntajes están relacionados con las conductas que tienden a romper reglas sociales y actividades
que van en contra de la autoridad (puntuando 5.00 en ambas). Para la categoría de conductas
delictivas los sujetos de 20 y 22 años fueron los que obtuvieron las medias más elevadas que, hacen
referencia a actividades relacionadas con el robo y conductas que denotan la obtención ilegal del
dinero.
En cuanto a los resultados generales del presente análisis se tiene que el factor asociado a las
conductas antisociales con mayor relevancia es la tendencia a romper reglas sociales en tanto que
obtiene una media de 2.81 destacando por encima de los demás factores. El factor que presenta
menor relevancia dentro de este rubro es el relativo a conductas con tendencia a hacer trampas
(0.89), así pues, de manera global se obtiene que el factor que presenta una desviación estándar
más elevada es el que se refiere a las actividades que van en contra de las autoridades (1.69) y la
desviación más baja se encuentra en las conductas que presentan la tendencia a hacer trampas
(0.82). En cuanto a las conductas delictivas se destacan las conductas que denotan la tendencia
hacia la obtención ilegal del dinero como factor más relevante con una media de 2.22 y, el factor
con menos relevancia en este rubro es el de actividades que son dirigidas al uso de la fuerza, ya que
se obtiene una media de 0.89, la desviación estándar más elevada en lo tocante a conductas
delictivas lo obtienen las actividades relacionadas con el robo (2.12) y, la desviación estándar más
baja se encuentra en las actividades que son dirigidas al uso de la fuerza ( Tabla 1).
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Tabla 2. Resultados del análisis de la correlación bivariable de Pearson entre los factores
asociados al TDAH (escala de la WURS) y las subescalas de conductas AD.
Análisis
bivariable CA1 CA2 CA3 CA4 CA5 CD1 CD2 CD3 CD4
Problemas emocionales Correlación de
subjetivos Pearson
,517(**) ,471(**) ,579(**) ,487(**) ,502(**) ,380(**) ,416(**) ,404(**) ,441(**)
Impulsividad- Correlación de
Hiperactividad Pearson
,475(**) ,379(**) ,538(**) ,461(**) ,515(**) ,395(**) ,458(**) ,440(**) ,376(**)
Si se toma en cuenta un análisis más específico se encuentra que el factor más asociado a los
problemas emocionales subjetivos es la tendencia a molestar a terceras personas, mientras que
impulsividad-trastornos de conducta se relaciona en mayor medida con comportamientos que
tienden a romper reglas sociales, actividades que van en contra de la autoridad y la tendencia a
molestar a otras personas, puntuando .628, .610 y .605 respectivamente (conductas antisociales).
El factor de impulsividad-trastornos de conducta también se relaciona con factores que denotan
violencia (conductas delictivas) con un nivel de correlación de .618 (tabla 2).
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La tabla 3 muestra una comparación entre medias y desviaciones estándar del cuestionario de
conductas A-D entre el presente estudio y los resultados que se obtuvo [7] en un grupo control de
32 sujetos sanos. Así pues, se logra apreciar una diferencia significativa en función de los resultados
de ambos estudios. Los sujetos en el centro de internamiento muestran puntajes más elevados en
ambas dimensiones de la escala de conductas A D.
Conclusiones
En lo que respecta a la edad se puede comentar que, existe mayor identificación con el síndrome en
edades situadas en los extremos de la población, por un lado se encuentra que los chicos de 14
años se muestran más identificados con los factores asociados al TDAH como problemas
emocionales subjetivos e impulsividad-trastornos de conducta y en el otro extremo se aprecia que
para la edad de 20 años existe mayor relación con impulsividad-trastornos de conducta y
dificultades atencionales, en cuanto a los 22 años existe mayor identificación con impulsividad-
hiperactividad e impulsividad-trastornos de conducta, y en general el factor asociado al TDAH que
obtuvo mayor puntuación es impulsividad-hiperactividad, sin embargo impulsividad-trastornos de
conducta está presente en casi todas las edades lo que constata que existe una fuerte relación entre
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También es importante resaltar que el factor asociado al TDAH que mayor correlación tiene con las
conductas antisociales y delictivas es el de impulsividad – trastornos de conducta, lo cual no resulta
sorprendente ya que, el hecho de mostrar un deterioro conductual desde edades tempranas eleva
las probabilidades de que éste se mantenga en la adolescencia e incluso continúe en la vida adulta
[11], de igual forma en el estudio de García et al. [7] se encuentra que los niños con TDAH y
problemas de conducta manifiestan un comportamiento aún más disruptivo en tanto sufren mayor
rechazo por parte de sus iguales. Asimismo resulta común encontrar al trastorno oposicionista
desafiante y al trastorno disocial como patologías comórbidas al TDAH [1, 12]. Lo cual queda de
manifiesto en los resultados de la correlación obtenida en los puntajes de Pearson, ya que las
dimensiones de la escala AD que resultan más significativas en relación a impulsividad-trastronos de
conducta son las conductas que tienden a romper reglas sociales, actividades que van en contra de
la autoridad, tendencia a molestar a terceras personas (conductas antisociales) y acciones de
violencia (conductas delictivas), lo que deja ver que, por una lado se encuentra deterioro
significativo en función de la dimensión social, no obstante las cuestiones que denotan violencia
tienen relación con comportamientos impulsivos, en tanto manifiestan dificultad para controlar sus
acciones.
Al tomar en cuenta los resultados que se obtienen en la presente investigación parece conveniente
prestar atención a las consecuencias que subyacen del TDAH en nuestra población, ya que las
probabilidades de que dicho trastorno mude en comportamientos antisociales en la adolescencia son
considerables [4, 5, 6, 8, 13]. Por lo tanto es sustancioso promover la intervención en edades
tempranas en el rubro del diagnóstico y el tratamiento para evitar futuras complicaciones. Autores
como García, Expósito, Martínez y Quintanar [14]; Martínez, Moreno y Soler [15] y Vaquerizo [16]
entre otros, resaltan la importancia del diagnóstico del TDAH. En el caso de Martínez et al. [13] y
Vaquerizo [16] destacan el diagnóstico, inclusive, en edades de educación preescolar, lo que resulta
de gran ayuda en función de la prevención del comportamiento antisocial, pues un diagnóstico a
tiempo podría atenuar el deterioro emocional que sufren los niños con TDAH como consecuencia de
la complejidad de las relaciones sociales y familiares; en este sentido Miranda, Grau, Marco y
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Roselló [17] realizan una investigación en lo tocante a las relaciones familiares y los métodos
disciplinarios de los que se sirven los padres de niños con TDAH y menciona que “los padres de
niños con TDAH suelen aplicar estrategias de disciplina más inconsistentes y agresivas que los
padres de niños sin TDAH”. Asimismo en un estudio conjunto Presentación, García, Miranda,
Siegenthaler y Jara [18] comentan que, factores como la vida social, la relación matrimonial, la
relación entre hermanos y, en general la dinámica familiar se ve afectada a consecuencia de la
convivencia cotidiana con un niño con TDAH, por lo que resulta grave que muchos niños “no están
recibiendo la atención que precisan para que su adaptación al contexto familiar y a los otros
ámbitos en los que se desenvuelven sea adecuada” [18]
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Referencias
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