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un mar alcoholizado

Un mar alcoholizado

M ario Morquencho © Copyright Mario Martín Morquencho León


mariokurt@hotmail.com

© Copyright Paracaídas Editores


de John Paolo Mejía Guevara, 2013
Mz. T, Lote 24, Urb. Flores de Lima
1ra etapa, Lima 36
paracaidas.editores@gmail.com
www.paracaidas-editores.blogspot.com
t. (51 1) 966 4574 07

Un mar alcoholizado Primera edición: agosto de 2013

Tiraje: 500 ejemplares

Dirección editorial: Juan Pablo Mejía

Edición al cuidado de: Cristhian Briceño

Concepto gráfico
& diagramación: Bicentenaria Soluciones Editoriales

Ilustración de portada Javier Ramos Cucho

Fotografías interiores: Archivo del autor

Hecho el Depósito Legal Nº 2013-11525


en la Biblioteca Nacional del Perú
isbn nº 978-612-4192-17-3

Se permite la reproducción de esta


obra siempre y cuando se cite la fuente.

Impreso en Perú | Perú llaqtapi qellqasqa


Axiomas marítimos en la poesía de Mario Morquencho mento de uvas, Cíclopes y Penélope, Marte y Minerva, Afrodita y
Mercurio, personajes de carne y hueso de esa locura meditabunda
y mediterránea, surgidos de la ebriedad denotada del vino, de la
fascinación marítima originada en las peripecias de los viajes de la
Edad Oscura: escrituras sagradas, lenguas extrañas, dialectos indí-
genas como el cartaginés, que nos rompen hoy los esquemas, que
nos arrojan inevitablemente a la conversación social, a la charla
El mar ha sido siempre tema de inspiración poética, de supersti- amorosa en la taberna, a la tertulia fabril en el taller, a la pronun-
ción natural, de imaginación literaria, desde Homero y sus poe- ciada ociosidad de escribir, qué importa: mentiras o verdades.
mas homéricos, hasta nuestros días postmodernos: llenos de viajes Mare Nostrum. Hasta nuestras costas de arenas tibias y pací-
insignificantes, hacia la ausencia perdida de los significantes. Los ficas llegaron también imágenes raras de viracochas, la impúdica
griegos se deslumbraron con la espuma fluorescente del mar aso- necesidad del zafio marítimo, tan enclaustrados andábamos en
ciándola a la cerveza: de la cebada germanizada y tostada, brotada nuestro propio dédalo de montañas andinas y universos paganos,
del lúpulo histórico de los bárbaros germanos, del buzach y fucca que nos sorprendió lo bizantino, el renacimiento del terreno ve-
de los egipcios. dado europeo, la imaginación de los misterios que acunaban las
Los griegos —histórica y poéticamente hablando— ocupan bibliotecas de abadías, conventos y universidades. Libros raros
muchos segmentos y sectores de nuestras vidas, incluso esta cos- que nos fueron invadiendo, polvo y basura en oscuros desvanes
tumbre de mirar el mar para pescar nuevos acontecimientos de plagados de ratones y constantes goteras.
importancia dialéctica en el mar(asmo) de nuestra cultura occi- La incertidumbre de la sabiduría humana nos abruma, ter-
dental. Su literatura terminó embriagándonos con sus estupendos mina sobredimensionando nuestro entusiasmo: provincia del im-
personajes de evocación fantástica salidos del mar, de los mares perio después de todo, los poetas buscaban diamantes enterrados,
imaginarios, para ser más exactos, y por supuesto: del mosto de manuscritos perdidos y algunos se sumaron a la aventura de es-
las uvas, alegría de sátiros destemplados en la vinolencia (suena a cribir especímenes exóticos: Comentarios Reales, Crónicas de Buen
violencia, pero es más bien una fiesta): crearon dioses y personajes Gobierno, libros como estatuas, camafeos, medallas, que ahora lle-
notables, tal vez cansados de tanta imaginación vinícola-literaria nan museos olvidados del mundo.
que los embotaba y los atormentaba en sus orgías pantagruélicas La misma impetuosidad de la barbarie se manifiesta en al-
y gargantúalicas. gunas de nuestras escrituras modernas de nuestra poética, no son
De esos sueños irreales y maravillosos surgidos de la siesta ruinas romanas, no son civilizaciones en zozobras, algunas exca-
del vino deben haber avizorado: Zeus y todo su Olimpo, es fer- vaciones de viajeros y arqueólogos nos van entregando algunas

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maukallactas, comienzan aparecer las primeras heridas narcisistas enrumba hacia los albores del malabarismo de los calligrammes
de nuestros antepasados. Nuestra escritura eran piedras de esa in- atávicos, lo salva: su manera libre de poetizar, impone la mesura
fancia, muros de piedras besando los acantilados, y el sonido del abstracta de su irrupción poética personal. Tiene voz propia ya,
mar en Pachacámac. eso se nota desde su primera entrega. Hay instantes en que de
Tenemos modernidad del mar en nuestra tradición poética. manera apomecométrica aparecen las pavesas poéticas de Ginsberg
Neruda bañó sus crepúsculos con gestos melancólicos y de noc- y/o Bukowski y/o Ferlinghetti, dándole un toque enérgico, ex-
turnos destemplados. Valdelomar nos replicó las sinfonías de los pectorante y relajado, lejos de una posible etiqueta de influencia
campanarios de las pequeñas aldeas provincianas besando la brisa de lo beat. No hay tampoco una áspera ruptura con ellos, aunque
oceánica, hubo una especial para él: Pisco, un pájaro mitológico. sí, apostadamente, aparece más libre: el aposento de la poesía de
Oquendo de Amat bajó hasta el mar como un cóndor pensativo los sesenta: Techo de la Ballena, Tzantzicos, Nadaistas, y algo más
para mirar su humana universalidad, para sentir su tempo magné- cerca de los ochentas: de la Celebriedad del poeta ecuatoriano Ed-
tico, su sagrada magnitud oceanográfica y tipográfica. De todos win Madrid.
estos escenarios yungas: pintados por poetas, o pintores marinos, La poesía de Morquencho tiene su propia originalidad, es
en amores destemplados, y algo de malicia en sus ofrendas (como autodidacta, autobiográfica y auténtica. Veamos aquí, v.g.:
los griegos a Baco) a la natura, a la vida: todos admiran, y sintie-
ron la grandeza del mar. la playa
Mama Kocha. Mar que embriaga. Erase una vez el mar. Mario tiranos del muelle
Morquencho vuelve ahora con este libro de sugerente título: Un nadar hasta el frente de nuestras vidas
mar alcoholizado, tomando distancia hacia un lirismo más puro bajar a pechopelao los inmensos campanazos de las olas
que el de su anterior y primer libro: Ciudadelirio (2010), donde se todo es insolación perpetua
imponía más la tendencia hacia el poema con intensidad prosaica. de nuestra sangre pueblerina provinciana playera
Aquí se muestran una serie de poemas desolados que le cantan al estas historias caen como algarrobos en la mesa
mar, a la mochik tierra que bordea la cabellera del mar Pacífico, rebotan dulces en nuestras sienes
a la arena del desierto piurano, a la energía de las olas marítimas y todo el mundo se nos hace salvaje
con caletas de pescadores bebiendo el mar, viviendo y pescando su
propia alegría. Morquencho escribe con rabia y con ternura acerca Mario Morquencho en sus poemas abre el mar como si fuera el
de sus recuerdos de amores marineros. Mar Rojo. El mar es escenario de muchas penurias, de diversas
Los poemas de Mario Morquencho no son necesariamente alegrías, es el paisaje natural de vivencias nativas, de peces muer-
Alcools como los de Apollinaire, aunque por momentos oscila y tos y cangrejos, de pescadores angustiados por la extrema belleza

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y por la violencia de las olas. El mar es alimento perpetuo. Es
camisa de fuerza, te quita y te da: es vida, y es muerte, te resca-
ta lágrimas. Te envuelve en fantasías marítimas donde se pueden
ver, y crecer: «niágaras desde tus senos verdes». La poesía es una
manera de salirse de lo cotidiano, es una visión alucinante de la
realidad. Morquencho nos ha dado en su poética un testimonio
del mar peruano y piurano (para ser más exacto).

Armando Arteaga

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Bajo los algarrobos
paren mis lágrimas de exilio
1 cómo nos arde el espinazo en la faena obligada
al frente mar!
detrás mar!
a los costados mar!
Solo perro y gato en todos nuestros ojos mar! mar!
entran al bar por la puerta espéranos con un pez en la boca
—¡qué vieja tiene el vaso!— que en altamar no hay bares ni momentos como este
—¡qué vieja tiene el vaso!—
sigamos hablando del gringo que mató
de un arponazo al viejo buzo perro chusco cruza la calle y es tan hermoso el pulgoso
el mar se contrajo en charco de sangre manclenco
y la abertura en la cabeza liberó peces menos el ladrido ardiente
en el cielo rojo como el sexo de esta playa al besar el ave muerta las faldas del cerro
donde los veleros se levantan reclamando que tienden la sombra sobre las arenas
aire y aventura
—pon otro bolero y tráeme la correa Ay mamita linda
que estos chibolos joden la paciencia— por qué hay tanta gente que no entiende
donde voy caigo podrido
Ay diosito y las viejas dicen:
envuelven la sobriedad como un cadáver «miren al hijo de tal
hoy estoy al día en la locura es un palanejebe
como una estatua que huye y tiene pa’ sus aguas»
donde el viento consuela las palabras
desnudo bailando en medio de la plaza
la divagación de este ebrio canta: grito:
«vida mía, qué quieres que yo diga
qué quieres que yo haga» miren carajo este borracho
si esta botella tiene las últimas gotas tiene vidas como el gato
de sangre y cerveza pulgas como el perro

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este borracho bien volao
pide su vaso y su cigarro

este borracho grita:


delirio ocupa este vaso

este borracho
con la humanidad al aire
alimenta a las aves del pueblo

este borracho cruza la calle


perro chusco pulgoso cruza la calle
y pican los versos rechonchos
de sangre

ayyypoesiapoesiapoesía
como el gringo que mató
de un arponazo al viejo buzo
incrústame este vaso en la cabeza

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2 que mira el suelo y se pierde en la sombra
hijo... ten cuidado de no torcerte mucho y caer
ay muchacho
pobre muchacho carajo
Ve... pobre muchacho carajo
después de ganar bien en esa petrolera
ahora anda así
fregao
después de andar bien vestido
acompañado de alguna muchacha bonita
ahora ve cómo anda
sin zapatos
todo sucio y flacuchento como perro zarrapastroso
atormentado de hecatombes y delirios
como la braveza del mar anda de aquí p’allá
pidiendo monedas o robando en las esquinas
anda con las rodillas el pobre muchacho
y no le queda otra que refregar
su desgastado pecho por las calles del pueblo
dejando s a r n a s a n g r e p u l g a s
perdiéndose en un charco de toxinas
y ladridos que le tuercen los nervios
pobre muchacho el humo lo tiene así
ya ves hijo mío la poesía es una maldita droga
es la fulana que se te pega como garrapata al cuerpo
te chupa la verga la billetera luego el alma
pero tú quieres andar
en tu propia porción de libertad amurallada
taciturno como una palmera jorobada

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hay tantos perros que ladran estas cuevas
y se rigen a los puños el dominio de las perras
profanan la belleza ahorcada en los cabellos de Jimena
Rodarán las cabezas de familia confunden los ojos de Graciela
por el piso rojo pegajoso con los sueños en la noche de centellas
y maloliente de los bares
rodarán como el desplume de las aves porque mi corazón no es un tacho de basura
destripadas en la orilla de los mares en la plaza más oscura
Jazmín déjame decirte
ahora nuestro amigo pide a señas la ronda de esta tarde que te quiero como mierda
ahogando la decencia con un sorbo de cerveza aunque seas la más puta
mientras la dama del costado nos enseña de esta tierra
la pradera de sus piernas
nos dice que ha llegado a esta tierra por engaños Oh mujeres de la mala vida
y que tiene un hijo en la selva que la espera pido otra ronda en esta tarde que se apaga
por la lluvia venidera
¡Salud! y las noches del mañana
mis muchachas extranjeras
pienso mientras Janis mueve las caderas
la cumbia que le sale de las venas
es la danza infectada de cometas
que abarrotan de clientes estas mesas:
cabezas de familia que ruedan
en los pechos de estas hembras destetadas por la luna
que tienen el hombro más grande que la playa
hembras con el sexo acosado por las aves:
pájaros bohemios llorando una pena
pájaros en celo tras musgo de tristeza

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4 mi cuerpo vencido
con la barba de San Pedro desempleado
con el corazón a babor expuesto a la mañana
mi corazón que es un barco solitario
Aquí trasbordan mi cuerpo que baila en medio de la nada
desde las profundidades del amanecer mi corazón que mece el sueño de las aves
sobre este mar donde bailan los barcos desolados mi corazón que es una luna escamoteada
viene el Santa Lucía con mi tonelada muerta
enredado y carcomido Ahora que ya no me sirven las agallas
por los peces fosforescentes del amor ni pesa tu mirada en mis escamas
ya no hay un Divino Cristo que me salve
Aquí llega mi cuerpo pálido y plateado solo el canto de los barcos desolados:
no azul como el cielo
sino verde hastiado por el sol manicomio de tu voz
mis ojos grises de orfanato de sirenas a la hora del ocaso
mi frente de Poseidón desmenuzado

¡Aquí bailan los barcos desolados del amor!


en los aires gallinazos de rojiza cabecera
se rigen mis tripas descompuestas
se ennegrecen las nubes en cada parte de mi cuerpo
mientras el Santa Lucía ancla la soledad cerca al muelle
apagan el motor los corazones y las chalanas obedecen
la triste canción de la marea

Proas cortan la danza de la marejada


el sol a estribor desierto cruza
las espaldas desnudas de los pescadores
que observan desde el puente

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5 las mañanas y las noches
en que grites:

¡Primavera! ¡Primavera!
Dirán que vuelo alrededor de las cruces que se corran las cortinas
como un gallinazo solitario y fallezcan los demonios
dirán que me masturbo del pasado
con los agujeros del abismo a diario
dirán que tengo más niebla ¡Silencio! ¡Silencio!
que el diabólico morro de un suicida grito mientras los ventiladores
cortan esas lenguas
lenguas en la habitación de los hostales
que son un sindicato
marchando por las calles ¡Silencio! ¡Silencio!
querrán envenenar nuestros días de locura quieren descolorar mi rostro sobre el tuyo
mientras bailamos la canción de los colores orquestados y procrean palabra sobre otra
—vaya expresión la de los árboles —digo un babel de débiles vocales
mientras que tu carcajada arrojan mi nombre
espanta lo nublado como fruta podrida en el mercado
lenguas que tienen la forma de un tallo
lenguas quieren lavarme el rostro donde doy ahora estos machetazos
en un acantilado para ratas
y no saben que prefiero los charcos de la madrugada más leña para nuestro fuego
o la pileta de los parques por la tarde que nos libra de este mundo descompuesto

yo que abandoné la luz una noche de noviembre


para irnos a sentir el caos y la energía
del s o l l a l u n a y l a s e s t r e l l a s
yo que solo espero del cielo

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6 En la caleta los pescadores arman las redes
con hilos que moran en el destello infinito
para gaviota donde los mástiles cargan la cruz brillante
y predican el misterio de la noche
Que la corriente niegue el raciocinio porque la noche no es más un sepulcro
que la locura alojada en cada gota del inmenso remolino y las luces del muelle bailan en el agua
nos una en el centro de todo lo que nace y crece esperando que un pez muerda la carnada
porque para sentir la brisa y los vientos del norte
los veleros se inclinan ¡Muchacha loca!
los pescadores sonríen esta es la estación
ahora que se ha posado en tus ojos el clima exacto para aparearnos
la gaviota del horizonte crispado sobre inexactas madrugadas
el regocijo de cada instante en que te escribo
Agüita que juega delirantemente desnudo sobre la orilla
y se desliza en tu cabellera buscando en tus ojos la estrella
¡Oh muchacha loca! y los grilletes del destino
vamos a hacer el amor
por los cerros donde se asoma
la lagartija de la piedra amarrilla
con su lengua flameante y la mía:
predestinada a morir y nacer en tu cuerpo

¡Oh explosión en los peñascos!


que la corriente niegue el raciocinio
hasta enrumbarnos en el canto de las caracolas
kilómetros de melodía inesperada
charango quena tambor
voz artesana de los pueblos

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7 pero cómo olvidar los veranos que aún suda la frente
y la playa hermano
la playa
tirarnos del muelle
¿Recuerdas el mediodía en las espaldas nadar hasta el frente de nuestras vidas
despellejadas tantas veces por el sol? bajar a pechopelao los inmensos campanazos de las olas
pico y palana en las arenas todo es la insolación perpetua
hasta ver el flujo del alma de nuestra sangre pueblerina provinciana playera
en las tuberías del subsuelo estas historias caen como algarrobos en la mesa
rebotan dulces en nuestras sienes
tan locos estábamos y todo el mundo se nos hace salvaje
jugar cartas a pleno sol en la banca de los jubilados
con una botellita de caña y cigarrillos Caribe en la batalla de tomates
hasta la sombra de los algarrobos huía de nosotros —vayan a jugar a otra parte—
como zorrillo que solo se deja ver la cola gritaban los vecinos
entre los arbustos que ocultan la guarida que salían a barrer sus veredas rojas
y otra vez huir por todos los callejones
ciclo trémulo del agua como pequeños peces verdes
tan hermosas son las lluvias de verano indios gritando en sus caballos de fuego
que de verde pintan los cerros colorados patitas pa’ que te tengo
decíamos entonces (aún decimos
cuando se nos cruzan los famélicos burros) ¿recuerdas los caminos para escalar hasta la cima?
—cómo lloviera cerveza carajo— te digo algo: están poblando todos los cerros
y nos escabullíamos por los callejones hay un tráfico maldito de terrenos en nuestro pueblo
cantando bajo las canaletas de las casas que se torne rojo el traje de las autoridades
cruzando los charcos con los pies todos enlodados como las veredas en las batallas de antaño
gritarán entonces con ganas:
De pura sinvergüencería terminamos hablando —churres... vayan a jugar a otra parte—
como si nuestra vida fuese toda una pendejada y no nos iremos

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nos recordaremos temprano a jugar esta batalla 8
antes que suelten un bolero y nos entristezcamos
les lanzo estas palabras:

¡va a correr harto jugo de tomate carajo! Te persigo


caminando entre las heces de los perros te persigo
cuando tu voz se filtra en las bocinas de la tarde
todo es más brillante en las aceras

corretean los niños cuando cruzas el centro de la plaza


y las palomas huyen a los cables
te persigo
voy rozándote la cabellera
tu espalda hoja seca de verano
se escabulle en la sombra de un poema

busco tu perfil en todas las ventanas de las casas


en cada puerta que me esconde te persigo
te persigo en cada rostro que olfatea los rincones
aroma rojo de las perras callejeras
te persigo
te persigo
te persigo

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9 que ornamentan la sala
tú quisiste comunicarte
enviándoles hojitas amarillas
cartas con faroles encendidos
¡Cómo te extraña el gato de tres patas! que viajaron y se perdieron
encaramarse ahora hacia el cielo le es imposible en la incertidumbre
desde el columpio vislumbro la tristeza
lamiéndose la cuarta pata fantasma ese deseo te llevó
cuando los sonidos de la madrugada sobre el techo a resquebrajar la acera y la pared
sincronizan con los de la cocina el ansia desde el subsuelo
que mi madre habita el ejército de bichos
la corona de aves y ruiseñor voz
cómo extraña el plácido ocaso valieron la pena de muerte
recorrer con sus dedos valeroso
tus radiantes marrones impares épico desde la raíz de los gusanos
cómo te extraña la suave agonía del día hasta la savia incontrolable
sobre la fila de hormigas negras derramada en el jardín
cómo extrañan ver por la ventana
la primavera en tus curvaturas y tu cuerpo que ya no es árbol
la madera palpitante lo extrañan tanto las llamaradas de
los pies que nunca se cansaron de sostener la vida una casa pobre
la lluvia que con la boca abierta recibiste los habitantes de esa casa pobre
agradeciendo con las extremidades verdes sentados
extendidas frotándose las manos
mirando ese hirsuto
Todos te extrañan tanto témpano de ser

hasta el otoño
se puso a deshojar espurios lirios

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10 es más posible que florezca de aquello
un inmenso jardín de arte

¡Es imposible haberme quedado sin ellas!


¡No es posible que me haya quedado sin ellas! y si un día me cortan la lengua
si andan como el aire me resta el seso
en todas partes mi mano lapicero
mi mano lápiz
¡Es imposible que no diga nada! mi dedo pluma
si mi boca comulga con ellas a cada instante mi dedo carbón
mi dedo humano
es una bajeza ir por el mundo mi dedo hueso
teniendo nudos en la garganta mi dedo nube
tragando caos tras caos
dejando a la belleza vestida de esqueleto
bajo el enorme monolito de silencio
junto a los gusanos que un día hemos de montar
con toda el ansia de vivir y estar muertos

es imposible dejar amarrada nuestra lengua


a un palote de muelle
flotando en un inmenso mar de contradicciones
es imposible no navegar no naufragar
ahogarse es posible
ahogarse y dejar de ser anfibio
treparse de la orilla
de alguna orilla erguirse
y caminar y caminar hasta encorvarse
porque es imposible impedir ser un cadáver

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11 —eras tan pequeñita para recordar—
pero en qué piensas cuando la puerta que cruzas
es tan distinta a la de siempre
y el bocado que te echas en el día
Abre la puerta sabe a sol viejo y roñoso
y despide tu rostro
que refleja el espejo de la sala eras tan pequeñita para recordar
olvida la voz de la cocina el juego donde el alma se pierde
del patio entre el humo de un hermoso barco
de la habitación donde duerme tu hermano
los escondites están llenos de ausencia en el ocaso
y polvo los hermanos juegan como bestias
con las presas en las fauces
¿qué juego recuerdas bajo este último destello
cuando tocas tu cicatriz? la voz de un ave carroña
devora pedazos de tu cuerpo
la canción inventada al final de todas las cosas que sujetan cada uno
es tan maravillosa una flor
pero qué dirá tu hermano cuando en la mañana
te busque eras tan pequeñita para recordar
tan pequeñita
el desayuno frío alimentará la maravillosa canción al final de todo el caos...
a las recién nacidas moscas
todos observarán la silla vacía
cuando el pan seco triturado en las voces
tenga el corazón ensangrentado

se acordarán entonces que en el día de tu nacimiento


inventaron una canción tan maravillosa

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La barca en lontananza
sucumbe ante la melancolía
va dejando peces muertos
como huellas en el mar de la agonía

¿Cuántos van en la barca


si sus caritas se barajan
entre coluro de lágrimas
y blasones que en la brisa
se olvidan?

Allá van levantando sus manos


y no se sabe si se van despidiendo
o están implorando auxilio

para los peces muertos

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Sigue durmiendo bajo la lluvia Te ocultas bajo sábanas de incienso


sintiendo los dientes del mar en tus cimientos con tu hombro lleno de moluscos
llorando en cada pesadilla del ocaso tu hombro diestro besado por el mar
sigue siendo ese planeta por aves guaneras
en foto blanquinegra para las gaviotas piel salada
sigue contando historias de pescadores roca de ensueño
perdidos bajo el océano
sigue esperando la angustia de las mujeres ¿a qué hora te levantarás bronce durmiente?
de estos pescadores cuando el sol exhale el incienso
sus almas tratando de tocar un solo cabello de ellas tus cabellos tu rostro tus sueños
sigue sudando en el estío tu amplio hastío no dejarán de escabullirse en el fondo
tratando de vencer el sueño esclavizado de esfinge a qué hora te levantarás pedacito de mujer heroica
sigue que tus pilastras con la herrumbre bajo el mar amante del profundo frenesí oceánico
están llenas de caracoles que aún tienen esperanza a qué hora vas a parpadear
tus pilastras a la intemperie guardan sienes soñadoras exiliada emoción de encanto
llenas de blanco guano de las aves cadera solitaria de lo inesperado
como si fuesen canas
verte incorporar al mundo como resorte de algas
¡Tus canas ver crecer niágaras desde tus senos verdes
viejo muelle! ver desprender peces desde tus vírgenes ojos
¡todo podría suceder cuando la tarde llegue!
y dejarás corales conquistando tus manos
una cueva que albergue todas las corrientes
un paisaje para el amor la soledad y el arte
porque estás entregada al mar

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enamorada del oeste 15
ultrajada por la melancolía de un barco fugitivo
que todos los días esperas
con la esperanza anclada a tu corazón desconocido
Deja que salga
que te ha convertido que la náusea matutina no lo agobie
escucha la tronazón de la marea
en una isla el aguacero desatado en la cabeza
deja que se levante
se lave la cara
irrumpirá en la realidad como las nubes
deja que está a tiempo
de refregar sus ojos aún nocturnos
la sed descalza que le anda en la garganta
es un pueblo a pie por el desierto

Déjalo... ya irá

primero que se encuentre


en pleno tropezón del equinoccio
caiga de la cama unas cien veces
observe en el espejo
la penumbra elástica del rostro
y las ojeras de pie sobre las dunas
déjalo que sufra
se pueble de espinas
una ola lo revuelque
y sienta el remezón de la corriente
mano que lo samaquea hondo

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no importa señora Vilma una jarrita de chicha
se dará cuenta que pierde todo que adormite la tristeza la rabia
le gritarán la verdad en la cara el animal desmembrado en la basura
inmaduro
atorrante pasa el poto
bacancito chupa ríe canta
d e s p i e r t a báilate con la doña esa cumbia de moda
luz libertina
se hará el incomprendido crepita dentro
mar agitado que despierta a cada rato
cielo que se encoge y que se estira oh vaivén
llanero solitario sobre una tabla de surf repítete
reprime el frío
y la rebelión la ausencia solar
explosión que exponen sus ojos rojos y saltones el silencio
lágrimas que se cuelan por los agujeros de la calamina paciente pescador al borde
polvo que traspasa la celosilla de los sueños sácalelanzueloalbagre
ordena cerrar los ojos al crepúsculo corre
ciego albatros que se estrella contra el cerro huye
escarba en la arena
escucha el ala rota
la cuerda oscura entre los trópicos encuentra estas palabras
el ventarrón que cría una carraspera
ahógate
arrástrate
convéncete
intérnate en los chicheríos
encuentra a tus amigos

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16 de un pequeño pueblo que se aleja
cuando aúllo en la noche
por la oscura carretera

Vuela gaviota
taciturna tarde
decrece en labios
sobre cuerdas de
cuarzos degollados

titilante en el ocaso
enciendo el fuego de los huesos
abrigo mis manos
cortadas de tu cuerpo
y la noche desciende
como estruendo
de tus ojos
al cerrarse

vuela gaviota por


el amarillento 0 de la luna
por la luz de los barcos
que luchan contra el viento
y el peso de la noche

vuela por la playa


disipada por las dunas
por el canto y por las luces

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17 se sancocha junto a las verduras
cómo trasnochan los platos que guardas
en los reposteros
cómo trajinan a través de tus manos
Es así como los astros los cuchillos
terminan su jornada diaria las brasas
y los filetes fritos
A las 5 de la madrugada
ya has cazado la luna Transitan las nubes alrededor de la cocina
con una cuchara de palo mandiles con manteca visten los días
haces girar al mundo el zumo de las frutas exfolia la naturaleza
en una olla de barro Yo prefiero el olor de los refrigeradores
cuando guardan el sendero
A esta hora de la noche antepasada
ya has apartado las estrellas
para cuando peregrinando Madre
al ras de las costillas de la hambruna centinela de mi infancia:
ruja el mar hierve el horizonte
hasta que mis manos muelan
he aprendido a cantar como un grillo los granos de soja tantas veces olvidados
en medio de las avenidas
hasta que la marejada que dibuja tu rostro
Oh rosa que se abre se convenza de que el dolor de parto
en el jardín que cultivas nunca ha sido en vano
Oh colibrí que zumba
sobre las cosas bellas

he aprendido a mirar cómo el hermoso


verdor de las paltas bajo la alborada

47 48
18

A
mitad
del mar no
te acalambres
sé solidario solar
flota como el ave de la rama torcida como el remo de las
alas rotas sé el más feroz en la corriente navega con
la luz y en el mar de las palabras no colapses
no te acalambres nada hacia la orilla
que es la última palabra:
la palabra preferida

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19 ¡Se va el ocaso!
y el sol en el hombro misterioso llora rayos
se va triste hasta darnos la espalda
y cerrar la puerta que abre
Al oído misterioso del oeste a la luna sollozando:
susurró el sol: —Este es el fin—
—Está llegando el fin—
más que un susurro estas palabras y lloró la luna
son el sudario del último aliento del sol el oscuro cielo rescató sus lágrimas
las cristalizó en sus mejillas
es malabarista la briosa esfera y para mantener la esperanza en fresca sombra
que a través de la brisa y diáfano brío lunar
grita y desespera: sonrió y dijo:

—Ya llegó el final— —¡No!


no, querida amiga,
las fáculas lanzan amarillos filosos este
y rasgan al espacio que sangra colosal no es el fin

¡Ya ven el ocaso!


la perspectiva de amor
cuando la sangre arrastra por todo el orbe
su gran pasión

El ocaso el clímax el fin


briscan en el mar
todo esto es más que una profunda decadencia
una ensimismada gloria

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Bajo el océano
cesa el bullicio del mundo

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Desde los orígenes como mi abuelo ciego
mar nocturno e insomne
observo una cascada de estrellas
que te hiere como un cuchillo
me he bautizado desnudo bajo tus aguas sobre mis manos sangre de pescado
me he sumergido en el nuevo mundo como una alga que extinguen la tarde detrás de las dunas
entre bocanadas de lobos marinos y ocultan la mirada de las cholas
y veintenas de hipocampos ojos de pez de luna
he visto cómo tus tentáculos azul verdosos aguardientando los baldes de chicha
se alargan y encogen ahogando mis manos
tallando la belleza sangre de pescado desembocadas
te he visto en la empuñadura de las rocas amusgadas en el mar embravecido
golpeando el camino de los barcos
golpeando el camino del ahogado a las 4 en punto de la madrugada viene el aguacero
oh mar alcoholizado abre los caños
bosquejando el brillante espaldar anaranjado los bidones
las botellas
el sol brinca como un sapo dorado por el oleaje y los charcos
y la caleta crece oh mar enviscerado
crece a raíz de tus hondas elegías (((los))((ojos))((torrenciales))((y))((las))((olas))
crece la fiesta del jurel perdido ((((((((((van)))))(((y(((((vienen)))))))))
a 20 céntimos el kilo se oferta (((los)))(((caballos)))((de))((la))((luna)))))
por las calles ((((((((((van)))))(((y(((((vienen)))))))))
mar que abarca todas las miradas ((((los))))(((guijarros)))(((negros)))))
me ahogaré en tus aguas mientras bailas ((((los))))(((guijarros)))(((blancos))))
cumbia añeja al ras de una rock-ola ((((((((((van)))))(((y(((((vienen)))))))))
soy un canto negro de la madrugada van y vienen porque el tiempo es un carajo
cantando un albatros al lado de puro gallinazo
triste triste triste triste con tripas de pescao y pámpanos al viento

55 56
déjame desescamar al crepúsculo versos caídos por la borda
sobre una calamina de calamidades quise embravecerme como tú
donde los gatos despellejan a la luna embriagarme como tú
para que el sol renazca pero ventosas envuelven a mi alma que cuelga de un anzuelo
mar de las soledades mustias como el sol que persigue mi destino y mide tu bravura
golpeó la ola el prepucio del día
día en que el omoplato del sol oblicua el sendero mar pasado de vueltas
día en que la mandíbula del verso grita hay que reunirnos en el bar de siempre
¡cielo pelirrojo! con la lluvia que alimenta los ríos
y el lodazal en la retina de las nubes y las quebradas que le agrandan el pecho a los charcos
entristecen el latido cerveceado los charcos son pequeños mares y yo
y la enchuchada mirada de un perro pajarea en los espejos la pequeña quebrada de los acantilados
desde los orígenes el nauseabundo riachuelo de las cantinas
tallado en los ojos de un tallán errante soy la góndola perdida en los nubarrones del sol
juntando partículas del universo la góndola perdida entre las tetas de una gringa
como pedacitos de ceramios un brichero que ata huairuros a las olas interminables
por toda la intemperie del vientre fecundado indescifrables
indestructibles
han encontrado vienen las olas
90 mil barriles diarios de petróleo en una estrella como un carnaval de bagres envueltos en una historia
han encontrado s s s
un balancín bombeándonos como agua de mar u u u
hacia la ardiente tierra r r r
pozos petroleros sobre teclas blancas f f f
a un poeta acalambrado por un delirio pata coja é é é
en una plataforma de altamar a a a
l l l
yo escribí cardumen sobre una piedra negra a a a
y también quise escribir sobre las aves hechas mierda s s s

57 58
surfea las palabras
que vagan a través de las tormentas
o de las señales cibernéticas
o en el grito de una simple piedra
lanzada hacia tus profundidades

me he sumergido en el nuevo mundo como una alga


me he bautizado desnudo bajo tus aguas
y yo
solo existo aquí
en tus ojos
mirándote

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índice

Axiomas marítimos en la poesía de Mario Morquencho 5

1. Solo perro y gato... 13


2. Ve... pobre muchacho… 17
3. Rodarán las cabezas… 19
4. Aquí trasbordan mi cuerpo 21
5. Dirán que vuelo alrededor… 23
6. Que la corriente niegue… 25
7. ¿Recuerdas el mediodía… 27
8. Te persigo 30
9. ¡Cómo te extraña el gato… 31
10. ¡No es posible que… 33
11. Abre la puerta y despídete… 35
12. La barca en lontananza 37
13. Sigue durmiendo bajo la lluvia 39
14. Te ocultas bajo sábanas… 40
15. Deja que salga 42
16. Vuela gaviota… 45
17. Es así como los astros 47
18. A mitad / del / mar 49
19. Al oído misterioso del oeste 51

Desde los orígenes 55


Un mar alcoholizado
de Mario Morquencho se imprimió por primera vez
sobre papel Bond avena de 80 gramos. Para su com-
posición se utilizó la familia Adobe Garamond Pro
de 13 puntos para los títulos y 11 para el cuerpo. La
edición cumplió su tránsito por los talleres de Litho
& Arte, Jr. Iquique 046, Breña, en Lima, durante los
primeros días de agosto de 2013, año del centésimo
décimo aniversario del natalicio de
Alfredo Quíspez Asín.

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