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LOS ALCANCES DE LA AMPLITUD EN LA CAPACIDAD DEL DEUDOR

DENTRO DEL PROCESO DE REORGANIZACIÓN

Presentado por:
Silvia Tatiana Vega Chacón

Presentado a:
Dr. Juan José Rodríguez Espitia

Materia:
Procedimientos Concursales

Universidad Externado de Colombia


Especialización en Derecho Comercial
Cali
Febrero 2021
LOS ALCANCES DE LA AMPLITUD EN LA CAPACIDAD DEL DEUDOR
DENTRO DEL PROCESO DE REORGANIZACIÓN

El proceso de reorganización empresarial se encuentra “destinado a salvar a un


deudor, que puede tratarse de una empresa, una persona natural comerciante o un
patrimonio autónomo afecto a la realización de actividades empresariales”1.
Mediante la negociación de un acuerdo de pagos con sus acreedores que le permita
cancelar de forma ordenada las obligaciones del deudor. Sin embargo, no puede
escaparse que es necesario involucrar en éste la vocación reactivadora de la
economía, de tal forma que el comerciante acelere su estabilidad hasta el punto de
satisfacer sus créditos, permitiendo con ello la generación de mayor empleo,
productividad y riqueza.
Por lo anterior, se entrará a analizar la importancia de ampliar la capacidad del
deudor dentro del proceso de reorganización, al margen de algunos cambios
destacados que se han implementado frente al tema por el Decretos 560 de 2020
al proceso de reorganización empresarial ordinaria.
En primera medida, es menester mencionar que con respecto a la capacidad del
deudor la ley 1116 de 2006 en su artículo 17 establece como parámetro general la
ejecución solo de las actividades del giro ordinario de los negocios, pero siempre y
cuando no afecten el pasivo reorganizable o activo y en caso de necesitar realizar
un acto fuera del giro, deberá solicitar autorización previa, expresa y precisa del juez
del concurso.
Ahora bien, se debe manifestar que la autorización antes referida en la práctica
puede verse torpedeada por factores de tiempo ante la congestión del juez de
concurso, pues el lapso entre la presentación de la solicitud y una posible concesión
de esta puede ser muchas veces distante, ocasionando una afectación a la
apremiante necesidad que suponemos motiva esta solicitud, e incluso paraliza el
aspecto económico que la envuelve.
Por lo tanto, como bálsamo a la precedente situación el Decreto 560 de 2020 trae
consigo algunos cambios con respecto a la capacidad del deudor entre la
presentación de la solicitud y confirmación del acuerdo de reorganización, como:
1. Flexibilización en el pago de pequeñas acreencias que no superen el cinco
por ciento (5%) del total pasivo 2

1
Barrero, B. (2013). Manual de procedimientos concursales. 3a ed. Bogotá, Colombia: Librería
ediciones del profesional Ltda.
2
Artículo 3 del Decreto 560 de 2020
2. Obtención de créditos para el desarrollo del giro ordinario de sus negocios
durante la negociación3.
Frente al primero, debemos señalar que el parágrafo 4 del artículo 17 de la ley 1116
de 2006 introducido por la ley 1429 de 2010 ya disponía de esta medida, sin
embargo, el decreto 560 de 2020 suprime la facultad señalada al juez de concurso
y permite que desde la solicitud hasta la confirmación del acuerdo de reorganización
el deudor pueda pagar las acreencias de menor valor dentro de su pasivo total, a
favor de trabajadores y proveedores no vinculados en los términos del artículo 24
de la ley 1116. Adicionalmente concede la facultad de enajenar sin autorización,
activos no afectos a su operación para atender dichas obligaciones, siempre y
cuando el dinero que se obtenga se destine a la cancelación de estos pagos.
De manera que, la medida reduce el impacto económico en los acreedores más
débiles pues frente a ellos se puede actuar de una forma mas oportuna a su pago
sin las dilaciones a las que se exponía con el procedimiento del régimen de
insolvencia tradicional, siendo del todo beneficioso para este tipo de acreedores
bajo la coyuntura de la emergencia sanitaria del Covid-19.
No obstante, bajo la actual situación podría no apreciarse como ventaja frente al
deudor, puesto que muchos de ellos desde la declaratoria el estado de emergencia,
económica, social y ecológica han tenido que interrumpir, suspender o disminuir su
operación de producción, cerrar sus establecimientos, de manera que algunos no
podrían en el momento disponer de los recursos para efectuar los respectivos
pagos.
Por otro lado, frente al segundo cambio se mira que “tiene el propósito específico
de facilitar la obtención de recursos nuevos por parte del deudor, en aras de
desarrollar el giro ordinario de los negocios en el período que transcurre entre el
inicio del proceso de reorganización y la celebración del acuerdo con sus
acreedores. Dado que la situación de crisis que da lugar al inicio del proceso de
insolvencia puede generar temores respecto del otorgamiento de créditos, el
artículo 5º tiene por objeto establecer incentivos de financiación”4.

El anterior concepto, dista de lo establecido en el régimen tradicional, toda vez que


la admisión implicaba que el deudor no podía aumentar su pasivo total con
obligaciones diferentes a las del giro ordinario de sus actividades, sin embargo el
decreto habilita la obtención de nuevos créditos para responder a la necesidad de
obtener recursos que permitan mantener a flote los negocios del deudor, sin la
limitación de una autorización judicial. A su vez, se estableció el otorgamiento de
nuevas garantías previa autorización del juez, de tal forma que los acreedores
puedan proponer una financiación diferente a la que informe el concursado con
ocasión de la solicitud para la constitución de nuevas garantías, y modular las
garantías en las que hay lugar inclusive para más de un acreedor.

3
Artículo 5 del Decreto 560 de 2020
4
Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C 237-2020
Conforme a lo antes expuesto, es claro que la nueva medida (contemplada en el
artículo 5 del decreto 560 de 2020), garantiza la continuidad de la empresa del
deudor al darle la oportunidad de obtener fondos que estabilicen y reactiven su
economía en una etapa prudente del proceso de reorganización, que beneficia
también a su acreedor al ver una mayor posibilidad de recuperación en su deudor a
largo plazo, con la elección de intervenir proponiendo una financiación distinta a la
del deudor.

Frente al tema, precedentemente la Guía Legislativa sobre el Régimen de


Insolvencia de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional había propuesto desde el 2008:
“El hecho de que la empresa del deudor siga funcionando después de la apertura
del procedimiento de insolvencia es fundamental para la reorganización, y también
es importante en caso de liquidación cuando la empresa deba venderse como
negocio en marcha. Para que la empresa pueda seguir funcionando, el deudor
debe tener acceso a una financiación que le permita seguir sufragando el pago
de los bienes y servicios esenciales, incluidos los costos de personal, los
seguros, los alquileres, el mantenimiento de contratos y otros gastos de explotación,
así como los costos que entrañe la conservación del valor de los bienes.
(…) es muy conveniente determinar con prontitud la necesidad de obtener nuevos
fondos, en algunos casos incluso en el intervalo entre la fecha de presentación
de la solicitud y la apertura del procedimiento” (Negrilla fuera del texto original).
De esta manera, salta a la vista que este nuevo Decreto sigue la recomendación de
la Guía Legislativa de CNUDMI, con la prevención de establecer límites y
condiciones bajo las que se requiera la intervención del juez, garantizando de
manera responsable la recuperación y reactivación económica del deudor.
Así las cosas, se puede evidenciar que las medidas o reformas que trajo el Decreto
560 de 2020 para brindar facilidad de amplitud de la capacidad del deudor en las
etapas de solicitud hasta el acuerdo de confirmación parecen ser de gran impacto,
pues de un lado la flexibilización en la cancelación de pequeñas acreencias
empodera a los débiles acreedores de hacer con mayor facilidad efectivo su pago y
de otro la obtención créditos para el desarrollo del giro ordinario reactiva y recupera
la economía del deudor permitiendo a largo plazo garantizar la continuidad de su
empresa y el cumplimiento posteriormente del acuerdo. Medidas que como se
aprecia resultaban en algunos aspectos necesarias y de las que se espera hagan
eco para ser estudiadas e implementadas de manera permanente baja una reforma
definitiva del régimen tradicional.
BIBLIOGRAFÍA

1. Barrero, B. (2013). Manual de procedimientos concursales. 3a ed. Bogotá,


Colombia: Librería ediciones del profesional Ltda.
2. Artículo 17 de la ley 1116 de 2006
3. Ley 1429 de 2010
4. Artículo 3 y 5 del Decreto 560 de 2020
5. Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C 237-2020
Guía Legislativa sobre el Régimen de Insolvencia de la Comisión de las
Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional
https://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/insolven/05-80725_Ebook.pdf

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