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MARCO DE ANTECEDENTES

Internacionalmente Pivani (2015) en su investigación sobre las representaciones de


envejecimiento y vejez asociados a la participación de Adultos Mayores, buscaba conocer las
representaciones sociales de envejecimiento y vejez de integrantes de una comisión barrial de
adultos mayores y cómo éstas operan en su participación. En esta investigación se desarrolló una
metodología cualitativa, se realizaron entrevistas a los integrantes adultos mayores, indagando
cómo perciben la vejez, qué significado cobra el envejecer y qué representa el participar en sus
vidas. Entre los resultados surgieron en los discursos, ideas que asocian positivamente la actividad
a la vejez, mientras que una vejez pasiva aparece cargada de una connotación negativa. Se
constató que la jubilación representa un acontecimiento bisagra entre vejez y juventud, actividad
y pasividad, el percibirse útil o no. A partir de un análisis desde la perspectiva de género se
percibieron diferencias en dichas representaciones.

En cuanto a lo nacional Ruiz, Sanchez y Sanabria (2013) Este estudio analiza, en tiempo presente y
en perspectiva, la situación del envejecimiento y de la vejez en Colombia, estableciendo
diferencias y relaciones entre tales conceptos, con base, principalmente, en información de la
Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS 2010) realizada por Profamilia, específicamente la
dirigida a población adulta mayor. De igual manera, tiene en cuenta que el objetivo de las ENDS es
aportar al diseño y fortalecimiento de políticas y planes para mejorar la calidad de vida de los
colombianos, buscando acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En
concordancia, presenta un conjunto de indicadores de calidad de vida, como aproximación a un
sistema de indicadores y, eventualmente, a un índice de calidad de vida en la vejez. Analiza las
categorías educación, ingresos, trabajo, salud, apoyo familiar y condiciones de vivienda,
destacando su carácter contextuado y diferencial, en términos etarios, regionales y de género. Las
conclusiones evidencian escasa seguridad económica en la vejez, con exigua cobertura de
pensiones, sobre todo para las mujeres. Cerca del 30 % de las personas mayores de 59 años
trabaja, generalmente en la informalidad, sin remuneración fija y especialmente por necesidad;
revelan percepciones menos favorables sobre su salud y mayores limitaciones funcionales, así
como disminución en la satisfacción con la familia. En contraste, quienes reciben pensión,
particularmente en regímenes especiales, expresan mejores percepciones de salud y menores
limitaciones funcionales. Alrededor del 50 % de las personas adultas mayores han cursado la
primaria y cerca del 20 % es analfabeta. A propósito, se señalan relaciones entre educación,
trabajo, salud y bienestar a través de la vida. Se plantea la necesidad de políticas vinculantes,
intersectoriales, basadas en derechos y con perspectiva de futuro para propiciar trayectorias de
vida con calidad y calidad de vida en la vejez, pensando en las generaciones viejas de hoy y del
mañana. Por ello se enfatiza la necesidad de estudios longitudinales, acordes con el proceso de
envejecimiento, el cual abarca la vida entera.

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