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cobertura
CUADROS CUANTIFICATORIOS
Datos de la Víctima
Sexo Estado Civil Ocupación Carácter
M Viudo Jubilado Damnificado
Rubros indemnizatorios
Rubro Divisa Monto
Daño Material $ 6000
Daño Moral $ 30000
Sumario:
1.-Corresponde revocar la sentencia de primera instancia y hacer lugar a la
demanda, condenando a la Obra Social Bancaria a abonarle al actor - que entabló
la demanda con el objeto de que le sean resarcidos los daños y perjuicios
sufridos como consecuencia de los incumplimientos en la cobertura de los
tratamientos e internación de su hijo, quien padece esquizofrenia- la suma de
$36.000, discriminados del siguiente modo: daño material, $6.000 y daño moral,
$30.000, suma que llevará intereses desde la fecha de notificación de la
demanda y hasta su efectivo pago.
9.-Las dificultades económicas de este grupo familiar son las que determinan la
insuperable violación del derecho de acceso a un servicio adecuado de Salud, ya
que el hospital público no atiende -salvo situaciones especiales- a quien tiene
obra social y siendo el cumplimento de la obra social es tardío y deficitario,
tenemos como consecuencia el deterioro progresivo de la salud del enfermo
mental y de su grupo familiar, que además debe hacer malabares para solventar
los gastos que la obra social no paga.
Fallo:
En Buenos Aires, a los 27 días del mes de marzo del año dos mil trece hallándose
reunidos en acuerdo los Señores Vocales de la Sala III de la Excma. Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal a fin de pronunciarse en
los autos "A. J. A c/ OBRA SOCAIL BANCARIA s/ daños y perjuicios", y de acuerdo
al orden de sorteo la Dra. Medina dijo:
Para así decidir, consideró que si bien se encontraba acreditado el largo conflicto
familiar, la enfermedad mental de su hijo y los incumplimientos de la obra
social, no podía considerarse que los daños sean exclusivamente producto
inmediato y necesario de dichos incumplimientos, razón por la cual tratándose
de una relación contractual, no podía admitirse el reclamo. Asimismo, consideró
que los daños materiales invocados no fueron debidamente probados y que
respecto del daño moral, tampoco se acreditó que fueran consecuencia
inmediata y necesaria del comportamiento de los directivos de la obra social.
El actor apeló esta decisión a fs. 382 (ver auto de concesión de fs. 382vta.) y
fundó sus agravios a fs. 387/388, los que no fueron contestados por la contraria
(ver fs. 390).
II. En lo principal, solicita la revocación del fallo sobre la base de que, desde su
perspectiva, la decisión del juez resulta contradictoria porque si bien en distintos
pasajes del fallo reconoce los incumplimientos de la Obra Social y su influencia
en la situación familiar, luego termina rechazando la demanda. Particularmente
destaca las características de la enfermedad que padece su hijo, las dificultades
del vínculo familiar y el agravamiento de esta situación producto de la actitud
reticente de la Obra Social.
III.A los efectos de poder llevar a cabo un adecuado análisis de los agravios
articulados y teniendo en cuenta las especiales características del caso,
considero apropiado efectuar una breve reseña de los hechos que derivaron en
este reclamo. Para ello tendré en cuenta además de las constancias del
expediente, las que surgen de las dos causas que tengo a la vista: El juicio de
inhabilitación (art. 152 bis. del C.C.), seguido ante la justicia civil y la acción de
amparo contra la obra social que tramitó en este fuero.
En agosto de ese mismo año 1999 (ver fs.404/405), el Sr. A.envió una nota al
Presidente de la Obra Social Bancaria, en la que le solicitó que le otorgaran a su
hijo los beneficios de la ley nacional Nº 24.901 sobre discapacidad y que se le
cubrieran los gastos totales que ocasionan su tratamiento y asistencia. Entre
otras consideraciones, expresó: "mi hijo padece esquizofrenia y fue declarado
insano hace más de 10 años; fue internado en clínicas de vuestro ámbito en más
de 13 oportunidades; actualmente realiza terapia ambulatoria quincenal en la
Clínica Banfield pero su estado requiere atención más continua, tal como se
sugirió desde el Hospital Borda..." Respecto del grupo familiar indicó que su
madre tiene 67 años y también padece de esquizofrenia y dolores que la tienen
prácticamente postrada hace 4 años y el suscripto tiene 74 años y problemas
cardíacos que determinaron que se le realizara un cuádruple by-pass.
Esta comunicación es importante, porque claramente daba a la obra social la
posibilidad de rever la atención que estaba brindando a sus afiliados. Adviértase
que pasaron 10 años y estuvo internado por lo menos 13 veces en la Clínica
Banfield, pero la situación de Gabriel claramente no mejoró mientras que la
salud de su padre y la capacidad del grupo familiar para participar más
activamente en el proceso terapéutico disminuyó.
En octubre de 1999 se ordena una nueva internación en el Hospital Borda (ver fs.
391)
Claramente el informe de la S.S. de Salud, indicó que la obra social debía brindar
la cobertura de internación en un hogar terapéutico, así como la continuidad del
tratamiento, de acuerdo a la prescripción médica (ver fs. 394/396).
Así las cosas, el juzgado ordenó a la obra social Bancaria que lo trasladara a la
Clínica Santa María de los Buenos Aires, en el término de 10 días, bajo
apercibimiento de multa por cada día de demora (ver fs. 478). La obra social
cuestionó la medida por considerar que la Clínica Banfield le daba el tratamiento
adecuado (ver fs. 480), tras lo cual se suceden las comunicaciones hasta que el
juzgado comisiona a una trabajadora social para que gestione lo necesario para
realizar el traslado. Ya estamos en abril de 2002 (ver fs. 491).
A esta altura, desde la nota enviada a la demandada para lograr una cobertura
adecuada, han transcurrido poco menos de 3 años (ver fs. 391 y 491).
Se realizó luego una audiencia entre las partes (fs. 496), donde la demandada se
comprometió a presentar un informe pormenorizado de la situación (agregado a
fs.509/511). Allí explica, en lo principal, que la obligación de la Obra Social para
los casos agudos era cubrir 30 días cada 12 meses, para lo cual podía seleccionar
a los prestadores encargados de brindar el servicio. En los hechos, ello
significaba la atención en la Clínica Banfield a la que concurría cada 15 días y
que claramente se había mostrado insuficiente para dar una respuesta
terapéutica adecuada a la situación del enfermo.
En noviembre del año 2005, el Sr. Julio A. A., por derecho propio y como curador
de su hijo G., promovió esta acción por daños y perjuicios contra la obra social,
en la que también requirió que se mantuviera a cargo de aquella el tratamiento
de su hijo, en la Clínica San Martín de Porres en la que se encontraba internado.
En ese momento, el Sr. A. contaba con 79 años de edad, una cardiopatía
izquémica, con antecedente de infarto agudo de miocardio y cuádruple by pass.
Además era viudo desde el año 2004 (ver fs. 20/27).
Si bien la demanda en estudio versa sobre los hechos ocurridos hasta ese
momento, considero apropiado concluir con el relato de las alternativas que se
plantearon en la atención del Sr. A. y su hijo.
Toda esta situación, con denuncia incluso ante la defensoría de Catamarca (ver
fs. 387), dio como resultado la internación de G. A. en una clínica privada en la
Provincia de La Rioja, a una distancia de 140 km. del grupo familiar (ver fs.
392/393).
Entre las últimas actuaciones en el expediente sobre amparo hay que mencionar
el informe médico del 8 de junio de 2009, en el que se destacó la necesidad
actual de internación, basada en trastorno en la estructura de la Personalidad:
Psicosis Delirante Paranoica. Su internación se basa en las características de
irreversibilidad de su sintomatología y diagnóstico: alucinaciones auditivas auto
referenciales, conductas autísticas que se repiten permanentemente, aislamiento
activo de sus pares. Alteraciones del ritmo del sueño. Alto contenido de
ansiedad, alto grado de adicción a la nicotina. Falta de contención familiar (El
padre con Alzheimer y la hermana viven en otra provincia) (ver fs. 405).
Así llegamos desde el primer informe en octubre de 1988 a junio del 2009. Cabe
agregar que de acuerdo a lo informado a fs. 364 de las presentes actuaciones,
para agosto del año 2011, Gabriel continúa internado en la misma Clínica en la
ciudad de La Rioja, con buena adaptación al entorno y al lugar.
Esta larga y posiblemente tediosa reseña, no es más que un breve resumen de las
casi 1.300 fojas que he tenido a la vista y que describen las penurias que esta
familia ha debido atravesar durante más de 20 años.Si la sola lectura de las
interminables internaciones, externaciones, cambios de clínica, tratamientos
incumplidos, reclamos a la obra social, informes del Cuerpo Médico Forense,
intervenciones de la policía, de los trabajadores sociales, audiencias, etc.,
resulta agotadora para alguien ajeno a la situación, me imagino lo que significó
todo este proceso para un hombre mayor, con problemas de salud y que además
ha debido atravesar otros conflictos familiares, cuya vinculación o no con la salud
mental de su hijo Gabriel, no es posible precisar, ni descartar.
Lo que sí está claro es que existen una serie de circunstancias que colocan al
actor en una situación de extrema vulnerabilidad. Además de su edad, deben
considerarse sus problemas cardíacos, su condición de jubilado, una esposa
postrada en la cama, también con problemas mentales y un hijo esquizofrénico a
cuya atención a dedicado buena parte de sus últimos 20 años, sin tener mayor
contención familiar que una hija (tenía otro hijo que falleció), que siempre ha
tenido sus propios conflictos familiares.
Ciertamente no puede decirse que la Obra Social sea la causante de este cuadro,
ni mucho menos, pero estoy convencida de que pudo y debió haber hecho mucho
más de lo que hizo, para que esta situación pudiera ser sobrellevada por el
afiliado respecto del cual estaba obligada. Desde agosto del año 1999, el actor
está en conflicto con la obra social, para que le brinde la cobertura que merece y
le corresponde.
Por eso he dicho también con anterioridad en una causa reciente (Nº 9.587/09
del 31/8/2012), que los tratamientos deben ser los adecuados y no los
"establecidos reglamentariamente" y no pueden ser interrumpidos
unilateralmente sin saber si el paciente está en condiciones como para evitar
recaídas que podrían agravar su salud. Es menester recordar que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación tiene dicho que lo dispuesto en los tratados
internacionales que tienen jerarquía constitucional (art. 75, inc.22 de la CN),
reafirma el derecho a la preservación de la salud - comprendido dentro del
derecho a la vida- y destaca la obligación impostergable que tiene la autoridad
pública de garantizar ese derecho con acciones positivas, sin perjuicio de las
obligaciones que deban asumir en su cumplimiento las jurisdicciones locales, las
obras sociales o las entidades de la llamada medicina prepaga (conf. Fallos:
323:3229 ).
Cabe recordar que la ley 22.431 fijó el Sistema de Protección Integral de las
Personas Discapacitadas, obligando a las obras sociales al otorgamiento de
prestaciones asistenciales básicas dentro de las cuales se hallan las relativas a la
rehabilitación integral, entendida como el desarrollo de las capacidades de la
persona discapacitada (art. 4º). Asimismo, la ley 24.901 amplió el rango de
protección, al señalar que - Las obras sociales, tendrán a su cargo con carácter
obligatorio, la cobertura total de las prestaciones básicas enunciadas en la
presente ley, que necesiten las personas con discapacidad afiliadas a las mismas
(art.2º).
En este fallo, además se plantean algunos principios que pueden ser aplicables a
esta situación, más allá de que se trate de un caso diferente. Así, el referido
Tribunal señaló: "el presente proceso civil por daños y perjuicios involucraba un
menor de edad, y posteriormente un adulto, en condición de discapacidad, lo
cual implicaba una obligación reforzada de respeto y garantía de sus derechos.
Particularmente, respecto a las autoridades judiciales que tuvieron a cargo dicho
proceso civil era imprescindible que éstas tuvieran en cuenta las particularidades
relacionadas con la condición de vulnerabilidad en la que se encontraba la
presunta víctima, pues, además de ser un menor de edad y posteriormente un
adulto con discapacidad, contaba con pocos recursos económicos para llevar a
cabo una rehabilitación apropiada.Al respecto, la Corte recuerda que es directo y
significativo el vínculo existente entre la discapacidad, por un lado, y la pobreza
y la exclusión social, por otro" (párrafo 201)
Pues bien, algo similar sucede en este caso. La obra social no puede desconocer
la situación de extrema vulnerabilidad de este grupo familiar y pretender dejar a
salvo su responsabilidad, por la sola circunstancia de poner a disposición del
afiliado un prestador que claramente se ha mostrado como incapaz de poder
brindar al afiliado la calidad de atención que su cuadro requiere.
Asimismo, las dificultades económicas de este grupo familiar son las que
determinan la insuperable violación del derecho de acceso a un servicio
adecuado de Salud. El hospital público no atiende -salvo situaciones especiales- a
quien tiene obra social y el cumplimento de la obra social es tardío y deficitario.
Consecuencia: deterioro progresivo de la salud del enfermo mental y de su grupo
familiar, que además debe hacer malabares para solventar los gastos que la obra
social no paga.
IV. El actor reclama daño material y daño moral (ver fs. 23/24).
La Clínica San Martín de Porres a fs. 260/262, informa detalladamente las veces
que el Sr. G. A. estuvo internado en dicha institución y bajo qué modalidad, el
tipo de tratamiento que recibió, la medicación que se le suministraba y su
frecuencia.Asimismo, acompaña una planilla en la que se detalla mes por mes el
dinero abonado por el paciente y lo que le fue facturado a la obra social. A partir
del mes de septiembre de 2003 -que es donde ubica su reclamo el actor-, abonó
a razón de un promedio aproximado de $ 100/115 mensuales (ver fs. 259).
En este contexto, los tickets agregados a fs. 31/43, permiten tener una noción
acerca de los gastos que en materia de medicamentos ha debido realizar el
afiliado, cuando claramente por su condición le correspondía la cobertura total
de los gastos en esta materia.
El actor reclama también por el daño moral sufrido, por los padecimientos que
ha debido sobrellevar a raíz de los incumplimientos y defectos en la prestación
de la obra social (ver fs.24 y vta.).
Desde esta perspectiva, no tengo ninguna duda acerca del daño sufrido por el
actor a raíz de los reiterados incumplimientos y retrasos de la demandada en el
cumplimiento de sus obligaciones. Sin ninguna duda la reseña efectuada al
comienzo resulta más que suficiente para tener por acreditada esta situación.
Asimismo, el informe elaborado por el Dr. Vallejos que atendió al grupo familiar
(ver fs. 8/9) y su testimonio brindado a fs. 310/311, permiten también apreciar
al progresivo deterioro en la salud del actor. A tal punto que según expresó en su
declaración, el Sr. A. sufre además de los problemas físicos ya relatados
(coronariopatía con cuatro by-pass coronarios y una sordera parcial), una
sensación de suma angustia y de gran desamparo, que derivó en un cuadro
compatible con un estrés post traumático crónico (ver fs. 310).
Así voto.
Fdo.:
Graciela Medina.
Es copia fiel del original que obra en el T° 4, Registro N° 48, del Libro de
Acuerdos de la Sala III de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal.
Una vez que se encuentre firme la liquidación del crédito que se manda pagar y
sus intereses, vuelvan las actuaciones a efectos de proceder a fijar los honorarios
correspondientes a ambas instancias (art. 279 del Código Procesal).