Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A. ¿Te haz preguntado alguna vez cómo es que una persona puede establecer una relación
íntima con Dios? ¿En qué consiste esa relación? ¿Cómo se desarrolla? ¿Te haz preguntado
alguna vez cómo es una relación íntima entre un padre y un hijo o una hija? ¿En qué
consiste esa relación? ¿Cómo se desarrolla?
1. Parece ser que el mayor ingrediente de una relación íntima entre un ser divino, como
Dios, y un ser humano, como tu y yo; así como la relación íntima entre dos seres humanos
consiste en la proximidad emocional y espiritual.
2. Dos espíritus se hacen uno a través de una intimidad social, emocional y espiritual. Dos
personas se hacen una al exponer su alma una a la otra. ¿Cómo es que se logra la intimidad
en el matrimonio?
B. El título del tema de hoy: “La intimidad en el matrimonio: no es lo que estás pensando”
Por el bombardeo de la sexualidad explícita en los comerciales, novelas, películas,
cartelones, etc., estamos tan condicionados a pensar que toda intimidad se define en
términos físicos. Cuando se habla de intimidad la mente inmediatamente piensa en
“aquello.”
1. La felicidad matrimonial, la relación íntima entre esposos, y nadie sabe esto mejor que
muchas mujeres, no consiste en ceder al asedio sexual de un marido que demanda, que
maltrata, que exige; sino en el encuentro natural que nace de un buen trato, de una caricia,
de un piropo, de una intimidad emocional, social y espiritual.
2. Más de una mujer te puede contar lo asqueroso que es la intimidad física con un marido
grosero, bruto. La mujer no ve ninguna proeza en un marido prepotente, mal hablado, sucio
y bajo.
3. Sin embargo, la generación joven parece estar convencida que el sexo es el ingrediente
más importante de las relaciones con otras personas. La mayoría parece estar convencida
que una relación feliz consiste en la compatibilidad sexual.
4. ¿Conclusión? “Es necesario vivir juntos o experimentar con diferentes relaciones para
convencerme quien será o no será la persona correcta con quien debo casarme. Necesito
conocerlo/la en este aspecto para saber si voy a tener un matrimonio feliz.”
5. La experiencia nos ha enseñado que el saltar de cama en cama, como la hace Hollywood,
es una filosofía falsa. Como resultado de comprar esta filosofía, relaciones establecidas
para satisfacer meras necesidades físicas naturalmente terminan en nada. Una vez que esas
necesidades han sido satisfechas se descubre que no hay nada más en común.
6. El nuevo paramour se hace una comodidad desechable. Es cómodo cuando me sirve o
me satisface; un desecho cuando no le puedo sacar más provecho.
A. Quiero sugerir que la filosofía cristiana del matrimonio, aquella que dice que el
matrimonio es para siempre, no depende o no se sostiene en una frágil columna, por más
importante que sea, como lo es la intimidad física.
1. Las relaciones matrimoniales deben estar equilibradas en todas las áreas. Existen muchas
otras áreas en las que debe depender toda relación. Hay mucho más en el matrimonio que
besos y caricias. El relaciones matrimoniales se erguen o derrumban dependiendo cuán
fuertes son las siguientes “columnas” ( la lista no es exhaustiva):
3. El sexo puede ocupar 3/4 partes en la vida de dos amantes y aun en los recién casados,
pero no es la realidad de la vida normal. Con el pasar del tiempo descubrimos que la
intimidad física viene a ocupar apenas una esquinita del total de la vida de una pareja.
5. A menos que la pareja desenvuelva cierta compatibilidad en las áreas social, espiritual y
emocional, no habrá compatibilidad sexual. ¿Están de acuerdo con esta posición?
B. Uno de los ejemplos más obvios de la salvación por obras, en lo que al matrimonio se
refiere, se deriva del desequilibrio que el mundo ha adoptado hoy diciendo: “si tu
matrimonio está a punto de deshacerse tienes que ponerle más atención a tu vida sexual, a
la intimidad física.”
1. Al poco tiempo se descubre que la intimidad física no es el todo, no produce verdadera
intimidad. La compatibilidad sexual, la intimidad física, viene como resultado de una
espiritualidad equilibrada y de un cerebro emocionalmente estable, de una vida social
balanceada.
III. Conclusión
1. Intimidad es todo aquello que nos pone en armonía con la persona con quien juré pasar
una vida entera juntos y felices a pesar de las pruebas y luchas de la vida; es encontrar mi
alma gemela.
2. Intimidad es errar y saber que no viviré con aquello echándoseme en cara por el resto de
la vida. Es respirar con libertad. Si nada de esto existe en tu relación y eres forzada a tener
relaciones íntimas no puedes vivir la vida cristiana abundante.
B. ¿Cómo se logra la verdadera intimidad en una relación? Cuando, en primer lugar, se ama
a Cristo; cuando hay disposición de rendir a Cristo mi vida reconociendo que si no lo hago
vendrán a flote todos mis defectos, todo mi egoísmo, toda mi lujuria, todo mi mal genio y
entonces no podremos soportarnos el uno al otro.
1. Es necesario establecer primero una intimidad con Cristo para entonces poder tener
intimidad con mi cónyuge. Cristo es el sine qua non (sin el cual no hay nada) de toda
relación. Establecer relaciones sin Cristo en el centro es hacerle una invitación abierta al
desastre y las lágrimas que le acompañan.
2. En 2 Cor 5:18-19 encontramos, “todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a sí por
Cristo; y nos dio el ministerio de la reconciliación. Porque ciertamente Dios estaba en
Cristo reconciliando el mundo a sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la
palabra de la reconciliación.”
3. La palabra clave aquí es reconciliación: primero con Dios para que entonces pueda
existir con mi cónyuge. Es necesario venir a los pies de Cristo para poder finalmente venir
a los pies de mi esposo/a.
4. No hace mucho me llegó una llamada telefónica de una. pareja a quien casé hace 15
años. En todos esos 15 años ninguno de los dos ha aprendido a decir “I’m sorry (lo siento),”
“fue mi culpa, perdóname.”
5. En 15 años trajeron al mundo 4 hijos. La presencia de estas bellas criaturas demuestra
que intimidad física, sin embargo, la distancia emocional y espiritual entre éstas pobres
almas es como la de un océano que divide dos continentes.
7. Sin la reconciliación, sin la aceptación de mea culpa, no hay, en primero lugar vida
espiritual vibrante, y consecuentemente no hay vida matrimonial exitosa, aunque haya
intimidad física.
C. ¿Quién debe iniciar la reconciliación? ¿El más espiritual? ¡No! Poner el letrero de
“espiritual” sobre uno de los dos empeora las cosas. Es más, la acusación: “tú que eres
cristiano, tú quien vas a la iglesia...tú, tú, tú...”
1. ¿Quién debe iniciar la reconciliación, el ofensor o el ofendido? Veamos a 2 Cor 5:18 una
vez más, “todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a sí por Cristo; y nos dio el ministerio
de la reconciliación.”
2. Notamos que el ofendido fue Dios y los ofensores fuimos nosotros, sin embargo, Dios
toma la iniciativa y viene en busca de la reconciliación.
4. Dios es sabio. Toma la iniciativa en aproximarse del ofensor pues éste está
emocionalmente incapacitado para tomar cualquier iniciativa. El ofendido, aunque herido,
está en la mejor posición.
5. El orgullo nos dice que tiene que ser el ofensor quien inicie la reconciliación. Cuando mi
esposa y yo descubrimos este concepto, en la primer discusión acalorada, ¿quién creen
ustedes buscó primero la reconciliación? ¡Los dos! Cada uno creímos ser el ofendido.
6. Pues que bueno que ambos se consideren los ofendidos siempre y cuando no comiencen
otra discusión: “Fue mi culpa, no fue la mía, no la mía...”
D. Posiblemente tu relación esté siendo atacada por Satanás y sabes bien que la relación
presente no te llevará a ninguna parte. Lloras por encontrar una solución. Si te encuentras
desconsolado, Dios te provee dos salidas:
1. Sé tú la conexión para la reconciliación así como lo fue Cristo hacia nosotros sin
merecerlo. Escucha lo siguiente:
2. Con todo esto dicho, sería, sin embargo, injusto y hasta cierto punto cruel cerrar mi tema
en esta nota de reconciliación. Quien sabe si algún familiar o alguien de los presentes hayan
pasado por la amarga experiencia de la separación o el divorcio.
4. Hay casos donde las heridas son tan profundas que el tratar de remediarlas es como tratar
de clavar gelatina en la pared: no hay más donde se sostenga la relación.
5. Sería por lo tanto anti-cristiano, injusto, cruel juzgar a tales personas por un divorcio y
un segundo matrimonio sin haber andado en sus zapatos, sin haber experimentado un
“funeral” donde el cuerpo nunca fue enterrado.
6. Si tu sabes bien que la reconciliación no pudo ser ni podrá ser el remedio para una
situación deteriorada, Dios también es capaz de curar tal herida.
7. Cristo vino para que todos los creyentes tangamos vida abundante. Cuando el compañero
te ha quitado ese privilegio y llegaste a la situación de divorcio, Dios te entiende. Dios está
allí para ti también.
10. Él es quien vendrá siempre a tu auxilio. Busca esa intimidad así como el “el siervo
busca las corrientes de las aguas.” “Espera en él y él hará.”
11. Oremos...