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LENGUAJE Y PENSAMIENTO

MODULO 1

SEMANA 1

BASES PARA ENTENDER EL LENGUAJE Y PENSAMIENTO

1. Relaciones iniciales entre lenguaje y pensamiento

en algún momento del desarrollo temprano del niño, hay un logro sin regreso: el pensamiento y el lenguaje, si bien
siguen siendo capacidades diferentes, se entrelazan. Con ello, el pensamiento comienza a tener como una de sus
principales herramientas al lenguaje y el lenguaje comienza a ser nutrido por el pensamiento y por otras
manifestaciones de la cognición.

2. Procesamiento de información y resolución de problemas

Se considera la más compleja de todas las funciones intelectuales, y ha sido definida como un proceso cognitivo de
orden superior, que requiere la modulación y control de más habilidades fundamentales o rutinarias. Gran parte de la
resolución de problemas ocurre cuando un organismo vivo o un sistema de inteligencia artificial necesitan cambiar el
estado actual por la meta deseada. Es decir: Si un “problema” no necesita ser resuelto, es probable que el organismo o
sistema de I.A. no lo resuelva.

3. Representaciones

Las representaciones no necesariamente son modelos estáticos del mundo. Las personas también generan
representaciones acerca de relaciones o formas de interacción entre distintos objetos o sujetos, y a partir de esto
intentan predecir y adaptarse a eventos futuros.

3.1.1. El lenguaje como sistema de representación común

. Los seres humanos somos seres sociales, y las palabras nos ayudan a compartir con otros aspectos que
consideramos fundamentales dentro de nuestra representación, de modo que podamos trabajar de forma
colaborativa en la resolución de un problema.

Es importante comprender que las palabras que utilizamos no necesariamente tienen la misma representación para
otros. Además de esto, las palabras que se utilizan pueden tener connotaciones distintas que afectan su
interpretación. Uno sabe lo que está diciendo, no lo que otros le entienden.

Es importante también tomar en cuenta que estos procesos cumplen con una función evolutiva o de supervivencia;
al ser altamente social y cultural, el ser humano requiere de formas complejas de representación, que permitan
incluso dar cuenta de eventos que ya se han presentado o se presentarán en el futuro. Establecer de antemano
fuentes potenciales de alimentación o de riesgo permite prepararse y facilitar la obtención del alimento o huir antes
de que se acerque un depredador. La escritura requiere, además, pensar en un sistema lo suficientemente claro
como para no requerir de ayudas visuales o corporales a la hora de explicar esa idea o concepto a quien está
leyendo.

3.1.2. La cultura y su influencia en el lenguaje y el pensamiento


En adición, el lenguaje, como forma de representación, evoluciona de formas distintas de acuerdo a
particularidades de la cultura. La evolución de los distintos lenguajes responde a particularidades sociales e
históricas de las comunidades. Un aspecto importante de la interacción lingüística es la habilidad para
replicar formas lingüísticas y significados con un alto grado de fidelidad. La corrección de errores permite a
los interlocutores coordinarse con el significado que se intenta transmitir. Sin embargo, las redes sociales
varían considerablemente en las posibilidades de corregir errores de este tipo. Por ejemplo, vínculos sociales
más interactivos, como la interacción conversacional (llamadas, hablar en persona), permiten una mayor
corrección de errores, mientras que formas más amplias de comunicación (conferencias, comunicación
escrita, televisión) dan menores posibilidades de corregir esos errores y de aquí que haya una mayor
posibilidad de modificar la interacción del lenguaje. Estas diferencias en las estructuras de las redes sociales
pueden influenciar la naturaleza y el paso con el que un lenguaje evoluciona. En comunidades pequeñas y
con constante interacción, es menos probable que haya transformaciones constantes del lenguaje que en
las grandes sociedades industrializadas, en las cuales abundan medios masivos de comunicación.

Otra muestra de la evolución cultural del lenguaje, entendido como forma de representación conjunta, son
verbos como “googlear” o “tuitear”, los cuales hubieran carecido de cualquier sentido hace 20 años, e
incluso hoy en día para personas que no hacen parte de sociedades industrializadas y altamente
relacionadas con el internet como la nuestra.

3.1.3. Teoría de la relatividad lingüística


El principio de relatividad lingüística sostiene que la estructura de un lenguaje afecta la forma en la que los
que lo hablan conceptualiza su mundo, su visión del mundo, o de otras formas influencia sus procesos
cognitivos. Popularmente se le conoce como la hipótesis Sapir-Whorf, o Whorfianismo. Por lo general, el
principio se define en torno a dos versiones. La versión fuerte dice que el lenguaje determina el
pensamiento, y que las categorías lingüísticas limitan y determinan categorías cognitivas; mientras que la
versión débil simplemente dice que las categorías lingüísticas y el uso influencian el pensamiento y ciertas
clases de comportamiento no lingüístico.
El principio de relatividad lingüística de Whorf fue reformulado como una hipótesis comprobable por Roger
Brown y Eric Lenneberg, quieres llevaron a cabo experimentos diseñados para encontrar si la percepción del
color varía entre hablantes de lenguajes que clasificaban los colores de forma distinta. En 1969, un estudio
por los antropólogos Brent Berlin y Paul Kay, mostró una fuerte evidencia de que existen universales
semánticos en el dominio del vocabulario del color y, de hecho, parecen estar relacionados con el desarrollo
histórico de los lenguajes. Este estudio redujo ampliamente la influencia de la teoría de la relatividad
lingüística, y sólo hasta la década de los 80s una nueva escuela comenzó a examinar los efectos de
diferencias en la categorización lingüística en la cognición.

SEMANA 2

1. El cerebro y su relación con el lenguaje y el pensamiento

sustentado que tanto el lenguaje como el pensamiento están intrínsecamente relacionados con algunas
áreas específicas del cerebro.

A finales de los años 50, Paúl MacLean expandió la teoría del circuito emocional propuesta por James Papez,
y propuso la existencia de tres áreas distintas del cerebro: el complejo reptiliano, el sistema límbico y la
neocorteza. El primero se encarga de las funciones de supervivencia más básicas, tales como funciones
respiratorias, de regulación de temperatura, o el “correr o pelear”. El segundo sistema se encarga del
componente emocional y la regulación de sustancias endocrinas. Además de esto, varios sectores se
encuentran altamente relacionados con la memoria, la atención, y la personalidad. Esta parte del cerebro
interactúa, prácticamente sin mediación de la neocorteza, con el sistema reptiliano y el sistema nervioso
autónomo. Finalmente, la neocorteza corresponde a la zona más reciente de desarrollo, correspondiente al
“cerebro racional”. Está altamente relacionada con los lóbulos prefrontal y frontal. En general, los grandes
simios tenemos altamente desarrollada esta zona del cerebro. Mientras en mamíferos, como las ratas, la
neocorteza es prácticamente lisa; en los humanos y otros primates superiores tienen una gran cantidad de
curvas y arrugas, de este modo se amplía su área. La neocorteza corresponde a más de la mitad de la masa
cerebral de los humanos, y se encarga de funciones cognitivas como memorización, resolución de
problemas, concentración y lenguaje.

2. Zonas del cerebro relacionadas con el lenguaje

La mayoría de los procesos que permiten el lenguaje se llevan a cabo en diferentes áreas de asociación, existen dos
áreas bien identificadas, las cuales son vitales para la comunicación humana: el área de Broca y el Área de Wernicke,
estas áreas se ubican en el hemisferio dominante. El hemisferio izquierdo es el dominante en aproximadamente el 95%
de las personas diestras, y el 60% de las personas zurdas. Debido a esto, se considera que el lenguaje es una función
lateralizada. En la unidad 1 vimos evidencia de esto en el apartado de la teoría de la relatividad lingüística.

2.1. El área de Broca

El área de broca es una región del lóbulo frontal dominante de los humanos, cuyas funciones están vinculadas principal,
aunque no exclusivamente, a la producción del lenguaje. El procesamiento del lenguaje ha estado vinculado con esta
área desde que Pierre Paul Broca, un médico francés, que reportó discapacidad en dos de sus pacientes.

El rol esencial del área de Broca en la producción del habla se ha cuestionado dado que puede ser destruida dejando el
lenguaje prácticamente intacto. En el caso de un ingeniero, un tumor cerebral de crecimiento lento fue removido. El
tumor y la cirugía destruyeron gran parte del área de Broca, entre otros. Sin embargo, tres meses después de la
remoción el individuo tuvo mínimos problemas de lenguaje y volvió a su trabajo. Estos problemas pequeños incluían la
capacidad para crear oraciones complejas que incluyeran más de dos sujetos, múltiples causalidades, o decir lo que
otros habían dicho. Los investigadores lo explicaron debido a problemas de la memoria de trabajo. Además de esto,
atribuyeron la falta de problemas a mecanismos compensatorios de plasticidad cerebral, por medio de los cuales las
funciones cambiaron a áreas homólogas en el hemisferio derecho. El daño en el área de Broca, por lo general, se asocia
con el habla telegráfica. Por ejemplo, una persona con afasia de Broca puede decir, “llevar, mamá, tienda” cuando
quiere decir “mi mamá me llevó a la tienda hoy”. De este modo, aunque el contenido de la oración sea correcto, se
pierde la fluidez de la construcción gramatical. La afasia de Broca se asocia con individuos que saben lo que quieren
decir pero no pueden decirlo, otras variantes de afasia se asocian con la comprensión, o con la producción de lenguaje
con sentido, como veremos más adelante.

2.2. El área de Wernicke

Está involucrada con la producción del lenguaje hablado y escrito. Daños en esta área resultan en una afasia receptiva y
fluida. Esto significa que la persona puede conectar las palabras, pero estas carecen de significado. Por el contrario de la
afasia no fluida, en la cual las personas usan palabras con sentido, pero de una forma no fluida, telegráfica, como se
mencionó en el apartado anterior. El área homóloga en el hemisferio opuesto tiene un rol en el procesamiento de
palabras ambiguas o de varios significados, por lo general en el procesamiento y resolución de los significados
subordinados (aquellos que se usan menos). Por el contrario, el área de Wernicke procesa los significados dominantes
de las palabras (los más usados).

El área de Wernicke es llamada así por Carl Wernicke, un neurólogo y psiquiatra alemán que hipotetizó un vínculo entre
la parte posterior de la sección superior del giro temporal y la mímica de algunas palabras y sílabas que presentaban
algunos pacientes, como imitando las imágenes motoras de palabras habladas. Lo hizo en base a la ubicación de algunos
daños cerebrales que ocasionaban afasia. La afasia receptiva, en la que se preservan estas habilidades, también se
conoce como Afasia de Wernicke. En esta enfermedad hay un daño severo en la comprensión del lenguaje, mientras que
el habla mantiene un ritmo que suena natural y una sintaxis relativamente normal; esto resulta en un lenguaje que en
general carece de sentido. Si bien la evidencia de neuroimágenes y lesiones por lo general soporta la idea de que una
disfuncionalidad o daño en el área de Wernicke es común en las personas con afasia receptiva, no siempre es así.
Algunas personas podrían usar el hemisferio derecho para el lenguaje, y el daño aislado de la corteza del área de
Wernicke podría no causar una afasia receptiva severa. Incluso cuando pacientes con lesiones en el área de Wernicke
tienen dificultades de comprensión, estas no suelen estar restringidas al procesamiento del lenguaje solamente. Por
ejemplo, un estudio encontró que pacientes con lesiones posteriores también tenían problemas comprendiendo sonidos
no verbales como los emitidos por animales o máquinas. De hecho, para el área de Wernicke, los daños en sonidos no
verbales eran mayores que los de sonidos verbales.

3. Zonas del cerebro asociadas con el pensamiento racional y de resolución de problemas


3.1. Lóbulo frontal

El lóbulo frontal contiene la mayoría de las células sensitivas a la dopamina de la corteza cerebral. El sistema
dopaminérgico está asociado con el refuerzo, la atención, la memoria a corto plazo, la planeación, y la motivación. La
dopamina tiende a limitar y seleccionar información sensorial que llega del tálamo al procencéfalo (la parte anterior del
cerebro). Las funciones del lóbulo frontal involucran la habilidad para proyectar consecuencias futuras de acciones
actuales, la elección entre bueno y malo (o bueno y mejor), la supresión de respuestas socialmente inadecuadas, y la
determinación de similaridades y diferencias entre cosas o eventos. Esto implica que la mayor parte de la regulación
final de la conducta y de la planeación tiene lugar en este lóbulo. El mal funcionamiento o daños en esta área pueden
implicar deficiencias en procesos de atención, memoria, regulación social y planeación de las propias acciones. Además
de esto, el lóbulo frontal controla funciones motoras, y parte de nuestra comprensión visual (ver figura 5). La mayoría de
las funciones relacionadas con el pensamiento, representación y resolución de problemas están relacionadas con la
corteza prefrontal.

3.2. La corteza prefrontal

Este término hace referencia a las habilidades para diferenciar entre pensamientos conflictivos, determinar
consecuencias posibles, hacer comparaciones, planear hacia una meta, y controlarse socialmente. La corteza prefrontal
ayuda al aprendizaje de reglas concretas, mientras que otras regiones de la corteza frontal ayudan a aprender reglas a
niveles de abstracción más altos.

La memoria de trabajo, mencionada anteriormente, es un concepto utilizado para referirse a la cantidad de información
que el cerebro puede manejar a la vez. Básicamente, el cerebro tiene un límite de información simultánea, en este caso
la corteza prefrontal tiene entre sus funciones evitar que información innecesaria llene ese límite de espacio,
suprimiéndola y enfocándose en información relevante y que ayude en la resolución de la tarea.

Semana 3

¿Qué es el lenguaje?

Se llama lenguaje a la habilidad de adquirir y usar sistemas complejos de comunicación, particularmente a la habilidad
humana de hacerlo. Un lenguaje es cualquier ejemplo específico de un sistema, como el mencionado anteriormente. El
lenguaje humano tiene propiedades de productividad, es decir, se pueden crear nuevas palabras usando recursos
previos (ejemplo: el verbo googlear mencionado en la cartilla anterior); recursividad, es decir la capacidad para
reutilizarse a sí mismo, por ejemplo, una frase puede ser parte de otra, esta de una tercera, y así sucesivamente, sin un
límite de la cantidad de palabras que puede tener; y desplazamiento, es decir, que se puede hacer referencia a cosas
que no están presentes en el momento, como eventos pasados, futuros, o distantes.

Origen y evolución del lenguaje

Se cree que el lenguaje se originó cuando los primeros homínidos comenzaron a cambiar gradualmente sus sistemas de
comunicación primate, desarrollando una teoría de la mente, es decir, asumiendo que los otros también pueden percibir
o pensar como yo, y de este modo pueden también compartir una intencionalidad. Este desarrollo se considera que
coincidió con un incremento en el volumen del cerebro. Incluso algunos lingüistas plantean que las estructuras del
lenguaje evolucionaron para servir a funciones comunicativas y sociales específicas.
Los lenguajes evolucionan y se diversifican a través del tiempo, y la historia de su evolución suele reconstruirse
comparando lenguajes modernos para determinar qué rasgos les han compartido sus lenguajes ancestrales. Las lenguas
romances, o románicas, descienden del latín. Las más habladas son el español, el francés, el italiano y el portugués.
Entre estas, es posible encontrar varios rasgos comunes, y los hablantes de un idioma pueden aprender otro de estos de
forma más similar que idiomas más distantes o de otra familia lingüística, como lo son el japonés o el mandarín.

Las lenguas romances tienen una mayor cantidad de conceptos compartidos frente a aquellas de la familia hindi o
germánica, esto puede deberse al momento histórico en que comenzaron a diferenciarse. Mientras que hay evidencia
del lenguaje protogermánico hacia el año 200 D.C., e idiomas como el alemán y el inglés comenzaron a adquirir una
identidad propia poco después. El latín se habló durante mucho más tiempo antes de que cayera en desuso por la
popularización de lenguas como el español o el francés, e incluso se consideró el idioma formal hasta prácticamente el
siglo XIX. La evolución de los distintos lenguajes nos da también luces acerca de cómo el lenguaje debe comprenderse,
no sólo como una habilidad del individuo, sino también como una herramienta social que está en constante
transformación.

Teorías sobre la adquisición del lenguaje

La capacidad para usar el lenguaje de forma exitosa requiere que uno adquiera un rango de herramientas fonológicas,
morfológicas, sintácticas, semánticas, y un vocabulario extenso. El lenguaje puede ser hablado o de señas. El lenguaje
escrito usualmente hace referencia a un lenguaje particular adquirido previamente, siendo una forma de representación
particular del mismo. Si bien la capacidad del lenguaje humano es finita, uno puede decir y entender un número infinito
de oraciones, lo cual se basa en el principio de recursividad mencionado en la primera parte. Existen dos mecanismos
principales en la adquisición de la primera lengua, el primero es que la percepción del habla siempre precede a la
producción, y el segundo que el sistema gradual por medio del cual un niño aprende un lenguaje está construido un
paso a la vez, comenzando con la distinción entre fonemas individuales.

Aproximaciones generales: ¿Innato o aprendido?

Un debate principal en la comprensión de la adquisición del lenguaje es cómo esas capacidades son aprendidas por los
niños a partir de las “entradas lingüísticas”. Una entrada en el contexto lingüístico se define como todas las palabras,
contextos, y otras formas de lenguaje a las que el aprendiz está expuesto, relativas a la adquisición de ese primer
idioma. Los innatistas, como Noam Chomsky, se han enfocado en la naturaleza tremendamente compleja de la
gramática humana, frente a lo ambiguas y restringidas que son las entradas que el niño recibe, y las habilidades
cognitivas relativamente limitadas de un niño.

El interaccionismo social

A diferencia de otras aproximaciones, esta enfatiza el rol de la retroalimentación y el refuerzo en la adquisición del
lenguaje. Específicamente, dice que mucho del aprendizaje lingüístico de un niño tiene raíz en el modelamiento y la
interacción con sus padres y otros adultos, quienes con frecuencia le dan corrección instructiva (Ejemplo: no se dice
morido, se dice muerto). En esto tiene cierta similitud con las posiciones conductistas sobre el lenguaje, aunque difiere
sustancialmente en que afirma la existencia de un modelo social-cognitivo y otras estructuras mentales dentro de los
niños. Otra idea clave dentro de la teoría del interaccionismo social es la de la Zona de desarrollo próximo. Vygotsky
(1931) Este constructo plantea que existen una serie de tareas que el niño puede hacer con ayuda de otro, pero no solo.
Aplicado al lenguaje, describe el grupo de tareas lingüísticas (sintaxis apropiada, uso adecuado del vocabulario, etc.) que
un niño no podría hacer por sí mismo en un momento dado, pero puede aprender si es asistido por un adulto que sí
puede.
Teoría del marco relacional

La teoría del marco relacional introdujo el concepto del contextualismo funcional en el aprendizaje del lenguaje, el cual
enfatiza la importancia de predecir e influenciar eventos psicológicos, tales como los pensamientos, sentimientos, y
comportamientos, enfocándose en variables manipulables en su contexto. A diferencia de las teorías del reforzamiento
de Skinner, la teoría del marco relacional identifica y define un tipo particular de condicionamiento operante conocido
como respuesta relacional derivada, un proceso de aprendizaje que, hasta la fecha, sólo parece ocurrir en los humanos
que poseen la capacidad del lenguaje. Los estudios que soportan las predicciones de esta teoría sugieren que los niños
aprenden el lenguaje a través de un sistema de reforzadores inherentes, lo cual se opone a la idea de que la adquisición
del lenguaje está basada en capacidades cognitivas innatas, específicas del lenguaje.

Emergentismo

Las teorías emergentistas afirman que la adquisición del lenguaje es un proceso cognitivo que emerge de la interacción
de presiones biológicas y el ambiente. E. Bates, B. MacWhinney (1987) De acuerdo con estas teorías, ni lo biológico ni la
crianza por sí solas son suficientes para generar el aprendizaje del lenguaje; ambas influencias deben trabajar juntas
para permitir que el niño adquiera el lenguaje. Los proponentes de estas teorías argumentan que hay procesos
cognitivos generales que ayudan en la adquisición del lenguaje, y que el resultado final de esos procesos son fenómenos
específicos del lenguaje, como el aprendizaje de palabras y la adquisición de gramática.

Generativismo

La gramática generativa, asociada especialmente con el trabajo de Noam Chomsky (1965), es una de las aproximaciones
actuales a la adquisición de la sintaxis por parte de los niños. La idea general es que la biología humana impone
condiciones estrechas en el “espacio de hipótesis” del niño (es decir, la cantidad de opciones que considera posibles)
durante la adquisición del lenguaje. En el marco de principios y parámetros, la adquisición de la sintaxis es como escoger
de un menú: el cerebro humano viene equipado con una variedad de opciones limitada, de las cuales el niño selecciona
las opciones correctas usando el habla de sus padres, en combinación con el contexto.

Empiricismo

Aunque la teoría de Chomsky (1965) de una gramática generativa ha sido enormemente influyente en el campo de la
lingüística, muchas críticas a los supuestos básicos de la teoría generativa han sido presentadas por los lingüistas
cognitivos-funcionalistas, quienes argumentan que la estructura del lenguaje se crea a través del uso del lenguaje. Estos
lingüistas argumentan que el concepto de un dispositivo de adquisición del lenguaje, como el propuesto por Chomsky,
no está soportado por la antropología evolutiva, la cual tiende a mostrar una adaptación gradual del cerebro humano y
las cuerdas vocales al uso del lenguaje, más que una aparición repentina de un conjunto de parámetros binarios
delineando todo el espectro de posibles gramáticas que pueden haber existido y existirán. Por otro lado, los teóricos
cognitivo-funcionalistas usan estos datos antropológicos para mostrar cómo los seres humanos han evolucionado en la
capacidad para la gramática y la sintaxis para cumplir con nuestras necesidades de símbolos lingüísticos.

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