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Monarquía
Pese a las dificultades que se ofrecen a la hora de interrogar sobre los comienzos de Roma,
sabemos que el régimen político de la Roma Antigua fue la monarquía que descansaba en tres
órganos: rey, senado y asambleas o comicios.
El rey es sumo sacerdote, jefe del ejército, juez supremo y cabeza rectora de la civitas. Está
asistido por el Senado al que pertenecen los patres o jefes de las gens fundadoras de la civitas.
Es probable que posteriormente fuera el rey quien designara a los senadores, ya sea por propia
decisión o refrendado por el mismo Senado. El senado, a su vez, refrenda la validez de los
acuerdos tomados por las Asambleas populares.
Hacia el año 510 a.C., una revolución pone fin al poder despótico del último Tarquino. La
instauración de la República no significa una ruptura violenta con la constitución monárquica.
Pasará largo tiempo hasta que el rey se vea convertido en simple jefe de los asuntos religiosos.
República
La república se caracteriza por la armonía existente entre los tres órganos de la comunidad: la
magistratura, los comicios y el Senado.
Entre los principales magistrados figuran los dos cónsules, jefes anuales del Estado y del
ejército; los pretores, encargados de administrar justicia; los dos censores; los dos ediles curules,
policía ciudadana; los quaestores ; el dictador; magistrado único, supremo y extraordinario que
sustituye a los cónsules en momentos de grave peligro para la República.
Los comicios son las asambleas populares y son tres: las curias, las centurias y las tribus, a las
que también añadimos las asambleas de la plebe.
Las curias pierden eficacia en la república a favor de las centurias, que intervienen en la
elección de los magistrados con imperium y de los censores, así como en la votación de las
leyes propuestas por tales magistrados. Hay un total de 192 centurias.
Las asambleas de la plebe son 35 y eligen por votación al tribuno de la plebe que los presidirá,
para, posteriormente, votar los plebiscitos propuestos por éste o acoger la provocatio contra
determinadas penas impuestas por el mismo.
Las tribus son las mismas asambleas de la plebe en cuento convocados por los magistrados cum
imperio, sea para elegir los magistrados menores, sea para la votación de las leyes.
El número de senadores ha variado a lo largo de la historia desde 300 hasta 900 (lo normal eran
600). El nombramiento de senadores recae en ex magistrados y con la entrada de la ley Ovinia
la designación se hace por cónsules cada lustro.
En los comienzos del siglo III a.C., Roma se asoma al Mediterráneo para hacerlo latino. La
vieja constitución política ya no sirve para el gobierno de un fabuloso territorio. Las ideas y el
espíritu de Grecia y de Oriente operan fuertemente sobre la vieja mentalidad romana. Surge una
potente clase capitalista – los équites -, en tanto que disminuye la vieja aristocracia senatorial y
sobreviene la ruina de las clases medias. Las graves consecuencias derivadas del ensanche del
territorio, junto con las luchas y antagonismos entre las clases, producen una crisis que,
afectando a los órdenes político, económico y social, tendrá que dar paso a un mando
excepcional, llevándose consigo la República.
La solución está en casar la urbe con la orbe, la ciudad y sus inmensos contornos provinciales,
de forma que Roma sea en todos y todos en Roma. Depositada la confianza del pueblo romano
en Octavio, asume aquél la tarea de restaurar la paz y la justicia, superando el caos moral,
político y económico de los últimos tiempos.
Principado
Octavio Augusto instaura, en el año 27 a.C., el Principado, fórmula política muy discutida.
Varias son las tesis que pueden definir el régimen augusteo: tesis de la restauración monárquica,
de la restauración republicana, de la idea del protectorado. Pero lo real es que la República
sigue, continúa, salvo que de otra forma. A la República sine rege sucede la República (esto es
lo chocante) cum príncipe. No es fácil congeniar la vieja y querida manera de vida en común –
la republicana - con esa otra a la que fuerza el Poder incardinado en una sola persona, el
princeps.
El princeps acumula en su persona una serie de títulos y facultades que le son concedidas por
los órganos republicanos supervivientes. Augusto asume una serie de poderes que le colocan en
situación preeminente sobre los demás órganos constitucionales, que quedan subordinados a
éste.
A la muerte de Alejandro Severo se produce una gran crisis que duraría 50 años, hasta
Diocleciano. Fueron los últimos 50 años del Principado, llenos de luchas y pronunciamientos
que tenían por centro, sobre otro, el problema de la sucesión en la jefatura del Estado, unido a
otros problemas tales como la quiebra de la autoridad en el interior, el conflicto entre el Imperio
Romano y el Cristianismo, la crisis económica, la irrupción creciente de los bárbaros y la
extensión desmedida de los territorios.
Dominado
Con Diocleciano, nombrado emperador por las tropas, se impone el absolutismo al estilo
oriental. El emperador se convierte en jefe y señor único, árbitro pleno de la vida pública.
Bajo el Imperio absoluto, el Senado se convierte en simple corporación municipal, y las viejas
magistraturas quedan muy reducidas.
Época arcaica
La época arcaica del Derecho Romano se inicia con la fundación de Roma. Casi trescientos
años después de ésta, tiene lugar la promulgación, por un colegio de diez magistrados llamados
decemviri, de la Ley de las XII Tablas, hacia el año 450 a.C., y termina hacia el año 130 a.C.,
cuando se legitima, por medio de la ley Ebucia, el nuevo «procedimiento formulario» para
resolver los conflictos. Durante esta época, el Derecho consiste principalmente en la
interpretación que hacen los juristas, todavía rudimentaria aunque con aportaciones importantes,
de la Ley de las XII Tablas. El procedimiento para resolver los conflictos es principalmente el
que está previsto en esa ley, por lo que se denomina procedimiento de las «acciones de la Ley».
Desde el punto de vista político, esta época comprende la transición de la monarquía a la
República, la cual queda ya configurada a mediados del siglo IV a.C., y alcanza su mayor
desarrollo hacia el siglo II a.C.
Época clásica
La época clásica comienza en el año 130 a.C. con la legitimación del nuevo procedimiento
formulario, que, junto con otros factores, permitirá el gran desarrollo de la ciencia jurídica,
gracias a la existencia de un grupo de juristas (o «jurisprudencia») independientes del poder
político y conscientes de la objetividad y valor de su propio saber. Termina hacia el año 230
d.C, que coincide aproximadamente con la muerte de los últimos juristas clásicos, y la
generalización de un nuevo procedimiento, primeramente llamado «procedimiento
extraordinario», y luego «procedimiento cognitorio». Es la época en que el Derecho Romano
alcanza su mayor esplendor, y por consiguiente la que preferentemente debe ser estudiada como
modelo para la formación jurídica de los estudiantes. Comprende tres etapas: i) la primera etapa
clásica, del 130 al 30 a.C.; ii) la etapa clásica central, del 30 a.C. al 130 d.C.; y iii) la etapa
clásica tardía, del 130 al 230 d.C.
Desde el punto de vista político, coincide con la crisis de la República (s. I a.C.) y la
instauración por Augusto (s. I d.C.) de un nuevo régimen político, el «Principado»,
caracterizado por la concentración del poder y la autoridad en una sola persona, el «príncipe» o
primero entre los ciudadanos. En este régimen se mantienen las instituciones republicanas,
aunque evidentemente debilitadas, pues se entiende que el príncipe es el protector de la
República.
Época postclásica
La época posclásica va del 230 d.C. al 530 d.C. Durante ella prevalece el procedimiento
cognitorio y deja de haber una jurisprudencia independiente. Entonces el Derecho se concibe
principalmente como expresión de la voluntad del emperador. Comprende tres etapas: i) etapa
Diocleciana, del 230 al 330; ii) etapa Constantiniana, del 330 al 430; y iii) etapa Teodosiana, del
430 al 530.
Concluye con la compilación del Derecho que ordenó hacer el emperador Justiniano. Desde el
punto de vista constitucional, la etapa se inicia con la severa crisis del siglo III que dio lugar a la
instauración de una nueva organización imperial, fuertemente centralizada y burocrática,
conocida con el nombre de «Dominado» o «Imperio absoluto», que termina claramente con toda
apariencia republicana. Es propia de este régimen la división del Imperio en dos secciones,
Occidente y Oriente, cada una con su respectiva capital, Roma y Constantinopla.
Época Justinianea
La época justinianea comprende desde el 527 d.C. hasta el 565 d.C. En este tiempo, el
emperador Justiniano pretende recuperar el esplendor de la Roma clásica usando como señas de
identidad la religión cristiana, el ejército y el derecho creado por los juristas clásicos, el cual
recopila en una obra que llamamos Corpus Iuris Civilis, que llegará a la Edad Media y dará a
conocer el Derecho romano. Pese a ello, no logró cumplir su deseo, que era reunificar el
Imperio Romano.
Acciones de la Ley
Poco se sabe de estas acciones, pero su número debió de ser reducido. El procedimiento
consistía principalmente en declaraciones formales, que tenían que cumplirse puntualmente.
La más antigua parece haber sido la legis actio sacramento in rem (acción de la ley respecto del
juramento sobre una cosa). Servía para que el propietario pudiera reclamar una cosa suya a
quien la tuviera. El actor tenía que declarar formalmente (originalmente parece haber sido un
juramento) que una determinada cosa era suya, y depositar una cantidad de dinero como apuesta
de que su declaración era verídica; el demandado hacía lo mismo. El juicio consistía en decidir
cuál de las dos declaraciones era la verdadera. Quien ganaba, se apoderaba de la cosa y
recuperaba su apuesta; el otro, perdía la apuesta a favor del erario público o del templo.
Hubo otra acción denominada manus iniectio (apoderamiento), que servía para que el acreedor
se apoderara de la persona de un deudor que no pagaba. Parece ser que esta acción luego se
convirtió en una forma de ejecución, es decir de cumplimiento coactivo, que seguía a un juicio,
fundado en las declaraciones formales sobre la existencia de una deuda, en el cual se había
demostrado el incumplimiento del deudor.
Procedimiento Formulario
Hacia el año 130 a.C. se publicó la ley Ebucia que admitió una nueva manera de proceder en los
juicios de reclamación de deudas de objeto cierto. En vez de la declaración oral del actor y del
emplazamiento para elegir un juez, se admitió que el actor y el demandado convinieran un breve
escrito o «fórmula», en el cual indicaban el nombre del juez que resolvería el conflicto y le
daban la instrucción de condenar al demandado a la cantidad de dinero exigida por el actor (o a
la cantidad de dinero equivalente si se reclamaba otra cosa), si resultaba demostrada la
existencia de la deuda.
Este modo de proceder resultaba más ágil, pues no hacía falta cumplir las formalidades rígidas
de las acciones de la ley, y además con la ventaja de la flexibilidad de poder acordar una
fórmula que se ajustara a cada caso concreto.
La ley Ebucia autorizó como legítimos los juicios con fórmula escrita sólo para las
reclamaciones de deudas de cantidad cierta. Otro tipo de reclamaciones, como las de una cosa
específica o las de una cantidad incierta no podían ser tramitados con fórmula escrita en juicios
legítimos.
El pretor podía establecer juicios que no estaban previstos en las leyes, a los cuales se designaba
como «juicios imperiales» por estar fundados en el imperio del pretor. Dada la conveniencia del
procedimiento por fórmula escrita, el pretor fue admitiendo juicios con fórmula escrita para otro
tipo de reclamaciones, con lo cual se fueron sustituyendo, poco a poco, las antiguas acciones de
la ley.
Finalmente, la ley Julia de juicios privados (a. 17 a.C.) y la ley Flavia municipal de Augusto,
reconocieron la legalidad del nuevo procedimiento por fórmula escrita para todo tipo de
reclamaciones, por lo que desaparecieron las acciones de la ley, salvo para algunas
reclamaciones específicas.
El procedimiento formulario se introduce con la ley Ebucia el año 130 a.C. y coexiste con el
antiguo procedimiento durante más de un siglo, hasta que finalmente se convierte en el
procedimiento ordinario con la expedición de las citadas leyes de Augusto. Este es el
procedimiento propio de la época clásica.
El ius civile tiene otras fuentes provenientes de la potestad de los comicios, los magistrados y,
durante el Principado, del Príncipe, como son: las leyes comiciales, los edictos, los
senadoconsultos y los rescriptos. El contenido de estas fuentes, cuando se refieren al derecho
privado, se originaba muchas veces en recomendaciones o consejos de los juristas, y su
aplicación pasaba por la labor de interpretación que hacían los juristas a fin de que las órdenes
de la potestad no desvirtuaran el saber autónomo del ius. Se refleja así en las fuentes jurídicas el
equilibrio entre la potestad y la autoridad, propio de la constitución republicana.
Ley (Lex)
En general, la ley (lex) es una declaración de potestad que vincula al que la emite y a quien está
dirigida. Hay leyes privadas y leyes públicas.
La ley privada (lex privata) es la que declara alguien que dispone de una cosa propia, por
ejemplo la prohibición que impone el vendedor de un esclavo para que el comprador no lo haga
vivir fuera de Roma, o el testamento por el que un padre de familia determina cómo va a
repartirse su patrimonio entre sus herederos.
La ley pública (lex publica) es la que declara el magistrado (rogatio) y es aprobada por los
comicios (iussum Populi); en época republicana solía también exigirse la autorización del
Senado (auctoritas patrum). El contenido de la ley lo determina el magistrado en su rogatio. Los
comicios no pueden modificarlo, sino solamente aprobarlo o rechazarlo.
La ley es pública porque vincula a todos los ciudadanos y por eso su texto se expone en público.
Los ciudadanos tienen el deber de conocerla, por lo que no pueden excusarse de cumplirla
alegando que la ignoraban.
Encontramos cuatro órdenes de leyes según la sanción o pena que se le aplique al hecho:
Por tanto, la consecuencia es doble: se produce la nulidad y además se impone otra sanción.
2. Leges perfectae
Aquellas en las que la violación produce únicamente el efecto de la nulidad del acto sin que se
sobreañada sanción alguna para el infractor de la norma.
4. Leges imperfectae
Aquellas normas cuya infracción no solamente no produce la nulidad del acto, sino que tampoco
imponen sanciones al infractor. Son muy numerosas, especialmente en el ámbito del Derecho
público y del Derecho internacional, a pesar de que gran parte de la doctrina no las acepta como
normas jurídicas.
Plebiscitos
El plebiscito es la deliberación de la plebe en su asamblea. En palabras de Gayo, “lo que la
plebe ordena y establece”. El plebiscito es, al principio, un mandato de la plebe y para la plebe.
Tras la Lex Hortensia (287 a.C.), se produce lo que conocemos como “Exaequatio”, es decir, el
plebiscito se equipara a la ley obligando también a los patricios. A partir de entonces, ley y
plebiscito no se diferencian.
Constituciones Imperiales
Desde el imperio de Adriano, todos los juristas de categoría formaban parte del consejo del
emperador o cancillería imperial (concilium principis). El emperador asumió la función de dar
respuestas, con auxilio de su cancillería, a las consultas que se le hacían por escrito,
sustituyendo así la labor que antes hacían los juristas.
Los rescriptos eran respuestas a casos concretos, pero era natural que se consideraran como un
precedente ejemplar que podía aplicarse a casos semejantes. Por eso parecen haberse hecho
registros oficiales en donde aparecían resúmenes de los rescriptos, que podían ser consultados
por el público.
Entrado el Dominado, la fuente del Derecho pasó a ser completamente la voluntad del
“Dominus”, lo que el príncipe estimara conveniente (quod principi placuit, legis habet vigorem)
Además, el príncipe estaba al margen de las leyes. (Princeps legibus solutus).
Fuentes del Ius Honorarium
El derecho honorario surgió de la jurisdicción de los magistrados romanos, en especial de los
pretores. Si nos referimos a la definición de éste de Papiniano, se entiende por derecho
honorario el introducido por los pretores para ayudar, suplir o corregir al derecho civil.
Edictos
Los magistrados pueden dar edictos, es decir exponer en público disposiciones relativas a su
encargo. El contenido de estos edictos forma el «derecho honorario», porque las magistraturas
se llamaban, por ser gratuitas, honores. El derecho honorario, que procede de la potestad de los
magistrados, se distingue claramente del derecho civil elaborado por la jurisprudencia.
Para el derecho privado tuvieron mucha importancia sobre todo los edictos de los pretores,
encargados de solucionar los litigios. El edicto del pretor contenía las disposiciones conforme a
las cuales iba a resolver los litigios. Señalaba ahí, entre otras cosas, quiénes podían presentarse a
iniciar un juicio, cómo podían ser representados y las «fórmulas» de las acciones, en las que se
precisaban los casos que podían juzgarse.
El pretor emitía un edicto al comienzo de su magistratura para que rigiera durante todo el año
(edictum perpetuum), pero en cualquier momento podía emitir otro (edictum repentinum).
Era natural que al entrar un nuevo pretor, no hiciera un edicto totalmente nuevo, sino que
tomara el de su antecesor y le introdujera algunos cambios. Esta posibilidad de revisar y
modificar el edicto del pretor cada año permitió que el derecho honorario fuera, especialmente a
fines de la República y comienzos del Principado, un derecho flexible donde podían
introducirse las novedades que los juristas iban sugiriendo y suprimirse lo que la experiencia
demostraba que no funcionaba.
Con el paso del tiempo se fue estabilizando un texto del edicto que se transmitía de pretor a
pretor sin modificaciones (edictum traslatitium). La estabilización del edicto llega a término
cuando el emperador Adriano, hacia el año 130 d.C., ordena al jurista Juliano que haga una
redacción definitiva del mismo, la cual fue aprobada por el Senado. Con esta codificación del
Edicto, éste deja de ser una obra de los pretores y se convierte en una especie de libro jurídico,
que tiene una autoridad semejante a la de los otros libros escritos por los juristas. En la época
posclásica se le llamará «Edicto Perpetuo».
Senadoconsultos
Las decisiones del Senado o senadoconsultos, tomadas por mayoría de votos, eran
originalmente, en la constitución republicana, consejos dirigidos a los magistrados. No se
referían a las materias propias del derecho civil, ni eran fuentes del derecho civil.
En tiempo del Principado, como ya no se reúnen los comicios, el príncipe va a formular leyes
que envía al Senado para que fueran ahí aprobadas y publicadas en forma de senadoconsultos.
Estos nuevos senadoconsultos, sobre todo los del siglo I d.C., van a afectar el derecho privado
de manera importante, tales como el senadoconsulto Macedoniano, que afectó a las reglas sobre
el préstamo de dinero a los hijos de familia; o el senadoconsulto Neroniano (quizá del año 61
d.C.) sobre los legados; o el senadoconsulto Veleyano (s. I d.C.), que afecta las fianzas y otras
formas de garantía prestadas por mujeres.
Como el senadoconsulto no era fuente del derecho civil, la forma como se hicieron valer sus
disposiciones fue por medio del edicto del pretor. Éste incluía en su edicto acciones o
excepciones (defensas del demandado) para hacer efectivas las prescripciones de los
senadoconsultos.
Por ejemplo, para hacer valer la prohibición del senadoconsulto macedoniano de prestar
dinero a los hijos de familia, los juristas, que conforme al ius civile enseñaban que quien
recibía una cantidad de dinero tenía el deber de devolver otra igual, aconsejaron al pretor que
incluyera en su edicto una excepción a favor del hijo de familia que lo defendiera de la acción
del acreedor para exigir el pago; de este modo no se modificaba el derecho civil, pues seguía
siendo deber del deudor pagar la cantidad prestada, y al mismo tiempo se respetaba la
prohibición del senadoconsulto, pues el acreedor no podía exigir lo prestado cuando el deudor
le oponía la excepción del senadoconsulto Macedoniano.
La actividad de los juristas consiste principalmente en dar respuestas (respondere) a casos que
les proponen los particulares, pero también los jueces o magistrados. Las respuestas que dan los
juristas suelen ser aceptadas y seguidas por la autoridad o saber que se les reconoce ( agere,
indicar la acción oportuna). Las respuestas que dan en público son breves, pero en privado
explican a sus discípulos las razones que los llevaron a darlas. Cada respuesta sirve como
precedente o ejemplo para resolver casos semejantes (cavere, la formulación de las respuestas).
Procede así la jurisprudencia casuísticamente, resolviendo casos concretos, y extendiendo las
soluciones concretas a casos semejantes; sólo excepcionalmente formulan reglas generales.
Por este camino la jurisprudencia llega a formar el derecho como un saber autónomo, que tiene
sus propias nociones, reglas y métodos, aunque no deja de tener en cuenta los datos sociales en
que se aplica (organización política, esclavitud, organización familiar, etc.), la utilidad práctica
y la naturaleza misma de las cosas a que se refiere. Para esta época ya queda fijada la
terminología jurídica y el cuadro general de las instituciones.
En principio, los juristas no actúan como abogados, defendiendo causas en juicio. El trabajo de
la abogacía lo dejan a los expertos en el arte de persuadir, es decir a los expertos en la Retórica
(oradores o retores).
La Jurisprudencia republicana
La jurisprudencia clásica aparece en el último tercio del S.II a.C. Para entonces ya se ha
secularizado y separado definitivamente el ius civile del ius divinum. Se tienen como sus
fundadores a Manio Manilo, Marco Junio Bruto y Publio Mucio Escévola, cuyo hijo Quinto
Mucio Escévola es el jurista más representativo de esta etapa. Él publicó la primera exposición
ordenada del ius civile, enriqueciendo la tradición del derecho romano con la incorporación del
método de la dialéctica griega.
La Jurisprudencia imperial
El apogeo de la jurisprudencia (30 a.C. a 130 d.C.) coincide con el inicio del Principado.
Durante esta etapa, la jurisprudencia romana alcanza su mayor nivel científico. Los juristas son
conscientes de la independencia de su ciencia, que separan claramente de otras como la Retórica
o la Gramática. Para entonces ya tienen el número completo de las instituciones jurídicas y
cuentan con un lenguaje técnico propio.
Hay dos grandes juristas, Labeón y Juliano, que son como los signos del comienzo y fin de esta
etapa.
Labeón (muerto en el año 42 d.C.) era un jurista apegado a la tradición republicana que no se
acomodó al nuevo régimen. Vivía plenamente su oficio, dando consultas, formando nuevos
juristas y escribiendo libros. Su obra influyó poderosamente, principalmente sus «Comentarios
al Edicto del Pretor» y sus «Respuestas». Conformó una escuela en la que se integraron juristas
como Nerva, padre e hijo, Próculo, Celso y Neracio, que fue posteriormente conocida como
escuela «Proculeyana».
Juliano (nacido hacia el año 100 y fallecido después del año 175) fue, en cambio, un jurista del
nuevo régimen: miembro del consejo del emperador Adriano, cónsul en el año 148 y
nuevamente en 175, gobernador de varias provincias; fue él quien hizo la redacción definitiva
del Edicto del pretor. Perteneció a otra escuela, fundada por Cayo Casio Longino, que se
conoció como escuela «Sabiniana», en honor del jurista Sabino, su maestro. Éste fue un jurista
de origen humilde pero muy favorecido por el emperador; escribió varias obras, pero la
principal fue su «Derecho Civil», que venía a completar la de Quinto Mucio Escévola.
No obstante el esplendor que alcanzó la jurisprudencia en esta etapa, desde el inicio de la misma
se introdujo un elemento que la llevaría a su decadencia. El príncipe, como primero entre todos
los ciudadanos, reclama para sí toda la potestad que tenían los magistrados, así como la
autoridad del senado y de los juristas, y si bien durante cierto tiempo respetó la autoridad del
senado, para mantener las apariencias republicanas, no obró del mismo modo respecto de la
autoridad de los juristas.
El emperador Tiberio inició un sistema, que siguieron sus sucesores, de autorizar a ciertos
juristas para que pudieran dar respuestas con la autoridad del príncipe (ius respondendi ex
auctoritate principis). De esta manera hizo que las respuestas de los juristas no valieran por la
autoridad o saber del jurista que la daba, sino por haber sido autorizado por el príncipe. La
consecuencia de esto fue que los juristas, si querían influir, tenían que ganarse el favor del
príncipe, con lo cual la jurisprudencia perdió su independencia.
Escriben obras de los mismos tipos que la jurisprudencia anterior, pero tienen predilección por
hacer grandes comentarios ad Edictum y ad Sabinum (al Edicto del Pretor o al Derecho Civil de
Sabino), en los que logran recopilar la obra de los predecesores, a quienes citan constantemente.
La mayor parte de los fragmentos que se conservan en el Digesto provienen de estos
comentarios de Paulo y Ulpiano. Aparecen nuevos tipos de libros: los que se ocupan de los
deberes y facultades de funcionarios públicos, como los que se refieren a los deberes de los
gobernadores (de officio proconsulis); los que son colecciones de reglas generales, separadas de
la casuística y fáciles de retener (regulae, sententiae, definitiones), que tendrán mucho éxito en
la época posclásica, y los libros destinados a la enseñanza elemental del derecho (institutiones).
- Obra generalista
MUY IMPORTANTE
Única obra que se conserva prácticamente entera sin estar sometida al filtro Justinianeo.
Pasamos ahora a las obligaciones, cuyo principal división abarca dos clases; pues todo
obligación o nace de contrato o nace de delito.
Veamos primero las que nacen de contrato. De estas hay cuatro géneros, por lo contrato pueden
ser reales (entrega en depósito de un objeto), verbales, literales (escritos) o consensuales
(consentimiento de ambas partes).
- Digesto (Digesta): obra antológica que recogía la doctrina que elaboraron juristas y y que se
transmitió por medio de los libros que escribieron.
- Código Justiniano (Codex Justiniani): recoge en una colección las leyes dictadas por otros
emperadores y por el mismo.
- Instituciones de Justiniano (Justiniani Institutiones): libro elemental para la enseñanza del
derecho.
- Durante la edad media la compilación de Justiniano se completó con un cuarto libro basado en
una colección de leyes imperiales, no incluidas originalmente, emitidas por el mismo y sus
sucesores. Este grupo de leyes fue conocida como leyes nuevas o "Novelas" (Novellae) y se
añadió como un cuarto libro. En la Edad Media se denominó a estos cuatro libros «Cuerpo de
"Derecho Civil" (Corpus Iuris Civilis), para distinguirlo del derecho de la Iglesia o "Cuerpo de
Derecho Canónico" (Corpus Iuris Canonici).
* Justiniano creo comisiones encargadas de recoger las obras de derechos, con ciertas
instrucciones, entre las que se encuentra las alteraciones conscientes las cuales debían evitar
confrontaciones entre los autores en los mismos temas o adaptarlos a su tiempo y volverlo
derecho vigente. Por lo tanto estas obras no han llegado en su estado original.
- Este estudio del Derecho Romano da como resultado el desarrollo del IUS commune
europeaum. Además los diversos enfoques o puntos de vista de los que se han estudiado el
Derecho Romano da lugar a diferentes escuelas de pensamiento romanístico entre las que
destacan: los glosadores, los posglosadores o comentaristas, los humanistas, los racionalistas y
la ciencia pandectística alemana.
- Este estudio científico del Derecho Romano, que se inició entonces y perdura hasta hoy, es la
Ciencia del Derecho Romano o Romanística.
- Con el redescubrimiento del Derecho Romano se vuelve a revalorizar el papel del Jurista y el
derecho como asignatura única de estudio.
1* Ambas escuelas muy parecidas, acríticas con el derecho Romano, entendían que el Derecho
Romano recogido en el Corpus Iuris Civilis era derecho vigente. su método de trabajo fue
denominado mos itallicus Los «glosadores» y «comentaristas» fueron creando paulatinamente
un Derecho Romano Común que, junto con el Derecho Canónico creado por los canonistas,
constituyó el Derecho Común (Ius Commune) de los pueblos europeos.
- Manumisión: acto jurídico por el cual el dueño otorga la libertad y por lo tanto la ciudadanía
(Excepto ciertas manumisiones del emperador Augusto que solo concedían la libertad) al
esclavo. Existen diferentes formas de manumisión:
- Manumissio Censu (Censo): Proceso por el cual el esclavo era inscrito en el censo a petición
de su dueño ante el magistrado.
Con el emperador Augusto se dictaron leyes para regular las manumisiones que concedían la
libertad sin conceder la ciudadanía.
- El esclavo forma parte de la masa hereditaria del dominus, no puede recibir nada del
testamento salvo que previamente haya sido liberado, por lo tanto tampoco pueden realizar
testamento bajo esclavitud.
Causa de Esclavitud
La principal causa de esclavitud era las conquistas de expansión del imperio romano las cuales
sometían bajo el Ius gentium (antiguo derecho internacional) los conquistados eran tomados
como prisioneros y eran vendidos como bienes públicos. El pueblo romano disfrutaba con
derecho conocido como "Post liminium" este derecho garantizaba al ciudadano romano que
había caído bajo esclavitud, recuperaba sus relaciones jurídicas (derechos) si volvía a territorio
romano, pero no recuperaba sus relaciones de hecho (matrimonio).
Otra causa es el nacimiento, todos los hijos de madre que es esclava al momento del parto nacen
esclavos. A partir del siglo II d.C. se reconoce que si la madre había sido libre en algún
momento sobre todo durante el momento de concesión el niño nace libre.
Status civitatis
Situación de persona libre respecto a la Civitatis.
Derecho
publico Ius honorum Cursum honorarium o carrera politica
(Solo Varones)
Ius
derecho a matrimonio
connubium
privado Commercium Derecho a comercio
(todos los
ciudadanos) Derecho a redactar o recibir
Textamentifactio
textamentos
Adquisición de la ciudadanía
Derecho a demandar o
Ius Actionis
- Nacimiento: Se consideran ciudadanos romanos aquellos que procreados por
serundemandado
ciudadano
romano en justas nupcias.
Perdida de la ciudadanía
Status Familiae
- Padre de familia: Pater familias, sui iuris, no están sometidos a la potestad de nadie, no
depende ni de la edad ni de la condición biológica, los requisitos son ser ciudadano, varón y no
estar sometido a la potestad de nadie. Este posee la patria potestad.
- Hijos de familia: filius familias, alieni iuris, estaba sometido bajo la potestad el pater. Los
hijos de familias mantienen esta condición hasta la muerte del pater o la concesión de la
emancipación por parte de este.
Si a la muerte del Pater son varios los hijos varones, todos adquieren el rango de Pater familias.
Parentesco
- Agnaticio: Parentesco que se transmite vía varón y engloba los que están sometidos bajo una
misma patria potestad o que lo estuvieron aunque éste haya fallecido, no importaba si era
biologico o adoptado.
Pater familias
H.F 1.1 H.F 1.2 H.F 2.1 H.F 1.1 H.F 1.2
- Sexo: Mujeres
Adquisición
- Se encuentran bajo patria potestad los hijos naturales nacidos bajo matrimonio legítimo, para
los cuales existen unos plazos de tiempo en caso de duda (182 días después del matrimonio y
300 días después de la disolución del matrimonio).
- Aquellos hijos que son adoptados*.
*La adopción de una persona independiente (Ius iuris) implica que esta se vuelva dependiente
del que lo adopta, este proceso es conocido como Arrogación.
Perdida
- Ius noxae dandi: El pater puede dar al hijo como fianza por un delito cometido por este, en
una situación de semiesclavitud para librarse de la responsabilidad causada por este delito, solo
puede darse en el ámbito penal.
Efectos patrimoniales
- El que está bajo potestad de otro no puede tener nada suyo.
- Peculios: Bienes y derechos que el pater permite al hijo u esclavo disponer de ellos aunque no
sea propietario. Existen 4 tipos de peculio:
- Peculio Profecticio: Conjunto de bienes que son del propio Pater de familias.
- Peculio Castrenses: Bienes que recibe el hijo por parte del ejercito (Sueldo, botín)
- Peculio Quasi Castrense: Bienes obtenidos por parte del hijo por labor en la cancillería
imperial o en la iglesia.
Responsabilidad Adyecticia
Se denomina responsabilidad adyecticia porque son acciones con trasposición de personas, se
utilizaba por parte del pretor para poder otorgar el derecho a los acreedores de los hijos o
esclavos a reclamar sobre el pater de estos sobre la deuda contraída.
En el Derecho civil el hijo no puede empeorar la situación del padre, pero a su vez este no lo
puede usar en su propio beneficio. Existen seis casos:
Responsabilidad Total
- Actio quod iussu: En estos casos la responsabilidad exigible al Pater es total ya que da el
permiso expreso para contraer la deuda (iussum), existen dos tipos de responsabilidad a exigir:
Responsabilidad limitada
- De peculio: Acción del acreedor contra el padre si el padre no dio su autorización expresa o
implícita (por medio de una praepositio), pero solo para que responda en la medida del peculio
del hijo o del esclavo y permitidos por el padre.
- Actio de in rem verso: si no hubiera peculio, se puede dar contra el padre o dueño una acción
para que responda en la medida de lo que él hubiera adquirido a causa de esa obligación.
- Tributaria: Cuando el peculio del hijo o esclavo consiste en mercancías, y el padre conocía el
negocio que se hacía con ellas, si el hijo no tiene bienes suficientes para pagar a los acreedores,
éstos pueden pedir al padre o dueño que haga un reparto de las mercancías entre todos los
acreedores (incluyéndose él mismo si tenía algún crédito natural contra el hijo). Si los
acreedores se sienten afectados porque la distribución no les pareció equitativa, pueden
demandar al padre o dueño con la acción «tributoria» para que les indemnice el daño
causado.
Matrimonio
El matrimonio romano tiene naturaleza fáctica, es decir, es una relación de hecho con
consecuencias jurídicas, no es una relación jurídica en sí.
- Muerte
El matrimonio como tal no hace que la mujer este sometida bajo la potestad del marido, por este
motivo se distinguen dos tipos de matrimonios.
Alieni iuris: Los alieni iuris estaban bajo la potestad del pater, cualquiera sea su sexo o edad;
podían casarse con su conformidad y si bien los varones púberes podían ejercer cargos públicos,
litigar y votar en los comicios, como no tenían patrimonio no podían testar.
- Cum manu: Matrimonio por el cual la mujer se somete a la potestad del marido (matrimonio
in manu) o pater de familias del marido si este sigue sometido a su potestad (alieni iuris).
El consentimiento de matrimonio puede ser dado por ellos mismos si son independientes (sui
iuris).
Si ambos están sometidos a la potestad de su pater o uno de ellos, los paters o el pater deben dar
el consentimiento para el matrimonio ya sea no oponiéndose o mostrando su aceptación del
matrimonio con algún acto (Ej. Dote).
- Sine manu: La mujer que se casa libre no se somete a la potestad del marido, si la mujer es
dependiente ya que sigue bajo la potestad del pater, esta sigue bajo su potestad.
Régimen matrimonial
- Separación de bienes: Se da en sine manu, ambos siguen con sus propios bienes
- Absorción de bienes : Se da en cum manu, los bienes son absorbidos por el marido o por su
familia.
- Dote: Conjunto de bienes que se da al matrimonio por parte de la familia de la mujer como
forma de ayuda a las cargas económicas del matrimonio. No existe una obligación jurídica de
constituir la dote, pero la constitución de ésta, debidamente documentada (intrumentum dotale)
era una de las pruebas más significativas de la honorabilidad de la unión.
Antes de explicar las instituciones tutelares cabe aclarar dos conceptos básicos para todo el
Derecho en general. Estos conceptos son la capacidad jurídica y la capacidad de obrar. El
primero se refiere a la aptitud o idoneidad para ser titular de derechos y deberes, en Roma
depende del estatus de la persona; el segundo se refiere a la aptitud o idoneidad para poder
ejercer esos derechos y asumir los deberes.
Introducción
Tutela y curatela son dos poderes sobre las personas que, aun siendo sui iuris, no tienen la
capacidad de administrar convenientemente el propio patrimonio. La falta de tal capacidad
puede ser total o parcial, y fundadas en razones de edad, sexo, enfermedad mental o tendencia a
la dilapidación. La finalidad de estas es facilitar la actuación patrimonial de este tipo de
personas.
La tutela tiene por objeto la asistencia y cooperación del tutor a los actos jurídicos que celebre
el pupilo. Asimismo está destinada a impúberes (varones menores de 14 años y mujeres
menores de 12 años) y mujeres.
Por otro lado, la curatela tiene por objeto exclusivo la gestión o administración del patrimonio
del incapaz, estando destinada a:
- enfermos mentales
- pródigos: no son capaces de gestionar su patrimonio
- "Cura minorum": curatela a menores de 25 años. Es capaz de obrar pero se le sitúa un cuidador
o consejero para evitar la toma de malas decisiones.
Tanto la tutela como la curatela solo la pueden ejercer los varones y se trata de un officium, es
decir, es un deber público.
Bien es cierto que en el curso de la evolución histórica, tutela y curatela llegan casi a
confundirse.
- la tutela al superar las edades de impúberes, para las mujeres no se extingue hasta que no pasa
a estar sometida a alguien.
- por revocación del estado de curatela por el pretor por superación del estado de
incapacidad.
1.Tutela
La tutela, según Servio, es “la fuerza y potestad sobre persona libre, otorgadas por el derecho
civil para proteger a quien, en razón de su edad o sexo, no puede defenderse por sí mismo”.
Los destinatarios de la tutela son los impúberes y las mujeres.
Tutela de los impúberes
La responsabilidad del tutor varía según las épocas y las diversas clases de tutela. Acciones
contra el tutor
a) La accusatio suspecti tutoris es una acción popular, ya que cualquier ciudadano puede
denunciar al tutor. Su castigo es una condena pecuniaria, que lleva aparejada la nota de infamia,
y se dirige contra el tutor testamentario que obra dolosamente.
b) La actio tutelae: Fue una nueva acción de buena fe creada para exigir cuentas al tutor,
fuera como fuera nombrado, por la cual el pupilo le podía exigir, al terminar la tutela, que
indemnizara los daños que hubiera causado por negligencia (culpa); la condena de esta acción
tenía efecto infamante, que causa deshonra.
c) Actio rationibus distrabendis: Acción de distracción de bienes, es decir, uso
fraudulento de los bienes del pupilo, esto conlleva condena penal, se duplica el daño realizado
por el tutor en el patrimonio y es lo que debe resarcir.
También existían medidas preventivas para evitar que el tutor obrara dolosamente:
Las mujeres sui iuris requerían la autorización del tutor para cualquier negocio que pudiera
disminuir su patrimonio: para actuar en cualquier juicio, ceder derechos por in iure cessio,
hacer manumisiones de esclavos o mancipaciones de bienes, para hacer testamento, contraer
obligaciones, o constituir una dote. La tutela de las mujeres se fue desvirtuando mediante
prácticas que permitían que las mujeres tuvieran el tutor que ellas querían.
Posteriormente, Augusto concede a las mujeres que tienen más de tres hijos (ius liberorum) la
liberación de la tutela, y poco después, el emperador Claudio suprime la tutela agnaticia de las
mujeres, con lo cual prácticamente desaparece la tutela legítima de las mujeres.
2. Curatela
La curatela es, en general, un encargo de administración de un patrimonio público o privado. En
todo caso, es un encargo público. La ley de las XII tablas ya preveía la curatela de los enfermos
mentales y pródigos; el pretor dispuso otras curatelas especiales, y por una ley del s. II a.C. se
estableció la curatela de los menores de veinticinco años.
Funciones
El curador de un enfermo mental tiene un amplio poder sobre el patrimonio: actúa siempre en
lugar del incapaz y de manera permanente. El curador de un pródigo, es decir de quien ha
dilapidado sus bienes, el curador interviene solo en los negocios de disposición de bienes o en
los que implican contraer una obligación por parte del curado, pero no en los que suponen un
enriquecimiento.
Se puede exigir responsabilidad al curador por su gestión, es decir, por los negocios puntuales,
ya que no tiene manejo en el patrimonio completo, por medio de la acción que se da contra
quien administra espontáneamente un negocio ajeno, esto es la «acción de gestión de negocios»
(actio negotiorum gestorum).
Los actos del menor eran civilmente válidos, pero como existía la posibilidad que el menor los
impugnara alegando haber sido engañado, se introdujo la práctica de nombrar un curador que lo
asesorara en cada negocio, con lo cual se hacía difícil demostrar que había sido engañado por su
edad. Surgió así una curatela especial para los menores de 25 años.
Los derechos reales y de crédito son las dos formas que adoptan los derechos subjetivos de
carácter patrimonial.
PERSONA COSA
Derecho de la
persona sobre la
cosa
Los derechos de crédito: No son derechos reales, se traducen en una relación entre dos
personas determinadas: el acreedor y el deudor, son patrimonio de su titular y son frente a otras
personas.
Los derechos reales son más antiguos que los de crédito, se desarrollaron antes. Los derechos de
crédito son la respuesta a una necesidad de intercambio de bienes y servicios, sin propiedad no
hay crédito.
Acreedor Deudor
PERSONA PERSONA
Derecho y
obligaciones
entre personas
- In commercium: Son comerciables las cosas sin dueño y las abandonadas, que
actualmente carecen de dueño pero que pueden tenerlo.
- Extra commercium: No son comerciables las cosas que la norma divina o la norma
positiva dispongan. Son las cosas propias de todos (aire, mar...), los edificios públicos y los
edificios religiosos.
- Res nec mancipi: Son res nec mancipi es todo lo demás, que se puede enajenar
mediante su simple entrega (traditio), como por ejemplo el dinero.
- Cosas no fungibles: Son no fungibles las cosas apreciadas por sus características
individuales o específicas.
La disposición es decidir acerca del destino físico o jurídico de una cosa. Los actos de
disposición físicos o jurídicos pueden afectar a la cosa parcial o totalmente.
La propiedad
La propiedad es el derecho más amplio posible sobre una cosa. Proporciona plenas facultades de
uso, disposición y disfrute.
Durante algún tiempo la única forma de propiedad reconocida por el Derecho civil es el
dominium ex iure Quiritium, cuyas características formales son:
Propiedad peregrina
Los que no son ciudadanos pero son habitantes del Imperio, los peregrinos (peregrini), no
pueden adquirir la propiedad civil, pero el pretor protege sus adquisiciones por medio de
acciones con ficción, como si fueran ciudadanos.
Propiedad provincial
Los inmuebles ubicados en las provincias son propiedad del Príncipe o del pueblo romano,
según se trate, respectivamente, de provincias imperiales o senatoriales, por lo que sus
poseedores tienen que pagar tributo. Pero los particulares que los poseen quedan defendidos por
la jurisdicción del gobernador, por lo que poseen una «propiedad provincial».
Propiedad útil
A las personas que tienen concedida la posesión de un inmueble a muy largo plazo, como los
concesionarios de tierras públicas, los enfiteutas o los superficiarios, se les dio una acción
reivindicatoria con la ficción de ser propietarios, y se calificó su pertenencia como «propiedad
útil», que coexiste con la «propiedad directa» del dueño.
Propiedad pretoria o “in bonis habere”
Es la posesión civil de buena fe, de bienes muebles o inmuebles, La adquisiciones derivativas de
estas propiedades puede darse de otras formas:
- Adquisición " a nan domino": Adquisición recibida por el que no es dueño de la cosa, no es
propietario
En estos dos casos que el pretor protege, por medio de la acción Publiciana. Ésta es una acción
pretoria, que el pretor otorga al poseedor civil, y en cuya fórmula se finge que éste ha poseído el
tiempo necesario para adquirir la propiedad por usucapión; con ella el poseedor civil puede
recuperar la cosa de cualquier persona que llegara a tenerla, excepto del propietario civil, quien
podría oponerle la excepción de ser propietario (exceptio iusti domini), pero si éste le había
entregado previamente la cosa al poseedor, el poseedor superaba esa excepción oponiendo la
réplica de cosa vendida o entregada (rei venditae et traditae). Es en estos casos, en que el
propietario civil hizo entrega de la cosa al poseedor civil, cuando se puede hablar de una
verdadera propiedad pretoria, ya que el poseedor puede recuperar la cosa de cualquiera que la
tenga, incluso del propietario civil.
Límites de la propiedad
- Limites públicos: aquellos que regulan cuestiones de planteamiento urbanístico en beneficio
de la comunidad.
- Limites privados: Se dan en unos casos de manera voluntaria y en otros casos de manera
incidental.
- Copropiedad: Propietarios con el mismo nivel sobre una cosa por lo que están limitados en su
derechos por un régimen jurídico.
- Son modos originarios, aquellos actos en los que no interviene un propietario que enajena su
propiedad, como es el caso de la apropiación de un bien que no tiene dueño, por ejemplo un
animal salvaje cuya propiedad adquiere el cazador;
- modos derivativos, aquellos en los que interviene un propietario que enajena o transfiera su
propiedad a otro, como el que enajena un terreno a cambio de un precio.
Se dice que hay especificación cuando alguien hace una cosa nueva con materiales ajenos que
ya no pueden recuperarse en su integridad, como quien hace vino con uvas ajenas o harina con
granos ajenos. Jurídicamente, la especificación es un modo de adquisición de la propiedad, por
el que el especificador adquiere la propiedad de la obra que hizo con materiales ajenos. Quien
era dueño del material puede reclamar al especificador una indemnización por el valor de las
materiales perdidos; la acción con la que puede reclamarla es distinta según los casos, en los que
tiene que considerarse, entre otras cosas, si el especificador sabía o no que los materiales eran
ajenos.
Traditio o entrega
La entrega o traditio es el modo de adquirir la propiedad que consiste en que el adquirente toma
posesión de una cosa que es de otro, con el consentimiento de éste.
Usucapión
Es el modo de adquirir la propiedad civil por medio de la posesión continuada de una cosa
ajena, durante un año si es mueble o dos si es inmueble. Sus requisitos son:
- Posesión continuada en el tiempo, 1 año cosas muebles, 2 años cosas inmibuebles y que no
debe ser interrumpida ya que se empieza de cero salvo que el heredero supla al que tiene la
posesión.
- Deben ser cosas que estén dentro del comercio de los hombres
- Que exista una buena fe inicial, creencia del individuo de que no se está lesionando el derecho
de otro.
El poseedor que puede usucapir es solamente el poseedor civil de buena fe, es decir el que tiene
la cosa (corpus) y el ánimo (animus) de actuar como propietario, creyendo que con su posesión
no lesiona el derecho de otro. La buena fe o creencia de no lesionar el derecho de otro es un
estado subjetivo o de conciencia del poseedor, que no puede conocerse directamente, pero que
puede presumirse cuando el poseedor demuestra una justa causa para poseer.
Mancipatio
Sirve para adquirir la propiedad civil de la res mancipi. Es un acto privado, solemne, que
consiste en la declaración que hace el adquirente (mancipio accipiens), en presencia del
propietario de la misma (mancipio dans) de que una cosa, de la cual se apodera, es suya de
acuerdo con el derecho civil. El acto se completa con la acción de pesar en una balanza una
cantidad de cobre, que interviene como precio de la adquisición. El acto se celebra ante cinco
testigos, y una persona más, encargada de pesar el metal (libripens).
En principio, el enajenante no tiene que declarar nada, pues se entiende que con su sola
presencia autoriza el acto de adquisición. El adquirente adquiere la propiedad si el enajenante
era realmente el propietario. Si resultaba que una tercera persona era el verdadero propietario y
demandaba al adquirente con la acción reivindicatoria, el enajenante debía ayudar al adquirente
en el juicio reivindicatorio, y si éste resultara vencido, el enajenante debía pagarle el doble del
precio que el primero había pagado. El hecho de ser vencido en el juicio reivindicatorio se llamó
«evicción», y a la responsabilidad de pagar el doble del precio, «responsabilidad por evicción».
Para exigir al enajenante la responsabilidad por evicción, el adquirente tenía la actio auctoritatis.
Si la cosa tiene un vicio oculto, que no es declarado por el transmitente, el adquirente puede
pedir el doble del valor del prejuicio causado por la cosa.
In iure cessio
Los magistrados, por virtud del imperium, podían atribuir la propiedad cuando dos partes
convienen en presentarse ante el pretor como actor y demandado en una acción real, habiendo
convenido que el demandado reconocerá ante el pretor, mediante una confessio in iure, el
derecho real pretendido por el actor, y, como consecuencia de esa confesión, el pretor hace una
atribución (addictio) del tal derecho a favor del actor. Se trata de un proceso fingido.
La acción reivindicatoria es una acción civil, en cuya fórmula se ordena al juez que condene al
demandado a pagar lo que la cosa vale, si el actor demuestra que es propietario civil; la fórmula
contiene una «cláusula arbitraria», que permite que el demandado salga absuelto si restituye la
cosa antes de que el juez dicte la sentencia, y para facilitar esto, el juez, antes de condenar al
demandado, le anticipa su juicio; si el demandado restituye, sale absuelto, si prefiere quedarse
con la cosa, saldrá condenado a pagar la cantidad que la cosa valía para el actor, cantidad
determinada en un juramento y en la cual podía incluir su valor afectivo.
Tema 8. La posesión
Posesión interdictal
La posesión es una situación factica (de hecho) basado en una apariencia de propiedad y esta
posesión está defendida por los interdictos que otorga el pretor. Originalmente el pretor
intervino para proteger a un particular que estaba asentado en un terreno público, sobre el cual
no podía haber propiedad privada; a dicho asentamiento se le llamó possessio. El pretor protegió
a quien estaba asentado ahí, por medio de un interdicto denominado uti possidetis («tal como
posees»), por el que prohibía que otro le perturbara o molestara en su posesión.
A partir de esta defensa de una situación de hecho, el pretor fue ampliando la protección
interdictal a otros detentadores de cosas, muebles o inmuebles, como son:
1) los que aparentemente son propietarios (aunque se demuestre luego que no lo son);
4) los acreedores pignoraticios respecto de las cosas que tienen en prenda debido a la
existencia de una situación de deuda, donde el deudor da una prenda de igual o mayor valor a lo
adeudado al acreedor que la tendrá en posesión hasta que se pague la deuda.
5) secuestrarios, que son personas que tienen una cosa depositada procedente de un proceso
litigioso entre dos partes ajenas a este y que la mantendrán mientras el proceso dure, debiéndola
entregar al vencedor del proceso.
Tipos de interdictos
Los interdictos son medidas expeditivas y son provisionales que concede el magistrado ante
situaciones que no admitan dilación, estan encaminadas a mantener un determinado
comportamiento son:
Los interdictos prohibitorios son aquellos en los que el pretor prohíbe a otro que perturbe al
poseedor, y por eso se dice que sirven para retener una posesión ya adquirida. Son:
- El interdicto uti possidetis («como posees»), que se otorgaba a favor de quien estuviera
actualmente asentado en el inmueble; Ante un intento de despojo el interdicto retiene la
posesión del inquilino actual del inmueble salvo lo especificado en la clausula viciosa, que no
protege si el bien ha sido adquirido la posesión por un acto de violencia, clandestino o precario
frente a otro.
- el interdicto utrubi («en cuál de los dos»), por el que prevalecía quien hubiera tenido la cosa
mueble más tiempo en los últimos doce meses, sin violencia, clandestinidad o precario.
Para que exista posesión, la jurisprudencia clásica exigió del poseedor dos elementos:
1) el corpus, es decir, la tenencia física de la cosa, que la puede adquirir y retener por medio de
personas subordinadas, como un hijo o un esclavo, o incluso un representante;
Para adquirir la posesión se necesitan los dos requisitos anteriormente señalados: tanto corpus,
adquirir la posesión materialmente; como animus, adquirirla con intención de ser el poseedor.
Se pierde la posesión cuando llega a faltar cualquiera de sus elementos: cuando se pierde el
corpus, cuando se pierde el animus o cuando se pierden los dos, ya sea voluntariamente o no.
Mas adelante la jurisprudencia permitiría que se mantuviera la posesión sin el corpus, porque
este lo tuviera un hijo y un esclavo, si seguía manteniendo el animus sobre la cosa.
Posesión civil
Cabe señalar que toda posesión es interdictal porque la posesión existe en cuanto es una
situación protegida, interdictal. Son los propios interdictos los que provocan las situaciones
fácticas.
Son interdictos prohibitorios, porque en ellos el pretor prohíbe a otro que perturbe al poseedor, y
por eso se dice que sirven para retener una posesión ya adquirida. Son el interdicto uti
possidetis («como posees») y el interdicto utrubi («en cuál de los dos»).
El primer interdicto que dio el pretor fue el ya mencionado interdicto uti possidetis, por el que
se prohibía que se perturbara la posesión de un bien inmueble. Este interdicto se otorgaba a
favor de quien estuviera actualmente asentado en el inmueble. En la fórmula del interdicto había
una «cláusula de posesión viciosa» que indicaba que prevalecía el poseedor actual, siempre y
cuando él no hubiera adquirido la posesión por un acto de violencia, clandestinidad o precario
respecto del adversario.
Respecto de bienes muebles, el pretor dio otro interdicto de retener llamado utrubi («en cuál de
los dos»), en el que prevalecía aquél que hubiera tenido la cosa mueble más tiempo en los
últimos doce meses; también tenía cláusula de posesión viciosa.
El pretor impuso el interdicto quod precario («por lo que recibiste en precario»), por el cual se
ordena al precarista, es decir a quien posee «a ruegos» y gratuitamente un inmueble ajeno, que
devuelva al poseedor el inmueble recibido en precario.
Para el caso de despojo violento, el pretor dio dos interdictos. El interdicto unde vi («de donde
con violencia»), por el que ordena al que despojó violentamente que restituya al poseedor el
inmueble invadido; este interdicto tenía cláusula de posesión viciosa, por lo que si un poseedor
expulsaba violentamente a quien a su vez lo había despojado con violencia, éste último, aun
cuando fue expulsado violentamente, no podía recuperar la posesión con el interdicto porque su
posesión la había adquirido por violencia.
Con el fin de evitar que el poseedor se hiciera justicia por propia mano, el pretor dio otro
interdicto llamado unde vi armata («de donde con violencia armada») por el que ordenaba la
restitución del fundo despojado por violencia con hombres armados, y que no contenía la
cláusula de posesión viciosa, por lo que prevalecía siempre el poseedor que hubiera sido
despojado así, aunque él hubiera antes despojado violentamente.
La acción Publiciana es una acción pretoria, que el pretor otorga al poseedor civil, y en cuya
fórmula se finge que éste ha poseído el tiempo necesario para adquirir la propiedad por
usucapión; con ella el poseedor civil puede recuperar la cosa de cualquier persona que llegara a
tenerla, excepto del propietario civil, quien podría oponerle la excepción de ser propietario
(exceptio iusti domini), pero si éste le había entregado previamente la cosa al poseedor, el
poseedor superaba esa excepción oponiendo la réplica de cosa vendida o entregada (rei venditae
et traditae). Es en estos casos, en que el propietario civil hizo entrega de la cosa al poseedor
civil, cuando se puede hablar de una verdadera propiedad pretoria, ya que el poseedor puede
recuperar la cosa de cualquiera que la tenga, incluso del propietario civil.
Usufructuario
Por lo tanto existen dos intervinientes:
Nudo propietario
El usufructo es vitalicio, por lo que se extingue a la muerte del usufructuario, pero el pretor
admitió que pudiera constituirse por un plazo determinado.
El usufructo aparece más tarde que las servidumbres. Posiblemente hacia finales del S.III a.C.,
cuando entra en quiebra la vieja concepción familiar y se difunde el matrimonio libres (sine
manu). Su nacimiento responde a la necesidad de dejar a la viuda lo necesario para seguir
viviendo en la forma que lo hiciera antes de morir el marido, y sin que, por otra parte, se le
nombre heredera en perjuicio de los hijos.
- Una persona física con un tope máximo vitalicio, ya que es un derecho personalísimo ( no se
puede heredar), pero se puede ceder el ejercicio del derecho usufructo a un tercero sin perturbar
la relación inicial.
Objeto del usufructo sólo pueden ser las cosas no consumibles, sean muebles o inmuebles.
El usufructuario, a diferencia del titular de una servidumbre que sólo puede hacer un uso
limitado, pueda usar ampliamente la cosa; además adquiere la propiedad de los frutos que la
cosa produce. Pero el usufructuario no puede disponer de la cosa, ni jurídicamente (no puede
enajenarla ni gravarla con una servidumbre o un derecho de prenda), ni físicamente (no puede
destruirla, ni transformarla, aunque sea para mejorarla).
El alcance del derecho del usufructuario en concreto tiene que determinarse caso por caso y
atendiendo a la naturaleza de la cosa.
- Deductio: Reserva del derecho de usufructo, es decir, el legitimo propietario enajena un bien,
pero se reserva el derecho de usufructo para el mismo. Ej: venta de una casa y reserva del
derecho de usufructo hasta su muerte.
- In iure cessio: Para constituirlo en un acto inter vivos, se hace una in iure cessio, en la que el
adquirente se presenta como demandante en una vindicación de usufructo, y quien cede el
usufructo, como el demandado que confiesa la existencia del usufructo, y provoca así que el
pretor haga la adjudicación del usufructo a favor del demandante. En las provincias se hace
por un convenio escrito.
Para facilitar la reclamación por parte del propietario, sin tener que usar la acción real ni las
acciones penales, la jurisprudencia encontró el modo de darle una acción personal, con la cual
podía exigir al usufructuario una cantidad de dinero en caso de que usara abusivamente de la
cosa o no la devolviera oportunamente. Para tener la acción personal se pedía al usufructuario
que hiciera una promesa, asegurada con fiadores, de pagar una cantidad de dinero en caso de no
usar o disfrutar la cosa adecuadamente, esto es según el juicio de un hombre recto (boni viri
arbitratu), y en caso de no restituirla al terminar el usufructo; esta promesa con fiadores se llamó
«caución usufructuaria» (cautio usufructuaria) de la que, posteriormente nacería la “acción
estipulatoria”. Si el usufructuario se negaba a dar la garantía, el pretor le negaba la «excepción
de usufructo», lo que significaba que el propietario podía reivindicar la cosa.
Las servidumbres se dicen «prediales» porque gravan o benefician a los mismos inmuebles,
independientemente de quien sea su propietario o poseedor. El fundo que tiene la ventaja se
llama «fundo dominante», y el que la otorga, «fundo sirviente». La servidumbre perdura no
obstante el cambio o la muerte de los propietarios, tiene carácter permanente.
El uso que otorga la servidumbre es siempre un uso limitado, por ejemplo el paso a través del
predio sirviente, o la extracción de agua, o la conducción de agua, etcétera. Como la
servidumbre consiste en un uso, el derecho de servidumbre es solidario e indivisible, y no puede
tenerse o extinguirse parcialmente; y así, si el fundo dominante fuera de dos o más
copropietarios, la servidumbre no se divide entre ellos, sino que se mantiene íntegra respecto de
todos; o, si el fundo sirviente se dividiera en dos fundos distintos, la servidumbre de paso se
conservaría integra y gravaría ambos fundos, y no se dividiría en dos servidumbres, una que
grave un fundo, y la otra el otro.
Tipología
Cada servidumbre se tipifica, según el uso específico a que se refiere, como servidumbres «de
paso», de «extracción y conducción de agua», de «apoyo de viga», de «desagüe», de «vistas»,
etcétera, de modo que no hay un número limitado de ellas, y pueden ser tantas como sean los
usos posibles entre los fundos.
- Son rústicas, las que se dan entre fundos ubicados fuera de las ciudades, entre las que se
cuentan las servidumbres de: i) paso a pie o a caballo (iter); ii) paso de ganado (actus); iii) paso
para carros (via); iv) conducción de agua (aquae ductus); v) extracción de agua (aquae haustus),
que implica la de pasar para llegar al pozo; y vi) la de poder arrojar el agua al fundo vecino
(aquae immissio).
- Las servidumbres urbanas se dan entre predios ubicados en las ciudades. Las principales son
las llamadas «servidumbres de luces (las de poder abrir ventanas, prohibir que el vecino eleve la
edificación actual, de no impedir la vista del fundo); además, las servidumbres de desagüe
(cloaca); de apoyo de viga; carga de una construcción; y otras que consisten en proyectar algo
sobre el fundo vecino (dejar caer el agua de lluvia desde el tejado sobre el fundo vecino por
medio de un canalón).
Principios Generales
En materia de servidumbres rigen los siguientes principios:
- Inherencia predial: La servidumbre esta unida al fundo o finca, derecho real que se constituye
sobre la cosa.
- La utilidad debe ser permanente. Carácter de permanencia, cuando se constituye este derecho
se hace para solucionar un problema que tiene temporalidad permanente.
- Los fundos han de ser vecinos, lo cual no se traduce necesariamente por contiguos. La
servidumbre es posible cuando los fundos están separados por una vía pública.
- No cabe ser propietario de una cosa a la vez que titular de una servidumbre constituida sobre
la misma cosa. La servidumbre se constituye sobre cosa ajena.
- La obligación impuesta al propietario del fundo sirviente ha de ser negativa. El propietario del
fundo sirviente debe tolerar que el otro haga o abstenerse de hacer algo, pero no puede venir
obligado a cumplir una conducta positiva.
-Fundos o fincas colindantes, deben tener la suficiente cercanía para ejercer este derecho.
Denuncia de Obra nueva: Cuando en el fundo sirviente se hiciera alguna obra que impida la
integridad de la servidumbre, por ejemplo una construcción que impida el paso, el titular del
fundo dominante, puede hacer al constructor la «denuncia de obra nueva» (operis novi
nuntiatio), es decir la manifestación del perjuicio que ésta le causa. Si el pretor ve justificada la
denuncia, pide al constructor que dé una garantía de que indemnizará los daños, si el
denunciante vence en el juicio de vindicación de servidumbre; si no da la garantía, el pretor
dicta un interdicto (llamado por la romanística «interdicto demolitorio») por el que ordena que
se deshaga la obra.
Constitución
Las servidumbres rústicas eran consideradas res mancipi, de modo que se constituían
por medio de una mancipatio, y se admitió que también podían adquirirse por
usucapión, hasta que una ley (lex Scribonia, del s. I a.C.) lo negó.
Por lo general todas las servidumbres se constituían mediante una in iure cessio, es
decir un acto por el que quien iba a adquirir la servidumbre se presentaba ante el pretor
como reclamante en una vindicación de servidumbre, y quien iba a concederla se
presentaba como demandado; éste confesaba ante el pretor que el actor era titular de la
servidumbre, y entonces el pretor hacía la adjudicación de la misma a favor del actor.
También podían constituirse por un legado (atribuye la servidumbre al legatario desde
el momento mismo de la aceptación de la herencia), o por adjudicación judicial en una
acción divisoria.
Extinción
Las servidumbres se extinguen de varias maneras, en primer lugar:
1) por «confusión», esto es cuando una sola persona es propietario por entero del fundo
dominante y del fundo sirviente, ya que no puede haber servidumbre sobre cosa propia;
también se extinguen:
2) por renuncia del titular hecha ante el pretor en una in iure cessio respecto de una
acción negatoria, es decir una acción en la que el actor niega que existe el derecho de
servidumbre, y el demandado, que es en realidad el titular de la servidumbre, confiesa
que no existe tal servidumbre, por lo que el pretor declara la libertad del fundo sirviente;
Fiducia
Por la fiducia, el deudor enajena la propiedad de una cosa res mancipi al acreedor, a
través de mancipatio o in iure cessio, con fines de garantía. A la transmisión de la
propiedad civil se une un convenio de fidelidad que obliga a la restitución de la cosa una
vez satisfecha la deuda.
Deudor Fiduciante
Acreedor Fiduciario
Prenda
A finales de la República el Edicto del Pretor reconoce y protege al acreedor como
poseedor interdictal de la cosa dada en garantía, a la vez que otorga una acción a favor
del deudor para pedir la restitución de la misma una vez la deuda haya sido satisfecha.
Esto es el régimen de la prenda, la cual podemos definir como un negocio jurídico en
virtud del cual un deudor transmite la posesión de un bien de su propiedad a un acreedor
para garantizar el cumplimiento de una obligación.
Existió, antes que el pacto anteriormente explicado, otro llamado pacto “de comiso”,
llamado así por la “Lex Commissoria”, por virtud del cual el acreedor podía cobrarse,
quedándose con la cosa cuando la deuda no era pagada. Constantino prohibió este pacto
ya que suponía en la mayoría de la cosa un cobro superior a la deuda ya que el objeto en
prenda tenía más valor.
En los casos en que la prenda pignorada produce frutos, cabe convenir que el acreedor
los perciba en lugar de los intereses, esto se hacía en virtud del llamado pacto de
anticresis.
Respecto a la protección que recibe cada una de las partes, el acreedor, como
propietario, tiene protección interdictal: si el deudor arrebata la cosa pignorada al
acreedor, el primero tiene consecuencias penales. El acreedor solo puede guardar la
cosa, no puede usarla.
Hipoteca
La hipoteca es un negocio de garantía real en el que un bien inmueble se sujeta en un
convenio entre dos partes que se usa para garantizar una deuda, permanece en poder del
deudor, la propiedad y la posesión del bien queda en mano del deudor, salvo que este
incumpla la obligación pactada.
Es una prenda en la que el pignorante retiene la cosa, pero si la deuda no se paga en el
momento debido, el acreedor puede exigir la entrega de la cosa y luego venderla y
cobrarse con el precio. Se puede decir que en este caso, el acreedor pignoraticio, al que
corresponde tener la posesión de la prenda, se la presta al pignorante, y éste queda
obligado a entregarla si la deuda no se paga oportunamente.
La jurisprudencia entendió que esta no era una nueva garantía, sino solo una modalidad
de la prenda, a la que concibe como una garantía única que puede darse con
desplazamiento (que es lo ordinario) o sin desplazamiento posesorio. Es muy distinta la
concepción actual que considera la prenda como garantía sobre bienes muebles y la
hipoteca como una garantía diferente sobre bienes inmuebles.
Como es una acción real, se dirige contra cualquier poseedor de la cosa, y permite que
el acreedor prevalezca respecto del pignorante o de cualquier otra persona, incluso los
que la hubieran adquirido de buena fe del pignorante.
Objetos hipotecables
Concurrencia de hipotecas
Como la cosa hipotecada permanecía en manos del deudor pignorante, era posible que
éste diera la misma cosa en garantía a distintos acreedores, es decir que se diera una
concurrencia de hipotecas (o de acreedores garantizados con hipoteca) respecto de una
misma cosa. Esta concurrencia se resolvía conforme a la regla «primero en tiempo,
mejor en derecho» (prior tempore, potior iure), dando preferencia a la hipoteca más
antigua (que no es necesariamente la que garantiza la deuda más antigua), de modo que
el acreedor correspondiente era quien tenía la acción real para exigir la cosa y venderla.
También existían otras opciones para el pago:
La obligación es un vínculo jurídico por virtud del cual una persona (deudor) es
constreñida frente a otra (acreedor) a realizar una determinada obligación o
comportamiento con carácter patrimonial. Los comportamientos exigidos dependerán de
la voluntad de acreedor y deudor. El contenido de la obligación se llama prestación.
Tiene su origen en los delitos, ya que un ofensor realiza un acto ilícito ante la víctima y
surge la necesidad de resarcir. En estas resarciciones surgen las estipulaciones; como las
promesas formales, donde el derecho no entra a estipular las cuantías de estas promesas
por las que el deudor puede ser reclamado.
Los derechos de obligaciones son posteriores a los derechos reales por dos razones:
Una vez que se llega a los contratos, el ritual desaparece, ya que son consensuados y
únicamente la voluntad de las dos partes es la que da lugar a la obligación. Por ello la
obligatio va perdiendo su viejo carácter de vínculo físico, para convertirse en vínculo
jurídico ideal.
Prestación
Como se ha dicho, se llama prestación al objeto o contenido de la obligación, que
puede ser de varias clases, que son:
- Posibilidad. Es nula la obligación que recae sobre una cosa imposible. Dos tipos
de imposibilidades: a) física, si vende una cosa que ya no existe en el momento
de contratar y b) jurídica, si vende una cosa que está fuera de comercio.
- Licitud: No puede ir en contra de la ley o la moral.
- Determinación: Cuanto menos, debe reunir elementos objetivos suficientes para
su determinación.
- Carácter patrimonial: Posibilidad de ser valorada en dinero, si tal no se
encuentra de la voluntad de la conciencia social.
La obligación y su tipología.
a) Obligaciones genéricas y específicas:
- Son genéricas las que recaen sobre objetos no determinados individualmente,
sino tan solo por sus rasgos generales (un esclavo o diez sacos de trigo), no
extinción por perecimiento.
- Son obligaciones específicas las que versan sobre un objeto cierto, individual y
concreto (un esclavo tutor de griego, un anillo especial), si pereciese por caso
fortuito, queda libre el deudor.
- Autor y destinatario del pago. El pago debe ser hecho por el deudor, pero puede
hacerlo también un tercero, a no ser que, habiéndose considerado especialmente
las cualidades o aptitudes del obligado se exija que sea él el que la cumpla. El
pago debe ser hecho al acreedor o a un representante suyo. El deudor está
obligado a satisfacer el pago íntegro.
- Imputación del pago en caso de varias deudas. Si una persona tiene varias
deudas con el mismo acreedor, puede imputar el pago de una suma a aquella que
prefiera extinguir. Si el deudor nada dice al respecto, y paga una cantidad cuyo
montante es inferior al de todas las deudas, está al arbitrio del acreedor
determinar por cuál quiere que se haya pagado. A falta de determinación por
parte del que paga y del que cobra, rigen reglas especiales, que salvaguardan el
interés del deudor.
En el ámbito de las obligaciones que tienen por objeto una certa res (obligaciones que
imponen como único deber el de entregar la cosa: dare oportere), el deudor responde del
incumplimiento cuando la imposibilidad proviene de un acto a él imputable (factum
debitoris). Se libera, en cambio, cuando la imposibilidad no depende de un acto suyo, o
como dicen los romanos, cuando per eum non stat quiominus praestet. Ni la omisión del
deudor acarrea responsabilidad, ni se toma en cuenta, cuando surge ésta, por un acto
positivo, el elemento intencional.
Niveles de responsabilidad:
- Dolo: Intención o propósito deliberado por parte del deudor de llevar a cabo una
conducta que lleve al incumplimiento de la obligación.
- Casus (caso fortuito y fuerza mayor): Situaciones impredecibles o que se han predicho
pero son inevitables y que acarrean el incumplimiento de la obligación, no son
imputables al deudor.
- Obligación valida y exigible, que haya llegado al plazo en el que se puede exigir
- Interpellatio o Intimación, es decir, aviso al deudor por parte del acreedor de que debe
pagar
La mora cesa cuando el deudor ofrece el pago integro de la deuda y el deudor no tiene
causa justifica para rechazarla.
- Para esta situación existe la acción de consignación. Con este proceso el deudor
extingue la deuda exponiéndola y entregando el objeto o cantidad de lo que se adeuda
en un lugar público.
El mutuo.
Es un contrato unilateral y gratuito por virtud del cual una persona (mutuante) entrega a
otra (mutuario) una determinada cantidad de cosas fungibles (trigo, cereal etc.) o de
dinero, con la obligación por parte del mutuario de restituir otro tanto del mismo género
y calidad.
Cosa fungible o dinero
Mutuante Mutuario
Restituir
Se requieren como requisitos:
El mutuo solo recae sobre cosas fungibles, de forma que recae sobre el mutuario la
obligación de devolver otro tanto del mismo género y calidad, no la misma cosa
prestada. Si la voluntad de las partes se enderezara a la restitución de la misma cosa
entregada, no habría mutuo, sino depósito y comodato (más adelante).
No obstante, la gratuidad natural del contrato, las partes pueden acordar intereses (no
confundir con frutos, ya que es el precio por usar la cantidad prestada) mediante una
estipulación especial (stipulatio usurarum). Los intereses se deben, no por causa del
préstamo, que solo obliga a devolver lo recibido, sino por causa de la promesa que
obliga a cumplir lo prometido. Si los intereses únicamente se convienen, el acreedor no
podrá exigirlos, pero si el deudor los paga el acreedor puede retenerlos como cosa que le
era debida. Al mutuo con interés se le llamó fenus.
La protección procesal del mutuo es la condictio. Por esta acción el acreedor podía
exigir la devolución de lo prestado. Con esta acción no podía exigir los intereses
pactados mediante la stipulatio si los hubiera.
* Existe una medida llamada senado consulto macedoniano, por el cual se aplica un tipo
de restricción en sentido disuasorio y coercitivo para los prestamos de dinero a hijos de
familia sin conocimientos y autorización del pater familias. No protegía al prestamista
que los dieran, quitándole protección procesal de reclamo.
El comodato.
Es un contrato real, bilateral imperfecto y de buena fe, por el que una persona
(comodante) entrega a otra (comodatario) una cosa para que la use gratuitamente
durante cierto tiempo estipulado o durante los usos acordados, al cabo del cual deberá
restituir la misma cosa que se prestó en similares condiciones. Es un préstamo de uso,
de acuerdo con su función económica.
El objeto de comodato solo pueden ser cosas corporales, y tanto las muebles como las
inmuebles, bienes no consumibles. Sin embargo, se llega a admitir que el objeto pueda
ser un bien consumible, tal ocurre cuando es entregada para un uso distinto del normal.
Una vez transcurrido el tiempo del pacto, el comodatario debe restituir la cosa.
El depósito.
Es un contrato real, gratuito, bilateral imperfecto y de buena fe, por el que una persona
(depositante) entrega a otra (depositario) una cosa mueble, para que la custodie y debe
ser restituida en el plazo fijado o cuando del depositante lo solicite.
En ocasiones, el deponente tiene la obligación de resarcir los daños que la cosa haya
causado al depositario y reembolsar a éste los gastos verificados por la misma.
Depósito irregular
El depósito suele versar sobre cosas específicas, porque la obligación del depositario es
devolver exactamente lo que recibió. Podría el depositario recibir una cosa fungible,
como una cantidad de monedas, o unas botellas de vino, pero sólo si estuvieran
debidamente especificadas, por ejemplo guardadas las monedas en un saco cerrado o
marcadas las botellas con señales visibles. No obstante, la jurisprudencia llegó a admitir
el depósito de una cantidad de dinero, en que el depositario, un banquero, debía
devolver una cantidad igual; esto era en realidad un mutuo de dinero, pero los últimos
juristas clásicos prefirieron considerarlo como un «depósito irregular», a fin de que el
depositante, gracias a la acción de buena fe, pudiera exigir intereses moratorios al
depositario sin necesidad de haberlos estipulado previamente.
Depósito necesario
Llaman los intérpretes depósito necesario o miserable aquél efectuado por causa de
tumulto, incendio, ruina, naufragio, etc. En tales circunstancias, y habida cuenta de que
el depositante no podía elegir libremente al depositario, si éste no cumplía su obligación
de restituir, el depositante, mediante la actio depositi, podía obtener el doble del valor
de la cosa depositada.
Contratos verbales
La estipulación.
Su régimen se desvirtúa en la última etapa del Derecho romano. Dentro del mismo
período se acostumbró a redactar un documento (cautio) con el fin de atestiguar la
celebración de la estipulatio. Solo servía como mero medio de prueba.
- Oralidad: Para que se aplique es necesario que ambas partes pronuncien las
palabras que se han indicado anteriormente. Debido a ello, la stipulatio no está
permitida ni para los sordos ni para los mudos (sus sentidos no les permite
pronunciar u oír dichas palabras), ni tampoco para los infans (no podrían
entender esas palabras). La presencia de un intérprete se reconoce a partir del
Derecho Postclásico. El pronunciamiento podía dejarse por escrito pero solo con
valor constitutivo
- Unidad de acto (Unitas actus): Se requiere la presencia de las partes para que la
stipulatio sea necesaria. No es válida si es contraída entre ausentes. La respuesta
ha de seguir inmediatamente a la pregunta.
Del contrato estipulatorio nace la acción (protección procesal) conocida como la actio
ex stipulatu (que puede ser actio certa ex stipulatu o actio incerta ex stipulatu, en
función del tipo de estipulación que se vio antes). Mediante esta acción, a favor del
estipulante, éste podrá reclamar lo que el prominente prometió.
Además se encuentra la querella non numeratae pecuniae, que es a favor del deudor.
Éste dispone de este recurso para exigir al acreedor, en cualquier momento, que probara
que había entregado el dinero que fue causa de estipulación. Si no lo probara, el
acreedor no podría exigir el pago de la estipulación. Para ejercer la querella, el deudor
tenía un plazo de un año, que luego se amplió a cinco y que Justiniano fijó finalmente
en dos.
Contrato literales
Contrato en el que era necesario el Consentimiento + literalidad para hacerse
constitutivo
- Nomen Transscriptium: Son las anotaciones que hace un pater familias en un libro
de contabilidad, donde introduce las entradas y salidas de la contabilidad. La validez del
negocio nace de la transcripción en ese libro.
- Novacion: Sustitución de una relación obligatoria por otra nueva con otra causa
distinta. Puede tener un acreedor diferente, un objeto… Importa la extinción de una
obligación precedente por la transfusión o transposición de su contenido en una
posterior estipulatio. Es necesario
- Obligación precedente
Contratos consensuales
Los contratos consensuales son aquellos que para su validez no se requiere ni la
observancia de una forma, sino únicamente el consentimiento de las partes, tanto
presentes, como ausentes, y ya lo manifiesten de modo expreso o tácito, de palabra,
mediante una carta o a través de un nuncio.
La compraventa.
Es un contrato consensual por el que una de las partes (vendedor) se obliga a transmitir
la pacifica posesión de una cosa, y a asegurar su pacífico goce, en tanto que la otra
(comprador) asume la obligación de entregar la propiedad de una suma de dinero,
pretium.
El objeto de la compraventa puede ser una cosa corporal o incorporal, presente o futura.
Sus requisitos son:
El arrendamiento.
Es un contrato consensual, por el que, a cambio de una merced o remuneración, un
sujeto se obliga a procurar a otro usuario el uso o el uso y el disfrute de una cosa, o a
prestarle determinador servicios o a realizarle una obra.
El arrendamiento puede recaer sobre toda clases de cosas, con tal de que sean
consumibles.
- Pagar la merced convenida. Puede librarse del pago cuando eventos graves
impidan el uso o disfrute de la cosa.
- Usar la cosa en el modo en el que conviene su destino. Su responsabilidad
alcanza a toda culpa.
- Restituir la cosa al término del arriendo.
La prestación de los servicios debe hacerse personalmente, cesando tal obligación con
la muerte del arrendador (locator). La muerte del arrendatario (conductor) no determina
el cese de la relación, que se traspasa a los herederos.
Presupuesto del contrato es que la obra se lleve a cabo con materiales del que la
encarga (locator). Si no fuese así, el Derecho Romano lo entendería como una
compraventa.
Las acciones nacidas del arrendamiento son la actio ex locato o locati (para el
arrendador) y la actio ex conducto o conducti (para el arrendatario).
La sociedad.
Es un contrato consensual, de buena fe, por virtud el cual dos o más personas se
obligan recíprocamente a poner en común bienes o actividades de trabajo, para alcanzar
un fin lícito de utilidad común.
Es un contrato de buena fe, ya que cada socio viene obligado a contribuir al todo
común en los términos convenidos, y además, en lo que sea exigible entre personas de
leal proceder, según las particulares circunstancias del caso. El que se asocia con otro,
ha de poner en los asuntos sociales la diligencia que suele emplear en la administración
de las cosas propias.
La aportación de los socios debe ser distinta, y no solo en la cantidad, sino también en
la calidad. Cabe, en efecto, que un socio contribuya con dinero, mientras que otro presta
sus propios servicios. Si un socio solo comporta pérdidas, se entiende que su contrato es
inexistente.
Cuando no se haya convenido nada sobre el reparto de las pérdidas y de las ganancias,
unas y otras se dividen por partes iguales. Y si solo han acordado una de ellas, a la que
no tenga régimen de reparto se le aplica el mismo que el de la otra.
Clases de sociedad:
- Societas omnium bonorum. Se caracteriza por su aportación común de todo el
patrimonio de los socios, afectando a todos los bienes, presentes y futuros, y ya
sean adquiridos por actos inter vivos o mortis causa.
- Societas unius rei. Surge con el desarrollo del comercio internacional, y tiene
por objeto una sola operación o una serie de actividades concretas.
Los socios están obligados a aportar bienes o prestaciones personales a que se hubieran
comprometido en el momento de manifestar su consentimiento inicial. Asimismo, cada
socio está obligado a incorporar a la caja social todo lo adquirido por razón de su
actividad social, debiendo ser indemnizado por los gastos o pérdidas sufridas en interés
del negocio común. Los terceros que contrataron con un socio no pueden dirigirse
contra los otros socios, a no ser que el socio contratan haya vertido los ingresos de la
caja común, es decir, las acciones procesales son individuales a cada socio no se pueden
dirigir contra la sociedad.
Una sociedad se extingue por renuncia o rescisión unilateral y por la muerte o por la
capitis deminutio de cualquiera de los socios. También pueden ser motivos de extinción
la quiebra o la confiscación de los bienes de un socio, la realización de un negocio para
el que se constituyó, la pérdida del patrimonio social o la sustracción del comercio, la
expiración del tiempo por el que fue constituida, la voluntad concorde de todos los
socios, el ejercicio de la actio pro socio. Esta última es la acción procesal de buena fe,
mediante la cual se hacen valer las obligaciones recíprocas de los miembros de la
sociedad. Se trata de una acción general de rendición de cuentas, y la condena a un
socio como consecuencia de su ejercicio lleva aparejada la declaración de infamia.
Mandato.
Es un contrato consensual, bilateral imperfecto (aquellos que producen necesariamente
obligaciones para una de las partes, mientras que las obligaciones de la otra solo surgen
de modo eventual), de buena fe, por el que una persona (mandatario o procurador) se
obliga a efectuar gratuitamente el encargo o gestión encomendada por otra (mandante o
dominus negoti), y que atañe al interés de ésta o un tercero.
El mandato ha de ofrecer interés para el mandante o para un tercero, y nada impide que
con el interés de uno o de otro concurra también el del mandatario. Más, si el mandato
mira exclusivamente al interés del mandatario, no pasa de ser un consejo que carece de
efectos jurídicos.
La obligación del mandatario es la de llevar a cumplido término el mandato, según las
instrucciones recibidas, o bien con arreglo a la propia naturaleza del negocio. Se excede
en la ejecución del mandato el que lo realiza en condiciones distintas a las señaladas por
el mandante, ya que sean más onerosas o ya lo sean menos. Además, el mandatario debe
dar cuenta de su gestión al mandante, haciéndole entrega de todas las adquisiciones
hechos como consecuencia de la ejecución del mandato.
Protección procesal:
- actio mandati directa, ejercitable por el mandante que pide al mandatario todo
aquello que deriva del mandato y según lo establecido en el acuerdo.
actio mandati contraria, ejercitable por el mandatario, este exige al mandante todos
los gastos que el mandato le haya podido ocasionar.
- Hurto Dolo
Apropiarse indebidamente de cosa ajena (amotio rei) o tratar una cosa ajena como
propia en contra de la voluntad de su dueño (contrectatio rei)
Su acción procesal estaba limitada al principio solo al dueño de la cosa como
legitimación activa, mas adelante el derecho se amplia también al que tenga en posesión
la cosa en ese momento, mediante el acto jurídico conocido como actio forti
- Daño
Abarca un campo amplísimo de cualquier perjuicio que se causa a una cosa ajena. De la
idea de daño deriva el concepto de culpa regulado en la lex equilia.
- Injuria
Delito de gran amplitud que abarca cualquier agresión física o moral que se dé contra un
Romano, por lo tanto es un delito completamente personal.
Protegida mediante la actio iniuarium o acción estimatoria por la cual cada caso era
visto y se ponía una pena acorde.
Delitos pretorios
- Actio quod metus causa: El pretor concedía una acción a favor de quien perdía algo
por un acto realizado mediante una amenaza violenta o intimidación (metus). La acción
se dirigía en contra de la persona que retuviera la cosa sustraída por intimidación,
aunque no fuera la misma persona que hizo la amenaza. El delito privado consistía en la
mera retención de lo que se había perdido por causa de la intimidación o metus.
La acción que otorgó el pretor se llamaba «acción por causa de intimidación» (actio
quod metus causa) y tenía ciertas características especiales. Era una acción penal,
porque llevaba a la imposición de una pena por el cuádruplo del valor de la cosa perdida
por la intimidación; pero la fórmula de la acción tenía una cláusula arbitraria, que
permitía que el demandado saliera absuelto si restituía la cosa.
Si la persona intimidada no hubiese dado algo, pero se hubiera obligado o dar o hacer
algo, el pretor la protegía dándole una excepción por intimidación (exceptio metus), con
la que podía paralizar la acción por la que le exigían el cumplimiento de tal obligación.
La persona que sufrió la intimidación tenía además la posibilidad de pedir al pretor que
diera un decreto de in integrum restitutio para deshacer los efectos del acto realizado
por intimidación.
- Excepción de dolo (exceptio doli) para defender al que fue engañado para contraer
una obligación, pero que también servía para defenderse contra quien reclamaba algo
dolosamente, por ejemplo quien reclamaba una cosa que estaba obligado a devolver. De
hecho, esta excepción de dolo era, junto con la excepción de pacto, la más comúnmente
usada. Carácter subsidiario.
Tema 12: El Derecho sucesorio
Con el testamento (lo que se entendía como la designación de un nuevo jefe, que
asumirá las funciones del paterfamilias difunto) se evita la disgregación de la familia.
De aquí su importancia social, que la fuerza del conservadurismo romano mantendrá
firme en la plenitud de la historia.
Por el testamento, el paterfamilias designa entre los sui iuris al más digno para
continuar en la jefatura política de la familia. En el caso de que el paterfamilias no
tuviese herederos sui o uno digno de merecer la herencia, puede recurrir a la adrogatio.
En torno al S.V a.C. aparece el testamento (lex privata), que se convierte en el modo
preferente de ordenar la sucesión: sucesión testamentaria. Se entiende que se dató al
testamento de una fuerza mayor que la de la ley pública, el testador decide el destino de
sus relaciones jurídicas después de su muerte, con preferencia a la ley. En caso de no
haber sucesión testamentaria la sucesión será la legítima.
Desde el S.II a.C. se desarrolla la sucesión forzosa, limitando la libertad del testador
para decidir el destino de su patrimonio.
Sucesión legítima.
Es la sucesión que se da por medio de los herederos legítimos, es decir, de aquellos que
son designados conforme a lo establecido a la ley.
En el punto 4 y 5 de la Tabla V de la ley de las XII Tablas (450 a.C.) se expresa: “Si
muere intestado el que carece de heredero familiar, tenga la herencia el próximo
agnado. Si no hay agnado, tengan la herencia los gentiles”. Más adelante si irá viendo
como se abrirá pasó a herencia a la cognación en caso de herencia intestada.
La sucesión forzosa.
- S.I. a.C.: Sucesión forzosa material. El testador debe dejar una cuota
hereditaria (la cuarta parte de lo que habrían recibido de la herencia intestada) a
determinados parientes (herederos legitimarios: descendientes, ascendientes,
hermanos), que pueden impugnar y corregir el testamento. La desheredación
necesitará justificación. Se introdujo un recurso, la querella por testamento
inoficioso (querella inofficiosi testamenti), que vino a dar a los hijos el derecho
a una parte legítima de la herencia testamentaria, es decir a una cuarta parte de la
cual no se les podía privar en el testamento, a no ser por alguna causa
justificada.
En Derecho romano, la sucesión se regula a través del Derecho civil (hereditas) y del
Derecho honorario (bonorum possessio), que da entrada a la cognación y la relación
entre cónyuges.
La herencia es originalmente una institución del Ius civile, regida por la Ley de las XII
Tablas, tanto si se da por sucesión legítima como por sucesión testamentaria. No
obstante, como ocurrió en otros campos, el Pretor fue desarrollando un régimen
hereditario propio complementario del régimen civil, que tendió a favorecer el
parentesco cognaticio o de sangre. Ambos regímenes tienden a fusionarse a fines de la
época clásica, para formar un derecho nuevo (ius novum) que lo consumará Justiniano
en sus leyes nuevas o Novelas.
Quien recibe del pretor la posesión de los bienes de una herencia o bonorum possessio
es equiparado a un heredero civil. Debido a ello, el pretor le da todas las acciones de las
que dispone un heredero civil, introduciendo en la fórmula de las mismas la ficción de
que el bonorum possessor es heredero.
4.El testamento
Es un acto jurídico personal, mortis causa (tiene eficacia tras la muerte del testador),
unilateral (basta una voluntad), solemne (se encuentra sometido una forma) y
esencialmente revocable (su acto de última voluntad puede ser sustituido hasta el último
momento en el que su testador tiene capacidad de obrar) mediante el que se dispone el
destino de las propias relaciones jurídicas para después de la muerte.
Instituidos unos herederos con asignación de cuotas (cum parte) y otros sin ella (sine
parte), corresponde a estos últimos, por partes iguales, el residuo, es decir, la parte no
asignada.
El heredero, como es un sucesor del difunto, adquieren la totalidad o una parte del
patrimonio del difunto. Cuando un testador quiere dejar bienes particulares a una o
varias personas determinadas, sin que tengan responsabilidad por las deudas, disponen
legados en su testamento. Los beneficiados con ellos, llamados legatarios, adquieren
únicamente los bienes particulares que les fueron legados, sin tener que dar nada a
cambio. Su posición es semejante a la de un donatario que recibe un bien sin tener que
dar nada a cambio.
Son encargos que hace una persona a otra que va a recibir algo (como heredero,
legatario, donatario o fideicomisario) a consecuencia de la muerte del primer, para que,
en la medida de lo que ha adquirido, de o haga algo en provecho de un tercero.