Está en la página 1de 2

4.

La influencia de Estados Unidos en América Latina: Fue motivada por la


protección de intereses estadounidenses e intervencionismo militar
Ideológicamente se sustentó en la idea del Destino Manifiesto, caracterizada por la
idea de que la colonización y posesión de América latina, era de Estados Unidos.
La Doctrina Monroe, caracterizada por la prevención de potencias europeas, de
colonizar América Latina.
Provocó intervenciones de dos tipos: Injerencia económica, Invasiones
territoriales, en estos países: Cuba, Panamá, Puerto Rico, Haití, República
Dominicana, Nicaragua.
En las décadas sucesivas, especialmente en los años 20 y 30, las intervenciones
estadounidenses en los pequeños países centroamericanos y caribeños
continuaron, llegando a controlar dichos países entre las tropas allí desplegadas y
las multinacionales norteamericanas que operaban en el lugar. Empezaba a ser
relativamente normal que los presidentes o dictadores en aquella zona llegasen al
poder gracias al beneplácito de Estados Unidos, y aquel que no tenía el favor de
Washington era a menudo destituido y sustituido por uno afín.

Este tipo de intervenciones empezaron a ser menos habituales con el giro


aislacionista de Estados Unidos en el periodo de entreguerras en el marco de la
Política de Buena Vecindad de 1933 promovido por el presidente F.D.Roosevelt,
pero no por ello el intervencionismo terminó. De hecho, empezó a bajar hacia
América del Sur, solo que en forma de capital. Lo que posteriormente se llamaría
“imperialismo del dólar”. Las grandes empresas energéticas (Standard Oil
Company), industriales (Ford) o alimentarias (United Fruit Company) empezaron a
invertir en países como Venezuela, Brasil o Chile, tejiendo poco a poco esa red
entre el poder económico y político que sería tan determinante en décadas
posteriores. Igualmente empezó un proceso en el que el dólar estadounidense
sustituía las monedas nacionales de cada país dada su fuerza y estabilidad,
puesto que en los países latinoamericanos las monedas nacionales eran débiles,
muy penalizadas en el comercio internacional y expuestas a una depreciación alta,
por lo que de manera cada vez más habitual empezó a usarse el dólar para hacer
transacciones o pagar día a día. Esto imprimió cierta estabilidad a las economías
latinoamericanas, pero las hizo presas de las decisiones de la Reserva Federal
estadounidense y de la economía norteamericana en general.
El hecho que marcó el comienzo de la Guerra Fría en Colombia, y en América
Latina, lo constituyó el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en Bogotá el 9 de abril
de 1948. Si bien desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos venía
promoviendo la necesidad de crear esquemas de «defensa del hemisferio» frente
a un posible «enemigo externo», los hechos del 9 de abril, en plena reunión de la
IX Conferencia Panamericana, significaron para el presidente Truman y para su
Secretario de Estado, George Marshall presente en la Conferencia en Bogotá, una
oportuna y excelente demostración de que el comunismo soviético tenía
pretensiones expansionistas en este hemisferio. Si bien, los Estados Unidos a
través de su secretario de Estado habían propuesto que en la Conferencia se
analizara el tema de la subversión y el comunismo en el continente. Ésta
propuesta no tuvo acogida por parte de los representantes de varios países y por
ende no formó parte de la agenda final acordada. Este clima internacional en
donde muchos países se negaban a aceptar ciegamente las recomendaciones de
los Estados Unidos cambió luego del 9 de abril con el asesinato de Gaitán. El
hecho fue aprovechado inmediatamente por la potencia capitalista para confirmar
y difundir la idea de que América Latina comenzaba a ser objeto del
expansionismo comunista soviético. Ante estas «evidencias» las posiciones
adversas de algunos países cambian y se empieza a consolidar una unidad
hemisférica alrededor de las imposiciones y políticas emanadas desde el país del
norte4 que garantizarían la «contención» de la amenaza roja.
5. Una pedagogía decolonial debe darse desde varias perspectivas o escalas, de
una local-personal, a una regional desde lo Latino Americano, analizando temas
como la historia, la filosofía, la cultura, la política y el desarrollo entre otras, a lo
largo y ancho de estas escalas para dimensionar el daño que causó y ha seguido
causando a lo largo del tiempo este pensamiento eurocéntrico. Podemos
implementar en las escuelas y universidades una enseñanza que contenga las dos
visiones, esto nos ayudará a darnos cuenta de las diferencias y puntos de vista de
la historia y que la que hemos recibido desde hace mucho tiempo es una, la del
pensamiento eurocéntrico que nos oculta las realidades como la explotación, la
invasión, el asesinato en masa, las doctrinas impuestas y hechos sin precedentes
que marcaron nuestra cultura. Podemos enseñar por un lado el pensamiento de
frontera y por el otro la visión eurocéntrica y dominante en un desarrollo
simultáneo para tener una visión completa de los hechos y analizarla desde un
pensamiento crítico que forme profesionales y personas que van a poder tener un
sentido de identidad que nos arrebataron desde la colonia y para no continuar en
la misma cadena de explotación tanto humana como física que se plasma en los
territorios de Latino América

También podría gustarte