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EN SALA CONSTITUCIONAL

Expediente n.° 14-1338

Magistrada Ponente: GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El 17 de diciembre de 2014, los abogados José Francisco Santander López y Claudio Scatton Comunian,
inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los nros. 29.664 y 29.153 respectivamente, actuando como
apoderados judiciales de la ciudadana AURORA HAYA AJA, venezolana, mayor de edad, titular de la cédula de identidad
n.° 11.093.406, presentaron escrito contentivo de la solicitud de revisión constitucional respecto de la decisión n.° 01670, del
9 de diciembre de 2014 y publicada el 10 del mismo mes y año por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, que declaró: (i) con lugar el recurso de regulación de jurisdicción ejercido el 12 de agosto de 2014, por la
representación judicial de la parte demandante; (ii) que el poder judicial venezolano tiene jurisdicción para conocer y decidir
la demanda de divorcio, incoada por el ciudadano Jaime José Gaya Araujo contra la ciudadana Aurora Haya Aja; y (iii)
revocó la sentencia dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en Maracay, el 8 de agosto de 2014,
que a su vez declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano respecto al Juez extranjero para conocer el caso de
autos, con fundamento en que “… el divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el derecho del domicilio del cónyuge
demandante, conforme a lo previsto en el artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, el cual se encuentra
fuera de la República Bolivariana de Venezuela…”.

El 19 de diciembre de 2014, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se designó como ponente a la
Magistrada doctora Gladys María Gutiérrez Alvarado, quien con tal carácter suscribe la presente decisión.

El 19 de enero de 2015, la representación judicial de la parte solicitante consignó anexos inherentes a la


presente solicitud de revisión.

El 11 de febrero de 2015, fue designada la Junta Directiva del Tribunal Supremo de Justicia y el 12 de febrero
de 2015 tuvo lugar la reconstitución de esta Sala Constitucional, la cual quedó integrada de la siguiente manera: Magistrada
Gladys María Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Arcadio Delgado Rosales, Vicepresidente; y los Magistrados
Francisco Antonio Carrasquero López, Luisa Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de
Merchán y Juan José Mendoza Jover.

DE LA PRETENSIÓN DEL SOLICITANTE

Alegó la representación judicial de la parte solicitante como fundamento de la revisión extraordinaria que
plantea, los siguientes hechos:

Que “… en el caso concreto, la Sala Político Administrativa sostuvo la jurisdicción del Poder Judicial
venezolano, con la sola afirmación que hizo el demandate en su libelo, en cuanto a residir habitualmente en la República
Bolivariana de Venezuela, al soslayo del hecho concreto que éste había fijado su domicilio conyugal en los Estados Unidos
de Norteamérica donde se trasladó con su esposa e hijos por razones de interés primordial y prevalente de ellos”.

Que “… en la sentencia se omite intencionalmente que el cónyuge demandante no tenía un año de haber
ingresado a la República Bolivariana de Venezuela, estadía que constituye requisito sine qua nom para poder intentar la
demanda de divorcio por ante los Tribunales de nuestro país, hecho éste que se desprende de su propia confesión expresada
en el libelo de la demanda al señalar que ‘… hasta el día 12 de marzo de 2014 que por motivo de nuestra crisis conyugal,
decidí regresarme nuevamente a mi país de forma permanente…’. Era impretermitible que la Sala Político Administrativa
aplicara íntegramente la norma del artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, que si bien en su
encabezamiento establece que el divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el derecho del domicilio del cónyuge que
intenta la demanda, no menos cierto es que el aparte in fine de dicha norma expresa que: ‘El cambio de domicilio del
cónyuge demandante sólo produce efectos después del año de haber ingresado en el territorio de un Estado con el propósito
de fijar en él la residencia habitual”.

Que “… la naturaleza de la solicitud de revisión nos faculta para yuxtaponer a las violaciones señaladas,
que han atentado contra la unidad jurisprudencial informada por las sentencias emitidas por las Salas del Tribunal
Supremo de Justicia. En concreto, la violación de la misma jurisprudencia emanada de la Sala Político Administrativa y la
dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia con respecto de: 1) El domicilio conyugal; 2) El
domicilio del demandante; 3) La residencia habitual; 4) El principio de confianza legítima o expectativa plausible; 5) La
realización de la justicia como finalidad del proceso”.

Que “… en el caso que nos ocupa, el domicilio conyugal lo fijaron de mutuo acuerdo los cónyuges en el
Estado de la Florida, Estados Unidos de Norte América. Por esta razón, no le es dable al cónyuge demandante fijar en tres
meses y veintiocho días un nuevo domicilio en Venezuela, sin el consentimiento ni aquiescencia de su cónyuge”.

Que “… la Sala Político Administrativa, por sentencia N° 01233, del uno (1) de diciembre de 2010,
publicada el 2 de diciembre de 2010, con ponencia del Magistrado Emiro García Rosas, en el análisis al artículo 23 de la
ley de Derecho Internacional Privado, estableció ‘en relación con el primero de los requisitos mencionados, los tribunales
de la República tendrán jurisdicción siempre que se determine que el ordenamiento jurídico venezolano es el competente
para regir el fondo del asunto; por tanto, a los fines de dilucidar si el derecho venezolano es el aplicable al caso de autos
debe atenderse a lo dispuesto en el artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, que establece:

‘Artículo 23: El divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el Derecho del domicilio del
cónyuge que intenta la demanda.

El cambio de domicilio del cónyuge demandante sólo produce efectos después del año de
haber ingresado en el territorio de un Estado con el propósito de fijar en él la residencia habitual’ (…)”.

Que de la sentencia objeto de solicitud se puede apreciar “… dos hechos confesados por el mismo
demandante en su libelo de demanda de divorcio. En principio, los cónyuges decidieron de mutuo acuerdo fijar el domicilio
conyugal en la ciudad de Maracay, en el Estado Aragua. Posteriormente, de mutuo acuerdo, decidieron trasladarse hasta el
Estado de la Florida, Estados Unidos de Norte América, junto con sus dos hijos, por razones de interés superior de éstos.
Esta circunstancia no fue objeto de análisis por parte de la Sala Político-Administrativa, obviando de manera flagrante el
requisito normativo de procedencia para determinar el criterio atributivo de jurisdicción, el hecho cierto e incontrovertible
de que el demandante no tenía el año de residencia habitual en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela, para
poder intentar la demanda de divorcio conforme lo exige la norma del artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional…”.

Que “… el hoy solicitante de revisión constitucional, sólo aspiraba a que la Sala Político Administrativa
emitiera un pronunciamiento de acuerdo a su misma jurisprudencia, ajustado a las anteriores soluciones frente a similares
situaciones, con base en la norma del artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado.”

Que “… en este sentido, invocamos el criterio sostenido en la sentencia N° 898 del 15 de julio de 2013
emanada de la Sala Constitucional, con ponencia de la magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, al expresar entre
otras cosas:
‘ Es evidente que la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia incurrió en
contradicción con su propia doctrina y la establecida por esta Sala Constitucional en sentencia n.° 731 del
26 de abril de 2007, caso: Gonzalo Palencia Veloza, con lo cual viola el principio de confianza legítima o
expectativa plausible, que tal y como se estableció en sentencia de esta Sala n.° 578 del 30 de marzo de 2007,
caso: María Elizabeth Lizardo Gramcko de Jiménez, ‘…[l]a confianza legítima o expectativa plausible se
encuentra estrechamente vinculada con el principio de seguridad jurídica, el cual refiere al carácter del
ordenamiento jurídico que involucra certeza de sus normas y, consiguientemente, la posibilidad de su
aplicación, toda vez que lo que tiende es a la existencia de confianza por parte de la población del país, en el
ordenamiento jurídico y en su aplicación…’, lo cual causó a la solicitante, la violación a las garantías
previstas en los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en virtud de
ello esta Sala declara que ha lugar la revisión solicitada y en consecuencia, nula la sentencia n.° RC-00419,
del 5 de octubre de 2010, dictada por la Sala de Casación Civil de este Alto Tribunal, ordenando que se dicte
un nuevo pronunciamiento, en acatamiento a lo expuesto en la motiva de este fallo; asimismo, se anula
cualquier acto procesal tendente a la ejecución del fallo revisado, toda vez que, como lo denunció la
solicitante, se intenta desalojarla del inmueble cuya reivindicación se pretende’…”.

Que “… al no ser fiel a su propia jurisprudencia, la Sala Político Administrativa demolió el principio de
expectativa plausible o confianza legítima en perjuicio de la solicitante, puesto que ella aspiraba a que la Sala Político
Administrativa respetara la unidad jurisprudencial, su misma jurisprudencia y la de la Sala Constitucional, para que en
consecuencia declarara la incompetencia del Poder Judicial venezolano frente al juez extranjero, habida cuenta que el
demandante no tenía el año exigido para que se le considerara domiciliado de manera habitual y permanente en la
República Bolivariana de Venezuela”.

Que “… la sentencia dictada por la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, objeto de
solicitud de revisión constitucional, incurrió en falta de aplicación de la norma contenida en el artículo 23 de la Ley de
Derecho Internacional Privado, tomando en cuenta que no analizó el supuesto factico-jurídico con respecto al tiempo
determinante de la residencia habitual, como presupuesto para que el cónyuge pudiera incoar la demanda de divorcio”.

Denunció:
Que “… al no ser fiel a su propia jurisprudencia, la Sala Político Administrativa demolió el principio de
expectativa plausible o confianza legítima en perjuicio de la solicitante, puesto que ella aspiraba a que la Sala Político
Administrativa respetara la unidad jurisprudencial, su misma jurisprudencia y la de la Sala Constitucional, para que en
consecuencia declarara la incompetencia del Poder Judicial venezolano frente al juez extranjero, habida cuenta que el
demandante no tenía el año exigido para que se le considerara domiciliado de manera habitual y permanente en la
República Bolivariana de Venezuela”.

Que “… la sentencia dictada por la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, objeto de
solicitud de revisión constitucional, incurrió en falta de aplicación de la norma contenida en el artículo 23 de la Ley de
Derecho Internacional Privado, tomando en cuenta que no analizó el supuesto factico-jurídico con respecto al tiempo
determinante de la residencia habitual, como presupuesto para que el cónyuge pudiera incoar la demanda de divorcio”.

Pidió:

“… La REVISIÓN y postrer (sic) ANULACIÓN de la sentencia dictada en fecha 9 de diciembre de 2014,


publicada el 10 de diciembre de 2014, por la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, con ponencia
de la Magistrada Evelyn Marrero Ortiz, expediente N° 2014-1136, por haber sido dictada en transgresión a su misma
jurisprudencia, a la jurisprudencia de la Sala de Casación Social y a la jurisprudencia de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, fijada respecto de las normas de orden público que fijan los criterios atributivos de la
jurisdicción, específicamente los contenidos en los artículos 11 y 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, con
orientación en el respeto y la aplicación del derecho y el proceso como instrumento para la realización de la justicia,
valores éstos que propugna el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia y la finalidad del proceso judicial,
consagrados en las normas de los artículos 2 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
consonancia con la Garantía Constitucional de tutela judicial efectiva instaurada en la norma del artículo 26 ejusdem…”.

II

DE LA SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN

El 9 de diciembre de 2014, la Sala Político Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia, dictó la
decisión n.° 01670 cuya revisión se solicitó (la cual fue publicada el 10 de diciembre de 2014), bajo las siguientes
consideraciones:

“… De las actas que conforman el expediente, se constata que en fecha 22 de octubre de 2014, los
apoderados judiciales del ciudadano Jaime José Gaya Araujo presentaron una serie de alegatos a los fines
de ratificar su criterio conforme al cual el Poder Judicial venezolano tiene jurisdicción, y en tal sentido
consignaron en el expediente una serie de documentos.

Ahora bien, de acuerdo a lo indicado en el artículo 63 del Código de Procedimiento Civil -aplicable
supletoriamente conforme a lo previsto en el artículo 31 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa-, este Alto Tribunal al resolver sobre la jurisdicción, deberá atenerse ‘…únicamente a lo que
resulte de las actuaciones remitidas…’.
De lo expuesto se colige que los mencionados documentos no pueden ser considerados por esta Sala como
elementos probatorios para resolver el recurso de autos. Así se declara.
Precisado lo anterior, pasa este Órgano Jurisdiccional a emitir pronunciamiento sobre el recurso de
regulación de jurisdicción incoado y al respecto observa:
Mediante sentencia de fecha 8 de agosto de 2014 el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado
Aragua, con sede en Maracay, al cual correspondió el conocimiento del asunto previa distribución, declaró
que el Poder Judicial venezolano no tiene jurisdicción para conocer el caso de autos, por cuanto el domicilio
conyugal está ubicado en los Estados Unidos de América, y conforme a lo previsto en el artículo 23 de la Ley
de Derecho Internacional Privado, el divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el derecho del
domicilio del cónyuge demandante. Asimismo, el Juez del aludido Tribunal declaró ‘…terminado el presente
procedimiento y se ordena el cierre y archivo del mismo…’.
De acuerdo a lo expuesto, aprecia la Sala que en el caso bajo examen existen elementos de extranjería
relevantes, lo cual impone al Juez un análisis a la luz del Derecho Internacional Privado con miras a
precisar la jurisdicción para proveer sobre lo solicitado.
Por tal razón, procede la revisión de las fuentes del Derecho Internacional Privado previstas en el artículo 1º
de la Ley de Derecho Internacional Privado, cuyo texto establece que los supuestos de hecho relacionados
con los ordenamientos jurídicos extranjeros se regularán por las normas de Derecho Internacional Público
sobre la materia, en particular, las contenidas en los Tratados Internacionales vigentes en la República
Bolivariana de Venezuela y, en su defecto, se aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado
venezolano.
Conforme a las indicadas reglas, debería acudirse en primer lugar a las normas previstas en los tratados que
sobre la materia se encuentren suscritos y aprobados entre la República Bolivariana de Venezuela y los
Estados Unidos de América mediante los cuales se regule lo concerniente a las relaciones familiares,
específicamente al divorcio y a las obligaciones que se deriven del mismo.
Ahora bien, verificado como ha quedado que no existe tratado alguno en esta materia entre ambos países, se
hace necesario el examen de las normas de Derecho Internacional Privado venezolano a los fines de la
correspondiente determinación, para lo cual se realizará el estudio con relación a la acción planteada.
En tal sentido, el artículo 39 de la Ley de Derecho Internacional Privado establece que además de la
jurisdicción que asigna la ley a los tribunales venezolanos en los juicios intentados contra personas
domiciliadas en el territorio nacional, los tribunales de la República tendrán jurisdicción en los juicios
intentados contra personas domiciliadas en el exterior en los casos contemplados en los artículos 40, 41 y
42 eiusdem, que refieren a los supuestos en los cuales se atribuye jurisdicción a los tribunales venezolanos,
para conocer las causas derivadas del ejercicio de acciones de contenido patrimonial, de acciones relativas a
universalidades de bienes y de acciones sobre estado de las personas o las relaciones familiares,
respectivamente.
Así, en el caso de autos se ha ejercido una acción sobre las relaciones familiares. En efecto, se trata de la
demanda de divorcio presentada por el ciudadano Jaime José Gaya Araujo, razón por la cual resulta
necesario hacer mención al contenido del artículo 42 de la Ley de Derecho Internacional Privado, en cuyo
texto se indica que los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios originados por
el ejercicio de acciones sobre las relaciones familiares: 1) Cuando el derecho venezolano sea aplicable, de
acuerdo con las disposiciones de dicha Ley, para regir el fondo del litigio; y 2) Cuando las partes se sometan
expresa o tácitamente a su jurisdicción, siempre que la causa tenga una vinculación efectiva con el territorio
de la República.
La norma indicada contempla respecto a las acciones relativas a las relaciones familiares, dos criterios
especiales atributivos de jurisdicción a favor de los tribunales venezolanos, a saber: a) El criterio del
paralelismo, conforme al cual se le atribuye jurisdicción al Estado cuya Ley resulte aplicable para resolver
el fondo del asunto; y b) El criterio de la sumisión, es decir, que un Tribunal tendrá jurisdicción cuando las
partes decidan expresa o tácitamente someter la controversia al conocimiento de un determinado
tribunal, siempre que existan elementos que denoten una vinculación efectiva con el Estado a cuya
jurisdicción se sometan.
Con fundamento en el primero de los criterios indicados, los tribunales de la República Bolivariana de
Venezuela tendrán jurisdicción, siempre que se determine que el ordenamiento jurídico venezolano es el
aplicable para regir el fondo del asunto, conforme lo establece el artículo 42 de la Ley de Derecho
Internacional Privado.
El segundo criterio especial atributivo de jurisdicción, esto es la sumisión tácita, se configura respecto al
demandante por la interposición de la demanda y, en cuanto al demandado, cuando al contestar la demanda
no alega la falta de jurisdicción del tribunal o no se opone a una medida preventiva, conforme lo dispone el
artículo 45 de la Ley de Derecho Internacional Privado.
Ahora bien, a los fines de dilucidar si el derecho venezolano es el aplicable al caso de autos en lo que a la
demanda de divorcio se refiere, debe atenderse a lo dispuesto en los artículos 11 y 23 eiusdem, en cuyo texto
preceptúan, el primero de ellos, que el domicilio de una persona física se encuentra en el territorio del
Estado donde tiene su residencia habitual; y, en el segundo, se indica, por una parte, que el divorcio y la
separación de cuerpos se rigen por el Derecho del domicilio del cónyuge que intenta la demanda.
Del mencionado artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, se constata que, en materia de las
relaciones familiares, específicamente en materia de divorcio -como en el caso de autos-, el derecho
aplicable es aquél que se encuentra vigente en el territorio del Estado en el cual el cónyuge demandante
tenga su domicilio, entendiendo por este el territorio del Estado donde tienen su residencia habitual,
conforme a lo previsto en el artículo 11 de la Ley de Derecho Internacional Privado.
Igualmente, debe traerse a colación el artículo 12 de la referida Ley, el cual establece que la mujer casada
tiene su domicilio propio y distinto del marido, si cumple con lo indicado en el artículo 11 de la Ley de
Derecho Internacional Privado.
Con fundamento en lo expuesto, corresponde determinar en el asunto bajo examen, si la demandante al
momento de haberse realizado dicha petición de divorcio ante la jurisdicción venezolana, tenía su residencia
habitual en la República Bolivariana de Venezuela. Sobre el particular la Sala observa:
En la demanda de divorcio incoada por los apoderados judiciales del ciudadano Jaime José Gaya Araujo,
parte accionante, se aduce que su mandante y su cónyuge fijaron su último domicilio conyugal en la ciudad
de Maracay, Estado Aragua, específicamente en la Parcela N° 1, Sector Guayabita, parroquia Pedro
Arévalo, vía Polvorín, Municipio Santiago Mariño, Turmero (folio 2 del expediente).
De la misma forma, constata la Sala de las actas que conforman el expediente, que el accionante contrajo
matrimonio civil con la ciudadana Aurora Haya Aja el 3 de septiembre de 1993, ante la Oficina de Registro
Civil del Municipio Santiago Mariño del Estado Aragua, cuyo acto quedó registrado bajo el N° 115 (folio 31
del expediente) y de cuya unión nacieron dos (2) hijos, en fechas 31 de enero de 2004 y 23 de junio de 2005,
según consta en el Acta de Nacimiento N° 102 del año 2005 emitida por la Oficina Nacional de Registro
Civil del Municipio Santiago Mariño del Estado Aragua y en la Inserción de Acta de Nacimiento N° 68, Tomo
I, del año 2010 (folios 32 y 33 del expediente).
Igualmente se aprecia que la parte actora alega en la demanda que los cónyuges siguieron adelante con sus
planes siempre teniendo como prioridad la crianza, seguridad y educación de sus hijos. Por esa razón
decidieron ‘…hace dos (02) años que lo mejor para ellos era que siguieran sus estudios en los Estados
Unidos de Norte América, por lo que nos establecimos juntos de forma temporal en la zona del Doral, Estado
de la Florida y mi cónyuge y mi persona veníamos frecuentemente al país por razones de trabajo, hasta el día
12 de marzo de 2014 que por motivo de nuestra crisis conyugal, decidí regresarme nuevamente a mi país de
forma permanente…’. (Subrayado de la Sala).
De esta manera aprecia la Sala de los alegatos esgrimidos por la parte accionante así como de los
documentos consignados en el expediente, que se desprende, ciertamente, que el ciudadano Jaime José Gaya
Araujo tiene su domicilio en la República Bolivariana de Venezuela, y que hay elementos suficientes que le
otorgan una vinculación efectiva con el territorio de la República Bolivariana de Venezuela.
Por tales razones, debe esta Sala declarar que el Poder Judicial venezolano tiene jurisdicción para conocer
la demanda de divorcio planteada, conforme al criterio atributivo de jurisdicción establecido en el artículo
42, numeral 1, en concordancia con el artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado y, en
consecuencia, declarar con lugar el recurso de regulación de jurisdicción interpuesto. En consecuencia,
se revoca la sentencia dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Maracay, en fecha 8 de agosto de 2014. Así se declara.

III

DISPOSITIVA
Sobre la base de los razonamientos antes señalados, esta Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara:
1.- CON LUGAR el recurso de regulación de jurisdicción ejercido el 12 de agosto de 2014, por los
abogados Rito Prado Rendón y Humberto Elías Vivas, actuando con el carácter de apoderados judiciales del
demandante.
2.- Que el PODER JUDICIAL VENEZOLANO TIENE JURISDICCIÓN para conocer y decidir la
demanda de divorcio, incoada por el ciudadano JAIME JOSÉ GAYA ARAUJO contra la
ciudadana AURORA HAYA AJA.
3.- REVOCA la sentencia dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado
Aragua, con sede en Maracay, el 8 de agosto de 2014.

III
DE LA COMPETENCIA
El artículo 336.10 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela le atribuye a la Sala
Constitucional la potestad de “… Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos
por la ley orgánica respectiva…”.
Asimismo, la potestad de revisión de sentencias definitivamente firmes está contenida en el artículo 25,
numerales 10 y 11, de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, en los siguientes términos:

“Artículo 25. Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:
(...omissis…)
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los tribunales de la República,
cuando hayan desconocido algún precedente dictado por la Sala Constitucional; efectuado una indebida
aplicación de una norma o principio constitucional; o producido un error grave en su interpretación; o por
falta de aplicación de algún principio o normas constitucionales.
11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se subsuman en los supuestos que señala el
numeral anterior, así como la violación de principios jurídicos fundamentales que estén contenidos en la
Constitución de la República, tratados, pactos o convenios internacionales suscritos y ratificados
válidamente por la República o cuando incurran en violaciones de derechos constitucionales”.
Ahora bien, por cuanto fue propuesta ante esta Sala la solicitud de revisión de la sentencia n.° 01670 dictada
el 9 de diciembre de 2014 y publicada el 10 del mismo mes y año, por la Sala Político Administrativa de este Tribunal
Supremo de Justicia, con fundamento en las disposiciones constitucionales y legales antes citadas, esta Sala resulta
competente para conocer y decidir la revisión solicitada, advirtiendo que la misma estará supeditada al examen que de las
actas procesales se realice para verificar la existencia o no de algún error en la interpretación de la Constitución, o de la
desatención de los criterios interpretativos de normas y principios constitucionales adoptados por esta Sala Constitucional,
así como también de algún tipo de violación constitucional en la que, por estar envuelto el orden público, sea necesaria la
intervención del máximo intérprete constitucional. Así se declara.

IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En el presente caso, se pretende la revisión de la sentencia dictada por la Sala Político-Administrativa de este
Tribunal Supremo de Justicia, el 9 de diciembre de 2014, que declaró: (i) con lugar el recurso de regulación de jurisdicción
ejercido el 12 de agosto de 2014, por la representación judicial de la parte demandante; (ii) que el poder judicial venezolano
tiene jurisdicción para conocer y decidir la demanda de divorcio, incoada por el ciudadano Jaime José Gaya Araujo contra la
ciudadana Aurora Haya Aja; y (iii) revocó la sentencia dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Maracay, el 8 de agosto de 2014.

Al respecto, la parte solicitante requirió la revisión de la decisión en cuestión, por cuanto, en su criterio, la
Sala Político Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia, habría incurrido en violación al principio de expectativa
plausible o confianza legítima en su perjuicio, toda vez que aspiraba que dicha Sala respetara la unidad jurisprudencial, en el
sentido de declarar la incompetencia del Poder Judicial venezolano frente al juez extranjero, habida cuenta que el
demandante no tenía el año exigido en el artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, para que se le considerara
domiciliado de manera habitual y permanente en la República Bolivariana de Venezuela.
En atención a la denuncia efectuada en revisión por la parte solicitante, considera necesario esta Sala realizar
una breve reseña de los antecedentes que rodearon el juicio que dio origen a la presente solicitud, según se desprende de
autos, y a tal efecto se observa:

El juicio que dio origen a la presente solicitud se inició con ocasión a una demanda de divorcio incoada el 9
de julio de 2014, por el ciudadano Jaime José Gaya Araujo contra la ciudadana Aurora Haya Aja.
Asimismo, se desprende de las copias certificadas de la decisión objeto de revisión, que en la misma se hizo
referencia a los alegatos expresados en el escrito libelar del juicio originario así:
“... Que su mandante contrajo matrimonio civil con la ciudadana Aurora Haya Aja el 12 de julio de
2003 ante la Oficina de Registro Civil del Municipio Santiago Mariño del Estado Aragua, cuyo acto
quedó registrado bajo el N° 115.
Asimismo, indican que durante el matrimonio su representado y la prenombrada ciudadana,
procrearon dos (2) hijos, quienes nacieron en fechas 31 de enero de 2004 y 23 de junio de 2005, según
consta en el Acta de Nacimiento N° 102 del año 2005 emitida por la Oficina Nacional de Registro
Civil del Municipio Santiago Mariño del Estado Aragua y en la Inserción de Acta de Nacimiento N°
68, Tomo I, del año 2010.
Manifiestan que una vez casados, su mandante y su cónyuge fijaron su último domicilio conyugal en
la ciudad de Maracay, Estado Aragua, específicamente en la Parcela N° 1, Sector Guayabita,
Parroquia Pedro Arévalo, vía Polvorín, Municipio Santiago Mariño, Turmero.
Señalan que los cónyuges prosiguieron con sus planes a futuro, siempre teniendo como prioridad la
crianza, seguridad y educación de sus hijos, razón por la cual decidieron ‘…hace dos (02) años que
lo mejor para ellos era que siguieran sus estudios en los Estados Unidos de Norte América, por lo que
nos establecimos juntos de forma temporal en la zona del Doral, Estado de la Florida y mi cónyuge y
mi persona veníamos frecuentemente al país por razones de trabajo, hasta el día 12 de marzo de 2014
que por motivo de nuestra crisis conyugal, decidí regresarme nuevamente a mi país de forma
permanente…’.
Manifiestan que con el paso del tiempo y a medida que crecían las empresas, también aumentaron las
reservas por parte de su cónyuge para incluirlo de manera formal y equitativa en las mismas, pues la
ciudadana Aurora Haya Aja pretendía que su mandante asumiera dentro de las empresas el rol de un
empleado más, a pesar de que el ciudadano Jaime José Gaya Araujo había contribuido en la misma
medida en la dirección y manejo de los negocios.

Indican que en virtud de lo anterior, su representado le manifestó a su cónyuge el malestar que le


causaba esa situación, la cual se había acumulado a lo largo de los años, sin embargo no obtuvo
respuesta, siendo frecuente que se mostrara ofendida y extrañada o simplemente evitaba la
conversación. Sin embargo, expresa que se mantuvo firme en la reclamación legítima de sus derechos,
momento a partir del cual su cónyuge realizó actos inaceptables, incluso con relación a los aspectos
referentes a sus hijos.
Señalan que a principios del año 2012 su mandante firmó una autorización para que sus hijos
viajaran a los Estados Unidos de América. Que ‘…encontrándose revisando documentos personales y
solicitando copias certificadas de los mismos en la Notaría Pública Quinta de esta ciudad de
Maracay, Estado Aragua, para mi sorpresa y asombro me topo con una nueva autorización notariada,
similar a la que había otorgado en el año 2012, pero ahora con fecha de 4 de abril de 2014, de la cual
yo nunca suscribí, ni firmé ni tuve conocimiento alguno hasta ese preciso momento…’. Por tal razón,
expresan su representado formuló denuncia ante la Fiscalía del Ministerio Público en fecha 6 de
mayo de 2014, a los fines de evitar se repitiera el hecho, situación ésta que dio lugar al ‘…AL
DICTAMEN DE MEDIDAS PREVENTIVAS DE PROTECCIÓN PARA EVITAR QUE TAL
SITUACIÓN VUELVA A OCURRIR…’.
Indican que su representado solicitó al Juzgado remitente oficiara al Servicio Administrativo de
Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), a los fines que informara sobre el movimiento
migratorio de sus hijos y de su cónyuge, los últimos seis (6) meses.

Acotan que los hijos de su mandante poseen tanto la nacionalidad venezolana como la española, por
lo que les fue otorgado el pasaporte Europeo.
Que el evento relacionado con la firma de su poderdante, se repitió no sólo en el permiso de viaje al
extranjero de sus hijos, sino también, en actas de asamblea y otros documentos de las empresas
comunes, como lo es la Granja Los Molinos II, C.A. y Transporte Los Molinos, C.A. de las cuales
fueron traspasados activos a nombre de la hija mayor de la primera unión conyugal de la ciudadana
Aurora Haya Aja.
Afirman que lo anterior puede evidenciarse del documento de compra venta de un camión de la
empresa, el cual fue suscrito ante la Notaría Pública de Cagua el 4 de julio de 2012 y en cuyo texto se
desprende que la cónyuge de su mandante en representación de la empresa y sin el consentimiento del
ciudadano Jaime José Gaya Araujo, celebró con su hija la venta del mencionado bien inmueble, a los
fines de descapitalizar la empresa, hecho denunciado el 18 de marzo de 2014 ante la División de
Investigaciones Penales del Comando Regional N° 2 en la ciudad de Valencia del Estado Carabobo.

Por otra parte, aducen que su mandante teme que su cónyuge aleje a sus hijos de él, pues, ‘…
recientemente …interpuso una denuncia por Violencia de género en mi contra y hube (sic) de firmar
en forma coactiva una caución de no acercamiento ni a ella a ninguno de los miembros de su grupo
familiar, todo esto enmarcado en una clara estrategia de evitar que yo me acerque a buscar contacto
con mis hijos, es por ello que desde hace tres (03) semanas que mis hijos se encuentran en el país, me
ha sido imposible el poder verlos y constantemente recibo amenazas de que si intento verlos, me
denunciará ante la policía…’. (Sic).
Afirman que los hechos expuestos han impactado emocionalmente a su representado.
En razón de lo indicado, solicitan de acuerdo a lo previsto en los artículos 351, 360, 386 y 466 de la
Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente el decreto de una medida de prohibición de
salida del país de los hijos de su mandante.
Asimismo, piden sea decretada medida innominada de prohibición de otorgamiento de carta agraria,
en virtud del riesgo manifiesto de que la ciudadana Aurora Haya Aja continúe realizando actos de
control y fraude en las empresas antes identificadas.
Solicitan los apoderados judiciales del ciudadano Jaime José Gaya Araujo, ‘…se fije lo antes posible
un Régimen de Convivencia Familiar Provisional…’, con el objeto de retomar la sana y habitual
convivencia con sus hijos.
También piden:
1) La disolución del vínculo matrimonial.
2) Se oficie al Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), a los fines
de que remita los movimientos migratorios de los hijos y cónyuge de su representado.
3) El decreto de una medida de prohibición de salida del país de los hijos, de su poderdante así como
también la retención de sus pasaportes y la notificación de la Dirección de Migración y Fronteras del
Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia, a los fines de informarle sobre la medida.
4) Se fije el régimen de convivencia familiar.

5) Se fije a cada cónyuge la cantidad de Seis Mil Bolívares (Bs. 6.000,00) por concepto de obligación
de manutención y se excluya de dicho monto lo relativo a medicinas, gastos médicos, y pólizas de
salud, los cuales propone sean asumidos por cada cónyuge en un cincuenta por ciento (50%).
6) Se decrete medida preventiva innominada de prohibición de otorgamiento de Carta Agraria de
Adjudicación por el INTI o por cualquier autoridad y, en consecuencia, se oficie al Instituto Nacional
de Tierras seccional Aragua, para que prohíba el otorgamiento de la Carta Agraria a favor de la
ciudadana Aurora Haya Aja o de cualquier tercero, sobre la parcela de terreno donde funciona la
granja ‘La Alameda’, la cual es propiedad de ambos cónyuges.
Por sentencia del 8 de agosto de 2014 el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado
Aragua, con sede en Maracay, a quien correspondió el conocimiento del asunto previa distribución,
declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano respecto al Juez extranjero para
conocer el caso de autos, por cuanto el divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el derecho
del domicilio del cónyuge demandante, conforme a lo previsto en el artículo 23 de la Ley de Derecho
Internacional Privado, el cual se encuentra fuera de la República Bolivariana de Venezuela.
En fecha 12 de agosto de 2014 los abogados Rito Prado Rendón y Humberto Elías Vivas, actuando
con el carácter de apoderados judiciales del ciudadano Jaime José Gaya Araujo, ejercieron contra la
aludida sentencia el recurso de regulación de jurisdicción, por cuanto la solicitud de divorcio, así
como la Responsabilidad de Custodia corresponde a los Tribunales venezolanos, por encontrarse en
la República Bolivariana de Venezuela tanto el domicilio del ciudadano Jaime José Gaya Araujo,
como el domicilio conyugal.
Denuncian los apoderados del demandante que ‘…en forma sorpresiva el Juez de la causa ABOGADO
JUAN PABLO SERRANO, sin requerimiento de parte y sin efectuar de forma objetiva un análisis
sobre la relación de los hechos expuestos en el libelo de demanda, haciendo caso omiso tanto a la
nacionalidad de todas las partes involucradas que es Venezolana (cónyuges y niños), así como
también de que los cónyuges contrajeron nupcias en nuestro país, pero sobre todas esas premisas esta
(sic) la de atender al interés del niño o niños en el presente caso ya que mi representado tiene Dos (2)
hijos con su actual cónyuge que no ha podido ver por hechos atribuibles a su cónyuge y finalmente el
de que sin lugar a dudas el de que el domicilio ya la residencia habitual de mi representado ha sido
siempre la ciudad de Turmero, Estado Aragua, a pesar de que de forma temporal ha pasado períodos
en los Estados Unidos de Norte-América para estar pendiente de sus hijos, quienes se encuentra (sic)
estudiando en ese país, pero siempre teniendo que ausentarse en repetidas ocasiones para atender sus
negocios y su trabajo en Venezuela, que constituyen la fuente principal de sus ingresos…’ (sic)
declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano frente al Juez extranjero.
Finalmente, solicitaron se declare con lugar el recurso de regulación de jurisdicción y, en
consecuencia, se declare la jurisdicción del Juez venezolano para conocer y decidir la demanda”.

Por notoriedad judicial, tiene conocimiento esta Sala que antecedió a la decisión objeto de revisión un
pronunciamiento judicial dictado el 8 de agosto de 2014, por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Maracay, mediante el cual se declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano respecto al Juez extranjero para
conocer el caso de autos, con fundamento en que “… el divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el derecho del
domicilio del cónyuge demandante, conforme a lo previsto en el artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, el
cual se encuentra fuera de la República Bolivariana de Venezuela…”.
En tal sentido, una vez que se produjo la anterior decisión, la representación judicial de la parte demandante
ejerció recurso de regulación de jurisdicción contra la misma, argumentando que tanto la solicitud de divorcio como la
responsabilidad de custodia corresponde a los tribunales venezolanos, por encontrarse en la República Bolivariana de
Venezuela el domicilio del demandante y el domicilio conyugal.
Así, denunció la representación judicial de la parte demandante que “… en forma sorpresiva el Juez de la
causa ABOGADO JUAN PABLO SERRANO, sin requerimiento de parte y sin efectuar de forma objetiva un análisis sobre la
relación de los hechos expuestos en el libelo de demanda, haciendo caso omiso tanto a la nacionalidad de todas las partes
involucradas que es Venezolana (cónyuges y niños), así como también de que los cónyuges contrajeron nupcias en nuestro
país, pero sobre todas esas premisas está la de atender al interés del niño o niños en el presente caso ya que mi
representado tiene dos (2) hijos con su actual cónyuge que no ha podido ver por hechos atribuibles a su cónyuge y
finalmente el de que sin lugar a dudas el de que el domicilio ya la residencia habitual de mi representado ha sido siempre la
ciudad de Turmero, Estado Aragua, a pesar de que de forma temporal ha pasado períodos en los Estados Unidos de Norte-
América para estar pendiente de sus hijos, quienes se encuentran estudiando en ese país, pero siempre teniendo que
ausentarse en repetidas ocasiones para atender sus negocios y su trabajo en Venezuela, que constituyen la fuente principal
de sus ingresos declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano frente al Juez extranjero”.
Luego, correspondió el conocimiento del recurso de regulación de jurisdicción en comentario a la Sala
Político Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia, la cual declaró con lugar dicho recurso, y, en consecuencia,
estableció que el Poder Judicial Venezolano tiene jurisdicción para conocer y decidir la demanda de divorcio interpuesta, y,
revocó la sentencia dictada el 8 de agosto de 2014 por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación
de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua.
En tal sentido, aprecia esta Sala que el artículo 1° de la Ley de Derecho Internacional Privado establece la
jerarquía de las fuentes en materia de Derecho Internacional Privado para aplicar “los supuestos de hecho relacionados con
los ordenamientos jurídicos extranjeros…”. A tal efecto indica, 1) “…Se regularan por las normas de Derecho Internacional
Público sobre la materia, en particular, los tratados internacionales vigentes con nuestro país; 2) Las normas de Derecho
Internacional Privado; 3) La analogía y, 4) Los principios generales de Derecho Internacional Privado generalmente
aceptados”.

Así, al haberse suscitado la regulación de jurisdicción en un asunto sobre estado civil, en el cual figuran en
conflicto el ordenamiento jurídico de los Estados Unidos de América y el venezolano, es preciso advertir que entre ambos
países, en esta materia, no existe tratado internacional vigente, por lo que en atención a las fuentes se debe acudir a lo
dispuesto en la Ley de Derecho Internacional Privado.
En el juicio originario se demandó el divorcio, en tal sentido, se tiene que el artículo 42 de la Ley de Derecho
Internacional Privado, establece los criterios atributivos de jurisdicción en materia de relaciones familiares y el estado civil,
al expresar:
“…Los tribunales venezolanos tendrán jurisdicción para conocer de los juicios originados por el
ejercicio de acciones sobre estado de las personas o las relaciones familiares:
1. Cuando el Derecho venezolano sea competente, de acuerdo con las disposiciones de esta Ley,
para regir el fondo del litigio;
2. Cuando las partes se sometan expresa o tácitamente a su jurisdicción, siempre que la causa
tenga una vinculación efectiva con el territorio de la República…”.
La norma transcrita establece en cada uno de sus ordinales un criterio atributivo de jurisdicción, los cuales
son alternativos, es decir, no dependientes el uno del otro, por ende, basta que uno de ellos se cumpla para que el tribunal
extranjero tenga jurisdicción en el asunto en el cual se planteó. El primer criterio que se establece es el del paralelismo y el
segundo el de la sumisión tácita.
El paralelismo dispone que el tribunal que tiene jurisdicción para conocer del asunto es el del Estado cuyo
derecho resulte aplicable al fondo de la controversia, lo cual en materia de divorcio se determina mediante el
domicilio del demandante, de conformidad con lo pautado en los artículos 15 y 23 de la Ley de Derecho Internacional
Privado, siendo dicho factor de conexión un medio para determinar tanto el derecho aplicable como un criterio para fijar la
jurisdicción.

El artículo 15 eiusdem, expresa:

“…Las disposiciones de este capítulo se aplican siempre que esta Ley se refiera al domicilio de
una persona física y, en general, cuando el domicilio constituye un medio de determinar el
Derecho aplicable o la jurisdicción de los tribunales…”(Negrillas y subrayado de la Sala).

Ahora bien, el artículo 11 de la Ley de Derecho Internacional Privado establece que el domicilio de “…una
persona física se encuentra en el territorio del Estado donde tiene su residencia habitual…”.
De acuerdo con la norma transcrita, el domicilio de las personas físicas es su residencia habitual, noción que
no guarda relación alguna con el concepto de domicilio establecido en el artículo 27 del Código Civil, que se refiere al lugar
donde la persona tiene el asiento principal de sus negocios e intereses, y con el cual se determina, en derecho internacional
privado, el domicilio de las personas jurídicas.

Así, en el Derecho Internacional Privado el factor de conexión personal del domicilio a los fines de
determinar la jurisdicción, es entendido como la residencia habitual de la persona física ex artículo 11 de la Ley de Derecho
Internacional Privado.
El domicilio como criterio atributivo de jurisdicción en materia de divorcio y separación de cuerpos, está
condicionado a un elemento temporal que es el transcurso del lapso de un año desde el último cambio de domicilio para que
este produzca efectos, lo cual fue clara y expresamente establecido por el Legislador con la finalidad de impedir que los
cónyuges incurrieran en fraude al cambiar de domicilio para determinar, a su conveniencia, el derecho aplicable a la
situación planteada.
El artículo 23 señala: El divorcio y la separación de cuerpos se rigen por el Derecho del
domicilio del cónyuge que intenta la demanda.
El cambio de domicilio del cónyuge demandante sólo produce efecto después de un año de
haber ingresado en el territorio de un Estado con el propósito de fijar en él la residencia
habitual…” (Negrillas y subrayado de la Sala).
De lo anterior, puede colegirse que el cambio de domicilio surte efectos para atribuirle jurisdicción a un
tribunal extranjero cuando la residencia habitual del cónyuge accionante fue establecida en dicho país después de cumplido
un año desde que ocurrió el cambio.
Siendo ello así, en el caso concreto se constata que el propio demandante en su libelo afirmó que:
“Manifiestan que una vez casados, su mandante y su cónyuge fijaron su último domicilio conyugal en
la ciudad de Maracay, Estado Aragua, específicamente en la Parcela N° 1, Sector Guayabita, Parroquia
Pedro Arévalo, vía Polvorín, Municipio Santiago Mariño, Turmero.
Señalan que los cónyuges prosiguieron con sus planes a futuro, siempre teniendo como prioridad la
crianza, seguridad y educación de sus hijos, razón por la cual decidieron ‘…hace dos (02) años que lo
mejor para ellos era que siguieran sus estudios en los Estados Unidos de Norte América, por lo que
nos establecimos juntos de forma temporal en la zona del Doral, Estado de la Florida y mi cónyuge y
mi persona veníamos frecuentemente al país por razones de trabajo, hasta el día 12 de marzo de 2014
que por motivo de nuestra crisis conyugal, decidí regresarme nuevamente a mi país de forma
permanente…”.
De la afirmación anterior, se extrae que el demandante cambió su domicilio de Estados Unidos a la República
Bolivariana de Venezuela a partir del 12 de marzo de 2014, por lo que, para el momento de interposición de la demanda –9
de julio de 2014- no llenaba la exigencia del artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado, esto es, no había
cumplido un año luego del cambio de domicilio, para considerar el territorio venezolano como su residencia habitual. Y así
se establece.
Al hilo de lo anterior, esta Sala estableció, mediante sentencia n.° 1570 del 20 de octubre de 2011 (decisión
previa al fallo objeto de la presente solicitud de revisión), que en materia de divorcio “la ley aplicable es la del Estado en el
que el cónyuge demandante hubiese establecido su domicilio, entendiéndose por éste, de conformidad con el artículo 11 de
la mencionada Ley, el lugar donde tiene su residencia habitual, la cual se determina por el transcurso de un (1) año
después de haber ingresado al territorio nacional”.
En razón de lo cual, se tiene que la decisión objeto de la presente solicitud, al no analizar, en el caso concreto,
esa situación fáctica y jurídica del domicilio como factor de conexión personal, de conformidad con lo dispuesto en el
referido artículo 23 de la Ley de Derecho Internacional Privado y con la jurisprudencia de esta Sala, inobservó los principios
constitucionales de seguridad jurídica, confianza legítima, debido proceso y tutela judicial efectiva (vid. arts. 26 y 49
Constitucional), junto a los correlativos derechos fundamentales vinculados a esos axiomas cardinales del derecho que, a su
vez, se relacionan con el postulado constitucional previsto en el artículo 257 constitucional, según el cual:
“Artículo 257. El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia
(…)”.
Ahora bien, el artículo 35 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia dispone:
“Artículo 35. Cuando ejerza la revisión de sentencias definitivamente firmes, la Sala Constitucional
determinará los efectos inmediatos de su decisión y podrá reenviar la controversia a la Sala o tribunal
respectivo o conocer la causa, siempre que el motivo que haya generado la revisión constitucional sea de
mero derecho y no suponga una nueva actividad probatoria; o que la Sala pondere que el reenvío pueda
significar una dilación inútil o indebida, cuando se trate de un vicio que pueda subsanarse con la sola
decisión que sea dictada”.
En el presente caso, al tratarse lo resuelto de un punto de mero derecho, se estima innecesario el reenvío a los
fines de que se dicte nueva decisión, en consecuencia, se determina la firmeza de la sentencia pronunciada el 8 de agosto de
2014, por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en Maracay, que declaró la falta de jurisdicción del
Poder Judicial venezolano respecto al juez extranjero para conocer la demanda de divorcio incoada por el ciudadano Jaime
José Gaya contra la ciudadana Aurora Haya Aja. Así se decide.
Por las anteriores consideraciones, la presente solicitud de revisión debe ser declarada ha lugar y la sentencia
objeto de revisión deberá ser anulada. Y así se decide.

V
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando
justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la ley, declara:

Primero: Que es COMPETENTE para conocer de lasolicitud de revisión constitucional respecto de la


decisión n.° 01670 dictada el 9 de diciembre de 2014 y publicada el 10 del mismo mes y año por la Sala Político
Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia, que declaró: (i) con lugar el recurso de regulación de jurisdicción
ejercido el 12 de agosto de 2014, por la representación judicial de la parte demandante; (ii) que el poder judicial venezolano
tiene jurisdicción para conocer y decidir la demanda de divorcio, incoada por el ciudadano Jaime José Gaya Araujo contra la
ciudadana Aurora Haya Aja; y (iii) revocó la sentencia dictada por el Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Maracay, el 8 de agosto de 2014.

Segundo: HA LUGAR la mencionada solicitud de revisión constitucional.

Tercero: NULA la sentencia objeto de revisión.

Cuarto: FIRME la decisión pronunciada el 8 de agosto de 2014, por el Juzgado Octavo de Primera Instancia
de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado
Aragua, con sede en Maracay, que declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano respecto al Juez extranjero
para conocer el caso de autos, en el juicio de divorcio incoado por el ciudadano Jaime José Gaya contra la ciudadana Aurora
Haya Aja.

Quinto: ORDENA a la Secretaría de la Sala, remita copia certificada del presente fallo a la Sala Político
Administrativa de este Tribunal Supremo de Justicia y al Juzgado Octavo de Primera Instancia de Mediación y
Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en
Maracay.

Publíquese y regístrese. Archívese el expediente.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
en Caracas, a los 10 días del mes de marzo de dos mil quince (2015). Años: 204º de la Independencia y 156º de la
Federación.

La Presidenta,

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO


Ponente
El Vicepresidente,

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

Los Magistrados,

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ


…/
…/

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN


CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER


…/
…/

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

GMGA.
Expediente n.° 14-1338.

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