La estrategia guyanesa sobre la disputa territorial ha sido muy asertiva y le ha
permitido alcanzar objetivos claves: mantener el control territorial, dilatar la negociación con Venezuela, dar comienzo al proceso judicial para resolver la controversia y ejercer control sobre el mar proyectado de la zona en disputa.
Esta situación le ha permito aprovechar los recursos económicos de la zona en
disputa. De esta forma, el descubrimiento de nuevos yacimientos petrolíferos de alta calidad a mediados de 2015 por parte de la compañía estadounidense ExxonMobil, ubican a Guyana, sin lugar a duda, ante las puertas de un potencial económico, lo que ha comenzado a generar los primeros ingresos para Guyana vía regalías desde finales de 2019.
En este sentido, se considera que la resolución del conflicto se seguirá
postergando hasta que se alcance una mayor estabilidad política en ambos países.
No obstante, bajo el escenario que se avance en la resolución judicialmente, se
toma en cuenta que hay altas posibilidades que Venezuela pierda la oportunidad de recuperar, completa o parcialmente, la soberanía sobre el territorio mientras que no se reconozca los resultados.
Esta situación de desventaja se debe a que Guyana ha administrado el territorio
durante más de 100 años y este representa dos tercios de su espacio geográfico. Por otra parte, se estima que el gobierno de Venezuela será más enfático en defender la soberanía sobre el mar en conflicto que sobre la recuperación del territorio en cuestión, debido a que prima un interés geoestratégico de garantizar su única salida al océano Atlántico.
Dicho interés se ha demostrado con acciones más contundentes, como la
intercepción de buques exploratorios en los años 2013 y 2018 en esta zona marítima