Al salir de la casa del poeta Lezid, Beremiz y el bagdadí se consiguen
con unos niños que estaban jugando a saltar la cuerda, el hombre que calculaba se mostró impresionado ante la figura que hacia la cuerda, era una “curva”. Uno de los niños que estaba jugando se llamaba Harim, este era uno de los 3 hermanos que sostuvieron la disputa en el desierto por la herencia de los 35 camellos y que Beremiz ayudó a solucionar, Harim lo lleva con uno de sus hermanos, de nombre Hamed y le plantea el siguiente problema:
Harim tenía 30 melones y los colocó en el mercado para la venta en 3
melones por 1 dinario, y Hamed también tenía 30 melones pero los colocó en el mercado para la venta en 2 melones por 1 dinario. Ambos hermanos dejaron la mercancía con el mismo vendedor, solo que si este vendedor comenzaba a vender los de Harim debía de vender los de Hamed igual, por lo que el mercader prefirió vender 5 melones por 2 dinares y al finalizar la venta tendría 25 dinares.
Harim recibiría 10 dinares y Hamed debía recibir 15 dinares, pero el
mercader solo gano con la venta 24 dinares; y éste no sabía explicar por qué faltaba 1 dinario. El hombre que calculaba explico de manera sencilla que los melones de Harim se acabaron primero que los de Hamed sin embargo, él continuo vendiéndolos de la misma manera y precio y fue ahí en donde se inició la perdida. Al oír esta explicación los 3 hombres quedaron impresionados con la respuesta de Beremiz.