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Es curioso entender cómo el nuevo lenguaje renacentista y el pensamiento humanista se va

introduciendo en cada uno de los distintos países europeos. En Inglaterra se introdujo en el siglo XVI, en
la época de los Tudor, de una forma lenta. A través de la contratación de artistas italianos o artistas
nórdicos se va introducir el nuevo lenguaje. Estos son algunos ejemplos de la introducción del arte
renacentista en Inglaterra.

Al analizar el mundo cultural en la España del siglo XVI, debemos partir de un hecho esencial: la inmensa
mayoría de la población española era analfabeta. La cultura escrita era monopolio de una minoría culta,
formada por clérigos y nobles o burgueses cultivados. No obstante, la cultura popular oral estaba muy
influenciada por la cultura erudita, muy especialmente a través del clero.

La mayoría de la población no podía acceder a la cultura escrita por una sencilla razón: desde muy tierna
infancia los niños de los campesinos o las clases populares urbanas debían colaborar en su manutención.
No había tiempo para ninguna formación. Las instituciones que se crearon con ese objetivo solo
afectaron a las clases medias y altas y, sólo en muy raros casos, a las clases menesterosas.

Las universidades, entre las que seguía destacando Salamanca, se desarrollaron aunque siguieron
enfocadas hacia la teología o las humanidades, dejando relativamente de lado los estudios científicos.
No obstante, instituciones como la Academia de Matemáticas, creada a instancias de Felipe II, o al Casa
de Contratación, con una cátedra de Cosmografía, se preocuparon por la difusión de las ciencias en
nuestro país.

En lo referente a las mentalidades, España vivió en este siglo el paso de una cultura humanista,
influenciada por gentes como Erasmo de Rotterdam, que defendía una cierta tolerancia, a una cultura
intolerante y represiva que tendrá su mayor concreción en el ideario del Concilio de Trento y en la labor
de la Inquisición.

La creación literaria estuvo fuertemente sujeta a la censura religiosa. La Inquisición se encargó de la


represión y en 1559 el inquisidor general Valdés publicó el “Índice de libros prohibidos”. Prohibiendo
muchas obras clave del siglo.
Pese a ello, la se vio poco afectada y la cultura española vivió una verdadera época de apogeo. Un
género típicamente hispano como la picaresca alcanzó su culmen con obras como El Lazarillo de Tormes,
el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Aunque El Quijote fue publicado a principios de la siguiente
centuria, Miguel de Cervantes inició su labor literaria en el siglo XVI.

Con respecto al arte, el Renacimiento español tiene una evolución muy compleja. Durante el siglo XV y
principios del XVI se aprecia una continuidad de las formas góticas en las que se van intercalando
elementos renacentistas italianos. Este primer Renacimiento es el que se suele denominar estilo
plateresco por su minuciosa y rica decoración que recuerda el trabajo de los orfebres y plateros.

A partir del primer tercio del siglo XVI se produce una transformación notable con el triunfo definitivo de
las corrientes renacentistas, cuya mejor muestra es el Palacio de Carlos I construido dentro de la
Alhambra de Granada.

A partir de mediados del siglo XVI se comienzan a apreciar influencias manieristas. El Greco es el gran
ejemplo.

Algunas obras representativas son las siguientes:

Fachada de la Universidad de Salamanca.

Construida hacia 1529. Fachada-retablo con formas decorativas góticas enmarcada con elementos
arquitectónicos renacentistas. Típico ejemplo del llamado arte plateresco, así denominado por su
recargamiento decorativo que recuerda al trabajo de los plateros.

Patio del Palacio de Carlos V.

Iniciado por Pedro Machuca en 1527 en la Alhambra de Granada. Este palacio es la muestra del más
puro estilo renacentista. Sorprende por el juego de las dos formas geométricas ideales de la arquitectura
renacentista: el cuadrado (la planta) y el círculo (el patio interior) en los que se alternan los órdenes
clásicos.
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Realizado por Juan de Herrera. En las proximidades de Madrid. Felipe II mandó construir este enorme
conjunto arquitectónico, palacio, panteón, iglesia y monasterio de 206 metros de fachada y 161 de
fondo, culminación del renacimiento español. Edificado entre 1563 y 1584. De una fría simetría clasicista
y fachada austera, su estilo se conoce también como Escurialense o Herreriano.

La Virgen con el Niño.

Óleo sobre lienzo realizado por Luis de Morales, el Divino, en 1568. Museo del Prado (Madrid).

Entierro del Conde de Orgaz.

Realizado por El Greco entre 1586-1588. Se halla en la Iglesia de Santo Tomé en Toledo. Domenico
Teotocópoulos fue conocido como El Greco o El Griego por su origen cretense.

La Inquisición

Es una institución judicial creada por el pontificado en la Edad Media, con la misión de localizar, procesar
y sentenciar a las personas culpables de herejía (ideas religiosas diversas de las del dogma oficial de la
Iglesia, en este caso, Católica)

El Papa Sixto IV expidió una bula en 1478 que autorizando a los Reyes Católicos nombrar inquisidores y
renovarlos a perpetuidad. El objetivo era combatir las prácticas judaizantes de los judeoconversos
españoles. La Inquisición Española tenía importantes diferencias respecto a la Inquisición Pontificia. En
España, los inquisidores los nombraba la Corona y sus decisiones no se podían apelar a Roma.
La expulsión de los judíos de España en 1492 fue el mayor ejemplo de la brutal política antisemita
emprendida por la Inquisición española. Se calcula que 40.000 judíos abandonaron la península. Una
cantidad similar optó por quedarse en España y convertirse. Estos engrosaron el grupo de conversos que
fueron el objetivo predilecto de la Inquisición.

La represión inquisitorial también se cebó con los pocos protestantes de los reinos hispánicos. Los
principales procesos contra grupos luteranos propiamente dichos tuvieron lugar entre 1558 y 1562, a
comienzos del reinado de Felipe II, contra dos comunidades protestantes de las ciudades de Valladolid y
Sevilla. Estos procesos significaron una notable intensificación de las actividades inquisitoriales. Se
celebraron varios autos de fe multitudinarios, algunos de ellos presididos por miembros de la realeza, en
los que fueron ejecutadas alrededor de un centenar de personas.

Los procedimientos de investigación de la Inquisición fueron brutales y la convirtieron en una institución


muy temida. El uso de la tortura fue común, obteniendo de esa forma todo tipo de confesiones de los
acusados.

Cuando había una cierta cantidad de condenados por la Inquisición, se celebraban los llamados "Autos
de Fe". Eran ceremonias que duraban un día entero, desde la mañana hasta la noche, con gran pompa y
boato. Comenzaban con una procesión de las autoridades civiles y eclesiásticas y finalmente los
condenados, vestidos con ropas

infamantes llamadas sambenitos. Se leían las condenas, y aquellos destinados a la pena

de muerte, eran remitidos al poder civil, quien se encargaba de la ejecución en la hoguera en presencia
de todo el pueblo.

La revolución científica es un concepto usado para explicar el surgimiento de la ciencia durante la Edad
moderna temprana, asociada principalmente con los siglos XVI y XVII, en que nuevas ideas y
conocimientos en física, astronomía, biología (incluyendo anatomía humana) y química transformaron
las visiones antiguas y medievales sobre la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia clásica.[1][2][3]
[4][5][6][7] De acuerdo a la mayoría de versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia el
final de la época del Renacimiento y continuó a través del siglo XVIII, influyendo en el movimiento social
intelectual conocido como la Ilustración. Si bien sus fechas son discutidas, por lo general se cita a la
publicación en 1543 de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes) de
Nicolás Copérnico como el comienzo de la revolución científica.
Una primera fase de la revolución científica, enfocada a la recuperación del conocimiento de los
antiguos, puede describirse como el Renacimiento Científico y se considera que culminó en 1632 con la
publicación del ensayo de Galileo; Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. La finalización
de la revolución científica se atribuye a la "gran síntesis" de 1687 de Principia de Isaac Newton, que
formuló las leyes de movimiento y de la gravitación universal y completó la síntesis de una nueva
cosmología.[8] A finales del siglo XVIII, la revolución científica había dado paso a la "Era de la Reflexión".
[cita requerida]

El concepto de revolución científica que tuvo lugar durante un período prolongado surgió en el siglo
XVIII con la obra de Jean Sylvain Bailly, que vio un proceso en dos etapas de quitar lo viejo y establecer
lo nuevo.[9]

El filósofo e historiador Alexandre Koyré acuñó el término revolución científica en 1939 para describir
esta época.[10] un concepto usado para explicar el surgimiento de la ciencia durante la Edad moderna
temprana, asociada principalmente con los siglos XVI y XVII, en que nuevas ideas y conocimientos en
física, astronomía, biología (incluyendo anatomía humana) y química transformaron las visiones antiguas
y medievales sobre la naturaleza y sentaron las bases de la ciencia clásica.[1][2][3][4][5][6][7] De
acuerdo a la mayoría de versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia el final de la época
del Renacimiento y continuó a través del siglo XVIII, influyendo en el movimiento social intelectual
conocido como la Ilustración. Si bien sus fechas son discutidas, por lo general se cita a la publicación en
1543 de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes) de Nicolás
Copérnico como el comienzo de la revolución científica.

Una primera fase de la revolución científica, enfocada a la recuperación del conocimiento de los
antiguos, puede describirse como el Renacimiento Científico y se considera que culminó en 1632 con la
publicación del ensayo de Galileo; Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. La finalización
de la revolución científica se atribuye a la "gran síntesis" de 1687 de Principia de Isaac Newton, que
formuló las leyes de movimiento y de la gravitación universal y completó la síntesis de una nueva
cosmología.[8] A finales del siglo XVIII, la revolución científica había dado paso a la "Era de la Reflexión".
[cita requerida]

El concepto de revolución científica que tuvo lugar durante un período prolongado surgió en el siglo
XVIII con la obra de Jean Sylvain Bailly, que vio un proceso en dos etapas de quitar lo viejo y establecer
lo nuevo.[9]
El filósofo e historiador Alexandre Koyré acuñó el término revolución científica en 1939 para describir
esta época.[10]

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