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edificaciones que cuentan con diez plantas o más, o que tienen una
altura mayor o igual a 30 metros. Aunque no solamente se define por
su altura, sino también por sus proporciones. Es muy importante tener
en cuenta los desplazamientos laterales, ya que su importancia
aumenta proporcionalmente a la altura del edificio, porque las
deformaciones excesivas provocan desalineamiento en los
ascensores; las causas principales de estos sucesos son las cargas
sísmicas y de viento. Para que la estructura del edificio tenga una
capacidad de resistencia considerable se usa la combinación de
diversos materiales como son: acero y hormigón armado, pretensado y
prefabricado.
En cuanto a las cargas gravitatorias, su importancia influye más en las
estructuras de hormigón que en las de acero, debido a que el peso de
la estructura de hormigón ayuda a resistir los efectos del vuelvo debido
al viento. Las estructuras en altura se clasifican en dos categorías:
estructuras interiores y exteriores. Las estructuras interiores son las
encargadas de resistir las cargas laterales mediante elementos de
arriostramiento en el interior de la estructura que actúan como un tubo
estructural; por otro lado las estructuras exteriores resisten las cargas
laterales a través de elementos de arriostramiento situados a lo largo
del perímetro de la estructura. Los pórticos rígidos son sistemas
estructurales construidos en acero y hormigón, su entramado
estructural representa una ménsula vertical empotrada en el terreno.
Por consiguiente, las estructuras tabulares utilizan el perímetro del
edificio para resistir las cargas laterales, el cual consta en una viga en
forma de tubo que forma una ménsula empotrada en el terreno. Las
estructuras de haz de tubos consisten en un conjunto de tubos
individuales unidos entre sí para que juntos tengan la función de una
sola unidad, lo que aumenta la rigidez y reduce el balanceo de las
plantas superiores de la estructura.
Existen tres tipos de sistemas de amortiguación, las cuales son la
activa, pasiva y aerodinámica. Los sistemas de amortiguación que
necesitan energía para hacer funcionar motores, sensores y controles
informatizados se conocen como sistemas activos, y aquellos que no,
sistemas pasivos. La amortiguación aerodinámica se refiere a la
manera en la cual los edificios pueden adoptar una forma que afecte a
los flujos de aire en torno suyo, modificando las presiones sobre sus
superficies y mitigando el movimiento de la estructura.